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CÓDIGO DE HAMMURABI1

Hammurabi fue rey de Babilonia de 1766 a 1749 a.C. consagrándose como


líder militar y también por su actuación en la Justicia, con la elaboración del
código que lleva su nombre. El texto fue conservado casi en su totalidad, está
grabado en una estela de diorita negra descubierta en Susa en 1901 d.C. y
actualmente en París, en el Museo del Louvre. La inscripción cuenta con 51
columnas escritas con señales cuneiformes de la época babilónica antigua.

Este Código no es el cuerpo legal más remoto de Oriente Antiguo. Mucho antes del
mismo, Urukagina de Lagaš, en el tercer milenio antes de la era cristiana, ya había
establecido algunas leyes y preceptos. Del mismo modo son más antiguos otros
intentos menores de legislar en lengua sumeriana y acadiana, entre los siglos XVIII
y XIX a.C.

Con 282 artículos contiene varios tipos de leyes: para delitos practicados durante
un proceso judicial, que regulan el derecho de propiedad, derecho de familias y
herencias, lesiones corporales, derecho de obligación en las clases especiales:
médicos, veterinarios, barberos, barqueros y leyes adicionales sobre esclavos.

El Estado era totalitario, autoritario, centralizado en el soberano que era el rey,


máxima figura jurídica, militar y teocéntrica. Casi siempre perteneciente a la elite

1
EL CÓDIGO de Hammurabi. Introducción, traducción (del original cuneiforme) y comentarios de
E. Bouzon. Editora Vozes, Petrópolis, 1980.
militar, se consideró, siempre, como un “convocado” por la divinidad para gobernar
al país.

Es desconocido cualquier derecho contra el Estado, o sea, las acciones del mismo
eran incontestables, aun así se nota la existencia de una suerte de “Corte Suprema”
que resolvía los casos en últimas instancias, pero, aun así, el poder de decisión del
Soberano prevalecía.

Hammurabi declara: “Yo soy el primero de los reyes, aquél que subyugó las
regiones del Éufrates bajo las órdenes de Dagan (dios semita) su creador (…),
Yo soy el príncipe piadoso, que alegra el rostro de Tispak (dios de la ciudad)”.

Se aprecia aquí una preocupación de este rey en unificar la región y no apenas


subyugarla o destruirla. El Estado era compuesto en su cúpula por militares, pues
Babilonia era una sociedad Militar. Además de la fuerza coercitiva del ejército, la
justificativa religiosa también está presente en las relaciones del poder Estatal. La
función de los jueces era ejercida por los Sacerdotes, reunidos más tarde en
templos religiosos. De acuerdo a lo dicho en el artículo 5°, no era dado a estos
jueces el derecho de errar en sus decisiones, caso quedasen probados sus
equívocos serían alejados del poder judicial.

Esta desigualdad de la ley no es carácter exclusivo del Estado, la división social de


las castas eran puntos importantísimos para la aplicación de estas leyes. Con la
sociedad militarizada, la disciplina y la postura moral eran extremadamente
inflexibles. El código dividía a la población en tres clases:

1. Patricios o Aristócratas: Bā’irum o Redûm, títulos de militares de elite.


2. Burgueses o Ciudadanos comunes: Awïlum, hombre libre, plenos poderes de
derecho, con algunos bienes a considerar, también en esta categoría
aparecen los estratos medios más bajos, llamadas de Muškênum.
3. Siervos o esclavos: prisioneros y capturas de guerra, sin derecho a
ciudadanía.
4. Las penalidades eran aplicadas de acuerdo al nivel social de la víctima, pero
también en algunos casos, en conformidad a la clase del ofensor. La muerte
o mutilación de un patricio era una ofensa mucho mayor que la de un crimen
cometido contra un Awïlum o un esclavo. Sin embargo, por otro lado, siendo
un patricio el ofensor, era punido más severamente que un hombre de posición
inferior por el mismo crimen. El origen de esta curiosa ley, se basa
probablemente en las consideraciones de disciplina militar, o sea, una vez
siendo los patricios, oficiales del ejército, consecuentemente, los primeros
defensores del Estado, no era admisible que diese libre curso a sus pasiones
o se abandonasen en una conducta disoluta.
También son importantes la influencia religiosa y la teología sobre el texto de las
leyes, verificables en algunos artículos del Código:

Art. 40 “Si un Awïlum robó bienes de un dios o de un palacio: ese Awïlum será
muerto; además aquél que tomó de su mano el objeto robado, será muerto”.

Art. 48 “Si un Awïlum tiene sobre sí una deuda y Adad (dios de las lluvias y las
inundaciones) inundó su campo él no dará grano a su prestamista y no pagará
intereses en aquel año”.

Art. 60 “Si un Awïlum robó un buey o una oveja: si es de un dios o de un palacio,


deberá pagar hasta treinta veces más; si es de un Muškênum (pequeño propietario,
barquero, etc.) restituirá hasta diez veces más. Si el ladrón no tiene con que
devolver, será muerto”.

Art. 152 “Si después que la mujer entró en la casa de un Awïlum, sobrevino al
matrimonio una deuda: ambos deberán pagarle al mercador”.

Art. 153 “Si la esposa de un Awïlum, por causa de otro hombre, mandó matar a su
marido: esa mujer será empalada”.

Art. 157 “Si un Awïlum, después de la muerte de su padre, durmió en el seno de su


madre: ellos serán quemados”.

Art. 182 “Si un padre no dio a su hija, dote del dios Marduk de Babel (dios de la
ciudad y disfruta de varios privilegios legales), después que el padre muera un tercio
de esta herencia será dote de Marduk”.

Art. 185 “Si un Awïlum adoptó un niño desde su nacimiento y lo educó: ese niño
adoptado no podrá ser reclamado”.
Art. 200 “Si un Awïlum arrancó el diente de otro Awïlum igual a él: le arrancarán su
diente”.

Art. 205 “Si el esclavo de un Awïlum agredió el rostro del hijo de otro Awïlum: le
cortarán su oreja”.

Art. 218 “Si un médico hizo en un Awïlum una incisión difícil con cuchillo de bronce
y causó su muerte o le destruyó un ojo: le cortarán su mano”.

En la parte superior de la Estela se ve esculpido en bajorrelieve, la imagen del rey,


en pie y en actitud reverente, con la mano levantada ante una divinidad
(probablemente el dios sol de Šamaš) que sentado en su trono le entrega al rey sus
insignias del poder real y lo encarga de establecer Justicia en el país.

Este soberano se presenta como un soberano llamado por los grandes dioses
Anum, Enlil, Šamaš y Marduk para hacer que la justicia (Mešardam) brille en el reino
y según su legislación los daños deberían ser vengados con actitudes o hechos
equivalentes:

Art. 196 “Si alguien perforó un ojo de un hombre libre, le será perforado el ojo”.

Art. 1 “Si alguien acusó a un hombre, imputándole un homicidio, pero si él no puede


probarlo, el acusador será muerto”.

Para verificación de la verdad en los casos jurídicos, el uso de testigos, pruebas


escritas y relatos ya eran realidad, otra forma era el uso de “Ordalio”, explicado en
el siguiente artículo:

Art. 2 “Si alguien acusó a un hombre imputándole actos de brujería, más si él no


puede convencerlo de eso, aquél a quien le fueron imputadas las actividades de
hechicero, irá al río; se sumergirá. Si el río lo domina, el acusador se quedará con
su casa. Si el hombre fuere purificado por el río, y si saliere sano y salvo, aquél que
le imputará actos de hechicero será muerto y aquél que se sumergió en el río se
quedará con la casa del acusador.
La Estela de Hammurabi no es un código de leyes propiamente dicho, como
los actuales, se configura más como un código de comportamiento. Se tienen
como referencia otros inclusive anteriores, sin embargo, fue esta Estela que dejó
claramente el deseo de unión, de diversos códigos extraviados en el tiempo y en las
guerras. En un sólo Derecho activo Hammurabi llega a un sistema desarrollado; es
desconocida cualquier otra obra de este tiempo relativa a la práctica de la doctrina
jurídica de estos pueblos, a no ser ésta. En el mismo se verifican castigos por
puniciones, mala praxis, adulterio, incesto, adopción, agresión, etc.

Sobre todo, en el dominio del derecho privado, principalmente los contratos fueron
el gran salto de los mesopotámicos; el préstamo a interés, el arrendamiento, las
operaciones financieras en pequeña y en gran escala desarrollaron la economía y
la técnica de contratos. Esta técnica se expandió por todo el Mediterráneo; los
romanos la heredaron y finalmente consiguieron sintetizarla, tal vez por ello todas
estas prescripciones nos parecen tan familiares.

“Para que el fuerte no oprima al débil, para hacer justicia al huérfano y a la


viuda, para proclamar el Derecho del país”.

En el prólogo de estas leyes, asimismo, encontramos un pedido de bendición para


todos los que respetasen a la Estela y la maldición de los dioses para quien intente
abolirlas. La solicitud hecha por el rey de Babilonia a sus dioses no funcionó y
tampoco las maldiciones pregonadas.

Es claro que los avances sociales de la humanidad nos posicionaron ante estatutos
más tolerantes y humanos. A nivel país podemos verificar una Constitución
desarrollada, quién sabe atemporal en ciertos conceptos, con necesidad de
actualización y corrección, pero con base jurídica sólida, fruto del trabajo pretérito
de legisladores y profesionales del Derecho.

Personalmente, en relación a este asunto quería destacar lo siguiente: actualmente


la injusticia impera y muchos en lugar de redactar y aprobar leyes se dedican a
negociar –tomala vos dámela a mí- ahora con el atenuante de saber que la cuasi
impunidad es vigente, ya sin amenazas de perder una mano bajo el rigor del Talión.

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