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Teoría de la culpabilidad

En Derecho penal, la culpabilidad es un elemento del delito, esto es, una condictio sine qua non
del mismo, fundada más que en razones éticas o utilitaristas, en la estructura lógica de la
prohibición. El concepto de culpabilidad hoy utilizado fue desarrollado por la doctrina europea
hacia finales del siglo XIX

Por lo tanto, en el derecho penal se asigna al concepto de culpabilidad una triple significación:

Culpabilidad es una categoría de la teoría del delito que nos permite reprochar la conducta de la
persona que cometió un delito y por lo tanto atribuirle esa conducta y hacerle responsable de ese
hecho.

Para ello se exige la presencia de una serie de elementos (capacidad de culpabilidad, conocimiento
de la antijuricidad, exigibilidad de la conducta) que constituyen los elementos positivos específicos
del concepto dogmático de culpabilidad.

Culpabilidad vinculado al aspecto biológico y psicológico. Es decir, para que una persona sea
considerada culpable debe ser mayor de 18 años y debe tener la capacidad de comprensión de la
realidad, por tanto, si una persona tiene enfermedades mentales o es un ebrio consuetudinario o
tiene problemas de drogadicción será considerado inimputable (es la capacidad de compresión ni
los menores de edad ni los interdictos tienen la responsabilidad penalmente), incapaz para
responder una acción u omisión que constituye delito o falta, por lo tanto, se convierten en
elementos atenuantes o eximentes del hecho.

Culpabilidad como base de aplicación para la imposición de la pena. Es decir, está vinculado y
entendido como presupuesto para imponer la pena, en este caso se trata de determinar el cómo
de la pena, su gravedad, su duración. Se asigna a la culpabilidad una función sobre todo limitadora
que impida que la pena sea impuesta por debajo o por encima de unos límites que vienen
impuestos por la idea misma de la culpabilidad.

Teoría de los riesgos

La teoría de los riesgos plantea, en el Derecho civil, la pregunta sobre la suerte de las obligaciones
de las partes cuando la cosa que es objeto del contrato se pierde a consecuencia de un caso
fortuito.

Esta teoría supone entonces que nos encontramos ante un contrato bilateral, y que al menos una
de las obligaciones de las partes consista en dar (enajenar en sentido amplio) una cosa
determinada (especie o cuerpo cierto).

De acuerdo con el Código Civil Francés el riesgo es del acreedor. Ello resulta lógico pues en el
derecho francés el perfeccionamiento de un contrato genera "efectos reales", es decir, por el sólo
contrato nacen o se constituyen no sólo derechos personales, sino que también derechos reales,
como la propiedad. Así, en el Derecho francés, el contrato de compraventa no sólo hace titular al
comprador de un derecho para exigir que se le entregue la cosa, sino que lo hace dueño. Por lo
tanto, el riesgo es siempre del dueño (res perit domino) que es al mismo tiempo acreedor (res
perit creditore)

En los ordenamientos donde el contrato no tiene eficacia real, es decir, no genera derechos reales,
sino exclusivamente derechos personales, para transferir el dominio (u otro derecho real) se
requirirá de un modo de adquirir. El modo más típico será la tradición, o entrega hecha con la
intención de transferir el dominio.

Si los contratos no tienen "eficacia real", debemos responder sobre la suerte de las obligaciones
cuando el objeto del contrato se pierde por un caso fortuito. Por una parte, la destrucción fortuita
de la cosa siempre extingue la obligación que tenía por objeto esa cosa. Por otra parte, respecto
de la obligación de la otra parte, caben dos posibilidades:

Si el riesgo es del deudor o sea, quien estaba obligado a dar la cosa que se destruyó fortuitamente,
entonces la obligación del acreedor se extingue también y si todavía no cumplía con su prestación,
nada debe hacer, y si ya la cumplió tiene derecho a ser restituido.

Definición de teoría de la culpa

Con relación a la responsabilidad en los accidentes del trabajo, se conoce con el nombre de teoría
de la culpa la doctrina que establece la responsabilidad patronal fundándose en disposiciones,
interpretadas sutilmente, de los códigos civiles. Tiene el mérito de haber constituido uno de los
primeros recursos dogmáticos y aun prácticos para amparar a los trabajadores, víctimas de los
infortunios laborales, que antaño los condenaban en tantos casos a la invalidez y a la miseria.

En efecto, con arreglo a la antigua posición civilista, el accidentado en el trabajo sólo disponía de la
lenta y difícil vía del Derecho Civil, con la carga de la prueba a su costa y la necesidad de que en el
accidente hubiera habido culpa del empresario.

Esta teoría busca una brecha en el Cód. Civ. francés, cuyo art. 1.383 dispone que no solamente se
responde del daño causado por el hecho propio, sino además por negligencia o imprudencia
personales. Tal responsabilidad se amplía en el art. 1.384 al daño resultante de hechos de
determinadas personas por las cuales se debe responder o de las cosas confiadas al cuidado de
uno. Pues bien, apoyándose en este último precepto, tanto los tribunales franceses como los
belgas estimaron que el accidente se producía cual resultante del hecho de las cosas (por causa de
las cosas) pertenecientes ai patrono o que estaban confiadas a su cuidado; y así creaban una
presunción patronal de culpa en la producción del accidente y relevaban al trabajador de
presentar la prueba. Ante tal presunción, el patrono debía probar la culpa del trabajador o el caso
fortuito o fuerza mayor, al que se debiera el accidente.

Tal presunción era juris tantum, porque contra ella cabía prueba en contrario; pero, en cambio,
cuando el accidente se producía por hechos imputables a los demás trabajadores dependientes
del mismo empresario, la presunción era juris et de jure; esto, es la responsabilidad que se
fundaba en la presunción legal de que el patrono había elegido o dirigido mal a sus auxiliares o
subordinados.

La teoría de la culpa se funda en el Derecho romano, en la Lex Aquilia (v.e.Y.); parte de la violación
de los deberes impuestos, y se dirige contra todo aquel que cometa una acción o incurra en una
omisión imputable, sujeto a responsabilidad como autor de la lesión jurídica. De acuerdo con ella
se intentó buscar, dentro del procedimiento ordinario, una solución a la responsabilidad derivada
de los accidentes laborales. Y se encontró en que la infracción de la ley resulta suficiente para
justificar la responsabilidad, aun ausente todo vínculo jurídico.

Para aplicar la teoría de la culpa, o teoría aqui- li&na, se precisan los siguientes elementos: a) una
acción positiva; b) una acción antijurídica; c) un elemento subjetivo, consistente por lo menos en
la culpa (a diferencia del dolo); d) un daño causado en cosa ajena.

Dando cierta amplitud al concepto de la culpa aquiliana, pudieron los tribunales franceses
extender "en favor del trabajador, el campo de las soluciones tendientes a asegurar una
indemnización, basándose, para establecer la culpa patronal, no sólo en los hechos positivos del
patrón en perjuicio del obrero, sino también en sus omisiones, al no proporcionar máquinas o
instrumentos de trabajo perfectamente seguros, o en el incumplimiento de las medidas de
seguridad que podrían evitar la producción de accidentes del trabajo", según expone Pozzo.

Con todo, como en realidad la mayor parte de los accidentes se registran por caso fortuito o fuerza
mayor, la teoría de la culpa dejaba sin satisfacer el problema planteado. Las sentencias en que se
condenaba al patrono a indemnizar al trabajador accidentado, estimándolo responsable por no
haber adoptado las precauciones necesarias, constituyen rarísima excepción. De ahí, la busca por
caminos de eficacia más firme; como la teoría del riesgo profesional ente o si ya la cumplió no
puede ser restituido.

Artículo 2

4. Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de

recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la

independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los

Propósitos de las Naciones Unidas.

Responsabilidad internacional del Estado

La responsabilidad internacional del Estado es el conjunto de relaciones jurídicas que nacen en


Derecho internacional público del hecho internacionalmente ilícito cometido por un Estado. Estas
relaciones se dan entre el Estado infractor, por un lado, y el Estado perjudicado, una pluralidad de
Estados o la comunidad internacional en su conjunto, por otro.

Se trata de una materia regulada fundamentalmente por el Derecho consuetudinario1 pero que ha
sido objeto de la atención de la Comisión de Derecho internacional (CDI). Los casi cuarenta años
de trabajo del organismo resultaron en un Proyecto de Artículos sobre Responsabilidad del Estado
por Hechos Internacionalmente Ilícitos, adoptados por la CDI el 9 de agosto de 2001. La Asamblea
General de las Naciones Unidas, el 12 de diciembre de ese mismo año, lo remitió a la atención de
los Estados.

Responsabilidad del Estado

Responsabilidad del Estado es la obligación importante que pesa sobre éste de reparar los daños
causados por el hecho ilícito de sus órganos. La responsabilidad del Estado se basa en el principio
de que todo daño causado ilícitamente por él debe ser reparado de buena fe.

También se basa en el principio de igualdad ante las cargas públicas, una variante de la igualdad
ante la ley, en el sentido de que nadie puede soportar más exacciones o perjuicios de parte del
Estado que aquellos que la ley expresamente señala como obligatorios o lícitos.

Actualmente se considera como un principio general de Derecho público que el Estado debe
reparar todos los daños ilegítimos que cause a los ciudadanos, pero el tema está generalmente
tratado en las legislaciones a propósito de los daños provocados por la Administración del Estado.
En el campo del derecho internacional el Estado además puede tener responsabilidad
internacional derivada de actos ilícitos y crímenes internacionales, independientemente de la
respectiva responsabilidad individual de aquellos responsables.

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