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Material-2-Obligaciones 79 0
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CUMPLIMIENTO DIRECTO.
En este caso se habla del cumplimiento in natura o en especie de la obligación. La
ejecución puede ser voluntaria o forzosa.
De ordinario las obligaciones se ejecutan o cumplen voluntariamente, sin
necesidad de acción alguna del acreedor. Al cumplirse de esta manera, las obligaciones
se extinguen o mueren, suele decirse, de muerte natural.
El deudor debe cumplir la obligación en época y de la manera debida (artículos
557 y 561 del C. Civil). Si se demora, se encuentra en mora (artículo 424 del C. Civil) y
este estado entraña para el consecuencias jurídicas diversas (artículos 450 del C. Civil).
Si se persistiera en esta situación el acreedor estaría facultado a exigir el cumplimiento
de la prestación que le es debida por la vía de los órganos jurisdiccionales del Estado
Ante la acción del acreedor el órgano jurisdiccional habrá de constatar el derecho
que asiste al peticionante. y una vez justificado éste, pondrá toda la fuerza o el imperio
que le presta el Estado a favor del accionante, a fin de procurarle la ejecución efectiva.
La ejecución tenderá primeramente a que la prestación se cumpla directamente, es
decir en especie, sea que la ejecute el deudor, sea que la ejecute un tercero. Solo cuando
ello no es posible corresponderá al acreedor obtener el cumplimiento indirecto o por
equivalente (indemnización por daños).
OBLIGACIONES DE NO HACER:
En esta especie de obligaciones, si el deudor dejara de abstenerse o hiciera lo que
se obligó a no hacer, lo hecho debería ser destruido, a su costa. Y si tal cosa no fuese
posible, procedería la indemnización pertinente (artículo 481 del C. Civil).
EL DAÑO. CONCEPTO
El daño tal como va a ser tratado en este lugar, es el daño como elemento de
resarcimiento, lo que significa que el tema no va a ser considerado en su real amplitud
sino apenas como constitutivo del deber resarcitorio.
En forma primaría podemos entender como daño físico: todo perjuicio provocado
por fuerzas naturales.
Pero además de ser un fenómeno físico el daño, puede ser un fenómeno jurídico,
es decir susceptible de ser jurídicamente calificado.
Más específicamente el daño inclusive puede ser un efecto jurídico, pero nosotros
aquí lo vamos a considerar más bien como una causa productora de efectos jurídicos, o
sea como un hecho jurídico.
Ahora bien, vale destacar que no todos los daños de orden físico produzcan
consecuencias jurídicas. El derecho elige sobre aquello a los cuales quiere investir de
calificación propia. La elección recae en el daño ocasionado por un acto humano
antijurídico.
La antijuricidad del daño puede provenir de un acto pulposos doloso, etc. o de un
acto de otra naturaleza, inclusive puede provenir de un acto ajustado a derecho como
sería el caso de una expropiación, dispuesta por la Ley, a consecuencia de la cual el
propietario deba ser indemnizado.
ESPECIES.
Del artículo 1835 del C. Civil que dice : “Existirá daño, siempre que se causare a
otro algún perjuicio en su persona, en sus derechos o facultades, o en las cosas de su
dominio o posesión” : se puede inferir que existen tres categorías diferentes de daños:
1º Daño causado a la persona en su salud o en su vida. Estos daños pueden
consistir en heridas, enfermedades e incluso la muerte.
2º Daño causado a los bienes. Aquí el daño puede producirse tanto en los bienes
corporales como en los incorporales. Ejemplo del primero sería el daño causado a un
automóvil por colisión y el segundo la falsificación.
3° El daño causado a la persona en sus facultades o en sus afecciones legitimas
(daño moral)
PRUEBA
Como el daño es un elemento inexcusable de la acción resarcitoria, el actor debe
justificar la existencia del daño que ha sufrido, sea que el daño haya causado un
perjuicio mínimo o importante.
En los casos de daño eventual la acción no puede iniciarse, porque se requiere
que el perjuicio exista. Pero puede ocurrir que la simple posibilidad de un daño cree un
perjuicio inmediato, como sería en el caso de que exista un peligro de explosión que
disminuyera el valor actual de las propiedades afectadas por ese riesgo. En tal caso la
acción sería procedente, pues el perjuicio se produce y puede ser objeto de una
estimación.
En los Casos de daño futuro la víctima puede iniciar la acción inmediatamente. Si
el perjuicio puede ser calculado de un modo exacto; y los jueces acordarán una
indemnización , sea bajo la forma de capital o de una renta.
También el perjuicio puede atenuarse o desaparecer después de su realización.
porque la víctima ha recibido en todo o en parte una reparación de otra persona distinta
del agente del daño. En estos casos el reparador puede subrogarse en los derechos de la
víctima. Una situación que comúnmente se da en la actualidad y que es aplicable a estas
situaciones es el caso de las empresas de seguros.
EL DAÑO MORAL
El daño producido a una persona a menudo puede afectar sus afecciones
legítimas, sus facultades (bienes no patrimoniales), es decir, aquellos bienes
inmateriales que son objeto de la protección de la ley.
En este caso la indemnización tiene por objeto compensar el perjuicio inmaterial
con el único objeto material capaz de hacerlo en alguna medida, la indemnización en
metálico.
Pero para que pueda decirse que existe un interés lesionado, es menester que el
damnificado demuestre que el menoscabo afecta a la satisfacción o goce de bienes
jurídicos.
La reparación económica no tiene por objeto restituir lo que se ha perdido o
afectado (fama, buen nombre, reputación, etc.), sino compensar ese perjuicio inmaterial.
Nuestro C. Civil regula este tema en el articulo 1835, del siguiente modo:
“existirá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio en su persona, en sus
derechos o facultades o en las cosas de su dominio o posesión.
Reconoce además expresamente que la obligación de reparar se extiende a toda
lesión material o moral causada por acto ilícito. Finalmente establece que la acción por
indemnización del daño moral solo compete al damnificado directo, y que en caso de
muerte tendrán acción solo los herederos forzosos.”
Si bien el C. Civil no distingue entre daños derivados de incumplimiento
contractual o de otras causas, artículo 421 en su primer párrafo que se refiere a la
responsabilidad contractual establece que " el deudor responderá de todos los daños y
perjuicios que su dolo o culpa irrogaren al acreedor en el cumplimiento de su
obligación. Habrá culpa cuando se omitieren aquellas diligencias exigidas por la
naturaleza de la obligación y que correspondan a las circunstancias de las personas,
tiempo y lugar. La responsabilidad por dolo no podrá ser dispensada de antemano.”
No haciendo éste artículo distinción alguna y pudiendo el incumplimiento
contractual ocasionar daños y perjuicios de orden moral, entendemos que en los casos
de responsabilidad contractual la reparación del daño moral ha de tener lugar.
CONCEPTO DE INDEMNIZACIÓN
Indemnización es el resarcimiento de los daños y perjuicios causados a otra
persona, en ella, o en sus bienes materiales o no, sea por incumplimiento de contrato o
por otros hechos.
La obligación de indemnizar supone siempre la existencia de un daño causado a
otro. El daño puede provenir del incumplimiento de una obligación contractual o de
otros hechos. pero siempre deben existir.
Los elementos comunes a toda especie de resarcimiento son:
- El Daño.
- La Antijuridicidad.
- La relación de causalidad entre el daño y el hecho.
- Los factores de imputabilidad o de atribución de responsabilidad.
Obs.: no todos los autores ni todas las doctrinas aceptan a la “antijuridicidad”
como un elemento gravitante.
Como el régimen de resarcimiento reconoce factores diferentes, según se trate de
obligaciones contractuales, o de derivados daños imputables, es preciso distinguir esa
situación.
Así, para que exista derecho a reclamar daños y perjuicios en las obligaciones
contractuales o voluntarias, se requieren estos 2 extremos:.
a) Que el incumplimiento sea imputable al deudor, por su dolo o culpa, puesto
que si es debido a un hecho fortuito o fuerza mayor el incumplimiento no sería
imputable y la obligación se extinguiría.
CLASES
• 3.2.1. OBLIGACIONES CONTRACTUALES
En este campo la indemnización supone siempre el incumplimiento imputable de
una prestación anteriormente prometida, y la acción tendiente al resarcimiento de los
daños ocasionados es siempre subsidiaria, teniendo en cuenta que ella sólo procede
cuando la prestación no ha podido cumplirse por causas imputables al deudor. En rigor
la obligación de este es cumplir con la prestación en especie, pero cuando incurre en
incumplimiento por un hecho que le es imputable, está obligado a reparar el perjuicio
que ese incumplimiento acarrea. Ej.: por haber vendido a otro la cosa prometida, o
haberse perdido ella por su culpa o negligencia.
En tal caso el acreedor esta facultado a obtener del deudor la prestación
equivalente o que le hubiese significado la prestación prometida. La indemnización no
es pues otra cosa que el equivalente en metálico a la prestación prometida
Sobre el particular se expresan los:
Art 421: " El deudor responderá por los daños y perjuicios que su dolo o su culpa
irrogare al acreedor en el cumplimiento de la obligación. Habrá culpa cuando se
omitieren aquellas diligencias exigidas por la naturaleza de la obligación y que
correspondan a las circunstancias de las personas, tiempo y por dolo no podrá ser
dispensada de antemano.
Art. 422- "El deudor responderá por el dolo o culpa de sus representantes Legales,
o de las personas que hubiera utilizado en el cumplimiento de la obligación. Podrá
convenirse la dispensa de esta
responsabilidad.
OBLIGACIONES EXTRACONTRACTUALES
Tratándose de obligaciones que emergen de hechos ilícitos la indemnización
supone yo daño causado a otra persona por medio de un hecho no licito. En estos casos
no existe incumplimiento de una obligación preexistente (a menos que se hable de
obligación general del abstenerse de realizar actos ilícitos). La obligación que existe es
la de reparar el daño causado mediante la correspondiente indemnización.
En las organizaciones sociales primitivas se aplicaba la Ley del Talión. Cuando
las costumbres se suavizaron se permitió la composición. Más tarde esta forma de
reparación se volvió obligatoria, hasta que finalmente se impuso la idea de que las
obligaciones no comprometen el cuerpo del deudor, sino su patrimonio. A partir de allí
la indemnización de daños se convirtió en la única prestación exigible.