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Programa de “ESI se Habla” - Ministerio de Educación de Santa Fe

Aportes para un uso inclusivo del lenguaje

El español es nuestra herencia común pero también es nuestra labor diaria y la herencia
que a su vez dejaremos. Es un instrumento de una hermosa agilidad y de una capacidad
inventiva asombrosa. Confiemos en que los cambios no lo están destruyendo sino
reavivando.
Adaptación del Manifiesto de Monterrey Por Una Lengua Viva, 2018.

A modo de presentación

El presente escrito pretende recuperar los procesos de deconstrucción y resignificación que


viene atravesando nuestra lengua, como un fenómeno con varias décadas de historia pero que
se instala en la actualidad con la potencia de las reivindicaciones de los movimientos sociales.

La oferta de formación virtual “De ESI se Habla” para la docencia de educación secundaria
del ciclo lectivo 2016 de la provincia de Santa Fe, ya contaba con un breve material titulado
“Uso inclusivo del Lenguaje”. A partir de esas líneas, se arma este documento cuya autoría
no sólo es colectiva porque lo hacemos de modo colaborativo en su escritura sino,
principalmente, porque intentamos recuperar y sistematizar las múltiples voces que van
resonando en torno al tema. Para ello, se han consultado documentos oficiales, artículos
académicos, notas periodísticas y producciones de congresos.

Introducción

Las palabras expresan lo que pensamos del mundo y de las personas. A través del lenguaje
comunicamos ideas, conocimientos, valores y creencias e incluso prejuicios y
discriminaciones. En este sentido, no es sólo un medio de comunicación, también es un
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producto socio-histórico que contribuye a la construcción de cómo nos concebimos y


concebimos al mundo. Por ello, es posible señalar que el lenguaje no es neutral y se encuentra
atravesado por múltiples relaciones de poder que muchas veces están invisibilizadas (Equipo
ESI, 2016).

“La lengua es nuestro instrumento para nombrar el mundo. Lo que la lengua no nombra, no
deja de existir, pero sí está ausente de nuestro relato de lo que es el mundo. El mundo no cesa
de cambiar y tampoco la lengua cesa de modificar nuestro relato del mundo” (Manifiesto de
Monterrey, 2018).

En principio podemos decir que el lenguaje es una herencia de otrOs con O: las mujeres y las
disidencias no fueron invitadas a su proceso de construcción. Sin embargo, el androcentrismo
y el sexismo también son atravesados por un componente clasista. “Además de androcéntrico,
sexista, clasista, el uso de la lengua muchas veces es racista y está totalmente normalizado
ese racismo lingüístico. El ejemplo más enraizado en el habla cotidiana y estándar es el uso
del „empleo en negro‟ para hablar del empleo no registrado. Es que los privilegios no se ven,
aparecen solo cuando se desglosan como las capas de una cebolla”. En este sentido, apostar
a un lenguaje incluyente y a una lengua inclusiva no es un simple cambio de letras
(Alcaraz, 2019).

Las palabras nombran, el lenguaje rige los imaginarios individuales y sociales, otorgando a
las situaciones sus significados más específicos. Cualquier forma de nombrar o clasificar
puede parecer arbitraria pero responde a una función ideológica en la manera que determina
una forma concreta de explicar la realidad. Es posible decir que existen algunos hábitos y
tradiciones que atraviesan al lenguaje que vulneran los derechos conquistados y reconocidos
legalmente.

Los siguientes interrogantes ensanchan los bordes de las reflexiones posibles:

“[...] en los territorios donde el hambre y la desocupación son acuciantes, ¿queda tiempo para
pensar si usar la e o la o? ¿Qué necesitamos incluir para que se refleje la diversidad sexual?
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¿La palabra disidencias engloba todo en un mismo término? ¿Si a las mujeres cis 1 les costó
conquistar la presencia de la A, optar por la E significa retroceder? ¿Puede convertirse el
lenguaje inclusivo en una corrección política, un lavado de cara que pierda toda capacidad de
disrupción como sucede en algunos casos con el cupo femenino? ¿Qué pasa con las personas
trans que han hecho un esfuerzo por ser reconocidas como mujeres y varones? ¿Quedan
invisibilizades en la E? ¿Debemos ponerle reglas al lenguaje inclusivo o sería nuevamente
generar un parámetro oficial normado con otros márgenes y exclusiones? ¿Queremos estar
del lado de la norma instituida quienes adoptamos la E y decimos „todes‟ en voz alta como
potencia política?” (Dayla Cybel, 2019).

Estas preguntas estuvieron presentes en el primer Congreso sobre Lenguaje Inclusivo


realizado el 11 y 12 de abril de 2019 en la Universidad Nacional de la Plata. El mismo fue un
espacio de debate, problematización, análisis, de revisión de miradas, preguntas,
incertidumbres e incertezas, de apuestas a mayores justezas lingüísticas si es posible referirse
en esos términos al proceso cultural de deconstrucción del lenguaje que se está transitando.

Este tipo de reflexiones e inquietudes han comenzado a circular, entre otros ámbitos, en las
escuelas y profesorados de nuestro sistema educativo. Por tal motivo, creemos necesario
socializar los recorridos del equipo ESI en relación al tema.

¿En qué consiste el sexismo en el lenguaje?

“El lenguaje en sí mismo no es masculino ni femenino. El lenguaje, a priori, no es sexista ni


excluyente, pero sí el uso que hacemos las personas del mismo. En él se proyectan
estereotipos aprendidos que responden a la construcción de modelos culturales androcéntricos
que sitúan la mirada masculina como universal y generalizable a toda la humanidad […] A
ese uso llamamos uso sexista del lenguaje” (HCDN, 2015, p.10).

Un uso no sexista e inclusivo del lenguaje no oculta, ni subordina, ni excluye a ninguno de

1
El concepto cis es utilizado para identificar a aquellas personas que construyen su identidad de género en
correlación con el sexo que se le asignó al nacer.
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los géneros y considera, respeta y hace visible a todas las personas, reconociendo la
diversidad sexual y de género. Cambiar el uso del lenguaje implica revisar y modificar las
formas instaladas de entender, de pensar y de representar al mundo (HCDN, 2015).

Para Teresa Meana Suárez (2006), docente y filóloga especialista en el tema, el sexismo en
el lenguaje se concreta en dos efectos fundamentales: el silencio y el desprecio.

El silenciamiento y ocultamiento de las mujeres se da en el uso de los falsos genéricos


masculinos aprendidos en la escuela como inclusivos. Un claro ejemplo es cuando la palabra
Hombre se utiliza como sinónimo de humanidad.

El salto semántico es otro modo de este uso del lenguaje, que:

“[...] consiste en iniciar un discurso referido a personas utilizando un término de género


gramatical masculino, en sentido amplio, abarcando a mujeres y varones y, más adelante, en
el mismo contexto, utilizar expresiones que ponen en evidencia que el autor se refería
exclusivamente a los varones. Este salto semántico constituye uno de los mecanismos más
sutiles de discriminación sexual al reforzar de manera inconsciente la identificación entre
varón y persona” (García Meseguer en Moreno, M., 1986, p.44).

El mismo es posible visualizarlo en la siguiente afirmación:

“Todo el pueblo bajó hacia el río a recibirlos, quedándose en la aldea sólo las mujeres y
los niños.” Así pues, ¿quién bajó?, ¿sólo los varones?, ¿cuáles varones?, si las mujeres y
los niños no son pueblo … ¿qué son? …

Por otro lado, está el desprecio, el odio hacia las mujeres que se manifiesta en:

Los vacíos léxicos: son vocablos que carecen de equivalente en el otro género (víbora, arpía,
etc. o caballerosidad, mujeriego, etc.).

Los adjetivos, los refranes y frases hechas: “el perro y la mujer para la casa”; “cojera de
perro y lágrimas de mujer no son de creer”; “si le querés dar más libertad a tu mujer,
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agrandale la cocina”.

Los duales aparentes: son vocablos que cambian de significado según el género de
referencia; también son denominados asociaciones lingüísticas peyorativas, ya que son
palabras que en su versión femenina se traducen valores o prejuicios sociales y no criterios
lingüísticos. Por ejemplo:

 soltero: codiciado, inteligente, hábil /soltera: se queda para vestir santos, lenta.

 atrevido: osado, valiente /atrevida: insolente, maleducada.

 suegro: padre político /suegra: bruja, metida.

 zorro: espadachín, justiciero /zorra: puta.

 cualquier: fulano, mengano /cualquiera: puta.

Los duales aparentes son fácilmente identificables al aplicarse la regla de la inversión, la


cual consiste en probar si el texto funciona con el mismo significado al sustituir los términos
femeninos por los correspondientes masculinos y viceversa.

A esta altura se hace imperioso reiterar que el sexismo en el lenguaje no sólo invisibiliza,
silencia y desprecia a las mujeres, sino a toda persona que no responda al ideal de varón
adulto (niñas, niños, adolescentes, jóvenes, ancianas, ancianos, integrantes de la comunidad
LGBTTTIQ).

Las posibilidades del uso inclusivo del lenguaje

De todo lo expuesto se desprende que el lenguaje no es sexista en sí mismo, sí lo es su


utilización (Eulalia Lledó, 2008) y que si se emplea de otro modo también puede contribuir a
la igualdad y la visibilización de las identidades diversas.

La propuesta de hacer un uso inclusivo del lenguaje en cuanto al género, se orienta a evitar
opciones léxicas que puedan interpretarse como sesgadas, discriminatorias o excluyentes.

En 2016 sosteníamos que nuestro sistema lingüístico ofrece posibilidades para que no se
produzca discriminación sexual en su uso. Ya reconocíamos la existencia de múltiples
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recursos que no requieren desdoblar continuamente, que es lo que la mayoría entiende como
solución al sexismo del lenguaje. Por ello, invitábamos a utilizar estrategias y recursos que
posee nuestra lengua y que no faltan a la gramática, ni contravienen el principio de economía
del lenguaje, sino todo lo contrario, ya que la mayoría se caracterizan, precisamente, por su
brevedad (UNED 2007).

Para evitar el abuso del masculino genérico, proponíamos:

 Colectivos: profesorado, en vez de profesores.

 Perífrasis: la persona interesada, en vez del interesado.

 Construcciones metonímicas: la infancia, en sustitución de los niños.

 Desdoblamientos: los niños y las niñas.

 Barras: Sr/a.

 Omisión de determinantes o empleo de determinantes sin marca de género: cada


contribuyente en lugar de los contribuyentes.

 Utilización de formas personales genéricas o formas no personales de los verbos: “es


necesario prestar más atención" en lugar de "es necesario que el usuario preste más
atención”.

 Uso de la letra “x” a fin de contemplar las expresiones transexuales, transgéneros,


intersex, travestis u otras ya existentes o por existir.

Hoy el lenguaje inclusivo propone también el uso de la e en lugar de la @ y la x. En este


sentido, la apuesta gramatical deviene de una apuesta política que desnaturaliza la presunción
androcéntrica y los sesgos capacitistas.

“Lo cierto es que la crítica a los „falsos genéricos‟ y a la predominancia del género gramatical
masculino en el habla no tiene tanto que ver con una dificultad de comunicación. Lo que se
pone en cuestión es que estas estructuras lingüísticas no sólo reflejan, sino que además
reproducen, categorías de organización y comprensión de los géneros. Y lo hacen en función
de un esquema no sólo asimétrico, sino además estrictamente binario. Y cuando sólo existen
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dos categorías posibles, femenina y masculina, la diversidad no puede ser siquiera nombrada”
(Torres Minoldo, 2019).

La “e” ha instalado en el centro de la escena las posibilidades reales y creadas, por imaginar y
crear de una lengua que puede reconocerse viva, flexible, abierta; que acompaña y también
marca los ritmos de una sociedad que desnaturalice sus múltiples desigualdades. Asimismo,
tiene varias ventajas ya que puede trasladarse del lenguaje escrito al oral con facilidad y eso
también facilita la oralidad a los software lecto-parlantes que usan personas con discapacidad
(Alcaraz, 2019).

En la actualidad se ha generalizado su uso en algunos grupos etarios, que responden a ciertas


características de género y de clase social. Asimismo, la divulgación de su uso ha propiciado
una mirada banal de este proceso lingüístico en plena construcción.

Por ello, es importante identificar algunas reglas que se van creando: “la e no aplica a los
nombres propios. Tampoco a los objetos [...] Las palabras en las que el género lo marca la “e”
no se modifican pero sí se modifican el artículo y los adjetivos”. Por ejemplo, si se dice “les
concejales” ya se está incluyendo (Alcaraz, 2019).

Las palabras en las que el género lo marca la “e” no se alteran, pero sí cambian el artículo y
los adjetivos. Quienes comienzan a incorporar el uso de la e, cuando no conocen la identidad
de género de la persona de la que se está hablando, o ésta no se identifica binariamente,
utilizan el singular neutro. Cuando se trata de un grupo diverso de personas y no saben la
identidad de género autopercibida de cada cual, recurren a la “e” para definir el plural
(Alcaraz, 2019)

Para seguir el debate

Este breve escrito intenta visibilizar que existen distintas posibilidades para no marginar a las
personas en el discurso. El lenguaje no es algo fijo ni estático, la democratización en su
utilización es parte del horizonte común que pretende la igualdad de derechos.

En las instituciones educativas el uso inclusivo del lenguaje es una herramienta para la
promoción de aprendizajes libres de discriminaciones y prejuicios. La pretensión lejos está de
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instalarlo como norma ya que sería reproducir lo que se critica.

Compartimos el desafío de recrear una lengua que deje atrás el sexismo, el racismo, el
clasismo, el capacitismo. Tenemos un interesante y novedoso camino por seguir recorriendo e
inventando.

Bibliografía

Alcaraz, María Florencia (2019), “Lenguaje inclusivo. Manual de instrucciones para hablar
con E”. En Revista Anfibia, Universidad Nacional de San Martín. Disponible en internet:

http://revistaanfibia.com/ensayo/manual-de-instrucciones-para-hablar-con

Berman, Sabina, Valcárcel, Amelia (2018), Manifiesto de Monterrey Por Una Lengua Viva.

Cybel, Dayla (2019), Nosotres, Ustedes, Todes. Disponible en internet:

http://elgritodelsur.com.ar/2019/04/lenguaje-inclusivo-congreso.html

Equipo de Educación Sexual Integral de Santa Fe (2016), Uso inclusivo del lenguaje.
Material elaborado para la formación virtual de la docencia de educación secundaria.

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http://portal.uned.es/pls/portal/docs/PAGE/UNED_MAIN/LAUNIVERSIDAD/VICERRECT
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Lledó Cunill, Eulalia (2008), Guía de lenguaje para el ámbito educativo. Edita y realiza:
Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer. Disponible en internet:

http://www.emakunde.euskadi.net/contenidos/informacion/pub_guias/es_emakunde
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Meana Suárez, Teresa (2006), “Sexismo en el lenguaje: apuntes básicos”. En Mujeres en Red.
El periódico feminista. Disponible en internet:

http://www.mujeresenred.net/spip.php?article832

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femenino y en masculino, Guía para el uso del lenguaje inclusivo, Lima. Disponible en
internet:

http://repositorio.minedu.gob.pe/handle/123456789/1701

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Torres Minoldo,María Sol, Gil, José, (2019) Dos investigadores del CONICET, dos
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https://www.conicet.gov.ar/dos-investigadores-del-conicet-dos-enfoques-sobre-el-lenguaje-
inclusivo/

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