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Mientras escribo esto, la Pandemia sigue produciendo grandes cambios a mi alrededor y en

todo el mundo. Se han tomado y seguirán tomando varias medidas para tratar de frenar el
brote. Me mantengo al día con el distanciamiento social en casa y felizmente todavía hay
mucha música nueva para escribir y escuchar, de este modo me mantengo productivo de
alguna manera.

Anoche mientras reflexionaba sobre lo que hoy escribiría, me preguntaba: "¿Cómo puede
importarme la música en un momento como este?"

Pienso en que algo debe tener su aparente candidez, algún hechizo poderoso podría anidar en
su simpleza, porque Arvo Pärt, aparte de sonar en un centenar de películas, es el compositor
contemporáneo más difundido del mundo desde 2013, según datos. Y él lo explica en el texto
que acompaña Alina: su música es "luz blanca refractada" cuya misión es descomponerse en
un arco iris de mil colores... pero el prisma somos nosotros mismos. Vean el texto que escribi
sobre Part y su Tabula Rasa

Entonces cuando alguien ha establecido un estilo de originalidad indudable, parece menos


crítico tratar de definir la categoría de estilo a la que pertenece. Implica la categoría que uno
mismo le otorga y concede. Aun así, uno puede divisar la música de Arvo Pärt de diversos
modos, si alguien se permite dar hacer un ejercicio de retrospectiva al pasado. Part, bien
podría ser un nuevo exponente musical de la música antigua o un practicante de la "tonalidad
más radical", o posiblemente un minimalista o tal vez un seguidor posterior de Erik Satie. La
idea de que puedas encajarlo en diversas categorías tiene que sencillamente con su
trascendencia en la música contemporánea, pero las categorías no explican su música en
ningún sentido concreto.

Así cuando el pianista Jeroen van Veen interpreta a Part, y hacemos el esfuerzo de no
encasillarlo de ninguna manera, privándonos consecuentemente de su verdadero placer
artístico, solo así, oyendo su música, podríamos presenciar compositor que es

La música que aquí toca Jeroen Van Veen es una música especial. Es todo lo opuesto a lo que
uno considera banal. Y esta grabación a piano solo, quizá se ajusta al estado de ánimo de
millones de personas por consecuencia de un fenómeno global de la que nadie estuvo
preparado.

La música persigue.

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