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Número de palabras: 729

2 Dos héroes
2 Superhéroes al rescate
2 El superhéroe misterioso

Lecturas niveladas

por Hannah Cone

1505344 ilustrado por Valeria Cis
 por Hannah Cone
ilustrado por Valeria Cis

Copyright © por Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company

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Impreso en Chile
ISBN: 978-0-547-04404-0
ISBN Edición Chile: 978-0-547-87371-8
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 Eran las vacaciones de verano. Mike, Rafa
y Diana se divertían. Todos ellos vivían en
la misma calle. Todos se conocían desde el
kindergarten. Ellos sabían todo sobre cada uno
de los otros. ¿O no?

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 El lunes por la mañana, sonó el despertador
de Mike. Ella estiró su brazo para apagarlo…
y se estiró… ¡y se estiró! Su reloj estaba del
otro lado de la habitación, pero ella fue capaz de
estirar su brazo para alcanzarlo.
“Tengo un superpoder”, pensó Mike.

3
 El lunes por la mañana, Rafa se despertó.
Se puso a buscar sus zapatillas. Las vio debajo
de la cama.
“Tengo que mover la cama para alcanzarlas”,
pensó. Él se agachó y levantó la cama … ¡con
una mano! ¡Qué fuerza!
“¡Tengo un superpoder!”, pensó.

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 Diana se levantó en su casa. “¿Dónde está
la camisa especial que quiero ponerme?”, pensó.
“¿La colgué en el clóset?”.
Ella fue hacia el clóset. Pero antes de que
abriera la puerta, vio su camisa … ¡a través de la
puerta cerrada! ¡Tenía visión de rayos X!
“Esto debe ser un superpoder”, pensó Diana.

5
 Los tres amigos se encontraron en la
esquina de la calle. Se miraron unos a otros,
pero ninguno dijo una palabra acerca de lo
que había sucedido.
“¿Descubrirán ellos mis superpoderes?”,
pensó cada uno. “¿Qué pensarían ellos si
lo supieran?”.
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 Mike, Rafa y Diana caminaron por la calle.
Ellos vieron a un muchacho que contemplaba
con tristeza la parte alta de un árbol.
—¿Qué pasa? —preguntó Diana.
—Mi cometa se atoró en este árbol
—respondió el niño. Él apuntó hacia arriba,
dentro de las ramas.
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 —Tal vez pueda ayudar —ofreció Mike.
—¿Vas a trepar el árbol? —preguntó el niño.
Mike sonrió: —No precisamente.
Ella estiró su brazo. Este se estiró hacia
arriba y arriba y arriba, hasta que agarró la
cometa. Ella se lo entregó al niño.
—¡Fantástico! ¡Eres una heroína! ¡Eres una
súper heroína! ¡Gracias! —dijo el niño.

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 Rafa y Diana estudiaron el brazo de Mike,
pero estaban demasiado sorprendidos como
para decir algo. Los amigos caminaron hacia el
parque. Entonces vieron una niña que miraba
debajo de un auto estacionado.
—¿Me pueden ayudar? —preguntó la niña—.
Mi camión de juguete rodó bajo este auto y no
puedo alcanzarlo.
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 Rafa dijo: —Déjame ver lo que puedo hacer.
Se agachó y agarró el auto. Después, se paró y
levantó el auto sobre su cabeza.
—Puedes agarrar tu juguete ahora —dijo
Rafa a la niña.
—¡Gracias! —dijo la niña—. ¡Eres un héroe!
Ella agarró su juguete y se fue corriendo.
Rafa bajó el auto.
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 Diana miró a Rafa.
—¿Has estado haciendo mucho ejercicio,
Rafa? ¿No están adoloridos tus brazos y piernas
por levantar ese auto? —preguntó ella.
Él respondió: —¡No, es simplemente este
superpoder que tengo! Lo mismo que tu brazo
que puede estirarse, Mike. ¡Supongo que ambos
somos superhéroes!
Diana no dijo nada sobre su visión de rayos
X. Los amigos caminaron hacia el parque. Allí
oyeron a una niña que llamaba: —Cometa,
¿dónde estás?

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 Diana le preguntó: —¿Qué pasa?
La niña le respondió: —Mi perrita está
perdida. Se fue de la casa y no la encuentro.
—Puedo ayudar —aseguró Diana.
Ella miró a través de la cerca.
—Está detrás de esta cerca —dijo Diana.
—¡Gracias! —dijo la niña, mientras corría
para abrazar a su perrita.
—¡Fantástico! —comentó Mike—.
También eres una superheroína. ¡Somos los
tres superhéroes! Me pregunto, ¿a quién más
podemos ayudar?
Los tres amigos corrieron hacia el parque.

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 Mike, Rafa y Diana tuvieron un día ocupado
ayudando a la gente. Al final del día, caminaron
de regreso hacia la esquina de la calle.
—Las personas realmente dependieron hoy
de nuestros superpoderes —dijo Rafa.
—No sé cómo los pasamos por alto durante
tanto tiempo —comentó Diana.
—Me siento un poco rara —dijo Mike.
Después, trató de estirar su brazo. Pero este
no se estiró. Rafa trató de usar su fuerza para
levantar una roca pesada. No pudo hacerlo.
Diana intentó usar su vista de rayos X con una
camioneta. No pudo ver dentro de ella.

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 —Parece que terminaron nuestros días como
superhéroes —comentó Diana, con tristeza.
—Está bien —dijo Rafa—. Podemos
encontrar otras formas de ayudar a las personas.
—Estoy segura de que podemos
—agregó Mike.
Los amigos regresaron cada uno a su casa.
Pero en secreto, se preguntaron qué podría
suceder cuando despertaran por la mañana.
Quizás sus días de superhéroes habían terminado.
O quizás no…

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