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AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERU 200 AÑOS DE

INDEPENDENCIA INSTITUTO SUPERIOR TECNOLOGICO

SANTA ROSA

CARRERA TECNICA EN PROFESIONAL EN ENFERMERIA

MONOGRAFIA EN INVESTIGACION

EL COVID-19 Y LA HIPERTENSION ARTERIAL

ESTUDIANTE
LAURA TEREZA LEON SIPION

2021
1. Introducción

Las comunicaciones provenientes de China en el inicio de la pandemia de COVID-19


mostraron una marcada asociación de los casos severos y la mortalidad con la edad
avanzada, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. Un
metaanálisis que incluyó 8 estudios con 46.248 pacientes estimó que, si bien la
prevalencia de hipertensión arterial entre los pacientes infectados por COVID-19 es
similar a la de la población general, por lo que parecería que este factor de riesgo no
aumenta la susceptibilidad a contraer la infección, el hecho de presentar hipertensión
arterial sí se asocia con más de dos veces el riesgo de padecer formas severas de
COVID-19 y, en aquellos con enfermedad cardiovascular.

Palabras clave:
COVID-19, SARS-CoV-2, Hipertensión arterial, Enfermedad cardiovascular,
Pronóstico.
2. Marco Teórico

2.1 Presión arterial


La presión sanguínea se mide en mm de hg.

El mercurio implica la presión ejercida en ese punto, pero la sangre es insuficiente


para elevar una columna de mercurio.

Forma indirecta esfinge estetos ruido de la presión de la sangre al pasar x un lugar


estrecho.

P.A relacionada volemia, gasto cardio, inversamente proporcional, resistencia


vascular.

2.1.2 Mecanismos que lo producen

Cuando aumente el volumen sistólico ante la disminución de la elasticidad de arterias.

Cuando hay un aumento de la resistencia periféricas por reducción del calibre arterial.

2.1.2 Clasificación

Presión arterial sistólica es la presión mínima necesaria para ocluir totalmente el vaso.
La presión sistólica mínima hace referencia al funcionamiento del corazón y al estado
de los grandes vasos.

Presión arterial diastólica es la presión máxima que aplicamos sobre esta arteria,
impidiendo el paso de la sangre. Hace referencia a como está el árbol vascular
periférico alejado del corazón.
Figura 1 Presión arterial
2.3 Hipertensión arterial

La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las
arterias a medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. Hipertensión es el
término que se utiliza para describir la presión arterial alta.

Si se deja sin tratamiento, la presión arterial puede llevar a muchas afecciones


médicas. Estas incluyen enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular,
insuficiencia renal, problemas en los ojos y otros problemas de salud.

Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número
superior se denomina presión arterial sistólica. El número inferior se llama presión
arterial diastólica. Por ejemplo, 120 sobre 80 (escrito como 120/80 mm Hg).

Uno o ambos números pueden ser demasiado altos. (Nota: estas cantidades aplican a
personas que no están tomando medicamentos para la presión arterial y para quienes
no están enfermos).

∙ Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es menor a 120/80 mm


Hg la mayoría de las veces.

∙ Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando uno o ambos números de la


presión arterial son mayores de 130/80 mm Hg la mayoría de las veces.

∙ Si el valor del número superior de su presión arterial es entre 120 y 130 mm Hg y


el valor del número inferior es menor a 80 mm Hg, se denomina presión arterial
elevada.

Si tiene problemas cardíacos o renales, o si tuvo un accidente cerebrovascular, es


posible que el médico le recomiende que su presión arterial sea incluso más baja que
la de las personas que no padecen estas afecciones.

Figura 2 Hipertensión
2.3.1 Cusas

El sistema vascular es un circuito cerrado en el que la sangre es impulsada por una


bomba denominada corazón. En este circuito, las arterias transportan sangre hacia los
diferentes órganos y tejidos y las venas retornan la sangre al corazón. Cuando hay un
aumento de la presión en el interior del sistema arterial se habla de hipertensión
arterial. Sus causas pueden ser:

Hipertensión arterial esencial o idiopática (de causa desconocida). En la mayoría


de los casos (en 9 de cada 10 ocasiones) la hipertensión arterial es de causa
desconocida, lo que se denomina hipertensión arterial esencial. Probablemente se
debe a la combinación de una serie de factores genéticos (hereditarios) que
predisponen a una tensión arterial elevada, junto a factores ambientales que favorecen
su desarrollo. Entre dichos factores ambientales se encontrarían:

Edad avanzada. Cuanto mayor es la edad, mayor es el riesgo de hipertensión. A


edades avanzadas suele elevarse la presión arterial sistólica (la alta o máxima) y
descender la diastólica (la baja o mínima).

Obesidad. Existe una relación estrecha entre el peso y la presión arterial, sobre todo si
el peso se debe al acúmulo de grasa a nivel abdominal. La asociación de obesidad
abdominal, hipertensión, azúcar alto, triglicéridos elevados y colesterol-HDL (bueno)
bajo, se denomina síndrome metabólico.

Hipertensión secundaria. En el resto de ocasiones la hipertensión es debida a


diversas enfermedades. Estas enfermedades pueden producir hipertensión bien
porque favorezcan que exista una cantidad exagerada de líquido en el interior del
circuito, o bien porque favorezcan la contracción de las arterias, reduciendo así la
capacidad para contener sangre del circuito. Las enfermedades que con mayor
frecuencia producen hipertensión arterial, denominada en estos casos hipertensión
secundaria, son:

∙ Enfermedades del riñón. Son la causa más frecuente de hipertensión


arterial secundaria. Casi todas las enfermedades del riñón pueden
elevar la tensión, siendo la más frecuente la insuficiencia renal crónica.

∙ Enfermedad vasculorrenal. Se refiere al estrechamiento de las arterias


renales como consecuencia de la arteriosclerosis o de otras
enfermedades. Esto hace que el riñón reciba menos sangre y secrete
una serie de sustancias que favorecen la contracción de las arterias.

∙ Coartación de aorta. Se trata de una enfermedad presente desde el


nacimiento que consiste en un estrechamiento de la arteria aorta a nivel
del tórax.

Muchos factores pueden afectar la presión arterial, incluso:

∙ La cantidad de agua y de sal que usted tiene en el cuerpo

∙ El estado de los riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos ∙

Sus niveles hormonales

Usted es más propenso a que le digan que su presión arterial está demasiado alta a
medida que envejece. Esto se debe a que los vasos sanguíneos se vuelven más
rígidos con la edad. Cuando esto sucede, la presión arterial se eleva. La hipertensión
arterial aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque
cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o muerte prematura.

∙ Usted tiene un riesgo más alto de sufrir hipertensión arterial si: ∙

Es afroamericano

∙ Es obeso

∙ Con frecuencia está estresado o ansioso


∙ Toma demasiado alcohol (más de 1 trago al día para las mujeres y más de
2 al día para los hombres).

∙ Consume demasiada sal.

∙ Tiene un antecedente de hipertensión arterial

∙ Tiene diabetes

∙ Fuma
La mayoría de las veces no se identifica ninguna causa de presión arterial alta. Esto se
denomina hipertensión esencial.

La hipertensión causada por otra afección o por un medicamento que esté tomando se
denomina hipertensión secundaria. Esta puede deberse a:

∙ Enfermedad renal crónica

∙ Trastornos de las glándulas suprarrenales (como feocromocitoma o


síndrome de Cushing)

∙ Hiperparatiroidismo

∙ Embarazo o preeclampsia

∙ Medicamentos como las píldoras anticonceptivas, pastillas para adelgazar,


algunos medicamentos para el resfriado, medicamentos para la migraña,
corticosteroides, algunos antipsicóticos y ciertos medicamentos utilizados
para tratar el cáncer

∙ Estrechamiento de la arteria que irriga sangre al riñón estenosis de la


arteria renal)
Figura 3 Causas

2.3.2 Síntomas

La hipertensión arterial generalmente no produce ningún síntoma, por lo que se la ha


llamado la “asesina silenciosa”. En algunas situaciones, generalmente cuando la
presión arterial es muy alta, puede producir dolor de cabeza (cefalea), si bien la
cefalea de cualquier causa, como cualquier otro dolor, puede también aumentar la
presión arterial. Los síntomas de la hipertensión son, por tanto, los derivados de las
múltiples complicaciones que una tensión arterial alta, elevada durante muchos años,
puede producir en diversos órganos.

Figura 4 Síntomas

2.3.3 Complicaciones

La hipertensión arterial puede producir:

Complicaciones en el corazón. Es el lugar donde estos pacientes presentan


complicaciones con más frecuencia. El corazón, al tener que introducir la sangre en un
sistema con una presión muy elevada, tiene que hacer un esfuerzo extra y aumenta su
tamaño, algo que se denomina hipertrofia ventricular (crecimiento del ventrículo
cardiaco). Este crecimiento exagerado y anormal del ventrículo favorece el desarrollo
posterior de insuficiencia cardiaca, cuando la bomba cardiaca falla y ya no puede
impulsar la sangre de manera adecuada. Los pacientes con hipertensión arterial tienen
también un riesgo aumentado de padecer enfermedad coronaria (angina de pecho e
infarto de miocardio) y arritmias como fibrilación auricular. Las enfermedades de
corazón son la primera causa de muerte en los sujetos con hipertensión arterial.

Complicaciones en el riñón. La hipertensión arterial, junto a la diabetes, son la


primera causa de insuficiencia renal crónica en países industrializados. A su vez,
muchas enfermedades del riñón producen hipertensión arterial por lo que a veces no
se sabe cuál es la primera alteración, si el daño del riñón o la presión arterial elevada.
Complicaciones cerebrovasculares. La hipertensión arterial favorece el desarrollo
de ataques isquémicos transitorios y de ictus, pero también es responsable del daño
cerebral progresivo que lleva a la aparición de demencia de causa vascular. Esta
demencia aparece como consecuencia de pequeños infartos cerebrales (infartos
lacunares) y de falta de riego de la sustancia blanca cerebral. Cuando la presión
arterial es muy alta puede producirse una complicación grave denominada
encefalopatía hipertensiva, consistente en la aparición de dolor de cabeza, náuseas,
vómitos, disminución de la conciencia con tendencia al sueño y, en ocasiones,
aparición de déficits neurológicos (problemas para hablar o para mover una parte del
cuerpo). Si no se trata puede llevar al coma, a la aparición de convulsiones y a la
muerte.

Complicaciones oculares.

Otras complicaciones. La hipertensión arterial también se relaciona con el riesgo de


arteriosclerosis en territorios distintos al coronario y cerebrovascular, como el
aneurisma de aorta y la enfermedad arterial periférica.
Figura 5 Complicaciones

2.3.4 Cuando debemos consultar

Si tienes 40 años o más, o si tienes entre 18 y 39 años y presentas un riesgo elevado


de presión arterial alta, pídele a tu médico que te mida la presión arterial todos los
años.

Por lo general, la presión arterial se debe medir en ambos brazos para determinar si
hay alguna diferencia. Es importante usar un brazalete del tamaño adecuado.
Tu médico probablemente te recomendará medirte la presión con más frecuencia si ya
te han diagnosticado presión arterial alta o si tienes otros factores de riesgo de
enfermedad cardiovascular. A los niños de 3 años y mayores generalmente se les
medirá la presión arterial como parte de su examen anual de rutina. Si no visitas a tu
médico con regularidad, es posible que puedas medirte la presión arterial gratis en una
feria de salud u otros lugares en tu comunidad. También puedes encontrar máquinas
en algunas tiendas que te medirán la presión arterial gratis.

Las máquinas públicas para medir la presión arterial, como las que encuentras en las
farmacias, pueden brindar información útil acerca de la presión arterial, pero también
pueden tener algunas limitaciones. La precisión depende de varios factores, como el
tamaño adecuado del brazalete y el uso correcto de las máquinas. Pídeles a tu médico
consejos sobre el uso de las máquinas públicas para medir la presión arterial.

Figura 6 Prevención
Figura 7 Cuidados
2.3.5 Diagnostico de la hipertensión arterial

El diagnóstico de la presión arterial requiere:

1. Demostrar que existe hipertensión arterial.


2. Evaluar si la hipertensión arterial ha producido daño en algún órgano.
3. Si fuera necesario, investigar sus causas.

Los valores de presión arterial que se consideran elevados en niños y jóvenes son
distintos, diferentes para cada país, en función de la cifra de presión arterial de niños
de la misma edad, sexo y talla.
El diagnóstico de hipertensión arterial también se puede realizar determinando la
presión arterial tomada en el domicilio del paciente con un aparato automático (AMPA;
de Auto Medida de la Presión Arterial). En estos casos el diagnóstico de hipertensión
arterial se establece cuando la cifra de presión arterial supera los 135/85 mmHg.

En algunos pacientes, la hipertensión arterial también puede diagnosticarse tras la


colocación de un aparato que mide automáticamente la presión arterial mientras el
paciente realiza su vida habitual durante 24 o 48h). Este aparato permite relacionar los
cambios tensionales con las actividades cotidianas y permite evaluar la presión
durante el día (diurna) y durante la noche (nocturna). Existen diversos estudios que
han demostrado que el mantenimiento de presiones arteriales nocturnas elevadas es
un dato asociado con un mayor riesgo cardiovascular. Al igual que ocurre con el
AMPA, los valores de MAPA que se consideran para el diagnóstico de hipertensión
arterial son superiores a 135/85 mmHg.
Otros tipos de hipertensión arterial:

∙ Hipertensión arterial de bata blanca. Se denomina hipertensión arterial de bata


blanca cuando el paciente tiene cifras altas de presión arterial en la consulta
del médico que se normalizan cuando se toma la tensión fuera del ambiente
sanitario. Los pacientes con hipertensión arterial de bata blanca desarrollan
con más frecuencia hipertensión arterial verdadera en el futuro y tienen un
riesgo mayor de complicaciones cardiovasculares que las personas con
tensiones normales en la consulta del médico.

∙ Hipertensión enmascarada. Se denomina así cuando el paciente tiene valores


de presión arterial normales en la consulta del médico, pero presenta cifras
tensionales elevadas cuando se toma la tensión fuera del ambiente sanitario.
En todo paciente hipertenso se deben evaluar las posibles alteraciones que la
hipertensión arterial haya podido producir sobre diferentes órganos.
Para ello se suele solicitar:

∙ Análisis de sangre. Permiten valorar la función del riñón (creatinina) y descartar


algunas hipertensiones secundarias a otras enfermedades.
∙ Análisis de orina. Permiten demostrar la presencia de microalbuminuria, es decir,
eliminación anormal de proteínas por la orina, una alteración temprana que
indica un mayor riesgo futuro para el desarrollo de insuficiencia renal y de
complicaciones cardiovasculares.
∙ Un electrocardiograma. Permite ver si existe o no hipertrofia del ventrículo
cardiaco.
∙ Otras pruebas: También se pueden solicitar, aunque en muchas ocasiones no
son imprescindibles, una radiografía del tórax, un ecocardiograma o un índice
tobillo-brazo, éstos últimos para evaluar la repercusión de la hipertensión
arterial sobre el corazón y las arterias.

La mayoría de hipertensiones son esenciales, es decir, no tienen ninguna causa


evidente. Por ello, no está indicado realizar estudios sofisticados sobre posibles
enfermedades que, en la gran mayoría de ocasiones, van a ser normales. Solo en
determinadas situaciones existe indicación para buscar una enfermedad responsable
de la hipertensión arterial. Estas son:

∙ Hipertensión arterial que aparece en menores de 30 años, sin obesidad ni historia


familiar de hipertensión.
∙ Hipertensión arterial que se inicia antes de la pubertad.
∙ Hipertensión arterial que se descompensa de forma importante después de llevar
tiempo controlado con medicación.
∙ Hipertensión arterial grave que no se controla con varias medicinas. ∙ Hipertensión
arterial que se acompaña de otros síntomas o signos que sugieren que pudiera
haber una enfermedad responsable de la misma.
En estas circunstancias pueden solicitarse diversas pruebas adicionales como
radiografías especiales, ecografías, TAC, RMN, gammagrafías y análisis muy
concretos de sangre y de orina de 24 horas, algunos de ellos tras realizar una serie de
acciones previas a la extracción de sangre (estar de pie un rato, tomarse una pastilla,
etc.).
2.3.5.1 Es hereditaria la hipertensión arterial

Los pacientes con hipertensión esencial tienen, en general, familiares con hipertensión
con más frecuencia que el resto de la población, por lo que efectivamente existe un
componente hereditario de la enfermedad.

2.3.5.2 Podemos prevenirla

La hipertensión arterial puede prevenirse, o puede retrasarse su aparición, si se


mantiene un peso adecuado se realiza ejercicio físico frecuente y se realiza una dieta
pobre en sal y rica en alimentos frescos.

2.3.6 Tratamiento de la hipertensión arterial

La hipertensión arterial es una enfermedad crónica que no se cura. Puede controlarse


con diversas medidas higiénico-dietéticas y con medicación, pero suele ir progresando
con la edad, siendo habitual que se precise añadir nuevos medicamentos a lo largo de
los años. El tratamiento permite reducir el número de complicaciones en diversos
órganos y reduce la mortalidad.

Medidas higiénico-dietéticas. Están dirigidas a reducir tanto la presión arterial como


el riesgo de complicaciones cardiovasculares y renales:

∙ Los pacientes hipertensos deben realizar una dieta rica en frutas,


verduras, legumbres, y lácteos desnatados, los cuales proporcionarán
un aporte de calcio, magnesio y potasio adecuados. La dieta debe tener
un escaso contenido de sal (< 6 gramos diarios). Además de utilizar
menos sal al cocinar, se deben evitar los alimentos salados, como
quesos, embutidos, conservas, sopas de sobre, alimentos
precocinados, aperitivos (aceitunas, patatas fritas, frutos secos, etc.),
bacalao, etc. Para mejorar el sabor de la comida pueden utilizarse
hierbas y especias. Pueden utilizarse con moderación sales especiales
con potasio o magnesio. A su vez se debe intentar seguir una dieta de
protección cardiovascular baja en grasas.
∙ Se debe moderar el consumo de alcohol.

∙ Si se está obeso o se tiene sobrepeso se debe recomendar la reducción


del peso mediante una dieta baja en calorías y el aumento de la
actividad física. Un descenso moderado de peso puede acompañarse
de reducciones importantes de la tensión arterial.

∙ Se debe realizar ejercicio físico durante al menos 30 minutos al día,


adaptado a la edad y a la forma física del paciente. Se requiere un
ejercicio de al menos moderada intensidad, como caminar de forma
rápida.

Medidas farmacológicas. Existen diversos grupos de medicamentos que reducen la


presión arterial. Cada uno de estos grupos presenta una serie de efectos adversos y
una serie de beneficios específicos para determinados grupos de pacientes. Si bien es
conveniente individualizar el tipo de medicamento que se debe administrar, según
evoluciona la enfermedad suele ser necesario ir sumando nuevos medicamentos para
el control adecuado de la presión arterial. Los grupos farmacológicos más
ampliamente utilizados son:

∙ Diuréticos. Son medicinas que bajan la presión arterial al reducir la


cantidad de líquido del interior de la circulación sanguínea favoreciendo
su eliminación por la orina: ejemplos de diuréticos son la
hidroclorotiazida, el amiloride, la indapamida, la furosemida o la
torasemida.

∙ Inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECAs).


Dentro de este grupo se encuentran el captopril, enalapril, ramipril, etc.
Impiden la acción de una sustancia que facilita la contracción de las
arterias. Son uno de los grupos farmacológicos más utilizados. Pueden
producir tos como efecto adverso frecuente.

∙ Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA II), como el


losartán, irbesartán, olmesartán, etc. Impiden también la contracción de
las arterias.

∙ Inhibidores directos de la renina. Apenas se utilizan.

∙ Calcios antagonistas. Facilitan la relajación de las arterias. Dentro de


ellos se encuentran el nifedipino, amlodipino, verapamilo y dilatasen.
Algunos producen como efecto adverso hinchazón de tobillos y piernas
(edemas).
∙ Beta-bloqueantes. Además de reducir la presión arterial enlentecen el
ritmo cardiaco. Se utilizan también en pacientes con enfermedad
coronaria y con insuficiencia cardiaca. Entre ellos se encuentran el
propanolol, atenolol, etc.

∙ Bloqueadores, como la doxazosina y tamsulosina. Su efecto sobre la


presión arterial es pequeño. Sirven también para tratar la hipertrofia de
próstata.

Se denomina hipertensión arterial refractiva o resistente a aquella hipertensión arterial


que no se controla a pesar de realizarse adecuadamente las recomendaciones
higiénicas y de tomar al menos 3 medicamentos para su control (uno de ellos un
diurético). En estos pacientes se suelen añadir más fármacos, siendo de primera
elección la espironolactona, un tipo de diurético. En situaciones en las que no se
puede controlar la presión arterial, actualmente se están investigando nuevas técnicas
de tratamiento.

∙ Destrucción de las terminaciones nerviosas de las arterias del riñón mediante


fotocoagulación. Consiste en la realización de un cateterismo a través de la
arteria femoral en la ingle y la colocación de un catéter en las arterias renales
donde se queman una serie de terminaciones nerviosas, lo que reduce la
presión arterial. Los resultados de los últimos estudios sugieren que esta
técnica no tiene utilidad.
∙ Estimulación del seno carotídeo. Consiste en la colocación de un aparato que
estimula una zona del cuello llamada seno carotídeo que permite reducir la
presión arterial.

Figura 8 Medidas contra la hipertensión


2.4 Relación entre el covid-19 y la hipertensión arterial
Algunos estudios sugieren que las personas con presión arterial alta sufren un riesgo
mayor de enfermarse gravemente y fallecer debido a la enfermedad por coronavirus
de 2019 (COVID-19. Otros expertos, sin embargo, dicen que los individuos con presión
arterial alta que peor reaccionaron a la COVID-19 eran de edad avanzada y tenían
otras afecciones médicas, como diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas graves.
La relación entre la presión arterial alta y la COVID-19 sigue en etapa de investigación,
pero las personas con presión arterial alta no controlada parecen tener un riesgo
mayor de sufrir complicaciones por la COVID-19 que aquellas que la han regulado con
medicación.

Una de las enfermedades más frecuentes en pacientes con COVID-19 es la


hipertensión. También es la que se presenta más a menudo en pacientes con
complicaciones graves de la COVID-19, como la dificultad respiratoria aguda. Sin
embargo, esta relación entre la COVID-19 y la hipertensión arterial no es sorprendente
ni implica de por sí que exista una relación causal entre ellas o que se asocie a una
mayor gravedad. De hecho, es una relación muy lógica teniendo en cuenta que la
hipertensión es extremadamente frecuente en las personas mayores y que estas son
las que tienen más riesgo de contagiarse de COVID y tenerla en formas más graves y
con más complicaciones.

Hasta ahora, era aún pronto para poder llegar a conclusiones, pero recientemente se
ha publicado un estudio con datos de 150 hospitales españoles que muestra que la
hipertensión se asocia a un mayor riesgo de mortalidad por COVID-19,
independientemente del sexo y la edad de los pacientes, reduciéndose este riesgo en
aquellos que estaban siendo tratados. El estudio analiza a más de 12.000 pacientes y,
entre ellos, se observa que entre todos los que fallecen, un 50% tenía hipertensión.
Además, para comprobar estas conclusiones, se compararon los resultados en
pacientes con hipertensión respecto a los pacientes con una tensión normal.

Por otro lado, hay un aspecto de los tratamientos para la hipertensión que también es
importante tener en cuenta. El receptor que usa el coronavirus para entrar dentro de
las células es el mismo que el que utilizan determinados fármacos para la
hipertensión. Es el caso de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
(ECA) y bloqueadores del receptor de angiotensina (BRA). Por ello, se han planteado
preguntas sobre la posibilidad de que estos tratamientos puedan ser beneficiosos o
perjudiciales. Existe la hipó tesis de que tomar estos fármacos podría aumentar la
susceptibilidad de contagiarse de COVID-19 o de tener un peor pronóstico. Sin
embargo, los datos de los que se dispone hasta el momento nos indican que estos
tratamientos incluso podrían disminuir el potencial de desarrollo del síndrome de
dificultad respiratoria aguda, miocarditis o daño renal agudo, complicaciones
habituales en pacientes con COVID-19. Aun así, aun se necesitan más estudios para
poder confirmarlo.

La asociación entre patología cardiovascular y mala evolución de la infección por


SARS-CoV-2 resulta llamativa. Estudios publicados en diferentes países muestran que
la hipertensión, la diabetes, la enfermedad cerebrovascular y la cardiopatía isquémica
son marcadamente más frecuentes en los pacientes que requieren cuidados críticos o
fallecen por COVID-19. Un posible nexo causal sería el daño y la disfunción
miocárdica producidos por el SARS-CoV-2, evidenciado en los frecuentes hallazgos de
elevación de la troponina y anormalidades electrocardiográficas.

Por otra parte, existen hipótesis a favor y en contra de un posible efecto deletéreo de
los inhibidores de la enzima convertidora y los bloqueantes del receptor de
angiotensina 2 en esta patología, no habiendo actualmente evidencia sólida que
respalde contundentemente una u otra, resultando impostergable la necesidad de
estudios que diluciden este interrogante.

Los pacientes con enfermedad cardiovascular deberían evitar especialmente la


exposición al SARS-CoV-2, no automedicarse y consultar rápidamente ante la
aparición de síntomas.

En conclusión, hoy en día ya se ha confirmado que la hipertensión empeora el


pronóstico de la COVID-19, aunque no se sabe todavía si algún tratamiento para la
hipertensión es dañino o beneficioso para la evolución de la enfermedad. Es más, los
tratamientos antihipertensivos deben mantenerse para garantizar un buen control de la
presión arterial en base a la evidencia actual en este momento.
3. Conclusión

La enzima conversora de angiotensina actúa como receptor del SARS-CoV 2


propiciando su entrada a sus células diana. Los individuos hipertensos presentan un
curso evolutivo más desfavorable de la afección por este virus. No es aconsejable la
suspensión del tratamiento con inhibidores de la enzima conversora de angiotensina o
antagonistas del receptor de angiotensina en paciente con COVID-19 y antecedente
de Hipertensión Arterial debido a los beneficios cardiovasculares que estos brindan y,
a la falta de evidencia que demuestre la asociación entre estos fármacos y una
evolución desfavorable
4. Recomendaciones

- Elegir alimentos sanos para el corazón. -


Disminuir la cantidad de sal en la alimentación.

- Bajar de peso.

- Realizar actividad o deporte.

- Controlar el estrés.

- Evitar el consumo de alcohol.

.
5. Bibliografía

Hipertensión: los riesgos del COVID-19 y las medidas que se pueden tomar

- AS.com relacion entre el covid 19 y la hipertension arterial... - Google

Académico

La relación entre la presión arterial alta y la COVID-19: ¿Estoy en riesgo? – Mayo


Clinic News Network

Hipertensión arterial y COVID-19: cuidados y recomendaciones (unl.edu.ar)

Relación entre COVID-19 e Hipertensión Arterial | Giralt-Herrera | Revista Habanera de


Ciencias Médicas (sld.cu)

COVID-19: un estudio reveló que la hipertensión arterial es la comorbilidad más


frecuente - Infobae

Covid-19 e hipertensión arterial, el dúo más macabro y peligroso posible


(elconfidencial.com)

Coronavirus e hipertensión: claves para controlar la presión arterial alta y evitar el


COVID-19 | TECNOLOGIA | EL COMERCIO PERÚ

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