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REVISTA 98

MAYO
LATINOAMERICANA AGOSTO
2016
DE TEOLOGIA AÑO XXXIII

MICHAEL P. MOORE
La cristología poética de Pedro Casaldáliga

JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS


''Romeros de América"

XAVIER ALEGRE
Misión del laico en el testimonio
del Nuevo Testamento

JUAN HERNÁNDEZ PICO


El poder de Dios y la responsabilidad humana

Centro de Reflexión Teológica


Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas"
San Salvador, El Salvador
REVISTA 98
MAYO
LATINOAMERICANA AGOSTO
2016
DE TEOLOGÍA AÑO XXXIII

ISSN 0259-9872

ÍNDICE

Michael P. Moore
La cristología poética de Pedro Casaldáliga .. ....... .... ..... ........ ..... .. .. 99

José Ignacio González Faus


"Romeros de América" ......... .. ................ ........ .... ..... .. ..... ...... .... ..... .. 121

Xavier Alegre
Misión del laico en el testimonio del Nuevo Testamento
y en las últimas congregaciones generales de la
Compañía de Jesús............. .......... .. ......... .. .................. ..... ..... ......... 143

Juan Hernández Pico


El Dios que nos acompaña en nuestra aventura histórica
El poder de Dios y la responsabilidad humana 169

Centro de Reflexión Teológica


Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas"
San Salvador, El Salvador, C.A.
HIJV19lA U\TIN(;)AMUIIC/\N/\ l)C H OI üal/\
11111d11do1
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R. Sivatte
El Salvador
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La cristología poética de
R. Cardenal El Salvador Pedro Casaldáliga
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V. Elizondo Estados Unidos Michael P. Moore
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todo lenguaje: atañe a la palabra teológica, a la filosófica, a la poética ... El desafío
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nsabilidad de los autores. poeta se anima a romper el silencio original.
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Centroamérica y Panamá $ 25.00 es decir, el que puede conocerse a partir de la revelación histórica en la vida,
Norte y Suramérica $ 35.00 la muerte y la resurrección de ese judío marginal, intentando evitar posibles
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l. El tiempo y la espera, p. 17 (Santander, 1986). Salvo que se nombre expresamente
REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGI/\
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otro autor, las obras citadas corresponden a Pedro Casaldáliga. En las referencias
dlstpubii(ríJuco oclu.8v bibliográficas se listan los títulos de los poemas y las páginas del libro citado donde
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I ,¡\ c'IWHc ILCJC :lA 1•of.:Tl('A OE PEDRO CASALDÁLIGA 101
IOO li 11\'IS 1¡\ 1,.\ 11 Nc1¡\Mf)Ui'ANA OE TEOLOGÍA

111•11i¡u,, ,1 11111'111111 ,1 1>1m 11 ,11 1111,1p,111 y ,1·111qu11zu , d1 .. 1111-.i11111111do así lo que 11,1'lrn11lo 1eol6gico los autores y los temas de la teología de nuestro continente,
s1g11il11 il 1¡111111 1,11 d1v11111l¡1d 101110 lllll'stra hliat·iún2 • E11 csle l'iror cayeron -y r11 r .. ¡H't utl, en su línea Jiberacionista. Así, encarnación y reino se constituyen en
1 i1l1·gmfus centrales de su cristología, analizadas aquí en su expresión poética. En
s1gm·111 ilYl'lldo lodos los discursos c.¡uc deducen , de una idea previa de Dios, lo
t¡Ul'. d\'lw M'I ksus 1·11 cua nto Dios encarnado. El resultado es tanto una falsifica- 1:sll' nuce entre teología y literatura, la vida y la obra de Casaldáliga emergen
cio11 de su l11111w111dud como de su divinidad1. Por eso, pide nuestro autor: en América Latina como una de las más lúcidas e interpelantes figuras del amor
hecho historia, testigo de la Palabra hecha carne y de la carne hecha reino en su
Dinos cual es tu Dios, Jesús; enséñanos
vida y con su vida .
a no hacerlo el Dios que no lo haces.
¡Devuélvenos tu Dios, Sabedor del misterio de Dios, del misterio que es Dios, "Ninguna lengua a Su
mostrándonos el Padre! 4 verdad se atreve / Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe"7, escribe don Pedro,
mientras, con su palabra valiente, "se atreve" y nos acompaña para asomarnos
Claro que este punto de partida no exime del peligro de tergiversación, de y asombrarnos ante el Misterio, consciente -con realismo evangélico- del
un conocimiento direccionado al uso y al abuso, a la manipulación ideológica. pcl 1gro de referirse a esa realidad con poesías que anuncian y denuncian.
La pregunta y la duda que inquieta deben acompañar, críticamente, al propio
discurso. Así manifiesta esta preocupación, constante, con las primeras palabras Te llamarán poeta
con que comienza el soneto titulado "Jesús de Nazaret". para reírse de tus razones
que desentonan de su razón;
¿Cómo dejarte ser solo Tú mismo,
para zafarse de tu Evangelio
sin reducirte, sin manipularte?
que les cuestiona a su propio Dios.
¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte
Te llamarán profeta
igual, mayor, mejor que el Cristianismo?5
para exigirte lo que no son,
Desde estos presupuestos, el presente trabajo intenta mostrar algunos trazos para llevarte hasta la muerte
de la concepción cristológica de Pedro Casaldáliga, según se esboza en parte de y darte un póster en su salón8 •
su obra poética6 • De origen español, pero plenamente encarnado en el modo de
pensar, sentir y vivir de este continente empobrecido, su obra literaria tiene como 2. La Palabra se hizo carne ...
La idea de encarnación nos quiere decir que lo humano de Jesús es transpa-
rencia de Dios. La historia humana de aquel hombre es revelación de "lo humano
2. Cf J. l. González Faus, Acceso a Jesús: ensayo de teología narrativa, pp. 20-21
(Salamanca, 1979). de Dios"; y si un elemento de nuestra historia, una "humanidad", es palabra,
3. "Se presuponen conceptos que precisamente desde Jesús no se pueden presuponer: comunicación de Dios, esto significa que Dios no es algo extraño respecto de
qué es ser Dios y qué es ser hombre. Es decir, no se puede propiamente explicar esta historia, ni tampoco un irruptor advenedizo. Y, por lo tanto, el hombre no
9
la figura de Jesús a partir de conceptos supuestamente ya conocidos previamente a necesita salir de esta historia para encontrar a Dios •
Jesús, puesto que lo que viene a cuestionar Jesús es la comprensión de Dios y del
hombre. 'Divinidad' y 'humanidad' pueden servir como definiciones nominales para ¿Por dónde iréis hasta el cielo
romper de alguna manera el círculo hermenéutico, pero no como definiciones reales si por la tierra no vais?
ya conocidas para entender a Jesús; el movimiento debe ser más bien el contrario". J. ¿Para quién vais al Carmelo,
Sobrino, Cristología desde América Latina, p. 82 (México D. F., 1976). si subís y no bajáis?'º
4. Todavía estas palabras (Estela, 1989). Disponible en http://servicioskoinonia.org/
asaldaliga/poesia/todaviae.htm. Consulta el 1 de mayo de 2016.
5. Sonetos neobíblicos, precisamente, p. 29 (Buenos Aires, 1996).
6. Una buena introducción a esta temática se encuentra en V. Codina, "La teología
poéti ca de Pedro Casaldáliga, I", Revista Latinoamericana de Teología 12
(1987), 265-289; y en "La teología poética de Pedro Casaldáliga, U", Revista 7. Sonetos, o. c., p. 19.
/11ti11oa111ericana de Teología 13 (1988), 45-65. Y de manera más amplia y contex- 8. Todavía, o. c., http://servicioskoinonia.org/Casaldaliga/poesia/todaviae.htm.
111ad11 , el reciente trabajo de P. Paganelli, P(r)o(f)etas del reino . Literatura y teología 9. Cf J. l. González Faus, El factor cristiano, pp. 23-24 (Córdoba-Argentina, 2004).
ti,· lo /1h1 •1fü·ió11 e11 Brasil, pp. 121-187 (Buenos Aires, 2015). 10 El tiempo, o. c., p. 35.
102 IU.:VIS'l'A LA'l'INOAl\lfUIC 'ANA l>E TEOLOGÍA 1,A t 'lil fi till 111,IA 1'()1>:Tl( 'A DE l'El>RO CASALDÁLIGA IO.I

2.1. "Sus manos y sus pies de tierra llenos": encarmu:Um y k"uosis 11~11lld11d 1111 se sabe exactamente quién es Dios sino a la luz de la realización

La pretensión inaudita del cristianismo radica en afirmar que en Jesús-Cristo, 111 1,lt,1 illl ,1d11 de Dios en Jesús" 15 .
"le hemos visto el rostro a Dios". Jesús es el rostro humano de Dios, y por eso, l 'rn rsarnente, unas de las "sanas obsesiones" de Casaldáliga resulta ser el
desde ahí, podemos atrevernos a columbrar -con temor y temblor- algo de su de un modo claro y sin concesiones la humanidad de Jesucristo, lo que en
,1111111:11
verdad. Pero ese aparecer de Dios en carne humana no es neutral , es decir, la k11guaje más teológico supone, entre otras cosas, "la vuelta al Jesús histórico" 16 •
encarnación, siendo el misterio central de nuestra fe, no es "aséptica". Dios no Así, por ejemplo, con un realismo sin anestesia, escribe: "ternura que en tu
solo se hace hombre, sino que se hace un hombre con una humanidad concreta, vientre cabe,/ feto de sueño y sangre, nuestro Dios" 17 • Y alejando toda posible
en un tiempo y en un lugar, con una condición social, económica, socio-religiosa, sombra de docetismo: "Sus manos y sus pies de tierra llenos" 18 • Claro que esta
etc., bien determinadas, que hablan, de algún modo, de las opciones preferen- rotunda afirmación de la humanidad de Jesucristo no hipoteca la confesión de su
ciales de nuestro Dios. drvrnrdad, aunque sí la tiñe, al puntualizar lo escandaloso del modo: "¡versión de
En el vientre de María 1>ms en pequeñez humana! " 19 • Y es que el verdadero problema, desde el punto
Dios se hizo hombre. dl' vista teológico y con claras consecuencias pastorales, no consiste tanto en
Y en el taller de José afirmar ambas magnitudes, naturalezas, cuanto en precisar cómo se da la unidad
Dios se hizo también clase' 1• l'II concreto y simultáneamente: Jesús no es Dios y hombre, sino que es Dios en
s11 ser hombre; lo divino se nos da en lo no-divino. Dios se nos da Él mismo en lo
Por eso, conviene calificar, ¡sustantivar!, la encarnación como kénosis. No otro de sí, en la creatura, que es la humanidad de Jesús, no además,por encima o
solo hombre, sino, de alguna forma, negatividad humana: esclavo, siervo, pobre, o/ margen de ella20 . Y en esta línea teológica, Casaldáliga subraya el empequeñe-
maldición. Así, la dialéctica revelación-ocultamiento aparece teñida de lógica cimiento de Dios en la pequeña carne de Jesús.
kenótica.
Así, por ejemplo, en el poema de dolorosa actualidad "Comadre de suburbio",
Eres un Dios escondido, que es un constante ir y venir del ayer al hoy, de Belén a Vallecas, Harlem o las
pero en la carne de un hombre. favelas, presenta a nuestra contemplación cómo sería hoy el pesebre: entre paros
Eres un Dios escondido y algunas changas, inmigrantes sin techo y sin subsidios.
en cada rostro de pobre.
Más tu Amor se nos revela La cueva no tenía más higiene que el viento de la noche.
cuanto más se nos esconde 12 • Dios tuvo un vecindario de pobres amahares
-Vallecas o Belén, Belén o Harlem, Belén o las favelas-.
El soneto "Él se hizo uno de tantos", donde Casaldáliga aborda directamente Tú tenías apenas las dos manos para alternar con ellas el pesebre.
el tema de la encarnación, comienza señalando que la condición de posibilidad Las ricas caravanas llegaban siempre a punto.
para que la palabra poética pueda nombrarlo, es su decir-Se primero, anonadán- Vosotros llegaríais con las puertas cerradas.
dose, dado que "En la oquedad de nuestro barro breve / el mar sin nombre de No hubo piso en Belén; ni hubo piso en Egipto;
Su luz no cabe" 13 • Pero lo que es imposible para el hombre, no lo es para Dios y no hay piso en Madrid, para vosotros.
(cf Le 18,27), y por eso, "El Unigénito venido a menos / traspone la distancia José estará de paro forzoso muchos días.
14
en un vagido" • En el diálogo que es la revelación, la iniciativa, la palabra Pero "con un hilo irrompible de alegría", paradoja que suele atravesar la vida
primera (¡y última!), le corresponden a Dios. La palabra teológica, filosófica y, o de los pobres, orgullosos de una certeza que los enriquece porque
poética siempre es respuesta. Y esto que parece obvio, no lo ha sido tanto en los
distintos discursos sobre Dios, porque muchas veces se ha caído en esos nocivos 15. O. González de Cardedal, Jesús de Nazaret. Aproximación a la Cristología, p. 2:w
apriorismos (¿inocentes?) a los que nos referimos en la introducción, cuando en (Madrid, 1975).
16. Cf Espiritualidad de la liberación, pp. 108-114 (Buenos Aires, 1993).
17. Sonetos, o. c., p. 27.
11 . ('011 ll'sús, el de Nazaret, p. 21 (Madrid, 2005). 18. Sonetos, o. c., p. 19.
1} li//lm•fa, o. c., http://scrvicioskoinonia.org/Casaldaliga/poesia/todaviae.htm. 19. lbidem.
11 Sn111·101, o. e, p. 19. 20. Cf J. l. González Faus, La humanidad nueva: ensayo de cristología, p. 580
11 /!>11/1 •111 .
(Santander, 1984).
104
IU<SIS'1',\ l ,A'l 'IN0,\1\11 (1111 ',\NA UE TEOLOGÍA c'l(l'i I ii¡ii, ¡f \ l'OETl('A 1)1,; 1•1,:l>KO CASALDÁLIGA IO~

con el Yerno hecho carne que habita entre nosotros


, .2, '' \' d Vt·rbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte": encarnación y cruz
tú has instalado a Dios en el suburbio humano21•
\1 l,1 verdad de la encarnación nos permite afirmar la divinización de la
Dios se hace hombre ... sin techo, sin trabajo, sin papeles ... Y en un sentido 11 ,il11L1d , la actualidad de la cruz nos recuerda ahora con la misma claridad que
poema mariano, "Mujer de cada día", pinta como en un cuadro, cadenciosamente, 1 •, 1 prnceso todavía no se ha completado. Y es que la encarnación es un concepto
el contexto nazareno: cotidiano, silencioso, amable, pequeño, y allí apunta un
tensión y dinámico: incluye en sí misma la kénosis y apunta intrínsecamente a
1· 11
detalle fundamental, pero muchas veces olvidado: la dimensión de la encarnación la resurrección. La cruz de Jesús es aún cruz de la realidad y, por lo tanto, escon-
en el tiempo.
dimiento de Dios en ella26 • Axioma cristológico que para el poeta se convierte en
Y el Verbo se hace Hombre, día y noche, imperativo antropológico.
delante de tus ojos,
Entra en picado
al filo de tus manos,
por aquella kénosis
detrás de tu silencio22 •
que el Verbo aventuró
En lenguaje más categorial, implica afirmar que la encarnac1on es una desnudamente,
magnitud esencialmente histórica, no como posesión puntual de sí tota simul et de abismo en abismo,
perfecta, sino como llegar a ser lo que sin embargo ya se es desde siempre23 • De hasta el foso fecundo de la muerte27 •
esa manera, queda revalorizada la dimensión histórica, procesual, y permite vivir
la filiación, a Jesús y a nosotros, como don y como tarea. Por otra parte, si la encarnación implica para Dios tocar la historia en la
carne de Jesús, la muerte en cruz significa asumir las consecuencias de un deter-
En esa misma dimensión temporal, ahora en perspectiva escatológica, minado modo de vivir. Encarnación, entonces, no solo en la vida, sino también
Casaldáliga señala la continuidad en la discontinuidad de la propia identidad: en la muerte, pero en una muerte que es consecuencia de un estilo de vida y unas
seremos los mismos, pero no lo mismo, al igual que lo fue Jesús. opciones mantenidas hasta pagar el precio con la propia vida: Jesús murió como
Y seremos nosotros, para siempre, murió, porque vivió como vivió. Dado que, como dijimos en el punto anterior, la
como eres Tú el que fuiste, en nuestra tierra, encarnación no es aséptica, desde ahí puede "entenderse" el tipo de muerte que
hijo de la María y de la Muerte, sufrió Jesús: asesinado, en la plenitud de su vocación, por los poderosos. Y hoy
compañero de todos los caminos 24 • sigue encarnándose en la muerte de tantos mártires del pueblo sufriente, como
proclama dom Pedro en el poema "San Romero de América".
Y es que, propiamente hablando, habría que afirmar que la encarnación no
El ángel del Señor anunció en la víspera,
concluye sino con la resurrección: allí queda Jesús plenamente constituido el
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
Hijo de Dios, con esa misma humanidad encarnada y crucificada que, conser-
vando las llagas, ahora es glorificada. como se hace muerte, cada día en la carne desnuda de tu Pueblo28 •

Seremos los que somos, para siempre, Pero conviene aclarar que el Hijo de Dios sigue encarnándose en la muerte
pero gloriosamente restaurados, injusta de tantos y tantas para denunciar que no todo está permitido, no para
como son tuyas esas cinco llagas, sacralizar esa cruz. Es que el cristianismo en general, y el latinoamericano en
imprescriptiblemente gloriosas 25 • particular, ha desarrollado, por momentos, una suerte de devoción a la cruz
-¿sin el crucificado?-, que pervierte peligrosamente ese signo central de la
piedad. La única cruz que el Señor acepta y nos invita a cargar es la que viene

21 . Antología personal, p. 21 (Madrid, 2006).


22. lhid., p. 18. 26. Para ampliar esta importante verdad teológica, subrayada por J. l. González Faus,
ver M. Moore, Creer en Jesucristo. Una propuesta en diálogo con O. González di'
2.l e¡: J. l. González Faus, La humanidad nueva, o. c, p. 207.
\1 So11('tos, o. c ., p. 63. Cardedal y J. l. González Faus, pp. 303-316 (Salamanca, 2011).
)<¡ !l1td1•111 27. Con Jesús, o. c., p. 53.
28 . Antología, o. c., p. 65.
111\ e' 11I S 1111,rn :Íi\ 1'01<:'l'I< ' ¡\ 1111 l'I • 111(() ( 'ASALl)Á LIGA I07
10(, 1 IW 1¡\N \ IIWl'EOLOGÍA

de lucha, 101111.11;111111 ''1 1'111 1\o, 1· 111111 w 1di1d1·10 p111111 .11111111 il11,10, denuncia dl'1tl10 de /\uschwit/!,
y mald1n· tod.1 11111 q11L' 1111 l's la ciu1: de Jcsus la (lll l 111q 11 q 1 ,1 l,1 1csignación SL' p1 L'guntan aquí los l'lllt1pam·ms,
fatali sta y 11l1l'111111te " Muldit a sea la cruz/ que cargamos , 111 11 11 11 11 / como una cargados de razón, dl' ll anto y sangre,
fatal herenc ia" , la que se vuelve opresión de los más 1111kl\'l"os " Maldita metidos en la mul'1 ll'
sea la cruz/ que echamos sobre los hombros/ de los hermanos fll'quefíos"-, la di aria
no combatida -"Maldita sea la cruz / que no quebramos a golpes / de libertad de millones . .. 12
solidaria"-, la que se vuelve amuleto ofensivo -"Maldita sea la cruz / que
Con razón , explicita lo obvio, pero muchas veces ignorado: el lugar geográ
exhiben los opresores/ en las paredes del banco, / detrás del trono impasible, / en
hcn , social , económico, cultural , religioso .. . , desde donde surge la pregunta ,
el blasón de las armas,/ sobre el escote del lujo, / ante los ojos del miedo"-, la
condiciona y tiñe la respuesta. Así, desde el seno oscuro de esa realidad, el poeta
que prostituye el nombre de Dios -"Maldita sea la cruz/ que el poder hinca en
SL' hace eco, retóricamente, de las preguntas que anidan en tantos creyentes
el Pueblo, / en nombre de Dios quizás. / Maldita sea la cruz / que la Iglesia justi-
vulnerados por los más diversos sufrimientos.
fica -quizás en nombre de Cristo-". Y cierra, exclamando, con ira profética:
"¡Maldita sea la cruz /que no pueda ser La Cruz!" 3º. Y Tú, ¿no dices nada?, ¿no te enteras?
¿pides más cruz aún?, ¿más sangre esperas?,
2.3. "¿No sabes imponerte, Amor frustrado?": encarnación y escándalo ¿no sabes imponerte, Amor frustrado? 33
El tema de la cruz remite, en la teología y en la espiritualidad, al del sufri- Más allá de la pregunta, "humanamente" legítima, que emerge desde las
miento del inocente y a la acción-inacción del Dios proclamado como Amor entrañas heridas, cierra el soneto: "¡Dios mío y nuestro y de Jesús, ¿por qué / una
y Omnipotencia31 . Claro que esta difícil cuestión, clave de la teodicea, no es vez más nos has abandonado?!" 34 . Casaldáliga sabe que nuestro Dios, el Dios de
abordada sistemáticamente en la poesía de Casaldáliga. Pero surgen algunas Jesús, es un Dios que está del lado del sufriente, que no abandona a su pueblo
claves importantes. Ante todo, el poeta contextualiza la cuestión con dialéctico oprimido. Y sabe que ha puesto en nuestras manos la historia. Por lo tanto, las
realismo. causas de esos males habrá que buscarlas entre la libertad y la contingencia del
¿Cómo hombre: "el sufrimiento . . . es simultáneamente un misterio y una connaturalidad
hablar de Dios en nuestra condición de seres finitos y mortales" 35 . Por eso, a esa pregunta
después de Auschwitz?, retóricamente insolente, "¿no sabes imponerte, Amor frustrado?", el mismo autor
os preguntáis vosotros, respondería: no. No sabe. El amor de Dios, el Dios que es amor, no sabe de
ahí, al otro lado del mar, en la abundancia. imposiciones: seduce, alienta, insinúa y convoca a luchar contra esos males. Y es
¿Cómo que la cruz de Jesús o es el fin de toda teología o es el comienzo de una teología
hablar de Dios nueva y radicalmente cristiana, más allá del ateísmo y del teísmo, que piensan
a Dios en simple correspondencia y continuidad con el hombre. La cruz o es la
muerte definitiva del Dios de Jesús, y de su.proyecto del reino, o es la invitación
29. "Ya hay suficiente mal en el mundo. Dios no quiere que lo aumentemos. Al contrario,
a incorporar a nuestro discurso teológico el momento del fracaso de Dios en la
quiere que lo combatamos. Vivir y luchar por la Causa de Jesús incluye combatir el mal historia ... y desde el suyo, el nuestro36. Y a pasar de la imagen de un Dios intcr
y construir el bien, ahogar el mal con el bien (Rm 12,21). La cruz que el Señor Jesús vencionista a un Dios discreto.
nos invita a tomar si queremos seguirle no es una cruz que haya que buscar; es la cruz
que viene de luchar contra la cruz: ' la cruz que la carne y el mundo echan sobre los
hombros de los que buscan la paz y la justicia' (GS 38)". Espiritualidad, o. c., p. 218.
30. Con Jesús, o. c., p. 51.
31. "En la cruz aparece en directo el silencio, la inacción y, desde ahí, la impotencia o al 32. Antología, o. c., p. 110.
menos la inoperatividad de Dios. La manifestación de esa inactividad e impotencia 33. /bid ., p. 123.
no tiene formalmente una dimensión liberadora ni tiene por qué generar esperanza en 34. Jbidem.
los crucificados, las víctimas. Pero si se la relaciona con la manifestación poderosa de 35. Espiritualidad, o. c., p. 199.
Dios en la resurrección, entonces puede hacer creíble el poder liberador de Dios". J. 36. Cf J. Moltmann, El Dios crucifica do. La cruz de Cristo como base y crítica de wtlo
Sobrino, Lafe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas, p. 134 (Madrid, 1999). teología cristiana, pp. 13-14, 353-358 (Salamanca, 1977).
1,.\ cius 1111 ,(11 :IA l'OETl('A 111' ,.,, IIIUI ('¡\SAi ,l>ÁI.H !A IO'I
108 IU,:VIS'I'¡ \ i ,i\TINili\Mimit 'AN'\ m: TEOLOGÍA

t•stt• 1t·1110 de fraternidad, drt1111d11 p111 l¡1 111th1s1ún y la th:nuncia de las d, , 1111111 ~
Ya para la iglesia primitiva supuso un arduo c,111111111 11 11h11 reflexivo y
1111 mas de exclusión. Uno dt· sus 11111 •, hdlm ,rnwtos cicrrn con una p1eg1111ta qttl'
existencial el pasar de percibir la cruz como escándalo 11 111 11 .11 l.1 nuno salva-
ción. Pero J. Sobrino avisa que ninguna explicación dclw, lit 11111"11t ,11 disolver nos lanza el mismo Dios y que s11 sp1·111l1· t·I ;tl11·11to del lector.
esa dimensión de aspereza que tiene la cruz: "bien está bu~rn, 1tl1v10 para la Quizá sea un Caín, pero es humano ,
razón escandalizada, pero mal está que ese alivio eliminase el cscl\ ndalo" 37 , y por él, Dios, celoso, nos pregunta:
puesto que el hecho de que Dios dejase morir a su Hijo muy amado en vistas Abel, Abel, ¿qué has hecho de tu hermano?''
al bien mayor de la salvación, no es un dato evidente a priori, que pudiéramos
Reinventa así esa historia, borrando, o al menos, cuestionando, los roles bien
deducir de nuestra preconcebida idea de Dios; muy por el contrario, solo a
dl'h1tidos entre buenos y malos, víctimas y victimarios. Porque, sea lo que fuere,
posteriori y superando nuestra lógica meramente racional, podemos acercarnos
" ( ' 11(11" no deja de ser un hermano . .. y un humano, que
a ese misterio38 • La cruz es escándalo porque es muerte, porque es muerte de
un inocente y porque ese inocente era el Hijo de Dios. Y porque da la vida por 1 11:va el destino a cuestas, con el saco,
defender la verdad de Dios y la verdad del hombre ... que le da muerte en nombre 11111erto el amor y la tristeza viva.
de ese Dios, o, mejor dicho, de su dios 39 . Le escuece el alma en el mirar opaco.
Es una soledad a la deriva42 •
En definitiva, esa kénosis de la que venimos hablando es la que da razón de la
aparente ausencia de Dios en la vida de Jesús, sobre todo, en el drama de la cruz, Con la misma intención de avisar contra una rápida auto-absolución en el
y permite interpretarla como revelación de la identidad solidaria de Dios con el rnmpromiso de la búsqueda de una humanidad más humana, acerca al lector a la
hombre, sobre todo, del hombre sufriente 40 • fi gura de Judas: "Judas, hermano Judas, compañero / de miedos, de codicia, de
trnición"43 • La posibilidad de la entrega (cf Jn 13,21) es una amenaza latente en
3. Y la carne se hizo reino todo creyente.
Si el misterio del Dios que se hace hombre es el fundamento del cristianismo, Frustrado apóstol turbio del deseo,
se entiende la importancia de la cuestión del reino, dado que esa causa es la que lo que sabemos hoy, tú no sabías;
da sentido a la vida y a la muerte de Jesús de Nazaret. Entre la encarnación y la lo que esperabas tú del Galileo,
cruz, pues, el reino es la clave que ilumina su historia y que llena de contenido y lo exigimos de Dios todos los días 44 •
de significado su resurrección. En fidelidad a la historia del Galileo, Casaldáliga Y sin decirlo expresamente, Casaldáliga señala todas esas posturas vitales
nos presenta a un Jesús que, mientras revela el designio del Padre, critica toda que se sostienen en una expectativa mesiánica más mágica y mítica que jesuá-
forma de humanismo que pretenda instaurar un reino olvidando su último n ica, que pretenden que sea Dios quien, "a golpe de milagros", resuelva los
fundamento y condición de posibilidad, que es la paternidad de Dios; y en cuanto conflictos de la historia45 • En cierta medida, el poeta excusa a Judas, porque "lo
revela cuál es su voluntad histórica, critica toda Iglesia, toda teología y toda fe, que sabemos hoy, tú no sabías". En efecto, Judas no alcanzó a saber que Dios no
que intente predicar un Dios sin reino. bajó a su Hijo de la cruz, que no intervino suprimiendo la libertad de quienes
decidieron eliminarlo (cf Mt 27,40-43). Y si no evitó directamente el sufrimiento
3.1. "Abel, Abel, ¿qué has hecho de tu hermano?": reino y fraternidad - el cáliz no pasó-, ni la muerte de su Hijo amado, en vano será que le exijamos
En la prédica de Jesús, ese tema absolutamente central se presenta como que sea Él quien elimine los dolores de una historia que ya puso en nuestras
una realidad en tensión: el reino llega con él y debe seguir llegando, ya-pero-
todavía-no. El reino es una realidad en devenir. Así también lo concibe nuestro
poeta, apelando a la responsabilidad de todos los creyentes en la construcción de 41. Sonetos, o. c., p. 11.
42 . lbidem.
41 . /bid., p. 49.
37. J. Sobrino, Jesucristo liberador. Lectura hist6rico-teol611ica t/1· ./1 •.111.1· i/1• No zaret, p. 44 . lbidem .
l'i. A. Torres Queiruga ha dedicado gran parte de su producción teológica a corregir
298 (Madrid , 1993).
esas teologías y espiritualidades que se apoyan en la imagen de un Dios interven
38. Cf ibid., p. 185.
rionista. De un modo particular e in extenso, lo hace en Repensar la revelación .
39. Cf M. Moorc, C11•1•r, o. c., pp. 4'i9 -460.
40. Cf J. l. Gon,IÍll·, Fu11s, lo /1111110111d"tl 11111·1 ·11 , o . 1:., p. :.?. Jo! , I 11 revelación divina en la realización humana (Madrid, 2008).
\ l'Ofo:Tl('A m,: l'FUIW CASALDÁLIGA 111
110 1(1 \\' 1':í .." 1 \ ui,; TEOLOGÍA

manos. Los clavos no se co11v1l'l ll·11 l'II 1os.1s y l.1 s pn d1 .1 ~ 11i1 r;c 11111vicrten en jl(\ 111111 y obispo, mL· rn11lieso
panes (cf Mt 4,3), a menos que el hombre ponga 111.11111.s .i 1111[11u (_1 / 1 lº 9,13). Y ,,i111 rnn la Iglesia
también sabemos algo fundamental que Judas no supo: q11l l.1 111111•11<• 110 tuvo en 11d,1 solamente de Evangelio y sandalias,
Jesús la última palabra, ni la tendrá en nosotros ... , pero eso 110 l l1111111a el escán- d1 1 ll·er en la Iglesia ,
dalo de la verdad penúltima: la real, aunque transitoria, victoria dl' 111 muerte y .i pl~sar de la [glesia , algunas veces;
53
los verdugos 46 • de creer en el Reino, en todo caso -caminando en Iglesia- •
Proféticamente crítico con la jerarquía eclesiástica, ¡de la cual él forma parte!,
3.2. "¿Qué Francisco aún os besa?": reino y sufrimiento en otro audaz poema, dedicado a Juan Pablo 11, titulado "Deja la curia, Pedro", lo
En la línea de Mateo 25,31-46, Casaldáliga identifica el dolor del pobre invita, a él, a sus sucesores ... , a la Iglesia toda, a descentrarse, desinstalarse y a
como el dolor de Dios en la historia. Más en concreto, es Jesús quien sufre en marchar hacia los nuevos Getsemaníes.
el leproso, que sigue siendo excluido del reino, no reconocido en su dignidad Deja la curia, Pedro,
humana. "Leproso Tú y compañía, / carta de ciudadanía / nunca os acaban de desmantela el sinedrio y la muralla,
dar"47 • Se refiere a toda esa multitud de hombres y mujeres -"¿cuántos somos?, ordena que se cambien todas las filacterias impecables
¿cuántos son?'"' 8 - , los ninguneados y olvidados que, como en la parábola del por palabras de vida, temblorosas.
buen samaritano, gimen en los bordes del camino, en las cunetas de la historia, Vamos al Huerto de las bananeras,
expulsados y excluidos, por la indiferencia y el egoísmo insolidario: "esa infinita revestidos de noche, a todo riesgo,
legión/ que sobrevive a la vera/ de nuestra desatención'"'9 • Al final del soneto, la 54
que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres •
cuestión se agudiza y se focaliza en pregunta dirigida a la Iglesia como primera
responsable de hacer presente el reino: "¿Qué Francisco aún os besa?/ ¿Qué Clara Nótese que "Maestro" y "Pobres", el nombre de Dios hecho hombre y el
os sienta a la mesa? / ¿Qué Iglesia os hace de hogar?"5º. Esta pregunta es una nombre del oprimido, ambos sin confusión, pero sin separación, están escritos
suerte de aviso, y de denuncia, para que la Iglesia no se vuelva autorreferencial. con mayúsculas. Y casi como una súplica exhorta a Pedro, a los pastores, a
Su razón de ser es continuar el reino, iniciado por Jesús de Nazaret. Y tener sus mantener viva la utopía de Jesús de Nazaret y de su reino de colores precisos.
sentimientos: dolerse con el dolor del otro, "porque tu soledad también es mía; Diles, dinos a todos,
/ y todo yo soy una herida, donde / alguna sangre mana"51 • Esos sentimientos que siguen en vigencia indeclinable
empujan a una compasión activa: no solo sentir-con, sino también luchar-contra. la gruta de Belén,
Y en otro poema, interpelante para todo pastor, para cualquier creyente, que las Bienaventuranzas
es una confesión íntima, pero pública -"Yo, pecador y obispo, me confieso" 52 - , y el Juicio del amor dado en comida55 •
enuncia la dimensión eclesial de su fe, pero de una Iglesia que hunde sus raíces y
Y pide a la Iglesia que no sea cómplice de los imperialismos que oprimen
recibe su impronta del Jesús histórico, de una Iglesia que se sabe reino-céntrica.
a los más pobres, en un escenario movible de los palacios de Pilatos y Caifás a
nuestro continente empobrecido.
46. "Ante esta paradoja, la teología y la Iglesia toda debería hacer un alto, no escapar Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
hacia el 'final feliz' de la historia (resurrección); cerrar los libros y contemplar y el César los bendice desde su prepotencia.
-más que pensar- esa verdad desnuda, que es el Libro de la Vida abierto en la cruz En la pulcra jofaina, Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.
de par en par (Lignum vitae): servirá, al menos, para no acostumbrarse y no dejar El Pueblo es solo un "resto",
de escandalizarse ante tantos crucificados inocentes que sigue produciendo nuestra
un resto de Esperanza.
sociedad". M. Moore, Creer, o. c., p. 460.
No Lo dejemos solo entre guardias y príncipes.
47. Sonetos, o. c., p. 37.
48. lbidem.
49. lbidem.
50. lbidem . 53. lbidem.
51. Antología, o. c., p. 78. 54. [bid., p. 90.
52. !bid., p. 114. 55. !bid., pp. 90-91.
lt ll
112 REVISTA LATINOAl\ll(HIC.'ANA DE TEOLOGÍA LA CRISTOLOGÍA POÉTICA DE l'El>IW CASALl>ÁLl(;A

Es hora de sudar con Su agonía, Lejos de toda lectura espiritualista en el devaluado M'lltulo dl· l:i pi1l.1h1i1
es hora de beber el cáliz de los Pobres 56 • esas celebraciones que apuran la utopía son, para nm·st rn 1111101, l'I 1111111 1h
muchas manos, de muchas historias que convergen para tm11w1 un 11111u> ¡>illl ,
Complicidad eclesial que, dolorosamente, recuerda en la vida, y la muerte, de y son subversivas porque son memoria y actualización de la vida y l:i llllll'rll' d1
Mons. Romero: Aquel que no aceptó ni acepta el statu quo de injusticia en d que VIVl'll 11H1t·llo~
¡Pobre pastor glorioso, hombres y mujeres.
abandonado
Mis manos, esas manos y tus manos
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa ... !
hacemos este Gesto, compartida
(Las curias no podían entenderte:
la mesa y el destino, como hermanos.
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo) 57
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida64 •

3.3. "Fraterna y subversiva Eucaristía": reino y eucaristía Conmemoración de la muerte de Jesús, que sigue murie ndo i;on t"I p111·lilo
y para el pueblo, y que se vuelve memoria dolorosa y gloriosa en la l'lll ,111'11.1
Una de las metáforas más recurrentes en la obra de Casaldáliga, para Durante su celebración, Monseñor Romero fue "asesinado a sueldo,/ 11 dol.11 . / il
hablar del reino, es la de la comensalidad58 , la posibilidad de sentarnos todos
divisa. / Como Jesús, por orden del Imperio" 65 •
a una misma mesa. En efecto, forma parte esencial en la construcción de ese
reino, el desafío de "ser iguales en la alteridad" 59 , cuando "La verdad es que Tú ofrecías el pan,
no tenemos vino''60. Entonces, hace falta "Uva pisada en nuestra dura historia, el Cuerpo Vivo
/ vino final bebido a plena gloria / en la bodega de la Trinidad''6 1. Casaldáliga -triturado cuerpo de tu Pueblo;
marca así la tensión escatológica hacia la venida del reino: el grano se va pisando Su derramada Sangre victoriosa-
y macerando en nuestro tiempo, pero el vino bueno solo se beberá al final, ¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre
11
cuando Dios sea todo en todos (cf 1 Cor 15,28), cuando verdaderamente todos que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada! ' '
estemos sentados a la mesa, participando de la fiesta, sin excluidos, cuando sea Y también como Jesús, el obispo salvadoreño tuvo que aprende, :i l'lll lll lh1N·
definitivamente vencida la realidad que hoy se impone, porque "Rotas las alas, en el pueblo sufriente, que será su maestro -"Los pobres Le ense1wrn11 .i ll·1·1 l'I
sueltos los chacales, / hemos cegado el curso de la vida / entre los varios pueblos evangelio"67 - , para luego beber "el doble cáliz/ del Altar y del Pul'hlo , / mu
comensales''62 • una sola mano consagrada al servicio"68 • Una sola mano, en la cua l Sl' um·u "~1>1
En esa tensión del ya-pero-todavía-no, el reino se va construyendo a ritmo de confusión, pero sin separación", el Altar y el Pueblo ambos i;on u1a y11~1 111¡1~.
eucaristía, definida por nuestro autor como "fraterna" y "subversiva". otra vez-, la mística y la historia, el sacramento y la praxis ... , ¡lo hu111:1110 y lo
divino! Porque, en definitiva,
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia, La Eucaristía
fraterna y subversiva Eucaristía63 • que no es mesa
acaba siendo
pura blasfemia69 •
56. !bid., p. 90.
57. !bid., pp. 65-66.
58. Una excelente introducción a este tema, desde la perspectiva bíblica, puede verse en
R. Aguirre, La mesa compartida. Estudios del Nuevo Testamento desde la1· ciencias
sociales (Santander, 1994). 64. lbidem .
59. Sonetos, o. c., p. 31. 65. Antología, o. c., p. 65.
60. lbidem. 66. lbidem.
61. lbidem . 67. !bid., p. 66.
62. lbidem . 68. lbidem .
63. !bid., p. 45. 69. Todavía , o. c., http://serv icioskoinonia.org/Casalda liga/poesia/todaviac.h tm
114
REVISTA LATINOM1 l<.IU( 'ANA DE TEOLOGÍA 1,,\ e'Hl:-IOUH.!I¡\ 1•0(.;TI( 'A 111,; l'I•IIIU> ( 'ASALDÁLIGA 11 ,

Eucaristía que apunta más a la comunión que a la adoract(lll , porque "comién- Y 1·11 lil n·11tella de su IH·so 1111i:11go
dote sabremos ser comida" 70 . Comulgar con su cuerpo implica comu lgar también w11d11 ,nos Dios y yo dd111111vm?'.
con su destino pro-existente71 , por lo que la comunión invita al creyente a hacerse
alimento para que los demás vivan humanamente. < 'L110 que esa esperan,,a no nos ahorra el cargar en el mientras tanto la arnk,
El vino de sus venas nos provoca 1lt: la pregunta, la angustiante sensación de Su ausencia, pero con la certeza cil'
el pan que ellos no tienen nos convoca 11• de que "La profunda soledad de tu abismo se ha llenado / con el grito dd
a ser Contigo el pan de cada día72 • 1>1os crucificado" 76 , El poeta alude aquí a Jesús, que, en su muerte , hace exp1·
11encia de la -momentánea- superioridad del mal y del absurdo, y <ll'.w/1· l:Sil
3.4. "Porque aprendí a esperar a contramano": reino y espera dolorosa ambigüedad cree, no luego de haberla entendido y superado. As,, 11m
i11vita a saber integrar en nuestro proceso creyente los fracasos, las fruslrnl'H111r ·,
En la construcción de ese reino, inaugurado por la carne de Jesús, luchando y las contradicciones, inevitables en el camino del seguimiento que es 111 k
por "Humanizar la humanidad practicando la proximidad" 73, y celebrando 1ksde el seno aparente, pero sufrido del abandono, se cree como Jesús y sl: 1' 11·1•
anticipadamente la victoria en cada eucaristía, el compás de espera lo marca la ,.,, el Dios de Jesús77 , desde una fe que convive con la pregunta.
esperanza. Casaldáliga es un optimista no ingenuo, su esperanza es teologal y
¿Qué Dios es éste que muere,
le permite sobrellevar lo evidente penúltimo, desde la convicción de que la(s)
muerte(s) ha(n) sido escatológicamente vencida(s). Ausente que siempre busco,
Presente en aquel hondón
¿Dónde está tu victoria, muerte extraña? donde mi yo es todo suyo,
¿Dónde está tu derrota, muerte amiga? donde termina el vacío
[...]
de mi soledad y el mundo? 78
Juntos crecemos. Tú hacia el ocaso,
cumplida la misión que nos fecunda. Y sabe también nuestro autor, por "carne ajena", sentida como propia , d1· l.1
Nosotros hacia el día, por el "paso" fatiga por la construcción del reino, cuando se debe pagar con la propia vm ,11 11111
de tu garganta abierta ...74 la incomprensión de los que detentan el poder. Así lo expresa en el SOlll'lo ckd1
cado a Leonardo Boff, recordándole que "Entre Roma y Asís, está el C'alvarn1"'''
Sabe, por lo tanto, que la muerte vendrá; pero sabe también, porque lo cree, Pero que también existe "todo un Continente, solidario / con nuestra fil'h11· y
que pasará.

Vendrá. Saldrá de mí. La llevo dentro


desde que soy. Y voy hacia su encuentro
75. El tiempo, o. c., p. 21.
con todo el peso de mis años vivos.
76. Antología, o. c., p. 124.
Pero vendrá ... para pasar de largo.
77. "Desde esta convicción, creemos que la teología de la fe, cuando presenta la n:sp11l·st.1
creyente, debería incorporar más seriamente el eco del grito de Jesús en la c1111 1•11
nuestra búsqueda, y también el posterior silencio del sepulcro: el sábado sanlo 1k q111rn
ve morir sus certezas y todavía no ve el amanecer de la pascua. Saber !"'11111111, ·, ,·,
70. Sonetos, o. c., p. 45. en la crisis. Sin tremendismo, pero con el realismo de la fe: solo así se puede rnlil11,11
la hondura del drama de la soledad, verdadero espacio de irrcdcnción del hrn11h1,
71. Cf H . Schürmann, "La 'pro-existencia' como concepto cristológico fundamental ",
moderno, y la discreta oferta de compañía a la comunión trini1a11a que ah1\' \'I llqo
en El destino de Jesús: su vida y su muerte (Esbozos cristológicos recopilados y
sufriente, como dadora de sentido; o el drama de tantos pohn:s que ven gus111rw , 11 ,
presentados por Klaus Scholtissek), pp. 267-301 (Salamanca, 2003).
72. Sonetos, o. c., p. 45. días en la tensión entre la utopía del Reino y el rea_lismo de su dolor, quL' s1• ILl11111
hambre, marginación, exclusión, infra-humanidad". C.f M. Moore, CrC'l'I, o. c., p. •1111
73. "Humanizar la humanidad practicando la proximidad". Comunicación de Pedro
78. El tiempo, o. c., p. 45.
Casaldáliga, en la recepción del Premio Internacional de Catalunya 2006. Disponible
79. Sonetos, o. c., p. 61. Casaldáliga dedica al tc<Ílogo franciscano otros dos po(·1u,1 ,
en http://servicioskoinonia.org/Casaldal iga/textos/textos/Prem i IntCat D iscu rsCast.pdf.
"solidarios", en El tiempo y la espera: "Bendición de San Francisco a fray Lco11111du
Consultado el I de mayo de 2016.
74. Antología, o. c., p. 124. Boff" (52-53) e "¿Y qué le diría, un año después, mi compadre San f'ranc1si:o a 11 ay
Leonardo?" (54).
117
116 REVISTA LATINOAMFIU(.'ANA DE TEOLOGÍA LA ( 'RIS 101 O<;IA POÉTICA DE PEDRO CASALDÁLIGA

nuestra teología" 80 • Con el apoyo de tantos y de tantas que luchan por la causa 3.5. "Guerrillero del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo": reino y pobreza
de Jesús, y desde la convicción con la cual comienza el soneto "Dice el Señor: En el contexto en el que Casaldáliga escribe, tan signado por el sufrimiento
'Yo vengo y no tardo"' 81 , más allá de las contrariedades y de las persecuciones, y la violencia, además de enarbolar la bandera de la esperanza, el poeta aparece
Casaldáliga es un hombre de esperanza firme y realista. Por eso, concluye alen- como un gran pregonero de la paz. En efecto, para la construcción del reino,
tando a su hermano: "porque creemos que Su Reino avanza / más allá del pecado un arma nomás permite llevar nuestro autor: "Solamente el Evangelio, como
y de la muerte, / hablemos y vivamos de Esperanza" 82 • Y desde esa convicción, una faca afilada" 86 . Con un grito, que recuerda el escalofriante grito de Romero
se siente él mismo obligado a "confesarse". en su última gran homilía, cierra su poema dedicado al obispo-mártir salva-
Yo, pecador y obispo, me confieso doreño, recientemente beatificado: "¡nadie / hará callar / tu última homilía!".
de abrir cada mañana la ventana del Tiempo; Es decir, construcción del reino bajando las armas, suplicando ¡y ordenando! el
de hablar como un hermano a otro hermano; cese de la violencia. Violencia que también es denunciada cuando Amerindia, en
de no perder el sueño, ni el canto, ni la risa, diálogo con la Guadalupana, desenmascara la codicia y la muerte, propiciada "en
de cultivar la flor de la Esperanza nombre de Dios".
entre las llagas del Resucitado 83 . Me abrieron en canal buscando plata
A confesarse y a esperar el reencuentro no solo con el Señor, sino también y han quebrado la quena de mi voz.
con los caídos en su nombre: "porque aprendí a esperar a contramano / de tanta ¿Será Dios de la vida el que me mata?
decepción: te juro, hermano,/ que espero tanto verLo como verte" 84 • Para cerrar ¿Ese Dios, Guadalupe, será Dios?87
este apartado, vale la pena citar por entero un poema que es un verdadero ideario Y si el evangelio es el arma de la paz, la desapropiación es el escudo que
y manifiesto sobre la esperanza. defiende del andar pesado. En un bellísimo poema con reminiscencias francis-
Yo me atengo a lo dicho: canas y sanjuanistas, titulado "Pobreza evangélica", aconseja:
La justicia, No tener nada.
a pesar de la ley y la costumbre, No llevar nada.
a pesar del dinero y la limosna. No poder nada.
La humildad, No pedir nada.
para ser yo, verdadero. Y, de pasada,
La libertad, no matar nada;
para ser hombre. no callar nada88 •
Y la pobreza, Pobreza y fragilidad que Casaldáliga descubre en carne propia, y se anima a
para ser libre. abrazar. Como constructor de ese reino, el poeta conoce su debilidad, pero sabe
La fe, cristiana, también dónde residen su fuerza y su condición de posibilidad: "Mi opción de
para andar de noche, eunuco por el Reino ostento / sobre esta frágil condición de hombre, / capaz, con
y, sobre todo, para andar de día. todo, de acoger Tu aliento" 89 . Y si bien es consciente y sufre el precio a paga,
Y, en todo caso, hermanos, -"Por causa de Tu causa me destrozo / como un navío, viejo de aventura"'m
yo me atengo a lo dicho: también es sabedor de que, en medio de sus oscilaciones y fragilidades, puede
¡la Esperanza! 85 ostentar un crédito valioso. Así, desafiante, cierra magistralmente ese soneto.

80. Sonetos, o. c., p. 61.


81 . lbidem . 86. /bid., p. 35.
82. lbidem. 87. Sonetos , o. c., p. 25.
83. Antología , o. c., p. 114. 88 . Antología, o. c., p. 35.
84. /bid ., p. 78. 89. Sonetos, o . c., p. 39.
85. !bid., p. 54 . 90. !bid. , p. 47.
LA ('RIS'l'OI rn,IA 1•o(~Tl('A l>F l'l•.llltO ( 'ASALl)ÁU(;¡\ 11'>
118 REVISTA LATINOAl\11 (1111",\NA OE TEOLOGÍA

No pagaré mis deudas; no me cobres. Decir siempre una palah1 ,,


Si no he sabido hallarte siempre en todos, última de lucha, para
nunca dejé de amarte en los más pobres91 • caer luego de rodillas
en silencio95 .
Con estas armas y con estos sentimientos, Casaldáliga se descubre "al acecho
Porque, en definiliva, reducido al unum necessarium, lo único que cuenta
del Reino diferente", que es don y gracia, que ya está y tiene que venir, que pide
para nuestro poeta es el amor hecho historia en la historia, sobre todo, del pueblo
esfuerzo y reclama gratuidad, que es luz y es sombra, que convoca senlimientos
de pertenencia y de extrañeza, que se relaciona, pero no se agota ni se identifica crucificado. Entonces, la palabra, que ya se ha vuelto silencio, cede definitiva
totalmente con la Iglesia, ni con la realidad presente (mundo), ni con las mente al gesto.
expectativas personales. Al final del camino me dirán:
Al acecho del Reino diferente ¿Has vivido? ¿Has amado?
voy amando las cosas y la gente, Y yo, sin decir nada,
ciudadano de todo y extranjero. Abriré el corazón lleno de nombres96 •
Y me llama Tu paz como un abismo
mientras cruzo las sombras, guerrillero Referencias bibliográficas (poesías citadas)
del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo92 • Antología personal (Madrid, 2006).
"Comadre de suburbio", pp. 21-22.
4. Conclusión "Deja la curia, Pedro", pp. 90-91.
Si es escandalosamente verdadero que Dios tocó la historia en la historia y "Dentro de Auschwitz", p. llO.
la carne de Jesús de Nazaret, por respeto a esa misma Palabra, la palabra del "Espérame también", p. 78.
poeta debe ser igualmente veraz y sincera: "Si el Verbo se hace carne verdadera, "Mujer de cada día", pp. 17-18.
/ no creo en la palabra que adultera./ Yo hago profesión de claridad" 93 . Valiente, "¿Por qué me has abandonado?", p. 123.
Casaldáliga asume el desafío -"Te llamarán poeta / para reírse de tus razones "San Romero de América, pastor y mártir", pp. 65-66.
/ que desentonan de su razón; /para zafarse de tu Evangelio / que les cuestiona "Yo, pecador y obispo, me confieso", p. 114.
a su propio Dios"-, y blande su palabra poética como profecía que anuncia y Con Jesús, el de Nazaret (Madrid, 2005) (con J. L. Cortés).
denuncia desde "dentro de Auschwitz". Desde dentro del sufrimiento del pueblo "Maldita sea la cruz", p. 51.
empobrecido, sí, pero empujado por una invencible esperanza. "Y, en todo caso, "Y el Verbo se hizo clase", p. 21.
La esperanza siempre. / 'Poder decir palabras verdaderas / en medio de las cosas
El tiempo y la espera (Santander, 1986).
que perecen',/ ¡en medio de la vida que perdura!" 94.
"Atardecer", p. 45.
Así emerge su fe cristológica, empapada de lirismo, y su cristología evan- "El misterio", p. 75.
gélica que, partiendo del Jesús histórico, se abre al teocentrismo (Dios como "Oh, Dios mayor", p. 74.
misterio último) y se concreta en el reino-centrismo, entendiendo ese reino como "Silencio hablado", p. 17.
la gran utopía de "humanizar la humanidad practicando la proximidad". Fe "Ella vendrá", p. 21.
traducida en palabra poética, que nace del silencio y también allí concluye. "Preguntas para subir y bajar al Monte Carmelo", pp. 35-36.
Servir bajo el día a día. Sonetos neobíblicos, precisamente (Buenos Aires, 1996).
Creer conlra la evidencia. "En Éxodo", pp. 16-17.
"Y el Verbo se hizo carne", pp. 20-21.
"De Amerindia para Santa María'.', pp. 24-25.
1)1 //11rl,'111 .
i¡ ' //11,/ ' p, I '/
111 1/11,/ , p ';; I 95. El tiempo, o. c., p. 75.
11 l. 1\11 /0 /11.l!f¡¡ , 11 (', I' d'I 96. Antología, o. c., p. 98.
120
tu,\ I', 1', \ 1,,\ 'IIN1tAl\t1 :1W _'i\NA DE TEOLOGÍA
1

"Jesús de Nazaret", pp. 28-29.


"No tienen vino", pp. 30-31.
"Los diez leprosos", pp. 36-37.
"Eunuco por el Reino", pp. 38-39.
"Mi Cuerpo es Comida", pp. 44-45.
"Antes de que el gallo cante", pp. 46-47. "Romeros de América"
"Judas", pp. 48-49.
"Centinela, ¿qué hay de la noche?", pp. 58-59.
"Esperar contra toda esperanza", pp. 60-61.
"Yo mismo lo veré", pp. 62-63.

Todavía estas palabras (Estela, 1989) (Disponible en http://servicioskoinonia.


org/Casaldaliga/poesia/todaviae.htm). José Ignacio González Faus
"Dinos cuál es tu Dios, Jesús ... ". Cristianisme i Justícia
"Deus Absconditus".
Barcelona
"La Eucaristía que no es mesa".
"Te llamarán poeta".

Con motivo del pasado 12 de octubre, la alcaldesa de Barcelona declaró


que no tenía sentido "celebrar un genocidio", y se ganó con ello un aluvión de
invectivas. Por legítimo que pueda ser el amor patrio, debe estar fundado sobre
la verdad; y es innegable que hubo genocidio. Pero la verdad debe ser total: y es
innegable también que un grupo de españoles, obispos en su mayoría, luchó por
la defensa de los nativos, con riesgo a veces de su vida y con la misma valentía
con que luchó Mons. Romero en nuestros días. Quizá, pues, la fiesta del 12 de
octubre tendría más sentido si se dedicase a la memoria de estos hombres, hoy
olvidados. En fin de cuentas, tan españoles eran ellos como los conquistadores.
Así aprenderemos que la teología de la liberación no nació hacia 1968, como
suele decirse, sino en el siglo XVI con la disputa entre Bartolomé de Las Casas y
Ginés de Sepúlveda. Y se gestó gracias a este grupo de hombres. La beatificación
de Mons. Romero me sugirió retomar un trabajo antiguo cuya fuente era el libro de
E. Dussel, El episcopado latinoamericano y la liberación de los pobres (México,
1979), para que este auténtico "patrimonio de la humanidad", y de la Iglesia, no se
vea destruido, no ya por algún Estado islámico, sino por nuestra desmemoria.

l. Datos y personajes
Durante todo el siglo XVI y comienzos del siglo XVII, hubo en América
Latina un grupo de obispos (de los que Las Casas es el exponente intelectual,
pero no es el único) que entregaron su vida a la defensa de los nativos contra
los conquistadores españoles. El grupo es muy diverso. Un santo canonizado
como Toribio de Mogrovejo (1538-1606, en Perú), un mártir como Antonio de
Valdivieso (1495-1550, en la Nicaragua cercana a El Sa)vador), un simple pastor

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