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Punto 25

Contrato de franquicia
Se incorpora en el año 2015 al Código civil pero en nuestro país ya está casi
desarrollado por medio de las leyes de EEUU que es donde el contrato se
desarrolló con más frecuencia.

Art.1512 “Concepto. Hay franquicia comercial cuando una parte,


denominada franquiciante, otorga a otra, llamada franquiciado, el derecho a
utilizar un sistema probado, destinado a comercializar determinados bienes
o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante,
quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación
continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o
indirecta del franquiciado.
El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos
intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales, derechos de autor y
demás comprendidos en el sistema bajo franquicia; o, en su caso, tener
derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los términos del
contrato.
El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo o
indirecto en el negocio del franquiciado.”

El primer párrafo define la franquicia y nos da la mención de las partes, no


hace referencia a la clase de persona por ende pueden ser personas
humanas o jurídicas. Para ser franquiciante se debe tener la calidad de
empresario porque habla de una organización. Muchos ubican a este
contrato como “contrato de empresa”.
Habla de un sistema -> se refiere a una organización porque no hay
sistemas desorganizados. La organización sistemática es la que surge por
ende del carácter de empresa.
Probado -> el sistema que propone el franquiciante al franquiciado debe
tener una idoneidad que ya se encuentre probada. ¿Cómo hacemos para
tener un sistema probado si la usamos por primera vez? No es considerado
en forma precisa del texto, probado significa que SIRVA y no que se haya
utilizado anteriormente. Debe ser idóneo, servir. La experiencia también
suma pero en cuanto a los valores que se pueden ofrecer.
El sistema probado es para la comercialización de bienes o servicios.
Comercializar bienes o servicios -> es el objeto del contrato. Cuando
hablamos de bienes hablamos de operación típica del comercio donde se
compra y se vende, la diferencia entre lo que compré y vendí es la
ganancia. ¿Es la simple compra y venta de bienes o se incluye también la
transformación? Sí, se incluye.
En el sistema americano ya se incluían los servicios, principalmente los
informáticos. Es una novedad para el CCC, no especifica cuáles, pero hace
referencia a que deben estar destinados a la compra y venta.
Franquiciante es el que pone el sistema a disposición del franquiciado pero
sigue estando a su nombre, es decir, todo lo que se venda ya sean bienes o
servicios deben ser a nombre del franquiciante y bajo su sistema, es más,
deben utilizarse sus emblemas, la marca, es decir, toda la organización es
el franquiciante, siempre va a aparecer el nombre del que da el sistema.
A cambio de una retribución -> el franquiciado con todo el sistema tendrá
ganancias, y como obtiene ganancias le debe dar una retribución al
franquiciante que es el que le da todo el aparato logístico y la asistencia
técnica, es decir, que cuando se necesite arreglar un bien la asistencia
técnica es del franquiciante. Para el franquiciado este contrato es muy
beneficioso, porque él no pone la estructura ni la logística, pero el tiene que
respetar los nombres comerciantes, las patentes que corresponden al
franquiciante, y va a tener que actuar como el mismo diga.
Es también un contrato de distribución porque el franquiciante distribuye la
mercadería.
El segundo párrafo -> es una aclaración. Tiene que ser aunque no sea
propietario, titular de algún derecho que lo faculte para dar el sistema en
franquicia.
El tercer párrafo -> no puede tener participación accionaria. Con
participación accionaria no hace referencia a que debe tener relación a una
sociedad con acciones y que deba ser en sociedad anónima o en comandita
por acciones, con esto hace referencia a que no debe participar de la acción
de franquicia, no se debe meter en la parte operativa del franquiciado.

Art.1513 “Definiciones. A los fines de la interpretación del contrato se


entiende que:
a) franquicia mayorista es aquella en virtud de la cual el franquiciante
otorga a una persona física o jurídica un territorio o ámbito de actuación
Nacional o regional o provincial con derecho de nombrar subfranquiciados,
el uso de sus marcas y sistema de franquicias bajo contraprestaciones
específicas;
b) franquicia de desarrollo es aquella en virtud de la cual el franquiciante
otorga a un franquiciado denominado desarrollador el derecho a abrir
múltiples negocios franquiciados bajo el sistema, método y marca del
franquiciante en una región o en el país durante un término prolongado no
menor a cinco años, y en el que todos los locales o negocios que se abren
dependen o están controlados, en caso de que se constituyan como
sociedades, por el desarrollador, sin que éste tenga el derecho de ceder su
posición como tal o subfranquiciar, sin el consentimiento del franquiciante;
c) sistema de negocios: es el conjunto de conocimientos prácticos y la
experiencia acumulada por el franquiciante, no patentado, que ha sido
debidamente probado, secreto, sustancial y transmisible. Es secreto cuando
en su conjunto o la configuración de sus componentes no es generalmente
conocida o fácilmente accesible. Es sustancial cuando la información que
contiene es relevante para la venta o prestación de servicios y permite al
franquiciado prestar sus servicios o vender los productos conforme con el
sistema de negocios. Es transmisible cuando su descripción es suficiente
para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a las
pautas creadas o desarrolladas por el franquiciante.”

Se ubican 2 clases de franquicia, la mayorista y la de desarrollo. Y también


nos habla del sistema de negocios.
Primer párrafo -> La franquicia mayorista es aquella donde el franquiciado
debe ser necesariamente una persona jurídica. Es mayorista porque el
volumen distributivo es grande, le ofrecerá la zona donde debe
comercializar, a mayor espacio o territorio que le asigne será más difícil de
cumplir, por eso aparece la figura del sub franquiciado, donde el
franquiciado contratará con ellos. Porque si tengo la franquicia de la
provincia de buenos aires, no puedo estar en TODA la provincia, por eso
podré hacer estos contratos, siendo nuevos contratos. Al asignar un
territorio podrá decir el franquiciante cuantos sub poner en cada parte de
ese territorio. Apunta a la mayor venta.

Segundo párrafo -> la franquicia es de desarrollo es decir, la idea del


contrato es de expandir, la idea es desarrollar el negocio, por eso el
franquiciado a partir de la firma de este contrato se lo llamará
“desarrollador” y podrá tener sub franquiciado también en regiones y en
lugares. En el anterior no se necesitaba aprobación del sub, en este caso si
se necesita la autorización del franquiciante.
El punto fundamental no es vender solo bienes y servicios, sino también el
desarrollo porque el objeto del contrato en este caso es el crecimiento.

Tercer párrafo -> el franquiciante tiene un sistema de negocios pero no lo


ha registrado, es decir, no está dentro de la protección de la ley de
derechos intelectuales y no lo ha inscripto porque evidentemente no lo ha
desarrollado, entonces como siempre hay una primera vez él hará un
contrato de franquicia pero se lo va a considerar como un sistema de
negocios y no una franquicia propiamente dicha. En cuanto a secreto hace
referencia a que no es conocido. Si el proyecto funciona aunque no esté
inscripto siempre el franquiciante podrá inscribirlo a su nombre porque lo ha
desarrollado, por eso es necesario el contrato, para después poder
reclamar.

* La franquicia comercial tuvo su auge a partir de la década del 60,


especialmente en EEUU desde donde se extendió a otros países, aun cuando
estos tuvieran una estructura jurídica y comercial diversa como es el caso
de Francia y Canadá, entre otros.
Su origen se remonta a fines del s. XIX, donde era utilizado por la industria
del petróleo y luego, por los fabricantes de automóviles como un sistema
para escapar a las prohibiciones de las normas “antitrusts”, buscando de un
sistema de distribución directa.
Martorell considera como un antecedente remoto de la franquicia a los
privilegios especiales que en la Edad Media la Iglesia católica otorgaba a
oficiales que recolectaban impuestos, quienes cobraban un porcentaje sobre
lo recaudado, entregando el remanente al Papa.
El contrato de franquicia no fue expresamente reglamentado sino hasta la
sanción del CCC, pues con antelación a su inclusión en él, el contrato solo
se regía por las reglas generales de la responsabilidad y por algunas otras
de creación jurisprudencial que habían tenido apoyo en la doctrina,
juntamente con los demás contratos de distribución.
Es por ello que el régimen contemplado en los arts. 1512 a 1524 CCC es
una innovación, puesto que regula específicamente el contrato de franquicia
con sus características principales.
El art. 1512 CCC define al contrato de franquicia comercial como aquel en el
que una parte, el franquiciante, le otorga a otra, el franquiciado, el derecho
a utilizar un sistema probado y destinado a comercializar determinados
bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o marca del
franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la
prestación continua de asistencia técnica o comercial contra una prestación
directa o indirecta del franquiciado.
Aclara la norma que el franquiciante debe ser titular exclusivo de los
derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales, derechos
de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia o, en su
defecto, tener derecho a su utilización y para transmitirlo al franquiciado de
acuerdo con lo que contrató.
En el último párrafo también establece que el franquiciante no puede tener
participación accionaria de control, directa o indirectamente, en el negocio
del franquiciado.
De modo que el franquiciante, a través de esta figura, puede ceder una
parte de su ciclo productivo y comercial al franquiciado. Esa parte cedida
podrá incluir la distribución y, eventualmente, alguna tarea de producción o
de terminación en la producción dependiendo del tipo de franquicia. Como
está comprometido el prestigio de sus marcas y productos, como así
también para lograr un funcionamiento homogéneo dentro de un estándar
de calidad, el franquiciante tiene el derecho de controlar en forma
permanente al franquiciado.
Asimismo, el franquiciante, en su condición de principal, debe al
franquiciado asistencia técnica constante, lo que incluirá la entrega de un
manual de operaciones con las especificaciones útiles para desarrollar la
actividad prevista en el contrato. Esto responde a que el contrato de
franquicia nació y de alguna manera sigue siendo un “contrato escuela”, o
sea, donde el franquiciado asume, en principio, su inferioridad técnica y su
necesidad de ser instruido y controlado por el franquiciante.
El sistema debe ser probado, en el sentido de que debe ser útil para su
destino, de otro modo el contrato será inválido. Es un aporte en este
sentido que la ley lo aclare porque se han producido discusiones judiciales
en torno a esa problemática.
En cuanto al modo de remunerar a las partes, la primera aclaración que
corresponde hacer en cuanto al funcionamiento es que en la figura el que
recauda el dinero del consumidor es el franquiciado, de modo que es él
quien le debe pagar al franquiciante.
En este contrato no opera ni la comisión ni el margen de reventa. La
remuneración en la franquicia es siempre del franquiciado al franquiciante y
pueden puntualizarse dos formas posibles, que en general aparecen juntas.
La primera son las regalías, que se pagan como contraprestación por el uso
de las marcas, patentes, y sistemas, que son un sistema de ingresos
permanentes y periódicos. La segunda es el pago de un derecho de ingreso,
que se da solo en algunas franquicias, no en todas y que consiste en que el
franquiciado paga al franquiciante por el solo hecho de que le permita
ingresar a la red. Este pago le sirve al franquiciante para compensar el
hecho de que algunos franquiciados serán entrenados, pero luego
fracasarán, con lo cual no se cobrarán las regalías posteriores suficientes
para compensar el costo de su entrenamiento. La prohibición al
franquiciante de tener participación accionaria de control, sea directa o
indirecta, es para proteger a los franquiciados. El franquiciante debe
abstenerse de formar franquicias total o parcialmente propias,

En los inc. a y b del art. 1513 CCC se alude a dos formatos de franquicias:
la mayorista y la de desarrollo. Ambos casos refieren a ámbitos generales
que sirven para instalar franquicias, que a su vez pueden asumir distintas
modalidades que se pueden identificar en alguno de estos grupos:
a) la de producto o industrial;
b) la de servicio;
c) la de llave en mano o negocio en funcionamiento, usualmente
denominada “business format franchising”.
En el resto, la descripción de la norma es suficientemente clara, solo cabe
agregar que la franquicia industrial queda fuera de todo el régimen que
estamos analizando, inclusive de este artículo, por mandato expreso del art.
1524 CCC donde se establece que las reglas de la franquicia le son
aplicables solo en cuanto sean compatibles.
El inc. c, por su parte, describe qué es un sistema de negocios, o sea, el
objeto de lo que puede ser cedido por el franquiciante junto con las marcas,
patentes, nombres comerciales y emblemas. La descripción gira sobre cinco
notas del sistema que, en ese sentido, debe ser probado, secreto, sustancial
y transmisible.

Art.1514 “Obligaciones del franquiciante. Son obligaciones del


franquiciante:
a) proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información
económica y financiera sobre la evolución de dos años de unidades similares
a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un tiempo suficiente, en el
país o en el extranjero; (el franquiciante debe hacerle saber a la otra parte
cuál es la actuación que ha tenido anteriormente, sino en vez de hacer un
contrato de franquicia será un sistema de negocio. La idoneidad de un
sistema se prueba de manera amplia muchos dicen que basta con una
certificación hecha por escribano público hecho por el anterior franquiciado.
Debe hacer una serie de recaudos técnicos, es decir, demostrarse que el
sistema sirve por medio de informes técnicos realizados por gente idónea,
las pruebas pueden ser varias pero deben ser contundentes).
b) comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun
cuando no estén patentados, derivados de la experiencia del franquiciante y
comprobados por éste como aptos para producir los efectos del sistema
franquiciado; (el sistema operativo debe estar en conocimiento del
franquiciado aún sin estar patentado, no se necesita que esté patentado
sino que sirva y que el sistema sea conocido por el franquiciado)
c) entregar al franquiciado un manual de operaciones con las
especificaciones útiles para desarrollar la actividad prevista en el contrato;
(tiene que dar un manual donde explique, no cómo funciona el sistema, sino
de cómo debe ser interpretado el mismo)
d) proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia
durante la vigencia del contrato; (los técnicos del franquiciante son los que
conocen ciertos caracteres operativos del sistema que presta, el respaldo no
debe ser solo preventa sino de post venta, los técnicos debe ser del
franquiciante o pueden ser terceros pagados por el franquiciante)
e) si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo del
franquiciante o de terceros designados por él, asegurar esa provisión en
cantidades adecuadas y a precios razonables, según usos y costumbres
comerciales locales o internacionales;
f) defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del
contrato, de los derechos referidos en el artículo 1512, sin perjuicio de que:
i) en las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a
cargo del franquiciado, a cuyo efecto debe ser especialmente apoderado sin
perjuicio de la obligación del franquiciante de poner a disposición del
franquiciado, en tiempo propio, la documentación y demás elementos
necesarios para ese cometido;
ii) en cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como
interesado coadyuvante, en defensa de tales derechos, en las instancias
administrativas o judiciales correspondientes, por las vías admitidas por la
ley procesal, y en la medida que ésta lo permita.”

* Esta norma describe (de modo enunciativo) algunas de las obligaciones


del franquiciante (ello, sin perjuicio de otras que puedan surgir del régimen
particular o del general), las que pueden ser anteriores, concomitantes o
propias de la etapa de ejecución del contrato, como así también posteriores
a su finalización. Además, algunas pesan también sobre la contraparte, tal
como se verá al analizar el art. 1515 CCC.
El primer inciso es el único que hace referencia a una obligación
precontractual, que es la de otorgar información suficiente al franquiciado
para que este pueda conocer las características y éxito de las relaciones en
la red a la que se pretende incorporar. De otro modo, no estaría
consintiendo adecuadamente su ingreso. Los demás incisos mencionan
obligaciones que se generan durante la ejecución del contrato.
La obligación que establece el inc. a pesa —como se dijo— desde la etapa
precontractual, permite equilibrar la asimetría de los conocimientos que
pueda existir entre las partes (arts. 984 a 989 CCyC). Básicamente consiste
en que el franquiciado pueda tener acceso a la información respecto de las
ventajas y riesgos del futuro negocio, y tomar decisiones en consecuencia,
aunque también el deber de información pesa sobre aquel, dentro de un
marco de colaboración recíproca (art. 1011 CCyC) en lo que hace a la
capacidad empresarial y financiera para emprender la explotación de la
franquicia. El deber de información conlleva al de confidencialidad (si bien
previsto en el art. 1515, inc. d, CCyC para el franquiciado, también exigible
al franquiciante, por aplicación del principio de buena fe (arts. 9° y 961
CCyC), que debe imperar en toda negociación previa a la conclusión de un
contrato de franquicia (ley 24.766, arts. 1°, 3° y conc.)).
Respecto del inc. b se trata de una obligación fundamental del
franquiciante, que consiste no solo en transmitir el know-how (mediante la
concesión del uso de licencias industriales o comerciales, art. 1515, inc. d,
CCyC), sino además en poner a disposición del franquiciado un sistema
probado de negocios, integrado por cada uno de los elementos o bienes
considerados como esenciales, sean materiales o inmateriales, necesarios
para que pueda comenzar la explotación de la franquicia.
Lo dispuesto en el inc. c complementa la obligación establecida en el inc. b
de la norma. Los manuales se consideran incorporados al contrato y
contienen el know-how y otros derechos de propiedad intelectual, como así
también informan al detalle la manera en que deben utilizarse las marcas
del franquiciador e implementarse el sistema de franquicia. (67) El
franquiciado debe tener posibilidad de tomar conocimiento del manual y
familiarizarse con su contenido, preferentemente antes de la suscripción del
contrato.
El inc. d refiere a una obligación propia de la etapa de ejecución, que
consiste en proporcionar consejo y asistencia en cuestiones administrativas,
operacionales y técnicas durante toda la relación contractual. Ello es así,
dado que resulta esencial en este contrato la permanente actualización de la
franquicia a las necesidades del mercado, a los fines de mejorar u optimizar
su operatividad. La obligación de asistencia es una obligación típica de
colaboración (art. 1011 CCyC) y hace al interés del propio franquiciante,
pues propende a la conservación del valor de la franquicia y de su eficacia
comercial o productiva, y a la consecución del objetivo contractual.
Por su parte, la estipulación que establece el inc. e puede estar dada por la
necesidad del franquiciante de imponer una obligación de compra exclusiva
en favor de determinados productos o bien cuando quiera asegurarse cierta
calidad en las mercaderías.
El inc. f determina que el franquiciante debe garantizar que las facultades
de explotación de la franquicia existen y le pertenecen al tiempo de la
celebración y de la ejecución del contrato, debiendo responder ante el
franquiciado frente a la afectación del ejercicio pacífico de las facultades de
explotación de la franquicia que le impidan alcanzar la finalidad económica
perseguida por aquel al contratar, encontrándose facultado a resolver o
rescindir el contrato por ese motivo.
El franquiciante también está obligado a la defensa y protección de la
franquicia en instancias administrativas y judiciales frente a terceros. Si la
franquicia es nacional, la defensa y protección del derecho de uso del
franquiciado se podrá hacer según lo que hubieran previsto las partes al
efecto, pudiendo pactarse que aquel deba solo denunciar o se lo autorice a
la defensa como mandatario del franquiciante dándole aviso.
En la franquicia internacional, la norma establece que la defensa y
protección está contractualmente a cargo del franquiciado, a cuyo efecto
debe ser especialmente apoderado (art. 375 CCyC), sin perjuicio de la
obligación del franquiciante de poner a disposición de aquel, en tiempo
propio, la documentación y demás elementos necesarios para ese cometido.
Se admite en la doctrina (Heredia) que el franquiciante pueda asumir
contractualmente la defensa de la franquicia, sin que quepa interpretar que
se trata de una norma internacionalmente imperativa de derecho argentino
que se impone sobre el ejercicio de la autonomía de la voluntad (art. 2599).
De lo que se trata es que no quede el franquiciado sin posibilidad de una
inmediata defensa frente a la usurpación por un tercero de sus derechos,
pudiendo asumir por sí esa protección o defensa (art. 369), sin perjuicio de
que la posterior intervención del franquiciante.
Concluye la norma en el inc. ii que en cualquier caso (vale decir, sea la
franquicia nacional o internacional), el franquiciado está facultado para
intervenir en defensa de tales derechos como interesado coadyuvante (en el
ordenamiento procesal nacional, como tercero adhesivo simple, art. 90, inc.
1, CPCCN), tanto en las instancias administrativas, como judiciales
correspondientes, por las vías admitidas por la ley procesal y en la medida
que esta lo permita.

Art.1515 “Obligaciones del franquiciado. Son obligaciones mínimas del


franquiciado: (con mínimas quiere decir que lo que se dice el artículo es
meramente enunciativo, porque puede haber más obligaciones que serán
las que surjan del contrato)-
a) desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia,
cumplir las especificaciones del manual de operaciones y las que el
franquiciante le comunique en cumplimiento de su deber de asistencia
técnica; (el franquiciado debe cumplir con todas las disposiciones del
contrato, además debe cumplir con lo que dice el manual de instrucciones y
debe cumplir con todas las observaciones o directivas que le de el
franquiciante en cuanto a la asistencia técnica)
b) proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el
franquiciante para el conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar
las inspecciones que se hayan pactado o que sean adecuadas al objeto de la
franquicia; (el franquiciado tiene el deber de información, debe mantener
informado constantemente al franquiciado sobre cómo funciona el negocio y
sobre las funciones operativas y técnicas, el deber de información es no sólo
comunicar todo lo que ocurre al comerciante sino también permitirle la
inspección y el asesoramiento técnico).
c) abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el
prestigio del sistema de franquicia que integra o de los derechos
mencionados en el artículo 1512, segundo párrafo, y cooperar, en su caso,
en la protección de esos derechos; (debe proteger el sistema dado por el
franquiciante de distintas maneras, fundamentalmente no permitiendo no
dárselo a otra persona. Hay una clase de sistema profesional, no puede dar
la asistencia para que otro lo desarrolle).
d) mantener la confidencialidad de la información reservada que integra el
conjunto de conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa
confidencialidad respecto de las personas, dependientes o no, a las que
deban comunicarse para el desarrollo de las actividades. Esta obligación
subsiste después de la expiración del contrato; (no se refiere al sistema sino
a los aspectos técnicos y esto es importante porque no forma parte del
contrato, esta obligación subsiste aún despues de finalizado el contrato,
esto es importante porque tambien el servicio técnico es del franquiciante).
e) cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden
pactarse contribuciones para el desarrollo del mercado o de las tecnologías
vinculadas a la franquicia. (es un contrato oneroso que es en dinero)”

* Este artículo refiere a algunas de las obligaciones del franquiciado que la


misma norma establece como mínimas, de modo que pueden existir otras
que las partes establezcan convencionalmente, sin mengua de aquellas que
resulten indisponibles.
Se trata en todos los casos de obligaciones que operan durante la ejecución
del contrato, salvo la de confidencialidad, que existe desde la etapa
precontractual y subsiste luego de terminado el contrato (arts. 1°, 3° y
conc. de la ley 24.766). Las demás cuestiones, en cuanto a la posibilidad de
cumplimiento, están sujetas a prueba de conformidad con lo dispuesto por
los arts. 984 a 989 y 1019 CCyC. Cabe señalar, también, que al referirse a
obligaciones mínimas, da la impresión de que se tratara de mandatos no
disponibles, y el contenido de los incisos lo confirma.
El inc. a consiste básicamente en obligaciones de hacer, de medio, aunque
puede también involucrar algunas obligaciones de resultado (por ejemplo,
alcanzar un nivel mínimo de ventas). Además, incluye la obligación de
utilizar elementos de propiedad industrial licenciados (v. gr., uso de signos
distintivos del franquiciante).
El inc. b determina las informaciones que el franquiciado tiene la obligación
de proporcionar. Tales informaciones (v. gr., verificación de stock,
contabilidad, etc.) importan el derecho del franquiciante de controlar la
actuación del franquiciado para mantener los niveles de calidad de la red
que integra, lo cual puede incluir información sensible. Ello, en tanto integre
el estatuto contractual (art. 331, párr. 3, CCyC y art. 18 CN) y esté sujeto
al deber de confidencialidad del franquiciante.
Las disposiciones del inc. c importan no realizar actos contrarios a la
conservación del valor competitivo de la marca, ni llevar adelante formas
publicitarias inadecuadas. El franquiciado también tiene el deber de
cooperar en la protección de los derechos mencionados en el art. 1512
citado, que derivan del carácter de licenciatario de los derechos de
propiedad industrial y de usuario responsable de los derechos intelectuales
y de autor inherentes al sistema (software, manual de operaciones, etc.)
incluidos en el contrato.
El inc. d determina que tanto el franquiciante como el franquiciado tienen el
deber, fundado en la buena fe, de guardar reserva acerca de las
informaciones que recíprocamente hubieran intercambiado a causa de las
tratativas preliminares (art. 992 CCyC) y son responsables en caso de
infracción a tenor de las reglas de la responsabilidad precontractual y la
normativa específica que resulte aplicable (v. gr. arts. 1° y 3°, de la ley
24.766). Forma parte del objeto de este contrato la existencia del “know-
how”, lo cual depende directamente de la confidencialidad y es la base
económica propia de este tipo de contratación; por ello, esta obligación es
exigible incluso en la etapa post-contractual, sin límite temporal (ley
24.425; art. 39 del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio ADPIC o TRIPs; y “Guía
para los Acuerdos de Franquicia Principal Internacional” de Unidroit). En el
aspecto post-contractual, la obligación de confidencialidad —que emana de
esta norma, concordante con el art. 1078, inc. h, CCyC— no cesa con la
terminación del contrato sino cuando la información hubiera llegado a ser
pública.
Además el inc. d establece la obligación de dar cumplimiento a las
contraprestaciones comprometidas, tales como el pago de regalías o
royalties. Señala, asimismo, que entre tales contraprestaciones pueden
acordarse contribuciones tanto para el desarrollo del mercado como para el
de las tecnologías vinculadas a la franquicia u otras prestaciones de carácter
específico (por ejemplo, gastos publicitarios o seguros).

Art.1516 “Plazo. Es aplicable el artículo 1506, primer párrafo. Sin embargo,


un plazo inferior puede ser pactado si se corresponde con situaciones
especiales como ferias o congresos, actividades desarrolladas dentro de
predios o emprendimientos que tienen prevista una duración inferior, o
similares. Al vencimiento del plazo, el contrato se entiende prorrogado
tácitamente por plazos sucesivos de un año, excepto expresa denuncia de
una de las partes antes de cada vencimiento con treinta días de antelación.
A la segunda renovación, se transforma en contrato por tiempo
indeterminado.”

En el contrato de concesión se pusieron los plazos que se hacen extensivos


al contrato de franquicia. El plazo es de 4 años, no es un plazo pequeño
pero tampoco es grande, es normal para el desarrollo de una franquicia
pero puede suceder que coloquen un plazo mayor o menor o que sea
indeterminado. Cualquiera sea la circunstancia se considera que es
igualmente de 4 años.
Cuando vence el contrato se puede renovar pero debe ser antes del
vencimiento del plazo y debe ser por cuatro años más, si vence y no lo
renuevan será indeterminado pero cualquiera de las partes haciendo un
preaviso puede dejar sin efecto el contrato, y será de 1 mes por cada año
que tuvo el contrato, si pasaron 6 años y una de las partes no quiere seguir
tendrá que dar un preaviso de 6 meses.
Si el franquiciante le da el inmueble, el contrato podrá ser de 2 años
pudiendo ser prorrogado.

*El plazo de duración en los contratos de comercialización, y en particular


de aquellos que integran el sub-género de los contratos de distribución, ha
sido objeto de un amplio debate doctrinario y jurisprudencial que, a falta de
legislación concreta, ha dado lugar en los hechos a situaciones que, por lo
general, colocaron a la parte más débil —franquiciado— en un estado de
indefinición en cuanto a la duración del vínculo, el cual recién encontraba
cierto grado de certeza cuando estos acudían a los estrados judiciales en
aras de determinar el plazo de preaviso necesario y suficiente tras la
resolución del vínculo.
Los Principios Unidroit sobre los Contratos Comerciales Internacionales 2010
refieren en su art. 4.3 a las circunstancias relevantes a tener en cuenta al
momento de interpretar los contratos, poniendo énfasis —en lo que aquí
importa— en “la naturaleza y finalidad del contrato”. De allí que la economía
del contrato denota el sentido y finalidad que las partes procuran al
momento de celebrarlo y que gravita en su finalidad, contemplando de que
el objetivo económico perseguido marcará la conducta que estos
desplieguen para alcanzarlo; en efecto, la precisión en cuanto al plazo de
duración resulta una pauta de trascendencia vital para lograrlo, habida
cuenta las características del negocio común celebrado que, en el caso
concreto, se caracteriza por ser una relación estable y duradera (art. 1011
CCC).
El artículo en comentario establece como regla general un plazo mínimo de
duración de cuatro años conforme remisión al art. 1506 CCyC —que regula
el plazo para los contratos de concesión—, término al que le caben las
mismas observaciones efectuadas al comentar dicho artículo.
No obstante, circunstancias especiales admiten la convención de un plazo
menor, siendo los supuestos enunciados en la norma —ferias, congresos o
actividades similares que tienen una duración inferior— los únicos casos en
que la autonomía de la voluntad de las partes podrá limitar el alcance
temporal reconocido para este tipo de contratos.
Fenecido el plazo, el contrato se entenderá prorrogado tácitamente por
plazos sucesivos de un año, salvo expresa denuncia de una de las partes
con una antelación mínima de treinta días antes de su vencimiento.
Recién a la segunda renovación tácita del acuerdo, aquel se transforma en
contrato de tiempo indeterminado.
Resulta claro que el plazo mínimo (cuatro años) y su transformación luego
de la segunda renovación en un contrato de plazo indeterminado, ha sido
previsto en aras de proteger al franquiciado, pauta que no puede ser dejada
sin efecto frente a disposiciones de la otra parte. Todo ello, claro está, sin
perjuicio de la facultad de rescindirlo de común acuerdo con posterioridad a
su celebración.

Art.1517 “Cláusulas de exclusividad. Las franquicias son exclusivas para


ambas partes. El franquiciante no puede autorizar otra unidad de franquicia
en el mismo territorio, excepto con el consentimiento del franquiciado. El
franquiciado debe desempeñarse en los locales indicados, dentro del
territorio concedido o, en su defecto, en su zona de influencia, y no puede
operar por sí o por interpósita persona unidades de franquicia o actividades
que sean competitivas. Las partes pueden limitar o excluir la exclusividad.”

El contrato de franquicia lleva incita esta cláusula, salvo que las partes
renuncien a la exclusividad y las partes lo hagan en el contrato
expresamente. Si no lo hacen se entiende exclusivo.
Exclusividad -> franquiciante le otorga al franquiciante una zona de
influencia determinado, sólo él va a poder operar en esta zona.
Franquiciante no puede otorgar a otra persona una franquicia en el mismo
lugar.
Si el franquiciado permite que el franquiciado ponga otro contrato de
franquicia en la zona podrá entonces hacerlo, deberá ser con
consentimiento del franquiciado.

* La buena fe, principio ético de antigua tradición (art. 1134 in fine del
Código de Napoleón) consagrado expresamente en nuestro ordenamiento
positivo —primero a través de la ley 17.711 y ahora en el CCyC (arts. 9° y
1061)— presupone pautas de conducta ética ponderables por parte de
quienes interactúan entre sí, en tanto hombres honestos y razonables que
actúan y se relacionan previsiblemente con la diligencia debida.
La buena fe comprende dos supuestos: la buena fe creencia y la buena fe
probidad. La primera refiere al grado de persuasión o convicción psicológica,
razonablemente fundada, con que se aprecia y mantiene una determinada
situación jurídica; la segunda importa aquella conducta precedida de un
obrar recto y leal, evitando así el perjuicio al otro.
En esta clase de contratos, la “no competencia” como regla básica deviene
un elemento inherente a la lealtad que las partes se deben recíprocamente
y que tiende, sin dudas, a la búsqueda y alcance de los beneficios que
ambas pretenden al momento de relacionarse.
Si bien el art. 1517 CCyC establece como regla general la exclusividad en
favor de ambas partes, lo cierto es que aquellas “pueden limitarla o
excluirla”, lo cual abre la puerta a la autonomía de la voluntad, extremo que
en definitiva, será lo primero que deberá ponderarse al momento de
interpretar los alcances de cada caso particular.
Bajo esa línea conceptual, la norma continúa diciendo que el franquiciante
no puede autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio, salvo
que exista al respecto consentimiento del franquiciado.
En cuanto a la territorialidad y más allá de su exclusividad o no según lo
acuerden las partes, lo cierto es que habitualmente este elemento
constituye una pauta integradora del contrato, habida cuenta de que la
necesidad del franquiciado para desarrollar y explotar su negocio requiere
habitualmente de una delimitación espacial, en tanto de ello suele depender
el éxito del emprendimiento.
Por ello, y aun frente al ejercicio de la opción por parte del franquiciante en
su favor, ponderando especialmente las características formales de esta
clase de acuerdos —contratos de adhesión—, el principio de buena fe
impone respetar y reconocer ciertas pautas de razonabilidad, comprendido
ello dentro de un contexto de realidad económica a fin de respetar en favor
del franquiciado un ámbito de desarrollo comercial que permita, al menos,
aspirar al logro de las expectativas contempladas al contratar.
Sin perjuicio de lo expuesto, cabe aclarar que el aspecto territorial no es el
único que se tiene en cuenta al momento de delimitar las pautas de
exclusividad. Así, suelen pactarse cláusulas en las que se le exige al
franquiciado la adquisición de materias primas o productos elaborados
directamente por el franquiciante, o bien aquellas mediante las cuales se
prohíbe al franquiciado comercializar otros productos que no entren en
competencia con su propia actividad.
Desde otra perspectiva, la norma establece que el franquiciado deberá
desempeñarse en los locales indicados y dentro del territorio asignado, no
pudiendo operar por interpósita persona unidades de franquicia o
actividades que sean competitivas. Ello resulta lógico, habida cuenta el
deber de colaboración y buena fe implícita tendiente a evitar prácticas
desleales por parte de ambos contratantes que importen una actitud
competitiva entre sí.

Art.1518 “Otras cláusulas. Excepto pacto en contrario:


a) el franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos
que emergen del contrato mientras está vigente, excepto los de contenido
dinerario. Esta disposición no se aplica en los contratos de franquicia
mayorista destinados a que el franquiciado otorgue a su vez subfranquicias,
a esos efectos. En tales supuestos, debe contar con la autorización previa
del franquiciante para otorgar subfranquicias en las condiciones que pacten
entre el franquiciante y el franquiciado principal; (puede haber cláusula que
permita al franquiciado ceder su posición contractual, es decir, que cambie
no que ponga otra subfranquicia, salvo pacto en contrario)
b) el franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros,
mercaderías o servicios comprendidos en la franquicia dentro del territorio o
zona de influencia del franquiciado; (cláusula donde el franquiciante no
pueda comercializar con terceros, si quiere debe hacerlo por el franquiciado
y este al mismo tiempo crear la subfranquicia, pero siempre que sea de
desarrollo)
c) el derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado no
puede mudar la ubicación de sus locales de atención o fabricación.” (la ley
de transferencia del fondo de comercio que sigue vigente cuando habla de
los elementos que componen el fondo de comercio menciona a la clientela,
el franquiciado debe respetar la clientela del franquiciado).

*El artículo en comentario establece ciertas cláusulas de uso general en los


contratos de franquicia, con la salvedad de que podrán ser dejadas de lado
por ejercicio y primacía de la autonomía de la voluntad de las partes, razón
por la cual sus efectos y validez solo serán operativos salvo disposición en
contrario.
El inc. a prohibe al franquiciado ceder su posición contractual y los derechos
que emergen del contrato, excepto los de contenido dinerario. Tal limitación
resulta una derivación de carácter intuitu personae que reviste el contrato
de franquicia en el que el franquiciado recibirá de parte del franquiciante
todos los conocimientos necesarios para el desarrollo del negocio (know
how), con la consecuente transmisión de derechos que le permitirán al
primero explotar la marca objeto de franquicia.
Distinta solución se propicia respecto de las franquicias mayoristas, cuyo
objetivo primordial radica, precisamente, en crear subfranquicias. En este
supuesto, y siempre que cuente con la debida autorización del
franquiciante, el franquiciado podrá nombrar subfranquiciantes en los
términos y condiciones fijados por el titular de la marca.
El inc. b prohibe al franquiciante comercializar directamente con terceros los
productos o servicios comprendidos en la franquicia dentro del territorio o
zona de influencia del franquiciado. Ello tiene directa vinculación con lo
establecido en el art. 1517 CCyC relativo a la exclusividad, aunque en este
supuesto haciendo especial referencia a las obligaciones que en tal sentido
recaen sobre el franquiciante, cuya conducta debe ajustarse a un obrar leal
y ajustado a las pautas que derivan del principio de buena fe contractual.
Finalmente, el inc. c refiere al derecho del franquiciante en relación con la
clientela. A diferencia de lo regulado en materia de agencia comercial (art.
1498 CCC), aquí el legislador toma partido en favor del franquiciante
estableciendo expresamente que el derecho a la clientela le corresponde al
titular de la marca.
Más allá de las posiciones que puedan adoptarse al respecto, resulta
razonable que la clientela pertenezca al titular de la marca y no al
franquiciado, en tanto aquella es atraída por las cualidades y prestigio de la
marca y no por la condición personal del franquiciado. No obstante,
consideramos que frente a situaciones excepcionales y debidamente
acreditadas puede ponderarse la posibilidad de reconocer en favor del
franquiciado el derecho en cuestión frente al crecimiento de una marca en
principio desconocida pero impulsada y desarrollada gracias a la labor del
franquiciado.
En cuanto a la prohibición en cabeza del franquiciado de cambiar de
ubicación sus locales, ello responde, precisamente, a que la clientela es del
franquiciante, quien reparte las zonas estratégicamente debiendo el
franquiciado limitarse a la atención y no a la organización.

Art.1519 “Cláusulas nulas. No son válidas las cláusulas que prohíban al


franquiciado:
a) cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante mencionado
en el artículo 1512, segundo párrafo; (franquiciante puede vender
productos que no son de buena calidad entonces el franquiciado puede
mencionarle esto, porque está prohibido que no pueda hacerle referencias,
lo que no puede es darlo a conocer a esto)
b) adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros
franquiciados dentro del país, siempre que éstos respondan a las calidades
y características contractuales; (en caso de que sea así eso da lugar por
incumplimiento a la resolución del contrato)
c) reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.”
(hace referencia a la clientela que no es un factor económico)

* El artículo en comentario establece reglas de carácter imperativo


tendientes a la protección del franquiciado, proclamando la nulidad de
ciertas cláusulas que, en caso de incorporarse en el contrato, carecerán de
efectos entre las partes y terceros involucrados.
Resulta acertada la decisión del legislador de privar de todo efecto a
aquellas cláusulas que, si bien y prima facie aparecerían como resultado de
la voluntad común, su aplicación en la práctica puede resultar perjudicial
para quien, en definitiva, reviste la condición de ser la parte más débil de la
contratación.
Es que en definitiva la concepción clásica de consentimiento que inspiró las
codificaciones del siglo XIX se diluye frente a la “aceptación” del contrato
prediseñado y ofrecido por una de las partes, y en el cual no hay más
consenso que la aceptación o el rechazo (art. 984 CCyC).
Por lo general, en estos modelos de contratación el consentimiento de una
de las partes se limita a la aceptación de sus cláusulas, quedando excluida
la negociación de los términos que integran el acuerdo, en tanto es el
predisponente o franquiciante quien toma a su cargo la determinación del
contrato.
No obstante ello, no implica sostener que los comerciantes, en tanto sujetos
profesionales, puedan ser considerados a los fines de la celebración de un
contrato —ni siquiera analógicamente— como una especie de consumidores
en tanto se presume en ellos aptitud suficiente para negociar y defender sus
intereses.
El inc. a refiere a la prohibición de incorporar aquellas cláusulas que tiendan
a impedir la facultad del franquiciado de cuestionar —justificadamente— los
derechos del franquiciante respecto de la marcas, patentes, emblemas,
nombres comerciales, sistema de protección y venta o conocimientos
técnicos comprendidos en el sistema objeto de franquicia.
El inc. b dispone la nulidad de toda cláusula que tienda a impedirle al
franquiciado adquirir mercaderías incluidas en la franquicia a otros
franquiciantes dentro del país, siempre y cuando aquellas reúnan las
cualidades y características contractuales, promoviendo un contexto de
equidad entre todos los que integran la franquicia.
Por último, el inc. c importa un amplio reconocimiento del franquiciado a
ejercer su industria libremente (art. 14 CN), siempre que las relaciones que
se forjen entre franquiciados no importen el despliegue de una conducta
desleal y reñida con el principio de buena fe contractual en perjuicio del
franquiciante.

Art.1520 “Responsabilidad. Las partes del contrato son independientes, y no


existe relación laboral entre ellas. En consecuencia:
a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado,
excepto disposición legal expresa en contrario;
b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con
el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude
laboral;
c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del
sistema otorgado en franquicia.
El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona independiente
en sus facturas, contratos y demás documentos comerciales; esta
obligación no debe interferir en la identidad común de la red franquiciada,
en particular en sus nombres o rótulos comunes y en la presentación
uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte.”

El franquiciado no es un empleado del franquiciante, sino que es un


contrato.

*Si bien no resultaba dudoso considerar que franquiciado y franquiciante


eran funcionalmente independientes y que no existía relación laboral entre
ellos, se generaron controversias en torno de la asunción por parte del
franquiciante de las responsabilidades laborales que tenía la otra parte por
aplicación del art. 30 de Ley 20.744 de Contrato de Trabajo (LCT).
En tal sentido, en el caso “Rodríguez, Juan R. c/ Cía. Embotelladora
Argentina”, la CSJN(70) revocó la sentencia de la Sala IV de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo por la cual se había extendido la
responsabilidad a Pepsi Cola al constatarse una segmentación del proceso
productivo, inclinándose el Supremo Tribunal por una interpretación
restrictiva.
Sin perjuicio de ello, algunos autores han pretendido extender la
responsabilidad por aplicación del art. 31 LCT en la medida que se pueda
demostrar la existencia de dirección, control o administración de una sobre
la otra, o que estuviesen de tal forma relacionadas que constituyeran un
conjunto económico.
Como se verá, el CCyC consideró el punto y dio una solución concreta a
esta problemática.
Varias cuestiones son tratadas bajo el título “Responsabilidad”, a saber:
a) Como se señaló, no existe relación laboral entre franquiciante y
franquiciado, lo cual no requería ser aclarado porque la franquicia es
un vínculo comercial, salvo que se trate de un fraude laboral en el
que se haya intentado ocultar una verdadera relación de trabajo tras
la apariencia de la franquicia. También puede ser que un franquiciado
sea a la vez dependiente del franquiciante, superponiéndose las dos
relaciones, que en ese caso son independientes entre sí.
b) Que el franquiciante no responde por las obligaciones del
franquiciado, salvo disposición legal expresa en contrario. Cabe
considerar en este punto la responsabilidad que atribuye el art. 40 de
la ley 24.240.
c) Que los dependientes del franquiciado no tienen relación laboral con
el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre el
fraude laboral.
d) En realidad, además del fraude laboral propiamente dicho (art. 14
LCT) pueden presentarse los supuestos previstos por los arts. 29, 30
y 31 LCT y primar estas disposiciones.
e) Que el franquiciante no responde ante el franquiciado por la
rentabilidad del sistema otorgado en franquicia, que es una regla que
se mantiene mientras el sistema sea apto para su destino, porque la
misma ley dice que debe ser un sistema probado, mientras no haya
existido abuso de derecho por parte del principal al otorgar una
franquicia que no sea viable.
f) Que el franquiciado debe indicar en sus facturas claramente su
calidad de persona independiente del franquiciante, lo cual no puede
interferir en la identidad común de la red franquiciada y en particular
con los nombres, rótulos comunes y en la presentación uniforme de
los locales, mercaderías y medios de transporte. Esto se impone para
evitar inducir a los terceros a confusiones y, eventualmente, para
evitar la aplicación de la “teoría de la apariencia”, pero es válido en la
medida en que no contraríe el estatuto del consumidor, la buena fe y
el abuso del derecho

Art.1521 “Responsabilidad por defectos en el sistema. El franquiciante


responde por los defectos de diseño del sistema, que causan daños
probados al franquiciado, no ocasionados por la negligencia grave o el dolo
del franquiciado.”
* El franquiciante es el creador del sistema, motivo por el cual sus defectos
son su responsabilidad si le causa daño al franquiciado.
Si bien no era necesaria la aclaración, así lo explica la norma, distinguiendo
que esto es así mientras los daños no hayan sido ocasionados por el
franquiciado, por su negligencia grave o dolo, lo cual es correcto porque en
ese caso no serían propiamente por defecto del sistema.
Si bien el art. 1520 CCyC establece las responsabilidades y obligaciones que
le corresponden a cada parte, aquí se establece específicamente la
responsabilidad del franquiciante frente al franquiciado cuando se produzca
un daño probado como consecuencia del defecto en el diseño del sistema.
Véase que, en principio, una de las principales características del contrato
de franquicia es la transmisión del know how del franquiciante al
franquiciado, el cual ha sido caracterizado como “el conocimiento técnico,
procedimiento, conjunto de informaciones necesarias para la producción
industrial, que proceden de la experiencia en el proceso de producción y
que su autor desea guardar en secreto, sea para su uso personal, sea para
transferirlo confidencialmente a un tercero”.
De aquí podemos inferir la obligación del franquiciante al poner en manos
del franquiciado la posibilidad de distribuir un producto o servicio, o bien, en
una forma más evolucionada, la de que él mismo fabrique o produzca los
productos que luego venderá a los consumidores, derivando así la
responsabilidad del primero en caso de que esa transferencia al franquiciado
sea de forma defectuosa.
Es por ello que las obligaciones que asume el franquiciante frente al
franquiciado son de objeto complejo, incluyendo obligaciones de dar, de
hacer y de no hacer.
A partir de estas premisas, debemos considerar que se especifica la
responsabilidad del franquiciante por los defectos de diseño del sistema que
causen un daño probado.
Véase que, con anterioridad a la vigencia del CCyC, en el contrato de
franquicia, que era de los denominados “contratos atípicos” o innominados,
la responsabilidad entre franquiciante y franquiciado era de naturaleza
contractual, resultando aplicables los principios previstos en el art. 519 CC y
ss.
De este modo podemos inferir que, más allá de encontrarse hoy tipificado,
en el contrato de franquicia, ya sea que se trate de incumplimiento culposo
o doloso, la responsabilidad del franquiciante por los daños probados que
pudiere ocasionar al franquiciado seguirá siendo juzgada según las normas
de la responsabilidad por incumplimiento de los contratos.
En cuanto a la responsabilidad que le cabría el franquiciante respecto de un
tercero, véase que el CCyC no la contempla, pero tal circunstancia, a mi
entender, queda resuelta con la aplicación del art. 40 LDC que establece:
“Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la
prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el
importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto
su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños
ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La
responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Solo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la
causa del daño le ha sido ajena”.
De allí que si bien el art. 1521 CCyC hace hincapié en la responsabilidad que
pudiere surgir entre franquiciante y franquiciado, hay que considerar,
aunque por un mero tecnicismo, que dicho artículo comienza diciendo
“responsabilidad por defectos en el sistema”, debiéndole alcanzar al
franquiciante la responsabilidad por el daño producido a un tercero, sin
perjuicio de la acción de repetición que le pudiere corresponder si el daño
no le es imputable.

Art.1522 “Extinción del contrato. La extinción del contrato de franquicia se


rige por las siguientes reglas:
a) el contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de las
partes; (la muerte e incapacidad de cualquiera de las 2 partes, hace
referencia a la persona humana, en el CCC las incapacidades son re pocas)
b) el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de
su vigencia original, pactado entre las partes. Se aplican los artículos 1084
y siguientes;
c) los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones
especiales según el artículo 1516, quedan extinguidos de pleno derecho al
vencimiento del plazo;
d) cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea
concluirlo a la expiración del plazo original o de cualquiera de sus prórrogas,
debe preavisar a la otra con una anticipación no menor de un mes por cada
año de duración, hasta un máximo de seis meses, contados desde su inicio
hasta el vencimiento del plazo pertinente. En los contratos que se pactan
por tiempo indeterminado, el preaviso debe darse de manera que la
rescisión se produzca, cuando menos, al cumplirse el tercer año desde su
concertación. En ningún caso se requiere invocación de justa causa. La falta
de preaviso hace aplicable el artículo 1493.
La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la
comercialización de productos o servicios propios o de terceros después de
extinguido el contrato por cualquier causa, es válida hasta el plazo máximo
de un año y dentro de un territorio razonable habida cuenta de las
circunstancias.”

* Regula las causas de extinción del contrato por muerte o incapacidad de


cualquiera de las partes y declara aplicables las normas referidas a la
resolución por incumplimiento. Así, se prevé que cualquiera sea el plazo de
vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo debe preavisar a la otra
con una anticipación no menor a un mes por cada año de duración, hasta
un máximo de seis meses.
Por otra parte, a la luz de la reforma introducida por el CCyC, para entender
su redacción hay que volver sobre lo visto y tener en cuenta la remisión
efectuada en el art. 1516 CCyC al art. 1506 CCyC, que determina que el
plazo mínimo en el contrato de franquicia es de cuatro años y, si se pacta
por uno menos, se entiende acordado por aquel, con lo cual la norma
reemplaza mediante esta disposición imperativa cualquier cláusula que
establezca un plazo menor.
Pero, por otra parte, hay que tener en cuenta que esta regla tiene su
excepción; se puede establecer un plazo menor, en la medida que se
justifique con situaciones especiales.
El inc. a hace referencia a la extinción por muerte o incapacidad de
cualquier parte. Ahora bien, hay que considerar que tal situación se dará así
en la medida que el contratante sea una persona humana; pues vale aclarar
que cuando se trata de personas jurídicas, no corresponde hablar de muerte
del franquiciante o franquiciado, sino que nos referimos a la muerte del
operador de la franquicia.
Por ello, entendemos que si franquiciante o franquiciado son personas
humanas se corresponde con la redacción efectuada, pero en la medida de
que la actuación de la persona se juzgue esencial para el mantenimiento del
contrato.
El inc. b puntualiza que el contrato no puede ser extinguido sin justa causa
dentro del plazo de su vigencia original. Esto es una regla relativa porque
las partes siempre pueden dar por terminado el contrato aun dentro de su
plazo de vigencia, mientras compensen el tiempo de inejecución
debidamente.
Al efecto, puede suceder que se lleve a cabo la rescisión del contrato, lo
cual es conceptualizado en doctrina como la ruptura del vínculo contractual
por la mera voluntad de una o de ambas partes del contrato, siendo
indiferente que concurra o no, además, alguna causa sobreviniente que
sustente o justifique esa decisión. Esta solo opera para el futuro (ex nunc),
siendo consustancial a los “contratos de tracto sucesivos, de ejecución
continuada o periódicas” (art. 1011), esto es, a aquellas convenciones
donde ambas partes tienen aún prestaciones por cumplir, devengadas o a
devengarse por el transcurso del tiempo.
El inc. c establece que los contratos con plazos menores a tres años,
justificados en las razones especiales del art. 1516 CCyC, se extinguen de
pleno derecho al vencimiento del plazo. Esas razones especiales son las
ferias, congresos y actividades eventuales que ya mencionamos.
En cuanto a lo determinado por el inc. d respecto del deseo de concluir el
contrato, sea a plazo fijo o por tiempo indeterminado, requiere de un
preaviso de un mes por cada año de vigencia del contrato, hasta un máximo
de seis meses.
Así, a diferencia de lo que vimos para la agencia, concesión y para las
distribuciones en que la regla es aplicable, en la franquicia el preaviso de un
mes por año tiene un tope, el de seis meses como máximo.
El anteúltimo párrafo del art. 1522 CCyC aclara que en los contratos por
tiempo indeterminado el preaviso debe otorgarse de modo que la rescisión
se produzca, como mínimo, al cumplirse el tercer año de concertado. O sea
que,en esos casos, además de los meses de preaviso o su indemnización
sustitutiva, se deberá también compensar la ausencia de ejecución por el
hecho de que la vigencia contractual no alcanzó esos tres años.
El último párrafo del articulado incorpora una novedad, esto es que se
podrá incorporar una cláusula en la cual se podrá establecer como plazo
máximo “un año” respecto de la competencia del franquiciado con la
comercialización de productos o servicios propios o de terceros después de
extinguido el contrato por cualquier causa, siempre dentro de un territorio
razonable habida cuenta las circunstancias.
Esta situación es considerada como responsabilidad post-contractual, que es
la de no concurrencia o no competencia, que implica la obligación del
franquiciado de no asumir negocios competitivos con el franquiciante, con
posterioridad al cese de la relación contractual

Art.1523 “Derecho de la competencia. El contrato de franquicia, por sí


mismo, no debe ser considerado un pacto que limite, restrinja o distorsione
la competencia.”
* El contrato de franquicia no puede ser considerado un pacto que limite,
restrinja o distorsione la competencia (art. 11 CCC) es a los efectos de que
no se pueda presumir que por la mera existencia de franquicias la
competencia fue violada.

Art.1524 “Casos comprendidos. Las disposiciones de este Capítulo se


aplican, en cuanto sean compatibles, a las franquicias industriales y a las
relaciones entre franquiciante y franquiciado principal y entre éste y cada
uno de sus sub franquiciados.”

Es un contrato de distribución comercial porque remite al de concesión.

* El último artículo sobre franquicia —art. 1524 CCC— establece que las
disposiciones de este capítulo se aplican a las franquicias industriales, a las
relaciones entre franquiciantes y franquiciado principal, y a las que se den
entre este y cada uno de los subfranquiciados.
En principio, estas situaciones no están comprendidas directamente en el
ordenamiento sino solo si la situación presenta la suficiente analogía fáctica
como para poder incluirse.
La franquicia industrial resulta aplicable a la producción de bienes, a
diferencia de la “comercial”, que se utiliza para distribución o prestación de
servicios. En el “know-how” de tipo “industrial” la franquicia tiene un
contenido mucho más técnico, comprensivo de procedimientos de
fabricación o de aquellos que sirven para la aplicación de técnicas
industriales dentro de la empresa. La norma establece la aplicación de las
prescripciones de este Código a la franquicia de tipo industrial en lo que
resulte compatible teniendo en cuenta las características antes indicadas.
En lo que hace al régimen de la sub-franquicia —sin perjuicio de lo normado
por los arts. 1518, inc. a, y 1636 CCyC— la relación entre el franquiciante
mayorista y los subfranquiciados(78) también se rige por las normas de
este Capítulo; ello, no obstante se le puedan imponer vía contractual al sub-
franquiciado algunas condiciones especiales (v. gr. prestar conformidad a
los contenidos esenciales del contrato de franquicia principal, renunciar a
reclamos contra el franquiciador al momento de la transferencia, etc.)

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