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“El General Manuel Belgrano informa sobre la situación europea ante el Congreso General
de las Provincias Unidas en Sud América”. Óleo sobre tela del pintor, escultor y
restaurador Tomás Ignacio del Villar (1911 – Buenos Aires – 1969). Complejo Museográfico
Provincial “Enrique Udaondo”, Lujan - Provincia de Buenos Aires.
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Texto elaborado por el GB (R) “VGM” Carlos Maria Marturet. Licenciado en Estrategia y Organización. Miembro de
número y secretario académico del Instituto Nacional Belgraniano, y miembro de número del Instituto Argentino de
Historia Militar.
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En Europa, con la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte en la batalla de
Waterloo el 18 de junio de 1815, finaliza el primer imperio francés. Las potencias
triunfantes, Gran Bretaña, Francia, Prusia, Rusia y Austria, reunidas en el Congreso de
Viena, entre octubre de 1814 y junio de 1815, acordarán, principalmente, la
restauración de la monarquía absolutista en Europa, el reordenamiento de las fronteras
internas, y el control de la expansión de las ideas políticas y filosóficas emanadas de la
revolución francesa.
Misión diplomática de Belgrano y Rivadavia ante las cortes europeas de Madrid, Paris y
Londres.
En abril de 1815 asume como director supremo interino, el coronel mayor Ignacio
Álvarez Thomas. El poder legislativo fue ejercido por una junta de observación,
nombrada por el cabildo. Este órgano legislativo sancionó, el 5 de mayo, el Estatuto
Provisional para la Dirección y Administración del Estado, que debería regir los actos
del director supremo y el de los gobiernos de provincia. En la práctica, este estatuto
nunca llegó a tener plena vigencia. No obstante merece ser recordado por su artículo
número 30, que establecía que el director: “(…) luego que se posesione del mando,
invitará, con particular esmero y eficacia, a todas las ciudades y villas de las provincias
interiores para el pronto nombramiento de diputados que haya de formar la
constitución, los cuales deberán reunirse en la ciudad de Tucumán (…)”.
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MARIO BELGRANO, Belgrano, Misión Diplomática a Europa, en Instituto Nacional Belgraniano, Capitulo XV, referencia
número 7, Buenos Aires, 2006, pp. 314 y 330.
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El 24 marzo de 1816 inicia sus sesiones el Congreso General Constituyente. La
independencia empezaba a tomar forma jurídica.
Manuel Belgrano, Jefe del Ejército de Observación de Mar y Tierra, el pacto de Santo
Tomé.
Belgrano apenas alcanza a arribar a Rosario, asiento de paz de esta fuerza, cuando
el 9 de abril, el coronel mayor Eustoquio Díaz Vélez, jefe de la vanguardia, y su ex
segundo comandante durante la campaña al Alto Perú, firma, con el señor Cosme
Maciel, representante por Santa Fe y comisionado ante el caudillo José Gervasio Artigas,
el Pacto de Santo Tomé. Cosme Maciel había sido el ciudadano a quien Manuel Belgrano
invito, el 27 de febrero de 1812, a izar la bandera blanca y celeste en las costas del rio
Paraná.
Este tratado inconsulto, que excedía las atribuciones de Díaz Vélez, y por lo tanto
inválido, por no haber sido autorizado por el gobierno central ni por el propio general
Belgrano, pactaba básicamente, la separación de Belgrano del mando del ejército de
Buenos Aires, y su relevo por Díaz Vélez; además, la evacuación inmediata de todos los
efectivos porteños que ocupaban la provincia de Santa Fe; también, la destitución del
director supremo Álvarez Thomas.
En enero de 1816, el brigadier Juan Martín de Pueyrredón fue electo diputado por
San Luis ante el congreso constituyente. Estando en Tucumán, los congresales lo
nombraron Director Supremo de las Provincias Unidas. A mediados de mayo,
Pueyrredón solicita a Belgrano su presencia ante el soberano congreso. Belgrano formo
parte, en mayo de 1810, del primer gobierno patrio, y ahora él, quien durante tanto
tiempo - con acciones y símbolos - la venía pregonado, es convocado para ser partícipe
del acontecimiento de la declaración de la independencia.
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Esta presentación fue registrada en un acta de dos fojas, que resume, en su
introducción y en cinco puntos, lo expuesto por Belgrano en esa jornada. De este
documento señalamos, el inicio de la sesión - el párrafo introductorio -, donde el
congreso le enuncia a Belgrano los temas de interés de los diputados, y la advertencia
para que evite emitir ideas que pudieran influenciar en ellos; y a continuación –
sintéticamente – lo redactado en los cinco puntos de su presentación:
Quinto; que la venida de tropas portuguesas al Brasil era precaver la infección del
territorio del Brasil, que el Rey D. Juan era sumamente pacífico y enemigo de
conquista, y que estas provincias no debían temer movimientos de aquellas fuerzas
contra ellas (…)”.
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La Declaración de la Independencia.
El historiador, escritor y poeta Félix Luna (La Rioja, 1925 – Buenos Aires, 2009),
con pluma selecta, nos describió el escenario del nacimiento soberano de la Patria:
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Transcripción completa del acta de la Sesión Secreta.
Reunidos los Señores Diputados en la Sala del Congreso a las nueve de la mañana, con
asistencia de los que se anotan al margen, después de discutidos y acordados los puntos que
constan del acta pública de ese día, el General Don Manuel Belgrano en virtud de las órdenes
que se le comunicaron en el anterior (tachado), avisó estar presente, e introducido a la sala y
tomando asiento en ella en el lugar que le fue señalado, el Señor Presidente le hizo entender
que la soberanía le había llamado para que sus exposiciones sobre el estado actual de la Europa,
ideas que reinaban en ella, concepto que ante las Naciones de aquella parte del globo se había
formado de la revolución de las Provincias Unidas y esperanza que estas podían tener de su
protección, de todo lo cual lo creía ilustrado después del desempeño de la comisión a que fue
destinado, pudieran orientarla más extensamente de tan interesantes objetos, estando
advertido que en el seno del Congreso había una comisión que entendía exclusivamente en
asuntos de relaciones exteriores, y que no debía hacer exposiciones o contestar de un modo
capaz de mandar idea de ellas y exponer el secreto; en cuya conformidad, contestando a las
preguntas que se le hicieron por varios Señores Diputados, el citado General expuso todo lo que
sigue:
- Primero: que aunque la revolución de América en sus principios, por la marcha majestuosa con
que empezó, había merecido un alto concepto entre los poderes de Europa, su declinación en el
desorden y anarquía continuada por tan dilatado tiempo, habría servido de obstáculo a la
protección, que sin ella se habría logrado de otros poderes, debiéndonos en el día contar
reducidas a nuestras propias fuerzas.
- Segundo: que había acaecido una mutación completa de ideas en la Europa, en lo respectivo a
formas de gobierno; que como el espíritu general de las naciones en años anteriores era
republicarlo todo, en el día se trataba de monarquizarlo todo; que la nación inglesa, con el
grandor y majestad a que se ha elevado, no por sus armas y riquezas, si por una Constitución de
monarquía temperada, había estimulado las demás a seguir su exemplo; que la Francia la había
adoptado: que el Rey de Prusia, por sí mismo, y estando en el goce de un poder despótico, había
hecho una revolución en su reino, y sujetádose a bases constitucionales iguales a las de la Nación
inglesa; y que esto mismo habían practicado otras naciones.
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Exposición de Manuel Belgrano ante el Congreso de Tucumán proponiendo la adopción de una monarquía incaica como
forma de gobierno. 6 de julio de 1816. Documentos escritos. Fondo Congreso General Constituyente. Legajo 1, Doc.
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- Cuarto: que el poder de España en la actualidad era demasiado débil e impotente por la ruina
general a que la habían reducido las armas francesas, discordias que la devoraban, y poca
probabilidad de que el gabinete inglés le auxiliase para subyugarnos, siempre que de nuestra
parte cesasen los desórdenes que hasta el presente nos han devorado; pero que al fin, siempre
tenía más poder que nosotros, y debíamos poner todo conato en robustecer nuestros ejércitos.
- Quinto: que la venida de tropas portuguesas al Brasil no era efecto de combinación de aquel
gabinete con la España, pues que la Casa de Braganza jamás podría olvidar la cooperación de la
España a la entrada de los franceses en Lisboa, y desgracias que ha sentido por ella*; que el
verdadero motivo de la venida de esas tropas era precaver la infección del territorio del Brasil;
que el carácter del Rey D. Juan era sumamente pacífico y enemigo de conquista, y que estas
provincias no debían temer movimientos de aquellas fuerzas contra ellas.
* Después de todo lo cual y – evacuadas - otras preguntas que se le hicieron por algunos señores
diputados, y se omiten por menos interesantes, se retiró de la Sala y terminó la sesión.
* Que enviado Salazar por el gabinete español cerca de S. M. F. para pedir temporalmente, y
mientras se subyugaban estas provincias, la posesión de la isla de Santa Catalina había recibido
una terminante negativa y sólo se le habían ofrecido los auxilios que el derecho de gentes
exigiere.