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El caso de Brasil

Portugal.
Sociedad en contracción. Como el resto de Europa, había sufrido un grave
descenso de población a mediados del siglo XIV; el consiguiente abandono de
las tierras marginales, junto con la despoblación de ciudades y pueblos, había
creado una clásica «crisis feudal» en los altos estratos de una sociedad
económicamente oprimida por la pérdida de muchas de sus rentas habituales.
En otras partes de Europa, esta crisis tuvo el efecto de lanzar a miembros de la
nobleza en expediciones de pillaje en busca de botín y nuevas fuentes de
ingresos.
En cambio, en Portugal, miembros de la nobleza se vieron motivados a
organizar expediciones y nuevas rutas para crear fuentes de ingreso. El
empuje se desvió hacia el oeste, adentrándose en el mar y bajando la costa
de África. Aquí la resistencia fue mínima. La aproximación tradicional a estas
exploraciones se ha atribuido (al menos antes de 1460) casi exclusivamente a
la inspiración del príncipe Enrique «el navegante».

Modelo de islas atlánticas.

Hacia el siglo XV la nobleza mercantil introduce a Portugal en el Atlántico. El


objetivo de estas expediciones era establecer el comercio. Tratado de la misma
manera que la costa africana en sus primeros 30 años, se colonizó
posteriormente según el modelo de las islas atlánticas. A través de este
modelo, los portugueses, entraron inevitablemente en contacto con Madeira y
las islas Canarias primero, con las Azores y Cabo Verde después.

• Puerto marroquí en
Magreb. Resistencia
Bereber (Islam)

Mediterráneo en el
Atlántico” : islas
con economías
vinculadas por el
mar.

Según se encontraron estas islas o grupos de islas, fueron incorporándose


progresivamente dentro de un sistema económico centralizado en Lisboa, que era
dirigido conjuntamente por la corte portuguesa y los ricos comerciantes (algunos de
origen italiano) de la capital. Este proceso de incorporación pasó por lo menos por tres
fases bien definidas, las cuales configuran ciertos aspectos del desarrollo económico
de Brasil en el siglo siguiente.
 Primera fase: ya que las islas estaban deshabitadas cuando fueron
descubiertas esta fase fue necesariamente extensiva. En los primeros años,
cuando había pocos o ningún colono, desembarcaron animales para que se
reprodujeran rápidamente a los nuevos alrededores. Lo que hacía posible que
se reuniera periódicamente el ganado (ovejas, cerdos y vacas) para proceder
a su matanza y embarcar los productos derivados a Portugal para su venta. El
desarrollo de Madeira empezó en esta fase.
 Segunda fase: fue una fase más extensiva que la inicial y se garantizó a través
del cultivo de cereales. En Madeira, se produjo solo unos años después. En
Azores hacia 1442. A diferencia de estas dos, las islas de Cabo Verde, no
pasaron de la fase de ganado a la de cereales. Más bien, aquí la fase
subsiguiente fue la de arroz, algodón, fruta y azúcar —clara evidencia de que
estas islas estaban realmente situadas fuera del ámbito del «Mediterráneo en
el Atlántico»— y formaban en cambio una región de transición entre la
ecología de Madeira y la ecología tropical de la costa africana.
 Tercera fase: de agricultura capitalista, apareció sólo en Madeira. Desde 1450
en adelante, empezaron a proliferar los viñedos y cañaverales. Después de
Madeira, la gran área para el azúcar sería Brasil.
Factorías.
Los portugueses habían evitado, por norma, cualquier intento de colonización
significativa a lo largo de la costa (África): la población nativa era demasiado densa
para ser dominada fácilmente, y la zona era poco atractiva ecológicamente. Para
explotarla, eligieron en cambio un modelo que adoptaron de las ciudades comerciales
italianas mediterráneas de fines de la Edad Media. Aquí la clave constitucional era la
factoría (feitoria) o fortaleza comercial. Ésta está defendida por la guarnición del
castillo encabezada por un caballero y administrada por un factor {feitor) o agente
comercial encargado de las compras a los comerciantes nativos o jefes. La mercancía
fijada se almacenaba en la factoría y se vendía
después a los capitanes portugueses de las flotas
comerciales, que periódicamente visitaban la
factoría. Éstos, sin embargo, eran atacados con
frecuencia por piratas extranjeros que se
apoderaban de los barcos y mercancías cuando no
hacían intentos directos de romper el frágil
monopolio portugués del comercio con los nativos.
La corona portuguesa solía responder con patrullas
guardacostas para alejar a los barcos sin licencia,
mientras que jurídicamente solicitaba y recibía el
reconocimiento de sus derechos de monopolio en
una serie de bulas papales (1437-1481) que
conformaron los modelos para la asignación
posterior de derechos exclusivos en América, para
España y Portugal.
De este modo, hacia 1500, los portugueses habían
elaborado dos modelos básicos para el imperio en
el Atlántico sur, un repertorio para aplicarlo como
fuera necesario frente a los problemas que
debieran afrontar: primero, las islas deshabitadas
que jurídicamente consideraban como extensiones
de su reino continental, se cedían a los señores
como donaciones reales (doagdes) similares a las
que se hacían a los nobles en el continente, y que
serían pobladas por inmigrantes portugueses
usando el sistema de colonización cuyos métodos
fueron adoptados de la Reconquista medieval;
segundo, a lo largo de la costa africana, donde
encontraron pueblos nativos, optaron en cambio por el comercio sin colonización
basado en el sistema de factoría empleado en el Mediterráneo a finales de la Edad
Media.

 Período de factorías (Brasil): una vez completada la fase inicial de


descubrimiento y reconocimiento (1500-1502) la corona portuguesa tuvo que
afrontar el problema de cómo inventar un sistema de explotación para las
tierras recién descubiertas. En el contexto de las experiencias anteriores
atlánticas portuguesas, la naturaleza de Brasil era ambigua. Por lo que, los
portugueses se vieron obligados a tratar a los brasileños como a los de la
costa africana, explotándolos por el sistema de las factorías comerciales.
Para el desarrollo de los pocos productos comerciales que se podían
encontrar (palobrasil, monos, esclavos y loros), la corona optó por arrendar
Brasil a un consorcio de comerciantes de Lisboa encabezado por Fernáo de
Noronha, que era ya importante en los mercados de África y la India. El
grupo, según se sabe, tenía la concesión de un monopolio comercial durante
3 años sin pago alguno a la corona durante el primer año, una sexta parte de
los beneficios al segundo y una cuarta parte al tercero. A cambio, el grupo
acordaba enviar 6 barcos cada año para explorar 300 leguas (c. 1.900 km) a
lo largo de la costa y la construcción allí de una plaza fortificada para el
comercio, o factoría.
 Dos viajes: 1) 1502: flota navegando bajo el mando de un capitán
desconocido, partió de Lisboa, arribo a Brasil cerca del cabo Sao Roque,
visito la zona de Porto Seguro y regresó a Lisboa el año siguiente,
trayendo un cargamento de palobrasil y esclavos indios. 2) Vespucio,
partiendo de Lisboa en 1502, enfrenta una tempestad y pierde su flota,
junto con otro capitán, fueron juntos hasta Cabo Frío en Brasil. En 1504,
los dos barcos volvieron a Lisboa con una carga de palobrasil.
Durante los años de intervención real en la explotación (1506-1534) la
corona portuguesa continuó ajustándose al modelo que había funcionado
en África durante el siglo XV, manteniendo las factorías reales en
Pernambuco, Bahia, Porto Seguro, Cabo Frío y Sao Vicente pero
concedió licencias a barcos privados para comerciar con los nativos bajos
sus auspicios. Hacia 1534 se produce la ocupación efectiva del territorio.
Las factorías cumplen la labor de comercializar pero se le va a sumar una
nueva actividad que es la colonización.
Capitanías donatarias.
Se hicieron concesiones a un grupo de doce principales propietarios que iban
desde soldados de fortuna que se habían probado a sí mismos en Oriente (Duarte,
Coelho, Francisco Coutinho), hasta un cierto número de burócratas incluyendo un
historiador humanista de alta distinción intelectual (Joáo de Barros). Los 12
concesionarios recibieron 14 puestos de capitanía en 15 lotes (una capitanía tenía
2 secciones, y 2 concesiones tenían dos capitanías cada una) por «donación» real
(doagaó) —de ahí los términos «capitán donatario» y «capitanía donataria».
Consistía fundamentalmente en la concesión
hereditaria de una gran parte de la jurisdicción real
sobre un territorio concreto y sus habitantes a un
señor que actuaría, en adelante, como un locum
tenens del rey hasta donde alcanzara lo que se
expresaba en la donación.
Sólo diez capitanías se habían establecido en el siglo
XVI; 2 (Ceará y Santana) fueron abandonadas por sus
señores. De las 10 establecidas, únicamente 2 (Sao
Vicente y Pernambuco podían calificarse como
genuinamente prósperas antes de 1550. De las 8
restantes, 5 podían considerarse moderadamente
prósperas, por lo menos durante algún tiempo (Santo
Amaro, Itamaracá, Espirito Santo, Porto Seguro,
IIhéus), mientras que las 3 restantes pronto pudieron
considerarse como un rotundo fracaso (Sao Tomé,
Maranháo-Río Grande y Bahía)
 Obligaciones del capitán donatario: tenía el derecho
de nombrar notarios, escribanos y otros oficiales
subordinados en su capitanía. También se le concedió el hecho de fundar
ciudades e inspeccionar las elecciones de sus funcionarios. Para atraer a los
colonizadores, concedía tierras a los colonos, en régimen de propiedad absoluta,
con la única obligación de pagar el diezmo a la Orden de Cristo. Finalmente, como
capitán, tenía el derecho de autorizar todas las mejoras primordiales, tales como
las que se producían en los molinos para moler caña.
 Ingresos: una décima parte del diezmo, la mitad de la décima parte equivalente en
pescado capturado por los colonos, una décima parte de todas las rentas reales
obtenidas en la capitanía; y una vigésima parte de los beneficios de palobrasil
cortado.
 Carta de donación: establece derechos de la corona (nombrar tesoreros de la
capitanía, monopolios, pesca y minerales) y la relación entre colonos (no pagan
tributo real) y capitán (libre comercio entre capitanías). Solo portugueses
residentes comercializaban con nativos.

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