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Julio Alonso Ampuero 3

rece ser una de las intenciones –si


no la intención principal– de San
Julio Alonso Ampuero Lucas al escribir el libro de los He-
Iglesia evangelizadora chos como segunda parte de su Evan-
en los Hechos de los Apóstoles gelio: la Iglesia es –por la fuerza del
Fundación Gratis Date Espíritu Santo– prolongación de la
vida y de la misión de Jesús (tendre-
Pamplona 2001 mos ocasión de comprobar cómo mu-
chos aspectos de la vida y la ense-
ñanza de Jesús en el evangelio de San
Lucas aparecen en los Hechos plas-
Prólogo mados en la vida de las primeras co-
munidades cristianas).
«Iglesia, sé lo que eres» En estas páginas intentamos reco-
ger esa Buena Noticia acerca de la
Iglesia, tal como aparece en los He-
chos de los Apóstoles. Pues los He-
Se suele denominar a los Hechos chos no son sólo un libro histórico
de los Apóstoles como «Evangelio que nos relata lo que aconteció en
del Espíritu Santo». Esto es verdad los orígenes de la Iglesia. Son ante
en parte, porque ciertamente Él es el todo un libro teológico que nos pre-
protagonista principal del libro de los senta la identidad de la Iglesia, lo que
Hechos. Sin embargo, no se habla del la Iglesia es constitutivamente, aque-
Espíritu Santo en sí mismo, sino en llos rasgos sin los cuales ya no sería
cuanto que se derrama en la Iglesia, la Iglesia de Jesucristo.
actúa en ella y la impulsa a dar testi-
Pretendemos redescubrir desde las
monio de Cristo hasta los confines
de la tierra. En este sentido podemos páginas de los Hechos la impresio-
decir que el personaje «protagonis- nante riqueza y belleza del rostro de
ta» de los Hechos de los Apóstoles la Iglesia. Procuramos buscar las cla-
es la Iglesia; aunque –eso sí– consti- ves que explican la enorme vitalidad
tuida por la efusión del Espíritu y y energía de las primeras comunida-
des. Nos preguntamos por el secreto
alentada e impulsada por Él en cada
momento. de su extraordinaria capacidad
expansiva y de su poder de irradia-
Por eso hablamos de «Evangelio de ción.
la Iglesia». Sí. Hay una «Buena No-
ticia» acerca de la Iglesia, de mane- No se trata de una mirada nostálgica
ra semejante a como hay una «Buena a un pasado brillante. Se trata de una
Noticia acerca de Jesucristo, Hijo de mirada en la fe hacia el pasado para
entender el presente y afrontar en la
Dios» (Mc 1,1). De hecho, esta pa-
esperanza sus retos. Estas páginas
4 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

pretenden recoger los rasgos esen-


ciales de la Iglesia de los orígenes
para que sean como un espejo en el
que pueda mirarse la Iglesia de hoy.
De hecho, toda renovación en la his-
toria de la Iglesia ha consistido siem-
pre, de una u otra forma, en una vuelta 1. Un Pentecostés
a sus orígenes. El objetivo es que
cada comunidad eclesial se modele permanente
de la manera más ajustada posible a
la Iglesia de los Hechos de los Após-
toles, que sea lo que es, que exprese
en su vida concreta lo que es en su El Cardenal Ratzinger ha dicho que
ser más profundo. «la Iglesia es un Pentecostés perma-
Y lo haremos insistiendo en una nente, no una racionalización perma-
clave: la evangelización. Primero, nente». Pues bien, esto es lo que des-
porque la Iglesia primitiva fue de cubrimos ante todo en el libro de los
hecho una Iglesia evangelizadora. Hechos: Pentecostés es el aconteci-
Segundo, porque –como dice el Papa miento que pone en marcha a la Igle-
Pablo VI– la Iglesia «existe para sia como comunidad de los hombres
evangelizar» (Evangelii nuevos que, habiendo sido transfor-
Nuntiandi,14); por tanto, la Iglesia mados por el Espíritu, son capaces
de todo tiempo y lugar debe ser ante de testimoniar a Cristo y la novedad
todo evangelizadora. Tercero, porque de vida aportada por Él. Más aún,
hoy nos encontramos ante el reto de los Hechos de los Apóstoles mani-
la nueva evangelización; como repi- fiestan que no se da un único Pente-
te sin cesar Juan Pablo II, ha sonado costés: el Espíritu Santo se derrama
la hora de una época fecunda de evan- sin cesar sobre las personas y comu-
gelización a todos los niveles. Aho- nidades. Se da un Pentecostés per-
ra bien, para cumplir esta misión es manente. Es una Iglesia que vive en
absolutamente necesario que la Igle- Pentecostés.
sia sea completamente fiel a sí mis- A la luz de estos datos y de la afir-
ma. La Iglesia sólo podrá evangeli- mación de Ratzinger es obligado pre-
zar el mundo contemporáneo si vuel- guntarnos si no será ésta una de las
ve a ser la Iglesia de los Hechos de causas principales –por no decir la
los Apóstoles. principal– de la debilidad de nues-
(Nota.– En el texto que sigue, todas las tras comunidades. Se dice que el Es-
citas en que figuren solo cifras, sin le- píritu Santo es el gran desconocido;
tras, se refieren al libro de los Hechos ahora bien, si el Espíritu Santo es el
de los Apóstoles). alma de la Iglesia (cf. Prefacio de
Julio Alonso Ampuero 5

Pentecostés), el que anima y vigoriza El libro de los Hechos se abre con


a la Iglesia, una Iglesia –parroquia, las palabras de Jesús Resucitado a
comunidad, etc., o un cristiano– que los apóstoles en que les manda per-
no vive una relación profunda con el manecer en Jerusalén aguardando la
Espíritu Santo es una Iglesia –o un promesa del Padre que Él mismo les
cristiano– desanimada y sin vigor. En había transmitido.
lugar de ser un Pentecostés perma- La promesa consiste en «ser bauti-
nente, se convierte en una racio- zados en el Espíritu Santo» (v. 5).
nalización permanente, vive y actúa Ya Juan Bautista había anunciado al
no según el impulso divino del Espí- Mesías como aquel que bautizaría
ritu, sino según su lógica natural, sus «con Espíritu Santo y fuego» (Lc
planes «razonables» y sus fuerzas hu- 3,16). Bautizar significa etimoló-
manas; deja de ser luz del mundo y gicamente «sumergir», «inundar»,
sal de la tierra y se queda en una ins- «colmar». Jesús, que es el Mesías,
titución humana más, con sus mismos el Ungido, y está «lleno de Espíritu
límites, con sus mismos defectos, in- Santo» (Lc 4,1), a su vez «da el Es-
capaz de cambiar el mundo, pues sólo píritu sin medida» (Jn 3,34). No lo
el soplo divino del Espíritu renueva da tacañamente. Colma a los suyos
la faz de la tierra (cf. Sal 104,30). de Espíritu Santo. Si desde tiempos
Ocurre hoy a muchos cristianos lo de Noé la humanidad había quedado
mismo que a aquellos discípulos de sumergida en el pecado, ahora va a
Juan Bautista que ni siquiera habían ser inundada de Espíritu Santo; sólo
oído hablar del Espíritu Santo (Hch así encontrará la salvación. De he-
19,2) ; no tenían conocimiento ni ex- cho, el día de Pentecostés se consta-
periencia de su acción. Y sin embar- tará que «quedaron todos llenos del
go, cuando Pablo les anunció a Cris- Espíritu Santo» (2,4), que el «viento
to y les impuso las manos, recibie- impetuoso» «llenó toda la casa –¿la
ron el Espíritu y se pusieron a profe- Iglesia?– en que se encontraban»
tizar (19,4-7). También hoy puede y (2,3).
debe darse una renovada efusión del En realidad, esta promesa (cf. 2,33.
Espíritu que convierta a los cristia- 39) no sólo había sido manifestada
nos en testigos valientes de Cristo y por Jesús. Ya en el A.T. los profetas
les impulse a anunciarle a los que no habían anunciado el don del Espíritu
le conocen. como una característica de los tiem-
Recojamos más en detalle del li- pos mesiánicos (Is 32,15; Ez 36,26-
bro de los Hechos los datos que nos 27; 37,14; Jl 3,1-2). Y efectivamen-
hacen descubrir la Iglesia como un te, llegado el Mesías, se derrama el
Pentecostés permanente. Espíritu. Lo que Jesús realiza desde
el día mismo de Pascua (Jn 20,22),
La promesa del Padre (1,1-8) desde el momento en que es glorifi-
6 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

cado (Jn 7,39), lo realizará con toda otorga para el mero disfrute perso-
abundancia el día de Pentecostés. nal, sino para la misión, para la evan-
Volviendo al capítulo 1 de Hechos, gelización.
vemos que Jesús especifica aún más
en qué consiste la promesa del Pa- La gran cosecha (cp. 2)
dre. Ante la actitud de los discípu- La fiesta judía de Pentecostés, o
los, preocupados por la restauración «fiesta de las semanas» (Ex 34,22;
del Reino de Israel, Jesús les repro- Nm 28,26), concluía el tiempo de la
cha sus miras todavía demasiado ras- cosecha, que comenzaba con la fies-
treras y les transmite la única segu- ta de Pascua y duraba siete semanas.
ridad que debe bastarles: «recibiréis Era una fiesta de gozo que expresa-
la fuerza del Espíritu Santo, que des- ba la gratitud a Dios por la bendi-
cenderá sobre vosotros, y seréis mis ción de las mieses cosechadas (Dt
testigos en Jerusalén, en toda Judea 16,9s).
y Samaria, y hasta los confines de la Pues bien, el Pentecostés cristiano
tierra» (1,8). es también fiesta de cosecha y abun-
El Espíritu Santo es calificado dancia. Cristo es el sembrador que
como «fuerza» (dynamis) que des- ha contemplado los campos dorados
ciende sobre ellos. Ya al final del para la siega, pero ha dejado a otros
evangelio Jesús había insistido a los el gozo de recoger el fruto de su siem-
discípulos en que permanecieran en bra (Jn 4,35-38). Más aún, Él mismo
Jerusalén «hasta ser revestidos de es el grano que caído en tierra da fru-
poder desde lo alto» (Lc 24,49). Sólo to abundante (Jn 12,24). Pentecostés
así podrán ser testigos de Cristo hasta es la gran cosecha de la siembra y
los confines de la tierra. Para la mi- del sacrificio de Cristo. De hecho,
sión confiada las fuerzas humanas no ese mismo día aceptaron la Palabra
sirven (recordemos a los apóstoles y fueron bautizados unos tres mil
encerrados por miedo a los judíos). (2,41). Sí, verdaderamente «los que
Sólo un poder sobrehumano, divino, sembraban con lágrimas cosechan en-
que los inviste desde lo alto, que los tre cantares» (Sal. 126,5). La venida
sumerge y anega, puede capacitarlos del Espíritu se muestra de manera in-
para semejante misión. mediata inmensamente fecunda.
Por lo demás, el objetivo princi- De esta manera, Pentecostés cons-
pal –y en cierto modo único– de la tituye el nacimiento de la Iglesia. Si
venida del Espíritu parece ser éste: ya Cristo la había instituido eligien-
constituirlos en testigos, capaces de do a los Doce y poniendo a Pedro
anunciar a Cristo. Esta parece la fi- como cabeza (Mc 3,13-19; Mt 16,18-
nalidad a la que todo se orienta, 19), y la había «engendrado» en la
como por lo demás irá apareciendo cruz, ahora es dada a luz por la fuer-
a lo largo del libro. El Espíritu no se
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za del Espíritu. Los que estaban es- Jesús recibió una unción especial del
condidos por miedo a los judíos se Espíritu en el bautismo para iniciar
manifiestan públicamente y la comu- la predicación y la vida pública (Lc
nidad inicial –unos 120: 1,15– ex- 3,21-22), también la Iglesia, Cuerpo
perimenta un crecimiento extraordi- de Cristo, recibe en Pentecostés su
nario. «bautismo en el Espíritu» (1,5). Así
Surge así el nuevo pueblo de Dios la Iglesia es «ungida», hecha «cris-
como una nueva creación (cf. 2 Cor tiana», y capacitada para la misión
5,17). Si al inicio de la historia de ser testigo de Cristo hasta los con-
Yahveh Dios había insuflado al ba- fines de la tierra. Del mismo modo
rro del suelo su propio aliento para que Jesús recibe el Espíritu estando
convertirlo en hombre, en ser vivien- en oración (Lc 3,21), también la Igle-
te (Gn 2,7), ahora, el Espíritu Santo, sia se abre por la oración al don del
aliento de Cristo Resucitado (Jn Espíritu (1,14).
20,22) viene sobre la humanidad para Por tanto, si la Iglesia es «creada»
convertirla en humanidad nueva, re- en Pentecostés, es «constituida» por
creada y regenerada. Se cumplen así el don del Espíritu, podemos afirmar
los anuncios de los grandes profe- que una Iglesia –comunidad, parro-
tas: la multitud de huesos muertos y quia, etc.– sin Pentecostés se desna-
secos es resucitada por el soplo turaliza, se profana y se vuelve infe-
vivificante del Espíritu divino (Ez cunda. Sin la acogida gozosa y cons-
37,1-14). ciente del Espíritu ya no es la Iglesia
Se establece una alianza nueva. Si de Cristo. Sin el Espíritu es como un
en la alianza del Sinaí Israel fue cons- cuerpo sin alma; vuelve a ser una mu-
tituido como «reino de sacerdotes y chedumbre de huesos secos: sin vida
nación santa» (Ex 19,6), el don del y sin capacidad de vivificar. Pues
Espíritu consagra a la Iglesia como sólo el Espíritu vivifica (Jn 6,63; 2
pueblo santo «adquirido para procla- Cor 3,6).
mar las hazañas del que nos llamó a
salir de las tinieblas y a entrar en su Defensa y consuelo
luz maravillosa» (1 P 2,9). El Espí- en la persecución (4,23-31)
ritu Santo es dado a cada creyente
como Ley nueva que desde dentro le
capacita y le impulsa a cumplir la En la narración de los Hechos en-
voluntad del Padre (cf. Jer 31,33; Ez contramos un segundo Pentecostés en
36,26-27; Rom 8,1-4). el capítulo cuarto. Tras la curación
del tullido y el consiguiente discur-
Pentecostés es el bautismo de la so de Pedro al pueblo (cp. 3), Pedro
Iglesia. De modo semejante a como y Juan son conducidos al Sanedrín –
8 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

suprema institución religiosa y civil combate en primera fila.


en Israel– para ser juzgados. Ante la Y la respuesta no se hace esperar:
evidencia del milagro, el Sanedrín no «acabada su oración, retembló el lu-
se atreve a castigarlos, pero sí les gar donde estaban reunidos, y todos
amenaza y les prohibe hablar o en- quedaron llenos del Espíritu Santo y
señar en nombre de Jesús. predicaban la Palabra de Dios con
Una vez liberados, se reúnen con valentía». Un nuevo Pentecostés que
la comunidad. Después de contarles capacita y fortalece para la misión.
lo sucedido, «todos a una elevaron La Iglesia, ante las dificultades, ne-
su voz a Dios» (v. 24). Oran intensa- cesita nuevas y repetidas efusiones
mente y buscan luz en la palabra de del Espíritu. Sin ellas se encogerá y
Dios para entender lo que está suce- dejará de afrontar los grandes retos
diendo. Con la ayuda del Salmo 2 que la esperan en toda época y lugar.
caen en la cuenta de que, lo mismo Sin el Espíritu no encontrará la fuer-
que la oposición de Herodes y za para llevar adelante su misión. Sin
Pilatos no estorbó el cumplimiento el poder de lo alto dejará de testi-
de los planes de Dios sobre Jesús, moniar a Cristo y su Palabra, claudi-
tampoco las dificultades de ahora cará y pactará con el mundo vendien-
pueden impedir la misión de la Igle- do su primogenitura por un plato de
sia. La persecución está integrada en lentejas (cf. Gen. 25,29-34)
el plan de Dios, de tal modo que, le-
jos de estorbar, contribuye a su cum-
plimiento (tendremos ocasión de
comprobarlo).
Por eso, no piden a Dios que cesen El Pentecostés
las dificultades, sino valentía para de los gentiles (cp. 10)
predicar la Palabra en medio de ellas
(v. 29). Son conscientes de que las El anuncio del evangelio a los pa-
dificultades les sobrepasan, pero ganos fue un nuevo triunfo del Espí-
también de que ellos están bajo el ritu.
control de Dios. De ahí que pidan ser
revestidos de nuevo del poder de La primera comunidad cristiana –
Dios para afrontar las dificultades y la comunidad de Jerusalén– estaba
sacar adelante su misión. Ni piden compuesta de judíos convertidos.
que desaparezcan las dificultades, ni Para ellos no había contradicción
huyen de ellas buscando en la ora- entre su fe y su práctica judías (de
ción un consuelo intimista que en el hecho siguen participando en la ora-
fondo es claudicación. Van a la ora- ción del templo: 2,46; 3,1) y la nue-
ción para entender los planes de Dios va fe en Jesús.
y recibir fuerzas para continuar el Pero para ellos suponía un cambio
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de mentalidad muy fuerte dar el paso primer Pentecostés. Reciben el Es-


de predicar a los paganos. El judaís- píritu exactamente igual que los após-
mo de la época era bastante estre- toles y los primeros discípulos ju-
cho: Israel vivía con la orgullosa díos (10, 46-47; 11,15-17). Los
conciencia de ser el pueblo elegido, acompañantes de Pedro se quedan
mientras que los gentiles eran por sorprendidos y atónitos (10,45) ante
definición pecadores (cf. Ga 2,15; Ef lo inesperado del acontecimiento. Y
2,11-12). Más aún, un judío no po- el propio Pedro entiende que tiene
día sentarse a la mesa con ellos ni que obedecer –como ha hecho hasta
entrar en su casa, pues al ser impu- ahora– a este Dios que toma la ini-
ros según la Ley, al no estar circun- ciativa y se adelanta; y se apresura a
cidados, el judío que trataba con bautizar a los que ya han recibido el
ellos quedaba también manchado, Espíritu.
contaminado.
Los hombres somos inevitablemen-
Entendemos así las resistencias de te esclavos de nuestras concepcio-
Pedro (10,14) y de la primera comu- nes, de nuestros esquemas y previ-
nidad en general, así como los re- siones. Pero a lo largo de la historia
proches que hubo de recibir cuando cada nueva efusión del Espíritu de-
supieron que Pedro había entrado en rriba muros y abre caminos nuevos a
casa de paganos y había comido con la Iglesia y al Evangelio. A nosotros
ellos (11,2-3). nos toca permanecer atentos y abier-
Podemos decir que el Espíritu mis- tos a esa acción del Espíritu que sor-
mo hubo de allanar las dificultades, prende sin cesar y toma la iniciativa
cambiando la mentalidad de Pedro, desbordando nuestros esquemas.
para que aceptara visitar la casa del Sólo en esta apertura a la acción del
centurión Cornelio (10,19-20; Espíritu podremos entender y secun-
11,12). Una vez allí, sin haberlo pre- dar el plan de Dios en cada época y
visto, a la vista de la buena disposi- lugar.
ción y deseo de Cornelio y los su-
yos, Pedro les anuncia la Buena Nue-
va (10,34ss). Lo hace como a pesar
suyo y en contra de su mentalidad de
judío observante.
Otras efusiones del Espíritu
Y entonces acontece algo grandio-
so. El mismo Espíritu que había im- En los casos que hemos visto, el
pulsado a Pedro a entrar en casa de Espíritu se derrama estando la co-
paganos y a predicarles la Palabra, munidad en oración o bien con oca-
se derrama ahora sobre esos sión de la predicación del Evange-
incircuncisos impuros. Se repite el lio. Pero hay en el libro de los He-
10 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

chos otras efusiones del Espíritu so- lenguas y a profetizar».


bre grupos de personas mediante el El propio Pablo había recibido la
gesto de la imposición de manos. efusión del Espíritu. Después del ful-
La imposición de manos es un gurante encuentro con el Resucitado,
modo de expresar y realizar la trans- permanece ciego. Entonces, estando
misión de una gracia o un carisma. A en Damasco, es enviado un discípu-
veces es un gesto de bendición (Mt lo –en este caso no es un Apóstol–
19,13.15). Con frecuencia es el me- un tal Ananías, que le impone las
dio que Jesús utiliza para curar (Mc manos para que sea llenado por el
6,5; Mt 9,18; Lc 4,40) y que utiliza- Espíritu Santo (9,17).
rán también los discípulos (Mc 16,18; El mismo gesto se repite –aunque
Hch 9,12; 28,8). En los Hechos apa- sin mencionar explícitamente la efu-
rece varias veces como gesto para sión del Espíritu– cuando, tras la
transmitir la plenitud del Espíritu elección de los siete, fueron presen-
(8,16-19; 9,17-18; 19.5-6) o para tados a los apóstoles y éstos les im-
consagrar a alguien para una misión pusieron las manos (6,6), y cuando
determinada (6,6; 13,3). después de haber elegido –por indi-
Cuando Felipe predica en Samaria, cación del Espíritu– a Bernabé y a
muchos aceptaron la Palabra, se con- Saulo para la primera misión entre
virtieron a Cristo y fueron bautiza- los gentiles, igualmente «les impu-
dos. Al tener conocimiento de ello sieron las manos y los enviaron»
los apóstoles de Jerusalén, enviaron (13,3).
a Pedro y a Juan. Estos «bajaron y Vemos, por tanto, que Cristo glori-
oraron por ellos para que recibieran ficado a la derecha del Padre derra-
el Espíritu Santo» (8,15). Y «enton- ma el Espíritu (2,33) sin medida so-
ces les imponían las manos y reci- bre su Iglesia: la constituye, la crea,
bían el Espíritu Santo» (8,17). la fortalece en las dificultades, le
Del mismo modo, cuando Pablo en- abre los caminos de la misión... La
cuentra en Efeso un grupo de doce Iglesia vive del Espíritu Santo. La
discípulos que sólo han recibido el Iglesia no puede sostenerse ni cum-
bautismo de Juan, les anuncia la Bue- plir su misión sin la permanente efu-
na Nueva, los bautiza en nombre del sión del Espíritu.
Señor Jesús y «habiéndoles Pablo A la luz de los Hechos, se puede
impuesto las manos vino sobre ellos afirmar que prácticamente se identi-
el Espíritu Santo» (19,6). El efecto fican convertirse, creer en Cristo, ser
externo y visible es similar a lo ocu- bautizado y recibir el Espíritu Santo
rrido en el primer Pentecostés (2,4) (2,38). Es inconcebible un cristiano
y en el Pentecostés de los gentiles que no esté repleto del Espíritu.
(10,46): «Se pusieron a hablar en
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Y de manera particular los que re-


ciben una misión especial en la Igle- persó debido a la pretensión orgu-
sia necesitan singularmente ser ro- llosa de querer construir toda una ci-
bustecidos por la gracia del Espíritu vilización al margen de Dios (Gen
Santo para estar a la altura de su mi- 11,1-9); su arrogancia sólo consiguió
sión. que «cada uno no entendiera el len-
guaje de su prójimo».
En cambio, en Pentecostés se da el
fenómeno opuesto. Se encuentra re-
unida una multiplicidad de lenguas,
2. Una Iglesia llena razas y pueblos, y, no obstante, cada
de vitalidad uno oye a los apóstoles en su propia
lengua (2,4-11). El Espíritu ha sus-
citado una unidad tan profunda que
las diferencias étnicas, culturales y
El primer fruto de Pentecostés es lingüísticas que suelen dividir a los
la comunidad cristiana. Los que han pueblos quedan diluidas. Pentecos-
acogido la predicación de Pedro, se tés es fuente de unidad.
han convertido a Cristo y han recibi- Esto mismo lo subraya San Lucas
do el Espíritu (2,37-41) forman la en los sumarios mencionados. En
primera comunidad cristiana. Y San efecto, uno de los rasgos que más
Lucas nos presenta inmediatamente destaca en ellos es una sorprendente
en tres densos resúmenes la vida de y atractiva unión entre los discípu-
esta comunidad (2,42-47; 4,32- los: «todos los creyentes vivían uni-
35;5,12-16). Una comunidad con dos» (2,44); «la multitud de los cre-
enorme vitalidad, hasta el punto de yentes tenía un sólo corazón y una sola
que llama la atención y resulta atra- alma» (4,32); «solían estar todos con
yente para los no cristianos (2,47; un mismo espíritu» (5,12).
5,13). Es importante notar que no se trata
de una unión puramente externa, sino
«Un solo corazón y una sola alma» interior y muy profunda, pues se sien-
(4,32) ten «un sólo corazón y una sola alma».
Ahora bien, esto sólo es posible por-
Uno de los aspectos de Pentecos- que han recibido el Espíritu. Siendo
tés, tal como lo presenta San Lucas, el Espíritu el alma de la Iglesia, hace
es su condición de anti-Babel. una sola cosa de todos los que for-
En efecto, en el libro del Génesis man parte de ella, pues todos tienen
se nos cuenta que toda la humanidad, el mismo alma.
que hablaba un mismo y único len- Esto nos lo confirma San Pablo
guaje, se llenó de confusión y se dis- cuando, al hablar de la variedad y
12 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

multiplicidad de los miembros del entre las personas. La unidad entre


Cuerpo de Cristo, afirma: «Todos los creyentes no la producen las nor-
hemos sido bautizados en un sólo mas ni las estructuras –que al princi-
Espíritu para formar un solo Cuer- pio ni siquiera existían–, sino la aco-
po, judíos y griegos, esclavos y li- gida del mismo y único Espíritu.
bres; y todos hemos bebido de un Sin embargo, esta unión de los co-
solo Espíritu» (1 Cor 12,13). Y lo razones tiene sus expresiones exter-
mismo cuando llama a superar las nas. En primer lugar la «unanimi-
divisiones «poniendo empeño en con- dad»: así se puede traducir el adver-
servar la unidad del Espíritu» (Ef bio de 2,46 y 5,12 («solían estar to-
4,3), es decir, la unidad que crea el dos con un mismo espíritu»). Y tam-
Espíritu, pues los cristianos forman bién la expresión de 4,32 («un solo
«un solo Cuerpo y un solo Espíritu» corazón y una sola alma») puede sig-
(Ef 4,4). nificar «pensar y sentir lo mismo».
Por tanto, un aspecto esencial de La comunión producida por el Espí-
la Iglesia es la unidad. Así la confe- ritu se manifiesta en sintonía, en uni-
samos en el Credo: «Creo en la Igle- dad de criterios y afectos. Sin pro-
sia una». Esta unidad no es obra hu- ponerse expresamente unos planes o
mana, basada en afinidades natura- unos objetivos comunes viven de he-
les o en tendencias y gustos comu- cho en esa unanimidad.
nes, sino fruto del Espíritu que reali- Pero la manifestación más subra-
za el milagro de la unidad en medio yada por San Lucas es la comunión
de una impresionante variedad. Don- de bienes. Se insiste en que «tenían
de hay división hay falta de Espíritu todo en común» (2,44), que «vendían
Santo: no porque Él no se dé, sino sus posesiones y sus tierras y repar-
porque no es verdadera y plenamen- tían el precio entre todos, según la
te acogido. necesidad de cada uno» (2,45), que
«nadie llamaba suyos a sus bienes,
«Todo en común» (2,44) sino que todo era común entre ellos»
(4,32), que «no había entre ellos nin-
Esta dimensión de la comunión o gún necesitado, porque todos los que
«koinonía» (2,42) es sin duda la más poseían campos o casas los vendían,
resaltada en los sumarios de Hechos. traían el importe de la venta, y lo
Es sobre todo, como hemos dicho, ponían a los pies de los apóstoles y
algo interior y consecuencia de Pen- se repartía a cada uno según su ne-
tecostés, pues uno de los frutos prin- cesidad» (4,34-35).
cipales de la acción del Espíritu San- Es importante notar de dónde bro-
to es la unión de los corazones; don- ta el tener todo en común: «nadie con-
de hay apertura a su acción, se pro- sideraba suyos a sus bienes». Si todo
duce siempre la unión y la comunión se comparte es porque se tiene con-
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ciencia de no ser dueño absoluto; al ba abajo, porque no es fruto de la


ver a los demás como cosa propia, iniciativa humana, sino don del Es-
miembros del mismo cuerpo, se con- píritu cuando es acogido sin condi-
sidera normal que los bienes de que ciones; de dentro afuera, porque no
cada uno dispone no son posesión se consigue con acuerdos externos,
individualista, sino que han sido re- sino como consecuencia de la unión
cibidos para servicio de todo el de los corazones transformados por
cuerpo y de cada uno de sus miem- la gracia.
bros.
La consecuencia es que «no había Una comunidad de hermanos
entre ellos ningún necesitado», pues
«se repartía a cada uno según su ne- A la luz de esto entendemos mejor
cesidad». Se cumple así el deseo que el valor y la fuerza del término «her-
Dios había manifestado ya en el A.T.: manos» con que el libro de los He-
«no habrá pobres entre vosotros» (Dt chos se refiere frecuentemente a los
15,4). La comunidad cristiana imita cristianos (1,15; 6,3; 9,30; 11,1;
y prolonga la acción providente de 12,17).
Dios que cuando había asumido la
Hijos de Dios por el bautismo, los
guía directa del pueblo en el desier-
discípulos forman una verdadera fa-
to lo había hecho de manera que «ni
milia con unos vínculos incompara-
los que recogieron mucho tenían de
blemente más fuertes y profundos que
más, ni los que recogieron poco te-
los de la carne y la sangre. Se cum-
nían de menos, sino que cada uno
plen también así las palabras de Je-
había recogido lo que necesitaba
sús: «¿Quién es mi madre y quiénes
para su sustento» (Ex 16,18). Y se
son mis hermanos?... Todo el que
cumple el deseo del corazón humano
cumple la voluntad de mi Padre ce-
que anhela la igualdad entre todos los
lestial, ése es mi hermano, y mi her-
hombres...
mana, y mi madre» (Mt 12,46-50).
La comunión de bienes aparece así
como una novedad atrayente (cf. 2,47; Una de las manifestaciones de esta
4,33; 5,13), como un signo poderoso fraternidad es la acogida y la hospi-
de la presencia de Dios en medio de talidad espontánea y cordial (10,6.48;
su pueblo, como fruto maduro de la 15,33; 16,15.33; 18,3.27; 21,4; 27,3;
acción del Espíritu que destruye el 28,14-15). Se pone a disposición de
mayor muro que existe entre los hom- los hermanos –sobre todo de los que
bres: el egoísmo. están empeñados en las tareas de
evangelización: cf. 1 Cor 9,14– la
Sin embargo, conviene no olvidar casa, los alimentos y todo aquello
la enseñanza de los Hechos a este res- que necesitan.
pecto: la comunión se realiza de arri-
ba abajo y de dentro afuera. De arri- Por otra parte, no se trata de una
14 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

fraternidad acéfala. La comunidad Percibimos así un admirable equi-


aparece guiada por los Doce (1,12- librio y armonía. Bajo la guía del
26; 6,2-6; 8,14ss; 11,22; 15,22ss), a Espíritu, ni la fraternidad se convier-
cuya cabeza está Pedro (1,15-22; te en anarquía destructiva, ni la au-
2,14ss; 5,29; 10,1-48; 11,1-18;12,5). toridad degenera en imposición
Los apóstoles tienen también sus co- despótica y arbitraria. Todos escu-
laboradores (6,1-6; 8,5.12.38.40). chan primero a Dios y luego a los
A este respecto, es particularmen- hermanos; más aún, escuchan a Dios
te significativa la manera usada para a través de los hermanos.
la toma de decisiones. Cuando se tra-
ta de elegir el sustituto de Judas En constante crecimiento
(1,15ss), Pedro expone la situación
e indica con la ayuda de la Palabra Uno de los rasgos más llamativos
de Dios los criterios que se han de que manifiestan la vitalidad de la
tener en cuenta para la elección; en- Iglesia primitiva es su constante cre-
tonces la comunidad propone dos cimiento. Se percibe inmediatamen-
nombres y, después de orar, lo echan te un organismo vivo en expansión
a suertes. Cuando crece el número continua y en robustecimiento cre-
de los discípulos y los apóstoles no ciente. Animada por el Espíritu San-
pueden seguir atendiendo las nece- to, que la llena de gozo y consola-
sidades materiales (6,1ss), los Doce ción, la Iglesia es edificada en sus
reúnen a la comunidad y les mani- diversas comunidades y progresa en
fiestan la solución que consideran el temor del Señor (9,31).
oportuna, invitando a la asamblea a
que propongan a siete hermanos que Este crecimiento no es un dato ac-
puedan realizar ese servicio; en efec- cesorio. San Lucas le da mucha im-
to, la comunidad elige los que le pa- portancia, puesto que insiste reitera-
recen más idóneos, los presentan a damente en él. Ya desde el mismo día
los apóstoles y estos, después de de Pentecostés son multitudes las que
orar, les imponen las manos enco- se convierten, abrazan la fe y se ha-
mendándoles la misión. Del mismo cen bautizar (2,41). Más aún, se des-
modo, cuando se plantea la cuestión taca que la comunidad crece, por la
de si los convertidos del paganismo acción invisible pero eficaz del Se-
deben cumplir o no la ley de Moi- ñor, «cada día» (2,47). Constante-
sés, Pablo y Bernabé deciden some- mente hay gente que acoge la Pala-
ter el asunto a los apóstoles (15,1ss); bra de Dios y cree (4,4). Casi en cada
después de una no fácil deliberación, página escuchamos con asombro que
se llega a una decisión que entien- «los creyentes cada vez en mayor
den que ha sido inspirada por el Es- número se adherían al Señor, una
píritu (15,28). multitud de hombres y mujeres»
Julio Alonso Ampuero 15

(5,12). Se nos dice que los discípu- lo mismo que su Cabeza y bajo su
los «se multiplican» (6,1.7). influjo– hasta el fin de los tiempos,
hasta llegar «a la madurez de la ple-
Lo mismo ocurre cuando el evan- nitud de Cristo» (Ef 4,13).
gelio sale de la tierra de Israel y pe-
netra de lleno en el ámbito pagano. Ahora bien, este crecimiento sólo
En Antioquía, como el Señor estaba será posible en la medida que nues-
con ellos, «un crecido número reci- tras comunidades tengan la misma
bió la fe y se convirtió al Señor» vitalidad y frescor que la Iglesia de
(11,21). También se destaca la bon- los Hechos de los Apóstoles, mani-
dad, la fe y la docilidad de los fiesten el mismo vigor y susciten el
evangelizadores al Espíritu, que tie- mismo atractivo. El obstáculo para
ne como consecuencia que «una con- el crecimiento de la Iglesia no resi-
siderable multitud se agregó al Se- de en las dificultades externas, por
ñor» (11,24). Incluso en medio de las muchas y graves que sean, sino en la
dificultades y persecuciones, «la Pa- propia falta de vitalidad. Sólo una
labra de Dios crecía y se multiplica- Iglesia joven y viva, que refleje y
ba» (12,24). Los gentiles se alegran testimonie en su existencia concreta
de recibir el Evangelio, glorifican la la novedad traída por Cristo y su
Palabra del Señor, y ésta «se difun- evangelio, será capaz de evangelizar
día por toda la región» (13,48-49). el mundo de hoy. En cambio, los sín-
tomas de vejez y anquilosamiento
Por lo demás, no se trata sólo de sólo consiguen repeler a los no cre-
crecimiento numérico, sino de afian- yentes, pues la sal que se vuelve sosa
zamiento y robustecimiento de las co- no sirve más que para tirarla y para
munidades. Además de crecer en nú- que la pisoteen los hombres (Mt
mero «de día en día», «las Iglesias 5,13). La falta de crecimiento –o, aún
se afianzaban en la fe» (16,5). «La peor, la disminución– de muchas co-
Palabra del Señor crecía y se robus- munidades delata la falta de vitali-
tecía poderosamente» (19,20). dad espiritual y evangélica.
«Crecía y se fortalecía» se afirma
también de Jesús niño (Lc 2,40). De Llenos de gozo
manera similar a como la Palabra he- Una de las características de la ex-
cha carne crecía y se fortalecía en periencia cristiana, tal como la pre-
cuanto hombre, ahora la Palabra senta el libro de los Hechos, es la
transmitida por los evangelizadores alegría.
crece y se fortalece en el corazón de San Pablo presenta la alegría como
los que le acogen por la fe; la Igle- fruto del Espíritu (Ga 5,22). Y el
sia, Cuerpo de Cristo, tiene que con- evangelio de San Lucas aparece en-
tinuar creciendo y fortaleciéndose – vuelto en una atmósfera de alegría (Lc
16 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

1,28.46.58; 2,10; 10,17.20.21; 13,17; nos de gozo y del Espíritu Santo»


15,7.10.32; 19,6.37; 24,41.52): la lle- (13,52), es decir, del gozo que pro-
gada de Jesús, de su salvación, de su duce el Espíritu Santo. De igual modo
palabra.... llenan de gozo el corazón el carcelero de Filipos y su familia,
de quienes lo acogen. que recibieron el evangelio y el bau-
También en este aspecto los Hechos tismo en circunstancias tan atípicas,
de los Apóstoles son prolongación se alegraron «por haber creído en
del tercer evangelio: la efusión del Dios» (16,34).
Espíritu y la predicación de la Bue- Sin embargo, hay una causa de gozo
na Nueva son fuente de gozo, y de que resulta sorprendente. Cuando la
gozo pleno y duradero. La alegría hostilidad de los judíos se hace más
aparece así como distintivo de la virulenta y encarcelan a los apósto-
comunidad cristiana. les, cuando «se consumían de rabia
Ya en el primer resumen se nos dice y trataban de matarlos» (5,33), cuan-
que la comunidad de Jerusalén sur- do se salvan gracias a la prudente in-
gida de Pentecostés vivía en el gozo: tervención de Gamaliel y «sólo» son
«tomaban el alimento con alegría y azotados, entonces nos refiere San
sencillez de corazón» (2,46). Esta Lucas que «ellos marcharon de la
alegría se expande al mismo tiempo presencia del Sanedrín contentos por
que se extiende el evangelio; cuando haber sido considerados dignos de
Felipe predica en Samaria y la gente sufrir ultrajes por el Nombre» de Je-
comprueba el poder de la Palabra sús (5,41).
que sana, «hubo una gran alegría en Es esta una alegría humanamente
aquella ciudad» (8,8); no una alegría inexplicable. Es la alegría en el do-
cualquiera, sino «grande». lor. Un gozo que sólo puede ser cau-
Del mismo modo el etíope, que ha- sado por el Espíritu Consolador. Allí
bía vivido en la esterilidad –cami- donde todo parecía inclinar a la tris-
naba por el desierto, era eunuco–, al teza y al abatimiento, surge un gozo
recibir el anuncio de la Buena Nue- nuevo e incontenible. Es la alegría
va y las aguas del bautismo, experi- de la cruz, de la unión al Crucifica-
menta una nueva vida y una inespe- do y de la fecundidad del dolor.
rada fecundidad en su existencia de Es la alegría de las
tal manera que «siguió gozoso su ca- bienaventuranzas, que se realizan en
mino» (8,26-40). los apóstoles. En ellos se han cum-
Los gentiles se alegran de ser los plido las palabras de Jesús: «Dicho-
destinatarios de la Buena Nueva de sos vosotros cuando os injurien, y os
la Salvación (13,48). Y cuando la persigan y digan con mentira toda cla-
acogen– a pesar de las contradiccio- se de mal contra vosotros por mi cau-
nes y persecuciones– «quedaron lle- sa. Alegraos y saltad de gozo, porque
vuestra recompensa será grande en
Julio Alonso Ampuero 17

los cielos» (Mt 5,11-12). hace necesaria la dispersión.


Una alegría similar debieron expe- Quizá Saulo es el que más hostili-
rimentar Pablo y Silas en Filipos dad despierta en torno a sí. En Da-
cuando, «después de haberles dado masco, al poco tiempo de su conver-
muchos azotes» (16,23), los sorpren- sión, «los judíos tomaron la decisión
demos en la cárcel –totalmente heri- de matarle» (9,23); para salvarle, los
dos y magullados– «en oración can- hermanos hubieron de descolgarle
tando himnos a Dios» (16,25). La por la muralla de noche dentro de una
consecuencia ya la sabemos: la con- espuerta. Más tarde, en Jerusalén son
versión del carcelero y de toda su los helenistas quienes de nuevo «in-
familia. Aquellos paganos habían tentaban matarle» (9,29); esta vez los
quedado cautivados por la alegría so- hermanos le hicieron embarcar ha-
brehumana e inexplicable de los cia Tarso, su patria natal.
apóstoles... En su primer viaje misionero, en
Antioquia de Pisidia, al acudir mu-
La fuerza del martirio chos a escuchar la Palabra, los ju-
díos «se llenaron de envidia y con-
Los casos referidos son sólo una tradecían con blasfemias cuanto Pa-
mínima parte en el conjunto del li- blo decía» (13,45); no contentos con
bro de los Hechos. Prácticamente ello, y ante el éxito de los apóstoles,
desde que la Iglesia comienza a ca- «promovieron una persecución con-
minar y se inicia la predicación evan- tra Pablo y Bernabé y los echaron de
gélica, surge la persecución y la con- su territorio» (13,50). En Iconio en-
tradicción. La Iglesia vive bajo el venenaron los ánimos contra los her-
signo de la cruz. manos (14,2), y tanto judíos como
Pedro y Juan son arrestados por cu- gentiles con sus jefes les ultrajaron y
rar a un tullido y predicar al pueblo les intentaban apedrear (14,5). Lo que
(4,1-3); en esta ocasión se les prohi- no consiguieron en Iconio sí lo hi-
be predicar, pero no se atreven a cas- cieron en Licaonia: apedrearon a
tigarlos. En cambio, cuando los após- Pablo, hasta el punto de darlo por
toles vuelven a ser encarcelados, muerto (14,19).
como hemos visto, son azotados Ya en su segundo viaje, en Filipos
(5,40). Pedro volverá a ser puesto es azotado y encarcelado (16,22-24)
en prisión y será milagrosamente li- junto con Silas. También en
berado (cp. 12). Tesalónica encuentra oposición
Tras la prisión y lapidación de Es- (17,5-9), y lo mismo en Berea
teban (cp. 7), «se desató una gran per- (17,13-14). En Atenas es la indife-
secución contra la Iglesia de Jerusa- rencia y el escepticismo (17,329 lo
lén» (8,1), hasta el punto de que se que hace sangrar el corazón del após-
18 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

tol. También en Corinto halló difi- junto a los diversos textos de perse-
cultades, hasta el punto de tener que cución que hemos ido mencionando,
ser confortado por el Señor (18,9- aparece referido una y otra vez que
10); finalmente acabó ante el tribu- muchos abrazaban la fe, que la Igle-
nal (18,12ss). sia crecía y se robustecía, que los
En el tercer viaje, en Éfeso surge discípulos quedaban llenos de ale-
una revuelta «con motivo del Cami- gría y de Espíritu Santo... Es lo que
no» (19,23). De regreso hacia Jeru- más tarde formularía tan acertada-
salén el Espíritu le testifica que le mente Tertuliano: «La sangre de los
aguardan «prisiones y tribulaciones» mártires es semilla de cristianos».
(20,23). Y así sucede: apresado en Esto lo vemos particularmente
Jerusalén, donde los judíos intentan ejemplificado en el martirio de Es-
eliminarlo, permanecerá dos años teban, el primer mártir cristiano. Su
encarcelado en Cesarea y después en muerte es prolongación de la de Je-
Roma... sús: como Jesús es condenado por
El martirio es consustancial a la proclamarse Hijo de Dios (Mt.26,63-
vida de la Iglesia. También aquí re- 66), también Esteban por proclamar-
sultan proféticas las palabras de Je- le glorificado, sentado a la diestra
sús: «Seréis mis testigos... hasta los de Dios (7,56); lo mismo que Jesús,
confines de la tierra» (1,8). Testimo- Esteban muere fuera de la ciudad,
nio quiere decir martirio. Fortaleci- como un proscrito (7,57); como Je-
da por el Espíritu, la Iglesia conti- sús se abandona en manos del Padre
nuará hasta el fin del mundo dando (Lc 4,46), Esteban se confía en las
testimonio de la presencia y de la manos de Jesús, el Señor resucitado
fuerza de Cristo Resucitado median- (7,59); como Jesús (Lc 23,34), tam-
te el martirio de sus hijos. bién Esteban muere perdonando
(7,60). Y como la muerte de Jesús
Del mismo que Jesús había afirma- había sido fecunda (Jn 12,24), tam-
do que era necesario que el Hijo del bién la de Esteban: San Lucas pare-
Hombre sufriera, fuera reprobado y ce sugerir que la conversión de Saulo
matado para resucitar (Mc 8,31), está de algún modo vinculada al mar-
Pablo exhorta a sus comunidades sin tirio de Esteban; y esta muerte es al
ambages: «Es necesario pasar por menos la ocasión de que el Evange-
muchas tribulaciones para entrar en lio se extienda fuera de Jerusalén y
el Reino de Dios» (14,22). Judea (8,4).
Porque lo que pone de relieve el
libro de los Hechos es que la perse- La embriaguez del Espíritu
cución no es obstáculo para la mi-
sión de la Iglesia. Todo lo contrario: Todos estos rasgos que percibimos
en la Iglesia primitiva (alegría en
Julio Alonso Ampuero 19

medio de las dificultades, valentía en humanas, que están muy por encima
la persecución y el martirio, caridad de los estrechos límites de la razón.
fraterna, comunión de bienes...) cons- Por eso resulta siempre nuevo y
tituyen un conjunto sumamente atra- creativo, no se repite. Pero para el
yente para unos (2,47; 4,33; 5,13) y que vive a ras de tierra, anclado –
motivo de repulsa para otros, como anquilosado– en la cárcel de las pru-
hemos visto. Nadie queda indiferen- dencias humanas, todo eso le parece
te: como Jesús (Lc 2,34), también la locura (1 Cor 2,14) y tacha de loco
Iglesia es signo de contradicción al hombre de Dios como hicieron con
(14,4). el propio Jesús (Mc 3,20-21). El
Y es que ese conjunto de rasgos re- «vino nuevo» del Espíritu reclama
sulta humanamente inexplicable. La los «odres nuevos» (Mc 2,22) de una
comunidad cristiana aparece a los mentalidad nueva, de un estilo nue-
ojos de los no creyentes a la vez fas- vo, de unas instituciones nuevas...
cinante y temible, sorprendente y has-
ta desconcertante. Por eso ya la mis-
ma mañana de Pentecostés la gente
se reía de ellos diciendo que esta-
ban borrachos (2,13).
Este detalle, que fácilmente pasa
desapercibido como algo anecdóti-
co, constituye sin embargo una clave
explicativa de la vida de la Iglesia 3. Una Iglesia evangelizadora
primitiva: los discípulos viven em- y evangelizada
briagados del Espíritu, del vino nue-
vo aportado por Jesús con su Pas-
cua.
Del mismo modo que el que está Hemos visto en el primer capítulo
ebrio de licor pierde el uso de su ra- que el Espíritu crea la Iglesia. Sin
zón y queda a merced de sus instin- embargo, hay que añadir algo más:
tos, el que es lleno del Espíritu y de la Iglesia nace y crece por el anun-
Él se embriaga ya no actúa conforme cio del Evangelio. La primera comu-
a la lógica razonable y a los esque- nidad surge de la efusión del Espíri-
mas preestablecidos, sino que queda tu en Pentecostés, pero brota también
a merced del impulso del Espíritu, de la proclamación de la Buena No-
instinto divino infinitamente superior ticia de la Salvación que realiza Pe-
a toda lógica humana. El ebrio de dro a continuación (2,14-36). La pa-
Espíritu Santo vive y actúa confor- labra «Iglesia» (ekklesía) significa
me a criterios y valoraciones sobre- etimológicamente «convocación»: la
Iglesia es la comunidad de los con-
20 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

vocados por la Palabra de Dios. De ñaba lo referente al Señor Jesucristo


igual modo que al principio Dios con toda valentía, sin estorbo algu-
creó todo por su palabra (Gen 1), la no» (28,31). El anuncio del Evange-
nueva humanidad de los re-creados lio continúa hasta los confines de la
en Cristo es suscitada por la Palabra tierra... y hasta el fin del mundo.
que Dios pronuncia a través de sus
mensajeros. Sin el anuncio del Evan- El gran mandato
gelio no nace la Iglesia, ni crece, ni En cierto modo, el libro de los He-
puede continuar existiendo. La evan- chos arranca del mandato misionero
gelización es el cimiento permanen- de Jesús que encontramos al final de
te del edificio de la Iglesia. los cuatro evangelios. Desde cierto
Y al mismo tiempo la Iglesia pri- punto de vista, este mandato se pue-
mitiva posee un enorme dinamismo de considerar el «testamento» de Je-
evangelizador. El relato de Pentecos- sús. Según los sinópticos son las úl-
tés nos dice que «quedaron todos lle- timas palabras que Jesús pronuncia
nos del Espíritu Santo y empezaron inmediatamente antes de su ascensión.
a hablar» (2,4). Y la promesa de Je- San Lucas nos muestra a Jesús ex-
sús (1,8) da a entender que la fuerza plicando a los discípulos que su pa-
del Espíritu Santo desciende para sión y muerte es cumplimiento del
constituir a los apóstoles en testigos... plan del Padre recogido en las Es-
hasta los confines de la tierra; por crituras. Después añade: «Así está
tanto, capaces de proclamar y anun- escrito que el Cristo padeciera y re-
ciar a todos con valentía el nombre sucitara de entre los muertos al ter-
de Cristo. Se puede decir que el Es- cer día y se predicara en su nombre
píritu es dado a la Iglesia para la la conversión para perdón de los pe-
misión, no para el mero disfrute per- cados a todas las naciones, empezan-
sonal de los creyentes. Como fuerza do desde Jerusalén. Vosotros sois tes-
que baja de lo alto (1,8), capacita, tigos de estas cosas» (Lc 24,46-48).
impulsa y sostiene a la Iglesia para Por tanto, la evangelización forma
la evangelización. De hecho, compro- parte del plan del Padre («así está
bamos que la predicación del evan- escrito») lo mismo que la muerte y
gelio se extiende como en ondas resurrección de Jesús; de estos acon-
expan-sivas en todas direcciones, tecimientos los discípulos son cons-
hasta llegar a Roma, capital del Im- tituidos «testigos» y para anunciar-
perio y centro del mundo antiguo los se les otorga la fuerza del Espí-
(28,16ss). Y una vez allí la evange- ritu Santo (v. 49). En el libro de los
lización no se detiene; el libro de los Hechos San Lucas nos muestra cómo
Hechos no queda cerrado, sino abier- este designio del Padre comenzó a
to: concluye afirmando que Pablo cumplirse en la Iglesia primitiva.
«predicaba el Reino de Dios y ense-
Julio Alonso Ampuero 21

Ahora tiene que seguir cumpliéndo- ellos el Espíritu Santo que les capa-
se hasta llegar «a todas las naciones». citará para cumplir esa misión.
El mandato misionero aparece más A la luz de estos hechos, vemos que
explícito en los dos primeros evan- no es en absoluto exagerada la afir-
gelios. En San Marcos escuchamos mación del Papa Pablo VI: «La Igle-
a Jesús afirmar: «Id por todo el mun- sia existe para evangelizar»
do y proclamad la Buena Nueva a (Evangelii nuntiandi, 14). Es lo que
toda la creación. El que crea y sea nos testimonia el libro de los Hechos
bautizado se salvará; el que no crea de los Apóstoles de principio a fin.
se condenará» (Mc 16,15-16). Des-
pués muestra un inicial cumplimien- «Daban testimonio con gran poder»
to de este encargo por parte de los (4,33)
discípulos (v. 20).
En San Mateo las palabras de Je- En el segundo resumen de la vida
sús suenan más solemnes. Menciona de la primera comunidad encontra-
su poder total y su señorío absoluto mos esta afirmación que recoge un
como indicando («id, pues...») que rasgo de la Iglesia de los Hechos pre-
ese poder se dirige a impulsar y sos- sente a lo largo de todo el libro: «Los
tener a su Iglesia en la misión que apóstoles daban testimonio con gran
inmediatamente le va a encomendar: poder de la resurrección del Señor»
«Id, pues, y haced discípulos a todas (4,33).
las gentes bautizándolas en el nom- El secreto de la evangelización está
bre del Padre y del Hijo y del Espí- en dar testimonio, lo cual implica ne-
ritu Santo, y enseñándoles a guardar cesariamente ser testigos. Sólo quien
todo lo que yo os he mandado» (Mt ha visto y oído (cf. 1 Jn 1,1-3), quien
28,19-20). Finalmente añade la pro- ha experimentado en sí mismo, es
mesa de su presencia –que es tam- capaz de dar un testimonio creíble y
bién promesa de asistencia– en me- convincente.
dio de sus discípulos hasta el fin del De hecho, como hemos visto, para
mundo. eso es dado el Espíritu en Pentecos-
De otra manera, pero no con me- tés: para ser testigos (1,8). Así lo
nos fuerza, encontramos el mandato había prometido el propio Jesús:
misionero también en el cuarto evan- «Cuando venga el Paráclito, que yo
gelio. Según San Juan, el mismo día os enviaré de junto al Padre, el Es-
de Pascua Jesús se pone en medio píritu de la verdad, que procede del
de sus discípulos –todavía llenos de Padre, Él dará testimonio de mí, y
miedo– y, después de transmitirles su también vosotros daréis testimonio,
paz, les dice: «Como el Padre me porque estáis conmigo desde el prin-
envió, también os envío yo» (Jn cipio» (Jn 15,26-27). Los apóstoles
20,21). Y, soplando, alienta sobre dan testimonio porque han convivi-
22 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

do con Jesús desde el principio libro de los Hechos que es especial-


(1,21-22) y porque el Espíritu den- mente indicador de esta actitud del
tro de ellos da testimonio de Cristo testigo: la «parresía» (difícilmente
y les fortalece para ser testigos. traducible por un sólo término). La
El testimonio en el libro de los He- parresía es proclamación de la pa-
chos es siempre oral. Aparece como labra llena de ardor y de energía; es
una proclamación alta y enérgica, no la santa libertad de palabra (2,29),
como un enunciado tranquilo y apa- es un «dar la cara» con valentía que
cible. Los acontecimientos de la sal- provoca asombro (4,13). De hecho,
vación se testimonian con la fuerza y es el Señor quien la concede (4,29)
la convicción de quien los ha expe- para que pueda ser predicada su pa-
rimentado en primera persona. No labra (4,31). El testigo que recibe
son ideas que se razonan y argumen- este don no hace más que apoyarse
tan, sino hechos que se testimonian y en la fuerza del Señor (14,3) supe-
proclaman. Entre esos destaca el rando todo respeto humano y toda
acontecimiento de la resurrección mira puramente humana (cf. 13,46).
(1,22). La parresía es valentía y audacia,
Lo mismo que Jesús fue ungido a la vez que libertad interior y fran-
«con el Espíritu Santo y con poder» queza. Se manifiesta en el mirar fija-
(10,38), a la Iglesia le ha sido dado mente (23,1), en elevar el tono de la
el Espíritu como fuerza (1,8) y se voz (2,14), sin temor de llegar inclu-
manifiesta como energía interior, vi- so a gritar (7,60). Esta seguridad lle-
gor joven, empuje incontenible. El na de energía queda indicada al final
testigo de Cristo es alguien lleno de de los Hechos como expresión del
poder y de fuerza espiritual (cf. 4,7- alma de Pablo y de todo testimonio
10). que venga detrás de él (28,31)...
Por ejemplo, de Pablo después de La fuerza del testimonio se mani-
su conversión se dice que «se levan- fiesta también en forma de ardor y
tó y fue bautizado, tomó alimento y entusiasmo. Apolo «refutaba
recobró las fuerzas» (9,9; 22,16; ardientemente a los judíos» (18,28)
26,16). Este inicio evoca una actitud y Pablo estaba «lleno del celo de
de decisión y de firmeza: la del sol- Dios» (22,3). No es casual que Pen-
dado preparado para la lucha. Es tecostés se presente como un incen-
además, una fortaleza en crecimien- dio (2,3), según lo había anunciado
to (9,22). También en Esteban es la el mismo Jesús («he venido a traer
fuerza el aspecto particularmente lla- fuego a la tierra»: Lc 12, 49). El tes-
mativo que a los ojos de todos ofre- tigo es un hombre que arde y prende
cía la acción del Espíritu (6,8). fuego por donde pasa. Y la expan-
sión del Evangelio a lo largo del li-
Hay un vocablo muy presente en el bro de los Hechos se asemeja a un
Julio Alonso Ampuero 23

incendio extendido por el viento... cio de la Palabra se va extendiendo


Este testimonio lleno de valentía no a todas las ciudades del mundo en-
se echa atrás ni ante la persecución. tonces conocido, sino también en la
El testigo quiere hacer triunfar la ver- cantidad de discursos –unos veinti-
dad estando dispuesto incluso a su- cuatro– que nos presenta y que ocu-
frir por ella (9,16; 20,22-24; 26,17). pan una tercera parte del libro. De
Por el Evangelio Pablo se muestra ellos podemos destacar siete, cinco
dispuesto no sólo a ser encadenado, en boca de Pedro (2,14-36; 3,12-26;
sino incluso a morir (21,13). Ni Pe- 4,8-12; 5,29-32; 10,34-43) y dos en
dro, ni Pablo, ni Esteban... pertene- labios de Pablo (13,16-41; 17,22-
cen a la categoría de «perros mudos» 31). En ellos podemos encontrar al-
denunciados por el profeta (Is 56,10). gunos elementos comunes que cons-
El verdadero testigo es el mártir. tituyen el Kerygma, el contenido del
primer anuncio cristiano, válido para
De hecho, el testimonio molesta a todas las épocas y lugares.
muchos, que no sólo no reciben el
Evangelio, sino que se ponen en con- La predicación suele arrancar de
tra de él y del evangelizador. A lo alguna circunstancia concreta que im-
largo del libro de los Hechos el anun- plica a los oyentes: el hecho de Pen-
cio de la Palabra cobra forma de tecostés y la impresión que tiene la
combate; y el evangelizador da la gente de que están bebidos (2,14ss),
imagen de un luchador más que la de el acontecimiento asombroso de la
un diplomático (cf. 18,5-6; 20,26-27). curación del tullido (3,12ss), la pro-
hibición que el Sanedrín les hace de
predicar (5,29ss)... También puede
El anuncio de la Buena Nueva ser una invitación que se les hace,
como es el caso de Pablo y Bernabé
El libro de los Hechos no sólo nos en la Sinagoga de Antioquía de
dice que «daban testimonio con gran Pisidia (13,15).
poder». Nos ofrece también el con-
tenido acerca del cual dan testimo- El contenido central del anuncio es
nio, nos indica el mensaje que pro- la persona de Jesucristo. Cristo y sólo
claman con valentía y autoridad. Es Cristo es el objeto de la predicación
lo que se llama el Kerygma. De él (cf 1 Cor 2,2), particularmente el
encontramos el resumen más antiguo acontecimiento de la resurrección. Y
y sintético en 1 Corintios 15,3-8; en junto con la persona de Cristo, todo
Hechos se nos da, por así decirlo, el lo que a Él va conexo (la efusión del
Kerygma ampliado. Espíritu, el don de la salvación...)
Destacamos algunos aspectos:
La importancia que da San Lucas a
la evangelización se pone de relieve a) Del ministerio público de Jesús
no sólo en que relata cómo el anun- se subraya en los discursos que fue
24 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

acreditado en medio de Israel por los mada a abandonar los ídolos y a re-
milagros, signos y prodigios que chazar el pecado, volviéndose por la
Dios realizó a través de Él (2,22; fe a Cristo. Conversión implica de-
10,38). dicarse a Dios, consagrarse a Cris-
to, ponerse a su servicio. De hecho,
b) Más fuerte es la insistencia en
al arrepentimiento de los pecados y
la pasión y muerte de Jesús, desta-
a la conversión va inseparablemente
cando su inocencia y, sobre todo, que
unida la fe.
esta muerte no es mera consecuencia
de la confabulación de los judíos, Resumiendo, vemos que el
sino algo previsto y ordenado por el Kerygma es esencialmente proclama-
plan de Dios (2,23; 3,18). ción de una Persona, Jesucristo, y de
su obra salví-fica. El apóstol no anun-
c) El acento se pone sobre todo en cia simples doctrinas, sino un hecho,
la resurrección: frente a la acción un acontecimiento: la muerte y resu-
asesina de los jefes y sacerdotes ju- rrección de Cristo, acaecida por el
díos, Dios ha intervenido liberándole designio del Padre para nuestra sal-
de los lazos de la muerte (2,24.32; vación. Y lo anuncia, no de oídas,
3,15; 4,10; 5,30; 10,40; 13,34.37; sino en calidad de testigo personal
17,31). Además se mencionan los tes- de esos acontecimientos. Nótese la
tigos de este acontecimiento único, fuerza de la proclamación: «Dios le
aquellos que han comido y bebido ha exaltado con su diestra como Jefe
con Él después de la resurrección y Salvador... y nosotros somos testi-
(10,41) y a los que se ha aparecido gos» (5,31-32). Pone así a sus oyen-
durante muchos días (13,31). tes ante un hecho que les afecta de
d) San Lucas añade además la sig- manera decisiva para sus vidas y les
nificación mesiánica de estos acon- invita a aceptar las consecuencias de
tecimientos salvíficos realizados en ese hecho acogiendo a Cristo y su
Cristo, mostrando que son cumpli- salvación por la fe y la conversión.
miento de lo anunciado por los pro-
fetas. Así hace una lectura La fuerza del Kerygma
cristológica del Sal 16,8-11, que ya
hablaba de la resurrección de Cristo San Pablo afirma que el Evangelio
(2,25-28; 13,35), y de los salmos 2,7 es «fuerza de Dios para la salvación
y 110,1 que anunciaban la entroniza- de todo el que cree» (Rom 1,16). La
ción de Cristo a la derecha del Pa- evangelización es mucho más que una
dre. enseñanza: es como un sacramento;
Finalmente, aparece una invitación la predicación del Evangelio no sólo
a la conversión (2,38; 3,19.26; 10,43; manifiesta verdades, sino que es el
13,38-39). Esta consiste en una lla- signo y el instrumento a través del
Julio Alonso Ampuero 25

cual actúa la fuerza de Dios y se de- Agripa, este se siente afectado por
rrama su gracia sobre aquellos que el testimonio de Pablo, pero no que-
la acogen con fe (cf. 1 Tes 2,13; 1 riendo comprometerse acaba reaccio-
Cor 2,4-5). nando con una respuesta evasiva
Esto lo constatamos también en He- (26,28). Lo mismo les ocurrió a los
chos. Terminada la predicación de atenienses (17,32). En otros casos,
Pedro el día de Pentecostés, nos re- como hemos visto, se da un rechazo
fiere Lucas que «estas palabras les abierto de la Palabra (13,46) que lle-
traspasaron el corazón y dijeron a ga incluso a provocar la persecución
Pedro y a los demás apóstoles: de los apóstoles.
«¿Qué tenemos que hacer, herma- Pero para quienes la acogen, la Pa-
nos?» (2,37). Las palabras exterio- labra se convierte en Palabra de Sal-
res son vehículo de la gracia interior vación (13,26) y Palabra de Vida
que toca los corazones y los mueve a (5,20). Los que aceptan la Palabra
entregarse al Señor Jesús. (2,41; 8,14; 11,11; 17,11), se convier-
Lo mismo encontramos en el caso ten a Cristo y se hacen bautizar, que-
de los primeros paganos convertidos, dan libres de sus pecados y reciben
Cornelio y su familia. Se nos relata el don del Espíritu Santo (2,38; 10,48;
cómo Pedro los anuncia la Buena No- 16,15). Al acoger la Palabra por la
ticia y cómo la acción de Dios se fe, se recibe la salvación realizada
hace presente a través de ese anun- por Cristo (13,38-39). Cuando una
cio: «Estaba Pedro diciendo estas persona acepta la predicación, se
cosas cuando el Espíritu Santo cayó somete a Cristo y a su influjo salva-
sobre los que escuchaban la Pala- dor y entonces toda su vida es trans-
bra» (10,44). formada y renovada.
En la evangelización de Filipos un
grupo de mujeres escuchan la predi- «También a los gentiles...» (11,18)
cación de Pablo. Entre ellas se en-
contraba Lidia, una pagana, vende- Todos conocemos por los evange-
dora de púrpura, que se había acer- lios las reticencias de los fariseos
cado al judaísmo del que era simpa- ante el hecho de que Jesús acogía a
tizante. Ella escuchaba con interés y los pecadores. Repetidas veces hubo
«el Señor le abrió el corazón para de explicar su conducta remitiéndo-
que se adhiriese a las palabras de se al amor misterioso del Padre y
Pablo» (16,14). subrayando que «no necesitan de
médico los sanos, sino los enfermos»
Desde luego, no se trata de algo au- (Mt 9,12) y que Él había venido pre-
tomático. El anuncio debe ser libre- ferentemente a buscar la oveja per-
mente aceptado por cada oyente. dida (Lc 15,4-7). Lo mismo ocurría
Cuando Pablo predica ante el rey
26 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

con otras clases de marginados por Todo esto es ilustrativo también


la sociedad de su tiempo y aun por para nosotros. Ellos, a pesar de co-
las leyes, como es el caso de los le- nocer los anuncios de los grandes
prosos (Mc 1,40-45) profetas acerca de una salvación uni-
Algo similar ocurrió con la predi- versal, eran deudores de la mentali-
cación cristiana primitiva. A noso- dad estrecha del judaísmo de su tiem-
tros nos parece obvio que Dios po; y esa estrechez ocasionó retra-
«quiere que todos los hombres se sos y dificultades en la difusión del
salven y lleguen al conocimiento de evangelio entre los paganos, y pudo
la verdad» (1 Tim 2,4). Sin embar- haberla bloqueado definitivamente.
go, a los primeros evange-lizadores Nosotros tenemos el evangelio hace
no les pareció tan evidente. Al prin- 2000 años, pero también podemos
cipio predicaban el evangelio sólo a estar condicionados por la mentali-
los judíos (11,19). La evangelización dad de nuestro tiempo, y esta menta-
y conversión de Cornelio y su fami- lidad puede estar estorbando los im-
lia ocurrió sin haberlo proyectado pulsos que el Espíritu suscita hoy para
previamente los apóstoles y como a la evangelización.
pesar suyo (recordar las resistencias Por un lado, deberemos mantener
de Pedro: 10,14). Poco a poco, tími- muy firme la convicción de que «no
damente, se van lanzando a predicar se nos ha dado otro Nombre bajo el
a los no judíos (11,20); en esto los cielo por el que podamos salvarnos»
helenistas –es decir, judíos que vi- (4,12). Cristo es la respuesta de Dios
vían fuera de Palestina– jugaron un al pecado del hombre. Cristo es la
papel importante. Finalmente, con solución a todo problema humano.
Pablo la misión se abre decididamen- Sólo en Él hay Salvación. Sólo Él es
te a los gentiles (13,46-47). el Salvador. No hay ninguna otra doc-
Y cuando por fin los gentiles en- trina o institución que salve. Dejar
tran masivamente en la Iglesia surge de proclamarle a los hombres de
un nuevo problema. Algunos, apega- nuestro tiempo sería escatimarles el
dos a las costumbres judías, consi- mayor don que Dios les ha otorgado,
deran que era necesario circuncidar- sería ocultarles el camino de la sal-
los y obligarlos a guardar las leyes vación e impedirles alcanzar su pro-
de los judíos para que pudieran sal- pia plenitud humana.
varse (15,1.5). Sólo después de una Por otro lado, hay que evitar el pe-
larga y nada fácil deliberación ligro de identificar a Cristo y la fe
(15,2.7), se concluyó que no había en Él con determinadas formas y ex-
que imponer a los gentiles más car- presiones (culturales, devocionales,
gas que las indispensables (15,28), teoló-gicas...) Lo que ha sido válido
pues «nos salvamos por la gracia del en determinada época y lugar no tie-
Señor Jesús» (15,11).
Julio Alonso Ampuero 27

ne por qué serlo en las demás. Es el Algo similar se nos dice de Pablo.
momento de centrarse en lo esencial Durante su estancia en Corinto
y no absolutizar lo relativo. Esto no evange-lizaba y trabajaba al mismo
significa tirar por la borda todo lo tiempo con sus manos; pero al
pasado. Pero sí saber discernir que unírsele Silas y Timoteo, «se dedicó
muchas expresiones y realizaciones enteramente a la Palabra» (18,5). La
han estado –o están– muy condicio- expresión puede traducirse de diver-
nadas por planteamientos sas maneras: se consagró todo ente-
individualistas, racionalistas, etc. Lo ro a ella, se dio, se entregó, fue ab-
mismo que a los paganos de enton- sorbido por la Palabra. Se puede de-
ces les repelía la circuncisión y no cir que estaba poseído por la Pala-
se hubieran incorporado a la Iglesia bra, que era su prisionero. Más que
si se les hubiera obligado a guardar ser él el portador de la Palabra, era
la ley judía, hoy puede haber hom- esta la que le sujetaba, le sostenía y
bres y mujeres de buena voluntad que era la portadora del apóstol.
estarían dispuestos a aceptar a Cris- Así, la tarea permanente de los
to pero que encuentran estorbo en de- apóstoles es anunciar la Palabra
terminadas formas con que se expre- (4,29.31; 8,4.25; 11,19; 13,5; 14,25;
sa la Iglesia de hoy. Sólo desde un 16,6.32; 18,11). Es su tarea incesan-
afianzamiento en lo esencial se pue- te, continua: anunciar a Cristo, es
den encontrar con creatividad nue- decir, anunciar la Palabra que es Cris-
vas expresiones válidas para los to. El fin de su misión es depositar
hombres de hoy. la Palabra en los corazones de los
hombres como una semilla llamada
«Al servicio de la Palabra» (6,4) a crecer y a dar fruto de vida eterna.
Ciertamente evangelizan los após-
Tan importante es la evangelización
toles (5,42; 8,25), pero no sólo ellos.
que, al crecer la comunidad, los Pablo y Bernabé inician una podero-
apóstoles deciden abandonar el ser- sa actividad evangelizadora (14,7;
vicio de las mesas –confiándolo a 15,35; 16,10), que acaba penetrando
otros– para dedicarse «a la oración
en el corazón de Europa. También los
y al ministerio de la Palabra» (6,4).
siete, elegidos inicialmente para el
Esta expresión nos aporta una su- servicio de las mesas, se dejan arras-
blime definición del apóstol: un diá- trar por el Espíritu con ímpetu para
cono, un siervo de la Palabra. Lejos el anuncio del Evangelio: así Este-
de manejarla a su gusto, es más bien ban (6,10; 7,2ss) y Felipe (8,35.40).
él un instrumento de la Palabra; es la Y de la misma manera, también los
Palabra quien manda, y el apóstol creyentes son evang-elizadores: San
sirve a la Palabra. Lucas nos refiere que algunos ciuda-
danos de Chipre y de Cirene «llega-
28 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

dos a Antioquía, hablaban también a les: en la calle (2,14), a la puerta del


los griegos y les anunciaban la Bue- templo (3,11), «por todas partes»
na Nueva del Señor Jesús; la mano (8,4), yendo de camino (8,27), al lado
del Señor estaba con ellos y un cre- de un río (16,13), en la plaza públi-
cido número recibió la fe y se con- ca 817,17), en la cárcel (4,8; 16,23)
virtió al Señor» (11,20-21). o habiendo sido apresado (21,40)...
Por otra parte, la evangelización Pablo evan-gelizaba en las sinago-
tiene una dimensión esencialmente gas (9,20; 13,5.14; 17,1.10; 19,8), sa-
comunitaria. No sólo porque suelen biendo que Jesús le había enviado
ir «de dos en dos» (8,14; 11,25; en primer lugar a los judíos, pero
13,2.4-6; 15,40-41; 19,22), según el también en ambientes paganos, como
mandato de Jesús (Lc 10,1). Sobre el areópago de Atenas (17,22ss).
todo porque se percibe claramente Pero sin duda hay un lugar privile-
que la comunidad se siente respon- giado que destaca en la evangeliza-
sable de la misión. ción: las casas. Ya desde el princi-
Esto se ve cuando el primer viaje pio vemos que los cristianos se re-
misionero de Pablo y Bernabé. La co- únen en las casas (9,13; 2,46). De
munidad de Antioquía –que tenía una Pablo se nos dice que «predicaba y
enorme vitalidad– percibe la llama- enseñaba en público y por las casas»
da del Espíritu a que Pablo y Bernabé (20,20). En Corinto se estableció en
sean enviados; la comunidad ora y la casa de un tal Ticio Justo (18,7).
ayuna, impone las manos a los Y con frecuencia el cabeza de fami-
evangelizadores y los envía (13,2-3). lia era evangelizado y bautizado con
A su regreso, vuelven a la comuni- todos los suyos en la propia casa; es
dad que les ha enviado: «reunieron a el caso de Cornelio (cp. 10), Lidia
la Iglesia y se pusieron a contar todo (16,15) o el carcelero de Filipos (16,
cuanto Dios había hecho juntamente 33). Las casas se convertían así en
con ellos y cómo había abierto a los lugares de oración y en ámbitos de
gentiles la puerta de la fe» (14,26- vida comunitaria, a la vez que en pla-
28). Aunque sólo marchan ellos, la taformas de evangelización.
comunidad «va» con ellos, los en-
vía, los sostiene con su oración y su «Acudían asiduamente a la
ayuno... y se alegran con ellos ala- enseñanza de los apóstoles» (2,42)
bando a Dios por lo que ha hecho a
través de sus manos. Ya hemos tenido ocasión de com-
También es importante comprobar probar cómo el anuncio del evange-
los lugares y circunstancias en que lio lleva a los sacramentos. Los que
evangelizan. No hay un sitio fijo, sino aceptaban la Palabra y creían eran
que transmiten el evangelio allí don- bautizados (2,38.41; 8,12.38; 10,48;
de hay alguien que puede escuchar- 19,5...). Precisamente porque la
Julio Alonso Ampuero 29
construir sin cimientos –sin anuncio
evangelización provoca la adhesión del Kerygma–, pues todo el edificio
a Cristo, lleva a los sacramentos, que quedaría sin consistencia.
son la fuente de la gracia y de la co- Reconocemos en todo esto un se-
munión plena con Él. Teniendo la creto de las primeras comunidades
predicación un valor sacramental – cristianas. Su gran vitalidad reside
en cuanto que hace presente la reali- en su condición de evangelizadas.
dad anunciada– tiende por su misma Nacidas de la Palabra, del anuncio
naturaleza a la comunicación de la vigoroso del Evangelio, continúan
vida divina que tiene lugar con ple- alimentándose constantemente de
nitud en los sacramentos. ella.
Por otro lado, vemos que el primer Y eso mismo les infunde vigor
anuncio –Kerygma– no basta. Sien- evangelizador. La vida exuberante
do necesario, debe ser completado que tienen dentro de sí desborda por
con una catequesis amplia sobre los todas partes y se comunica y se con-
misterios de la fe y de la moral cris- tagia. No se trata ya de la «obliga-
tiana. Es lo que se nos dice en el li- ción» de evangelizar, sino que el
bro de los Hechos: «perseveraban en anuncio de la Palabra es para ellos
la enseñanza de los apóstoles» (2,42). una necesidad interior un impulso
La «enseñanza» –didajé– correspon- incontenible.
de con toda probabilidad a lo que
nosotros denominamos catequesis: no Y por otra parte, este dinamismo
ya los primeros rudimentos de la fe, evangelizador contribuye a su vez a
sino una formación sistemática que vigorizar las comunidades, pues «la
busca dar solidez y amplitud a la vi- fe se fortalece dándola» (Juan Pablo
vencia cristiana. II, Redemptoris Missio, 2). El celo
evangelizador impulsa a evangelizar
San Pablo distingue muy bien es- y la evangelización acrecienta el celo
tos dos pasos cuando afirma: «Con- y la vitalidad de la Iglesia, de las
forme a la gracia de Dios que me fue personas y comunidades.
dada, yo, como buen arquitecto, puse
el cimiento, y otro construye encima» El afán evangelizador es una clave
(1 Cor 3,10). El cimiento, como ex- vital para el crecimiento y la vida
plica en el versículo siguiente, no es cristiana de la Iglesia en todas las
ni puede ser otro que Jesucristo (1 épocas y lugares. Si este afán se de-
Cor 3,11): el anuncio del Kerygma. bilita, toda la vida de la Iglesia se
Pero sobre ese cimiento hay que con- debilita. Sólo cuando hay un cons-
tinuar construyendo. No basta el ci- tante deseo de no conformarse, de ir
miento, pues sólo con él no se com- más allá, de «remar mar adentro», de
pletaría la construcción del edificio; buscar la oveja perdida... a la Igle-
pero tampoco sirve el intento de sia le crecen las alas y avanza y se
fortalece.
30 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

Por lo demás, sólo desde este ar- Iglesia primitiva. Una Iglesia que ora
dor evangelizador se cumplirá el es una Iglesia que vive en la depen-
mandato de Jesús y se dará testimo- dencia de su Señor, lo mismo que
nio con gran poder; sólo desde este Jesús había vivido en la dependen-
celo se tendrá audacia y creatividad cia del Padre. No percibimos en los
para predicar el evangelio en todo Hechos una Iglesia autosuficiente,
tiempo y lugar; sólo desde este dina- segura de sí misma y de sus medios,
mismo evangelizador se encontrarán sino una Iglesia que en su debilidad
los métodos y los cauces adecuados se sostiene en el poder de Dios. La
para llegar a cada generación... Sólo oración es su respiración cotidiana.
desde este empuje misionero se po- Y la oración es también su fuerza.
drán contemplar los milagros que La comunidad cristiana primitiva ex-
produce el anuncio del Kerygma perimentó el poder de la oración, la
cuando se proclama con autoridad en eficacia que Jesús había prometido
el nombre de Cristo Jesús. a la súplica hecha en su nombre con
fe y humildad. La Iglesia de los He-
chos se experimentó milagrosamen-
te sostenida por la oración que la
hacía fuerte en medio de la debili-
dad.

4. El poder de la oración. A la espera del don de lo alto


Es significativo que lo primero que
presenta San Lucas, después de na-
rrar la ascensión de Jesús, es el gru-
Los evangelistas –particularmente po de los 120 en oración (1,14). Es
San Lucas– habían mostrado a Jesús la respuesta concreta a la indicación
en oración y habían recogido sus del Señor de que aguardasen la Pro-
abundantes enseñanzas acerca de la mesa del Padre (1,4), es decir, el
oración. El libro de los Hechos nos Espíritu Santo prometido.
muestra también una Iglesia orante,
una comunidad profundamente Ese grupo inicial tiene experiencia
enraizada en la oración. Tanto la sobrada de la hostilidad de los ju-
comunidad como los individuos oran díos que ha provocado la muerte de
sin cesar, cumpliendo así el mandato Jesús; de ahí que, incluso después de
de Jesús. la resurrección, permanezcan atrin-
cherados, «con las puertas cerradas
Nos encontramos sin duda ante otra por miedo a los judíos» (Jn 20,19).
de las claves fundamentales de la
Pero sobre todo tienen experiencia
Julio Alonso Ampuero 31

de su propia debilidad. El evange- tantemente del poder desde lo alto.


lista Marcos se encarga de recordar- Sólo una Iglesia que ora puede ser
nos que en el momento del prendi- de nuevo inundada por el Espíritu,
miento de Jesús «todos le abandona- pues el Espíritu sólo se recibe en ora-
ron y huyeron» (Mc 14,50). Y el mis- ción.
mo Pedro le niega reiteradamente
(Mc 14,66-72).
Ante la persecución (4,23-31)
Ahora sólo pueden abrirse al don
de lo alto, que los capacitará para Tras la prohibición de hablar de Je-
cumplir una misión sobrehumana que sús (4,18) y las amenazas recibidas
los desborda por todas partes. Pues por parte del Sanedrín (4,21), el ca-
sólo siendo revestidos de poder des- mino de la Iglesia parece quedar blo-
de lo alto (Lc 24,49) podrán ser tes- queado. Es verdad que los apóstoles
tigos de Cristo hasta los confines de están decididos a obedecer a Dios
la tierra (1,8). La oración de este gru- antes que a los hombres, conscientes
po inicial es una oración desde la de que no pueden callar lo que han
pobreza: la oración de quien, care- visto y oido (4,19-20). Pero no es
ciendo de todo, espera todo de lo menos cierto que esa prohibición
alto. choca de frente con la misión recibi-
da de Jesús (1,8) y parece impedir
El don del Espíritu en Pentecostés su realización.
es cumplimiento de la promesa de
Cristo, pero también es en cierto Es significativa la reacción de la
modo respuesta a la oración humilde comunidad: nada de quejas, ni de la-
y confiada de los discípulos. Con el mentos, ni de desánimos. La reacción
dato de que estaban reunidos «en un unánime es acudir al Señor, su única
mismo lugar» (2,1), San Lucas pare- fortaleza y apoyo: «al oirlo, todos a
ce evocar la «estancia superior» una elevaron su voz a Dios» (4,24).
(1,13) donde los Doce, con María, La comunidad reacciona orando.
algunas mujeres y otros hermanos Y es significativo también el con-
«perseveraban en la oración» (1,14). tenido de esa oración. Ante todo, mi-
La Iglesia de toda época y lugar, ran a Dios a quien contemplan como
en cualquier circunstancia y dificul- dueño soberano de todo, como crea-
tad, siempre tiene posibilidad de dor de todo lo que existe (4,24). Ins-
abrirse por la oración al don de lo talados en la omnipotencia de Dios,
alto. No se nos pide tener una res- pueden afrontar con serenidad la si-
puesta para todo. Cristo no reclama tuación de persecución que están pa-
de nosotros ser una especie de deciendo.
superhombres. Quiere que estemos A continuación, con la ayuda de la
dispuestos a dejarnos revestir cons- Palabra de Dios –concretamente el
Salmo 2–, buscan luz para entender
32 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

esa situación. Y la encuentran, desde mos desconcertados por las dificul-


la Palabra y sobre todo desde la ex- tades, caemos en el desánimo y nos
periencia del propio Jesús: también sentimos derrotados por ellas. La
Jesús encontró oposición para reali- oración, en cambio, nos abre a en-
zar su misión por parte de Herodes y tender los misteriosos planes de Dios
Pilatos, y la persecución de que fue y, sobre todo, nos pone en conexión
objeto se prolonga ahora en la Igle- con el poder infinito del Señor. La
sia. Del mismo modo que Herodes y oración es el arma poderosa otorga-
Pilatos no obstaculizaron los planes da a la Iglesia, gracias a la cual es
de Dios, sino que –sin saberlo– con- fuerte en la debilidad (cf 2 Cor 12,8-
tribuyeron a su realización, tampoco 10).
ahora la persecución impide que la
Iglesia cumpla la misión recibida de Ante las decisiones importantes
Cristo. La persecución está integra-
da en el plan de Dios (4,25-28). Cuando se trata de elegir el susti-
tuto de Judas, se nos dice: «Enton-
Entendido el sentido de lo que está ces oraron así: "Señor, que conoces
ocurriendo, no piden que desaparez- los corazones de todos, muéstranos
can las dificultades, ni que los ene- a cual de estos dos has elegido"»
migos sean aniquilados, sino simple- (1,24).
mente valentía para seguir predican-
do la Palabra en medio de la perse- Para completar el número de los
cución (4,29-30). Una vez convenci- Doce no basta el discernimiento, que
dos de que la persecución no va a también realizan y es necesario. No
obstaculizar el avance del Evange- bastan las luces humanas, aunque
lio, sólo piden ser revestidos de nue- sean de toda la comunidad. Son cons-
vo de poder desde lo alto. No les cientes de que no eligen ellos, sino
importa ser ellos perseguidos, sino Dios, y a ellos los toca acertar con
que el Evangelio pueda ser predica- el que Dios ha elegido. Son conscien-
do a todos. tes de que sólo Dios conoce los co-
razones y que muchas veces las apa-
El fruto de la oración es un nuevo riencias externas engañan. Por eso
Pentecostés que les hace de hecho oran: «Muéstranos a quién has ele-
predicar la Palabra de Dios con va- gido». Así queda patente no la ini-
lentía (4, 31). La oración ha derriba- ciativa humana, sino la divina.
do el muro. No sólo les ha dado luz
para entender el sentido de lo que También la primera gran misión a
sucede: sobre todo les ha otorgado los gentiles brota de la oración:
la fuerza divina del Espíritu para «Mientras estaban celebrando el cul-
transformar esa situación. to del Señor y ayunando, dijo el Es-
píritu Santo: "Separadme ya a
Así sucede a cada paso de la Igle- Bernabé y a Saulo para la obra a la
sia peregrina. Sin la oración queda-
Julio Alonso Ampuero 33

que los he llamado"» (13,2). están de camino, también Pedro se


En este caso no se nos dice que hu- encuentra en oración, y sin que él
biera una cuestión sometida a discer- sepa nada de lo que va a suceder
nimiento. Parece una iniciativa total Dios mismo le prepara para acoger
y absoluta del Espíritu, pero que es a esos paganos y para marchar con
captada precisamente mientras se en- ellos (10,9-16). Pedro acabará anun-
cuentran en oración. El cómo se ha ciándoles a Cristo y ellos recibirán
entendido la voz del Espíritu puede el Espíritu Santo y serán bautizados.
haber sido a través de alguno de los La oración ha preparado al evan-
que en el versículo anterior enumera gelizador y a los evangelizados para
como «profetas» (13,1). ese paso de tanta trascendencia en la
Vemos aquí a la Iglesia primitiva a Iglesia primitiva, sin que ellos sepan
la escucha del Espíritu mediante la cómo. La oración ha abierto camino
oración. Sólo en la oración se puede a la evangelización de manera ines-
discernir con certeza y sin error la perada y sorprendente. Desde su ló-
voluntad de Dios. Y sólo en la ora- gica y sus esquemas mentales, los
ción se pueden captar las mociones apóstoles quizá nunca hubieran dado
del Espíritu que constantemente sor- ese paso. En cambio, al abrirse ra-
prende y abre caminos nuevos a la dicalmente a Dios por la oración, han
misión de la Iglesia... permitido que Dios mismo prepara-
se mentes y corazones para dar ese
Un caso claro de esto es la entrada salto cualitativo, impensable desde
en la Iglesia de la primera familia la mentalidad judía de la época.
pagana: la conversión del centurión
Cornelio y los de su casa (cp. 10). La oración nos abre, y nos mantie-
Pues aquí la oración parece ser el ne abiertos, a los planes de Dios, des-
motor de todo lo sucedido. conocidos para nosotros en gran par-
te, y misteriosos, pues superan nues-
Ya hemos visto las dificultades de tra lógica y nuestros esquemas men-
los judíos para la evangelización de tales. La oración nos dispone a aco-
los paganos. Sin embargo, la oración ger la acción sorprendente de Dios,
derriba los obstáculos y prepara el que nos conduce muchas veces por
camino tanto en el evangelizador caminos que no entendemos y hacia
como en los evangelizados. Cornelio metas que escapan a nuestro control.
es un hombre piadoso, simpatizante
del judaísmo y que ora mucho; pre-
cisamente estando en oración entien- Para el envío misionero
de que tiene que hacer venir a Pedro
y obedece inmediatamente a lo que Hemos visto cómo el envío de Pa-
Dios le ha inspirado (10,1-8). blo y Bernabé para la primera gran
misión se discierne y se decide en
Mientras los enviados de Cornelio oración. Pero una vez tomada la de-
34 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

cisión, el texto continúa: «después de nos, los encomendaron al Señor en


haber ayunado y orado, les impusie- quien habían creído» (14,23). Toda
ron las manos y los enviaron» (13,3). misión en la Iglesia tiene un carácter
También hemos visto que la comu- netamente sobrenatural y sólo puede
nidad se siente responsable de la cumplirse adecuadamente vivificada
misión. Y lo hace sobre todo soste- por la oración.
niendo a los misioneros con la ora- Después del impresionante discur-
ción. Unos parten, la mayoría se que- so a los presbíteros de Efeso, que
dan; pero todos oran y ayunan con suena a testamento, Pablo se despi-
insistencia y fervor para que los de de ellos en Mileto con la convic-
evangelizadores puedan realizar con ción de que no volverá a verlos. Pero
fruto esa misión realmente sobrehu- antes de despedirse, nos refiere
mana. Con este gesto los encomien- Lucas: «Dicho esto, se puso de rodi-
dan a la gracia de Dios (14,26; 15,40). llas y oró con todos ellos» (20,36).
La misión se apoya en la oración. En este caso no es tanto oración «por»
Sólo después de haber ayunado y ellos cuanto oración «con» ellos.
orado los envían. Los misioneros Oran juntos encomendando al Señor
parten apoyados en el Señor y soste- aquellas comunidades, a sus respon-
nidos y confortados por la oración sables, y al propio Pablo, a quien
de la Iglesia. aguardan «prisiones y tribulaciones»
También tras la elección de los sie- (20,23).
te, se nos refiere que los apóstoles
«habiendo hecho oración, les impu- Perseveraban en la oración
sieron las manos» (6,6). Han recibi- (1,14; 2,42)
do una misión que ha de ser arropa- Esta actitud en que hemos sorpren-
da con la oración. Por muy material dido al grupo inicial de discípulos
que parezca –en este caso, el servicio (1,14) es la que nos presenta también
de las mesas– toda misión en la Igle- Lucas como una característica de la
sia es sagrada. La oración lo pone primera comunidad (2,42). La ora-
de relieve, a la vez que im-plora la ción impregna toda la vida de la Igle-
gracia para que quien la ha recibido sia primitiva. Oran las comunidades
la realice en el espíritu de Cristo. y oran los individuos. Constatamos
A medida que el Evangelio se va que se trata de una Iglesia en ora-
extendiendo, es preciso instituir res- ción, literalmente colgada del poder
ponsables en las nuevas comunida- de Dios.
des que surgen. En la primera misión, Saulo está en oración cuando ve
después de evangelizar Antioquia de que un tal Ananías le impone las ma-
Pisidia, Listra, Iconio, Derbe, «desig- nos para devolverle la vista (9,11-
naron presbíteros en cada Iglesia y 12). Y el propio Ananías debía estar
después de hacer oración con ayu-
Julio Alonso Ampuero 35

en oración –aunque no se diga explí- do Pedro queda libre y se dirige a


citamente– cuando percibe la llama- casa de María, madre de Juan Mar-
da del Señor a ir donde Saulo (9,10- cos, en busca de los hermanos, en-
11) a pesar de sus resistencias (9,13- cuentra que «se hallaban muchos re-
16). unidos en oración» (12,12).
Esteban ora en el momento del mar- Particularmente conmovedora re-
tirio. Muere orando. Mediante su ora- sulta la oración de Pablo y Silas en
ción confía su vida en manos del Se- la cárcel de Filipos, pues después de
ñor Jesús (7,59) y suplica haber sido azotados con varas, «ha-
ardientemente –«con fuerte voz»– el cia la media noche estaban en ora-
perdón para sus asesinos (7,60). ción cantando himnos a Dios»
También vemos a los apóstoles po- (16,25). No se quejan, ni siquiera
niéndose en oración antes de los mi- suplican: alaban. Cantan a Dios re-
lagros. Ciertamente todas las cura- conociendo su grandeza y su poder.
ciones se realizan «en el nombre de Y la respuesta no se hace esperar: un
Jesucristo» (3,6; 9,34). Pero en al- terremoto conmueve los cimientos de
gunos casos se dice explícitamente la cárcel, las puertas se abren y caen
que la curación va precedida de la las cadenas. La alabanza es
oración. Cuando le llevan ante la dis- liberadora. El poder de la alabanza
cípula Tabita, ya muerta, Pedro «se libera de la prisión y cambia el cur-
puso de rodillas y oró» (9,40); sólo so de los acontecimientos, provocan-
después le dijo: «Tabita, levántate». do la conversión del carcelero y de su
En Malta el padre de Publio, que ha familia.
hospedado a Pablo y a sus compañe- La oración se hace presente en toda
ros, se encuentra enfermo; Pablo «en- circunstancia y ocasión. Al despedir
tró a verle, hizo oración, le impuso a los hermanos de Tiro, con quienes
las manos y le curó» (28,8). De este han permanecido siete días, Lucas
modo se pone de relieve que es el nos refiere: «en la playa nos pusi-
Señor quien obra los prodigios, aun- mos de rodillas y oramos» (21,5). Y
que sea «por mano de los apóstoles» al ser recibidos por los hermanos de
(5,12). Roma que salen a su encuentro, Pa-
Cuando Pedro es encarcelado, blo «dio gracias a Dios» (28,15).
Lucas nos refiere que «mientras la La oración impregna y sostiene toda
Iglesia oraba insistentemente por él la vida de la Iglesia de los Hechos
a Dios» (12,5) y da a entender que la de los Apóstoles, hasta el punto de
prodigiosa liberación posterior que casi se podría definir a los cris-
(12,6-11) es fruto de esa oración de tianos como «los que invocan el nom-
la Iglesia. La oración rompe las ca- bre del Señor» (2,21; 9,14.21;
denas, derriba los muros y arranca 22,16).
de las manos de los enemigos. Cuan-
36 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

mesas una tarea de caridad, totalmen-


te digna y santa, entienden que su
«Nos dedicaremos a la oración» misión especifica es la oración y la
(6,4) predicación.
No es casual que a renglón segui-
Siendo la oración algo propio de do se nos diga que «la Palabra de
toda la comunidad cristiana, apare- Dios iba creciendo y en Jerusalén se
ce especialmente resaltada en la vida multiplicó considerablemente el nú-
de los apóstoles. mero de los discípulos» (6,7). La
Ya hemos visto diversos textos don- consecuencia inmediata de esta de-
de los apóstoles aparecen en oración. cisión es el crecimiento de la comu-
La curación del tullido se produce nidad. Cuando los ministros de la
cuando Pedro y Juan «subían al Tem- Iglesia oran y anuncian a Cristo, el
plo para la oración de la hora nona» Evangelio se extiende y la Iglesia
(3,1). crece.
Ante las dificultades que encuen-
tra en Corinto, Pablo es confortado y La fracción del pan
alentado en la oración. Durante la
noche oye al Señor decirle: «No ten- Otro de los pilares de la primera
gas miedo, sigue hablando y no ca- comunidad, tal como la presenta San
lles; porque yo estoy contigo y nadie Lu-cas, es la eucaristía: «acudían asi-
te pondrá la mano encima para ha- duamente a la fracción del pan»
certe mal, pues tengo yo un pueblo (2,42).
numeroso en esta ciudad» (18,9-10). Es interesante constatar que ya des-
Y del mismo modo, «estando en ora- de elprincipio la Eucaristía era fuente
ción en el Templo», entiende que de vida cristiana, que desde los ini-
debe marchar de Jerusalén porque su cios mismos del cristianismo los dis-
testimonio no va a ser recibido» cípulos entendieron que Cristo es el
(22,17-18). Pan de vida (Jn 6,48).
Pero la conciencia que ellos tienen La fracción del pan se celebraba
del valor absolutamente prioritario «por las casas» (2,46), lo que con-
de la oración en su misión apostóli- tribuía a afianzar en la Iglesia los la-
ca la vemos sobre todo cuando au- zos de familia alrededor de la mesa
menta el número de los discípulos y eucarística.
se acrecientan las tareas. Entonces
optan por encargar a otros el servi- Es conmovedor contemplar a las
cio de las mesas y dedicarse ellos a primeras comunidades reunidas «el
la oración y al ministerio de la Pala- primer día de la semana para la frac-
bra (6,1-4). Siendo el servicio de las ción del pan» (20,7). El domingo,
como memoria de la resurrección del
Julio Alonso Ampuero 37

Señor y día de la eucaristía, es ya Por esto es significativo que Jesús


signo de identidad para los cristia- comience su vida pública con cua-
nos. No tiene nada de particular que renta días de ayuno. Es una manera
sea también día de vida nueva y de de expresar que inaugura su misión
resurrección para los discípulos, mesiánica con un acto de abandono
como lo fue para el joven Eutico confiado en su Padre (Mt 4,1-4).
(20,9-12). La Iglesia de los Hechos nos mani-
fiesta así el manantial secreto de su
Oración y ayuno fuerza y su vitalidad. Por la oración
vive de Dios. Y tiene una vida so-
En varias ocasiones hemos podido brehumana, sobrenatural, divina.
ver que la oración se presenta unida La Iglesia prolonga en la historia
al ayuno (13,2.3; 14,23). Además de la oración de Cristo, el Verbo encar-
las numerosas privaciones origina- nado. Gracias a la mediación orante
das por las tareas apostólicas y de la Iglesia, las bendiciones de Dios
evangeli-zadoras, se añade en oca- descienden constantemente sobre el
siones el ayuno explícito. mundo y el mundo es salvado de sí
En este punto la Iglesia primitiva mismo e introducido en el Paraíso.
sigue la práctica judía, aunque enri- En cambio, una Iglesia sin oración
quecida por el sentido nuevo dado es una Iglesia impotente, como San-
por Jesús. són sin su cabellera. Con la oración
Ya en el A.T. el ayuno (por ejem- es capaz de romper todo tipo de ama-
plo, Lev 23,27-32) tiene un sentido rras y cadenas por muchas y fuertes
profundamente religioso –como, por que sean, como Sansón las ataduras
lo demás, en otras religiones–. Ex- (Jue 16,6-14). Sin la oración, la Igle-
presa de manera también corporal sia se queda sin vigor, es sometida
una vinculación espiritual con Dios. fácilmente por sus enemigos y queda
Lejos de ser una hazaña ascética que ciega y dando estérilmente vueltas a
llevaría al orgullo (y frente a la cual sí misma (Jue 16,16-21).
Jesús pone en guardia: Mt 6,16), el Sólo la oración hace milagros, pues
ayuno, acompañado de la oración su- nos conecta con el poder de Dios.
plicante, sirve para expresar la hu- Ella es el arma poderosa otorgada
mildad delante de Dios. El que ayu- por Dios a su Iglesia para ganar las
na se vuelve hacia el Señor en una batallas en medio del mundo y alcan-
actitud de dependencia y abandono zar la conversión de los hombres y
totales (Dan 9,3; Esd 8,21). Aun con los pueblos. La oración y el ayuno
variedad de matices, se trata siem- son el arma secreta para la difusión
pre de situarse con fe en una actitud del Evangelio. Con la oración la Igle-
de humildad para acoger la acción sia es omnipotente, pues permite que
de Dios y ponerse en su presencia.
38 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

resida en ella el poder de Dios para En esa ocasión los discípulos le in-
quien nada hay imposible (Lc 1,37). terrogan, con cierta impaciencia y
La oración es capaz de cambiar el mentalidad aún carnal y mundana:
curso de los acontecimientos. Verda- «Señor, ¿es en este momento cuando
deramente, la Iglesia que ora «tiene vas a restablecer el Reino de Israel?»
las manos en el timón de la historia» (1,6). Siguen soñando con la idea de
(S. Juan Crisóstomo) un Mesías temporal y político que
restablezca el Reino de David y les
dé la independencia frente a los ro-
manos. Siguen encerrados en sus es-
quemas mentales que comparten con
la mayoría de los judíos. Su mentali-
dad sigue sin convertir.
5. En docilidad
Frente a esa tendencia, Jesús los
al Espíritu recibido coloca radicalmente en la humildad
de quien no sabe: «No os toca a vo-
sotros conocer el tiempo y el momen-
to que el Padre ha fijado con su au-
En el capítulo primero vimos que toridad» (1,7). Les toca colaborar
la efusión del Espíritu hace a la Igle- con un plan que desconocen en su
sia, y la constituye como comunidad realización concreta. Por eso deben
llena de vitalidad capaz de evangeli- despojarse de sus expectativas.
zar el mundo. Les basta una certeza que Jesús les
Ahora damos un paso más, contem- transmite de manera absoluta e in-
plando cómo las personas y comuni- equívoca: «Recibiréis la fuerza del
dades se dejan conducir por el Espí- Espíritu que baja de lo alto y seréis
ritu. El Espíritu otorgado por Cristo mis testigos...» (1,8). Tienen que des-
y por el Padre es positivamente aco- pojarse de sus esquemas mentales, de
gido por la Iglesia. Consciente y de- sus ilusiones y proyectos. Todo con-
liberadamente se secunda la acción siste en dejarse guiar, en secundar el
y el impulso del Espíritu. No se trata impulso del Espíritu, que ciertamen-
de una actitud meramente pasiva, sino te recibirán, hasta los confines de la
de acoger con decisión la iniciativa tierra...
del Espíritu dejándose mover por Él. A los apóstoles se les llama a ha-
cerse como niños (Mc 10,14-15), a
«No os toca saber...» (1,7) dejarse conducir por el Espíritu se-
gún los planes del Padre. Y estos pla-
Ya hemos mencionado las palabras nes misteriosos sólo se dan a cono-
programáticas de Jesús en 1,8 antes cer a los que se saben pequeños,
de su ascensión. mientras que se ocultan a los que se
Julio Alonso Ampuero 39

creen sabios y entendidos (Mt sus planes no coinciden con los de


11,25). Dios ni sus caminos tampoco (Is
Ya Jesús había advertido que «el 55,8-9). Por eso procura dejarse lle-
Espíritu sopla donde quiere, y oyes var por el Espíritu según los planes
su voz, pero no sabes de dónde vie- por Dios establecidos y por los ca-
ne ni a dónde va» (Jn 3,8). Y San minos que el mismo Espíritu va
Pablo nos recuerda que «no sabemos abriendo en cada hora de la historia
pedir lo que conviene, mas el Espí- y en cada instante de la vida de los
ritu intercede por nosotros con ge- hombres. Verdaderamente, al niño le
midos inefables» (Rom 8,26). toca «no saber»... y dejarse guiar.
Para colaborar en el Reino de Dios
es necesario renunciar a saber y a En alas del viento
controlar, es necesario «perder pie».
Es necesario abandonarse y confiar, Los apóstoles y los evange-
dejarse llevar. Sólo el Espíritu pue- lizadores que desfilan por el libro de
de conducirnos «según Dios» (Rom los Hechos se asemejan a una hoja
8,27). A nosotros nos basta «oir su llevada por el viento; el viento la trae
voz» para secundarla, pero sin saber y la lleva, cuando quiere y como
«a dónde va». quiere, donde le parece bien, sin que
ella oponga resistencia. Los
Toda pretensión de «saber» nos cie- evangelizadores se dejan manejar por
rra a los planes del Padre, siempre la iniciativa absoluta y continua del
nuevos e inéditos. Aferrarnos a lo co- Espíritu.
nocido, a «nuestra experiencia», im-
pide que se realicen los proyectos de San Lucas resalta sobre todo esta
Dios, con frecuencia sorprendentes docilidad de los evangelizadores en
e imprevisibles. Sólo quien está des- aquellas iniciativas novedosas e im-
pojado de planes preconcebidos previsibles que de ningún modo po-
acepta el vértigo de dejarse llevar dían provenir de los cálculos y pro-
«por senderos que ignora» (Is yectos humanos. Más aún, que sur-
42,16). Al evangelizador le toca obe- gían como en dirección contraria a
decer y ponerse en camino, como la mentalidad y a la educación reci-
Abraham, incluso sin saber a dónde bida por los apóstoles. Mérito suyo
va (Hb 11,8). fue dejarse llevar a pesar de todo, a
pesar de la mentalidad imperante y
El verdadero evangelizador es el aun a pesar de sí mismos.
que ha recibido el Espíritu, ha sido
constituido testigo hasta los confines Gracias a la docilidad a una mo-
de la tierra (1,8) y no puede callar lo ción del Espíritu fue evangelizado y
que ha visto y oido (5,20). Pero al bautizado el primer pagano. El Án-
mismo tiempo es consciente de que gel del Señor –en los versículos si-
guientes se habla del Espíritu–impul-
40 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

sa a Felipe a ponerse en camino por cilidad de Pedro al Espíritu provoca


el desierto hacia Gaza (8,26). Feli- que el Espíritu se derrame sobre los
pe obedece inmediatamente (8,27) paganos (10,44), abriendo así una
sin saber aún para qué es conducido puerta impresionante al Evangelio...
en esa dirección: oye la voz del Es- También encontramos obediencia y
píritu, pero no sabe a dónde va. Una docilidad a la voz del Espíritu, ma-
vez en el camino, se encuentra con nifestada en la oración comunitaria,
un alto funcionario etíope y de nue- cuando la comunidad de Antioquia
vo resuena en su interior la voz del acoge la llamada de Dios a evange-
Espíritu que le impulsa a acercarse lizar abiertamente a los paganos en-
a él (8,28-29). Felipe vuelve a obe- viando concretamente a Pablo y a
decer y entonces entiende para qué Bernabé (13,2).
ha sido conducido por ese camino:
el etíope es evangelizado y bautiza- Cuando los paganos entran masi-
do y continúa su camino lleno de vamente en la Iglesia, y se decide que
gozo (8,30-38). no tienen obligación de guardar la
Ley de Moisés (15,23-29), las deli-
Esto no es un episodio aislado, pues beraciones de la asamblea de Jeru-
a continuación se nos dice que «el salén han estado presididas por la
Espíritu del Señor arrebató a Feli- escucha del Espíritu. Los apóstoles
pe» (8,39), que «se encontró en Azoto tienen una clara conciencia de ello
y recorría evangelizando todas las cuando manifiestan en la carta-decre-
ciu-dades hasta llegar a Cesarea» to con que concluye la asamblea:
(8,40). Apertura y docilidad al Es- «Hemos decidido el Espíritu Santo
píritu, sin planes predeterminados. y nosotros...» (15,28).
La misma docilidad –esta vez de Finalmente, la entrada del Evange-
Pedro– lleva a la evangelización y lio en Europa es fruto de una nueva
bautismo de la primera familia pa- iniciativa del Espíritu, secundada
gana. Pedro recibe la inspiración del fielmente por los apóstoles. Después
Espíritu de marchar inmediatamente de diversas circunstancias que les han
con aquellos hombres que han veni- hecho entender claramente que «el
do a buscarle (10,19-20). Como Fe- Espíritu Santo les había impedido
lipe, tampoco Pedro sabe para qué. predicar la Palabra en Asia» (16,6),
Cuando le reprochen que ha entrado después de nuevas intentonas que les
en casa de in-circuncisos y ha comi- llevan a la conclusión de que el Es-
do con ellos, tendrá que explicar que píritu de Jesús no les permite predi-
no ha sido iniciativa suya, sino im- car en Bitinia (16,7), Pablo percibe
pulso del Espíritu que se le ha mani- en la oración la llamada de un
festado con absoluta certeza (11,12). macedonio (16,9). «Inmediatamente
Pedro obedece dócilmente a pesar de intentamos pasar a Macedonia, per-
sus resistencias (10,9-16). Y la do- suadidos de que Dios nos había lla-
Julio Alonso Ampuero 41

mado para evangelizarles» (16,10). Encadenado por el Espíritu que un


Y el Evangelio irrumpe en Europa con día tomó posesión de él mediante la
toda su fuerza renovadora. imposición de manos de Ananías
(9,17), Pablo no puede ni quiere
apartarse un ápice de lo que el Espí-
«Encadenado por el Espíritu» ritu mismo le su-giere como volun-
(20,22) tad del Padre.
En el discurso a los presbíteros de Lo mismo que el Maestro, impul-
Efeso, en Mileto, encontramos una sado por el Espíritu, había subido a
expresión sublime, particularmente Jerusalén para consumar allí su sa-
reveladora del alma de Pablo: «Mi- crificio redentor, Pablo emprende su
rad que ahora yo, encadenado por el particular calvario encadenado por
Espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin el mismo Espíritu. Algo similar Je-
saber lo que allí me sucederá; sola- sús le había anunciado a Pedro: «Otro
mente sé que en cada ciudad el Espí- te ceñirá y te llevará donde no quie-
ritu Santo me testifica que me aguar- ras» (Jn 21,18). De esta manera Pa-
dan prisiones y tribulaciones. Pero blo va a «cumplir» –es decir, va a
yo no considero mi vida digna de es- dar plenitud, realización plena– al
tima, con tal que termine mi carrera ministerio que le ha sido confiado
y cumpla el ministerio que he recibi- (20,24).
do del Señor Jesús, de dar testimo- El verdadero apóstol y evangeli-
nio del Evangelio de la gracia de zador es el que se deja encadenar por
Dios» (20,22-24). el Espíritu. Muerto a toda iniciativa
De ciudad en ciudad, los profetas, propia, está enteramente a disposi-
iluminados por el Espíritu Santo, ase- ción del Espíritu. Prisionero del Es-
guran a Pablo que le esperan cárce- píritu, que le ha confiado la grey y el
les y luchas. Así ocurre en Tiro, don- ministerio (20,28), se deja manejar
de los hermanos, movidos por el ca- perfectamente por Él y se deja con-
riño que le tienen, pretenden conven- ducir dócilmente al Calvario y a la
cerle de que no suba a Jerusalén cruz. Sólo quien se deja encadenar
(21,4). Así sucede en Cesarea, don- por el Espíritu está verdaderamente
de una vez más los discípulos tratan al servicio del Espíritu y deja pasar
de retener a Pablo (21,10-12). su infinita fecundidad divina a tra-
Pero él permanece firme en su de- vés de las propias obras y palabras.
terminación: «¿Por qué habéis de llo-
rar y destrozarme el corazón? Pues «Enormemente sorprendidos» (2,7)
yo estoy dispuesto no sólo a ser ata-
do, sino a morir también en Jerusa- A lo largo de estas páginas hemos
lén por el nombre del Señor Jesús» tenido ocasión de ir comprobando
(21,13). que la acción del Espíritu con fre-
42 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

cuencia sorprende y hasta descon- debida a algo tan elemental como


cierta. No se ajusta a las previsiones esto: sustituir la iniciativa libre y
humanas, a los cálculos, a la lógica soberana del Espíritu por nuestros es-
de los hombres. Su lógica es sobre- quemas, nuestros proyectos y nues-
humana, divina. tras ideas.
Por ello el evangelizador debe rea- Esto implica que debemos revisar
lizar un verdadero «ministerio en el todo (planes pastorales, estructuras,
Espíritu». Su actitud fundamental es métodos y medios empleados...) para
servir a la acción del Espíritu, a quien ver si son instrumentos aptos del Es-
corresponde la guía de la Iglesia y píritu o más bien obstaculizan su ac-
de cada comunidad. Lo propio del ción. En su tarea evangelizadora pue-
evangelizador es estar permanente- de ocurrirle a la Iglesia lo que a Da-
mente a la escucha de la voz del Es- vid revestido con la armadura de
píritu y secundar sus impulsos. Se tra- Saúl (1 Sam 17,38-39): determina-
ta de tener oidos para oir «lo que el dos medios y estructuras –teórica-
Espíritu dice a las Iglesias» (Ap 2,7). mente buenos– no sólo no ayudan,
Esto no significa que no se pueda sino que estorban.
planificar la pastoral de la Iglesia. La Iglesia en general y cada comu-
Se puede hacer, y se debe hacer: una nidad en particular deben caminar en
Iglesia –parroquia, diócesis o comu- una gran flexibilidad, sin esquemas
nidad– sin proyecto es como un bar- rígidos y preconcebidos, abiertas a
co sin rumbo. Pero toda planificación los caminos nuevos e inexplorados
debe realizarse a la escucha del Es- que el Espíritu suscita constantemen-
píritu, que lleva la iniciativa de prin- te, acogiendo las salidas y solucio-
cipio a fin. Y se ha de estar atentos y nes que Dios mismo ofrece para las
disponibles para rectificar en cual- nuevas situaciones y dificultades.
quier momento, apenas se perciba la Ahora bien, esto exige gran dispo-
voz del Espíritu en otra dirección. nibilidad interior, enorme desapego
El protagonista de la evangeliza- de concepciones y gustos propios: in-
ción es el Espíritu. Todolo demás – mensa docilidad de espíritu. La his-
evange-lizadores, planes, métodos, toria de la Iglesia es testigo de mu-
etc– debe ser instrumento dócil de chas ocasiones desperdiciadas para
su acción. Es el evangelizador quien la difusión del Evangelio precisa-
debe ser prisionero del Espíritu, no mente por la estrechez mental y la
al revés. A veces da la impresión de miopía de los hombres de la Iglesia
que el Espíritu queda prisionero en en esos momentos...
medio de planes y estructuras pura- Esta docilidad al Espíritu, que debe
mente humanos. Debemos preguntar- ser constante, se hace particularmente
nos si la esterilidad de muchas de necesaria en las decisiones que tie-
nuestras acciones pastorales no será
Julio Alonso Ampuero 43

nen especial alcance e importancia. tir a los gentiles en la Iglesia y no


Así lo hemos comprobado en la Igle- imponerles la obligación de cumplir
sia de los Hechos. El Espíritu, que la Ley de Moisés (15,1-29). Pedro y
siempre asiste a su Iglesia, está es- Juan supervisan y confirman la evan-
pecialmente atento y activo en las gelización realizada por Felipe en
grandes crisis y dificultades. Basta Samaria (8,14-17).
que su voz sea escuchada y su ac- Junto a este don de los apóstoles,
ción acogida y secundada... el Espíritu regala a la Iglesia el don
de la profecía. A través de los profe-
«Profetizarán vuestros hijos tas el Es-píritu continúa hablando y
y vuestras hijas» (2,17) guiando a su Iglesia en medio de las
circunstancias y dificultades particu-
Hemos visto que el evangelizador lares. En su difícil misión
debe realizar un plan de Dios que, evangelizadora es sostenida y con-
aunque conozca en sus trazos funda- fortada por este don de lo alto.
mentales, le es desconocido en los
detalles particulares de su realiza- Puede extrañarnos este don, porque
ción en el tiempo y el espacio; he- actualmente es casi desconocido. Sin
mos visto que debe secundar la ac- embarco, está muy presente en el li-
ción –soberanamente libre– del Es- bro de los Hechos (Pedro interpreta
píritu... Todo ello puede parecer de- el mismo acontecimiento de Pente-
masiado difícil. costés como una efusión del Espíritu
de profecía anunciado por Joel: 2,17;
Sin embargo, Cristo no confía una Jl 3,1-5) y figura en casi todas las
misión a su Iglesia sin otorgarle los listas de carismas del N.T. Más aún,
medios necesarios para su correcta su importancia es claramente resal-
y plena realización. tada al situarlo en dichas listas in-
Hemos tenido ocasión de compro- mediatamente después de los após-
bar el papel directivo de Pedro y los toles (1 Cor 12,28-29; Ef 4,11).
Doce asistidos por el Espíritu. An- Se menciona a un tal Ágabo, que
tes de Pentecostés, Pedro guía la profetizó que vendría un gran ham-
elección del sustituto de Judas entre bre, la cual tuvo lugar en tiempos del
los Doce (1,15-26) Ellos instituyen emperador Claudio (11,27-28). Lo
a los siete para atender a las viudas anunciado por él se cumple de he-
y poder así dedicarse ellos a la ora- cho: es uno de los criterios para dis-
ción y al ministerio de la Palabra cernir el profeta verdadero del fal-
(6,1-6). Guiado por el Espíritu, Pe- so. También se cumple lo que le
dro predica el Evangelio y hace bau- anuncia a Pablo: que va a ser enca-
tizar a la primera familia de paganos denado en Jerusalén (21,10-11). En
(10,1–11,18). Obedeciendo al Espí- este caso, acompaña su palabra de
ritu Pedro y los Doce deciden admi-
44 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles
gestos simbólicos, al estilo de los
antiguos profetas de Israel. Este matrimonio es castigado no
También se habla de cuatro hijas tanto por no compartir la totalidad
vírgenes de Felipe –uno de los sie- de sus bienes (el versículo 4 da a
te– que profetizaban (21,9). Y los entender que podían haber dispuesto
doce discípulos de Juan Bautista co- de ellos), cuanto por mentir. Cierta-
menzaron a profetizar después de que mente la codicia está en la raíz de su
Pablo les impuso las manos y vino pecado, pero este consiste sobre todo
sobre ellos el Espíritu (19,6). en la pretensión de engañar a los
apóstoles y a la comunidad, y en
De Judas y Silas se nos dice que
ellos al Espíritu Santo mismo. Se
«eran también profetas», y en cali-
habla de «mentir al Espíritu Santo»
dad de tales «exhortaron con un lar-
(v 3), «mentir a Dios» (v 4) y «po-
go discurso a los hermanos y les con-
ner a prueba al Espíritu del Señor»
fortaron» (15,32).
(v 9), todo ello por instigación de Sa-
Y las misteriosas palabras referi- tanás (v 3).
das en 13,2 («dijo el Espíritu San-
Con esto San Lucas destaca la enor-
to») probablemente se refieran a un
me gravedad de resistir la luz y el
mensaje transmitido a través de al-
impulso del Espíritu. Todo pecado
guno de los profetas de la comuni-
deliberado –mentira o codicia– es
dad de Antioquía mencionados en
cerrar las puertas al Espíritu y abrir-
13,1 (comparar con el inicio de la
las de par en par a Satanás, que aca-
profecía de Ágabo en 21,11: «Esto
ba «llenando el corazón» (v 3) de
dice el Espíritu Santo»).
quien resiste al Espíritu. No hay tér-
Los profetas del N.T. –a semejan- mino medio.
za de los del A.T.– son personas que
La consecuencia del pecado y del
hablan en nombre de Dios bajo la
rechazo del Espíritu es la muerte:
inspiración del Espíritu. Testigos
Ananías y Safira caen fulminados de
acreditados del Espíritu, transmiten
manera inmediata. El pecado no es
sus revelaciones y edifican, exhor-
simplemente algo deplorable que
tan y consuelan (cf. 1 Cor 14,3). Los
«habría que evitar»: es muerte de
profetas son un don de Cristo a su
manera inmediata y radical.
Iglesia, que con ellos es equipada
para realizar mejor su misión en el No es casual que la palabra «Igle-
mundo y en la historia. sia» aparezca en este relato (v 11)
por primera vez entre las 23 en que
«Mentir al Espíritu Santo» (5,3) es usada en los Hechos. La indocili-
dad al Espíritu es el único mal de la
Esta docilidad al Espíritu Santo en- Iglesia. Ni los enemigos ni las per-
cuentra su contrapunto en el llamati- secuciones pueden dañarla, sino que
vo episodio de Ananías y Safira (5,1- más bien contribuyen sin quererlo a
11). su crecimiento. El único enemigo de
Julio Alonso Ampuero 45

la Iglesia es el pecado de sus pro- los resúmenes de la vida de la co-


pios hijos. Lo mismo que la comu- munidad se nos insiste en este aspec-
nión generada por el Espíritu (4,32- to.
35) suscita vitalidad y atractivo En el primero se afirma que «el te-
(5,12-16), la indocilidad al Espíritu mor se apoderaba de todos, pues los
genera muerte y esterilidad. apóstoles realizaban muchos prodi-
Algo parecido sugiere el episodio gios y señales» (2,43); se trata, evi-
de Simón el mago (8,9-24). En lugar dentemente, de obras que llevan el
de servir al Espíritu, que se recibe sello de Dios, pues de hecho la re-
como don, intenta servirse de Él acción de la gente es que se apodera
comprándolo con dinero para usarlo de ellos el temor del Señor. E inme-
para sus intereses. Esta actitud indi- diatamente después se nos narra la
ca que su corazón «no es recto de- curación del tullido a la puerta del
lante de Dios» (v 21), que está lleno templo de Jerusalén (3,1-10).
de «maldad» (v 22) y se encuentra En el tercero repite casi lo mismo:
«en hiel de amargura y en ataduras «por mano de los apóstoles se reali-
de iniquidad» (v 23). zaban muchas señales y prodigios en
Y el mago Elimas (13,6-12), que el pueblo» (5,12). Se ve que es una
se opone al Espíritu impidiendo –por constante de la Iglesia primitiva. De
intereses creados– que el evangelio hecho, a continuación San Lucas aña-
se predique al procónsul Sergio de explicitando lo anterior: «hasta tal
Paulo, queda ciego y dando vueltas punto que incluso sacaban los enfer-
en torno a sí: todo un signo del hom- mos a las plazas y los colocaban en
bre que ha rechazado la luz y la ver- lechos y camillas, para que, al pasar
dad de Dios. Pedro, siquiera su sombra cubriese
a alguno de ellos. También acudía la
multitud de las ciudades vecinas a
Jerusalén trayendo enfermos y ator-
mentados por espíritus inmundos; y
todos eran curados (5,15-16).
Más adelante se nos narrará que Pe-
6. «Signos y prodigios» dro cura a un hombre paralítico des-
de hacía ocho años (9,32-35) y resu-
cita a una discípula que había enfer-
mado y muerto (9,36-42).
Otra de las características de la También Pablo curará en Iconio a
Iglesia primitiva es la presencia de un hombre «tullido de pies, cojo de
obras maravillosas que Dios realiza nacimiento y que nunca había anda-
a través de los apóstoles. En dos de do» (14, 8-10) y resucitará en Troada
46 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

a un joven discípulo que había muerto viado de Dios: manifiestan que no va


al quedar dormido y caer por la ven- en nombre propio y que es portador
tana (20, 7-12). Igualmente en Malta de un poder superior, del poder del
curará a varios enfermos (28,7-9). Dios que le envía, le impulsa y le
Del mismo modo, la predicación de sostiene.
Felipe va acompañada de innumera- Pues bien, en este mismo sentido
bles curaciones, tanto físicas como podemos decir que los apóstoles son
espirituales (8,6-7). acreditados por Dios con signos y
prodigios. Siendo hombres «sin ins-
Acreditados por Dios trucción ni cultura» (4,13), ponen de
relieve –para todo el que tiene la
En su primera proclamación de
mirada limpia y el corazón abierto–
Cristo el día de Pentecostés, Pedro
que a través de ellos actúa «el dedo
le presenta como «hombre acredita-
de Dios» (Ex 8,15).
do por Dios entre vosotros con mi-
lagros, prodigios y señales que Dios Por eso, los signos y prodigios no
hizo por su medio entre vosotros, son algo extraordinario y superfluo.
como vosotros sabéis» (2,22). En cualquier época y lugar la Iglesia
Hombre real y verdadero, Jesús necesita mostrar al mundo que es
debe de algún modo presentar cre- portadora de un poder divino, sobre-
denciales de que es un enviado de humano, que viene de lo alto y le ha
Dios, más aún, de que es el Hijo muy sido otorgado gratuitamente y sin
amado del Padre. Sus milagros son méritos propios. Los signos y prodi-
esas credenciales que autentifican su gios manifiestan el señorío de Jesús:
misión y sus pretensiones y demues- que Él es el Señor y sigue actuando
tran que no es un impostor que pre- por medio de la Iglesia que va en su
tendiera hacerse pasar por lo que no nombre. No es casual que a lo largo
es. de su historia muchos santos hayan
realizado milagros y prodigios asom-
Ésta es, además, una constante en brosos...
la historia de la salvación. Ya Moi-
sés, el gran caudillo y legislador de
Israel, se había quejado al Señor Con obras y palabras
cuando este le envió a liberar a su
pueblo: «No van a creerme, ni escu- Por lo demás, estos «signos y pro-
charán mi voz; pues dirán: No se te digios» forman parte del modo como
ha aparecido Yahveh» (Ex 4,1). A Dios se revela y da a conocer.
continuación, el Señor le reviste de El Concilio Vaticano II afirma en
su poder otorgándole la capacidad de su Constitución sobre la divina re-
realizar prodigios (Ex 4,2-9). Los velación que «la economía de la re-
signos y milagros autentifican al en- velación se realiza por obras y pala-
Julio Alonso Ampuero 47

bras intrínsecamente unidas entre sí, hombres (Lc 11,20). Él no sólo pro-
de tal manera que las obras realiza- clamó la misericordia de Dios; la
das por Dios en la historia de la sal- mostró visiblemente conviviendo con
vación manifiestan y corroboran la los publicanos y pecadores (Mt 9,10-
doctrina y las realidades significa- 13). Él no sólo dijo que amaba a los
das por las palabras, y a su vez las hombres; lo confirmó entregando su
palabras proclaman las obras e ilu- vida por ellos (Jn 13,1; 15,13).
minan el misterio en ellas conteni- Así fue en la Iglesia primitiva. Los
do» (Dei Verbum, 2). signos y prodigios mostraban que
No bastan las palabras, que deben Jesús estaba vivo, que los apóstoles
ser corroboradas y confirmadas por no eran unos impostores al procla-
las obras que les dan autoridad y cre- mar que Jesús había resucitado. De
dibilidad. Tampoco bastan las obras, ahí la fuerza de las palabras de Pe-
que deben ser explicadas por las pa- dro en la curación del tullido: «¿Por
labras que manifiestan su sentido y qué nos miráis fijamente, como si por
significado. nuestro poder y piedad hubiéramos
Así fue en la antigua alianza. En hecho caminar a este? El Dios de
ella, Dios ante todo se da a conocer Abraham... ha glorificado a su sier-
actuando, realizando gestos y obras vo Jesús... Dios le resucitó de entre
maravillosas, humanamente inexpli- los muertos... y por la fe en su nom-
cables, que muestran su poder y su bre, este mismo nombre ha restable-
voluntad de salvar. Este es el signi- cido a este que vosotros veis y co-
ficado, por ejemplo, de las famosas nocéis» (3,12-16). Las palabras ex-
plagas de Egipto (Ex 7-11): a través plican las obras... y las obras confir-
de ellas Dios manifiesta que está pre- man las palabras.
sente y actúa con poder, y da a en- Y así ha de ser en la Iglesia de to-
tender al Faraón y a los egipcios que das las épocas y lugares. Los signos
lo que dice a través de su enviado y prodigios muestran la veracidad
Moisés no es una pretensión absur- del testimonio central de los discí-
da. La salida de Egipto, la conduc- pulos: que Cristo está vivo, que ha
ción por el desierto, la entrada en la resucitado y es el Señor. No puede
Tierra prometida... serán otros tan- ser de otra manera: así Dios se ha
tos hechos a través de los que Dios revelado y así quiere seguir dándose
seguirá revelándose a su pueblo. a conocer hasta el fin del mundo y
Así fue en Jesús. Él no sólo anun- hasta los confines de la tierra.
ció con su palabra que el Reino de
Dios había llegado; manifestó con «Se adherían al Señor» (5,12)
sus milagros que efectivamente el En el tercer resumen de la vida de
Reino de Dios, con todo su poder, la primitiva comunidad, después de
había irrum-pido en la historia de los
48 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

mencionar las muchas señales y pro- guos. Sabe que el que no quiere creer,
digios que realizaban los apóstoles, jamás dará el paso a la fe por mu-
San Lucas añade que «el pueblo ha- chos signos que vea (Lc 16,31), como
blaba de ellos con elogio» y afirma de hecho ocurrió a muchos testigos
que «los creyentes cada vez en ma- de sus milagros. Y por otra parte no
yor número se adherían al Señor, una se fía del que cree sólo por los sig-
multitud de hombres y mujeres» nos que ve (Jn 2,23-24). Por eso elo-
(5,13-14). Con este inciso da a en- gia al que cree apoyado sólo en su
tender –aun sin decirlo explícitamen- palabra (Jn 4,50; Mt 8,8-10), aunque
te– que esos signos y prodigios ayu- condesciende en hacer milagros que
daban a muchos a dar el paso a la fe. ayuden a la fe (Mc 2,9-11).
Sí se dice de manera explícita en Podemos decir que si los signos y
los dos milagros de Pedro narrados prodigios fueron necesarios para que
en el capítulo 9. Tras la curación del el Evangelio se abriera paso en el
paralítico Eneas, el relato afirma: mundo pagano de la antigüedad, tam-
«Todos los habitantes de Lida y bién lo son para la nueva evangeli-
Sarón le vieron y se convirtieron al zación de nuestro mundo neopagano.
Señor» (9,35). Del mismo modo, des- Sin absolutizarlos, pues son sólo sig-
pués de la resurrección de Tabita: nos, indicios que apuntan a la vera-
«Esto se supo en todo Joppe y mu- cidad y realidad de Cristo; sin abso-
chos creyeron en el Señor» (9,42). lutizarlos, pues la fe será siempre un
Sin embargo, es cierto que los sig- acto libre del hombre que decide en-
nos por sí solos son ambiguos. Cuan- tregarse al Señor. Pero tampoco res-
do Pablo cura al tullido de Iconio, la tándoles nada del valor que Dios
gente grita entusiasmada: «Dioses mismo ha querido darles como sig-
en figura de hombres han bajado has- nos de credibilidad del mensaje,
ta nosotros» (14,11). Y a duras pe- como ayuda para la fe al hombre de
nas pudieron evitar que les ofrecie- buena voluntad.
ran un sacrificio (14,13-18). Por tanto, ni buscar el milagro por
Por eso, lo normal es que al signo el milagro, ni tampoco despreciar-
–como en la curación del tullido de los dando por sentado que Dios no
la puerta Hermosa del templo– vaya los quiere otorgar o que no son con-
unido el anuncio explícito de Cristo venientes. Son signos de la fe, dados
(3,12-26), y que a ambos siga la con- por el Señor a los creyentes y como
versión y la fe en el Señor Jesús ayuda para creer (Mc 16,17-20). No
(4,4). son fin en sí mismos, sino dones con
los que Cristo equipa a su Iglesia para
Por lo demás, este modo de actuar evangelizar con poder y abrir las
sigue el estilo y la pedagogía de Je- mentes y corazones al Evangelio.
sús en los evangelios. Él sabe que
los signos son insuficientes y ambi-
Julio Alonso Ampuero 49

Dones y carismas al tullido de nacimiento (3,16).


En este mismo sentido hemos de en- Encontramos también el don de len-
tender los diversos dones y carismas guas (2,4.11; 10,46; 19,6), que es ante
que aparecen en el libro de los He- todo una oración de alabanza y glo-
chos. Con ellos el Señor sostiene y rificación de Dios, aunque puede
conforta –de manera evidente y so- también contener un mensaje para la
brehumana– a una Iglesia empeñada comunidad que ha de ser interpreta-
en la misión –también sobrehumana– do (cf 1 Cor 14).
de llevar el Evangelio hasta los con- Del mismo modo, cuando es nece-
fines de la tierra. sario, el Señor guía a los suyos sir-
Ya hemos hablado de los milagros viéndose de visiones y sueños
de curaciones y resurrecciones obra- (10,3.9ss; 16,9-10).
das por Dios a través de los apósto- Y don especial del Espíritu parece
les. También vimos en el capítulo también la capacidad de detectar el
anterior el don de la profecía. Pero espíritu del mal y vencerlo con el po-
se mencionan otros. der de Cristo en el caso de Simón el
Cuando se elige a los siete se pide mago (8,9-24), del mago Elimas
que sean hombres llenos de Espíritu (13,6-12) o de la muchacha poseída
de sabiduría (6,3), don que aparece de espíritu adivino (16,16-18).
especialmente resaltado en la poste-
rior actuación de Esteban (6,10); con
él defiende la fe y da testimonio del
Señor (7,2ss).
Un don especial de conocimiento
de los corazones es otorgado a Pe-
dro para conocer el fraude de
Ananías y Safira (5,3ss). 7. Con María
También encontramos el don de la
fe. No nos referimos a la fe dogmáti-
ca, sino a esa fe de la que Jesús ha-
Una sola vez se menciona en los
bía hablado como capaz de mover
Hechos a «María, la madre de Je-
montañas (Mt 21,21) y de hacer obras
sús» (1,14). Lo mismo que en los
mayores que las suyas propias (Jn
Evangelios, su presencia es suma-
14,12); se trata de esa fe que confía
mente discreta y pasa casi desaper-
ciegamente en el Señor aun en cir-
cibida.
cunstancias especialmente difíciles y
es capaz de realizar obras que supe- Y sin embargo, si ponemos aten-
ran toda posibilidad humana. Tal es ción, nos damos cuenta de que esa
la fe de Pedro y Juan cuando curan presencia es completamente decisi-
50 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

va. María aparece con los Doce y la La consecuencia («por eso») es que
comunidad de hermanos perseveran- el que ha de nacer será Santo e Hijo
do en oración a la espera del Espíri- de Dios; en Hechos es que los discí-
tu. La intercesión de María dispone pulos serán testigos de Jesús hasta
a la Iglesia para la efusión del Espí- los confines de la tierra.
ritu. Esto sugiere que la Iglesia está lla-
Si la Iglesia está llamada a vivir mada a prolongar la maternidad vir-
un Pentecostés permanente, eso sig- ginal de María. Si María hubiera con-
nifica que ha de convertirse en un cebido de varón habría dado a luz un
cenáculo permanente. La Iglesia debe simple hombre. Porque concibe por
vivir en oración constante, en la es- el poder del Espíritu que desciende
pera del Espíritu, en unión con Ma- sobre ella da a luz al Santo, al Hijo
ría, la madre de Jesús. Y eso, la Igle- de Dios.
sia toda: la jerarquía, los obispos y
sus colaboradores los presbíteros – De igual manera, la Iglesia está lla-
personificados en los Doce–; y la to- mada a «no conocer varón», es de-
talidad de los bautizados, hombres y cir, a no apoyarse en medios natura-
mujeres –personificados en los 120 les y a no buscar seguridades en ayu-
hermanos iniciales–. Sólo desde este das humanas. Si dependiera de ello,
cenáculo permanente la Iglesia pue- sólo produciría obras humanas, fru-
de crecer y multiplicarse. tos para este mundo y resultados a
ras de tierra. Dejándose fecundar
Pero hay más. Al mencionar a Ma- virginalmente por el poder del Espí-
ría al inicio mismo de los Hechos, ritu Santo es hecha madre fecunda y
San Lucas parece ponerla en relación engendra santos e hijos de Dios; cu-
con la presencia de María al inicio bierta por la sombra del Espíritu,
de su Evangelio (Lc 1,26-38). transmite vida divina y eterna dando
En efecto, María concibe y da a luz testimonio de Cristo hasta los confi-
al Hijo de Dios, sin colaboración de nes de la tierra.
varón, porque la fuerza del Espíritu En este sentido, podemos decir que
desciende sobre ella y la fecunda. María personifica ejemplarmente a
Ahora bien, no es casual que en Lc la Iglesia. En ella podemos contem-
1,35 y en Hch 1,8 encontremos ex- plar realizado con perfección cuanto
presiones similares. En ambos tex- en los capítulos precedentes hemos
tos se habla del «Espíritu Santo» que ido descubriendo en la Iglesia pri-
«desciende sobre» (mismo verbo) y mitiva. María es modelo de acogida
se le califica de «fuerza» o «poder» del Espíritu y de los planes de Dios
(dyna-mis; en Lucas se habla de «po- («he aquí la esclava del Señor»).
der del Altísimo», que por el parale- Evangelizada por el ángel, acepta sin
lismo se refiere al Espíritu Santo). condiciones el mensaje de Dios («há-
gase en mí según tu palabra») y se
Julio Alonso Ampuero 51

convierte en la primera evangeliza-


dora al llevar a Jesús –presente en
su seno– a casa de Isabel y permitir- Conclusión.
le que comience su acción salvífica. Prolongar
Es modelo de la Iglesia por su santi- los Hechos de los Apóstoles
dad de vida. Es modelo de oración
en el cenáculo y con el Magnificat,
en que proclama las obras grandes Terminamos como empezábamos.
realizadas por Dios. Permanece fir- El libro de los Hechos nos ha ofre-
me junto a la cruz de su Hijo y Señor cido las claves profundas que iden-
(Jn 19,25) con el alma llena de do- tifican a la Iglesia, lo que la Iglesia
lor (Lc 2,35). de todas las épocas y lugares es y
Finalmente, con esa alusión a Ma- debe ser.
ría al inicio de los Hechos y del Como realización histórica concre-
Evangelio quizá san Lucas sugiera ta de los primeros tiempos, es algo
también la función maternal de Ma- pasado. Como indicaciones esencia-
ría respecto de la Iglesia. La que en- les de lo que es constitutivo para la
gendró a Cristo, Cabeza de la Igle- Iglesia, son algo permanente. Y como
sia, colabora ahora en la gestación tales piden ser continuadas.
de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y así
es constituida madre del Cristo to- De hecho, es significativo que en
tal. Lo mismo que el nacimiento de todos los momentos de renovación a
Cristo, también el de la Iglesia se lo largo de la historia se hayan vuel-
produce «de Spiritu Sancto ex Ma- to los ojos a los Hechos de los Após-
ría Virgine». No es casual que se la toles. Muchas reformas en la Iglesia
mencione precisamente como «ma- se han inspirado, explícita o implí-
dre de Jesús». Por lo demás, la pre- citamente, en el estilo de vida de las
sencia de María entre aquellos dis- primeras comunidades cristianas.
cípulos todavía desalentados y teme- También hoy, al inicio del tercer
rosos, ¿no sugiere protección y co- milenio cristiano, el libro de los He-
bijo? chos puede y debe seguir inspirando
nuevas realizaciones y proyectos de
vida cristiana evangélica y
evangelizadora. Las circunstancias
son distintas, y continuarán cambian-
do, pero las claves profundas serán
siempre las mismas. Sin ellas no ha-
brá vitalidad, ni nueva evangeliza-
ción, ni habrá Iglesia.
52 Iglesia evangelizadora en los Hechos de los Apóstoles

No se trata de repetir, sino de pro-


longar los Hechos de los apóstoles.
El Espíritu, que continúa presente y
actuando en la Iglesia, quiere reno-
var el prodigio de Pentecostés, las
mismas maravillas obradas en los Índice
comienzos de la predicación evan-
gélica (cf. Oración colecta del Do-
mingo de Pentecostés). Maravillas
que serán nuevas, pues el Espíritu es Prólogo. Iglesia, sé lo que eres, 3.
siempre nuevo y creador.
1. Un Pentecostés permanente, 4.
Su infinita energía quiere suscitar –La promesa del Padre, 4. –La gran
comunidades llenas de la vida de cosecha, 6. –Defensa y consuelo en
Dios, que irradien y contagien; co- la persecución, 7. –El Pentecostés de
munidades débiles pero sostenidas los gentiles, 8. –Otras efusiones del
por el poder de Cristo Resucitado;
Espíritu, 9.
comunidades llenas de fervor y en-
tusiasmo, en las que la mediocridad 2. Una Iglesia llena de vitalidad,
quede desterrada; comunidades pro- 11. –«Un solo corazón y una sola
fundamente orantes, col-gadas de alma», 11. –«Todo en común», 12.
Dios; comunidades apasionadas por –Una comunidad de hermanos, 13. –
el Evangelio y llenas de ardor evan- En constante crecimiento, 14. –Lle-
gelizador; comunidades que testimo- nos de gozo, 15. –La fuerza del mar-
nien la novedad del Evangelio, de tirio, 16. –La embriaguez del Espíri-
todo el Evangelio; comunidades lle-
tu, 18.
nas de amor al mundo y a los hom-
bres hasta dar la vida por ellos... 3. Una Iglesia evangelizadora y
Todo esto es posible y necesario. evangelizada, 19. –El gran manda-
Posible, porque Dios puede y quiere to, 20. –«Daban testimonio con gran
hacerlo. Necesario, porque sin ello poder», 21. –El anuncio de la Buena
la Iglesia deja de ser luz del mundo Nueva, 22. –La fuerza del Kerygma,
y sal de la tierra y no transmite la 24. –«También a los gentiles», 25. –
salvación. Nos toca a nosotros res- «Al servicio de la Palabra», 26. –
ponder y ponernos a disposición de «Acudían asiduamente a la enseñan-
la acción del Espíritu. Si lo hacemos, za de los apóstoles», 28.
la Iglesia será de manera cada vez
más perfecta sacramento de salvación 4. El poder de la oración., 29. –A
para todos los hombres, se realizará la espera del don de lo alto, 30. –
eficazmente la nueva evangeliza- Ante la persecución, 30.–Ante las de-
ción... y los hombres creerán y ten- cisiones importantes, 31.–Para el
drán vida eterna.
Julio Alonso Ampuero 53

envío misionero, 33. –Perseveraban


en la oración, 33. –«Nos dedicare-
mos a la oración», 35. –La fracción
del pan, 35. –Oración y ayuno, 36.
5. En docilidad al Espíritu recibi-
do, 37. –«No os toca saber...», 37. –
En alas del viento, 38. –«Encadena-
do por el Espíritu», 39. –«Enorme-
mente sorprendidos», 40. –«Profeti-
zarán vuestros hijos y vuestras hijas»,
41. –«Mentir al Espíritu Santo», 43.
6. «Signos y prodigios», 44. –Acre-
ditados por Dios, 44. –Con obras y
palabras, 45. –«Se adherían al Se-
ñor», 46. –Dones y carismas, 47.
7. Con María, 48.
Conclusión. –Prolongar los Hechos
de los Apóstoles, 49.
Índice, 52.

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