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2.

LA INTERCESIÓN ES ESTAR EN LA BRECHA

Muchos creyentes no saben lo que es la intercesión. Ellos dirían que


es oración. No obstante, existen diferentes formas de oración. La
intercesión es muy diferente a otras formas ordinarias de oración. Es
una forma de oración muy específica. Intercesión, que viene de la
palabra latina intercedĕre, significa hacer una petición en nombre
de otro. Interceder es estar entre dos partes, rogando ante uno en
nombre del otro.

Modelo del Antiguo Testamento


El primer ejemplo de intercesión en la Escritura se encuentra en la
historia de Sodoma y Gomorra, dos ciudades que Dios quería destruir
a causa de los graves pecados de los habitantes. Es aquí donde
Abrahán se presenta ante Dios y le dice: « ¿Es que vas a destruir al
inocente con el culpable?». Luego sigue la acción intercesora de
Abrahán en nombre del pueblo de Sodoma y Gomorra que estaba a
punto de ser destruido (Gn 18,22-33). Aquí Abrahán está suplicando,
pidiendo de todo corazón, literalmente haciendo ruegos por la
salvación de Sodoma y Gomorra. Él lo hacía porque había una brecha
en la relación de Dios con el pueblo de Sodoma y Gomorra a causa de
sus pecados. La actitud suplicante de Abrahán es digna de atención,
pues la verdadera intercesión es implorar a Dios por otro. Abrahán
suplica como si Sodoma y Gomorra fuese suya y no se rinde tan
fácilmente.
Moisés es preeminente entre todos los hombres de oración del
Antiguo Testamento. Se puso en la brecha después de que los
israelitas pecaron contra Dios al adorar el becerro de oro, y Dios
estaba a punto de destruirlos. «Este pueblo ha cometido un pecado
gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su
pecado o me borras del libro que has escrito» (Éx 32,31-32).
También este caso hizo brecha —una ruptura en las relaciones, un
distanciamiento, una barrera— entre Dios y el pueblo de Israel. «Dios
hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la
brecha frente a él, para apartar su cólera del exterminio» (Sal
106,23).
Paw-gah
El intercesor es un mediador. «Mediación» significa colocarse en
medio de las dos partes en conflicto con el propósito de unirlos. En el
uso eclesiástico, tanto la mediación como la intercesión denotan la
intervención, en primer lugar, de Cristo y, en segundo lugar, de la
Santísima Virgen, los ángeles y los santos en nombre de los seres
humanos. Sería mejor limitar la palabra mediación para la acción de
Cristo e intercesión para la acción de la Santísima Virgen, los ángeles
y los santos. Jesús es mediador en el sentido absoluto de la palabra,
en una manera que nadie más puede ser (1 Tim 2,5). Su mediación
se centra en la restauración de la amistad entre Dios y los seres
humanos.
La palabra hebrea usada es paw-gah que se ha traducido como
«intercesión». La palabra paw-gah en el original hebreo significa
ponerse en medio de forma persistente. «Busqué entre todos ellos a
alguien que construyera una muralla y se mantuviera en la brecha
frente a mí, en favor del país, para que no lo destruyera, pero no
pude encontrarlo» (Ez 22,30). El Señor no iba a tolerar el pecado del
pueblo de Israel, pero buscaba a alguien que se colocara en medio,
entre él y la gente, para que intercediera por ellos. «El Señor ha visto
consternado que nadie interviene. Su poder lo socorre, su justicia lo
apoya» (Is 59,16). La misma palabra paw-gah se utiliza aquí y se ha
traducido como «intervenir».
La Gran Muralla china
La Gran Muralla china es patrimonio de la humanidad proclamada por
la UNESCO y una de las siete maravillas del mundo. La muralla se
extiende más de seis mil cuatrocientos kilómetros aproximadamente.
Al igual que un dragón gigantesco, serpentea de un lado a otro a
través de desiertos, praderas, montañas y mesetas. Se trata del
proyecto de construcción más grande jamás realizado. El grosor de la
muralla varía entre unos cuatro metros y medio y nueve metros, y es
de hasta siete metros y medio de altura. Construida con losas de
piedra, está almenada en ambos lados con ladrillos. Un gran ejército
de hombres integrado por soldados, prisioneros y personas de la
localidad construyeron el muro desde el siglo V a. C. hasta el siglo
XVI. Se ha estimado que entre dos y tres millones de trabajadores
chinos murieron durante los dos mil cien años que llevó la
construcción de la muralla. De hecho, esta majestuosa fortaleza fue
construida con sangre, sudor y lágrimas.
¿Para qué construyeron una muralla tan gigantesca? La Gran Muralla
no es solo una pared, sino un símbolo de la sabiduría, valentía y
tenacidad del pueblo chino. Fue construida con el propósito de
proteger el norte de China de los mongoles y otros invasores. En su
apogeo, la muralla solía ser vigilada por más de un millón de
hombres. Los guerreros estaban emplazados a lo largo de la
construcción, como una primera línea de defensa contra el enemigo
invasor. Al igual que los chinos construyeron la Gran Muralla para
proteger el territorio chino de la invasión de los mongoles y otros, el
intercesor construye un muro por medio de la oración para proteger
el dominio del Reino de Dios en la tierra y en los corazones y mentes
del pueblo de Dios. El muro construido por el intercesor también
salva a la personas de la ira de Dios.
3. INTERCESIÓN EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA

La intercesión en el Antiguo Testamento


Personajes del Antiguo Testamento como Abraham, Moisés, Elías, Job
y Amos fueron grandes intercesores. Hablando sobre Abraham, el
Señor le dijo a Abimelec: “Él es un profeta, y va a interceder en tu
favor” (Gen 20, 7). Es por su poder intercesor (Gen 18, 22–33) que
Abraham mereció ser llamado profeta (Gen 20, 7). De hecho, los
profetas eran hombres de oración: Elías (1 Reyes 18, 36), Samuel
(Jer 15, 1) y Amos (Amos 7, 1–6). La tradición judía recuerda a
Jeremías como un hombre que “ora mucho por su pueblo y por la
ciudad santa” (2 Mac 15, 14). La intercesión estaba considerada
como una función esencial del oficio de profeta. “Pero si ellos son
realmente profetas, y si la palabra del Señor esta con ellos, que
intervengan ante el Señor de los ejércitos…” (Jer 27, 18). Igual que
se espera que el profeta sea el portavoz de Dios en medio de su
pueblo, así también él ha de ser el mediador de sus necesidades ante
Dios. Por eso Samuel sintió que era un pecado no orar por su pueblo:
“En lo que a mí respecta, ¡lejos de mi pecar contra el Señor, dejando
de rogar por vosotros! Yo os ensenare el camino bueno y recto.” (1
Sam 12, 23).

La intercesión en el ministerio paulino


San Pablo comprendió esta responsabilidad muy bien. Algo que Pablo
hizo como apóstol y ministro de la Palabra fue interceder por el
pueblo bajo su cuidado espiritual. “Y aparte de otras cosas, mi
responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. Quien
desfallece sin que desfallezca yo? .Quien sufre escandalo sin que yo
me abrase?”(2 Co 11, 28–29). Parece haber existido una especie de
“peso” experimentado por San Pablo a causa de su ‘ansiedad
espiritual’ por los miembros de las Iglesias que estableció.
San Pablo llego hasta el extremo de decir que el sufría como la madre
en el parto hasta el momento en que Cristo que estaba en ellos como
un embrión, naciera. “¡Hijos míos!, por quienes sufro de nuevo
dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros…” (Gal 4,
19). Tal sufrimiento le permitía interceder por ellos constantemente:
“rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos
vosotros” (Fil 1, 4). Exigía oración sin cesar: “Por eso, tampoco
nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y
de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda
sabiduría e inteligencia espiritual…” (Col 1, 9).

4. INTERCESIÓN EN LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA CATÓLICA

Aunque en la liturgia eucarística y en la oración de la Iglesia abunda


la intercesión, la importancia y urgencia de interceder no había sido
entendida ni apreciada del todo por los fieles. Fue con la llegada de la
Renovación Carismática Católica que recibió un gran impulso y se
comenzaron a organizar retiros y seminarios específicamente sobre el
tema. Se organizan en diversos lugares vigilias de intercesión,
jornadas regionales y nacionales sobre intercesión, oración con
ayuno, cuarenta horas de adoración e intercesión, etc. Han surgido
centros de intercesión y capillas de adoración perpetua y, del mismo
modo, hay un gran número de personas que han sentido el llamado a
ser intercesores y que dedican gran parte de su tiempo a interceder
por la renovación de la Iglesia y la evangelización del mundo.
También sé de personas que han entregado toda su vida a la causa
de la intercesión. No será una exageración decir que la intercesión no
solo recibió un gran impulso sino que también pasó a ser reconocida
y promovida por la Iglesia con el esparcimiento de la Renovación.

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