Muchos creyentes no saben lo que es la intercesión. Ellos dirían que
es oración. No obstante, existen diferentes formas de oración. La intercesión es muy diferente a otras formas ordinarias de oración. Es una forma de oración muy específica. Intercesión, que viene de la palabra latina intercedĕre, significa hacer una petición en nombre de otro. Interceder es estar entre dos partes, rogando ante uno en nombre del otro.
Modelo del Antiguo Testamento
El primer ejemplo de intercesión en la Escritura se encuentra en la historia de Sodoma y Gomorra, dos ciudades que Dios quería destruir a causa de los graves pecados de los habitantes. Es aquí donde Abrahán se presenta ante Dios y le dice: « ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?». Luego sigue la acción intercesora de Abrahán en nombre del pueblo de Sodoma y Gomorra que estaba a punto de ser destruido (Gn 18,22-33). Aquí Abrahán está suplicando, pidiendo de todo corazón, literalmente haciendo ruegos por la salvación de Sodoma y Gomorra. Él lo hacía porque había una brecha en la relación de Dios con el pueblo de Sodoma y Gomorra a causa de sus pecados. La actitud suplicante de Abrahán es digna de atención, pues la verdadera intercesión es implorar a Dios por otro. Abrahán suplica como si Sodoma y Gomorra fuese suya y no se rinde tan fácilmente. Moisés es preeminente entre todos los hombres de oración del Antiguo Testamento. Se puso en la brecha después de que los israelitas pecaron contra Dios al adorar el becerro de oro, y Dios estaba a punto de destruirlos. «Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito» (Éx 32,31-32). También este caso hizo brecha —una ruptura en las relaciones, un distanciamiento, una barrera— entre Dios y el pueblo de Israel. «Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él, para apartar su cólera del exterminio» (Sal 106,23). Paw-gah El intercesor es un mediador. «Mediación» significa colocarse en medio de las dos partes en conflicto con el propósito de unirlos. En el uso eclesiástico, tanto la mediación como la intercesión denotan la intervención, en primer lugar, de Cristo y, en segundo lugar, de la Santísima Virgen, los ángeles y los santos en nombre de los seres humanos. Sería mejor limitar la palabra mediación para la acción de Cristo e intercesión para la acción de la Santísima Virgen, los ángeles y los santos. Jesús es mediador en el sentido absoluto de la palabra, en una manera que nadie más puede ser (1 Tim 2,5). Su mediación se centra en la restauración de la amistad entre Dios y los seres humanos. La palabra hebrea usada es paw-gah que se ha traducido como «intercesión». La palabra paw-gah en el original hebreo significa ponerse en medio de forma persistente. «Busqué entre todos ellos a alguien que construyera una muralla y se mantuviera en la brecha frente a mí, en favor del país, para que no lo destruyera, pero no pude encontrarlo» (Ez 22,30). El Señor no iba a tolerar el pecado del pueblo de Israel, pero buscaba a alguien que se colocara en medio, entre él y la gente, para que intercediera por ellos. «El Señor ha visto consternado que nadie interviene. Su poder lo socorre, su justicia lo apoya» (Is 59,16). La misma palabra paw-gah se utiliza aquí y se ha traducido como «intervenir». La Gran Muralla china La Gran Muralla china es patrimonio de la humanidad proclamada por la UNESCO y una de las siete maravillas del mundo. La muralla se extiende más de seis mil cuatrocientos kilómetros aproximadamente. Al igual que un dragón gigantesco, serpentea de un lado a otro a través de desiertos, praderas, montañas y mesetas. Se trata del proyecto de construcción más grande jamás realizado. El grosor de la muralla varía entre unos cuatro metros y medio y nueve metros, y es de hasta siete metros y medio de altura. Construida con losas de piedra, está almenada en ambos lados con ladrillos. Un gran ejército de hombres integrado por soldados, prisioneros y personas de la localidad construyeron el muro desde el siglo V a. C. hasta el siglo XVI. Se ha estimado que entre dos y tres millones de trabajadores chinos murieron durante los dos mil cien años que llevó la construcción de la muralla. De hecho, esta majestuosa fortaleza fue construida con sangre, sudor y lágrimas. ¿Para qué construyeron una muralla tan gigantesca? La Gran Muralla no es solo una pared, sino un símbolo de la sabiduría, valentía y tenacidad del pueblo chino. Fue construida con el propósito de proteger el norte de China de los mongoles y otros invasores. En su apogeo, la muralla solía ser vigilada por más de un millón de hombres. Los guerreros estaban emplazados a lo largo de la construcción, como una primera línea de defensa contra el enemigo invasor. Al igual que los chinos construyeron la Gran Muralla para proteger el territorio chino de la invasión de los mongoles y otros, el intercesor construye un muro por medio de la oración para proteger el dominio del Reino de Dios en la tierra y en los corazones y mentes del pueblo de Dios. El muro construido por el intercesor también salva a la personas de la ira de Dios. 3. INTERCESIÓN EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA
La intercesión en el Antiguo Testamento
Personajes del Antiguo Testamento como Abraham, Moisés, Elías, Job y Amos fueron grandes intercesores. Hablando sobre Abraham, el Señor le dijo a Abimelec: “Él es un profeta, y va a interceder en tu favor” (Gen 20, 7). Es por su poder intercesor (Gen 18, 22–33) que Abraham mereció ser llamado profeta (Gen 20, 7). De hecho, los profetas eran hombres de oración: Elías (1 Reyes 18, 36), Samuel (Jer 15, 1) y Amos (Amos 7, 1–6). La tradición judía recuerda a Jeremías como un hombre que “ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa” (2 Mac 15, 14). La intercesión estaba considerada como una función esencial del oficio de profeta. “Pero si ellos son realmente profetas, y si la palabra del Señor esta con ellos, que intervengan ante el Señor de los ejércitos…” (Jer 27, 18). Igual que se espera que el profeta sea el portavoz de Dios en medio de su pueblo, así también él ha de ser el mediador de sus necesidades ante Dios. Por eso Samuel sintió que era un pecado no orar por su pueblo: “En lo que a mí respecta, ¡lejos de mi pecar contra el Señor, dejando de rogar por vosotros! Yo os ensenare el camino bueno y recto.” (1 Sam 12, 23).
La intercesión en el ministerio paulino
San Pablo comprendió esta responsabilidad muy bien. Algo que Pablo hizo como apóstol y ministro de la Palabra fue interceder por el pueblo bajo su cuidado espiritual. “Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. Quien desfallece sin que desfallezca yo? .Quien sufre escandalo sin que yo me abrase?”(2 Co 11, 28–29). Parece haber existido una especie de “peso” experimentado por San Pablo a causa de su ‘ansiedad espiritual’ por los miembros de las Iglesias que estableció. San Pablo llego hasta el extremo de decir que el sufría como la madre en el parto hasta el momento en que Cristo que estaba en ellos como un embrión, naciera. “¡Hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros…” (Gal 4, 19). Tal sufrimiento le permitía interceder por ellos constantemente: “rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros” (Fil 1, 4). Exigía oración sin cesar: “Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual…” (Col 1, 9).
4. INTERCESIÓN EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
Aunque en la liturgia eucarística y en la oración de la Iglesia abunda
la intercesión, la importancia y urgencia de interceder no había sido entendida ni apreciada del todo por los fieles. Fue con la llegada de la Renovación Carismática Católica que recibió un gran impulso y se comenzaron a organizar retiros y seminarios específicamente sobre el tema. Se organizan en diversos lugares vigilias de intercesión, jornadas regionales y nacionales sobre intercesión, oración con ayuno, cuarenta horas de adoración e intercesión, etc. Han surgido centros de intercesión y capillas de adoración perpetua y, del mismo modo, hay un gran número de personas que han sentido el llamado a ser intercesores y que dedican gran parte de su tiempo a interceder por la renovación de la Iglesia y la evangelización del mundo. También sé de personas que han entregado toda su vida a la causa de la intercesión. No será una exageración decir que la intercesión no solo recibió un gran impulso sino que también pasó a ser reconocida y promovida por la Iglesia con el esparcimiento de la Renovación.
Seguidor: Renunciar a mí mismo y seguir a Jesús para vivir el discipulado radical y la obediencia a Cristo. Experimentar una vida de fe radical y entrega total a Dios
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