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Texto 2 sugerentes, de cuanto fuera lúgubre,

melancólico, sollozante, tormentoso,


1. Los adjetivos son las arrugas del ululante, desolado, sombrío, medieval,
estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la crepuscular y funerario. Los simbolistas
prosa, de modo natural, sin acudir al llamado reunieron adjetivos evanescentes, grisáceos,
de una costumbre, regresan a su universal aneblados, difusos, remotos, opalescentes,
depósito sin haber dejado mayores huellas en tanto que los modernistas
en una página. Pero cuando se les hace latinoamericanos los tuvieron helénicos,
volver a menudo, cuando se les confiere una marmóreos, versallescos, ebúrneos,
importancia particular, cuando se les otorga panidas, faunescos, samaritanos, pausados
dignidades y categorías, se hacen arrugas, en sus giros, sollozantes en sus violonchelos,
arrugas que se ahondan cada vez más, hasta áureos en sus albas: de color absintio cuando
hacerse surcos anunciadores de decrepitud, de nepentes se trataba, mientras leve y aleve
para el estilo que los carga. Porque las ideas se mostraba el ala del leve abanico. Al
nunca envejecen, cuando son ideas principio de este siglo, cuando el ocultismo
verdaderas. Tampoco los sustantivos. se puso de moda en París, SarPéladan
Cuando el Dios del Génesis luego de poner llenaba sus novelas de adjetivos que
luminarias en el haz del abismo, procede a la sugirieran lo mágico, lo caldeo, lo estelar y
división de las aguas, este acto de dividir las astral. Anatole France, en sus vidas de
aguas se hace imagen grandiosa mediante santos, usaba muy hábilmente la
palabras concretas, que conservan todo su adjetivación de Jacobo de la Vorágine para
potencial poético desde que fueran darse "un tono de época". Los surrealistas
pronunciadas por vez primera. Cuando fueron geniales en hallar y remozar cuanto
Jeremías dice que ni puede el etíope mudar adjetivo pudiera prestarse a especulaciones
de piel, ni perder sus manchas el leopardo, poéticas sobre lo fantasmal, alucinante,
acuña una de esas expresiones poético- misterioso, delirante, fortuito, convulsivo y
proverbiales destinadas a viajar a través del onírico. En cuanto a los existencialistas de
tiempo, conservando la elocuencia de una segunda mano, prefieren los purulentos e
idea concreta, servida por palabras irritantes.
concretas. Así el refrán, frase que expone 3. Así, los adjetivos se transforman, al
una esencia de sabiduría popular de cabo de muy poco tiempo, en el
experiencia colectiva, elimina casi siempre el academicismo de una tendencia literaria, de
adjetivo de sus cláusulas: "Dime con quién una generación. Tras de los inventores reales
andas...", " Tanto va el cántaro a la fuente...", de una expresión, aparecen los que sólo
" El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por captaron de ella las técnicas de matizar,
instinto, quienes elaboran una materia colorear y sugerir: la tintorería del oficio. Y
verbal destinada a perdurar, desconfían del cuando hoy decimos que el estilo de tal
adjetivo, porque cada época tiene sus autor de ayer nos resulta insoportable, no
adjetivos perecederos, como tiene sus nos referimos al fondo, sino a los oropeles,
modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes lutos, amaneramientos y orfebrerías, de la
o leontinas. adjetivación.
2. El romanticismo, cuyos poetas 4. Y la verdad es que todos los grandes
amaban la desesperación -sincera o fingida- estilos se caracterizan por una suma
tuvo un riquísimo arsenal de adjetivos parquedad en el uso del adjetivo. Y cuando
se valen de él, usan los adjetivos más
concretos, simples, directos, definidores de
calidad, consistencia, estado, materia y
ánimo, tan preferidos por quienes
redactaron la Biblia, como por quien escribió
el Quijote.

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