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ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México
Resumen: Muchos aspectos del ritual continúan siendo objeto de debate en antropología, confron-
tando diversas corrientes y autores, pese a ello, hay un punto en el que al parecer todos coinciden:
el ritual expresa, comunica y refleja la identidad de los grupos sociales que lo realizan. En este
artículo se reflexiona sobre el carácter problemático de este supuesto a través del caso de las pas-
torelas que se realizan en el territorio purépecha. Asumiendo que de cualquier modo no podemos
evitar recurrir a la noción de identidad, el texto nos plantea que en la pastorela no está implicada
una identidad sino una variedad de identidades. Éstas no son simple expresión o reflejo de la
identidad tal como se siente o se concibe en la vida ordinaria. En la pastorela las identidades se
presentan de manera inhabitual: se afirman y al mismo tiempo se niegan. Para ello la autora
hace una revisión crítica de las teorías clásicas del ritual y construye un enfoque alternativo.
Palabras clave: identidad, ritual, pastorela, purépechas.
Abstract: Many aspects of rituals are still the focus of debate in Anthropology, pitting diverse
schools of thought and authors in direct confrontation one with another. However, there is conver-
gence among them that rituals express, communicate, and reflect the identity of the social groups
who perform these rituals. This article reflects on the problematical character of this assumption
by examining Christmas plays carried out in the Purépechan area. Given that the idea of identity
cannot be overlooked, the text points out not one, but several identities are involved in these
Christmas plays. They are not simple expressions or reflections of identity as perceived in ordi-
nary life. In Christmas plays identities are presented in unusual ways: they are affirmed at the
same time they are negated. For this purpose the author undertakes a critical review of classic
theories of ritual and builds an alternative perspective.
Keywords: Identity, ritual, Christmas play (“pastorela”), Purépechas.
L
a pastorela es una modalidad de remite, en principio, a un pasaje evan-
narrativa y de ejecución corpo- gélico en el cual se narran las vicisitu-
ral —o, para darse a entender des de los pastores en su afán de
rápidamente, digamos que es un tipo venerar el nacimiento de Jesucristo.
En un sentido, podría decirse que la
*Doctora en artes, filosofía y estética por la
Universidad de París 8. Especialidad en etnoes-
pastorela es una representación vi-
cenología. Profesora-investigadora de El Cole- viente de los nacimientos que en Méxi-
gio de Michoacán. co se acostumbra instalar durante la
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Navidad. Sin embargo, tanto éstos pués de la Navidad, habría que tener
como el pasaje evangélico suelen adqui- en cuenta que cada poblado ha puesto
rir una variedad de formas según el el acento en una de las etapas o situa-
contexto social y cultural donde se rea- ciones asociadas al nacimiento del Niño
liza. Así, por ejemplo, las pastorelas del Dios. Acontecimiento que, pese a la di-
medio rural e indígena se distinguen versidad formal, constituye el punto
claramente respecto de las que se pre- unificador —vinculado estrechamente
sentan en contextos urbanos. En es con la figura del diablo y a la del án-
tos últimos, la pastorela se asocia con gel— de este tipo de escenificaciones. A
los festejos navideños, por lo que resul- este respecto, si en algunos poblados
taría inconcebible realizarla en otra consideran más importante el día del
época del año. En cambio, en el medio nacimiento del Niño Dios, otros en
rural e indígena, pueden realizarse en el cambio otorgan mayor relevancia a la
mes de febrero, marzo e incluso en cual- visita de los Reyes Magos, mientras
quier otro momento del año. otros enfatizan el día en que el niño
Las pastorelas en el medio rural Jesús fue presentado al templo, otros
pueden formar parte de las fiestas del remontan hasta el día en que fue con-
ciclo de vida —bodas y bautizos—1 o cebido.3 De ahí que las pastorelas pue-
bien de celebraciones de carácter cívico dan realizarse desde diciembre hasta
—la visita de un funcionario—, y de marzo e incluso en julio y agosto. Ha-
festividades en que lo religioso, lo civil bría que considerar también que, en
—o cívico— y la reivindicación étnica algunas regiones, la presentación prin-
se imbrican, como por ejemplo el Año cipal de la pastorela se rige por un sis-
Nuevo purépecha.2 De modo que prác- tema de rotación que involucra a varios
ticamente cualquier ocasión festiva es poblados dentro de una región. En la
propicia para ver y realizar una pasto- zona lacustre de Michoacán, por ejem-
rela. Para entender por qué se siguen plo, la pastorela —al igual que la fies
llevando a cabo en el medio rural des- ta del Corpus Christi o chananskua
(Castilleja, 2004) sigue un circuito de
1
En julio de 2010, en Huétamo, Michoacán, presentaciones: primero en un pobla-
se realizó una pastorela como parte de la cele- do el 24 de diciembre, luego en otro el
bración de una boda (Gabriela Zamorano, comu-
nicación personal).
6 de enero, y así sucesivamente, hasta
2
En el marco del programa de celebraciones culminar en Tócuaro el 4 o 5 de febre-
del Año Nuevo purépecha que se llevó a cabo en ro, cerrando el circuito. De este modo
Chilchota en febrero de 2008, se presentó un se crean las condiciones para que las
segmento —el diálogo entre los luzbeles y el ar-
cángel Miguel— de la pastorela que, no obstan-
personas que habitan en un poblado
te, se realiza de manera tradicional en diciembre
en Comachuén. Mientras en el Año Nuevo puré- 3
Es el caso de Santo Domingo, zona media
pecha que tuvo lugar en Jarácuaro, en febrero de de San Luis Potosí, en el que la presentación
2011, se presentó una pastorela que, como se in- principal tiene lugar el 18 de marzo debido a
dica en el programa es “danza representativa” que es el día en que el Niño Dios debió ser conce-
de la comunidad de Tsurumuta y de la región bido, por lógica, nueve meses antes del 24 de di-
lacustre. ciembre (García Lam, 2009).
participen en las pastorelas de los po- que no exclusivo, ya que por lo común
blados circunvecinos, reforzando así entra en juego una multiplicidad de re-
los lazos de intercambio y reciproci- ferentes— el nacimiento de Jesucristo.
dad entre ellos.
Si consideramos al conjunto de po- ALGUNAS INTERROGANTES
blados rurales e indígenas donde las
pastorelas se llevan a cabo, año con año El propósito principal de este artículo
y de manera tradicional —involucran- es presentar los avances de una inves-
do a por lo menos tres generaciones de tigación en curso sobre las pastorelas
participantes— abarcaríamos una ex- que se realizan en el territorio purépe-
tensísima área geográfica. Tendríamos cha de Michoacán. En esta ocasión
que ampliar la mirada hacia el norte, centraré el análisis en la identidad o,
desde Nuevo México, Texas, Colorado, más precisamente, las identidades. Un
Arizona y California, e igualmente ha- postulado que —como veremos más
cia el sur hasta Honduras y Nicaragua; adelante— ha sido muy influyente en
en México, desde Yucatán y Oaxaca antropología, según el cual los rituales
hasta Nuevo León y Sinaloa pasando dicen y/o dan a ver lo que es un deter-
por Colima, Jalisco, Michoacán, Gua- minado grupo social, resulta, en un
najuato, Zacatecas y San Luis Potosí primer momento, muy sugerente e in-
(León, 1906; Cole, 1907; Robe, 1954; Ro- negable. Los rituales son una pantalla
mero Salinas, 1984; Sabido, 2000; Ara- en la que los grupos sociales se reflejan
cil et al., 2004; García Lam, 2009; tal como son, o tal como se conciben a
Albalá, 2002; Camacho, 2004). sí mismos y desean ser vistos por otros.
Pese a la variedad de formas que Pensándolo más detenidamente, surge
adquieren los escenarios, los persona- una serie de interrogantes: ¿por qué
jes, el vestuario y los objetos escénicos, para comunicar sobre su identidad las
podemos distinguir una pastorela por personas tendrían que recurrir a un
la presencia de dos personajes: el dia- medio tan complicado y que exige tan-
blo y el ángel. Éstos encarnan dos de to esfuerzo como el lenguaje corporal?
los valores fundamentales del ser hu- ¿Por qué no utilizarían medios que
mano: el bien y el mal o, para ser más resultan más directos y eficaces en
precisos en lo que concierne a los puré- términos de información y de comuni
pechas, lo bueno y lo no-bueno, que en cación? Tratando de aplicar este postu-
idioma vernáculo se expresan con las lado para explicar lo que sucede en las
expresiones ampakiti y no ampakiti. pastorelas que se realizan en el área
Esta última palabra se usa también bajo estudio, surgen otras preguntas:
para referirse al diablo. Además, sabe- ¿si la intención es expresar la identi-
mos que se trata de una pastorela —y dad purépecha, qué vienen a hacer
no de un carnaval o de otro evento en personajes tales como los rancheros,
el que también aparece el diablo— por- los luzbeles y los diablos? ¿Si de lo que
que la lucha entre el diablo y el ángel se trata es de decir y mostrar la identi-
tiene como referente principal —aun- dad de los purépechas, por qué se ha-
cen pasar por rancheros —se visten y una cualidad a otra. En un segundo
se comportan como mestizos o blancos momento expondremos los argumen-
ganaderos, adoptan sus valores cultu- tos de una revisión crítica de las con-
rales y sociales— en el curso de la pas- cepciones de la identidad y de los
torela? Es reveladora a este respecto la enfoques antropológicos, que ven sig-
elocución de uno de los personajes: “Soy nos de ésta en el ritual. Por último ob-
ranchera de las buenas, ranchera ori- servaremos cómo se ponen en marcha,
ginal. Y toda mi descendencia, ranche- cómo se actúan las identidades en la
ros para adular” 4. Si el ritual expresa pastorela.
la cosmovisión de los purépechas, ¿por
qué la pastorela tiene como referente ¿ACASO LAS PASTORELAS TENDRÍAN
un pasaje evangélico que proviene pre- UNA IDENTIDAD?
cisamente de una cosmovisión impues-
ta por los españoles? ¿Por qué en la En los últimos años, con el auge de los
pastorela las identidades, étnica y de movimientos de reivindicación étnica y
género tienen que presentarse de ma- de la aparición de un sector social lla-
nera inhabitual? Me refiero, por ejem- mado intelectuales purépechas, se ma-
plo, a los aspectos siguientes: una nifiesta a la vez una tendencia, casi
afirmación de identidad es al mismo generalizada, a poner el calificativo de
tiempo testimonio de diferencia, una purépecha a buena parte de las prác
expresión de halago es al mismo tiem- ticas sociales y/o culturales que se lle-
po burla, la de autoridad es sumisión, van a cabo en la región donde habita
provocando un efecto de contradicción. el grupo étnico en cuestión. Así, por
Así, por ejemplo, en su actuación los ejemplo, se han vuelto recurrentes ex-
rancheros unen identidades que en la presiones como “Corpus Cristi purépe-
vida ordinaria resultan incompatibles: cha”, “Carnaval purépecha” o “Pastorela
ser indígena y a la vez ranchero, ser purépecha”. La lógica de razonamiento
una mujer liberada y a la vez sumisa y que subyace a esta adjetivación sería
recatada, refrendar reconocimiento al más o menos la siguiente: la identidad
gobierno y al mismo tiempo culparlo es algo, un núcleo duro, una esencia,
de los males que soporta el ranchero. una cosa, que las personas tienen o de-
Cabe preguntarse, en fin, si acaso mos- ben tener; los purépechas tienen o
trar signos de etnicidad o reafirmar la deben tener una identidad, todo lo que
identidad étnica sería la única, o siquie- ellos hacen es por tanto purépecha, ya
ra la principal, finalidad de la pastorela. que esa esencia se plasma tal cual en
Para responder a estas interrogantes todo lo que ellos hacen. No es de sor-
primero haremos una exploración a tra- prender que asuman la idea, que revi-
vés del espacio y del tiempo para obser- saremos más adelante, según la cual los
var cómo la pastorela ha transitado de rituales expresan o comunican la iden-
tidad de los grupos que los realizan.
4
Notas de mi Diario de campo, Comachuen Esta tendencia a la “purepechización”
24 de diciembre de 2011. de prácticamente todo incurre en una
luzbeles y sin la danza de los cientos de rural antes que en zonas urbanas. Esto
diablos menores. A partir de esta ob- se explica por el hecho de que con fre-
servación se puede plantear la siguien- cuencia las zonas rurales quedaron
te hipótesis: si bien es cierto que la fuera de un estrecho control colonial.7
serie de obras con el tema de los Reyes
Magos, impulsada por los francisca TRANSITAR HACIA EL TERRITORIO
nos durante el siglo xvi (El coloquio de PURÉPECHA
los pastores de Sinaloa, 1596; El ofreci-
miento de los Reyes, Tlaxcala, 1535 o Desde el estudio pionero de Stanley L.
1536; La adoración de los Reyes ¿1760? Robe, Coloquio de pastores from Jalis-
y La comedia de los Reyes, Tlatelolco, co (1954), las investigaciones sobre la
1607) no es la fuente directa de las pas- pastorela se han concentrado particu-
torelas que se realizan actualmente en larmente en dicho estado. Así lo indica
el medio rural, es probable que sí lo la cantidad —considerablemente más
fueran obras con otros temas e impul- extensa comparada con la relativa a
sadas por los franciscanos mismos. Me otros estados— de obras publicadas
refiero a las obras en que de algún modo sobre las pastorelas de Jalisco (Alba,
se representó al diablo. Dicho lo cual, es 1978; Sánchez Olmedo, 1993; Cama-
preciso reconocer que en esta serie do- cho, 2004, De Híjar Ornelas, 2008). Ha-
cumentada por Horcasitas (1974: 247- ciendo una revisión bibliográfica, así
33), en por lo menos tres obras, pese a sea somera, se puede constatar que
que el tema principal es la visita de los
Reyes y éstos los personajes centrales, 7
Debemos tener en cuenta que incluso en los
aparece ya el diablo. Tales obras son: periodos en que se intentó ejercer un control ab-
Los tres Reyes de Cuernavaca, 1535- soluto sobre prácticas consideradas como heréti-
1540; El auto de los Reyes Magos de cas, paganas, supersticiosas o idolátricas —que
Tlaxomulco, 1578 y La lucha entre san llegaron a ser calificadas y aún hoy en día, mani-
festaciones de culto al diablo—, como por ejem-
Miguel y Lucifer, Zapotlán, 1578. Las plo durante la Inquisición, las zonas rurales
dos últimas presentan rasgos que per- quedaron al margen. Así por ejemplo, Del Pino
duran en las pastorelas de la región sostiene, siguiendo a otros autores que han apor-
purépecha. Más adelante abundaré al tado pruebas fehacientes, que “los indios no estu-
vieran [estuvieron] finalmente sujetos al control
respecto. inquisitorial”. La lógica de razonamiento que
Para finalizar este apartado, y por sustenta esta interpretación se argumenta de
cuestiones de espacio, nos limitaremos este modo: “Algunos han relacionado de modo
tan sólo a mencionar el transitar de lo enfático la no injerencia inquisitorial directa en
el tema indiano con un concepto ‘paternalista’ de
rural a lo urbano, sobre el cual habría los españoles hacia los indios, creyéndolos inca-
que profundizar en futuros trabajos. paces de herejía o irresponsables de ella, en defi-
Podríamos suponer que como el teatro nitiva ‘menores de edad’ desde el punto de vista
es un fenómeno urbano, así también la religioso. Evidentemente hay argumentos para
sostener esta opinión incluso desde el punto de
pastorela. Pero, por sorprendente que vista jurídico (Juan Solórzano y La Nueva Reco-
parezca, en México las pastorelas se pilación indiana) y muchos religiosos argumen-
arraigan y se desarrollan en el medio taban de esta manera” (Del Pino, 2004: 284).
purépecha son habladas en español. A (Nava, 2001). Sin duda estos trabajos
través de la expresión lingüística plas- son una invaluable contribución, pero
mada en los libretos, se trata de remon- el conocimiento de las pastorelas de los
tar al origen e identificar la evolución purépechas se ha construido sobre la
de la pastorela mexicana y la de los pu- base de la expresión verbal en de
répechas en particular (Aracil, 2004), o trimento de las dimensiones de lo no-
bien se intenta reconstituir aspectos de verbal, lo corporal, los elementos
la cultura y de las relaciones sociales escenográficos, el vestuario, los univer-
de los tarascos y de los purépechas sos sonoros, la música, la coreografía,
ACTUANDO IDENTIDADES
Figura 4. Rancheras: pastorela de Turícuaro, 2012 (fotografía de Juan José Estrada Serafín).
personajes, los rancheros hacen comen- pan o adultera la leche, tal muchacho
tarios sobre cuestiones de la vida dia- que se fue “al otro lado” y tantos otros
ria, más que nada aludiendo a aspectos migrantes que ya regresaron al pueblo.
materiales: la posesión de grandes ex- La tercera secuencia es la que mar-
tensiones de tierra para el cultivo o la ca el final del evento llamado pastore-
crianza de animales, el carácter lujoso la; en algunos lugares se conoce como
de las cosas que tienen, la belleza, ho- danza de los diablos. En efecto, ésta
nestidad y rectitud de su esposa o es- consiste por lo esencial en que apare-
poso. Por momentos, esta ostentación cen decenas e incluso cientos de dia-
de riquezas se intercala con referen- blos cobrando una variedad de formas:
cias a los acontecimientos: la actuali- una máscara que claramente remite a
dad, como por ejemplo, el atentado del los políticos del momento, por ejemplo
11 de septiembre en Estados Unidos, algunos ex presidentes como Salinas o
el fraude electoral en México, etcétera. Fox; o bien a algunos militares o nar-
También remiten directamente a la ac- cos, personajes sacados de programas
tualidad local, como por ejemplo tal se- de televisión, artistas, etcétera. Estos
ñor que en su tienda vende más caro el diablos menores no hablan, simple-
mente bailan y brincan por las calles, sionantes máscaras o los misteriosos
la plaza o cualquier lugar del poblado. velos. En principio nadie debe saber
Por momentos emiten sonidos gutura- quién es el actor que encarna a tan te-
les que semejan bramidos. De hecho, rribles personajes. En cambio, la iden-
algunos parecen encarnar a ciertos tidad de quienes interpretan a los
animales (perro, toro, vaca, víbora) o al rancheros queda al descubierto ante la
diablo cuando cobra el disfraz de algún mirada del público. Por ello, ante estos
animal. Los diablos menores también actos no resulta convincente una inter-
parecen poner en duda la identidad, pretación en el sentido de visibiliza-
pero se interrogan acerca de quiénes ción de lo que la persona o el grupo es:
son los otros: los políticos, los anima- asistimos a un juego entreverado don-
les de la naturaleza o el diablo mismo. de unos actores se dan a ver, otros se
Es interesante observar, además, hacen visibles y a la vez se ocultan.
que quienes interpretan a los luzbeles Estas observaciones etnográficas
y a los diablos menores mantienen su nos conducen de vuelta a las pregun-
identidad oculta detrás de las impre- tas planteadas al comenzar este ar
ria, resolviendo así los conflictos que ritual (Díaz Cruz, 2004: 410). No so
genera la confusión de dichos papeles, lamente sigue predominando este tipo
y con ello la disolución de los lazos so- de lógicas en las interpretaciones de
ciales. Por su parte, Turner sostiene la identidad étnica en México, sino de la
que “es a través de las performances identidad regional en otras áreas geo-
rituales y teatrales que las culturas se gráficas, tal como se evidencia en la si
expresan de manera más contundente guiente cita, que hace referencia a la
sobre sí mismas y adquieren concien- fiesta de la que el ritual es parte consti-
cia de sí mismas” (citado en Goody, tutiva:
1999: 147). En fin, más recientemente
se acuñó la expresión “ceremonia defi- […] un agregado social entra en con-
nicional” para referirse a un tipo de tacto con las fuentes últimas de su
ceremonia en la que “los grupos socia- identidad y reconstituye la experien-
les se dan a ver tal como son o como cia de comunidad imaginada mediante
desean ser vistos por los otros” (Díaz la actuación de grupos específicos
Cruz, 2004: 411). Así, dado que los gru- como agentes del ritual festivo. Evi
pos sociales se representan o se ponen denciando y exaltando identidades y
en escena a sí mismos por medios ri- religación, contribuye a la toma de
tuales, el ritual sería una expresión de conciencia y a la creación de identi-
la identidad colectiva. O bien, puesto dad colectiva […] Potencial que no ha
que los grupos sociales se dan a ver tal perdido en las sociedades multicultu-
como son o tal como desean ser consi- rales y globalizadas de la modernidad
derados por los otros, el ritual es una tardía, ya que vehicula la expresión
pantalla transparente, un espejo en el de identidades heteróclitas (Homobo-
que se reflejaría la identidad colectiva. no, 2004: 33).
Numerosos estudios actuales inten-
tan situarse en esta línea, en ocasiones Al respecto, cabe subrayar el cuestiona-
simplificando y reduciendo demasia miento que dirige Díaz Cruz a las citas
do aquellas interpretaciones de los que él retoma, poniendo en relieve, ade-
clásicos, tal como en las citas que Díaz más de la reificación en que incurren,
Cruz retomó de los estudios antropo- el hecho de que no aportan pruebas so-
lógicos actuales en México, por resul- bre cómo es que el ritual (o incluso el
tar “axiomáticas y representativas de ciclo ritual anual) puede expresar la
la continuidad hasta nuestros días del enorme complejidad de la cosmovisión
paradigma del Aleph”. Tales citas afir- del mundo, según se trate de la inter-
man que “en las prácticas rituales se pretación de un adepto o no […] cómo
expresan las ideas que (los yaquis y es que los rituales podrían garantizar
los mayos) tienen del orden y del por ellos mismos y por la efervescencia
mundo”; “estos rituales representan que suponen la identidad colectiva y la
la cosmovisión del grupo”; “la identi- unidad social, o mediatizar los conflic-
dad colectiva de la comunidad está ga- tos que son de naturaleza estructural
rantizada por la celebración de este (Díaz Cruz, 2004: 410).
de ganadero no tiene nada. Lo único das del ritual como una especie de
que tiene es un montón de deudas por cascarón vacío —en el que se depositan
parrandero y jugador. Es un manteni- signos, rasgos o testimonios de identi-
do, bueno para nada, que lo único que dad—, se revelan limitantes para dar
hace todo el día es rascarse la panza. cuenta de la pastorela y no solamente
de las que se realizan en la región pu-
Como se puede constatar, en esta se- répecha. Sin embargo, tampoco basta
cuencia no solamente se actúa un tipo con establecer que las identidades son
de relación, sino además que hay una múltiples, fragmentadas y fluidas. Por
condensación de varias relaciones no- sugerente que resulte, esta concepción
minalmente incompatibles o contra- de identidad no resuelve el problema.
dictorias: se actúan las relaciones Intentamos hacer una aproximación
entre grupos étnicos y gobierno, hom- apoyándonos de una propuesta alter-
bres y mujeres, hombres y animales. nativa. No obstante, para demostrar su
Es este aspecto de condensación que validez se requiere continuar explo-
los estudios clásicos del ritual, y prin rando a mayor profundidad otras di-
cipalmente del carnaval, dejaron de mensiones, por ejemplo la experiencia
lado. Y no obstante, como han demos- de los intérpretes y los efectos de la ac-
trado Houseman y Severi (1994), la tuación de las identidades en la vida
especificidad del ritual es condensar ordinaria.
modalidades de relación ordinaria-
mente incompatibles. En la secuencia BIBLIOGRAFÍA
que vengo comentando: la relación en-
tre hombres y mujeres, hombres y ani- Albalá, Paloma (2002), “Sobre la pastorela:
males. Así, por ejemplo, el secreto del a propósito de una canción navideña
marido se revela en la vida ordinaria, española en las Islas Marianas”, Revis-
se muestra como alguien que tiene éxi- ta de Literatura, vol. LXIV, núm. 128,
to y muchas riquezas pero su esposa lo pp. 365-384.
descubre de otra manera. Amós Martínez, Jorge (2001), “‘¡Ese negro
ni necesita máscara!’ Danzas de ‘negri-
CONCLUSIÓN tos’ en cuatro pueblos de Michoacán.
Historia Tradición y corporeidad”, tesis
Las pastorelas que se realizan en la de maestría, Zamora, El Colegio de Mi-
región purépecha revisten un interés choacán.
particular para la reflexión sobre la Aracil Varón, Beatriz (2004), “Pastorelas
problemática de la identidad implica- tradicionales indígenas en el siglo xix”,
da en los rituales. Planteamos que la en Beatriz Aracil et al., Fiesta y teatra-
pregunta más significativa a este res- lidad de la pastorela mexicana, México,
pecto no es acerca del origen o la defi- unam.
nición de qué es una pastorela, sino Araiza, Elizabeth (2013), “El arte de actuar
cómo ésta devino tal. Las interpreta- varias realidades particulares. Notas
ciones clásicas y comúnmente admiti- para un estudio antropológico de las