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Agradecimientos:

Agradecemos a todas aquellas personas por las cuales con su interés,


colaboración y apoyo condicional se pudo sacar adelante a este proyecto.
También agradecemos a nuestros lectores por su leal apoyo, esto es por ustedes.

Moderadoras PaolaS

Staff de Traducción AleGrigori Lizc


Momy Nadia
Loveliilara Mery Shaw
Makilith Vivaldi Maggiih
Clau1234 Polilla
Josez57 Andre27xl
PaolaS Mery St Clair
alexiia☮♪ Sofia G
Carmen170796 Kathesweet
Karla Pierce paaau
SusanaUribe

Staff de Corrección Selene Steffanie Mirella


akanet Nadia
V!an* Dianita
majo2340 Xhessii
_Nathy_ Nanis
*Prisper*

Revisión y Recopilación Selene y Nanis

Diseño luchita_c

Traducido, corregido y diseñado en Purple Rose


Indice

Sinopsis 6 Capítulo 18 118


Prólogo 7 Capítulo 19 123
Capítulo 1 9 Capítulo 20 132
Capítulo 2 15 Capítulo 21 138
Capítulo 3 21 Capítulo 22 142
Capítulo 4 28 Capítulo 23 147
Capítulo 5 33 Capítulo 24 154
Capítulo 6 37 Capítulo 25 157
Capítulo 7 40 Capítulo 26 160
Capítulo 8 45 Capítulo 27 166
Capítulo 9 49 Capítulo 28 172
Capítulo 10 56 Capítulo 29 176
Capítulo 11 65 Capítulo 30 180
Capítulo 12 69 Capítulo 31 183
Capítulo 13 77 Capítulo 32 188
Capítulo 14 86 Epílogo 195
Capítulo 15 95 Segundo Libro 197
Capítulo 16 106 Acerca de la autora... 198
Capítulo 17 111

Traducido en Purple Rose 5


4
La verdad pura y simple
es raramente pura y nunca simple.
Oscar Wilde

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Sinopsis

M i vida perfecta era una mentira.


Ahora tengo que hacer algo para descubrir la verdad.
No hace mucho tiempo, yo tenía todo lo que una chica podría desear: amigos
increíbles, un novio adorable, una familia amorosa. Pero ninguno de ellos sabe
que yo me he ido, que estoy muerta. Para solucionar mi asesinato, mi hermana
gemela perdida de hace mucho tiempo, Emma, ha tomado mi lugar. Ella duerme
en mi habitación, usa mi ropa, y les dice a mis padres, mamá y papá.
Y mi asesino está observando todos sus movimientos.
Recuerdo poco de mi vida, sólo destellos y parpadeos, por lo que todo lo
que puedo hacer es seguir a Emma mientras intenta resolver el misterio de mi
desaparición. Pero cuanto más excava, más sospechosos aparecen. Resulta
que mis amigos y yo jugamos un montón de juegos-juegos que arruinaron la vida
de varias personas. Cualquiera podría desear venganza. . . alguien me quería—
y ahora a Emma—muerta.

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6
Prólogo
La vida después de la muerte

Traducido por PaolaS


Corregido por Selene

S on las pequeñas cosas lo que echas de menos cuando mueres. La sensación


de deslizarte en la cama cuando estás agotada, el olor a limpio en el aire
de Arizona después de una tormenta durante la temporada de monzones, el
aleteo en tu estómago cuando ves a quien te gusta caminar por el pasillo. Mi
asesino se llevó todas esas cosas lejos de mí justo antes de mi cumpleaños número
dieciocho.
Y a causa del destino —y una amenaza de mi asesino— mi hermana gemela
perdida, Emma Paxton, apareció en mi vida. Cuando morí, llegue al mundo de
Emma, un mundo que era tan diferente del mío, como puedas imaginarte. A
partir de ese primer momento vi lo que Emma vio, fui a donde ella iba. . . Y vi. Vi
como Emma me encontró por Facebook y como alguien haciéndose pasar por
mí le dijo que me visitara. Vi como Emma viajó hasta Tucson, con cautela optimista
sobre nuestra reunión. Vi como mis amigos abordaron a Emma, pensando que
era yo, y la llevaron a una fiesta. Yo estaba a su lado cuando recibió la nota que
decía que yo estaba muerta, advirtiéndole que si no seguía fingiendo ser yo, que
si le decía a alguien quien era realmente, estaría muerta.
Veo hoy como Emma se pone mi camiseta blanca favorita y se polvea con mi
reluciente rubor NARS1 en sus pómulos altos. No puedo decir nada mientras se
desliza en mis Jeans tubitos, en los que yo vivía metida los fines de semana y
mientras busca a través de mi caja de joyas de madera de cerezo mi relicario
de plata favorito, el que envía prismas del color del arco iris alrededor de la sala
cuando capta la luz. Y me siento en silencio, mientras Emma envía un texto que
confirma los planes para un Brunch2 con mis mejores amigas, Charlotte y Madeline,
a pesar de que lo hubiera redactado de manera diferente. Sin embargo, Emma
tiene lo básico para ser yo—casi nadie se ha dado cuenta que no lo es.
Emma pone el teléfono hacia abajo, con una mirada inquieta en su rostro.
—¿Dónde estás, Sutton?, —pregunta en voz alta en un susurro nervioso, como si
supiera que estoy cerca.

1 NARS: Marca de cosméticos


2 Brunch: desayuno tardío

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Me gustaría enviarle un mensaje desde el más allá: Estoy aquí. Y así es como
morí. Sólo que cuando morí, mi memoria también murió. Tengo destellos aquí
y allá de lo que solía ser, pero sólo unos pocos son sólidos, Algunos momentos
han regresado a la superficie. Mi muerte es un misterio para mí como lo es para
Emma. Todo lo que sé en mi corazón, en mis huesos, es que alguien me mató. Y
que alguien está mirando a Emma tan de cerca como yo.
¿Esto me asusta? Sí. Pero a través de Emma, he tenido la oportunidad de descubrir
lo que sucedió en esos momentos finales antes de tomar mi último aliento. Y
cuanto más descubro acerca de quién era yo y los secretos que mantenía, más
me doy cuenta de cuánto peligro rodea a mi gemela perdida. Mis enemigos
están en todas partes. Y a veces, los que menos esperas resultan ser nuestras
mayores amenazas.

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8
Capítulo 1

Encantadora Vida

Traducido por clau12345


Corregido por Selene

A la terraza por aquí. —Una anfitriona con bronceada nariz de botón


tomó cuatro menúes encuadernados en cuero del comedor del Paloma
Country Club en Tucson, Arizona. Emma Paxton, Madeline Vega, Laurel Mercer, y
Charlotte Chamberlain, la siguieron serpenteando alrededor de las mesas llenas
de hombres con chaquetas color canela y sombreros de cowboy, mujeres en
zapatos blancos de tenis y niños comiendo salchichas de pavo orgánico.
Emma se dejó caer en un asiento cerca de la baranda de la terraza de estuco,
mirando el tatuaje en la parte posterior del cuello de la anfitriona mientras se
alejaba -un carácter chino que probablemente quería decir algo cursi, como f”
o armonía. La terraza tenía vista a las montañas de Catalina y todos los cactus
y piedras se veían en relieve bajo el sol de media mañana. A unos pocos metros
de distancia, los golfistas estaban en torno a un té, contemplando sus equipos
o revisando sus Blackberrys. Antes de que Emma llegara a Tucson y asumiera la
vida de su hermana gemela, lo más cercano que había llegado en cuanto a
pisar un club de campo fue trabajar como asistente en un campo de mini-golf
en las afueras de Las Vegas.
Sin embargo, yo conocía este lugar como la palma de mi mano. A pesar de
estar triste, invisible, al lado de mi gemela, atada a ella como un globo atado a
la muñeca de un niño pequeño, sentí un cosquilleo en mi memoria. La última vez
que comí en este restaurante, mis padres me habían llevado a celebrar haber
obtenidos puras Bs en mi boletín escolar -una rareza para mí. Una bocanada de
pimientos y huevos trajo de vuelta el recuerdo de mi comida favorita: huevos
rancheros, hechos con el mejor chorizo de todos los de Tucson. ¿Qué no daría yo
por sólo un solo bocado?
—Cuatro jugos de tomate con rodajas de limón, —pidió Madeline a la camarera
que había aparecido. Mientras esta se alejaba, Madeline enderezó su columna
en su postura característica de diva de ballet, azotando su cabello negro
obsidiana por encima del hombro y sacando un frasco de plata de su bolso con
flecos. El líquido se derramó mientras sacudía el contenedor de ida y vuelta—.
Podemos hacer Bloody Mary, —dijo con un guiño.
Charlotte metió un pedazo de cabello rubio rojizo detrás de su oreja llena de
pecas y sonrió.

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—Un Bloody Mary podría noquearme. —Laurel pellizcó con sus dedos pulgar e
índice el puente de su nariz bañada por el sol.
—Todavía estoy agotada de anoche.
—La fiesta fue sin duda un éxito. —Charlotte inspeccionaba su reflejo en la parte
de atrás de una cuchara—.¿Qué opinas, Sutton? ¿Hicimos bien en llevarte a la
edad adulta?
—Como si ella supiera. —Madeline dio un codazo a Emma—. No estuviste allí ni
la mitad del tiempo.
Emma tragó. Ella todavía no estaba acostumbrada a las burlas y bromas entre las
amigas de Sutton, del tipo que surgen después de años de amistad. Sólo dieciséis
días y medio atrás, había estado viviendo como hija adoptiva en Las Vegas,
sufriendo en silencio con Travis, su vil hermano adoptivo y Clarice, su obsesionada
con las celebridades madre adoptiva. Pero luego descubrió un video on-line de
una chica estrangulada que era exactamente igual a ella, hasta en el óvalo
de su cara, los pómulos altos y los ojos azul-verdosos que cambiaban de color
dependiendo de la luz. Después de contactar con Sutton, su misteriosa hermana
fantasma y descubrir que tenía una gemela idéntica perdida hace mucho
tiempo, Emma dio un viaje a Tucson vertiginosa y emocionada por conocerla.
Avanzando rápido hasta el día siguiente, cuando Emma descubrió que Sutton
había sido asesinada y que Ella sería la siguiente, a menos que tomara el lugar
de Sutton. A pesar de que ella se sentía nerviosa por vivir una mentira, a pesar de
que su piel le picaba cada vez que alguien la llamaba “Sutton”, Emma no veía
otra opción. Pero eso no significaba que iba a sentarse en silencio y dejar que el
cuerpo de su hermana, languideciera en alguna parte.
Tenía que averiguar quién mató a Sutton -no importa qué. No sólo era hacer
justicia para su hermana gemela, pero era la única manera de que Emma
pudiera conseguir su propia vida de vuelta y una oportunidad de mantener a su
nueva familia.
La camarera regresó con cuatro vasos de jugo de tomate y, tan pronto se volteó,
Madeline desenroscó la tapa del frasco de acero inoxidable y arrojó líquido claro
en cada taza. Emma se pasó la lengua por los dientes, su mente obsesionada con
el periodismo produjo un titular: “Niñas menores de edad atrapadas borrachas
en el Country Club local”.
Las amigas de Sutton... Así, vivían al borde. En más de un sentido.
—Bueno, ¿Sutton? —Madeline deslizó un vaso de jugo de tomate pinchado a
Emma—.¿Vas a explicar por qué estabas en libertad bajo fianza en tu propia
fiesta de cumpleaños? —Charlotte se inclinó hacia adelante— ¿O tendrías que
matarnos si supiéramos?
Emma se estremeció al oír la palabra matar. Madeline, Charlotte y Laurel eran
sus sospechosas número uno en el asesinato de Sutton. Alguien había intentado

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10
estrangular a Emma con el medallón de Sutton durante una fiesta de pijamas en
la casa de Charlotte la semana pasada y quien lo había hecho era o bien capaz
de hackear las muchas alarmas de la casa... o ya se encontraba adentro. Y ayer
por la noche, en la fiesta de cumpleaños de Sutton, Emma había descubierto que
sus amigas estaban detrás del video de la estrangulación de Sutton. No era sino
una broma, las amigas de Sutton eran parte de un club secreto llamado “El juego
de la Mentira” que se enorgullecía de asustar hasta la mierda a sus miembros y
otros niños en la escuela. Pero ¿Qué tal si los amigos de Sutton tenían la intención
de llevar las cosas mucho, mucho más allá? Habían sido interrumpidos por Ethan
Landry, el único verdadero amigo de Emma en Tucson, pero tal vez hubieran
terminado con Sutton más tarde.
Para calmar sus nervios, Emma bebió un largo trago de jugo de tomate y convocó
en su interior a Sutton, una chica que había descubierto que era sarcástica y
atrevida y no se aguantaba nada de nadie. —Aww. ¿Me extrañaron? ¿O estaban
nerviosas de que alguien me arrastrara y me dejara muerta en el desierto? —Ella
echó un vistazo a las tres caras mirándola, tratando de detectar cualquier cosa
que se pareciera a una admisión de culpa. Madeline recogió una cáscara de su
esmalte de uñas melocotón. Charlotte fríamente tomó un sorbo de Bloody Mary.
Laurel contempló el campo de golf como si acabara de ver a alguien conocido.
El iPhone de Sutton sonó. Emma lo sacó de su bolsa y comprobó la pantalla. Tenía
un texto de Ethan. ¿CÓMO ESTÁS DESPUÉS DE ANOCHE? AVISAME SI NECESITAS
ALGO.
Emma cerró los ojos y se imaginó la cara de Ethan, su cabello de cuervo y sus
ojos de color azul lago y la forma en que la miraban, de una manera en que
ningún chico había hecho antes. Su cuerpo inundado de deseo y de alivio.
—¿De quién es? —Charlotte se inclinó sobre la mesa, casi lastimando sus pechos
con el arreglo de cactus. Emma cubrió la pantalla con la mano.
—¡Te sonrojaste!, —señaló Laurel con el dedo a Emma—. Es un nuevo novio? Es
por eso que terminaste con Garrett anoche?
—Es mamá —Emma rápidamente eliminó el texto. Las amigas de Sutton no
entendían por qué ella había dejado su fiesta de cumpleaños con Ethan, un
misterioso chico que estaba más interesado en observar las estrellas de renombre.
Pero Ethan era la persona más sana que Emma había conocido en Tucson hasta
el momento y la única persona que sabía quién era ella realmente y por qué
estaba aquí.
—Entonces, ¿qué pasó con Garrett? —Charlotte frunció sus labios color mora
brillante. Por lo que Emma había recogido en las últimas dos semanas, Charlotte
era la “manda-más” de su camarilla de cuatro niñas -y también la más insegura
sobre su aspecto. Llevaba demasiado maquillaje y hablaba en voz muy alta,
como si de otra manera nadie escuchara lo que tenía que decir.
Emma clavó el hielo en la parte inferior de su Bloody Mary con la pajilla. Garrett.
Está bien. Garrett Austin era el novio de Sutton, mejor dicho ex-novio. Ayer por

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la noche, su regalo de cumpleaños para Sutton había sido su cuerpo desnudo y
dispuesto y un paquete de preservativos.
Había sido doloroso ver la mirada destrozada en la cara de mi novio mientras
Emma lo rechazaba. Yo sólo podía imaginar lo que habría sido nuestro tiempo
juntos, pero sabía que nuestra relación no había sido una broma. Aunque ahora
probablemente pensaban que eso es lo que había sido para mí. Los cristalinos
ojos azules de Laurel se estrecharon mientras tomaba un sorbo de su bebida.
—¿Por qué lo dejaste? ¿Se ve extraño desnudo? ¿Tiene un tercer pezón?
Emma sacudió la cabeza. —Nada de eso. No es él, soy yo. —Madeline sacó
el envoltorio de su pajilla y lo sopló en Dirección a Emma—. Bueno, será mejor
encontrar un rebote. El baile de bienvenida es en dos semanas y debes conseguir
una cita antes de que todos los chicos decentes estén hablando al respecto.
Charlotte soltó un bufido. —Como si eso alguna vez la hubiese detenido Emma
se estremeció. Sutton le había robado Garrett a Charlotte el año pasado.
Eso no me hacía la mejor de las amigas, lo admito. Y por los garabatos del
nombre de Garrett en el cuaderno de Charlotte y las imágenes ocultas debajo
de su cama, ella seguía suspirando por él, lo que le daba una razón muy sólida
para quererme muerta.
Una sombra cayó sobre la mesa redonda. Un hombre con cabello peinado
hacia atrás y ojos color avellana estaba por encima de Emma y las otras. Su
polo azul almidonada era color ceniza y sus pantalones de color caqui estaban
perfectamente planchados.
—¡Papá! —Madeline exclamó con voz temblorosa, su tono controlado y su actitud
de chica cool derritiéndose al instante—.¡Yo-Yo no sabía que estarías aquí hoy!
El Sr. Vega miró los vasos medio bebidos en la mesa. Sus fosas nasales temblaron,
como si pudiera oler el alcohol. La sonrisa permaneció en su rostro, pero tenía
una falsa mirada que hacía a Emma sentirse incómoda. Le recordaba a Cliff,
el padre adoptivo que vendía coches usados con una gran cantidad de polvo
cerca de la frontera de Utah y podría oscilar entre un padre volátil zalamero, y
vendedor de coches besa-traseros en cuatro segundos.
El señor Vega se quedó en silencio un momento más. Luego se inclinó hacia
adelante y apretó la parte superior del brazo desnudo de Madeline.
Ella se estremeció ligeramente.
—Chicas ordenen lo que quieran, —dijo en voz baja—. Va por mi cuenta. —Se
giró con precisión militar y comenzó a caminar hacia la puerta de arco de ladrillo
hacia el campo de golf.
—¡Gracias, papá! —le dijo Madeline, su voz temblando ligeramente.

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—Eso es dulce, —murmuró Charlotte vacilante hacia su izquierda, mirando de
reojo a Madeline.
—Sí. —Laurel trazaba con su dedo índice todo el borde festoneado de su plato,
sin hacer contacto visual con Madeline.
Todo el mundo parecía querer decir algo más, pero nadie lo hizo... o se atrevió.
La familia de Madeline estaba plagada de secretos. Su hermano, Thayer, se
había escapado antes de que Emma llegara a Tucson. Emma seguía viendo
carteles de “persona desaparecida” por todas partes.
Por un momento, sintió una punzada de nostalgia por su antigua vida, su vida
segura —una sensación que nunca había pensado que tendría acerca de sus días
como hija adoptiva. Ella había venido a Tucson pensando que iba a encontrar
todo lo que siempre había deseado: una hermana, una familia para hacerla suya.
En su lugar, había encontrado una familia que se rompió sin siquiera darse cuenta,
una gemela muerta, cuya vida parecía más complicada por el momento y el
potencial asesino al acecho en cada esquina.
Un rubor de color rosa apareció en la piel de Emma, la tensión de repente
demasiado implícita para ella. Con un rasguño fuerte, empujó la silla de la mesa.
—Estaré de vuelta, dijo, buscando a tientas a través de las puertas francesas
hacia el cuarto de baño.
Entró en un salón vacío lleno de espejos, de peluche, sofás de cuero de color
coñac y una canasta de madera conteniendo spray para el cabello Nexxus,
Tampax, y botellitas de Purell. El perfume se quedaba en el aire y la música
clásica se oía por los altavoces estéreo.
Emma se desplomó en una silla en una de las vanidades e inspeccionó su reflejo
en el espejo. Su rostro ovalado, enmarcado por el pelo ondulado color cyan
y unos ojos que parecían hierba bajo algunas luces y mar azul bajo otras, le
devolvieron la mirada.
Esas fueron las mismas características que la chica cuya imagen sonreía feliz en
los retratos de familia en el Merciére hall de entrada, la misma chica cuya ropa
se sentía irritable contra la piel de Emma, como si su cuerpo sintiera que Emma
no pertenecía allí.
Y alrededor del cuello de Emma estaba el relicario de plata de Sutton, el mismo
medallón que el asesino usó para estrangular a Emma en la Cocina de Charlotte,
el que estaba segura de que Sutton había llevado puesto cuando fue asesinada.
Cada vez que tocaba la superficie lisa de plata o lo veía brillando en el espejo,
recordaba que todo esto, no importa cuán incómodo fuera, era necesario para
encontrar al asesino de su hermana.
La puerta se agitó y abrió y los sonidos de la sala comedor se apresuraron a
entrar. Emma se giró mientras una chica rubia, en edad universitaria en un polo
de color rosa con el logotipo del club en un pecho cruzó el piso alfombrado. —

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Uh, ¿eres Sutton Mercer?
Emma asintió con la cabeza.
La chica metió la mano en el bolsillo de su kakis. —Alguien dejó esto para ti.
—Le ofrecía una caja azul de tamaño de un anillo de Tiffany—. Una etiqueta
pequeña en la parte superior decía “para Sutton”.
Emma miró, con un poco de miedo por tocarlo. —¿De quién es?
La chica se encogió de hombros. —Un mensajero lo dejó en la recepción hace
un momento. Tus amigos dijeron que estabas aquí.
Emma tomó la caja vacilante mientras la chica se volteaba y caminaba hacia
la puerta. La tapa se levantó fácilmente, dejando al descubierto una caja de
terciopelo de joyería. Todo tipo de posibilidades pasaron por la mente de Emma.
Una pequeña esperanzada parte de ella se preguntaba si se trataba de Ethan.
O, quizás más sorprendentemente, tal vez fuera de Garrett, tratando de ganarla
de vuelta.
La caja se abrió con un chirrido. Dentro había una reluciente cadena de plata
en forma de una locomotora.
Emma pasó los dedos sobre ella. Un fragmento de papel se asomaba por el forro
de terciopelo del interior de la tapa. Sacó una pequeña hoja enrollada para
encontrar una nota escrita en letras de imprenta.
LOS OTROS PUEDEN NO QUERER RECORDAR EL TREN DE LAS BROMAS, PERO
SIEMPRE SERÉ INCAUTADO POR EL RECUERDO. ¡GRACIAS!
Emma apretujó la nota en la caja y la cerró. Tren de broma. Anoche, en el cuarto
de Laurel, ella había revisado frenéticamente al menos unas 50 bromas del
“Juego de las mentiras”. Ninguna de ellos tenía que ver con un tren.
El encanto del tren en sí se grabó en mi mente y de repente, una tenue luz vino
a mí. Un silbato de tren gritando en la distancia. Un grito y luego luces girando.
¿Fue así… estuvimos…?
Pero tan pronto como llegó, la memoria salió a toda velocidad.

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Capítulo 2
CSI, Tucson

Traducido por clau12345


Corregido por Selene

E than Landry abrió la puerta de malla de la cancha pública de tenis y entró


a ella. Emma lo vio pasear hacia ella, con los hombros caídos y las manos
en los bolsillos. A pesar de que habían pasado diez años, había suficiente luz
de luna arriba como para ver sin dificultades sus pantalones perfectamente
desgastados, sus zapatos Converse, su pelo desordenado y oscuro rizándose
dulcemente sobre el cuello de una camisa de franela azul marino. Un zapato
con el cordón desatado arrastrándose arrastrado a través de la cancha detrás
de él.
—¿Puedo dejar las luces apagadas? —Ethan le hizo un gesto a la maquina
tragamonedas que encendía unos focos gigantes para jugar de noche Emma
asintió con la cabeza, sintiendo su paso por dentro. Estar en lo oscuro, con Ethan
no sonaba tan mal.
—Entonces, ¿qué es esta broma de trenes?, —se preguntó, refiriéndose al texto
que Emma había recibido horas antes, cuando le pidió encontrarse en las
tribunas. Se había convertido en un lugar de encuentro para ellos, un lugar que
de alguna manera se sentía como suyo.
Emma entregó el dije de plata a Ethan. —Alguien lo dejó para Sutton en el club.
Tenía una nota adjunta. —Un escalofrío le recorrió la espalda mientras le contaba
lo que decía la nota.
Una motocicleta retumbó en la distancia. Ethan escondió el dije en sus manos.
—No sé nada acerca de un tren, Emma. —El corazón de Emma saltó cuando
Ethan la llamó por su verdadero nombre. Fue un gran alivio. Pero también parecía
peligroso. El asesino le había dicho que no le dijeran a nadie. Y había roto la
regla.
—Pero parece que quien te lo dio fue parte de la broma —dijo— o una víctima
de ella.
Emma asintió con la cabeza.
Se quedaron en silencio por un momento, escuchando los sonidos de una pelota
de baloncesto solitaria rebotando en la cancha. Entonces Emma buscó en su

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bolsillo. —Tengo algo que mostrarte. —Le pasó su iPhone a él, su estómago
revoloteó cuando sus dedos accidentalmente se rozaron. Ethan era lindo,
realmente lindo.
Tuve que admitir que Ethan era lindo, demasiado –en ese tipo desordenado,
inquietante, de muchacho misterioso. Era divertido ver a mi hermana
enamorándose. Eso me hacía sentir más cerca de ella, como si fuera algo en lo
que nos habríamos obsesionado las dos su yo estuviese aún viva.
Emma se aclaró la garganta mientras Ethan se desplazaba por la página que
se había cargado. —Es una lista de todos en la vida de Sutton, — explicó, las
palabras cayendo rápidamente de su boca.
—He pasado por todo, su Facebook, su teléfono, su correo electrónico. Y ahora
estoy casi segura de que tengo la fecha de su muerte, alrededor del 31 de
agosto.
Ethan se volvió hacia ella. —¿Cómo puedes estar segura?
Emma respiró rápido. —Mira esto. —Ella golpeó el icono de Facebook—. Le
escribí a Sutton a las diez y media de la noche del 31. —Ella volteó la pantalla
para que Ethan pudiera leer su nota: Esto puede sonar loco, pero creo que
estamos relacionadas. Por casualidad tú no eres adoptada, ¿verdad?— Y Sutton
respondió a las doce y cincuenta y seis, aquí. —Emma se desplazó por la página
de mensajes y mostró lo que Sutton había escrito de nuevo: OMG. No puedo
creer esto. Sí, yo soy totalmente adoptada.
Una expresión indescifrable cruzó la cara de Ethan.
—Entonces, ¿cómo crees que se murió el 31 si te escribió esos mensajes en
Facebook?
—Yo fui la única persona con la que Sutton escribió o habló por la noche. —
Emma se desplazó a través del registro de llamadas de Sutton el día 31. La última
llamada contestada fue la de Lilianna Fiorello, una de los amigos de Sutton, a
las 4:32. Luego a las 8:39, tuvo una llamada perdida de Laurel. Tres llamadas
pérdidas más a las 10:32, 10:45, y 10:59 de Madeline. Emma buscó en los siguientes
registros del día. Las llamadas perdidas se reanudaron la siguiente mañana: 9:01,
Madeline, 09:20, Garrett, 10:36, Laurel.
—Tal vez estaba muy ocupada para atender su teléfono —sugirió Ethan. Le quitó
el teléfono e hizo clic en el perfil de Facebook de Sutton, desplazándose a través
de los mensajes en su muro.
Emma agarró el medallón de Sutton. —He revisado todo el registro de llamadas
de Sutton hasta diciembre. Prácticamente todos las llamada que recibió, fueron
respondidas. Y si no las respondió en su momento, les devolvió la llamada mas tarde.
—Entonces, ¿qué pasó con esa entrada que escribió el 31? —le preguntó Ethan,
apuntando a la pantalla—. ¿No podría significar que ella estaba evitando a todo

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16
el mundo? —La última vez que Sutton había escrito un mensaje fue un par de
horas antes de la nota de Emma: ¿Alguna vez has pensado en huir? Yo a veces
lo hago.
Emma sacudió la cabeza con vehemencia. —Nada amedrentaba a mi hermana.
Ni siquiera ser estrangulada. —Simplemente decir las palabras “mi hermana” la
conectó con Sutton de una manera profunda y poderosa. En principio, Emma
se había preguntado si realmente Sutton había huido- tal vez pensando que
esconder por un largo tiempo a su gemela pérdida podía ser parte de una
elaborada broma. Pero una vez que alguien cercano trató de estrangular a
Emma en la casa de Charlotte, se convenció de que la muerte de Sutton era
real.
—Ethan, piensa en ello, —prosiguió—. Sutton escribe este mensaje al azar sobre
el deseo de huir. . . y luego ¿alguien la mata? Es demasiada coincidencia. ¿Qué
tal si Sutton no escribió esto?, ¿qué pasaría si el asesino lo hizo? De esta manera, si
alguien se daba cuenta que faltaba Sutton, habría leído su Facebook y asumiría
que ella se escapó, no murió. Sería una forma de que el asesino cubriera su
trasero.
Ethan rodó una pelota de tenis olvidada en el suelo con la planta del pie. Un
corte a lo largo de la costura empañaba el brillo de la tela amarilla. —Todavía no
explica la nota que Sutton escribió unas horas más tarde diciéndote que llegaras
a Tucson. ¿Quien escribió eso? —Sus nervios traicionados por el temblor en su voz.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Emma. —Creo que el asesino
escribió dos notas, —susurró—. Una vez que el asesino se dio cuenta de que yo
existía, quiso que yo viniera aquí, para que pudiera caer en la vida de Sutton. Si
no hay cuerpo, no hay crimen.
Los ojos de Ethan se lanzaron a través de la cancha, como si todavía no pudiera
creerle, pero yo estaba casi segura de que mi hermana estaba en lo correcto.
Me desperté en la vida de Emma la noche del 31 de agosto, sólo horas antes de
que Emma descubriera la película sobre mí. Yo dudaba de que hubiese podido
estar en Sutton viva y en el fantasma de Sutton al mismo tiempo.
Emma miró las siluetas oscuras de los árboles en la distancia. —Entonces, ¿qué
estaba haciendo Sutton esa noche? ¿Dónde fue? ¿Con quién estaba?
—¿Encontraste alguna pista en su cuarto?, —preguntó Ethan—.¿Correos
electrónicos, notas en su agenda…?
Emma sacudió la cabeza. —He rastreado su diario. Pero es tan críptico y al azar,
como si ella hubiese asumido que caería en manos del enemigo algún día. No
hay nada en ningún lugar sobre lo que hizo la noche en que murió.
—¿Y qué me dices de los recibos en los bolsillos? —trató de Ethan. ¿Algo acusador
arrugado en su bote de basura?

Traducido en Purple Rose 17


—Nop. —Emma Bajó los ojos hacia el espacio entre sus pies. De repente, ella se
sentía exhausta.
Ethan suspiró. —Está bien. ¿Qué hay de sus amigos? ¿Sabes dónde estaban esa
noche?
—Le pregunté a Madeleine, —dijo Emma—. Me dijo que no recordaba.
—Eso es conveniente. —Ethan rayó la superficie de la cancha con su zapato—. Sin
embargo, puedo creer que Madeline no lo recuerde. La hermosa, desquiciada
bailarina. Es como un Cisne Negro verdadero.
Emma se echó a reír. —Eso es un poco exagerado, ¿no te parece? — Había
estado varias veces con Madeline durante la semana pasada. Incluso había
tenido un de corazón a corazón acerca de Thayer y algunas risas en el jacuzzi
del spa. En esos momentos, Madeline le había recordado a dura-pero-cuidadosa
amiga Alexandra Stokes, quien vivió en Henderson, Nevada.
Emma miró a Ethan. —Tal vez Madeline estaba diciendo la verdad. Quiero decir,
¿te acuerdas de lo que estabas haciendo el 31?
—En realidad, si. Era el primer día de la lluvia de meteoros.
—Las Perseidas. —Emma asintió con la cabeza. La primera vez que había
conocido a Ethan, había sido observando estrellas.
Una tímida sonrisa se deslizó sobre la cara de Ethan como si estuviera recordando
el momento, también—. Sí, yo estaba probablemente en mi porche delantero.
La lluvia se prolongó durante mas o menos una semana.
—Y tu estabas acampando ahí porque las estrellas son más interesantes que la
gente, ¿eh? —se burló Emma.
Las mejillas de Ethan se sonrojaron y miró hacia otro lado. —Algunas personas.
—¿Debería preguntarle a Madeleine otra vez? —presionó Emma—.¿Crees que
ella está ocultando algo?
Ethan movió lentamente la cabeza. —Con esas chicas uno nunca sabe. No es
que yo fuera parte de su círculo íntimo secreto, pero siempre he percibido algo
extraño sobre Madeline y Charlotte. Antes de venir a la ciudad, cuando todavía
Sutton estaba viva, constantemente parecía que estaban compitiendo por su
atención y su posición al mismo tiempo. —Él se quedó como lejano—. Era como
si la amaran y la odiaran a la vez.
Emma Agarró mi teléfono y tocó el icono de Twitter, revisando cada una de
las páginas de los amigos de Sutton, buscando cualquier cosa que pareciera
diferentes al día 31. Pero cuando llegó a los tweets del 1 de septiembre, algo
en la página de Madeline le llamó la atención. Ella había escrito una nota a
@Chamberlainbabe, seudónimo de Charlotte en Twitter. Gracias por estar ahí

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18
para mí anoche, Char. Las verdaderas amigas permanecen juntas para siempre
no importa qué.
—Las verdaderas amigas, —dijo Ethan con sarcasmo—. Aw.
—Mejor dicho, ¿Huh?
—Algo no está bien.
—Madeline y Charlotte no son muy sensibles. Nada en absoluto. —Para Emma,
ellas parecían más como camaradas en el mismo ejercito de chicas populares.
Entonces Ethan señaló algo de ayer por la noche—. Madeline estaba hablando
del 31.
Me estremecí. Tal vez había estado conmigo esa noche. Tal vez habían acabado
con su pseudo-mejor amiga juntas. Y tal vez, si Emma no tenía cuidado, ella sería
la próxima.
Emma se pasó las manos por la cara, y luego miró a Ethan de nuevo. La
culpa brotaba de su pecho. El que mató a su hermana Emma controló cada
movimiento. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que el asesino se diera cuenta de
que Ethan sabía la verdad sobre esto y trataba de hacerlo callar, a él también?
—No hace falta que me ayudes, ya sabes, —susurró—. No es seguro.
Ethan se volvió hacia ella, sus ojos intensos. —No deberías hacer esto sola.
—¿Estás seguro?
Cuando él asintió con la cabeza, Emma estaba abrumada de repente con
gratitud. —Bien, gracias. Me estaba ahogando sola.
Ethan se mostró sorprendido. —No pareces ser el tipo de chica que se ahoga en
la nada.
Emma quería tocar justo el punto donde luz de la luna le salpica la mejilla. Él
se movió una pulgada más cerca hasta que sus rodillas chocaron y sus rostros
quedaban en ángulo, como si estuviera a punto de besarla. Emma sentía el
calor de su cuerpo mientras se acercaba, muy consciente de su labio inferior. Su
mente se arremolinaba, recordando la noche anterior, cuando él le había dicho
que había comenzado a enamorarse de la chica que se había hecho cargo de
la vida de Sutton. Que había empezado a enamorarse de ella. Un tipo diferente
de chica sabría cómo sellar el trato. Emma está suscrita a una revista llamada
Formas de Ligue, pero nunca había puesto cualquiera de las técnicas leídas
realmente en acción.
Snap.
Emma se disparó, ladeando la cabeza hacia la derecha. A través de la cancha,
justo detrás de un árbol, llegó el débil resplandor azul de un teléfono celular,
como si alguien estaba allí, observándolos. —¿Ves eso?

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—¿Qué?, —susurró Ethan.
Emma estiró el cuello. Pero sólo había oscuridad, dejándola con la inquietante
sensación de que alguien había visto y oído todo.

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Capítulo 3
Girar sus ruedas

Traducido por maggiih


Corregido por Selene

E l lunes por la mañana, Emma se sentó en un torno de alfarero en la habitación


de cerámica en Hollier High. Estaba rodeada de bultos de cemento gris de
arcilla, herramientas de madera para tallar y cortar, y cuencos desiguales en
listones de madera esperando para entrar al horno. El aire olía a tierra y humedad,
estaba allí el zumbido constante de los pies en las ruedas girando torpemente
los pedales.
Madeline se sentó en el taburete a la derecha de Emma, ceñuda a su rueda de
alfarero, como si se tratara de un mecanismo de tortura. —¿Cuál es el punto de
fabricar cerámica? ¿No es para eso para lo que sirve Pottery Barn?
Charlotte soltó un bufido. —¡Pottery Barn no vende cerámica! ¿También crees
que Crate y Barrel3 vende cajas y barriles?
—¿Y Pier 1 vende muelles? :Laurel rió una fila por delante de ellas.
—Menos hablar y mas creaciones, chicas —dijo la Sra. Gilliam, la instructora de
cerámica, serpenteando alrededor de las ruedas, su tobillera con campanas
sonaba mientas caminaba. La Sra. Gilliam era una de esas personas que parecían
que no podrían ser otra cosa más que profesora de arte. Ella vestía pantalones
anchos de jersey, chaleco Jacquard4 y collares grandes sobre túnicas batik5 que
olían como pachulí rancio.
Sus palabras fueron enfáticas, recordándole a Emma un viejo trabajador social
que ella sabia que se llamaba Sra. Thuerk, quien siempre hablaba como si ella
repartiera monólogos de Shakespeare. Como ahora, Emma… ¿Tú estas siendo
tratada bien en esta casa de acogidos en Nevada?
—Buen trabajo, Nisha, —la Sra. Gilliam susurró al pasar la mesa de cristal, donde
varios estudiantes estaban pintando su cerámica en tonos tierra. Nisha Banerjee,
quien era la co-capitana de Sutton en el equipo de tenis, se dio la vuelta y le
sonrió triunfalmente a Emma. Sus ojos brillaron con puro odio, enviándole una
oleada de miedo al pecho de Emma. Estaba claro que Nisha y Sutton tenían
3 Crate y Barrel: Significa caja y barril.
4 Jacquard: tipo de tejido
5 Batik: forma de teñir ropa.

Traducido en Purple Rose 21


algo seriamente de mala sangre entre ellas, Nisha había estado dando a Emma
el mal de ojo desde que entró en la vida de Sutton.
Mirando a otro lado, Emma colocó una gota de barro gris en el centro de la
rueda, ahuecando sus manos a su alrededor, y lentamente dejo a la rueda hasta
que ella tubo una forma de tazón, Laurel dejó salir un bajo silbido.
—¿Cómo sabes como hacerlo?
—Uh, suerte de principiante. —Emma se encogió de hombros como si no fuera la
gran cosa, pero sus manos le temblaron un poco.
Un titular apareció en su cabeza: Habilidades maestras en Cerámica exponen
a Emma Paxton al hacerse pasar por Sutton Mercer. ¡Escándalo! Emma había
tomado cerámica de vuelta en Henderson. Había pasado horas con la rueda
después de la escuela; era una buena alternativa para no tener que ir al hogar
de Ursula y Steve, los padres de acogida hippie con los que ella había vívido en
esa época, quienes no creían en el baño. La regla de Sin-espuma se aplicaba a
ellos, su ropa y sus ocho perros sarnosos.
Emma deslizo su mano a través de la taza y dejó escapar un falso suspiro de
decepción cuando se derrumbó. —Tanto por eso.
Tan pronto como la señora Gilliam desapareció en el horno, Emma miró a
Madeline y sacó su pie del pedal.
Madeline y las otras aun parecían ser las más probables como asesinas de Sutton.
Pero no tenia pruebas.
Secándose las manos con una toalla, sacó el iPhone de Sutton y se desplazó a
través de la función de calendario. —Uh, ¿Chicas? —ella dijo.
—¿Alguna sabe cuando tuve mi ultima cita para hacerme las mechitas en el
salón? Me olvide de ponerla en el calendario y quería hacer una nota para
cuando necesitara ir la próxima vez. Cuando fue… ¿el 31 de Agosto?
—¿Qué día fue qué? —preguntó Charlotte. Ella lucía agotada, como si no hubiera
dormido nada la noche anterior. Machacó sus manos demasiado fuerte en el
barro, girando el recipiente que estaba haciendo en un aguado panqueque.
Emma tocó el teléfono otra vez.
—Uh… el día antes de la fiesta de Nisha. —El día antes que Mads me secuestrara
en Sabino Canyon pensando que yo era Sutton. o quizás sabiendo que no era
Sutton.
—Dos días antes de que la escuela comenzara.
Charlotte miró a Madeline.
—No fue ese el día que…

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22
—No, —Madeline replicó, dándole una mirada gélida a Charlotte. Entonces
se dio vuelta a donde Emma—. Nadie recuerda donde fuiste ese día, Sutton.
Alguien más tendrá que curar tu amnesia.
La luz fluorescente brillaba sobre la piel de porcelana de Madeline. Sus ojos
estrechándose a Emma, retándola a cambiar de tema.
Charlotte miró desde Emma a Madeline, luciendo de repente alerta. Incluso la
espalda de Lauren estaba rígida frente a ellas.
Emma espero, sabiendo que ella había golpeado algo y esperando a que
alguien le dijera lo que era. Pero cuando el tenso silencio persistió, se dio por
vencida. Toma dos, ella pensó, buscando en su bolsillo envolviendo sus dedos
alrededor del encantador tren de plata. —Como sea. Estaba pensando en un
nuevo juego de bromas y mentiras.
—Genial. —Charlotte murmuró, sus ojos se centraron de nuevo en la masa de
arcilla girando en frente de ella—. ¿Alguna idea?
A través de la sala, una chica se lavó las manos en el fregadero, y un fuerte
golpe sonó en el horno.
—La broma en la que robaron el coche de mi madre fue impresionante. —Ella
recordó haber visto un video de las chicas haciendo eso en el computador
de Laurel—. Quizás podríamos hacer algo así otra vez. —Madeline asiente,
pensando—. Tal vez.
—Salvo… con un toque, —Emma entró, diciendo palabras que había ensayado
anoche en la pieza de Sutton—. Como, que podríamos dejar el coche de alguien
en el medio de un lavado de autos. O un coche en una piscina. O abandonarlo
en las vías del tren.
En el camino de las palabras, Charlotte, Laurel y Madeline se tensaron. Un dolor
caliente y cortante cruzó el estómago de Emma.
Ojo de buey6.
—Muy divertido, —Charlotte palmeo su arcilla hacia abajo haciendo un sonido.
—No se permiten repeticiones, ¿Recuerdas? —Laurel silbó por encima de su
hombro.
Madeline golpeó el dorso de su mano con su frente y miró a Emma. —¿Y estas
esperando que los policías vengan también? Los policías. He tratado con toda
mi fuerza sacar la memoria a la superficie. Pero ese destello que había recibido
sobre las vías del tren se perdió en el polvo.
Emma miró a las amigas de Sutton, su boca con una sensación de algodón seco.
Pero antes de que ella pudiera juntar su próxima pregunta, una voz gritó a través
del sistema de amplificación.
6 Ojo de buey: Bull’s-eye

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—¡Atención! —dijo la voz metálica de Amanda Donovan, una senior que leía los
anuncios diarios.
—¡Es el momento de anunciar a los ganadores de la Fiesta de Bienvenida de
Halloween, votando por los chicos talentosos del fútbol de Hollier, cross-country,
y los equipos de voleibol! Es en dos semanas, fantasmas y duendes, obtengan sus
boletos hoy mismo ¡antes de que se agoten! ¡Mi cita ya la tengo!
Madeline frunció sus labios con disgusto. —¿Quién podría ir con Amanda? ¿El tío
Wes?
Charlotte y Laurel se rieron. El tío de Amanda era Wes Donovan, un deportista que
tenía su propio show en la radio Sirius. Soltaba el nombre de Amanda tan seguido
durante la mañana que Madeline creía que ellos eran amantes en secreto.
—Por favor únanse a mí para felicitar a Norah Álvarez, Madison Cates, Jennifer
Morrison, Zoe Mitchell, Alicia Young, Tinsley Zimmerman…
Cada vez que un nombre era llamado, Madeline, Charlotte, y Laurel hacían
pantomimas con sus pulgares arriba y abajo.
—….y Gabriela y Lilianna Fiorello, nuestra primera fiesta corte con gemelas!
Amanda concluyo. —¡Felicitaciones señoritas!
Madeline parpadeó varias veces como si despertara de un sueño. —¿Las
gemelas Twitter? ¿En la corte?
Charlotte olio. —¿Quién votaría por ellas?
Emma miró atrás y adelante entre ellas, tratando para mantener el ritmo.
Gabby y Lili Fiorello, las gemelas Twitter, las gemelas de su grado. Ambas tenían
grandes ojos azules y pelo rubio miel, pero cada chica también tenía sus propias
características, como el lunar de Lily en su mejilla o los labios de Gabby como
Angeline Jolie.
Emma aún no tenia claro si Gabby y Lily estuvieron dentro o fuera de la pandilla;
que habían asistido a la pijamada de Charlotte dos semanas atrás, cuando el
atacante anónimo de Emma la había estrangulado casi hasta matarla, pero
no eran miembros de El juego de la Mentira. Con sus expresiones tontas, igual
mentalidad, y adicción al iPhone, ellas le parecían a Emma pura pelusa y nada
de sustancia, unas chicas equivalente a crema batida baja en calorías.
No estaba segura de eso, aunque si había una cosa que estaba aprendiendo,
era que el exterior podía ser engañoso. . .
Como si fuera el momento justo, cuatro sonidos llenaron la habitación.
Charlotte, Madeline, Laurel, y Emma todas buscaron sus celulares. En la pantalla
de Emma habían dos nuevos textos, uno de Gabby, uno de Lily. ¡SABEMOS QUE
SOMOS HERMOSAS! Dijo Gabby. ¡NO PUEDO ESPERAR PARA USAR NUESTRAS
CORONAS! Lily escribió.

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24
—Divas. —Madeline dijo a su lado. Emma miró a su pantalla. Madeline había
recibido el mismo texto.
Charlotte resopló, mirando a su teléfono también. —Ellas deberían llevar la corona
como gemelas. Entonces les volcaríamos sangre de cerdo en sus cabezas.
El celular de Emma sonó una vez más. Lily había enviado mensajes masivos
adicionales. ¿QUIEN ES LA MAS JUSTA DE TODAS? TOMA ESO REINA PEEE-RRAAA.
—Bueno ahora oficialmente ellas no vienen a acampar con nosotras después
del baile, —Charlotte declaró.
—¿Estamos haciendo esto otra vez?, —Laurel dijo, arrugando la nariz.
—Es una tradición, —Charlotte dijo bruscamente. Miró hacia Emma. —¿Verdad
Sutton?
—¿Acampar?, —Emma levanto una ceja. Estas chicas no parecen del tipo que
hacen actividades al aire libre—. Cierto.
—Quizás podríamos ir a ese caliente manantial en Mount Lemmon , —dijo
Madeline, torciendo su pelo oscuro en un moño.
—Gabby y Lily dicen que están llenos de sales naturales que hacen que tu piel
se sienta increíble.
—Basta de hablar sobre Gabby y Lily, —Charlotte se quejó, ajustando la banda
de flores en su pelo—. No puedo creer que tengamos que planear una fiesta
para ellas. Son imposibles.
Emma frunció el ceño. —¿Por qué tenemos que organizar una fiesta?
Por un momento, todas solo la miraron. Charlotte chasqueó su lengua.
—¿Recuerdas un poco la organización llamada comité para el baile? ¿La única
actividad que has estado haciendo desde primer año?
Emma sintió que se le aceleraba el pulso. Se obligó a una falsa risa he−he.
—Estaba siendo irónica. ¿Han oído hablar de ello?
Charlotte rodó sus ojos. —Bueno por desgracia, la corte de la fiesta no puede ser
irónica. Tenemos que superar el año pasado.
Emma cerró los ojos. ¿Sutton. . . en un comité de baile? ¿En serio? Cuando Emma
asistió a la escuela en Henderson, ella y su mejor amiga Alex se burlaban de
las tontas chicas del comité de baile. Todas eran Marta Stewarts en formación,
obsesionadas con hacer galletas, serpentinas colgantes, y escoger la mejor
mezcla de lentos para bailar.
Pero desde que recordaba, era un honor estar en el comité de fiesta en Hollier.
La escuela también tiene una estricta política que las que planifican el baile no

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pueden ser miembros de la corte, por eso es que Amanda no me había llamado
ahora. Si mi memoria no me falla, sin embargo, en la última graduación desfilé
en el salón de baile una corta faja a través de mi torso.
Me pregunte; ¿podría Emma todavía estar aquí para tomar mi lugar en la fiesta
de graduación de este año? ¿Podría mi muerte realmente estar sin resolverse por
tanto tiempo? ¿Podría Emma aun estar viviendo en una mentira en la primavera?
La idea de todo esto me llenaba de pavor. También me llena con el ahora
familiar dolor de la tristeza: no habría más fiestas de graduación para mí. Ya no
mas ramilletes cursis o limosinas o después de partidos. Incluso extrañaría la mala
música de la graduación. Al ridículo dj que pensaban que la siguiente chica
le hablaría. Cuando estaba viva, todo pasaba demasiado rápido, sin darme
cuenta del bien que me hacia.
Sonó el timbre, y las chicas se levantaron de sus ruedas. Emma se situó en el
fregadero y dejó caer el agua helada lavando la mugre de arcilla de sus manos.
Mientras se secaba las manos con una toalla de papel, el teléfono de Sutton
intervino una vez mas, gimiendo, Emma lo sacó, ¿Gabby y Lily habían enviado
otro texto?
Pero era un correo de la propia cuenta de Emma, que había cargado en el
teléfono de Sutton. DE ALEX, decía, ¡PENSANDO EN TI! LLÁMAME CUANDO
PUEDAS. ¡NO PUEDO ESPERAR A HABLAR! XX.
Emma apretó los lados del iPhone, contemplando cómo responder. Habían
pasado días desde que le había escrito a Alex, la única persona además de
Ethan, que sabía de su viaje a Arizona. Pero a diferencia de a Ethan, Emma
no le había dicho toda la verdad: Alex aun pensaba que Sutton estaba viva
y hablando con Emma. A veces, cuando Emma despertaba por la mañana,
trataba de pretender que eso era lo que realmente sucedió, y que los eventos
anteriores y amenazas eran todo un sueño. Incluso había empezado una sección
en su diario llamado Cosas que Sutton y yo haríamos juntos si ella estuviera aquí.
Le enseñaría a Sutton como hacer decoraciones con crema francesa, una cosa
que había aprendido después de la escuela en un trabajo de catering. Sutton
podría mostrarle como rizarse las pestañas, lo que Emma nunca había sido capaz
de dominar correctamente. Y tal vez, en la escuela, podrían haber cambiado
lugares por el día, ir a sus respectivas clases y responder a sus nombres. No porque
tenían que hacerlo. Sino porque ellas querían.
De repente, Emma tuvo la sensación de que alguien la estaba mirando. Se dio
la vuelta para encontrar que la sala de cerámica ahora estaba casi vacía. Pero
en el pasillo, dos pares de ojos la miraron fijamente. Eran Gabby y Lily las gemelas
Twitter. Cuando se dieron cuenta de que Emma las miraba, sonrieron, e inclinaron
sus cabezas, y susurraron. Emma se estremeció.
Una mano tocó el brazo de Emma, y ella saltó una vez más. Laurel estaba detrás
de ella, apoyada contra el gran tacho de basura gris de arcilla húmeda al lado
del fregadero.

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26
—Oh, hey. —El corazón de Emma golpeó en sus orejas.
—Solo esperando por ti. —Laurel cepilló un mechón de su pelo rubio en sus
hombros y miró el teléfono de Emma en sus manos—. ¿Escribiendo a alguien
interesante?
Emma dejó caer teléfono de Sutton en su bolso. —Uh, no realmente. —El lugar
donde estaban las gemelas Twitter estaba vacío. Laurel la agarró del brazo—.
¿Por qué trajiste la broma del tren?, —ella preguntó, su voz baja y dura—. Nadie
lo considera divertido. El sudor picaba en la parte posterior del cuello de Emma.
Ella abrió su boca, pero no salió nada. Las palabras de Laurel hicieron eco de
la nota que había conseguido: las otras podrían no querer recordar la broma
del tren, pero yo seria marcada por ese recuerdo por siempre. Algo sucedió esa
noche. Algo horrible.
Emma respiró hondo, echando atrás sus hombros, y colgando su brazo alrededor
de la cintura de Laurel. —No seas tan sensible. Ahora vamos. Huele como a
trasero aquí. —Ella espero a que sonara más despreocupada de lo que estaba.
Laurel gruñó a Emma por un momento, pero luego ella la siguió al pasillo del salón.
Emma dejo escapar un suspiro de alivio cuando Laurel se fue en la dirección
opuesta. Se sentía como si hubiera esquivado una bala enorme.
O quizás, pensó, abierto una lata enorme de gusanos.

Traducido en Purple Rose 27


Capítulo 4
Rastro de Papel

Traducido por Polilla


Corregido por Akanet

L uego de la práctica de tenis, Laurel condujo su VW Jetta negro hacia la calle


de los Mercer, un complejo privado sobre las colinas de Catalina, con casas
con estuco7 de arena coloreada y patios delanteros llenos de cactus florecidos.
El único sonido en el auto era la mandíbula de Laurel masticando el pedazo de
goma de mascar que había metido en su boca.
—Entonces… gracias por traerme a casa —dijo Emma, rompiendo el incómodo
silencio.
Laurel miró a Emma gélidamente. —¿Alguna vez sacarás tu auto del depósito
municipal o tendré que ser tu chofer por siempre? No puedes seguir mintiendo
diciendo que esta en casa de Madeline, sabes. Mamá y Papá no son tan
estúpidos.
Emma se hundió en el asiento. El auto de Sutton había estado confiscado desde
antes que ella llegara a Tucson. Parecía que ella tendría que recuperarlo ya que
Laurel no la llevaría más a todos lados.
Después Laurel hizo silencio de nuevo. Ella había estado fría con Emma desde la
clase de cerámica, dejándola de lado cuando Emma le pidió que fueran pareja
en tenis y la vio encogerse de hombros cuando le sugirió que pararan en Jamba
Juice8 camino a casa. Emma deseaba conocer las palabras mágicas que harían
que Laurel se abriera con ella, sin embargo navegar en el mundo de las relaciones
fraternales era algo en lo que ella carecía de verdadera experiencia. Había tenido
hermanos adoptivos, seguro, pero esas relaciones raramente terminaron bien.
No es que la relación entre Laurel y yo fuera perfecta. No habíamos sido muy
unidas por años. Vi destellos de nosotras cuando éramos mucho más jóvenes,
sosteniendo nuestras manos en el Tilt-A-Whirl9 en la feria del condado y espiando
a nuestros padres en sus banquetes cuando éramos pequeñas, pero algo había
cambiado desde entonces.
7 Pasta de cal apagada y mármol pulverizado con que se cubren las paredes o los muros, que
se barnizan después con aguarrás. Hace referencia a las casas que cubiertas con este método
de pintura.
8 Cadena de locales de batidos repartidos a lo largo de los Estados Unidos.
9 Es un juego mecánico que se encuentran en las ferias y parques de diversiones. Esta formado
por una plataforma giratoria y carritos que están atados a la plataforma y giran.

Traducido en Purple Rose 29


28
Luego de pasar por tres casas grandes —dos de las cuales tenían jardineros en
el frente, regando los árboles de mesquite10— Laurel había estacionado en la
entrada de los Mercer. —Mierda —dijo ella entre dientes.
Emma siguió la mirada de Laurel. Sentado en el banco de hierro forjado en la
terraza delantera de los Mercer se encontraba Garrett. Todavía estaba usando
sus zapatos para fútbol y su camiseta de entrenamiento. Dos rodilleras lodosas
cubrían sus rodillas, y de su brazo colgaba un casco de bicicleta.
Emma salió del auto y cerró de un golpe la puerta. —H…hola —dijo vacilando, su
mirada sobre el rostro de Garrett. Las esquinas de su rosada boca se curvaron en
una mueca. Sus suaves ojos marrones llamearon. Su cabello rubio estaba sudado
por la práctica. Él se sentó en la orilla del asiento del porche, como un gato listo
para saltar.
Laurel la siguió hasta la entrada, saludo a Garrett con la mano y se dirigió adentro.
Lentamente, Emma caminó hasta las escaleras del porche, quedándose a una
distancia segura de Garrett. —¿Cómo estas? — pregunto ella en voz baja.
Garrett hizo un extraño sonido desde lo profundo de su garganta —¿Cómo crees
que estoy?
Los aspersores automáticos sisearon en el patio delantero, rociando las plantas.
En la distancia, una podadora gruño a la vida. Emma suspiró. —Realmente lo
lamento.
—¿Lo haces? —Garrett palmeó su casco con sus grandes manos—. ¿Lo sientes
tanto que no devolviste mis llamadas? ¿Lo sientes tanto que ni siquiera eres capaz
de mirarme en este momento?
Emma captó su fuerte pecho, piernas tonificadas y sólo un indicio de barba
en su mentón. Ella entendió lo que Sutton había visto en él, y su corazón sintió
remordimiento al notar que él no sabía la verdad.
—Lo siento mucho —Las palabras se alojaron en su garganta—. Ha sido un verano
extraño —ella dijo. Esa era descripción que se quedaba corta.
—¿Extraño como que conociste a alguien más? —Garrett apretó sus puños,
haciendo que los músculos de su antebrazo resaltaran.
—¡No! —Emma dio un paso hacia atrás sobresaltada, casi tropezando con el
móvil de campanillas que la señora Mercer había colgado del alero.
Garrett limpió sus manos en su camiseta —Jesús. El mes pasado estabas metida
en esto. En mí. ¿Por qué me odias tan repentinamente? ¿Es esto lo típico de
Sutton Mercer?

10 Son especies botánicas de leguminosas del género Prosopis. Se encuentran principalmente en


las zonas áridas y semi-áridas de México.

Traducido en Purple Rose 29


Lo típico de Sutton. Las palabras hicieron eco dolorosamente en mis oídos, un
estribillo que había escuchado muchísimas veces en las pasadas semanas.
Desde mi nuevo punto de vista, había comenzado a comprender lo mal que
solía tratar a las personas.
—No te odio —protesto Emma—. Sólo…
—¿Sabes qué? No me interesa—. Garrett golpeó los lados de sus piernas y se
puso de pie—. Hemos terminado. No quiero tus excusas. Ya no voy a caer en tus
juegos. Esto es justo como lo que le hiciste a Thayer. Debería haberlo sabido.
Emma retrocedió ante la dureza de la voz de Garrett, y ante la mención del
hermano de Madeline.
Thayer. Sólo con escuchar su nombre, sus claros ojos verdes, altos pómulos y
desordenado cabello oscuro, se cruzaron por mi mente. Y luego vislumbre algo
más, una imagen de los dos en el patio de la escuela, lágrimas corriendo por mi
rostro mientras Thayer me hablaba en un tono urgente como si estuviera tratando
de hacerme entender algo, pero el recuerdo se desvaneció en las puntas de mis
dedos.
Emma luchó por recuperar su voz. —No estoy segura de lo que crees que yo…
—Quisiera mi juego de Grand Theft11 Auto de vuelta—. Garrett la interrumpió,
girando hasta enfrentar el impecable jardín de los Mercer. Un labrador negro
levanto su pata sobre un fresno—. Esta en tu PS3.
—Lo buscaré —masculló Emma.
—Supongo que tampoco necesito esto—. Garrett extrajo un largo y fino tiquete
de su bolso, Baile de Halloween, anunciaba en letras derretidas. Se lo entrego
de forma casi violenta, después se acerco a ella hasta que estuvieron casi
tocándose. Su cuerpo se estremeció por la arrolladora energía acumulada.
Emma contuvo su aliento, plenamente consciente de que no tenía ni idea de
qué era lo que él iba a hacer a continuación.
—Ten una buena vida, Sutton —Garrett susurró, su voz gélida. Sus zapatos para
fútbol resonaban con el traqueteo de su majestuoso caminar por la vereda, se
montó en su bicicleta y se alejó.
—Adiós —susurré a su espalda mientras se iba.
Eso salió bien. Técnicamente, esta había sido la primera ruptura de Emma
alguna vez, todas sus relaciones anteriores habían terminado en amistad o por
distanciamiento. Con razón las personas decían que apestaba.
Temblando, Emma se dirigió hacia adentro. Mientras caminaba a través del
porche hacia la puerta principal, una SUV blanca en la calle llamó su atención.
11 Es una serie de videojuegos de género acción/aventura.

Traducido en Purple Rose 31


30
Entrecerró los ojos al ver un flash de cabello rubio a través del parabrisas. Pero
antes que pudiera distinguir un rostro el auto aceleró, alejándose velozmente en
una columna de humo gris.
Emma encontró a Laurel en la cocina, cortando una manzana en rodajas
delgadas. —¿Conocemos a alguien que conduzca una SUV blanca? —preguntó.
Laurel la miro fijamente. —¿Además de las gemelas Twitter?
Emma frunció el entrecejo. Las gemelas vivían en el otro extremo de la ciudad.
—¿Aquí que? —Laurel preguntó—. ¿Qué sucedió con Garrett?
Había una mirada presumida en su rostro. Ahora quiere hablar, pensó
amargamente.
Emma caminó hacia la isla de la cocina y metió una jugosa rodaja de manzana
a su boca. —Se acabo.
La expresión de Laurel se suavizó sólo un poco. —¿Estás bien?
Emma limpió sus manos en sus pantalones cortos para tenis. —Estaré bien. —Miró
a Laurel—. ¿Crees que el estará bien?
Laurel masticó un pedazo de manzana y echó un vistazo a través de las puertas
francesas hacia el patio delantero. —No lo se. Garrett siempre me pareció una
clase de enigma —ella finalmente dijo—. Siempre me he preguntado si había
algo más oscuro bajo la superficie.
Emma se estremeció, recordando como Garrett se había cernido sobre ella en
el porche. —¿Qué quieres decir?
—Oh, no lo sé —Laurel movió sus manos quitándole importancia, como si de
repente recordara que no estaba hablándole a Emma hoy. Deslizó una pila de
cartas a través de la mesa de la cocina—. Éstas son para ti.
Luego dio la vuelta y se deambuló por el pasillo. Mientras Emma clasificaba
distraídamente los catálogos, reflexionando sobre la visita de Garrett y las
palabras inquietantes de Laurel, un sobre con el logo del un banco en la esquina
superior, captó su atención. AMEX BLUE12, decía el rótulo. Estaba dirigida a Sutton
Mercer.
Un nudo se formo en la garganta de Emma mientras abría la carta. Este era el
resumen de cuenta de la tarjeta de crédito de Sutton, el del mes previo a su
asesinato. Con dedos temblorosos desdobló el papel y observó la columna de
cargos de Agosto. BCBG13… Sephora14… Walgreens15… AJ´s mercado gourmet.

12 AMEX BLUE: Tarjeta de crédito de American Express


13 BCBG: Línea de ropa creada por Max Azria.
14 Sephora: Es una cadena de cosméticos fundada en Francia en 1969. La cadena Sephora
cuenta con más de 750 tiendas en 21 países.
15 Walgreens: Es la mayor cadena farmacéutica en los Estados Unidos.

Traducido en Purple Rose 31


Entonces, su mirada se detuvo en un cargo del día 31 de Agosto. 88 dólares.
Clique.
Los nervios estallaron dentro de ella. Clique. De repente la palabra sonaba a mal
presagio, como el sonido del seguro de un arma al ser removido.
Emma sacó de un tirón el teléfono de Sutton de su bolso, Ethan contestó al
segundo timbre. —Cancela tus compromisos de esta noche —Emma le susurró—.
Creo que tenemos algo.

Traducido en Purple Rose 33


32
Capítulo 5
Tiempos extremos requieren medidas extremas

Traducido por Momy


Corregido por Akanet

H oras más tarde, Emma y Ethan se sentaron en el destartalado Honda rojo


oscuro de Ethan en el estacionamiento de atrás de una serie de tiendas
cercanas de la Universidad de Arizona. El olor de la pizza en horno de ladrillo
llenaba el aire, y los estudiantes universitarios borrachos pasaban, cantando
canciones de Taylor Swift, fuera de tono. Había una Head Shop16 llamada
Wonderland, un salón de belleza punk-rock llamado Pink Pony, y un lugar llamado
Wildcat Central, que vendía pantalones de la Universidad de Arizona, y gafas de
tiro. En el final había una boutique llamada Clique.
Ethan bajó la visera de su gorra roja de los Diamondbacks de Arizona. —¿Lista?
Emma asintió con la cabeza, conteniendo sus nervios. Tenía que estar lista.
Mientras Ethan desenganchaba su cinturón de seguridad, Emma sintió una
oleada de gratitud a través de ella. —¿Ethan? —Ella tocó la parte blanda detrás
de su codo, pequeños pinchazos de calor abatiendo sus dedos—. Sólo quería
darte las gracias. Una vez más.
—Oh. —Ethan parecía un poco avergonzado—. No tienes que seguir dándome
las gracias. No soy la Madre Teresa. —Abrió la puerta del carro con el pie—.
Vamos. Es hora de la función.
Los maniquíes en el escaparate Clique llevaban vanguardistas máscaras de
Halloween. Abrigos de cachemir de lujo, vestidos de seda y diáfanas bufandas
cubriendo sus cuerpos. Sus ojos negros y vacíos miraban a Emma. Campanas
sonaron cuando Ethan y ella se abrieron camino a través de la puerta principal.
Miré alrededor del lugar, tratando de conseguir un hormigueo de reconocimiento.
Una gran mesa abarrotada con vaqueros ajustados, pantalones de algodón
ajustados, pantalones camuflados ajustados, e incluso más ajustados leggings
ocupaban la mayor parte de los inmuebles en el frente de la tienda. Botas,
zapatos planos, tacones y alpargatas estaban alineados en el alféizar de la
ventana como soldados preparándose para la batalla. Pero nada destacó, sólo
lucía como el tipo normal de tienda que solía frecuentar.

16 Tienda especializada en productos utilizados para el consumo de cannabis.

Traducido en Purple Rose 33


Emma se acercó a un estante y comprobó el precio de una camiseta de algodón
blanca. ¿Ochenta dólares? ¡Todo su guardarropa de tercer año costó menos
que eso!
—¿Puedo ayudarles?
Emma dio la vuelta para ver a una morena alta con un ceño como el de Megan
Fox y el pecho de Heidi Montag. Cuando la chica vio a Ethan, su rostro se iluminó.
—¿Ethan? ¡Hola!
—Oh, hola Samantha. —Ethan corrió sus dedos sobre una prenda sobre la mesa,
y luego se sonrojó y se alejó cuando se dio cuenta que eran un par de bragas de
color rosa de encaje—. No sabía que trabajabas aquí.
—Sólo medio tiempo. —La empleada de la tienda miró a Emma de nuevo.
Su expresión se agrió—.¿Son ustedes dos… amigos?
Ethan miró a Emma, con un espasmo en la comisura de su boca. —Sutton, esta
es Samantha. Ella va a San Javier. Samantha, esta es Sutton Mercer.
Samantha le arrebató la camiseta de algodón a Emma y la puso de nuevo en el
estante. —Sutton y yo ya nos conocemos.
Emma enderezó los hombros, cautelosa por el tono de Samantha. —Um, cierto
—dijo—. En realidad, me preguntaba si ustedes mantienen los registros de
transacciones. —Ella alzó la tarjeta American Express de su hermana.
—Tengo problemas por gastar demasiado con mi tarjeta de crédito, y me
gustaría devolver algunas cosas que compré el 31 de Agosto. —Soltó una risita
avergonzada—. El problema es, que no puedo recordar donde compre cada
cosa.
Samantha presionó su mano contra su pecho, fingiendo sorpresa. —¿No
recuerdas lo que compraste?
—Uh, no. —Emma quería rodar los ojos. Si supiera la respuesta, ¿por qué iba a
estar preguntando? Pero necesitaba la ayuda de Samantha, así que tendría
que morderse la lengua y guardarlo en su carpeta de cosas que debería haber
dicho, una colección de respuestas desagradables que había pensado, pero no
se había atrevido a decir.
—¿Recuerdas lo que robaste? —refutó Samantha.
—¿Disculpa?
—La última vez que estuviste aquí —dijo Samantha lentamente, como si estuviera
hablando con un estudiante de kinder—, tú y tus amigas robaron un par de aretes
de oro martillado. ¿O es que convenientemente lo olvidaste, también?
Parecía como si hubiera pasado mi último día en la Tierra como una ladrona.

Traducido en Purple Rose 35


34
Emma se aferró a las palabras de Samantha. —¿Mis amigas? ¿Cuáles?
—En serio, ¿En que estás metida? —Los ojos de Samantha estaban encendidos—.
Confía en mí, si supiera quiénes eran o tuviera pruebas sólidas de lo que hicieron,
presentaría cargos de inmediato. —Con eso, dio media vuelta, se dirigió a la
parte de atrás de la tienda en sus botas de tacón de aguja y empezó febrilmente
a reorganizar una muestra de suéteres de rombos.
Por un momento, el único sonido en la tienda fueron los golpes fuertes de un
remix de Chemical Brothers. Entonces Emma pasó sus dedos sobre un vestido de
lana gruesa y que daba comezón, y miró a Ethan. —¿Con qué amigas podría
haber estado Sutton? ¿Por qué simplemente no me lo dijeron?
Ethan levantó un zapato de ballet, dándole la vuelta en sus manos antes de
colocarlo junto a su doble. —Tal vez el robo las haya asustado.
—¿Asustado sobre robar en las tiendas? ¿Hablas en serio? —Emma se acercó
más a Ethan y bajó la voz hasta un susurro.
—Estas son las mismas chicas que estrangularon a Sutton para divertirse. Y cuando
la policía me acompañó a Hollier en un coche de policía el primer día de clases,
estaban encantadas.
La mente de Emma regresó a su breve presentación en la estación de policía. Los
policías la habían descartado tan deprisa cuando trató de explicar quién era, no
creyendo ni por un segundo que podía haber sido cualquier otra excepto Sutton.
Por otra parte, Sutton tenía un largo historial de registros, el policía en guardia,
el detective Quinlan, había sacado una enorme carpeta de manila llena de los
errores del pasado de Sutton. Es probable que tuviera un sin número de bromas
que incluían juegos de mentiras.
Emma se incorporó, un pensamiento la sorprendió con fuerza. ¿Qué pasa si el
archivo contiene algo de la broma del tren?
Madeline había dicho algo acerca de policías apareciendo de pronto. En la
parte trasera de la tienda, Samantha miró a Emma por el rabillo del ojo.
Ethan tocó el hombro de Emma. —No me gusta esa expresión en tu cara —dijo—
. ¿Qué estás pensando?
—Ya lo verás. —Emma casualmente tomó una cartera azul Tori Burch de la mesa.
Cuando estuvo segura que Samantha estaba mirando, la empujó debajo de su
camisa. El cuero era suave sobre su piel desnuda.
—¿Qué demonios? —Ethan hizo un rápido movimiento frenético a través de su
garganta—. ¿Estás loca?
Emma lo ignoró.
Su pulso se aceleró. Esto se sentía tan extraño, tan mal. Becky solía robar en
tiendas convenientes todo el tiempo, deslizando una barra de chocolate aquí,

Traducido en Purple Rose 35


poniendo un paquete de chicles en el bolsillo de Emma, incluso una vez saliendo
con varias botellas de dos litros de Coca-Cola rellenando su camisa como dos
pechos muy raros. Emma había vivido con el temor de que los policías las llevaran
a la cárcel o, peor aún, llevarse a su madre lejos de ella. Pero al final, no había
sido la policía la que se había llevado a Becky. Becky abandonó a su hija por su
propia voluntad.
—¡Alto ahí!
Emma se quedó inmóvil, su mano en el pomo de la puerta. Samantha le dio la
vuelta. Sus cejas hicieron una perfecta V. —Buen intento. Date la vuelta.
Con un suspiro, quitó su mano de su cintura y se sacó la camisa. El bolso cayó
con un ruido metálico al suelo, la cadena de oro sonando en el piso de baldosas.
Una chica a medio vestir asomó la cabeza fuera del probador y jadeó.
Samantha recogió el bolso con una sonrisa satisfecha y sacó una BlackBerry del
bolsillo de sus ceñidos pantalones vaqueros. Puso la llamada en el altavoz.
—Espera. —Ethan corrió alrededor de un sofá de terciopelo color vino—. Esto es
un malentendido. Lo puedo explicar.
—Nueve-uno-uno, ¿cuál es su emergencia? —Una voz chilló al otro lado de la
línea.
Los ojos de Samantha se estrecharon en Emma. —Me gustaría informar de un
robo en progreso.
Emma metió sus manos temblorosas en los bolsillos y trató de mantener la
insolencia, titulada, “Soy Sutton Mercer y estoy emocionada de ser llevada a la
cárcel” con una sonrisa pegada a los labios.
En cierto modo, no fue difícil, ir a la estación de policía era exactamente lo que
ella quería.

Traducido en Purple Rose 37


36
Capítulo 6
Historial Criminal

Traducido por Josez57


Corregido por V!an*

E mma se sentó en una silla de plástico amarillo en una habitación de bloques


de hormigón en el interior de la estación de policía. La habitación era más
grande que un gallinero, olía a verduras podridas, e, inexplicablemente, había
dos fotos de geishas japonesas de aspecto sereno colgadas en la pared del
fondo. Sería un escenario ideal para una historia de noticias. . . si ella fuera el
escritor, no el tema.
La puerta se abrió, y el detective Quinlan entró, el mismo policía que se había
negado a creerle a Emma cuando ella le dijo que era Emma Paxton y su
gemela perdida desde hace mucho tiempo, Sutton, había desaparecido. Allí,
enganchado bajo su brazo, tenía un archivo con el nombre de Sutton MERCER.
Emma contuvo una sonrisa.
Quinlan se dejó caer frente a ella y entrelazó los dedos encima de la carpeta.
Las botas tronaban por el pasillo, sacudiendo todo el complejo mal construido.
—Robando en las tiendas, Sutton? ¿De verdad?
—No fue mi intención, —chilló Emma, encogiéndose en su asiento.
Hace mucho tiempo, Emma se había sentado en una estación de policía con
Becky en el medio de la noche después de que un policía las había llevado
por conducir imprudentemente. En un momento, un policía levantó un teléfono
negro grande y se lo dio a Becky, pero Becky lo apartó, implorando: —Por favor
no los llame. Por favor, —dijo ella.
Al amanecer, después de que Becky fuera puesta en libertad con una advertencia,
Emma le preguntó a quien había intentado llamar la policía. Pero Becky sólo
encendió un cigarrillo e hizo como que no tenía idea de lo que Emma estaba
hablando.
—No tenía intención de ser atrapada? —Quinlan sostenía el archivo de Sutton—.
¿Has olvidado que ya te arrestaron por robar? —Él sacó una hoja de papel de
la carpeta—.Un par de botas de Banana Republic, 6 de enero. Así que eres una
reincidente infractora. Eso es grave, Sutton.
Emma movía sus pies sobre el suelo de linóleo, sus piernas desnudas sudorosas
pegadas a la silla de plástico.

Traducido en Purple Rose 37


Las esposas del cinturón de Quinlan sonaron mientras se sentaba en la silla.
—¿Qué estás tratando de hacer, ir al reformatorio? ¿O vas a fingir que eres otra
persona también esta vez, gemela secreta de Sutton? ¿Cómo has dicho que era
tu nombre real? Emily. . . ¿algo así?
Pero Emma no estaba escuchando. Con una sacudida, agarró su garganta.
Se quedó sin aliento, se dobló por la cintura y empezó a toser. Ella tosió hasta
hacerse daño a los pulmones.
Quinlan frunció el ceño. —¿Estás bien?
Emma sacudió la cabeza, sacando a relucir otra serie de ataque de tos.
—Agua, —dijo con voz ronca entre las respiraciones—.Por favor.
Quinlan se levantó de la mesa y la empujó hacia el vestíbulo. —No te muevas,
—gruñó.
Emma dejó escapar algunas toses mas después de que haya cerrado la puerta
y luego entró en acción, deslizando la carpeta de manila a su asiento. Sus dedos
temblaban mientras ella la abrió y buscó entre las páginas. En la parte superior
estaba el más reciente reportaje, cuando Emma había visitado la estación el
primer día de clases. Regreso de la Srta. Mercer a la escuela en el coche patrulla,
alguien había escrito. Cuatro formularios más habían sido rellenados diciendo
exactamente lo mismo.
—Vamos, —murmuró Emma en voz baja, hojeando páginas más. Había informes
de alteración del orden público y una demanda para el coche confiscado
de Sutton, un Volvo de los años ‘60, por multas de estacionamiento sin pagar.
Lo siguiente en la pila era una declaración que Sutton había hecho sobre la
desaparición de Thayer Vega. Los ojos de Emma escaneaban la transcripción—.
Salimos algunas veces, —Sutton le dijo al entrevistador—.Supongo que él estaba
enamorado poco en mí.
—No, por supuesto que no lo he visto desde que desapareció. Más abajo en la
página, el entrevistador señalaba: La Srta. Mercer estaba muy nerviosa. Eludió
varias preguntas, en su mayoría sobre el señor Vega. . .
Emma pasó la página y arraigado a través de los archivos dos palabras le
llamaron la atención. Vías del tren. Emma dio un tirón al papel fuera de la pila.
Se trataba de un informe policial, de fecha 12 de julio.
—Bajo UBICACIÓN DEL SUCESO, decía: Vías del tren, en la esquina de Orange
Grove y Ruta 10. En la DESCRIPCION DEL INCIDENTE, S. Mercer dijo. . . vehículo
expuesto al peligro. . . se aproxima el tren.
Sutton había sido entrevistada junto con Charlotte, Laurel, y Madeline.
Gabriella y Lilianna Fiorello figuraban como testigos.

Traducido en Purple Rose 39


38
¿Gabby y Lili? Emma frunció el ceño. ¿Por qué habían estado allí?
Vi un destello y se sintió un cosquilleo extraño. Un silbido del tren a lo lejos rugió en
mi cabeza. Escuché gritos, súplicas desesperadas, y las sirenas. Así como si nada,
el recuerdo de esa noche paso a toda velocidad de regreso a mí.

Traducido en Purple Rose 39


Capítulo 7
La broma extrema

Traducido por Nadia


Corregido por V!an*

E stoy detrás del volante de mi Volvo británico 122 verde de 1965. Mis manos
aprietan el volante envuelto en cuero, y mi pie se mueve con facilidad el
embrague. Madeline está sentada junto a mí, moviendo la sintonía de su radio
sobrealimentada. Charlotte, Laurel, y las Gemelas Twitter se apretujan en la parte
trasera, soltando risitas cada vez que el auto se inclina al doblar una esquina y las
aplasta a todas a un lado. Gabby mueve un lápiz labial rojo como si fuera una
varita mágica.
—No te atrevas a manchar los asientos de cuero de Floyd con lápiz labial —
advierto.
Charlotte suelta una risita.
—No puedo creer que llames a tu auto Floyd.
La ignoro. Decir que adoro mi auto es quedarse corto. Mi papá me lo compró
en eBay hace un par de años, y lo ayude a devolverlo a su antigua gloria,
martilleando las abolladuras en los paneles e instalando un nuevo motor que
ronronea como un feliz puma. No me importa si no tiene las comodidades como
un adaptador de iPod o un asistente de estacionamiento paralelo, este auto es
único, con clase, y adelantado a su tiempo, justo como yo.
Pasamos Starbucks, el centro comercial de galerías de arte que todos los jubilados
aman, y las canchas de polvo de ladrillo donde tomé mi primera lección de
tenis cuando tenía cuatro años. La luna es de exactamente el mismo ámbar
de los ojos del coyote que se metió por debajo de la cerca del jardín trasero el
año pasado. Estamos yendo a una fiesta de la fraternidad en la U de A, lo cual
promete ser increíble. Sólo porque esté con Garrett no significa que no pueda
admirar abiertamente a la mercancía de chicos universitarios apuestos de vez
en cuando.
Madeline se detiene en una estación que toca “California Gurls” de Katy Perry.
Gabby chilla y comienza a cantar.
—Uch, estoy tan cansada de esta canción —gimió, estirándome y girando la
perilla del volumen una vez más. Usualmente no me importa cantar, pero algo
me molesta esta noche. O, más exactamente, dos personas me molestan.

Traducido en Purple Rose 41


40
Lili hace pucheros.
—¡Pero la semana pasada dijiste que Katy era increíble, Sutton!
Me encojo de hombros.
—Katy es de hace cinco minutos.
—¡Escribe las mejores canciones! —chilla Gabby, enroscando sus reflejos rubio
miel y apretando sus labios extra llenos en un puchero.
Saco mis ojos de la calle por un momento y les doy una mirada asesina.
—No es como si Katy escribiera las canciones ella misma, chicas. Algún productor
gordo de mediana edad lo hace.
Lili luce horrorizada.
—¿En serio?
Si sólo pudiera estacionar y dejarlas salir. Estoy tan cansada de la falsa estupidez
de Twitter Dee y Twitter Dum. Compartí una clase de Trigonometría con ellas el
año pasado, no son tan estúpidas como parecen. Los chicos encuentras ese
comportamiento atractivo, pero yo no lo compro.
La luz cambia a verde, y Floyd lanza un satisfactorio rugido cuando sale disparado
de la línea, lanzando polvo y volando al pasar las retamas del desierto.
—Bueno, yo creo que es una buena canción. —Mads rompe el silencio,
lentamente subiendo el volumen de nuevo.
Le doy una mirada.
—¿Qué diría tu papá si supiera que la mujerzuela Katy es tu modelo a seguir,
Mads?
—No le importaría —dice Madeline, intentando sonar dura. Picotea el sticker de
la Mafia del Lago de los Cisnes de la parte trasera de su teléfono celular. No sé
qué significa el sticker nadie sabe. Creo que Mads lo prefiere así.
—¿No lo haría? —repito—. Llamemos a Papi y preguntémosle. De hecho,
llamémoslo y digámosles que estás esperando tener algo con un chico universitario
esta noche también.
—¡Sutton, no! —Madeline gruñe, atrapando mis manos antes de que pueda
alcanzar mi teléfono. Mads es conocida por mentirle a su papá; probablemente
le dijo que estaba en un grupo de estudio.
—Relájate —digo, deslizando mi teléfono de nuevo dentro de la consola central.
Madeline se deja caer en su asiento, poniendo su rostro que dice no—te—
voy—a—hablar. Charlotte encuentra mis ojos en el espejo y me da una mirada
que dice Termínala. Molestar a Madeline sobre su papá es un golpe bajo, pero eso

Traducido en Purple Rose 41


es lo que consigue por invitar a las Gemelas Twitter esta noche. Se suponía que
íbamos a ser sólo nosotras, los verdaderas miembros del Juego de las Mentiras,
pero de alguna manera Gabby y Lili averiguaron nuestros planes, y Madeline
era demasiado agradable para decirles que no podían venir. He sentido sus
miradas implorando todo el camino, sus esperanzas y sueños escritos en burbujas
de pensamiento sobre sus cabezas: ¿Cuándo nos vas a dejar entrar el Juego de
las Mentiras? ¿Cuándo podremos ser una de ustedes? Es bastante malo que mi
hermanita se las arreglara para entrar al club.
No hay lugar para nadie más, especialmente no para ellas. Y más que eso, tengo
un plan para esta noche, un plan que no involucra a Gabby o a Lili. ¿Pero quién
dice que Sutton Mercer no puede ser flexible?
La parte norte de Tucson está muerta después de las diez de la noche, y apenas
hay otros autos en Orange Grove. Antes de unirnos a la autopista, debemos
cruzar las vías del tren. La señal con forma de X del cruce brilla en la oscuridad.
Una vez que la luz se pone verde, llevo a Floyd sobre las vías. Justo cuando estoy
por acelerar hacia la entrada de la autopista, el auto muere.
—Uh... —murmuro. “California Gurls” se calla. El fresco vapor del aire acondicionado
para de fluir de los ventiladores, y las luces del tablero se apagan. Giro la llave
en la ignición, pero nada sucede—.Está bien, perras. ¿Quién llenó el tanque de
Floyd con arena?
Charlotte pretende fruncir el ceño.
—Esa broma es de hace dos años.
—No fuimos nosotras —gorjea Gabby, probablemente emocionada por casi
haberlas incluido en la conversación que también incluye al Juego de las
Mentiras—.Tenemos mejores ideas para bromas, si nos dejaras compartirlas
contigo.
—No estoy interesada —digo, descartándola con un movimiento de mi mano.
—Um, ¿a alguien le interesa que estemos paradas en las vías del tren? —Madeline
espía por la ventanilla, las puntas de sus dedos aferrando la puerta. De repente,
las luces rojas de la señal del cruce de vías comienza a pestañear. La campana
de advertencia suena, y la barrera rayada baja a través de la calle detrás
nuestro, deteniendo a los otros autos en la luz, aunque no que haya ninguno, de
pasar sobre las vías. Una luz neblinosa del tren Amtrak pestañea en la distancia.
Pruebo la ignición de nuevo, pero Floyd sólo tose.
—¿Qué sucede, Sutton? —Charlotte suena molesta.
—Todo está bajo control —mascullo. El llavero con el símbolo de Volvo se mueve
hacia atrás y adelante mientras giro la llave una y otra vez.
—Sí, claro. —El cuero chilla bajo el trasero de Charlotte—. Les dije que no
deberíamos habernos metido en esta trampa mortal.

Traducido en Purple Rose 43


42
El tren hace sonar su bocina.
—Quizás lo estás arrancando de la manera equivocada. —Madeline se estira y
prueba la ignición ella misma, pero el auto apenas hace un sonido ahogado. Las
luces ni siquiera pestañean en el tablero.
El tren se está acercando.
—¿Quizás nos verá y frenará? —digo, mi voz temblando mientras la adrenalina
navega por mis venas.
—¡El tren no puede parar! —Charlotte desprende su cinturón de seguridad—.
¡Por eso las barreras bajan! —Tira de la manija de la puerta, pero ésta no cede—.
¡Jesús! ¡Ábrela, Sutton!
Presiono el botón de destrabar, mi papá y yo habíamos instalado una función de
poder electrónico en las cuatro puertas y ventanas, pero no se oye el conocido,
pesado clic de la traba soltándose. —Uh... — Golpeteo el botón una y otra vez.
—¿Qué hay de la traba manual? —Lili intenta levantar el botón en su puerta.
Pero algo traba ese botón también.
El tren silba una vez más, una baja nota de armónica. Laurel intenta abrir las
ventanillas, pero nada sucede.
—¡Jesús, Sutton! —grita Charlotte, tirando fuerte de la manija de la puerta, que
no cede—. ¿Estás jugando con nosotras?
—¡Por supuesto que no! —Yo también tiro de la manija.
—¿En serio? —Madeline grita.
—¡En serio! ¡Lo prometo! —Es nuestra palabra segura, la cosa que se supone que
debemos gritar cuando algo es mortalmente serio.
Madeline se estira y apuñala el centro del volante. La bocina gimotea débilmente,
como una cabra moribunda. Lauren marca un número en su teléfono celular.
—¿Qué estás haciendo? —le grito.
—¿Cuál es su emergencia? —grazna una voz en el auricular.
—¡Estamos atrapadas en las vías del tren en Orange Grove y Iten! —grita Lauren—.
¡Estamos atrapadas en el auto! ¡El tren está a punto de atropellarnos!
Los siguientes segundos son un caos total. Charlotte se inclina hacia adelante y
golpea el parabrisas. Gabby y Lili lloriquean inserviblemente. Lauren le da nuestros
detalles al operador del 911. El tren se dispara hacia nosotras. Muevo las llaves en
la ignición hacia adelante y atrás. El tren avanza más cerca... más cerca... hasta
que juro que puedo ver el rostro lleno de pánico del conductor.

Traducido en Purple Rose 43


Todas gritan. Nuestras muertes están a meros segundos.
Y ahí es cuando calmadamente me estiro hacia el tablero y libero el embrague.
Cañoneando el motor, nos saco de las vías del tren y giro hacia un área
pequeña, polvorienta en el paso a nivel. Un momento más tarde, destrabo las
puertas, y todas caen a la grava polvorienta, mirando mientras el tren pasa
atronadoramente apenas a pocos metros de nuestros cuerpos.
—¡Las atrapé, tontas! —grito. Mi cuerpo arde—. ¿No fue esa la mejor broma de
todas?
Mis amigas me miran, momentáneamente anonadadas. Lágrimas vetean sus
rostros. Luego sus ojos arden con ira. Madeline se pone de pie inestablemente.
—¿Qué mierda, Sutton? ¡Usaste la palabra segura! ¡Rompiste las reglas!
—Las reglas están para ser rotas, perras. ¿Quieren oír cómo lo hice? —No puedo
esperar para explicar. He estado planeando esta broma por semanas. Es mi
pièce de résistance.
—¡No me importa cómo lo hiciste! —grita Charlotte. Su rostro es un nudo de furia.
Sus manos se retuercen a los costados—. ¡Nadie piensa que esto es gracioso!
Miro a mi hermana. Pero ella sólo pasa la lengua por sus labios y sus ojos se
mueven rápidamente de un lado al otro, como si la broma la hubiera vuelto
muda.
Madeline tiembla de ira.
—¿Sabes qué, Sutton? Estoy cansada de este club. Estoy cansada de ti.
—Yo también. —Se hace eco Charlotte. Lili mira hacia adelante y atrás,
absorbiendo todo.
Levanto mi mentón.
—¿Eso es una amenaza? ¿Quieren renunciar?
Madeline se endereza a su altura de cinco pies cinco.
—Quizás.
—¡Está bien, entonces! ¡Renuncien! —le digo a Madeline y Charlotte—.
¡Hay muchas chicas que pueden reemplazarlas! ¿Verdad? —Me doy vuelta
rápidamente para dar una mirada dura a Lili y Gabby, pero sólo Lili me devuelve
la mirada—. ¿Dónde está Gabby? —pregunto.
Charlotte, Madeline, Lauren, Lily y yo entornamos los ojos en la oscuridad.
Pero Gabby no está.

Traducido en Purple Rose 45


44
Capítulo 8
Verdad o Consecuencias

Traducido por karla pierce


Corregido por majo2340

E mma escaneó el resto del informe policial.


Detenido a mediados de 1960, Volvo 122 escapó de colisión con el tren Sunset
Limited Amtrak de San Antonio, Texas. La Srta. Mercer afirma que su coche no
funcionaba bien y no consiguió acelerar en las vías o desbloqueó la salida para
permitir a los pasajeros salir con seguridad. Platicando con los pasajeros, M. Vega,
C. Chamberlain, y L. Mercer, las tres presentes la Srta. Mercer afirma que fue
culpa del sistema eléctrico defectuoso del coche. No hay cargos actualmente.
Una víctima hospitalizada, G. Fiorello.
La ambulancia llegó a las 10:01 p.m. y la llevó al hospital Oro Valley.
La columna vertebral de Emma se heló. ¿Gabriella? ¿Hospital?
Se escucharon pasos en el vestíbulo. Emma empujó rápidamente los papeles
de regreso al folder y los alejó segundos antes de que Quinlan abriera la puerta.
Tiró un vaso desechable con agua en el escritorio, pequeñas gotas en cascada
saltaron del borde y salpicaron el escritorio.
—Aquí tienes. Espero estés contenta.
Emma escondió una sonrisa de satisfacción.
—Estaba contenta… pero también confundida.
Su mente giraba con lo que había encontrado. Surely Sutton había estancado
el coche a propósito pero el informe figuraba el incidente como un accidente.
¿Cómo en el mundo era posible que Sutton hiciera a los demás mentir sobre algo
que había mandado a Gaby al hospital? No estaba segura de haber conocido
a alguien en su vida tan poderosa como Sutton —una chica que podía silenciar
a sus amigos incluso en la tragedia.
Pero no sabía cómo conseguir callar a uno o a otro. Por supuesto, yo era poderosa
—pero no tan poderosa.
Madeline y Charlotte recordaba estaban tan furiosas, después de todo. Su rabia
al rojo vivo me asustaba, incluso ahora.

Traducido en Purple Rose 45


Emma tomó un sorbo de agua. Estaba tibia y sabia como a metal. Los detalles
de la broma aún se arremolinaban en su cabeza.
En primer lugar: ¿Cómo había podido Sutton poner a todos en un riesgo como
ese? Estancando un coche en las vías del tren. ¿Estaba loca?
Los pensamientos de Emma me erizaron. Había un montón de cosas peligrosas
en la vida: andar en bicicleta en medio de la carretera, bucear en una piscina
del cañón sin saber qué tan profunda estaba el agua, tocar una perilla llena de
gérmenes de un baño público. Debo haber sabido que mi coche regresaría a la
vida tan pronto como evite el choque. Nunca podría poner a mis amigos en ese
tipo de peligro… ¿O sí?
—Así que —Quinlan señaló con el dedo como una torre—. ¿Ha venido con una
buena explicación de porqué decidió robar hoy, Srta. Mercer?
Emma tomó un gran suspiro, de pronto se sentía agotada.
—Verá, fue realmente un muy estúpido error. Pagaré por la bolsa, lo prometo. Y
cambiaré. No más bromas. No más robo de tiendas. Lo juro. Solo quiero irme a
casa.
Quinlan dejó escapar un silbido.
—Bueno, ¡está bien, Sutton! ¡Ve a casa! ¡Estas totalmente absuelta! ¡No habrá
consecuencias! ¡Diablos, ni siquiera le diré a tus padres! —Él no se molestaba en
ocultar su sarcasmo.
En el momento justo, llamaron a la puerta.
—¡Adelante! —gritó Quinlan.
La puerta se abrió, y el Sr. y la Sra. Mercer entraron. El Sr. Mercer iba en bata
quirúrgica y tenis New Balance.
La Sra. Mercer vestía un traje negro, un labial tono uva y llevaba un maletín de
piel de serpiente. Estaba claro que ambos habían sido sacados del trabajo,
probablemente de reuniones o consultas. Ninguno lucia feliz.
Una de las peores cosas de estar muerta era ver la reacción de mis papás para
mí en la distancia. Seguramente esta no era la primera vez que ellos tenían que
lidiar con una llamada de la estación de policías.
Desde mi nuevo punto de vista, lucían como si se les estuviera partiendo el
corazón. ¿Cuántas veces los había lastimado igual? ¿Cuántas veces no me
había importado?
Emma se encogió en su silla. Apenas conocía a los Mercer, lucían en sus cincuenta
años, trabajaban duramente en sus empleos, y que se quedaban estancados en
los pasillos orgánicos del supermercado. Pero si en las fotos de la dispersa familia
en el vestíbulo hubiera alguna señal —en las fotos de ellos con Minnie Mouse en

Traducido en Purple Rose 47


46
Disneylandia, buceando en “Florida Keys”, y sonriendo enseguida de la pirámide
enfrente del Louvre en Paris— era claro que el Sr. y la Sra. Mercer trataban de ser
buenos padres para sus hijas y les daban todo lo que tenían.
Ciertamente no esperaban que su hija mayor adoptada se convirtiera en una
criminal.
—Tomen asiento. —Quinlan hizo un gesto hacia los dos asientos del otro lado de
la mesa.
Ninguno de los Mercer le tomó la oferta. Los nudillos de la Sra. Mercer fueron
blancos al apretar su maletín.
—Jesús, Sutton —siseó la Sra. Mercer, volteando su mirada cansada hacia
Emma—. ¿Qué en la Tierra esta malo contigo?
—Lo siento —murmuró Emma a través de su pecho, pellizcando el medallón de
plata de Sutton con su pulgar e índice.
La Sra. Mercer sacudió su cabeza, haciendo que sus pendientes de lágrimas de
perlas bambolearan de ida y vuelta.
—¿No aprendiste la lección la primera vez que te atraparon?
—Fue estúpido. —Emma bajó la cabeza. Había obtenido lo que había querido,
pero cuando levantó la vista, vio la preocupación grabada en a través de los
rostros de los Mercer. A la mayor parte de sus padres adoptivos no les hubiera
importado si hubiera robado a menos que significara pagar el dinero de la fianza.
De hecho, la mayoría la hubieran dejado la noche pudriéndose en la cárcel.
Sintió un nudo por la envidia del cobijo parental que Sutton tenia —algo que su
hermana no parecía haber apreciado en vida.
El Sr. Mercer se giró hacia Quinlan, hablando por primera vez.
—Siento mucho por involucrarlo en estos problemas.
—También lo siento. —Quinlan apretó los dedos en el esternón—. Tal vez si vigilaran
mejor a Sutton.
—Cuidamos muy bien a nuestra hija, muchas gracias. —La voz de la Sra. Mercer
era estridente. Su defensiva le recordaba a Emma sus visitas con los trabajadores
sociales cuando, sin falta, sin importar que fuera o no cierto, los padres adoptivos
defendían el buen trabajo que hacían con los niños que cuidaban. La Sra. Mercer
buscó en su bolso Gucci su cartera—. ¿Hay una multa involucrada?
Quinlan hizo un ruido extraño en la garganta como si se hubiera tragado un
insecto.
—No creo que una multa lo solucione esta vez, Sra. Mercer. Si la boutique quiere
presentar cargos, ira al expediente permanente de Sutton. Y podría haber otras
consecuencias.

Traducido en Purple Rose 47


La Sra. Mercer se veía como si estuviera a punto de desmayarse.
—¿Qué tipo de consecuencias?
—Tendremos que esperar y ver lo que la boutique quiere hacer —respondió
Quinlan—, podrían imponer una multa, o podrían pedir un castigo más duro,
especialmente porque Sutton ha robado en tiendas antes. Podría obtener
servicio comunitario. O cárcel.
—¿Cárcel? —La cabeza de Emma se azotó de repente.
Quinlan se encogió de hombros.
—Tienes dieciocho ahora, Sutton. Es todo un mundo nuevo.
Emma apretó los ojos. Había olvidado que acababa de pasar su cumpleaños
de legalidad.
—P… pero ¿Qué hay de la escuela? —murmuró, un poco estúpido—. ¿Qué
hay del tenis? —Lo que ella realmente quería preguntar era ¿Qué hay con la
investigación?
¿Qué con lo de encontrar al asesino de Sutton?
La puerta chirrió al tiempo que Quinlan la abría.
—Debiste haber pensado acerca de eso antes de haber robado esa bolsa.
Quinlan sostuvo la puerta para Emma y los Mercer, y ellos salieron al
estacionamiento. Ninguno habló. Emma tenía miedo hasta de respirar. La Sra.
Mercer guió a Emma del codo hacia su Mercedes que los estaba esperando con
un sticker en el parachoques que decía MAMÁ TENISTA ORGULLOSA DE HOLLIER.
—Lo mejor será que reces para que la boutique retire los cargos —gruñó la Sra.
Mercer a través de sus dientes mientras se deslizaba en el asiento del conductor—.
Espero que hayas aprendido algo valioso de todo esto.

Traducido en Purple Rose 49


48
Capítulo 9
Pequeña niña de papi

Traducido por Susanauribe


Corregido por majo2340

E l camino a casa desde la estación de policía estuvo lleno de un sepulcral e


implacable silencio. La radio permaneció apagada. La Sra. Mercer ni siquiera
se quejó de la agresiva manera de conducir del conductor que se fundía delante
de ella. Ella miraba al frente como una figura de cera de Madame Tussauds17, sin
mirar a la niña que ella pensaba que era su hija, desplomada en el asiento junto
al suyo.
Emma mantuvo sus ojos en su regazo, cogiendo la piel alrededor de sus pulgares
hasta que una pequeña gota roja de sangre atravesó su piel.
La Sra. Mercer aparcó el Mercedes en el camino detrás del Acura de su esposo,
y todos caminaron penosamente en la casa como prisioneros de una cadena.
Laurel se puso de pie del sofá en la sala tan pronto como la puerta se abrió.
—¿Qué está pasando?
—Necesitamos un minuto con Sutton. A solas. —La Sra. Mercer puso su bolso en
el perchero para abrigos y sombreros que estaba haciendo guardia en la puerta
principal. Drake, el Gran Danés de la familia, saltó para saludar a la Sra. Mercer,
pero ella lo sacudió lejos. Drake era más adorable que un perro guardián, pero él
nunca había fallado en poner a Emma al borde. Ella había estado asustada de
los perros toda su vida después de un chow chow adoptado por sus padres que
usaba su brazo como un juguete para masticar cuando ella tenía nueve años.
—¿Qué sucedió? —Los ojos de Laurel se abrieron. Nadie respondió. Laurel trató
de encontrar la mirada de Emma, pero Emma sólo estudiaba la araña gigante
plantada en la esquina.
—Siéntate, Sutton. —La Sra. Mercer señaló al sofá. Un vaso de agua con gas
puesta en un posavasos de madera puesto en la mesa de café, y una edición
de Teen Vogue sin abrir tendida en el suelo—. Laurel, por favor. Danos un poco
de privacidad.

17 Maddame Tussauds: Famoso museo en el cual se hacen réplicas idénticas de celebridades


en cera.

Traducido en Purple Rose 49


Laurel suspiró, luego pisoteó hacia el vestíbulo. Emma escuchó el suave sonido
de succión de la puerta del refrigerador abriéndose en la cocina. Ella se posó en
el silla mecedora de gamuza y miró sin ayuda alrededor de la habitación con
diseños chic del suroeste —demasiados desiertos— y canelas y rojos, una sábana
en zigzag de Navajo lanzada encima del sofá de cuerpo, un rasgado tapete
blanco con felpa que estaba sorprendentemente limpio, a pesar de las pisadas
grandes y la mayoría de veces sucias de Drake, un techo de madera con varios
lentos ventiladores.
Un piano de cola Steinway puesto en la ventana. Emma se preguntó si Sutton y
Laurel habían tomado lecciones en algo tan exquisito. Ella sintió otra punzada
de envidia de que su hermana gemela hubiera sido tan querida por tanto amor,
que le hubiera dado todo lo que quería. Si el destino le hubiera dado una mano
diferente, si Becky hubiera abandonado a Emma como bebé en vez de a Sutton,
tal vez Emma hubiera tenido ésta vida en cambio. Ella definitivamente la habría
apreciado más.
Sentí la misma flama de irritación que siempre tenía cada vez que Emma pasaba
su juicio sobre mí. ¿Cómo alguno de nosotros realmente pudiéramos apreciar
nuestra vida si no teníamos nada más con que compararla? Era solamente después
de que perdiéramos algo, después de una madre nos abandonara, después de
que muriéramos, que nos dábamos cuenta que estábamos perdiendo. Aunque
eso generaba una interesante pregunta: ¿Si Emma hubiera vivido mi vida, ella
habría muerto mi muerte, también? ¿Sería ella la que hubieran asesinado en
vez de mí? pero mientras yo amargamente meditaba sobre eso, una sensación
de hundimiento me dijo que mi muerte había sido de alguna manera mi culpa
—algo que yo había hecho, el resultado de una elección que Emma podría no
haber hecho. No tenía nada que ver con el destino.
La Sra. Mercer se mecía hacia adelante y atrás, sus tacones golpeando el piso
de piedra. Su rostro estaba demacrado y su cabello gris lucía más prominente
que nunca.
—En primer lugar, vas a trabajar éste castigo, Sutton. Tareas. Recados. Lo que sea
que te pida, vas a hacerlo.
—Está bien —Emma dijo suavemente.
—En segundo lugar —la Sra. Mercer continuó—, no pienses que vas a dejar
ésta casa por dos semanas. A menos que sea para la escuela, tenis, o servicio
comunitarios, si eso es lo que deciden darte. Esperemos que eso es lo que te den
—pausó en el piano y pasó una mano por su frente, y aunque ese pensamiento
la hizo sentir mareada—. ¿Qué crees que las universidades van a decir respecto
a esto? ¿Pensaste en las consecuencias, o solamente agarraste cualquier objeto
de la tienda y huiste?
Laurel, que claramente había estado espiando, apareció en la entrada, con
una bolsa abierta de palomitas de maíz de Smartfood en sus manos.

Traducido en Purple Rose 51


50
—¡Pero Homecoming18 es la próxima semana! Tienes que dejar ir a Sutton. ¡Ella
está en el comité de planeación! Y está el viaje de camping después.

La Sra. Mercer negó con la cabeza, luego se volteó hacia Emma.


—Tampoco trates de escaparte. Voy a tener que poner unos seguros desde
afuera en las ventanas. Sé que has estado escapándote de ese modo. En la
tuya, también, Laurel.
—¡No he estado escapándome! —Laurel protestó.
—Noté pisadas alrededor de las flores de cama ésta mañana —espetó.
Emma presionó sus labios. Las pisadas alrededor de la habitación de Laurel
eran de ellas. Ella huyó a través de la ventana de Laurel durante su fiesta de
cumpleaños, justo después de que ella descubriera la versión inédita del video
sofocación que mostraba a Laurel, Madeline y Charlotte haciéndole bromas a
Sutton. Pero Sutton no había admitido pisotear las flores, y ahora, tampoco lo
haría. Tal vez ella se estaba volviendo más cómo su gemela de lo que se había
dado cuenta.
La Sra. Mercer buscó en su bolso para responder su móvil vibrante. Ella presionó
el pequeño dispositivo en su oreja y desapareció por el vestíbulo. La Sra. Mercer
revisó su beeper, también, luego se volvió con cansancio hacia Sutton.
—Tengo una tarea para ti ahora, en verdad. Ve a cambiarte y encuéntrame en
el garaje.
Emma asintió obedientemente. Dejando que el castigo comenzara. Diez minutos
después, Emma se había cambiado en una camiseta y un par de vaqueros
desgatados —bueno, tan desgastados como unos vaqueros de Citizen of Human
podían estar— y estaba de pie en el garaje de tres plazas de los Mercer. Estaba
lineado con un estantes lleno de rastrillos, palas, botes de pintura, y bolsas extra
de comida de perro. En el centro de la gran habitación de concreto estaba una
vieja motocicleta con la palabra NORTON escriba en caligrafía en un lado. El Sr.
Mercer se agachó delante de rueda delantera de la moto, inspeccionando el
neumático.
Cuando vio a Emma, él se puso de pie y le dio un asentimiento.
—Estoy aquí —Emma dijo, sintiéndose un poco avergonzada. El Sr. Mercer
la observó por varios momentos. Emma se preparó para un sermón, pero en
cambio, él parecía triste. Emma no estaba segura de que decir. Decepción era
algo que ella estaba acostumbra a sentir, pero ella nunca había estado al otro
lado de recibirla. Ella siempre había tratado de ser lo que sea que sus padres
adoptivos requirieran que fuera —una niñera, una señora de limpieza, y una vez,
una terapista de masajes. Ella nunca había hecho locuras intencionalmente.
18 Homecoming: Baile en USA que significa el regreso al colegio.

Traducido en Purple Rose 51


El Sr. Mercer se volvió hacia la moto.
—Éste lugar es un desastre —finalmente dijo él—. Tal vez puedes ayudarme a
sacar algunas cosas y poner todo en donde se supone que deben estar.
—Okay —Emma sacó una grande bolsa de basura negra de una caja en un
estante cercano.
Ella miró alrededor del garaje, sorprendida de ver que ella y el Sr. Mercer podrían
tener algo en común. En la pared estaba pegado un afiche de la guitarra en
llamas Gibson Les Paul19, una de las favoritas de Emma cuando había pasado
por su fase de quiero-estar-en-una-banda. También había una reimpresión
enmarcada del titular del periódico favorito incorrecto, DEWEY VENCE A TRUMAN.
Y a la izquierda del estante de implementos para el carro y de la podadora había
un pequeño gabinete que contenía libros de las amadas y andrajosas novelas
de crímenes, muchas de ellas devoradas por Emma, también. Se preguntó por
qué no estaban en la librería de la casa. ¿Estaba la Sra. Mercer avergonzada de
que su esposo estuviera leyendo literatura de ficción? ¿O era un asunto de papá
mantener sus cosas en su propio lugar?
Emma nunca había conocido a su padre. Cuando ella estaba en el jardín de
niños, un montón de papás de niños venían a clase y hablaban de los que hacía
para vivir: estaba el doctor, el tipo que era dueño de una tienda de música, y un
chef. Emma fue a casa y le preguntó a Becky que hacía su padre. El rostro de
Becky cayó, y ella lanzó humo de cigarrillo a través de su nariz.
—Eso no importa.
—¿Puedes decirme su nombre? —Emma intentó, pero Becky no respondería.
Poco después de esa conversación, Emma atravesó una fase pretendiendo
que varios hombres que ella conocía en sus viajes sin fin —Becky nunca pudo
mantener su trabajo por mucho tiempo— podría secretamente ser su padre.
Raymond, el cajero de la estación de gasolina que le deslizaba a Becky unos
gratis Tootsie Rolls20 en su compra. El Dr. Norris, el doctor de la sala de emergencia
que cosió su rodilla cuando se había caído en el patio de recreo. Al, un vecino
que en su apartamento de dos pisos saludaba a Emma cada mañana. Emma
imaginó a uno de esos hombres sacándola a pasear, empujándola, y llevando
al local Dairy Queen. Pero nunca sucedió.
Una descarga de momento vinieron hacia mí: mi padre y yo sentados en una
mesa en el club blues, oyendo a una banca tocar. Mi padre y yo en la cima de
una montaña, binoculares en nuestros rostros, viendo pájaros. Yo cayéndome
de la bicicleta y corriendo dentro, buscando a mi papá para consolarme. Tenía
la sensación de que mi papá y yo hubiéramos tenido un vínculo especial en un
punto de nuestras vidas.
De repente, bajo lo que Emma había pasado, me sentía afortunada de tener
19 Gibson Les Paul: Marca de guitarra eléctrica
20 Totsie Rolls: Es una marca de goma de mascar estadounidense.

Traducido en Purple Rose 53


52
todas esas memorias. Pero ahora mi papá ni siquiera sabía que me había ido.
Emma se reclinó contra la motocicleta, inspeccionándola cuidadosamente.
—¿Por qué el botón de encendido está del lado equivocado?
El Sr. Mercer pestañeó ante ella, como si Emma de repente hubiera empezado
a hablar swajili21.
—En verdad, no lo está. Esta es una motocicleta británica. Antes de 1975, la
palanca de cambios estaba en el lado derecho. —Él se rió incómodamente—.
Pensé que tu interés en los autos se detenía en Volvos de 1960.
—Oh, bueno, solamente leí algo al respecto —Emma se tapó. Una de sus familias
adoptivas, los Stuckey, tenían un coche que constantemente les daba problemas,
y la responsabilidad había caído de algún modo en Emma para descubrir cómo
arreglarlo. Ella se había hecho amiga de los mecánicos de la gasolinera local, y
le habían enseñado como cambiar un neumático, revisar el aceite, y reemplazar
varios fluidos y partes. El dueño del local, Lou, tenía un Harley, y Emma estuvo
ayudando a repararla, ayudando en ese entonces. Lou tuvo aprecio por ella
y comenzó a llamarla mi Pequeño Mono Grasiento. Si ella quería alguna vez
aprendizaje como mecánica, él dijo, sus puertas estaban bien abiertas.
Sonreí. Ahora había un camino de carrera. Pero me impresionaba cuan recursiva
era. Era cómo cuando Ethan había dicho la otra noche: Nada parece abrumarla.
—¿Thayer tenía una motocicleta Honda, cierto? —El Sr. Mercer dijo—. Tú no has
montado con él, ¿lo has hecho?
Emma se encogió de hombros, su piel enrojeciéndose al nombre de Thayer.
Emma se había dado cuenta la semana pasado que Laurel y Thayer habían sido
mejores amigos, y que Laurel tenía un no-tan-secreto enamoramiento de él. Pero
ella también había descubierto eso, en último, a Thayer le gustaba Sutton.
Traté desesperadamente de recordar lo que Thayer significaba para mí. Seguían
viendo memorias de nosotros parados en el jardín de la escuela, Thayer cogiendo
mi mano mientras decía algo en una voz de disculpa, yo alejando mis manos y
diciéndole duramente algo de vuelta, mis palabras duras y abrasivas. Pero luego
el recuerdo se disolvió.
El Sr. Mercer bebió de un cartón de leche.
—¿Sutton… por qué robaste hoy?Emma pasó sus dedos por el botón de arranque.
Porque estoy tratando de resolver el asesinato de mi hija. Pero todo lo que dijo
fue:
—Lo siento mucho.

21 Swajili: Dialecto africano.

Traducido en Purple Rose 53


—¿Fue porque… todo en casa? —El Sr. Mercer preguntó ásperamente.
Emma pestañeó, volviéndose para enfrentar al Sr. Mercer.
—¿Significado…?
De repente, una nueva lista de comenzó a formar en su cabeza: Cosas Que
Son Incomodas Sobre Una Nueva Familia Que No Conoces Pero Supuestamente
Debes. Conversaciones de corazón-a-corazón con un padre que ella solamente
había conocido hace dos semanas sería lo primer en la lista.
El rostro del Sr Mercer doblado en una expresión exasperada y por-favor-no-me-
hagas-explicarlo.
—Sé que es mucho a lo que hay que acostumbrarse. Sé que has atravesado por
muchos… cambios.
Más de los que crees, Emma pensó irónicamente.
El Sr. Mercer le dirigió una mirada sentida.
—Quiero saber lo que estás sintiendo. Quiero que sepas que puedes hablar
conmigo. Sobre cualquier cosa.
La unidad aire acondicionado se apagó y un ensordecer silencio se instauró
en el garaje. Emma trató de mantener su compostura. Ella no tenía idea de
cómo responder su pregunta, y por un momento, ella consideró decirle la pura y
simple verdad. Pero luego recordó la amenaza de muerte de Sutton: Si le dices
a alguien, si dices algo, eres la siguiente.
—Okay… gracias —Emma dijo incómodamente.
El Sr. Mercer jugueteó con la llave inglesa.
—¿Estás segura de que no robaste porque, bueno, querías ser atrapada?
Estudié los ojos azules claro de mi padre y un repentino flash vino a mí de voces
y acusaciones volando por el aire. Me vi a mí misma corriendo por una senda
desierta, escuché la enojada voz de mi padre llamándome, y sentí las lágrimas
bajando por mi rostro.
Cuando Emma no respondió, el Sr. Mercer rompió su mirada, negó con su cabeza
y lanzó un trapo amarillo en el piso grasiento.
—No importa —él murmuró, ahora parecía molesto—. Sólo lanza la bolsa de
basura en el basurero cuando termines, ¿bueno?
Él cerró la puerta con un ruido apagado. Detrás estaba un boletín de corcho
que contenía un calendario con varios días pasados de fecha, una tarjeta del
servicio local de HVAC22, y una foto de Laurel y Sutton paradas en medio del
22 HVAC: (heating, ventilation and aire conditioning) engloba las técnicas y estudios del aire.

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jardín, sonriendo a la cámara. Emma estudió la foto larga y duramente. Ella
deseaba que la foto pudiera hablar, deseaba que Sutton pudiera decirle algo,
cualquier cosa, sobre lo que ella habría sido, que clase de secretos tuviera, y que
le hubiera sucedido en realidad a ella.
Unos zapatos sonaron detrás de ella. Luego un cálido cosquilleo, como la
respiración de alguien en su cuello. Emma se volteó, su corazón en su garganta,
pero se encontró mirando en el garaje vacío. Luego, fuera de las estrechas
ventanas cuadradas, ella vio una SUV pasando lentamente frente a la casa de
los Mercer. Ella corrió hacia la ventana y miró hacia fuera, reconociendo la SUV
Lincoln blanca. Y ésta vez ella reconoció a las dos caras detrás del parabrisas.
Eran las Gemelas Twitter.

Traducido en Purple Rose 55


Capítulo 10
Pez Fuera del Agua

Traducido por Polilla & carmen170796


Corregido por _Nathy_

P link. Plink
Emma saltó de golpe de la cama de Sutton. La luna proyectaba un haz de
luz plateada sobre la alfombra. El protector de pantalla del ordenador de ella
estaba pasando una compilación de fotografías de felices pijamadas del Juego
de la Mentira. La pantalla plana de Sutton estaba pasando un episodio de The
Daily Show. The Bell Jar, el cual Emma estaba releyendo después de que Ethan lo
hubiera discutido la semana anterior, estaba volcado sobre la mesa de noche.
La puerta hacia el pasillo estaba bien cerrada. Todo estaba exactamente donde
Emma lo había dejado cuando se había ido a la cama.
Plink
El sonido provenía de la ventana. Emma jaló las cobijas. Justamente la semana
anterior, ella había tenido un sueño que empezaba precisamente así. Cuando
cerró la ventana en el sueño, Becky estaba de pie en la entrada. Advirtiéndole.
Diciéndole que tuviera cuidado. Y luego, se desvaneció.
Emma caminó vacilante hasta la ventana y echó un vistazo. Las luces de la calle
formaban un suave círculo dorado sobre el espinoso cactus junto a la acera.
El Jetta de Laurel estaba estacionado directamente debajo de ella. En efecto,
alguien estaba parado en la entrada debajo de la cancha de basketball. Ella
casi esperaba que fuera Becky, pero la figura dio un paso hacia la luz, con su
brazo listo para lanzar otra roca hacia la ventana.
Era Ethan.
Ella inhaló bruscamente y se alejó de la ventana. Se colocó un brasier deportivo
gris debajo de la camisola transparente de Sutton y metió sus piernas desnudas
en un par de pantalones de pijama. Luego reapareció en el cristal, saludó con su
mano, y levantó la ventana. La señora Mercer no la había cerrado todavía, y se
abrió fácilmente. El aire nocturno estaba sofocante sin el menor rastro de viento.
—¿Has oído hablar de utilizar tu teléfono en lugar de una roca? —ella dijo en voz
baja
Ethan entornó los ojos hacia ella.

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—¿Puedes salir?
Emma escuchó buscando sonidos en el pasillo —la cadena de un inodoro jalada,
chapas sonando, nada. Los Mercer la matarían por escaparse en el mismo día
que fue sorprendida robando. Pero sólo había silencio. Ella abrió más la ventana
y se escurrió hacia fuera.
Una gruesa rama de un árbol se extendía hacia el techo, Emma la agarró
fácilmente y se balanceó hacia el suelo. No es de extrañar que Sutton usara esto
como una ruta de escape. Ella cayó en la grava y se dirigió hacia Ethan, con una
sonrisa en su rostro.
Sin embargo Ethan no estaba sonriéndole de vuelta.
—¿Qué demonios te pasa? ¿Has perdido la cabeza?
—Shhh —Emma echó un vistazo alrededor. El vecindario estaba inquietantemente
tranquilo, todas las luces apagadas, autos silenciosos en las entradas—. Era la
única manera en que podía entrar a la estación de policía.
—¿Por qué querrías hacer eso?
Emma se sentó en la enorme roca enfrente de la casa de los Mercer,
—Tenía que ver el expediente policial de Sutton.
Mientras Emma le contaba a Ethan acerca del reporte policial y el incidente en
las vías del tren, sus ojos se abrían cada vez más.
—Sutton puso la vida de todos en riesgo, —Emma completó—. Y algo le pasó a
Gabby esa noche. Ella fue a parar al hospital.
—Whoa. —Ethan se hundió en la roca a lado de ella—. Y nadie delató a Sutton.
—Según el reporte, no. —Sus piernas casi tocándose, Emma podía sentir la gruesa
tela de sus jeans a través de los pantalones de su pijama.
Ethan giró su teléfono en sus manos.
—¿Por qué crees que lo mantuvieron en secreto?
—No lo sé. La broma del tren fue algo serio, todas pudieron haber muerto —dijo
ella, observando una sombra pasar a través de la ventana de un vecino—. ¿Tal
vez querían darle a Sutton una cucharada de su propia medicina?
—¿Como broma…o algo más?
Un escalofrío recorrió las venas de Emma.
—Tú mismo dijiste que las amigas de Sutton aparentaban que querían matarla la
noche de la película snuff, ¿cierto?

Traducido en Purple Rose 57


Ethan miró hacia la calle, mordiendo su labio inferior.
—Eso es lo que me parece, —finalmente dijo—. A pesar que dijeron que era una
broma, Sutton parecía estar realmente atemorizada.
—Suena a venganza —dijo Emma.
Ethan tenía mejores recuerdos de esa noche que yo. Cuando lo había visto
parado sobre mí, me había sentido mareada y vulnerable. Si tan sólo pudiese
recordar las horas y los días luego del incidente de la estrangulación... ¿Habría,
en rigor, retomado las actividades con mis amigas como si no me importara?
¿Habría sido capaz de quitarme de encima mis miedos tan fácilmente?
—Pero tampoco estoy segura de si debiéramos descartar a las gemelas Twitter,
—Emma dijo—. Gabby terminó en el hospital después de todo -tal vez ella
realmente estaba herida. Ellas también estaban en la pijamada de Charlotte.
Además, me miran extraño en la escuela.
Ella cerró sus ojos, pensando acerca de Garrett.
—Además, muchas personas han estado mirándome extraño.
Ethan asintió.
—No puedes descartar a ninguno de ellos hasta que tengan una coartada clara.
Emma inclinó su cuello hacia el cielo y dejó salir un gruñido. Todo se sentía tan…
difícil.
—Los padres de Sutton me matarían si supieran que estoy aquí afuera, —dijo,
mirando las oscuras ventanas de casa—. Ya estoy castigada de por vida.
Ethan se movió en la grava,
—¿Entonces es ésta tu única noche de libertad?
—Podría decirse. Mañana probablemente habrá un gran cerrojo en mi ventana.
Ethan sonrió.
—Entonces, será mejor que hagamos algo más divertido que hablar sobre el
asesinato de Sutton.
Lentamente, Emma lo miró a los ojos
—¿Como qué?
—Hay una piscina en el jardín de tu vecino. —Ethan señaló la pared de ladrillos
que separaba la casa de los Mercer de la de los vecinos—. ¿Quieres ir a nadar?
—¡Nos descubrirán! —Emma chilló. Los vecinos de al lado de los Mercers, los
Paulson, habían saludado a Emma varias veces desde la entrada de su casa. Ellos

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usaban ropa combinada de J Crew , y manejaban Lexuses color champagne
también haciendo juego, y cubrían todo con su apellido- un gran PAULSON en el
buzón del correo, PAULSON, ESTABLISH 1968 en una placa de piedra en el jardín
delantero, incluso sus patentes decía PAULSON1 y PAULSON2. Ellos parecían
bastante amigables pero Emma dudaba que fueran tan amistosos con intrusos
en su piscina.
Ethan señaló la entrada de la cochera. Varios periódicos envueltos en plástico
azul estaban esparcidos alrededor del buzón del correo. Las luces de la casa
estaban apagadas y no había ningún coche en la entrada.
—Creo que están fuera de la ciudad.
Emma se detuvo. Ella sabía que debía dirigirse nuevamente adentro y meterse a
la cama, pero una pequeña y diabólica voz en su cabeza le señaló los profundos
ojos de Ethan y su esperanzada sonrisa, incitándola.
Quizás el demonio era yo. Emma se merecía tener un poco de diversión.
—Yo me apunto —dijo con una sonrisa.
En segundos, escalaron la pared de los Paulson y llegaron a la piscina oval que se
encontraba en medio del patio. Cámaras de aire y balsas estaban prolijamente
apiladas sobre la terraza. Una parrilla negra Weber a gas se erguía debajo de
la pérgola, y un foso para fuego con forma de panal se hallaba más allá en el
jardín. Dos toallas, ambas violeta y con monogramas Ps en el centro, colgaban
de las tumbonas. Emma echó nuevamente un cuidadoso vistazo a la oscura
casa de los Paulson. Ninguna luz se encendió.
Le tomó a Ethan menos de cinco segundos sacarse su remera y jeans, y pateó
sus zapatillas de correr New Balance, y se lanzó a la piscina. Cuando salió a la
superficie, le sonrió a Emma.
—El agua está maravillosa, ¡ven!
Emma sacó una pierna del pijama.
—Uh, no estoy exactamente vestida para nadar.
Ethan arqueó sus cejas.
—Sácatelos, no me molesta.
Emma fingió mirarlo mal. Pero se sacó la parte inferior del pijama, agradecida
de estar usando shorts negros de algodón debajo. Dirigiéndose de puntillas hasta
el borde, bajó su cuerpo a la piscina, el agua fría corriendo por su piel pulgada
por pulgada. Se empujó de la pared e hizo un par de brazadas de pecho bajo
el agua. Su camisola se infló por debajo de ella como un paracaídas. Cuando
emergió para tomar aire, Ethan había frenado en el centro de la piscina. Las
luces doradas se reflejaban en sus mejillas, mostrando su cabello negro peinado

Traducido en Purple Rose 59


hacia atrás, su rostro angular, y sus anchos y dorados hombros. Ethan captó su
mirada y le sonrió, pero Emma rápidamente desvió la mirada. No quería que él
pensara que lo estaba mirando.
—Esta fue una buena idea, —dijo Emma, girando hasta flotar sobre su espalda.
—Te lo dije. —Ethan remó hacia el trampolín—. Tengo una confesión que hacer,
—dijo un momento más tarde, sus fuertes brazos cortando el agua—. Soy un
intruso de piscinas en serie. Cuando era joven, solía entrar a escondidas en la
piscina de mi vecino todo el tiempo.
—Bueno, soy virgen en irrumpir en piscinas, —Emma dijo, esperando que la noche
fuera lo suficientemente oscura para que Ethan no notara su sonrojo ante la
palabra virgen.
—Siempre he querido mi propia piscina. —Ethan se acercó y tomó ambos lados
del trampolín—. Mis padres nunca quisieron una. Mi mamá pensaba que seríamos
uno de esos niños ahogado en las noticias.
Se le ocurrió a Emma que sabía muy poco acerca de la vida de Ethan.
—¿Cómo son tus padres?
Ethan se encogió de hombros.
—Ellos…bueno, mi mamá es una preocupada crónica. Y mi papá está…ausente.
—¿Se ha ido? —Tal vez los dos tenían algo en común.
El aire sale lentamente de los labios de Ethan.
—No exactamente. Él simplemente viaja un montón. Su trabajo significa todo
para él. Consiguió un apartamento en San Diego que está cerca de la oficina
principal de su compañía, y está ahí más de lo está en casa. Probablemente le
gusta estar a la distancia de nosotros
—No deberías bromear acerca de eso
Uno de los hombros de Ethan se elevó. Lucía como si él fuera a decir algo más,
pero luego sacude su cabeza enérgicamente como si borrara los pensamientos
y los botara desde el trampolín.
—¿Tuviste una piscina cuando estabas creciendo, Emma?
Emma rió, pateando con sus piernas más rápido mientras flotaba.
—¿Una niña adoptada con una piscina? Era afortunada si tenía una bañera
limpia. Pero frecuentaba las piscinas públicas un motón. Cuando era más joven,
una trabajadora social me metió en lecciones de nado gratis.
—Eso es lindo.

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—Supongo. —Habría sido lindo si Becky le hubiera enseñado. O si una de sus
mamás adoptivas se hubiera molestado en ir y observar sus lecciones. Emma
solía mirar hacia las gradas cuando estaba en el agua, pensando que podría
ver a alguien para ella ahí, pero siempre se decepcionaba. Eventualmente paró
de mirar del todo.
—¿Tienes un juego de piscina favorito desde que estabas creciendo? —Ethan
pregunto
Emma pensó por un momento
—Supongo que Marco Polo. —Ellos solían jugarlo al final de las clases de nado.
—¿Quieres jugar? —preguntó Ethan.
Emma soltó una risita, pero la cara de Ethan era seria.
—Uh, seguro —ella dijo—. Sin hacer ruido. —Cerró sus ojos, dio vueltas alrededor
en el agua unas pocas veces, y susurró —¡Marco!
—¡Polo! —Ethan replicó, su voz era débil. Emma flotó suavemente hacia su voz,
manteniendo sus brazos rectos delante de ella. Ethan rió disimuladamente—.
Luces como una muerta.
Emma rió pero eso se sintió mal de alguna manera. ¿Qué pasaría si el cuerpo
de Sutton estuviera flotando en algún lado igual que el de ella lo estaba en este
momento?
Una imagen de agua oscura y fría paso a través de mi mente.
Las oleadas trasladaban un cuerpo envuelto en ropa mojada. No podía
acercarme lo suficiente para distinguir la figura tendida boca abajo en el cauce
del río. ¿Eso pudo haber sido yo tendida allí, dejada para morir?
Emma nadó sin entusiasmo hacia la voz de Ethan, tratando de sacudirse el
sentimiento de terror que había florecido en su estómago. Sus manos atraparon
aire.
—Soy un Master en Marco Polo —Ethan bromeó—. ¿Así que ser un niño adoptado
era malísimo?
Emma aclaró su garganta.
—Bastante —dijo ella, apretando sus ojos más fuerte—. Pero dado que tengo
dieciocho años, supongo que terminó. ¡Marco!
—¡Polo! —Ethan respondió, ahora sonando a la izquierda de Emma—. También
terminó porque ahora estás aquí, viviendo la vida de Sutton. Y una vez que
nosotros resolvamos esto, tú puedes volver a ser Emma de nuevo.

Traducido en Purple Rose 61


Emma agitó sus dedos en el agua fría, considerando eso. Era duro no pensar
en lo que le podría pasar en caso de que el asesino de Sutton fuera absuelto
–si es que fuera absuelto. Ella quería más que nada quedarse allí, para llegar a
conocer a los Mercers como ella misma, ¿pero qué pasaría si ellos la sacaban
a patadas una vez que descubrieran que ella había estado personificando a su
hija muerta?
Ethan rompió el silencio.
—No sé cómo pasaste a través de años de cuidado adoptivo y resultaste tan…
normal. No estoy seguro que lo haría.
—Bueno, yo en cierto modo desaparecía en mi propia cabeza. —Emma pasó
por el agua, concentrándose en el de la voz baja de Ethan—. Creaba un mundo
propio.
—¿Significa…?
—Conservaba diarios y escribía historias. Y creé un periódico.
—¿De verdad?
Emma asintió, sus ojos aún cerrados
—Era algo como… “The Daily Emma”. Solía tomar fotografías anotar cosas que
me pasaban como si fuera una noticia extraordinaria en la pagina frontal. Tú
sabes, “Niñas aún cocinan otro pan de lentejas para padres adoptivos hippies” o
“Hermana adoptiva rompe posesión valiosa de Emma Paxton solamente porque
le da la gana”. Me ayudaba a luchar, aún compongo titulares en mi cabeza
algunas veces.
—¿Por qué?
Emma enjuagó el agua de su cara
—Supongo que me hace sentir…importante. Como que soy lo suficiente buena
para estar en un titular en la página frontal —aún si es mi propio periódico
inventado.
—Entraba en mi propio pequeño mundo, también —Ethan confesó—. Me solían
molestar todo el tiempo cuando era más joven.
—¿Tú eras molestado? —Emma quería abrir sus ojos y quedárselo mirando—.
¿Por qué?
—¿Por qué alguien algunas vez es fastidiado? —La voz de Ethan se rompió—. Era
simplemente algo que pasaba. Excepto que en lugar de escribir periódicos, yo
dibujaba laberintos. Primero, ellos eran bastante básicos, pero eventualmente
los hice más y más complicados hasta que ni siquiera pude resolverlos. Solía
perderme en esos laberintos. Imaginaba aquellos laberintos en el jardín. Podía
desaparecer para todo la eternidad.

Traducido en Purple Rose 63


62
De repente, ella sintió ondeantes patadas bajo el agua. Ella forzó su mano hacia
afuera, tocó piel, y abrió sus ojos. Ethan estaba pegado en la esquina cerca del
jacuzzi empotrado.
Antes de que Emma supiera lo que estaba haciendo, ella tocó a una pequeña
herida de afeitar en la barbilla de Ethan.
—¿Duele?
Ethan se sonrojó.
—No. —Luego agarró su muñeca y la jaló más cerca. Sus piernas chocaron y
Emma sintió el roce entre sus pieles. Ella observó los labios rociados de Ethan, las
gotas de agua en sus pestañas, el ligero conocimiento de las pecas esparcidas
por sus hombros.
Los grillos chirriaban. Los árboles tejanos se mecían con el viento. De igual modo
que Ethan se inclinaba más cerca, el collar de Sutton atrapó la luz lunar y envió
una luz tenue a través de la superficie de la piscina.
El agua repentinamente se sintió como hielo en la piel de Emma. Todo esto
estaba pasando demasiado rápido.
—Um…—Ella murmuró, volteando y nadando lejos.
Ethan giró torpemente, también, enjuagando el agua de su cara.
—¡Ugh! —Yo les pegué alaridos a ellos. Hablando de frustración.
Emma se movió hacia la escalera
—Nosotros probablemente deberíamos salir
—Si —Ethan se empujó hacia fuera de la piscina, miró hacia los macizos de
flores y el alimentador de aves en forma de cono que colgaba de un abedul -a
cualquier lugar menos a Emma.
Ellos permanecieron de pie mojados y temblando casi desnudos sobre el suelo.
Emma deseó poder pensar en algo para disipar la tensión, pero su mente se
sentía vacía e inundada.
Un profundo gruñido la hizo voltear. Las luces brillaban a través de las tablillas en
la cerca. Un auto anduvo por la calle. Emma agarró el brazo de Ethan.
—Alguien está aquí.
—Mierda —Ethan entremetió sus zapatos y ropas bajo sus brazos y corrió descalzo
hacia la parte trasera del bloque de cemento de la cerca. Emma osciló dentro
de sus pantalones de pijama, escurrió su ropa interior sin mangas, y corrió tras
él. Él impulso a Emma, luego saltó por si mismo. En el otro lado del patio trasero
de los Paulsons había un cauce de riachuelo seco lleno con aleatorias ramitas y

Traducido en Purple Rose 63


rocas, plantas rodadoras y agigantados cactus. La casa de los Mercer estaba a
la izquierda, pero Ethan giró hacia la derecha.
—Debería ir a casa —dijo él.
—¿Caminaste hacia acá? —Emma preguntó, sorprendida
—Troté, en realidad. Me gusta trotar en la noche
El motor del carro anduvo por la calle. Emma entrecerró los ojos en la oscuridad.
El desierto se perpetuaba.
—¿Estás seguro que estarás bien?
—Estaré bien. Nos vemos más tarde.
Emma observó a Ethan hasta que ella ya no pudo ver las brillantes insignias en
la parte de atrás de sus zapatillas. Luego ella siguió el sendero hacia el patio
trasero de Sutton, avanzó a rastras hacia el extremo de la cerca, y apareció
en la entrada para coches al lado del Jetta de Lauren. Cuando ella examinó,
esperaba completamente ver un carro en la entrada para coches de los Paulson,
tal vez incluso merodeando la propiedad con bate de baseball. Pero la entrada
para coches estaba vacía. Los periódicos colocados en el mismo lugar en el que
habían estado una hora antes. Ninguna luz estaba encendida dentro de la casa
tampoco.
Una compresión fría y fangosa inundó la piel de Emma. El carro no pertenecía
a los Paulsons, sin embargo había estado vagando allí, observándolos. Había
habido alguien más absolutamente.

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64
Capítulo 11
Nada como una amenaza a las 2 a.m.

Traducido por PaolaS


Corregido por *Prisper*

U nos minutos más tarde, Emma corrió hasta la acera de la casa de los Mercer.
El árbol fuera del dormitorio de la ventana de Sutton no tenía una rama
lo suficientemente baja como para volver a subir por ahí, por lo que la única
manera de volver a entrar era a través de la puerta de entrada.
La llave estaba debajo de una gran roca bajo un árbol de almez, tal como
había estado en la primera noche en que Emma entró a la casa de Mercer. La
introdujo en la cerradura, dando una oración porque los Mercer no hubieran
puesto la alarma de noche. La cerradura giró. Silencio. ¡Punto para Emma!
La puerta se abrió fácilmente, y Emma se escabulló en el interior. El aire
acondicionado estaba a todo lo que daba, y la piel de gallina deformó su piel
húmeda. Los paneles de vidrio sobre los retratos de la familia brillaban ante la
pálida luz. La tarjeta del detective Quinlan estaba sobre la mesa de la consola
junto a la puerta, justo donde la madre de Sutton la había dejado por la tarde.
Emma colocó la palma de su mano sobre su muñeca y recordó lo que había
sentido cuando Ethan apoyó sus dedos allí. Cerró los ojos y apoyó la cabeza
contra la pared.
¿Qué estaba mal con ella? Quería preguntarle. ¿Por qué no le dio un beso?
Crujido. Emma se quedó helada. ¿Fue eso un paso? Crujido. Creeaaaak. Una
sombra apareció a finales del pasillo. Pasos golpeaban el piso, cada vez más
fuertes, hasta que Laurel salió a la luz. Emma saltó hacia atrás y contuvo un grito.
—¡Guau! —Laurel levanto sus manos—. Alguien está nerviosa!
Se quedó mirando más de cerca a Emma. —¿Por qué estás toda mojada?
Emma miró a la camisola empapada aferrarse a su piel.
—Me di una ducha —dijo.
—¿Con ropa?
Emma entró en el tocador y se secó la cara con una toalla de color verde mar.
Cuando miró su reflejo, vio que Laurel la miraba en el espejo. ¿La había visto con

Traducido en Purple Rose 65


Ethan en la piscina? ¿Había oído su conversación? ¿Había sido ella quién le había
encendido los faros?
Parecía posible. De las chispas que había visto de mi pasado, Laurel era un
parásito, una fisgona, una espía. Yo no sé por qué la dejamos entrar en el juego
de las mentiras, pero yo sabía que no había estado de acuerdo. Creo que, en el
fondo, estaba celosa. Laurel era la hija real de mis padres, claramente la amaban
más que a mí. Yo no quería que mis amigas la amaran más, también.
Laurel pasó al tocador y se sentó en la tapa del inodoro cerrada.
—¿Así que cuando ibas a decirme?
—¿Sobre qué? —Emma fingió estar fascinada con los mini-jabones alineados en
el borde de la bañera.
—Sobre a quien has estado viendo. Con quien estabas hablando afuera en este
momento.
Los nervios rompieron bajo la piel de Emma. Así que Laurel la había visto. Y si
Laurel había matado a Sutton, si Laurel sabía que Emma estaba con Ethan,
Emma podría haber arriesgado la vida de Ethan, también.
—No sé de lo que estás hablando. —Su voz tembló ligeramente.
—Vamos —espetó Laurel. —, estabas con alguien llamado Alex, ¿no?
¿Alex? Emma soltó la toalla en sus manos, buscando en su cerebro por alguien
llamado Alex en Hollier.
La única Alex que conocía era su amiga de Henderson...
—Vi el texto en tu teléfono en Cerámica —dijo Laurel, cruzando los brazos
y mirando la cara de Emma en el espejo—. Alguien llamado Alex te escribió.
Dijo que estaba pensando en ti. —Sus ojos brillaban—. ¿Es con él con quien
desapareciste en la fiesta, también?
La cabeza de Emma giró. —Alex es una chica —dijo abruptamente.
—Uh-huh. —Laurel rodó sus ojos—. ¿Cuándo vas a confiar en mí de nuevo? —
preguntó en voz baja.
Algo doloroso había pasado entre las dos, algo que Emma no podía saber. Sutton
le había hecho daño a Laurel en el pasado —Emma estaba segura— y parecía
que Laurel le había hecho daño a Sutton, también.
—Ella es una chica. —Emma paso a su alrededor, golpeando su cadera contra
el borde de la bañera— ...y no esta bien que mires mi teléfono.
Laurel bajó la barbilla y le dio una sonrisa de satisfacción. —¿Como si tu no vieras
el mío todo el tiempo? Entonces, ¿Quién es este Alex? ¿Alguien de la Prepa de

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66
Valencia? ¿U de A? ¿Se estaban bañando en la piscina? ¡Menos mal que los
Paulsons están en Hawai!
—Yo no estaba en la piscina —repitió Emma, pero luego se miró a sí misma. Las
gotas de agua en los extremos de su pelo caían sobre sus hombros. Ella olía a
cloro—. Está bien. Muy bien. Estaba en la piscina. Pero estaba sola.

Laurel arrastro sus dedos por la parte superior de una escultura de hierro forjado
con las palabras vivir, reír, amar en la parte posterior de la taza del baño.
—¿Por qué no me dices la verdad? —dijo, sonando herida—. No se lo diré a
nadie. Te lo prometo. Puedo mantener un secreto.
Emma bajó los ojos. La única persona en la que podía confiar en Tucson era
Ethan.
—Estaba sola en la piscina, te lo juro. Tenia calor, estaba despierta... fin de la
historia. Y Alex es una chica que conocí en campo de tenis.
Esperó que Sutton haya ido al campamento tenis... y esperó que Laurel no
hubiera ido con ella. Entonces, tratando de actuar molesta y distante, se empujó
alrededor de Laurel a la sala.
—Sutton, espera.
Emma se dio la vuelta. Laurel estaba detrás de ella, con una sonrisa peligrosa en
los labios. —Te estaré vigilando. Tú vas a decirme lo que estás haciendo. O de lo
contrario....
Las palabras quedaron flotando en el aire, casi palpables.
—O de lo contrario ¿qué?
Laurel estaba tan cerca que Emma podía oler su champú de limón. Tenía los
hombros cuadrados y fuertes. Con sus manos anchas acurrucadas a su lado.
Con todo a la vez, Emma se transportó de vuelta a aquella terrible noche en la
casa de Charlotte cuando alguien la agarró por detrás y casi la mata. Laurel era
más alta que Emma, la altura de la persona que la había asaltado. Y había una
sólida fuerza sobre ella, una seguridad que hacia pensar a Emma que podría ser
capaz de tal cosa. Después de todo, Emma vio a Laurel sacudir violentamente a
Sutton en la película de la asfixia.
Laurel dio un paso más cerca, y Emma se estremeció y miró hacia otro lado.
—Será mejor que me digas lo que estás haciendo pronto, o realmente te voy
a dar algo para que tengas miedo. ¿Crees que la broma del tren es algo para
reírse ahora? ¿Qué si le digo a mamá y a papá todo? ¿Qué pasa si les digo lo
que realmente sucedió?

Traducido en Purple Rose 67


Emma dio un paso atrás con sorpresa. Por favor, dime lo que realmente sucedió,
dímelo. Pero Laurel sólo giró y se marchó por las escaleras, dejando a Emma sola
en la oscuridad.

Traducido en Purple Rose 69


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Capítulo 12
Un secreto algo diferente

Traducido por karla pierce & carmen170796


Corregido por *Prisper*

I ch war in Arizona geboren —susurró Emma, su libro de texto de Alemán IV


estaba en su regazo y una serie de notas en sus manos. Frunció el seño ante
el gutural sonido de las silabas. El alemán le recordaba a un anciano con tos y
flemas.
Era martes, y Emma estaba sentada en una mesa redonda de almuerzo al aire
libre en el patio, la cual estaba reservada para Seniors y algunos cuantos juniors
populares; todos los demás tenían que sentarse dentro de la congestionada
cafetería, la cual tenía olor a desagradables tacos de pescado. Charlotte,
Madeline y Laurel se encontrarían con ella en cualquier momento, y Emma
pasaba el tiempo revisando notas alemanas para el gran examen de mañana.
A pesar de que Sutton probablemente no había estudiado ni un solo día de su
vida, Emma no podía dejar pasar incluso el más pequeño cuestionario. Había
sido una estricta estudiante de A desde primer grado, y no iba dejar de serlo
ahora.
Me irritaba estar bajo el juicio de mi hermana gemela. Tal vez estaba distraída con
otras cosas, muy ocupada para estudiar. O tal vez era secretamente inteligente
y no le veía el punto.
El examen alemán cubría las etapas de la vida: nacer, vivir, morir. —Ich war in
Arizona geboren —repitió Emma de nuevo. Nací en Arizona. Esa seria la respuesta
de Sutton, pero, ¿Era realmente cierta? Becky siempre le había dicho a Emma
que había nacido en Nuevo México —por lo que suponía que Sutton también.
—Sutton starb in Arizona —repitió quedadamente Emma, leyendo la siguiente
palabra del vocabulario. Sutton murió en Arizona.
El solo decirlo, incluso en otro idioma, hacía que el estómago de Emma se
apretara. Hojeó el glosario al final del libro, pero el libro de Alemán IV no ofrecía
un verbo más preciso como asesinada, matada, sacrificada o estrangulada.
—¿Ya compraste tus entradas para el Baile de Bienvenida? —Emma saltó con
la voz alegre por encima de ella. Una niña con la cara pintada de verde, una
nariz falsa, una peluca Elvira, y un vestido largo y negro que lucía como infestado

Traducido en Purple Rose 69


con chinches, empujó un volante hacia el regazo de Emma que decía Baile de
¡Bienvenida de Halloween! ¡Asiste o sé asustado! Cuando vio quien era Emma, su
sonrisa maniaca decayó y dio un paso hacia atrás—. ¡Oh! Um, quiero decir, estoy
segura ya las tienes, Sutton. ¡Diviértete!
Antes de que Emma pudiera decir palabra, Elvira se deslizó a través del patio. Esta
no era la primera vez que había huido de Emma, dándole un amplio espacio en
los pasillos o escurriéndose fuera del baño de niñas solo porque Emma entrara.
Sólo otra parte de ser Sutton Mercer, se dio cuenta Emma, repentinamente se
pregunto si la forma de reaccionar de la gente no había hecho sentir sola a su
gemela. ¿Había Sutton dejado entrar a alguien realmente?
No sabía cómo responder a la pregunta de Emma. Pero considerando que
parecía que alguien cercano a mí me quitó la vida, tal vez estaba en lo correcto
por no confiar en nadie.
Emma cerró el libro de texto Alemán. Mientras miraba a la falsamente feliz pareja
alemana en pantalones de cuero de la portada, sentía una distinta y espinosa
sensación de que alguien la estaba observando.
Se giró lentamente. Una mesa de jugadores de futbol se echó a reír a carcajadas
de un chico por un tipo de broma pantomímica a través del patio. En la siguiente
mesa estaban sentados un chico y una chica.
Sus bocas eran duras barras rojas, y sus miradas estaban fijamente en Emma.
Garrett y Nisha.
Hoy, Nisha vestía un conjunto de suéter tipo tenis verde Kelly, unos zapatos
deportivos Lacoste y una mirada que enfrió la sangre de Emma. A pesar de que
Emma no se había dado cuenta de que eran amigos, estaba sentado cadera-
a-cadera con Nisha, con su mirada filosa también puesta en Emma. Su expresión
de disgusto parecía decir: Sé sobre ti. Sé sobre Ethan.
¿Podía Garrett saberlo? ¿Podía haber sido el que salió de la piscina de Paulson
anoche? Tal vez él y Nisha habían estado ahí juntos. Emma le dio a Garrett
un pequeño, esperanzado saludo, pero Garrett solo sacudió su cabeza muy
ligeramente y susurró algo en el oído de Nisha. Nisha se rió con lo que Garrett le
dijo y sonrió a Emma.
De pronto, Emma no podía ocultar más sus pequeños secretos. Cerró su puño,
miró a la chica pequeña y de cabello oscuro.
—¿Te puedo ayudar en algo Nisha? —preguntó, sin importarle el ocultar su
sarcasmo. Nisha esbozó una empalagosa sonrisa y se acercó más a Garrett,
descansando sus uñas rojo sangre posesivamente en su brazo.
—Estaba a punto de recordarte que la cena del equipo de mandatoria es
este viernes en mi casa. Quiero decir, he estado tratando de involucrarte en la
planificación, pero, ¿Quién sabe si incluso irías?

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Emma se estremeció.
—Bueno, tal vez vaya si haces algo que valga la pena asistir.
Bien hecho Em, pensé. Emma estaba mejorando en estar en mi lugar. Tal vez
había algo cierto sobre la naturaleza versus la crianza, después de todo. Entonces
la mirada de Nisha brilló con alguien detrás de Emma.
—¿Vendrás, o no, Laurel? ¿O es que acaso Sutton no lo permite?
Emma se giró para ver a Laurel dejando caer su bandeja de almuerzo sobre la
mesa. Laurel lanzó dagas en dirección a Nisha, sin decir nada.
—¿Desde cuándo hay cenas del equipo de mandatoria? —murmuró en voz
baja—. Alguien necesita decirle que solo por ser co-capitana no es la reina.
—Sólo está molesta porque Sutton no se presentó la última vez. —Charlotte
también se dejó caer en un asiento, golpeando una bolsa de almuerzo de lona
a rayas en la mesa. Miró a Emma—. Sutton, si no quieres que vayamos, no iremos.
—Laurel se giró hacia Emma y también asintió. Emma lo había notado, por el
hecho de ser la líder del Lying Game, las amigas de Sutton siempre se sometían
a ella.
Pero no estaba segura de que estuvieran encantadas con ello. Charlotte
miró a Emma con cansancio, como si estuviera harta de las volubles normas y
reglamentos de Sutton Mecer.
—Así que, ¿Dónde estuvieron hoy? —interrumpió Madeline, dejándose caer en
el banco junto a Emma—. ¿Por qué no fueron a The Hub?
Emma entrecerró los ojos.
—¿Se suponía que nos teníamos que encontrar en The Hub? —Ese era el nombre
de la tienda y café bar de la escuela enseguida de la cafetería. El lugar donde
se vendían principalmente camisetas Hollier, boletos de rifa de danza y lápices
del número 2.
—Para la planificación de la corte, ¡Sí!, Hola ¿Tradición? —Madeline le dio a
Emma un café de la base de cartulina que los llevaba.
—Como sea. Tengo un latte para ti. Creo que alguien está un poco distraída hoy,
¿huh? ¿Tal vez porque paso la noche en la cárcel?
Laurel abrió su Sprite Zero con un fuerte sonido.
—Les conté hoy en la mañana. —Le sostuvo la mirada a Emma, batiendo sus
pestañas inocentemente como diciendo: Y ¿Qué más crees que les conté?
—Aparentemente tú no ibas a hacerlo. —Charlotte descansó sus manos en su
contenedor Tupperware23 lleno de ensalada de espinacas.
23 Un recipiente plástico para poder transportar comida herméticamente.

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—¿Qué paso? —Madeline jugueteaba con un cuchillo de plástico, corriendo
sus dedos a lo largo del filo—. ¿Desde cuándo robas tiendas sin nosotras? —lucía
irritada, como si Emma la hubiera humillado—. ¿Y fuiste atrapada en Clique? —
Charlotte chasqueo su lengua—. ¡Tuvimos ese lugar dominado en octavo grado!
—Laurel me dijo que robaste un Tori Burch. —Madeline arrugó su nariz—. Sutton,
Tori no es de los que valga la pena robar.
Emma le quitó la tapa a su café, y el vapor se elevó sobre su cara. —Ustedes
saben cómo es cuando quieres obtener algo —dijo vagamente—. También me
hubiera salido con la mía, si la perra de la caja registradora hubiera hecho su
trabajo en lugar de obsesionarse conmigo. Creo que está un poco enamorada.
—Alguien está perdiendo su toque —canturreó Charlotte, mordiendo una
zanahoria decisivamente. Lucía algo feliz de que Emma hubiera sido atrapada.
Emma tomó un sorbo del exquisito latte e hizo una mueca de dolor —estaba muy
caliente—. —He agotado mis posibilidades de ir al baile de bienvenida. Estoy
encerrada hasta el próximo milenio.
—¡Oh por favor! Tienes que ir. —Madeline metió un yogurt cubierto de pasas a
su boca—. Encuentra una forma. Y también te vas a ir a acampar después con
nosotras. —Entonces, Madeline si rió como si escondiera algo—. CourtZillas a las
doce en punto.
A pesar de que las gemelas tradicionalmente se vestían diferentes —Gabby
tenía algo como un paso a ser esposa, con flores de tela e hilo que combinaban
con todo, y Lili tenía el aspecto de Taylor Mommsen, con pantalones de franela a
cuadros, faldas übershort, y ojos maquillados tipo mapache— hoy ambas vestían
ajustados vestidos de color rosa con falda de tul y tacones de plataforma de
una milla de altura que se ataban a sus tobillos. Como siempre, llevaban sus
iPhones. Todos —los niños de la esquina sombría, chicos bohémicos en la pared
de estuco— las miraron.
—Hola, chicas —Gabby pronuncio mientras llegaba a su mesa.
—Ciao24 —dijo Lili.
—¿Alguien dijo campamento?¿A dónde vamos este año?
—Nosotras estaremos acampando en la Montaña Lemmon —dijo Charlotte con
mordacidad—. No sé donde acamparas tú.
—Eso es una lástima —dijo Lili igual de mordaz en respuesta—. Porque nosotras
somos las únicas que sabemos donde están las mejores fuentes termales.
—Y tenemos una linda y pequeña hibachi grill25 —Gabby agrego.

24 Ciao: Hola en italiano.


25 Hibachi grill: Son populares como una barbacoa portable.

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—No sé si empezar un incendio en el desierto en la mejor idea. —Laurel sonrió
burlonamente Emma paso su lengua sobre sus dientes mientras miraba a las
chicas, pensando en el carro de ellas pasando lentamente por la casa de Sutton.
¿Habían sido ellas las únicas espiando fuera de la casa de Sutton la noche
pasada, viéndolos a ella y a Ethan nadar?
Madeline evaluó sus atuendos.
—Votar por zapatos de salón ya paso, señoritas. No tienen que vestirse más como
barbies en la reunión de ex-alumnos.
—Tal vez nos guste —Lili puso las manos en sus huesudas caderas.
—Entonces, chicas. ¿Todavía no han resuelto los planes de nuestra ceremonia?
—Será mejor que sea bueno —Gabby interrumpió, mascando fuerte un pedazo
de chicle. La esencia de sandía floto en el aire—. Sirvientes... estupenda comida
y música… ¿Y tal vez una ceremonia de iniciación para el juego como la cereza
del postre? —marcó Gabby cada petición con sus dedos.
—Nosotras tenemos algunas ideas para bromas asesinas —dijo Lili, una chispa
danzando en sus ojos claros.
—Nosotras seríamos un punto fuerte en el grupo —dijo Gabby con voz baja,
mirando directamente a Emma. Emma se echó para atrás levemente, su corazón
acelerándose solo un instante. Gabby sacó una diminuta botella del bolsillo de
su vestido, quitó la tapa rosada, y colocó una pastilla redonda en su lengua.
Su garganta aumentó mientras tragaba. Su mirada nunca dejó a la de Emma,
como si se pasasen un mensaje tácito entre ellas.
—Nadie puede librarse del juego de las mentiras, señoritas —dijo Emma, tratando
de sonar confiada y segura de sí misma. Sutton no había permitido a Gabby y
Lili entrar al club antes —tal vez por una buena razón. Los ojos de Gabby se
movieron trémulamente por el cuerpo de Emma, como si estuviera evaluándola
para una pelea—. Nosotras pensaremos en eso, ¿O no? —dijo sus palabras
repentinamente severas.
Lili tocó levemente la muñeca de Gabby. —Cálmate Gabs —dijo con voz baja,
luego jaló bruscamente a Gabby a través del patio—. ¡Ningún autógrafo! —ella
llamó a sus boquiabiertos compañeros, escondiendo su cara como si estuviera
siendo perseguida por paparazis. Tan pronto como Lili la soltó, Gabby giro e hizo
su dedo un arma, apuntando a Emma y pretendiendo dispararle, La boca de
Emma se abrió involuntariamente.
Un recuerdo instantáneamente rebozo mi visión de mí conduciendo a las gemelas
fuera de mi cuarto en la fiesta de pijamas, sonriendo tontamente. —Lo siento,
chicas. Tenemos cosas del juego de las mentiras que discutir. Quédense afuera
en el cuarto de estudio con los otro don nadie.

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Los nudillos de Gabby se habían vuelto blancos mientras agarra su iPhone más
fuerte.
Luego Lili se había levantado en su altura total. —Recuerda mis palabras, Sutton,
no siempre será de esta forma. —Ella había escupido.
Pero ahora, Madeline simplemente rodó sus ojos a las gemelas Twitter.
—Algo se ha metido en esas dos últimamente. Ellas están más locas que nunca.
—Eso es seguro —dijo Charlotte, sorbiendo su café y mirando las puertas dobles
a través de las cuales las gemelas habían desaparecido—. Pero ellas tienen un
buen punto... nosotras tenemos que planear su ceremonia.
—Hagámoslo el Sábado —Madeline metió su vacío contenedor Tupperware en
su bolso—. ¿Mi casa?
—No puedo —dijo Emma—. Estoy castigada, ¿Recuerdan?
Charlotte dejo salir un bufido. —¿Cuándo eso te ha detenido alguna vez?
La campana sonó, y todo el mundo se levantó en masa, lanzaron sus sobrantes
dentro de la basura, y fueron de regreso a la escuela.
Laurel y Charlotte se separaron en direcciones opuestas, pero Madeline vaciló y
esperó a que Emma cargara su bolso así podían caminar juntas.
Ellas doblaron en una esquina en el pabellón de música. Desentonadas notas
musicales sonaron desde las puertas abiertas. Al final del pabellón, Elvira repartió
más volantes del baile anual de ex–alumnos. Su nariz falsa amenazaba con caer
de su cara, y una pareja de chiquillos se rieron mientras pasaban. Madeline echó
una mirada a Emma por el rabillo de su ojo.
—¿Qué te pasa últimamente? —Madeline preguntó, disminuyendo su ritmo.
—¿A qué te refieres? —Emma replicó, sorprendida.
Madeline evadió a una chica pujando contra una funda de tuba. —Tú has
estado... rara, cautelosa, desapareciendo y no explicando por qué, robando de
una tienda por ti misma... Char y yo pensamos que una forma de vida alienígena
bajó y asumió el control de tu cuerpo.
Emma sintió un sofoco avanzar por su cara y pecho. Cálmate, se dijo
silenciosamente, jalo del collar de Sutton, luchando por calma. Y luego tuvo una
idea. —Supongo que estoy enojada porque tú y Char parecen estar muy cerca
últimamente —dijo con ceñida voz, tratando de sonar petulante y celosa —.
¿Estoy siendo reemplazada como tu BFF?
Ella miro el cuerpo de bailarina de ballet de Madeline, vestido en pantalones
vaqueros ajustados y un suéter gris con mangas dolman26, esperando que
26 Mangas dolman: Son un tipo de mangas que anchas en la sobaquera y ceñidas en la muñeca.

Traducido en Purple Rose 75


74
hubiera mordido la carnada. Las facciones demacradas de Madeline finamente
se arrugaron.
—Char y yo siempre hemos sido amigas.
—Sí, pero algo ha cambiado entre ustedes dos —Emma incitó—. Ustedes parecen
unidas ahora. ¿Esto tiene que ver con la noche antes de la fiesta de Nisha? Sé
que ustedes estuvieron juntas, Mads.
Madeline se detuvo de repente en el pasadizo, dejando a las estudiantes fluir
alrededor de ellas. Una vena en su sien latió.
—¿Te olvidarías acerca de esa noche? —Emma pestañó. Un fuego propagándose
en su ombligo la impulso hacia adelante.
—¿Por qué?
—Porque no quiero hablar de eso, ¿Está bien?
—Pero...
—¡Sólo déjalo, Sutton! —Madeline volteó y ciegamente se abrió camino entre la
puerta más cercana, la cual llevaba a la librería.
Emma empujó su hombro contra la puerta y siguió a Madeline adentro. Muchachos
encorvados sobre la tarea en escritorios largos y anchos. Las pantallas de la
computadora resplandecían detrás de una barrera de vidrio. El gran cuarto olía
como libros viejos y el desinfectante en spray que Travis solía lanzar. Madeline
despareció abajo de uno de los pasillos.
—¡Mads! —Emma la llamó, pasando rápidamente más allá de un no muy alto
estante de enciclopedias y atlas—. ¡Mads, vamos!
La bibliotecaria puso un dedo en sus labios. —¡Silencio! —Ella ordenó desde
detrás del escritorio de caja.
Emma se dio prisa mas allá de los posters de las series de Twilight y Harry Potter, la
cual le dio una punzada de ansia. Becky solía leerle Harry Potter a ella, inventando
una voz para cada uno de los personajes y vistiendo una sucia capa negra de
terciopelo que había escogido de la venta de garaje después de Halloween.
Emma había amado que se los leyera. A ella no le importó que la capa en cierto
modo oliera a moho.
Emma bajó el pasillo por el que Madeline había girado, Madeline se había
detenido en el extremo de la fila, al lado de un montón de copias de The
Riverside de Shakespeare. Su cabello largo y oscuro caía en cascada abajo de
su espalda, su postura recta.
De repente yo tenía un recuerdo agudo, un recuerdo distinto de Madeline parada
con esa misma tensión pero con una pose preocupada. Nosotros estábamos en
su cuarto, y había una conmoción viniendo desde abajo del vestíbulo, voces

Traducido en Purple Rose 75


sordas ganando volumen. Yo había escuchado diminutos jadeos, como si ella
estuviera tratando de reprimir las lágrimas.
—¿Mads? —Emma susurro. Madeline no respondió—. Vamos, Mads, Lo que sea
que dije, lo siento.
Madeline se dio la vuelta y observó a Emma con ojos bordeados en rojo. —Mira,
Te llamé primero ¿Está bien? —Su voz se apago y ella presionó sus labios juntos—.
Tú no respondiste. Supongo que tenías cosas más importantes que hacer. —Ella
inhalo por la nariz y tomo una respiración sofocada—. El mundo no se resuelve
alrededor de ti, sabes. Yo siempre salto cuando tú me dices que salte, pero sería
lindo si tú correspondieras algunas veces. Llame a Charlotte después, y ella se
quedo conmigo toda la noche. Así que sí, por supuesto que nosotras hemos estado
mas unidas últimamente. ¿Satisfecha? —Apretando su mandíbula, Madeline
paso más allá de Emma como si fuera una estudiante anónima obstruyendo los
pasillos de la librería.
—¡Mads! —Emma protestó. Pero Madeline no se detuvo. Ella se precipitó a través
de las puertas y salió al vestíbulo.
Todo el mundo en la librería volteó y miraron a Emma. Ella se zambulló de nuevo en
un pasillo y se apoyó en una estantería de libros. Madeline estaba escondiendo
algo grande, pero no era lo que Emma pensaba. No había falsificación en
la reacción que Madeline acababa de tener. Con lo que sea que ella había
tratado la noche que Sutton se perdió, era asunto de ella, algo completamente
separado de lo que le había pasado a Sutton.
Madeline estaba ocupada esa noche. Inocente. Y ahora, porque ellas estuvieron
juntas, Charlotte probablemente lo era, también. Mis dos mejores amigas eran
verdaderamente mis mejores amigas —no mis asesinas.
Una serie de bips agudos sonaron mientras la bibliotecaria escaneaba libros para
una pelirroja escuálida. Emma volteo para irse, pero su rodilla golpeo la esquina
de la copia de The Riverside de Shakespeare y lo tiro al suelo. El libro se abrió,
sus finas hojas de papel llenos de puntos de interés y notas de muchachos a los
que parecía no importarles que éste fuera un libro de la biblioteca. Una línea de
Hamlet atrapo los ojos de Emma, enviando un escalofrió arriba en su columna
vertebral.
“Uno podría sonreír, y sonreír, y ser un villano”.
Me hizo temblar, también. Charlotte y Mads estaban libres de sospecha, pero mi
asesino aún estaba ahí fuera —sonriendo, observando, acechando, esperando.

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Capítulo 13
Nunca subestimes el poder de fisgonear

Traducido por LizC & Makilith Vivaldi


Corregido por _Nathy_

S e portará bien, mamá —le rogó Laurel—. Te lo prometo. ¿Por favor, déjala
ir?
Era viernes por la noche, y Emma y Laurel permanecían de pie en el vestíbulo de
la casa de los Mercer. La Sra. Mercer se asomó hacia las chicas desde la puerta
de su oficina. Drake jadeaba junto a ella, su lengua larga parecía una gruesa
lonja de jamón. Emma se apartó de él un poco.
—Es simplemente una estúpida cena del equipo de tenis —continuó Laurel en
una dulce voz—. Va a ser totalmente aburrido... Nisha está organizándola. Y de
todos modos, ¿no te dijo la entrenadora Maggie que prácticamente pondría
un monitor de tobillo en Sutton una vez que llegue allí? No tienes nada de qué
preocuparte.
—¿Por favor? —Emma le dio a la Sra. Mercer una mirada de cachorro que hacía
juego con la de Laurel. Hace una semana no hubiera creído que querría ir a
algo en la casa de Nisha. Pero la verdad era, que estando castigada era más o
menos... una mierda. No era que estuviera atrapada simplemente en la casa; la
Sra. Mercer le había quitado a Emma los privilegios del internet, desconectado la
caja de cable de la habitación de Sutton, y confiscado su iPhone.
Después de acostumbrarme al brillante equipo de alta tecnología de Sutton, el
anticuado y golpeado BlackBerry que Emma había traído de Las Vegas no era
exactamente lo máximo. Había pasado la noche recorriendo la habitación de
Sutton una vez más, buscando algo relacionado con su asesinato, pero no había
nada.
Lo único que quedaba por hacer era tarea. Sutton estaba probablemente
revolcándose en su tumba.
Si estuviera en algún lugar tan aburrido como una tumba. Lo que dudaba
muchísimo.
Emma no se suponía que tendría permiso para ir a la cena del equipo de tenis
de Nisha, pero la entrenadora Maggie había llamado al parecer a la Sra. Mercer
al trabajo esta tarde y la instó a que dejara asistir a Sutton. Sería bueno para la

Traducido en Purple Rose 77


moral del equipo, había dicho Maggie, asegurándole a la Sra. Mercer que ella
estaría allí y mantendría un ojo en Sutton. Pero ahora la Sra. Mercer dudaba.
—¿Vas a vigilarla como un halcón, Laurel? —preguntó la Sra. Mercer.
—Si-pis —se quejó Laurel, jugueteando con la correa de su camisola de flores.
—¿Y ustedes dos volverán a casa inmediatamente después de que la cena haya
terminado?
—Absolutamente —dijeron las dos chicas al unísono.
La Sra. Mercer se llevó un dedo a sus labios. —Bueno, es Nisha.
Ella pronunció el nombre de Nisha de la misma manera reverente en la que
podría hablar sobre el Dalai Lama. La Sra. Mercer estaba convencida de que
Nisha era una niña modelo con puros Aes y una moral de hierro que no puede
equivocarse.
—Bueno, está bien. —Con un suspiro, la Sra. Mercer bajó los hombros y las
ahuyentó a la puerta.
Emma subió al coche de Laurel, y Laurel se deslizó en el asiento del conductor y
gritó alegremente: —¿A qué sabe la libertad?
—¡Increíble! —exclamó Emma.
Laurel manejó con una sola mano por el vecindario, utilizando la otra mano para
correrla como un cepillo por su largo cabello rubio. A pesar de su habitación
desordenada, la hermana de Sutton era siempre esmerada: constantemente
aplicándose brillo de labios, comprobando sus dientes en los espejos para
asegurarse de que nada estuviera atrapado entre ellos, y arrastrando la tabla
de planchar del armario del pasillo y alisando sus faldas y camisas.
A Emma le gustaba que Laurel se hiciera cargo de su propia ropa en lugar de
pedirle a la Sra. Mercer o a una tintorería que se encargue. Ella era ingeniosa, así
como lo era Emma. Podía cuidar de sí misma.
Pero eso no significaba que Emma confiaba en ella.
Emma se movió en el asiento del pasajero y mentalmente asumió su modo de
detective.
—Así que al parecer, Madeline tiene un secreto —comenzó, dirigiéndose a Laurel
y viendo el anuncio de la guardería canina, el Rancho Doggie Dude, que pasó
volando por su ventana. Una tienda de color turquesa y cristales era lo siguiente,
seguido por un gran taller de cerámica al aire libre.
Las cejas de Laurel se alzaron, pero no apartó los ojos de la carretera. —¿Ah, sí?
¿Qué?

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—Ella no me lo dirá. Tiene algo que ver con la noche de la fiesta de regreso a la
escuela de Nisha.
El rostro de Laurel se ensombreció. —¿Quieres decir la noche anterior a la que
me abandonaste?
Emma se mordió con fuerza el interior de su mejilla. Oops.
Sutton se suponía que debía recoger a Laurel para esa fiesta... pero ya que
estaba muerta, no fue así.
—Sí. Bueno, de todos modos, Mads llamó a Charlotte esa noche y le dijo lo que
era. Supongo que era una especie de gran cosa.
—¿Por qué no estabas con ellas?
El aire acondicionado en el coche de repente se sintió muy frío. Dímelo tú, quería
decir Emma.
—¿Supongo que eso quiere decir que no estabas con ellas tampoco?
La boca de Laurel formó una línea recta. El Jetta se desvió sobre la línea en la
carretera, y el conductor al lado de ellas tocó la bocina, haciendo que las dos
chicas saltaran.
—Uh, no —respondió ella con fuerza después de que dirigiera el coche en el
carril que le correspondía—. No estaba.
—Entonces, ¿dónde estabas? —Emma trató de sonar como si estuviera haciendo
una conversación informal, a pesar de que su corazón se disparaba dentro de
su pecho.
Los dedos de Laurel se aferraban al volante. Hizo una pausa por un momento
largo, con los ojos fijos en el horizonte.
—Sutton, ¿vamos realmente a tener esta conversación ahora? —dijo finalmente
con una voz de acero. Emma la miró fijamente, esperando, pero no ofreció nada
más.
Laurel llevó el coche a un rancho conocido de baja altura con un patio grande
lleno de plantas suculentas del desierto. Se veía exactamente igual a como se
había visto la última vez que Emma había venido aquí, su primer día en Tucson,
antes de que supiera que su hermana gemela estaba muerta. De vuelta antes
de que toda esta locura comenzara.
Varios coches se encontraban estacionados en la calzada y en la acera, algunos
de ellos pegados con camisetas que decían: “EL TENIS ES LA BUENA VIDA o AMOR”
con una pelota de tenis amarilla como la o. Todas las luces estaban encendidas
en la casa, y una risita estallaba en algún lugar del interior.

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—Vamos. —Laurel golpeó la llave para bloquear el Jetta y se puso en marcha por
el camino de entrada, pero Emma se quedó atrás por un momento. Se quedó
viendo a través de la calle la casa de Ethan.
El porche estaba a oscuras. El telescopio por el que Ethan había mirado la primera
noche que Emma lo conoció había desaparecido.
Se preguntó qué estaba haciendo Ethan esta noche. ¿Estaría pensado acerca
de su casi beso en la piscina la otra noche? Se habían visto en los pasillos, pero
no habían hablado realmente desde entonces.
La puerta de entrada de Nisha se abrió, y el equipo de tenis las saludó con
abrazos y gritos. Emma asomó la cabeza en la habitación y le dio un codazo a
Laurel.
—¿Dónde está Maggie?
Laurel se echó a reír. —Maggie no está en realidad aquí.
Charlotte surgió entre la multitud llevando un top de rayas sin mangas y pantalones
de bota ancha. Ella envolvió su codo a través de Emma.
—¡Veo que mi pequeño plan funcionó! —Las pecas en su nariz se unieron entre
sí cuando sonrió.
Emma frunció el ceño. ¿Pequeño plan?
Charlotte extendió su dedo pulgar y meñique para hacer la forma de un teléfono.
—“¿Hola, Sra. Mercer?” —dijo en una voz de adulto—. “Es la entrenadora Maggie.
Realmente, en serio me encantaría que Sutton asista a la cena del equipo de tenis
esta noche. ¡Es una muestra de solidaridad! Oh, entiendo que está castigada,
pero la voy a vigilar con cuidado, lo prometo. ¡Puede contar conmigo!”
Ni siquiera vi eso venir. Mis amigas son buenas.
Con una oleada de alivio, traté de envolver mis brazos alrededor de Charlotte,
emocionada una vez más de que ella no fuera mi asesino. Pero, como siempre,
mis dedos simplemente pasaron a través de su piel.
Charlotte puso sus brazos sobre los hombros de Emma y la apretó.
—No necesitas darme las gracias. Ahora todo lo que tenemos que hacer es
encontrar la manera de escabullirte para el regreso a casa.
Ella empujó a Emma hacia el comedor, donde platos de pollo asado y sándwiches
panini yacían sobre un mantel a cuadros al lado de grandes cuencos de
ensalada de pasta, crujiente pan de ajo envuelto en papel de aluminio, y una fila
de pasteles de chocolate helado para el postre. Vasos de plástico de color rojo
estaban junto a botellas de Gatorade, SmartWater, y Coca-Cola Ligera. Todos los
demás en el equipo ya se habían servido, recogiendo comida en sus platos con
cucharas de plástico de mango largo.

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Mientras Emma daba un paso hacia la mesa, una mano helada rodeó su muñeca.
—Me alegro de que hayas podido venir, Sutton —dijo Nisha con una sonrisa
empalagosa.
Emma se estremeció, inquieta ante la visión de Nisha. Algo sobre la chica era
demasiado brillante, empezando por la forma en que era su estilo de excesiva
perfección: con su blusa de seda color crema perfectamente metida en un
par de pantalones vaqueros oscuros prelavados. Los brazaletes de oro en su
muñeca parecían como si hubieran sido pulidos con saliva. Su cabello era una
lisa y cristalina hoja que caía por su espalda, y su maquillaje se veía como si
hubiera sido aplicado profesionalmente.
—Me alegro de que lo estés disfrutando —continuó Nisha—. Fue un poco difícil
poner toda esta comida junta. Sobre todo porque tenía que hacerlo sola.
¡Mentirosa! quería gritar. En la cocina, pasando todas las chicas, vi un montón
de bolsas de comestibles del mercado AJ en la isla de la cocina. No hay duda
de que Nisha había comprado todas estas cosas ya hechas y simplemente las
había dispuesto artísticamente en los platos.
—Así que —la voz de Nisha rezumaba con falsa dulzura—. ¿Cómo es que Sutton
Mercer no tiene un novio? Debe ser la primera vez desde, oh, no lo sé, ¡Jardín de
Niños!
Emma se enderezó.
—Actualmente lo estoy disfrutando —dijo, alcanzando para meter una galleta
en su boca—. Se siente bien ser libre.
Las comisuras de la boca de Nisha se curvaron en una enferma sonrisa rosa.
—Escuché que no tendrías relaciones sexuales con él —añadió, lo suficientemente
fuerte para que las cabezas de dos estudiantes de segundo año se volvieran en
la fila para la ensalada de pasta.
La mano de Emma se congeló sobre las galletas.
—¿Dónde escuchaste eso?
Una risita escapó de la boca de Nisha. La respuesta era obvia. Aparte de sus
amigos, Garret era la única persona que sabía lo que pasó en la habitación de
Sutton.
Ew. De repente me alegré de que Emma rompiera con él.
—¡No tenía idea de que fueras tan mojigata! —Nisha trinó, dejando al descubierto
sus nacarados dientes. Entonces, sin permitirle a Emma decir otra palabra, se giró
y desfiló dentro del estudio.

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Emma apuñaló una pieza de pollo en su plato, odiando más a Nisha con cada
segundo. ¿La había odiado tanto Sutton, también? Pero era más que eso. Había
algo acerca de Nisha que la ponía nerviosa. Las extrañas miradas que le daba
a Emma, los susurros. Era como si estuviera jugando con Emma. Como si supiera
algo, algo grande.
Emma miró fuera del comedor. Una gran cocina con tecnología de punta
estaba a su derecha, al otro lado del vestíbulo había un largo y oscuro pasillo
que probablemente llevaba a la habitación de Nisha. ¿Se atrevería?
—Ten cuidado —le advertí, a pesar de que Emma no podría oírme. No había
manera de que Nisha tomara amablemente el fisgonear.
Emma miraba fijamente en la cocina a la pierna de pollo que había escogido
del plato, la delgada y amarillenta carne revolvió de repente su estómago.
Descartando su plato, murmuró algo acerca del baño a nadie en particular y se
fue de puntillas por el pasillo.
Pequeñas luces de noche iluminaban la parte interior del pasillo. El aire olía como
a aromatizante y especias Indias. Emma presionó la primera puerta para abrirla
con la punta de sus dedos y miro al closet lleno de toallas y sábanas. Se movió a
la siguiente puerta.
Ésta era la sala de baño, adornada con una cortina de baño con diseños y
un espejo con mosaico de azulejos. La siguiente puerta, que llevaba a la
habitación principal, estaba entreabierta. La cama matrimonial no había sido
hecha, y camisas de vestir de hombre, calcetines negros, y brillantes zapatos
negros estaban esparcidos desordenadamente por toda la alfombra. Supongo
que la señora de la limpieza de alguien no vino esta semana, Emma pensó,
sorprendida de cuán acostumbrada a un inmaculado hogar había llegado a
estar sólo después de unas pocas semanas. Una punzada de culpa la pellizcó
cuando recordó que la Sra. Baberjee había muerto este verano.
Emma empujó la puerta final de la derecha. Una luz brilló desde un meticuloso
escritorio. Un ordenador portátil Compaq se encontraba cerrado, y un iPod
blanco esperaba cargando batería al lado de él. El resto de la superficie
estaba vacía y estéril, como una habitación de hotel. Nisha había suavizado
el cubrecama en todos los pliegues, organizado ocho mullidas almohadas sólo
así, y alineados sus animales de peluche, uno de los cuales era una raqueta de
tenis con dos grandes ojos saltones, a lo largo de la cabecera. Había ordenado
alfabéticamente todos los libros de su estantería, que parecían en su mayoría
ser varios temas, victorianos, y de las hermanas Brontë. Incluso las tablillas de las
persianas se inclinaban precisamente en el mismo ángulo.
Una carcajada resonó desde el estudio, y Emma se congeló. Se asomó por el
hueco de entre la puerta y la pared y contó hasta tres. Nadie apareció al final
del pasillo.
Se acercó de puntillas a la habitación para echar un vistazo más de cerca al
collage de fotos alojadas debajo de un panel de cristal cerca de la cama de

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Nisha. La mayoría de las fotos mostraban a Nisha en acción: dando un golpe de
revés, otra sirviendo, levantando sus manos sobre su cabeza cuando ganaba un
partido. En el centro del collage, Nisha estaba de pie en el sitio del primer lugar
en un podio, con una brillante medalla de oro alrededor de su cuello. Sutton
estaba de pie en el tercer lugar, con el ceño fruncido. Había una abrazadera
color canela en su rodilla.
Añadidas a lo largo del borde habían varias fotografías del equipo de tenis: las
chicas sosteniendo una copa del torneo por equipos, Sutton de pie lo más lejos
que podía de Nisha. Charlotte tenía cabello oscuro en la foto, y el cabello rubio
de Lauren estaba con un elegante estilo corto. Otra foto mostraba a las chicas
de pie en una puerta del aeropuerto.
Sutton posaba a un lado, sobresaliendo una de sus piernas sobre uno de los
bancos y dando a la cámara un sexy puchero. Emma notó las máquinas
tragamonedas parpadeando en el fondo. ¿Era eso las Vegas? ¿Habían ella y
Sutton estado en la misma ciudad al mismo tiempo? Por un instante, se imaginó a
las dos corriendo de un lado a otro en el casino de Nueva York donde ella había
trabajado. ¿Sutton se habría fijado en ella? ¿Su habrían sonreído la una a la otra?
Una última foto del equipo estaba atrapada en la esquina del tablero, sobresaliendo
de entre las otras fotos como si hubiera sido atascada ahí rápidamente. El equipo
de tenis estaba reunido alrededor de una mesa del comedor de Nisha. Sutton y
Charlotte no aparecían, pero Laurel sonreía ampliamente, su cabello tan largo
como lo era hoy. “REGRESO A CLASES. FIESTA DE PIJAMAS DEL EQUIPO” estaba
garabateado en la parte inferior de la foto. Los dedos de Emma trazaron sobre
la fecha escrita con la letra y caligrafía de Nisha: 8/31. Tuvo que mirarla fijamente
por unos cuantos latidos antes de creer que era real.
—¿Qué estás haciendo?
Emma se estremeció. Nisha estaba de pie en la puerta, con los brazos cruzados
sobre su pecho. Ella se acercó y empujó el hombro de Emma.
—¡No dije que podías entrar aquí!
—¡Espera! —Emma señaló la foto—. ¿Cuándo fue tomada?
Nisha inspeccionó la foto y rodó los ojos.
—¿No puedes leer? —preguntó en tono arrogante—. Dice el treinta y uno de
Agosto.
Nisha colocó su mano entre los omóplatos de Emma y la empujó hacia la puerta.
La golpeó antes de voltearse a enfrentar a Emma.
—Asistir a las actividades de equipo es lo que significa estar en un equipo. Al
menos para algunos de nosotros que se preocupan por apoyarse el uno al otro.
—Incluso Laurel estaba ahí —Emma dijo lentamente, levantando la mirada para
encontrar la de Nisha.

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Una arrogante sonrisa se amplió en el rostro de Nisha mientras miraba por el
hombro de Emma.
—¡Hablando del diablo! Justo estábamos hablando de ti.
Emma se dio la vuelta. Laurel estaba de pie al final del pasillo, con una taza de
plástico roja en la mano.
—¿Lo estaban? —Ella preguntó, su mirada rebotando entre las dos.
—Sólo le estaba diciendo a Sutton acerca del increíble momento que todas
tuvimos en mi fiesta de pijamas de regreso a clases hace unas semanas. —Nisha
gorjeó.
Las mejillas de Laurel enrojecieron y su taza de plástico hizo un sonido al crujir
mientras la apretaba con más fuerza.
—Oh —dijo en voz baja. Sus ojos parpadearon hacia Emma y luego a la alfombra
color malva cubriendo el pasillo de Nisha—. Oh, Sutton, lo siento, yo…
—¿Es realmente tan vergonzoso? —Nisha golpeó los brazos a sus costados—. Tu
viniste, Laurel. Diría incluso que te divertiste.
La boca de Laurel se transformó de una sonrisa a un ceño fruncido y una mueca.
—Estuvo bien —ella susurró.
Los ojos de Nisha brillaron triunfantemente. Giro la perilla de la puerta de su
dormitorio una vez más por si acaso, y se abrió paso entre Emma y Laurel. Echó
un vistazo a la habitación de su padre, con el color drenándose de su rostro, y
cerró esa puerta también.
Después de que Nisha desapareció por el pasillo, Laurel le dio un vistazo a Emma
tímidamente.
—Lo siento, Sutton. Sé que tú y Nisha se odian entre sí. Pero pensé que la fiesta de
pijamas era obligatoria. No sabía que tú y Charlotte no vendrían. Por favor, no te
enojes conmigo.
Más risas brotaron desde el estudio. El viento soplaba afuera, presionando contra
las ventanas. Tal vez la real Sutton estaría molesta de averiguar lo que Nisha
acababa decirle, claramente Laurel no había admitido que había ido a la fiesta
de tenis de Nisha porque los amigos de Sutton se suponía deben estar unidos
odiando a Nisha. Sutton podría haber interpretado esto como una traición.
Pero Emma estaba encantada, aliviada. Laurel asistiendo a la fiesta de pijamas
del equipo de tenis de Nisha significaba que tenía una coartada segura para el
día treinta y uno. Ni ella ni Nisha podrían haber matado a Sutton.
—Está bien —Emma le dijo a Laurel, arrojando sus brazos alrededor del cuello de
la hermana de Sutton, tan fuerte que perdió el equilibrio.

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—¿Sutton? —Laurel dijo, su voz ahogada contra la parte superior de la suave
manga color lavanda de Emma.
Di vueltas en un círculo invisible junto a ellas. Esto era incluso mejor que deslindar
a Charlotte y Madeline.
Mi propia hermana era inocente.

Traducido en Purple Rose 85


Capítulo 14
Doble Problema

Traducido por Nadia


Corregido por Steffanie Mirella

¿ Qué es todo eso? —preguntó Madeline cuando abrió la puerta de su casa de


golpe y miró a Laurel, Emma y Charlotte en el porche. Era la tarde del sábado,
y las tres vestían jeans manchados de pintura, camisetas sucias y zapatillas viejas.
—Nuestros disfraces para cuando vayamos a casa. —Laurel dejó las ropas
sucias en la hamaca del porche—. Le dije a mi mamá que Char y yo íbamos
a trabajar como voluntarias con el equipo de pintura de hogares de Hábitat
para la Humanidad. Dije que Sutton debía venir también, prometí que sería una
experiencia gratificante para ella.
—Las cosas que hago por ti, Sutton —dijo Madeline dramáticamente, golpeando
una larga trenza negra sobre su hombro.
Charlotte guiñó un ojo a Emma, y Emma soltó una risita. Ya no tenía que contener
la respiración alrededor de ellas; eran amigas de Sutton, no sus asesinas. Estaba
tan agradecida que había dejado que Laurel comiera el último panecillo bajo
en calorías esa mañana, y le había dado un enorme abrazo a Charlotte tan
pronto como había entrado al auto.
—Alguien está alegre esta mañana —había comentado Charlotte—. ¿Estás
enamorada?
Ahora Emma miraba a su alrededor. Ésta era la primera vez que había estado
en casa de Madeline, un chalet con muros de auténtico adobe, una chimenea
antigua, estilo pueblo, y una cocina con azulejos mexicanos con alegres luces
colgantes rojas. Fuera de la ventana había una bellísima vista de las Montañas
Catalina; Emma podía ver una línea de gente haciendo una excursión en uno
de los senderos superiores.
—Vamos. —Madeline tomó un gran recipiente con pochoclos de la isla de la
cocina y caminó suavemente al salón recreativo. Sillones de corduroy rodeaban
un gran televisor de pantalla plana en la esquina. Desparramadas entre carteles
de madera en el muro que decían cosas como: “BENDICE NUESTRO HOGAR FELIZ”
y “SOMOS UNA FAMILIA”, había fotos enmarcadas de Madeline y su hermano,
Thayer.

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Emma se movió más cerca de las fotos e intentó inspeccionarlas sin que Madeline
se diera cuenta. Había fotos de Thayer en ropa de fútbol. Thayer de pie frente
a un restaurante italiano local, pretendiendo tomar un gran mordisco de un
gran cartel de cartón con forma de pizza. Thayer parado en la cima de una
montañosa roca del desierto, vestido con una camiseta roja y shorts cargo color
kaki. El viento soplaba su cabello negro sobre sus tibios ojos color avellana, y
había un suspiro de una sonrisa en su rostro de piel limpia y mandíbula fuerte.
Cada toma de él lo mostraba sonriendo a la cámara excepto una: una foto del
grupo yendo al baile de graduación.
Sutton y Garrett estaban juntos, vestidos formalmente. Madeline estaba con Ryan
Jeffries, a quien Emma reconocía de la escuela, y Charlotte estaba con un tipo
de cabello oscuro que Emma no conocía. Thayer estaba de pie un poquito hacia
el lado, sus brazos cruzados sobre su esmoquin. Sus ojos estaban entrecerrados
y su rostro duro, como si estuviera tratando de lucir elegante. Misterioso Chico
Desaparece Sin Dejar Rastro, Emma pensó, dándole un epígrafe a la foto.
Pero algo en la expresión de Thayer agitó una profunda emoción dentro de
ella. Thayer no estaba intentando lucir elegante, estaba enojado. ¿Pero qué lo
enojaba?
¿Quién eres? Emma deseo poder preguntarle al chico en las fotos. ¿Por qué te
fuiste? ¿Y, por qué, cada vez que veo una foto tuya, siento escalofríos?
Eso nos hacía dos.
Madeline apuntó el control remoto a la TV, y Jersey Shore apareció en la pantalla.
Abrió una gran carpeta rotulada: “BAILE DE VUELTA A CLASES DE DÍA DE BRUJAS”
en brillantes letras naranjas.
—Está bien. Char, ¿estamos listas con el decorador?
—Hecho —asintió Charlotte, tirando hacia abajo de sus shorts amarillo pálido
sobre sus muslos mientras se sentaba en la peluda alfombra color crema—. Su
nombre es Calista, mi mamá la usó para un montón de fiestas. Vamos a hacer
calderos, esqueletos, hombres lobos, una casa embrujada. El resto del gimnasio
va a lucir como el MI6 en Los Ángeles. Oscuro y sexy.
—Un lugar perfecto para meter alcohol a escondidas —comenzó a decir a
Madeline.
—O el lugar perfecto para tener algo con alguien que no es tu cita —agregó
Charlotte. Luego se volvió hacia Emma—. No te hagas ideas, Sutton.
Emma ni siquiera se molestó en protestar. Que Charlotte haga sus comentarios
sarcásticos; ella sabía ahora que no significaban nada.
—Ahora necesitamos un tema para nuestra fiesta —dijo Laurel.
Charlotte puso sus ojos en blanco.

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—Es tan estúpido que la fiesta tenga que tener un tema diferente al del baile.
Algunas veces quiero matar a los del último año a los que se les ocurrió esa
tradición.
Madeline caminó hacia la ventana y la abrió con sus largos, delgados brazos.
—Oh, sólo planeémoslo y ya está. Digo que deberíamos hacer algo tenebroso
pero glamoroso, pero no tan glamoroso que los profesores se molesten y no nos
dejen hacerlo.
Laurel apoyó sus piernas en la mesa de café. —¿Qué hay de los vampiros?
—Ugh. —Madeline hizo una cara—. Estoy cansada de los vampiros.
—¿Qué les parece un evento de gala para los muertos? —dijo Emma—. Saben,
una fiesta realmente elegante, ¿excepto que todos los invitados sean cadáveres?
Charlotte entrecerró los ojos, pensando.
—Desearías haberlo pensado tú, ¿no es cierto, Char? —bromeó Emma. Sabía
que era algo que Sutton diría.
Charlotte sólo se encogió de hombros. —Es interesante —admitió—. Pero debería
tener base en algo real. No sólo una fiesta llena de gente muerta.
Un pensamiento vino a la mente de Emma.
—¿Qué tal un baile elegante en el Titanic? Excepto que puede ser después de
que el barco se hundió. Así que puede ser en el fondo del océano, y todos pueden
ser cadáveres, pero aún así están de fiesta con estilo. Algo que el personaje de
Kate Winslet en la película aprobaría.
Laurel agrandó los ojos. —¡Me gusta!
—Coincido. —Aplaudió Charlotte—. Apuesto a que Calista puede improvisar
una decoración de Titanic realmente buena.
Madeline metió la mano en su bolsillo y sacó un paquete de Parliaments y un
encendedor rosa. Una chispa azul saltó al aire, seguida por el intoxicante aroma
de humo de cigarrillo. —¿Alguien quiere uno? —preguntó, exhalando hacia
afuera de la ventana.
Todas sacudieron la cabeza.
—Deberías dejar eso, Mads. —Charlotte abrazó un almohadón—. ¿Qué va a
decir Davin cuando te bese y huelas como un cenicero?
—No estoy un cien por ciento segura de que me guste. —Humo salió de la nariz
de Madeline—. Quizás el aliento con aroma a cenicero lo mantenga lejos.
—Bueno, no respires sobre mí. —Charlotte formó una X con sus brazos y los sostuvo
así en dirección a Madeline—. No quiero que nada arruine mis posibilidades con

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88
Noah.
—¿A quién vas a llevar, Laurel? —preguntó Madeline.
Laurel deslizó una mano sobre un enredo en la alfombra. —Caleb Rosen.
—No lo conozco —anunció Charlotte en voz alta.
Madeline le dio a Laurel una sonrisa poco entusiasmada. —Curso matemática
con él —dijo. Su voz monótona no dejó claro si aprobaba o no.
Emma pestañeó. —–¿Ustedes tienen citas?
Madeline arrojó la ceniza fuera de la ventana. —¿Quieren decir que no?
—Bueno, yo iba a ir con Garrett —dijo Emma, recordando la entrada que Garrett
le había dado cuando rompieron. Sutton y él debían haberlo planeado antes
de que ella desapareciera—. Pero entonces fui castigada. Así que no le pedí a
nadie más.
Madeline soltó una voluta de humo hacia afuera de la ventana. —Sólo invita a
alguien, Sutton. Montones de chicos estarían emocionados de ir contigo.
Emma miró a los números viejos de National Geographic y Motor Trend que
alineaban el estante de libros. Se preguntaba si los bailes de escuela serían del
gusto de Ethan. —No puedo pensar en nadie —dijo después de un momento.
Yo quería darle un codazo. Sutton Mercer no iba sola a los bailes. Madeline hizo
un ancho arco con su cigarrillo como si hiciera la parte superior de un movimiento
de ballet. —¿En serio, Sutton? ¿Nadie te gusta ni siquiera un poquito?
—Nop.
Charlotte golpeó a Emma con un almohadón. —Deja de mentir. Laurel nos contó.
Emma miró a Laurel, pero Laurel sólo elevó sus hombros sin disculparse. —Sé que
te metiste en esa piscina con alguien. Los oí.
—¡Cuenta! —Los ojos de Madeline brillaron.
Calor inundó las mejillas de Emma. —No es nadie, lo juro.
—¡Vamos, Sutton! —Laurel presionó sus palmas juntas—. ¡Puedes contarnos!
Emma deslizó su lengua sobre sus dientes. ¿Alguien se atrevió a contarles de
Ethan? Eran amigas de Sutton, después de todo, no sus asesinas. Y ahora que
Emma lo había aclarado, habían comenzado a ser sus amigas también.
Cuéntales, deseé poder decir. Mis amigas probablemente alentarían a Emma
para superar su timidez tan poco propia de Sutton Mercer y pedir a Ethan que
salieran. Seguro, Ethan era un solitario, pero en un solitario apuesto.

Traducido en Purple Rose 89


De repente, la puerta del frente se cerró de un golpe.
—¿Hola? —una voz de hombre llamó.
Madeline se puso de pie de un salto, apagó su cigarrillo en el borde de la ventana,
y abanicó el humo hacia afuera. Sonaron pasos, y luego el Sr. Vega espió dentro
del salón recreativo.
—Oh. Hola, chicas. Madeline no me dijo que iban a venir hoy.
—Están aquí para planear el Baile de Vuelta a Clases de Día de Brujas, Papi —
dijo Madeline, saltando del asiento de la ventaba hacia la silla La-Z-Boy. Su rostro
estaba más pálido de lo usual.
El Sr. Vega se volvió y le dio una larga mirada perspicaz. Elevó las fosas nasales
y olfateó el aire. —¿Alguien estaba fumando? —La transformación del pétreo
rostro del Sr. Vega a un ceño fruncido volcánico le recordó a Emma al Sr. Smythe,
otro de sus padres adoptivos. Era como Dr. Jekyll/ Mr. Hyde: dulce un momento
y volátil el segundo. La única manera en que Emma podía anticipar que iba a
estallar era cuando él comenzaba a lamerse los labios febrilmente.
Madeline sacudió la cabeza. —¡Por supuesto que no!
—Es de afuera —dijo Charlotte al mismo tiempo—–. Un grupo de chicos pasó, y
todos iban fumando.
Una expresión neutral ocupó de nuevo el rostro del Sr. Vega, pero sus ojos aún
ardían.
—Bien, si necesitan algo, estaré en mi oficina. —Luego miró el episodio de Jersey
Shoreen TV—. No deberías mirar esa basura, Madeline.
Madeline presionó el remoto. Una escena de persecución de un león macho
derribando a una desesperada cebra llenó la pantalla. Después de que él se
fue, Charlotte se acercó y tocó el brazo de Madeline.
Un pequeño blip salió del iPhone de Madeline, que estaba boca abajo en la
mesa de café. Todas se asustaron. Ella lo tomó y estudió la pantalla.
—Sorpresa, sorpresa. Otro mensaje de texto de Lili y Gabby. Han estado rogando
por venir a Monte Lemmon con nosotras todo el día.
—Eso no va a suceder —dijo Charlotte.
El teléfono de Sutton, el cual la Sra. Mercer había dejado que Emma tuviera
de nuevo en caso de una emergencia, sonó también. Emma lo sacó de su
bolso. “¡HOLA, DULCE!” Escribió Gabby. “QUIERES TOTALMENTE SER NOSOTRAS,
¿VERDAD? ESO NOS HACE TRES... ¡NOS AMAMOS TAMBIÉN! ¡MWAH!”
Charlotte gimió al leer su BlackBerry. –Si fueran más presumidas, tendrían que
hacerse una liposucción de ego.

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90
Sus teléfonos se encendieron una vez más. “ADIVINA, ¡LA L EN LYING GAME
SIGNIFICA loser!”
—Eso no es genial. —Laurel presionó su teléfono con fuerza para borrar el
mensaje—. Si siguen así nadie votará por ellas de nuevo.
—No sé cómo las votaron en lo absoluto —meditó Charlotte, jugueteando con
una estatua de un burro de cerámica en la mesa de café—. Vi las papeletas de
votación en línea, Isabel Girard y Kaitlin Pierce también estaban, y a los chicos les
gustan mucho más ellas que Gabby y Lili.
—Voto porque dejemos de pasar tiempo con ellas. —Madeline se estiró para
tomar un puñado de pochoclos.
—Apoyo eso —dijo Emma rápidamente, recordando el escalofriante gesto de
disparar un arma que Gabby había hecho en el almuerzo el otro día.
Yo también apoyo eso, pensé.
Los teléfonos sonaron una vez más, y todas pasaron su atención a las pantallas.
“¡DOS LINDAS CHICAS DE LA CORTE MERECEN UNA FIESTA INCREÍBLE! ¡A TRABAJAR,
PERRAS!”
—¿Sabes qué deberíamos hacer? —Madeline se inclinó hacia adelante en el
sofá y llevó sus rodillas al pecho—. Deberíamos humillarlas.
—Golpearlas donde duele.
—¿Una broma? —Las cejas de Laurel se elevaron de golpe.
Emma se movió. —No lo creo… —Pensó en el expediente en la estación de
policía, Gabby yendo al hospital, todo por culpa de Sutton. Aún no se había dado
cuenta cómo Gabby se había herido, pero un viaje a la Sala de Emergencias no
podría haber sido bueno—. Quizás sea ir muy lejos. Especialmente después de lo
que pasó… —Dejó que su voz se perdiera y miró por la ventana, imaginándose
que las amigas de Sutton sabían mucho más acerca del incidente del tren de lo
que ella sabía.
Las amigas de Sutton estaban en silencio. Laurel miraba sus manos y picoteaba
una cutícula. Madeline revisaba su carpeta.
—Oh, por favor —dijo Charlotte finalmente—. Ahora que tú eres amiga-amiga
con ellas, ¿están fuera de nuestro alcance?
Emma levantó una ceja. ¿Amiga-amiga? No lo que ella había notado de las
mellizas.
Charlotte puso sus brazos sobre el respaldo del sillón. —Dicen que robaron contigo
en Clique —dijo, poniendo sus ojos en blanco—. Gabby y Lili se jactaron de eso
como si fuera la cosa más genial, como si no lo hubieran hecho un millón de
veces antes.

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La boca de Madeline se abrió. —¿Cuando estaban contigo el día que fueron
arrestadas?
—No, no esa vez —dijo Emma rápidamente, su mente corriendo.
—Fue antes de eso —intervino Charlotte.
Emma se volvió, necesitando un momento para procesar todo esto. Según la
declaración de la tarjeta de crédito de Sutton, la última vez que Sutton estuvo
en Clique fue el treinta y uno. Y Samantha de Clique había dicho que Sutton
había robado algo de la tienda mientras estaba con alguien más, o, más
específicamente, un grupo de gente. Y la última llamada que Sutton había
atendido el treinta y uno había sido de LIli.
—Sí, yo fui a Clique con ellas la noche anterior a que la escuela comenzara —dijo
Emma lentamente.
De repente, un recuerdo se encendió en su mente: Gabby y Lili, flanqueándome
detrás de un estante de camisolas de seda y lencería en Clique.
—Hazlo, Sutton —había murmurado Gabby, su tibio aliento con aroma a menta
en mi cuello.
—Vamos, Sutton —urgió Laurel—. Esas perras merecen que se les juegue una
broma.
El cuarto aún olía ligeramente a humo. En la televisión, un león se asoleaba en el
pasto, sangre de una caza fresca en sus labios. Emma deslizó sus dedos a través
de su cabello, el pecho sintiéndose caliente y apretado. Piezas del rompecabezas
comenzaron a caer en su lugar. Las Gemelas Twitter habían estado en todos los
lugares adecuados en los momentos adecuados, con Sutton la noche que ella
murió, en el auto de Madeline la noche que Emma fue secuestrada y confundida
con Sutton, en la pijamada de Charlotte cuando Emma había sido estrangulada.
—Aún no estoy segura, chicas —dijo Emma, sus cuerdas vocales tensas—.
Después de la última vez... —Su voz se hizo más débil.
Charlotte sorbió por su nariz. —Eso fue hace mucho tiempo.
—Es sólo... —Emma trago duramente—. Yo sólo no...
—Deja de ser tan cobarde. —Madeline se estiró y bruscamente entregó el iPhone
de Sutton a Emma—. Vamos a hacer esto. Tú las llamarás.
Emma miró la pantalla negra del teléfono. —¿Y... y les diré qué?
Madeline, Charlotte y Laurel se miraron. Un plan se desenvolvió en minutos,
los eventos disparándose fuera del control de Emma. Se volvieron hacia ella y
movieron sus mentones en dirección al teléfono de Sutton. Emma ató su cabello
oscuro en una cola de caballo, se desplazó por la agenda para encontrar el
número de Gabby, y presionó LLAMAR. Cuando la línea comenzó a sonar, puso

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la llamada en el altavoz.
Gabby contestó. —¡Sutton! ¿Has estado recibiendo nuestros tweets?
Charlotte puso sus ojos en blanco. Madeline rió suavemente.
—Por supuesto —Emma dijo brillantemente, metiendo sus manos temblorosas
bajo su trasero—. ¡Son geniales! —Esto hizo que las amigas de Sutton se sacudieran
aún más con risa silenciosa—. Así que, Gabs, escúchame. ¿Puedes poner a Lili
también?
Gabby trajo a su hermana y pronto ambas Gemelas Twitter estaban en la línea.
—Tengo alguna información acerca de la Ceremonia de la Corte —dijo Emma,
mirando a las amigas de Sutton a su alrededor. Ellas asintieron de modo alentador.
—¡Por fin! —trinó Lili—. ¡Mejor que sea bueno!
—¡Es genial! Algo así como un Titanic macabro se encuentra con Baywatch.
Todos usarán bikinis.
—Baywatch —pronunció Laurel en silencio, doblándose de risa.
—¿Bikinis? —Gabby sonaba escéptica—. ¿La escuela lo va a permitir?
—Por supuesto que lo van a permitir —arrulló Emma—. Ya lo tenemos aprobado.
Charlotte se tragó una alta risita resoplada.
—Esta ceremonia va a ser fabulosa, chicas —continuó Emma—. Súper glamorosa
en una manera antigua.
Por un breve segundo, se preguntó si Sutton estaría orgullosa de ella. Si Sutton
estuviera aquí, ¿ella también estaría riendo, apretando la mano de Emma y
urgiéndola a continuar?
Yo lo haría... y no. No con lo que sabía de las Gemelas Twitter. Emma estaba
patinando en hielo delgado.
—Genial —Gabby y Lili dijeron al unisonó.
—Vamos a decir las otras nominadas también pronto, pero quería que ustedes
supieran para que tuvieran una ventaja sobre ellas y ser las más fabulosas chicas
de la corte —dijo Emma—. Vayan y compren trajes de baño increíbles este fin de
semana. ¡Cuánto más pequeños, mejor!
Tan pronto como cortaron, las chicas colapsaron de risa. Laurel rodó del sofá al
suelo. Charlotte rió dentro del almohadón.
Madeline pateó sus piernas frente a la pantalla de la TV, la cual ahora mostraba
dos hienas subidas a una roca. —¡Son tan estúpidas! —exclamó—. ¡Van a lucir
como las idiotas más grandes!

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Emma intentó reír con ellas también, pero las palabras de Lili resonaron en su
mente. Eres buena en esto. Sigue así. Ella estaba casi segura de que la voz de LIli
tenía un filo siniestro, un silencioso subtexto: “sigue así... siendo Sutton”.
Emma miró alrededor a los rostros sonrientes de las amigas de Sutton. Sin importar
cuán segura finalmente se sintiera con ellas, había un mundo entero afuera, un
mundo donde alguien vigilaba todos sus movimientos y que esperaba porque
ella fallara.
Yo no podía coincidir más. No confíes en nadie, hermana.

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Capítulo 15
Una apertura... y un cierre

Traducido por andre27xl


Corregido por Steffanie Mirella

¿ PUEDES ESCABULLIRTE?”
Emma rodó sobre su espalda para leer el texto que Ethan acababa de
enviarle. Empujándose encima una de las cobijas azul claro del cubrecama de
Sutton sobre sus piernas desnudas, le escribió de vuelta: “LOS MERCER SALIERON
A CENAR. TENDRÍA QUE ESTAR DE REGRESO ANTES DE LAS DIEZ”.

“TE RECOJO EN QUINCE”, respondió Ethan. “PONTE UN VESTIDO”.


¿Un vestido? Emma frunció el ceño. “UM…DE ACUERDO”, escribió ella. “¿PUEDO
PREGUNTAR QUÉ VAMOS A HACER?”
“NOPE. ES UNA SOPRESA”.
Emma saltó de la cama de Sutton y caminó hasta su vestidor. Empujó a un lado
una fila de suaves camisas de algodón y jeans delgados y examinó la colección
de vestidos de Sutton, la cual era abundante y costosa. Tocó un largo vestido
negro que tenía rayas doradas. Demasiado ostentoso, al parecer, para un martes.
Sus dedos trazaron el cuello de plumas de un corto vestido plateado de coctel.
Quizás era muy corto. Corrió sus manos a lo largo del dobladillo de fuego de un
mini vestido rojo de diseñador. Demasiado diosa sexual.
No pude evitar gemir. ¿Existió alguna vez algo para ser demasiado sexual? Con
lo que a mí respecta, Emma necesitaba adaptarse a un nivel sexual. Esta tenía
que ser la noche en la que finalmente sería besada, ¿cierto?
Entonces las palmas de Emma se quedaron encima de un vestido gris claro con
un solo hombro. La lisa seda se sentía suave bajo sus dedos. Se lo deslizó sobre la
cabeza y se miró en el espejo de cuerpo completo enmarcado en dorado en la
parte de atrás de la puerta. Era perfecto.
Después de colocarse una máscara facial, brillo de labios, tacones negros de
patente, y zarcillos de araña que combinaban con el guardapelo de plata de
Sutton, estaba lista. El teléfono sonó una vez más y Emma corrió hacia la cama,
pensando que era Ethan. Pero en su lugar era de su amigo Alex. “¡DEFINITIVAMENTE

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TIENES QUE VER ESTE LUGAR!” Adjunta estaba una fotografía de una tienda
de clásicos cerca de la Universidad de Arizona. “SÉ QUE AMAS TUS TIENDAS
DE SEGUNDA MANDO”, añadió Alex, con una carita feliz. Emma le escribió de
vuelta un gracias seguido de una serie de equis y os. Luego se miró en el espejo,
se observó con el vestido de diseño de Sutton, joyas, y zapatos caros. ¿Alex la
reconocería?
Se sentó al final de la escalera Mercers, la casa silenciosa a su alrededor. Laurel
había salido con una amiga a los Miserables, ya que Emma estaba castigada,
no podía utilizar el ticket que Laurel le había dado por su cumpleaños. Solamente
Drake la vio desde su posición desparramada en el suelo de la sala, pero era
demasiado perezoso para levantarse.
Brillantes luces delanteras resplandecieron en el camino de la entrada. Emma
se levantó, cuidadosamente abrió la puerta delantera, y miró hacia ambos
lados mientras salía del porche. Algunas de las ventanas de las casas vecinas
estaban abiertas; esperaba que ningún vecino chismoso le mencionara esto a
los Mercers. ¡Su hija se veía espectacular con ese vestido! ¿Y quién era ese joven
encantador que la estaba escoltando?
Ethan se había bajado del auto para abrirle la puerta de pasajeros. Estaba usando
una chaqueta de traje oscura, pantalones kaki, y zapatos brillantes negros, un
inmenso cambio de sus pantalones cortos desaliñados y camisetas usuales.
—Wow. —Emma se detuvo un momento antes de entrar al auto—. Te ves tan…
apuesto.
—Apuesto, ¿huh? —Ethan sonrió.
Emma se sonrojó. —Sí, apuesto como el muñeco Ken.
Los ojos de Ethan viajaron a lo largo de su cuerpo. —Y tú te ves muy linda —dijo,
sus palabras expresándose raras—. Pero no como una Barbie.
Emma presionó sus labios juntos en una sonrisa tímida. Después de un momento,
se empujó al asiento de pasajeros. Ethan trotó hasta la puerta del conductor y
encendió el motor. Emma dejó su mano en la consola entre ellos, preguntándose
por un momento si Ethan intentaría enlazar sus dedos con los de ella. En vez de
eso, sacó un simple pañuelo de su abrigo y se dio la vuelta para mirarla.
—Tendrás que usar esto —dijo él, una sonrisa peligrosa arrastrándose en su cara—
. Nuestro destino es un secreto.
Ella dejó salir una carcajada. —No puedes hablar en serio.
—Tan serio como un ataque al corazón. —Se movió hacia ella para doblar y
amarrar el pañuelo alrededor de su cabeza. En un momento, Emma fue envuelta
en oscuridad. Sintió el auto ir en reversa y luego doblar hacia la derecha, hacia
la calle. Con alguien más, probablemente se hubiera asustado por ese gesto,

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Madeline y las Gemelas Twitter la habían secuestrado en el Cañón Sabino con
el mismo estilo, después de todo. Pero con Ethan, se sentía segura. Emocionada.
—No será mucho tiempo —le aseguró él. Emma escuchó el suave tick-tick-tick
de la señal de cruce—. ¡Sin espiar!
Una nueva canción de Strokes sonaba suavemente en el radio. Emma se inclinó
hacia atrás y cerró los ojos, preguntándose a dónde iban. Ayer en la escuela,
ella le había contado acerca de las coartadas de Madeline, Charlotte y Laurel, y
Ethan había asentido, como si fuera un negocio, había sido cordial pero distante
desde el casi-beso. El timbre había sonado antes de que pudiera contarle sus
nuevas sospechas, las Gemelas Twitter. No había habido mención de nada
personal. Quizás Ethan sólo quería olvidar que había ocurrido. Pero entonces, de
nuevo, esto se parecía muchísimo a una cita.
Ella sintió un ligero empujón mientras el auto se detenía en una luz. Cerca, el
radio del carro resonó.
Intenté ver a dónde iban, pero me encontré con uno de esos efectos secundarios
acerca de mi muerte-vida con Emma, cada vez que sus ojos estaban cerrados
o cubiertos, los míos también lo estaban. Me hizo preguntarme quién o qué era
tras todo esto, no mi asesina, sino yo, aquí, arrastrando a Emma más allá de la
tumba. Créanme, no había sido la clase de chica que lo hace todo por cualquier
medio cuando estaba viva, leyendo filosofía y rezándole a Buda o lo que fuera.
Pero esta oportunidad con Emma, tan aterradora como era, me hacía sentir
medio... bendecida. Sin merecerla, también. Claramente había sido una perra
en mi vida; ¿por qué me estaban dando este regalo especial? ¿O esto le ocurría
a todos después de que morían, o al menos a aquellos con asuntos sin terminar?
Finalmente, Emma sintió el carro detenerse y escuchó a Ethan cambiarse a
estacionar —De acuerdo —dijo suavemente—. Puedes ver ahora.
Emma bajó la bufanda y parpadeó. Estaban en la ciudad, cerca de la universidad.
Un edificio grande y color arena se estiraba a través del horizonte. Una línea de
árboles de limón que tenía un sabor dulce bordeaba un camino de piedras.
Luces doradas iluminaban los imponentes escalones frontales. A lo largo del
frente del edificio estaba un cartel negro que decía: INSTITUTO DE FOTOGRAFÍA
TUCSON.
—¡Oh! —gritó Emma, sintiéndose más confundida que nunca.
—Hay una exhibición de tres fotógrafos londinenses que empieza esta noche —
explicó Ethan—. Sé que te gusta la fotografía, así que...
—¡Esto es genial! —exhaló Emma. Luego miró su vestido—. ¿Pero por qué tuvimos
que vestirnos así?
—Porque esta noche es la fiesta de apertura.
—¿Y estamos…invitados?

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Ethan le disparó una sonrisa taimada. —Nope. Nos vamos a colar.
Las manos de Emma se fueron laxas hasta su regazo. —Ethan, no puedo meterme
en problemas de nuevo. Los Mercers me matarán si saben que estoy fuera. Se
supone que estoy en la habitación de Sutton ahora mismo, arrepintiéndome de
mi vida como criminal.
Ethan hizo señas hacia dos invitados de la fiesta subiendo las escaleras. Un
hombre de traje arriba les sonrió educadamente y abrió las puertas sin buscar
credenciales.
—Vive un poco. Te prometo que no seremos atrapados.
—¿Pero qué tiene que ver esto con Sutton?
Ethan se sentó de vuelta en su silla, viéndose un poco sorprendido por la pregunta.
—Bueno, nada. Sólo pensé que sería divertido.
Emma miró desde las elegantes columnas del instituto de fotografía a la cara de
Ethan. ¿Una fiesta elegante con Ethan? Eso sería divertido. Quizás se merecía un
tiempo para relajarse y sólo ser ella misma.
—De acuerdo. —Ella empujó la puerta para abrirla, lanzando una sonrisa sobre
su hombro—. Pero a la primera señal de problemas, nos vamos.
Buena chica, pensé. Por un segundo, estuve segura de que Emma iba a pedirle
a Ethan que la llevase a casa. El problema con Emma al ser castigada era que
yo había estado encerrada durante días, viéndola pasear por mi habitación.
Colarse en una fiesta era lo que el doctor del aburrimiento ordenó.
Ellos ascendieron por la escalera de piedras. El castigador calor del día se había
roto, y una brisa fría les hacía cosquillas en las mejillas. El olor de los árboles de
limón y una mezcla almizclada de perfumes de hombres y de mujeres colgaba
en el aire. El hombre con el traje los miró mientras se acercaban, y Emma redujo
su estómago. ¿Estaba revisando su lista mental de invitados? ¿Podía notar que
eran estudiantes de preparatoria?
—Actúa naturalmente —le murmuró Ethan a Emma, aparentemente notando lo
tiesa que se había puesto—. Lo opuesto a cómo actuaste cuando robaste ese
bolso.
—Muy gracioso. —Cuando Emma alcanzó al Sr. Traje, le disparó la sonrisa más
libre que pudo formar.
—Buenas noches —dijo el hombre, abriéndoles la puerta.
—¿Ves? —susurró ella cuando estuvieron seguros en el lobby—. Lo hice
completamente calmada. No soy la gran perdedora que piensas que soy.
Ethan la miró por los lados. —No debo pensar en definitiva que eres una perdedora.
—Entonces tocó la parte de atrás del brazo de Emma para guiarla dentro de la

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exhibición. Por un momento, todos los sonidos y susurros se detuvieron, y Emma
se sintió como si ella y Ethan fueran los únicos en el universo. Cuando la soltó
al final del lobby, ajustó la tira del vestido de seda de Sutton e intentó respirar
normalmente.
El museo estaba oscuro y olía como flores frescas. Los invitados caminaban
alrededor del espacio inmenso del suelo de terracota, algunos mirando las fotos
blanco y negro de las paredes, otros hablando los unos a los otros, otros mirando
a la gente. Todos usaban trajes impecables, vestidos de fiesta muy a la moda,
y trajes pulcros. Había grupos de gente rodeando a tres atemorizados hombres
quienes se veían como si estuvieran en sus veinte, probablemente los artistas. Una
banda de jazz tocaba una canción de Ella Fitzgerald, y camareras con vestidos
simples de tubo negros daban vueltas alrededor con bandejas de canapés y
bebidas. Un par de invitados miraron a Emma y a Ethan con curiosidad, pero
Emma intentó mantenerse parada tan derecha y segura como pudo.
—¿Calamares rellenos? —preguntó una camarera mientras pasaba. Emma y
Ethan tomaron uno cada uno.
Una segunda camarera se materializó ofreciéndoles copas de champaña.
—Por supuesto —dijo Ethan, tomando dos y dándole una a Emma. El cristal
brillaba, y las burbujas se elevaban hasta el tope del vidrio.
Champaña. Cómo desearía tomar un mínimo trago desde más allá de la tumba.
—Salud —dijo Ethan, ofreciendo su copa en un brindis.
Emma chocó su copa de champaña con la suya. —¿Cómo supiste acerca de
esto?
Un ligero sonrojo subió por el cuello de Ethan. —Oh, sólo me lo encontré por
casualidad en línea.
Una calidez se esparció a través del pecho de Emma mientras se imaginaba a
Ethan sentado en su computadora, buscando eventos a los que pudieran asistir
juntos.
Caminaron hacia el trabajo de arte. Alrededor de cada fotografía había un
gran marco negro. Pequeños rayos de luz del techo iluminaban cada imagen.
La primera fotografía era de una carretera larga y derecha vista desde el interior
de un auto. Estaba impresa con tinta de pigmentos de archivos sobre papel
de algodón, y había algo encantador acerca de los oscuros árboles y el cielo
sorprendentemente iluminado. Emma miró la pequeña placa al lado. Aparte de
decir el nombre del artista, también mostraba el precio. Tres mil dólares. Whoa.
—Por cierto, no te he contado lo último —susurró Emma mientras se movían a
la siguiente fotografía, un tríptico de vistas desiertas. La champaña le hacía
cosquillas en la garganta, y se sintió cada vez más consciente de lo cerca que
Ethan estaba parado de ella mientras examinaba cada foto. Para los demás,

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probablemente se verían como novia y novio. Tomó otro trago de champaña—.
Estoy casi segura de que Sutton estaba con las Gemelas Twitter en el Clique la
noche que ella murió.
Ethan bajó la copa de sus labios. —¿Qué te hace decir eso?
Emma explicó la conversación que había tenido el sábado en la casa de
Madeline. —Es demasiada coincidencia. Ellas tienen que ser las amigas con las
que Sutton estaba cuando hurtó. Y ¿qué si ellas…? —Ella miró lejos, fijándose en
un extintor de fuego montado en la pared a través de la sala.
—¿Gabby y Lili asesinas? —Ethan inclinó su cabeza y miró de soslayo como
tratando de imaginárselo—. Esas dos definitivamente están locas, eso es seguro.
Lo han sido por años.
Emma rodeó una enorme planta en una maceta con hojas delgadas para
llegar a la siguiente foto. —Parte de mí piensa que son demasiado insípidas para
lograrlo.
—Ellas son las chicas del afiche de lo insípido —acordó Ethan—. Pero lo que sea
que le ocurrió a Gaby la noche de la broma del tren les dan el motivo.
—Y quizás este acto de chica insípida sea sólo eso, un acto —dijo Emma.
Ella ciertamente había conocido a falsas insípidas antes, como su hermana de
acogida, Sela, quien actuaba como una tonta rubia de primera frente a sus
padres de acogida pero que vendía drogas a un nivel alto en la parte trasera
del vecindario.
—Son buenas actrices, entonces. —Ethan caminó hacia otra foto—. ¿Alguien te
ha contado que Gabby corrió tras Lili el año pasado con el Beeper de su padre?
—No...
—Y entonces cuando Lili llegó a casa con un yeso puesto, aparentemente Gaby
estaba como que, ¡Oh, Dios mío! ¿Qué te pasó?
Emma rió. —¡No lo hizo!
—Hay otra historia acerca de que Gabby de alguna manera se encerró dentro
de su casillero del gimnasio en noveno grado. —Ethan se detuvo para tomar
otro canapé de la bandeja—. Yo ni siquiera sabía cómo alguien puede caber
en uno de esos. ¿Y cuando estábamos en secundaria? Alguien atrapó a Lili y a
Gabby hablando con acento británico en el patio del recreo, llamándose la una
a la otra, Srta. Lili Tallywaker y Gabby Pony Balones. No tenían idea de que los
nombres eran otra forma de decir pene; sólo pensaron que sonaba gracioso. No
vivieron tan abajo por un largo tiempo.
Emma casi tosió con la boca llena de campaña. —Oh Dios mío.

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—Pero a pesar de todo eso, algo me dice que no deberías ignorarlas tan
fácilmente —dijo Ethan—. Debes ser cuidadosa a su alrededor, averigua qué es
lo que saben.
Emma asintió. —Madeline y los otros quieren hacerles una broma. Pero yo creo
que es una idea terrible.
—Yo me alejaría de ese plan. Si ellas son las asesinas, lo menos que quieres hacer
es molestarlas más.
La corriente alterna se encendió, y de repente el aire se sintió frío. La banda
tocaba algo más apropiado para una taberna de los años veinte, y una pareja
de invitados borrachos empezó a bailar. Ethan sacudió sus manos alrededor de
su cara para dispersar una nube de humo de cigarrillo.
Estuvieron callados mientras se movieron al próximo juego de fotografías. Era un
collage de Polaroides, cada uno representando diferentes partes del cuerpo:
ojos, narices, pies, orejas.
—Amo las Polaroids —dijo Ethan.
—Yo también —respondió Emma, calmada por el cambio de tema—. Mi madre
me dio una cámara Polaroid cuando era pequeña, antes de que se fuera.
—¿La extrañas? —preguntó Ethan.
Emma tocó el pie de la copa de champaña. —Ha pasado tanto tiempo —dijo
ella vagamente—. Duramente recuerdo lo que hay que extrañar.
—¿Qué crees que le sucedió?
—Oh, no lo sé. —Emma suspiró y pasó caminando a un grupo de patrocinadores
hablando muy alto acerca de cómo todos habían sido amigos de Andy Warhol
de vuelta en los gloriosos días de la escena de arte—. Hace mucho tiempo, solía
pensar que todavía estaba cerca, viéndome. Siguiéndome de casa en casa,
quedándose cerca para asegurarse de que estaba bien. Pero ahora sé qué tan
estúpido era eso.
—No es estúpido.
Emma miró intensamente la lista de precios en la pared como si estuviera
pensando en comprar. —No, lo es. Becky me dejó. Hizo una elección; no puedo
cambiar eso.
—Hey. —Ethan le dio la vuelta a Emma para que lo mirase. Por un momento, sólo
la miró, lo cual envió miles de mariposas golpeando a través del estómago de
Emma. Entonces, alzó su mano y colocó un puñado de su cabello tras su oreja—.
Ella tomó la decisión incorrecta. Tú sabes eso, ¿cierto?
Un oleaje de emociones pasó sobre Emma. —Gracias —dijo silenciosamente,
mirando sus redondos ojos azules.

Traducido en Purple Rose 101


Bésalo, susurré, sintiéndome como el cangrejo cantante ermitaño de la Sirenita.
Yo estaba completamente fuera de mis primeros besos ahora, así que tenía que
animar a Emma ahora.
Una mujer con un vestido color magenta chocó contra Emma.
—Disculpa —balbuceó ella, sus ojos cristalizados y sus mejillas de un rojo brillante.
Y Emma se alejó, riendo.
—Así que, ¿cómo sabes tanto acerca de colarse en aperturas de galerías de
arte? —dijo Emma, alisando el frente del vestido de Sutton—. Pensé que eras un
anti-fiestas.
Ethan caminó hacia un banco de ventanas en la parte trasera de la galería de
arte que daba hacia una terraza de piedra adornada con luces de navidad—.
No lo soy. Sólo estoy contra la clase de fiesta con ponche alterado y bebidas. Es
tan...
—¿Juvenil? —llenó Emma por él—. Pero algunas veces eso es parte de tener una
vida social. Algunas veces sólo tienes que sonreír y soportarlo para tener amigos.
Ethan se terminó su copa de champaña y la colocó en una mesa a un lado. —Si
ese es el precio que tengo que pagar, entonces prefiero estar solo.
—¿Y qué pasa con las novias? —preguntó ella nerviosamente. Se había
atormentado el cerebro por días, pensando en cómo preguntarle esto.
Una pequeña sonrisa bailó a través de los labios de Ethan. —Sí, he tenido un par
de esas.
—¿Alguien que yo conozca?
Ethan solamente se encogió de hombros y se hundió en una de las sillas angulares
de cuero que pudieron haber sido ellas mismas una exhibición de arte.
—¿Con alguna de ellas fue serio? —presionó Emma mientras se sentaba al lado
de él y aplastaba un cojín suave y lleno.
—Una lo fue. Pero está terminado ahora. ¿Qué hay de ti? —su mirada escudriñó
la cara de ella—. ¿Dejaste a alguien atrás en las Vegas?
—No exactamente. —Emma miró su regazo—. Tuve algunos novios, pero nada
fue demasiado serio. Y entonces hubo este chico, pero…
—¿Pero qué?
La garganta de Emma se apretujó. —Terminó siendo nada.
Ella odiaba mentir, pero no se quería meter en su fiasco vergonzoso con Russ
Brewer, del que había cometido el error de enamorarse. Después de que él la
invitara a salir, ella se había preparado para la cita, pidiéndole prestado un

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102
vestido a Alex, usando los zapatos Kate Spade de última temporada que había
encontrado en la Beneficencia, relavando y cambiando de estilo su cabello tres
veces para estar bien. Pero cuando había ido a la entrada del centro comercial,
Russ no estaba allí. En su lugar, estaba su ex, Addison Westerberg, y su pose, sus
altas risas, horribles cacareos. ¿Cómo si Russ fuera a salir con la chica adoptada?
Había caído en una broma. Había sido arreglado. Sin embargo, no era muy
distinto de una broma del Juego de Mentiras.
Ethan abrió su boca, quizás para decir más, pero de repente sus ojos se abrieron
con algo tras de ellos.
—Mierda. —Se inclinó hacia delante y golpeó el brazo de Emma.
Emma se dio la vuelta y miró. Nisha Banerjee, vestida con un vestido de cuello
alto negro y tacones de piel de serpiente, parada al lado de una foto inmensa
de un hombre casi desnudo. Su padre estaba al lado de ella, mirando alrededor
con una mirada simple en su rostro.
—Oh Dios mío —susurró Emma. Justo entonces, Nisha se dio la vuelta y miró
directamente hacia ella y Ethan. La piel de gallina se desplazó desde sus dedos,
olvidada.
—Vamos. —Antes de que pudiera pensar, Emma agarró la mano de Ethan y
lo empujó a través de la gente. Ella lanzó su copa de champaña en una gran
papelera de basura y rodeó a los invitados, casi volcando la bandeja de pasteles
de queso de una camarera. Un hombre en un traje azul con volantes los había
observado sobre su Martini, como si fueran dos niños escapando de la escena
de una pelea en el patio del recreo. Pero el Sr. Traje les abrió las puertas dobles
plácidamente, como si viera a gente salir corriendo de exhibiciones de arte todo
el tiempo. Corrieron por las escaleras hacia la noche centelleante de Tucson.
Solamente cuando Emma había alcanzado de forma segura la calle se dio la
vuelta para ver si Nisha los había seguido. No había nadie en la entrada.
Ethan estiró su chaqueta y secó una gota de sudor de su ceja. De repente. Emma
reventó en carcajadas. Ethan se rió, también.
Luego de un momento, se puso seria. —Nisha definitivamente nos vio. —Emma se
dejó caer sobre un banco de la ciudad verde y dejó salir un suspiro.
—¿A quién le importa? —preguntó Ethan. Se sentó, también.
—A mí —respondió Emma—. Le dirá a mis padres que me escapé.
—¿Estás segura de que eso es todo lo que te está molestando? —Ethan la miró
desde la esquina de su ojo—. ¿No te importaría si nos viera... juntos?
El estómago de Emma saltó. —No, por supuesto que no. ¿A ti sí?
Ethan la miró sin parpadear. —¿Qué crees?

Traducido en Purple Rose 103


La música de jazz salía de la fiesta. A través de la calle, un gato callejero corría
entre las ruedas de un auto estacionado. Ethan se movió más cerca, de tal
manera que sus piernas se tocaran. Emma quería tanto besarlo, pero su cuerpo
temblaba con los nervios.
—Ethan... —Ella se dio la vuelta.
Ethan colocó su mano sobre su regazo. —De acuerdo, ¿estoy malinterpretando
esto? —Sonaba de las dos maneras, molesto y avergonzado—. Porque algunas
veces pareciera que realmente quieres... ya sabes. Pero entonces, siempre te
alejas.
—Es... complicado —dijo Emma, intentando mantener su voz firme.
—¿Cómo?
Emma mordió su uña. Siempre había querido un novio serio. De vuelta en las
Vegas, incluso había llamado una estrella en el cielo “La estrella del Novio”
esperando que finalmente esa fuera una señal de que finalmente habría de
conocer a la persona con la que se suponía debía estar. Pero ahora ella estaba
rota.
—Es esta vida que estoy viviendo ahora —empezó Emma dudando, un nudo
trabando su garganta—. Amo estar contigo. Me haces reír, y eres la única persona
con la que puedo ser yo misma, mi verdadero ser. Yo soy Sutton para todos los
demás.
Ethan miró hacia arriba para encontrarse con la mirada de Emma. Sus ojos eran
inmensos y estaban implorando, pero esperó que ella continuara.
—Estoy pretendiendo ser una chica muerta, Ethan —dijo ella—. Y estoy siendo
amenazada, y tú eres la única persona que lo sabe. No tengo mi propia vida
ahora, lo que hace que esto sea... un mal momento. —Ella siempre había
pensando que las excusas como —mal momento— eran inventadas, ocupando
el mismo archivo de las de —No eres tú, soy yo—. Pero esto era real. Ella sí tenía
sentimientos por Ethan, unos muy fuertes, pero no sabía cómo estar con él cuando
su vida estaba en tal trastorno—. ¿Y si empezamos algo y termina malísimo? ¿Y
si peleamos? Entonces no tendré a nadie de nuevo. —Frotó sus manos en su
regazo—. Quizás, cuando esté finalmente libre de todo esto podamos... —ella
dejó de hablar.
Finalmente, Ethan exhaló ruidosamente. Un ceño fruncido marcaba sus labios.
—¿Estás diciendo que si peleamos, si terminamos, yo te abandonaría? ¿Realmente
piensas que yo haría eso?
Emma levantó sus palmas en el aire. —Las separaciones pueden ser feas. —
Entonces suspiró—. Me gustas muchísimo. Pero hay tan poca gente en la que
puedo confiar, y tú eres el único en el que puedo apoyarme. No puedo arriesgar
eso. No ahora.

Traducido en Purple Rose 105


104
Ethan se dio la vuelta, sin decir nada. Emma miró los autos estacionados al otro
lado de la calle. Un servicio de limpieza llamado: Máquina de Limpieza había
dejado volantes bajo cada limpiaparabrisas. Un convertible pasó con una radio
tocando hip-hop.
—Pienso que debemos mantenernos como amigos —susurró Emma en la
oscuridad, con miedo de mirar a Ethan directamente—. Al menos hasta que
pueda resolver este desastre y pueda vivir mi propia vida de nuevo.
Al lado de ella, Emma sintió el cuerpo de Ethan caer por el peso de sus palabras.
—Si piensas que eso es lo mejor —dijo él lentamente.
—Lo hago —insistió Emma con la voz más fuerte que pudo manejar.
Sin contestar, Ethan se levantó y buscó en sus bolsillos las llaves de su auto. Ethan
la siguió por atrás hasta su Honda, sintiéndose como si alguien le hubiera sacado
sus entrañas con una gran cuchara. ¿Había arruinado todo?
Mientras se lanzaba en el asiento de pasajeros, un sonido de quiebre la hizo
darse la vuelta. Sus ojos revisaron la oscura calle. Luego, vio algo moviéndose en
los arbustos cruzando la calle cerca del banco donde había estado sentada.
La punta roja como de cereza de un cigarro encendido brilló en la oscuridad.
Colgaba, sin forma, como si estuviera sostenido por un fantasma.
—Ethan —susurró, agarrando su brazo. Pero tan pronto como Ethan se dio la
vuelta para mirar, la fantasmal quemadura de cigarrillo se desvaneció.

Traducido en Purple Rose 105


Capítulo 16
Una A por el esfuerzo

Traducido por maggiih


Corregido por Nadia

D espués de la práctica de tenis al día siguiente, Emma lanzó su equipo


dentro de la parte trasera del VW de Laurel.
—Ejem —susurró Laurel, dándole un codazo a Emma—. Parece que tienes un
club de anti-fans.
Emma giró y su estómago cayó. Dos figuras miraban desde la entrada del
gimnasio, sus bocas unas enojadas líneas rojas. Era Nisha... y Garrett.
—¿Crees que ella todavía está enojada por haberte metido en su habitación?
—preguntó Laurel.
—Lo dudo —dijo Emma lentamente. Probablemente tenía más que ver con que
Nisha hubiera visto a Emma y Ethan en la apertura de la exhibición la noche
anterior. Afortunadamente, Nisha no había llamado a los Mercer para delatarla,
pero parecía que le había contado todo a Garrett. ¿Por qué otra razón él miraría
a Emma con semejante furia?
—Salgamos de aquí —masculló Emma, cerrando la puerta del auto de un golpe.
Cuando Laurel se dejó caer en el asiento del conductor, la pantalla de su celular
brilló. —Es Mads —dijo, revisando el mensaje—. Parece que la Operación Titanic
está lista para arrancar. Le conté a las otras chicas de la corte acerca de los
verdaderos trajes. También les dije que no discutieran los suyos con nadie, que
estábamos planeando una broma para dos miembros de la corte.
A Emma se le dio vuelta el estómago, pensando en su discusión con Ethan la
noche anterior.
—¿Estás segura de que es una buena idea? Quizás deberíamos alejarnos de las
Gemelas Twitter por un tiempo.
Las cejas de Laurel formaron una V. —Por supuesto que es una buena idea. No
podemos echarnos atrás ahora. Además —continuó Laurel—, puedo garantizar
que nadie va a hablar. Todos están ansiosos por ver caer a alguien. Todos aman
un gran desastre social vergonzoso.

Traducido en Purple Rose 107


106
Bien por ustedes, chicas de la corte, uniéndose en solidaridad, pensó Emma.
Una sensación de escozor le recordó que una vez había sido ella la chica que
recibiera la broma. Cuando todo esto terminara, ella se liberaría del Juego de la
Mentira tan rápido como pudiera.
El coche dio un topetazo sobre el montículo del cordón de la calle y hacia el
camino de acceso de los Mecer.
—¿Ese es… Papá? —preguntó Laurel, frunciendo el ceño ante la puerta abierta
del garaje.
En efecto, el Sr. Mercer estaba de pie junto a la motocicleta. Las saludó con la
mano mientras ellas estacionaban.
—¿Qué está haciendo él en casa? —murmuró Emma. Normalmente, el Sr. Mercer
no volvía del hospital hasta temprano en la noche, excepto que estuviera de
guardia, y entonces algunas veces no regresaba hasta la mitad de la noche.
Laurel apagó el motor, y las chicas se bajaron del auto.
—Sutton, tengo que hablar contigo —dijo el Sr. Mercer, limpiándose las manos
con una sucia toalla verde.
Inmediatamente, Emma se tensó. Quizás Nisha sí le había contado a los Mercer
después de todo.
—Lo siento —dijo preventivamente.
—Ni siquiera sabes lo que voy a decir aún —rió entre dientes el Sr. Mercer—. Tu
mamá recibió una llamada de Josephine Fenstermatcher. Dijo que obtuviste un
noventa y nueve en tu examen de alemán la semana pasada. La nota más alta
de la clase.
El calor subió a las mejillas de Emma. Laurel giró rápidamente y la miró con
incredulidad.
—¿Tú?
El Sr. Mercer sonrió abiertamente. —Dijo que habías mejorado dramáticamente
desde el año pasado. Sé que alemán es una materia dura para ti. Mamá y yo
estamos tan orgullosos.
Emma deslizó una mano por su cabello. Honestamente, el capítulo del examen
había sido bastante fácil, pero ella forzó una expresión humilde a su rostro. —
Gracias.
El Sr. Mercer se apoyó en el parachoques trasero del VW de Laurel.
—Convencí a tu mamá de hacer un trato: como recompensa por haberlo hecho
bien, vamos a levantar tu castigo por la noche del baile de Vuelta a Clases y te

Traducido en Purple Rose 107


dejaremos ir. Y te devolvemos los privilegios de teléfono —dijo, entregándole el
iPhone de Sutton.
—¿En serio? —Los ojos de Laurel se iluminaron—. Papá, ¡esto es increíble!
Emma apretó el brazo de Laurel y también dejó escapar un chillido, sabiendo
que era la reacción correcta de Sutton. Pero el baile de Vuelta a Clases era lo
que menos le importaba en ese momento.
El Sr. Mercer elevó una ceja. —Puedes ir, pero al día siguiente vuelves a estar
castigada. ¿Entiendes?
—¿Qué hay del campamento posterior al baile? —gorjeó Laurel —. ¿Puede ir
Sutton a eso también?
Una expresión de contradicción cruzó el rostro del Sr. Mercer. —Bueno, supongo
que sí.
—¡Sí! —exclamó Laurel. Miró a Emma—. Quizás me dejes tomar prestado tus
zapatos de Miu Miu para el baile como un agradecimiento. —Luego se volvió y
se fue a la casa dando saltos.
Emma se movió para seguirla, pero el Sr. Mercer aclaró su garganta. —Sutton,
¿podrías ayudarme un momento? —Él se giró hacia la motocicleta—. ¿Puedes
sostener esto firme mientras miro las llantas?
—Por supuesto. —Emma lo siguió al garaje y aferró el manubrio.
El Sr. Mercer se agachó y examinó el dibujo en la rueda delantera. —Así que,
¿estás feliz por el baile?
—Uh, definitivamente —respondió Emma, intentando sonar entusiasmada—.
Muchas gracias. Pero... realmente no lo merezco. —Mentalmente tildó las veces
en que se había escapado mientras estaba castigada.
—Te lo ganaste, Sutton. Agradécete a ti misma por tu puntaje en el examen. Y a
tu hermana, por rogarnos que te dejáramos ir. —El Sr. Mercer se enderezó y cruzó
sus brazos sobre su pecho—. Deberías llamar a Garrett y contarle las buenas
noticias.
Emma dejó escapar una risa corta, sarcástica, mirando su reflejo deformado en
el brillante cuadro de la moto.
—No creo que a Garrett le importe.
El Sr. Mercer frunció el ceño. —¿Por qué no?
Emma se volvió hacia la estantería de trapos, camisetas, botellas de aceite de
motor y líquido de frenos.

Traducido en Purple Rose 109


108
—Rompimos —admitió suavemente—. Y me gusta alguien más —añadió,
sorprendida por sus propias palabras. Había pensado que ésta iba a ser otra
cosa para añadir a la lista de Cosas Que Son Incómodas, pero de hecho se
sentía casi aliviada de admitir la verdad en voz alta. Abrirse a los adultos no era
algo que ella hubiera hecho antes, y por la mirada cautelosa en el rostro del Sr.
Mercer, tampoco era usual en Sutton.
—¿Este alguien más lo sabe? —El Sr. Mercer sonaba intrigado.
—Más o menos. —La voz de Emma se quebró, haciendo una mueca de dolor
ante el recuerdo de la cita en el museo de arte. Que había sido tan... perfecta.
Pero luego recordó la expresión en el rostro de Ethan cuando le dijo cómo se
sentía con respecto a ella, y la absoluta desilusión en los ojos de él cuando ella
le dijo que sólo debían ser amigos. La sensación apretada que se había formado
en su pecho en el momento en que esas palabras se habían derramado de su
boca aún no se había ido.
—¿Están tú y este nuevo chico... saliendo? —El Sr. Mercer usó el término
tentativamente, como si no estuviera seguro de que fuera la jerga correcta.
Emma tomó un trapo limpio de los estantes de metal del garaje y lo hizo un nudo.
Cuando lo desató y lo extendió, vio la descolorida serigrafía de un cangrejo y
una almeja bailando tango. Anunciaba o bien un restaurante o un mercado de
pescado; las letras estaban demasiado desgastadas para leerlas.
—No —respondió Emma con una voz cansada—. Las cosas son... complicadas.
—¿Por qué es eso?
Ella cerró los ojos. —Me cuesta confiar en la gente, supongo.
Una mirada de dolor que Emma no pudo descifrar completamente cruzó por el
rostro del Sr. Mercer. —Deberías confiar en la gente, Sutton. No debes dejar...
Emma esperó que terminara, pero el Sr. Mercer sólo retorció su boca y miró a lo
lejos.
—¿Dejar qué? —preguntó finalmente.
—Sólo quiero decir... —Él buscó entre sus herramientas. Éstas hicieron ruido al
golpearse—. Yo sólo quiero lo mejor para ti. Si están hechos el uno para el otro,
querida, están hechos el uno para el otro.
—Quizás —dijo Emma pensativamente. La manera en que se expresó la hizo
pensar en la Estrella Novio, ardiendo brillantemente en el cielo. Destino.
Entonces, ubicando de nuevo el trapo en el estante, se acercó suavemente
al Sr. Mercer y le envolvió los hombros con sus brazos. El Sr. Mercer la sostuvo
tentativamente por un momento, como si no estuviera seguro de que el gesto

Traducido en Purple Rose 109


fuera genuino. Pero luego, lentamente, la apretó con fuerza. Él olía a colonia,
pimienta negra y aceite de motor.
Era un olor que yo conocía tan, tan bien. Una oleada de amargura golpeó mi
cuerpo duramente hasta que sentí que me disolvería. Lo que daría por abrazar a
mi papá una vez más. Mientras los miraba abrazarse, una imagen oscura surgió
en mi mente. Los ojos de mi papá agrandándose cuando se volvió y me vio. La
traición surgiendo a través de mí como si él hubiera atravesado mi corazón con
una estaca. Pero antes de que pudiera ahondar más profundamente en ese
recuerdo, se sumergió una vez más.

Traducido en Purple Rose 111


110
Capítulo 17
La X marca el lugar

Traducido por Momy


Corregido por Nadia

E l jueves por la tarde, durante el último período de la jornada escolar, Emma,


Charlotte y Madeline estaban tras los bastidores del auditorio, vestidas con
trajes de cóctel negro y tacones altos. Una colección de utilería y escenarios de
viejas obras de teatro, guiones abandonados de la producción de Oklahoma!
del año pasado, y varios espejos de cuerpo entero estaban regados en el
espacio habitualmente árido, pero la situación al otro lado del telón era otra
historia. Esa mañana, con la ayuda de los organizadores de fiestas del comité, las
chicas habían transformado el escenario en una elegante, fantasmal réplica del
Titanic, completo con arañas de luces, una majestuosa escalera falsa, accesorios
dorados y mesas servidas con porcelana fina.
Emma sacudió la cabeza con asombro.
—Esto es realmente hermoso. —Era muy malo que esta no pudiera ser la
decoración para el baile de la noche del viernes. Pero esa tendrá lugar en el
gimnasio, no en el auditorio.
Charlotte se paseaba de un lado al otro, golpeteando una carpeta sujetapapeles.
Su personalidad de tipo A hacía de ella la perfecta organizadora de detalles.
—Bien —dijo—. Una vez que todos marchen al auditorio, anunciaremos los nombres
de los nominados de la corte. Entrarán y bailarán el vals con sus acompañantes.
La fiesta se prolongará hasta que el último autobús sea llamado.
Madeline gesticuló en dirección a los proveedores de uniforme blanco que
corrían a toda prisa tras bastidores y que dejaban soperas de cromo, bandejas,
jarras y vasos en la larga mesa plegable.
—Tenemos sidra sin alcohol, aperitivos, quesos. Cosas sin lactosa para Norah, y
sin gluten para Madison.
—Y no te olvides de Alicia Young —dijo Laurel, alisando una arruga inexistente
en su vestido de cóctel—. Está en esa dieta de purificación a base de pomelo y
pimienta de cayena.
Charlotte lucía a punto de explotar. —Esa dieta es repugnante. Va a tener que
sufrir.

Traducido en Purple Rose 111


Una punzada me invadió mientras observaba los preparativos. Recordaba
vagamente planificar el baile de la corte del año anterior. El tema y las
decoraciones no son más que fragmentos, pero recordé el momento en que
salí a anunciar a las ganadoras, sabiendo que lucía más glamorosa que todas
ellas juntas. Y recordé un hombre sin rostro, mi cita, atrapando mi brazo después
y diciéndome que era la chica más hermosa en el escenario.
—Lo sé —había respondido, dándole una de mis sonrisas distintivas de Sutton
Mercer.
Chasquidos agudos y marcados de tacones altos llenaron la sala cuando las
chicas de la corte entraron, cada una con un bolso negro de ropa colgando
del brazo y el cabello perfectamente peinado apilado encima de sus cabezas
o cayendo en una cascada de suaves rizos por su espalda. Ellas suspiraron y
exclamaron ante la puesta en escena, dejando escapar pequeños jadeos y
apreciativos chillidos. Gabby y Lili entraron al último, las narices en el aire, los
peinados más grandes y con más movimiento que los otros. Emma se volvió
rápido y simuló arreglar una cinta deshilachada en una de las mesas, pero aún
podía sentir sus ojos quemándola.
—¡Gabby! ¡Lili! —Laurel cruzó la habitación rápidamente y enlazó los codos con
los de las Gemelas—. ¡Déjenme mostrarles sus camerinos! Nos quedamos sin
espacio aquí abajo, así que ustedes van a poder cambiarse arriba en la cabina
de iluminación.
Gabby se liberó del asidero de Laurel. —Sólo déjame terminar mi tweet, ¿okay?
Laurel puso sus ojos en blanco y esperó mientras los pulgares de Gabby volaban
sobre su teléfono a una velocidad vertiginosa. Cuando Gabby terminó, dejó salir
un suspiro satisfecho.
—Estamos listas para ser llevados a nuestras cámaras ahora —dijo con voz de
reina. Mientras Laurel las conducía por la escalera, las Gemelas nivelaron sus
miradas con la de Emma. Laurel también giró, dándoles una discreta señal de
pulgares en alto a Madeline y Charlotte.
—¡Bien, chicas! —Aplaudió Charlotte y atrajo al resto de los miembros de la corte
en un círculo—. ¡Todas necesitan cambiarse para su gran entrada! La gente
entrará en diez minutos. ¡No se olviden de los tacos altos y una nueva capa de
brillo de labios! Y recuerden, la maquilladora va a venir y les pondrá sangre en el
cabello y les pintará círculos azules bajo los ojos.
Las chicas pusieron mala cara.
—¿En serio tenemos que hacer eso? —lloriqueó Tinsley Zimmerman.
—Sí —respondió bruscamente Charlotte, su sonrisa ligeramente burlona revelaba
cuánto amaba ser la jefa.

Traducido en Purple Rose 113


112
Tinsley ojeó el vestido de fiesta de Charlotte. —Tú no estás usando maquillaje de
cadáver. ¡Luciremos más feas que tú!
Ese es el punto, pensé.
—Las hará lucir vanguardistas y elegantes —dijo Madeline, sonando como una
editora de moda—. Son bellezas muertas del Titanic. Se ahogaron en el mar.
¿Cómo crees que deben lucir? ¿Cómo la campaña de primavera de Bobbi
Brown ? —Señaló un montón de vestuarios en la parte de atrás—. ¡Ahora vayan
a cambiarse!
Las chicas de la corte giraron, dándose otra sonrisa enigmática al estilo de “yo sé
algo que tú no”, recordándole a Emma que ninguna de ellas sabía exactamente
a quién se le estaba haciendo la broma esta noche. Tinsley cerró la puerta del
camerino de un golpe antes de que alguien pudiera unírsele. Alicia Young, la
de la repugnante dieta de limpieza, se zambulló en un pequeño rincón cerrado
con cortinas para cambiarse. Madison Cates miró a su alrededor furtivamente,
luego se deslizó entre las sombras y pasó un vestido de lentejuelas negro sobre su
pelo tieso. Las otras chicas también desaparecieron. Cuando emergieron de sus
respectivos camerinos vestidas con sus trajes negros, sus rostros registraban notas
de sorpresa.
—Esperaba que la broma fuera para ti. —Tinsley, que llevaba un vestido sin
tirantes, le dijo a Norah Alvarez.
—Bueno, yo esperaba que fuera para ti —espetó Norah, alisando el cuello de
plumas de su vestido flapper.
Las maquilladoras se arremolinaron por el lugar, deslizando lápiz labial azul
cadáver por los labios de cada chica.
Emma se inclinó hacia Charlotte. —¿Así que estamos seguras de que Gabby y Lili
no sospechan nada?
Charlotte echó una mirada hacia los camerinos del segundo piso. La puerta
estaba firmemente cerrada.
—La última vez que miré, ellas no tenían idea. —Sacando un walkie-talkie de su
cadera, presionó el botón de HABLAR—. ¿Cómo va todo, Laurel?
—¡Fantástico! —La voz de Laurel resonó confusamente a través del altavoz—.
Estoy ayudando a Gabby y a Lili a vestirse. ¡Se ven fabulosas!
Una sonrisa astuta apareció en los labios de Charlotte. —Perfecto. Las necesitamos
aquí en cinco minutos, ¿de acuerdo? Permanezcan allí arriba hasta entonces.
Les enviaremos las maquilladoras.
—¡Sí, sí!

Traducido en Purple Rose 113


Cuando Laurel apagó la radio, Charlotte se frotó las manos. —Tenemos que
mantenerlas allí arriba hasta el segundo mismo en que tengan que subir al
escenario. No tendrán tiempo para cambiarse.
Madeline se les unió, riendo. —Esto va a estar tan bueno.
—Eso espero. —Charlotte miró el telón de terciopelo que separaba las bambalinas
del escenario, una expresión seria cruzando de repente cruzó su rostro—. Mientras
no mandemos a Gabby al hospital de nuevo.
Madeline se puso rígida. —Nosotros no mandamos a Gabby al hospital. Sutton
lo hizo.
Ambas giraron y echaron una mirada a Emma. Ella sintió un fuerte golpe en
el estómago. Tenían que estar hablando de la broma del tren. Esperó a que
alguna diera más detalles, pero Madeline comenzó a toquetear su carpeta
sujetapapeles y Charlotte se alejó.
La campana final sonó, y las puertas del vestíbulo se abrieron de golpe.
Emma espió desde detrás de las cortinas. Los estudiantes se derramaron por el
corredor central y llenaron los asientos de felpa roja. Las chicas de primer año
miraron boquiabiertas el set de Titanic, chillando acerca de cómo no podían
esperar a tener la edad suficiente para estar en la corte. Un grupo de chicas a
las que Madeline y otras llamaban las Vírgenes Vegan, por razones que Emma
no estaba del todo segura aunque no era difícil adivinar por qué, se dejaron
caer junto a una pareja de cadáveres y gritaron. El equipo de fútbol entero se
sentó junto, empujándose entre sí y compitiendo por la atención. Casi todos en
el público sacaron los teléfonos de sus bolsos y solapadamente comprobaban
las pantallas.
Las palabras de Charlotte se arremolinaron en la mente de Emma. Mientras no
mandemos a Gabby al hospital de nuevo. ¿Qué había pasado exactamente
esa noche? ¿Sutton había herido a Gabby? El mensaje en la caja que contenía
el amuleto con forma de tren la desbordó: “Siempre seré presa del recuerdo”.
—¡Hora del espectáculo! —Charlotte se escabulló rápidamente hacia las
nominadas de la corte, que estaban inspeccionando su maquillaje de victimas
de ahogo en el espejo de cuerpo entero. Emma cerró la cortina y miró el techo,
como si pudiera ver hacia arriba al camerino de las Gemelas Twitter.
—¡Todo el mundo en fila! ¡Voy a anunciarlas a la escuela en un par de minutos!
Las seis chicas salvadas de la broma buscaron a sus parejas, seis lindos chicos
que lucían absolutamente avergonzados de estar en esmoquin.
Charlotte echó una mirada por encima del hombro, moviendo sus manos como
un controlador de tráfico aéreo.

Traducido en Purple Rose 115


114
—Mads, vas a tener que dar la bienvenida al público. Sutton, tú entrarás por la
izquierda del escenario, tu marca es una gran X en el suelo, con todas las bandas
de la Corte para chicas y chicos. Yo entraré por la derecha del escenario. Sutton,
¿puedes abrir la caja de bandas? Están junto a los espejos. ¿Sutton?
Emma parpadeó, saliendo de su trance.
—Uh-huh. —Caminó hacia la caja de bandas a la izquierda del escenario.
La voz de Laurel crujió sobre el walkie-talkie.
—Uh, ¿Mads? ¿Podemos bajar ahora?
Madeline revisó su reloj. —¡No! Necesito que se queden arriba por un tiempo
más.
—Uh... —Un ruido de realimentación chilló a través del altavoz del walkie-talkie—.
¿De hecho? No estoy segura de que eso sea posible.
La puerta de la cabina de iluminación se abrió de golpe, y las Gemelas Twitter
aparecieron en el rellano. Lucían bikinis diminutos y altos tacones plateados.
Sus pieles bronceadas brillaban. Sus piernas se extendían por kilómetros. Pero
también lucían desnudas comparadas con las glamorosas chicas de la corte en
sus trajes. Laurel estaba de pie detrás de ellas, lanzando una mirada impotente
a Charlotte, Madeline, y Emma en el piso bajo.
—¡Lo intenté! —formó las palabras con la boca.
Cuando Gabby y Lili se pavonearon por las escaleras con orgullosas sonrisas de
candidatas de concurso de belleza, Emma fue capaz de precisar el momento
exacto en que notaron a las otras nominadas de la corte en sus vestidos. Sus
bocas se abrieron. Se detuvieron en su lugar. Norah dio un codazo a Madison.
Alicia comenzó a reírse. De repente todos entendieron la broma.
—No tiene precio —murmuró Charlotte con entusiasmo.
—Genial —susurró Madeline, arqueándose sobre los dedos de los pies en
anticipación de la revelación ante la multitud.
Emma se tensó, esperando la reacción de las chicas. Pero las escasamente
vestidas Gemelas Twitter simplemente compartieron una mirada privada, luego
Lily marchó hacia un oscuro rincón en la parte trasera del cuarto.
—¡No temas, Gabs!
Desenterró una arrugada bolsa de compras de Saks del recoveco, una bolsa
que claramente había sido plantada allí horas, sino días, antes. El papel tisú se
arrugó cuando ella metió la mano dentro y sacó dos ceñidos vestidos negros.
Charlotte y Madeline se miraron boquiabiertas, mientras Laurel miraba
tímidamente.

Traducido en Purple Rose 115


—¿De dónde salieron estos vestidos sin arrugas de Yigal Azrouel? —dijo Gabby
con exagerado asombro—. Y, ¡wow! ¡Inclusive son de nuestra talla!
Las Gemelas Twitter deslizaron los vestidos sobre sus cabezas, dieron media vuelta
y fulminaron a Charlotte, Madeline, Laurel, y Emma con la mirada.
—Buen intento —dijo Lili fríamente mientras una de las maquilladoras corría hacia
ella y ponía sombra azul bajo sus ojos—. Pudimos ver su patética broma a una
milla de distancia.
Gabby se volvió hacia Emma. —No somos tan estúpidas como parecemos,
Sutton. Tú entre todas las personas debería saberlo.
Emma se llevó la mano al pecho. —Nunca dije que fuesen estúpidas.
Un resoplido sarcástico escapó de la boca de Gabby. —Claro.
Sin desviar su mirada, marchó hacia Emma, metió la mano en la bolsa de Saks, y
sacó un frasco de pastillas con la misma tapa rosa que Emma había visto el otro
día. El nombre de la prescripción, escrita en letras mayúsculas negras, apareció
ante los ojos de Emma. TOPAMAX. Emma se acobardó. Había estado segura de
que Gabby estaba tomando Ritalin o Valium o alguna otra droga de fiestas. Pero
Topamax sonaba serio.
Gabby quitó la tapa y puso dos cápsulas en su mano. Las tomó sin agua. Después
de ingerirlas, sacudió el frasco del medicamento como una castañuela, sus ojos
sobre Emma una vez más.
—¿No crees que deberías tomar tus bandas y ocupar tu lugar ahora, Sutton? —
dijo con voz burlona—. Estás en la izquierda del escenario, ¿verdad?
Por un momento, Emma no pudo moverse. Era como si Gabby hubiera lanzado un
hechizo sobre ella, paralizando todos sus miembros. Charlotte le dio un codazo.
—Esto no es divertido, pero tiene razón. Es tiempo de salir. ¡Lugares, chicas!
—Un segundo —gritó Lili, dirigiéndose hacia las escaleras de la cabina de
iluminación una vez más—. ¡Olvidé mi iPhone!
—¡No necesitas tu iPhone! —gruñó Madeline—. Vas a estar ocupada en el
escenario!
Pero Lili no se detuvo, sus tacones golpeando las escaleras de metal. —Sólo
tomará un segundo.
La puerta de la cabina de iluminación se cerró con un golpe. Emma giró, tomó
dieciséis bandas de la corte de seda color naranja, y encontró la X en la parte
del escenario en la que se suponía debía quedarse, detrás de una cortina y
completamente aislada del resto de la corte y planificadores.
—¡Levanten el telón! —ordenó Charlotte.

Traducido en Purple Rose 117


116
El murmullo de la multitud se hizo más fuerte. Las nominadas a la corte, a excepción
de Lili, que todavía estaba arriba, se hicieron retoques de último momento en el
cabello y maquillaje. Pero cuando Emma miró más allá de los cegadores focos
del escenario, Gabby la estaba mirando con el suspiro de una sonrisa en su
rostro. En su maquillaje de cadáver, círculos azules bajo sus ojos, puntos sobre las
mejillas, heridas con sangre en el cuello, lucía amenazante. Malvada.
Emma dio un paso hacia atrás. Y entonces se dio cuenta de algo más, algo que
no había visto antes: un brazalete de dijes de plata que colgaba de la muñeca
de Gabby. Pequeños objetos colgaban de la cadena: un pequeño iPhone, un
tubo de lápiz labial, un pequeño perro Scottie. Estaban hechos de la misma plata
que la locomotora en miniatura que descansaba cómodamente en el bolso de
Emma.
Un escalofrío se apoderó de mí y de Emma. Las Gemelas Twitter me habían
matado. Podía sentirlo.
—¡Saludos, Hollier High! —tronó Madeline por el micrófono, tan fuerte que hizo
saltar a Emma—. ¿Todos están listos para el Baile de Vuelta a Clases?
Una ovación se elevó, y “Paparazzi” de Lady Gaga explotó en los altavoces.
El ruido era tan atronador que Emma apenas oyó el chasquido de cables
rompiéndose sobre su cabeza. Para cuando miró hacia arriba, el pesado
artefacto de iluminación de la viga se precipitaba velozmente hacia ella. Gritó y
se alejó de un salto justo cuando éste se estrellaba contra el suelo con un golpe
ensordecedor.
Cristal ámbar fue arrojado en todas direcciones. Alguien gritó, tal vez la
propia Emma. Sintió su cuerpo aflojarse y caer al suelo, las bandas de la corte
escapándose de sus manos y cayendo al suelo. Justo antes de que sus ojos se
cerraran, vio a Lili unirse a Gabby en los bastidores. Emma intentó gritar, intentó
mantener la conciencia, pero se sintió desvanecer.
Gabby sacudió el frasco de pastillas hacia arriba y abajo, arriba y abajo. Sonaba
como castañeteo de dientes.
El ruido me recordó algo completamente distinto. Un diminuto agujero se abrió
en mi mente, agrandándose lentamente. El mundo comenzó a girar como
si estuviera en un carrusel fuera de control. Ya no oía las pastillas agitándose
en una botella. Oía, de manera clara y definitivamente, un tren de cercanías
chasqueando ruidosamente sobre las vías...

Traducido en Purple Rose 117


Capítulo 18
Temblores, Traiciones y Amenazas, ¡Por Dios!

Traducido por alexiia♪


Corregido por Dianita

¿ Dónde está Gaby? —grita Lili cuando el tren pasó a toda velocidad.
Me giro frenéticamente alrededor comprobando los andenes. Lo había
planeado todo con mucho cuidado. No hay manera de que Gabby haya
quedado enrollada bajo el tren... ¿no?
Entonces Laurel camina unos pocos metros y apunta con su tembloroso dedo
hacia una figura reducida contra la pared curva del subterráneo. Es Gabby. Su
cabello rubio cubre la mayor parte de su rostro. Su pálida mano está abierta, y
su iPhone Crystal Studded está tirado bocabajo sobre la grava.
—¿Qué demonios? —grita Madeline.
—¡Gabby! —grita Lili, corriendo hacia ella.
—¿Gabby? —estoy de pie sobre su cuerpo inerte—. ¿Gabs?
Un repentino temblor recorre desde las manos de Gabby hacia sus hombros.
Pequeños hilos de saliva salen de sus labios, y luego todo su cuerpo empieza
a convulsionar. El tren pasa como un bólido, haciendo castañear mis dientes
y volar mi cabello. Gabby se sacude más fuerte y rápido. Sus brazos y piernas
tienen vida propia, sacudiéndose aleatoriamente. Sus ojos se vuelven a la parte
posterior de su cabeza como si fuera una especie de zombi.
—¿Gabby? —grito—. ¿Gabs? ¡Vamos! ¡Esto no es divertido!
De repente, un hombre negro con una barba cuidadosamente recortada y un
pendiente en una oreja me empuja fuera del camino. Consigo vislumbrar un
mono azul con el brillo de una tarjeta de identificación en la oscuridad. Condado
de Pima E.M.T. No me había dado cuenta de la ambulancia hasta que había
rugido, pero ahí está, un vehículo blanco con luces rojas girando en la parte
superior.
—¿Qué pasó? —pregunta el médico, en cuclillas junto a Gabby.
—¡No tengo ni idea! —Lili pasa por delante de mí. Su boca es un triángulo con
ojos abiertos y desesperados—. ¿Qué pasa con ella?

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—Está teniendo un ataque. —El médico alumbra los ojos de Gabby con una
brillante luz, pero no hay color, sólo dos órbitas que parecen brillante mármol
blanco—. ¿Le ha sucedido esto antes?
—¡No! —Lili mira frenéticamente a su alrededor, como si no creyera que esto
fuera real.
El EMT mueve a Gabby de lado y pone su oreja al lado de su boca para escuchar
si está respirando, pero la deja agitándose allí. Ella se mueve como uno de
esos personajes de dibujos animados que al tocar un cable de alta tensión se
encienden como árboles de Navidad, mostrando el esqueleto blanco a través
de la piel. Quiero mirar hacia otro lado, pero no puedo.
—¿No puedes hacer algo por ella? —grita Lili, tirando de la manga del EMT—.
¿Alguna cosa? ¿Qué pasa si se está muriendo?
—Necesito que tú y las chicas, se alejen —vociferó el EMT—. Necesito un poco
de espacio para tratarla.
Los coches silban junto a nosotros moviéndose en la carretera. Algunos disminuyen
la velocidad y miran estúpidamente, curiosos por las luces de la ambulancia y la
chica tendida en el paso subterráneo, pero nadie se detiene. Las lágrimas fluyen
por el rostro de Lili. Se gira hacia mí, con ojos flameantes.
—¡No puedo creer que le hayas hecho esto a ella!
—¡Yo no hice nada! —grito a través de mi mandíbula apretada.
—¡Sí lo hiciste! ¡Todo esto es por tu culpa!
El silbato del tren ahoga las palabras de Lili. Me niego a sentirme culpable de
esto. No era como lo quería, incluso no busqué a las gemelas Twitter para que
vinieran esta noche. ¿Cómo iba a saber que Gabby iba a estar tan asustada
que tendría una convulsión? De repente, estoy tan harta de las gemelas Twitter
que apenas puedo respirar.
—No quería saber nada de las dos esta noche —digo entre dientes—. Sabía que
no podrían soportarlo.
Las luces rojas y azules de la ambulancia se reflejan en el rostro de Lili. —¡Podías
habernos matado a todas!
—¡Oh, por favor! —aprieto mis manos en puños—. ¡Todo el tiempo lo tuve bajo
control!
—¿Cómo se supone que íbamos a saberlo? —grita Lili—. ¡Pensábamos que
íbamos a morir! ¡No tienes ni idea de los sentimientos de las personas! ¡Tú sólo…
nos tratas como juguetes, haces lo que quieres cuando quieres!
—Cuidado con lo que dices —le advierto, consciente de que los médicos nos
rodean.

Traducido en Purple Rose 119


—¿O qué? —pregunta Lili, dirigiéndose a Madeline, que está a un lado con el
rostro en blanco—. Estás de acuerdo conmigo, ¿verdad, Madeline? —dice Lili—.
Sutton es un usuario. ¿Realmente crees que a ella le importa una mierda nuestros
sentimientos o los sentimientos de alguien? ¡Mira cómo jugaba con tu hermano!
¡Ella es la razón por la que está mal!
—¡Eso no es cierto! —grito, lanzándome hacia Lili—. ¡Cómo te atreves a traer a
colación a Thayer! ¡Como si tuvieras alguna idea de cómo fueron en realidad las
cosas entre nosotros!
Charlotte me tira hacia atrás antes de que pueda enfrentar a Lili. Más médicos
se han reunido alrededor de Gabby, e inician un debate sobre si la mueven o la
mantienen donde está.
Lili se aleja de nosotras y mira por encima del hombro del EMT a su hermana. Un
opresivo y cálido viento de Julio comienza a soplar, haciendo volar pequeños
restos de basura por el suelo. La envoltura de unos Skittles se aplasta contra las
temblorosas piernas de Gabby. Una colilla de cigarrillo rueda peligrosamente
cerca de una de sus manos.
Un pequeño, y agudo lamento se oye a lo lejos: una segunda serie de sirenas.
Todas estamos de pie manteniendo una postura erguida cuando nos damos
cuenta que es un coche de policía. Mi corazón comienza a latir aceleradamente,
y el sudor gotea por mi cuerpo.
Me aclaro la garganta y enfrento a mis amigas, mi voz es baja y firme: —No
podemos decirle a los policías lo que realmente sucedió. El coche estaba
detenido en la realidad, ¿de acuerdo? Esto sólo fue un accidente.
Madeline, Charlotte, y Laurel parecían asqueadas, pero el estado de Gabby las
había debilitado. Ellas no están pensando en desafiarme. Y a pesar de que violé
un código sagrado del juego de mentiras, hay otro principio inmutable para el
que todas vivimos: Si alguna vez te atrapan nos mantenemos unidas.
Cuando Laurel casi fue arrestada por estropear el árbol de Navidad de casi tres
metros en La Encantada, juramos por todos lados que ella había estado en casa
con nosotras. Cuando Madeline se rompió la muñeca huyendo de la seguridad
el fin de semana que tiramos las mesas de la biblioteca por un barranco, le
dijimos a su padre que se había caído haciendo senderismo. Me perdonarán por
la falsa invocación de nuestro código a prueba de errores. Vamos a salir de esto.
Siempre lo hacemos.
Sin embargo, Lili me mira como si estuviera loca.
—¿En serio esperas que mienta por ti? —se pone las manos en sus caderas—. ¡Le
contaré a la policía lo que hiciste!
—Es tu elección —le digo con calma—. Pero lo que está pasando con tu extraña
hermana no tiene nada que ver conmigo, y lo sabes. Si se lo dices a la policía, si

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se lo dices a alguien, lo lamentarás.
Los ojos de Lili se amplían. —¿Es una amenaza?
Mi rostro se endurece a una máscara de piedra. —Llámalo como quieras. Si lo dices,
no tendremos ninguna razón para seguir siendo amigas. Las cosas cambiarán para
ti, en grande, y también, van a cambiar para tu hermana. —Paso tan cerca de Lili
que puedo sentir su cálido aliento en mi cara—. Lili —digo, hablando lentamente
para que pueda entender cada palabra—. Cuando Gabby despierte, y esté
perfectamente bien, y se entere de que tú acabas de hacer de las dos, las más
grandes perdedoras de Hollier, ¿crees que va a darte las gracias por hacer lo
correcto? ¿Crees que vas a verte como un héroe?
Todo el mundo está en silencio. Detrás de nosotras, Gabby está siendo atada a
una camilla. Mis amigas pensándolo, pero sé que no están sorprendidas. Hemos
hecho esto antes. Lili inhala y exhala. Sus ojos arden con ira. Miro hacia atrás.
No hay manera de que me gane esta discusión.
Nos mantenemos en un punto muerto hasta que la patrulla de la policía ruge
en una nube de polvo del desierto. Dos policías, uno robusto, con un bigote
delgado como un lápiz y el otro pelirrojo y pecoso, salen del coche y caminan
hacia nosotras.
—¿Señoritas? —El pelirrojo saca una libreta de su bolsillo. Su walkie-talkie emite
un pitido cada pocos segundos—. ¿Qué está pasando aquí?
Lili agita su cara hacia él, y por un momento, creo que realmente va a contarlo
todo. Pero entonces, su labio inferior comienza a temblar. El EMT nos pasa,
llevando a Gabby a la ambulancia.
—¿A dónde la llevan? —grita Lili detrás de ellos.
—Al Hospital Oro Valley —responde el EMT.
—Yo... ¿ella va a estar bien? —pregunta Lili, con la voz temblorosa tragada por
el viento. Nadie le responde. Lili se interpone antes de que cierren las puertas
traseras—. ¿Puedo ir con ella? Es mi hermana.
El policía se aclara la garganta. —todavía no puedes ir, lo siento. Te necesitamos
para que hagas una declaración.
Lili hace una pausa, los dedos de sus pies apuntando hacia la ambulancia, el
cuerpo volteado hacia nosotras. Un remolino de emociones atraviesan su cara
en cuestión de segundos, y prácticamente se puede ver cómo su cerebro inicia
una carrera calculando sus opciones. Finalmente, se encoge de hombros, una
bandera blanca puro de rendición.
—Que hablen por mí. Nos pasó a todas nosotras. Estábamos todas juntas.
Exhaló.

Traducido en Purple Rose 121


El policía asiente con la cabeza y se vuelve a Madeline, Charlotte, y Laurel y
comienza sus preguntas. Justo después Lili se sube a la ambulancia y se aleja,
siento un zumbido en mi bolsillo. Saco mi teléfono y veo un nuevo mensaje de Lili
en la pantalla.
“SI ALGO VA MAL COM MI HERMANA, SI NO LO LOGRA, TE MATARÉ”.
Lo que tú digas, pienso. Y luego tecleo eliminar.

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Capítulo 19
La Nota en la Pizarra

Traducido por Josez57


Corregido por Dianita

A l principio, Emma sólo pudo distinguir sombras borrosas. Oyó gritos, pero era
como si vinieran del final de un largo túnel. El piso de madera presionaba
fuertemente su espalda. El olor de la humedad se metía en su nariz. Algo húmedo
se pegaba en su cara, vagamente se preguntó si era sangre.
Un tejido suave rozó su brazo desnudo. Aliento calentaba su piel.
—¿Hola? —luchó por decir Emma. Le tomó un gran esfuerzo formar las palabras—.
¿Hola? —dijo nuevamente—. ¿Quién anda ahí?
Una figura se alejó. Las tablas del suelo crujían. Algo no andaba bien con la
visión de Emma. Alguien se asomó, pero lo único que podía ver era una mancha
negra. Oyó sonidos chirriantes, olía a polvo de tiza. ¿Qué estaba pasando?
Unos segundos después, su visión se focalizó. La mancha se había ido. Frente a ella
había una gran pizarra en posición vertical. Emma había pasado innumerables
veces teniendo en cuenta durante los preparativos de la fiesta de hoy, que
alguien había escrito una cita de The Glass Menagerie: “Las cosas tienen una
manera de ponerse mal”. Esas palabras ahora habían sido borradas, y un nuevo
mensaje había tomado su lugar.
Tan pronto como Emma leyó la escritura inclinada, se le heló la sangre.
“Deja de investigar, o la próxima vez voy a hacerte daño de verdad”.
Emma se quedó sin aliento. —¿Quién anda ahí? —gritó—. ¡Salga!
¡Diga algo! también grité tan ciega como ella. Sabemos que estás ahí!
Pero quien había escrito la nota no respondió. Entonces la oscuridad cálida,
palpitante, comenzó a apoderarse de Emma, una vez más. Sus ojos se agitaban,
y luchó para mantenerlos abiertos. Justo antes de que se desmayara de nuevo,
vio la misma figura borrosa, o tal vez dos figuras borrosas, girando las manos en la
pizarra, eliminando las palabras, borrándolas.
La siguiente vez que Emma abrió los ojos, estaba tendida en una cama en una
pequeña habitación blanca. Una hoja de instrucciones sobre cómo lavarse
adecuadamente las manos estaba colgada en la pared opuesta.

Traducido en Purple Rose 123


Otro cartel de cómo administrar la maniobra de Heimlich se cernía sobre una
pequeña mesa que contenía frascos de hisopos de algodón y cajas de guantes
de látex.
—¿Sutton?
Emma se volvió hacia la voz. Madeline estaba sentada en una silla de oficina
al lado de la cama, con las rodillas muy juntas, con los dedos anudados en su
regazo. Cuando vio que Emma se despertó, el alivio inundó su rostro. —¡Gracias
a Dios! ¿Estás bien?
Emma levantó el brazo y lo apretó contra su frente. Sus miembros se sentían
normales de nuevo, no llenos de arena, como se sentían mientras yacía en el
suelo del escenario. —¿Qué pasó? —dijo con voz ronca—. ¿Dónde estoy?
—Está bien, querida —dijo otra voz. Una mujer desgarbada, de pelo rubio cortado
bruscamente hasta la barbilla y un par de gafas de carey sobre su nariz salió a la
vista. Llevaba una bata blanca de laboratorio que tenía las palabras T.GROVE y
ENFERMERA bordadas en el pecho—. Parece que se desmayó. Probablemente
fue por el azúcar en la sangre. ¿Has comido algo hoy?
—Una luz del techo cayó y casi te golpeó —dijo Madeline con voz temblorosa—.
Fue una locura ¡casi cayó en tu cabeza!
Emma miró, recordando la borrosa figura encima de ella. La advertencia con tiza
blanca. Su corazón comenzó a latir, un sordo ruido tan fuerte contra su pecho
que temía que Madeline y la enfermera pudieran oírlo.
—¿Viste a alguien de pie a mí lado cuando estaba tendida en el suelo? ¿Alguien
escribiendo algo en esa pizarra?
Madeline entrecerró los ojos. —¿Qué pizarra?
—Alguien escribió algo —insistió Emma—. ¿Estás segura que no era Gabby? ¿Lili?
Una expresión que Emma no pudo leer se dibujó en la cara de Madeline. —Creo
que necesitas descansar un poco más. Gabby y Lili estaban en el escenario
cuando la luz se cayó. El custodio dijo que sólo fue un accidente, esas luces
son súper viejas. —Le dio unas palmaditas al hombro de Emma—. Siento mucho
hacer esto, pero tengo que volver al auditorio, Charlotte cortará mi cabeza si no
estoy ahí para ayudarla a dirigir los servicios de restauración. —Madeline se puso
de pie—. Tómalo con calma, vendré a revisarte cuando la fiesta se acabe, ¿Está
bien?
El tablón de anuncios en la parte posterior de la puerta se abrió de ida y vuelta,
cuando Madeline tiró de él, se cerró detrás de ella. La enfermera murmuró que
regresaría en un momento, también, y se deslizó por otra puerta. En el silencio
de la pequeña habitación, Emma cerró los ojos, se apoyó en la almohada de la
cama de Rockhard, y exhaló.

Traducido en Purple Rose 125


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“¿No crees que deberías tomar tu lugar ahora, Sutton?” había dicho Gabby justo
antes de que el acto comenzara. “Estás a la izquierda del escenario, ¿verdad?”
Entonces Lili había corrido escaleras arriba por su iPhone, justo donde estaba
amarrada la luz. Y entonces... el accidente. La luz golpeó exactamente donde
se suponía que debía estar ella de pie.
—¿Emma?
Emma abrió los ojos para ver a Ethan cerniéndose sobre ella, sus oscuras cejas
fruncidas por la preocupación. Estaba vestido con una vieja remera verde, jeans
oscuros y Vans negros que parecía como si hubieran pasado a través de una
cepilladora de madera. Sintió el calor de su cuerpo cuando se acercó más.
Le tomó la mano, y luego desvió la mirada, como si no supiera si estaba bien
tocarla. Emma no había estado a solas con él desde la apertura, desde que lo
rechazó.
Se incorporó rápidamente y se alisó el pelo. —Hey —dijo con voz ronca.
Ethan soltó su mano y se dejó caer en la silla de oficina que Madeline acababa
de desocupar. —Escuché en bastidores que hubo un accidente. Lo siguiente
que sé es que la gente estaba llamándote por tu nombre. ¿Qué diablos pasó?
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Emma mientras le hablaba de la luz y la nota
en la pizarra. Cuando terminó, Ethan se levantó a mitad de camino, los músculos
de sus brazos tensos, mientras sostenía su cuerpo unas pulgadas por encima de
la silla. —¿El mensaje todavía está allí?
—No. Alguien lo borró.
Se sentó nuevamente en la silla. —Hubo un montón de gente detrás del escenario
tan pronto como ocurrió el accidente. Alguien habría visto todo esto, ¿no te
parece?
—Yo sé que no tiene sentido. Pero había alguien allí. Alguien escribió ese mensaje.
Él le dio la misma mirada que Madeline. —Has estado bajo mucho estrés. ¿Estás
segura de que no era un sueño?
—No se sentía como un sueño. —Emma tiró de la manta que la enfermera había
apretado a su alrededor, sintiendo el sudor de sus palmas fundirse en la lana—.
Creo que fueron las Gemelas Twitter —dijo.
Se quedó un momento en silencio y luego le dijo a Ethan acerca de lo que
Charlotte y Madeline le habían dicho acerca de Sutton sobre hacer algo para
que Gabby aterrizara en el hospital. Entonces le contó sobre el frasco de pastillas
que Gabby había sacado de su cartera.
—Era algo que se llama Topamax. He visto a Gabby con píldoras que hacen
estallar antes, pero siempre pensé que era una cosa de fiestas. ¿Tienes tu
teléfono? Tengo que buscarlo en Google.

Traducido en Purple Rose 125


—Emma —dijo Ethan, con urgencia en su voz—. Alguien te dijo que dejaras de
investigar.
Emma dijo: —Pensé que no me creías acerca de la pizarra.
—Por supuesto que te creo, sólo esperaba que no fuera verdad. —Los ojos de
Ethan se volvieron de azul más oscuro bajo la fluorescente luz—. Creo que es
hora de poner fin a esto.
Emma se pasó las manos por su rostro. —Si nos detenemos, significa que quien
le hizo eso a Sutton se sale con la suya. —Luego balanceó las piernas sobre la
pequeña cama. La sangre picaba a través de su cuerpo mientras se ponía de
pie.
—¿Qué estás haciendo? —exclamó Ethan, viéndola hacer su camino a los
archivadores junto a la pared.
—La historia clínica de Gabby se encuentra archivada en la escuela por si hay
algún tipo de problema —le susurró Emma. Abrió el archivador con el rotulo E-F
y pasó los dedos sobre las gastadas carpetas de manila hasta que encontró
FIORELLO, Gabriella.
Tacones resonaron en el pasillo, Emma se quedó inmóvil, escuchando mientras se
hacían más fuertes y luego se desvanecían a medida que pasaba por la oficina
de personal de enfermería. Emma sacó la carpeta de Gabby y vio que era más
nítida que las demás, como si hace poco tiempo estuviera ahí y no alcanzaba a
tener los bordes gastados. Hojeó el contenido y dejó escapar un silbido.
—¿Topamax, la medicina de Gabby? Es para tratar la epilepsia.
—¿Ella tiene epilepsia? —Ethan entrecerró los ojos—. Siento como si hubiera oído
hablar de eso.
Emma siguió leyendo. —Se dice que la enfermedad estuvo inactiva hasta julio,
y que un incidente provocó la primera crisis. —Alzó los ojos hacia Ethan—. La
broma del tren fue en julio. ¿Qué pasa si Sutton le causó la epilepsia?
—Jesús. —El rostro de Ethan palideció.
Emma deslizó la carpeta en el cajón y la cerró con la cadera.
—Las gemelas Twitter deben haber estado más que furiosas, incluso tal vez
enloquecidas de ira, lo suficiente como para planear el asesinato de Sutton.
Los ojos de Ethan estaban redondos. —¿Crees que las gemelas...?
—Estoy más segura que nunca —susurró Emma, su mente acelerada—. También
estoy segura de que Lili cortó la luz, ella subió corriendo a agarrar su teléfono
justo antes de que cayera. Y si hubieras visto la forma en que las gemelas me
miraron antes de que me desmayara. —Piel de gallina cubrió la piel de Emma
mientras lo recordaba de nuevo—. Se veían capaces de cualquier cosa.

Traducido en Purple Rose 127


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Mi mente regresó a la mirada asesina en los ojos de Lili la noche de la broma del
tren y el texto que envió desde la ambulancia prometiendo venganza si algo
estaba mal con Gabby. Gracias a Dios Emma se hizo a un lado antes de que la
lámpara se estrellara en su cabeza. Había estado a centímetros de unirse a mí
aquí, en el término medio.
En el exterior, una bandada de pájaros despegó de unos arbustos debajo de la
ventana de la enfermería. Emma se paseó por la habitación.
—Tiene mucho sentido —susurró—. Gabby y Lili son maestras del Twitter y
Facebook, fácilmente podrían haber hackeado la página de Sutton, leer mi
primera nota y enviarme uno de vuelta pidiéndome venir a Tucson y esperar en
Sabino Canyon. Estaban con Madeline la noche que me secuestraron en Sabino
y me arrastraron a la fiesta de Nisha, también. ¿Quién puede decir que Gabby y
Lili no sugirieron la cosa del secuestro?
Ethan se movió hacia atrás y adelante en la silla, un chirrido provenía de las
ruedas, no dijo una palabra.
—Y son sabuesos cuando de chismes se trata —Emma hizo una pausa ante un
gran cartel titulado: “QUÉ HACER SI USTED HA SIDO VÍCTIMA DE UN ASALTO”—. No
parecería sospechoso que ellas se escondieran alrededor, espiaran, escucharan
a escondidas y ambas fueron a pasar la noche en casa de Charlotte la semana
pasada. Podrían haber ido tras de mí a hurtadillas y estrangularme sin disparar la
alarma. —Todos los nervios de Emma se rompieron. Fue algo grande y terrible—.
Lili y Gaby estaban con Sutton la noche en que murió. Tienen que haber sido
ellas.
La manzana de Adán de Ethan se balanceó al tragar. —Entonces, ¿cómo
probarlo? ¿Cómo las acorralamos?
—Con el teléfono. —Emma tendió la mano. Confundido, Ethan lo dejó caer en
su palma. Emma abrió la página principal de Twitter y volvió a mirar los tweets
de Gabby y Lili. El 28 de agosto, fueron inofensivos y al azar: “¡Amo mi nuevo
aceite secante de Chanel!” Y “¿Qué te pondrás para la fiesta de Nisha? Estaba
pensando comprar algo de regreso de la escuela. Aguacate y hamburguesa en
California Cookin, ¡yumness!”
Ellas a veces hacían treinta tweets en una hora. Sin embargo, el treinta y uno,
ninguna de ellas había twitteado en absoluto.
—Es extraño —dijo Emma, hundiéndose de nuevo a la cama—. Me imaginé que
se habrían jactado de hurtar en las tiendas con Sutton ese día.
Ethan se sentó junto a ella mientras Emma se desplazaba hasta el tweet más
reciente. A las diez de esa mañana, Gabby había twitteado que se había lucido
en la prueba de matemáticas para la que nunca estudió.
—Humilde, ¿no? —gruñó Ethan al leer sobre el hombro de Emma.

Traducido en Purple Rose 127


—Esto no tiene sentido —dijo Emma, deslizando su dedo índice por el teléfono de
Ethan—. Gabby hizo esperar a Laurel mientras terminaba un tweet esta tarde justo
antes de la ceremonia. Entonces ¿por qué el tweet no aparece en su página?
—Los ojos de Emma se ampliaron—. Espera. ¿Y si tienen cuentas secretas en
Twitter?
Ethan la miró como si no estuviera muy seguro a lo que ella quería llegar.
—Es cuando alguien tiene una cuenta pública que le dice a todo el mundo y
una cuenta secundaria con un nombre en código —explicó Emma.
—¿Por qué molestarse en hacer eso? —preguntó Ethan.
—Por si tienen cosas que quieren hablar entre ellas que no quieren que nadie
más lea.
—Tiene sentido. —La voz de Ethan se elevó de la emoción—. Y suena exactamente
a algo que esas dos harían.
—Pero ¿cómo podemos saber cuáles son? ¿Sería el nombre una broma privada?
—Probablemente — respondió Ethan—. O podrían ser totalmente al azar.
—Vamos a intentar con diseñadores de moda —sugirió Emma—. O tal vez marcas
favoritas de zapatos o películas. —Fue a la página principal de Twitter y escribió
@Rodarte, la marca de ropa favorita de las gemelas. Pero ese perfil de Twitter
le pertenecía a alguien en Australia. Escribió otras variaciones: @rodarteGirl, @
RodarteFan, así como otras cosas que a las Gemelas Twitter le gustaba, al igual
que la película favorita de Gabby, “El diablo viste Prada”, o la banda favorita de
Lili, “My Chemical Romance”.
Revisaron las páginas de las gemelas en Facebook para despertar otras ideas.
—Ellas tienen perros gemelos llamados Googoo y Gaga —señaló Ethan tiempo
después.
—¿En serio? —gimió Emma y escribió eso, pero nada ocurrió, a excepción de un
montón de páginas de fanáticos de Lady Gaga.
Intentaron con marcas de maquillaje, variaciones de Gucci y Marc Jacobs,
famosos que amaban, y tiendas en las que compraban. Ninguno funcionó. Emma
se echó hacia atrás y se frotó las sienes. ¿Cuál sería su nombre secreto en una
cuenta de Twitter? ¿Un apodo que nadie adivinaría? Todo lo que podía pensar
era en cómo Lou, el mecánico, la llamó Little Grease Monkey, o cómo, cuando
trabajaba en New York, en la montaña, algunos de los chicos que estaban cerca,
no tan en secreto, se referían a ella como “vómito-cometa Hottie”.
—¿Qué pasa si los nombres secretos de Lili y Gabby en Twitter son una especie
de vergüenza? —preguntó Emma—. Como cuando Gabby arrolló el pie de Lili.
—O cuando Gabby se quedó atascada en el armario —agregó Ethan.

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De repente, ambos se miraron el uno al otro. Emma escribió @GabbyPonyBaloney.
Un perfil apareció, la pequeña imagen era definitivamente de Gabby. Sólo una
niña la estaba siguiendo: @MissLiliTallywhacker.
—No lo puedo creer —susurró Emma. Sus dedos temblaban cuando desplazaba
hacia abajo la página. Estos tweets no eran tan sin sentido.
Cada mensaje que leía hacia girar el cuarto un poco más rápido. Inicialmente,
leyó los tweets del 31 de agosto:
@ GABBYPONYBALONEY: ¿Crees que deberíamos?
@ MissLiliTallywhacker: Por supuesto. No hay vuelta atrás. Todo cae esta noche.
Y apenas la semana pasada, la noche de la fiesta de pijamas en la casa de
Charlotte, cuando alguien se deslizó y estranguló a Emma:
@ MissLiliTallywhacker: Ella piensa que somos tan estúpidas.
@ GabbyPonyBaloney: Ella sabrá la verdad muy pronto.
@ MissLiliTallywhacker: Será mejor que ella tenga cuidado...
Y la noche de la fiesta de cumpleaños de Sutton:
@ GabbyPonyBaloney: Ella no tiene idea de lo que está por venir. No puedo
esperar a ver la expresión de su rostro.
@ MissLiliTallywhacker: Esperemos que esto funcione.
Y el tweet que Gabby envió por la tarde:
@ GabbyPonyBaloney: Menos de una hora para ir. Esa perra va a caer.
La puerta de un armario se cerró en la sala, sacudiendo las paredes de la
enfermería y haciendo que el espeso contenido verde de una gran botella de
jarabe para la tos se tambaleara en el estante. Esa perra va a caer. Una visión
de la instalación de la luz nadó a toda velocidad a través de la mente de Emma.
Ella miró a Ethan.
—Están hablando de mí.
La discusión que había tenido con Lili la noche del accidente de Gabby pasó por
mi mente. Yo les dije que era mejor que mantuvieran la boca cerrada, o arruinaría
sus vidas. Pero tal vez en lugar de eso, ella y su hermana habían arruinado la mía.
—Hazme un favor y envíamelos —le dijo Emma a Ethan—. Todos. No puedo
arriesgarme a perderlos como perdí la película.
—Listo. —Ethan tomó el teléfono de Emma y empezó a copiar y pegar todos los
tweets.

Traducido en Purple Rose 129


Música clásica de la práctica de la orquesta se hizo eco a través de las paredes
provenientes de la habitación de al lado. De repente, el cuerpo de Emma dolía
como si hubiera corrido varias maratones.
—¡Qué pesadilla¡ —dijo, cayendo contra el colchón de la cama—. Saber que
hay dos de ellas sólo hace que me sienta aún más imposible. ¿Y estaban tratando
de asustarme? ¿O matarme? Y si ellas estaban tratando de matarme, ¿cuánto
tiempo tardaran en intentarlo de nuevo?
Ethan murmuró una nota de simpatía, pero no ofreció ningún consejo.
—Qué no daría por un día libre de esto —murmuró Emma—. Un par de horas.
—Pensó en la noche del viernes. Ya era bastante difícil caminar a plena luz del
día con las Gemelas Twitter. Pero se trataba de un oscuro baile de bienvenida,
con temática de casa encantada, ¿podría ir sola? hecho un vistazo a Ethan—.
Tengo una idea.
Ethan metió su teléfono al bolsillo—. Te escucho.
—¿Qué pasaría si fueras a la fiesta conmigo? —Emma hizo un gesto hacia el
volante de la Fiesta de Halloween que colgaba en la pared de la enfermería. Era
de un esqueleto y una bruja que bailaban tango.
Ethan dio un paso atrás. —Emma...
Emma lo cortó antes de que pudiera darle una excusa de odio los bailes. —
Podríamos investigar a las gemelas juntos. No voy a tener que hacer todo por
mí cuenta. Y hasta podría ser divertido. Podemos vestir trajes tontos, OD en la
increíble magdalena de la empresa de catering está trayendo, dance o no, si
estas realmente en contra. Podemos reírnos de todas las personas que están en
él.
Las manos de Ethan estaban entrelazadas sobre su regazo. —No es que no quiera
ir. Es que... que, le pregunté a alguien más.
Emma parpadeó. Se sentía como si acabara de caerle un balde de agua fría en
la cabeza, y por un momento su cerebro estuvo lleno nada más que de estática.
—¡Oh! —dijo, un momento demasiado tarde—. Oh, bueno, ¡excelente! ¡Bien por
ti!
La mirada que cruzó el rostro de Ethan fue cómica, de mal humor, casi petulante.
—Quiero decir, tú dijiste que sólo querías que fuéramos amigos. Dijiste que no
estabas interesada.
—¡Lo sé! ¡Lo hice! —la voz de Emma se tornó molesta y alegre como siempre
que trata muy duramente de sonar optimista—. Quiero decir, hubiera sido como
amigos. Pero esto es totalmente mejor. ¡Estoy tan feliz por ti! ¡Vas a pasarla bien!
La sala de repente se sintió demasiado pequeña para los dos.

Traducido en Purple Rose 131


130
Emma se levantó de un salto. —Um, creo que me debería ir.
Ethan también se levantó. —¿Qué? ¿Dónde?
—Y... Yo debería volver al auditorio. —Emma buscó a tientas la puerta—. Todavía
están celebrando la fiesta. Debo ayudar. Además, todas mis cosas todavía están
allí.
—Pero... —Ethan se colgó la bolsa al hombro y la siguió, pero Emma no quería
discutir más.
Le dio la sonrisa más despreocupada que pudo. —Te llamo más tarde —prometió,
a pesar de que no podía imaginarse haciéndolo. Entró a toda velocidad al
auditorio, giró en una esquina, y luego se desplomó contra un banco de armarios.
El auditorio estaba en silencio, la campana indicando el final del día aún no
había sonado. Emma pudo oír su propia respiración entrecortada. Un sollozo
subió por su garganta, pero rápidamente se lo tragó.
—Tuviste tu oportunidad —susurró furiosa—. Hiciste tu elección. Es lo mejor.
Un sonido de carcajadas flotó por el pasillo. Emma se quedó inmóvil, escuchando.
Hubo otra fuerte exhalación de aire doblando la esquina, un segundo triunfo
que sonaba a resoplido. Una sombra se extendió por el suelo. ¿Alguien había
estado mirando? ¿Escuchando?
Corrió por el pasillo, pero cuando dobló la esquina no había nadie allí. Cuando
Emma olfateó, pudo detectar un pequeño aroma a coco en el aire. Y cuando
miró hacia abajo, vio unos pequeños brillantes fragmentos de vidrio en el suelo.
Se agachó para tocar una de las piezas. El vidrio ámbar coincidía perfectamente
con el cristal de la lámpara que casi había destrozado su cráneo.

Traducido en Purple Rose 131


Capítulo 20

Los escalofriantes vampiros


a la izquierda, acosadores a la derecha

Traducido por AleGrigori


Corregido por Selene

¡ Bienvenidos! —Un adolescente con su cara llena de espinillas, con una capa
en satén de Drácula, colmillos de plásticos, y un delineado pico de viuda
apareció de repente en la puerta de Scare-O-Rama, la tienda de Halloween
mejor surtida en Tucson—. ¿Puedo ayudarles? ¡Las chicas parecen bastante
buenas para morderlas! —cuando él se reía, sonaba como el Conde de Plaza
Sésamo.
—Uh, ¡no! —dijo Lauren, pasando junto a él. Drácula cubría la mitad de su cara
con su capa, al estilo vampiro rechazado, y rápidamente se alejo a su posición
detrás del mostrador.
Era jueves después de la escuela, Emma y Laurel estaban en la búsqueda de
sus trajes para el baile de bienvenida. Sinceramente, todo lo que Emma quería
hacer por el resto de la noche era acostarse en la cama de Sutton en un ovillo,
a salvo y gracias a su estrella de la suerte, la lámpara no había estado un par de
pulgadas a la izquierda, pero ella finalmente había cedido después de fastidiar
constantemente a Laurel. El baile era mañana, después de todo —el tiempo se
estaba acabando. Incluso si no tenía una cita, tenía que asistir con un estilo. Pero
solo aventurarse en ese mundo se sintió peligroso, Lili y Gabby podrían estar en
cualquier lugar o hacer cualquier cosa.
Emma continuó mirando las cuentas privadas de las Twitter, pero ellas no habían
posteado nada desde el tweet de Gabby esa tarde. Necesitaba más información
sobre ellas —algo concreto, claro. Pero había registrado el cuarto de Sutton, la
casa, su IPhone, las redes sociales, los dos lockers, y en todas partes donde había
pensado.
Laurel tomó el brazo de Emma y la guío por los estantes abarrotando casi cada
centímetro de la tienda. Horquillas, sombreros altos brillantes, mascaras de terror
y arañas colgando en la pared. La casa de los espejos hizo que el cuerpo de
Emma pareciera gordo o como un caramelo estirado. Como era de esperarse,
“Monster Mash” sonaba en el estéreo, y Drácula y su compañera de trabajo
—una chica alta metida en un corsé de cuero— se balanceaban siguiendo el
ritmo.

Traducido en Purple Rose 133


132
Laurel se dirigió a un estante de hermosas y sureñas faldas de aro y toco la
imitación de tafetán. —Estoy pensando en algo retro. —Ella ató el gorro debajo
de su quijada y poso de derecha a izquierda—. ¿Qué piensas? ¿Soy yo?
A pesar de su cansancio. Emma sonrió. —Es definitivamente para ti —las dos
colapsaron en risas. Por una vez, Emma realmente se sentía cercana a Laurel,
como si ella fuera una verdadera hermana. Lo único que faltaba era que Sutton
estuviera aquí, siendo ella misma.
¿Qué no daría porque Emma, Laurel y yo estuviéramos de compras juntas,
ahora? Probándonos sombreros de brujas estúpidas y narices falsas. Teniendo
una verdadera hermana de sangre las cosas podrían cambiar tanto. Emma y yo
seriamos una familia inmediata, de una manera diferente de lo que jamás había
experimentado. No habría celos de que mis padres la amaban más que a mí.
Nosotras estaríamos unidas para siempre; yo hubiera intentado hacer mi mejor
esfuerzo para que tuviéramos la mejor relación posible.
Emma y Laurel pasaron a través del corsé de Madonna con forma de cono, trajes
de sirvienta francesa y un estante de tutús rosados que Emma le había rogado
a Becky que se los comprara cuando tenía cuatro años. A los pocos minutos de
su búsqueda, Laurel saco un traje de leopardo y negó con su cabeza cuando lo
examino. —Este tampoco es correcto. Tiene que ser perfecto.
—Es solo un baile —murmuró Emma—. ¿Cuál es la gran cosa?
Hubo un chirrido del metal cuando Laurel movió un grupo de ganchos a la
izquierda. —A Caleb realmente le gusta el Halloween. Y quiero que todo sea
perfecto. —Ella mordió su labio.
Emma no pudo evitar sonreír. —¿Te gusta?
Vergüenza cruzo la cara de Laurel. —Sé que cuenta chistes realmente estúpidos.
Y sé que no es muy genial que sólo este en el equipo junior de tenis. Pero es tan
agradable. Nos divertimos juntos.
Le tomo a Emma unos minutos darse cuenta de que Laurel estaba buscando su
aprobación, disculpándose por escoger a un chico quien podría no estar a la
altura de los estándares del grupo. —Si ustedes se divierten juntos, eso es lo que
importa —dijo ella, disparándole a Laurel una sonrisa genuina—. Creo que él es
súper guapo.
Laurel se ilumino. —¿ De verdad?
Emma asintió. —De verdad.
Las esquinas de los labios de Laurel se alzaron en una sonrisa de alivio. Yo podría
decir lo mucho que las palabras de Emma significaban para ella. Era la clase de
ánimo que yo claramente nunca le había dado cuando estaba a su alrededor.

Traducido en Purple Rose 133


El siguiente estante de trajes contenía tops de bikinis, alas de ángel, pantalones
cortos y botas altas hasta la rodilla. —Entonces, ¿a Caleb también le gustas? —
preguntó Emma.
Laurel aparto una pluma sobre un ala de una cinta para el cabello. —De acuerdo
con Gabby y Lili, él está interesado.
Emma trato de mantener su cara neutral. Ella no quería que Laurel la viera
estremecerse ante la mención de los nombres de las gemelas.
Entonces Laurel soltó una risa cautelosa. —Espero que ellas no me estén mintiendo
en venganza por intentar sacarlas al escenario en bragas.
Por lo menos no intentaron dejar caer una gigante lámpara sobre su cabeza.
—¿Crees que ya nos han perdonado por la broma? —preguntó Emma, tratando
de sonar indiferente.
Laurel sostuvo un vestido de novia salpicado de sangre en su torso y asintió. —
Después de que la fiesta comenzara, dijeron que pensaban que la broma era
realmente divertida. Yo no podía creer que ellas supieran que estábamos haciendo
algo. Pensé que habíamos cubierto nuestras bases. Quizás las subestimamos.
Eso es una ironía, pensé.
Emma pasó su dedo por un sombrero de lentejuelas. —¿Entonces Lili y Gabby
estuvieron en el auditorio todo el tiempo que yo estuve en la oficina de la
enfermera? —el sonido de alguien arrastrando los pies por el pasillo atravesaron
rápidamente su mente, los trozos de vidrio en el suelo. La extraña sensación de
que alguien había estado allí escuchando, observando.
—Sí... —Laurel la miró— ¿Por qué?
Emma mantuvo su mirada fija en un montón de trajes de alimentos: una fálica
zanahoria naranja, una dona redonda con sanguijuelas espolvoreadas que
parecían rosadas, y un Hershey’s Kiss. —Me pareció ver a Gabby en el pasillo,
eso es todo.
Laurel sonrió. —Quizás fue un ¡fantasma! —dijo bromeando, con una voz
macabra, poniéndose una máscara de Scream.
Quería echarme a reír; poco hizo Laurel para saber la verdad. Pero el fantasma
que Emma escucho en el pasillo, definitivamente no era yo.
Laurel evaluó el sangriento vestido de novia una vez más y lo colgó de su brazo.
—Este podría funcionar. ¿Así que tienes una cita? ¿Quizás alguien llamado
Aleeeex, tal vez? —Ella extendió el nombre y la golpeo juguetonamente en el
brazo de Emma.
—Alex es solo una amiga —dijo Emma rápidamente, dándole la espalda.
—¡Sí, claro!

Traducido en Purple Rose 135


134
—De verdad, como ya dije, ella es del campo de tenis. Y es una chica. La
abreviatura de Alexandra.
Laurel ladeó la cabeza y miró a Emma de forma dudosa. —¿Una chica es quién
está pensando en ti y no puede esperar para hablar? —preguntó, recitando las
líneas del mensaje de texto de Alex.
Las campanas de la tienda sonaron, y un hombre en un sastre a rayas con dos
niños rubios, entró. Los niños corrían por el estante de los uniformes militares y
comenzaron a disparar contra el otro con ametralladoras de plástico. Emma
miró la serpiente alrededor del estante, consciente de que la mirada expectante
de Laurel no había dejado su cara. Emma sabía que si no le daba chisme
pronto, continuaría con su fastidio incesante. Las preguntas que hacía, las más
específicas. Emma inventó, pero había una gran probabilidad de que Laurel la
atrapara en la mentira.
Emma respiro hondo y se volvió. —Okey, hay un chico con el que he estado
pasando el tiempo.
Los ojos de Laurel se iluminaron. —¿Quién?
—Ethan.
—Ethan… ¿quién?
—Landry —se sentía extraño y angustioso, decir su nombre en voz alta.
La sonrisa en el rostro de Laurel era incierta, un poco divertida. —¿En serio?
Emma se puso rígida, sintiéndose vulnerable. Se sentía como si se hubiera quitado
la máscara de Sutton y Laurel la mirara de repente. —Somos sólo amigos —dijo
con tanta naturalidad como pudo—. Salimos algunas veces.
—Pero Ethan Landry no es amigo de la gente. —Laurel todavía sonaba incrédula—.
Él es el señor quiero-estar-solo.
Los pequeños niños corrían por la tienda como si fuera una zona de guerra. Su
padre tiró una Amex en el mostrador y dio una mirada de disculpa a la chica en
el corsé de cuero.
—Bueno, supongo que ha cambiado —dijo Emma.
—Supongo que podrías ser la persona perfecta para cambiarlo, Sutton. —Laurel
se coloco en la fila para pagar por el vestido de novia—. Deberías decirles a
todos que estás con él. Eso podría hacer maravillas para su popularidad.
—No creo que a Ethan le importe eso —señalo Emma.
Pero Lauren parecía no escucharla. —Deberías invitarlo al baile de bienvenida.

Traducido en Purple Rose 135


La sinceridad en la voz de Laurel sacudió el corazón de Emma. Si ella le hubiera
preguntado a Ethan unos días antes, quizás irían juntos.
—Ethan ya tiene una cita. —dijo Emma rotundamente.
—¡Entonces que él rompa con ella! —Laurel entrego una tarjeta de crédito a
Dracu-idiota. Él puso el vestido en una bolsa de plástico amarilla sin quitar los
ojos de Laurel—. ¡Lo has hecho antes! —ella continuó—. Mira Sutton, lo he visto
mirándote en la escuela. Y cuando se presento en la fiesta con esas flores... es
obvio que está mal por ti.
—¿Eso crees? —Emma jugó con un hilo suelto en el dobladillo de su camisa.
—Sí —dijo Laurel firmemente.
Emma se acercó y tomó la mano de Laurel, de repente sintió una ola de calor
y protección hacia ella. Gabby y Lili, dos amigas cercanas de Laurel, podrían
haber matado a su hermana. ¿Estaba bien ocultarle eso a ella?
Laurel miro los dedos de Emma sosteniendo los suyos. —¿Qué esperamos? —
pregunto en voz baja.
—Laurel, yo... —Emma comenzó. Quizás ella debería decirle. Quizás Laurel
merecía saber.
La hermana de Sutton agarro el sangriento vestido del mostrador. —¿Sí?
Había una sonrisa de confianza en su rostro. Sus grandes ojos azules parpadearon
lentamente. Las palabras vinieron de la garganta de Emma, listas para soltarlas,
pero el IPhone de Sutton sonó, rompiendo el silencio. Emma se asomó la pantalla.
Era otro texto de Alex. “VOY POR UN BURRITO DE POLLO CON MOLE. ¿CELOSA?”
Ella escribió. Adjunto estaba una foto de Alex de pie al frente de México Loco, un
bar-restaurante con el que Emma y ella estaban obsesionadas —hacían el mejor
guacamole en la ciudad. Emma estaba a punto de tirarlo de vuelta a su bolso
cuando una señal oxidada cerca a México Loco llamo su atención. RAPIDOS
REMOLQUES DE CARROS INCAUTADOS. Un puñado de coches se escondía detrás
de una valla metálica.
Las alarmas sonaron en la cabeza de Emma. El incauto de autos. El coche de
Sutton estaba allí. Ese era un lugar que Emma no había mirado todavía —¿Qué si
había algo ahí, algo especifico que uniera a las gemelas Twitter con el asesinato
de Sutton?
—Laurel —dijo Emma de nuevo, volviendo a la hermana de Sutton mientras ellas
salían de la tienda—. ¿Me puedes llevar al Incauto? Creo que es hora de tener
mi coche.
Las cejas de Laurel se alzaron en sorpresa, como si no esperara eso. Pero luego
negó con su cabeza y la miro. —Hoy no puedo. Mi grupo de estudio de cálculo
comienza en veinte minutos. ¿Quizás mañana?

Traducido en Purple Rose 137


136
—No es necesario —dijo una voz detrás de Emma—. Nosotras te llevaremos ahora
mismo.
Emma giró, y su mandíbula cayó. Allí, de pie sobre la acera en el cegador
atardecer de Tucson, estaban las gemelas Twitter.
Sonriéndole a Emma, pensé, como un par de leonas que habían acorralado a
su presa.

Traducido en Purple Rose 137


Capítulo 21
Servicio de Confinamiento
Traducido por Mery Shaw
Corregido por Selene

¡ Escuchen, chicas! —dijo Laurel brillante y radiante hacia Gabby y Lili—. Esto
podrá ser increíble.
—¡No hay problema! —Los ojos de Gabby parpadeaban como una serpiente
hacia Emma, luego de regreso hacia Laurel. Había un atisbo de sonrisa en sus
labios, como si estuviera tratando de contener una carcajada—. Todos sabemos
lo mucho que Sutton necesitara su auto de regreso.
—Sí, así ella podrá tener su puesto otra vez —agregó Lili en voz baja.
Un espeluznante escalofrío me atravesó.
Lili dirigió a Emma hacia su SUV blanca, la cual estaba estacionada en el
estacionamiento. —Vamos. Un pajarito me dijo que cierran el estacionamiento
a las seis.
—Pero... —protestó Emma, plantando firmemente sus pies—. No puedo ir hoy...
—Tonterías —dijo Lili apresuradamente—. No nos importa. Esto es lo que hacen
las amigas, ¿verdad?
—¡Ustedes son las mejores! —Laurel rebuscó dentro de su bolso las llaves del
auto—. ¡Habrá diversión con Floyd, Sutton!
Emma miró sobre su hombro a Laurel, era claro que la impotencia y el miedo
estaban escritas por toda su cara, pero Laurel fingió no darse cuenta de lo obvio.
Ella lanzó su bolsa amarilla Scare-O-Rama sobre su hombro y se deslizó dentro de
su Jetta.
Lili abrió la puerta de pasajero de su SUV con una reverencia. —Las damas
primero —dijo dulcemente, señalándole a Emma uno de los oscuros asientos del
interior. Emma vaciló, preguntándose qué pasaría si se echaba a correr.
—¿Qué pasa, Sutton? —bromeó Gabby, notando la renuencia de Emma—.
¿Estás asustada por entrar en la tienda de Halloween? ¿Miedo de que otra luz
vaya a caer sobre tu cabeza?
Emma tragó saliva, las palabras cortaron como cuchillos. Su corazón nunca había
latido tan rápido o tan fuerte. Pero se dijo a sí misma que las Gemelas no podían

Traducido en Purple Rose 139


138
hacerle nada hoy —no cuando Laurel sabía que estaba con ellas. Cuadrando
sus hombros, Emma pasó su oscuro cabello sobre sus hombros e ignoro todas las
reservas de Sutton. —No, estoy más asustada por el disfraz que elegirás —espetó,
echando una mirada al conjunto de blusa y falta con lunares y cuadros de Lili—.
¿Alguien agarró la primera prenda que encontró esta mañana?
Lili hizo un mohín. —Este mes Vogue dice que mezclar patrones es la moda.
—Deberías pensar en saber algo básico —se burló Gabby.
—¿Qué pasa con esa actitud hoy, damas? —Emma trató de sonar exasperada—.
¿Ustedes dos aún no han superado esa broma durante la fiesta?
—Por favor, Sutton —Lili abrió la puerta del pasajero—. Habíamos olvidado eso
antes de que lo dijeras.
Gabby le dio un codazo a Emma para que se deslizara en el asiento trasero, el
cual olía tremendamente a Skittles1. Las mellizas subieron en el frente, y Gabby
encendió el motor. Sus ojos azules se encontraron con los de Emma por el espejo
retrovisor. —Al depósito municipal, ¿cierto?
Emma asintió, y las gemelas intercambiaron una mirada y una risilla secreta que
revolvió el estómago de Emma. Entonces Gabby sacó el auto del estacionamiento
y dio vuelta en un semáforo. Lili tecleaba en su iPhone. Emma podía solamente
ver el ícono de Twitter en su pequeña pantalla. Ella se inclinó hacia adelante,
deseando echar un vistazo. ¿Lili estaba escribiendo bajo un nombre secreto en
Twitter? ¿Estaba enviándole secretos a Gabby?
Lili ladeó su cabeza, notando a Emma. Ella apartó de golpe la mirada, fingiendo
no haber estado mirando. Lili cubrió la pantalla con su mano y sonrió. Ella sacó
su teléfono para revisarlo, pero nada nuevo estaba publicado.
Gabby se adentró en la calles, serpenteando alrededor de los autos y casi
chocaba con un camión de leche por ir a alta velocidad. —Entonces Sutton.
¿Emocionada por mañana en la noche? —hizo un giró y echo una mirada a
Emma, sus ojos se apartaron del camino.
—¡Gabby! —gritó Emma, señalando hacia la carretera con su teléfono. ¿Cómo
le permitían a Gabby siquiera estar detrás de un volante? ¿Puede la gente con
epilepsia obtener licencias de conducir?
Los labios de Gabby se curvaron con una sonrisa. Ella aún no se giró. —Pero,
Sutton, ¡Pensé que te gustaba vivir al límite!
—Whoo, whoo —dijo Lili con voz chillona, sus dedos volaban sobre el teclado de
su iPhone.
Más autos tocaron su claxon hacia la SUV. El sudor comenzó a recorrer la nuca
de Emma. Ella puso una mano en el hombro de Gabby mientras una camioneta
se desviaba de su camino por su culpa. —¡Gabby, por favor!

Traducido en Purple Rose 139


Finalmente, cuando Gabby estaba a punto de chocar de frente contra una
Jeep Cherokee, calmadamente miro al frente y cambió de carril como si nunca
hubieran estado en peligro. —Estamos realmente contentas de que estés de
regreso, Sutton —dijo, retomando la conversación anterior como si nada estuviera
mal—. Es una gran noche para nosotros. ¡Vas a morirte cuando nos veas!
Emma se estremeció. —¿Disculpa? —agarró la manija de la puerta, deseando
poder saltar afuera del auto.
Lili rió. —Nuestros disfraces son increíbles.
—Dios, ¿Qué creíste que quise decir? —preguntó Gabby, riéndose. Las chicas
intercambiaron otra mirada, como si supieran cómo estaban asustando a Emma.
En ese momento, Gabby tomó la siguiente salida y giró dentro de un
estacionamiento sucio. Un letrero cerca del cerco de alambre decía: “AUTOS
CONFISCADOS DE TUCSON”. Mientras ellas aparcaban, un hombre fornido con
la cabeza rapada surgió de un pequeño edificio de color nuez y le indicó a
Gabby que bajara la ventanilla.
Tan pronto como se apagó el motor, Emma abrió la puerta y saltó.
—¡Sutton! —llamó Gabby—. ¿Qué diablos haces?
—¡Me quedo aquí! —gritó Emma, aliviada de estar al lado del trabajador, quien
tenía enormes músculos en sus brazos y un amenazante tatuaje asomándose
bajo su cuello—. ¡Pero gracias, chicas! ¡Aprecie el aventón!
Las gemelas miraron hacia la puerta por un momento, frunciendo sus narices.
Luego, Lili se encogió de hombros y dijo algo a Gabby que Emma no pudo
escuchar. Las dos sonrieron, y Gabby lanzó el vehículo en reversa. Las chicas se
despidieron de Emma con sus manos mientras se alejaban.
Emma espero un par de segundos para que su corazón se ralentizara. Luego se
giró hacia el amenazante trabajador. —Vengo a recoger mi auto —dijo, su voz
temblaba.
—Vamos adentro —el trabajador dirigió a Emma dentro del estacionamiento—.
Necesito tu licencia de conducir y tu tarjeta de crédito.
Emma sacó de su cartera la licencia de Sutton para dársela. El trabajador tecleó
algo en un polvoriento teclado y miró la pantalla. Una arruga se formó en su
frente. —¿Sutton Mercer? —repitió—. ¿1965 Volvo?
—Es correcto —dijo Emma, recordando los detalles del archivo policial sobre
Sutton.
El hombre le dio una larga y sospechosa mirada. —Aquí dice que el vehículo fue
levantado hace casi un mes.
Emma parpadeó. —¿Qué?

Traducido en Purple Rose 141


140
—Está justo aquí. Firmaste la mañana del treinta y uno de agosto. La multa fue
pagada en su totalidad —El giró la pantalla para mostrárselo a Emma. Ella vio el
análisis de la firma con cuidado. Allí, en el botón, junto a la X, estaba la firma de
Sutton.
Un recuerdo apareció en mi mente: Había estado aquí antes. Recordé la pluma
que utilice para firmar los formularios. Recuerdo haber escuchado mi teléfono
sonar y sentir una sacudida de felicidad. Pero antes de que pudiera ver la
pantalla, el recuerdo se desvaneció.
Emma miró la firma de Sutton, tenías las curvas en la S, las jorobas en la M. Era
otra pista de lo que Sutton había estado haciendo el día que ella murió, pero
se sentía como si su investigación hubiera tomado un giro hacia otra dirección.
¿Por qué Sutton no le dijo a nadie que había llenado estos formularios ese día?
¿Y dónde estaba el auto de Sutton ahora?
El hombre se aclaró la garganta, interrumpiendo los pensamientos de Emma. —
Esta es tu firma, ¿verdad?
La lengua de Emma se sintió hecha de plomo. No estaba segura de cómo
responder. ¿Debería decir que el auto fue robado? Pero, ¿Y si lo encontraban y
la policía descubría el cuerpo de Sutton en la camioneta? Si eso ocurría, Emma
podría ser arrestada —sin otra evidencia, ella sería la sospechosa más probable
de su hermana asesinada: la gemela con mala suerte tratando de escapar de
una vida de pobreza.
—Uh... supongo que cometí un error —dijo con voz ronca. Lego salió de la
pequeña cabina hacia el sol cegador.
El trabajador se quedó detrás de ella, negando con su cabeza y murmurando
algo en voz baja sobre los chicos consumiendo drogas todos los días. Mientras
Emma salió del estacionamiento, pensando en que debería pedir un taxi para
llevarla de regreso a Mercer, un destello a su derecha atrapó su atención. Una
figura se agachaba detrás de un viejo Burger King abandonado al lado de una
alambrada. A pesar de que Emma sólo vio un relampagueó, estaba segura de
que la figura tenía el cabello rubio como el de las gemelas.

Traducido en Purple Rose 141


Capítulo 22
Tweet, eliminado

Traducido por Ale Grigori


Corregido por _Nathy_

U nas horas antes del baile de bienvenida, el timbre de la casa de Charlotte


sonó. Emma dejó su Coca-Cola Light en el mostrador de la cocina y atravesó
con paso lento el pasillo. Abrió la puerta para encontrar a una vieja mujer, con
pelo en puntas, tatuada, en un tutú negro, una rasgada camiseta CBGB, y unas
desgastadas botas de motociclista. Se veía como una mezcla entre la novia de
Frankenstein y una drogada Courtney Love.
—¡Hola, cariño! —exclamó la mujer en la puerta, sacando a Emma de sus
pensamientos. Ella agarró los brazos de Emma y la besó en ambas mejillas,
dejando las marcas de su vampirezco labial rojo. Emma no estaba segura si
debería asumir que la mujer conocía a Sutton, o si ésta era la manera en que
saludaba a todo el mundo. Ella jugó seguro con una sonrisa fresca.
Nos habíamos conocido antes —estaba segura de eso. Un recuerdo se deslizó
a través de mi mente: la mujer y la madre de Charlotte hablando en voz baja
en la cocina. “Tú sabes que yo lo mato si eso es verdad” la mamá de Charlotte
había dicho. Pero ambas se enderezaron y sonrieron cuando entré a la cocina,
con una pequeña charla efusiva acerca de cómo a la moda yo me veía y si
pensaba que ellas también podían colocarse leggings de jean. (La respuesta,
para las dos, era un contundente “no”).
La mujer se paseó por la cocina y dejó caer dos gigantes cajas de maquillaje
sobre la mesa de granja.
—Muy bien, ¡señoritas! —dijo con voz ronca de fumadora empedernida—.
¡Vamos a conseguir un sangriento y hermoso baile de bienvenida!
Madeline, Charlotte, y Laurel vitorearon. Eran las dos de la tarde. La idea era
acicalar a Charlotte, tomar docenas de sexys fotos en los vestidos de Halloween,
dignas de subir a Facebook, y luego sus citas las recogerían en una limosina,
media hora antes del baile. Bueno, las citas de todas las demás —Emma no se
había molestado en preguntarle a nadie más después de Ethan. Trató de jugar a
que ir sin ninguna cita era la cosa más genial para hacer; Sutton probablemente
lo habría hecho.
Emma todavía tenía mucho que aprender de mí. El único lugar al que iba sola
era al baño.

Traducido en Purple Rose 143


142
La madre de Charlotte taconeó en la cocina sobre sus sandalias de rafia, y le
dio a la maquilladora un beso al aire. Con sus senos falsos, sus gigantes gafas
Chanel, y su minivestido hierba verde de Juicy Couture, la madre de Charlotte
no se veía como el resto de las madres en los suburbios, incluso en el vecindario
exclusivo de Sutton, Tucson.
—Señoritas, recuerdan a Helene, mi gurú del maquillaje —dijo, masticando chicle
entre su brillante labial—. Están en excelentes manos con ella —deslizó un bolso
de tachas encima de su hombro y agarró las llaves de su Mercedes de la mesa
del teléfono.
Helene hizo un mohín. —¿No te vas a quedar a ver la magia?
La señora Chamberlain dio una mirada a su reloj rosa incrustado de diamantes.
—No puedo. Tengo una cita con un brasileño en diez minutos.
—¡Mamá! —Charlotte cubre sus oídos— ¡TMI!
La señora Chamberlain le dio a su hija una despectiva agitación de mano, eres-
tan-mojigata. Emma no estaba segura de qué era más bizarro —que la madre
de Charlotte acabara de anunciar que llevaba un bikini lo-tomo-todo, o que ella
confiara el necesitado maquillaje a La Señora de la Noche Helene.
Después de que la señora Chamberlain desapareció por la puerta, Charlotte se
volvió a Helene.
—¿Puedo ir primero? Iré como una diosa egipcia, así que necesito unos ojos de
Cleopatra, realmente dramáticos.
Emma se preguntó si Sutton podría pasar por encima de Charlotte y demandar
ir primero, pero no tenía el corazón para hacer eso.
—Vamos a hacerlo —Helene abrió su gigante caja de maquillaje, revelando un
grupo de pinceles, sombras, polvos, rimel y rulos.
Mientras esperaba, Emma sacó el teléfono de Sutton de su bolsillo y revisó las
cuentas privadas de las gemelas Twitter. Había una nueva entrada.
@MissLiliTallywhacker: La noche que hemos estado esperando…
Emma esperaba que Lili solo estuviera hablando de la noche de ella y Gaby en
la corte.
Pero ambas sabíamos que significaba más que eso.
Madeleine se volvió hacia la nevera. —Tiempo de tomar un refresco —dijo,
guiñándole un ojo a Emma—. Sutton, ¿Puedes agarrar algunos vasos?
Emma siguió a Madeleine, caminando alrededor de la gigante isla esteatita,
pasando sus dedos por la superficie inquietamente familiar. La última vez que

Traducido en Purple Rose 143


había estado en esta cocina, alguien la había sorprendido por detrás y casi la
había estrangulado. Si entrecerraba un poco sus ojos, podía ver una débil línea
de la marca que la silueta del zapato del agresor había dejado en la base de la
mesa, cuando él o ella, había embestido a Emma contra la pared. En la sofocante
atmósfera, casi podía escuchar las palabras del agresor permaneciendo en el
aire: “Te dije que siguieras el juego. Te dije que no te fueras”.
Cuando Emma puso cuatro vasos sobre la mesa, Madeleine sacó una botella de
dos litros de Coca-Cola Light de la nevera de Chamberlain y llenó tres cuartos de
cada vaso. Luego, levantó un dedo a sus labios, sacó una botella de plata de su
bolsillo y vertió en las bebidas ron. La nariz de Emma le picó con el empalagoso
olor.
—No estás haciendo cócteles allí, ¿verdad? —Helene exclamó, una brocha de
rubor gigante en su mano—. Si es así, ¿puedes hacerme uno también, cariño?
Madeleine sonrió. —¡Claro!
El timbre sonó otra vez.
—Sutton, ¿puedes abrir? —preguntó Charlotte, sus ojos cerrados mientras Helene
pasaba un polvo brillante de plata sobre sus párpados.
Emma caminó a lo largo del pasillo forrado en fotografías modernistas de cactus,
sombras, y cielos despejados, y tiró de la perilla en forma de anillo de la enorme
puerta. Cuando vio las dos chicas en el porche, sintió un calor ácido llenando su
estómago.
—Hola, Sutton —dijo Gabby, pasándola. Una bolsa de ropa estaba cubierta por
su brazo, y llevaba su banda de seda naranja “Corte del Baile de Bienvenida” a
través de su camiseta.
—¿Qué pasó con tu coche? No lo veo en la entrada —dijo alegremente Lili,
pisando fuertemente en el pasillo. También tenía su banda.
¿No lo sabes ya? Emma quería preguntarle, pensando en la figura o figuras
acechando detrás del Burger King. Quizás las gemelas Twitter también habían
llevado a Sutton a sacar su carro el treinta y uno. Quizás sabían dónde había ido
a parar.
Pero en cambio, Emma le dijo a las gemelas la misma mentira que le había dicho
a las otras chicas: —Hubo una confusión. Esos idiotas de la incautadora le dieron
el coche a otra persona. Pero los policías están en eso.
—¡Hey, perras! —Charlotte llamó desde la cocina antes de que cualquiera de las
gemelas pudiera responder—. Vengan y háganse una bebida. ¡Estamos en una
zona libre de padres!
—¡Yo no cuento! —Helene soltó una risa, que rápidamente se convirtió en un
ataque de tos.

Traducido en Purple Rose 145


144
Emma se arrastró detrás de las gemelas Twitter mientras se deslizaban por el
pasillo.
—¿Qué están haciendo ellas aquí? —le murmuró a Madeleine mientras cruzaba
a la cocina.
Madeleine tomo un largo trago de su ron con Coca-Cola Light. —Era lo menos
que podíamos hacer después de nuestra broma desnudista.
—Ellas deben irse —espetó Emma.
Madeleine limpió el gas de su bebida con una servilleta rosada y dejo escapar
un suspiro. —Sutton, no seas así. No es que vayamos a pedirles que sean parte
del Juego de la Mentira. Cálmate.
—¿Estás hablando de nosotras, Sutton? —Gabby prácticamente gritó desde la
mesa de la cocina, jugando con su teléfono. Su voz crispó los nervios de Emma,
y sintió sus puños apretados contra sus costados.
—Sólo cosas buenas —Madeleine gritó de vuelta. Apretó la muñeca de Emma—
. Sólo se amable ¿está bien?
Charlotte saltó de la silla. Todas exclamaron acerca de sus ojos dramáticos de
Cleopatra, sus pómulos cincelados, y su perfecta piel de alabastro. Madeleine
fue la siguiente en subirse a la silla, llenando su bebida con otro poco de su
botella.
—Entonces, chicas. —Ella miró a las gemelas Twitter—. ¿Tienen citas para esta
noche?
—Nosotras vamos solteras —dijo Gabby. Sus pulgares golpeaban sobre las teclas
de su teléfono a una velocidad impresionante—. Pero tengo mi ojo en alguien.
—Tú no me habías dicho eso. —Las cejas de Lili se alzaron—. Yo también. ¿Quién
es?
Gabby se encogió de hombros. —Es un secreto. No quiero decir nada hasta
estar segura de que él está conmigo.
La boca de Lili se volvió apretada y pequeña. —Bien, entonces, tampoco te diré
quién es mi chico.
Emma miró con curiosidad. Nunca había visto ninguna tensión entre ellas dos
antes.
—Sutton también va sola. —Laurel dijo, claramente tratando de suavizar el
repentino cambio de humor.
—¿De verdad? —Los saltones ojos de Lili se lanzaron a Emma—. ¡Qué interesante!

Traducido en Purple Rose 145


—Supongo que tendremos que pasar mucho tiempo juntas, si todas vamos a ir
solas. —Las palabras salían de la boca de Gabby como una amenaza—. Una-a-
una Sutton. ¿Qué afortunadas podemos ser?
—Qué afortunadas —Emma repitió, con un profundo terror revolviéndose en ella.
Lili volvió a su teléfono, sus dedos tecleando furiosamente. Hubo un timbre y
Gabby miró la pantalla de su propio teléfono. Las gemelas lanzaron una mirada
a Emma por una fracción de segundo antes de desviar su mirada.
Los pocos sorbos de alcohol que Emma había bebido quemaron su estómago.
Sacando el teléfono de Sutton, se conectó a las cuentas públicas de Twitter de
Gabby y Lili. No aparecieron mensajes nuevos. Pero sus dedos seguían bailando
sobre sus delgados teclados. Ocasionalmente ellas sonreían, como si una hubiera
dicho algo particularmente gracioso.
Los dedos de Emma también comenzaron a volar, entrando a sus cuentas
privadas. Pero solo un mensaje de error aparecía. Esta página no existe.
Emma repitió su búsqueda, pensando que había escrito mal algo, pero el mismo
mensaje apareció. Había visto la página hace diez minutos…
Ella miró a dos pares de ojos azules.
—¿Buscas algo? —bromeó Gabby.
—¿Pensaste que no nos daríamos cuenta de tu espionaje? —agregó Lili.
—¿De qué locuras están hablando? —Madeleine murmuró mientras Helene
untaba un brillo en sus labios.
—Nada —Lili cantó.
Pero Emma sabía exactamente de qué estaban hablando. Las gemelas Twitter
habían sacado a Emma de sus perfiles, eso significaba que algo grande iba a
pasar esta noche.
Yo sólo esperaba que pudiera engañar a las gemelas Twitter antes de que ellas
la engañaran.

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146
Capítulo 23
La Terrible Verdad
Traducido por loveliilara
Corregido por Nadia

E l estacionamiento de Hollier estaba atiborrado de largas limusinas, coches de


cuatro puertas, SUVs, e incluso un par de autos deportivos tomados prestados
de algún padre. Un cartel que decía Baile de Vuelta a Clases de Halloween se
extendía sobre las puertas principales, y alguien había ubicado una gran linterna
de calabaza en la cabeza de la estatua de Edmund Hollier, el fundador de la
escuela. Parejas vestidas con elaborados disfraces caminaban tomadas del
brazo hacia el gimnasio.
El Baile había comenzado.
Emma se retrasó y envió un rápido mensaje de texto a Ethan. LAS GsT DIERON DE
BAJA SUS CUENTAS SECRETAS. ELLAS LO SABEN.
Su teléfono zumbó inmediatamente con la respuesta de Ethan. NO VAYAS SOLA
A NINGÚN LADO ESTA NOCHE.
—¡Hora de posar! —Charlotte tiró de Emma hacia la alfombra roja en la parte
frontal del gimnasio. Una línea de fotógrafos los llamaron por sus nombres, y las
chicas giraron hacia allí y hacia allá, ofreciendo sus sonrisas más sexis. Emma se
forzó a relajar sus hombros y a colocar una sonrisa en su rostro. La alfombra roja
de paparazzi había sido su idea; había pensado que era algo que Sutton hubiera
sugerido. Se paró junto a Charlotte, quien vestía un tocado egipcio brillante, una
larga toga de seda y tacones inspirados en los gladiadores; Madeline, que estaba
vestida como La Reina de Corazones, con un vestido rojo y blanco y una brillante
corona dorada; y Laurel, que se había puesto el vestido de novia salpicado de
sangre que había encontrado en la tienda de Halloween. Las Gemelas Twitter
vestían disfraces que acentuaban sus bandas de la Corte de Halloween: Lili era
la Estatua de la Libertad, vistiendo un vestido de estilo griego, sandalias, y una
corona con puntas, y llevaba consigo una antorcha de LED que brillaba roja
cuando ella presionaba un botón. Gabby era alguna clase de diosa alada con
un vestido drapeado similar, sandalias estilo ninfa, y un tocado de flores. Ambas
vestían de inocente blanco, pero Emma no se dejaba engañar.
Emma había elegido ser una versión sexy de Sherlock Holmes, completa con una
chaqueta de tweed a cuadros, una minifalda de tweed, tacones Manolo altos,
una capa de detective, y una pipa angular. En lo de Charlotte, las Gemelas
Twitter habían sonreído mordazmente y le habían preguntado por qué había

Traducido en Purple Rose 147


elegido ese traje, claramente aguijoneándola. Pero Emma sólo había mantenido
su miradas y dicho,
—Porque Holmes siempre atrapa a su hombre.
Las citas de las chicas también entraron en la foto. El chico que le gustaba a
Laurel, Caleb (quien era muy lindo) lucía un traje rayado de gangster estilo años
1920. Noah, el chico al que Charlotte había invitado, lucía patillas de Wolverine
y continuamente escupía citas de X-Men. La cita de Madeline, Davin, estaba
vestido como Freddy Krueger, completo con un rostro destrozado y uñas de
cuchillas. De alguna manera se las arreglaba para lucir más aterrador que Freddy
Krueger. Ninguno quería acercársele.
Gabby declinó una foto de paparazzi, demasiado ocupada hablando con
Kevin Torres, un chico de la clase de cálculo de Emma que ponía sus ojos en
blanco cada vez que alguien daba una respuesta equivocada. Ella puso su
brazo alrededor de los hombros delgados de él y reía tontamente ante todo lo
que salía de su boca. Lili estaba de pie junto a ellos, luciendo como si hubiese
tragado un limón amargo. Intentó varias veces capturar la atención de Kevin,
pero Kevin no sacaba sus ojos de Gabby. Emma las miraba cuidadosamente,
extremadamente alerta buscando cualquier susurro, codazo, o desaparición
fortuita. Sentía como si un reloj estuviese en cuenta regresiva sobre ella. Ahora
que las Gemelas Twitter sabían que estaba tras ellas, ¿la querrían alrededor para
que continuase haciéndose pasar por Sutton? ¿O era ella un inconveniente?
—Bien, gente, a moverse —dijo Madeline, conduciendo a todos fuera de la
alfombra y hacia el salón de baile. Gracias al extraordinario decorador de
Charlotte, el gimnasio, que normalmente olía como zapatillas viejas y cera
para piso, había sido transformado en una mezcla entre una macabra casa
embrujada y un club nocturno disfrazado.
Emma y los demás habían ayudado a apilar los bancos del gimnasio y a sustituirlos
con gradas de distintos niveles que contenían banquetas redondas de terciopelo
negro; lápidas torcidas que servían como mesas altas; calderos de brujas
burbujeantes llenos de sidra sin alcohol especiada y chocolate caliente; y figuras
de cera de zombies, momias, extraterrestres y hombre lobos. Habían dispuesto
calabazas intrincadamente talladas en cada mesa, habían fijado calcomanías
de árboles nudosos en las paredes, y habían colgado telas de arañas de las sillas.
Las camareras pasaban con bandejas de ampollas llenas con un escalofriante
líquido rojo (el cual era en realidad POM Wonderful ) marcadas con etiquetas
como Elixir de Baile y Beso Que Cura Todo. Y al final del salón había una casa
embrujada en un peñasco. Luces verdosas destellaban a través de las ventanas,
y un grupo de chicas dejaron escapar agudos chillidos desde adentro.
De repente, Madeline apretó con fuerza el brazo de Emma.
—Oh, por Dios.
Intentó llevar a Emma en la dirección opuesta, pero era demasiado tarde. Emma
ya había visto lo que preocupaba a su amiga. Garrett estaba sentado en una

Traducido en Purple Rose 149


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banqueta a sólo unos pocos pies de distancia. Lucía una túnica de pana, una
camisa con volantes debajo, y un casco vikingo con cuernos. Una espada sin filo
descansaba sobre la mesa.
Y no estaba solo.
—¡Hola, chicas! —chilló Nisha, poniéndose de pie de su asiento junto a Garrett
de un salto y saludándolas con la mano con felicidad. Su cabello negro había
sido dispuesto en dos trenzas, lucía un vestido de corsé ajustado, y había un
casco con cueros similar situado sobre su cabeza. Ella y Garrett combinaban.
—Que dem... —dijo Charlotte en voz baja—. Dime que él no la trajo a ella.
Quería vomitar. ¿Nisha? Ese era un paso bastante grande hacia abajo después
de haber salido conmigo. O con Charlotte, para el caso.
Garrett levantó la mirada y vio a Emma. Su rostro se nubló. Él abrió la boca,
pero ningún sonido salió. Nisha parloteaba por los dos, invitándolas a sentarse
y halagando sus trajes cuando ellas no se movieron. Entonces ella observó a
Emma.
—Sutton, ¿viniste completamente sola? —preguntó con una voz tonta, sonando
totalmente encantada.
—Vámonos —urgió Madeline, tironeando del brazo de Emma. Serpentearon
a través de la pista de baile, la cual ya estaba pegajosa por los refrescos
derramados, pasaron la cabina del DJ, donde unas pocas fans se apoyaban
contra la mesa, y entraron al vestuario de las chicas. Duras luces fluorescentes
brillaban sobre ellas. El ligero olor a calcetines sudados y shampoo derramado
persistía en el aire.
Madeline se sentó en uno de los bancos y tomó las manos de Emma.
—¿Estás bien? ¿Quieres irte?
La música golpeaba con fuerza afuera. Emma buscó en el rostro de Madeline,
dándose cuenta de que Madeline pensaba que estaba disgustada. No lo estaba,
no exactamente... estaba más confundida. ¿A Nisha le gustaba Garrett? ¿Era
por eso que odiaba a Sutton?
Emma apartó el cabello de su rostro.
—Estoy bien —dijo—. Sólo es... raro.
Madeline enlazó sus dedos con los de Emma.
—Estás mejor sin él. ¿Honestamente? No quería decirte esto cuando ustedes
estaban saliendo, pero creo que Garrett te hundía. Está algo subestimado, como
el pan blanco. Y tú eres Sutton Mercer... lo opuesto de ordinario.

Traducido en Purple Rose 149


Emma miro en los brillantes ojos azules de Madeline, conmovida. Las amigas de
Sutton podían no ser perfectas, pero eran leales.
—Y Charlotte me contó que cuando ella salía con Garrett, él estaba
extrañamente obsesionado con los Juegos Olímpicos —continuó Madeline,
riendo disimuladamente—. Especialmente con la gimnasia de mujeres. ¿Puedes
imaginártelo? ¡Son gnomos con cuerpo de defensor de línea!
Gracias por decírmelo cuando estaba viva, chicas.
Pero Emma rió tontamente.
—Sí, tal vez él no lo valía.
—Definitivamente. —Madeline se estiró para acomodar la corona en su cabeza.
Su manga se deslizó hacia abajo por su brazo, revelando la piel desnuda. Emma
vio cuatro moretones purpúreos con forma de dedos en la parte interna de su
antebrazo.
Jadeó.
—Mads, ¿qué sucedió?
Madeline siguió la mirada de Emma y palideció.
—Oh, nada. —Tiró de la manga hacia abajo, sus manos temblando. La manga
se trabó con su brazalete, y ella tiró de ella hasta que pasó su muñeca. Entonces,
Emma vio la quemadura rosácea en su mano. Y el moretón en su pantorrilla. Y
otro más en un lado de su cuello.
Las alarmas resonaron en la cabeza de Emma. Ella había conocido suficientes
chicos en cuidado tutelar que no querían hablar de sus ojos negros, los mechones
de cabello perdidos de sus cabezas, las quemaduras en sus brazos.
—Mads —susurró Emma—. Puedes contarme. Está bien.
La boca de Madeline formó una línea recta. Presionó su dedo índice dentro de
una ranura tallada en el banco.
—No tiene importancia.
—Si, la tiene.
Voces de chicas flotaron al pasar el vestuario. Otro grito salió de la casa embrujada.
La manecilla de los segundos del reloj sobre la oficina del profesor de gimnasia
dio media vuelta antes de que Madeline hablara nuevamente.
—Fue a causa del cigarrillo.
—¿El cigarrillo?

Traducido en Purple Rose 151


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—El cigarrillo que estaba fumando junto a la ventana el sábado pasado. Rompí
una regla. Lo merecía.
—¿Merecerlo? —repitió Emma. El rostro furioso del Sr. Vega pasó por su mente—.
Oh, Mads.
De repente, también tuve una visión: el Sr. Vega entrando súbitamente al
cuarto de Madeline, su rostro rojo y brillante, su voz retumbando. Lo juro por
Dios, Madeline, si tu rompes tu toque de queda una vez más, ¡te romperé el
cuello! Madeline bajó corriendo las escaleras detrás suyo, y momentos después
oí gritos acalorados pero amortiguados. Luego hubo un ruido metálico, como si
un estante completo de ollas y cacerolas hubiera caído al suelo. Yo me había
quedado sentada ahí, sin hacer nada. Demasiado asustada para actuar.
Madeline había regresado unos pocos minutos después, sus mejillas surcadas
con lágrimas y sus ojos rojos. Pero sonrió y se encogió de hombros, y pretendió
que nada había sucedido, y yo no pregunté.
Emma sostuvo apretadamente las manos de Madeline.
—¿Era eso de lo que querías hablarme hace un tiempo? ¿La noche en que
intentaste llamarme y que yo no contesté el teléfono?
Madeline asintió, sus labios fruncidos tan apretadamente que estaban
translucidos.
—Lo siento tanto —dijo Emma, tragando el duro nudo en su garganta—. Debí
haber estado allí para ti. —Se preguntó cuánto sabía Sutton realmente acerca
de todo esto, o si Madeline lo había mantenido bien oculto.
—Yo también lo siento —agregué, aún cuando ella no podía oírme. Tenía la
sensación de que Mads y yo nunca lo habíamos discutido antes, ni siquiera esa
noche. La llamada, la que ella me había hecho la noche en que yo morí, fue la
primera vez que ella había hecho el intento. Habría respondido de haber podido,
pero ya me había ido.
—Está bien —dijo Madeline a Emma, su voz temblorosa—. Llamé a Charlotte. Ella
fue bastante genial acerca de todo el asunto. Quise contarte después, pero…
—Madeline dejó salir una risa amarga y alisó las capas de su vestido—. Lo creas o
no, esto no es nada comparado con lo que papá solía hacerle a Thayer. —Espió
a Emma—. Pero supongo que Thayer te lo contó, ¿verdad?
La piel de Emma cosquilleó ante la mención del nombre de Thayer. ¿Thayer le
habría contado a Sutton algo tan personal? ¿Habían sido tan cercanos?
Algo pasó velozmente a través de mi cuerpo una vez más. Ese mismo momento
que ya había visto antes, de Thayer tomando mis manos y contándome algo,
intentando hacerme entender. ¿Habría sido acerca de su padre?
—Tienes que contarle a alguien, Mads —insistió Emma—. Lo que él te está
haciendo está mal. Y peligroso.

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—¿Estás bromeando? —La corona se deslizó hacia abajo por la frente de
Madeline—. Él encontraría una manera de dar vuelta esto y hacerlo mi culpa. Mi
mamá también se pondría de su lado. Y es mi culpa. Si no siguiera arruinándolo,
las cosas estarían bien.
—Madeline, esto no es normal —dijo Emma con fuerza—. Prométeme que
pensarás acerca de decir algo. ¿Por favor?
Madeline se miró las manos.
—Quizás.
—Hay un montón de gente a tu alrededor para apoyarte si lo haces. Char, yo,
Freddy Krueger…
Madeline levantó la cabeza y esbozó una sonrisa.
—Oh Dios, ese disfraz es horrible.
—Me asusta —coincidió Emma—. Voy a tener pesadillas.
—Todo el mundo las tendrá. Él piensa que luce realmente genial.
—Sólo no lo dejes bailar una canción lenta contigo —advirtió Emma—. ¿Puedes
imaginar esas manos con cuchillos en tu trasero?
Las chicas se deshicieron de la risa, casi cayéndose del banco. Un grupo de
estudiantes de segundo año en trajes de porristas de los Cardenales de Arizona
entraron, se detuvieron en seco cuando vieron a Emma y a Madeline, y luego
salieron en fila una vez más. Eso hizo que las dos se rieran aún más.
Cuando finalmente se detuvieron, Emma se aclaró la garganta y sintió su sonrisa
desvanecerse.
—Mads, yo estoy aquí para ti. Lo siento si… si parecía que no lo estaba antes.
Madeline se puse de pie y extendió una mano para tomar la de Emma.
—Me alegro de haberte contado.
—A mí también me alegra —dijo Emma, dándole a la amiga de Sutton (y su
amiga) un abrazo—. Vamos a encontrar una manera de mejorar esto —dijo—.
Te lo prometo.
Luces se arremolinaron a su alrededor cuando salieron al salón de baile.
Madeline se dirigió a la pista de baile; Emma dijo que la alcanzaría en un minuto
después de tomar un poco de ponche. Examinó la sala buscando a las Gemelas
Twitter, su corazón dando un salto cuando no logró verlas de inmediato. Mientras
caminaba hacia la mesa de bebidas, una mano la aferró por el hombro y la hizo
girar. Ojos oscuros la miraban con fuerza. En la penumbra anaranjada, Emma
pudo distinguir levemente dos cuernos vikingos en la cabeza de la figura.

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—Tenemos que hablar —gruñó Garrett. Y entonces metió a Emma dentro un
armario de suministros antes de que nadie pudiera ver que ella se había ido.

Traducido en Purple Rose 153


Capítulo 24
La venganza del Vikingo

Traducido por Makilith Vivaldi


Corregido por majo2340

G arret cerró la puerta del armario. Le tomó un momento a Emma para que
sus ojos se ajustaran a la poca luz. Por encima de su cabeza estaba un
compartimiento con pelotas rojas de goma para jugar quemados27. A su izquierda
estaban redes de futbol, delantales de hockey de campo, y palos extras de
lacrosse28. La pequeña habitación olía a rancio, como si hubiera estado cerrada
por un tiempo. Las más brillantes cosas en la habitación eran los cuernos de
vikingo de Garret, que despedían un misterioso e iridiscente resplandor.
—¿Qué es lo que quieres? —Emma preguntó, tratando de no estar demasiado
asustada. Este era sólo Garret, después de todo. Era inofensivo… ¿cierto?
De repente, encerrados en un oscuro armario y enfocada en lo blanco de los
dientes descubiertos de Garret, ya no estaba tan segura.
—Sólo necesito preguntarte algo, ¿de acuerdo? —La voz de Garret estaba
dolorosamente tensa. Dio otro paso hacia Emma, casi encajándola contra la
estantería detrás de ella—. ¿Qué es esto que he escuchado sobre ti saliendo con
otro chico?
—¿Q-qué? —Emma tartamudeó.
—No me mientas. —Garret sujetó una mano alrededor de la muñeca de Emma—
. He escuchado todo sobre eso. ¿Quién es él?
Sonaba tan certero, tan seguro de sí mismo. Alguien le había dicho sobre Ethan.
—¿De quién escuchaste eso? ¿De Nisha?
—¿Así que, entonces, es verdad? —El aliento de Garret olía a levadura y a dulce,
como a cerveza.

27 Es un juego popular infantil. El objetivo es lanzar la pelota a los adversarios, ya que cuando
un participante es tocado es expulsado del juego. Gana el equipo que logre sacar del campo
a todos sus adversarios.
28 Es un juego rápido entre dos equipos de diez jugadores cada uno usan un palo con una red
en la parte superior, para pasar y agarrar una pelota de goma con el objetivo de meter goles
embocando la pelota en la red del equipo contrario.

Traducido en Purple Rose 155


154
Emma se dio la vuelta.
—No es asunto tuyo.
Garret suspiró. Su agarre se suavizó un poco, y sus dedos comenzaron a cosquillear
en el interior de la palma de Emma.
—Sutton, ¿qué hice para merecer esto? Este verano fue increíble, sé que también
lo pensaste. No hiciste nada este verano más que pedir, suplicar y rogarme que
durmiera contigo, y el día que quise hacerlo, enloqueciste. ¿Esperé demasiado
tiempo? ¿Habías seguido adelante? ¿Es por eso que me dejaste?
—¿Perdón? —Emma se enderezó—. Creo que fuiste tú el que me dejó. Fuiste tú
quien dijo que habíamos terminado ¿recuerdas?
Garret se burló.
—No llamarme por tres días después de rechazarme cuando estaba desnudo,
envía un mensaje bastante fuerte, Sutton. Salir con alguien más también lo hace.
Emma retiró su palma de golpe hacia su costado.
—¿Qué hay sobre ti y Nisha? Amé sus trajes dobles de vikingos, por cierto. Ustedes
dos hacen una linda pareja.
—Por favor. Sólo la traje aquí para darte celos.
—Es una lástima. —Emma gruñó—. Es obvio que Nisha está loca por ti.
—¿A diferencia de ti? —Garret colocó sus ásperas y frías manos a los lados del
rostro de Emma.
Emma las corrió lejos.
—Ya basta, Garret.
—¿No sientes nada por mí? Tienes que sentir algo, Sutton. —Él apoyó una mano
en su hombro—. ¿No extrañas lo que tuvimos?
Emma dejó escapar un suspiro.
—Lo siento. Ya no siento nada por ti.
Garret dio un paso hacia atrás y evaluó a Emma, sacudiendo la cabeza
lentamente como si estuviera viéndola por primera vez.
—¿Así que todo esto es un juego para ti? ¿Estabas jugando conmigo todo el
tiempo? ¿Fue por Charlotte? ¿Porque tenías que tener todo lo que ella tuvo?
—¡No! ¿De verdad crees que soy así de perra?
—¿Entonces lo hiciste porque podías hacerlo? —Garret avanzó hacia adelante,

Traducido en Purple Rose 155


su rostro cerca al de Emma. Su respiración estaba haciéndola marearse—. Justo
como hiciste con Thayer.
El nombre de Thayer rasgó a través de Emma como un cuchillo.
—No sé a lo que te refieres… —Comenzó a decir, escogiendo sus palabras
cuidadosamente—. ¿Qué exactamente crees lo que le hice a Thayer?
Garret rió.
—¡Estás en negación, Sutton! Todos vieron la pelea entre ustedes antes de que
él se fuera. Él te amaba. Habría hecho cualquier cosa por ti. Pero pisoteaste
su corazón. Justo como pisoteaste el mío. Lo hiciste irse lejos. Tiene suerte, sin
embargo, porque a diferencia de mí, al menos nunca ha de volver a verte.
Emma se quedó boquiabierta. Pero antes de que pudiera preguntarle nada más,
Garret abrió la puerta del armario de suministros, dejando a Emma a solas con
las colchonetas de gimnasia y un barril lleno de bates de béisbol. Sus palabras
flotaban pesadamente en la habitación, casi palpablemente. Habría hecho
cualquier cosa por ti. Pero pisoteaste su corazón. Lo hiciste irse lejos.
Una vez más, vi a Thayer gritándome, con sus ojos llenos de conflicto y emoción.
¿Fue mí culpa que él se fuera? ¿Qué le había hecho? ¿Había alguien a quien
había perdonado?
Emma se pasó una mano por el cabello y se alisó los pliegues de su traje de tela
tweet29. Después de un momento, entró en el gimnasio, casi derribando a un
chico alto, vestido con un traje de Robin Hood. Un alto y familiar Robin Hood de
hombros anchos, para ser exactos, sosteniendo la mano de una joven vestida
con una rizada peluca castaña y un vestido Isabelino.
Emma dio un paso atrás y parpadeó rápidamente.
—¿Ethan?
—Sutton… hey. —Ethan dijo, dejando caer la mano de la chica.
Emma miró a sus ojos gris acero, a sus labios delgados y altos pómulos. Ella también
le era familiar, muy familiar. La última vez que Emma había visto a esta chica, ella
sonreía con aires de suficiencia mientras los policías empujaban a Emma dentro
del coche patrulla en frente de Clique.
—Hola, Sutton —Samantha chilló. Hizo un gesto hacia Ethan—. ¿Te gustan
nuestros trajes? Hago una linda Maid Marian30 para el Robin Hood de Ethan, ¿no
te parece?
Samantha era la cita misteriosa de Ethan.

29 Tweet: Tipo de tela áspera, tejida de lana.


30 Maid Marian: es la esposa del legendario Robin Hood.

Traducido en Purple Rose 157


156
Capítulo 25
Casi, pero no del todo

Traducido por LizC


Corregido por Selene

E mma giró y atravesó la multitud, desesperada por salir del gimnasio tan
pronto como sea humanamente posible. Una neblina roja nadó ante sus
ojos. Al carajo con seguir vigilando a las Gemelas Twitter. Necesitaba un poco
de aire.
Apenas sintió las manos presionando las puertas dobles o el aire fresco de la
noche en su piel. Todo lo que la rodeaba era el cruelmente hermoso cielo rosa
de Arizona. Los talones de los boletos arrancados llenaban la acera. La máscara
de gato que alguien había dejado tirada yacía apoyada contra un árbol. Un
bajo fuerte zumbaba del interior de la escuela, y de vez en cuando, se producía
un crujido ensordecedor de truenos falsos.
Hundiéndose en el banco más cercano al patio, Emma puso su cabeza entre
las manos. Había sido la única, después de todo, que podía poner un freno a las
cosas. Pero...
¿Samantha? ¿La chica que había hecho que la arrestaran? Era como una
bofetada en la cara.
Las puertas se abrieron, y la música del baile flotó hacia fuera. Cuando Emma se
volvió y vio a Ethan, fingió buscar algo en su bolso. —¿Dónde está tu cita? —no
pudo evitar soltar.
—Ella está... adentro. —Ethan permaneció de pie sobre ella por un momento,
esperando. Emma se había dejado caer en medio del banco, pero no pensaba
moverse para hacerle espacio a él—. ¿Estás bien?
Emma asintió con frialdad. —Sip. Bien.
—Te estaba buscando, pero no te vi con Madeline y los demás —dijo Ethan,
quitándose el sombrero de Robin Hood de su cabeza. Era un poco horrible, notó
Emma con satisfacción. Lo hacía parecer un elfo.
—Bueno, que tengas una noche agradable. —Emma sabía cuán perra sonaba,
pero no pudo encontrar en su corazón ser amable en estos momentos.
Los hombros de Ethan se desplomaron. —Mira. Creo que sé lo que te molesta.

Traducido en Purple Rose 157


Emma miró hacia otro lado. —No importa. —Ella definitivamente no iba a hablar
de esto.
—Sam es realmente buena, una vez que llegas a conocerla.
Emma quería tirarle su pipa de Sherlock Holmes en la cabeza. ¿Así que era Sam
ahora?
—Y hablé con ella de ti —agregó Ethan—. Ella está dispuesta a retirar todos
los cargos de robo. Sin reformatorio, sin servicio a la comunidad, sin registro
permanente.
Emma soltó un bufido. —¿Ese era el trato? ¿La llevas al baile, ella me deja ir? Qué
bueno de tu parte. Cuán mártir.
Ethan sacudió la cabeza. —¿Es así como eres cuando estás celosa? —Una
mirada cruzó por su rostro que Emma no pudo descifrar—. Eres más parecida a
Sutton de lo que piensas —dijo.
—¿Qué se supone que significa eso?
Ethan cruzó los brazos sobre su pecho. —Me dijiste que sólo querías que fuéramos
amigos. ¿Es eso lo que quieres?
En el interior del gimnasio, el DJ puso una canción de los Black Eyed Peas. La
música sonaba hueca, vacía. Emma metió la mano bajo su chaqueta y acunó
la mano alrededor del medallón de Sutton. —No sé —murmuró.
Ethan se agachó en el pavimento hasta que su rostro estuvo al nivel del suyo.
Sus ojos eran suaves y rotundos. El sol poniente emitía sombras afiladas en sus
pómulos. Emma podía oler su característica esencia al estilo-Ethan, una mezcla
de desodorante, ropa recién lavada, y hierbabuena. Ella se esforzó por mantener
su rostro impasible. No quería que él supiera lo que estaba sintiendo.
—Pensé que era lo que quería —dijo Emma finalmente, tomando una respiración
profunda—. Me parecía... más fácil. Más seguro. Pero ahora no estoy segura de
nada.
Ethan se quedó mirando el dorso de sus manos.
Di algo, cualquier cosa, rogó Emma en silencio, cerrando los ojos.
—Ahí estás.
Los ojos de Emma se abrieron de volada. Las puertas dobles estaban de par en
par, y una chica con una peluca larga y oscura, estaba de pie en la acera.
Ethan se apartó de Emma como una bala disparada por una pistola.
—Sam —dijo él.

Traducido en Purple Rose 159


158
—Te estaba buscando. —Los ojos grises de Samantha eran fríos.
Sus senos se veían extrañamente aplastados en su corsé. Cuando vio a Emma, su
ceño volvió su rostro en una máscara horrorosa.
—Sólo estábamos hablando —exclamó Ethan, moviéndose hacia Samantha y
tomándola del brazo—. Estaba a punto de entrar y buscarte.
Samantha se volvió hacia la puerta. —Ven. Vamos a bailar. —Ella le dio a Emma
una helada despedida con la mano y empujó a Ethan de nuevo al gimnasio.
Ethan miró sobre su hombro y se encontró con la mirada de Emma.
Un chirrido pequeño escapó de la boca de Emma, pero cuando trató de decir
algo más, no salió nada. Cuando se hubieron ido, se quitó el sombrero de
detective de su cabeza y lo aplastó entre sus manos.
Bing. El teléfono de Sutton sonó dentro de la bolsa de Emma. Si se trataba de
un texto de Ethan, Emma iba a lanzar el teléfono en la fuente en el medio del
patio. Pero en cambio, el texto era de Madeline. ¿DÓNDE ESTÁS, PERRA? ¡TE
EXTRAÑAMOS! NO TE ESCAPASTE EN SECRETO SIN NOSOTROS, ¿VERDAD?
Otro trueno resonó en el gimnasio. Emma se puso de pie, firme. La no respuesta
de Ethan no iba a arruinar su noche.
Ella golpeó en RESPONDER. VOY DE VUELTA AL INTERIOR. Después de agregar un
emoticono moviendo la lengua, pulsó ENVIAR. Olvídate de Ethan. Olvídate del
amor. Ella tenía dos gemelas que vigilar.

Traducido en Purple Rose 159


Capítulo 26
Uno abajo, Falta uno

Traducido por Sofia G SOS & Makilith Vivaldi SOS


Corregido por V!an*

L os próximos cuarenta y cinco minutes pasaron rápido, llenos con un recorrido


de la casa embrujada, arrogantes calificaciones de trajes de una de las
banquetas de las esquinas, y vigilando a Gabby y a Lili, que hacían sus rondas
con sus bandas31 y pasaban la mayor parte del tiempo en la pista de baile como
si nada estuviera mal. Un sin número de estudiantes se le acercaron a Emma y a
las otras para felicitarlas por un baile bien hecho, a pesar de que unos notables
pocos las evitaron: Garrett, a quien Emma no había visto desde el incidente del
armario, y Ethan, a quien desafortunadamente no podía evitar ver hablando
con Samantha —Sam—en una de las mesas ataúd. Cada vez que Ethan miraba
en su dirección, Emma pretendía que estaba teniendo un momento fantástico.
Finalmente, Emma, Charlotte, y Madeline tropezaron hacia la noche, uniendo
sus brazos y riéndose de los mejores y los peores disfraces de la noche—la tonta
Amanda Donovan, que se había vestido como el Sr. Cacahuate; John Pierce, un
fabuloso chico gay quien siempre tenía a todos riéndose, había venido como
Lady Gaga; y por supuesto, Davin-como-Freddy-Krueger, quien había torturado
a Madeline extendiendo y retrayendo sus extrañas uñas de cuchillo en su cara
toda la noche.
—Debí haber dio soltera como tu Sutton, —Madeline se quejo.
Luego apareció Laurel tomada de la mano holgadamente de Caleb.
Ellos se miraron y se rieron en voz baja. Cuando Caleb se inclino hacia abajo
para besar a Laurel ligeramente en los labios, Madeline grito. —¡Si!
—¡Diosa del Sexo! —Charlotte secundo.
Laurel se separo de Caleb y les disparo a las chicas una mirada burlona. Emma
le sonrió cuando ella salto hacia el grupo, alegre de que hubiera encontrado a
alguien que de verdad le gustaba.
Madeline había estacionado su carro en el estacionamiento de la escuela al
principio del día preparándose para la acampada. Mientras las chicas se dirigían
hacia el carro, Gabby irrumpió por la puerta montando a caballo a Kevin Torres.
31 Pieza de indumentaria en forma de cinta que se cruza sobre el pecho

Traducido en Purple Rose 161


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Sus alas de diosa caída, su corona de flores aplastada e inclinada, pero su banda
de regreso a clases todavía estaba orgullosamente en su lugar. Kevin la bajo
gentilmente en el banco, e hicieron desagradables ruidos de arrullos el uno al
otro.
Lili los seguía, también usando todavía su banda. Tan pronto como vio a Gabby
y a Kevin, su rostro se endureció, sus labios se fruncieron y ella apretó sus puños
duramente, accidentalmente encendiendo la antorcha de la estatua de la
libertad. Ella oscilo en un amplio arco a su alrededor.
Madeline abrió su camioneta con dos cortos pitidos. Emma subió al asiento
delantero junto a ella, mientras Charlotte y Laurel se apretaban en el asiento del
medio.
Bolsas de dormir, almohadas, mochilas, linternas, y una botella ilícita de vodka
habían sido empacadas en la maletera ese día. Muy rápido, la cabina se lleno
con un olor de perfumes mezclados, maquillaje de disfraces, Altoids32 de canela,
que Laurel había pasado tan pronto como Madeline encendió la camioneta.
Al mismo tiempo que Madeleine ajustaba los espejos para manejar, hubo un
golpe en la ventana.
—¡Hey! —Gabby agito la mano.
—Mierda, —Emma susurró—. Salgamos de aquí antes de que nos pidan venir con
nosotras de nuevo.
Madeline la miro. —Sutton, ya las invitamos.
La mandíbula de Emma cayó. —¿Lo hiciste? ¿Cuándo?
Madeline se encogió de hombros. —Parecía justo después de la broma de la
corte.
—Invitarlas a que se prepararan con nosotras era lo justo, —Emma dijo, el tono
de su voz cada vez más alto y alto—. ¡No las quiero acampando con nosotras!
—Cálmate. —Charlotte sonaba aburrida—.Es solo una noche
Laurel miro hacia delante y atrás entre todas, sus mejillas aun sonrojadas de su
noche con Caleb. —No podemos ciertamente anular la invitación —Ella dijo—.
Además, ellas saben donde están los manantiales. Ninguna de nosotras ha
estado ahí antes, y aparentemente son difíciles de encontrar.
—¿Los manantiales son difíciles de encontrar? —Emma hizo eco débilmente.
De repente, el cinturón de seguridad a través de su torso se sentía como un
tornillo. Tenia que salir de aquí. Ella atormento su cerebro por una excusa, pero
antes de que llegar a algo, Gabby abrió la puerta.

32 Son una marca de pastillas para el aliento que ha existido desde el siglo diecinueve

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—¡Hey, chicas! —ella subió sobre Charlotte y Laurel al asiento trasero. Lili la siguió
de mala gana. Cuando estuvo claro que el único asiento que quedaba era el
que estaba al lado de su hermana. Lili dejo escapar un gemido y se dejo caer,
poniendo tanta distancia entre ellas como podía. Agarraba su antorcha de la
libertad como si fuera un arma.
La piel de Emma se sentía caliente y punzante por la cercanía de las gemelas.
Su cerebro daba vueltas. ¿Lili y Gabby le harían algo a ella con las otras chicas
por ahí? Tal vez si ella se serenaba—y se pegaba a Laurel toda la noche—nada
pasaría.
No, no, no, pensé desesperadamente, Emma dispuesta a salir del carro.
—Muy bien, perras. —Madeline revoluciono el motor—. Llevemos este aparato
al camino.
Todo el mundo grito. —Manantiales, aquí vamos.
Charlotte envolvió sus brazos por el respaldo de los asientos.
Laurel dio media vuelta para mirar a Lili y a Gabby.
—Ustedes recuerdan como llegar ahí, ¿verdad?
—Si. Acabamos de ir a acampar ahí con nuestro papa.
La voz de Gabby era lánguida y feliz, como si ella acabara de pasar horas en el
Spa. —El no quería que nosotras nadáramos allí en ese momento, pero lo hicimos
cuando se fue a dormir.
—Eso no es cierto, —Lili dijo bruscamente—. A papa no le importaba si nadábamos
en el.
—si, lo hacia, —Gabby dijo—. Pensó que nos ahogaríamos.
—Tienes todo mal. —Lili parecía muy alteraba—.Siempre tienes todo mal
Todo el mundo callo en silencio al escuchar el tono afilado en la voz de Lili.
—Rrow, —Madeleine susurró.
El carro rodó sobre una barra de frenado en la salida de la escuela. Alguien
hacia enrollado telarañas sobre las puertas y puesto cuernos de Diablo sobre los
grandes y de muchos brazos cactus que revestían el camino. Madeline volvió
a las sinuosas carreteras que llevaban a la montaña. Un carro deportivo con
redondos faros de brillante luz Xenon las paso dirigiéndose hacia la otra dirección.
Las chicas empezaron a hablar sobre el baile—Madeline y el desastroso Freddy
Krueger, el creciente enamoramiento de Laurel por Caleb.
—¿Y que hay de ti? —Madeline le dio un codazo a Emma—. Desapareciste por
un rato. ¿Encontraste a alguien divertido?

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—Definitivamente no, —Emma dijo rápidamente. Ella quería olvidar que toda la
cosa de Ethan había pasado.
—¿Qué pensaron acerca del baile, señoritas? —Charlotte preguntó, girando
alrededor y mirando a las mellizas Twitter—.¿Estar en la corte fue todo lo que
esperaban y más?
—Por supuesto —dijo Gabby automáticamente, levantando la banda de su
pecho y admirándola amorosamente—.Todos los ojos estaban puestos en mí.
Me sentí como una princesa.
Lili dejó escapar un chillido furioso. —Había ocho chicas en la corte, Gabriella—.
¡No sólo tú!
Gabby se encogió de hombros. —Sabes lo que quiero decir.
—No, creo que no lo sé.
—¿Qué está mal contigo esta noche? —Gabby arrugó la nariz—. Suenas como
mamá cuando me llamas Gabriella.
Un pequeño y frustrado sonido provino desde la parte posterior de la garganta
de Lili. —¿Cómo si no lo supieras?
Todos se rieron incómodamente. Madeline se aclaró la garganta. —Um, ¿chicas?
—Pero las mellizas la ignoraron.
—Si vas a ser una súper perra, tal vez no deberías haber venido esta noche —dijo
Gabby remilgadamente.
—¿Sabes qué? Tal vez ya no quería venir. Tal vez no quiero pasar otro minuto
contigo —Lili gruñó.
Señaló a la estación de gas Súper Stop en la siguiente intersección.
—Déjame ahí.
Madeline tomó el volante, pero no puso la direccional.
—¡Lo digo en serio! —Lili chilló—. ¡Pisa el maldito freno! —Emma se puso rígida. Lili
estaba más trastornada que nunca.
—Whoa —Madeline tensó la mandíbula, se desvió en el siguiente carril de tráfico, y
giró hacia la gasolinera. Varios autos esperaban en las bombas. Dos adolescentes
con camisetas de death metal holgazaneaban cerca de la entrada, fumando
cigarrillos.
En el interior, Emma podía ver las brillantes botellas coloridas de refrescos, estantes
y estantes de dulces, y grisáceos perros calientes girando lentamente en una
parrilla.

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Tan pronto como el auto se detuvo, Lili empujó a Gabby por la puerta trasera.
Entonces salió, dándole a Gabby otro empujón. Gabby se giró hacia atrás, hacia
el cubo verde de basura. —¿Qué…? —gritó ella.
Los ojos de Lili eran salvajes. Su toga Señorita Libertar se le deslizaba, mostrando
los ondulados bordes de su sujetador de encaje. Un barbudo conductor de
cabello grasiento llenando su camión con gasolina se le quedó mirando.
Lo mismo hicieron los fumadores en la puerta. —¡Sabes que me gusta Kevin! ¡Te
lo dije un millón de veces!
Gabby parpadeó con sus grandes ojos azules. —Nunca me dijiste sobre eso.
—¡Sí, lo hice! —Lili pateó con su pie—. ¡Siempre me haces esto! Sabías muy bien
que me gustaba. Te vi mirándome cada vez que ustedes bailaban. Estabas
restregándomelo, ¡y lo sabes!
Gabby colocó sus manos en las caderas. —Bueno, él me gusta también… y yo
le gusto a él. Supéralo.
—Tú, pequeña insensible… —Lili se abalanzó sobre Gabby. Madeline salió
disparada del auto y agarró a Lili por la cintura. Laurel salió también, y contuvo a
Gabby, tirando de ella hacia un joven árbol de mezquite en el pequeño pasillo
que conducía al pequeño mercado. Emma se quedó pegada a su asiento, sin
saber qué hacer. Los fumadores cerca de la puerta se codeaban entre ellos y
sonreían. Uno de ellos gritó “¡Pelea de gatas!”
Lili jadeó fuerte. —Estoy tan harta de ti —le siseó a Gabby.
—¿Sí? Bueno, estoy harta de ti también —Gabby le disparó de regreso. Lili se
liberó de Madeline y sacó su iPhone del pequeño bolso con diminutas perlas que
sostenía bajo el brazo. Después del pulsar varios botones, se puso el teléfono en
la oreja.
—¿A quién estás llamando? —preguntó Gabby.
—Lili… —Gabby lucía arrepentida—. Lo siento, ¿está bien?
—Sí, Lili —dijo Charlotte, empujando un rizo rojizo por encima de su hombro—.
Deberías venir. Ustedes pueden arreglar esto.
—No en algún tiempo pronto —Lili dijo rígidamente. Entonces se repuso.
—¿Hola? Sí, necesito un taxi, por favor. Estoy en el Súper Stop entre Tanque Verde
y Catalina…
Un fuerte viento, levantando el polvo, agitó los bordes de los vestidos de las chicas,
haciendo flotar el olor acre de la gasolina hacia sus fosas nasales. Después de
que Lili colgó, caminó hacia la parte frontal del pequeño mercado y se sentó en
el grande cofre de hielo. Los chicos fumadores con espinillas se acercaron a ella
casi de inmediato, pero les dio una mirada mortal que los envió huyendo lejos.

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Poco a poco, las chicas se reunieron de nuevo en el auto.
—¿De verdad deberíamos irnos? —Charlotte preguntó.
—No me gusta dejarla sola de esta manera —dijo Laurel.
—Ella estará bien —dijo Gabby con voz tensa—.Estamos como a una milla
de nuestra casa, ella podría caminar a casa si quisiera. Sólo está siendo una
perdedora obstinada. Estaremos mejor sin ella.
Mientras Madeline maniobraba el auto a la carretera, Emma se volvió para mirar
a Lili por última vez. Ella miraba fijamente el auto con furia desenmascarada,
su corona estaba ahora estrujada en su mano. Un escalofrío se arrastró por la
espina dorsal de Emma, y dijo un silencioso “gracias”, porque Lili no venía al viaje
de campamento. Podría manejar a una sola de las mellizas Twitter. ¿Cierto?
Equivocada, pensé. Emma iba a estar en el desierto por la noche con una de mis
asesinas, y no tenía si estaría de regreso de nuevo.

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Capítulo 27
Un empujón en la oscuridad

Traducido por Mery Shaw & Paaau


Corregido por Nadia

M ientras el auto subía el Monte Lemmon, los cactus dieron paso a pinos de
hoja caduca y el aire se hizo más raro. El camino se curvaba sobre la ladera
rocosa, ofreciendo vistas impresionantes de la brillante Tucson debajo.
—¿Cuánto más alto estamos yendo? —preguntó Charlotte cuando pasaron otro
sitio de camping. Varios campistas estaban en el estacionamiento, y una familia
cocinaba hamburguesas en una de las parrillas públicas.
—Un poco más arriba —dijo Gabby, inclinándose hacia adelante entre los
asientos.
Finalmente, después de pasar otros tres miradores panorámicos y de hacer dos
giros equivocados que las obligaron a bajar en reversa, Gabby chilló,—¡Ahí está!
Madeline detuvo el auto en un estacionamiento de grava plana. Un pequeño
cartel de madera decía CAMPAMENTO. Otro marcaba SENDEROS, y el tercero
advertía CUIDADO CON LAS SERPIENTES DE CASCABEL.
Las chicas salieron y descargaron el equipo del asiento trasero. Habían subido
varios cientos de pies de altura, y el aire era cortante y frío. A Emma se le puso
la piel de gallina. Gabby se sacó la toga y se puso jeans y una sudadera con
capucha, y las otras chicas hicieron lo mismo.
—Probablemente también deberíamos ponernos zapatillas —instruyó Gabby,
tirando de un par de Nikes de su bolso—. Los manantiales están a más o menos
una milla de caminata de aquí.
—¿Vamos a hacer senderismo en la oscuridad? —barbotó Emma. Apenas podía
ver el sendero cubierto de maleza que se adentraba en el desierto. Un solitario,
sibilante viento hacia volar plantas rodadoras33 por el estacionamiento.
—Para eso están las linternas. —Gabby sacó una Maglite larga y plateada, lo
suficientemente pesada como para golpear fuertemente la cabeza de alguien.
Cuando presionó la llave a la posición de encendido, nada ocurrió—. Uh.

33 Las plantas secas arrastradas por el viento que pueden verse en las películas ambientadas en
paisajes desérticos.

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Madeline y Charlotte también tenían linternas, pero sólo una de ellas funcionó,
escupiendo un débil rayo amarillo sobre el sendero frente a ellas.
—Esto parece una mala idea —dijo Emma, su corazón latiendo furiosamente—.
Quizás deberíamos regresar en otro momento.
Gabby se puso la mochila sobre los hombros.
—¿Acaso Sutton Mercer tiene… miedo?
Emma apretó los dientes. Laurel entrelazó su brazo con el suyo.
—Estará bien —dijo—. Lo prometo.
—Vamos. —Los zapatos de Gabby crujieron en la grava mientras marchaba
hacia el comienzo del sendero. Madeline sacó algo de su mochila. Un destello
de cromo brilló a la luz de la luna, y hubo un sonido de chapoteo de líquido
golpeando los lados de una botella.
—Toma —susurró, entregándole la pequeña botella a Emma—. Coraje líquido.
Emma cerró sus dedos alrededor de la botella y desenroscó la tapa, pero sólo
fingió beber; tenía que permanecer alerta. Las chicas comenzaron a caminar
por el sendero, una detrás de la otra, sombras oscuras contra un cielo azul-negro.
La sudadera con capucha blanca de Gabby despedía un suave resplandor,
haciendo más fácil seguirla, pero el sendero era estrecho, y cactus espinosos
sobresalían desde todos los ángulos. Detrás de Emma, Laurel tropezó con
una raíz, y la manga de Madeline se enredo con la rama de un árbol. Gabby
zigzagueaba la linterna de atrás hacia adelante a lo largo del camino, pero unos
cinco minutos después de que hubieran comenzado, la luz murió, dejándolas en
la completa oscuridad.
Todas se detuvieron.
—Uh, oh —dijo Charlotte.
Emma giró y entrecerró los ojos hacia el camino por el que habían venido, pero
el sendero serpenteaba por las colinas, y ya no podía el estacionamiento. Sacó
el iPhone de Sutton y lo encendió en modo linterna, pero arrojó muy poca luz.
También notó que no tenía servicio. Sus palmas comenzaron a sudar.
—¿Qué hacemos?
—Seguiremos adelante —insistió Gabby—. No queda mucho. Lo prometo.
Cada una de ellas se acercó a la chica delante de ellas, sin querer perderse de
la manada.
—Esto me está asustando —dijo Madeline—. Alguien cuente una historia o algo.
Necesito una distracción.

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—¡Dos Verdades y una Mentira! —sugirió Laurel con una risita nerviosa—. No lo
hemos jugado en mucho tiempo.
—¡Divertido! —dijo Gabby, empujando una rama de árbol para sacarla del
camino. Volvió a su lugar de golpe e impactó contra la mandíbula de Emma.
Madeline rió disimuladamente.
—¿Siquiera sabes cómo se juega, Gabs?
—Uh, sí. —Gabby rodeó una roca—. Sólo porque no soy un miembro de Lying
Game no significa que sea una idiota.
—Podrías haberme engañado —murmuró Charlotte, y todas soltaron risitas.
Emma vio los hombros de Gabby tensarse cuando se zambulló por en el sendero.
Afortunadamente, Emma conocía las reglas de Dos Verdades y una Mentira; Ella
y Alex y un par de chicas lo habían jugado en una pijamada. Todas se turnaban
para hacer tres afirmaciones: una falsa, dos verdades. Las demás tenían que
averiguar cuál era la mentira. Si adivinaban correctamente, quien hacía las
afirmaciones tenía que beber. Si no adivinaban, ellas tenían que beber.
—Yo iré primera —se ofreció Madeline, sonando sin respiración mientras subían
una cuesta—. Uno: Cuando mi familia fue a Miami el año pasado, me metí a la
fuerza a una fiesta y conocí a JLO. Dos: Hice una consulta para una operación de
senos en Cirugía Plástica Pima el año pasado. Y tres: creo que sé exactamente
por qué Thayer se fue. Creo que también sé dónde esta, pero no voy a decirlo.
Las palabras congelaron a Emma. Cuando se dio media vuelta y miró el rostro de
Madeline, no pudo decir si ella sonreía o fruncía el ceño.
—La operación de senos tiene que ser la mentira. —La voz de Charlotte resonó
en la oscuridad—. ¡Mads tiene la mejor delantera de todas!
—Te equivocas —se burló Madeline—. La cirugía de senos es verdad… Hice una
cita porque estaba coqueteando con la idea de una copa doble D. Cambié
de opinión, sin embargo, cuando me enteré de cómo era la cirugía. Así que, ¡a
beber, Char!
—Entonces, ¿Cuál fue la mentira? —Gabby bajó la velocidad al frente de la
línea—. ¿Thayer?
Madeline se encogió de hombros.
—Supongo que ahora nunca lo sabrás.
Emma fijó su mirada en Madeline. ¿Podría ella saber dónde estaba Thayer?
¿Estaba tratando de protegerlo de alguien… quizás de su papá?
El líquido de la botella hizo un sonido de látigo al beber Charlotte.

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—Okay. Afirmación uno: engañé a Garrett. Dos: creo que mi papá está
engañando a mi mamá. Y tres: besé a Freddy Krueger en la casa embrujada.
—Pero tu mamá es demasiado atractiva para que la engañen, Char. —Madeline
sonó desgarrada—. No voy a intentar adivinar esta.
Emma mantuvo la boca cerrada, un pensamiento nadando repentinamente en
su mente. Mientras espera a Sutton en el Cañón Sabino, había visto a un hombre
que reconoció de verlo en la página de Facebook de Sutton como el papá de
Charlotte. Había parecido agitado, y más tarde, Emma descubrió que Charlotte
pensaba que él estaba en un viaje de negocios.
Pero no se atrevió a decirlo, y en cambio maniobró calladamente alrededor de
dos rocas.
—¡Freddy es la mentira! —gritó Gabby finalmente.
—Bebe, Gabby —se jactó Charlotte—. Yo estaba en la casa encantada y sentí
unas manos detrás de mí. Alguien me hizo girar, y me plantó un beso directo
en los labios. Definitivamente fue Freddy, vi sus extrañas uñas. No era un mal
besador, Mads.
Madeline bufó.
—¡Puedes quedártelo!
Nadie le preguntó a Charlotte cuál era la mentira.
Luego de que Gabby tomó su trago de castigo, Madeline dijo, —Tu turno, Sutton.
Emma respiró profundo y hurgó en su cerebro en busca de lo que podía decir
acerca de Sutton. Pero luego tuvo otra idea.
—Okay. Uno: trabajé en una montaña rusa en un verano en Las Vegas —comenzó.
—Mentira —dijo Charlotte automáticamente, interrumpiéndola—. Nunca has
trabajado en Las Vegas.
—Sólo estás tratando de emborracharte, ¿verdad, Sutton? —Madeline le entregó
la botella. Emma sonrió para sí, pero no se molestó en corregirlas.
Siguieron caminando. Un solitario coyote aulló en la distancia. La aguja de un
cactus raspó la espinilla de Emma. Luego Gabby giró y las miró desde el frente
de la línea.
—¿Soy la siguiente? Uno: mi hermana y yo hicimos trampa para entrar en la
corte del baile de Halloween. Dos: Kevin y yo nos besamos en la casa embrujada
junto a la vasija llena de ojos falsos Y tres… —Hizo una pausa para dar el efecto.
Los grillos cantaban—. Una vez toqué un muerto.
El viento gritó en los oídos de Emma, y su corazón saltó a su garganta.

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Temblé. ¿Fue mi cuerpo? Más que nunca antes, necesitaba a Emma… necesitaba
que identificara a Gabby y a Lili y expusiera mi asesinato. Necesitaba que cayeran
por lo que habían hecho.
Laurel inhaló.
—¿Un muerto? Sí, claro.
La sangre pulsaba en los oídos de Emma. Demandó todo lo que tenía en ella
mantener sus pies moviéndose hacia adelante, porque si intentaba volver, podría
perderse… o peor.
—Pero si esa es la mentira, eso significa que hiciste trampa para entrar en la corte
—murmuró Madeline—. No harías eso, ¿verdad?
—No lo sé. ¿Podría? —se burló Gabby. Giró y miró directamente a Emma. Emma
no podía ver sus facciones, pero podía decir que Gabby estaba sonriendo
burlonamente—. ¿De qué crees que soy capaz, Sutton?
De pronto, el sendero alcanzó un abrupto callejón sin salida, y las chicas
se detuvieron en seco. En lugar de tener ante ellas manantiales calientes
y burbujeantes, estaban de pie al borde de un acantilado. Piedras caían en
cascada por el borde. La luz descolorida mostraba siluetas de ramas entrecruzadas
debajo. Estaba demasiado oscuro para decir qué tan grande era la caída.
Una ráfaga de viento aulló a lo largo del sendero, agitando hojas muertas a los
pies de Emma, y ella se dio cuenta con un sobresalto de lo equivocada que había
estado al pensar que podía manejar a Gabby. Estaban en el desierto sin linternas
y sin señal de celulares. Un paso en falso, un tropiezo, y Emma se convertiría en el
titular que Gabby y Lili querían: Adolescente muere en un trágico accidente en
el desierto. Era el escenario perfecto, en realidad. Porque si Emma moría aquí,
todos creerían que Sutton Mercer había encontrado su final durante un nefasto
juego de bebida. Ya no habría un asesinato que encubrir, ninguna razón para
que alguien tomara el lugar de Sutton. Simplemente, todo habría terminado.
—Uh, ¿Gabby? —Madeline arrastró los pies—. ¿Tomamos el camino equivocado?
—Nop. —Gabby golpeó la linterna que sostenía e intentó encenderla de nuevo,
pero seguía sin funcionar—. El camino continúa al otro lado de este acantilado.
Es un salto realmente fácil, lo juro.
Gabby señaló a unos pocos pies de distancia. Una cañada separaba un lado
del sendero del otro.
—No voy a saltar —dijo Emma con voz temblorosa.
—Sí, lo harás. —Gabby sonaba divertida—. Es la única forma de llegar a los
manantiales.
Un par de ojos brilló desde una rama sobre la cabeza de Emma. Tenía la forma
de un búho real.

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Madeline se abrió paso a empujones.
—Sólo lleguemos allí de una vez, ¿está bien? Estoy harta de caminar. —Se aferró
a los tirantes de su mochila e hizo un elegante salto de bailarina sobre el abismo,
aterrizando con facilidad—. ¡Facilísimo! —gritó desde el otro lado.
Gabby dejó que Charlotte fuera la siguiente, luego Laurel. Pero cuando Emma
intentó pasar, Gabby extendió su brazo para detenerla.
—No tan rápido —dijo en voz baja.
El estómago de Emma cayó a sus pies. Este era el momento.
—¡Corre, Emma! —le grité a mi hermana—. ¡Sal de ahí!
Al otro lado de la cañada, las otras chicas se movían, esperando.
—Vamos, chicas —gritó Madeline—. ¿Cuál es la demora?
Lentamente, Gabby extendió su mano y aferró la muñeca de Emma. Emma dio
un respingo. Lo que iba a suceder a continuación se cristalizó ante ella: Gabby
la iba a lanzar por el precipicio. Iba a matarla rápida y limpiamente en cuestión
de segundos, y luego le diría a todos que Sutton se había tropezado o que había
dado un traspié. Un nuevo titular se formó en la cabeza de Emma: Chica se sale
con la suya… dos veces.
De pronto, algo se soltó dentro del cuerpo de Emma. No iba a morir… no esta
noche.
—¡Aléjate de mí! —gritó, empujando a Gabby hacia atrás.
Piedras cayeron en cascada bajo los pies de Gabby. Su boca formó una
pequeña O. Hubo un sonido de lucha, y sus brazos se movieron en el aire para
mantener el equilibrio. El tiempo pareció hacerse más lento. Las zapatillas de
Gabby se deslizaron debajo suyo como si estuviera patinando sobre hielo. Buscó
aferrarse a algo para estabilizarse, pero las únicas cosas a su alrededor eran
ramas delgadas y cactus filosos como una navaja. Un chillido asustado resonó
en la oscuridad. Hubo un ensordecedor silbido de rocas, otro gemido, y luego
Gabby estaba cayendo.
—¡Gabby! —gritó Madeline, apresurándose al borde del acantilado.
—¡Oh, mi Dios! —gritó Charlotte.
Un único lamento marcó el aire. Sonaron una serie de choques, un cuerpo
golpeando contra las ramas de los árboles. Y luego, agonizantes momentos más
tarde, hubo una colisión, un claro pero distintivo sonido de un objeto pesado que
finalmente tocaba fondo.

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Capítulo 28
Amurallada

Traducido por Susanauribe


Corregido por Selene

E l estomago de Emma se movió como si estuviera a punto de vomitar.


—Oh Dios mío —Ella miró a su manos como si no las reconociera. Ella no
acababa de empujar a Gabby. No podía haber sido ella. Ella era una chica
buena, Emma Paxton, incapaz de violencia, incluso si la persona que ella hería
estaba a punto de herirla a ella.
—¡Jesús, Sutton! —Charlotte presionó sus manos contra su cabeza—. ¿Qué
hiciste?
—¿Gabby? —La voz de Laurel hizo eco por el rocoso barranco.
—¿Gaby?
—No está muerta —La voz de Madeleine con horror—. No puede estarlo. Ella
está bien ahí abajo.
Emma miró por el barranco. No podía ver el fondo. Miró a sus manos de nuevo, y
empezaron a temblar. Todo al mismo tiempo se sentía horriblemente asqueada
con ella misma.
¿En quién se había convertido? —Yo no quería…—ella murmuró suavemente—.
No creía…—. Lágrimas empezaron a rodar bajando por sus mejillas.
—¿Qué carajos pasó? —Charlotte demandó—. ¿La empujaste?
—¡No! Ella me agarró y yo…—Emma lloró, las palabras saliendo en una
combinación de gruñido y sollozo—. No pensé que ella…—Pero no pudo decir
nada más. ¿Había sido un accidente, o sus miedos y odios habían obtenido lo
mejor de ella? ¿Había ella empujado más fuerte de lo que pensó? Culpabilidad
agarró sus venas. Esto tenía que ser un error. Un sueño. Una pesadilla. Pero luego
recordó agarrar los tensos hombres de Gabby y alejarla. Frescas y aterrorizadas
lágrimas hacinaron sus ojos.
—¿No has puesto a Gabby pasar por suficiente, Sutton?
Charlotte gritó. —¿Qué si ella está herida?

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—¡Te lo dije, no quise hacerlo! —Emma gritó, su cabeza girando. Ella entrecerró
los ojos por la oscuridad del fondo del barranco. Gabby tenía que estar ahí, viva,
bien.
Así no eran como las cosas se suponía que fueran. No se supone que ella fuera
la villana-¡Gabby Lili lo eran, por matar a Sutton! ¡Ella solamente se estaba
defendiendo! Pero las amigas de Sutton no creerían eso. Tampoco lo harían los
policías-sin una prueba de lo que las gemelas hicieron.
—Que alguien llame el 911 —Lauren gritó.
Emma miró inútilmente al móvil de Sutton
—¡No hay servicio aquí afuera!
—¿Qué vamos a hacer? —Madeline gritó.
Laurel señaló el oscuro y estrecho camino que guiaba a la montaña,
prácticamente cubierto con cactus, zarzas y arbustos. —Tenemos que ir por ella.
Tenemos que ver si está bien.
Laurel, emboscada pasó por los arbustos y comenzó a bajar el camino, usando
su móvil como una débil linterna. Emma saltó por encima del barranco y las
siguió. Espinas de cactus le golpeaban los brazos, insinuando su camino debajo
de su piel, pero ella se sintió impermeable al dolor. Fue un accidente, Emma se
repitió una y otra vez a sí misma, pero una pequeña voz dentro de ella seguía
llorando, ¿lo fue?
—¿Gabby? —Lauren llamó.
—¡Gabs! —Madeline gritó.
Sin respuesta. Una ráfaga de viento frío, perforando por el delgado jersey de
Emma.
—¿Qué si ella está inconsciente cuando lleguemos a donde ella? —Laurel
sollozó—. ¿Alguien sabe RCCP?
Charlotte agarró firmemente la rama de un árbol que parecía a unos segundos
de golpearla con el peso de su agarre. —¿Cómo seremos capaces de llamar
una ambulancia? ¿Qué si ella tiene una ataque?
—El doctor dijo que su medicina impediría eso, ¿cierto? —Laurel dijo, sonando
completamente poco convencida.
—¿Qué si ella olvido tomarlas hoy? —Madeline preguntó, su voz temblando.
Charlotte caminó cuidadosamente por el sendero, evitando una roca con forma
de lanza que sobresalía de un parche de suciedad.
De nuevo Emma trató una llamada saliente de su móvil.

Traducido en Purple Rose 173


Las otras chicas lo hicieron, también, pero nadie pudo tener señal.
Crujido. Emma se detuvo y miró alrededor. —¿Gabby? —ella llamó con esperanza.
Sin respuesta.
Las chicas siguieron. Después de otros diez minutos de tropezar caminando por
la pendiente rocosa, finalmente llegaron al fondo del barranco. Lucía como el
lecho de un río seco, los lados amurallados por rocas de peñasco negras, el
fondo suave y arenoso. El aire era tan calmado que se sentía como si estuvieran
debajo de una cúpula. Estrellas brillaban débilmente en el cielo. Sucia luz de luna
se filtraba por nubes grises.
Estaban absolutamente escondidas allí. Podrían morir y nunca ser encontradas.
Justamente como yo había hecho. De hecho, este parecía un lugar perfecto
para esconder mi cuerpo. Esperé a sentir un hormigueo de reconocimiento, un
mensaje cósmico de que estaba aquí…
—¿Gabs? —Madeline gritó—. ¿Dónde estás?
—Ella no está aquí chicas —Charlotte se dejó caer en una roca en el otra lado
del lecho del río—. Debemos estar en el lugar equivocado.
Emma pestañeó en la azulada oscuridad. Por lo que ella podía decir, no había
nada en el suelo. Ciertamente no un cuerpo. Un frío y húmedo sentimiento la
inundó, y ella cayó a sus rodillas. Todo de una vez, no podía respirar.
Madeline se puso junto a ella. —¿Estás bien?
Emma asintió, luego negó con su cabeza. —Yo…—pero no pudo decir el resto
de las palabras.
—Debe estar en shock —Laurel dijo.
—Jesús —Charlotte susurró, como si fuera todo lo que ellas necesitaban.
—Deberíamos dividirnos para buscar a Gabby —Laurel sugirió. Ella señaló hacia
la derecha—. Yo iré por ese lado.
—Yo iré a la izquierda —Charlotte dijo.
—Yo volveré al coche —Madeline dijo—. O tan lejos como necesite ir para tener
servicio en el móvil para llamar al 911. Sutton no te muevas, ¿sí? Solo siéntate
quieta. Volveremos por ti.
Todas se dirigieron en direcciones opuestas. Emma miró hasta que sus débiles
sombras desaparecieron en la distancia. El aire azotaba tranquilamente alrededor
de ella. Guijarros caían del lado de la montaña. Lentamente, el sentimiento
aplastante en su pecho comenzó a calmarse. Ella tragó aire y frotó sus manos

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juntas. Ella no podía solamente sentarse ahí. Necesitaba buscar a Gabby.
—¿Hola? —ella gritó. Su voz hacienda eco suavemente.
De repente, Emma escuchó un suave y pequeño sonido a su derecha.
Ella se puso de pie, alerta. —¿Gabby?
Luego vino una picada inhalación de aliento. Y luego, estaba ahí de nuevo: un
suave gemido.
—¡Gabby! —El cuerpo de Emma se llenó con esperanza. Ella giró alrededor,
tratando de localizar la dirección del ruido.
Otro gemido. Ella caminó hacia la pared de rocas en el lado del lecho. —¿Gabby?
—Ella gritó—. ¿Eres tú?
—Ayuda —una ronca y débil voz chilló.
Era Gabby. Emma escaneó el suelo vacío, alumbrando con el móvil de Sutton las
rocas hasta que encontró una estrecha abertura a unos pies arriba que de otra
manera se hubiera confundido por una madriguera animal. Ella miró dentro del
oscuro y negro espacio y escuchó agudamente. Su corazón simultáneamente
se levantó y rompió cuando escuchó otro desvanecido y desesperado chillido
desde muy adentro. —¡Ayuda!
Emma había encontrado a Gabby, bien. Ella estaba atrapada.

Traducido en Purple Rose 175


Capítulo 29
El Lugar Más Oscuro del Mundo

Traducido por Makilith Vivaldi


Corregido por Xhessii

E mma se asomó por la pequeña abertura. —¡Gabby!


Las rocas debieron haber cambiado cuando ella cayó, encerrándola dentro.
Dio un paso atrás y parpadeó en la oscuridad. —¿Laurel? ¿Charlotte? —Nadie
respondió.
Otra débil tos surgió desde el interior de la cueva. Emma trató de llamar al 911,
pero su teléfono se negaba a hacer la llamada.
La temperatura había bajado por lo menos diez grados desde que Emma había
descendido por el barranco, pero el sudor corría por su rostro y espalda. Evaluó
la abertura de nuevo. Había un espacio en las rocas lo suficientemente amplio
como para que un cuerpo se deslice a través de él. Podía hacerlo. Tenía que
hacerlo. Fue ella quien empujó a Gabby por el acantilado. A pesar de que
Gabby había matado a Sutton, Emma no era una asesina. Tenía que hacer esto
bien.
—Ya voy, Gabby —gritó.
Dejó caer su mochila en el suelo y se levantó las mangas. Tomando una respiración
profunda, se estiró hacia el pequeño agujero y se retorció a través de él. El interior
del espacio olía a almizcle, como un animal. Las rocas se sentían resbaladizas y
frías sobre su piel. Sus hombros estaban doblados hacia dentro, con los brazos al
frente, sintiendo el camino. Sus caderas chocaban contra los lados del pequeño
túnel mientras se movía hacia delante unos cuantos metros.
—¿Gabby? —gritó. Su voz sonaba tan fuerte dentro de la cueva—. ¿Gabby?
—Trató de nuevo. Pero Gabby no respondió. ¿Se había desmayado? ¿Había
tenido otro ataque? ¿Estaba muerta?
Pequeños guijarros cayeron sobre su cabeza ante la más mínima provocación
mientras se retorcía hacia adelante. El polvo obstruía sus pulmones. En un
momento, miró por encima de su hombro y apenas y pudo ver la pequeña
grieta por la que se había deslizado. Me arrastré junto a ella, en el pequeño y
confinado espacio sintiéndome como en un ataúd con la tapa cerrada.
—¿Gabby? —exclamó Emma de nuevo. Sus rodillas golpearon contra una roca.
Sus hombros se apretaron a través de dos bloques fuertemente compactados,

Traducido en Purple Rose 177


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y salió hacia una cámara más amplia dentro de la cueva donde por lo menos
podía estar de pie—. ¿Gabs? —Aún no había respuesta. ¿A dónde había ido?
¿Los oídos de Emma le habían jugado una mala pasada?
De pronto, una fuerte explosión llenó el aire. El polvo se envolvió a través de su
rostro y su nariz. Un fuerte silbido rugía en sus oídos. Piedrecillas llovían sobre la
espalda y cabeza de Emma y corrían por debajo de su camisa. Es una avalancha,
pensó, cubriendo su cabeza y se arrastró hacia la parte inferior del túnel.
Los ruidos continuaron por unos momentos más. Cuando se agotaron, Emma
levantó la cabeza con cuidado y miró a su alrededor. El polvo se arremolinaba
por todas partes. Echó un vistazo en la dirección por la cual había venido. El
agujero por el que había entrado se había ido. Se encontrada encerrada.
—Oh, Dios mío —susurré.
El pánico se elevó en el pecho de Emma. —¡Ayuda! —gritó, pero su voz no parecía
escucharse, rebotando en las cerradas y gruesas paredes—. ¡Ayuda! —lloró de
nuevo, pero no sirvió de nada. Nadie respondió desde el otro lado. ¿Por qué no
habían vuelto ya los amigos de Sutton? ¿Por qué no la escuchaban?
Miró hacia la apertura más amplia de nuevo, aguzando los oídos por algún
otro de los gemidos de Gabby. —¿Gabby? —susurró, mirando de derecha a
izquierda. Su corazón latía con tanta fuerza en su cabeza, que temía que las
vibraciones podrían provocar otro derrumbe.
Sus ojos comenzaron a jugarle una mala pasada, formando figuras que sabía
que no estaban ahí. Una figura sentada. Una raqueta de tenis apoyada contra
las rocas. Su cabeza daba vueltas, tenía que estar perdiendo oxígeno en ese
espacio cerrado.
Y entonces, una fría y fuerte mano agarró la muñeca de Emma.
Emma gritó. Trató de liberarse, pero la mano no la dejaría ir. El destello de una
linterna iluminó la mitad inferior del rostro de una chica. —¿G-Gabby? —Emma
tartamudeó.
La figura frente a ella sonrió. Pero esos no eran los labios de Gabby. Emma inhaló.
—¿Fue eso…?
—Hola, Sutton —dijo la chica, seguido de una risilla maniaca—. Me alegro de
que hayas podido caer por aquí.
El húmedo aire enfrió la parte posterior del cuello de Emma. Su mano libre cavó
en la tierra y rocas para mantener el equilibrio.
—¿Lili? —Su voz tembló—. ¿Q-qué estás haciendo aquí? —¿No la habían dejado
en la estación Súper Stop? ¿No se había negado a venir?
—Vamos, Sutton —Lili parloteó—. Tú sabes la respuesta a eso ¿no?

Traducido en Purple Rose 177


Las palabras cortaron a través del pecho de Emma. De pronto, comprendió lo
que estaba pasando: la lucha entre Gabby y Lili, la caída de Gabby, los gemidos
de Lili en el interior de esta cueva, incluso las paredes desmoronándose alrededor
de Emma, todo eso había sido orquestado por Gabby y Lili, como una manera
de conseguir a Emma aquí a solas. No estaban molestas entre ellas. Gabby no
estaba lastimada. Las mellizas Twitter sabían que Emma se arrastraría dentro de
la cueva para rescatar a la chica que pensó había empujado, porque no era
Sutton, porque se sentiría terrible por lo que había hecho. Y ahora, la tenían justo
donde querían. Le habían advertido a Emma, ¿cierto?
Infinidad de veces, de innumerables maneras. Sigue siendo Sutton. No digas
nada. Deja de investigar. Lo digo en serio. O serás la siguiente.
Había caído justo dentro de su trampa.
—Por favor —La palabra se derramó de los labios de Emma. Su cuerpo daba
sacudidas y su cabeza daba vueltas, pensó que podría vomitar—. ¿No podemos
hablar sobre esto?
—¿Qué hay que hablar? —preguntó Lili en voz baja.
—Por favor, déjame ir —rogó Emma, tratando de alejarse. Lili se apoderó de ella
con más fuerza—. Cometí un error, Lili. Pero no lo haré de nuevo. Lo prometo.
Lili hizo un ruido con su lengua. —Te lo advertí, Sutton. Pero no escuchaste. —
Cambió de postura en las rocas, acercándose a Emma. Con un movimiento
rápido y violento, Lili tomó a Emma por el collar en su cuello, al igual como había
hecho esa noche en la cocina de Charlotte. Emma pateó con toda su fuerza,
golpeando su rodilla en las rocas sobre su cabeza, sintiendo la sangre correr por
su espinilla. Trató de gritar, pero Lili había puesto una mano sobre su boca, y sólo
salió un gorgoteo ahogado. Lili jaló del collar, estirando la cadena y apretándola
más contra la garganta de Emma. Emma comenzó a toser, agitando los brazos y
piernas, golpeando con toda su fuerza. Lili tiró con más fuerza, la cadena cortaba
la piel de Emma.
—¡Por favor! —Emma graznó, apenas teniendo suficiente aire para gritar. Sus
pulmones gritaron, y trató desesperadamente de inhalar. Lili reía tontamente.
De pronto hubo un pinchazo de dolor a un lado del cuello de Emma, y el collar se
rompió. El pesado medallón se liberó de la cadena y cayó en la parte delantera
de la camisa de Emma, aterrizando en la pretina de sus vaqueros. Los ojos de Lili
brillaron. Sus dientes estaban al descubierto en una sonrisa de cocodrilo.
Una vena sobresalía en su frente, y miró maliciosamente a Emma con odio y
venganza. Era el rostro de un asesino. El asesino de Sutton… y el de ella también.
Quería que Emma corriera. Quería que luchara. Pero en cambio, me armé de
valor para lo peor. De pronto, la extraña sensación de chasquido que siempre
tengo cuando estoy a punto de revivir un recuerdo me azotó como un tren de

Traducido en Purple Rose 179


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carga. Vi brillantes luces dando vueltas. Amplios ojos. Una niña en una camilla. 
La palabra EMERGENCIA brillando rojo en la parte superior de una puerta en un
edificio. Mi nariz cosquilleó con el olor de antisépticos y enfermedad. Mis oídos se
estremecieron con los sonidos de gemidos, tal vez lo míos.
Y así como así, caí de bruces dentro de otro recuerdo…

Traducido en Purple Rose 179


Capítulo 30
La secuela

Traducido por loveliilara


Corregido por Steffanie Mirella

E l área de espera de la sala de emergencias está llena de gente: bebes


enfermos gritando, un muchacho grasiento en un duro sombrero con la
madre de todas las astillas en su carnoso, sucio pulgar, un grupo de gente vieja
que lucía como si estuviesen ya en medio camino a la sepultura. Nosotras cinco
nos sentamos derechas en nuestras sillas, sin hojear las revistas viejas, sin mirar
el imbécil-poco convincente noticiero local en la TV, solo mirando a las puertas
dobles que nos separaban a nosotras de la sala de emergencia y Gabby.

En el momento en que llegamos al hospital, Gabby ya había sido llevada al área


de tratamiento. La única cosa que la enfermera nos dijo cuando atravesamos
las puertas fue que teníamos que esperar, y nos indico el área de asientos donde
Lili ya estaba esperando.

El Sr. y la Sra. Fiorello llegaron, dejándome aterrorizada de que Lili vaya a decirles
qué realmente paso. Ella no lo hizo. En cambio, ella los agarro sollozando en sus
pechos. Ellos se sentaron a unas pocas sillas de nosotras, poniéndose nerviosos,
mirando a los libros sin pasar las páginas. La Sra. Fiorello tiene ruleros, y el Sr Fiorello
está vistiendo unos zapatos que lucen sospechosamente como pantuflas para ir
a la cama. Entonces de nuevo, son cerca de la una de la madrugada.

Cerca demedia hora de espera, Lili se para y se acerca a una de las mujeres
mayores detrás de gruesas gafas de vidrio. La Sra. Fiorello la sigue, el Sr. Fiorello
apoya su cabeza atrás en la silla y cierra sus ojos. Cuando la mujer le dice a Lili
que no puede ver a su hermana por quinta vez, Lili grita,

—¿Qué si Gabby está muerta? ¿Qué si necesita mi sangre?

Laurel revienta en lágrimas, Madeline se saca con los dientes lo que queda de su
manicura. Charlotte sigue haciendo estas arcadas, hinchando sus mejillas como
si quisiera vomitar.

—Lo siento, les digo discretamente a ellas, sabiendo que todas privadamente
están pensando que soy una gran perra—. No sabía que esto podría…

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—Simplemente no hables de eso, ¿bien? —Charlotte chilla, clavando sus uñas en
sus muslos—. No me hagas lamentar no decir algo a los policías. Un calvo doctor
de mediana edad en un scrubs azul y una gorra quirúrgica sale desde las puertas
de la sala de emergencia, divisa a Lili y su mamá, y camina hacia ella. El Sr. Fiorello y
nosotras cuatro nos paramos y nos apresuramos a su lado. Mi estómago se agita.
La cara del doctor es ojerosa, como su estuviese por entregar malas noticias. El
haces clicks constantemente con la lapicera y tuerce su boca.

—¿Son la familia de Gabriella Fiorello? el pregunta. Los padres de Lili asienten.


El Sr. Morello envuelve sus brazos alrededor de los hombros de la Sra. Fiorello y
Gabby.

—Gabriella tuvo un llamado gran mal de convulsiones, el doctor dice. —Es


cuando la actividad eléctrica sobre la superficie del cerebro es alterada. Ella
está un poco desconcertada, pero está descansando ahora y se pondrá bien.

Los ojos de Lili están redondos. —¿Ella está bien? ¿Pero por qué dijo que tuvo
convulsiones?

Se abría y cerraba la lapicera sin parar de hacer clicks, —Una convulsión puede
ser provocada por una infección, pero examinamos su sangre, y mostró no tener
signos de infección. Puede ser causado por un tumor cerebral, pero hicimos una
RM* para descartar esa posibilidad. Más que probable…

—¿Qué hay acerca del miedo? Lili lo interrumpió.

Las cejas del doctor subieron repentinamente interrogantes.

—¿Pueda una convulsión ser provocada por miedo? Lili preguntó. —¿Como si
alguien real, realmente la asustase? Ella se volteó y miró mordazmente hacia mí.
Yo me encogí un poco en mis zapatos.

—Eso es muy improbable, el doctor dijo. —Creemos que Gabriella tiene epilepsia.
Probablemente la ha tenido desde que nació, pero la enfermedad puede
permanecer inactiva mucho tiempo antes de manifestarse. Por qué eligió esta
noche para encabritarse esta cabeza fea, nunca lo sabremos.

—¿Epilepsia? —Lili repitió, luciendo como si no pudiese creerle—. Pero...eso es,


como, una enfermedad seria. ¡Solo los fenómenos tienen epilepsia!. —Lilianna.
La Sra. Fiorello disparo a Lili una mirada irritada.

—Eso no es verdad. —El doctor dijo gentilmente—. La epilepsia es muy manejable.


Muchos pacientes que la tienen no sufren nuevamente un gran mal de
convulsiones. Pero para estar seguros, Gabriella va a tener que estar medicada
por el resto de su vida. Somos afortunados de que no tuvo una convulsión cuando

Traducido en Purple Rose 181


estaba manejando un auto, o cuando estaba sola en algún lugar. Es bueno que
ustedes cinco estuviesen con ella y supiesen de llamar a la ambulancia.

Eche un vistazo a las demás preguntándome si hablarían. La ambulancia no fue


llamada a causa de Gabby, después de todo, fue porque yo paré el auto en las
vías. Pero ninguna dijo una palabra. Los padres Fiorello asintieron, tomando esto,
y agradecieron al doctor. 

Él señaló a las oscilantes puertas blancas. —Pueden ir a verla ahora si quieren.


Ella está un poco dormida, pero ha estado preguntando por ustedes.

Pasamos a través de las puertas de la sala de emergencia, pasamos una


estación de enfermeras y un par de camas vacías, y encontramos a Gabby en
un pequeño catre en un cubículo de cortinas. Ella está en una descolorida bata
de hospital a lunares, y su rostro está pálido y ojeroso.

Lili corre hacia Gabby y arroja sus brazos alrededor suyo, haciendo el somier
chirriar.

—Estoy tan contenta de que estés bien. Ella susurra, su vos sofocada por las
lágrimas.

—Estoy totalmente bien, Gabby dice, luciendo exhausta pero bien.

Después de abrazar a sus padres, nos da una pequeña sonrisa. —Hey, chicas.

Cada una le da un abrazo a Gabby. Su cuerpo se siente tan pequeño bajo


la delgada toga de hospital. Entonces nos abrazamos unos a otros, todos
nosotros llenos de alivio y gratitud y energía nerviosa. Lili incluso me abraza a mí
aprontándome tiesa.

—Recuerda bien mis palabras, —ella murmura en mi oído—. La travesura pudo


haber terminado bien, pero Gabby y yo te vamos a agarrar. No sabrás cuándo,
no sabrás dónde, pero te la vamos a devolver de una manera u otra.

Yo muevo mi mano con desdén. ¿Las Gemelas Twitter haciéndome caer? Bien.
Ya no soy esa asustada niña necesitada de la sala de espera. Soy Sutton Mercer
nuevamente, la chica a la que todo el mundo mira hacia arriba. La chica a la
que todos temen. La chica que se sale con la suya con todo.

—Me gustaría verlas intentar. La reté.

Lili no parpadeó. —Comenzó el juego, Sutton.

—Comenzó el juego contesté.

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Capítulo 31
Perritas Inteligentes

Traducido por PaolaS & SOS por kathesweet


Corregido por Selene

P or favor, —susurró Emma mientras Lili se acercaba, su cuerpo estaba débil


por el intento de estrangulación de Lili y la falta de oxígeno—. Por favor, no
me hagas daño.
—Di adiós, —gruñó Lili.
Emma cerró los ojos y se imaginó a todas las personas a quienes les diría adiós.
Ethan —Nunca lo había llegado a besar. Ella nunca se había dado cuenta
exactamente de lo mucho que deseaba darle un beso hasta ahora. Madeline,
Laurel, y Charlotte— No más risas con ellas, no más chismes. Algo la golpeó, de
repente, esta era gente que conoció en la vida de Sutton, no de ella. ¿Habría
alguien que la echaría de menos por cuando era Emma? ¿Quien la lloraría?
Incluso Ethan no podría llorarla como Emma en público. Él
Tendría que conocerla como Sutton Mercer, no como la hermana gemela de
Sutton. Y Alex no sabía que ella estaba fingiendo ser Sutton, no se daría cuenta
de que era la amiga de Alex, quien ahora estaría muerta.
La cara de Sutton, una cara tan idéntica a la suya, se encendió en su mente. Ella
quería conocer a Sutton más que a otra cosa en el mundo entero. Y ella quería
resolver esto por su hermana, para poner este horrible crimen a descansar. ¿Quién
sabría lo que pasaría ahora?. Lo siento, Sutton, pensó. Traté lo mejor posible.
Lo sé, Emma. Traté de poner mi mano sobre mi hermana para confortarla, para
hacerle saber que estaba allí.
La cueva se cueva quedo en silencio. Lili se inclinó poniendo sus labios junto a la
oreja de Emma. Y luego, tranquilamente y con alegría le susurró, —¡Caíste!
Sus manos se aflojaron del cuello de Emma. Cuando Emma abrió los ojos, Lili
estaba riendo histéricamente. —¡Caíste! —gritó de nuevo, esta vez más fuerte,
como si estuviera llamando a alguien.
Las rocas comenzaron a cambiar, y de repente, la gran piedra que había
encerrado a Emma se movió. Una linterna brilló en sus rostros. —¡Caíste!— Otra
voz gritó desde el exterior de la cueva. Emma se cubrió la frente y se quedó
mirando la rubia esbelta. Era. . . ¿Gabby? Emma se escabulló de la cueva. Tan

Traducido en Purple Rose 183


pronto como sus pies tocaron tierra firme, Gabby le dio un puño juguetón en el
hombro.
—¡Estabas tan asustada! ¡Te engañamos!
Madeline, Charlotte, y Laurel aparecieron detrás de Gabby, contrayendo sus
rostros. El corazón de Emma se aceleró, y se quedó sin aliento. —¿Ustedes sabían
acerca de esto?
Laurel sonrió tímidamente. —Nos dimos cuenta en el baile.
Emma quedó boquiabierta. Se volvió a Lili, que estaba escalando para salir de
la cueva, y luego se volvió a Gabby. Ella trató de disolver sus nervios con una
respiración profunda, pero estaban atrapados en su garganta.
—¿Hacia cuánto tiempo habían estado planeando esto? —ella farfulló.
Las Gemelas Twitter intercambiaron una mirada. —Lili y yo vinimos a este lugar
hace un par de semanas en un campamento con nuestro padre, —admitió
Gabby—. Y luego, cuando nos invitaron a ir de camping con ustedes, pusimos
todo en acción. Lili agarró la linterna de Gabby e iluminó la cresta.
—Hay una saliente justo debajo donde cayó Gabs. Saltó allí después de que la
empujaras. Dijo empujaras con comillas aire. —Yo hice mucho ruido aquí para
hacer que sonara como si hubiese tenido una mala caída.
—Así que tú estuviste aquí todo el tiempo, —preguntó Emma.
—Así es. Yo sólo pretendí llamar a un taxi, —dijo Lili—. Escondí mi coche en la
parte posterior del Súper Stop el día de hoy.
—Ah, y no estábamos peleando por Kevin, por cierto, —dijo Gaby con una
sonrisa—. A Lili no le gusta.
Lili hizo una mueca. —Huele como a salmón ahumado.
—¡No lo hace! — Gabby frunció sus labios carnosos.
Lili se encogió de hombros y se volvió de nuevo a Emma y las otras.
—Cuando ustedes se fueron, yo conduje hasta aquí y me escondió en el fondo
del barranco, hay otro estacionamiento cercano que me ayudó allegar aquí
mucho más rápido. Una vez que supe que Gabby pretendía caer, me metí en
la cueva, —Lili señalo las rocas—, que realmente hicimos nosotras. Espera hasta
que la veas en el día. Se ve tan falsa y cursi.
—Lili esperó por ustedes—, dijo Gabby, con orgullo balanceándose de ida
y vuelta sobre sus talones. —Y entonces, cuando Sutton subió, yo salí de mi
escondite y las encerré. Ella movió sus manos frente a su cara como si quisiera
decir Espeluznante.

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—¡Tenían que haber oído a Sutton! —Los ojos de Lili brillaban.
—¡Ella estaba rogando por su vida! ¡Eso no tiene precio! —dijo Lili tomando su
iPhone—. Tengo una grabación de la misma. Podemos escuchar todas Sutton.
—¡Por favor! No me hagas daño, por favor! ¿No podemos hablar de esto?
Gabby le sonrió a Emma. —Tú habías estado asustada por semanas, esperando
la broma. Juro que te ibas a orinar en los pantalones cuando te llevamos al
estacionamiento de confiscación el otro día.
Lili movió un dedo a Emma. —Te dije que nos vengaríamos por la broma del carro
atrapado en la pista
—Hablando de eso, ¿te gusto nuestro pequeño chu-chu de regalo?— Gabby
movió el brazalete de Lili y este sonó.
Ella se volvió hacia las demás. —Enviamos a Sutton un pequeño regalo en el
club de campo un par de semanas atrás. Un pequeño recordatorio de que no
estábamos a mano.
—Así que fueron ustedes, —dijo Emma, más una declaración que una pregunta.
—Por supuesto que fuimos nosotras. —Lili sonrió—.¿Quién más podría ser?
Gabby se rió. —¿Quién sabría que la imperturbable Sutton Mercer podría tener
tanto miedo?

Todo el mundo se giró y miró hacia Emma, esperando por su respuesta. Su corazón
todavía estaba rasgueando rápido. Su sangre fluía con adrenalina. Hace solo
unos momentos, ella había creído que este era el final. Podía haber jurado que
Gabby y Lili eran las asesinas de Sutton y el caso estaba solucionado. Pero ahora,
todo parecía al revés. ¿Todo esto era solo una broma? ¿No había malicia, no
había venganza asesina? Su alivio se mezcló con la realización de hundimiento
de que una vez más, no tenía idea de quién había matado a Sutton.
Pero por primera vez en semanas, me relajé. Emma estaba segura, por ahora.
Gabby y Lili simplemente querían ser parte de nuestro grupo. Mi asesino estaba
fuera de allí, pero las cinco chicas que estaban paradas mirando fijamente a
Emma, pensando que ella era yo, no eran asesinas. Eran mis amigas.
Finalmente, Emma se enderezó y tomó un respiro profundo.
—Definitivamente me atraparon —admitió—. Fue una broma buena.
—Fue una broma sorprendente —concordó Charlotte—. ¿Cómo pensaron en
eso? ¿Tuvieron ayuda?
—Créanlo o no, la idea salió de nuestros pequeños cerebros —Lili apuntó justo
encima de su oreja—. Les hemos dicho un millón de veces, tenemos toneladas

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de ideas para bromas. Pero ustedes, presuntuosas, no escucharon, así que
decidimos tomar el asunto en nuestras propias manos.
Charlotte cruzó sus brazos sobre su pecho. Miró a Emma. —Creo que esta podría
haber sido la mejor broma de la vida.
—Mucho mejor que las vías del tren —agregó Madeline.
—También mejor que la película snuff34 —agregó Laurel—. E incluso mejor que lo
que Sutton le hizo a… —Miró a Madeline y cerró la boca.
Gabby y Lili se giraron hacia Emma. Parecían tan optimistas y ansiosas, dos
cachorritos desesperados en impresionar al perro alfa. De repente, Emma lo
sentía por Gabby, por todo lo que había pasado.
También me sentí mal por Gabby. Pero más que eso, me sentí avergonzada. Quería
sacudirla cruelmente. Había insistido, una y otra vez, que nadie se atreve a decir
lo que he hecho, porque era la persona más importante de la habitación. ¿Era
posible que hubiera tratado a mi asesino así de cruelmente también? ¿Me había
cruzado con la persona equivocada, alguien que había buscado venganza con
algo más que una simple broma? ¿Alguien que me había pagado quitándome
la vida?
Finalmente, Emma aclaró su garganta. —Sé que dije que sólo había espacio
para cuatro personas en el “juego de las mentiras”, pero creo que podemos
hacer una excepción.
—Quizás incluso dos excepciones —agregó Charlotte.
Laurel asintió. Las Gemelas Twitter aplaudieron y saltaron arriba y abajo como si
acabaran de ganar American Idol. —¡Lo sabíamos! ¡Sabíamos que nos dejarían
entrar!
—Supongo que tenemos una ceremonia de inducción que realizar —anunció
Charlotte—. Su entrada oficial en Lying Game.
—Obtendrán títulos ejecutivos —dijo Madeline—. Soy la Emperatriz del Estilo.
Sutton es la Ejecutiva Presidenta y Diva.
—Quiero ser la Amante de lo Impresionante —dijo Gabby inmediatamente,
como si hubiera estado pensando en esto por un tiempo.

—Seré la Princesa Superior —intervino Lili.

34 Películas snuff: son grabaciones de asesinatos reales (sin la ayuda de efectos especiales o
cualquier otro truco. Su finalidad es registrar estos actos mediante algún soporte audiovisual y
posteriormente distribuirlas comercialmente para entretenimiento

Traducido en Purple Rose 187


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—Hay unas cuantas reglas también —dijo Charlotte—. Que incluye no mentir
durante juegos como Nunca He Hecho y Dos Verdades y una Mentira —Tosió en
falso el nombre de Gabby en su palma.
—¡No mentí! —protestó Gabby—. ¡Dije dos verdades! Lo falso fue lo del cuerpo
muerto. Nunca tocaría algo muerto —Se encogió de hombros.
Madeline se movió sobre una cadera. —¿Entonces hiciste trampa para entrar en
la Corte del Baile de Bienvenida?
Lili hizo un sonido pequeño y avergonzado, pero Gabby se encogió de hombros.
—Culpable de los cargos. Hackeamos para entrar en el sitio y votar por nosotras
mismas cientos de veces. Les dijimos que somos más listas de lo que piensas.
—Supongo que lo son —Emma puso su mochila en alto sobre su hombro—. No sé
sobre ustedes, pero he tenido suficiente de acampar por una noche. Creo que
las aguas termales pueden esperar para otro día.
—Salgamos de esta jodida montaña —Madeline agarró la linterna de Gabby e
iluminó el camino—. Sabes el camino de vuelta, ¿cierto?
—¡Pero por supuesto! —trinó Gabby.
Mientras se ponían en camino a la cresta, otro pensamiento apareció en la
mente de Emma. Puso a un lado a Gabby. —Fue una broma sorprendente. Pero,
um, ¿la siguiente vez? No corten un dispositivo de luz tan cerca a mi cabeza.
Gabby se detuvo. Incluso en la oscuridad negra-azulada, Emma pudo ver la
consternación extenderse sobre su cara. —¿Hablas de la luz en el auditorio? ¡No
hicimos eso! ¡Dios, Sutton! ¡No estamos locas!
Luego se movió adelante de Emma, su larga cola de caballo girando. Emma
se detuvo un momento, una fría compresión vibrando todo el camino hasta la
punta de sus dedos. Por supuesto Lili y Gabby no había cortado la luz para caer
sobre ella. Alguien más lo había hecho.
Mi asesino.

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Capítulo 32
El momento que hemos estado esperando

Traducido por Mery Shaw


Corregido por Akanet

B zzz. Bzzz.
Emma abrió sus ojos y miró alrededor. Estaba recostada en una bolsa de
dormir en el suelo del estudio de la familia Mercers. La luz azul de la televisión sin
sonido titilaba a través de la habitación, las bolsas y contenedores de comida
Tailandesa estaban tirados sobre la mesa de centro, y algunas copias desgastadas
de Us Weekly y Life & Style estaban boca abajo sobre la alfombra. La hora en
la caja de la televisión por cable decía 2:46 A.M. Charlotte, Madeline, y Laurel
dormían a su lado, y Gabby y Lili estaban en acurrucadas junto a la chimenea,
sus nuevas tarjetas de membrecía de Lying Game aún estaban sujetas en sus
manos.
Bzzz.
El teléfono de Sutton brilló al lado de la almohada de Emma. La pantalla decía
ETHAN LANDRY. Emma estuvo alerta de inmediato.
Emma se deslizó fuera del saco de dormir y fue hacia el pasillo. La casa estaba
extrañamente tranquila y oscura, el único sonido era el rítmico tic-tac del reloj
del abuelo en el vestíbulo. —¿Hola? —susurró ella en el teléfono.
—¡Por fin! —gritó Ethan en el otro extremo—. ¡Te he estado llamando toda la
noche!
—¿Uh?
—¿No recibiste mis mensajes? —Ethan sonaba sin aliento, como si hubiera estado
corriendo—. ¡Necesito hablar contigo!
Oh, ahora quieres hablar conmigo, pensó Emma, mirando por la ventana. Un
familiar auto rojo estaba estacionado en la acera. Ella dejó caer la cortina y tiró
de su camisa hacia abajo para cubrir su estómago. —¿Tú… tú estás afuera de la
casa de Sutton?
Hubo una pausa. Ethan suspiró. —Sí. Estado paseando en el carro, y vi el auto de
Madeline afuera de tu casa. ¿Puedes salir?

Traducido en Purple Rose 189


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Emma no estaba segura de cómo sentirse acerca de Ethan sentado afuera
de la casa de los Mercers en medio de la noche. Si hubiera sido cualquier otra
persona, ella hubiera pensado que era ligeramente acosador. Pero al menos
él había usado el teléfono esta vez, en lugar de piedras. —Son las tres de la
mañana —dijo fríamente.
—¿Por favor?
Emma recorrió con su dedo el borde de un bol en la mesa del vestíbulo. —No
sé…
—¿Por favor, Emma?
El área alrededor de las sienes de Emma comenzó a doler. Sus músculos estaban
adoloridos por dormir dentro del saco. No tenía energía para actuar dura justo
ahora. —Bien.
Las luces del auto de Ethan se apagaron mientras Emma cruzaba el patio. —¿Por
qué no respondías mis llamadas? —preguntó él cuando ella se acerco a la acera.
Emma miró el iPhone de Sutton. Efectivamente, había seis mensajes y llamadas
perdidas de Ethan. No los había notado antes —Ella había estado divirtiéndose
mucho con las amigas de Sutton, maquillando a Gabby y a Lili, bebiendo tragos
de Kahlua, jugando Dance Dance Revolution, y por supuesto, induciendo a
Gabby y Lili dentro del Lying Game.
—Estaba ocupada —respondió, un severo filo en su voz—. Imagine que tú
también estabas ocupado.
Ethan cuadro sus hombros y abrió su boca, pero Emma levantó su mano para
detenerlo. —Antes de que digas algo, esto no tiene nada que ver con Gabby
o Lili. Ellas no son quienes yo pensaba que eran—. Tuvo cuidado de usar Yo en
lugar de Nosotros, como si fuera sólo su investigación, no de ambos.
Ethan frunció el ceño. —¿Qué pasó?
Emma respiró hondo y le contó sobre la noche. —Fue sólo una broma —concluyó—.
Quiero decir, Gabby y Lili estaban definitivamente locas si nos referimos a lo que
tiene que ver con el secuestro, pero no son las asesinas de Sutton. Todo lo que
querían era ser parte de Lying Game.
Ethan se apoyó contra la puerta del auto. Algunas casas más abajo, un perro
lanzó un aullido solitario.
—Ellas no dejaron caer esa lámpara en mi cabeza —Emma sintió un escalofrío a
lo largo de su espalda—. Creo que el verdadero asesino de Sutton lo hizo.
—Pero que sean Gabby y Lili tiene mucho sentido. Tú misma dijiste que Lili regresó
escaleras arriba para tomar su teléfono justo antes de que la lámpara cayera.

Traducido en Purple Rose 189


Emma se encogió de hombros. —Quizás el asesino lo notó, también, esperando
que sospechara de Gabby y Lili por lo que Sutton les hizo —Hizo una mueca,
pensando cómo se había tragado el anzuelo. Incluso si Gabby sólo fingió caerse,
incluso si todo era una casualidad, Emma había arremetido con ira. ¿Qué pasa
si las cosas hubieran salido mal y la fuerza del empuje de Emma realmente la
hubiera matado? Ella nunca se había sentido tan fuera de control.
Ethan cambió el peso en sus pies y tosió en su puño. —La razón por la que he
estado tratando de ponerme en contacto contigo es porque Sam me dijo algo
realmente… extraño. Al final de la noche, ella se exasperó un poco y preguntó por
qué pasaba mi tiempo con alguien como Sutton. Ella dijo algo como, “Escuche
que Sutton Mecer golpeó a alguien con su auto y casi lo mato”.
—¿Qué? —gritó—. ¿Quién?
—No lo sé. Ella no lo quiso decir. O quizás no lo sabía.
Emma se estremeció. —¿Habías escuchado algo de esto antes?
Ethan se encogió de hombros. —Quizás no sea cierto.
El corazón de Emma latía con fuerza. ¿A quién pudo Sutton casi matar con su
auto… y cuando? ¿Cómo podía no haber sabido algo tan importante?
—Quizás esto sea cierto —dijo ella tímidamente—. Fui al depósito municipal a
recoger el auto de Sutton a principios de esta semana… pero no estaba allí.
Sutton había firmado la salida… el treinta y uno.
—¿La noche que ella murió? —La manzana de Adán de Ethan subía y bajaba
con nerviosismo.
—Sí. Ninguna de las amigas de Sutton sabía que ella había recogido su auto —
Emma sujetó su cabello en una coleta apretada—. ¿Y si tenía una razón para
no contarle a nadie que fue a recogerlo? Quizás este rumor acerca de que ella
casi mato a alguien con su auto es verdad. Tal vez trató de atropellar a alguien
el treinta y uno.
—Espera, espera, espera —Ethan agitó sus dos manos—. Estas saltando a
conclusiones precipitadas. Sutton no siempre era agradable, pero no era una
asesina.
—Sí —quería agregar. ¿Ahora Emma pensaba que yo era una chica del tipo
golpea-y-corre35?
Emma respiró hondo. Quizás ella estaba dejando que su imaginación fuera
muy lejos. —Sin embargo —dijo—. Tenemos que encontrar el auto de Sutton.
Necesitamos resolver esto.

35 Normalmente se le dice así a quienes chocan su auto y después huyen.

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190
—Entonces, es otra vez nosotros, ¿cierto? —preguntó Ethan, sonriendo—. ¿Tengo
derecho a ser parte de la investigación después de todo?
Emma miró a lo lejos por encima de su hombro. —Supongo —Pero la vergüenza
y el rechazo seguían pulsando en su interior. Este era lo que la asustaba de
acercarse demasiado a alguien, todas las señales mezcladas, todos los gestos
malinterpretados, todas las emociones que se volvían más intensas porque había
algo grande entre ellos. Era mucho más fácil mantenerse al margen de esto. Eso
impedía un dolor potencial.
—Lamento de lo Sam —dijo Ethan, leyendo sus pensamientos—. Pero en realidad
ella sólo es una amiga.
—No me importa —dijo Emma apresuradamente, tratando de parecer que lo
decía enserio.
—Bueno, quiero que te importe —La voz de Ethan se quebró—. Quiero decir,
quiero que te importe que nosotros no estemos juntos.
—Puedes salir con ella si así lo deseas. Es obvio que a ella le gustas.
Una risa divertida escapó de Ethan. —Dudo mucho que le guste después de
esta noche. Me pasé todo el tiempo haciéndole preguntas sobre ti, evitándote,
viniendo a hablar contigo en el parqueadero, u obsesionado por saber si estabas
o no bien.
Emma se estremeció por el recuerdo. —Sí, pero entonces cuando ella vino a
buscarte, te fuiste en un santiamén. Te deshiciste de mí.
—¡Ella era mi cita! —Ethan levantó sus manos al aire—. ¡Tenía que ser educado!
E incluso después de regresar con ella, sólo estuve haciendo más preguntas. Al
final del baile, ella me veía como “No soy la chica que tu quieres”. Y es cierto.
Emma le echó una mirada. Una sincera y honesta mirada estaba en el rostro
de Ethan. —Sé que tienes tus dudas —continuó él en voz baja—. Pero no puedo
dejarte ir. No puedo quedarme sin hacer nada y ser sólo amigos.
Él alargó el brazo y tomó la mano de Emma. Una sensación de hormigueo atravesó
las entrañas de Emma. Mientras ella miraba dentro de los leales y brillantes ojos
de Ethan, una fuerte sensación de intrepidez comenzó a abrirse en su interior.
Al diablo sus cosas. Al diablo terminar herida o que sus emociones interrumpan
la investigación. Ethan era el chico más asombroso que Emma había conocido
alguna vez. ¿Cuál era el punto de vivir si ella no se arriesgaba de vez en cuando?
Y quizás, sólo quizás, esto era algo que Sutton habría querido para ella, también, si
ella aún estuviera viva, que estuviera con Ethan, a pesar de que las perspectivas
eran atemorizantes, a pesar de que ella se estaba poniéndose a sí misma en un
limbo. Sutton la animaría a ir tras de lo que ella quería en cualquier caso.
Por supuesto que lo haría. Por supuesto que lo hice.

Traducido en Purple Rose 191


Inclinándose hacia adelante, Emma rozó sus labios suavemente contra los de
Ethan. Ethan deslizó sus manos hacia sus hombros y la besó más profundamente.
Todo el cuerpo de Emma se despertó y volvió a la vida. Sus bocas encajaban
perfectamente juntas. Su cabeza comenzó a dar vueltas. Por primera vez en
toda su vida, Emma simplemente se dejó ir.
—¡Sí! —Me animé al lado de ellos. ¡Ya era hora!
Crujido.
Emma se apartó de Ethan, su corazón latía en su garganta. Ella se giró para ver
si una de las chicas la había seguido afuera. Pero el pórtico principal estaba
tranquilo y vacío. Nadie estaba cerca del garaje. Crujido. Emma tomó la mano
de Ethan. —¿Has escuchado eso?
Los sonidos venían de la casa de enfrente. La cual estaba situada en la cima
de la colina. Emma inclinó su cabeza a un lado, escuchando. —¿Viste a alguien
cuando subiste la colina?
—No —Ethan se paró ligeramente delante de Emma, escudándola. Él dio un
apretón a su mano—. Quizás sea quien sea que vive allí.
—¿A las tres de la mañana? —susurró Emma.
—Tal vez es sólo alguien que salió a dar un paseo —sugirió Ethan—. O…
Los pasos crujieron más cerca. Una rama se rompió. Una hoja crujió. Emma miró
a través de la calle, petrificada. Escuchó una ligera tos… y olió una débil esencia
de protector solar de coco.
Su mano fue hasta su boca. Ella pensó en una elusiva figura que había hecho su
aparición cerca de Ethan y Emma en la cancha de tenis y en la banca afuera
de la galería. El chirrido de unas zapatillas como si alguien diera la vuelta en la
esquina fuera de la oficina de la enfermera. Todas esas veces ella había sentido
que estaban observándola…
—Ethan —dijo Emma con nerviosismo—. Tengo que salir de aquí —Ella corrió a
través del césped de los Mercers con Ethan siguiéndole los talones. Una figura salió
del barranco, pero Emma aún no podía ver quién era. Esto repentinamente se
sintió como una pesadilla, todo lo que ella quería era despertar. Sus movimientos
se sentían lentos y lánguidos, como si tratara de caminar sobre puré de papas.
Se apresuró los últimos metros por el camino de acceso. Su mano estaba en la
puerta, girando la perilla. Una vez que estuvo dentro, Ethan habló a través de la
madera. —Ponle seguro a la puerta —dijo él, su voz temblando.
Emma bloqueó la puerta y colocó la cadena. Su respiración temblando a través
de su pecho mientras observaba a Ethan entrar en su auto, encender el motor y
desaparecer calle abajo.
Emma colapsó al lado de la escalera de los Mercers, llevando sus rodillas hacia
su pecho. Alguien había estado allí afuera. Ella paseó por el pasillo, únicamente

Traducido en Purple Rose 193


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sintiéndose reconfortada al ver a sus amigas durmiendo, completamente ajenas
de que alguien afuera las acechaba. Los ojos de Emma cruzaron la habitación,
observando los objetos que se habían vuelto tan familiares, el cactus de
porcelana, la fotografía enmarcada de Sutton y Laurel en el Gran Cañón, el
cenicero que estaba sobre la mesa de café, a pesar de que nadie en la familia
fumaba.
Una sombra se movió a través de la luz del pórtico y pudo verla entre las persianas.
Emma se congelo. Esto no podía estar sucediendo. Apretó su cuerpo contra la
bolsa de dormir de rayas azules y blancas de Sutton. Ella cerró la puerta principal,
¿Pero qué hay del resto de la casa?
Emma se quedó inmóvil, escuchando el sonido de la respiración de sus amigas,
contando sus inhalaciones y exhalaciones. Los instantes se convirtieron en minutos.
Ella plantó fuertemente sus pies contra la manta de lana y contó hasta cien
antes de levantarse de un salto, saltando sobre Laurel y Charlotte, y regresando
al pasillo. El mármol se sentía frío contra sus pies descalzos mientras ella subía los
escalones. Necesitaba bloquear la ventana en la habitación de Sutton, la cual
era fácilmente accesible desde la rama del roble de afuera. Ella podría no ser
capaz de alcanzar la rama más baja desde el suelo, pero alguien que midiera
más de un metro ochenta podría.
En la cima de las escaleras, ella vio la sombra de la puerta en el otro extremo
del pasillo. Sus pies avanzaron a través de la alfombra. Agarró los delgados
pantalones de pijama de Sutton y trató de frenar su respiración mientras se
adentraba en la oscuridad de la habitación de Sutton. Los vellos de sus brazos
se elevaron mientras una brisa fresca se arremolinaba alrededor de su cuerpo.
La ventana estaba abierta.
La luz de la luna iluminaba las sabanas azules de Sutton y una revista de chismes
al lado de la cama. Emma dio un pequeño paso hacia atrás y choco contra
algo cálido y duro. Trató de gritar, pero el sonido fue amortiguado contra una
mano repentinamente cubriendo su boca. Otra mano fue a su cintura, tirando
de su cuerpo y sosteniéndola sin importar cuán duro ella trataba de liberarse.
—Shhh —Un aliento cálido le hizo cosquillas en su oído—. Soy yo —una voz baja
gruñó.
La voz del chico resonó a través de mí como una descarga eléctrica. Vino con
una serie de imágenes inconexas y breves. Escabulléndonos de una fiesta y
besándonos en el desierto. Encontrando una carta dentro de mi casillero que hizo
que mis piernas se pusieran como gelatina. Y luego, una vez más, ese recuerdo
en el patio, él diciéndome algo, y yo gritándole de regreso, ¿Cómo si yo alguna
vez hubiera querido estar contigo? ¡No eres nada más que un perdedor!
Y luego un recuerdo final luchaba por salir a la superficie, tan corto y preciso que
no era nada más que una sinapsis, los faros de un auto brillando en su rostro. Sus
ojos abiertos por el miedo, sus brazos en frente de su cuerpo. Y entonces… bum.

Traducido en Purple Rose 193


Contacto.
Las manos aflojaron su agarre y soltó a Emma. Su cuerpo se puso rígido. Ella
se tomó un segundo para procesar al corpulento chico con cabello oscuro,
parpadeando, sus profundos ojos marrones, los pómulos altos y sus labios rosados.
Ese rostro. Conocía ese rostro. Ella vio un chico reservado en las fotos en la casa
de Madeline. Un chico sonriente cuyo rostro estaba pegado en los tablones de
anuncios a través de la ciudad y poseyendo todos esos ¿Lo has visto? Mensajes
en Facebook. Y ahora, aquí estaba él, sonriendo con una sonrisa extraña, el tipo
de sonrisa que daba a entender que él sabía absolutamente todo sobre ella,
incluyendo exactamente quien no era.
—Thayer —susurró Emma.

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Epílogo
Un Momento en el Tiempo

Traducido por PaolaS


Corregido por majo2340

M ientras estaba en mi vieja habitación, mirando al chico que acababa


de subir a través de la ventana, el tiempo solo… se detuvo. El viento
dejó de soplar afuera. Las aves se quedaron en silencio. Emma y Thayer se
congelaron en su lugar, también, inmóviles como estatuas. Sólo seguí avanzando
y él removiéndome y pensando, entendiendo las cosas y recogiendo mis
pensamientos.
Traté de mantener la avalancha de recuerdos de Thayer como si fueran una
balsa en el mar, pero justo cuando pensé que tenía mis brazos con seguridad
a su alrededor, se escabulleron y se hundieron profundamente una vez más.
¿Era verdad que Thayer y yo habíamos compartido algo juntos, algo real, algo
grande?
Esas emociones que sentía parecían tan reales, tan crudas, más trascendentales
que todo lo que había sentido por Garrett o cualquier otro chico. Pero ¿y si la
memoria de los faros de mi auto en los ojos de Thayer era cierta, también?
¿Si yo hubiera golpeado a Thayer? ¿Era cierto el rumor? Algo aún más aterrador
se me ocurrió. ¿Estaba, en este mismo momento, mirando fijamente al rostro de
mi asesino?
Después de lo que había recordado, odiaba pensar que Thayer podría ser mi
asesino, pero había aprendido una cosa o dos acerca de mi complicado y muerto
cerebro: yo no podía confiar en que cada memoria individualmente, sólo en la
imagen completa. Lo que primero parecía un secuestro terrible había terminado
siendo una mera broma peligrosa, después de todo. Una muerte cercana había
dado lugar a risas incansables, con todos bien al final. ¿Quién podría decir si mi
próxima visión de Thayer desharía los verdaderos sentimientos de amor que tenía
por él? ¿Quién podría decir si no había conseguido un mordaz enemigo?
Era imposible saber cómo había dejado las cosas durante mis últimos días en
la tierra —a quienes había amado, y a quienes habían odiado. Y era imposible
saber en quien debía confiar Emma… y de quien debía huir.
Me quedé mirando a Emma, con sus ojos vidriosos. Mi hermana estaba más
temerosa de lo que jamás la había visto. Luego me volví a Thayer, mirando a

Traducido en Purple Rose 195


su cara perezosa y segura de sí mismo. De repente, algo me llegó de él que yo
siempre había enterrado.
Este tipo era un encanto. Un hipnotizador. Te podría envolver alrededor de su
dedo tan bien como yo podía, convencerte de que cada palabra de su boca
era cierta.
Entonces, ¿quién era el mejor mentiroso? ¿Él… o yo? Ten cuidado, le quería decir
a Emma. Claro, ella tenía un nuevo novio, pero algo me decía que Thayer era
el tipo de persona que podía barrerla frente a sus pies antes de que ella siquiera
supiera que la golpeó. Tenía la sensación de que Emma estaba a punto de
embarcarse en un nuevo tipo de Juego de la Mentira con Thayer.
Pero en este pequeño club de dos, las apuestas eran un asunto de vida o muerte.
Un fuerte tic-tic-tic sonó en la habitación, la segunda manita en el reloj con forma
de frijol en mi pared de pronto se puso en movimiento de nuevo. Las cortinas
ondeaban en la ventana. Y cuando me volví de nuevo a Emma y Thayer, el
tiempo se hubo reanudado para ellos, también, empujando a mi hermana a su
próximo momento con Thayer.
Un chico al que podría haber amado. Un chico del que estaba casi segura no
podía confiarme. Un chico que podría haberme matado.

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196
Segundo Libro

Sinopsis
Traducido por PaolaS

Sutton Mercer ve desde el más allá como


su gemela perdida, Emma Paxton, toma
su identidad para resolver su asesinato. Sin
embargo, después de descartar sus más
cercanos descubrimientos, Emma aún no
ha encontrado el causante de la muerte de
Sutton. Mucha gente deseaba su muerte,
pero un nombre sigue apareciendo: Thayer
Vega. Cuando el hermoso y misterioso Thayer
vuelve a la ciudad, Emma tiene que moverse
rápido para averiguar si él está de vuelta por
venganza... o si ya la obtuvo.
En una ciudad donde los amigos pueden
convertirse en peligrosos enemigos y todos
esconden oscuros secretos, El juego de la
mentira es una serie nueva y jugosa que los
fans del #1 bestseller en el New York Times
Pretty Little Liars —y la serie de ABC Family—
amaran.

Traducido en Purple Rose 197


Acerca de la autora…
Sara Shepard

Cuando Sara Shepard era joven, las cosas que


quería ser cuando creciera eran: Estrella de
telenovelas, diseñadora de LEGO, directora de
cine, artista de plastilina, genetista, editora de
revistas de moda y, más que nada, escritora.
Su primera historia, la cual ella escribió e ilustró, era
acerca de amigables criaturas amarillas que vivían
en el jardín del patio trasero de una niña. Su segunda
seguía a un grupo de animales, incluyendo a un
camello de cinco piernas llamado Lloyd, que iban
en una expedición a través del sistema circulatorio
humano.
Sara y su hermana Alison, quien no se parece en
  nada a la Alison de Pretty Little Liars, han estado
creando un conjunto artístico y escrito proyectos desde que eran niñas pequeñas,
excepto que ellas están bastante seguras que son las únicas que las encuentran
gracioso.
Sara recientemente se mudó de nuevo al Main Line de Filadelfia en Arizona,
donde su nueva serie de libros, THE LYING GAME, está lista.
La serie thriller llamada The Lying Game, es una serie de cuatro libros, sobre unas
hermanas gemelas separadas al nacer.

1. The Lying Game – Diciembre, 2010.


2. Never Have I Ever – Agosto, 2011
3. Two Truths and A Lie - Febrero, 2012

Traducido en Purple Rose 199


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I ♥ Purple Rose

www.purplerose1.activoforo.com

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