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papel de la microbiota intestinal en la salud humana
Desde hace mucho tiempo, se sabe que los microorganismos del
intestino humano desempeñan un papel importante en la salud
digestiva. Sin embargo, investigaciones más recientes indican que la
microbiota intestinal puede estar relacionada con aspectos más
generales de la salud incluida la obesidad y la salud metabólica.
Microorganismos en el cuerpo humano
Los microorganismos habitan en diversas partes del cuerpo humano, incluida la
piel, la nariz, la boca y los intestinos. Concretamente, el intestino humano
alberga una enorme cantidad de microorganismos, aproximadamente 100
trillones de microorganismos, se estima que sobrepasando las células humanas
en unas 10 veces. Los microorganismos presentes en el intestino son
principalmente bacterias y pertenecen a más de 1.000 especies, el 90% de las
cuales corresponden a las Firmicutes y las Bacteroidetes.2,3 Cada individuo
tiene una composición de microbiota intestinal distinta y muy variable, aunque
todas las personas comparten una serie de microorganismos comunes
básicos.2,4 La composición de microorganismos intestinales se denomina
“microbiota” intestinal, mientras que la totalidad de los genes de la microbiota
se conoce como “microbioma”. Los genes del microbioma intestinal superan a
los genes del cuerpo humano en aproximadamente unas 150 veces.1
¿Qué influye en la microbiota intestinal?
La microbiota humana se crea en la primera etapa de la vida: el feto en el útero es estéril y la exposición a los
microorganismos empieza en el momento del nacimiento, es decir, al pasar a través del canal del parto y/o exponerse a los
microbios presentes en el entorno. Los bebés que nacen por cesárea tienen una microbiota intestinal diferente. Esto se ha
considerado como menos favorable y se cree que está asociado con un mayor riesgo de contraer enfermedades y de padecer
sobrepeso y obesidad en el futuro, en comparación con los bebés que han tenido un parto vaginal.5 Pese a que la microbiota
se instaura en la primera etapa de la vida, puede variar posteriormente según cambios de edad, dieta, ubicación geográfica,
ingesta de complementos alimenticios y fármacos, además de otras influencias ambientales.6 El exceso de grasa corporal y las
enfermedades también se asocian con una microbiota intestinal alterada.
Se sabe que la alimentación en un momento precoz de la vida, incluyendo el periodo de lactancia o alimentación con
preparados para bebés, modula la composición de la microbiota intestinal en los humanos; asimismo, se cree que unos hábitos
alimenticios prolongados repercuten de manera importante y explican algunas de las diferencias geográficas.2 Esto es así
porque determinados componentes de la dieta, como, por ejemplo, la fibra, se descomponen mediante fermentación
bacteriana y se utilizan como combustible. Comer niveles cada vez más elevados de determinados componentes alimenticios
puede potenciar el número de bacterias que utilizan esos componentes específicos como combustible, lo que significa que los
cambios en la composición de los alimentos pueden llegar a modificar la composición de la microbiota intestinal. La
composición de macronutrientes (es decir, la proporción de proteínas, hidratos de carbono y grasas) de los alimentos parece
influir, y es posible que cualquier alteración en los hábitos alimenticios conlleve variaciones en la microbiota intestinal.2
Todavía se están realizando investigaciones que abordan como la dieta interactúa con la microbiota.
La microbiota intestinal y la salud
Gran parte de la investigación sobre la microbiota intestinal se centra en los microorganismos intestinales, ya que se cree que
influyen en la salud de diversas maneras. Existen datos que demuestran que personas con determinadas enfermedades (por
ejemplo, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad del intestino irritable, alergia) tienen una microbiota diferente de la
de las personas sanas, aunque en la mayoría de casos es imposible precisar si la microbiota alterada es una causa o una
consecuencia de la enfermedad. Los patrones de la microbiota intestinal que están asociados con la salud son, no obstante,
más difíciles de definir.6 La composición de la microbiota intestinal es muy variable incluso entre sujetos saludables. Los
investigadores han descubierto que, incluso aunque la composición varíe entre personas, distintas composiciones pueden tener
funciones similares (por ejemplo, cómo descomponen los microorganismos ciertos compuestos de los alimentos o cómo
afectan al sistema inmunitario del cuerpo). En consecuencia, se ha señalado que es más importante para la salud la función de
la microbiota intestinal, en vez de la composición.6
Los microorganismos presentes en el intestino desempeñan un papel fundamental en la salud digestiva, pero también influyen
en el sistema inmunitario. Los tejidos inmunitarios del tracto gastrointestinal constituyen la parte más grande y más compleja
del sistema inmunitario humano. La mucosa intestinal es una gran superficie que recubre el intestino y que está expuesta a
antígenos patógenos (causantes de enfermedades) y antígenos ambientales no patógenos (sustancias que provocan que el
sistema inmunitario produzca anticuerpos). En la luz intestinal, los microorganismos desempeñan un papel vital en el
desarrollo de un sistema inmunitario robusto y equilibrado.3 Las alteraciones de la microbiota intestinal de una persona, algo
que puede ocurrir, por ejemplo, al ingerir determinados antibióticos, pueden aumentar el riesgo de infecciones con la aparición
de patógenos oportunistas como la especie bacteriana Clostridium difficile.6
En los últimos años, diversos estudios de investigación han relacionado la microbiota intestinal con el peso corporal. Si bien
gran parte de la investigación todavía se encuentra en fases incipientes, diversos estudios han revelado que las personas
obesas tienden a tener una composición de bacterias intestinales en cierto modo diferente.7,8,4 Actualmente se desconoce aún
si la composición de la microbiota alterada es una causa o una consecuencia de la obesidad. Asimismo, los estudios reflejan
que la composición de la microbiota intestinal varía con la pérdida y/o el aumento de peso; sin embargo, todavía se está
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debatiendo la importancia de estos cambios en la salud humana.8 Algunos investigadores han sugerido que la microbiota de
las personas obesas puede contribuir a que el cuerpo aumente la cantidad de energía que se “cosecha” de los alimentos,
señalando que es posible que determinadas estructuras de microbiota intestinal puedan incrementar la posibilidad de
convertirse en obeso.2,4 No obstante, esta teoría sigue siendo objeto de debate y se necesitan más estudios para investigar si
esta hipótesis es cierta. Hasta ahora, muchas de las pruebas sobre la asociación entre la flora intestinal y el riesgo de sufrir
obesidad proceden de estudios con animales. De ellos se deduce que una microbiota “obesa” (es decir, ciertas composiciones
de la microbiota encontradas en personas obesas) puede causar mayor obesidad y cambios metabólicos desfavorables en
ratones estériles delgados.2,4 Si bien es cierto que los modelos animales arrojan datos interesantes, no se pueden extraer
conclusiones directas sobre estas asociaciones en humanos. Este ámbito de investigación es relativamente nuevo y se
precisan más y nuevos estudios, especialmente en humanos, para entender cómo y hasta qué punto la composición de los
microorganismos en el intestino influye en diversas funciones metabólicas del cuerpo.
Probióticos y prebióticos
Los probióticos se definen como microorganismos vivos, los cuales, cuando se administran en cantidades adecuadas, pueden
aportar un beneficio a la salud. Se han estudiado numerosos tipos de probióticos. Existen datos que demuestran que
determinados probióticos son efectivos mejorando los síntomas del síndrome del intestino irritable, la colitis ulcerosa (una
forma de enfermedad inflamatoria intestinal) y enfermedades infecciosas, así como reduciendo el riesgo de desarrollar
eczemas y otras condiciones alérgicas.9,10
También las personas sanas pueden beneficiarse de la ingesta de probióticos. Se ha observado que los probióticos pueden
reducir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas, incluidas las infecciones del tracto respiratorio superior, en
poblaciones sanas.9 Generalmente, todo efecto de un probiótico es específico a la cepa de bacteria probiótica utilizada. Esto
significa que si se detecta un efecto de una cepa probiótica, no se pueden extraer conclusiones sobre los posibles efectos de
otras cepas probióticas.10 Aunque existen numerosos datos que respaldan el efecto positivo de cepas probióticas específicas
en determinadas condiciones —como las infecciones por Clostridium difficile y la colitis ulcerosa— para otros problemas
sanitarios, las pruebas todavía no son concluyentes y se deberán realizar más estudios para confirmar las ventajas de los
probióticos, especialmente en poblaciones sanas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que ofrece asesoramiento
científico a la Comisión Europea, ha rechazado hasta ahora todos los alegatos sanitarios a favor del uso de productos
alimenticios que indican que las personas sanas pueden beneficiarse de la ingesta de probióticos. Actualmente se sigue
investigando, utilizando tecnologías más novedosas y biomarcadores específicos que pueden ayudar a entender si las
personas pueden beneficiarse del uso de probióticos y de qué manera.
Pese a que no queda claro cómo actúan exactamente los probióticos en la salud, se ha insinuado que estos pueden afectar la
función, más que la composición, de la microbiota.6,9 De ser este el caso, el consumo de probióticos podría tener un efecto
sobre la salud incluso cuando no se producen cambios en la composición de la microbiota intestinal.6
Prebióticos
Los prebióticos son componentes alimenticios no digeribles que las bacterias intestinales utilizan selectivamente para la
fermentación. Esto significa que se puede apuntar específicamente a bacterias asociadas con resultados sanitarios
beneficiosos. Existen pruebas firmes que demuestran que los prebióticos pueden inducir cambios en la microbiota intestinal,
pero todavía no está claro exactamente de qué forma el uso de prebióticos altera la composición y la función de la microbiota
intestinal, el grado de estabilidad que tienen estos cambios, y qué efecto pueden tener los cambios en la microbiota para la
salud humana. Este último punto se deberá seguir investigando.6
Efectos de los antibióticos sobre la microbiota intestinal
La administración de antibióticos puede causar trastornos en la microbiota intestinal. Esto se debe a su efecto diferencial sobre
distintos tipos de bacterias intestinales; existen bacterias específicas que son especialmente susceptibles, o resistentes, al
antibiótico en cuestión. Esto puede desencadenar una diarrea asociada al antibiótico, y, en el entorno hospitalario, puede
aumentar el riesgo de contraer una forma más severa de diarrea causada por el patógeno Clostridium difficile. Generalmente,
el efecto de los antibióticos es a corto plazo, pero también se han documentado trastornos de la microbiota intestinal durante
periodos prolongados.6 Hay datos que demuestran que la ingesta de probióticos durante el tratamiento con antibióticos puede
reducir el riesgo de desarrollar diarrea asociada al antibiótico.11
Taking antibiotics can lead to disturbances of the gut microbiota. This is because of their differential effect on different types of
bacteria in the gut; specific bacteria are particularly susceptible, or resistant, to the antibiotic in question.6 This can lead to
antibioticassociated diarrhoea, and in the hospital setting can increase the risk of a more severe form of diarrhoea caused by
the pathogen Clostridium difficile. The impact of antibiotics is usually shortterm, but disturbances of the gut microbiota for
extended periods of times have been documented as well.6 There is evidence that taking probiotics during antibiotic treatment
can reduce the risk of developing antibioticassociated diarrhoea.11
Conclusión
Los microorganismos presentes en el intestino humano son, sin duda, cruciales para la salud humana. Todavía queda por
saber exactamente cómo, hasta qué punto, y qué áreas de la salud humana se ven influidas por nuestros “huéspedes”; de
igual modo, queda por esclarecer los datos sobre cómo se podría manipular la composición y/o función de la microbiota para
lograr beneficios concretos para la salud.
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