Está en la página 1de 21

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

TRABAJO DE FUNDAMENTOS DE ECONOMÍA


PETRÓLEO EN EL SIGLO XX

PRESENTADO POR:
 MARÍA JOSÉ ESCOLAR ÁLVAREZ.
 JUAN PABLO JARAMILLO.

PRESENTADO A: PROFESOR: ENEXÍMO PERÉZ.

FUNDAMENTOS DE ECONOMÍA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS.

AÑO: 2017.

1
INTRODUCCIÓN

Es innegable que el petróleo constituye hoy en día el motor de la economía


colombiana, por ser el principal generador de renta externa por encima
incluso del café, nuestro producto tradicional de exportación, y por ser la
fuente principal de rentas para las regiones, bien a título de regalías por su
explotación o por contribuciones fiscales en las distintas fases de su
proceso. Este recurso mineral es la más autosuficiencia energética, que
durante los últimos quince años ha dado estabilidad económica y ha
dependido de las exportaciones petroleras. En el siguiente trabajo
encontraremos como surgió este mineral preciado, como fue explotado, y
cuáles son los problemas que se han presentado desde sus inicios, también
porque en el siglo XX se conoció como la época del oro negro. Eso nos lleva
a que La importancia del petróleo a nivel mundial es muy importante ya que
este es la principal fuente de combustible o lubricante de automóviles
además de electrodomésticos y usos industriales. El petróleo no se
encuentra en todos lado es por eso que su precio varía ya que este son
escasos. Para encontrar petróleo se lleva a cabo una serie de
investigaciones y una gran construcción petrolífera con el fin de encontrar el
oro negro de la tierra o el mar. Es por eso que las personas que van a
instalar una empresa petrolera no debe gastar dinero en yacimientos pobres
o en lugares que no se hicieron investigación para encontrar esta sustancia,
la cual existe aquí desde tiempos remotos y ha sido muy beneficioso,
miremos la historia y la que se esconde detrás de este mineral en nuestro
país.

2
HISTORIA DEL PETRÓLEO

La presencia del petróleo en Colombia se remonta desde mucho antes de lo


que se considera como el inicio de la industria del petróleo en el mundo. Tal
fecha es aceptada como la perforación del pozo del Coronel Drake en
Titusville, Pa., a mediados del siglo XIX. Durante la conquista, el Licenciado
Gonzalo Jiménez de Quesada, Fundador de Santa Fe de Bogotá, fue el
primero en reportar la presencia de “oro negro” en los afloramientos de
Petróleo del Valle Medio del Rio Magdalena, que llamaron Las Infantas en
honor de las dos princesas de España. Gonzalo Jiménez de Quesada. Antes
de esa época, en el Siglo XVI; los indígenas utilizaban ese petróleo para
calafatear sus embarcaciones, prender sus hornos, y aún con fines
medicinales, como fortalecer las piernas y controlar el cansancio. Para
finales del siglo XIX, en el año 1883, se perforó cerca de Barranquilla, el
primer pozo de petróleo Tubará, por dos líderes en exploración: Manuel
María Palacio y Diego López, asesorados por el geólogo Luis Stiffler, que
perforaron un pozo que llegó a producir 50 barriles por día, del precioso
líquido. Por la misma época, se construyó y se puso en marcha, en el año
1909, la primera refinería, Cartagena Oil Refining Co., para procesar crudo
importado y con una capacidad de 400 barriles por día. En consecuencia,
sólo el Estado puede autorizar contratos de explotación de recursos
minerales, y el primero de estos contratos, llamados Concesiones, fue
adjudicado a finales del siglo XIX, al autor de la famosa novela La María,
Jorge Isaacs, quien en busca de carbón, descubrió petróleo. Sin embargo, el
inicio de una explotación petrolera formal se hizo en la conocida Concesión
de Mares, firmada por el señor Roberto de Mares, el 28 de noviembre de
1905, en representación de una filial de la Standard Oil, en el Valle Medio del
Río Magdalena, en las inmediaciones de afloramientos de petróleo
descubiertos en la hoy llamada Barrancabermeja. Contrato similar se firmó
con el General Virgilio Barco Martínez, en las cercanías de la frontera con
Venezuela en el Catatumbo. Para el año 1924 se habían perforado 17 pozos
productores en el Campo Infantas, y paralelamente se descubrió la
estructura de La Cira, cuyo primer pozo se perforó en 1926. La actividad
petrolera en el país se incrementó considerablemente y trajo como
consecuencia el descubrimiento de campos como Casabe, Velásquez, Tibú,
Llanito, etc., Las características fundamentales del Contrato de Concesión
eran de una duración de 50 años, al término de los cuales, todos los bienes e
instalaciones del concesionario revertían al Estado; los gastos e inversiones
eran por cuenta del concesionario, y en contraprestación el país recibía una
regalía correspondiente a aproximadamente de 11 % de la producción.

3
Como consecuencia de esta reversión, el Gobierno Colombiano creó, el 25
de agosto de 1951, para hacerse cargo de estas instalaciones, la Empresa
Colombiana de Petróleos, ECOPETROL.

Pero antes de eso en 1905, el coronel José Joaquín Bohórquez, veterano de


la guerra de los Mil Días, le presentó a Roberto de Mares unas muestras de
petróleo obtenidas en el campamento de Infantas, cerca al poblado de
Barrancabermeja, durante una de sus expediciones por las selvas de la
región en busca de caucho. Otro veterano de la misma guerra, el general
conservador Virgilio Barco, también encontró petróleo en las selvas del
Catatumbo, a donde había ido inicialmente tras sus riquezas vegetales. De
Mares obtuvo una concesión a treinta años en la zona aledaña a
Barrancabermeja, aprovechando su cercana amistad con el presidente
Rafael Reyes, su padrino de bodas, mientras Barco se hacía a otra
concesión similar en el Catatumbo. Bohórquez no tuvo tanta suerte, ya que
sólo recibió una pensión por parte del Estado durante los últimos años de su
vida. De Mares se vio obligado a postergar varias veces el inicio de la
explotación petrolera por no contar con los recursos suficientes. En 1915, y
de manera casual, De Mares conoció al especulador norteamericano John
Leonard, quien se interesó en el negocio. Leonard viajó a lo que se
conocería como la Concesión De Mares, y de regreso a su país interesó a
tres de sus compatriotas: George Crawford, Joseph Trees y Michael
Benedum. Años más tarde este último narraba la fascinación que les causó
el potencial de la zona en donde "la tierra olía a petróleo", aunque se
preguntaban sobre cómo se las "arreglarían con los cazadores de cabezas
de la región, las serpientes venenosas y las boas constrictoras". En 1916
Crawford, Trees y Benedum fundaron la Tropical Oil Company en
Wilmington, Delaware. Tres años después, el gobierno colombiano aprobó el
traspaso de la Concesión a la Tropical y cuatro años más tarde las acciones
de ésta fueron vendidas a la International Petroleum Company de Toronto,
una subsidiaria de la poderosísima Standard Oil de New Jersey. Así, la
Standard se hizo a los promisorios campos petrolíferos de la Concesión de
Mares, que en 1927 representaban su principal fuente de explotación fuera
de los Estados Unidos. Luego esta multinacional norteamericana se veía
como una compañía comercial y como un agente civilizador que llevaba
progreso al trópico. Gibb y Knowlton, los historiadores oficiales de la
Standard, narraron así los comienzos de la explotación, en palabras que
hacen eco a las pronunciadas por Benedum: "Esta búsqueda constituye uno
de los [episodios] épicos de la industria del petróleo. La Concesión De Mares
era por sí misma salvaje una tierra de temperaturas hirvientes, aguaceros
increíbles y tribus nativas nada amigables [...] Los exploradores no

4
encontraron facilidades de ninguna clase, ni en Barranca ni en Infantas, de
vivienda para el hombre blanco [...] Las enfermedades tropicales eran
rampantes, y la mayoría de los nativos del lugar estaban enfermos,
desnutridos y desacostumbrados a la disciplina del trabajo sistemático". The
Lamp, la revista institucional de la Standard, fue explícita en esta clase de
calificativos cuando publicó un artículo sobre la Concesión titulado
"Civilización en la selva". En otro artículo advirtió sobre el contraste "entre
las dificultades de obtener el crudo en Texas u Oklahoma, y las que se
encontraron las compañías pioneras en las regiones extranjeras incivilizadas
del mundo [...] Una parte considerable de los gastos iniciales son debidos al
trabajo médico y de salubridad para proteger no solamente a los hombres
blancos enviados al campo nuevo, sino también a los empleados nativos". A
pesar de los anteriores comentarios, los orígenes de la explotación de la
Concesión De Mares marcaron el encuentro de dos mundos, dos formas
diferentes de ver la vida. Así, el historiador norteamericano Jonathan Brown
nos ofrece una fascinante descripción de los orígenes de la industria
petrolera en México: el choque de valores entre una tradición anglosajona,
liberal y libertaria y una estructura social mexicana, profundamente
jerarquizada, y ambigua hacia la penetración del capital norteamericano. La
inversión extranjera en México traía no sólo explotación, un trato racista
hacia los "nativos", intrigas, compra de políticos, etc., sino también progreso
material, desarrollo económico, transferencia tecnológica, servicios
públicos, salubridad y hospitales. Este es el carácter dual del desarrollo
capitalista y de la modernización. Tenía pues razón la Standard, en la década
de los años veinte, cuando proclamaba que sus facilidades hospitalarias
eran las mejores del país. No era accidental que en temas de salubridad e
higiene hubiese puntos de vista comunes entre la Standard y Raúl Eduardo
Mahecha, líder sindical de izquierda quien organizó varias huelgas contra la
Tropical. Mahecha condenaba el uso de bebidas alcohólicas e inculcaba en
los hombres las buenas maneras en la mesa, la higiene corporal, el uso del
vestido apropiado, etc. La inversión extranjera no venía sola. También se
imponían ritmos de trabajo moderno. En otro artículo de The Lamp, la
compañía reconocía la rápida adaptación del obrero colombiano a su nueva
forma de vida, según ésta motivada por los salarios más altos y las nuevas
condiciones de salud e higiene hasta entonces desconocidas por la gran
mayoría de los colombianos. Sin embargo, veinte años después un general
del ejército colombiano sostenía en un informe que los obreros harían
cualquier cosa para evitar el trabajo: "He podido darme cuenta de la inmensa
actividad [sic] de enfermedades venéreas que existen entre los trabajadores
de la Compañía [...] y se tiene la seguridad, por el enorme aumento, de que
con tales enfermedades se trata solamente de eludir el trabajo". Bajo el

5
sistema de concesiones Colombia producía el 1.19% del crudo mundial y
ocupaba el octavo puesto como productor en el mundo en 1927. Las regalías
recibidas por la Nación fluctuaban entre el 6 y el 10% de la producción bruta
de los campos. En 1941, el gobierno colombiano presentó una demanda ante
la Corte Suprema de Justicia, argumentando que la Concesión De Mares
debía revertir al país en 1946, y no en 1951 como sostenía la Tropical. La
Corte falló durante la segunda presidencia de Alfonso López Pumarejo a
favor de la compañía. Según el historiador Rene de la Pedraja, quien basa su
investigación en archivos norteamericanos, colombianos y británicos, López
Pumarejo, quien durante años habría sido sobornado por las compañías
petroleras, presionó a los magistrados.
En diciembre de 1948, el gobierno colombiano expidió un decreto
presidencial creando una compañía petrolera que asumiría la Concesión De
Mares después de su reversión al Estado en agosto de 1951. Las
negociaciones de la transición fueron sostenidas entre el gobierno
colombiano, la multinacional norteamericana, la misión diplomática de los
Estados Unidos en Bogotá y capitalistas colombianos (en particular los
industriales de Medellín), para organizar la nueva compañía y decidir sobre
las contribuciones económicas y técnicas de cada uno de los grupos
interesados. Aunque los administradores locales de la Tropical querían
participar en la nueva empresa, los ejecutivos de la Standard en los Estados
Unidos no estaban de acuerdo. Estos sostenían que a menos que pudiesen
controlar el 51% de la compañía -lo que el gobierno colombiano no
permitiría- no trabajarían en una empresa dominada por el Estado. Además,
tenían más interés en desarrollar los campos petroleros en el Medio Oriente
y no se sentían a gusto con los problemas laborales que encaraban en
Colombia. Los representantes de la embajada norteamericana en Bogotá y el
Departamento de Estado trataron de persuadir a la Standard a que
permaneciese en Colombia, ya que consideraban importante que los
Estados Unidos asegurasen reservas petroleras en el hemisferio occidental,
un área del mundo con la cual se sentían seguros, para no tener que
depender de las reservas de un Medio Oriente inestable y en el cual no
tenían hegemonía política.

ECOPETROL

6
Tuvo a Luis Emilio Sardi como el primer gerente de Ecopetrol donde con el
los industriales colombianos se preocupaban por el flujo normal de
combustible. La refinería operada por la Tropical representaba la mayor
fuente de combustible del país; así, cuando los trabajadores entraban en
huelgas prolongadas, la economía se paralizaba. Sin embargo, para
diciembre de 1948, después de la represión que siguió a los eventos del
Bogotazo, los trabajadores petroleros en la Concesión fueron debilitados y
su incidencia en las negociaciones para la formación de la nueva compañía
fue mínima. En meses anteriores, la retórica nacionalista de los obreros
había sido bastante enérgica. De esto era consciente el gobierno, que tenía
infiltrada a la Unión Sindical Obrera (USO), tal y como se puede leer en el
siguiente informe al entonces director general de la Policía Nacional: "El
detective No 37 informa que los obreros cuentan con apoyo económico de
muchos sindicatos del país [...] Los mismos obreros hablan insistentemente
de que cuentan con el apoyo moral y económico de sindicatos petroleros de
Venezuela, Perú y México [...] Los detectives me informan [que] la primordial
preocupación de los trabajadores del petróleo en huelga, es la de hacerle
sentir al gobierno por todos los medios de la razón y la cordura, la necesidad
de nacionalizar la industria del petróleo". De todas formas, durante las
negociaciones los obreros no fueron tenidos en cuenta; Rafael Rangel, el
"alcalde popular" que se tomó la alcaldía de Barrancabermeja con el apoyo,
entre otros, de la USO durante el Bogotazo, huyó a San Vicente de Chucurí y
allí organizó una guerrilla liberal contra el gobierno. Los líderes de la USO
habían sido encarcelados y varios de ellos asesinados. La USO fue
suplantada por dos sindicatos afiliados a la conservadora Unión de
Trabajadores Colombianos (UTC), y sólo recuperaría su influencia en 1957,
meses después de la caída del general Gustavo Rojas Pinilla. Mientras tanto,
los representantes del gobierno estadounidense se reunían con los
ejecutivos de la Standard, y acordaron solicitarle al Banco Mundial que
presionase a Colombia para que ofreciese mejores condiciones a la
inversión extranjera. Finalmente, la International Petroleum Company, otra
subsidiaria de la Standard, presentó una propuesta al gobierno colombiano.
El gobierno presidido por Gómez decidió crear la Empresa Colombiana de
Petróleos, Ecopetrol, que explotaría los campos petrolíferos de la antigua
Concesión con la asesoría técnica de la International. Esta, a su vez,
prestaría el capital para la expansión de la refinería en Barrancabermeja
(tiempo después, el Banco Mundial haría otro préstamo con el mismo fin). La
International operaría la refinería durante diez años, y la Esso, otra
subsidiaria de la Standard, se encargaría de la distribución de los derivados
del petróleo en Colombia. El 25 de agosto de 1951, la Concesión De Mares
finalmente revirtió a la Nación. En frases de The Lamp, esta es parte de la

7
descripción de los hechos de ese día: "El evento era único: nunca antes una
propiedad petrolera importante, desarrollada por una compañía privada,
había regresado a la Nación en virtud de la expiración de su contrato [...] A la
hora de la reversión, 600 personas, la mayoría de ellos prominentes en el
gobierno o en los negocios, permanecían apretados en el Club Internacional
en El Centro cantando el himno nacional". Con el sistema de concesiones
Colombia obtuvo regalías muy bajas, incluso desventajosas si se las
compara con las de otros países del Tercer Mundo. Esto ha llevado al
historiador Rene de la Pedraja a argumentar sobre el poco interés que la élite
colombiana ha tenido en el desarrollo energético y económico del país.
Podríamos sugerir entonces que los grupos dominantes han estado más
interesados en defender los precios y los mercados cafeteros, unos, y otros
en proteger la industria nacional a cualquier costo. El argumento de De la
Pedraja podría encontrar una réplica en las palabras de un reciente
presidente de Ecopetrol, quien comenta con ironía, que incluso las políticas
petroleras del dictador venezolano Juan Vicente Gómez, gobernante de su
país entre 1909 y 1935, eran más nacionalistas que las de sus colegas
colombianos. Dice él: "Esta es la base para hablar de diferencias entre las
participaciones de un Estado rico [...] administrado por un dictador,
calificado de ignorante, y una dirigencia siempre ausente con respecto a una
industria que pudiera ser la base de nuestro desarrollo y equilibrio social". A
pesar de todo, Colombia no pudo ser ajena a desarrollos internacionales. Si
bien es cierto que desde 1969 Ecopetrol había sido facultada por el gobierno
para explotar terrenos diferentes a los de la antigua Concesión De Mares, fue
sólo como consecuencia de la crisis petrolera de 1973 que Colombia dejó de
otorgar nuevas concesiones, a pesar de que las antiguas caducasen al cabo
de los términos convenidos. Así, por medio de un decreto de emergencia
económica de octubre de 1974, se abolió el sistema de concesiones en
Colombia y se empezaron a implantar contratos de asociación que ya eran
comunes en otros países. Hoy día, mediante los contratos de asociación, la
compañía privada asociada corre con los riesgos de exploración,
exceptuando los contratos de riesgo compartido, donde Ecopetrol asume
parte de estos costos. Si el campo resulta comercializable, el 20% del
producto bruto se paga como regalías y a la empresa asociada le es
reembolsada la mitad de sus gastos. De ahí en adelante, al menos en teoría,
Ecopetrol recibe entre un 50 y un 70% siguiendo una escala que depende del
total de la producción acumulada en un campo dado. En cualquier país del
mundo, los escritos sobre el tema de las compañías petroleras generalmente
vienen cargados de emociones y de intereses. Existen dos discursos con
muy pocos puntos de encuentro. Así, en nuestro país, algunos autores
parecen reflejar el intenso sentimiento de Pablo Neruda quien, en el Canto

8
General, describe a los abogados criollos de las multinacionales como
"enanos oscuros", mientras las compañías petroleras "compran países,
pueblos, mares..." Otros colombianos, más cercanos al corazón de las
empresas, consideran que es su deber mostrar a los pioneros de la industria
petrolera en Colombia más "[como] héroes que [como] villanos, [quienes]
merecen un puesto especial en la historia económica de Colombia por su
contribución a la riqueza y bienestar del país". Sin embargo, la historia no es
tan sencilla. Las negociaciones sobre las diferentes modalidades de
explotación del petróleo, además de haber sido fruto de presiones, no
siempre ortodoxas, son también el resultado de condiciones externas tales
como la repartición de esferas geopolíticas de influencia a nivel mundial, los
procesos de descolonización desde la segunda Guerra Mundial, y las
condiciones de la oferta internacional del crudo. Además, como ya se
señaló, la expansión del capitalismo y la implementación de nuevas formas
de organización del trabajo y de la distribución de la riqueza, constituyen
procesos plenos de contradicciones y matices.

SIGLO XX

La industria petrolera, sufrió a lo largo del siglo XX una serie de dificultades,


las unas propias del arduo trabajo para encontrar petróleo y otras muchas
de carácter jurídico, político, económico e incluso de orden público: no
puede olvidarse que desde 1985 a la fecha la industria de hidrocarburos en
su fase de transporte ha sufrido numerosos ataques, los que sin embargo no
han desanimado a los buscadores de ese precioso elemento, cuyos más
remotos registros históricos nos llevan al siglo XVI, momento durante el cual
la hueste comandada por Gonzalo Jiménez de Quesada llegó al lugar
conocido con el nombre de La Tora, sobre el río Magdalena, donde habitaba
la comunidad de los Yariguíes. En este sitio, en donde se encuentran hoy
Barrancabermeja y las instalaciones industriales más importantes de
Ecopetrol, la expedición española encontró un líquido negruzco que brotaba
de la tierra y que los indígenas usaban a manera de ungüento corporal, con

9
propósitos medicinales. Del petróleo hubo también vestigios en otros sitios
de nuestro territorio, como en la Guajira, en Orito, la región del Catatumbo y
las cercanías de Lorica, regiones éstas, muy especialmente la última, que se
vinculan a los orígenes de la industria petrolera gracias a la extraordinaria
visión de personajes como Manuel Armella, Diego Martínez, Juan de Dios
Pasos, Carlos Vellojín y Prisciliano Cabrales, quienes realizaron los primeros
trabajos de la industria petrolera en Colombia en territorios que habían
pertenecido a comunidades indígenas, de los actuales departamentos de
Córdoba, Bolívar y Atlántico (ver "Especial Petróleo y Cusiana", Credencial
Historia Nº 49, enero 1994). Por los años en que empezó a desarrollarse lo
que ha dado en llamarse la fase costeña de la industria, concretamente en
1905, se expidió el decreto Nº 34, por el cual se confería al Ejecutivo
autorización para otorgar privilegios en la construcción de canales,
explotación del lecho de los ríos y canteras, depósitos de asfalto y aceites
minerales. Este decreto fue ratificado por la ley 6 del mismo año, bajo cuya
vigencia el gobierno otorgó a Roberto de Mares una concesión para
explotación de yacimientos de petróleo en las áreas de Carare y Opón,
justamente donde Jiménez de Quesada había visto manaderos de crudo.
También en 1905, el gobierno concedió permiso para explotar fuentes de
petróleo en el actual departamento de Norte de Santander a Virgilio Barco.
Andando el tiempo, en la primera de estas dos concesiones se descubrió lo
que se conoce en la industria petrolera con el nombre de un gigante, el
campo Cira-Infantas, que tras sucesivos traspasos quedó finalmente en
manos de la Tropical Oil Company, cuyas acciones pertenecían a la Standard
Oil de New Jersey. Finalmente, luego de numerosas disputas legales que
involucraron tanto a magistrados de la Corte Suprema de Justicia como a ex
presidentes de la República, esta concesión revirtió al estado en agosto de
1951, siendo manejada por la compañía petrolera creada por el gobierno en
1948 con ese propósito. Es así como Ecopetrol acaba de cumplir cincuenta
años, siendo hoy el eje de la industria en nuestro país. Luego de la firma de
las concesiones de 1905, el país se preocupó por encontrar un marco legal
adecuado para el desarrollo de la industria. No fue fácil, pues la disputa con
Estados Unidos con motivo de la pérdida de Panamá generó numerosas
controversias sobre la presencia de compañías petroleras de ese país en el
nuestro, con la dificultad consecuente para adoptar normas que resolvieran
el tema del marco de la contratación petrolera. En la década del 20, y tras la
expedición de la ley 120 de 1919, se expidieron dos o tres regulaciones más,
ninguna de las cuales puso punto final al problema. En 1928 empezó a
discutirse lo que con el tiempo llegaría a ser la ley 37 de 1931, una de las
más debatidas en la historia del Parlamento colombiano, con la cual empezó
a definirse el marco del desarrollo de la industria petrolera. No se acogió

10
entonces la fórmula propuesta de que el recurso fuera explotado por el
Estado; se llegó a la figura de la concesión, como la más adecuada para la
estructura económica del país en ese momento. Esta ley y sus decretos
reglamentarios se recogieron en 1953 en lo que se conoce con el nombre
impropio de Código de Petróleos. La figura de la concesión así definida
implicó que llegaran al país algunas de las compañías más reconocidas a
nivel mundial, que se hicieran titulares de contratos, la mayoría de los cuales
ya revirtieron a Ecopetrol.

Lo cuál el contrato de concesión, que implicaba para el estado una


participación en las regalías, en el producto bruto y en lo que se conoce con
el nombre de cánones superficiarios, implicaba una serie de trámites
gubernativos excesivamente lentos y dispendiosos, y la posibilidad de
congelamiento de áreas sin la obligación que hoy tienen las compañías de
ejecutar en ellas trabajos exploratorios; esta circunstancia, unida a una serie
de fenómenos mundiales (Cfr. artículo de Rodolfo Segovia Salas en: "El
Petróleo en Colombia". Bogotá: Ecopetrol, 2001) hizo que el gobierno del
presidente Lleras Restrepo presentara un proyecto de ley que se convirtió en
la ley 20 de 1969, cuyo artículo 12 autorizó al gobierno para declarar reserva
nacional cualquier área petrolífera del país y aportarla, sin sujeción al
régimen ordinario de contratación y licitación, a Ecopetrol. El propósito de
reservar la administración de los hidrocarburos nacionales a Ecopetrol era el
que esta empresa los explotara directamente o en asociación con el capital
nacional o extranjero. Nació así el sistema contractual de asociación, vigente
casi con exclusividad hasta nuestros días, y que tuvo su primera
manifestación poco después al suscribirse el contrato con la Texas
Petroleum Company, de donde resultaron los descubrimientos gasíferos de
Chuchupa y Ballenas en la Guajira. En 1974, y durante la vigencia del estado
de emergencia económica instaurado ese año, se expidió el decreto
legislativo 2310 cuyos dos primeros artículos modificaron el sistema vigente
hasta entonces para la exploración y explotación de hidrocarburos,
reemplazando el sistema de concesión por el de explotación directa a cargo
de Ecopetrol, o por el de "contratos de asociación, operación, de servicio o
de cualquier otra naturaleza, distintos de los de concesión celebrados por
dicha empresa, con personas naturales o jurídicas, nacionales o
extranjeras". Gobiernos posteriores han ajustado la política de asociación

11
entre Estado y capital privado, lo cual ha permitido el incremento del número
de contratos firmados, el consecuente incremento de pozos exploratorios y,
como corolario necesario, el descubrimiento de otros dos campos gigantes,
el de Caño Limón en 1983, y el de Cusiana Cupiagua en 1991. La novedad
fundamental que implica el contrato de asociación frente al de concesión es
la ninguna injerencia por parte de los organismos estatales en la
programación y ejecución de las operaciones industriales que adelanta el
titular de la concesión, especialmente en la etapa de explotación; en el
contrato de asociación, por el contrario, el asociado particular y Ecopetrol
preparan los planes concretos de operación, los presupuestos respectivos y
todas las actividades necesarias para el aprovechamiento de los recursos
petrolíferos, siempre que se esté en la fase de explotación, ya que en la de
exploración la tarea es llevada a cabo por cuenta y riesgo de la asociada,
participando Ecopetrol únicamente cuando se haya descubierto un campo
comercialmente explotable.

En los últimos tiempos, pareciera que el modelo del contrato de asociación


hubiera entrado en crisis, y algunas voces muy autorizadas han planteado la
necesidad de volver al esquema de concesión, sobre todo por el escaso
éxito que Ecopetrol ha tenido en su gestión directa y por las inmensas
cargas laborales de la empresa, las cuales incluso amenazan la estabilidad
futura de la economía colombiana. El debate está abierto, y para encontrar la
solución más adecuada habrá que mirar, como siempre, hacia el pasado, en
el cual sin duda habrán de encontrarse las fórmulas para un mejor desarrollo
del recurso en el futuro próximo. Los debates del proyecto que se convirtió
en la ley 37 de 1931 presentan elementos aún hoy utilizables para encontrar
las respuestas que el país requiere. El gran desarrollo en USA de la industria
automotriz y en general de las industrias consumidoras de recursos
derivados del petróleo a comienzos del siglo XX, movió a los gobiernos y
empresas tanto de Estados Unidos como de Inglaterra a buscar, explorar y
controlar los principales yacimientos petrolíferos a nivel mundial. Es así
como Colombia, poseedora de importantes recursos petroleros, fue blanco
de dicho interés, por lo cual empresas americanas promovieron actividades
de exploración en nuestro país, principalmente de manera encubierta,
asociándose inicialmente con empresarios potenciales, que debido a su
cercanía con los gobiernos de turno, habían obtenido licencias de
explotación de grandes áreas territoriales, que ya tenían determinada su
vocación de grandes productoras de petróleo. Dos concesiones fueron
famosas desde comienzos del siglo pasado: La concesión Barco, dada al

12
General Virgilio Barco en el Catatumbo y la concesión de Mares, entregada a
Roberto de Mares en la zona de Barrancabermeja. Las dos concesiones
sufrieron procesos de caducidad, debido a que los concesionarios no
contaban con los recursos necesarios para su adecuada explotación, sin
embargo, por presiones tanto del gobierno como de las empresas
norteamericanas, sus beneficiarios las transfirieron a empresas de Estados
Unidos, las cuales, desde esa época comenzaron a explotar de manera
inmisericorde nuestro recurso energético, aún a costa de la vida de los
pobladores originales del territorio como los indígenas Motilones y de la
tribu Bari que habitaban la región donde se encontraba el petróleo
colombiano. Es así que por intervención directa de Andrew Mellon, dueño de
la Gulf Oil y a la vez Secretario del Tesoro de USA, el gobierno colombiano
se vio obligado a transferir la concesión ya caducada a la Gulf Oil, bajo la
espada de Damocles de no volver a recibir préstamos del gobierno
norteamericano y la posibilidad de sufrir una nueva pérdida de territorio, tal
como ya había sucedido con Panamá. Es en este contexto que en 1.931 entra
en vigencia la Ley 80 en la cual el Estado colombiano, no solamente acepta
la transferencia de la concesión, sino que se obliga a prevenir o repeler la
hostilidad de los indígenas que habitaban en las regiones materia del
contrato de concesión. Dicho en otros términos, se expidió carta blanca para
el exterminio de los pueblos originarios de la zona donde se encontraba la
riqueza petrolífera colombiana. Los procesos de explotación del petróleo
colombiano impusieron un reacomodamiento del territorio, tanto en su
ocupación, como en el uso y administración de la tierra. Fue necesario el
desarrollo de vías de acceso a la zona, la construcción de importantes obras
de infraestructura, se efectuaron grandes asentamientos humanos con la
correspondiente creación de entidades clericales, civiles y militares.
También implicó un impresionante auge en la llegada de colonos, unos con
la esperanza de un mejor empleo, otros con la idea de apropiarse de terrenos
para su explotación agrícola. Toda esta masa de poder arrollaba todo a su
paso, especialmente al vulnerable pueblo indígena que habitaba la zona.
Aunque dicho proceso sufrió una breve parálisis debida a la segunda guerra
mundial, retomó su fuerza inicial en la segunda mitad del siglo anterior,
cuando se hace la reversión de la concesión de Mares, y en su lugar
aparecen los contratos de asociación, los cuales son el desarrollo moderno
de las antiguas concesiones y de otra parte, se crea Ecopetrol, empresa
estatal con la que de manera tímida comenzamos a ejercer nuestra autoridad
sobre el valioso recurso petrolero con el cual nos dotó la naturaleza. La
exploración en busca de petróleo es un proceso bastante complejo y
costoso: una vez definida el área de exploración y efectuados los estudios
geológicos que indican la posible presencia de petróleo en una zona

13
específica, es necesario adelantar la ejecución de pozos de evaluación y
exploración que incluyen el diseño y análisis para el ensayo de pozos,
estudios de geo ciencia e ingeniería del petróleo incluyendo expertos en
programas de software especializado. Luego se requieren equipos de
superficie que incluyen tanto elementos fijos al terreno como instalaciones
móviles o marítimas y a continuación se efectúa el entubado del pozo, el
cual debe considerar un amplio espectro de diámetros de tubería de
revestimiento, que a su vez administre diversos tipos de carga y explosivos,
con diferentes densidades en el disparado. Todo el proceso antes descrito
debe ser monitoreado en tiempo real, por medio de tecnología cableada e
inalámbrica para obtener datos de temperatura, presión, flujos, y demás
parámetros de interés. Esta información generalmente es accesible por
medio de Intranets seguras, tanto en las instalaciones cercanas al pozo
como en el centro de operaciones, posibilitando de esta manera que los
expertos puedan tomar las decisiones adecuadas y oportunas que
garanticen un ensayo de pozo exitoso que suministre información válida,
permitiendo una exitosa evaluación del reservorio de petróleo, así como la
evaluación del cementado necesario de las paredes del pozo y de la tubería
de revestimiento, y también la correlación de profundidades y la perforación,
incluyendo cables de acero que permitan correr catadores de fondo,
barómetros y herramientas de registro de producción con memoria y cabeza
de disparo, toma de muestras de la presión, volumen y temperatura tanto de
superficie como del fondo del pozo. Las muestras recogidas deben ser
analizadas en laboratorios especializados, estudiando la condensación de
gases, la volatilidad del aceite y del petróleo negro hallado. También es
necesario un riguroso control de la producción de arena en superficie
durante el ensayo del pozo, lo que significa la instalación y manipulación de
filtros de arena y deshidratadores, rejillas expandibles para el control de
arena y bombeo, así como la colocación de tubulares especiales. Se puede
concluir de la lectura anterior que el proceso es bastante complejo, pero en
el caso colombiano las complejidades inherentes son aún mayores, pues
como siempre se ha sabido, las mayores reservas de petróleo en Colombia
se encuentran en el Piedemonte llanero, lo que significa que además se debe
lidiar con las montañas y su geografía. Para poner en contexto esta
complejidad, baste analizar el caso de la perforación del pozo Gibraltar I,
donde fue necesario recurrir a la bioestratigrafía, la cual es una rama
especializada de la paleontología que facilita el conocimiento de la evolución
de fósiles de seres que habitaban una zona particular y que con el
transcurso del tiempo y con las condiciones adecuadas llegaron a formar las
rocas productoras de petróleo. En el caso en mención, se estudiaron granos
de polen de plantas asociadas a la macadamia, que dieron las señales de

14
alerta en el sentido que el taladro de perforación se acercaba al tope de la
formación de hidrocarburos. Por medio de la bioestratigrafía fue posible
determinar con gran exactitud donde apareció y cuando se extinguió una
especie en particular y así poder identificar con precisión un punto en
particular de la columna de roca que se requiere perforar.

EMPRESAS

Con esta técnica, los investigadores del Instituto Colombiano del Petróleo
(ICP), pudieron saber que una especie particular de polen estaba ubicada a
30 metros por encima del inicio de la formación Mirador en Gibraltar I, lo que
les permitió tomar las medidas operativas necesarias, en la seguridad que
estaban en las cercanías del reservorio. Es de anotar que ésta información
no puede ser detectada por los más modernos estudios sísmicos existentes
en la actualidad. Las principales empresas mundiales con experiencia
comprobada en este campo, son las siguientes:

Es el proveedor líder de servicios en el campo de exploración y explotación


petrolera, con más de 80 años de existencia, cuenta con 100.000 empleados
en 80 países y 25 centros de investigación y desarrollo dedicados a la
industria petrolera.

Weatherford es otro de los mayores proveedores globales de productos y


servicios petroleros con más de 50.000 empleados en todo el mundo, opera
en más de 100 países, e incluye unas 125 instalaciones de fabricación
distribuida a nivel global. Definitivamente, estas son las empresas líderes
mundiales en al área petrolera, las cuales además de compartir su liderazgo
en cuanto a su capacidad económica, son también los más costosas del
mercado. Si a este análisis agregamos las dificultades propias de la
geografía colombiana, encontramos las razones claras por las cuales se
hace prohibitivo para nuestro país trabajar con dichas empresas. Es por ello
que es necesario ser prácticos e investigar otras posibilidades en diferentes
países y entonces aparecen otros jugadores tales como Canadá, Brasil con

15
un amplio desarrollo en los últimos 15 años y Rusia que posee una de las
experiencias más consolidadas a nivel global, ya que es poseedora de
grandes yacimientos y ha afinado desde hace mucho tiempo sus técnicas de
exploración y explotación. Se encuentra científicamente adelantada en
muchos aspectos, pues sus técnicas de perforación están orientadas a fines
prácticos y son más económicas por su especialización en el uso de
herramientas explosivas.

En este contexto, las principales empresas representantes del sector


petrolero son:

Gazprom es una de las compañías más grandes del mundo de la energía.


Sus líneas de negocio principales son la exploración geológica, producción,
transporte, procesamiento, almacenamiento y comercialización de
hidrocarburos, así como la generación y comercialización de calor y energía
eléctrica. Con más de 50 años en el mercado, actualmente posee las
mayores reservas mundiales de gas natural, controlando cerca del 20% de la
producción mundial. Las reservas existentes, los mercados tendientes a la
integración del negocio de los hidrocarburos y el potencial que existe para
descubrir y certificar nuevas reservas en Sur América han influido para que
GAZPROM decida apostar a Latinoamérica, utilizando para ello su
experiencia tecnológica, su capacidad económica y financiera, así como una
perspectiva estratégica de cooperación y mutuo beneficio de largo plazo.

16
Rosneft es una de las compañías petroleras integradas verticalmente
creadas a partir de la reorganización y privatización a gran escala de la
industria petrolera de Rusia en los años siguientes a la disolución de la
Unión Soviética. Su rápido desarrollo en los últimos años ha creado un
enorme potencial para el crecimiento sostenible en el desarrollo y aplicación
de nuevas tecnologías, consiguiendo un aumento sostenible en el tiempo de
producción de petróleo. Existen ejemplos de casos en países en América
Latina en los cuales las técnicas empleadas por las empresas rusas
permitieron perforar pozos petroleros en la mitad o inclusive en la tercera
parte del tiempo, si a esto sumamos que en el presente año Ecopetrol planea
explorar cerca de 40 pozos, es evidente el ahorro que significa emplear
tecnologías más prácticas y económicas que las que ofrecen las compañías
más grandes a nivel mundial.

17
CONCLUSIÓN

Colombia no es un país petrolero pero cuenta con petróleo y gas. Así lo han
señalado analistas al comparar la producción y las reservas de nuestro país
con otras naciones. Lo que a veces se pasa por alto es que sin ser petrolero
se ha convertido en un país altamente dependiente de los ingresos del
petróleo para financiar el gasto público y la inversión de la nación y de las
regiones. La economía se ha diversificado consolidando otros sectores
como el comercio, los servicios, la construcción y la infraestructura. Atrás
quedaron las épocas de dependencia en la minería de oro y el tabaco, e
incluso el café. En la última década el petróleo se ha convertido en factor
clave de la economía por su capacidad de generación de ingresos. Esa
verdad, traducida en billonarios recursos para el gasto público a todos los
niveles se volvió una pesadilla con la caída en los precios desde 2014. Eso
llevó al Gobierno Nacional a procurar dinamizar otros sectores con lo que
llamó “la nueva economía”, aprovechando la devaluación y los tratados de
libre comercio. Se buscó desde entonces sustituir los ingresos que
provenían del sector petrolero. La realidad ha demostrado que no es fácil y
toma tiempo. Y estamos en problemas, con una industria petrolera rezagada
y amenazada y una no petrolera que no despega. Mientras tanto, las
necesidades no cesan y se traducen en mayor gasto presente y futuro, como
es el caso de los acuerdos de paz, la deuda pensional y el reclamo justo de
regiones olvidadas como el Pacífico. En medio de esa situación la industria
petrolera es asediada por acciones jurídicas y consultas populares que
buscan prohibir la actividad incluso en municipios con tradición y vocación
petrolera. Con ello se pone en riesgo la producción actual y futura, lo cual
depende de la situación de reservas, que según la Contraloría General de la
República, si acaso alcanzan para cuatro años. Sin perjuicio de examinar las
causas de la animadversión lo cierto es que en el corto y mediano plazo el
país no parece contar con una actividad con la misma posibilidad de generar
recursos que la petrolera y las demás opciones para financiar el gasto
público son limitadas. El gobierno nacional y muchas regiones están
endeudados y la capacidad de los colombianos de pagar más impuestos
está saturada. Lo anterior sugiere ser realistas y buscar soluciones para la
industria petrolera. Esto no excluye impulsar otros sectores, similar a lo que
ya están haciendo Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, esos sí países
petroleros que trabajan en una transformación energética y de sus
economías, no para sustituir el petróleo sino para complementarlo. Es decir,
para generar más riqueza y poder atender las necesidades crecientes del
Estado y sus habitantes. Por las necesidades de financiación y su
importancia para la estabilidad, Colombia no puede darse el lujo de debilitar

18
el sector petrolero con decisiones populistas. La aspiración es tener unas
finanzas públicas sin sobresaltos lo que se logrará con más petróleo, al
menos hasta que se consoliden otros sectores. Negarlo sería tapar el sol con
las manos y llegar a la irresponsabilidad. Los hidrocarburos en Colombia
aportan 5% del PIB, 25% de la inversión extranjera y 40% de los ingresos por
exportaciones. ¿Se mantendrá su importancia en el futuro? La caída que dio
en el siglo XX por la que casi desaparece ECOPETROL es una que se viene
presentando actualmente. La caída de los precios de los hidrocarburos
desde 2014 disminuyó los ingresos por exportaciones, desmejoró la cuenta
corriente, deterioró los términos de intercambio, redujo los ingresos
públicos y desaceleró el ingreso nacional en los países que los exportan.
Debido a ello forzó un ajuste con implicaciones desfavorables para la
actividad económica y la inflación. Los menores precios también
comprimieron la rentabilidad del sector, por lo cual sus firmas recortaron
22% la inversión alrededor del mundo en 2015. La menor inversión en el
sector disminuye la capacidad de crecimiento de las economías en el
mediano plazo, porque frena la acumulación de capital. Además, obstaculiza
su expansión en el corto plazo, porque reduce la demanda. El descenso de la
rentabilidad también dificulta atraer capital extranjero. Por este motivo el año
pasado el flujo de recursos externos a esta rama en Colombia (US$3.063
millones) se redujo 35,3%, con lo cual causó dos quintos de la caída de 26%
en la inversión extranjera directa. Este descenso preocupa porque el país
requiere ahorro externo para financiar su déficit en la cuenta corriente y su
tasa de inversión. También necesita inversión extranjera para sostener la
producción de hidrocarburos, cuyo estancamiento no aporta al crecimiento.
La contribución del capital extranjero ayuda a prolongar la autosuficiencia
petrolera, que solo durará 6,4 años. Para enfrentar los bajos precios, ampliar
las reservas y la producción de los hidrocarburos, el Gobierno tomó algunas
medidas: autorizó a la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) a ajustar
los contratos de exploración y explotación; extendió los beneficios de la
tabla de regalías variables por volumen de extracción a los contratos de
producción incremental que incorporen reservas, y estableció la posibilidad
de pactar ampliaciones de los términos y extensiones de los plazos de
exploración. Esto nos lleva a en el caso de países en vía de desarrollo como
el Colombia, se debe ahorrar hasta el mínimo recurso económico para
optimizar la exploración y explotación del petróleo colombiano, sustituyendo
las tecnologías de exploración y explotación actualmente empleadas, por
otras menos costosas, más prácticas y con un mayor retorno de la inversión.
Por último, con el objeto de promover los contratos de evaluación técnica,
introdujo la factibilidad de que las actividades adicionales al programa
exploratorio sean acreditadas al cumplimiento de los compromisos de la

19
primera fase del contrato de exploración y producción. Pero en opinión del
sector privado aún faltan acciones audaces para mejorar la rentabilidad del
sector. La primordial es brindar estabilidad jurídica y tributaria a los
inversionistas, cuya confianza peligra con la revocatoria de la licencia
ambiental para exploración del bloque Serranía, en La Macarena. Se requiere
también agilizar las licencias ambientales. Como propuso el ex ministro
Guillermo Perry, hay que coordinar a la ANH con las autoridades
ambientales para que los inversionistas tengan certeza de dónde se puede o
no explorar y extraer hidrocarburos. Otra necesidad expresada por el sector
privado es mejorar la infraestructura de transporte y reducir sus costos. Se
deben ordenar las consultas previas con las comunidades, con el fin de que
no constituyan un obstáculo para la exploración y explotación de los
hidrocarburos, ni un mecanismo de chantaje para reclamar obras y recursos
que deben estar en cabeza del Estado, Por último, hay que replantear la
participación del Gobierno en el ingreso del sector (government take), que
en Colombia es alta. Existen varias maneras de obtener ingresos públicos de
la producción de hidrocarburos. Una de ellas es imponer un tributo con una
tasa determinada sobre las utilidades. Con el supuesto de costos
constantes, la magnitud del tributo depende del precio, que determina los
ingresos y las utilidades de las compañías. Otra forma son las regalías. En
este caso, los incrementos del precio disminuyen en términos relativos el
importe de las regalías para las compañías, mientras que las disminuciones
lo aumentan.

20
Bibliografía:

 http://laotraopinion.net/recursos-naturales/exploracion-de-petroleo-en-
colombia/.
 file:///C:/Users/SONIA/Downloads/breve_historia_petrolera_colombia.p
df%20(3).pdf.
 http://www.banrepcultural.org/node/73382.
 http://www.banrep.gov.co/docum/ftp/borra692.pdf.
 http://www.dinero.com/edicion-impresa/pais/articulo/habra-futuro-
para-el-petroleo-en-colombia/224029.

21

También podría gustarte