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Novela: Set de hombre loco | Vol. 1-3

Traducción al español:En proceso


Índice
Introducción
Prólogo
Primera historia | Parte 1
Primera historia | Parte 2
Primera historia | Parte 3
Primera historia | Parte 4
Segunda historia | Parte 1
Segunda historia | Parte 2
Segunda historia | Parte 3
Segunda historia | Parte 4
Tercera historia | Parte 1
Tercera historia | Parte 2
Tercera historia | Parte 3
Tercera historia | Parte 4
Cuarta historia | Parte 1
Cuarta historia | Parte 2
Cuarta historia | Parte 3
Cuarta historia | Parte 4
Volumen 2
Quinta historia | Parte 1
Quinta historia | Parte 2
Quinta historia | Parte 3
Quinta historia | Parte 4
Sexta historia | Parte 1
Sexta historia | Parte 2
Sexta historia | Parte 3
Sexta historia | Parte 4
Séptima historia | Parte 1
Séptima historia | Parte 2
Séptima historia | Parte 3
Séptima historia | Parte 4
Octava historia | Parte 1
Octava historia | Parte 2
Octava historia | Parte 3
Octava historia | Parte 4
Novena historia | Parte 1
Novena historia | Parte 2
Novena historia | Parte 3
Novena historia | Parte 4
Volumen 3:
Este volumen se encuentra disponible en el álbum de: Set de locos
Información
• Novela: Madman Combo | Conjunto de hombre loco |
• Autor | Ilustrador: Gye-ja | Ji Eun-i | @argon0306
• Género/Categoría: Mafia | Gangsters | Romance | Dark Skin | Colección de historias |
Trillizos | Amnesia | Age gap | Heterosexuales | Psicópatas
• Año: 2020
• Traducido por: yourdreaman
• Edición | Corrección: BLPages
Sinopsis
«Lee Mongryong, es secuestrado por unos hombres misteriosos. Antes de eso, "Hyeyoung",
su hermana mayor, planeaba presentarle a su futuro esposo antes de desaparecer de forma
repentina. Seok Jeha, la oveja negra y segundo hijo de una familia mafiosa, tiene como
misión eliminar al amante de Hyeyoung quien ha robado información de la compañía.
Atrapado en una situación confusa, como el gato y el ratón, Jeha es arrastrado por el juego de
Mongryong, y siente como si estuviera volviéndose loco. Pero extrañamente, ¿Una parte de
su corazón comienza a derretirse...?».
Otros enlaces
• Historia también disponible en: Wattpad
• Compra | Original: Aladin
Nota
Esta novela es traída al español gracias a YOURDREAMAN, traductora y nueva amiga,
quien se nos ha unido al equipo.
Es todo.
Disfruten de la lectura.
Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 |
Parte 1 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 | Parte 1

Jeha se sentó en un enorme sofá de cuero. Con una copa de vino en la mano, miró al frente
con una mirada decidida. A su lado, Ho arrodillado como un pecador, se sentó en el suelo sin
poder levantar la cabeza correctamente. Doosan y Magang, se encontraban a ambos lados de
Ho.
—Lo siento mucho. Hyung.
La cara de Jeha, que se llevó la copa de vino a la boca, lucía tan sangrienta como si le
hubieran volcado agua fría encima. El psicópata rosado le había pedido permiso para ir a su
casa y luego de atacar a Ho, se escapó. En este caso, también había utilizado una pistola
eléctrica.
Supuso que, hasta cierto punto, sus recuerdos habían regresado, pero fue su error ser tan
confiado como para creerle. Quería regresar el tiempo, unas horas atrás para agarrar el cuello
de Lee Mongryong y retorcerlo.
—¿El bastardo se llevó el teléfono?
—Sí. Hyung.
—Llámalo.
Doosan marcó el número de teléfono. Después de un tiempo, en lugar de cumplir con la
expectativa de que no contestara la llamada, la voz de Lee Mongryong fluyó desde el otro
lado.
—Sí, soy Lee Mongryong.
Doosan se impresionó tanto que quedó sin palabras por un momento porque no podía creer
que después de robar el teléfono, se atreviera también a hablar tan descaradamente.
Rápidamente, le pasó el teléfono a Jeha, este lo recibió y se lo puso en la oreja.
—Lee Mongryong.
Hubo silencio por un momento. Y pronto, comenzó a susurrar y a reír. La cara de Jeha se
volvió tan aterradora, como un ángel de la muerte.
—Mi amor, sé que no puedes evitar llamarme. Ya sé que una vez que has probado el culo de
un hombre, es muy difícil dejarlo.
—Tú, maldita perra...
—Fue divertido, así que olvídate de todo. A cambio de eso, borraré el video que tomé en el
motel. ¿Te parece bien?
—Crees que puedes huir fácilmente.
—¿Acaso es más difícil?
—¿Seok Junyoung perdió tus documentos?
—Oh, eso. Realmente no confío en él. Además, tú mismo me lo dijiste. No confíes en la
gente de la familia Seok. Pero no había nada en el sobre. Por favor, si te encuentras con el
fiscal, pídele disculpas de mi parte. Saludos.
—Voy a Busan ahora mismo.
—¿A qué?
—Te veré de nuevo muy pronto. Por supuesto, si es que estás vivo hasta entonces.
—Wow, que miedo. Bueno, espero que lo hagas tú mismo. Estoy ocupado, así que voy a
colgar. No me molestes una y otra vez. ¿Acaso eres un ex novio gruñón? Eso es muy feo, ya
sabes.
Colgó el teléfono. Su paciencia también estaba al límite. La mano de Jeha que sostenía el
teléfono, temblaba. Apretó los dientes y miró al frente.
Doosan, que estaba a su lado, al verlo con una expresión tan desconocida, dijo:
—¿Hyung?
Jeha arrojó el teléfono hacia adelante. El celular se rompió en pedazos en el piso con un
estruendoso sonido de ruptura. Luego preguntó con voz helada:
—Lee Hyeyoung.
—Está en el hospital.
—Contáctame. Voy a ver a Lee Mongryong. No quiero que se divierta solo.
—Sí, hyung.
—Y quiero que lo hagan cuidadosamente. Que no le toquen ni un dedo.
—¿Qué?
—Vamos, me encargaré yo mismo de eso.
Con un sonido brusco, la copa de vino en su mano se rompió. Ho, sentado en sus rodillas
temblaba. Sus manos se mancharon rápidamente de sangre.
Magang retrocedió para buscar algo para limpiarlo. La sangre que goteaba de sus manos,
comenzó a empapar la blanca alfombra de rojo.

Mongryong colgó el teléfono y lo tiró. Decidió que ya no le era de utilidad tenerlo. El sedán
conducido por Mongryong se dirigía a Busan a una velocidad aterradora. Seunghyun,
sentado a su lado, le pregunta si quiere comer una de las mandarinas que está en el auto.
—Oye, ¿podemos robar este auto y conducirlo?
Era el automóvil que había traído Baek Ho, por lo que parecía ser una preocupación.
Mongryong dijo que no le importaba. Seunghyun que estaba en silencio, le preguntó algo,
como si fuera un secreto.
—Por cierto... ¿De qué estabas hablando antes?
—De qué.
—Lo que dijiste sobre el culo de un hombre.
—No es asunto tuyo.
—Quizás con él... ¿Tuviste?
Mongryong miró a Seunghyun como si estuviera loco, y comenzó a murmurar:
—Y si lo hice que. No es como si todavía fueras mi amante.
—Dicen que debes conocer a la gente. A la persona correcta. Si es así, encontrarás a alguien
a quien realmente le importes.
Mongryong sonrió y dijo:
—Sí, y ese eres tú.
Seunghyun se desmorona sobre su frente y masculla una maldición. Haa, de todos modos, no
debiste hacerlo. Dicen que es una persona muy peligrosa.
—No te preocupes por eso, romperé con él de inmediato cuando llegue. No es bueno que
estemos juntos.
—Encontró a tu hermana Hyeyoung y, aunque ella te dijo que no fueras, sabe que lo harás, el
muy bastardo.
—Bien pensado. Ojalá no te corte el dedo que te queda.
—Conduce en línea recta. ¿Por qué te atraviesas en el carril?
Tengo prisa, pensó. De alguna manera, debía encontrar a Hyeyoung antes que esos tipos. No
había garantía de que Hyeyoung estuviera allí, pero Jeha fue quien lo mencionó primero. Me
voy a Busan. Tenía que haber algo allí.
Así que debía ir y echarle un vistazo. Aun así, se sintió muy emocionado cuando pensó en la
voz de Seok Jeha. Era extraño que sintiera una emoción tan febril.
—Ah, fue muy divertido.
—¿Qué? —preguntó Seunghyun y Mongryong sacudió la cabeza diciendo que no era nada.
Si lo atrapaban, tal vez tendría que arrepentirse por lo que había hecho. Sin embargo, la risa
no desapareció de la boca de Mongryong cuando pensó en lo mucho que lo había disfrutado.

Era una posada en mal estado. La dirección que vio en el teléfono celular de Baek Ho era
correcta, pero Hyeyoung no estaba. Tal vez es un error. En ese momento Seunghyun, quien
entró primero a la posada, se dio la vuelta y salió de allí.
Cuando llegó a donde estaba Mongryong, lo agarró apresuradamente del brazo y lo arrastró
adentro del edificio que quedaba enfrente. Cuando Mongryong le pregunta por qué, saca la
foto de Hyeyoung de su bolsillo y se la pasa a Mongryong.
—No. No está aquí.
—Entonces dónde.
—Me dijo que entrara y la esperara, pero me pareció extraño.
Mongryong preguntó qué era lo que le había parecido extraño. Seunghyun le dijo que notó
que el dueño de la posada estaba tratando de retenerlo. Y que, al mismo tiempo, no dejaba de
mirar la entrada.
Ante eso, la expresión de Mongryong se endureció. Se estremeció al recordar la voz de Jeha
diciéndole que lo vería pronto. Entonces ya debe estar aquí.
En ese momento, dos sedanes negros llegaron y se detuvieron frente a la posada.
Seunghyun y Mongryong no tenían a donde escapar. A toda prisa, se trasladaron a la parte
superior del edificio. Llegaron al tercer piso y miraron por la ventana.
Las puertas de los autos se abrieron y varios tipos que parecían gánsteres bajaron y se
dirigieron a la posada. Después de un rato, salieron corriendo y comenzaron a dispersarse
por todo el lugar, bajo la dirección de un hombre.
Un enorme escorpión estaba tatuado en el cuello del hombre. Los ojos de Seunghyun se
abrieron como platos. Oh, Dios mío.
—Es Jarimpa.
—¿Jarim? ¿Qué es eso?
—Es la organización criminal más antigua de esta área.
Su cara palideció. Que se estuvieran moviendo era evidencia de que Ilsung ya había obrado.
Lee Hyeyoung probablemente ya estaría en sus manos.
—No funcionará. Tenemos que huir.
—¿Y qué pasará con mi hermana Hyeyoung?
—Oye, imbécil. Hyeyoung tiene muchos problemas ahora. No sabes lo crueles que son estos
bastardos. Si nos atrapan, moriremos.
Parecía que Seunghyun no estaba bromeando. Mongryong lo mira fijamente, pero de
repente, levanta la cabeza y mira hacia arriba. Los dos se pegaron a la pared al mismo
tiempo, para evitar ser descubiertos.
—¿Los viste?
—No lo sé, joder.
—Mierda. Oh, por favor sálvanos, Padre celestial.
Mongryong pensó por un momento en tratar de calmarlo mientras le rezaba a Buda, pero
renunció. Si seguía rezando, tal vez Buda lo ayudaría. Que hombre tan tonto.
En ese momento, pudo escuchar varias voces viniendo desde abajo. Vaya, realmente estaban
jodidos. Mongryong golpeó a Seunghyun y le hizo un gesto para que subieran. Los dos se
dirigieron hacia arriba, con pasos sigilosos.
Llegaron al quinto piso, pero no había salida. Lo que vieron a grandes rasgos, fue un
pequeño baño para dos personas, y Seunghyun se adelantó y entró al primer compartimento.
Luego espera a que entre Mongryong, pero la puerta se cierra.
Los ojos de Seunghyun se abrieron, y trató de empujar la puerta. Pero la manija estaba
atrancada con algo. Cuando miró por debajo, vio la silla de hierro inclinada hacia un lado
que bloqueaba la puerta. Ah, este hijo de puta.
No podía patear la puerta y hacer un escándalo cuando no sabía si los tipos vendrían o no.
Por eso agitó el pomo de la puerta y gruñó para que le abriera. Pero Mongryong le susurra
algo en voz baja:
—Voy a salir. Ellos deben tener a Hyeyoung.
—No lo hagas. Es una locura.
En ese momento, los pasos que parecían estar alejándose, se acercaron nuevamente.
Seunghyun agarró la puerta y la sacudió. Abre, por favor. Mongryong dudó un momento y
luego abrió la boca.
—No creo que te lo haya dicho, pero eres el único tipo con el que realmente he salido. Lo
digo en serio.
Ante esas palabras, Seunghyun entrecerró los ojos.
—Por qué nunca dijiste nada. ¡Hijo de puta! Como puedes decir eso cuando te acostaste con
otros, estando conmigo.
Mongryong sacudió la cabeza. ¿Realmente lo hice?
—Así que ábreme rápido. Si no quieres ser enterrado vivo.
—Nos vemos más tarde. Ya me voy.
—¡Oye!
Oyó pasos que se alejaban nuevamente.
Bang.
Escuchó como se cerraba la puerta del baño y el ruido que se armó en el exterior. Al oír el
sonido de gritos y golpes, supuso que los tipos habían aparecido.
Seunghyun continuó pateando la puerta del baño. No había mucho espacio entre la silla y la
pared, por lo que no pudo abrirla con facilidad.
Bang,
Apenas pudo escapar después de patear la puerta hasta casi arrancarla, Luego, bajó a buscar
a Mongryong, pero ya se había ido.

Mongryong estaba sentado en una silla con las manos atadas a la espalda. Fue atrapado por
los tipos que lo encontraron en el edificio y lo trajeron a ese lugar. Movió las manos atadas
de un lado a otro, pero no pudo soltarse. A su lado, varios de esos hombres conversaban y
bromeaban entre ellos.
—Si me liberan, les contaré una historia divertida.
—Cállate. ¡Bastardo! No te atrevas. Cualquier cosa que digas es inútil.
Uno de los tipos gruñó con los dientes expuestos. Mongryong cerró la boca con fuerza.
Mierda, no va a funcionar. Solo pudo mover los ojos. Escuchó lo que los tipos estaban
hablando, y algunos mencionaron que tenían que esperar a que alguien llegara.
Mongryong miró a su alrededor. No había indicios de que Hyeyoung estuviera allí.
—Oye, ¿no está aquí una mujer llamada Lee Hyeyoung?
El hombre más alto de todos ellos lo miró y dijo:
—¿Quién?
Mongryong masculló las tres palabras que componían el nombre de Lee Hye-young.
Otro tipo en la parte de atrás grita, diciéndole al tipo que no le hable. Sin embargo, al hombre
no le importó y siguió hablando con Mongryong.
—¿Y quién es esa perra? ¿Es tu amante?
Mongryong frunció el ceño.
—Eso no te importa. La conoces o no.
—Joder, este pequeño bastardo no respeta a sus mayores. ¡Es un patán!
El hombre se levantó y se acercó y luego pateó a Mongryong en el pecho. Fue un golpe
bastante potente. Mongryong cayó. Comenzó a toser sin descanso como consecuencia del
golpe que había recibido.
El hombre se acercó a donde estaba Mongryong y le puso el pie en la mejilla. Lo frotó como
si se estuviera limpiando sobre él.
—¿Tienes curiosidad?
—Ugh.
—Te lo diré, así que escucha con atención. La perra tuvo un accidente mientras intentaba
huir. Fue llevada al hospital junto con el bastardo que estaba con ella.
No pudo seguir gimiendo. Mongryong trató de levantar la cabeza con una cara de sorpresa.
Antes de poder lograrlo, el hombre se sentó de rodillas, agarrando la cabeza de Mongryong y
levantándola. Las pupilas de Mongryong temblaron con tensión.
—¿Qué acabas de decir?
Mientras intentaba procesarlo, el tipo lo miró a los ojos y se rio en su cara.
—¿Acaso tienes mierda en la cabeza? Ahora está en la unidad de cuidados intensivos y a
punto de ser desconectada del oxígeno, bastardo. ¿Ahora si me entiendes?
Mongryong sorprendido, se quedó sin palabras. Y cuando la risa burlona se filtró en sus
oídos, se enfureció.
—¡No mientas, maldito! ¡Piensas que le voy a creer a una basura como tú!
Los pies del hombre lo pisotearon de nuevo. Los ojos de Mongryong comenzaron a abrirse.
—De todos modos, seguirás a esa perra pronto, así que no te molestes. Lo primero que haré
será arrancarte el corazón, quisiera hacerlo ahora mismo, pero ¿sabes que hay un cliente que
viene a verte desde Seúl? Hasta entonces solo compórtate, ¿eh? Así que deja de hacer ruido y
no me provoques.
El pie, que había estado presionando la cara de Mongryong fue retirado. Las mejillas de
Mongryong estaban rojas y comenzaron a hincharse rápidamente. Mongryong ya no
preguntó más y puso la cara al frente con la mirada en blanco. Estaba confundido. No podía
entender la situación.
...Hermana, ¿qué te pasó Lee Hyeyoung?

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 |
Parte 2 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 | Parte 2

Frente al edificio, los hombres con trajes negros se alinearon en dos filas y se ubicaron en
posición de saludo. Dos sedanes negros llegaron y alguien se bajó de uno de ellos. Doosan
inmediatamente lo siguió y le dio a Jeha un abrigo.
Jeha levantó la vista hacia el edificio una vez, luego bajó la mirada y observó fijamente a los
hombres alineados en la entrada. Incluso desde la distancia, se podría saber que era el jefe de
una pandilla.
Cuando Jeha se dirigió hacia ellos, los hombres gritaron en coro, inclinando la cabeza a 90
grados al mismo tiempo.
—¡Estás aquí, hyung!
Jeha arrugó la frente automáticamente. En ese momento, un hombre se adelantó y caminó
hacia él. Era un hombre delgado con gafas. Le explicó que el jefe estaba en ese momento
fuera del país, por lo que su brazo derecho se encargaría de atenderlo.
—Le serviremos sin inconvenientes mientras esté aquí. Si necesita algo, solo díganos.
—Entraré inmediatamente. No necesito nada más, quiero ver la cara del tipo que atraparon
para mí.
—Está en el sótano. ¿Le gustaría verlo ahora mismo?
—Sí.
Magang y Ho a sus espaldas se encogieron de hombros y se miraron. Pensaron que iba a ver
primero a Cho en el hospital, pero se sorprendieron mucho cuando dijo que vería a Lee
Mongryong primero. Por supuesto, dejar a un traidor intacto no era parte del estilo de Jeha.
Siguiendo las instrucciones de su acompañante, Jeha se dirigió al sótano del edificio. Les
pidió a los trillizos que se quedaran en el primer piso, aunque intentaron ir con él. Doosan
insistió en que él se encargaría de todo, pero Jeha no lo permitió.
Cuando llegó al tercer nivel del sótano, entró y se encontró en algo así como una bodega. La
puerta parecía pesada.
Cuando uno de los hombres abrió la puerta, salió un desagradable olor a moho. El hombre lo
guio y Jeha entró. Los hombres que vigilaban el interior se pusieron de pie y se inclinaron.
Jeha, que miró a su alrededor lentamente, encontró a Lee Mongryong atado a una silla y
sacudiendo la cabeza. Uno de los hombres se adelantó, se acercó a Mongryong y le levantó
la cara con las manos. Tenía la mejilla hinchada y los labios partidos.
¿Qué es esto? Por qué su cara está así. Su rostro se endureció un poco. Mientras tanto,
Mongryong lo mira y sonríe.
—... Joder, Seok-ha, realmente estás aquí.
Jeha apartó al hombre de la cara de Mongryong.
—Por qué su cara está así.
El hombre más alto de todos se adelantó.
—No obedeció, así que tuve que castigarlo.
—¿En serio?
Al terminar sus palabras, Jeha se acercó al hombre. Levantó la pierna sin que nadie se diera
cuenta y le dio una patada en el abdomen. El hombre voló hacia la pared y se estrelló contra
ella.
Jeha se acercó al lugar donde cayó el hombre y comenzó a patearlo sin piedad. Los otros
tipos se alejaron y se quedaron mirando con los brazos cruzados. Cuando Jeha intentó sacar
un cuchillo, un hombre le gritó que se detuviera, al parecer se trataba del brazo derecho del
líder de Jarimpa.
Jeha giró su cuerpo respirando con dificultad. Parecía que la voz venía de alguna parte, pero
no podía verlo. El brazo derecho se acercó e inclinó rápidamente la cabeza.
—Le pedimos disculpas si algo le molestó.
Jeha se presionó la frente con la punta de los dedos. Luego miró al hombre, con una mirada
penetrante.
—¿Acaso no les advertí que no le tocaran ni un pelo?
—Tal vez su requerimiento no fue entendido correctamente. Lo siento mucho. Seré
cuidadoso en el futuro.
Jeha suspiró brevemente con los dientes apretados. Cogió una silla que estaba a su lado y la
puso frente a Mongryong. Luego se sentó allí, frente a él, y les dijo a los hombres que
estaban detrás.
—Por favor, abandonen sus puestos por un segundo. Tengo muchas cosas que hablar con
este chico a solas.
—Sí, señor.
El hombre, que se identificaba como el brazo derecho, le hizo una seña a sus hombres para
que salieran del lugar. Los hombres salieron de la bodega, llevando con ellos al primer piso,
al hombre caído. Cuando todos salieron y la puerta se cerró, solo podía percibirse la estática
que invadió el interior del lugar.
—Creo que fui claro cuando hablé contigo por teléfono. Entonces ¿por qué hiciste esto? De
verdad me hiere que te hayas convertido en un ex novio obsesionado.
Mongryong levantó la cabeza con una voz que parecía estar mezclada con la burla. Y luego
simplemente lo miró sin decir nada. Normalmente, le hubiera dicho algo más, pero parecía
estar en muy malas condiciones. Era como si estuviera a punto de morir. Al verlo, Jeha abrió
la boca.
—He pensado todo el camino hasta aquí. Qué hacer contigo. No sé si matarte de inmediato o
dejarte vivir como un lisiado.
—...
—Pero es un desperdicio matarte, con ese hermoso culo que tienes. Es por eso que he estado
pensando en una manera de posponer tu muerte...
Jeha ser rio amargamente al ver los furiosos ojos de Mongryong. Pensó que podría cambiar
de opinión si lo miraba directamente a la cara. Voy a llevar a este chico a la costa de Busan y
lo arrojaré al mar, sin arrepentimientos. Eso pensó, pero cuando lo vio... no supo que hacer.
Mongryong, que había estado escuchando en silencio, abrió lentamente su discurso.
—Solo preguntaré una cosa. Es sobre mi hermana. ¿Está realmente inconsciente?
Jeha arrugó la frente levemente. Al ver su cara seria, Mongryong lo comprendió.
—Así es.
—¿Tú lo hiciste?
—No exactamente. Ella intentó huir.
—¡Si ustedes no la estuvieran persiguiendo, ella no hubiera huido en primer lugar!
Mongryong gritó mientras lo miraba a la cara. La ira y el miedo invadieron sus ojos. Miedo a
que desapareciera su único familiar. Cuando sus ojos se abrieron, parecía incapaz de
controlar sus emociones. Jeha levantó la mano y le secó los ojos.
—Me gusta esta cara. Ahora pareces un poco normal.
—Sálvala.
—Lo haré.
Cuando Jeha dijo eso, Mongryong no pudo ocultar su alegría y lo miró con una expresión de
incredulidad. Lo atraparon, lo golpearon como si fueran a matarlo pronto y ahora no entendía
lo que estaba pasando. La mano de Jeha seguía en la mejilla de Mongryong.
—Eres tan raro. Aunque sé que eres malo para mi cuerpo... Si no estás conmigo, no hago
más que recordarte. A pesar de que haces que me vuelva loco, no puedo dejarte ir de nuevo.
Parece que soy adicto a ti.
—Debes estar loco.
—Jajaja, el loco eres tú.
Jeha se rio. Mongryong lo miró lentamente y abrió la boca.
—Lo de salvar a mi hermana... Es en serio... ¿Verdad?
—Sí. Pero, no es gratis.
—Haré cualquier cosa excepto morir.
—En esta situación, ¿no deberías estar preparado para morir?
—No, porque mi vida también es preciosa.
Jeha se rio. Realmente le gustaba eso. Luego bajó la mano que secaba las mejillas de
Mongryong y la deslizó por sus muslos, como si estuviera midiendo algo.
—No es nada difícil. Solo quiero que prometas ser mi perro.
Mongryong preguntó con una cara bastante extraña:
—¿Qué?
—Quiero que seas un perro. Uno que solo me ladre a mí, que sacuda ese lindo culo solo para
mí y que me sea ciegamente leal hasta que me aburra y lo tire. Entonces, yo me encargaré de
ayudar a tu hermana. ¿Qué te parece?
Por qué... Mongryong lo miró con una expresión de incredulidad. Le preguntó si realmente
necesitaba ser su perro. Al fin y al cabo, ya tenía muchos de ellos, como a los hermanos
Baek. También vio bastantes perros reales en la casa la última vez. Pero pensó, que tal vez su
avaricia era interminable.
—... Bueno. Lo acepto.
Una sonrisa sutil se dibujó en la boca de Jeha. Mongryong pensó que salvar a Hyeyoung era
lo principal. Así que aceptó. Pero nunca imaginó que se convertiría en un perro de verdad.

Mongryong miró por la ventana. Cosas que no sabía si eran lluvia o nieve pasaban volando
ante sus ojos. Se quedó quieto mirándolas sin dudarlo. Jeha y Mongryong se dirigían a Seúl
en el mismo auto, sentados uno al lado del otro en el asiento trasero.
Antes de irse, se detuvo en el hospital y vio a Lee Hyeyoung. Como fue ingresada en la
unidad de cuidados intensivos, había un horario fijo de visita. Tenía la cara hinchada y un
vendaje envuelto alrededor de su cabeza. Estaba acostada en la cama, durmiendo con un
respirador de oxígeno, cuando la vio Mongryong se derrumbó.
Le dijeron que debía quedarse en el hospital hasta que estuviera estable. Debido a la alta
presión cerebral, era muy difícil operarla en ese momento. La mejor opción era transferirla
de inmediato a Seúl.
La tomó de la mano. Estaba cálida. Fue ella quien le compró ropa con esa misma mano,
diciendo que le presentaría a su novio el último día que la vio. Mongryong se muerde los
dientes con fuerza. Las lágrimas parecían querer derramarse. Vendré a verte de nuevo, no te
mueras, por favor, quédate despierta, le dijo una y otra vez.
Cuando recordó ese momento, sus ojos se calentaron nuevamente. Se preguntaba si Seok
Jeha que estaba sentado a su lado, lo estaba mirando.
—¿Qué tanto miras afuera?
Jeha preguntó mientras Mongryong seguía mirando hacia el vacío. Por supuesto, sabía que
no estaba viendo nada. Simplemente no quería mirarlo a la cara en ese momento.
—Nada.
—Parece que estuvieras siendo arrastrado al matadero.
Entonces, quieres que baile, Mongryong seguía repitiendo las mismas palabras en su
corazón. Prefería que lo hubiera empujado en el maletero como antes o que lo hubiera
llevado en otro automóvil. Era muy difícil viajar con él en el mismo auto y sentarse a su
lado. Se estaba muriendo de la incomodidad.
Desde hace un tiempo, el olor de la colonia que usaba Jeha lo estaba envolviendo,
haciéndolo pensar más de la cuenta. Eso no estaba mal cuando los dos estaban desnudos,
dando vueltas en la cama, pero ahora sentía mucho calor.
—Cumple tu promesa.
En ese momento, Magang que estaba sentado en el asiento del conductor, mira por el espejo
retrovisor. Pensó que no solo parecía tener mucha confianza al hablar con Jeha, sino que la
atmósfera alrededor de ellos dos había cambiado drásticamente.
—No soy un mentiroso, no hago promesas sin fundamento.
—Será mejor que te hagas responsable de tus palabras. De lo contrario esta vez no me
quedaré quieto.
Jeha se rio en silencio. Era una amenaza muy linda de su parte. Sin embargo, sería un error
pasar por alto la personalidad de Lee Mongryong. No sabía lo que era capaz de hacer. Si no
lo mataba intencionalmente, lo haría aumentado su presión arterial todos los días.
Qué hacer con él. Un pequeño suspiro brota de la boca de Jeha. Se preguntaba si su decisión
había sido la correcta, pero en conclusión pensó... A pesar de todo, soy codicioso.

Mongryong miró alrededor de la casa con los ojos muy abiertos. Había pensado que
regresarían a la mansión, pero el sitio a donde lo llevó fue a un officetel, un lugar
completamente diferente. No muy lejos de la mansión y más cerca del centro de la ciudad.
Era como un palacio por donde lo mirara. Mientras observaba el interior con ojos
sospechosos, Jeha se quitó los zapatos, se puso las zapatillas y entró.
Y cuando Mongryong se paró en la entrada y no cruzó el límite, Jeha se volvió y lo miró.
—¿Qué haces? Entra.
—¿No me ibas a llevar a la casa?
—Allí hay mucha gente yendo y viniendo, no creo que sea un lugar adecuado.
Algo no andaba bien, que demonios. Quería hacerle esa pregunta, pero Jeha hace un gesto y
le señala que esa es su habitación. Mongryong miró a Jeha con una expresión de confusión.
¿No sería mejor regresar a la mansión para hacer el trabajo? Incluso si ese trabajo fuera en la
granja.
Sin pensarlo, se dirigió a la habitación que Jeha le indicó, y escuchó su voz desde atrás.
—Hay ropa sobre la mesa. Es un uniforme, úsalo.
¿Uniforme? ¿De qué estaba hablando? Tal vez estaba planeando convertirlo en empleado de
alguna tienda. Bueno, hagas lo que hagas, es mejor que esa granja de estiércol maloliente de
vacas. Mongryong abrió la puerta y entró.
La habitación era espaciosa y ordenada. Había una cama, una mesa, un cómodo sofá y una
TV, también había un baño privado con un vestidor adentro.
Los ojos de Mongryong se encontraron con dos cajas colocadas sobre la mesa y comenzó a
revisarlas. A esto se refería Seok Jeha, se acercó y abrió la tapa. Los ojos de Mongryong se
abrieron como platos, mucho más que cuando entró por primera vez a la casa.
Sacó lo que estaba adentro de la caja y lo revisó de cerca. ¿Qué? ¿Es un collar de perro? Se
impresionó y abrió la siguiente caja con una mente ansiosa. Tan pronto como levantó la tapa,
en su cara apareció una expresión mucho más asombrada esta vez.
Era una diadema con orejas rosadas. Debajo había una especie de bikini, y un abrigo con
pelos rosados ondulados. Lo que fue aún más impactante fue la larga cola en la parte inferior
de unos calzoncillos, que parecían ser ropa interior.
Mierda, estoy asustado. ¿Qué es esto? Mongryong no pudo conectarse con la realidad por un
tiempo. ¿Qué es esto? Mientras los ojos le dolían, se abre la puerta entreabierta y entra Jeha.
No se acerca a Mongryong y le pregunta desde lejos qué está haciendo.
Mongryong giró su cuerpo mientras sostenía esas cosas en las manos. Se las mostró a Jeha.
—¿Qué demonios es esto?
—Te dije que es tu uniforme.
—¿Qué?
—Te convertirás en mi perro.
Mongryong se rio con la boca abierta como si fuera un tonto. Fue tan sorprendente que
incluso él, el mundano Lee Mongryong, se quedó sin palabras.
—¿No te gusta el color? Te gusta el rosa, ¿verdad?
—...
—Ah, creo que hay un collar de perro también. ¿Ya lo viste?
Luego pasa al lado de Mongryong y se dirige a la mesa. Recogió algo de la caja. Era un
collar con una etiqueta dorada. Jeha lo miró con una cara de satisfacción.
—Pensé en grabarle el nombre "Pinto", pero creo que lo odias. Le puse "Mong-Mong". ¿Te
gusta?
Mongryong sacudió la cabeza vigorosamente e intentó concentrarse.
—Espera un minuto, por favor. Parece haber un malentendido.
—¿Malentendido?
—Cuando dije que sería tu perro, pensé que trabajaría haciéndote recados o en la granja
como antes. ¡Nunca imaginé que sería algo como esto! Tampoco odié estar contigo. Por
cierto.
—¿No lo odiaste?
—Joder. ¿Es eso importante ahora? Ese no es el punto.
—No lo odiaste.
—¡Oye!
—Lo acabas de decir con tu propia boca.
Mongryong lo miró desesperado, mientras observaba la expresión obstinada de Jeha. Si,
honestamente no lo había odiado.
—Bueno, lo admito. Por cierto, esoes diferente de esto. No tengo intención de ser tratado
como un perro.
—¿No te arrepentirás si rompes tu promesa?
—¡No dije que me convertiría en un perro real en primer lugar!
—Definitivamente te pedí que fueras "mi perro". Así que estás equivocado.
Haa, mierda.
La expresión de frustración en la cara de Mongryong era fuerte. Tenía en las manos una
blusa escotada y el extraño abrigo de piel color rosa. No importaba cuanto lo pensara, no
podía ser real. Al ser un hombre, su orgullo masculino no le permitía hacer esto.
Apretó los dientes con fuerza y los dejó caer al suelo.
—Lo siento. No puedo hacerlo. No voy a cumplir esa promesa.
Mongryong intentó marcharse, pero Jeha se rio y preguntó en voz baja:
—Veo que no te importa lo que le suceda a tu hermana.
Al escuchar eso, Mongryong se dio la vuelta. Le temblaba la cara.
—Mierda. ¡Es tu culpa que esté así!
—Acaso es mi culpa que estuviera huyendo con ese hombre. Además de tratarse de un
hombre casado con un hijo.
Mongryong no tenía nada que decir al respecto. Jeha se acercó a él. Con una cara relajada,
tocó las puntas del ondulado cabello rosado de Mongryong. Cuando Mongryong le golpea la
mano y lo mira como si quisiera matarlo, Jeha cruza los brazos y le dice con frialdad:
—No te obligaré. Lo hagas o no, es tu elección.
—¡Hijo de puta! ¡Tenías planeado hacer esto desde el principio!
—No pienses tan mal. ¿Acaso no lo sabes? Si cumples con tu palabra, recibirás tu
recompensa. Pero claro, nada puede compararse a lo que te dejó tu hermana, ¿verdad?
Mongryong lo miró fijamente. Se dio cuenta que sabía lo que había en el documento. Incluso
si trataba de vender ese apartamento, la opción de poder pagar con eso los gastos de hospital
de su hermana, desaparecía como ceniza. No era suyo en primer lugar.
Jeha miró su reloj. Decidió que no podía esperar mucho tiempo. Mongryong pensó en su
oferta. En ese instante, recordó la cara hinchada de Hyeyoung en la unidad de cuidados
intensivos. Apretó los dientes una vez y luego se calmó.
—Tú, realmente te harás cargo de eso.
Jeha se rio. Por supuesto.
—Si después cambias de opinión... Te arrancaré esa hermosa lengua que tienes y voy a
quemarla.
Jeha asentía con una sonrisa en el rostro debido a las amenazas de Mongryong. Sí, es
perfecto. Mongryong apretó los puños y recogió su collar y la ropa de perro color rosa. Me
voy a cambiar de ropa y tú te quedarás afuera.
Se dio la vuelta y sonrió. Salió a la sala de estar, se sentó en el sofá y miró hacia la
habitación donde estaba Mongryong.
No pudo parar de reír. Parecía una locura, ahora que lo pensaba con cabeza fría.
Simplemente lo hizo con la intención de atormentarlo, pero él lo había odiado más de lo que
pensaba, cuando vio lo furioso que estaba, lo disfrutó mucho más de lo esperado.
Después de un rato de pensar en eso, la puerta se abrió con fuerza y Lee Mongryong salió.
Jeha tuvo que contener la risa que estuvo a punto de estallar.
Las orejas rosadas que sobresalían de su cabeza, el abrigo de peluche color rosa, todo era
perfecto incluso el collar de perro... Pero ¿qué?
A medida que va descendiendo, su rostro va cambiando de forma extraña. Mongryong
llevaba puesto el bikini con la cola al revés. La cola, que debía descansar sobre sus caderas,
se sacudía al frente. Al mirarlo, Jeha puso una cara de disgusto.
—¿Qué hiciste?
—Ya me lo puse.
—¡Lo llevas puesto al revés!
Mongryong se encogió de hombros. Como diciendo, así es como se ve.
—¿No te gusta así? Me queda apretado, mierda, mi orgullo ha renacido. Es por eso que un
hombre debe tener una gran polla.
Mientras empujaba la parte inferior del cuerpo hacia adelante, la hizo rebotar y se rio
alegremente.
Al mismo tiempo, Jeha lo miró furioso. Le dijo con una cara desagradable que se cambiara
de inmediato, pero Mongryong no lo escuchó. Luego de ignorarlo, se marchó directamente
hacia la cocina.
Jeha se espabiló, se levantó de su asiento y lo persiguió.
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NT1: Officetel: En Corea del Sur, un officetel es un edificio de usos múltiples con unidades
residenciales y comerciales. Este es un tipo de estudio o apartamento tipo estudio.
NT2: Jeha pensó en colocarle "Pinto" a la etiqueta del collar, porque en coreano lo llama
todo el tiempo "Pink Torai" Algo así como Psicópata o loco rosa. La palabra Torai es jerga
proveniente del japonés, no está en el diccionario coreano, y significa psicópata.

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Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 | Parte 3

Mongryong se sentó en el sofá y lo miró. Estaba hablando con alguien desde hace rato.
Revisó la hora mirando el reloj de pared. Era bastante tarde, pero parecía no querer irse.
Se levantó y fue a la cocina. No tenía hambre porque le costó mucho viajar desde Busan todo
el día. Sin embargo, era imposible para él quedarse quieto. Cuando abrió el refrigerador,
revisó lo que había dentro y lo encontró lleno de frutas y de cervezas.
Sacó una lata pequeña de cerveza y cerró el refrigerador. Entonces, a un lado, vio un tazón
plateado de acero inoxidable y sus ojos se abrieron. Al revisarlo se dio cuenta que era un
tazón de comida para perros. No tenía que preguntar, sabía para quien era.
Mongryong lo observó de pie en la sala de estar.
Maldito pervertido, bastardo.
Jeha mira a Mongryong mientras habla por teléfono. Mongryong lo observa una vez más,
toma cerveza y se dirige a la sala. Se sentó en el sofá y continuó bebiendo.
Después de tomar unos sorbos, Mongryong comenzó a tocar la cola frente a sus bragas con
la mano. El toque se sentía bastante bien ya que no podía parar de tocar esa cosa lisa y
esponjosa.
Cuando regresó a la habitación, encontró más cajas. Aunque solo pudo echar un vistazo, se
dio cuenta que había más de diez. El color y la forma eran similares. Parecía que no tenía
que usar ese atuendo todos los días, pero se sintió molesto. Cuando salió de allí, tuvo el
impulso de agarrar las mejillas de Jeha y arrancárselas.
Jeha colgó y se acercó a él.
—Por qué estás bebiendo alcohol. ¿Quiere volver a comer papel?
—No me molestes. Solo tomaré esta y me iré a la cama. Si estuvieras en mi posición,
¿estarías tranquilo ahora?
Sin embargo, siguió tocando la cola con la mano. Jeha preguntó, mirándolo:
—¿Por qué sigues tocando la cola?
—Siento que mi corazón se tranquiliza un poco más cuando la toco.
Luego empujó la cola hacia abajo. ¿Te gustaría tocarla también? Las cejas de Jeha se
arrugaron. Mongryong trató de tomar cerveza otra vez. Jeha se hizo a un lado, se sentó y le
quitó la cerveza. Luego se la llevó a la boca y la bebió.
—¿Por qué te la tomas? Es mía.
—De qué estás hablando. Todo lo que hay en esta casa es mío. Por supuesto, eso también te
incluye a ti.
Él sonríe mientras habla.
Haa, que está diciendo este loco ahora. Mongryong miró hacia la cocina. Aún recordaba el
tazón que había visto antes. No podía ser cierto.
—Quizá. Hay un tazón plateado en la cocina...
—¿Lo viste? Eso es tuyo.
Mongryong puso una cara extraña y rápidamente se sintió desesperado, se recostó en el sofá
y se estiró. Si no hacía algo, a partir de mañana tendría que comer en ese tazón. En un tazón
para perros.
—¿Y también tengo que comer comida de perro?
—¿Eso crees? No soy tan inhumano.
La cara de Mongryong se iluminó.
—¿Puedo comer con una cuchara?
—¿Alguna vez has visto a un perro comiendo con una cuchara?
Joder, ¿Me estás tomando el pelo? Acaso no acabas de decir que no eres inhumano. Así que
esto es lo que quieres. Haa. Mongryong echó la cabeza hacia atrás y suspiró profundamente.
—Sé que me he comportado mal contigo. Pero, ¿no te parece que esta venganza es absurda?
—¿Por qué crees que es una venganza? Tú también lo vas a disfrutar. Dijiste que te había
gustado antes.
Mongryong cerró la boca con fuerza y luego se volvió hacia el otro lado. Gracias a esto, su
culo quedó expuesto. Como llevaba puestas las bragas al revés, la parte trasera solo cubría el
espacio cercano a sus caderas, y sus nalgas eran completamente visibles.
Jeha, que le devolvió la cerveza, entrecerró los ojos cuando lo vio. Mongryong intentó no
mirarlo y giró la cara hacia el otro lado. Entonces sintió que algo le tocaba las nalgas.
Cuando volvió la cabeza, al ver que Jeha se acercaba repentinamente, se sentó cerca de él y
jugó con la cola en su cara.
—¿Qué estás haciendo?
Jeha se quitó la cola que le hacía cosquillas en las mejillas y giró el cuerpo para mirar a
Mongryong. Este frunció las cejas y esquivó su mirada.
—No tengo problemas con usar estar ropa. Pero... puedo como una persona normal,
¿verdad?
Jeha le preguntó a qué se refería con eso. Entonces Mongryong movió rápidamente las
piernas y se subió a los muslos de Jeha.
Jeha levantó una ceja.
¿Qué? ¿Qué haces?
Esta vez, Mongryong le hizo cosquillas en la barbilla con la cola.
—No hagas esto, dime exactamente lo que quieres.
—¿Qué?
—¿Esto es lo que realmente quieres? ¿Qué use un disfraz de perro?
—Sí.
Mongryong arrastró sus dos manos y las puso sobre sus caderas desnudas. Sus ojos se
estaban estrechando. En ese estado, la parte superior de sus cuerpos estaban más adheridas y
sus labios se acercaron a su labio inferior.
Sacó la lengua y lamió alrededor de sus labios. Jeha seguía sin responderle hasta el
momento. Mongryong le agarró las mejillas con ambas manos y siguió acariciándole los
labios con la lengua. Sus manos, que no se habían movido, apretaron su culo con fuerza.
Luego sintió como el pene se hinchaba entre sus piernas.
Mongryong le rodeó el cuello con los brazos y lo miró.
—Seok Jeha, ¿me dejarás comer con una cuchara?
Sus labios apretados se elevaron bruscamente. Mongryong movió las caderas de un lado a
otro, frotándose suavemente. Pero esta vez, llevó los labios a su oído.
Lamió el borde de su oreja, le mordió el lóbulo, lo lamió y luego le acarició la nuca con la
lengua. El sonido del aliento de Jeha se volvió un poco áspero. Las manos que aprietan sus
nalgas también lo hacen con más fuerza.
Mongryong enterró la cara en su nuca. Sus ojos negros se llenaron de calor. En ese
momento, su cuerpo fue levantado. Y después de un rato, sintió como su espalda tocaba la
fría textura del vidrio de la mesa. Jeha se había subido a la mesa junto con él.
Mongryong colocó sus piernas alrededor de su cintura. Y cuando Jeha trató de superponer
sus labios por primera vez, Mongryong los detuvo rápidamente con las palmas de sus manos.
Sonrió juguetonamente cuando vio como sus cejas se alzaban con ferocidad.
—Cuchara.
Jeha lo mira sin darle una respuesta, luego retira sus manos y baja lentamente los labios de
nuevo. Esta vez no se negó. Los labios se superpusieron y después que se abrieron, empuja la
lengua entre ellos y le succiona la boca.
Mongryong bajó la mano, desabrochó su cinturón y le bajó la cremallera. Metió la mano
dentro de los pantalones y le tocó el pene que ya estaba bastante hinchado. Jeha apartó los
labios de nuevo.
Las orejas de Mongryong estaban rojas. La mirada, que observa a Jeha con la boca abierta,
es preciosa. Jeha se bajó los pantalones y la ropa interior y liberó su pene. La cola era un
verdadero fastidio. Las bragas de Mongryong fueron bajadas y arrojadas a un lado.
De repente, los genitales de Mongryong también se elevaron. Ahora solo llevaba puesta una
chaqueta que le cubría el pecho y las orejas.
Como Jeha intentó insertar su pene de inmediato, Mongryong se movió hacia arriba y lo
evitó. Su cara estaba distorsionada.
—¿Qué estás haciendo?
—La cuchara. ¿Me dejarás usarla?
Jeha lo miró en silencio. Mongryong volvió a preguntarle si realmente lo haría, y Jeha
superpuso su cuerpo y colocó su pene en la entrada del ano. Presionó la parte superior de su
cuerpo con fuerza para que Mongryong ya no pudiera moverse.
Mongryong se retorció, pero fue en vano. Soltó un pequeño grito y gimió cuando Jeha trató
de empujar el pene en su piel desnuda.
—Ugh, no lo hagas, duele. Suéltame. Ah.
—No puedo detenerme. Solo aguanta esta vez.
Mongryong gritó brevemente cuando sintió los genitales que penetraban su agujero al
empujar su cintura. Como el glande era bastante grueso, no fue fácil insertarlo ya que su
entrada estaba seca.
Jeha le tocó suavemente la cintura. Llevó los labios a su oreja, se la lamió y le chupó el
lóbulo, así como había hecho Mongryong. Le puso la lengua en el oído y le susurró en
secreto.
—Relájate. Ah, me temo, que estás demasiado apretado.
—Ugh. Entonces, ah, hazlo más lento, por favor. Ah.
Jeha encontró los labios de Mongryong y los besó de nuevo. Le chupó el labio inferior y lo
acarició con la lengua. Era la primera vez que besaba a alguien con tanto cuidado. No le
gustaba mucho besar porque le daba asco mezclar su saliva con otros.
—Beso, dame más.
Ante eso, Jeha se echó a reír. Mongryong empuja la parte posterior de su cabeza y superpone
sus labios nuevamente. Mezcló la lengua con la suya hábilmente en lugar de seguir
insistiendo abajo. A medida que el beso se profundiza, su cuerpo rígido se suaviza un poco.
Jeha empujó sus caderas y enterró su pene hasta la raíz. Mongryong se tocó el vientre con las
manos. Era agradable. Sintió una extraña sensación cuando sus órganos fueron empujados
hacia arriba.
Jeha apartó los labios y miró a Mongryong que jadeaba debajo de él. Aunque parecía que le
dolía cuando vio sus ojos un poco nublados, siguió empujando en su agujero. Con solo verle
la cara, sintió como si ya hubiera eyaculado unas doce veces.
Mongryong sacudió los labios. Parecía estar tratando de decirle algo. Jeha acercó su oreja.
¿Qué?
Mongryong soltó algunos gemidos mientras hablaba.
—... Ugh, cuchara.
Jaja, perdí.
Jeha lo miró con una cara estúpida, y se echó a reír sin darse cuenta.

Mongryong cayó sobre la mesa con el trasero levantado. Jeha le sostiene la cintura de ambos
lados.
Puck, puck.
El sonido de sus cuerpos chocando era obsceno. Mongryong abre la boca, frotando la mejilla
contra el cristal de la mesa.
En su ano, el pene se retorcía como un pistón. Jeha puso la mano al frente, acariciando los
genitales de Mongryong de un lado a otro, tocándole los testículos con la mano. Cada vez
que lo hace, el ano se contrae y los genitales se tensan.
—Ah.
En ese momento, ante sus ojos apareció la correa de Mongryong. Una esquina de sus labios
se alzó. Tiró del collar mientras lo penetraba. Ugh, Mongryong gimió con fuerza.
Al erigir su cintura, el pecho de Jeha y la espalda de Mongryong se ajustan perfectamente.
Con su aliento caliente le roza la nuca. Cuando Mongryong intenta escapar, Jeha vuelve a
tirar de la correa, manteniéndolo cautivo. Luego susurra en su oído:
—Quédate quieto.

Cuando termina de hablar, empuja sus genitales hasta la base y luego comienza a penetrarlo
con estocadas cortas. El sonido del choque de sus cuerpos se suaviza al compás de sus
movimientos. Mientras con una mano sujeta la correa con fuerza y con la otra fija la parte
inferior de su cuerpo, su cintura se mueve violentamente y Mongryong siente como su mente
se pone en blanco al inundarse de placer.
Mongryong echa la cabeza hacia atrás y la apoya contra su hombro.
—Ahhh, hazlo lento, ah, ah.
—Ja, mierda. De verdad, esto, es increíble.
Mientras dice eso, Jeha pone los labios alrededor del cuello de Mongryong. Cuando la tierna
carne es mordida, Mongryong frunce el ceño ligeramente. Jeha presiona el área con la
lengua, la succiona con los labios y repite el proceso varias veces hasta crear marcas rojas.
El pene gradualmente pierde el control y se mueve violentamente dentro del ano. Luego
encuentra su punto exacto de placer, lo presiona y lo hace gemir con fuerza. Mongryong
encoge los dedos de los pies y le clava las uñas en los muslos. Su cuerpo se estremece.
Jeha de repente dejó de moverse. Mongryong arrugó la cara. Luego frotó su culo contra él y
le hizo un gesto, instándolo a continuar. Ja, ¿acaso me está mirando? En ese momento, sus
labios se acercan al oído de Mongryong.
—Ladra.
—... ¿Qué?
—Por favor, hazlo, cariño, ladra.
Mongryong dejó de mover sus caderas. Sus ojos se entrecerraron. Jeha le pide que ladre una
vez más en el oído y Mongryong inclina la cabeza hacia adelante y la gira bruscamente.
Pam.
Un ruido sordo se escucha cuando lo golpea con la cabeza. Ugh, Jeha se agarra la cara
soltando un gemido. Mongryong aprovecha el momento para separarse de él. Sus genitales
ya están flácidos.
Cuando Mongryong se da la vuelta, Jeha se tapa la nariz y lo mira. Mongryong simplemente
se encogió de hombros, como si no hubiera hecho nada.
Jeha se quitó las manos de la cara. La sangre roja se derrama de su nariz. Al confirmarlo con
el dorso de la mano, Jeha estrecha los ojos salvajemente.
—Tú, hijo de puta.
—Lo siento. No te entendí, pensé que estabas preguntando algo.
Mientras tanto, Mongryong hace rechinar sus dientes y comienza a ladrar como un perro.
Guau.
Jeha barre su flequillo con una cara acalorada. Su pene, que aún no ha eyaculado, se levanta
entre sus piernas.
Mongryong lo mira, se baja de la mesa y se dirige a la habitación.
Jeha lo señala con el dedo y le dice que regrese con una voz hosca, pero Mongryong sacude
la cabeza de un lado a otro y se encierra en la habitación.
Jeha fue hacia allí e intentó abrir la puerta, pero estaba completamente cerrada. Después de
un rato, no pudo soportar la ira y trató de derribarla, pero finalmente tuvo que rendirse
porque aún tenía que atender las protestas de su parte baja.

Magang y Ho se miraron el uno al otro. Cuando llegaron a la compañía, vieron a Jeha quien
ya estaba trabajando, pero su nariz estaba hinchada.
Doosan, parado al frente de él, le informaba sobre asuntos laborales con una cara casual,
pero no podía mantener apartados los ojos de su nariz. Jeha firmó un documento y habló:
—Compra un teléfono celular y tráelo. Me lo llevaré cuando regrese a casa.
—Sí señor.
Entonces notó que Doosan le quería decir algo. Jeha levantó la cabeza y lo miró. Le preguntó
si tenía algo que decir.
—... ¿Debería pedirle a la secretaria que le traiga un medicamento?
—Ya me encargué de eso.
—Está bien.
—¿Lee Hyeyoung?
—Parece que estuvo despierta por un momento al amanecer. Creo que será trasladada aquí
dentro de unos días.
—Infórmale a Lee Mongryong también.
Entonces se arrepintió rápidamente y dijo que lo haría él mismo. Doosan solo respondió que
"sí" brevemente ante tal oferta. Tenía la nariz azulada y magullada, pero la atmósfera
alrededor de él parecía ser un poco diferente. Era como si fuera más suave.
Traer a Lee Mongryong, conseguirle una casa y alquilarla, era algo que su jefe jamás hubiera
hecho habitualmente.
—Ah, y hubo una llamada de la familia. Quieren que vaya a cenar con ellos esta noche.
—Diles que estaré allí a las 7 en punto.
—Sí.
Jeha miró a Doosan. Si ya había terminado debería salir. Parecía que Doosan tenía algo más
que decirle, pero en lugar de hacerlo, se despidió y salió de la oficina. Ho y Magang lo
siguieron.
Jeha, que se quedó solo, tomó su teléfono celular y se miró la cara. Observó a su nariz
azulada y magullada. Se veía realmente terrible. Y lo peor, era que no había podido verle la
cara a Lee Mongryong, ni siquiera en la mañana.
Finalmente, tuvo que masturbase en el baño para calmar su deseo. Consiguió una casa para
él, pagó las facturas del hospital de su hermana y, aun así, se atrevió a golpearlo en la nariz.
Estaba muy preocupado de que Lee Mongryong permaneciera en la casa, pero estaba
convencido de que mientras su hermana estuviera en sus manos, no se atrevería a escapar.
Aunque en todo caso, pensó que debería irse temprano hoy.

Mongryong se miró en el espejo. Una cola revoloteante se erigió frente a él. La forma estaba
hecha obviamente con alambres en el interior.
Después de enrollarla, el extremo de la cola se levantó y bajó nuevamente, después encogió
los hombros y suspiró. Estaba aburrido.
Salió de la habitación después de que Jeha se marchó por la mañana. Realmente no había
pasado mucho tiempo desde que comió algo y luego se quedó sin nada que hacer. Incluso
pensó que sería más conveniente deshacerse del estiércol de vaca que estar encerrado en ese
lugar.
Seguía vistiendo esa ropa extraña, y la ominosa sensación de que se quedaría allí por mucho
tiempo lo seguía acosando. Caminó lentamente y se acostó en el sofá. Extendió la mano para
tomar el control remoto. Encendió la televisión y comenzó a cambiar los canales con una
cara inexpresiva. Simplemente no era divertido.
Apagó el televisor, volvió a acostarse y miró al techo. Arrastró la manta hacia arriba y se
cubrió. Mientras dormía se tocaba la cola bajo la manta. En ese estado, sus ojos se cerraron.
En ese momento, escuchó el débil sonido de la cerradura de la puerta abriéndose. Quería
estar equivocado, pero pudo escuchar los pasos. El sonido se detuvo muy pronto sobre su
cabeza. Cuando abrió sus pesados párpados, Seok Jeha lo estaba mirando. Deseó que fuera
un sueño, pero su cara era demasiado clara como para serlo.
Mongryong frunció el ceño y se sentó en el sofá. La manta que envolvía su cuerpo se cayó.
Los ojos de Jeha observan su cuerpo. Como asegurándose de que estuviera apropiadamente
vestido. De todos modos, no era más que un pervertido.
Mongryong chasqueó la lengua y miró a Jeha. Su nariz estaba magullada. Pensó que había
hecho lo correcto cuando lo golpeó con la cabeza ayer. Pero parecía doloroso.
—Si tienes frío puedes encender la calefacción para que no tengas que taparte con la manta.
—Incluso aunque muera de frío, no quieres que me ponga otra cosa.
—Si no te gusta, dímelo. Podemos ordenar que cambien el diseño.
Al escuchar eso, Mongryong puso una cara de incredulidad.
—¿Ordenaste que hicieran esto?
—Sí, por supuesto.
—A quién.
—A un famoso diseñador de ropa interior.
—Oh, Dios mío. Incluso te atreviste a buscar a un diseñador, estás loco.
Ante eso, Jeha se rio. El collar en el cuello de Mongryong brillaba. Jeha le entregó dos
bolsas de compras que llevaba en la mano, mientras lo miraba. Mongryong le preguntó qué
traía en ellas.
—Ábrelas.
Mongryong las recibió, las puso sobre la mesa y miró adentro. Una de ellas contenía un
teléfono móvil. Y la otra, una lonchera. Eran cosas que solo se podían intercambiar entre
amantes. Mientras pensaba eso, Jeha le ofreció una tarjeta de crédito. La mirada de
Mongryong fue hacia allí y se quedó perpleja.
—¿Qué es eso?
—Una tarjeta de crédito. Recíbela.
Mongryong lo miró a la cara sin ninguna expresión. Este era el momento en que el romance,
se convertía en una aventura. Jeha se encogió de hombros como preguntándole cuál era el
problema.
—Te lo dije. Si obedeces atentamente, serás recompensado por ello.
—Tengo una casa, me das una tarjeta y eres bueno conmigo. Debería portarme bien a partir
de hoy. Apretaré bien las nalgas y escucharé tus palabras.
Sus palabras contenían mucho sarcasmo. Jeha le respondió inmediatamente:
—Será mejor que ladres correctamente cuando te lo pida.
Mongryong lo miró a la cara y aceptó la tarjeta. Le preguntó si realmente podía usarla. Jeha
asintió con la cabeza. En la boca de Mongryong se dibujó una sonrisa malévola. Como
diciéndole que se arrepentiría por ello.

Sintió que la brisa fría del invierno le soplaba al oído. Después de que Jeha se marchó, salió
de la casa. Se puso de nuevo la ropa que llevaba cuando fue a Busan y puso el teléfono
celular y la tarjeta que le dio Jeha en su billetera.
Acaba de salir, pero no tiene un lugar a donde ir. Dudó con el celular en la mano. Pensó en
contactar a Seok Junyoung. Todavía se sentía incómodo debido a su engaño. Pero por
extraño que parezca, pensó que tal vez el fiscal no estaría ofendido.
Con ese pensamiento en mente, encendió su celular. La señal se perdió cuando marcó el
número que recordaba. La llamada fue rechazada. Acababa de colgar, pero en menos de un
minuto, le devolvieron la llamada. Era una linda voz.
—Hola.
—Fiscal... Soy yo, Mongryong.
Después de un momento de silencio, él le preguntó dónde se encontraba.
—Estoy afuera. Parece que hace mucho tiempo no te escuchaba la voz.
—Sí.
No le reprendió, ni le preguntó por qué lo había engañado.
Mongryong frunció los labios. Era mejor pedirle perdón cuando lo viera cara a cara más
tarde. Dijo que colgaría y que lo vería después, pero Seok Junyoung habló primero.
—Dijiste que la encontraste.
—Sí.
—¿Está bien?
—Está un poco herida. Pero no mucho...
La voz de Mongryong se detuvo. Junyoung, que escuchaba en silencio, le preguntó si
podrían verse primero. Mongryong vaciló por un momento. Junyoung le dijo que lo esperara
en un lugar cálido mientras llegaba.
Finalmente, Mongryong asintió. En ese momento, una tienda apareció frente a sus ojos. Era
un concesionario de autos. La boca de Mongryong se levantó lentamente. Sus ojos negros
centellearon.
Colgó el teléfono después de decirle a Junyoung que lo vería más tarde. Se paró en la puerta
y miró dentro de la tienda. Varios autos estaban en exhibición. Uno de ellos le llamó la
atención. Le gustó la forma elegante del sedán negro.
Abrió la puerta de la tienda y entró. A diferencia de la fría temperatura exterior, el calor era
desbordante en el interior. El árbol de navidad puesto a un lado del local era genial. Un
empleado lo vio y se acercó para hablar con Mongryong.
Miraba curiosamente a Mongryong mientras lo saludaba. Era como si mirara a alguien que
venía a robarlo. Mongryong se echó a reír.
El joven sonrió y le preguntó que deseaba. Mongryong señaló con su dedo el auto que estaba
al lado.
—¿Cuánto cuesta?
La cara del empleado cambió extrañamente. Mongryong le preguntó de nuevo cuanto
costaba.
—Unos 60 millones de wones, sin descuentos.
Mongryong asiente y saca su billetera. El hombre recogió las cejas. Mongryong sacó la
tarjeta que Jeha le dio de la billetera y se la entregó al hombre.
—Deme uno.
—¿Está seguro?
El hombre le volvió a preguntar con una cara estúpida. Mongryong le dice que pase la tarjeta
y lo cobre. El hombre parecía confundido.
En ese momento, un empleado mayor corrió desde el interior y saludó a Mongryong.
—Oh, bienvenido. Oye, Kim que estás haciendo, ve a buscar un poco de té. Venga a
calentarse. ¿Hace frío afuera? Jajaja.
Ah, sí, sí.
Mongryong asintió bruscamente. El hombre mayor le explicó que tenía que revisar el
contrato y firmarlo, así que lo llevó a una oficina. Mongryong, que siguió al hombre, se
sentó en una silla.
El hombre que se presentó como el gerente Park, extiende los papeles y comienza a elogiar
los atributos del auto y a ofrecerle beneficios adicionales.
Mongryong firmó un contrato y le dijo al empleado que lo descontara todo de su cuenta. El
empleado se dirige al mostrador con una expresión como si se hubiera ganado la lotería. El
hombre, quien se hacía llamar el jefe, estaba loco por conocer a Mongryong.
En ese momento, el hombre que fue a la caja no regresó por mucho tiempo, y después de un
rato, sonrió y se acercó prudentemente. Mongryong le preguntó si ya había efectuado el
cobro, pero el hombre dudó y le respondió que había excedido el límite.
Mongryong frunció el ceño. La tez del hombre sentado frente a él cambió de una manera
extraña. Mongryong estaba aterrado. Parece que el límite de la tarjeta era de 60 millones de
wones.
Hmm, sí. Él asintió y dijo que compraría el automóvil más barato esta vez. Los dos
empleados se comunicaron curiosamente entre sí. Como si el tipo de cabello rosado sentado
frente a ellos fuera un ser extraño.

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Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 |
Parte 4 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 5 | Parte 4

—Junyoung-in.
—Lo contacte y dijo que no podía venir porque algo sucedió de repente.
—Está resolviendo un caso importante. Es por eso que está tan ocupado todos los días.
Su madre, que estaba escuchando las palabras del presidente Seok, les pidió que empezaran a
comer. Sarah estaba sentada junto a ella y sacaba arroz con los palillos.
—¿Cuándo será dado de alta mi esposo?
Ante eso, el presidente Seok chasqueó la lengua. Esposo, todavía lo seguía llamando así.
Sarah, que estaba comiendo, cerró la boca, como si no estuviera dispuesta a comer más.
—No importa lo que haya hecho, todavía es su esposo. La gente puede cometer errores.
—No digas tonterías. No te pongas de su lado. Estás de mi lado, y esta chica está loca.
Suspiró para no tener que escuchar a su madre.
—No te preocupes por Sarah, tenemos que preparar una boda. Solo faltan unos meses.
Su madre, que estaba sentada frente a él, lo mira con emoción. Como de costumbre, Jeha no
dice ni una palabra cuando está en la casa. Entonces Sarah, que estaba sentada al lado de su
madre, intervino.
—Disculpa, pero hay rumores de que estás criando a un perro en estos días. Un perrito
rosado.
Jeha levantó un vaso de agua a su lado, tomó un sorbo y miró a Sarah. Sus ojos eran feroces.
Sarah gimió sin darse cuenta. En otras palabras, con esa mirada le sugirió fuertemente que no
tenía pensado dejarlo ir.
Jeha bajó la cuchara.
—He tenido suficiente. Me marcharé primero. Tengo una emergencia que atender.
—¿De qué perro está hablando? —pregunto el presidente Seok.
Jeha miró a Sarah, secándose la boca con una servilleta.
—Es solo un pasatiempo, así que no hay nada de qué preocuparse.
—Ten cuidado de no armar un escándalo antes de casarte. ¿Sabes a lo que me refiero?
Por supuesto que lo sabe. El presidente Seok también sospechaba que Jeha no estaba criando
a un perro real. Es por eso, que estaba moderadamente sorprendido.
—Me voy.
Jeha se puso de pie. Saluda a su familia y finalmente vuelve a mirar a Sarah. Tal vez ella no
sabía de dónde lo sacó, pero si no tenía cuidado podría perderlo en cualquier momento.
Sarah frunce los labios y agita la sopa con la cuchara. El secretario de su padre que estaba
parado afuera de la sala, lo saluda cuando sale. Él era el encargado de informarle al
presidente sobre todos sus movimientos.
Miró al hombre casualmente y de repente sonó el teléfono en su bolsillo. Era Lee
Mongryong. Era el primer mensaje que recibía de su parte después de comprarle el teléfono
celular. El mensaje no era largo. Solo era una palabra.
“Tacaño”
Una sonrisa se extendió en su boca sin darse cuenta.

Mongryong recibió la tarjeta al empleado de la tienda de ropa, y se sintió avergonzado. A su


lado había un abrigo de 290.000 wones. Puso la tarjeta entregada en su billetera y salió de la
tienda.
En ese momento recordó la forma en que sonreía. Maldito Seok-ha. Bastardo sin corazón.
Parecía que estaba actuando con generosidad al darle una tarjeta, pero esta solo tenía un
límite de 300.000 wones. El abrigo de 290.000 wones que finalmente había comprado, fue
rembolsado de inmediato.
Seguramente se dio cuenta de que intentó comprar un automóvil de 60 millones de wones
con ella, pero no hay nadie tan loco. Sacó el teléfono celular y le envió un mensaje de texto a
Seok Jeha, pero el teléfono sonó como si estuviera en espera. Maldición.
Presionó el botón de salida y se miró en la ventana de la tienda. Estaba pálido. ¿Como
pudiste creer que podrías comprar un abrigo de 290.000 wones? Después de pensar un
momento, se dio cuenta de que ya era hora de marcharse hacia el lugar donde estaba
Junyoung.
Sintió que alguien ponía un brazo sobre su hombro. Era Junyoung quien apareció de repente
después de girar la cabeza. Él sonríe cuando ve a Mongryong.
—¿En qué estabas pensando aquí solo? Ni siquiera me escuchaste cuando te llamé.
Mongryong estaba de pie frente a Junyoung, soltando los brazos alrededor de sus hombros.
A primera vista la cara de Junyoung está llena de tristeza.
—¿Cuándo llegaste?
—¿Fuiste a comprar ropa?
Oh, supuso que había estado mirando hacia la tienda desde entonces. Mongryong se rascó la
nariz. Estaba avergonzado.
—No, es solo...
Junyoung observa el jersey que lleva puesto Mongryong. Era para invierno, pero no parecía
cálido. Agarrando del brazo a Mongryong se dispuso a entrar a la tienda.
—Vamos, te compraré uno.
Cuando Mongryong le dijo que no había necesidad, Junyoung le respondió que le daría un
regalo de navidad por adelantado. Y después se rio tiernamente. Mongryong le repitió que no
debía molestarse en hacerlo. Sin embargo, Junyoung todavía seguía insistiendo.
Mongryong se mordió el labio inferior. Pensó que lo reprendería por lo que había pasado
anteriormente, pero le agradeció internamente a Junyoung por tratarlo tan casualmente.
Sin importar cuanto lo piense, Seok Junyoung es una muy buena persona. Es diferente a
cualquiera.

Mongryong había estado insistiendo en contar la historia de Seok Jeha en lugar de comer
carne. La mayoría de esa historia se componía principalmente de palabrotas, por supuesto.
Junyoung lo miró perplejo, muy sutilmente. Lo que era aún peor, era que nunca había visto a
Mongryong hablar de una persona en específico, durante tanto tiempo.
—Y no quería decir nada como esto, pero fiscal, tu hermano... ¿Sabías que es un pervertido?
Junyoung casi escupe el arroz que se puso en la boca. La expresión de Mongryong era
demasiado seria para ser una broma, por lo que estaba más consternado.
—¿Perver-tido?
Mongryong miró a su alrededor una vez. Como si algún topo plantado por Seok Jeha pudiera
estar en alguna parte. Se inclinó hacia Junyoung y le susurró al oído que Jeha era el rey de
los pervertidos y que debería ser tratado por un psiquiatra. Junyoung miró a Mongryong con
una expresión dubitativa, porque no sabía si debía reírse o no.
—De verdad. No lo creo.
Junyoung se rio mucho de eso. No importaba como lo pensara, no podía imaginar lo que
Mongryong le había dicho hasta el momento. Para Junyoung, Jeha no era una persona que se
caracterizara por molestar a los demás selectivamente.
—Él no es un mal tipo.
—Pero puedo asegurarte que él es raro.
—Entonces ¿te marcharás? De esa casa.
—Um...
Mongryong no pudo responderle. No podía contarle a Junyoung cual era exactamente su
situación. Solo le dijo que era tratado como un rehén.
No podía decirle que Seok Jeha le dijo que se convirtiera en un perro a cambio de salvar a su
hermana. Entonces, el hecho de tener que usar ropa de perro en la casa, y aquello que tenía
que hacer todas las noches, no salió de su boca. Tal vez sonaría muy arrogante de su parte.
Mongryong negó con la cabeza en lugar de hablar, porque tenía la boca llena de carne.
—Si no estás contento con esa situación... Te ayudaré a escapar.
Mongryong miró a Junyoung. Sus ojos se veían más serios que nunca. Creyó que era algo
grave. Se sintió triste. Le hizo sentir un poco extraño preocuparse por eso. Mongryong, que
pensaba tranquilamente, le preguntó quién era el mejor luchador entre ellos dos.
—Es Jeha, ¿tal vez?
Mongryong parecía desesperado. No quería meter a Junyoung en problemas. Seok Jeha,
además de ser su hermano, era un mafioso y un hombre que estaba obsesionado con él.
—Está bien... No me quiero marchar de ese lugar.
—Lo digo en serio.
—Yo también hablo en serio. Odiaría tener que molestarte. Y no tengo intención de ser
asesinado por un disparo de Seok Jeha.
Junyoung que escuchaba en silencio, le pregunta, como generalmente llama a Jeha.
—¿Mongryong? —preguntó porque este se quedó en blanco por un momento.
—Solo tenía curiosidad. A mí siempre me llamas fiscal, ya sabes. Quizás a él lo llamas de
manera diferente.
—No lo hago.
—¿Qué?
—No lo llamo de una manera específica. En mi corazón, siempre lo llamo bastardo.
Junyoung sonríe ante eso. Luego le pregunta si se sentía cómodo hablando con él.
Mongryong le dijo que era un poco diferente. Aunque lo ha conocido por mucho tiempo,
quería saber si había un motivo por el cual siempre lo llamaba por el título de fiscal.
—Hasta ahora solo me has llamado fiscal. No dije nada porque...
—Entonces ¿cómo quieres que te llame? ¿Hyung?
—Eso estaría bien.
Entonces Mongryong comienza a decir “Junyoung hyung” varias veces. Sintió que sus
manos y pies se iban a encoger un poco porque intentaba usar un título al que no estaba
acostumbrado. Encogiéndose de hombros, Junyoung le dijo con una expresión acongojada:
—No tienes que hacerlo.
—Lo intentaré.
—Llámame así la próxima vez.
—Está bien.
—De lo contrario, me voy a sentir traicionado y preocupado.
Wow, en serio.
Mongryong le preguntó si realmente lo haría. Junyoung le sigue insistiendo que le cambie su
título. Parece que, en ese aspecto de terquedad, es muy similar a Seok Jeha. Pero por
supuesto, Seok Junyoung es un ser humano mucho mejor.
Junyoung transfiere la carne de la parrilla al plato de Mongryong. Este la recoge y se la lleva
a la boca y sonríe. Junyoung lo mira con calidez.

Jeha estaba asomado en la terraza. Al mirar hacia abajo, vio que Lee Mongryong se bajaba
de un auto. La persona que lo acompañaba era bastante familiar. Era Seok Junyoung.
Mongryong bajó primero y luego Junyoung.
Las dos personas se quedaron hablando durante mucho tiempo frente al auto.
Al verlos, Jeha arrugó mucho la frente. Después se dio cuenta que la ropa que llevaba puesta
Lee Mongryong era diferente. Recordó que antes de marcharse, definitivamente llevaba
puesto un jersey, pero ahora vestía un abrigo gris.
Desde que Lee Mongryong aceptó la tarjeta, los mensajes que avisaban que había excedido
el límite de cupo, comenzaron a llegar sin parar. Pensó que debió haberse sentido muy feliz y
desesperado con la posibilidad de gastar dinero.
Definitivamente estaba loco. No sabe por qué se siente tan emocionado cuando ve saltar de
alegría a Lee Mongryong. Era lo mismo cuando estaba aburrido. No lo odia. No puede evitar
pensar que es una locura.
Con ese pensamiento en mente, observa como Mongryong se quita la bufanda que lleva
alrededor de su cuello y trata de entregársela a Junyoung. Este parece decirle que está bien y
extiende la mano y se la vuelve a colocar.
La mano que acomoda la bufanda es meticulosa. A primera vista, parece que fueran amantes.
Jeha comienza a fruncir el ceño poco a poco.
—Esos dos están coqueteando.
Intentó entrar a la casa, pero volvió a mirar. La mano de Junyoung se queda en el hombro de
Mongryong un tiempo antes de caer. No podía verles bien la cara, pero sintió que compartían
una atmósfera amigable.
Ja, chasqueó la lengua y entró a la sala de estar. Mientras está sentado en el sofá mirando un
televisor apagado, escucha el sonido de alguien abriendo la cerradura y después de un rato,
se abre la puerta y lo oye entrar a la casa.
Todavía no lo mira, pero sigue atento a cada uno de sus movimientos. Mongryong entró y se
encontró con Jeha. Luego se dirige a su habitación sin saludarlo. Al mirarlo, Jeha frunce el
ceño.
—Oye.
Mongryong dejó de caminar y se volvió. No dijo nada. Solo miró fijamente a Jeha con una
expresión distorsionada.
—¿Ni siquiera sabes que debes saludar cuando entras? Al parecer, no conoces ni la más
mínima regla de cortesía.
Entonces Mongryong inclinó la cabeza sin ninguna sinceridad y entró a la habitación. Jeha se
levantó de su asiento y se dirigió hacia allí. A través de la puerta entreabierta, pudo ver a Lee
Mongryong quitándose el abrigo. Luego abrió la puerta y se acercó a él.
—¿De dónde sacaste ese abrigo?
—Tal vez lo que quieres saber es como lo compré.
—¿Te lo dio Seok Junyoung?
Mongryong miró a Jeha con una cara ligeramente sorprendida. Su expresión estaba llena de
dudas. Lo primero que pensó fue que debió haberle plantado algún chip en el teléfono o en el
cuerpo. Pero antes de siquiera poder preguntarle como lo sabía, Jeha habló primero.
—¿Lo hiciste con Seok Junyoung?
Mongryong no entendió sus palabras de inmediato, y se quedó en blanco por un momento.
Después de un rato, supo lo que le había querido decir y miró a Jeha con una cara de
incredulidad. Jeha volvió a hacerle la misma pregunta, con una expresión malhumorada.
Al mirarlo, Mongryong se dio cuenta de que estaba hablando en serio. No quería tener ese
tipo de discusión emocional porque no era el momento. Hoy se sentía bien y quería quedarse
dormido en ese estado.
—Quise hacerlo, pero no pude. No lo aceptó. Parece que al fiscal no le gusta aprovecharse
de las personas porque él es muy diferente a ti. Así que no hicimos nada.
—Qué raro, eres bueno en eso. ¿Por qué no te desnudaste y lo sedujiste?
Mongryong aprieta los dientes con fuerza y lo mira. Jeha se echa a reír y le dice que se
aparte de su vista. Le ordena que deje de mirarlo y que se ponga la ropa de perro
nuevamente. Luego agrega unas palabras como si quisiera aclararle un punto.
—Te digo de antemano que a Seok Junyoung no le atraen los hombres. Así que no pierdas tu
tiempo.
Mongryong se rio de sus palabras.
—Me pasó lo mismo contigo. Pero mira ahora. ¿Acaso no estás loco por mí?
—No digas tonterías. Solo estoy jugando contigo por un tiempo. De todos modos, pienso
deshacerme de ti muy pronto.
—Sí, por favor. Tírame a la basura ahora mismo, joder.
Entonces Mongryong le preguntó audazmente si lo haría hoy mismo para no tener que
ponerse la ropa de perro. Cuando Jeha no respondió, le dijo que se daría una ducha y que
luego saldría. Estaba cansado de discutir, así que quería terminar con eso pronto y acostarse
a dormir.
Le hablaba en un tono comercial, sin ninguna emoción. Al verlo, la expresión de Jeha se
oscureció ligeramente. Trató de apretar los dientes y responderle airadamente a Mongryong,
pero al final no dijo nada.
Mongryong se quitó la ropa y se fue al baño. Jeha observó el lugar donde Mongryong
desapareció y luego volvió sus ojos hacia el abrigo que se acababa de quitar. Al lado estaba
la bufanda que Seok Junyoung le había colocado en el cuello.
Notó como se quitó la camiseta y los pantalones con brusquedad mientras que al abrigo y a
la bufanda los había acomodado como si fueran un tesoro, eso lo hizo enfurecer. Se acercó al
abrigo y lo recogió. Luego salió de la habitación sosteniéndolo como si quisiera matar a
alguien.
Cuando Mongryong salió de la ducha, se dio cuenta que su abrigo y su bufanda habían
desaparecido.
—Fin de la historia 5—

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 |
Parte 1 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 | Parte 1

—Se habla de que el presidente Yoon se reunirá con el representante Kim por separado esta
noche. Una estrecha afiliación parece haber dado como resultado que el presidente Yoon le
haya dado dinero al congresista Kim para adquirir el permiso para construir un campo de
golf. Tendrá que escuchar los detalles usted mismo.
Katok, Katok, Katok.
Doosan dejó de hablar y miró el teléfono celular colocado en el escritorio. Jeha le hizo un
gesto para que continuara sin preocuparse.
—Así que debe pasar por el club en la noche.
Katok, Katok.
Doosan deja de hablar de nuevo. Jeha levantó una ceja y revisa su teléfono celular. Era Lee
Mongryong.
“¿Dónde está el abrigo? Trae mi abrigo ahora mismo, ladrón. Trae el abrigo. Mi abrigo.
Dame el abrigo. Maldito pervertido”.
Era solo la historia del abrigo de principio a fin. Ayer tomó su abrigo y su bufanda y se
marchó de la casa. Naturalmente, Lee Mongryong estaba molesto.
Incluso, aunque esa no era la única ropa que tenía, no dejaba de molestarlo pidiéndole su
abrigo desde el día anterior. Entonces habría más por venir. Lo había tirado en la cajuela del
auto y decidió que nunca se lo devolvería. Llegó otro mensaje donde le hacía una nueva
promesa.
“Si no regresas, iré a tu compañía”.
Las cejas de Jeha se sacudieron. Terminó por apagar el celular. Doosan alterna su mirada
entre el teléfono celular y Jeha, y tose ruidosamente.
Al parecer, Jeha había olvidado que Doosan estaba hablando.
—Si ya le pagaron el soborno, estaría bien que le ofreciéramos algo más. Al parecer su única
debilidad no es el dinero.
—¿A qué te refieres?
—He escuchado rumores de que tiene un gusto diferente. Generalmente llama a hombres
jóvenes, no a mujeres, para hacer eso.
Doosan dijo eso y observó su expresión. Jeha no dijo nada. Pero Doosan habló sin dudarlo.
—Entonces, como dije, he pensado en unir a Lee Mongryong con el asambleísta Kim.
Después de que la conversación terminó, Jeha levantó los ojos y miró a Doosan. El día se
detuvo en sus ojos. Doosan estaba en problemas, lamentó el momento en que se atrevió a
decir eso. Parecía que tenía un calambre en el cuello mientras intentaba soportar su mirada
penetrante.
—¿Esa es tu idea, Jefe Baek?
—Sí.
—¿Por qué?
—Como sabe, es difícil que ese anciano haga mucho. Es más fácil que lo haga una vez y
deje de funcionar muy pronto. Usted sabe que Lee Mongryong es muy experimentado.
Además, es lo suficientemente adulto y tiene una buena apariencia, así que pensé que tal vez,
no estaría mal que lo usáramos porque tenemos algunas debilidades de nuestro lado.
Jeha puso el encendedor zippo plateado sobre la mesa y lo giró. Su mirada todavía estaba
abiertamente fijada en Doosan. A este no le quedó más remedio que tragar saliva. Jeha no
respondió. El silencio era asfixiante, pero al final Jeha asintió.
—Primero, déjame pensar en ello.
—Márchate.
El tono era calmado. Doosan saludó, se dio la vuelta y salió de la oficina. Jeha puso el
encendedor plateado en su mano y miró el teléfono celular que había apagado hace un rato.
Poco a poco, emociones desconocidas fueron cayendo sobre sus ojos.

—¿Lee Mongryong?
Ho agarró el volante y miró a Doosan que estaba sentado atrás, a través del espejo del auto.
En el asiento trasero, Magang hablaba con Doosan.
—¿Ese niño lo hará?
—De todos modos, esos tipos son muy obvios. No tenemos otra opción si ya han recibido
dinero.
—Pero Jeha hyung...
—¿Qué pasa con él?
La voz de Doosan era fría. Magang se quedó callado. Sin percatarse de ello, los rumores
entre los empleados habían aumentado en estos días. Hablaban de una persona loca de
cabello rosado que estaba siendo retenido como rehén.
Era un escándalo, pero como de costumbre, todo el mundo se enteraba de eso, menos los que
estaban implicados. Naturalmente, ese rumor ya tendría que haber llegado a los oídos del
presidente Seok.
Ho notó la tensión entre los dos y bajó lentamente el volumen de la radio. Era cierto que Lee
Mongryong había hecho algo tonto, pero se sentía un poco mal por él. Cuando pensaba en la
vida que había vivido, sus comportamientos realmente tenían sentido.
—Ustedes no tienen que preocuparse por eso. Es lo mismo para todos los demás. Debemos
tomar medidas extremas. Si seguimos difundiendo rumores y estos siguen llegando a oídos
del presidente, nuestro hyung estará en graves problemas. ¿Lo entienden?
—Sí.
Magang y Ho respondieron al mismo tiempo. El auto se acercaba a la compañía. Los ojos de
Ho se abrieron como platos mientras intentaba entrar al estacionamiento subterráneo. Y fue
porque vio a un tipo que conocía bastante bien, parado en la entrada del edificio.
Incluso desde la distancia, pudo darse cuenta de quien era, solo con echarle un vistazo. Esa
cabeza rosada pertenecía claramente a Lee Mongryong.
—Hyung-nin, ese es Lee Mongryong.
Magang escucha las palabras de Ho y frunce el ceño. Doosan también lo ve. Luego le pide
que detenga el auto. Ho estaciona el auto hacia un lado, Magang y Doosan se bajan y se
dirigen hacia allí.
Ho no podía perderse ese espectáculo. Después de detener bruscamente el auto, los
persiguió. En la entrada estaban reunidos muchos empleados que iban y venían, observando
lo que pasaba.
—No, quiero entrar. Vine a ver a Seok Jeha.
Al notar su presencia, los jóvenes guardias saludan a Doosan. Cuando Mongryong volvió la
cabeza, se encontró con Doosan y sus hermanos. Al verlos sonrió.
—Hola. Ah, ahí está Ho hyung. ¿Cómo estás?
Ho estaba consternado. Todavía sentía como la garganta le palpitaba como un terremoto por
la descarga eléctrica que le había propinado. De todos modos, el chico parecía no tener
vergüenza.
Doosan, que estaba en silencio, dio un paso adelante.
—¿Qué pasa?
—Este tipo de aquí dice que quiere ver al Señor Seok.
Al escuchar eso, Mongryong dio un paso adelante.
—Es por tu culpa que estoy armando este escándalo. Definitivamente tenemos una cita para
encontrarnos. Si no me crees... ¿Por qué no le preguntas a Seok-ha? Por qué no le preguntas,
acaso crees que estás tratando con un sirviente, qué molesto eres.
Doosan miró a Mongryong y notó que algo parecía sobresalir de su cabeza. Eran orejas
rosadas, Magang y Ho también fruncen el ceño cuando las ven. Era natural que no lo dejaran
entrar porque estaba vestido de esa manera.
—Quítate eso de la cabeza.
Doosan dijo con una voz sangrienta. Mongryong se tocó las orejas y lo miró casualmente.
—¿Esto? Esto no es de mi preferencia. Esto es lo que le gusta a tu jefe. En realidad, tengo
ropa, pero ni siquiera puedo usarla. Si no me crees, pregúntale. O te lo puedo mostrar más
tarde.
Cuando dijo eso, se mordió el labio inferior. Doosan parecía asqueado y miró al guardia. De
un vistazo, le hizo una seña para que se marchara de inmediato y en ese momento, se
escuchó mucho ruido en la entrada mientras alguien salía por allí. EraSeok Jeha.
Al parecer, el informe había llegado a la cima. Doosan cerró los ojos con fuerza. La gente se
dispersó mientras Seok Jeha caminaba hasta donde ellos se encontraban. Mongryong
también gira la cabeza y nota que algo raro está sucediendo. Luego, cuando ve a Seok Jeha,
lo saluda con la mano.
—Hola, Seok-ha.
Doosan le pidió a Magang y a Ho que alejaran a la gente. Los dos se apresuraron y
dispersaron a las personas que estaban reunidas. Fue porque juzgó que no era buena idea que
la gente estuviera concentrada mirando lo que pasaba. Luego se acercó y se inclinó ante
Jeha.
—Lo siento, director. Me haré cargo de ello.
Mongryong pasó al lado de Doosan y caminó hacia Jeha. Doosan le dijo que se detuviera, lo
agarró del brazo y le estrechó la mano. En ese momento, los ojos de Doosan y Mongryong se
chocaron ferozmente en el aire.
Doosan aguzó la mirada. Las acciones de Mongryong eran excesivas. Incluso, aunque los
rumores fueran ciertos, esto era inaceptable.
Jeha les dijo que se detuvieran y miró a Mongryong. Cuando vio la diadema que llevaba
puesta en la cabeza, frunció el ceño. Ja, Lee Mongryong.
—¿Por qué actúas de ese modo cuando vienes a la compañía de otra persona?
—Dame mi abrigo.
Jajaja. Jeha se echó a reír. Estaba tan aturdido de que hubiera venido solo para buscar el
abrigo que le había dado Junyoung. ¿De qué abrigo me hablas? Deberías ponerte la ropa de
perro que te compré. Estaba muy enojado. Se sentía muy ofendido por alguna razón.
Jeha, que miraba a Mongryong, sacó la billetera de su bolsillo. Desde allí, tomó una tarjeta y
se la arrojó a Lee Mongryong. La tarjeta lo golpeó en el pecho y cayó al suelo.
—Esta es ilimitada, así que tómala y cómprate uno igual. Puedes comprar cien o mil, hasta
que quedes satisfecho. No sigas molestándome por eso.
Mongryong movió los ojos para ver la tarjeta que cayó al suelo. Entonces, Jeha le insistió de
nuevo.
—¿Por qué no la recoges? ¿Tienes vergüenza de hacerlo?
Mongryong se inclinó y la recogió. Jeha se rio con una expresión de satisfacción. Y en ese
momento se dio la vuelta para regresar a la empresa.
Mongryong se acercó rápidamente a Jeha con la tarjeta en la mano.
Ho fue quien gritó primero al verlo. No había nada que pudiera hacer.
¡Pam!
Algo voló hacia la parte posterior de la cabeza de Jeha incluso antes de que pudiera darse la
vuelta para ver qué pasaba.
Jeha sacudió su cuerpo en estado de shock. Se puso la mano en la espalda con una expresión
de incredulidad. Algo lo había golpeado muy fuerte.
Giro nuevamente la cabeza, como si fuera a matar a alguien, pero Lee Mongryong sigue
golpeándolo con su mano derecha una y otra vez. Detrás de él, el hermano Baek, que estaba
parado como una estatua con la boca abierta, se sorprende.
La tarjeta que Mongryong acababa de tomar entre sus dedos fue arrojada hacia Jeha. Esta se
estrella contra su cuerpo y se cae al suelo.
Mongryong se rio en voz baja.
—Paga la cuenta del hospital. Puedes comer algo con lo que te quede.
Jeha apretó los puños y tembló. Cuando la ira se le subió a la cabeza, explotó.
—¡Tú... Maldita perra...!
—¿Te sientes mal también? Cuando me tratas así, me siento sucio. ¿Harás lo mismo la
próxima vez? ¿Eh? Seok-ha, vamos.
¡Ven aquí, maldito! Jeha corrió hacia Mongryong. Al mismo tiempo, parecía que la gente
estaba saliendo del edificio porque era la hora del almuerzo. Doosan y Magang se
apresuraron para detener a Jeha.
—Hyung-nim, debe ser paciente. No puede hacer esto ahora.
—¡No, no dejes que este maldito se vaya!
—Hyung-nim.
Oye, hombre. Ho le dijo a Mongryong que se detuviera y se lo llevó a otro lugar. Mongryong
le estrechó la mano y se rio hasta más no poder y eso lo puso más nervioso.
—No me detengas, suéltame. Él debe aprender a ser una mejor persona.
—Ven acá. ¡Mierda! Si no lo haces, te matará.
—No te pongas de su lado, ese maldito no es más que un pervertido.
Ho agarró a Mongryong y se lo llevó a cuestas, con la boca hacia abajo, para alejarlo de allí.
Mongryong lo maldijo tratando de liberarse, pero Ho no lo escuchó. Una vez que lo subió al
auto, corrió. Tenía el terrible presentimiento de que, si se quedaba, algo realmente grave
sucedería.
Simplemente lo metió al asiento del pasajero y encendió el auto. Antes de marcharse,
Mongryong incluso se atrevió a bajar la ventanilla para hacerle señas a Jeha con el dedo del
medio, mientras vertía sobre él todo tipo de maldiciones.
La cara de Ho se puso cada vez más blanca. Al partir, el rostro de Jeha daba tanto miedo que
pensó que nunca más querría volver a verlo.

Mongryong apiló varias cajas de pizza y se metió un pedazo en la boca. Ho lo miraba


encantado. Era como no hubiera comido desde ayer por la noche, pero Mongryong seguía
masticando la pizza casualmente.
—Vamos come.
—Parece que tienes mucha hambre.
Ho se bebió la soda que estaba frente a él. Cuando recuerda la cara de Jeha que vio antes, se
le quita el apetito. En ese momento sonó su teléfono celular. Después de confirmar a la
persona que lo llama, respondió:
—Sí, Hyung-nim. No, estoy con él. Sí.
Luego miró a Mongryong. A él no le importó, y se llevó otro pedazo de pizza a la boca. Ho,
que colgó el teléfono, suspiró cuando la pantalla se apagó. Mongryong lo miró con una cara
curiosa.
—Era Magang-hyung.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
Tan pronto como escuchó eso, Ho miró a Mongryong con una cara como diciéndole: ¿Acaso
eres estúpido? Era increíble que la persona que había causado todo ese embrollo, se atreviera
a preguntarle pacíficamente qué pasaba. Ho, que se quedó pensando un momento, puso una
cara seria.
—Mongryong-ah.
Mongryong que tenía la boca llena de pizza, asintió.
Estoy escuchando, dime.
—¿Cuál es tu relación con Jeha hyung?
Después de escuchar eso, Mongryong reflexionó. Pero no pudo pensar en una palabra que
pudiera definir exactamente lo que pasaba entre ellos dos. Lee Mongryong era un perro y
Seok Jeha un hijo de puta, ese era el tipo de relación jodida que tenían.
Pero sin importar cuanto lo piense, no lo sabe. Solo puso girar sus globos oculares como un
loco sin saber que decir, entonces Ho suspiró largamente y lo miró.
—Si te encuentras con hyung-nim, arrodíllate y reza. Esa es la manera en la que puedes
sobrevivir.
Mongryong masticó la pizza en su boca, se la tragó y luego bebió su soda. Ugh, luego cortó
otro pedazo, lo enganchó en un tenedor y se lo comió.
—Ho hyung, debes haberte dado cuenta que no he hecho nada malo. Fue Seok Jeha quien
me ofendió primero. Me robó mi abrigo.
—Seok Jeha. No puedes decir su nombre así. ¿Por qué llamas a hyung-nim de esa manera
tan descuidada?
Ho abrió la boca como si estuviera aterrorizado. Pensó que tal vez era valiente, porque era un
ignorante, pero no sabía cuán ignorante era Lee Mongryong o cuán valiente podía ser. Es
posible que ni siquiera supiera leer en coreano.
—Esto lo hago por ti. Escúchame. No sabes lo aterrador que es nuestro jefe.
—¿Aterrador?
—Así es.
Entonces miró a su alrededor una vez más. Le advirtió que no debía decir algo como esto.
—De hecho, Jeha hyung fue atacado en un hotel hace unos años. En ese momento, diez
personas lo rodearon armados con cuchillos. Doosan, Magang y yo, llegamos muy tarde...
Ho recordó ese día, y dijo que todavía se sentía mareado. Mongryong asintió con los ojos
brillantes. ¿Y qué más?Se preguntaba si alguien había muerto.
—Oh, ya era demasiado tarde, nos dimos cuenta incluso antes de abrir la puerta del hotel.
—Siento decirte esto, pero ojalá hubiera muerto esa vez, así yo no tendría tantos problemas.
Shhh, maldito bastardo.
Mongryong se hizo el tonto, porque Ho le abrió los ojos con rabia.
—Escucha cuidadosamente. Entonces abrí la puerta y entré a la habitación. Eso fue... Oh
Dios mío... Nunca había visto una escena así en mi vida. Una docena de ellos estaban tirados
en el suelo completamente ensangrentados.
Mongryong levantó la mano y le pidió la palabra.
—Espera. Dijiste al principio que eran solo diez personas. ¿Por qué cambiaste el número?
¿Acaso se multiplicaron?
—Oye, bastardo. Qué importa si eran diez o quince, cállate y escucha.
Mongryong ahora lo observa con una cara incierta. Ho estaba emocionado y continuó la
historia.
—Jeha hyung se paró en el medio, lleno de sangre, sostuvo un cuchillo con ambas manos y
nos miro. Wow, pensé que me había orinado en los pantalones de verdad. Parecía un
demonio.
—Oye, ¿no te suena eso como una mentira?
—Es verdad, hombre. Tres personas somos testigos.
—No mientas. ¿Acaso es Bruce Lee? Que puede pelear 10-1 y sobrevivir.
—Ja, este bastardo no me cree. Doosan hyung dice que Jeha hyung ni siquiera parpadeó
cuando tuvo que pelear contra 20.
Mongryong puso una cara de incredulidad. Pensó que sería mejor que le dijera que Jeha era
capaz de comerse 20 pasteles de arroz él solo.
—Puedo contarte otra historia si quieres.
—Oh, no. Solo estás diciendo tonterías. Me quieres lavar el cerebro. Ahora me vas a decir
que es capaz de cruzar el rio Han sobre hojas.
—De verdad que eres un bastardo.
—No digas cosas raras, mejor come pizza. Todavía queda mucha para comer.
Mongryong trató de comer pollo del plato que tenía al lado. Ho suspiró y lo miró resignado.
—Si, come. Tal vez Jeha hyung, no te matará. De todos modos, todavía le eres útil.
Cuando terminó de hablar, Mongryong entrecerró los ojos. ¿Por qué era útil? Al preguntarse
eso, extendió la mano y agarró el brazo de Ho. Después de sacudirle el brazo por un tiempo,
Ho deseó tener el espíritu de Doosan.
Mongryong le dijo susurrando:
—¿No puede ser un secreto entre nosotros?
—Ja, que secretos puede haber entre tu y yo, hombre. Siempre me has apuñalado por la
espalda porque soy el más joven.
—Ja, sabes por qué lo he hecho. Gracias a eso estoy vivo.
—Si, vive bien. Un millón de años si quieres.
—Por favor, dime. ¿Qué es?
—¿Qué es? Como te atreves a seguir preguntándome, bastardo.
Mongryong le sacudió el brazo de nuevo. Basta, déjalo. No va a decírmelo. Se preguntó
quién podría responderle a esa pregunta. Luego se comió el pollo restante. Incluso si tenía
que maldecir más tarde, pensó que sería mejor enfrentarse a lo que sea con el estómago
lleno.

Jeha que vestía solo una bata, estaba sentado en la habitación de un hotel bebiendo de un
vaso. Se sentía un poco raro después de beber algunos tragos de licor fuerte. A su lado
permanecían el abrigo y la bufanda de Lee Mongryong.
Cuando volvió a llenar el vaso, sintió ruido proveniente del baño y una mujer salió después
de ducharse. Era la primera vez que la veía. No recordaba su cara, así que asumió que era
imposible que hubiera dormido con él antes.
Mientras la mujer acomoda su cabello largo a un lado y se sienta junto a él, Jeha cruza las
piernas y se sirve un poco de licor de la botella.
Luego pone el vaso sobre la mesa y desenvuelve la bata de la mujer. Sus senos voluptuosos
quedan expuestos cuando la bata se abre. Jeha los aprieta fuertemente como si quisiera
hacerlos estallar.
De la boca de la mujer sale un gemido y la bata se desliza detrás de su cuerpo.
La textura de la piel de ese cuerpo curvado, se siente completamente diferente a la suya. Jeha
mira lentamente el rostro sin maquillaje de la mujer con una cara inexpresiva. La mujer se
sienta de rodillas en el suelo y comienza a acariciar sus partes íntimas sobre la bata.
Después de desempacar su pene, se lo toca un par de veces con la mano y luego lo mete en
su boca. La mujer comienza a mover la cabeza de un lado a otro para estimular sus genitales,
y apoya las manos en sus muslos.
Jeha frunce el ceño. Toma el cabello de la mujer entre sus dedos y se queda mirándolo
fijamente. Su cabello rojo lucía muy bonito, pero preferiría que fuera color rosa.
De repente se siente muy molesto. Su inspiración se desvanece.
Agarra a la mujer por el cabello y la aparta de su cuerpo. La mujer se siente avergonzada, al
sentir como se retiran los genitales que le llenaban la boca. Ella gruñe con sus labios
brillantes y le pregunta por qué.
Jeha se levanta de su asiento. Cuando se dispone a dirigirse a la ducha para darse un baño, se
detiene un momento. No podía marcharse sin antes decirle fríamente a la mujer una palabra
de despedida.
—Lárgate.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 |
Parte 2 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 | Parte 2

Mongryong se arrodilló en el sofá, mordiéndose las uñas mientras miraba la televisión.


Verificó la hora en el reloj de pared. Después del incidente ocurrido ese día, volvió a casa,
pero estaba muy preocupado.
No vengas. Por favor, no vengas hoy. Vete a tu casa y muérete, perra.
Esperó a que el tiempo pasara, mientras repetía esas palabras en su mente. La aguja del reloj
marcaba la media noche. Ah, no puedo soportarlo, mejor apago el televisor y me voy a
dormir. Pero de repente escucha un clic y una puerta que se abre.
Ah, maldita sea. Mongryong arrojó el control remoto y corrió hacia el dormitorio. Apagó la
luz y se echó la manta encima cubriéndose la cabeza, y luego se quedó en silencio como una
rata. Escuchó unos pasos. Alguien se acercaba.
Cerró los ojos con fuerza. Recordó la historia sangrienta que le había contado Ho. Ah, ¿en
serio estás bien?Sus remordimientos tardíos lo atacaron.
Alguien le quitó la manta de encima. A pesar de eso, fingió estar dormido con los ojos bien
cerrados. Le preocupaba que lo atacaran de esa manera. Quería levantarse y resistirse, pero el
olor a alcohol y un aroma familiar llegaron a su nariz.
Permaneció completamente callado. Pero en el momento en que trató de abrir los ojos, una
textura suave y húmeda cubre sus labios. Mongryong se sorprendió y abrió los ojos. Y en ese
momento, la luz que entró a través de la ventana abierta, le reveló quien era su oponente.
Sin lugar a dudas, era Seok Jeha.
Al abrir la boca, una lengua comienza a deslizarse hacia adentro y hacia afuera. Como la
situación fue inesperada, solo pudo dirigir su mirada hacia el techo. ¿Qué? ¿Qué está
pasando?
La lengua de Jeha continuó cavando hacia adentro para encontrar la suya. Mongryong de
repente saca la lengua sin darse cuenta, no pudo moverse mientras permanecía con los ojos
bien abiertos.
Jeha siguió acariciando su lengua. Después, lamió sus encías y tocó cada rincón de su boca,
como si estuviera estimulándola.
Mongryong sin aliento, de alguna manera logró empujar sus hombros. Sus labios se
apartaron y solo entonces, su cara fue visible. Bajo una luz crepuscular, sus ojos negros
reflejaban una luz inusual como de costumbre.
Era tan extraño que era imposible saber si estaba borracho o no. Mongryong lo miró,
mientras levantaba la mirada.
La mano de Jeha le toca la mejilla. Su toque es increíblemente cálido. Luego tocó
suavemente sus labios con la punta de los dedos y sonrió. Su boca dibujó una sonrisa
perfecta.
Sonrió un par de veces más y luego susurró al final.
—... Mong-Mong-ah...
¡Plaf!
En ese momento, un cuerpo pesado de deslizó y cayó sobre él. Dejó de respirar sin darse
cuenta.
¿Qué, qué pasa?
Las largas pestañas de Mongryong parpadearon rápidamente y revolotearon como mariposas.
Intentó sacudirlo y decirle que estaba loco, pero al parecer nada funcionaba. Jeha, que
todavía miraba hacia abajo, vuelve a llamar a Mongryong con una voz somnolienta y
amigable.
—... Lee Mongryong...
Mongryong solo lo miró sin darle respuesta.
Jeha bajó la cara. Mongryong cerró los ojos y apretó los labios con fuerza. Sin embargo,
inesperadamente, Jeha pone su cara al lado de Mongryong. No podía creerlo.
Pudo sentir el aliento en su nuca. Obviamente Jeha era más grande que él, pero se sentía aún
más impresionante porque estaba a sus espaldas. Después de luchar un rato con su cuerpo,
este se resbaló y se acomodó a un lado. Sin embargo, un brazo y una pierna todavía colgaban
sobre el cuerpo de Mongryong.
Cuando trató de escapar, Jeha tiró de su cuerpo hacia él, y lo abrazó. El aliento que Jeha
exhala lo invade. Movió sus ojos para ver si realmente dormía.
Las cejas oscuras, la nariz bellamente levantada y los labios obstinadamente cerrados
formaban una imagen desconocida. Su olor corporal, que había mezclado con su cuerpo
varias veces, se filtraba mucho más que el alcohol que exhalaba cada vez que respiraba,
haciendo que su estado de ánimo se volviera extraño.
Cuando Mongryong intenta liberar su cuerpo, Jeha grita y lo acerca más a él. Entonces, mira
al techo con una expresión absurda.
No sé por qué no hace nada. No tengo miedo cuando me amenaza, pero me aterroriza porque
de repente hace algo como esto. Su corazón parece latir más rápido por el miedo. Pero no
sabía por qué, su comportamiento le parecía tan lindo.
Santo cielo. Algo tenía que andar mal con su cabeza. Supuso que se estaba emborrachando
con el olor a alcohol. Su cuerpo y su mente estaban funcionando por separado. Pensó que
sería mejor que se diera por vencido y se echó a reír sin darse cuenta.

Su cabeza estaba hinchada, como si hubiera sido estampada en algo afilado. En ese
momento, Jeha abrió los ojos. Un techo blanco apareció frente a sus párpados abiertos. Miró
a su alrededor y se tocó la frente con la mano.
Era el apartamento, no la casa. Ni siquiera podía recordar cómo llegó allí porque había
perdido la memoria en algún momento de la noche. La tragedia había estallado desde el
instante en que comenzó a tomar alcohol.
No pudo ver a Lee Mongryong. Se preguntó si lo había matado mientras estaba borracho.
Pero entonces, pensó que debería haber un cuerpo en el piso. Pero en el piso no había nadie.
Se bajó de la cama y salió. Se dirigió a la sala de estar. Se preguntaba si realmente lo había
matado. Entonces, escucha un murmullo debajo del sofá. Cuando se volvió hacia ese lugar y
se acercó, lo encontró durmiendo acurrucado en la alfombra debajo de él.
Una diadema mal colocada le colgaba de la cabeza, y tenía abierta la boca hasta la mitad,
como si estuviera sollozando. Mientras hablaba en sus sueños, sus largas pestañas
revoloteaban y sus labios rojos temblaron de nuevo. Estaba completamente dormido. Pero lo
más patético era que no podía quitarle los ojos de encima.
De repente, recordó el incidente de ayer. Cuando regresó a la empresa, y rememoró todo lo
que había sucedido, la sangre le hervía. Pensó que la mejor solución era poner a llenar la
bañera para ahogarlo dentro de ella, pero en ese momento, Mongryong se dio la vuelta
inocentemente.
La manta que estaba envuelta alrededor de su cuerpo se abrió y Mongryong quedó expuesto
en una posición muy comprometedora. Su expresión también había cambiado extrañamente.
Lee Mongryong tenía puesta la ropa de perro color rosa. Todavía llevaba las bragas al revés,
y la cola saltó desde su entrepierna. Jeha lo miró y se lamió el labio inferior sin darse cuenta.
Y tal y como estaban las cosas, Mongryong se mete la mano dentro de las bragas y se toca el
pene. Ahora parecía estar frunciendo el ceño. ¿Qué está haciendo este loco? Mongryong
comienza a murmurar de nuevo. Jeha, que no puede superar la curiosidad, se inclina para
poder escucharlo.
No sabía de qué demonios estaba hablando. Tuvo que poner sus oídos más cerca de su boca.
—... ¿Se te paró?
¿Qué? Ante ese sonido, Jeha levantó la cabeza. Mongryong abre los ojos y se ríe a
carcajadas. Santo Dios. Jeha se puso de pie y comenzó a patear a Mongryong.
—Maldito, estás muerto.
Mongryong se escapó y corrió detrás del sofá. Jeha gritó como un bisonte enojado y le hizo
señas con el dedo. Ven.
Mongryong sacudió la cabeza de inmediato.
No. Me vas a pegar.
Jeha saltó sobre el sofá. Mongryong gritó, evadió el sofá y corrió hacia la puerta principal.
Apretó el botón de bloqueo e intentó salir corriendo por la puerta, pero esta se encontraba
bloqueada desde el exterior.
Los ojos de Mongryong se abrieron. La persona que bloqueaba la salida también estaba
sorprendida. Doosan puso una cara de no creer y miró el atuendo que llevaba puesto
Mongryong con una expresión de incredulidad. Cuando vio como Jeha lo perseguía, solo
entonces se dio cuenta de que no estaba equivocado.

Doosan agarró el volante y miró a Jeha sentado en el asiento trasero a través del espejo
retrovisor. Jeha todavía miraba por la ventana y estaba en silencio. Doosan suspiró al
recordar lo que había pasado. Lo que vio en el apartamento fue increíble, no podía creerlo
incluso, aunque lo recordara nuevamente.
Se sorprendió bastante cuando se enteró en la mañana que Jeha había desaparecido del hotel.
Pensó que se había tomado una copa en ese lugar y se había quedado dormido. Cuando no lo
encontró en la casa, solo pudo pensar en Lee Mongryong.
Y como era de esperarse, Mongryong estaba exhibiendo su cuerpo, como de costumbre. No
era razón para haberse sorprendido tanto. Aun así, el espectáculo que había visto antes era
bastante impactante.
Magang le contó que ayer había llamado a una mujer al hotel, pero que esta se había
marchado solo después de 30 minutos. Al parecer cuando salió, se veía bastante molesta y
frustrada. Por eso no estuvo completamente seguro de lo que había pasado, hasta que hoy
pudo comprobar el por qué.
Nunca había cuestionado los gustos de su jefe. Pensó que con esa personalidad fría ni
siquiera tenía un corazón. Pero ese conjunto de bragas color rosa fue realmente... Doosan
sacudió la cabeza como si quisiera nunca más volver a pensar en eso.
En ese momento, Jeha, que estaba mirando por la ventana, abrió la boca.
—Dijiste que Lee Hyeyoung sería trasladada mañana.
—Sí, Hyung-nim.
Después de asentir, Jeha se quedó en silencio de nuevo. Seguía pensando en algo con la
mirada fija al exterior de la ventana. Doosan se dio cuenta de eso, y por eso habló primero.
—Decidí reunirme con el asambleísta Kim por la noche.
—Bien.
—Lo que dije la última vez...
—Puedes llevar a Lee Mongryong.
¿Sí? Doosan miró hacia atrás con una cara de incredulidad. Jeha todavía seguía mirando por
la ventana. En el cruce, detuvo el auto obedeciendo la señal del semáforo. La gente comenzó
a cruzar la calle con velocidad.
—Hyung-nim, eso quiere decir que...
—Debe ser útil de algún modo.
Doosan quedó perplejo. No podía creer que le hubiera dado su aprobación. Era inusual que
Jeha fuera tan paciente con alguien. Pero a la vez, parecía bastante preocupado. Al ver su
expresión, no sabía si quería matarlo o salvarlo. Tal vez, ni siquiera era consciente de su
actitud.
—Es una locura, pero no soy tonto, así que puedo entender tus razones.
—... Sí.
Jeha se apoyó contra el asiento y cerró los ojos. A diferencia de su apariencia cansada, las
pupilas de sus ojos se movían como si estuviera confundido. Pero en contraste, su boca
permanecía obstinadamente cerrada.
Doosan lo miró e hizo una mueca de enojo. El auto arrancó pronto y Jeha permaneció en ese
estado catatónico, incluso hasta que llegó a la compañía.

Mongryong tomó su teléfono celular. Escribió un mensaje después de ingresar el número de


Jeha y luego lo borró nuevamente. Después de que Jeha se marchó con Doosan, no le había
vuelto a hablar a Mongryong. Qué frío. Tal vez estaba furioso porque lo había hecho caer en
desgracia delante de sus hombres. Estuvo pensando en qué escribirle durante mucho tiempo,
pero se dio por vencido, tiró el teléfono a un lado y se tumbó en el suelo.
“...Mongryong”
Mongryong se levantó de su asiento. Maldición, que hombre tan loco. Había hecho algo muy
extraño. Se tocó la boca con la mano, chilló, extendió la mano y tomó su teléfono celular
nuevamente. Empezó a escribirle un mensaje.
“Seok Jeha, lo siento, ven a comer conmigo algo delicioso por la noche”.
En ese momento, escuchó que alguien tocaba la puerta, se levantó rápidamente y fue hacia
allí. Cuando revisó quien era, el rostro de Ho apareció en el monitor.
¿Qué? ¿Por qué Ho hyung viene tan temprano?
Presionó el botón para abrir la puerta y lo dejó entrar. Después de cambiarse de ropa, salió y
lo encontró esperándolo en la sala. Estaba concentrado mirando alrededor del apartamento.
Parecía que era su primera visita. Volvió sus ojos, cuando Mongryong salió de la habitación.
—Ho hyung. ¿Por qué vienes a esta hora?
Ho caminó en silencio hacia el sofá. Mongryong se sentó al frente y cruzó las piernas. Estaba
preocupado porque no conocía el motivo de su visita, pero Ho solo seguía mirando los
alrededores de la casa. Hmm, está fingiendo. Pudo darse cuenta porque Ho, se movía de una
forma antinatural.
—¿Estás aquí para ver la casa?
—No. Es solo, que me parece muy bonita —contestó rápidamente.
Luego se rascó el cuello. Era como si tuviera algo que decirle. Mongryong lo miró y
entrecerró los ojos. Le preguntó que tenía que decir y Ho suspiró un poco.
—Ve y cámbiate de ropa. Tenemos que ir a un lugar.
En ese momento, Mongryong se sintió severamente ansioso. Será que Seok Jeha por fin
había explotado. Entonces, quizá le había pedido a Ho que se deshiciera de su cuerpo en
algún lugar como una montaña o quizás en el mar.
—... ¿Vamos? ¿A dónde?
—Tenemos que ir al salón de belleza y a comprarte algo de ropa.
¿Eh? Mongryong puso una cara como si no entendiera nada. Era raro que pensaran matarlo
después de peinarlo y comprarle ropa nueva. Pensó que tal vez en esta época, los gánsteres
hacen las cosas de esta manera. Qué amables.
Ho solo atina a sacar la lengua de su boca mientras intenta encontrar las palabras más
adecuadas. Parecía que era algo muy difícil de decir. Mongryong borró la alegría de su rostro
y le preguntó qué estaba pasando. Ho estornudó con fuerza y se lamió los labios como si le
dolieran.
—Tienes que ir a un lugar por la noche.
—¿A dónde?
—Eh... Debes encontrarte con alguien, pero no es algo difícil. Vas a tomarte una copa con
esa persona... escuchar sus historias... y hacer lo que te pida, así que...
Mongryong miró a Ho con los ojos empapados. Rememoró lo que le había dicho. ¿Beber
juntos, escuchar historias y hacer lo que pida? Jaja. Sintió como si algo pesado lo hubiera
golpeado y se queda callado.
Ho también mantiene la boca cerrada y se rasca la nariz. Le había contado más o menos lo
que tenía que hacer, pero no sabía cómo Mongryong lo había tomado. Al mirar su expresión,
parecía que si lo había entendido. Pero no pudo decirle que estaban traficando con su cuerpo
como parte de un negocio.
—Hablas de entretenimiento... ¿Verdad?
Pensó que Mongryong se negaría, pero este solo le preguntó con una cara casual. Ho gimió,
sin saber que decir.
—No conozco los detalles. Doosan hyung, debe llegar a tiempo y llevarte allí...
El asambleísta Kim podría ser el padre de Mongryong. Ni siquiera podía decirle que tenía
que beber y darle su cuerpo a un hombre tan viejo.
Pero de acuerdo a Doosan, Mongryong era un tipo experimentado ya que comenzó a trabajar
desde los 20 años. Entonces quizás no fuera algo tan difícil para él.
La expresión de Mongryong no cambió. No sería extraño que se pusiera a saltar como un
loco, pero él solo escuchó en silencio y abrió la boca después de un rato.
—¿Seok Jeha está de acuerdo con esto?
El vacilante Ho levantó la vista y asintió.
Mongryong se muerde el labio inferior. Jeha le había pedido que fuera su perro fiel antes de
botarlo a la basura, y de ese modo se ocuparía de su hermana. Tal vez esta era solo una
extensión del contrato.
—¿El sexo está incluido en el entretenimiento?
Mongryong preguntó. Ho se encogió de hombros. No le dijo que sí, pero tampoco podía
negarle que fuera cierto.
Mongryong sacudió la cabeza. Se mordió las uñas ruidosamente. Recordaba como anoche,
Seok Jeha le hablaba dulcemente como si fuera un algodón de azúcar.
Sonrió con amargura. ¿Acaso... que esperabas? Pero, aunque le prometió que pagaría los
gastos del hospital, no pensaba que tuviera que hacer algo tan humillante. No, quizás esto era
un error. Se preguntaba por qué lo estaba tratando de esa manera, y pensó que tal vez ya se
había aburrido de él.
Mongryong levantó lentamente la cabeza y asintió. Una sonrisa amarga se dibujó en su boca.

Un montón de colillas se apilaban en el cenicero. Jeha se recostó en el sofá y volvió a


suspirar. Las personas que estaban reunidas en la sala estaban enredadas las unas con otras.
Estaban locos por poseer a una mujer borracha.
Jeha aspiró profundamente el humo de los cigarrillos. La voz de alguien sonaba en su oído
como si fuera una alucinación.
“Primero me trataste como un cerdo. Y ahora actúas de esta manera. ¿Por qué?"
El hombre a su izquierda disfrutaba de la vida nocturna mientras mordía y chupaba lo senos
de la mujer. La cabeza de la mujer estaba inclinada hacia atrás y jadeaba. Al ver su
apariencia, piensa en Lee Mongryong, desnudo y acostado debajo de él. Y al final, sus
sentimientos honestos surgieron a la vista.
“No seas tan arrogante, cuando al menos todavía tienes a tus padres. No ignores a los demás.
Yo no nací, como un perro, porque quise”.
Al recordar esas palabras, Jeha vierte licor en el vaso inmediatamente. La mujer sentada a su
lado lo notó, llenó el vaso y luego se superpuso lentamente. La mano que le acariciaba el
muslo en secreto se posa en su centro. Jeha miró a la mujer.
La mujer que cuelga de su cintura se frota contra él y lo mira con una mirada apagada.
Jeha tomó un cigarrillo, apartó a la mujer y se levantó. Todos estaban borrachos y ni siquiera
se preocupaban de quién salía.
Cuando abrió la puerta y salió, encontró a Doosan vigilando en la entrada. Jeha se volvió y
caminó por el largo corredor. Doosan lo siguió.
—¿Preparo el auto?
—¿Lee Mongryong?
—Al parecer Baek Ho acaba de entregárselo a los hombres de Kim.
Ante eso, Jeha dejó de caminar. Mirando su expresión, parecía incómodo por algo. En ese
momento Doosan también se detuvo.
—¿No lo llevaste directamente?
—Lo quería allí. Nosotros solo servimos de intermediarios.
Jeha se detiene en el pasillo y no puede dar un paso más. Cerró los ojos con el cigarrillo
entre los dedos y se presionó la frente con firmeza. Doosan lo miró y le preguntó si quería
que lo llevara a la casa. Jeha cerró los ojos y suspiró por mucho tiempo.
—Doosan.
—Sí, Hyung-nim.
—¿Cuánto vamos a perder si no completamos el negocio?
—¿Qué?
El rostro de Doosan parecía haber sido golpeado. Jeha se pasó la mano por la cara una vez
como si estuviera desesperado.
—Diablos, creo que su padre se va a enojar mucho.
Doosan no pudo hablar más. No le llevó mucho tiempo entender las palabras.
El dinero es dinero, pero el presidente Seok también lo esperaba. Pensaba que iba a ser pan
comido. Sin embargo, la cuestión de cómo debería actuar se determinó en la pregunta que le
hizo a Jeha.
—¿Quiere que lo contacte... con Baek Ho?
Jeha asintió en silencio y tiró el cigarrillo que sostenía en el suelo. Lo frotó con la suela de
los zapatos, se dirigió hacia el final del pasillo y habló nuevamente:
—¿Bebiste?
—No.
Sus pasos se aceleraron.
—Entonces vamos. Recogeré a mi perro.

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Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 |
Parte 3 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 | Parte 3

Mongryong, quien estaba pulcramente vestido con un pantalón formal gris y una camisa
blanca, esperaba a alguien sentado en el sofá. La mesa estaba llena de licores caros,
bocadillos y bebidas.
Miró el reloj en su muñeca. Según Ho, tenía una cámara conectada, y debía colocarla en una
buena posición antes de establecer cualquier tipo de relación.
Había ido al salón de belleza con Ho, se arregló el cabello, se puso ropa nueva y salió de
Seúl. Después de llegar a un lugar en específico, fue transferido a otro automóvil y traído a
este lugar.
Una vez que llegó, se arrepintió de haber aceptado. Cerámicas y muñecos de peluche
colgaban por toda la casa. Dos guardias gigantes en la entrada hicieron señas, llamando a
Mongryong.
Mongryong frunció el ceño y les guiñó el ojo. El asco pasó por sus caras. Mongryong se
echó a reír. No sabía cómo era posible que un miembro del Congreso asistiera a este tipo de
citas. En realidad, pensaba que una persona de tanto renombre no tendría tiempo para esos
asuntos.
Entonces sonó su teléfono celular. Se dio cuenta que era Seok Junyoung cuando confirmó la
llamada. Los ojos de Mongryong temblaron ligeramente. Presionó el botón de llamada, no
sin antes dudar en responder.
—Sí, Fiscal.
—Junyoung hyung.
Se sintió tenso ante esas palabras y dejó de reír. Como Junyoung le dijo que lo llamara de
forma correcta sin reírse, lo llamó: “Junyoung hyung”.
—¿Qué estás haciendo? ¿Ya cenaste?
—Sí...
—¿Estás solo?
—Qué... sí.
—Me contaron que tu hermana será trasladada a Seúl mañana.
—Oh. ¿Ya lo escuchaste?
—Sí. Mañana tengo tiempo, así que vayamos a verla juntos.
—Ok.
Mongryong se quedó callado. Junyoung le pregunta si algo anda mal. No sabía por qué, pero
cuando escuchó la voz de Junyoung, se sintió repentinamente triste por su situación. Le dolía
la punta de la nariz y no pudo hablar por un rato.
—No pasa nada.
Su voz tembló ligeramente. En ese momento, sintió ruido viniendo de la entrada. Alguien
entró cuando se abrió la puerta. Mongryong bloqueó urgentemente el teléfono celular.
Lamentó colgarle repentinamente, pero estaba ocupado y tenía que dejarlo, así que presionó
el botón para colgar.
Pero a pesar de eso, el teléfono vuelve a sonar. Tal vez Junyoung notó que se estaba
comportando de forma extraña. Decidió apagarlo. Se puso de pie mientras miraba como el
teléfono se apagaba.
Al mirar a la entrada, observó a un hombre con cabello blanco que se acercaba. Era mucho
más viejo de lo que pensaba. Su cara estaba arrugada y parecía de mal humor. Ho le había
dicho, que era un Senador.
Los ojos del asambleísta Kim barren a Mongryong de arriba abajo. Mongryong lo saluda a
toda prisa.
—Hola.
El congresista Kim le sonrió con la boca abierta para demostrarle su buen humor.
—Oh, parece que el director Seok se esmeró mucho esta vez. Siéntate. ¿Por qué estás de pie?
Mongryong asintió y se sentó. Notó que los guardias todavía seguían allí. Su mirada se
volvió hacia Kim otra vez. Él sigue sonriendo y le hace un gesto para que se siente a su lado,
en lugar de estar tan lejos.
Como Mongryong no se movió, el senador Kim se puso nervioso y le preguntó si quería
tomarse una copa. Mongryong dijo que no le gustaba beber, pero el hombre lo ignoró y llenó
un vaso con alcohol.
El hombre llevaba un gran anillo de oro en su dedo, con una gema gigantesca como un
huevo. Luego comenzó a girar la gema del anillo. A medida que esta se mueve, un polvo
blanco comienza a caer en el vaso. Mongryong lo vio y sus ojos se abrieron como platos.
Quería emborracharlo. En ese momento, comenzaron a aparecer burbujas blancas en la
bebida. El asambleísta Kim se sirve lo mismo en otro vaso y mira a Mongryong. Este seguía
sentado en frente.
—Ahora bébelo. Le hará bien a tu cuerpo. Lo preparé especialmente para ti.
El asambleísta Kim le entregó un vaso a Mongryong. Pero este, en lugar de beberlo, le echó
un vistazo con una mirada de sospecha.
—¿Qué es esto?
—Ya te lo dije, es algo que te ayudará a sentirte bien.
—Soy joven, así que no lo necesito. Me sobra inspiración.
Ante la palabra “inspiración”, la expresión del senador Kim es curiosa. Mongryong posa
relajado con ambos brazos en el sofá.
—Te recomiendo que te lo bebas.
El discurso de Kim fue amenazante. Mongryong levantó una ceja con una cara incómoda.
—Bébalo usted. Tal vez pueda conseguir una erección si se toma los dos vasos.
Una vena retorcida sobresale en la frente de Kim. Parecía que estaba furioso.
—Bastardo descarado. ¡¿Qué acabas de decir?!
Mongryong puso los brazos sobre el sofá y le preguntó con una cara seria.
—Tengo mucha curiosidad. ¿Es capaz de tener una erección? Si no va a poder aguantarlo,
entonces dígamelo con una anticipación. No me gusta perder el tiempo. Es muy agotador.
El asambleísta Kim se levantó de su asiento.
Este bastardo.
—No te enojes, eres un hombre mayor. No quiero que mueras en la habitación. Estoy
preocupado por tus nietos, así que entiéndeme.
Mongryong se puso de pie sin pensarlo dos veces. No había caso en continuar come esa
farsa. Además, qué le podría pasar si no lo hacía. En su lugar, preferiría ir a ver a Seok Jeha
para maldecirlo y golpearlo.
El asambleísta Kim lo miró como reprochándole por su desobediencia.
—¡Siéntate!
—No. He cambiado de opinión. Me voy. Al verte, no puedo obtener inspiración. Pensé que
te parecerías a George Clooney o algo así, porque eras viejo, pero no, decidieron enviarme
donde un antepasado para servirle de entretenimiento. Acaso soy empleado de una funeraria,
mierda.
La cara de bulldog del senador Kim tembló.
—Siéntate, bastardo.
—Ni hablar. Puede que sea un bastardo, pero no soy ciego, no me gustan los viejos.
Ante eso, el asambleísta Kim se estremeció y lo maldijo señalándolo con el dedo.
—¡Tú, bastardo! ¡Dónde aprendiste a ser tan descarado! ¿Cómo te atreves?
El asambleísta Kim estaba enojado porque no sabía de donde Seok Jeha había sacado a
alguien tan inadecuado. No podía creer que le dijeran que Mongryong era bueno, había
visitado al hermoso Seok Jeha y le había insistido en que la inspiración fuera la indicada.
En ese momento, el senador Kim mira detrás de Mongryong e hizo algunas señas.
Mongryong se dio cuenta e intentó mirar hacia atrás, pero fue en vano. Se quedó sin aliento.
Uno de los guardias se acercó desde la retaguardia y de repente lo tomó por el cuello y le
agarró un brazo por detrás. Trató de liberar el brazo, pero no tuvo tiempo de pensar cómo
hacerlo porque lo había atrapado de repente.
Luego, el otro lo obligó a inclinar la cabeza y le echó el licor en la boca abierta.
Mongryong luchó. De alguna manera, trató de evitar tragarse el alcohol. Sin embargo, el
licor fluyó hacia su garganta sin ningún obstáculo. Cuando se tragó todo, el guardia le soltó
el cuello. Mongryong se quejó e intentó vomitar, pero no pudo hacerlo.
—¡Oh, joder!
Se puso de pie, pero su visión estaba borrosa y su cuerpo tambaleaba. Sacudió la cabeza
vigorosamente. Por un momento, pudo ver lo que estaba en frente, y luego miró la alfombra
en el piso y las botellas de vino volaban en el aire. Quería caminar hacia adelante, pero su
cuerpo no obedece.
Mongryong se tambaleó sin poder sostener su cuerpo. En ese momento, agarró una botella
con la mano. La sostuvo para sobrevivir.
La cara avergonzada del anciano, que es la del senador Kim, sube y baja como un topo. El
resto de las caras son iguales. Le parece que es bastante notable que la cara se alargue y se
acorte.
De repente, estalló en carcajadas. Era tan divertido. No le importaba nada, solo seguía
riéndose. Mongryong se rio y estrechó la botella que tenía en la mano. Y luego saltó
directamente hacia los topos que rebotaban.
Jajaja, topo, topo. Vamos a atrapar al topo.
Pronto pudo escuchar el sonido de: “Ah, me duele”, y: “Deja de golpearme”, que se
escuchaba siempre en la máquina de juegos.

Alrededor de tres ambulancias pasaron en la dirección opuesta, mientras Doosan conducía


muy cerca de la villa de Kim. Después de seguir el sendero un poco más adentro, se encontró
con la finca del Senador.
Cuando detuvo el auto frente a la finca, encontró a Ho hablando con algunos hombres en el
patio. Jeha y Doosan se bajaron del auto después de estacionarlo. Ho los vio y corrió a toda
prisa hacia ellos.
Miró hacia abajo y se inclinó 90 grados para saludar a Jeha.
—Estás aquí, Hyung-nim.
—¿Por qué estás este lugar tan abarrotado? ¿Pasó algo con el senador Kim?
Doosan preguntó primero. Ho no pudo responderle en absoluto, y tenía una cara llena de
preocupación. Jeha se encuentra con sus ojos y este se inquieta y aparta la mirada.
—Tal vez... ¿No las has visto?
—Qué.
—Las ambulancias...
Doosan recordó las ambulancias que había pasado en el camino.
—¿Por qué vinieron?
—Lee Mongryong hizo algo...
La cara de Doosan se endureció. Se quedó sin palabras. Ho lo miró como si fuera un pecador
que no sabía cómo pedirle perdón.
Le contó que cuando llegó, vio a Lee Mongryong bailando con una botella en la mano. Le
había roto la cabeza al Senador Kim y a sus guardias, uno tras otro como un loco. Era como
si jugara a golpear al topo.
En el momento en que escuchó eso, Jeha apretó los dientes con fuerza.
Mierda.
—Estaba drogado...No es raro que se haya vuelto loco después de tomar alguna bebida...
Cuando escuchó la palabra "drogado”, la expresión de Jeha se endureció.
—¿Qué?
—Así es, creo que el congresista Kim lo obligó a tomar alguna droga. Estaba más
emocionado de lo normal... Tal vez pensó que debía drogarlo para poder dominarlo...
entonces... Finalmente...
Cuando Ho vio la cara aterradora de Jeha, dejó de hablar. Al final, su voz casi se estrangula.
Simplemente no podía hablar más, porque al parecer no estaba enojado por lo que Lee
Mongryong había hecho.
—¿Dónde está ahora?
Ho gimió y cerró sus ojos. Doosan que estaba a su lado, levantó la voz.
—¡Responde!
Ho abrió los ojos y sacudió la cabeza de lado a lado.
—No lo sé.
El rostro de Jeha se distorsionó mucho más, que cuando se enteró que Mongryong había
golpeado al Senador Kim.
—Desapareció después de un momento de descuido. Envié a algunos hombres a buscarlo.
¡Este bastardo! Jeha agarró a Ho por el cuello. Ho dejó de respirar. Un escalofrío atravesó su
columna vertebral. No sería raro que lo matara, con lo sangrientos que se veían sus ojos.
Movió sus ojos hacia abajo para evitar su mirada. Lo siento, Hyung-nim. Merezco morir.
—Uh, además, el fiscal Seok dijo que vendría pronto... por él...
—¿Quién viene?
Los ojos de Jeha temblaron, con emociones desconocidas.
—Cuando usted llamó, él lo hizo justo después... Luego me preguntó... Yo...no quería
decirle... pero él se dio cuenta que algo andaba mal... Lo siento.
Ho ahora estaba casi llorando. Jeha se apartó y le soltó el cuello, porque estuvo a punto de
matarlo. Luego, se volvió y caminó hacia el auto. Cuando Doosan lo siguió, le dijo que se
quedara, por si Mongryong regresaba a ese lugar.
—Está muy oscuro. Hyung-nim quédese aquí. Yo iré por él.
Al final, dijo que él se encargaría y sacó una linterna del auto. Con la linterna en la mano,
comenzó a caminar hacia arriba. Cuando Doosan intenta seguirlo, Jeha enojado le dice que
no lo siga. No pudo detenerlo al ver lo enojado que estaba.
Cuando Doosan regresó, pateó la rodilla de Ho.
—Este bastardo.
—Oh. ¿Por qué me pegas, hyung?
—No puedes hacer nada bien.
Ho le brindó una mirada de sincero arrepentimiento a Doosan, quien gruñó. Le dijo que no
era su culpa. ¿Quién hubiera imaginado que Lee Mongryong podría saltar como un loco?
La droga que tomó Mongryong parecía ser del tipo afrodisiaco. Doosan no pudo borrar su
mirada de ansiedad, cuando vio desaparecer a Jeha en la oscuridad.

Cuando ascendió a la cima de la ciudad, vio las luces destellando por todas partes. Sin
embargo, no pudo ver a Lee Mongryong. Solo un día antes, había querido vengarse por
haberse peleado con él, y dio permiso para que lo enviaran con el congresista Kim.
En ese momento, escucha un sonido cerca de la caseta debajo de la farola. Suena como un
gemido de dolor. Decidió seguir adelante. Trató de caminar lo más sigilosamente posible
sobre la paja, para no hacer ruido.
Iluminó el exterior de la caseta con la linterna y volvió a revisarla. No vio nada. Le dio la
vuelta a la caseta y encontró la entrada. Abrió la puerta y miró adentro. Estaba oscuro. A
diferencia del exterior, el interior era un poco menos frío. Se paró en la entrada y miró
dentro, y de repente se detuvo.
Pudo ver una figura acurrucada en una esquina. Cerró la puerta y caminó rápidamente hacia
allí. Al mirarle la cara de cerca, se dio cuenta que era Lee Mongryong. Su corazón se
desplomó.
Los ojos que miran fijamente la luz estaban abiertos, y el cuerpo tiembla, y no sabe qué
hacer. Lo miró de arriba abajo. Le era difícil exhalar.
Jeha se sentó de rodillas y miró su tez pálida. Le puso la linterna en la cara, pero Lee
Mongryong solo la mira distraído, como si estuviera soñando. A pesar de que le acaricia y le
frota la mejilla, su mirada aún permanece perdida.
—Lee Mongryong, mantente alerta.
En la boca de Mongryong se dibuja una leve sonrisa. Seguía tratando de mirar alrededor
como si no supiera donde estaba. Jeha sostuvo su rostro nuevamente y fijó su mirada en él
mismo.
—¿Sabes quién soy? Despierta... Vamos a casa.
Mongryong mueve sus labios temblorosos y estira la mano para tocar a Jeha. El sonido de su
respiración es desigual.
—Yo... Hace calor... Mi cuerpo está caliente... Creo que voy a morir... Haa...
Al decir eso, comienza a acariciarlo por todas partes.
En el momento en que se dio cuenta de lo que había pasado, sus ojos se abrieron como
platos. Qué demonios hice. A Lee Mongryong... Qué le hice...
En ese momento, todo tipo de escenarios terribles pasaron por su cabeza como una película.
Pensó en lo que hubiera pasado si Lee Mongryong al tomar la droga, no hubiera resistido
adecuadamente. Sería terrible, muy terrible. Trató de borrar esa imagen en su mente y
llevarse a Mongryong. Despierta. Vamos a casa.
—Estoy un poco... Quiero hacerlo...
Mongryong lo mira. Jeha intentó levantarlo, pero su cuerpo estaba muy pesado. Estaba
tratando de cargarlo, pero Mongryong le agarra las mejillas y comienza a besarlo. Sacó la
lengua y le lamió los labios, la barbilla, las mejillas y el mentón.
—Estoy un poco... Abrázame... ¿Eh? Lo deseo...
Lo abrazó y se acostó. Jeha parecía también haberlo aceptado. Mongryong tendido en el
suelo, mira hacia arriba con los ojos llenos de calor. Su cara se veía relativamente clara,
quizás debido a la luz de la calle.
Lo mira coquetamente mientras abre la boca. Bajó la mano y le agarró los genitales y le
envió una señal con los ojos, para indicarle qué hacer. Los ojos negros de Jeha se hundieron
profundamente y se movieron en su dirección.
Mongryong ahora mete la mano dentro de su ropa interior. A partir de ese momento,
comienza a extraer los genitales que ya están erectos. Jeha movió el cuello. Al sentir su
caricia, se mordió los labios.
Le quitó los pantalones y la ropa interior a Mongryong con una mano de forma rápida. La
ropa, que no pudo desprenderse correctamente se quedó atrapada en una pierna de
Mongryong, quién abrió las piernas. Sin prepararlo, y sin forma de hacer nada, Jeha puso su
pene en la entrada del ano y lo empujó.
Mongryong entierra los labios en su hombro y aguanta un gemido. Jeha no pudo insertar su
pene en el ano sin preparación y retrocedió.
El cuerpo se calentó y el corazón se impacientó. Trató de empujarlo con más fuerza, pero
Mongryong abrió la boca y soltó un gemido de dolor.
—Ah, duele...
Jeha le besó el cuello y le chupó suavemente la oreja. Tocó su cuerpo metiendo la mano
dentro de la camisa. La mano que había puesto en su cintura, la movió hacia atrás, agarrando
sus caderas con fuerza y acariciando sus costados. El cuerpo rígido se vuelve un poco más
blando. Trató de empujar su pene hacia atrás, moviendo la cintura nuevamente.
—... Fiscal...
El cuerpo de Jeha se congeló. Levantó la cabeza que tenía enterrada en el cuello de
Mongryong. Sus ojos todavía estaban perdidos, como si no fuera él mismo.
Detuvo toda la acción y lo miró fijamente.
A quién acabas...
Mongryong lo miró lentamente a la cara, sin saber nada. Su mandíbula firmemente apretada,
temblaba. Se sentía terrible. Era sorprendente, porque incluso, se quedó sin palabras.
—Tú... ¿Qué dijiste?
No sabía quién era la persona que estaba al frente, pero pudo escuchar la pregunta.
Mongryong se acerca y acaricia su rostro. Jeha quería saber lo que iba a hacer, pero lo que
salió de su boca fue sorprendente.
—Junyoung... Hyung... Vean a... recogerme...

Luego, comenzó a murmurar esas palabras una y otra vez. Jeha no lo podía creer. Sintió que
un dolor agudo se instalaba en su pecho. Allí, las emociones que nunca había experimentado
en la vida, se extendieron como la sangre.
Mongryong, que seguía hablando solo, comenzó a levantarse poco a poco. Sus ojos se
tiñeron rápidamente de lágrimas. Aun así, siguió llamando a Seok Junyoung.
La cara de Jeha estaba sorprendida y no podía apartar los ojos de su rostro. Los genitales que
no pudieron ser insertados en el ano, ya estaban flácidos.
Su cara estaba manchada de consternación.
Emociones extrañas que lo quemaban como una bola de fuego, se dispararon en la boca de
su estómago.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 |
Parte 4 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 6 | Parte 4

Mongryong abrió los ojos. Le dolía la cabeza. Observó el techo a lo alto. El candelabro que
cuelga del techo le parece familiar. Lo miró con los ojos bien abiertos. Trataba de recordar
donde lo había visto.
Se dio la vuelta con asombro, cuando un aroma a piel muy familiar fluye por la punta de su
nariz. Frunció el ceño con sospecha. Giró la cabeza por completo para mirar los alrededores
de la habitación. Y como era de esperarse, se encontraba en la mansión de Jeha.
Este no es el apartamento. ¿Por qué me trajo aquí?
A diferencia de su mente, su cuerpo parecía no poder levantarse fácilmente. Trató de
recordar. Lo último que recuerda es que había estado en la villa del Senador Kim, fue
llevado a ese lugar y había peleado porque lo obligaron a beber alcohol.
Los recuerdos estaban parcialmente editados y en mal estado.
Creo que tuve una pelea con el senador. ¿Por qué hice eso?
También recordó a Seok Junyoung por un momento. Pensó que también había venido a
recogerlo.
Despertó pensando que no podía levantarse, pero obligó a su cuerpo a hacerlo. Bajó de la
cama y se puso las zapatillas, pero en ese momento su cuerpo se tambaleó. Apenas se sentó
en la cama, se inclinó.
Después de estar sentado un buen rato, se puso de pie lentamente. Todas las articulaciones
del cuerpo le dolían.
No sabía lo que hacía. Simplemente se trasladó y caminó hacia el frente. No vio a nadie
cuando llegó a la sala de recepción y volvió a pasar por el pasillo. Jeha no estaba. Se dirigió
a las escaleras y escuchó una conversación escandalosa viniendo del fondo.
Los gritos también eran incómodos. Mongryong le dio la vuelta a la barandilla, bajó las
escaleras una por una y se dirigió hacia abajo. La situación en el primer piso le llamó la
atención cuando caminó hasta la mitad de las escaleras.
Sus ojos se abrieron sin darse cuenta. Junyoung estaba agarrándose la cara y gritando, y
junto a él, Jeha lucía inquieto.
¿Qué está pasando?
Estaba en un apuro. Mongryong subió nuevamente por las escaleras. Su cuerpo estaba
temblando. Agarró la barandilla y gritó. Los ojos de las personas que estaban abajo se
enfocaron en él de inmediato.
Los ojos de Junyoung se abrieron cuando descubrió a Mongryong primero. Jeha se da la
vuelta y lo mira, y su cara se endurece. En el momento en que Junyoung trató de acercarse a
Mongryong, Magang y Ho se lo impidieron, poniéndose frente a él.
Junyoung les dirigió una mirada sangrienta.
—Apártense.
—Lo siento. No puede subir las escaleras.
Junyoung intentó empujarlos para pasar, pero Magang y Ho, le cerraron el camino. En ese
momento, una sonrisa aterradora se posó en su boca. Su boca estaba sonriendo, pero sus ojos
no parecían agradables en absoluto.
—No vayas a ponerte a llorar.
Ante eso, Junyoung se da la vuelta lentamente y mira a Jeha. Sus ojos temblaron de ira.
Le pareció extraño que Mongryong le colgara el teléfono, así que contactó a Ho. Al
principio, estalló y repitió amenazas una y otra vez, hasta que consiguió que le dijera que se
encontraba en la villa del Senador Kim.
Sintió que su sangre circulaba al revés. Pensó que estaba allí solo por su hermana, pero se
molestó cuando se dio cuenta que no era así.
—Para que te quede claro, pienso llevármelo.
—¿Con qué derecho?
—No hay razón para que lo traten así aquí. Si te niegas, pensaré en alguna manera. Ya sea
que tome medidas legales o pidiéndole a mi padre que lo haga, pero me lo llevaré a cualquier
costo.
—Ja, haz lo que quieras.
Una esquina de sus labios vuelve a subir. Su voz sonaba malhumorada. Junyoung se dio la
vuelta para mirar a Mongryong.
Mongryong ya no podía bajar las escaleras, y estaba confundido por la situación que ocurría
frente a él.
—Vamos, Mongryong. Ven conmigo.
Junyoung se acercó a Mongryong. Este observó la mano que se extendía hacia y luego miró
a Jeha. Pensó que algo había sucedido mientras estuvo perdido. Observó a Junyoung, que
había aparecido de repente, y Jeha quien lo miraba de una forma bastante extraña.
... Hijo de puta, espero que el láser que sale de tus ojos te deje ciego.
Mongryong, que miró la mano de Junyoung y los ojos de Jeha alternativamente, sonrió. Un
sudor frío le empapó la frente. Tenía mucho que decir en medio de esa atmósfera
impresionante, pero no se le ocurría nada.
—Yo...
—Mongryong, ven aquí abajo.
—¿A dónde vamos? ¿Qué está pasando?
Los ojos de las dos personas vuelven a chocar como un cuchillo. Simplemente se alistaban,
como si fuera el momento de matar a cualquiera. Mongryong suspiró brevemente. Oigan, eso
no es...
—Yo... Uh... Tengo hambre...
En ese momento, la estática fluía. Al mismo tiempo, los ojos de los demás hombres,
incluidos los de Junyoung y Jeha, se centraron en Mongryong. Este sonrió inocentemente.
No había comido nada desde que salió para la villa. Se sentía mal por haber bebido alcohol
con el estómago vacío, y sus jugos gástricos lo hacían sentir náuseas. Pensó que sería bueno
si pudiera comer un poco.
Al ver las expresiones de las otras personas, pensó que debería tranquilizar un poco el
asunto.
En ese punto, la boca de Jeha se deslizó hacia arriba.
—Estoy bien, primero tengo que comer algo.
Después le dice a Junyoung que lo acompañe a comer y luego se vaya. Sugirió que los tres
deberían comer juntos. También era necesario que entablaran una buena conversación.
Cuando Junyoung escuchó eso, lo miró fijamente. No sabía a qué se refería.
Jeha sonría mientras mira a Mongryong. Puede que haya sido una sonrisa amistosa, pero
Mongryong sintió un escalofrío.
—Lee Mongryong, bien pensado.
Mongryong tragó saliva. Maldición. ¿Por qué haces esto? Pensó que debería haberse ido con
Junyoung de inmediato, pero se arrepintió muy tarde.

Mongryong miró en silencio a la carne semi cruda. Normalmente no podía comerla porque
no podía darse el lujo de comer carne recién horneada, pero sentía que este no era el
momento para comer eso.
Solo quería tomar sopa caliente. En ese momento, Junyoung llamó a alguien con entusiasmo.
Una criada que estaba cerca respondió a su llamada rápidamente.
—Oye, lo siento. ¿Puedes servirme un poco de sopa?
Ah. ¿Sopa?
La criada fue a buscarla de inmediato.
Jeha mira a Mongryong. Observa cómo se queda mirando al filete, con el cuchillo y el
tenedor en las manos. Inmediatamente le hizo señas a la criada con la mirada. Eso
significaba que quería que se acercara a Mongryong.
—Entonces ¿qué le parece si le sirvo sopa de mariscos?
Cuando la criada preguntó, Junyoung respondió en lugar de Mongryong.
—Si, pero sin camarones. Este chico es alérgico al camarón.
La criada se echó a reír y dijo:
—Lo sé.
Jeha masticó la carne y miró a Junyoung a los ojos.
—Lo conoces muy bien. ¿No crees que cualquiera pensaría que eres su amante?
Junyoung no respondió y cortó la carne y se la metió a la boca. Jeha preguntó de manera
sarcástica:
—Tengo curiosidad, pero ¿acaso sabes lo que le gusta a tu propio hermano?
Junyoung asintió.
—Sí. Prostituir a la gente.
Después de que Junyoung terminó de decir esas palabras, Mongryong se sacudió y se echó a
reír sin probar la sopa que tenía al lado. Solo pudo sostener la cuchara en la boca,
apretándola con los dientes para no reírse más.
Jeha miró directamente a Mongryong.
—¿Te parece divertido?
Mongryong no le respondió, en su lugar le habló a Junyoung con una cara juguetona.
—Hay otra cosa que le gusta. También tiene un fetiche por los disfraces, jaja.
Ante eso, Jeha se molestó. Le dijo que se callara, pero Mongryong no pudo parar de reírse.
Mientras se tomaba la sopa, sus hombros continuaron temblando.
—Oye, Lee Mongryong.
—Está bien. Ya no lo haré más.
—Después que comas te irás al apartamento. Ho te llevará.
Junyoung puso el tenedor y el cuchillo sobre la mesa. Se limpió la boca con una servilleta,
bebió un sorbo de agua y dijo que no era necesario.
—Ven conmigo. Puedes ir a tu casa o quedarte en la mía. Ya no tienes que permanecer en
este lugar.
La cara de Mongryong se iluminó. Sin embargo, Jeha notó su incomodidad. Una sonrisa se
dibujó en sus labios. Con esa expresión le estaba diciendo que no se marcharía jamás.
La mirada de Jeha voló hacia Mongryong y se quedó fija en él. Su voz era fría y sus ojos
agudos.
—¿Sabes lo que les sucede a los perros sin dueño? Será mejor que lo pienses sabiamente.
—No lo amenaces. Él no es un perro, se llama Mongryong.
—Sí, también eres una persona. Así que voy a tratarlo como tal. De ahora en adelante.
Jeha se rio de Junyoung. Este lo mira fijamente con desprecio. Mongryong los miró a los dos
alternativamente y habló sin pensar:
—Al verlos, parece que estuvieran peleándose por mí. Si alguien los ve, pensaría que
tenemos un triángulo amoroso.
Junyoung se rio amargamente, y Jeha no pudo reírse. En su lugar, parecía haberse convertido
en un tempano de hielo. Luego cambió de cara y suavizó su expresión como nunca antes.
—Puedes estar tranquilo hasta que tu hermana se someta a la cirugía. También te prometo
que nunca volveré a hacerte algo parecido a lo de ayer.
Tan pronto escuchó eso, Junyoung le dijo que era un cobarde, y que no tenía excusas por lo
que había hecho ayer. Mongryong, que observó la conversación que mantenían, puso una
cara de alegría y les gritó que le prestaran atención. Jeha asintió levemente, diciendo que
podía hablar poniendo una cara casual.
Cuando lo miró a la cara, Mongryong parecía estar un poco divertido y febril.
—Seok Jeha, con relación a lo que acabas de decir... ¿Eso significa que te diste cuenta de lo
terrible que fue para mí lo que pasó ayer?
La cara de Jeha que parecía relajada, se endureció un poco de repente. A su mente vinieron
las imágenes de Mongryong sollozando y llamando a Junyoung. En ese momento, se dejó
llevar por sus emociones nuevamente. Trató de apretar los dientes y sonreír tanto como
pudo.
—Bueno. Cometí un error. Lo admito.
—Por todo lo que me has hecho hasta el momento, pídeme perdón también.
—Ni lo esperes.
—No lo haré. Eres un ser humano despreciable.
Jeha aumentó la fuerza en las manos que sostenían el cuchillo y el tenedor. De alguna
manera, trató de mantener una apariencia casual. Mongryong lo mira y continúa hablando:
—Pero ¿sabes qué?
—¿Qué?
—Para mí... estar contigo o en la villa del congresista, es lo mismo.
Jeha ya no mantiene la compostura y se derrumba. Junyoung, que estaba sentado al frente,
también tenía una cara ligeramente sorprendida. Era inusual que Mongryong expresara sus
sentimientos.
—Así que si lo lamentas tanto como yo... Envíame a casa.
Jeha apretó su mandíbula, como si fuera a romper sus dientes. Su barbilla temblaba. Sus
globos oculares seguían ardiendo. La bola de fuego, que comenzó a quemarlo desde ayer,
ahora se expande por todo su cuerpo.
Jeha movió con lentitud los labios, que tenía fuertemente cerrados.
—No.
Mongryong se ríe y le dice que pensó que eso sería mejor a andar por ahí sin rumbo fijo.
Jeha desvió la mirada. Cortó la carne con una cara casual y la puso en su boca. Su mandíbula
se movía mecánicamente. No sabía ni siquiera lo que estaba masticando en ese momento. Y
luego habló de nuevo sin dejar de mirar a la mesa.
—Si quieres maldecirme, hazlo, no te quedes callado. ¿De acuerdo?
Mongryong se hinchó, como si el cabello se le estuviera cayendo.
—Jódete, hijo de puta.

Mongryong estaba revisando su motocicleta negra. Seunghyun se paró a su lado y lo miró.


Era la motocicleta en la que solía montar cuando trabajaba en la empresa de servicios
rápidos, pero como no tenía donde dejarla, se la trajo a Seunghyun para que se la cuidara por
un tiempo.
La mirada de Seunghyun se volvió hacia Ho, quien se quedó muy lejos de ellos. Estaba
inclinado sobre el auto, con los brazos cruzados. Seunghyun movió los labios lentamente
para que no pudiera leérselos.
—Te veo a menudo con él.
—No te preocupes por eso.
En ese momento, Seunghyun encontró el teléfono celular que sobresalía del abrigo de
Mongryong y lo sacó. Mientras Mongryong miraba su motocicleta, guardó su número de
teléfono y se lo puso de nuevo en el abrigo.
Luego sacó una cajetilla de cigarrillos del bolsillo, tomó uno y se lo puso en la boca. Lo
encendió y aspiró el humo, pero Mongryong se levantó, agarró el cigarrillo de Seunghyun y
comenzó a chuparlo.
—Oye, ya estaba encendido.
—¿Cuánto tiempo la puedo dejar aquí?
—Así que piensas dejarla estacionada aquí. Me temo que deberás pagarme mucho. No te
saldrá barato.
Mongryong le arrojó la llave de su motocicleta a Seunghyun, y este la recibió.
—La recogeré pronto. Cuida de ella hasta entonces.
—Hasta pronto.
—Sí.
—Entonces ¿te quedarás allí? ¿En Ilsung?
Mongryong asintió casualmente. Bueno, eso es todo. Mongryong aspira el humo hasta que
sus mejillas se inflan y luego lo expulsa.
Seunghyun, que mira fijamente a Mongryong, extiende la mano y le toca el cabello.
—Tienes que teñirlo de nuevo. Ya se te está saliendo el color.
Mongryong se miró en el espejo de la bicicleta y se dio cuenta que el color se había salido y
las raíces negras le sobresalían bastante. Al parecer no le gustó lo que vio y luego se sacó el
cigarrillo medio gastado de la boca y lo puso en los labios de Seunghyun.
Seunghyun frunció el ceño.
Que sucio.
—Ok, ya me voy.
—¿Hyeyoung viene hoy?
—Sí. Me acaban de llamar desde Busan.
—¿Debería ir yo también?
—Después. Visítala cuando se mejore de la cirugía.
Seunghyun sonrió como si tuviera algo más que decir. Quizás Mongryong había cambiado
un poco. Su cara lucía un poco más delgada, desde la última vez que lo vio.
Mongryong, al notar la expresión preocupada de Seunghyun, lo golpea con un puño y sonríe.
—Bueno, me voy.
—Llámame si pasa algo. Ya guardé tu nuevo número.
—Bueno.
—Responde por favor.
—Está bien.
Mongryong levantó la mano una vez y luego se volvió hacia el lugar donde estaba
estacionado el auto.
Seunghyun todavía miraba su espalda mientras fumaba. Le extrañó que los ojos de Ho lo
miraran con tanta sospecha. Se encogió de hombros y no apartó la vista hasta que el auto se
fue.

Mongryong permaneció en silencio durante el viaje en el auto. Estaba mirando por la


ventana y pensando distraído. Mientras tanto, Ho agarró el volante, lo miró y le hizo una
pregunta.
—¿Él es tu amigo?
Mongryong asintió con los ojos fijos fuera de la ventana.
Sí.
—¿Sólo un amigo?
—Salió conmigo antes.
—Ah, ya veo.
Mongryong alzó las cejas.
—¿Le vas a informar eso a Seok Jeha?
Ho sacudió la cabeza y le dijo que esa no era su intención. Solo tenía curiosidad.
La última vez, se había dado cuenta que Seunghyun miraba a Mongryong de una manera
especial. Al ver su expresión, era evidente que sus sentimientos por él, no eran solo los de un
amigo.
—Pero no deberías dejar que lo descubra. No creo que le guste mucho.
—¿Por qué? ¿Acaso no soy solo su perro?
—Te equivocas...
Ho reflexionó. Pensó en la relación que había entre ellos dos. Su hermano Magang le había
dicho que le parecía muy extraña la forma en la que Jeha hyung trataba a Lee Mongryong.
Sin mencionar que le había alquilado un apartamento, en lugar de llevarlo a la casa. Era
como si fuera su amante.
Cuando Doosan los llamó a él y a Magang por separado en la mañana, y les ordenó que no
descuidaran a Mongryong, se dieron cuenta que lo que pensaban no era un error.
—¿Pero no te has dado cuenta como me trata Seok Jeha? Es como si yo fuera su prisionero.
Dijo eso, pero Jeha no le había impedido que se fuera de la casa. Pero sin importar lo que
pensara en ese momento, tuvo que detenerlos para que no siguieran peleando por su culpa.
Como Junyoung insistió en llevárselo hasta el final, Mongryong, que no soportaba verlos
discutir de esa manera, terminó diciéndole que se quedaría.
Junyoung le dijo que iría al hospital después del trabajo, para poder verlo nuevamente.
—Jeha hyung se reunirá con el presidente y llegará un poco tarde. Y todo eso es tu culpa.
Mongryong le pidió que le explicara lo que quería decir con eso.
—Le rompiste la cabeza al senador Kim.
Ah.
Mongryong asintió con la cabeza despreocupadamente. Supuso que no fue a un topo al que
le había pegado. Pero en ese momento lo había sentido muy real.
A pesar de que el senador era un miembro de la Asamblea Nacional, no podía buscar
venganza o tomar retaliaciones en su contra tan fácilmente. Además, las escenas de lo que
había sucedido se grabaron en el reloj que Ho le había entregado, por lo que el Senador debía
actuar con mucha más cautela.
—De todos modos, la compañía perdió mucho dinero. Y eso es porque hyung-nim cambió
de opinión de repente.
—¿Cambió de opinión?
—¿No te acuerdas?
—¿De qué?
—Después de que te envié a ese lugar, Jeha hyung cambió de opinión de inmediato. Por eso
regresé y todo era una locura. Más tarde, hyung llegó y le conté lo que había pasado.
Mongryong frunció el ceño. No recordaba nada en absoluto. La cara de Junyoung fue lo
primero que le vino a la mente en sus confusos recuerdos.
—Entonces... ¿Él estuvo allí?
—Realmente no puedes recordarlo. Cuando se enteró de todo, se puso completamente
furioso.
—Ah.
—Fue él quien fue a buscarte y luego bajó contigo. ¿No te acuerdas de eso?
Mongryong se mordió el labio inferior. No sabía que lo había hecho. Entonces no fue
Junyoung, sino Jeha. Ho vio la cara confundida de Mongryong y chasqueó la lengua.
—Te trajo a casa y llamó al médico, pero al parecer no pudo dormir en toda la noche.
Cuando subí a verlo en la mañana, los cigarrillos estaban apilados en la sala como montañas.
Mongryong se sorprendió. Recordó la cara de Seok Jeha, cuando le dijo que no había
diferencia entre estar allí o en la villa del Senador Kim.
Era como si lo hubiera apuñalado con un punzón. Al ver su expresión se sintió extrañamente
emocionado. Después de eso, Jeha no volvió a hablarle, hasta que Ho lo llevó al
apartamento.
Mongryong murmuró para sí mismo:
—Todo es su culpa. ¿Quién cometió el error primero?
—Jeha hyung también dijo que vendría al hospital más tarde, pero me preocupa que no
pueda venir.
—¿Por qué? ¿Cuál es el problema?
—Ya te lo dije. Fue llamado por el presidente. Lo más probable es que lo golpee hasta el
cansancio, y quizás por eso no venga.
—¿Y por qué?
—Nuestro presidente tiene una personalidad muy complicada. Aunque parezca que todo
marcha bien ahora porque Jeha hyung es un adulto, todavía lo sigue castigando severamente
por sus errores. Doosan hyung me dijo que el presidente un día lo golpeó con un palo de golf
tan fuerte, que tuvo que llevarlo a emergencias porque quedó inconsciente.
Mongryong lo miró consternado. Pensó que Seok Jeha se parecía mucho a su padre.
—Pero, aun así, no hay razón para golpearlo.
—Puede que ahora no tenga la misma fuerza que antes, pero Doosan hyung me dijo que el
presidente estaba muy enojado. Así que tal vez Jeha hyung no pueda venir hoy si no sale
vivo de su castigo.
En ese momento, Mongryong suspiró brevemente. La culpa obviamente había sido de Seok
Jeha, pero se preguntaba si también no había sido responsable. No tuvo más opción que
seguir mirando por la ventana hasta que llegó al hospital con muy mal humor.

Un sedán negro ingresó al estacionamiento subterráneo del hospital. Después de apagar el


motor, el conductor se quedó sentado en su asiento durante mucho tiempo. Bajó el espejo
retrovisor y se miró la cara. Tenía los labios reventados y los ojos morados.
¡Tch!
Chasqueó la lengua y levantó el espejo con nerviosismo. Con la edad, su fuerza física pudo
haber muerto, pero la personalidad del presidente Seok permanecía intacta. Aun así, se
preguntó si le había quedado algún hueso sano.
Confirmó la hora. Había pasado aproximadamente una hora desde que recibió la llamada de
Ho, donde le informó que la cirugía podría prolongarse. Se bajó del auto, cerró la puerta y
caminó hacia el hospital.
Tomó el ascensor hasta la sala de espera cercana a la sala de cirugía. Cada vez que caminaba,
sus pasos retumbaban en el pasillo.
Antes de llegar a la sala de espera, un letrero en la pared le llamó la atención. Frente al
nombre Lee Hyeyoung, había una luz verde que indicaba que la cirugía estaba en desarrollo.
No había mucha gente en la sala de espera. Un hombre y una mujer que parecían ser
familiares de alguien estaban en la entrada hablando con caras serias. Pero sin importar
cuanto lo buscara, no podía encontrar a Lee Mongryong.
Cuando dobló la esquina, vio a alguien sentado contra la pared. Llevaba el abrigo que se
había comprado hace un tiempo.
Cansado de tanto esperar, Mongryong se había quedado dormido con la cabeza apoyada
contra la pared. Cuando lo vio, una sonrisa se dibujó en sus labios sin darse cuenta. Se sentó
en silencio al otro lado del pasillo.
Lee Mongryong duerme como si el resto del mundo no existiera para él. Su cara lucía más
relajada que nunca antes. Jamás le había visto esa expresión cuando abría los ojos.
Todavía no lo he visto. Mongryong frunció el ceño cuando sintió una brisa fría y se acurrucó
un poco.
Jeha, que lo estaba mirando, se levantó lentamente. Se quitó el abrigo que llevaba puesto y se
acercó. Le cubrió el cuerpo con él. Mongryong frunce el ceño. Y luego se duerme otra vez.
Jeha ni siquiera pudo pensar en regresar a su asiento y se sentó a su lado. Sus rodillas se
tocaron.
Mongryong sacudió el cuerpo y ansió buscar su calor. Su cabeza cae sobre su hombro.
Miró sus largas pestañas. El olor corporal que sintió muchas veces mientras tenían sexo
penetra en su nariz.
Jeha se movió y le acomodó el cuello. El centro de su pecho, donde Mongryong puso la
cabeza, le palpitaba por los golpes que había recibido antes. Suspiró inaudiblemente.
No podía cambiar de postura porque no quería despertarlo. Se quedó allí sentado hasta que la
enfermera vino a buscar al acompañante de Lee Hyeyoung.
—Fin de la historia 6—

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Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 |
Parte 1 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 | Parte 1

—El acompañante de Lee Hyeyoung.


Mongryong abrió los ojos. Pudo ver a la enfermera en su campo de visión. Ella le preguntó:
"¿Está cansado?", y él sacudió la cabeza para negarse, y se despertó.
Cuando estuvo a punto de ponerse de pie, se dio cuenta que su mano derecha no estaba sola.
Esta se superponía con la mano de alguien. Las manos estaban calientes. También estaba
cubierto con un abrigo que nunca había visto antes.
Giró la cabeza y casi se desmaya de la impresión sin darse cuenta. Esto se debe a que Jeha
estaba sentado con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Estaba sosteniendo su
mano dentro del abrigo. Trató de liberarla de su agarre, pero él la estrechaba fuertemente
mientras dormía.
—Después de la cirugía, la trasladaremos a una habitación. Necesito que venga conmigo,
para que escuche el reporte del médico.
Mongryong le sonrió y asintió.
Sí, lo haré.
La enfermera se marchó. Luego, miró a Seok Jeha de nuevo. Todavía tenía los ojos cerrados.
¿Cuándo viniste? El lado izquierdo de su boca estaba roto y tenía los ojos hinchados, llenos
de moretones.
Parecía haber sido golpeado por su padre, como dijo Ho. Chasqueó la lengua y con cuidado
intentó liberar su mano. Se levantó, tomó el abrigo y lo cubrió con él.
Como no quería verlo, le cubrió toda la cara, pero al pensar que no podría respirar, le bajó un
poco el abrigo. Entonces, casi se puso a gritar. Eso fue porque Seok Jeha los estaba mirando
con los ojos abiertos.
—Ugh.
—... ¿Por qué estás sorprendido? ¿Acaso soy un fantasma? —preguntó en voz baja.
Preferiría pensar que en realidad fuera un fantasma, pero Seok Jeha lucía cansado y se tocaba
la cara. Cuando la mano se aproxima a la parte herida, frunce el ceño. La cara de Mongryong
también se distorsiona.
—¿Cuándo llegaste?
—Mientras dormías, como si el resto del mundo no existiera.
—Vete a casa. ¿Por qué estás aquí?
Ante el tono frío de Mongryong, Jeha lo miró en silencio. Tal vez todavía estaba enojado.
Tomó el abrigo y se levantó.
—Vamos, la enfermera dijo que el médico estaba esperando.
—Tú no tienes que ir. Yo soy el acompañante.
—¿Lo olvidaste? Yo soy el que paga las cuentas.
Mongryong bajó la cabeza en tono de súplica. Es cierto. Parecía que quería decirle algo más.
Pero se quedó mirándolo por un momento y se volvió para ir a ver al médico.
Luego se detuvo con los ojos bien abiertos. Junyoung acababa de llegar y caminaba hacia
ellos. Jeha también lo vio mientras avanzaba por el pasillo. De inmediato, su cara se
endurece.
Jeha confirmó la hora. Él todavía debería estar trabajando, pero al parecer se escapó a mitad
de la jornada. Junyoung mira a Mongryong con una cara de felicidad, pero cuando sus ojos
encuentran a Jeha de pie junto a él, endurece el rostro.
—¿Por qué viniste a esta hora?
—Ya terminé con mi agenda de hoy, por eso vine. No creo que hayas podido comer bien, así
que salgamos a comer juntos.
Ah. Mongryong sonríe débilmente. Junyoung cambió su mirada de Mongryong a Jeha. Este
le devuelve la mirada con una expresión de repudio.
—Tú también puedes venir con nosotros.
Pero antes de que Jeha abriera la boca, Mongryong dice rápidamente que él le había dicho
que tenía que irse a su casa. Jeha lo mira con los ojos entrecerrados. ¿Cuándo dije eso? Pero
Mongryong lo ignora y dice que tiene que irse a ver al médico.
Junyoung camina junto a Mongryong, quien le pide que vaya con él. Jeha miró sus espaldas
alejándose por el pasillo, durante mucho tiempo.

Mongryong miró a Jeha, que estaba sentado al frente. El médico le había dicho que la
operación había sido un éxito, pero que tenía que observar su progreso. Además, por el
momento, todavía estaba en riesgo. Lo sabía más o menos, pero cuando lo escuchó, su
corazón se volvió más inquieto.
Estaba preocupado, por lo que Junyoung lo llevó al restaurante frente al hospital. Ordenó
comida, sin embargo, fue contactado urgentemente por su secretario, por lo que tuvo que
regresar a la oficina. Gracias a eso, Mongryong y Jeha estaban sentados, comiendo solos.
Era incómodo. El mesero les sirvió torpemente dos tazones de sopa.
A los dos les sirvieron Naejangtang. Se estuvo preguntando, si con esa cara alguna vez había
comido algo como eso, pero tal vez no estaba equivocado, pues Jeha batía la cuchara en la
sopa, con una cara llena de curiosidad.
—¿No vas a comer?
Cuando Mongryong le pregunta, Jeha lo mira. Seok Junyoung y él habían ordenado ese
plato, por lo que Jeha también pidió lo mismo.
De un vistazo pidió lo mismo, pero cuando vio los trozos que estaban dentro de la sopa,
perdió el apetito. Algunos bultos extraños parecían las partes de un trapeador.
—Me la voy a comer.
Pero en lugar de probarla, comenzó a batirla nuevamente con la cuchara. Mongryong frunció
el ceño.
—Si no la quieres, ordenaré otra cosa.
—Me la voy a comer.
—Solo estás diciendo que te la vas a comer. Pero si no la quieres, dámela.
Jeha lo miró como diciéndole: ¿Quieres esto? Y luego Mongryong empujó el plato vacío que
tenía a su lado. Jeha sacó las tripas. Después de sacarlas, Mongryong las tomó y las mezcló
en su tazón.
Su plato estaba lleno de intestinos. Le agregó un poco de condimentos picados y los mezcló.
El caldo inmaculado se volvió azul. Sacó un bocado con una cuchara y se lo puso en la boca
para comerlo.
Jeha solo lo miró. La sopa aún estaba intacta. Ni siquiera había tocado el arroz con los
palillos.
Mongryong tenía una cara ansiosa.
—Si no vas a comértelo, dámelo.
—¿Puedes comerte todo esto?
Mongryong asintió y arrastró la tetera que tenía enfrente. También tomó el arroz restante, lo
vertió en el caldo y lo mezcló completamente con la cuchara. Jeha lo mira y sonríe.
—Comes mucho.
—Tengo que comer para tener energía.
—Entonces come algo más.
—De acuerdo, comeré algo más. Pero no me gusta hacerlo frente a una persona sin apetito.
Ante eso, Jeha se rio de nuevo. Mongryong lo miró, sacó algo de su bolsillo y lo tiró a la
mesa. Era una pomada, en un empaque más pequeño que un dedo meñique.
Jeha la miró fijamente.
—¿Qué es eso?
—Es obvio. Es una pomada.
—¿Para qué?
—Aplícala sobre tus heridas. De todas las cosas que me he aplicado, esto es lo más efectivo.
Cura rápidamente.
Jeha se quedó con la mirada en blanco por un momento y luego sonrió.
—¿La compraste para mí?
—No la compré. Estaba en mi bolsillo. De todos modos, fuiste castigado por mi culpa.
—Solo necesitaba saberlo.
—Pero no lo siento. Todo lo que pasó fue tu culpa.
—Ok. Yo soy el culpable. No tienes que disculparte, pero tal vez puedas aplicarme el
medicamento.
—¿Estás loco? Por qué tengo que hacerlo yo. Tus dedos están bien. Aplícatela tú mismo.
—De todas formas. Gracias por preocuparte.
Jeha se rio sin energía. Mongryong miró hacia abajo. Sospechó que debía decir que todo era
su culpa. Eso lo hizo temblar de nuevo.
Pero la expresión de Jeha era extraña desde el principio. No pensó que era porque
simplemente no quería comer. Sus ojos estaban rojos y su color no era bueno. Tal vez su
padre lo había golpeado más de la cuenta.
Cuando pensó en eso, dejó caer la cuchara. Tenía que saber la verdad.
—¿Por qué no comes?
—Simplemente no sabe bien.
—Entonces ¿por qué sigues aquí? Vete a casa.
Ante eso, Jeha frunce el ceño y se toca la frente con la yema de los dedos.
—Me duele la cabeza. Tócame para ver si tengo fiebre.
—Hazlo tú mismo.
—No tiene sentido si lo hago yo mismo. No seas desconsiderado, ¿eh?
Mongryong chasqueó la lengua y le pidió que se acercara con una cara molesta. Jeha se
inclinó hacia adelante. Los ojos de Mongryong se abrieron un poco más mientras le
acariciaba la frente con el dedo. Estaba muy caliente.
No era una ilusión, pudo darse cuenta de que tenía fiebre al tocarle la frente con toda la
mano.
Para estar más seguro, le tocó las mejillas. En ese momento Jeha giró ligeramente la cabeza
hacia un lado. Al instante, los labios tocan su palma, en lugar de las mejillas.
Mientras le besaba la palma, Mongryong se asustó y apartó la mano. Sus orejas se pusieron
rojas.
—Ah, mierda.
—¿Por qué me tocas la cara así? Te ves sexy.
Mongryong lo miró con repugnancia. La mejilla que acababa de tocar también estaba
caliente. Era evidente que estaba enfermo.
—Después de comer, ve al médico. Tienes fiebre.
—Entonces era eso, de algún modo sentí que la cabeza se me rompería.
—Entonces, no debiste venir. Vete a casa.
Ante su actitud contundente, Jeha chasqueó la lengua. Pensó que se sentía enfermo porque el
presidente Seok lo había golpeado.
—Debes conducir el auto más tarde.
—Puedes llamar a tus hombres.
—Bien, entonces. Conduciré solo. Si tengo un accidente, quedará en tu conciencia.
Al escuchar eso, las esquinas de la boca de Mongryong se elevaron. Era una cara para
decirle: ¿Estás loco? Jeha lo ignoró. Cuando Mongryong estuvo a punto de decir algo más,
recordó que él era quien pagaba los gastos de hospitalización y la cirugía de su hermana.
—¿Todavía estás molesto porque te envié al congresista Kim?
Al escucharlo, Mongryong aprieta los dientes.
—¿Tú que crees?
—No sé, dime.
Como lo ignora, Jeha le pregunta de nuevo, y Mongryong cierra la boca sin decir nada. Jeha,
que todavía lo miraba, se frota los labios un par de veces y habla:
—... ¿Seguirías enojado si te dijera que lo siento?
Mongryong se quedó pasmado. Miró a Jeha con sospecha. Luego lo ignora y vuelve a comer.
Jeha dijo de nuevo:
—Si te digo que lo siento. ¿Te enfadarías?
—No.
—Te pediré disculpas.
Está loco. ¿Por qué se disculparía?
—Detente.
—Lo haré ahora, así que escucha con atención.
—Cállate. No quiero escucharlo.
—Lo haré.
—Oh, joder, no lo hagas.
—Si no quieres que te pida disculpas... ¿Quieres que te hable de otra cosa? De amor o algo
así.
Cuando lo escuchó, quedó tan pasmado que los granos de arroz se deslizaron de su boca.
Soltó la cuchara y lo miró con una cara de sorpresa.
¿Qué?
—¿Quieres salir conmigo?
Mongryong toma la taza de agua a su lado, en lugar de mirar el arroz. Tomó un trago y se
limpió la boca con el dorso de la mano. Estaba tratando de decir algo, pero tenía tanta
vergüenza, que las palabras no le salían fácilmente.
—¿Sabes que es salir con alguien?
—¿Es cuando el sexo se vuelve legal?
Mongryong no pudo ocultar su expresión de asombro. ¿De qué está hablando este loco?
Entonces todo lo que hicimos, ¿fue sexo ilegal?
—Vas a ir al hospital de inmediato. Creo que el golpe también te afectó la cabeza.
—Pero te gusta el sexo. Si quieres puedo hacértelo hasta que se rompa tu agujero.
—¡Ah, vete a la mierda!
Al verlo ofuscado, Jeha se rio con orgullo.
—Haces que se me ponga dura todos los días.
Mongryong miró el interior del restaurante. Afortunadamente, no había gente. Acababa de
escuchar a Jeha pidiéndole que saliera con él, en un restaurante de sopas frente al hospital.Ja,
este bastardo es frío. Hay muchas otras maneras de intimidar a las personas.
Mongryong respondió con resignación:
—No, no saldré contigo. Me niego rotundamente. ¿Ok?
—¿Por qué?
En ese punto, Mongryong lo miró consternado. Jaja, y me preguntas por qué. O no lo sabes o
eres un verdadero psicópata.
Miró la expresión de Jeha que parecía preguntarle: ¿Por qué? Hablemos. ¿De qué estás
hablando?
Mongryong revisó sus bolsillos, puso un billete de 10 mil wones en la mesa y se levantó.
Sintió que iba a vomitar el arroz que se acababa de comer. Se dio la vuelta y salió del
restaurante.
Escuchó a Seok Jeha siguiéndolo a sus espaldas, así que aceleró los pasos para regresar al
hospital.

Mongryong miró en silencio la cara de Jeha, quien estaba acostado en la cama. A pesar de
que dijo que estaba enfermo, lo recogió, lo llevó en el auto y lo trajo al apartamento, pero tan
pronto como lo hizo, se acostó en la cama y no parecía que fuera a levantarse pronto.
Dijo que se sentía mal, por lo que le recetaron medicamentos y recibió una inyección en el
hospital.
Mongryong se levantó de la cama, fue a la sala y se acostó en el sofá. Trató de cerrar los ojos
por un tiempo, pero no pudo dormir.
Se puso de pie y se fue al baño. Se quitó la ropa. Pensó en tomar una ducha para luego
regresar al hospital, donde estaba Lee Hyeyoung.
Abrió el grifo y humedeció su cabeza y su cuerpo, pero en ese momento escuchó el sonido
de la puerta, abriéndose. Jeha entró al baño, después de observarlo un rato fuera de la cabina.
Pero después, no solo entró al baño, sino que también abrió la puerta de la cabina de la
ducha. Al mirar su desnudez, Mongryong puso una cara de fastidio, apretó el champú y lo
frotó contra su cabeza.
Se frota el cabello y abre el grifo de la ducha para enjuagarse, pero Jeha entra a la cabina.
Mongryong lo ignora y enjuaga la espuma restante. Pero en ese momento, Jeha se aferra a su
espalda y coloca los labios sobre sus hombros.
Con un brazo envuelto alrededor de su cintura, le acaricia los hombros con los labios y los
chupa al mismo tiempo. Las marcas rojas comienzan a aparecer en sus hombros
rápidamente. Pero a pesar de eso, Mongryong lo siguió ignorando, tomó la esponja de baño y
se frotó con ella.
Las burbujas se deslizan por su cuerpo. En ese momento, Jeha frotó con fuerza su pene
contra las caderas de Mongryong y este se mordió el labio inferior y se volvió.
Los dos quedaron frente a frente.
—¿Qué estás haciendo?
—Sexo.
Mongryong lo miró con una cara extraña. Tenía una fiebre de 39.4 grados cuando lo
examinaron en el hospital. Pero después de tomar un antipirético, al parecer se había
recuperado. Se veía más saludable que antes, pero, aun así, era imposible que tuvieran sexo
en esa situación.
—Vete a dormir.
—Rechazaste mi confesión, y ahora no quieres tener sexo.
Al final de su discurso, Mongryong lo fulminó con la mirada.
—¿Y por qué debería hacerlo?
—Se suponía que eras mi perro. Me obedecerías y sacudirías ese trasero solo para mí.
—¿Estás demente? Dijiste con tu propia boca, que no me tratarías más como un perro frente
a Junyoung hyung.
—Cambié de opinión. Cumpliría mi promesa si hubieras aceptado mi confesión, pero ahora
creo que es mejor seguir tratándote así.
—Wow, de verdad que eres un bastardo.
Ante eso, Jeha se echó a reír.
Lo sentí desde la última vez, cuando lo maldigo, se ríe. Que fetiche. Me pregunto cómo me
enrollé con este pervertido. Debería haberlo sabido desde el momento en que me obligó a
usar esa ropa rara. Haa.
Jeha acercó la parte inferior de su cuerpo, superponiendo su pene con el de Mongryong. Los
sostuvo juntos y los frotó de un lado a otro. Mongryong se mordió el labio inferior. Es cierto,
soy débil ante la lujuria, porque soy un hombre.
Gracias a la espuma del jabón, los genitales de ambos fueron frotados sin dificultad. El pene
de Mongryong era de tamaño normal, pero el de Jeha era tan grande que los tendones lucían
prominentes. Eso lo hizo sentir febril de alguna manera.
En ese momento, Jeha fijó el extremo de su glande y lo frotó contra el de Mongryong.
—¿Vas a besarme?
Le pregunta.
Mongryong entrecerró los ojos y lo miró fijamente. Jeha se inclinó, buscando besar sus
labios, pero Mongryong volvió la cabeza.
—Solo tengamos sexo. Tienes un resfriado.
Simplemente, ya no quiere besarme. Cuando Jeha se dio cuenta de eso, giró la cabeza y lo
besó a la fuerza. Mongryong cerró la boca, por lo que Jeha tuvo que empujarle el pulgar
adentro, para abrírsela.
Mongryong frunció el ceño y le apretó el dedo con los dientes.
—Más tarde morderé tu polla tan fuerte como ahora. ¿De acuerdo?
Él sonríe fríamente. Ah. La boca de Mongryong se abre, y el dedo se mete dentro de ella.
Luego presiona la lengua firmemente con el dedo y toca la membrana mucosa dentro de la
boca.
Esta vez, Mongryong intentó morderlo con los dientes, pero Jeha saca su dedo primero y al
mismo tiempo gira la cabeza hacia un lado y le cubre los labios.
Jeha empujó la lengua y buscó la lengua de Mongryong como una serpiente que busca
comida. Siguió atrapando su lengua con urgencia y la frotó obscenamente. Los hombros de
Mongryong temblaron.
Jeha retiró la mano que había rozado sus genitales y la extendió detrás del trasero de
Mongryong.
Apretó las nalgas con fuerza como si fuera un budín, luego las soltó y las recorrió con la
punta de los dedos. Después de encontrar el agujero con el dedo medio y frotar la entrada,
Mongryong se muerde el labio inferior y comienza a empujar sus caderas.
Jeha apartó los labios y le golpeó el trasero. Mongryong abrió los ojos bruscamente y lo miró
a la cara.
—No aprietes todavía. Debes hacerlo, cuando mi pene esté adentro.
—¿Realmente lo vas a hacer?
—Sí. Lo haré.
Los ojos de Mongryong temblaron por un momento. Luego, tan pronto como se dio por
vencido, suspiró y relajó su cuerpo endurecido.
—Está bien, hazlo.
—Todavía es muy pronto para rendirte.
Mongryong se rio de sus palabras.
—De todos modos, el sexo no significa nada para mí. Puedes tener el cuerpo, pero yo no
tengo más nada que darte. Solo debes darme el dinero que me prometiste. Debes cumplir tu
promesa de proteger a mi hermana. Entonces, puedes usar mi cuerpo como quieras.
El rostro de Jeha se endureció. Apretó los dientes y miró a Mongryong. En otras palabras,
eso significaba que le daría su cuerpo, pero no sus sentimientos.
Mongryong se inclina y se para contra la pared. Separa las piernas, y se pone en posición
para que pueda penetrarlo rápidamente.
Pero en lugar de mirar la espalda de Mongryong, Jeha tomó la mano izquierda en la pared y
la entrelazó con la suya.
Cuando Mongryong intentó mirar hacia atrás, él le envolvió la cintura con la otra mano y
volvió a poner los labios sobre sus hombros.
Mongryong gimió y le pidió que lo penetrara rápido, pero Jeha le lamió los hombros con la
lengua y le respondió lentamente:
—Debes dejar que te lama y te acaricie como yo quiera. Si decidiste darme tu cuerpo,
mantén la boca cerrada. Eres muy ruidoso.
Mongryong dejó de quejarse y lo dejó hacer como quiso. Eso significaba que literalmente,
no le importaba lo que hiciera con su cuerpo.
Jeha le puso un dedo entre las nalgas.
Debido a la espuma, el dedo entró más fácil de lo que pensaba. A medida que el agujero es
penetrado y empujado, la carne interna se aferra y se suaviza.
La boca de Mongryong se abrió automáticamente. En el momento en que trató de gemir,
Jeha pudo verlo mordiéndose los labios con fuerza.
Jeha empujó su dedo hasta el fondo y entró a tientas. Las pestañas de Mongryong revolotean.
Mientras tanto, le chupó el área desde el cuello hasta el hombro concienzudamente. El sentir
que el ano se está apretando, es una prueba de que lo está disfrutando, aunque no lo
reconozca.
Jeha le habló al oído:
—¿Dónde está ese lugar? El que dijiste que te frotara aquella vez...
—Nunca dije, ah, no.
Aquí. Jeha presiona el interior con la punta de los dedos. Luego tocó la parte que sobresalía y
Mongryong sacudió el cuerpo. A diferencia de antes, le aprieta el dedo, como si quisiera
masticarlo. Dejó de respirar por un momento y sintió que la fuerza que le apretaba la mano.
Mongryong intentó soltarse, pero Jeha lo agarró con más fuerza y presionó el área
nuevamente. A diferencia de antes, solo lo frota, pero cuando no lo toca correctamente, la
impaciencia aparece en la cara de Mongryong.
De todos modos, su cuerpo es realmente honesto.
Jeha volvió a tomar sus labios. Después de morder y chupar el lóbulo de la oreja, lentamente
le lamió la oreja desde la parte inferior y empujó la lengua directamente hacia el orificio.
Sin embargo, la expresión rígida de la cara, se relaja un poco cuando lo presiona con el dedo.
—Um...
Jeha le sacó la lengua de la oreja y le susurró al oído nuevamente.
—Tu agujero y el hueco de tu oreja, todos tus huecos son deliciosos...
—Cállate, date prisa, no.
—¿Cómo crees que me siento cuando veo tu cara así?
Luego giró el dedo y le dio una vuelta en el interior. Al frotar el área nuevamente,
Mongryong se estremece. Cuando tocó esa parte una vez más, empuja la cabeza hacia atrás y
saca la lengua. Jeha le lame la lengua roja y los labios, y al mismo tiempo, mueve su dedo
para hacerlo arder.
Luego le vuelve a morder los hombros, frotándolos suavemente con los dedos. Mongryong
no pudo soportarlo más y comenzó a gemir con las manos contra la pared.
—Ah, sí.
Estaba muy cerca del alcanzar el clímax. Mongryong bajó la mano, se agarró el pene y lo
acarició de un lado a otro. Jeha puso su pene en la entrada, con el dedo aún dentro del ano.
—La mano, sácala, ah, sácala, mételo, hazlo.
—No. Voy a ponerlos juntos, hmm.
Jeha empujó el pene con el dedo en el agujero. Mongryong abrió la boca y dejó de respirar.
Su mandíbula tembló.
Con el dedo en su lugar, el pene se siente más grande que lo normal, por lo que le duele
como si tuviera el ano roto.
Extiende la mano para agarrar su brazo y sostenerlo contra él, pero Jeha lo frota desde el
interior con la punta del dedo.
Cuando Mongryong se estremece y levanta la mano en el aire y no puede hacer nada, Jeha
empuja su pene dentro como un péndulo, enterrándose un poco más.
Esta vez, Mongryong extendió las manos y le rozó el costado con las uñas. Era una locura
que pudiera sentir placer y dolor al mismo tiempo. Parecía que estuviera a punto de llorar.
—Ah, duele, um, ah.
Ja, me voy a correr. Jeha soltó un gemido. El ano se abrió al máximo, revelando un susurro.
Incluso tuvo la ilusión de que la miel fluía de allí.
En ese momento, quería que la boca se pegara a su mano. Incluso sintió la necesidad de que
le insertara los genitales y los dedos en la boca, como lo que le estaba haciendo allí abajo. Lo
miró por un momento.
—Joder, Seok-ha. Ahhh.
Jeha dejó de moverse e instintivamente le da la espalda. Su boca se levantó. Luego le sacó el
dedo y el pene al mismo tiempo.
Mongryong lo miró con la cara avergonzada, como un niño al que le quitaron los dulces de
la boca. El agujero se fue encogiendo poco a poco.
Jeha se encogió de hombros con una cara triste.
—Oh. Creo que mi fiebre está aumentando de nuevo. Necesito descansar.
Luego, sin preocuparse por nada más, se da la vuelta y sale de la ducha.
Eh. Mongryong lo miró consternado. Después de un rato, la puerta del baño se abrió.
En el baño, que había estado lleno de gritos y gemidos obscenos hasta hace un momento,
ahora solo se escucha el sonido del agua cayendo. Mongryong con una cara perpleja, mira su
pene erecto.
El pene estaba tan hinchado, que le dolía.
Miró la puerta por donde había salido Jeha, con mucha rabia. Quería gritarlo, maldecirlo y
reprocharle por dejarlo así, pero su orgullo no se lo permitió.

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Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 |
Parte 2 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 | Parte 2

Mongryong cambió el canal con el control remoto mientras estaba sentado en una esquina
del sofá. Jeha se tumbó al otro lado y lo miró. El día anterior, Mongryong había salido del
baño con una cara de impaciencia, y desde ese momento no se había levantado del sofá ni se
había dejado de acosar frente al televisor.
Una sonrisa se dibujó en la boca de Jeha.
—No te enfades con el televisor. Pídeme que lo haga. Lo haré enseguida.
—Cállate.
—¿Herí tu orgullo por no hacerlo?
Mongryong se rio de sus palabras. Por supuesto que no. No tenía intenciones de hacerlo en
primer lugar, pero si le molestó que lo dejara en ese estado. Luego lo mira y le dice con
orgullo:
—Realmente no. Dijiste que querías salir conmigo, pero te rechacé. Acaso... ¿Te dolió? ¿Por
eso te vengaste de mí?
—¿Todavía no lo sabes? En ese momento, tenía una fiebre de 40 grados. Me pregunto si mi
cabeza estaba cuerda. Ahora que estoy en mis cinco sentidos, puedo decirte qué cometí un
error, así que si vas por ahí diciendo lo que te dije cuando estaba enfermo, te mataré.
—Jaja, ya sé que eres tímido.
—Seamos claros. No es que sea tímido, es que me da vergüenza.
Los ojos de ambos se chocaron en el aire y chispearon. Entonces el teléfono de Jeha sonó. Él
se acerca, lo levanta y contesta la llamada.
—Soy yo. Sí. ¿Hoy?
Jeha verifica la hora en el reloj de pared y luego mira a Mongryong. La voz que se escuchaba
a través del auricular no era la de una mujer.
Después de que Jeha colgó el teléfono, se levantó del sofá. Parecía cansado, estiró la espalda
y miró a Mongryong. Este solo cambió de canal sin prestarle atención.
—¿Vas a salir?
Jeha preguntó primero. Mongryong todavía mira la pantalla del televisor.
—Saldré en una hora a ver a mi hermana.
—Yo también voy a salir, así que ven conmigo. Te llevaré al hospital.
Cuando terminó de hablar, Mongryong volvió la cabeza y lo miró. Parecía ansioso hace un
momento y ahora volvía a ser normal de nuevo. Decídete ya, por favor. ¿Eres un bastardo o
no?
Al mirarlo, Jeha se encoge de hombros y le habla despreocupadamente.
—Podría llegar tarde hoy.
—¿Vas a encontrarte con un amigo?
—Sí, algo así.
Entonces sí, ¿y qué más? De todos modos, es muy extraño. Además, acaba de decir que
estaba enfermo, pero ahora parece que tiene energía para ir a encontrarse con sus amigos.
Mongryong miró a Jeha con una cara llena de curiosidad.
—¿Qué haces cuando te encuentras con tus amigos?
Sin importar cuanto lo vea, no se lo puede imaginar. No pensó que fuera un tipo agradable
con el cual encontrarse para pasar un buen rato. Era obvio para cualquiera, y debería ser más
obvio para los amigos de Jeha.
—Hago cosas normales. A veces juego.
—¿En un bar con una mujer?
—A veces sí y a veces no.
—¿Acaricias a las mujeres mientras bebes? ¿Les haces lo mismo que a mí?
—No.
—¿Por qué?
—No haría eso con una chica de bar.
—Entonces soy peor que una chica de bar para ti. Ya sé que solo te sirvo para follar.
¿Por qué la historia va por ese camino? Jeha levantó los ojos y miró a Mongryong. Le
preguntó qué quería decir con eso, pero él le respondió que nada y apagó el televisor.
—Solo pregunté porque tenía curiosidad. Ayer ni siquiera pudiste terminar lo que empezaste.
—Solo quería molestarte.
—¿Por qué?
—Porque quería. ¿Debo tener una razón?
—En el restaurante, me dijiste que querías salir conmigo.
—Cuando uno sale con alguien, puede molestarlo. Y para ser claro contigo, no fue una
locura.
¿De dónde sacaste la idea de que podías molestar a la persona con la que estás saliendo?
Haber, dímelo. Psicópata, loco, maníaco, bastardo, hijo de puta, degenerado, cabrón.
—Deja de maldecirme en tu mente.
—...
—De todos modos, te recomiendo que llegues a casa antes que yo. Quiero que estés
completamente vestido.
En ese punto, Mongryong suspiró profundamente. Cuando no responde, Jeha vuelve a
preguntarle si lo ha entendido. Mongryong asintió sin pensar.
Sí, ya veo.
—No te vayas a otro lado, solo porque sabes que voy a llegar tarde, no seas imprudente. Si
haces algo raro te mataré.
—Y por qué no. ¿Qué te importa si me acuesto con otros hombres?
—¿Serías feliz si alguien orina en el inodoro que solo tu usas? ¿Te gustaría? Es asqueroso.
Cuando escuchó la palabra inodoro, Mongryong miró el televisor y apretó los dientes. En el
restaurante frente al hospital, había estado actuando de manera extraña porque tenía fiebre.
Pero ahora volvía a ser el mismo bastardo de siempre.
Mongryong se puso de pie y Jeha le preguntó a dónde iba.
—A fumar.
—Fuma aquí.
—Solo un ignorante fumaría dentro de una casa en estos días. Saldré a fumar.
Luego caminó hacia la puerta principal. Jeha entrecerró los ojos mientras miraba su espalda.

Jeha se bañó y eligió una camisa negra. Se arregló el cabello con cera, se puso un reloj en la
muñeca izquierda y oyó que se abría la puerta.
Cuando salió a la sala, confirmó que era Lee Mongryong. Parecía que le había llevado
bastante tiempo fumar.
—¿Por qué tardaste tanto?
—No tenía cigarrillos, así que fui a una tienda de conveniencia.
Luego, en lugar de intentar entrar en la habitación, se quedó mirándolo. Observó de arriba
abajo la figura de Jeha y se acercó a él paso a paso. Jeha levantó una ceja cuando lo vio
acercándose.
Mongryong extendió la mano y le tocó el cuello de la camisa.
—Por cierto, te ves muy sexy.
La esquina de uno de sus labios estaba torcida.
¿Qué pasa?
Mongryong le tocó un botón de la camisa con la yema de los dedos y bajó. Luego deslizó su
mano hacia un lado y lo acarició suavemente.
Jeha lo observó con una mirada llena de incertidumbre.
—No lo hagas.
—En realidad quería hacerlo antes... Um... Tú... me excitas.
Ante eso, Jeha se echó a reír. Mongryong estiró los brazos, se los puso en el cuello y levantó
la mirada con una expresión de ternura.
Se quedó mirando sus ojos y labios heridos que todavía estaban hinchados. Jeha frunció el
ceño.
—¿Por qué haces esto de repente?
—Solo una vez... ¿Podemos hacerlo?
—¿Qué?
Mongryong se acerca y frota la parte inferior de su cuerpo contra él. Llevó sus labios a su
oreja y le habló con dulzura. Su dulce aliento se envolvió alrededor de su cuello.
—Házmelo una vez más. Esta vez te escucharé. No me comportaré como antes. ¿Sí?
Mueve los labios con un tono de voz ronca, plantando besos en las mejillas y la boca de
Jeha. Luego saca su lengua roja y le lame los labios, haciendo contacto visual nuevamente.
Las pupilas negras y brillantes, se miraron entre sí.
Jeha inclinó suavemente su cuello.
—¿En serio lo deseas?
Mongryong asintió con la cabeza. Luego tira de su mano y la coloca en la parte delantera de
sus pantalones. Los genitales que comenzaron a erigirse fueron tocados. Suavemente movió
la cintura, y frotó su pene contra las manos de Jeha.
—¿Puedes chupármela?
Jeha levanta una ceja.
—De hecho, ya lo hiciste cuando perdí la memoria. Fuiste realmente bueno en ese momento.
Si lo haces otra vez, haré todo lo que me pidas. ¿Sí?
Maldito bastardo. Lo hizo recordar que se la había chupado cuando perdió la memoria.
Mientas se pregunta si debe matarlo por eso, Mongryong pone la cara más triste del mundo y
saca la lengua, haciendo un puchero.
—Vamos, ¿sí?
Sigue suplicando con ternura. Jeha se humedece los labios con la lengua como si su garganta
estuviera ardiendo.
—Bien, entonces. Haré lo que quieras. En cambio, no vayas a hacer ningún ruido hasta el
final. ¿De acuerdo?
Mongryong asintió rápidamente.
Sí.
Jeha bajó la mano y desabrochó los pantalones de Mongryong. Cuando se los bajó junto con
la ropa interior, el pene comenzó a hincharse. Luego se arrodilla y lo toma en su boca,
Mongryong lo agarra por los hombros.
—Espera. ¿No estás sonando tu teléfono?
—¿Teléfono?
—Sí, el teléfono. ¿Me pareció oír que te llamaban en este momento?
Jeha no había escuchado nada. Le dijo a Mongryong que lo ignorara, pero este le pidió que
lo buscara. Jeha chasqueó la lengua, giró el cuerpo y revisó el teléfono que había dejado a un
lado.
No había ninguna llamada perdida. Regresó al lado de Mongryong y le dijo que estaba
equivocado.
Mongryong le dijo:
—Tócame el pene con la mano y después te lo pones en la boca.
Jeha se puso de rodillas e hizo lo que le pidió.
—Ahhh.
Mongryong comenzó a gemir. Mueve la cintura hacia adelante y hacia atrás, le agarra la
cabeza a Jeha y empuja más profundamente.
Jeha le chupó el pene y movió la cabeza de un lado a otro. Lo sacó de su boca nuevamente y
lo lamió desde el glande hasta la raíz, con la punta de la lengua.
Mongryong metió la mano entre los pelos arreglados con cera. Jeha le pone la mano detrás,
agarrándole el culo con fuerza y chupándole el pene nuevamente.
Mongryong gime y le pide un poco más. Cuando Jeha escuchó esa voz, su pene comenzó a
hincharse. Cada vez que se mueve de un lado a otro, se genera un sonido pegajoso y
obsceno. El pene no es muy grande, pero a diferencia de la última vez, su boca se siente
rígida y pesada.
Luego se detuvo por un momento. Miró a Mongryong con los ojos entrecerrados. Este solo
baja la mirada y sonríe. Luego mueve ligeramente la cintura.
—Cariño, date prisa. ¿Sí?
Jeha frunció el ceño y sacó el pene de su boca. Luego abrió la boca y la cerró. Es extraño.
En respuesta, Mongryong retrocedió lentamente, levantando su ropa interior y pantalones.
Jeha se limpia la boca con el dorso de la mano y escupe en el suelo. Su expresión se tornó
violenta. La velocidad con la que retrocedió Mongryong también aumentó.
—¿Quemelcidte?
Jeha estaba sorprendido incluso mientras hablaba. Contrariamente a su intención, la
pronunciación no fue la correcta. No solo su lengua estaba dormida, sino también toda la
boca. Eso es exactamente lo que se siente cuando estás bajo anestesia en el dentista. Pero
esta vez, era peor que eso.
Jeha abrió los ojos y miró a Mongryong. Se acercó amenazadoramente, pero sin darse
cuenta, la saliva comienza a fluir de su boca y le cae hasta la barbilla. Se detuvo con una cara
avergonzada y se limpió. ¡Un presentimiento terrible pasó por su cabeza! Le ardieron los
ojos.
De repente, Mongryong que había huido hacia la puerta principal, sacó algo de su bolsillo.
Lo que tenía en la mano era un agente retardador de tipo gel. Era una droga que literalmente
anestesia los genitales y retarda la eyaculación.
—¡Temaltadré!
—¡Temaltadré!
Mongryong imitaba las palabras de la misma manera, y le hacía gestos con los hombros.
Dejó el anestésico en el suelo, se puso los zapatos, abrió la puerta y escapó.
Jeha, que lo estaba persiguiendo, miró la puerta con una cara llena de vergüenza y enojo.
Movió la boca nuevamente, pero todavía la sentía dormida. En ese momento, la puerta se
abre y Mongryong asoma la cabeza.
—Me olvidé de algo.
Luego saca el dedo del medio del bolsillo y lo sacude delante de sus ojos.
La cara de Jeha ahora luce fría y espeluznante.
Mongryong se rio sin dudarlo, luego cerró la puerta y desapareció. Los puños de Jeha
temblaron. La saliva seguía fluyendo de lado a lado.
Con una cara de enojo, miró fijamente la puerta por donde había salido Mongryong y
masculló una maldición.
—Mierda...

El auto se detuvo en el sótano del club. Cuando se bajó, los hombres de traje saltaron y los
saludaron bruscamente.
Este club hacía parte de las operaciones de Jeha. Era un edificio de 8 pisos que incluía un
casino en el sótano que se creó para permitir que solo el 1% de los ocupantes del nivel
superior ingresaran y salieran a través de la administración de membresías. A pesar de esto,
en el club, se llevaban a cabo actividades ilegales.
Llegó al quinto piso en el ascensor. En ese lugar, solo entraban los VIP más poderosos. Dos
guardias en la entrada del pasillo lo saludan.
El resto de los empleados pidieron permiso para ir a trabajar y llevaron a Doosan a lo largo
del corredor. Jeha se aflojó el apretado nudo de la corbata y movió la cabeza de un lado a
otro para relajar los músculos.
Mientras caminaba, llegó al frente de una habitación. Cuando Doosan llamó tres veces,
alguien abrió la puerta desde adentro.
Pudo ver a alguien sentado en el sofá a través de la puerta abierta.
Jeha entró. El viejo en el sofá levantó la mano de buen humor.
—Hola, director Seok.
Era el Senador Kim con un vendaje enrollado en la cabeza. Dentro de la habitación había un
hombre que parecía ser su secretario y el otro era el guardaespaldas de Kim.
Jeha los miró y se inclinó lentamente hacia el sofá para saludarlo.
—Perdón por haberte hecho esperar. Si me lo hubieras dicho de antemano, habría llegado
primero.
El Senador Kim le estrechó la mano diciéndole que no importaba. Luego echó un vistazo al
secretario y al guardia de pie a su lado. Jeha también le pidió a Doosan que saliera.
Los tres salieron de la habitación al mismo tiempo, y Jeha se sentó en el sofá frente al
senador Kim.
—Lamenté mucho lo que pasó el otro día. Le pido perdón. Nunca esperé que sucediera eso.
Qué error. Podría haberlo matado.
El Senador Kim sonrió generosamente y le pidió tomar la botella y tomarse una copa.
Cuando Jeha colocó un vaso al frente, lo llenó con un licor marrón.
Gira su cuerpo ligeramente hacia un lado y suspira. Como su estómago estaba vacío, no
quería beber. Esta vez, llenó el vaso del senador, pero él no bebió, sino que lo miró a la cara
y abrió la boca.
—He recibido un buen regalo tuyo. Es algo que le gusta mucho a mi esposa. Ella es fanática
del arte.
Se trataba de un cuadro caro que había enviado a la oficina del Senador Kim. Era el jefe del
parlamento, un miembro prominente del partido gobernante, y como había sido golpeado,
pensó que ofrecerle ese detalle era lo más natural.
—Me alegra que le haya gustado.
—Bueno. A ella le gustó... pero eso no es de mi gusto...
Ante eso, Jeha apartó la mirada del cristal y se enfrentó al Senador Kim. Este sonrió y se
tocó el anillo gigante que tenía en el dedo.
Sus ojos se hunden profundamente. En ese momento, recordó lo que vio en el video que fue
tomado en la cabaña. Era evidente que sacó la droga de allí. Escondió su expresión de asco
lo más que pudo.
El Senador Kim empapa sus gruesos labios con su lengua y sonríe.
—Como estoy viejo, mi gusto no puede satisfacerse con una foto.
—Qué quiere decir con eso.
El Senador Kim se echó a reír. Jeha sabía lo que le estaba pidiendo.
—Sigo pensando de manera extraña, en ese tipo que vi en la villa aquella vez.
Jeha sonrió. Sin embargo, apretó los puños involuntariamente.
—Ya le conté lo que pasó con él cuando lo visité en el hospital el otro día.
—Vaya, vaya. ¿Me estás tratando como un anciano con demencia?
—Lo siento.
—No puedo encontrarlo porque se escapó. ¿No fue lo que me dijiste esa vez?
Jeha apretó los dientes. Recordó que cuando visitó al Senador Kim en el hospital, este le
preguntó por el paradero de Lee Mongryong. Pensó que estaba enojado en ese momento,
pero ahora se dio cuenta de que no fue así.
Como Jeha no dijo nada más, el Senador Kim continuó:
—Entonces te pido lo siguiente. Quiero que lo encuentres.
Jeha no respondió fácilmente. El Senador Kim tocó el vaso frente a él y se tomó la mitad
antes de dejarlo.
—Sinceramente, estoy en contra de que se construya un campo de golf en ese terreno. No
importa cuánto dinero se posea. Los hombres son más que dinero y poder, ¿no es así?
—Sí.
—Me gustó el hecho de que el director Seok fuera un hombre. Así que, en primer lugar, traté
de apoyarte, pero las cosas no salieron como se planearon.
El senador Kim chasqueó la lengua con lástima. Mientras hacía eso, le sugiere que lo haga
cambiar de opinión tanto como quiera.
Cuando escuchó eso, ¿por qué se le vino a la mente la cara llorosa de Mongryong en la
caseta, llamando a Junyoung?
Jeha le dirigió una mirada vacilante.
—Te conseguiré otro chico si quieres. Alguien con un aspecto similar.
—Es acaso muy difícil.
—Lo siento. Pero parece que será imposible.
Una luz de decepción se reflejó en la cara de Kim. Luego comenzó a insistirle nuevamente y
le preguntó si no podía encontrarlo. Jeha se disculpó otra vez.
Sin embargo, Jeha conocía de su terquedad. El senador Kim no se rendiría fácilmente. En sus
ojos podía ver que estaba invadido por el deseo.
Jeha suelta sus manos juntas y aprieta los puños debajo de la mesa.

Mongryong llegó a tiempo para la visita. Tan pronto como entró, se sentó al lado de la cama
de Hyeyoung. Su cara estaba hinchada, con un vendaje en la cabeza. Le dijeron que la
trasladarían a una habitación privada mañana o pasado mañana.
Al ser una unidad de cuidado intensivos, todas las personas que la rodeaban estaban
gravemente enfermas. El cuerpo de una mujer, que parecía ser la compañera de Hyeyoung,
estaba tendido al otro lado y un hombre y una mujer mayor, estaban parados junto al cuerpo
llorando. Parecía que eran sus padres.
Mongryong miró la escena, volvió la cabeza y buscó la música de la cantante favorita de
Hyeyoung en su teléfono celular. Después de conectar el auricular, se los puso en el oído.
Cuando presionó el botón de reproducción, el sonido de la música fluyó.
Mantiene los ojos fijos en la cabeza vendada. Su cabello largo había sido rapado durante la
cirugía.
—Cuando despiertes... Te compraré una linda peluca.
Luego sostuvo su mano. Estaba caliente. Le dio las gracias a Dios porque aún estaba viva.
¿Qué voy a decirte cuando despiertes? Tengo que contarte sobre ese hombre. El director
Cho.
Ho le contó que él había sido dado de alta. Sin embargo, nunca había venido a visitarla. Al
parecer regresó con su esposa. Al recordar eso sintió mucha amargura.
—Por qué te tuvo que gustar... Un chico malo.
Mongryong murmura como si fuera un diálogo interno.
¿Por qué recordó la cara de Seok Jeha, cuando dijo chico malo? Frunció el ceño. Maldición,
los chicos malos son los mejores.
Recordó la cara que vio justo antes de escapar. Tal vez fue a encontrarse con sus amigos
babeando. El solo pensar en eso lo hizo reír. Cof, cof. Mongryong cambió su expresión y
miró a Hyeyoung con tristeza.
—Perdón por reírme. En realidad, me ocurrió algo muy gracioso antes...
Hyeyoung todavía no despertaba. Mongryong suspiró un poco y puso su mejilla en la cama.
Miró la mano que sostenía y comenzó a hablar.
—Mañana es nochebuena. Levántate rápido... Date prisa... y cómprame un pastel...
Mongryong cerró los ojos con fuerza. Luego se los frotó varias veces para no llorar.
Estaba tan solo, era difícil verla así, tener que dejarla allí sin que pudiera ir a ninguna parte,
si no despertaba, entonces realmente... no tendría a nadie.
Ni siquiera pudo decir las palabras que amenazaban con salir de su garganta, así que sostuvo
su mano con más fuerza.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 |
Parte 3 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 | Parte 3

Doosan bajó el volumen de la radio. A través del espejo retrovisor, miró la tez de Jeha, que
estaba sentado en el asiento trasero. Sus ojos estaban cerrados y ni siquiera se movía.
No parecía sentirse bien desde que terminó su conversación con el senador Kim. Al mirarlo
con cuidado, vio como sus labios se movían lenta y tercamente.
—Doosan.
—Sí, hyung-nim.
—Asigna más hombres para vigilar a Lee Mongryong. Kim es un hombre peligroso que
puede moverse sin previo aviso y sin gastar mucha energía.
—¿Es para vigilarlo? ¿O para protegerlo?
Jeha se queda callado un rato. No cree que sus párpados y labios bien cerrados se abran
fácilmente. Doosan viró el volante a la derecha. Iba en dirección al apartamento.
Jeha suspira brevemente con los ojos cerrados.
—Digamos que es para las dos cosas.
—Sí, entiendo.
—Y también, entrégale una copia al senador Kim del video que se grabó en su villa.
Doosan se sorprendió y abrió los ojos. Aunque fue filmado para ser usado ante una
emergencia, eso significaba que no seguiría fingiendo con Kim.
—¿Cree que es lo correcto?
—Si no quiere rendirse, tengo que hacerlo.
Jeha masculló furiosamente. La primera decisión fue tomada. Inesperadamente todo parecía
encajar bien.
Cerró los ojos. A través del espejo retrovisor, pudo ver la cara de Doosan sentado en el
asiento del conductor. La cara de Doosan no tiene expresión. Jeha la miró y movió los labios
lentamente.
—Por cierto, Sah-ah. ¿No tienes curiosidad?
Doosan confirmó que lo había escuchado, solo moviendo los ojos.
—¿Qué quiere decir?
—Me pregunto si quieres conocer la razón por la cual hago todas esas cosas por Lee
Mongryong.
Doosan no responde con prontitud. Es un hombre que puede notar las cosas más rápido que
nadie. Tenía curiosidad de saber porque Doosan nunca le dijo nada al respecto. Se
preguntaba cuál sería su respuesta y volvió a hacerle la misma pregunta.
Doosan respondió sin dudar esta vez.
—No tengo curiosidad.
—¿Por qué?
—Porque, aunque tenga curiosidad, nada cambiará.
—¿Qué quieres decir?
Doosan dudó por un momento y después siguió hablando:
—Él piensa que Lee Hyeyoung está muerta. Y tampoco sabe que tenemos a su hermano.
Pero tal vez se pueda enterar muy pronto.
Jeha asintió con la cabeza, indicando que su afirmación era correcta.
La información incorrecta fue entregada al presidente Seok. Obviamente, fue un plan de Jeha
y Doosan lo ayudó. Eso fue posible porque plantaron a una persona de confianza junto al
presidente Seok. Pero no siempre iba a ser un secreto. No sería extraño en que se enterara
muy pronto de que todo fue un engaño.
Jeha le pidió que siguiera hablando.
—También debe mantener las buenas relaciones con el senador Kim. Park solo está
buscando la oportunidad para ampliar su negocio, pero si se entera que la relación se ha roto
de alguna manera, hará que todo sea aún más difícil. Y...
—¿Y?
—Este es el tema más importante, hyung-nim... ¿No se va a casar el año que viene?
Jeha levantó una ceja cuando recordó su matrimonio.
—¿Y eso que importa?
—Ese es un tema que me preocupa mucho.
—Y qué es lo que te preocupa.
Doosan dudó en decirlo. Jeha lo instó a hablar. La mano de Doosan, que sostenía el volante,
aumentó su fuerza.
—Es mejor que termine con esa relación, antes de que salga lastimado.
—...
—Lo siento, Hyung-nim. Pero es el mejor consejo que puedo darle.
Vio la cara de Doosan reflejada en el espejo retrovisor, y lo miró fijamente. Doosan giró la
cabeza, evitando esa mirada. Su frente sudaba y se sintió nervioso porque creyó que había
hablado más de la cuenta.
Jeha, que intentó fulminar a Doosan a través del espejo retrovisor, suspiró suavemente.
Apartó la vista de la ventana. Se sintió como si lo hubieran pillado robando de alguna
manera. Luego cerró la boca, con una expresión de frialdad.
Las calles estaban llenas de personas enamoradas teniendo citas. Todos se reían y
conversaban como si fueran felices. Los árboles del camino brillaban con un color otoñal.
Jeha no volvió a abrir la boca hasta que llegó al apartamento.

La puerta del auto se abrió y Jeha se bajó. Le dijo a Doosan que entrara y se dio la vuelta,
pero Doosan lo llamó a sus espaldas.
—Hyung-nim.
Jeha miró hacia atrás.
Doosan abre el asiento del copiloto, saca algo y cierra la puerta. Las cejas de Jeha se
estrecharon cuando vio lo que sacó del auto. Era una caja pequeña. La observó
detenidamente y luego miró a Doosan.
Doosan sostuvo la caja con ambas manos.
—No es nada. Mañana, ah, ya son más de las 12:00, así que hoy ya es nochebuena. Por eso
le compré esto.
Jeha entrecerró los ojos. Doosan le entrega la caja mientras lo mira.
—Acéptela, hyung-nim.
—Qué demonios, estás actuando muy extraño hoy.
Jeha la aceptó. Luego sonrió y le dio las gracias. Doosan se inclinó para despedirse. Jeha
asintió con la cara cansada, le dijo que fuera con cuidado y se volvió.
Doosan se inclinó de nuevo. Su cara estaba llena de ansiedad al ver la expresión de Jeha.
Subió al auto después de confirmar que estuviera a salvo dentro del apartamento.

La puerta del ascensor se abrió en el piso 11. Caminó por el largo corredor y se paró frente a
la puerta 1106. Vaciló por un momento.
Saca la tarjeta de su bolsillo, la pone sobre la cerradura y la puerta se abre. Sacó la aldaba.
La luz no se filtraba por la puerta que se abría.
El interior de la casa estaba oscuro como el ébano. Parado frente a la puerta, notó que la
criada que limpiaba durante el día ya se había ido. Sin embargo, las zapatillas deportivas de
Mongryong no son visibles.
Sintió que algo podría salir de la oscuridad de repente. Suspiró un poco y cerró la puerta.
Pensó que debería irse hoy a casa a dormir.
Cuando estuvo a punto de colocar el pastel sobre la mesa, se dio la vuelta y se paralizó. A
pocos pasos de distancia, Lee Mongryong lo miraba fijamente con una cara llena de
vergüenza. Era una expresión a la cual Jeha no sabía cómo responder.
Mongryong movió sus ojos negros de un lado a otro. Entonces sus ojos se abrieron un poco
cuando vio la caja de pastel en su mano. Parpadeó lentamente, sin quitarle los ojos de
encima.
Sus ojos también se fijaron en el pecho de Mongryong. Él estaba sosteniendo una bolsa
blanca con algo adentro. La cola del taiyaki sobresale de la bolsa.
Jeha se detuvo sin tratar de caminar hacia él. Las palabras que Doosan le dijo en el auto no le
permitían dar ni un paso. Había un flujo de aire incómodo entre los dos.
Levantó una mano hasta la altura del hombro y la agitó para saber que estaba pensando
Mongryong.
—... Seok-ha, Feliz Navidad.
Haa, después de su inesperado saludo, Jeha levantó los ojos y lo miró. De repente recordó lo
que sucedió durante el día. Le dolía la lengua, incluso antes de llegar al club. Tenía que
seguir usando el pañuelo para limpiarse la boca.
Mongryong se apresuró y agitó el taiyaki en su mano.
¿Te gustaría que comiéramos juntos?
Jeha, quien estaba mirando su desvergüenza, se sorprendió y finalmente se rio. Al mismo
tiempo, Mongryong también sonrió.
Los dos se rieron cara a cara por primera vez.
Mongryong se movió lentamente y miró hacia la parte inferior.
Parece que la fiesta de Navidad está en pleno apogeo en alguna parte. Afuera se escucha a
una familia cantando un villancico.

Mongryong observó el pastel colocado sobre la mesa y el taiyaki que se había enfriado.
Luego encontró dos petardos colgando al costado de la caja del pastel y puso una cara de
alegría. Los tomó rápidamente sin dudarlo.
Jeha, que había sacado dos copas y una botella de vino de la cocina, se detuvo por un
momento y lo miró fijamente.
—¿Qué vas a hacer?
—Te mostraré algo divertido.
De repente, Mongryong abre la boca y se mete un petardo adentro. El humo comenzó a salir
de su boca al bloquearse el sonido. Mongryong se ríe, jaja.
La frente de Jeha estaba distorsionada.
—Chico loco.
Cuando Mongryong tomó el otro petardo, como si fuera a hacer lo mismo, Jeha se acerca
rápidamente y se lo quita.
—No hagas nada raro.
—¿No hiciste esto cuando eras más joven? Yo lo hice muchas veces.
Jeha no podía creerlo. No entendía como una persona podía ponerse petardos en la boca. De
todos modos, no es que fuera una persona tan normal.
Mongryong se sacó los restos del petardo de la boca y observó fijamente el vino que Jeha
había traído.
—¿Es eso licor?
Jeha colocó una copa frente a Mongryong y otra frente a él. Había estado tomando bastante
en el club, pero le pareció que sería una lástima comerse el pastel solo.
—¿No estás bebiendo mucho?
Mongryong preguntó con un tono de preocupación. Cuando se acercó a él, sintió un fuerte
olor a alcohol. Le dijo que sin importar que estuviera con sus amigos, debía ser cuidadoso
porque aún estaba tomando medicamentos.
Jeha lo miró con sorpresa. Recordó lo que él le había hecho durante el día. En ese momento,
no le importó que estuviera enfermo y con fiebre, además parecía que le daba vergüenza
admitir que se había vengado de él porque estaba muy molesto.
Jeha destapó la botella con un sacacorchos. Llenó la mitad de la copa y se la ofreció a
Mongryong. Era un líquido suave y burbujeante de color melocotón.
Mongryong mira la copa, la levanta y toma un sorbo. Y de repente, abrió los ojos con
excitación, puso los labios en círculo y dijo:
—Oh. ¡Delicioso!
Jeha se rio. Se lo ofreció porque era un vino espumoso, pero parecía que era también de su
gusto. Después de probarlo una vez, Mongryong comienza a beber rápidamente. Al verlo
emocionado, Jeha levanta una ceja.
¿No está tomando demasiado?
—Bebe con moderación. Si te emborrachas, te voy a tirar por la ventana.
—Wow, es que es realmente bueno. Sabe a champaña.
—¿Quién te dio champaña?
—Un viejo amante.
—¿Cuántos amantes has tenido?
Cuando le pregunta sin pensar, Mongryong comienza a contar con los dedos, uno por uno.
Incluso le pide a Jeha que le preste sus dedos para contar con ellos los que le hacían falta.
Un tendón se levantó en la frente de Jeha. Su expresión no era buena. Si no quería que le
rompiera el dedo, era mejor que dejara de contar.
—¿Por qué rompiste con ellos?
Mongryong reflexionó. Hubo muchas razones por las cuales terminaba sus relaciones, pero
recordó lo que le ocurrió la primera vez.
—Soy un poco... Es como una obsesión... No he tenido nunca una relación larga.
Jeha lo miró consternado. ¿Obsesión? Lee Mongryong está obsesionado con... Mierda, con
solo imaginarlo, su estado de ánimo decayó rápidamente. Apretó los dientes con fuerza.
—Me portaba mal con las personas cuando sentía que iban a dejarme. Estaba asustado. Así
que todas mis primeras experiencias con el amor fueron un fracaso. Después de eso, me
comportaba con indiferencia para no ser odiado... ¿Puedes creer que aun así me odiaron?
Jeha hace una expresión divertida.
Qué historia tan extraña.
—En conclusión, no soy bueno para formar una relación. ¿Será que nadie puede
comprenderme?
Luego murmura para él mismo.
—Así que no voy a hacerlo, nunca más aceptaré salir con alguien. Es agotador.
Sus mejillas siempre se sonrojan cuando bebe alcohol. También dice cosas que normalmente
no diría. Sus orejas y garganta están coloradas. Jeha pensó que se comería una servilleta
igual que la última vez, así que rápidamente quitó todo lo que estaba sobre la mesa.
Mongryong se frota los ojos con el dorso de la mano. Su cara lucía adormilada gracias al
alcohol. Luego levanta el tenedor, pone pastel en su boca, espera hasta que la crema se
derrita y se lo come. Oh, es delicioso. Sonríe un poco y luego comienza a comer de nuevo.
Era interesante verlo en ese estado de felicidad.
Le agradeció mentalmente a Doosan por haberle dado el pastel.
—¿Y tú?
Mongryong le preguntó mientras comía pastel, y Jeha lo miró como si le dijera con la
mirada: “¿Qué?”.
—¿Has salido con muchas personas?
—No.
—¿Con cuántas?
—Con nadie.
Mongryong parecía consternado. Luego asintió, recordando sus acciones pasadas. De alguna
manera, no podía imaginarse que alguien pudiera enamorarse de él si los trataba como a la
mierda. Además, era un psicópata.
—¿Le has gustado a alguien?
Jeha no pudo responder a esa pregunta. Su expresión se vuelve más oscura. Al verlo,
Mongryong se da cuenta de que ha dado en el clavo. Entonces ¿sí? Jeha bebió un poco.
—Cuéntame. Yo también te lo dije.
—Creo que sí.
—Oh, entonces ¿fue un amor no correspondido?
—Sí.
—Wow. ¿Era mayor que tú?
—Sí.
—Oh. ¿Y por qué no salieron?
—Esa persona murió.
—Uh, ah... Lo siento.
Jeha se rio amargamente. Lucía realmente triste. Mongryong sacudió el pastel con el tenedor
y se lo metió en la boca, sin poder decirle nada. Sintió mucho el haberle hecho esa pregunta.
Luego se puso de pie con la copa de vino en la mano. Rodeó la mesa y se sentó cerca de él.
Jeha levantó una ceja y lo miró fijamente.
—Ve a sentarte por allá.
Mongryong sacudió el brazo con la copa de vino y le dijo que no lo haría. Jeha parecía
perplejo.
—Estás loco? ¿Qué estás haciendo?
—¿Te gustaría tomar una copa y tener sexo con este chico solitario?
Jeha miró en silencio al risueño Mongryong. Cuánto más lo mira, más se confunde al no
saber cuál es su verdadera personalidad. Así que, con codicia, sigue queriendo saber más de
él... Pero también siente miedo.
El cabello, que está mucho más largo que cuando lo conoció, ahora le cubre la frente y las
cejas. Jeha levanta la mano e intenta tocar su cabeza. Mongryong se aparta bruscamente.
Pensó que lo iba a golpear.
“Sigo pensando de manera extraña, en ese tipo que vi en la villa aquella vez”.
Jeha bajó la mano y envolvió las mejillas de Mongryong.
“Es mejor que termine con esa relación, antes de que salga lastimado”.
Le acarició los labios con la punta de los dedos. Mongryong, que no soportaba la
incomodidad, trató de girar la cabeza, entonces Jeha se acercó, le sostuvo la cara con ambas
manos y lo besó en los labios.
En ese momento, sintió como Mongryong dejó de respirar. Luego, lo escucha quejarse de
que huele a alcohol. Jeha susurra suavemente sobre sus labios, tocándolos ligeramente.
—Por otro hombre...
Mongryong se preguntó qué era lo que quería decirle ya que no podía escucharlo bien.
—Por otro hombre... No estés triste...
Al escucharlo, tragó saliva. Parpadeó rápidamente, y sus oídos y nuca se pusieron más rojos.
Esto es extraño. El sexo se siente bastante bien.
—Estás diciendo cosas extrañas.
—Lo dije claramente.
—Quieres decir, que nunca me harás algo así otra vez. ¿Verdad?
—Nunca más lo haré.
—¿Lo dices en serio?
—Sí.
Mongryong, que solo había estado evitando su mirada, finalmente levantó la cabeza y lo
miró a los ojos. Y de repente su expresión, que antes lucía apagada, se volvió infinitamente
suave, ya fuera por el alcohol o por algo más.
Había visto esos ojos antes. Fue en ese momento, cuando perdió la memoria y había pensado
que tenía 15 años. Al mirarlo varias veces, comprobó que tenía una expresión similar en la
cara. Pudo recordar su cara emocionada de esa vez. Era como si de verdad creyera que
estaban saliendo.
—... ¿Hablabas en serio cuando me dijiste que querías salir conmigo en el restaurante?
—... Sí.
Mongryong frunció el ceño.
—¿Y por qué me dijiste que no después?
—Mentí porque estaba avergonzado.
—Si estás mintiendo solo porque estoy bebiendo, te vas a arrepentir.
Jeha se rio ante sus palabras. Luego asintió lentamente cuando Mongryong le instó a
responder. Está bien, lo juro.
Mongryong comenzó a murmurar, como si estuviera solo.
No importa cuánto lo piense...
—Creo que va a ser difícil que salgamos. ¿No podemos quedarnos así como estamos ahora?
Solo teniendo sexo. Como si fuéramos amigos con derechos.
Jeha cerró la boca con fuerza. Ni siquiera pudo decirle que no.
Mongryong asintió con una cara orgullosa diciendo que había tomado una decisión decente.
Si, en realidad, su decisión era la más correcta. Era lo más inteligente teniendo en cuenta que
si su padre los descubría, Mongryong podría desaparecer sin dejar rastro.
Como Jeha se queda en silencio, Mongryong toma un pedazo de pastel con el tenedor. La
crema fresca se esparce en sus labios. Saca la lengua, la lame y se limpia el resto con el
dorso de la mano. Pero, aun así, todavía le queda un rastro de crema a un lado de la boca.
Jeha se acercó y volvió a besarle los labios. Después de lamerle la crema, le muerde los
labios ligeramente, los chupa por completo y luego se los vuelve a acariciar con la lengua.
Mongryong le dice que le hace cosquillas y él sonríe. Jeha se muda de sus labios a su
barbilla, besando también sus mejillas. Cuando sus torsos se pusieron en contacto, su centro
colapsó y Mongryong cayó tumbado en el sofá.
Jeha se subió al sofá. Sus cuerpos se ajustan perfectamente en ese lugar, a pesar de todo su
peso. Jeha acomoda sus brazos a cada lado de Mongryong y lo mira desde arriba.
Mongryong lentamente abre los ojos, con una cara somnolienta.
Jeha extendió el brazo hacia la mesa y enterró los dedos en el pastel. Y luego, llevó sus
dedos rellenos de crema fresca hacia la boca de Mongryong. Sus labios se pusieron rojos
inmediatamente, y comenzó a lamérselos y a mordérselos.
—Te daré de comer.
Mongryong saca la lengua, aplaude y luego abre la boca. Jeha le empuja un dedo adentro. La
crema dulce y suave se derrite en su boca.
Mongryong comienza a mover su lengua con constancia, lamiéndole y chupándole los dedos.
Luego, extiende las piernas a ambos lados y levanta las rodillas. Jeha se coloca en medio de
sus muslos para unir con él la parte inferior de su cuerpo.
Los genitales, que comenzaron a hincharse, se tocaron mutuamente. En ese estado, luego de
ser presionados y frotados con fuerza, los dos amantes rugieron y comenzaron a luchar con
sus ropas.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 |
Parte 4 | FacebookEro Blpages
Set de hombre loco Vol. 2 • Historia 7 | Parte 4

Se da la vuelta. Lo que ve cuando levantó los pesados párpados fue las sobras del pastel de
ayer, el taiyaki, botellas y copas vacías. Después de frotar sus ojos, los miró de nuevo.
Está tratando de mover su cuerpo, pero sus caderas no cooperan. Siente un cuerpo extraño en
su interior. El brazo de alguien también está alrededor de su cintura. Un dulce aliento viene
de atrás de su cuello. Cuando volvió la cabeza, quedó estupefacto.
Recordó las cosas que hizo anoche, como si fuera una película. Cerró los ojos con fuerza y
masculló una maldición, demonios.
Levanta el brazo que lo sostiene y trata de liberarse, pero sus brazos son agarrados
nuevamente y tirados hacia atrás. El pene en el ano se hace más profundo. Mongryong soltó
un pequeño gemido. Su frente se arrugó cuando sintió como el glande llegaba al interior de
su estómago.
—Si estás despierto, suéltame.
No hay respuesta. Le gustaría echar la cabeza hacia atrás y golpearle la nariz como la última
vez.
—... Ah, tengo hambre.
No sabe cuántas veces tuvieron sexo ayer. Recuerda como ambos se emborrachan, se ríen sin
control y luego vuelven a tener relaciones sexuales. Finalmente, después de agotada toda la
resistencia, se quedaron dormidos.
Jeha no lo había tomado agresivamente como las otras veces. La relación entre los dos había
cambiado un poco, debido a que el sexo fue más amable.
Mientras Mongryong pensaba eso, de repente extendió sus brazos hacia adelante. El taiyaki
que estaba sobre la mesa estaba casi al alcance de su mano.
Un poco más, un poco más.
El taiyaki ya estaba muy cerca. Como un gato cazando a un pez, lo agarró rápidamente y se
lo metió en la boca.
—Huh —dijo sonriendo y mordiendo el pastel en forma de pescado que ya estaba duro.
Pensó que aún valía la pena comerlo. Intentó darle una mordida otra vez, pero aparece una
mano grande y se lo quita.
Mongryong intenta recuperar el taiyaki que ha desaparecido de su mano.
Muac, junto con ese sonido, los labios tocaron los hombros y la nuca varias veces más, antes
de apartarse.
Jeha lo envolvió con los brazos para mantenerlo cerca. Puede sentir su amplio pecho en su
espalda. Es cálido. Pero ahora el hambre es lo primero.
—¿Piensas matarme de hambre?
Jeha todavía no le da respuesta. Mongryong estiró los brazos y acarició su rostro. Le da unos
toques en las mejillas. Luego movió la mano hacia un lado y le pellizcó la oreja. Ah, puede
escuchar el grito viniendo desde atrás.
Cuando le dice que debe soltarlo o dejarlo comer, Jeha susurra con la cara en el cuello de
Mongryong:
—Vamos a comer.
—¿Qué vamos a comer?
—Esto, lo que estabas comiendo ahora.
Los dos se quedaron sin palabras al mismo tiempo. Mongryong no lo podía creer, así que
extendió su mano hacia atrás y comenzó a buscar. Jeha intenta encontrar el taiyaki que tomó,
pero en ese momento el miembro que estaba enterrado profundamente en el trasero de
Mongryong se salió.
Mongryong jadeó. Jeha levantó su cuerpo. Dobla su cuello a la izquierda y a la derecha y
quita la manta que cubría su cuerpo. Ambos están desnudos.
Solo entonces, Mongryong se levantó. Cuando se baja del sofá y se pone de pie, algo se
derrama de su trasero. No fue solo un leve deslizamiento, realmente todo comenzó a
escurrirse. Soltó un juramento sin darse cuenta.
Con urgencia, tomó un poco del papel higiénico que estaba al frente para bloquear la entrada
del ano. Todas las eyaculaciones que lo habían llenado en la noche, comenzaron a fluir como
si hubieran esperado a que se pusiera de pie.
Le preguntó a Jeha por qué había hecho algo tan desconsiderado y luego se dirigió al baño.
Jeha se rio por lo bajo.

Jeha se bañó y se puso la ropa. Luego buscó el número de teléfono de un restaurante por
internet. Pidió dos porciones de comida a domicilio y cuando pasaron 30 minutos, el pedido
llegó.
La envoltura de plástico que cubría las costillas asadas fue quitada. Luego la revolvió con
una cuchara y dispersó la carne.
—Está bien para ser a domicilio —dijo Mongryong.
Jeha sacó la carne de su tazón y la puso en el de Mongryong.
Mongryong lo mira y Jeha le dice unas palabras.
—No hables.
—No es eso. ¿Por qué nunca comes carne?
—No me gusta mucho.
—¿Por qué?
—Esta seca y no me gusta su sabor.
Ante eso, Mongryong frunció el ceño. Jeha sonríe mientras le ofrece un bocado.
Mongryong mastica la carne que Jeha le puso en la boca. Entonces, de repente su cara se
arruga. Se quejó de que no sabía si había pedido una costilla o una sopa de goma.
—Es realmente horrible.
—Escúpela. No la comas. Salgamos y comamos algo más.
Mongryong siguió poniendo una cara de asco, pero sin escupir. Era un desperdicio. Jeha,
quien lo vio, le dijo nuevamente que la escupiera. Mongryong respondió con una sonrisa
traviesa en su boca.
—Déjame escupirla en tu mano.
Jeha extendió la mano sin dudar.
¿Estás bien? Escúpela.
Mongryong miró la mano con una cara deslumbrante. Luego masticó la carne en su boca y la
tragó.
—Por qué haces eso, me das miedo. No puedo creer que hayas cambiado de un día para otro.
—Si me obedeces, me comportaré mejor que esto.
—¿Por ejemplo?
Jeha reflexiona.
Bueno, por ejemplo...
—¿Me darás una tarjeta?
Bingo.
Mongryong preguntó al final. Con una tarjeta con un cupo de 300.000 wones, fue a un
concesionario de autos y recordó su desgracia. Jeha sonrió como si supiera todo lo que
Mongryong estaba pensando.
—Te daré una tarjeta de transporte si quieres.
—Cierra la boca, bastardo.
Entonces Mongryong le pregunta que le pasará si no lo escucha. Cuando termina de hablar,
la esquina de uno de los labios de Jeha se eleva bruscamente. No dijo nada, pero su
expresión lo decía todo.
Hazlo de nuevo. Te mostraré lo que haré.
Mongryong frunció los labios. Como si le estuviera pidiendo algo.
—¿Vas a salir hoy?
Jeha preguntó y Mongryong asintió.
Huh.
—¿A dónde?
—Tengo que ir al hospital y también debo pasar por la inmobiliaria.
—¿Por qué a la inmobiliaria?
—Es para un asunto. Ya sabes.
Recordó el apartamento que Hyeyoung le había dejado. Planeaba venderlo y recaudar
efectivo. No podía pagar las cuentas del hospital con el dinero que había ahorrado. No sabía
cuánto tiempo estaría Hyeyoung en el hospital y cuánto dinero necesitaría para pagar las
cuentas hospitalarias en el futuro.
Jeha miró de cerca la expresión de Mongryong.
—Estás pensando en vender el apartamento.
De todos modos, no podía mentirle. Mongryong asintió con la boca llena de arroz. No tenía
caso mentirle porque lo descubriría de todos modos.
—Entiendo. Eso es lo que Lee Hyeyoung te dejó.
—No era el dinero de mi hermana. Probablemente se lo regaló el director Cho.
—Entonces ¿por eso no quieres recibirlo?
—No. Lo aceptaré. En primer lugar, tenemos que pagar los gastos del hospital, y no tengo
muchas opciones para recaudar dinero.
—¿Acaso no te dije que yo pagaría?
—Aunque estoy molesto porque mi hermana resultó herida... Honestamente, no creo que
debas hacer eso... Estuvo mal que mi hermana se escapara con un hombre casado. Ella ya
sabía con quien se estaba metiendo... Además, él también debería sentirse avergonzado por
lo que hizo. Y para colmo tiene hijos pequeños.
Ante eso, se detuvo y miró a Mongryong. Él le dijo que todavía tenía intención de ayudarlo
por el momento. Para algo tenía que servirle el dinero.
Jeha no dijo nada, pero se sentía mareado.
“Este es el tema más importante, hyung-nim... ¿No se va a casar el año que viene?”
Las palabras de Doosan seguían flotando en su mente. Era la verdad. El matrimonio se había
decidido desde antes. Era un matrimonio que aceptó sin siquiera mirar a su prometida a la
cara. Pensó que eso no le importaría a nadie de todos modos.
No tenía sentido en ese momento, pero ahora era diferente. Debería decirle a Lee
Mongryong.
—No lo hagas.
Su corazón se detiene en medio de su pecho y le provoca un pequeño mareo. Jeha puso la
cara en blanco por un tiempo. Mongryong le dice que no debería hacerlo una vez más.
Jeha cerró la boca con fuerza. Batió la sopa con la cuchara, pero no podía tragarla. Dejó la
cuchara y miró a Mongryong. Pensó que sería mejor decírselo.
—Lee Mongryong, yo...
La boca de Jeha estaba abierta, pero en ese momento sonó el teléfono. Mongryong le pidió
que esperara un momento y luego salió corriendo hacia la sala. Jeha dejó la cuchara y parecía
consternado.
Mongryong levantó su teléfono celular que estaba sobre la mesa. Era del hospital. Presionó
el botón de llamada y se lo llevó al oído.
—¿Hola?
—Lo llamamos del hospital. ¿Es usted el familiar de Lee Hyeyoung?
—Sí, soy yo.
—Lee Hyeyoung ha despertado y me ha pedido contactarlo. ¿Puede pasar por aquí ahora?
La cara de Mongryong lucía radiante. ¿De verdad? Cogió su teléfono y corrió hacia la
puerta. Jeha tenía una cara ligeramente oscura mientras lo miraba.
—¿Qué pasa? ¿Quién te llamó?
—Mi hermana despertó.
Jeha le dijo que estaba realmente sorprendido. Mongryong volvió a reír alegremente. No era
el momento de contarle eso, luego él le dijo que comería más tarde y que debía salir.
Jeha se levantó y dejó la cuchara en la mesa.
Si es así, él debía llevarlo.

Cuando llegó al hospital y se bajó del auto, Seok Junyoung estaba caminando hacia allí. Se
preguntó cómo lo supo, porque no lo había contactado primero.
Solo entonces, Mongryong se enteró que Seok Junyoung le había pedido al personal del
hospital que le avisaran si la paciente despertaba. La frente de Jeha estaba arrugada
levemente.
¿Quién se cree que es?
—¿Por qué vinieron los dos juntos? ¿No te fuiste a casa?
Junyoung preguntó y Mongryong le dijo que estaba con él ayer. Al escuchar la palabra
“con”, Junyoung alternó su mirada entre Jeha y Mongryong sutilmente.
—¿Vas a entrar?
En ese extremo, los ojos de Jeha se estaban levantando.
¿Por qué no? ¿Acaso no puedo?
—Él se irá pronto.
Mongryong agregó, antes de que Jeha incluso abriera la boca. Jeha masticó la piel sensible
dentro de su boca. Entonces Junyoung dijo: "¿Vamos?", y eso le hizo aumentar su furia.
Jeha los mira con una cara absurda, mientras caminan hacia el hospital.
¿Qué? Malditos.

—Tu cara... Por qué... está delgada...


Los ojos de Mongryong se pusieron rojos. El sonido era pequeño y la pronunciación no era
clara, pero definitivamente era la voz de Lee Hyeyoung.
Cuando miró sus ojos ansiosos, parecía que las lágrimas que había estado conteniendo se
derramarían. No quería mostrarle su llanto tan pronto como abriera los ojos. Así que solo
apretó los dientes y sonrió.
Junyoung, que estaba a su lado, agarra y luego suelta los hombros de Mongryong. Le dijo
que hablara con ella y luego salió de la habitación.
Mientras camina por el pasillo hacia la sala de descanso, ve a Jeha tomando una bebida de la
máquina expendedora. Caminó hacia donde él se encontraba.
—Elige una para mí también.
Jeha tomó la bebida energizante que acababa de recoger sin ninguna respuesta y la dejó al
otro lado. Luego se sienta en el sillón.
Vaya, que amable. Junyoung se rio y sacó su billetera. Metió dos billetes en la máquina y
seleccionó dos latas de la misma bebida. Luego se tomó un sorbo, fue a su lado y se sentó.
Puso la lata de la que no bebió a un lado. Ambos se quedaron quietos, sin tocar sus bebidas.
Jeha mantenía los ojos fijos en la televisión sin prestarle atención a Junyoung.
—¿Por qué viniste? Debiste esperar en el auto.
Ante sus palabras, una fría sonrisa se dibuja en la boca de Jeha. Cada vez que los veía juntos,
el momento en que Lee Mongryong estaba drogado y llama a Junyoung sigue apareciendo en
su mente. Sentía como su estómago se hinchaba. Sabía lo que significaba ese sentimiento. Lo
sabía, pero no quería admitirlo.
—Haz de cuenta que no estoy aquí.
Junyoung suspiró con una actitud rígida y miró en la misma dirección que Jeha. El drama
matutino estaba en pleno apogeo.
Jeha no lo está viendo. Simplemente no quería ver su cara ahora. Junyoung movió sus labios
mientras fijaba su mirada en la pantalla.
—¿Le mentiste a papá?
Jeha cerró la boca con fuerza. Junyoung revisa su expresión y le pregunta:
—¿Qué vas a hacer ahora?
—Qué.
—Ya no tienes motivos para retener a Mongryong y a Hyeyoung. No puedes aferrarte a él.
—No es algo que te importe. Ese no es tu trabajo.
—¿Cómo así que no me importa?
Jeha se puso de pie con la bebida en la mano. Caminó hasta el final del pasillo. Junyoung se
le unió y se movió a sus espaldas. Cuando Jeha llegó a la ventana ubicada al final del pasillo,
Junyoung volvió a hablar.
—Solo te hice una pregunta.
Jeha se dio la vuelta. Apoyado contra la ventana, le respondió a Junyoung con una mano
metida en el bolsillo y con la bebida en la otra.
—Probablemente no parezca, pero quizás solo te estoy preguntando.
—Hyung, “probablemente no, pero quizás”. ¿Sabes que cuando se unen esas palabras, la
pregunta se vuelve muy jodida de entender?
—No me des la espalda. Te estoy preguntando en serio.
—Sobre qué.
—Mongryong... ¿Piensas en él de forma diferente ahora?
Jeha apretó con fuerza la mano que tenía dentro del bolsillo. Jaja, sonrió y chasqueó la
lengua en su boca. Como si ya no lo supiera, se dio cuenta nuevamente que Seok Junyoung
era muy inteligente. Así es, la expresión de Junyoung al hacer la pregunta es como si...
—Tu pregunta es horrible, pero lo que dijiste es cierto. ¿Quieres saber si tengo una aventura
con tu amante?
—No hagas eso.
—Mierda, no me digas lo que tengo que hacer.
—Es un favor, por favor, no le hagas eso. No lo lastimes.
Jeha ahora cierra la boca y se queda mirando a Junyoung. La emoción que acababa de
comenzar es pisoteada y arrancada tan pronto como brota. La misma situación se repitió hace
15 años. Ahora sus hombros subían y bajaban para controlar su ira.
—No quiero escuchar eso viniendo de ti, hyung.
—Él es un buen chico.
En ese punto, los ojos de Jeha se enfriaron.
—¿Acaso es tan pobre que tienes que estar pendiente de él todos los días? ¿Lee Mongryong
es tu vecino pobre? ¿Te ha pedido que hagas eso por él? ¿Te pidió tu lástima? Tienes un
problema con tu actitud. Siempre ves a la gente de esa manera. Incluso cuando mi abuelo
estaba vivo. Siempre decías lo siento, no hagas eso. Eres perfecto. ¿Pero sabes qué? Te odié
más que al anciano. Odiaba ver a un niño tan abominable.
Jeha aprieta los dientes con fuerza tratando de contenerse y lo mira con ferocidad.
Por el contrario, los ojos de Junyoung lo miraron con dolor. Ni siquiera podía imaginar las
heridas que su abuelo le causó cuando era niño. Siempre lo lamentó, así que intentó hacer
siempre lo mejor. Pero cuanto más lo hacía, la distancia entre los dos aumentaba. Junyoung
que pensó por un momento, dijo de nuevo:
—... Incluso si te gusta Mongryong en este momento... No puedes hacer nada. Eso lo sabes
mejor que yo.
—Lo lograré de alguna manera, así que no te preocupes.
—Entonces, aparte de todo eso. ¿Cómo vas a casarte?
Cuando Jeha se detuvo, Junyoung le pidió que lo mirara a la cara.
—Mongryong está muy interesado en ti. Puedo verlo. Por eso te lo estoy pidiendo. Aléjate
de él antes de que la relación entre ustedes se vuelva más profunda. No permitas que alguien
más se entere de eso.
—Maldita sea, no quiero escucharte más.
Jeha cruzó el pasillo justo después de Junyoung. Él suspiró un poco y luego lo siguió. Debía
encontrar la manera de decírselo de forma distinta, parecía que sus palabras lo estaban
lastimando por el momento.
Sin embargo, Jeha, que caminaba por el pasillo se detiene abruptamente frente a la sala de
espera. Lentamente giró hacia donde las personas esperaban. Junyoung, que lo siguió, dejó
de caminar a tres o cuatro pasos de distancia. También volvió sus ojos hacia el mismo lado.
Mongryong está de pie en la sala y mira la televisión. Estaba viendo el drama que observaron
antes. Era muy divertido verlo con la boca abierta.
Jeha lo miró y quedó consternado, mientras la heroína del drama derramaba lágrimas y
describía las maldades que le habían hecho.
“Bastardo. ¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto? ¿Eh? ¿Cómo pudiste engañarme mientras
estabas casado?¡Hijo de puta!”
Tuvo ganas de sentarse y echarse a llorar. Una ceja se le alzó bruscamente. Mongryong
chasquea la lengua y gira la cabeza para encontrarse con Jeha y Junyoung.
Mientras Jeha permanecía de pie con la cara hacia arriba, Junyoung le entregó la bebida que
tenía en la mano a Mongryong. Este la recogió y le dio las gracias.
Jeha agarró la bebida que tenía en la mano y miró a Junyoung. Ya era tarde.
—¿Y Hyeyoung?
—Mi hermana se durmió de nuevo. La enfermera dijo que me avisaría cuando despierte.
—Entonces ¿a dónde quieres ir a comer?
—¿No podemos ir a ese lugar?
Mongryong señaló la televisión. Dijo que solo estaba tratando de ser divertido. El hombre se
arrodilla y le pide perdón, pero la mujer se levanta y golpea al hombre con el bolso. Lo trató
de bastardo.
—¿Solo va a hacerle eso? Debería dispararle a la cabeza con una pistola.
Al escuchar a Mongryong maldecir, Jeha endureció su rostro. Junyoung tosió y se frotó la
frente. Luego miró hacia los lados. “¿Te gustaría que dijera algo como eso?”. Le dijo con la
mirada a Jeha.
Jeha tenía una cara compleja y se toma un trago de la bebida que tiene en la mano como si
tuviera la boca seca. Luego de llevárselo a la boca, la apartó de nuevo. Esta situación era
incómoda. Solo intenta marcharse a comer, pero en ese momento, aparece la mujer con la
que se casará el hombre y golpea a la heroína.
Mierda, la cosa empeoraba.
Mongryong frunció el ceño con arrogancia y no podía creer que ese fuera el final. Mientras
maldecía, Jeha no podía quitarle los ojos de encima. Junyoung mira la expresión de Jeha y le
pregunta a Mongryong:
—¿Qué harías Mongryong? En esa situación.
Mongryong respondió rápidamente a su pregunta.
—Nunca me voy a casar.
—No, quiero decir, si fueras la heroína.
Mongryong dijo: “Oh, sí”, y luego frunce el ceño nuevamente. Jeha miró la expresión
moviendo los ojos con la bebida en la boca.
Mongryong puso los ojos en blanco, como si estuviera preocupado, si fuera yo... qué haría.
—Si estoy en la posición esa mujer, no rompería con él.
Junyoung le dijo que estaba realmente sorprendido. Una sonrisa se dibujó en la boca de Jeha
mientras se ponía la bebida en la boca. Mongryong asintió con la cabeza.
—No rompería con él solo para hacer lo correcto.
—¿Eso no te lastimaría?
—De todos modos, no puedes separarte de lo que ya tienes.
—¿Y luego?
—¿Tendría sexo con todas las personas cercanas al protagonista masculino?
La frente de Jeha estaba arrugada y la cara de Junyoung lucía consternada. ¿Qué?
Mongryong respondió con una cara seria.
—Hermano, hermana o lo que sea, dormiría con todos ellos. ¿No crees que se sorprendería
cuando se entere más tarde? Tal vez es mi plan sea quedarme con él para hacerlo pagar. Huh.
La lata de bebida en la mano de Jeha estaba arrugada como una hoja de papel. Su cara lucía
muy oscura y parecía que hablaba en serio.
Junyoung suspiró y sacudió la cabeza. Luego le dijo que fueran a comer. Mongryong aceptó,
pero Jeha no podía mover los pies fácilmente. Se quedó allí por un momento con una cara
llena de sorpresa.
—Fin de la historia 7—

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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 1 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 1

Mongryong miró a su alrededor dentro del estacionamiento subterráneo. Había muchos


carros. Habían tenido una sencilla comida con Junyoung y luego vinieron a la empresa.
Jeha primero le dijo que se fueran a casa, que debía decirle algo. Sin embargo, surgió una
urgencia, así que fueron a la empresa por un tiempo y le pidió que lo esperara en el
estacionamiento. Su expresión era un poco seria, por eso no pudo negarse.
Mientras esperaba, revisó su bolsillo y sacó su teléfono celular.
Abrió el internet y buscó información variada. Después de leer un webtoon, envió un
mensaje saludando a sus amigos, y luego su teléfono comenzó a sonar. Era un número
desconocido.
Al atender la llamada, escuchó un fuerte grito.
—¡Oye, bastardo! Pensé que estabas muerto, pero al parecer no es así.
Mongryong relaja su frente arrugada.
—¿Quién habla?
—¿Quién eres hombre? ¿Has olvidado mi voz también?
Mongryong estaba escuchando en silencio con la boca abierta de par en par.
—¿Señor Kim?
—Pensé que solo te tomarías cuatro días libres porque estabas enfermo, pero esto es
demasiado. ¿Por qué no puedo contactarte al número que usabas antes?
—Ocurrió algo. Has estado bien, ¿verdad? ¿Tienes mucho trabajo? Ho me dijo que
conseguiste un nuevo empleado.
—¿Y para qué me preguntas? Escapó de aquí en menos de tres días.
Mongryong le dijo que se lo había imaginado.
—Sí, deberías portarte mejor con la gente.
—¡Siempre me porto bien, hombre!
—Sí, como no. Siempre gritas muy fuerte, por eso la gente sale corriendo.
—Oye, bastardo.
—¿Llamaste para maldecirme?
No hagas eso. La voz de una mujer se escucha desde un costado. Parecía ser la esposa de
Kim. Cuando ella le pidió que se calmara, el señor Kim le dijo con una voz irritada que no
debería interrumpirlo.
—Tía, ¿estás ahí? ¿Cómo estás? Te extraño.
—Ja, te extraño. Como dice eso un bastardo que no ha venido ni una vez.
—He estado muy ocupado. Ya sabes quién tiene la culpa.
—¿Quién es el culpable?
—Ya sabes, este tipo raro.
—No creo que alguien sea más raro que tú.
—Oye, hablo enserio. Si vas a insultarme, mejor cuelga.
Llámame. No, por qué le voy a decir eso. Solo has estado diciéndole cosas inútiles. Escuchó
a dos personas acurrucadas hablando al mismo tiempo por el teléfono celular. Después de su
pequeña discusión, al parecer el señor Kim vuelve a tomar el teléfono.
—Se acerca el Año Nuevo Lunar. ¿Qué vas a hacer ese día?
—Qué más puedo hacer, me quedaré en casa. ¿Por qué?
—Si tienes tiempo, ven a comer sopa y pastel de arroz, hombre.
Ah. Mongryong se quedó en silencio. Kim le dijo que no tenía que venir si estaba ocupado.
En ese momento, escucha una voz que dice: No creo que nadie quiera venir a verte. ¿Por qué
mi esposa tiene que decir eso?Mongryong se echó a reír.
—Iré, si no tengo más nada que hacer.
—Bueno, está bien.
—Hace frío, cuídate mucho.
No hubo respuesta del otro lado. ¿Hola?Aún está en silencio. Después de verificar, se da
cuenta de que ya ha finalizado la llamada. Increíble, esta gente solo dice lo que quiere y
después cuelga.
Aun así, le gustó escuchar la voz del señor Kim después de mucho tiempo.
Casi gritó cuando levantó la vista, después de reírse y poner su teléfono en el bolsillo. Y fue
porque frente al auto, estaban parados varios hombres vestidos de negro. Su cuerpo tembló
sin darse cuenta.
—Wow, demonios. Qué sorpresa.
Hay un anciano parado en el medio, con tres hombres vestidos de negros a su lado. Su
mirada se centró en Mongryong que estaba dentro del auto.
En particular, los ojos del anciano, parecían estar listos para acabar con él. Mongryong se
olvidó de la vergüenza y se recostó contra el asiento.
Su cara casual era fingida, por eso bajó la mano y comenzó a buscar algo debajo del asiento.
Sabía que en alguna parte había un cuchillo, pero no pudo encontrarlo.
De todos modos, si tenía que pelear 20 contra 1, necesitaría un cuchillo.
Cuando lo pensó, se rio estúpidamente mientras su mano se topaba con algo al costado del
asiento. Los ojos de Mongryong se abrieron un poco.
Uno de los tipos que estaba al lado del anciano se acerca al lugar donde estaba Mongryong.
Dobló su dedo y golpeó la ventana.
Toc, Toc.
A primera vista, no pudo identificar si era un miembro de la organización o alguien del
bando contrario. El tipo lo miraba con mucha arrogancia.
—¿Qué pasa?
—Salga. Necesitamos hablar con usted.
Todo se veía realmente mal. Mongryong levantó las cejas ante la actitud arrogante del
hombre.
Estaba a unos pocos de distancia, por eso le pregunta de qué quiere hablar. El hombre una
vez más le pide que se baje con una cara aterradora y después miró al anciano.
Mongryong cerró la ventana. Luego puso algo detrás de su cintura, abrió la puerta, se bajó
del auto y caminó hacia ellos.
La expresión del anciano y la de los hombres que estaban a su lado no eran de satisfacción.
Mongryong sonrió amablemente hacia ellos.
—¿Por qué quiere hablar conmigo?
—Es extraño que esté sentado en ese auto.
—¿Qué tiene de malo que esté sentado en mi auto?
La expresión del viejo cambia sutilmente.
—Qué... ¿Dijiste que era tu auto?
—Sí.
—Tú, ¿sabes qué tipo de auto es ese?
—Lo sé. Es muy caro.
Un tendón se eleva sobre la frente del anciano. Mongryong le preguntó qué le sucedía, de
forma muy casual.
El anciano miró en silencio a Mongryong y le hizo una seña con el dedo al hombre que tenía
al lado. Era un hombre que usaba anteojos y que parecía tan apretado que no le cabría ni una
aguja. Bajó la cabeza y puso la oreja a un lado de la cara del viejo.
Abre la boca como diciendo, sí, ya veo, y luego mira al otro hombre que estaba a su lado.
—¡Atrápenlo!
En ese momento, un hombre enorme avanza.
Mongryong dio un paso atrás y levantó ambas manos a la altura de los hombros.
—No hagas eso. Realmente odio que los hombres feos toquen mi cuerpo.
—Ven aquí, hijo de perra.
—Te lo advierto. Tal vez no lo parezca, pero soy muy salvaje.
—Perro que ladra no muerde.
—Estoy siendo honesto. Ugh.
Cuando el hombre se acercó para atraparlo, Mongryong escapó rápidamente. El hombre
comienza a perseguirlo. Mongryong parecía intentar escapar en el auto, pero de repente se
dio la vuelta y le lanzó una patada.
El hombre atrapa el pie que voló hacia él, como si fuera aburrido. Al mismo tiempo,
Mongryong levanta el otro pie en el aire y lo golpea en la cara. ¡Zaz! La cara del hombre se
volvió con el sonido.
Mongryong logra escaparse del sujeto, quien se tambaleó y cayó de rodillas. Tan pronto
como Mongryong aterriza en el suelo, corre hacia él. Y sin esperar a que se levante,
comienza a golpearlo en la cara con sus rodillas.
¡Zaz! ¡Zaz!
¡Pam!
Con ese sonido, el hombre cayó en el suelo. Luego se agarró la cara y comenzó a gemir.
Mongryong le preguntó si estaba bien.
—Oye, ¿por qué no escuchas a la gente? Lo siento.
El anciano lo miraba con los ojos entrecerrados. Los dos hombres que estaban a su lado, ya
se estaban preparando para pelear.
Mierda. Los dos son enormes.
Mongryong saltó sobre el capó del auto y se quedó parado. Cuando los dos hombres intentan
perseguirlo, los esperó y sacó algo de la parte de atrás de su cintura. Los hombres se
detienen. La cara del anciano también estaba endurecida.
Era una pistola.
Mongryong apuntó hacia el viejo. Pudo ver la boca del anciano alzándose.
—Vaya, eres muy recursivo.
—Te advertí que no me tocaras.
—¿Sabes cómo disparar eso?
—¿Quieres que lo intente? Si tienes mala suerte, tal vez podría darte en la cabeza.
La actitud pausada de Mongryong mantiene en vilo a los ojos del anciano. En ese momento,
uno de los hombres trató de escabullirse para protegerlo, pero Mongryong amenazó con
dispararle también.
—Será mejor que no te muevas. Podría atravesarlos a los dos con un solo disparo.
Lo dijo, pero la mano que sostiene la pistola está sudando. ¿Cómo se dispara esto? Esta no es
una pistola de gas. Solo jala el gatillo. Fue todo en lo que pensó.
Espero que Seok Jeha aparezca pronto y termine con esta situación. Tal vez debería llamar a
la policía.
En ese momento, decenas de hombres con trajes descienden desde las escaleras internas del
edificio. ¿Qué? La hora del almuerzo debe haber pasado, pero ¿ya salieron del trabajo? Me
gusta la compañía de gánsteres. Es un trabajo rápido.
¿Qué? Pero por qué vienen aquí y no salen del edificio. Supongo que notaron que algo
extraño estaba sucediendo con estos tipos. Vengan rápido. Vengan rápido y sálvenme. Seok
Jeha también estaba entre ellos.
La cara de Jeha lucía pálida. Mongryong le hizo señas con la mano y le dijo que se acercara
rápidamente. En ese momento Jeha se aproxima con urgencia y mira a Mongryong como si
quisiera matarlo.
—¡Tú, baja el arma!
Luego se inclinó profundamente ante el anciano.
—Bienvenido, presidente.
Cuando Mongryong escuchó eso, casi deja caer el arma. Docenas de hombres parados atrás
se acercaron y dijeron en coro, señor presidente. Los trillizos Baek también estaban entre
ellos.
Mongryong imitó el saludo. Pero notó que no pudo inclinarse lo suficientemente rápido,
pues estaba de pie con una pistola en una posición muy descuidada.
Mongryong volvió a guardar la pistola en el auto. La mirada del anciano todavía estaba fija
en él. Luego se sacudió e inclinó la cabeza.
—... Hola.
—Al parecer ya no luzco sospechoso.
—Lo siento. Debería habérselo dicho de antemano.
—¿Qué debiste decirme?
—Hola.
El presidente Seok parecía consternado. Mongryong se vio obligado a sonreír y agregó unas
palabras.
—No es de extrañar... que me pareciera conocido.
Las chispas surgen de los ojos del presidente Seok. Mongryong se echó a reír, luego cerró la
boca e inclinó la cabeza. Se sintió casi estrangulado por la sangrienta mirada del anciano.
¡Zaz!
En ese momento se escuchó un ruido. Mongryong se sorprendió y levantó la cabeza. La
cabeza de Jeha que estaba a un lado, volvía a su lugar. Su mejilla derecha estaba roja y lucía
adolorida.
Una mano se estampa nuevamente en su cara. El golpe fue más fuerte esta vez y Jeha
tropezó ligeramente. Pronto corrigió su postura e inclinó la cabeza.
—Lo siento.
—Bastardo. Como si no tuvieras nada que hacer, como te atreves a recoger a un perro
callejero.
¡Tch!
Luego chasquea la lengua y mira a Mongryong. Él lo mira con la cara avergonzada. Los
hombres que están detrás de Jeha no levantaron la cabeza a pesar de que sabían que no había
razón para que lo golpeara.
—Tú. En el futuro, sería mejor que no te aparezcas frente a mis ojos. Si te veo de nuevo, te
destruiré.
Mongryong cerró la boca con fuerza. Había cometido un error, así que no tenía nada que
decir. Pensó en pedirle disculpas, pero no creyó que las aceptara al ver su expresión.
El presidente Seok vuelve a chasquear la lengua y se dirige hacia su auto. Los hombres que
vinieron con él también lo siguieron.
Mongryong inclinó la cabeza hacia él.
—Adiós, padre.
Tuk.
Los pasos del presidente Seok se detuvieron. Se dio la vuelta y le preguntó qué acababa de
decir. Mongryong no pudo ocultar su vergüenza. ¿No debió despedirse?
—¿Por qué me llamas padre?
El presidente Seok que no se movió ni siquiera ante una pistola, parecía muy enojado ahora.
—No... eso no... Es el padre de Seok Jeha... es que yo...
Se detuvo ante de terminar su discurso. El viejo lucía tan furioso como Seok-ha. Era una
familia con fuertes genes de ira. ¿Entonces debo llamarlo papá?
Pudo ver la apretada mandíbula del presidente Seok. Mongryong cerró la boca, inclinó la
cabeza y se disculpó.
El anciano se da la vuelta y regresa a su auto. Mongryong se mordió el labio inferior.
Cuando levantó la cabeza, las mejillas enrojecidas de Jeha llegaron a sus ojos. De alguna
manera eso lo hizo sentir desdichado.

El sedán de Jeha corrió por la carretera. Los copos de nieve comenzaron a caer desde el
profundo cielo oscuro.
Mongryong echó un vistazo al perfil del hombre que conducía. Tenía la mejilla derecha
hinchada y su boca reventada.
Al estirar la mano para tocarlo, Jeha lo rechaza con violencia. Mongryong frunció el ceño
ante el dolor que sintió en el dorso de la mano.
—... ¿Estás loco?
—...
—Realmente no sabía que era tu padre. Su cara me pareció conocida... y la personalidad
también era similar... Se parecen mucho.
—Cállate.
—Te juro que no lo hice a propósito.
Jeha solo miró hacia adelante. En las cámaras de seguridad, se filmó la escena donde Lee
Mongryong le apuntaba con un arma al presidente Seok y en la compañía se armó un
escándalo. Cuando corrió y miró el video, la inesperada escena se desarrolló ante sus ojos.
Pensó en ocultarlo lo más que pudo. Pensó que tenía que ocultarlo a toda costa. Ni siquiera
en sus sueños se imaginó que lo descubrirían de una manera tan absurda.
En ese momento, la investigación sobre quién era Lee Mongryong, estaría en pleno apogeo.
Obviamente, todo el mundo se iba a enterar que él era el hermano de Lee Hyeyoung. Jeha se
mordió los labios. Tenía que encontrar una manera de protegerlo.
Luego en el coche... Tuk, Tuk, comenzó a escucharse un golpeteo. También una voz. Y muy
pronto comienzan a oírse las maldiciones.
Al mirar a un lado, Mongryong pone una oración budista en su teléfono celular. Luego mira
a Jeha y sonríe con una expresión de tristeza.
—Es bueno para que mantengas la calma.
Jeha suspiró un poco.
—Apaga eso. Soy cristiano.
Mongryong parecía muy sorprendido.
¿Cristiano? Al parecer, no tenemos nada en común. Dijo mentalmente, mientras apagaba los
cánticos budistas.
—Entonces ¿qué tipo de música quieres escuchar? ¿Te gustaría que encendiera la radio para
cambiar tu estado de ánimo?
Sin decir nada, Jeha simplemente apretó el volante y siguió conduciendo.
—¿O quieres que cante? Yo sé cantar un poco.
—...
—Seok-ha, lo siento mucho.
—...
—No puedo creer que haya gente que golpee a su hijo delante de tantas personas.
—...
—La próxima vez defiéndete. Debes demostrarle a tu padre que eres fuerte y tal vez no lo
vuelva a hacer.
La frente de Jeha se arrugó. Finalmente, detuvo el auto en el cruce, y miró a Mongryong. Él
evade su mirada y mira por la ventana.
—... Parece que va a nevar mucho.
Jeha suspira un poco y vuelve a mirar por la ventana. Los copos de nieve eran bastante
gruesos. Estos comienzan a caer contra la ventana del auto para luego derretirse rápidamente.
La nieve no se acumulaba correctamente porque el clima era más caluroso de lo normal. Los
copos de nieve que desparecen sin dejar rastro son similares a la relación de Lee Mongryong
conmigo, es por eso que me siento amargado.
La señal del semáforo ha cambiado, pero el auto no se movió. Mongryong miró a Jeha.
—Vámonos. La señal ha cambiado.
—Lee Mongryong.
—Vámonos.
—Me voy a casar.
Su mandíbula apretada parecía más rígida que cuando vio a su padre en el estacionamiento.
Jeha pisó el acelerador. El auto volvió a correr por la carretera.
—Lo sé.
Jeha estuvo a punto de pisar los frenos. Luego miró a Mongryong con una cara sorprendida.
Mongryong vuelve a mirar por la ventana.
—¿Lo sabías?
—En realidad, te escuché hablando con el fiscal en el hospital hace un rato.
Jeha aplica más fuerza a la mano que sostiene el volante. Su cabeza era un embrollo. Debería
haberse detenido frente al semáforo hace un momento, pero simplemente siguió de largo.
Jeha movió lentamente sus labios cerrados.
—¿Y qué has pensado?
—No me importa.
Le dijo que no le importaba con una cara casual. En el momento en que escuchó eso, Jeha
apretó los dientes con más fuerza.
—Y... ¿No has pensado en nosotros?
—Si una pareja sexual se casa, no tiene caso ponerse a llorar.
Cuando Lee Mongryong le pidió ser su pareja sexual anoche de forma tan desafortunada, se
había sentido resentido por no poder responderle correctamente. Jeha tenía la cara un poco
vacía.
—Qué bueno es ser tan cool.
Ahora, la voz con la que Mongryong había dicho que lo sabía, cambió sutilmente y dijo con
tranquilidad.
—No tengo intención de cruzar la línea que dibujaste. Nunca pensé en tener una relación
profunda contigo. En su lugar, por favor... arregla todo antes del matrimonio.
Le pidió que arreglara todo. Tan pronto como escuchó eso, sintió como el dolor en su pecho
se extendía. Cuando no hubo respuesta de parte de Jeha, Mongryong se rio alegremente,
mientras lo miraba.
—Hagámoslo bien hasta entonces. Sigamos siendo parejas sexuales o lo que sea.
Después del final de su discurso, Mongryong aparta su mirada nuevamente. Los copos de
nieve estaban cayendo con más fuerza. La nieve blanca caía sobre las cabezas de la gente
ocupada.
Jeha suspiró un poco menos de lo que miró a Mongryong, y luego giró la cabeza. Un tendón
azul brotó en la mano que sostenía el volante, y la bola en su cuello se movió sin descanso.
¿De verdad estás bien? ¿Estaría realmente bien que todo terminara así? ¿Estás cansado de
mí? O tal vez... ¿Hay otro hombre en tu mente?
Las palabras que quería decir y preguntar, se quedaron atrapadas en su garganta. Eran las
únicas palabras que no podría borrar después de decirlas.
El silencio pasó y Mongryong volvió a abrir la boca esta vez.
—De todos modos, muchas gracias.
—...
—Yo estaba un poco preocupado... Eso significa que pensaste en mí por primera vez.
Jeha dejó de respirar. El aire en el auto era pesado, por lo que sintió como si estuviera
muriéndose de asfixia. Unas bolas de fuego caliente seguían moviéndose, al interior de su
cuerpo.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 2 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 2

Mongryong estaba de pie junto a la ventana de la sala que estaba un poco iluminada,
mirando hacia afuera. Su cara estaba humedecida porque acababa de salir del baño.
Observaba como la nieve caía frente a la ventana. Cuando la noche llegó y la temperatura
bajó, todo el paisaje rápidamente se vistió de blanco.
De repente, eso le hizo recordar las épocas de invierno que pasó en el templo. En la sala de
ondol, los niños solían reunirse para comer papas calientes.
Se quedó pensando en eso por un rato, pero en ese momento Jeha salió del baño. Él se estaba
secando el cabello con una toalla después de bañarse y llevaba una bata puesta.
Cuando termina de secarse, Jeha tira la toalla a un lado y se acerca a Mongryong.
—¿Por qué estás aquí parado?
—Está nevando mucho. Mañana tengo que salir temprano para ir al hospital a visitar a mi
hermana.
—Yo te llevaré.
—De acuerdo. Pero el metro es mucho mejor en un día como este. ¿Te gustaría que lo
tomáramos juntos?
—Creo que me quedaría atrapado en el metro y moriría.
Es cierto. Mongryong vuelve a mirar por la ventana. En Seúl hay muchos edificios, y la
nieve se acumula bastante, así que se ríe mientras le dice que todo se ve bastante bien.
Odio que le guste mirar la nieve que cae. Siempre he odiado que sus ojos negros se
concentren en algo que no sea yo.
Jeha agarró la cabeza de Mongryong y la giró. Se adueñó de sus labios sin darle tiempo de
preguntar la razón. Mongryong se apoyó contra la ventana mientras él lo empujaba hacia
atrás. Al abrir un poco la boca para facilitarle el beso, Jeha empujó su lengua adentro.
Las dos lenguas húmedas se frotaron. Luego puso la mano dentro de la camisa de
Mongryong. Después de acariciar la suave textura de su piel, colocó la mano detrás de sus
pantalones y agarró su apretado trasero.
Mongryong le empujó el hombro. Los labios que se frotaban se apartaron. Respiró hondo y
miró a Jeha.
—¿Quieres hacerlo?
—Sí.
—Entonces vamos al dormitorio. Cualquiera puede vernos desde aquí.
—No pueden vernos.
Mongryong lo miró con una cara ligeramente sorprendida. ¿De verdad?
—No nos pueden ver desde afuera. Así que hagámoslo aquí.
Mongryong intenta decir algo otra vez, pero permanece en la misma posición frente a la
ventana de cristal. La figura de Jeha y la suya se reflejan al mismo tiempo.
Jeha le quitó la camisa. Esta cayó al suelo para revelar su cuerpo desnudo. En esa posición,
unió su cuerpo estrechamente a su espalda y le besó la nuca.
Cuando Mongryong intenta mirar hacia atrás, Jeha le mete la mano en los pantalones y le
aprieta las caderas.
Mongryong se lame los labios mientras se mira reflejado en la ventana de cristal. Jeha saca la
lengua y le lame la nuca. Luego se acercó al lóbulo de su oreja y lo mordió un poco.
Mongryong se empapó los labios con la lengua, luego extendió la mano hacia atrás y le
acarició el cuerpo. Jeha le sostuvo la mano con la otra y entrelazó sus dedos.
Al liberar el lóbulo de la oreja que aprisionaba con su boca, notó que estaba enrojecido.
Luego bajó hacia su cuello nuevamente y le chupó los hombros. El sonido de su aliento se
vuelve un poco áspero. Cuando Jeha abrió la boca y mordió su carne, Mongryong soltó un
gemido: Ah.
—... Duele.
Jeha le chupó fuertemente el área donde rápidamente comenzaron a formarse marcas rojas.
Sin detenerse allí, la lame, la chupa y la muerde de nuevo, de una manera más dolorosa que
antes.
Mongryong le dice que le duele otra vez, pero él parece no escucharlo.
Jeha levanta ligeramente la cabeza que tenía enterrada en el cuello. A través de la ventana, se
encuentra con los ojos de Mongryong. Mira fijamente sus ojos lujuriosos. Pero este ya no
repite que le duele, sino que solo cierra los ojos inundado de placer.
Jeha le miró la cara. Lo siente un poco alejado. Tiene la sensación de que sus sentimientos
están siendo completamente ignorados.
Parece que tiene la culpa... sobre un tema del que no puede hacer nada de todos modos.
Pero, aunque lo sabe, su codicia sigue aumentando. Lee Mongryong sigue manteniendo una
distancia adecuada, pero en cambio, él se siente resentido y desea poseerlo por completo. Y
al mismo tiempo, teme que pueda salir lastimado.
Era correcto que se diera por vencido, pero su cuerpo no obedece a su cabeza.
Sus emociones se enredan de una manera compleja, haciendo que se deje dominar por ellas.
Jeha apartó los labios y empujó a Mongryong hacia la ventana. Se abre la bata y el pene que
ya estaba erecto, rebota hacia arriba.
Luego le baja los pantalones y la ropa interior, y le frota el pene con fuerza. Su mente, al
igual que el exterior que veía por la ventana, se tiñó de blanco.

Mongryong suspiró mientras miraba los autos alineados al frente. Se inclinó hacia la ventana
y miró a Doosan que estaba sentando en el asiento del conductor, luego se sentó en su
puesto, y volvió a mirar a Jeha que estaba leyendo el periódico.
Le dijo que iba a tomar el metro en lugar de viajar en el auto, pero había estado nevando
durante unos días y, además ya era hora de que fuera a trabajar, pero el camino estaba
bloqueado. Miró por la ventana y suspiró un poco.
—Quiero salir. Detén el auto.
—Puedes bajarte en la estación del metro si quieres.
—¿Después de sufrir todo eso?
Mongryong tuvo la mala experiencia de viajar en el metro hace unos días y estuvo a punto de
morir como le había dicho Jeha. Sería bueno tener una motocicleta en este momento. Tengo
que ir a ver a Seunghyun.
Cuando el automóvil sigue sin signos de moverse, le pide a Doosan que se detenga en
cualquier estación cercana. Doosan echó un rápido vistazo por el espejo retrovisor. Jeha
sigue mirando el periódico.
—Solo detente.
—Espera. Vamos a llevarte.
—Soy su cuidador, por eso estoy muy preocupado por algo. No sabes lo que es eso. ¿Acaso
podrías ayudar a tu hermana mayor a darse un baño?
Jeha dobla el periódico, lo coloca a un lado y gira la cabeza hacia ese lado. La mirada terca
en su rostro es poderosa.
No era suficiente con hablar con ella todas las noches, así que tan pronto como se despertaba
por la mañana, volvían a hablar. ¿Estás bien? ¿Comiste bien? Después le decía que iría
rápido e intercambiaban historias por un tiempo. No sabía que tanto tenían que decirse, si la
veía y hablaba con ella a diario.
—Mi hermana es un poco nerviosa. No puede dormir sola en un lugar extraño.
Se contuvo de preguntarle si esa era la razón por la que se había escapado con un hombre
casado. En su lugar, Jeha le preguntó lo que estaba en su mente.
—Quieres decir... ¿Quieres decir que has dormido con ella?
—¿Y qué tiene de malo? Somos hermanos.
—¿Estás loco?
—¿Por qué?
—¿Crees que eso es normal?
—¿Y por qué no?
Ah. Una risa se dibujó en la boca de Jeha. Puede que los dos no sean hermanos. No, aunque
fuera su hermana real, tiene sentido decir que los hombres y las mujeres no deben dormir
juntos.
—Jefe Baek, ¿qué opinas al respecto?
La bola de fuego finalmente cayó en el lugar equivocado.
—¿Qué quiere que le diga? —preguntó Doosan mientras sostenía el volante.
—¿Qué opinas de eso? Quiero decir, de que Lee Mongryong duerma casualmente con su
hermana mayor.
Doosan vaciló un poco y respondió:
—Particularmente en este caso... tal vez no sea un problema.
Santo cielo. Jeha le disparó a Doosan en la espalda con una mirada amarga. Doosan era
confiable y rápido para entender, pero a veces no era flexible. Si hubiera sido con otro
hombre, habría dicho que Mongryong estaba equivocado en esa situación.
Doosan trató de cambiar apresuradamente lo que había dicho.
—No, hyung-nim. No es lo que piensa.
—Cállate la boca.
Doosan mantuvo la boca cerrada y miró al frente mientras Jeha maldecía. Mongryong,
sentado a su lado apartó la vista de la ventanilla del auto y se rio de él.
Su rostro distorsionado lucía aterrador. Y el auto, que estuvo parado por mucho tiempo,
comenzó a moverse poco a poco.

Mongryong se sentó junto a Hyeyoung y le tocó la mano.


Jeha dejó a Mongryong frente al hospital y se marchó. Le dijo que no era bueno que ella los
viera juntos. De todos modos, pensaba que también era culpable de la lesión de Hyeyoung.
Después de que la enfermera dijo que tenía que salir un rato, esta salió de la habitación.
Cuando Hyeyoung vio que la puerta estaba cerrada, le habló a Mongryong.
—Ya sabes, Mongryong. Tengo una pregunta...
Él miró a su hermana mayor. Más o menos adivinaba lo que le iba a decir. Fue sorprendente
que se despertara y nunca le preguntara. Mongryong asintió y dijo:
—Quieres saber... ¿Dónde está él?
Mongryong cerró la boca. Ya sabía que Hyeyoung y él, habían conocido a Cho en el templo
cuando eran más jóvenes. Mongryong no lo recordaba porque era muy pequeño, pero
Hyeyoung solía seguirlo todo el tiempo. Incluso confiaba en él como si fuera un hermano,
pero después de unos meses él fue trasladado a otro lugar.
—Él volvió con su familia.
Tan pronto como las palabras salieron de la boca de Mongryong, los ojos de Hyeyoung se
volvieron un poco borrosos, y pronto una sombra se proyectó en su rostro. Al verla tan triste,
Mongryong se sintió muy mal.
—Olvídalo. Él está casado.
Hyeyoung sonríe como si lo supiera. Su sonrisa era tan grande que Mongryong se preocupó
un poco por eso. Desearía poder darle una excusa. Pero Hyeyoung solo se concentró en mirar
las sábanas y no dijo nada.
—Volvió con su esposa. Supongo que ella lo perdonó y aceptó sus disculpas. Entonces
hermana... no pienses más en él.
Hyeyoung comenzó a murmurar. Finalmente, todo había acabado. La tristeza vino a su voz.
Mongryong soltó un largo suspiro.
—Limpia tu mente y trata de mejorarte.
—...
—Noona.
Hyeyoung que tenía la boca apretada, asintió y sonrió levemente de nuevo. Luego le
preguntó por las facturas del hospital. Cuando la escucha se sorprende al ver a su hermana
preocupándose por los gastos de hospital. Más que preocuparse por sanar su corazón roto,
tenía que empezar a preocuparse por el dinero, así era la vida real.
—La enfermera dijo... ya el joven pagó... ¿Te ha ayudado el fiscal Seok?
Mongryong dudó en contarle sobre Jeha, así que rápidamente dijo que sí.
—Lo hice yo mismo. No te preocupes por eso.
Hyeyoung se rio sin dudarlo. A pesar de que estaba sonriendo, parece que solo disimulaba su
tristeza.
—Mi Mongryong es tan grande ahora. Ahora siento que eres un verdadero adulto.
Aunque siempre has sido más maduro que yo. Lo dice y sonríe de nuevo. En realidad,
siempre había sido mucho más audaz que ella. Al ver la cara de Hyeyoung, Mongryong
evade su mirada.
Había pensado en recriminarle por haber hecho algo tan tonto cuando la encontrara. Pero
ahora que la veía, no pudo decirle nada, pues ella parecía estar a punto de llorar.
Era difícil ver su cara de esa manera, por eso se puso de pie diciendo que tenía que tomar
agua. Cuando intentó salir, la puerta se abrió y apareció alguien.
La mujer del abrigo de visón, llevaba algunos accesorios elegantes, junto a un hombre que
parecía ser su secretario. Cuando se levantó de la silla, miró a Mongryong y a Hyeyoung,
que estaba sentada en la cama. Ella hizo una mueca despectiva y habló:
—Ja. ¿De verdad? ¿Estás viva?
Mongryong frunció el ceño. Hyeyoung también parecía sorprendida. Las manos blancas y
sin sangre que apretaban las sábanas temblaban. Mongryong la miró más de cerca. Era a
todas luces, una persona desconocida para ellos. Por eso le hizo la pregunta más lógica.
—¿Quién es usted?
—¿Quién crees que soy?
Sarah entró en la habitación. Sus pasos sonaron en el suelo, representando los latidos de un
corazón.
Mongryong se adelantó y la detuvo. Cuando se enfrentan, su voluptuosa boca se eleva. Sus
agudos ojos se fijaron en el cabello de Mongryong.
—¿Eres tú? Ah, eres el cachorrito que Jeha está criando en estos días.
Sus ojos miran a Mongryong de pies a cabeza esta vez. Y luego chasqueó la lengua. En sus
ojos, el desagrado era evidente.
—Mírate. Seok Jeha debe estar loco. ¿De dónde te ha sacado?
Luego mira al hombre que está parado detrás, y le pregunta si opina lo mismo. El hombre
solo sonríe tirando ligeramente de su boca. Parece que está de acuerdo.
Mongryong suspiró un poco y estuvo a punto de decirle que se detuviera.
—Oye, ¿puedes apartarte del camino? Tu hermana y yo tenemos algo de qué hablar.
Sarah dio un paso adelante y empujó el pecho de Mongryong con la punta de los dedos. Los
ojos de Mongryong enloquecieron. Hyeyoung desde atrás gritaba preguntando qué era lo que
estaba sucediendo.
Sarah miró a Hyeyoung y a Mongryong alternativamente, y rio como si se burlara de ellos.
Una vez más, empuja a Mongryong con la punta de los dedos, pero esta vez, él le agarró la
mano y se la dobló a un lado.
Ella gritó como si estuviera llorando y el hombre que estaba atrás se adelantó. Mongryong le
giró la mano y lo miró a él.
—Señor, no se acerque. Voy a tirar a esta perra a la basura.
El hombre lo mira consternado.
—Ah. ¡Oye! ¡No puedes hacer eso! ¡Suéltame, maldito loco!
—No puedo dejarte ir, perra loca.
Al escuchar la palabra loca, los ojos de Sarah se agrandaron. Se sintió afiebrada de repente y
su nuca se puso roja. El hombre se acercó y sostuvo los hombros de Mongryong con firmeza.
—Suéltela.
—¡Mongryong! ¡Detente!
Mongryong mira a Hyeyoung, luego ve al hombre parado junto a él y lentamente movió su
mirada hacia Sarah al frente. Ella todavía seguía gritándole que la dejara ir.
—¡Maldito, me las pagarás!
En el momento en que Mongryong soltó su mano, Sarah estiró el brazo y lo agarró por el
cabello. Los que estaban en la habitación, no pudieron ocultar su vergüenza al ver esa
escena.
—¡Ah, te mataré!
—¡Oh, mierda!
Mongryong también extendió la mano, agarró el cabello de Sarah y comenzó a tirar de él.
Sarah gritó como si estuviera a punto de morir. El secretario intentó separarlos, pero ellos
dos permanecieron enredados, como dos perros que luchaban en la arena.
Hyeyoung tuvo que llamar a la enfermera presionando el botón de emergencia con una cara
perpleja.

En una habitación cerrada a un lado de un restaurante japonés, un hombre con cabello gris
estaba sentado frente a Jeha, mientras bebían. El hombre era un político de apellido Ahn y,
aunque a primera vista causaba buena impresión, sus ojos estaban llenos de ambición.
Mientras bebían, los dos conversaban, hasta que la puerta se abrió y Doosan puso algo sobre
la mesa. Era una caja envuelta en tela dorada y fue colocada justo al lado de Jeha.
El Senador Ahn miró la caja con el vaso en la boca. Después de recibir la caja, Jeha la
empujó cuidadosamente hacia él. El Senador levantó una de sus cejas y lo miró.
—¿Qué es esto?
—No es la gran cosa, pero por favor acéptelo.
Ahn dijo que ya no era miembro del congreso y lo rechazó.
—Este hombre. ¿En qué clase de mundo vivimos en estos días? Esto es un gran problema.
Jeha vuelve a empujar la caja hacia él.
—Esto no significa nada.
—¿Qué?
—Escuché que sus nietos nacieron hace unos días.
Al escuchar la palabra nieto, la boca de Ahn se enfría.
—Mi nuera dio a luz gemelos.
—Sí, sé que es tarde, pero felicidades. Por eso le entrego esto, así que no se preocupe por
nada.
El conflicto surgió en la cara del Senador Ahn, pero no duró mucho tiempo. Como era un
regalo en ese sentido, quitó la tela para ver que había adentro. Era una caja marrón muy
normal. Cuando levanta la tapa, los ojos de Ahn se abren sin poder ocultar su sorpresa. Su
risa se desvaneció. Era un sapo dorado del tamaño de un puño adulto.
—Ugh, como es posible. Darme algo como esto.
—Le pondré el resto en el auto.
Al escuchar la palabra “resto”, los ojos del Senador Ahn se abrieron un poco más que antes.
No podía creer que hubiera más de esas cosas.
—No creo que dos sean demasiados. Le preparé otros más para los nietos que nazcan en el
futuro.
—No, eso sería raro, jaja.
—También les adjunté una pintura.
—¿Una pintura?
—Fue difícil encontrarla, así que espero que esté satisfecho con eso.
Jeha le hizo un gesto con la cabeza a Doosan. Este se inclinó hasta la mitad, abrió la puerta y
salió de la habitación. Fue para llevar el resto al auto. El senador Ahn no pudo evitar reírse.
—Uh, de hecho. No sé si puedo aceptar esto.
—Sucedió lo mismo con la construcción del complejo, y hubiera sido difícil sin la ayuda de
un legislador construir un campo de golf.
—¿Dónde está mi virtud? Todos ustedes son tan generosos.
—No. De nada.
—Me vi obligado a hacerlo porque no pude poner de mi lado al Senador Kim, pero al final lo
logré... También estoy satisfecho por eso. Creo que puedo morir ahora sin hacer mucho
ruido.
—Tomaré medidas para asegurarnos de no tener tropiezos en el futuro.
—Ese anciano estaba haciendo todo lo posible por poner en nuestra contra al grupo
ambientalista, pero afortunadamente pude detenerlo.
—Lo siento.
—Ignóralo. No es más que un anciano degenerado. Sería mejor que no pretendiera ser un
santo. Es tan obsceno, así que no estoy seguro de lo que está pensando.
—Salúdeme al Señor Kim. Creo que lo ofendí el otro día.
—¿El otro día?
—Sí, ocurrió un incidente.
Él sonrió y dijo que Ahn que lo entendería. Jeha llenó su vaso. El licor amarillento
parpadeaba en el vaso.
Afortunadamente o no, el Senador Kim no le volvió a preguntar por el paradero de
Mongryong. No sabía si las amenazas coercitivas funcionaron o si había otras personas
involucradas.
El lado del presidente Seok también estaba inquieto. En el camino, se sintió preocupado y
contactó a Lee Mongryong, pero él no le respondió. No tuvo ánimos para decirle a Ho que
fuera a verlo.
Intentó esconder la inquietud de su corazón y se bebió todo el contenido del vaso de
inmediato.
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NT1: Jeonbokjuk: es una variedad de juk () o gachas coreanas hechas con abulón y arroz
blanco. El abulón se considera un ingrediente de alta calidad en la cocina coreana y a
menudo se ofrecía como regalo al rey de Corea.
NT2: El señor Kim está molesto con Mongryong porque: En la mesa coreana existe cierto
protocolo en donde la persona de mayor edad es la que encabeza la mesa, se sienta y
comienza a comer primero. Antes de empezar cada comida se debe agradecer por los
alimentos con un (Chal mokesubnida) que significa «Comeré bien».
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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 3 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 3

Sus ojos se movieron de derecha a izquierda. Esto se debe a que Lee Mongryong y Seok
Sarah, que estaban sentados en el sofá de su sala, se miraban el uno al otro.
Jeha suspiró un poco. Le ordenó a Ho que fuera al hospital, pero después de mucho tiempo
de no recibir información de su parte, él lo llamó avergonzado. Le contó que Lee Mongryong
y Seok Sarah se habían agarrado a golpes.
La gente del hospital corría como loca e incluso Ho que había llegado un poco tarde, se
apresuró a separarlos, pero todo fue en vano. Sabía que tenía que hacer algo para solucionar
el problema, por eso no tuvo más opción que traerlos a casa. Fue bastante sorprendente que
Sarah lo siguiera sin oponerse.
—¿De dónde sacaste a este perro callejero? ¿Salvaste a Lee Hyeyoung? ¿Le ocultaste la
verdad a nuestro padre? Debes estar completamente loco.
—¿Por qué fuiste al hospital?
—¿Qué por qué fui? ¡Está viva y no voy a fingir que no lo sé!
Jeha tenía una cara molesta y movió sus ojos hasta Mongryong. Tenía marcas rojas en su
cuello y mejillas. Parece haber sido arañado por Sarah. No podía golpearla por su condición
de mujer, por eso pensó que debía ser paciente.
—Jefe Baek. Por favor lleve a mi hermana a su casa.
—Si sigues con tus mentiras, le diré todo a mi padre.
Los ojos de Jeha se volvieron feroces. Sarah se asustó un poco, pero eso no significaba que
iba a rendirse.
—Mi padre probablemente ya lo sabe.
—No lo sabe. Él cree que está muerta. No puedes engañarlo para siempre, pero por el
momento, es mejor que no lo sepa.
—¿Por qué estás tan segura?
—Le pregunté al secretario Kim. Honestamente, espero que tampoco llegue a los oídos de
Cho. Pero ¿qué importa que se enteren? De todos modos, ella morirá.
Mongryong miró a Sarah con una cara de sorpresa. Entonces ¿todos creen que mi hermana
está muerta? ¿Cómo así que va a morir de todos modos? ¿La van a matar después?
Sarah, que sintió su mirada inquisitiva, le dijo con frialdad.
—¿Qué? ¿No te gusta que hablemos de tu hermana?
—Entonces ¿eso significa que no la vas a dejar en paz?
—¿No eres un chucho muy estúpido? Te daré un plazo de una semana. Lárguense a un lugar
más tranquilo. Donde nadie pueda encontrarlos. De lo contrario, tú y tu hermana morirán
como las ratas que son.
—Cállate.
Sarah se rio ante la voz enojada de Jeha.
—¿Por qué? ¿No es eso lo que acostumbramos a hacer?
Jeha aprieta los dientes y la mira con furia. Cuando Sarah se encogió de hombros,
Mongryong intervino.
—Oye, tú. Te lo advierto, ni siquiera lo pienses. Si le hacen algo a mi hermana, no se los
perdonaré.
—Oh, mira quién lo dice. ¿Acaso no tienes sentido de la realidad? ¿Qué crees que puedes
hacernos?
En la boca de Mongryong se dibuja una sonrisa divertida.
—Si crees que no puedo hacerles nada, intenta lastimarla. Si algo le pasa, haré que tú, Seok
Jeha e incluso tu padre, paguen por todo.
Mongryong la miraba a los ojos fijamente hasta hacerla tambalear. Luego se volvió y al
mirar a Jeha, se sintió morir. Él también la miraba como si quisiera matarla. Jeha le hizo una
advertencia con una mirada sangrienta. Sarah los miró a los dos y se estremeció con una
expresión divertida.
—Mírate, parece que también quieres matarme. ¿No crees que los dos son un estorbo?
—Cállate.
—¿Por qué andas con un tipo como este? No es una mujer y, además, siempre he pensado
que no tienes corazón. Entonces ¿qué sentido tiene?
—Te dije que te calles.
Mientras Jeha le insiste que se calle con frialdad, Sarah se muerde los labios. Parecía cansada
y giró la cabeza para alejarse.
Jeha miró a Mongryong esta vez. Todavía seguía pensativo. Se apartó de esa mirada y llamó
a Doosan que estaba de pie junto a la entrada.
—Llama al secretario Yoon.
Sarah trató de decir algo más, pero Jeha entró a su habitación con una expresión de frialdad.
—Vamos, señora.
Haa. Sarah se echó a reír y miró hacia el lugar donde Jeha desapareció. En ese momento,
Mongryong se acercó a ella, le dijo que tuviera cuidado haciendo gestos con su boca y luego
siguió a Jeha.
Sarah se enoja y trata de atrapar otra vez la cabeza de Mongryong, pero Doosan la saca de la
sala y la calma.

Cuando la puerta se abrió, Mongryong lo siguió. Jeha que vertió vino en un vaso que estaba
en la mesa, dijo fríamente sin prestarle mucha atención.
—Todos los días tienes un accidente. Mi padre ayer, mi hermana hoy. ¿Con quién te vas a
pelear mañana?
—Tu hermana fue quien me agarró el cabello primero.
—Pudiste haberlo evitado.
—Entonces debí dejar que se metiera con mi hermana. ¿Me estás diciendo que debí
quedarme mirando mientras la agredía?
¡Pam!
Un gran puño golpeó la mesa. Jeha miró a Mongryong con furia.
—¡Hermana, hermana, hermana, joder! ¡No puedes vivir sin tu hermana!
—Es la única familia que me queda.
—Pareces muy confiado de que sea tu verdadera hermana.
Ante su tono sarcástico, la expresión de Mongryong se endurece. Jeha sostuvo la copa en su
mano y se volvió hacia él.
—Si es tu hermana, entonces ¿por qué te hiciste pruebas genéticas para verificarlo?
Los ojos de Mongryong se abrieron en un instante y sus labios se tensaron. Las puntas de sus
dedos temblaron ligeramente.
—¿Puedes decírmelo? ¿Si te digo cuando lo hiciste, lo recordarías?
—¡Como te atreves a investigar los antecedentes de otra persona a sus espaldas!
Mongryong, que perdió su paciencia, gritó con rabia. Su cara se puso roja como si hubiera
corrido una maratón.
Jeha se apoya contra la ventana y se toma un trago. Después de tomar unos sorbos, volvió a
colocar el vaso sobre la mesa. Cuando observa la mirada del enfurecido Mongryong, se
siente sucio.
No hace mucho, Doosan le había contado una historia. Le dijo que hace unos años, una
empresa privada le había hecho una prueba genética a Mongryong. La compañía desapareció
y los resultados eran desconocidos, pero Lee Mongryong debería saberlo. El resultado de sus
exámenes.
—¿Entonces? ¿Es realmente tu hermana?
—Sí.
Al ver que Mongryong respondía con confianza, Jeha sonrió amargamente.
—Me pregunto si me estás diciendo la verdad.
—No importan lo que digan los demás... Mi hermana tiene razón.
—Pero resulta, que no se parecen en nada.
—Deja de hablar, maldito loco.
—Quizás... ¿Me gustas?
—No seas tonto.
—Sí, es mejor que sigas siendo mi perro. De lo contrario, mataré a esa chica primero.
Toc, Toc.
Después de escuchar el golpe, Doosan entró. Cuando notó el aire frío en la habitación, se
detuvo inmediatamente y caminó hasta donde estaba Jeha. Miró a Mongryong y luego le
susurró algo al oído de su jefe.
Mongryong los miró a los dos, luego cerró la puerta y se fue.

El señor Kim observó a Mongryong con una cara patética. Lo mira mientras saca un bocado
de arroz con una cuchara y lo empuja en su boca. Era divertido verlo porque parecía una
ardilla mordiendo una bellota.
—¿Dónde has estado encerrado? No paras de comer y comer, como si hubieras pasado
mucha hambre.
Mongryong mastica y traga el arroz en su boca y luego toma agua de un vaso que tiene a su
lado.
—No he podido comer bien debido a todas las cosas locas que han pasado.
—¿Cosas locas? Huh. ¿Hay cosas más locas que tú?
Mongryong intentó no comer más y miró al señor Kim.
—Granuja. ¿Cómo te atreves a abrirle los ojos a un adulto? Que grosero eres.
Cuando el señor Kim levanta su cuchara y trata de golpearle la frente, Mongryong le dice:
—Ni siquiera toco a mi perro cuando como.
—Para. ¿Por qué me molestas siempre que estoy comiendo?
La esposa de Kim entró con una olla grande. La puso en el centro de la mesa. Dentro de la
olla, había una suave y blanda sopa blanca llamada Jeonbokjuk. Kim la miró y chasqueó la
lengua.
—Dios mío, qué desperdicio. Para alimentar a un bastardo como este no debiste matar a las
gallinas, maldición.
—Oh, por favor.
La esposa del señor Kim que miró a su esposo con los ojos entrecerrados, rasgó una pata de
pollo y la puso en un plato. Además de eso, vertió un poco de Jeonbokjuk en una taza y le
ofreció todo a Mongryong. Luego al mirar su cara de cerca, parecía preocupada.
—Nunca había visto tu cara tan delgada.
Mongryong se rio ligeramente. Había mucha ternura en sus palabras. Si tuviera una madre,
se preguntaba si sería como ella. Quizás lo hizo porque sabía que no lo era.
—¿El Director Seok sabe que estás aquí?
Mongryong asintió ante la pregunta de Kim. Una vez que salió de la casa, no tenía un lugar a
donde regresar, así que comenzó a caminar a ciegas.
Luego, encontró a Ho en el patio haciendo ejercicio y le pidió que lo trajera a la granja. Él se
molestó un poco, pero a pesar de eso le agradeció que lo hubiera traído.
El señor Kim se sorprendió ante su repentina visita. Mongryong le dijo que había venido
porque ya lo habían invitado a comer, y que solo había llegado un poco antes.
Cuando Mongryong intentaba darle un mordisco a la pierna de pollo, se encontró con los
ojos del señor Kim, quien lo miraba fijamente.
—¿Qué?
—Desvergonzado. Comes primero que un adulto y ni siquiera das las gracias.
—Come bien. Ya está.
—Este hijo de perra, ya sé que no tienes padres. Tal vez por eso no sabes hacerlo bien.
—Oye, sé cómo hacerlo. Simplemente me duele la boca.
Y es cierto que no tenía ni mamá, ni papá de todos modos. Mongryong levantó casualmente
una pata de pollo y la mordió, y el señor Kim chasqueó la lengua.
—Maldito niño. Cuando vengas en el año nuevo lunar, solo te daré Jeonbokjuk, no te dejaré
comer pollo.
Mongryong se comió el pollo, ignorando al señor Kim. También se tragó dos bolas de arroz
llenas de carne. Mientras lo miraba comer, Kim chasqueaba la lengua y seguía fastidiándolo
para que tomara agua, aunque no quisiera.
La esposa de Kim se rio silenciosamente de su marido. Cuando Mongryong llegó, notó que
él lo había estado esperando en secreto. Y ahora, después de que regresó, se preocupaba de
que se alimentara correctamente.
Katok. El teléfono celular que puso en el suelo, sonó. Mongryong se limpió bruscamente las
manos con una servilleta y revisó el mensaje. Era de Seunghyun. El texto decía: “¿Dónde
estás?”. Después de responderle, tomó otra pata de pollo.
Su boca se movía mientras comía, pero su mente seguía invadida con pensamientos
problemáticos. Tenía que trasladar a su hermana a otro hospital lo antes posible. No había
garantía de que la hermana de Seok Jeha nunca regresara.
Ella tenía el cuerpo debilitado debido a la cirugía, pero no quería que se sintiera estresada.
Lo correcto sería ir al templo de los monjes en Nanwon o ir a cualquier lugar tan pronto
como estuviera mejor.
A cualquier lugar, donde Seok Jeha no pueda encontrarme.
Ante ese pensamiento, Mongryong hizo una pausa. ¿Por qué pensaste que Seok Jeha te
seguiría si huías? Fue una idea tan patética que se echó a reír, aunque no era para nada
divertida.

Mongryong miró la ropa que sostenía en la mano. Era tarde en la noche, así que cuando
escuchó al Señor Kim decirle que se fuera a la cama, al principio se negó con un gesto
despectivo. Pero como el día estaba frío, no pudo evitar quedarse porque había tomado caldo
caliente y eso hizo que su cuerpo se relajara y sus párpados se cerraran.
Estaba a punto de entrar en la habitación pensando en regresar al hospital temprano por la
mañana. Cuando en ese momento, la esposa del señor Kim se le acercó y le entregó algo de
ropa para cambiarse.
—No estoy segura de que te quede bien. Si sientes frío, puedes subir la temperatura de la
calefacción.
—Sí, está bien.
—Dime si necesitas algo.
—Sí.
Ella asintió y sonrió. Le dijo que descansara y luego se dio la vuelta.
—Buenas noches.
Cuando se detuvo, se volvió. Mongryong se siente avergonzado y mira hacia abajo. Ella
sonríe más que nunca. Le dijo que iba a dormir muy bien y luego se volvió hacia el
dormitorio.
Después de que Mongryong entró en la habitación y se cambió de ropa, se tumbó en la cama.
La habitación en la que había estado unos días atrás, seguía igual.
Aunque no tenía dueño, se sentía como la habitación de alguien. Era fácil notarlo ya que la
pareja limpiaba la habitación todos los días, porque no querían admitir que ya no tenían un
hijo.
El piso era cálido, sin importar cuanto tiempo estuviera encendida la calefacción. Cuando
volvió la cabeza a un lado, la imagen en el escritorio apareció ante sus ojos. Era el hijo del
señor Kim, el dueño de esa habitación.
En la foto tenía unos 15 años, pero parecía ser un buen chico con esos anteojos que llevaba
puestos. La brillante sonrisa era bastante impresionante. Incluso de un vistazo, se notaba que
había crecido lleno de amor. Según Ho, era un chico muy estudioso y su personalidad era
intachable, por lo que el señor Kim, se sintió destrozado cuando murió.
Era sabido que la esposa de Kim era una mujer con el cuerpo muy débil, por lo que no pudo
tener más hijos. Por eso se preguntaba si su cónyuge se sentiría abrumado por la
desaparición de un hijo tan especial. Mongryong suspiró inconscientemente y movió su
mirada hacia arriba.
Sobre el escritorio, vio varios álbumes pequeños. El dueño de la habitación parecía haberlos
usado. De repente, se levantó y se acercó al escritorio. Miró hacia abajo por un momento y le
pidió permiso al joven que aparecía en el portarretrato.
—¿Puedo verlos?
El personaje principal de la foto seguía sonriendo. Mongryong asintió con la cabeza. Ok, está
bien.
Extendió su mano hacia arriba y sacó el primero. Al parecer era un álbum del tamaño de su
palma, donde solo cabía una foto por hoja. Cuando pasó la primera página, vio la foto de un
cachorro. En la siguiente, encontró una flor silvestre común.
—¿Qué es esto?
No había fotos de personas, solo de animales y de flores. Tu hobby era realmente interesante.
Cerró el álbum sin verlo completo. Tac. Fue cuando Mongryong intentó tomar el siguiente
álbum con las yemas de sus dedos.
Algo había salido del lugar de donde sacó el álbum. Lo agarró con la punta de los dedos. Era
un sobre pequeño. ¿Qué es esto, una carta de amor? No había nada escrito en el sobre y
estaba un poco descolorido.
Mongryong volvió a mirar al portarretrato como pidiendo permiso de nuevo. El dueño de la
habitación parecía no estar muy de acuerdo esta vez. Fingiendo no haberlo visto, Mongryong
se encogió de hombros y abrió el sobre. El papel cuidadosamente doblado en el interior, fue
sacado y abierto.
La letra era recta y ordenada. La carta ni siquiera incluía un saludo a nadie. Mongryong
comenzó a leer las palabras escritas en el papel. Era una confesión, donde simplemente
estaba escita la frase: Te amo y la palabra: sinceramente.
Mongryong se echó a reír y miró al chico en el portarretrato.
—Eras un chico muy cobarde.
Mongryong sonrió y volvió a fijar la mirada en la carta. La fecha fue de más de una década y
estaban escritas las iniciales de la persona que escribió la carta.
S.
La mirada de Mongryong permaneció fija sobre esa letra durante mucho tiempo. Su
expresión risueña, se congeló lentamente. Luego volvió su atención hacia el hombre del
portarretrato de nuevo.

El hacha subió y bajó, golpeando a un tronco. En un momento, cortó la madera agrietada a la


mitad. Mongryong apartó el tronco partido. Se quitó la camiseta que llevaba puesta porque
hacía calor, y la tiró a un lado.
Cada vez que exhalaba, inhalaba con fuerza. Su frente estaba llena de sudor. Junto a él, el
señor Kim estaba apilando la leña cortada.
—Vamos, vamos. Incluso una babosa, será más rápida que tú, muchacho.
Mongryong acomodó otro tronco y levantó el hacha para cortarlo. En el desayuno había
comido pollo también. Fue un error levantarse temprano en la mañana y preguntarles
inadvertidamente en qué podía ayudarlos.
Era como si ya no pudiera sentir el brazo, porque había cortado leña sin parar. El hacha subió
y de nuevo, con un sonido característico, el borde del hacha quedó atascado en el tronco.
—Prefiero mejor limpiar el estiércol de vaca. Wow. ¿Por qué esto no se rompe? ¡Es como si
fuera una roca!
—Johnny se encargará de limpiar el estiércol. Deja de quejarte y hazlo rápido.
Recientemente, Kim había contratado a un trabajador extranjero porque le era muy difícil
conseguir empleados para su granja. El chico no sabía hablar bien en coreano, pero dijo que
le gustaba el trabajo más de lo que pensaba. Y aunque no pudiera entablar una conversación
como cualquiera, era muy eficiente.
—Así es como debes acomodar la leña, sujétala, debes golpearla fuerte. ¡No seas inútil!
¡¿Por qué no la cortas?! ¡Vamos!
¡Tch!
Cuando vio que el tronco no se partía, el señor Kim chasqueó la lengua. Había una pequeña
habitación al lado de la granja, y el señor Kim a veces iba allí y se reunía con su esposa. Era
la leña que se utilizaba en ese lugar, lo que Mongryong estaba cortando.
Katok.
El teléfono móvil en su bolsillo sonó y Mongryong arrojó el hacha a un lado. Luego muerde
el extremo del guante con los dientes frontales y se lo quita para sacar el teléfono con las
manos desnudas.
Lo revisó, y era Hyeyoung. Le había enviado un mensaje de texto por la mañana avisándole
que iría al hospital antes del almuerzo. La dejó encargada con una cuidadora y al parecer
estaba bien.
Como iba a ir de todos modos, no respondió y volvió a poner el celular en su bolsillo.
Se puso los guantes y agarró el hacha nuevamente, y recordó la carta que había visto en la
noche. Esa S, probablemente no era de la persona que estaba pensando.
Sí, no lo es. El contenido de la carta era muy directo y conmovedor. ¿Por qué podría pensar
en esa persona?
Seok Jeha, tampoco lo había contactado desde ayer. Pensó que tal vez ya se había aburrido
de él, después de que amenazó a su padre con un arma y se agarró por el cabello con su
hermana.
—Mierda, ya le dije que lo sentía.
Mientras Mongryong se quejaba, el señor Kim lo miraba fijamente.
—¡No hay nada de qué decepcionarse!
El borde del hacha afilada cae sobre el tronco y se atasca. Esta vez, la cosa se puso peor, ya
que ni había partido la leña, ni podía sacar el hacha.
Mongryong puso el pie sobre el tronco e intentó sacar el hacha atascada.
—Oye, ten cuidado.
El señor Kim se levantó de su asiento y se acercó. Mongryong jaló el hacha que estaba
tratando de sacar del tronco y la puso en el suelo. No fue muy prolijo, pero el tronco se
agrietó, se partió por la mitad y dos trozos de leña emergieron.
Mongryong parecía deprimido.
—Debería intentarlo hasta el final. Sé que debo mejorar mi temperamento, pero no sé cómo
hacerlo.
Mongryong miró al tronco partido, con una mirada de traición.
—Debes cambiar tu actitud primero. Si siempre revoloteas como un chico en llamas antes de
hacer algo. ¿Hay alguna manera de que las cosas vayan bien, muchacho?
El agotado Mongryong tomó el hacha sin decir una palabra y luego trató de desenterrar el
tronco nuevamente. Kim, que todavía estaba mirándolo, chasqueó la lengua.
—Todo es tu culpa. Si sigues argumentando que no tienes padres y que no tienes dinero,
todo seguirá igual. Si cambias tu actitud, la gente te verá de otra manera.
—...
—Por eso, muchacho. Vive con moderación. Nada cambiará si sigues con ese temperamento.
Mongryong miró en silencio al señor Kim que hablaba como si fuera un idiota. ¿Por qué me
dice eso el señor Kim?Cuando se hizo esa pregunta, no sabía si estaba hablando de él o
reflejándose a sí mismo.
Kim tomó un trozo de leña y se lo arrojó a Mongryong.
—¡Este bastardo, deberías darme las gracias!
Mongryong huye rápidamente, recoge la leña y la apila a un lado. Le dice que deje de hacer
eso y le pregunta por qué lo golpea. Nada cambiará si sigues con ese temperamento.
Un sedán negro se detuvo frente a la casa, mientras los dos corrían en el patio trasero.

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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 4 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 8 | Parte 4

Mongryong, que estaba sentado en el asiento del pasajero, miró hacia el conductor. Cuando
vio al auto negro, su corazón se sintió un poco feliz. No sabía por qué había pensado que era
Seok Jeha, pero por un breve momento, pudo sentir una sensación de traición.
Era difícil estar solo con Doosan, por lo que un aire de incomodidad fluye dentro del
automóvil.
En las rodillas de Mongryong, estaba acomodada una bolsa de compras. La esposa de Kim le
envolvió muchas guarniciones. Ella nunca se olvidó de decirle que no debería pasar hambre.
Mientras seguía preocupándose por él, se sintió un poco extraño.
Kim le preguntó si vendría para el Año Nuevo Lunar, pero Mongryong no pudo responderle.
Cuando lo vio, le dijo sin rodeos que lo ayudaría con la leña, pero fue porque primero pensó
que tal vez no podría volver.
Después de pensar en esto y aquello, volvió a mirar a Doosan. Él miraba hacia adelante
como si no quisiera hablar.
—¿A dónde vas a llevarme?
—Ya te lo dije. Te llevaré al hospital donde está tu hermana.
Oh, lo hizo.
—¿Y Seok Jeha?
Doosan suspira brevemente.
—Lee Mongryong.
—Qué.
—No me importa como llamas a Hyung-nim cuando están solos. No me importa lo que
hagan. Pero es inaceptable que lo llames de ese modo en mi presencia.
Mongryong puso una cara de consternación.
—Oye, ¿acaso le dije Hong Gil Dong? Él es Seok Jeha, Seok Jeha, Seok Jeha, entonces
¿cómo debo llamarlo?
Bum. El auto se detuvo. El cuerpo de Mongryong se sacudió hacia adelante. Doosan giró el
volante con fuerza y lentamente giró la cabeza hacia él. Se contuvo apretando los dientes.
Es por esa razón que intentó enviar a alguien más a buscarlo, pero Jeha se opuso. Como los
dos estaban amenazados, no sabían qué tipo de accidente podrían tener, por lo que Doosan
debía ir por él personalmente.
Pero ese bastardo psicópata había estado insultando a su jefe. Así que no pudo soportarlo.
—Tienes talento para ofender a la gente.
—¿Sabes que tu jefe me dijo que lo llamara Seok Jeha, y luego me pidió que tuviéramos
relaciones sexuales?
—Haa.
Doosan se quedó perplejo. Mongryong lo miró.
—¿Acaso tu jefe te pediría lo mismo?
Doosan sacó fuerzas de donde no tenía para agarrar el volante de nuevo. Tenía que aguantar.
¿No es este tipo la persona que le gusta de todos modos?
—No, está bien.
Mongryong se encogió de hombros y miró por la ventana.
Doosan puso su paciencia al máximo y respiró hondo. No debería dejar que lo tratara de esa
manera. Se despertó de su estupor y encendió el auto de inmediato. En todo el camino hasta
el hospital, Lee Mongryong mantuvo la boca cerrada.

—Debido a la noticia de que el representante Kim nos dio la espalda, parece que algunos
ejecutivos se reunieron y hablaron por separado. Escuché que también estaba Park.
—Lo que dices son solo especulaciones.
Doosan miró cuidadosamente la tez de Jeha. Dudó un momento en decir algo, pero al final se
decidió.
—Parece que tuvo una reunión por separado con el Fiscal Seok.
Ah. Jeha se rio como diciendo que lo sabía. El director Park era uno de los subordinados de
su abuelo fallecido. Por lo tanto, siempre había sido un obstáculo para él. Cuando su abuelo
murió y Junyoung se retiró de la estructura de sucesión, se convirtió en una cometa caída,
pero todo el mundo sabía que estaba cazando cualquier oportunidad para lograr sus
objetivos.
—Por favor, continúa.
—Se habla mucho de lo que sucedió la última vez en el estacionamiento de la compañía.
Entonces, tal parece que la historia de Lee Mongryong también se dio a conocer.
Jeha cerró la boca cuando escuchó las tres letras del nombre de Lee Mong-ryong.
—Se dice que la señora Sarah ha hecho todo lo posible por ocultarlo, pero creo que el
presidente ya lo sabe. Lo que sucede entre ustedes dos.
—¿Entonces?
—Creo que lo mejor sería que usted apresurara su matrimonio. Si es que tiene la intención de
hacerlo de todos modos. Si es así, el presidente no preguntará más. Tampoco Park tendrá
nada que decir.
Doosan no habló más. Pensó que era presuntuoso siquiera mencionar la historia del
matrimonio. Así que siguió en silencio, pero la situación ahora es grave. Tenía que decir algo
por el bien de Jeha.
“Por favor, arregla todo antes del matrimonio”
Jeha se apoyó en el sofá y se cruzó de brazos. Cerró los ojos con fuerza. Después de la pelea
de ayer, escuchó que Lee Mongryong salió y se fue a la granja de Kim. No sabía por qué
había ido allí y no se fue a casa, pero eso era preferible a que se marchara a un lugar
desconocido.
Por la mañana, le ordenó a Doosan que fuera por él. Ni siquiera intentó buscarlo
directamente porque no le había gustado la actitud de Lee Mongryong ayer. Pero el hecho de
que pudiera dormir con otra persona, lo molestaba más que recordar que le había apuntado
con un arma a su padre y que se había agarrado del cabello con su hermana, Seok Sarah.
Puede que no sean verdaderos hermanos, entonces ¿por qué son tan cariñosos? No era nada
convincente. Dicen que crecieron confiando el uno en el otro sin padres, pero ¿cómo pueden
hacer eso? Cuando lo piensa, vuelve a molestarse.
“... Por favor, arregla todo”
Un profundo suspiro fluyó a través de sus labios fuertemente cerrados. Doosan no pudo
ocultar su nerviosismo mientras lo observaba.

—Ven a comer.
Hyeyoung se sentó en la cama. Vio a Mongryong durmiendo en la habitación del hospital
durante unos días y no parecía estar feliz. Finalmente, Mongryong tiró de la silla y se sentó
al lado de la cama. En la televisión, un drama estaba en emisión.
—Descansa sin preocupaciones. Yo comeré solo.
—Vete a casa hoy. No me siento cómoda contigo aquí.
Mongryong no respondió.
Hyeyoung extendió la mano y con ella, toca el cabello largo de Mongryong.
—Tengo que cortarme el pelo. Me ha crecido bastante.
—No tenía eso en mente.
Cuando apartó la mano, miró a Mongryong. Hace unos días, la esposa de Cho vino y la
amenazó e incluso Mongryong quedó atrapado en esa discusión. Sintió que había sido
tratado así por su culpa.
—Acabo de llamar al gran monje. Él vendrá mañana.
—¿Y eso por qué?
Ja. Ella se rio débilmente. Luego tocó la sábana blanca que le cubría las rodillas con la punta
de los dedos. Parecía tener algo que decirle.
Mongryong la miró fijamente. Sus dedos blancos dejaron de moverse de repente. Al mismo
tiempo, su voz le habló con dulzura.
—Mongryong...
Mongryong levantó la cabeza y la miró. Hyeyoung alzó las comisuras de su boca y sonrió.
Era como si fuera a renunciar a todo e incluso parecía tranquila. Su corazón se había
sacudido por nada.
—¿Qué estás tratando de hacer?
—Bueno... Yo...
—¿...?
—Voy a regresar a Nanwon...
Con una cara de incredulidad, Mongryong la miró a los ojos. También había pensado ir a
Nanwon después de que Hyeyoung se mejorara. Podría haber sido una situación en la que le
hubiera gustado comunicarse entre sí, pero mirando la expresión de Hyeyoung, parecía que
todo estaba decidido.
—Voy a convertirme en monje... ya te lo había dicho...
Su suposición era correcta. Le había dicho que estaría bien apartarse del mundo y convertirse
en monje, y solía decírselo como una broma.
—Así que eso significa... No voy a vivir en ese lugar...
—Como sabes yo... Hay muchas cosas que me faltan... entonces siempre he sido una carga
para ti... No podía decírtelo antes...siempre te hago daño...
Mongryong estaba consternado.
—¿Estás loca?
—Es lo que quiero.
Mongryong sacudió la cabeza como si tratara de negarlo.
—¿Convertirte? ¿Estás loca?
—Lo siento...
—¿Es por ese hombre? Él es el problema. ¿Por qué vas a hacer eso por ese tipo?
—No, no es así.
—No, entonces qué es. ¿Te hace falta? ¿Te vas a morir sin él? ¿Por qué estás haciendo algo
tan idiota por él? ¿Crees que se sorprenderá si te ve así?
Ella le dijo que no se enojara, sosteniéndole la mano.
—Estoy cansada. Ya no quiero ser herida... Esperando a alguien... Ahora estoy cansada de
todo eso.
—No pidas nada. Así no te lastimarán. No les des tu corazón. ¡Puedes disfrutarlo con
moderación! ¡Por qué no! ¡Por qué no todos pueden hacerlo como tontos!
—Lo sé... Fue demasiado difícil para mí...
—¿Es por eso que elegiste afeitarte el cabello y convertirte en monje? No, no tienes que
afeitarte el pelo. Ya renunciaste a todo.
Estaba tan sorprendido que las palabras que ni siquiera había pensado aparecieron.
—Lo siento...
—Es una locura, de verdad. ¡Deja de decir que lo sientes!
Los ojos de Hyeyoung se llenaron de lágrimas mientras miraba a Mongryong, cuyo rostro se
puso dolorido.
Mongryong se enojó con un rostro asombroso, y luego, rápidamente cambió su expresión.
Hyeyoung siempre salía herida cada vez que conocía a alguien y no podía soportarlo. Incluso
después de darles su corazón, ella siempre fue traicionada, y lo único que le dejaban era el
dolor.
—Estás loca. Es realmente una locura. Como puedes...
Hyeyoung bajó la cabeza y miró las yemas de sus dedos. Era una expresión de resignación.
Se preocupaba de que estuviera herida, por lo que siempre trataba de estar con ella. Así que
iba al hospital con frecuencia y eso era agotador.
Preferiría que fuera feliz. ¿Debería aplaudirla por haberse dado por vencida? Mongryong no
pudo hablar más, puso una cara confundida y solo suspiró.
Finalmente, no pudo soportarlo más y se puso de pie. Le dijo que saldría a fumarse un
cigarrillo y luego salió de la habitación. Su cabeza estaba ardiendo por completo.

Mongryong se sentó en un banco frente al hospital y miró hacia cielo nocturno. Mientras
miraba hacia el cielo infinito, Junyoung llegó, avisando con el sonido de sus pasos.
—¿Estás mirando las estrellas?
Mongryong abrió mucho los ojos. Fue porque no tuvo palabras que decir.
Corrigió su postura y se sentó. Junyoung se paró frente a él y lo miró.
—¿Por qué estás aquí afuera cuando hace mucho frío?
—Salí a tomar un poco de aire porque me sentía asfixiado. Pero ¿qué haces aquí?
—Vine a visitar un rato. ¿Ya cenaste?
—Todavía no.
Junyoung verificó la hora. Eran las 9:00. Le preguntó que había estado haciendo en lugar de
comer y Mongryong le dijo que estaba a punto de hacerlo.
—¿Y cómo está Hyeyoung?
—Creo que está mucho mejor.
La voz de Mongryong diciendo que ella está mejor era de alguna manera débil. Junyoung
inclinó ligeramente la cabeza. Fue porque era fiscal, y su intuición era buena, y en general
sus especulaciones eran indudablemente ciertas.
—¿Qué te pasó?
Mongryong se rascó el cuello. Algo había sucedido, pero fue completamente inesperado, así
que no sabía cómo explicarlo. Mientras se rascaba el cuello con nerviosismo, Junyoung le
agarró la mano y lo detuvo.
—No hagas eso. Te lastimarás.
Ah. Mientras Mongryong mira su mano, Junyoung la suelta y le sonríe levemente.
—Vamos a comer algo primero. Todavía tenemos tiempo para cenar.
Como Mongryong no le respondió. Junyoung le hizo una seña para que se levantara.
Seguramente no había querido comer, por eso se sentó en el banco y se quedó despierto toda
la noche. Junyoung ya había cenado, pero solo lo mencionó como una excusa.
—Date prisa. Tengo hambre.
Cuando escuchó eso, Mongryong se levantó de mala gana. Sus pasos hacia el restaurante
eran muy pesados.

—Está muy loca. No está cuerda.


Mongryong no cocinó el caldo, simplemente batió el Seolleongtang con una cuchara.
Estaban en la cafetería al frente del hospital porque no querían ir lejos, pero, aunque era
tarde, había bastante gente.
Mongryong, quien ordenó Seolleongtang, no había comido nada y, aunque estaba insaciable,
seguía quejándose de la ridícula decisión que había tomado Hyeyoung.
—Parece que Hyeyoung está teniendo muchos problemas mentales.
Mongryong dejó de actuar y miró a Junyoung. Él se encogió de hombros mientras pretendía
batir la sopa con la cuchara.
—¿Lo entiendes, fiscal?
—Hyung.
—Si, hyung. ¿Hyung entiendes a mi Noona?
—No del todo, pero un poco.
Mongryong suspiró y luego se deprimió. Tal vez porque es otra persona, puede decirlo tan
fácilmente. Puso al lado la cuchara con la que estaba removiendo el agua caliente. El hambre
ya se le había pasado hace mucho tiempo. Sin importar cuánto lo pensara, seguía estando
molesto.
—Lo que me molesta es que quiera convertirse solo porque un hombre la engañó.
—Por el momento, deja que haga lo que quiera. Sé que tú eres fuerte... Pero Hyeyoung no va
a sanar sus heridas tan rápido.
—Entonces ¿qué hay de mí?
Junyoung lo miró como si no lo entendiera. Luego, cuando pensó que Mongryong se
equivocaba, se dio cuenta tarde de lo que en realidad le quería decir. Tal vez estaba
preocupado de que lo dejaran solo porque no tenía a su hermana.
—El hecho de que Hyeyoung se convierta en monje no significa que no siga siendo tu
hermana.
Mongryong no tiene respuesta esta vez. Cierra la boca mientras mira la carne que flota en el
caldo. Junyoung extendió la mano y agarró la cuchara. Abrió el envoltorio de la bola de
arroz y la puso en el Seolleongtang. Luego volvió a colocar la cuchara en la mano de
Mongryong.
—Come primero.
Mongryong suspiró tan fuerte que sus hombros temblaron. Después de un rato, abrió la boca
y comenzó su discurso.
—No la entiendo.
Junyoung preguntó:
—¿Qué?
—¿Acaso se alimenta de amor? Él no es el único hombre, ella puede conocer a otras
personas. No entiendo qué tiene de especial ese maldito Cho. De todos modos, ya le dije que
él y su esposa están juntos nuevamente comiendo y viviendo bien.
—Esa experiencia fue tan dura y agotadora para ella que quizás, lo considere un refugio por
un tiempo.
—Su expresión era seria.
¿Acaso iba a reírse? Preguntó Junyoung. Mongryong entrecerró los ojos.
—¿Por qué te sigues riendo? Fiscal, ¿te reirías así si tu hermano hiciera eso?
Junyoung respondió despreocupado.
—No creo que Jeha se vaya a afeitar la cabeza. Tal vez usaría la cabeza de otra persona.
—¿Estás bromeando?
—¿Acaso Mongryong está discutiendo conmigo?
—Ya veo. Como no es tu trabajo... solo te ríes...
—Hombre. Es un gusto verte después de tantos días. Enfadarse no cambia lo que ya se ha
decidido. Come rápido. Cuando tienes hambre, te vuelves más sensible.
Mongryong levantó la cuchara con una cara temblorosa.
Sin embargo, Junyoung solo bebe agua en lugar de comer. De alguna manera, hoy, su
expresión tampoco era buena. Fue un poco gracioso antes, pero había muchas sombras en su
rostro.
Lo tenía al frente, pero ni siquiera podía preguntarle lo que le pasaba. Mongryong tomó el
arroz y lo puso en su boca. Ahora que lo pienso, todavía no me he puesto en contacto con
Seok Jeha.
Es mejor. Así no tendré nada de qué arrepentirme.
Pensó que no estaría mal terminar con él de esa manera, y le dio fuerza a la mano que
sostenía la cuchara.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


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Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 1

Mientras se dirigía hacia la entrada del hospital, hablaba con Junyoung y al mismo tiempo,
unas personas que conocía muy bien, estaban saliendo justo de ese lugar. Mongryong dejó de
caminar y Junyoung siguió avanzando como si nada.
Eran Jeha y Doosan. Jeha, que estaba hablando con Doosan con una expresión bastante
oscura, se dio la vuelta de repente. Al principio, ve a Mongryong, luego a Junyoung a su
lado, después mira a Mongryong y luego nuevamente a Junyoung. Era como si su mirada
estuviera atascada en un bucle interminable. Junyoung se acercó y le habló sin preocuparse
por eso.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a ver a Lee Hyeyoung.
Mientras habla con Junyoung, Jeha mira a Mongryong. Al escuchar la palabra Hyeyoung
Mongryong también levanta la mirada.
—¿Por qué a mi hermana?
Ante el tono hostil, Jeha lo miró sin darle ninguna respuesta. Era una mirada desagradable.
Doosan, que estaba junto a él, dio un paso adelante y detuvo la guerra mental entre los dos
hombres.
—La vamos a trasladar a otro hospital. Ya hablamos con ella.
Los ojos de Mongryong se ensancharon como un candelero. Junyoung, que estaba a su lado,
también se sorprendió.
—¿Qué acabas de decir?
Jeha respondió con frialdad.
—¿Tienes los oídos tapados? Acaba de decir que la vamos a trasladar a otro hospital.
—Pero ¿por qué?
—Porque su condición ha mejorado mucho y además no es recomendable que permanezca
en este lugar.
Con su expresión, Mongryong deja en claro que no está de acuerdo. Al mirarlo, era evidente
que si no le decía cuál era el motivo de ese traslado, él estallaría. Era mejor hablarle
honestamente.
—Te lo diré, porque parece que quieres que te lo explique. Escucha cuidadosamente. Si se
quedan más tiempo aquí, tú y tu hermana correrán peligro. Eso significa que podrían ser
encontrados muertos a la mañana siguiente sin que nadie se dé cuenta.
—¿Qué?
—¿Entiendes ahora?
Mongryong lo miró consternado. En ese estado, miró a Doosan en lugar de apuntar a Jeha.
Doosan asintió levemente. No podía creerlo, así que esta vez mira a Junyoung. Él también
suspira un poco como si fuera algo que esperaba y evita su mirada.
—Bueno, entonces ¿a dónde la van a trasladar?
—Ya tengo todo arreglado.
—Debiste decírmelo antes para prepararme.
—No hay necesidad de prepararse. La trasladaremos justo al amanecer. Yo también iré
contigo, así que te llevaré en el auto para que empaques.
—¿Al amanecer? ¿Por qué debemos huir tan rápido?
Si no quieres, puedes quedarte aquí solo, quiso decirle Jeha, pero fingió no escucharlo y
caminó hacia el auto. Ho, que estaba en el asiento del conductor, salió corriendo y se arregló
la ropa. Mongryong siguió a Jeha y le preguntó nuevamente:
—¿Por qué tienes tanta prisa? ¿Tu padre ya lo sabe? ¿Ordenó que nos mataran a mi hermana
y a mí?
Tuk.
Los pasos de Jeha se detuvieron. Luego se dio la vuelta y miró a Mongryong con tristeza.
—Realmente no lo sabes.
—Qué.
—El presidente Seok lo supo desde el principio. Simplemente, no estaba interesado en eso
en primer lugar. Pero ahora al parecer alguien ha hecho que se despierte su interés. Es por
esos cuervos que hay debajo. ¿Lo entiendes? Así que no es porque no lo supiera, sino por su
falta de interés.
Ho, que estaba parado frente al auto, abrió la puerta trasera, y fue en el momento en que Jeha
estuvo a punto de entrar al auto, que Mongryong habló:
—Mi hermana también dijo que nunca volverá a ver a Cho... Incluso, aunque no le dijeras
que se fuera, estaba pensando en hacerlo de todos modos.
—Bueno. Creo que va a tener que hacerlo un poco antes. ¿Eso es todo? Vamos.
Jeha lo insta a que siga adelante. Mongryong mira a Junyoung como si no supiera que hacer.
El rostro de Junyoung estaba lleno de emociones desconocidas. Era claro que el presidente
Seok había comenzado a moverse al ver la prisa de Jeha. No sabía si eso podía ser lo mejor
dada la situación actual. Pero confiaba en que no se atreviera a lastimar a Mongryong.
—¿Qué hay de Hyeyoung?
—Le puse un guardia. Es un tipo confiable.
Junyoung sonrió levemente mientras miraba a Mongryong.
—Ya vete. Ve a buscar tu equipaje y ponte en contacto. Vendré por aquí al amanecer.
Mongryong lo mira preocupado. Y como si fuera desagradable para él verlos intercambiar
esas miradas, Jeha se acerca a Mongryong, le empuja la espalda y lo mete en el auto. Cuando
Junyoung intenta decirle algo más, Jeha cierra la puerta de un golpe.
El auto arranca de inmediato. Junyoung confirma la hora. Con una cara de confusión, se
queda quieto mirando al auto alejándose y luego regresa al hospital.

En el auto solo se respiraba un ambiente de frialdad. Doosan y de Ho, que estaban sentados
en los asientos delanteros, parecía que ni siquiera se atrevían a respirar, y en el asiento
trasero, solo se podía escuchar un pequeño suspiro de Mongryong.
Jeha se sentó junto a él, pero cuando entró al auto, se apoyó en el asiento de cuero, cruzó los
brazos y no dijo una palabra. Sus labios y párpados obstinadamente cerrados demostraban su
mal humor.
Mongryong lo miró e inmediatamente volvió su mirada hacia la ventana. Y luego, por alguna
razón, llamó a Ho, que estaba sentado al frente.
—Ho hyung. ¿No vamos hacia el apartamento?
—¿No lo ves? Estamos de camino a la casa de hyung-nim.
—¿Por qué? ¿No es mejor ir a casa?
Ho puso los ojos en blanco por un momento, sin saber a qué casa se refería. Y justo cuando
estaba a punto de preguntar qué casa era, Mongryong tocó a Jeha.
—Deja de fingir que estás durmiendo. ¿Por qué no abres los ojos?
Los párpados de Jeha se levantaron. Había notado que estaba molesto desde antes, así que
intentó no hablarle, pero no pudo soportarlo más, porque tenía mucha curiosidad.
—¿Por qué me estás llevando a tu casa?
—¿De verdad tienes lo oídos tapados? Te lo expliqué claramente antes.
—Entonces déjame por aquí. Iré al hospital al amanecer.
Jeha cerró la boca con fuerza. Después de escuchar las palabras de Doosan, se encontraba en
un estado donde quería aclarar su mente hasta cierto punto. Así que ni siquiera se había
puesto en contacto con él durante unos días, y para el colmo, ahora estaba a punto de
marcharse con Lee Hyeyoung.
Cuando lo encontró al lado de Seok Junyoung, se sintió lo suficientemente mal, como para
distorsionar sus intestinos. Y al pensar que Lee Mongryong podría hacer con otros hombres,
lo que hacía con él en la cama, su sangre comenzó a circular al revés.
Jeha afiló los dientes.
—Cállate y sígueme. No te comportes como un niño. Si sigues haciendo preguntas estúpidas
te meteré en el maletero.
Mongryong arqueó una ceja. Y cuando estaba a punto de decirle algo más, Jeha cerró los
ojos con fuerza, como si no quisiera continuar con la conversación. Mongryong miró hacia
arriba con una cara ridícula y se rio sin ganas.

En la mansión de Jeha, a la cual regresó después de unos días, había aumentado el número de
subordinados. Comenzando con los dos enormes guardias que vigilaban la entrada, la
cantidad de empleados que circulaban en el interior era astronómica. Era un número tan
grande que parecía una exageración.
Después de que Mongryong terminó de hablar con Hyeyoung por teléfono, entró a la sala del
primer piso y encontró a Ho en el sofá, mirando su celular. No sabía a donde se habían ido
Jeha y Doosan.
—Ho hyung.
—No me llames así, ahora me aterra cada vez que lo haces.
—Por favor, explícame lo que pasó.
Ho levantó la cabeza mientras sostenía el teléfono en la mano y miró a Mongryong. ¿Qué?
—Quiero decir, dime por qué de repente van a trasladar a mi hermana a otro hospital... Algo
parece haber sucedido... ¿De verdad, su padre ya lo sabe?
—No lo sé, hombre. Solo haz lo que Hyung-nim te diga. Ve allí y vive como una rata
muerta. Escóndete bien.
—¿Qué he hecho mal como para tener que esconderme como un pecador?
Ante esas palabras, Ho lo miró con ironía. Hablaba como si de verdad no supiera lo que
había hecho.
Se habían difundido rumores de que Mongryong había apuntado con un arma al presidente
Seok en el estacionamiento de la compañía. Ese rumor había llegado incluso hasta la
organización contraria y todo el mundo se burlaba de Jeha, porque se decía que había
captado a un tipo muy extraño.
En esa brecha, las personas del lado de la madre biológica de Junyoung, incluido el director
Park, se mostraron ansiosas por derribar las cualidades de Jeha. La mayor razón era que el
antiguo presidente ya fallecido, nunca lo había aprobado y tampoco lo había admitido como
su sucesor.
—De todos modos, haz lo que te diga hyung-nim. Después de su boda, todo estará más
tranquilo, así que permanece escondido hasta entonces.
Ante la palabra boda, los ojos de Mongryong se abrieron como platos. Ho miró su expresión
y luego se encogió de hombros. Mongryong cerró la boca y miró fijamente la mesa.
Sabía que Jeha se iba a casar, pero no sabía qué lo iba a hacer tan pronto. ¿Y de qué te
sorprendes? ¿No le dijiste que era conveniente mantener esta relación hasta entonces y que
arreglara todo antes del matrimonio?
Mientras pensaba en esas cosas, Ho se puso de pie. Cuando Mongryong volvió la cabeza,
Doosan y Jeha estaban bajando del segundo piso. Doosan bajó a la sala y se acercó a ellos.
—Ve, hyung-nim quiere hablar contigo.
Como Mongryong no movió su trasero, Doosan puso los ojos en blanco. Date prisa. Ante
eso, Mongryong se incorporó como una vaca arrastrada al matadero y luego avanzó
lentamente hacia Jeha.

El lugar a donde Jeha llevó a Mongryong, fue a un anexo ubicado en la parte trasera del
edificio principal. En el primer piso del anexo, había todo tipo de equipos de ejercicio. Desde
fuera, pensó que ese lugar era un auditorio, pero no lo era.
Lo siguió hasta el sótano. Era un lugar agradable y bien cuidado en donde no se sentía olor a
moho ni nada parecido.
Al llegar al sótano, se encontraron con una pesada puerta de hierro. Cuando Jeha presionó la
contraseña, la puerta se abrió automáticamente. Y desde el momento en que entró,
Mongryong no pudo cerrar la boca. Los tableros de blancos con modelos humanos que
estaban alineados a los lados le dieron una idea de la identidad del lugar.
Mientras miraba las placas objetivo con una cara exultante, Jeha se acercó y sacó algo de un
lugar que parecía ser una gran caja fuerte. Era un bolso negro estilo 007. Jeha lo sostuvo y
caminó hacia él.
Eso lo hizo sentir mal, porque pensó que Jeha estaba tratando de darle dinero como
compensación por la separación. Pero luego cambió de opinión, y pensó que eso era mejor a
simplemente terminar con su relación sin ninguna retribución.
Jeha trajo el bolso y lo puso sobre una mesa. En el momento en que abre la corredera del
bolso, los ojos de Mongryong se agrandan. Era una pistola.
—¿Sabes disparar?
Qué, esto no es dinero. Cuando Mongryong se queda mirando el interior de la bolsa, Jeha le
pregunta nuevamente si sabe cómo disparar un arma.
—Yo sé cómo disparar —dijo, y esta vez asintió con brusquedad.
—Dispara, entonces.
—¿Eh?
—Dijiste que sabes disparar.
Cuando Jeha puso un cargador en el arma, Mongryong la aceptó de mala gana. Jeha señaló
un objetivo lejano con la mano. Solo dispara hacia allá. Mongryong puso el dedo en el
gatillo y apuntó al objetivo.
Ante una postura tan descuidada, Jeha resopló sin darse cuenta. Mirando su postura, era
evidente que nunca había usado un arma, y mucho menos una pistola. Su expresión era
buena, pero supuso que la había visto en alguna parte.
Se sorprendió al pensar que se hubiera atrevido a amenazar con un arma al presidente Seok
en ese momento, sin tener ninguna habilidad. Y cuando estaba pensando que tuvo mucha
suerte de no morir porque no sabía usar un arma. Taang. Se escuchó un sonido atronador y
Mongryong fue empujado hacia atrás.
La pistola que sostenía en la mano también rodó por el suelo. Mientras observaba a
Mongryong, quien miraba hacia atrás con un rostro contemplativo, Jeha puso una cara de
asombro.
—Vaya, joder. Que ruido... ¿Siempre suena tan fuerte?
—Entonces ¿cómo pensaste que sonaría el arma?
Mongryong parpadeó lentamente. Se miró la palma de la mano con la cuál había disparado
hace un momento. Estaba hormigueando. Jeha chasqueó lengua, recogió la pistola y la puso
en la caja fuerte.
Mongryong miró en silencio la caja fuerte abierta. Incluso de un vistazo, pudo darse cuenta
de que había bastantes bolsos. ¿Todos tienen armas adentro? No puede ser. ¿Desde cuándo
Corea ha sido tan permisiva con la posesión de armas?
Una vez más, Jeha sacó otro bolso y lo abrió. Era un poco más pequeño que el anterior.
Luego sacó un arma y se la entregó a Mongryong. Esta era mucho más ligera y se adaptaba
perfectamente a su mano.
Mongryong se incorporó y se posicionó nuevamente frente al objetivo. Mientras apuntaba
con el arma, Jeha se puso detrás de él y lo abrazó.
—¿Ves eso? Concéntrate en ese punto. Ahora ponte recto. Oye, no sigas tirando de tu cuerpo
hacia atrás. Eso te hará difícil controlar el retroceso.
Una voz suave envolvía sus oídos. Su mano tocó su cintura. Mongryong cerró la boca con
fuerza. Su corazón comenzó a latir sin control. El olor corporal de Seok Jeha, que había
sentido innumerables veces mientras mezclaban sus cuerpos, le hizo cosquillas en la punta
de la nariz.
—¿No puedes concentrarte?
Ante una voz ligeramente fría, Mongryong tembló. Se mordió el labio inferior y miró al
objetivo que estaba frente a él. Jeha mantiene la postura y lo insta a disparar.
Dispara.
Mongryong aprieta el gatillo en la posición en la que estaba. Taang, el proyectil hizo un
sonido atronador y apareció un pequeño agujero en una esquina del objetivo. El aliento que
había contenido finalmente fue liberado. Jeha se rio sigilosamente desde atrás.
—No eres tan malo como pensaba. Inténtalo de nuevo.
Mongryong no intentó reposicionarse, sino que se dio la vuelta. Dejó la pistola a un lado, lo
miró fijamente y le hizo una pregunta.
—¿Tienes algo para taparme los oídos?
—No, nada de eso. ¿Te gustaría disparar con tapones en los oídos en la práctica?
Mongryong entrecerró los ojos. Intenta apartarse, pero Jeha se pone detrás de su espalda
nuevamente y lo posiciona frente al objetivo. Solo dispara. Mongryong puso una cara
bastante molesta.
—¡¿Por qué tengo que aprender a hacer esto si no voy a utilizar un arma en la vida real?!
—Deberías pensar que podrías ir a ese lugar y morir sin siquiera poder protegerte. Entonces,
no sigas hablando y agarra el arma.
—De todos modos, si muero o no, ¿eso que tiene que ver contigo?
—Santo Dios. Si mueres en las manos de otra persona y no en las mías, me sentiré
jodidamente mal. Así que no me hagas repetir lo mismo. Sujeta el arma.
Como a Mongryong no le agradó su respuesta y le dijo que preferiría morir, Jeha entrecerró
los ojos e inclinó la cabeza. Date prisa.
Mongryong suspiró, agarró el arma y se reposicionó. Taang – Taang. Parecía que ahora tenía
más confianza que antes. Siguió disparando, pero las balas no daban en el blanco.
—Aunque dispare con el dedo del pie, creo que lo haría mejor que tú.
—Cállate. No puedo hacerlo bien porque sigues hablando detrás de mí.
—No pongas excusas. Si te equivocas, piensa antes de disparar.
Mongryong deja de moverse y gira ligeramente la cabeza para mirarlo. Jeha alzó los ojos con
fiereza con los brazos cruzados. ¿Por qué me miras así?
Mongryong se mordió el labio inferior, luego levantó la pistola y apuntó al objetivo. Bang –
Bang. Disparó dos tiros seguidos y ambos dieron a la cabeza. La boca de Mongryong se
ensanchó. Se da la vuelta y mira a Jeha, quien parecía no poder creerlo.
—Eso fue bastante bueno.
—Imaginé que era tu cabeza. Por eso di en el blanco.
Luego, mientras sostiene el arma, apunta hacia él. Aún quedaban algunas balas. Jeha le
mostró una expresión mezquina en lugar de abrir los brazos.
Mongryong levantó el hocico del arma ligeramente hacia arriba y lo sopló con su boca. Y
como lo había visto en una película, estuvo a punto de ponerse la pistola en los pantalones
después de soplarla.
Jeha, que estaba mirando lo que estaba haciendo, dio un gran paso. Mongryong estaba
molesto porque iba a detenerlo, así que dio un paso atrás con la esperanza de poder hacer el
gesto, pero Jeha llegó primero.
Mientras se acercaba, él estiró el brazo, echó hacia atrás la cabeza de Mongryong y lo besó
en los labios. Mongryong abrió mucho los ojos y apartó la mandíbula. La cara de Jeha cayó
sobre él con tensión. Mongryong endureció su expresión, tomó el arma que sostenía a un
lado y le apuntó en la sien.
—Detente.
—Dispara.
Sin dar muestras de estar aterrado, Jeha enterró su rostro en la nuca de Mongryong. Sus
labios húmedos muerden la tierna piel de la nuca y luego lame el área con su lengua.
Mongryong suspiró, ah, y luego dejó caer su brazo. Jeha tomó la pistola que él sostenía y la
arrojó a un lado, pero Mongryong lo empujó.
—No, ah, no me chupes así, ah.
Mongryong trató de apartar la mandíbula que mordía tenazmente su nuca. Era lo
suficientemente tenaz como para hacerlo creer que podría arrancarle la garganta si seguía
chupándolo de esa manera, y al no poder apartarlo comienza a jadear de terror.
Jeha extendió la mano hacia atrás, agarró el trasero de Mongryong y lo retorció. Sin detener
sus labios, le sigue chupando la nuca.
Mongryong, quien hasta el momento, se había limitado a apartarlo, también se calentó. Y
como si ya no pudiera dar marchas atrás extendió la mano y desabrochó el cinturón del
pantalón de Jeha. Le bajó la cremallera, metió la mano adentro y comenzó a acariciar su
miembro.
El pene, que comenzó a hincharse con firmeza, se abrió paso ante el impulso. Y mientras lo
acariciaba suavemente, Jeha apartó los labios de su cuello y lo miró. Sus ojos estaban llenos
de calor y ardían como si estuvieran a punto de estallar.
Mongryong movió lentamente los labios.
—Vas a casarte pronto.
—Sí.
—Felicidades.
—Gracias.
Espero que no. Mongryong se sorprendió y detuvo su mano. Al notar su expresión, Jeha lo
miró con una cara de desconcierto.
Mongryong negó con la cabeza de lado a lado. Supuso que como había disparado muchas
veces antes, ahora estaba un poco descontrolado. Rápidamente borró el pensamiento que se
le vino a la mente hace un momento y luego eligió lo que iba a decir de nuevo.
—¿Te gustaría tener sexo conmigo para celebrar que no volveremos a vernos? ¿Durante toda
la noche?
La oscuridad cayó sobre el rostro de Jeha. Mongryong sonrió alegremente y le mordió
ligeramente los labios. Bésame. Abrió sus labios apretados y movió su lengua.
Después de un rato, sus lenguas comenzaron a frotarse. Un sonido lujurioso y obsceno llenó
el campo de tiro. Mongryong le agarró del brazo y lo guio hasta el sofá. Dejó su chaqueta en
el sofá y se arrodilló en el suelo.
En esa posición, le bajó los pantalones y la ropa interior. Los dedos de Jeha se deslizaron
suavemente por su cabello. El pene se tambaleó y rebotó por fuera de sus calzoncillos.
Mongryong sacó la lengua y le lamió el glande. Las manos que vagaban por su cabeza
aumentaron su poder. Al seguir lamiendo y frotando el pilar erguido, su mandíbula se puso
rígida.
Mongryong levanta los ojos y mira a Jeha. Cuando él lo mira, la expresión que puso al
intercambiar miradas con Seok Junyoung hace unas horas, pasó por su cabeza de repente. Y
en ese instante, sintió como si un volcán hiciera erupción en su interior. Como no pudo
soportar esa sensación, hizo que Mongryong abriera la boca y empujó su pene adentro.
Al llegar demasiado profundo, Mongryong hizo una mueca de desagrado, pero eso a él no le
importó. En su lugar, le agarró la cabeza, empujó el pene más profundamente en su boca y
movió la cintura.
Mongryong resopló y trató de empujar los muslos de Jeha. Sus ojos empezaron a
enrojecerse. Las lágrimas se formaron y al final, no pudo soportarlo más y sacó el pene de su
boca.
Luego miró hacia arriba ferozmente con los ojos muy abiertos. La expresión de Jeha era tan
fría que era difícil pensar, que él era la persona que había estado recibiendo sexo oral hace
un instante. Jeha movió lentamente los labios mientras lo miraba fijamente.
—No puedo soportar estar molesto por lo de antes.
—¿A qué te refieres?
—Cuando te imagino haciéndole esto a otros hombres.
Mientras Mongryong lo miraba consternado, Jeha extendió la mano y le tocó el cuello.
¿Debería matarte? ¿Sería mejor así? Extraños pensamientos pasaron por su cabeza.
Pero en lugar de eso, levantó la mano, envolvió su mejilla y lo miró cara a cara. Odiaba que
otros hombres pudieran verse reflejados en esos ojos. Luego movió la lengua dentro de su
propia boca y saboreó la dulzura que Lee Mongryong le había dejado detrás.
... Mierda. Es muy difícil dejar esto de lado.
—Cuando te vayas no hagas nada malo, solo espera en silencio.
Mongryong lo miró como si no comprendiera sus palabras. Jeha se subió los pantalones y le
agarró el brazo para levantarlo.
—Tendremos sexo en la cama como debe ser. No me gusta hacerlo en este lugar.

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Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 2 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 2

Mongryong arqueó la espalda. Agarró la sábana y se retorció. La cabeza de Jeha subía y


bajaba entre sus piernas. La membrana mucosa húmeda de su boca se frotaba sobre sus
genitales y de repente tuvo la sensación de que iba a eyacular muy pronto.
Dobló los dedos de los pies y le dijo que se detuviera, pero en su lugar, él lo hizo girar el
cuerpo y cayó boca abajo sobre la cama. En el momento en que volvió la cabeza hacia atrás
para preguntarle qué estaba haciendo, Jeha abrió la boca y la puso sobre su ano.
Mientras Mongryong rebotaba hacia adelante, Jeha le agarró la pelvis y lo acomodó frente a
él.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Por qué finges ser tan inocente? ¿De verdad no sabes lo que voy a hacer?
—Te pregunto porque no estoy seguro. La última vez dijiste que lo odiabas.
Cuando Mongryong le pidió que le hiciera un oral anteriormente, él solo se limitó a abrir los
ojos y a mirarlo con ira. Dar un oral era algo que nunca había hecho en la vida. Además,
estaba enojado porque pensaba que él le estaba pidiendo que le lamiera el trasero, porque no
había sido lo suficientemente bueno.
—Si te digo que voy a hacerlo, acéptalo con gratitud. Antes de que cambie de opinión.
Mongryong, que lo estaba mirando, se relajó y apretó la mejilla contra la sábana. Con las
piernas arrodilladas, levantó ligeramente las nalgas. Ahhh. Mientras exhalaba, la mano de
Jeha le agarró el trasero de nuevo.
Debido a que ahora estaba en una postura más abierta que antes, el interior de su ano quedó
totalmente expuesto. Jeha sacó la lengua y la introdujo en su entrada. Luego extiende una
mano hacia adelante, busca el pene de Mongryong y lo mueve de arriba a abajo, mientras
continúa frotando el ano con la lengua y chupándolo. Mongryong tembló levemente, dejando
escapar un líquido por el glande.
Luego frotó su frente contra la sábana y dobló los dedos de los pies. La lengua que se mueve
como si estuviera viva, toca y frota el interior de su ano. Se sentía extraño porque, aunque
otros chicos fingieron hacerle lo mismo, nunca nadie lo había dejado tan expuesto.
Cuando soltó un gruñido, Jeha levantó la boca. El aliento que Mongryong había contenido en
vano, se liberó y estalló de repente. Entonces, Jeha se ubicó detrás, agarró su pene y lo
acomodó en la abertura anal que había sido humedecida con su saliva.
Mientras le frotaba el pene de arriba a abajo, parecía estar alistándose para penetrarlo.
Después de hacer coincidir la punta del glande, presionarlo un par de veces y empujarlo
hacia adentro, Mongryong gruñó con los dientes.
Aunque lo había preparado para la inserción, todavía parecía abrumador. Jeha se lamió el
labio inferior, y luego empujó sus caderas mientras le sostenía la cintura.
Mongryong gritó cuando el pene de repente entró. No pude soportarlo más porque se había
contenido mucho. En el momento en que lo penetró, el interior de su ano se contrajo con
fuerza.
—Oh. Ugh. Más despacio...
Jeha, que ignora sus súplicas, le agarró la pelvis, echó la cintura hacia atrás y luego la
empujó con brusquedad. Cuando Mongryong levantó la cabeza y trató de mirar hacia atrás,
él repitió la misma acción. Cada vez que lo penetraba, la parte superior del cuerpo de
Mongryong se sacudía sin control.
—Oh, duele, joder. Ugh.
Ignorando esas palabras, Jeha continuó penetrándolo al mismo ritmo. El sonido de las carnes
chocándose se escuchaba en el dormitorio. Mientras tiraba de su brazo, su torso se sacudía.
Y sin tener un lugar en el que apoyarse, la parte superior del cuerpo de Mongryong se
balanceaba en el aire sin ningún motivo.
—Ah, ah, espera, ah, ah, ah.
Puck, Puck.
—Wow, joder.
—Oye, más lento, ah, ah, ah.
A medida que la velocidad aumentaba gradualmente, el sudor comenzaba a rezumar en la
espalda de Mongryong. El placer se duplica tanto como el dolor. Después de un rato, inclinó
la cabeza hacia atrás y abrió la boca, y en lugar de decirle que se detuviera, gimió.
Jeha levantó completamente a Mongryong en esa posición. Mientras tanto, su cintura no se
detuvo. Mongryong se sentía desfallecer con el poder de sus embestidas.
Jeha extendió un brazo, envolvió su estómago y tiró de la parte superior de su cuerpo. La
espalda de Mongryong le tocó el pecho con fuerza. Mientras sus caderas se movían
rápidamente en esa posición, Mongryong se mordía el labio inferior y contenía la sensación
de eyaculación.
—Ja, ah, ah.
—Bésame.
Mongryong volvió la cabeza a un lado, temiendo que sus palabras pudieran ser ignoradas. Y
entonces, Jeha superpuso sus labios como si lo hubiera estado esperando. La saliva fluyó
firmemente entre los labios que no estaban en pleno contacto.
Mientras las lenguas se frotaban, el pene entraba y salía rápidamente del ano. Debido a la
aproximación del clímax de Mongryong, su agarre se volvió severo, pero Jeha no detuvo sus
movimientos. Tenía la firme intención de atormentar a Lee Mongryong hasta que la luz del
sol saliera de nuevo.

Sus párpados cerrados se levantaron. Lo primero que vio después de despertar fue un techo
blanco y una enorme lámpara de araña.
Mongryong cerró los ojos lentamente y luego los abrió repetidamente. Su cuerpo no se
movió con facilidad. Todo su cuerpo estaba adolorido y rígido como si lo hubieran golpeado
con una barra de hierro. Al girar levemente la cabeza y mirar el reloj a un lado, se dio cuenta
que eran las 6 en punto.
Aunque se despertó hace un rato, sus párpados se hunden espantosamente. Giró la cabeza
hacia la izquierda y vio la cara de Jeha durmiendo a un lado. Hace casi dos horas, movía la
cintura como un loco y todavía no pensaba levantarse.
Mongryong logró ponerse de pie. Ugh, y casi grito sin darse cuenta. Desde la espalda hasta
su cadera, el dolor punzante que sintió era ridículo.
—Agh, joder.
Mongryong miró a Jeha dormido. Bajó de la cama, diciendo todo tipo de juramentos contra
ese que dormía, a pesar de haberlo penetrado como un arpón toda la noche. En el momento
en que se baja para ir al baño, algo suena desde abajo.
No podía creer que el semen con el que Seok Jeha lo había llenado ayer cayera al suelo. No
pudo retenerlo y estaba bajando por sus piernas.
Mongryong maldice y camina erráticamente para tomar una caja de pañuelos que estaba en
la cabecera de la cama. Mientras sacaba varias hojas, de repente se enojó y le lanzó al
dormido Jeha, la caja de pañuelos que sostenía.
La caja lo golpeó exactamente en la cabeza, rodó hacia el otro lado y cayó debajo de la
cama. Jeha retuerce la frente, y luego lentamente abre los ojos. Mongryong se sorprende y se
limpia con el pañuelo entre las piernas.
—¿Qué estás haciendo tan temprano en la mañana?
Mongryong se quejó con una voz ronca, que no entendía lo que decía.
—¿Dormiste lo suficiente?
—Joder, ayer me desmayé, pero ya estoy bien.
—Debes estar cansado.
—¿Cansado? ¿Parezco cansado? Es extraño que no esté muerto después de todo lo que me
hiciste.
—Fuiste tú quien insistió en que continuara después.
Mongryong, que estaba intentando decir algo más, de repente cerró la boca. Era cierto.
Estaba enfermo y loco en ese momento, así que le rogó que continuara y probaron muchas
posiciones diferentes. Era la primera vez que tenía sexo con tanta pasión en la vida.
En realidad, se había comportado de ese modo, porque pensó que ayer podría ser la última
vez que tendría sexo con Seok Jeha. Así que quería permanecer de alguna manera en su
memoria. Incluso, aunque no pudiera recordar su nombre más adelante, tal vez pudiera
recordar muy bien el increíble sexo que habían compartido.
Después de que Mongryong se limpió, se volvió para ir al baño. Entonces, se escuchó la voz
de Jeha viniendo desde atrás.
—Lávate y sal. Hagámoslo de nuevo antes de irte.
Mongryong se dio la vuelta y le arrojó en la cara el pañuelo lleno de semen con el que
acababa de limpiarse.
—¡Jódete, estás loco!
Jeha arrugó la frente, y Mongryong se dio la vuelta y caminó hacia el baño. Jeha recogió el
pañuelo y se echó a reír mientras miraba su espalda.

Ho se sentó junto al somnoliento Mongryong y lo miró. Era una suerte que no estuviera
babeando. Su cabeza seguía inclinándose hacia un lado y finalmente, se golpeó contra la
ventana y luego la levantó.
Mongryong miró a su alrededor, abrió la boca ampliamente y bostezó.
—¿Qué hiciste ayer que estás tan cansado?
Mongryong se frotó los párpados pesados y lo miró. Como el semáforo acababa de cambiar,
el auto se detiene.
—¿Qué hice?
—Lo digo porque parece que todavía tienes sueño.
Mongryong se golpeó la cintura con el puño como para indicarle lo que había pasado.
—Eso ya lo sabes.
¿Lo entiendes, Ho? Cuando lo miró, Mongryong sonrió mientras lo golpeaba. Con esa
actitud le indicaba que había preguntado algo muy obvio. Ho lo miró consternado. Supuso
que era cierto lo que las mujeres decían entre ellas. Que la habitación estaba llena de un olor
a semen.
—¿Acaso no escuchaste lo que te dije ayer?
—Qué. ¿A qué te refieres?
—Me refiero al matrimonio de Hyung-nim.
Mongryong dijo: ¡Ah! E hizo un gesto como si fuera algo insignificante, pero dejó de hablar
por un tiempo. Luego se encogió de hombros y le preguntó por qué le recordaba eso.
—De todos modos, me iré al campo con mi hermana. No te preocupes demasiado, ya que mi
relación con Seok Jeha terminará hoy.
Ho se preguntó si hablaba en serio, con una expresión de incredulidad.
—¿Estás preocupado?
—Preocupado de qué.
—¿Estás preocupado de que pueda salir lastimado?
—Niño, no digas tonterías.
Y como si Mongryong entendiera los verdaderos sentimientos de Ho, juguetonamente curvó
su puño y tocó su antebrazo. Ho frunció el ceño y le gritó que no lo hiciera.
—Sé que te gusto Ho hyung, incluso, aunque me digas eso. Si no estuviera con Seok Jeha, te
aceptaría. Es decir, lo siento.
Al escuchar eso, Ho apretó el puño y lo lanzó hacia Mongryong. Pero él rápidamente se
inclinó hacia la ventana y lo evitó.
—Hijo de puta, ven aquí. Como te atreves a decir eso. Eso sonó asquerosamente real.
—Oh, estoy bromeando, estoy bromeando. Ho hyung no es de mi tipo. Por qué te tomas las
bromas en serio, ¿eh?
Cuando Ho intentó golpearlo de nuevo, Mongryong rápidamente lo evitó. El auto llegó al
hospital mientras los dos seguían discutiendo.

Mientras la enfermera ayudaba a Hyeyoung a vestirse, Mongryong hablaba con Junyoung


frente a la habitación del hospital. Junyoung miró de cerca el rostro de Mongryong y giró sus
ojos hacia su cuello. Su rostro sonriente se endurece. Mongryong se cubrió esa área con una
mano temblorosa.
—Qué, ¿qué pasa?
—En tu cuello...
Él suspira por lo bajo mientras intenta decirle algo. Y luego señaló hacia el espejo que estaba
junto a la sala de descanso. Mongryong caminó hasta allí, miró su cuello en el espejo y abrió
mucho los ojos. Una marca roja del tamaño de una moneda era claramente visible. También
había marcas de dientes.
Una maldición brotó de sus labios. Cuando se revisó, no se atrevió a mirar a través del espejo
a Junyoung, que estaba de pie detrás de él.
Mientras mira a su alrededor, Junyoung toma algo frente al escritorio de la enfermera y
regresa a su lado. Luego se coloca justo en frente de él y le muestra lo que tiene en la mano.
Era una venda.
Mongryong le dijo con una cara encantadora que se la pusiera el cuello. A él no le importaba
demasiado, pero no le parecía de buena educación negarse a ponérsela, así que se bajó la
camiseta para revelar su cuello.
Junyoung tomó la banda y la sujetó al cuello de Mongryong, pero en ese preciso instante se
escuchó un sonido de pasos viniendo desde atrás. Tan pronto como la mano tocó el cuello y
la venda estuvo completamente unida, alguien tiró del cuerpo de Mongryong.
Los ojos de Junyoung se agrandaron. Desde atrás, Jeha estaba mirándolo fijamente mientras
agarraba a Mongryong por la espalda.
Mongryong se volvió y retiró la mano que lo agarraba. Pensó que había escuchado que Jeha
no podía venir, así que no sabía por qué estaba allí.
—¿Qué estás haciendo?
La mirada de Jeha se mueve silenciosamente y toca la venda que Junyoung le acababa de
poner. Extendió la mano y se la quitó en un instante. ¡Ups! Mongryong trató de detenerlo,
pero Jeha fue más rápido y pronto la venda quedó completamente arrugada en su mano.
—Estoy siendo muy devoto a ti, pero tú eres un infiel.
Ante esas palabras, tanto Mongryong como Junyoung quedaron petrificados.
—Devuélveme la venda.
Jeha abrió el puño que había cerrado. La venda estaba arrugada y sin ningún uso.
—¿Y ahora qué vas a hacer? Ya está arruinada.
Cuando Mongryong levantó los ojos para enfrentarlo, Junyoung lo miró para que no lo
hiciera. Jeha los observó intercambiando miradas, y luego agarró a Mongryong por la
espalda de nuevo.
En esa misma posición, lo arrastró hacia el ascensor. Mongryong gritó que lo dejara ir, pero
a él ni siquiera le importó. Junyoung, que no entendía su actitud, lo siguió y le pidió lo
mismo, pero también lo ignoró.

Junyoung estaba sentado en un banco frente al hospital y miraba hacia donde ellos estaban.
Al otro lado, Doosan y Ho esperaban frente al automóvil. Jeha había estado mirando
fijamente a Mongryong con los brazos cruzados desde que lo sacó del hospital como un
perro.
—¿Qué te dije ayer?
Mongryong se encogió de hombros sin pensar. No lo sé. El rostro de Jeha se distorsionó
rápidamente. Con el dedo índice, le tocó la frente de Mongryong. Será mejor que lo
recuerdes. O te obligaré a recordarlo.
Mongryong golpeó su mano y abrió la boca.
—Para.
—Te dije que te callaras.
—¿Sabes lo ridículo que te ves ahora mismo? ¿No eres tú el que parece que estuviera
teniendo una aventura con su amante infiel?
—Te dije que no se lo dijeras a nadie.
—¿Acaso Junyoung hyung es nadie?
Los ojos de Jeha brillaron ferozmente ante esas palabras. Al ver que se mordía los dientes,
pensó que, si le respondía algo más, solo pasarían cosas muy malas, por lo que Mongryong
mantuvo la boca cerrada. Tal vez esa fuera la última vez, pero no quería despedirse de esa
manera.
—Pero qué haces aquí. Dijiste que no podías venir porque tenías que trabajar.
—Pensé que debería verte la cara, antes de irte. También vine a despedirme.
Ante eso, cerró la boca de nuevo y se miró los dedos de los pies. Habían mezclado sus
cuerpos anoche, pero ahora no creía que volverían a tener ese tipo de relación, así que se
sintió un poco triste.
—Tu hermana irá en una ambulancia. Tú puedes irte con Ho.
—Lo sé. Doosan hyung ya me explicó todo.
—Bien. Espero que hagas lo que te dijo.
Pensó que, en ese momento, él le iba a decir algo más, pero no abrió la boca. Y después de
mirarlo fijamente, se dio la vuelta y se dirigió hacia donde estaba Doosan. Mongryong
levantó la cabeza y lo miró desde la distancia. Junyoung, que estaba sentado en el banco, se
levantó y se acercó a Jeha.

—Dime qué está pasando.


El rostro de Jeha estaba lleno de irritación. Después de despedirse de Lee Mongryong,
Junyoung vino y le pidió hablar un rato. Había muchas personas viéndolos, así que le sugirió
que se trasladaran a otro lugar y finalmente, decidieron ir a la azotea del hospital.
Cuando la puerta de hierro de la azotea se cierra y solo quedan los dos, Junyoung mira hacia
abajo. El auto en el que iba Mongryong ya había arrancado y no era visible.
Jeha le miró el rostro. No le había dicho exactamente a donde iba Lee Mong-ryong. No tenía
intención de decírselo. En realidad, desconfiaba de Seok Junyoung, pero la razón principal
era porque estaba de mal humor. Analizándolo bien, era un sentimiento verdaderamente
infantil.
—¿A dónde se dirige Mongryong?
—Eso no te importa.
—Tengo que saber si no es seguro.
—No necesitas preocuparte. No seas presuntuoso, no eres el guardián de Lee Mongryong.
Junyoung se frota la cara y pide un cigarrillo. Jeha arqueó las cejas. Nunca lo había visto
fumar en la vida, así que no sabía por qué había empezado a hacerlo. Como no le dio nada,
Junyoung pensó en algo por un tiempo, luego comenzó a hablar lentamente del tema
principal.
—El director Park vino a verme. ¿Lo sabes?
Jeha sonrió. Al final, de eso se trataba todo.
—¿Por qué? ¿Ahora estás dispuesto a asumir la Dirección de la empresa?
—No. No sé si me crees, pero me negué.
—¿Por qué?
—Me gusta mi trabajo ahora. Nunca sumergiré mis pies en esas aguas negras hasta que
muera.
Y como si hubiera dicho algo muy vulgar, Jeha miró a Junyoung con desagrado. Aun así, era
molesto saber que viviría por sí mismo y se comportaría limpiamente por el resto de su vida.
Se muerde la lengua y se pregunta si debe maldecirlo, pero Junyoung pone la mano en su
brazo. Después de un rato, un sobre amarillo salió de su mano. Y pronto, se lo entrega a
Jeha.
—¿Qué es esto?
—Una oportunidad para darle la vuelta al juego.
Jeha miró alternativamente el sobre y el rostro de Junyoung. Era su hermano, pero a veces
realmente lo desconocía. Junyoung lo sacude frente a él, al ver que no lo recibe. Si no lo
recibía, ¿se arrepentiría?
—¿Qué hay ahí?
—Hay algo aquí que le dará a Park un golpe crítico. Es algo peligroso, incluso para mi
padre.
Jeha levanta una ceja. Mirando la expresión de Junyoung, se da cuenta que es sincero.
Mientras lucha por recibirlo o no, Junyoung intenta que lo sostenga en su mano. Jeha se
agitó.
—Si estás pensando en ponerme una trampa, detente.
—¿Y yo que ganaría con eso? ¿Destruir nuestra relación?
Los ojos de Jeha se inclinan levemente ante la humilde broma. ¿Estás demente?
Junyoung sonrió y le tiró el sobre en los brazos. Jeha lo sostuvo.
—¿Por qué me das esto?
—Se que te parezco extraño por elegir un trabajo decente, y por siempre decir la verdad. En
realidad, no tengo oscuras intenciones. Solo estoy pagando mi deuda.
Jeha pone una expresión de desconcierto cuando escucha la palabra “deuda”. ¿De qué deuda
está hablando Seok Junyoung? Luego, de repente, recuerda a Lee Mongryong y llega a una
conclusión. Joder, ¿acaso se acostaron?
—¿A qué deuda te refieres?
El impulso de masticar cada letra fue feroz.
—Tú siempre has creído que es mi culpa.
—¿Qué?
Junyoung vaciló, incapaz de responder fácilmente, y movió lentamente los labios.
—Lo que le ocurrió a Sungsik.
Jeha quedó petrificado. Estaba sin palabras. Tan pronto como escuchó ese nombre, sintió que
algo lo había golpeado.
Era un nombre que ahora le resultaba desconocido porque no lo había escuchado hace
mucho tiempo.
—Sé que me culpas por eso. Ni siquiera me di cuenta de tus sentimientos, si no te hubiera
perseguido cuando fuiste al retiro... Tal vez él no habría muerto de esa manera. ¿Verdad?
Se siente extraño al escuchar esa historia que había tratado de enterrar en lo más profundo de
su corazón, a través de la boca de Junyoung. Pero él no dejó de hablar mientras miraba el
rostro de Jeha que lentamente se estaba volviendo azul.
—Así que utiliza esto, por favor. Ya sea en contra de mi padre o del director Park.
Después de quedarse en silencio, con una expresión de asombro, Jeha comenzó a hablar.
—Haa. Eso es ridículo. Entonces ¿piensas apuñalar por la espalda a mi padre solo para
ayudarme? ¿Me estás pidiendo que te crea?
—En tu corazón tienes la respuesta a ese interrogante. Tal vez no lo hayas notado, pero no le
tengo mucho aprecio a mi padre. Él le hizo muchas cosas malas a mi madre antes de morir.
Sabes que es cierto con solo mirar lo que él le está haciendo a tu madre en este momento.
Así que no tienes que sentirte culpable conmigo. Usa eso como quieras.
—¿Estás loco?
—Con esto, creo que queda saldada mi deuda. Ya no seguiré sintiendo pena por ti. Así que
tú también... Ojalá pudieras quitarme esa carga del corazón.
Cuando Junyoung dejó de hablar, Jeha lo miraba mientras apretaba los dientes, y luego,
volvió la mirada hacia el exterior de la azotea. El sol se estaba poniendo y el cielo del Oeste
ardía en rojo. Su cabeza palpitaba como si estuviera ardiendo de la misma manera.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 3 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 3

Mongryong miró hacia el cielo crepuscular. El sol está todo rojo. Ho, sentado en el asiento
del conductor, lo miró.
—¿Estás confundido?
Mongryong se ríe mucho de esas palabras.
Los paisajes familiares pasan uno a uno. No sabía cuándo podría volver después que se
marchara al campo. Seok Jeha parecía tener algo que decirle justo antes de su separación,
pero no dijo nada. ¿Qué estabas tratando de decirme?
... ¿Vas a cancelar tu matrimonio?
Mientras pensaba en ello, se rio sin ganas. Incluso si lo pensaba, era ridículo. No iba a
suceder.
Había pensado en olvidarse de todo después disfrutar con moderación de esa relación, pero
supuso que le había entregado su corazón más de lo que pensaba. Un viento claro sigue
soplando en un rincón de su pecho. Era la última vez, así que debió besarlo una vez más.
Tuvo un arrepentimiento tardío.
El coche corría sin descanso mientras recordaba todos los momentos que habían pasado
juntos. No quitó los ojos de la ventanilla del coche para guardar en su mente el paisaje que
tal vez nunca podría volver a ver.

Doosan entró después de tocar la puerta. Cuando se acercó, dejó los documentos de pago en
su escritorio. Jeha los desdobló. Era un plan para asegurar fondos para la construcción de un
Casino.
—Parece que se habló de que Park quería posponer la construcción.
—¿Por qué?
—Si el director solidifica su posición con este incidente, entonces ¿no sería Park el más
perjudicado?
—Se lo diré a mi padre. Permanece atento a su situación, reúnete con los directores por
separado o vigílalos con frecuencia.
—Sí, entiendo.
Y luego, Jeha hizo una pregunta mientras leía los papeles que estaba mirando.
—¿Y Lee Mongryong?
—Ya debería haber llegado.
—¿Tienes otra información acerca de los movimientos de mi padre o del director Park?
—Aún no.
—Coloca a varios hombres confiables en el hogar de ancianos para que vigilen el lugar las
24 horas del día. Lo mismo con Lee Mongryong. Con su forma de ser, no se sabe cuándo
pueda tener otro accidente, así que vigílalo de cerca.
—Sí, entiendo.
Cuando Doosan dijo que lo sabía, pero no se volvió, Jeha levantó la cabeza y lo miró. Su
rostro estaba lleno de dudas, como si no se atreviera a preguntarle algo.
—¿Tienes algo más que decir?
—Sé que... no es asunto mío.
—¿A qué te refieres?
—Hablo de Lee Mongryong... ¿Qué va a hacer con él?
Los ojos de Jeha se elevaron.
—¿Desde cuándo estás interesado en lo que le pase a Lee Mongryong?
—Es solo curiosidad, no hay otro significado.
—Sí, más te vale. No me hagas dudar de ti.
Doosan parecía avergonzado por esas palabras. Esto se debe a que la forma de hablar de Jeha
de alguna manera parecía celosa.
—Hyung-nim, yo no soy así...
Jeha se rio. Pero en sus ojos, todavía se observaba la sospecha.
—Lo sé. Solo estoy bromeando. Pero no sigas preguntando. Estoy a punto de cambiar de
opinión.
Doosan lo miró con una expresión de injusticia. Era asombroso cómo el mundano Seok Jeha
podía cambiar de ese modo gracias a ese tipo. Era una mirada que expresaba que realmente
no lo perdonaría si cometía un error. Entonces, de repente se sintió ansioso.
Además, le había pedido que reservara una cita para almorzar con la hija del presidente Kim,
y eso lo había sorprendido extrañamente. No sería extraño que una pareja comprometida
almorzara junta, pero es que le daba la leve impresión que esa reunión no era solo para
comer.
Renunció a preguntarle de nuevo sobre ese asunto. Sin importar lo que eligiera, lo correcto
era obedecerlo. Mientras Doosan suspiraba como para tranquilizarse, Jeha firma el
documento de pago que estaba mirando, lo cierra y se lo entrega.
—Sigue adelante con el proyecto.
Luego se puso de pie y recogió su abrigo. Doosan le preguntó a donde iba con una cara de
desconcierto. Esto se debe a que no tenía anotada ninguna cita en su agenda.
—Voy a ver al presidente. Tengo que observar con mis propios ojos lo que está sucediendo.

Mongryong miró alrededor de la casa. El bien organizado officetel estaba equipado con
muebles y electrodomésticos. Y a un lado, Ho estaba ocupado vigilando la casa.
—La casa es muy buena. Debe costar mucho conseguir una como esta en la provincia.
—Sí. Se ve muy bien.
—Creo que Hyung-nim estaba particularmente preocupado por eso. Dale las gracias más
tarde.
—Me voy a quedar aquí por un tiempo de todos modos, pero qué...
Mongryong caminó hacia el refrigerador. Cuando abrió la enorme puerta del frigorífico, notó
que estaba lleno de comida. Parecía que no tenía que ir al supermercado.
—No tienes que preocuparte por nada. Hyung-nim quiere que, en lo posible, no salgas y te
quedes en casa.
—Es como una vida de confinamiento total. Tengo que estar así para siempre.
Huh. Ho gruñó ante sus palabras. Según lo que habían investigado, se decía que, además del
presidente Seok, el grupo de oposición tenía sus ojos puestos en Mongryong. Se decía que
Jeha nunca había tenido a nadie cerca de él, por lo que todos estaban ansiosos por atrapar a
su punto débil.
Mientras Ho pensaba en eso, se preguntaba: ¿Cuánto medirá Mongryong?
Ho se encogió de hombros, diciendo que no lo sabía, luego fue al sofá y se sentó. Hay una
gran televisión enfrente. Mientras mira alrededor de la casa, suena el teléfono celular de
Mongryong.
Él confirma la llamada y la responde rápidamente.
—Sí, hyung.
Ho volvió la cabeza hacia él. Al escucharlo decir hyung, se dio cuenta que era alguien que
conocía. Si es así, ¿está hablando con el fiscal Seok?
—Sí, llegamos bien. No, oh, aquí está la dirección. Espera.
Mientras Mongryong intentaba encontrar la dirección, Ho se le acercó, le quitó el teléfono y
presionó el botón de finalización. Mongryong se sorprendió, abrió los ojos y lo miró.
—¿Por qué hiciste eso?
—No. No debes decirle a nadie la dirección.
—Pero es Junyoung hyung.
—No puedes decírsela a nadie, ni siquiera al fiscal Seok. Esas son las órdenes de Hyung-
nim.
—Vaya, esto es realmente genial. ¡Osea que esto es una prisión!
—Es porque no lo sabes. Pero la persona más peligrosa en este momento, es, en cierto modo,
el fiscal Seok. ¿Lo sabías?
¿Eh? Mongryong se sorprendió y le preguntó qué significaba eso. Pero Ho no intentó
explicarle más.
Era cierto que los aliados del ex presidente cuyo sucesor legítimo era el fiscal, estaban
tratando de ejercer presión, por lo que no era nada bueno que Mongryong estuviera cerca de
él. Además, era algo que Lee Mongryong no tenía que saber. Quizás, si se enteraba,
intentaría hablar con Jeha y le preguntaría si realmente era cierto y él solo se enojaría.
Por eso, era mejor que Lee Mongryong permaneciera así. Ignorante de todo. Porque tal vez,
podría pedirle a Jeha que cediera su puesto. Por fuera, parecía que Junyoung le gustaba
mucho más.
Ho se estremeció repitiendo en su mente que no era posible en absoluto y volvió en sí.
—Dame el teléfono.
—Está confiscado. Una nueva llamada llegará en algunos minutos. Es absolutamente seguro
que la deben estar escuchando y rastreando.
—Vaya, entonces no estoy exagerando. Esto es confinamiento, confinamiento.
Al escuchar al resentido Mongryong, Ho lo miró con una expresión algo comprensiva. Todo
estaba mal. Debido a su hermana, quedó enredado en ese embrollo hasta llegar a ese lugar.
Asintió un par de veces, como si entendiera lo suficiente, y guardó el teléfono celular
confiscado en el bolsillo de su chaqueta. Entonces, como si lo estuviera esperando, entra una
llamada de repente.
Al ver quien era la persona que llamaba, se levanta de un salto del asiento, junta ambas
manos y la recibe rápidamente. Con solo mirar su figura, pudo darse cuenta quien era la
persona que estaba del otro lado.
Él no podía verlo de todos modos, pero, aun así, lo hacía levantar de su puesto. Mongryong
lo mira patéticamente, pero Ho gira la cabeza hacia él y se acerca.
Y luego, le entregó su teléfono a Mongryong.
—Toma, es hyung-nim.
Mongryong lo aceptó. Como no tenían nada que decirse, la otra persona guarda silencio.
Mongryong abrió primero la boca.
—Qué.
—Tenía curiosidad de saber si llegaste bien.
—Muy bien. Está es una completa prisión. Gracias, muchas gracias.
—Al escuchar tu sarcasmo, parece que te gustó bastante.
—Me gusta tanto que creo que prefiero que me echen a la basura, ya, ¿puedes parar? Estoy
muy cansado.
—Debes tener precaución mientras se soluciona el problema. Por el momento, incluso si es
molesto, sigue mis órdenes.
Mongryong asintió como si fuera realmente molesto. Sí señor. Ho abrió los ojos cuando
respondió con sequedad. Pensó que no era correcto que le mostrara esa actitud a su jefe.
—También te daré un teléfono nuevo. Solo para recibir llamadas.
Mongryong arrugó las cejas.
—¿Me estás escuchando?
—¿Puedo colgar?
—Sí.
Mongryong echó la cabeza hacia atrás como si estuviera cansado de sostener el teléfono en
su oído. Las luces que estaban sobre la mesa le llamaron la atención. Eran como las que
aparecían en revistas.
Tenían la forma un poco similar a las que vio en el officetel de Jeha. Y de repente, recordó
las semanas que vivieron juntos. Seok Jeha y... ¿Cómo sería...?
—¿Por qué no respondes?
Quizás...
—Lee Mongryong.
No podría verlo nunca más.
—Mong-Mong-ah.
Mongryong, que se asustó por su tono de ternura, se quitó el teléfono de la oreja y lo miró.
Sus orejas y su nuca se enrojecieron rápidamente. ¿Acaso está loco?
Y simplemente puso la boca en el auricular, le gritó que dejara de hacer ese sonido y luego
presionó el botón de finalización.

Doosan miró a Jeha que estaba sentado en el asiento trasero. Parecía que estaba hablando
con Lee Mong-ryong, porque gritó lo suficientemente fuerte como para salirse del teléfono y
luego colgó.
Eso era obvio, pero lo peor era que Jeha acababa de decir algo. ¿Mong-Mong-ah? ¿Es ese su
apodo? Oh, Dios mío. Como fue capaz de hablar con una voz tan tierna con esa cara. Doosan
se repitió que no podía creerlo por un momento, y luego negó con la cabeza para borrar esa
expresión.
—Este bastardo cuelga cuando está hablando con la gente...
También escuchó el sonido de sus dientes rechinando. Y cuando Doosan notó que habían
llegado a su destino, detuvo el automóvil frente a la puerta principal. Dos hombres
custodiaban la entrada y parada en ese lugar, estaba Sarah.
El director Cho estaba también junto a ella, con una mirada orgullosa ajustando el cuello de
su abrigo. Él había sido el punto de partida de todo el problema.
Doosan salió del auto y abrió la puerta trasera. Y cuando Sarah vio a Jeha, abrió la boca y lo
saludó.
—Llegaste temprano.
Huh. El director Cho también saludó a Jeha cuando pasó a su lado.
—Bienvenido.
Él asintió malhumorado. Cualquiera que lo viera, pensaría que era alguien sumamente
tímido. Pero con ese desvergonzado rostro, se había atrevido a traicionar a su esposa y a su
poderosa familia, y aunque lo había hecho, siempre mantuvo la misma expresión cada vez
que venía.
Los dos guardias de la entrada abrieron la puerta y los tres entraron. Tan pronto como se
cerró la pesada puerta de hierro, Sarah se detuvo.
—Tengo algo que hablar con Jeha, así que tú entra primero.
El director Cho asintió con la cabeza, luego pisó los escalones de piedra y subió. Sarah
bloqueó ligeramente su saludo de despedida. Luego mira hacia atrás y confirma que Cho ha
entrado en la casa.
Cuando Jeha le preguntó qué tramaba, Sarah se cruzó de brazos y puso los ojos en blanco. Su
bolso de mano brillaba en la parte trasera del jardín.
—Entonces ¿te llevaste a esa gente?
—No sé a qué te refieres.
Sin cambiar su expresión irónica, miró al mentiroso Jeha y se echó a reír.
—Pensé que solo era un juego, pero ¿debo suponer que no es así?
—¿Te refieres al señor Cho?
Ante eso, Sarah abre los ojos furiosa y lo apuñala con la mirada.
Cho también se había enterado de que Lee Hyeyoung estaba viva. Hasta ahora no había
expresado sus sentimientos, pero Sarah estaba segura de que él estaba tan feliz que, si
pudiera, se pondría a bailar. Cuando pensó en ello, su ira aumentó, como si su sangre
estuviera fluyendo al revés. No porque amara mucho a Cho, sino porque su orgullo estaba
siendo pisoteado.
Jeha miró el rostro inexpresivo de Sarah. No había emoción en esos ojos. Su mirada suavizó
un poco su feroz impulso.
—¿Acaso no conoces la personalidad de nuestro padre? Los encontrará de alguna manera y
tratará de deshacerse de ellos, así que veamos quien ríe al último.
—¿Acaso no eres tú quien quiere deshacerte de ellos? No deberías incluir a nuestro padre.
—No puedo negarlo. Así que te recomiendo que tengas mucho cuidado. ¿Acaso no sabes lo
que les pasa a los perros que pierden a sus dueños?
Después de su aterradora amenaza, se volvió y se dirigió hacia arriba. Jeha se quedó estático
mirando fijamente su espalda.

Con el presidente Seok en el centro, Sarah y Cho estaban a la izquierda, y Jeha en el lado
opuesto. El presidente Seok probó el aroma después de recoger el té del ama de llaves.
Luego dijo brevemente: "Bien", y puso la taza de té en su boca.
—¿Dónde está mamá?
Cuando Sarah preguntó, el presidente Seok se sacó la taza de té de la boca. La expresión
agradable que hizo cuando probó el sabor del té hace un momento desapareció por completo
y sus ojos afilados brillaron. Con la edad, se pensaría que esa expresión podría suavizarse,
pero el presidente Seok era la excepción.
—No lo sé. Dijo que asistiría a una actividad de voluntariado y ha estado ausente unos días.
Después de decir eso, chasqueó su lengua con una cara desagradable. Sarah rio
amargamente. Hace mucho tiempo que la relación del presidente Seok con su madre era
inexistente. Pero últimamente había empeorado radicalmente. Nadie sabía la razón, pero se
sospechaba que era por las múltiples infidelidades del presidente Seok.
Incluso cuando Cho se escapó, él estuvo más enojado por el sentimiento de traición de que lo
hubiera hecho todo a escondidas que por el hecho de que su yerno hubiera sido infiel.
Sarah puso los ojos en blanco y los miró a los dos. Desde el momento en que volvieron a
encontrarse, la expresión había sido la misma de siempre. Pero obviamente, una línea
nerviosa invisible, estaba estrechamente conectada entre los dos.
El presidente Seok dejó la taza de té sobre la mesa y miró a Sarah y a Cho.
—Estoy de buen humor porque los dos están muy cerca.
Ante eso, Sarah aplaudió y sonrió.
—Oh, papá. Eso solo fue algo pasajero, ahora estamos muy bien. ¿No es así, cariño?
Cuando Sarah le preguntó a Cho si estaba de acuerdo de forma descarada, él se sintió
avergonzado.
Cuando Sarah le preguntó si no estaba haciendo esto con un rostro desvergonzado, Cho se
sintió avergonzado. Sarah parecía tener una expresión endurecida por un tiempo, pero luego
sonrió casualmente.
Cho era la única persona inquieta en este lugar. Se podía ver como las puntas de sus orejas se
ponían rojas. Era increíble que hubiera tenido las agallas de ser infiel e incluso atreverse a
huir.
El presidente Seok dijo que estaba de acuerdo, y esta vez movió su mirada hacia el lado
opuesto.
—¿Y él?
Aunque obviamente sabía de lo que estaba hablando, Jeha miró al presidente Seok sin abrir
la boca.
—Me refiero a ese tipo. Ese perro callejero. ¿Qué hiciste con él?
—No tienes que preocuparte por eso.
—¿Lo dices en serio?
—Sí.
—No es necesario que lo verifiques.
—Esta vez confiaré en ti. Espero que todo haya quedado perfectamente organizado.
—Así es.
Sarah miró la escena como si fuera un absurdo. El presidente Seok, que ya no preguntaba,
también estaba desconcertado. Probablemente ya lo sabía todo, pero Jeha se pregunta por
qué fingía no saberlo. Era su padre, pero no conocía su forma de pensar.
Pero él ni siquiera le prestó atención, ignorando la mirada de Sarah.
—Por cierto, Sarah, necesito que lo ayudes a prepararse para la boda.
Sarah se sorprendió y abrió mucho los ojos. Pensó que la había llamado por otra razón, pero
todo era por el matrimonio. Al ver que la expresión de Jeha no cambiaba, parecía que ese
hecho no lo afectaba.
—Su madre está ocupada, pero tú eres su hermana, así que ayúdalo a prepararse.
—Sí, padre.
—¿Te gustaría comer en la casa del presidente Kim antes de la boda?
Jeha asintió. Sí. Está bien.
El presidente Seok apoyó la espalda en el sofá con una cara contenta. Parecía como si
estuviera cerrando los ojos, y luego movió un solo ojo hacia un lado, mirando la tez de Jeha.
Su expresión facial no había cambiado desde el momento en que ingresó a la casa. Como
siempre.
Trató de ver sus intenciones pero no mostró ningún signo. Por lo que supo, le informaron
que el tipo que se suponía que era Lee Mong-ryong fue llevado a la provincia. Eso fue un
movimiento bastante súbito.
No sabía si realmente era para arreglar las cosas o si era por algo completamente diferente,
pero el presidente Seok decidió fingir no saberlo. Esto se debía a que, si se lo preguntaba
directamente, tal vez Jeha actuaría a la defensiva. De todos modos, sabía que había una
relación entre ellos, así que era suficiente con atrapar a ese sujeto.

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection


Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 4 |
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Set de locos Vol. 2 • Historia 9 | Parte 4

Jeha se apoyó en el asiento trasero y cerró los ojos. Su rostro lucía cansado. El coche pasaba
por un callejón.
Doosan miró la expresión de Jeha con el espejo retrovisor. Era común que normalmente no
le hiciera preguntas primero, pero pensó que tenía que preguntarle de alguna manera hoy.
—¿Está durmiendo, hyung-nim?
Su boca se mantuvo cerrada. No, no estaba durmiendo. Doosan preguntó con cierta
vacilación.
—¿No va a encontrarse con Kim Joo-eun en dos días?
—Sí.
—Solo tengo curiosidad. ¿Usted tiene otros planes?
Se refería al matrimonio. Jeha no responde. Sin importar cuánto espere, parece que lo que
pensaba era cierto. El silencio de Jeha se lo confirmó. La mandíbula de Doosan se puso
rígida.
No sabía si tenía la intención de elegir a Lee Mongryong, pero lo que estaba claro era la
terrible sensación de que pronto ocurriría algo en contra de los intereses del presidente Seok.
—El presidente no se quedará quieto.
—Lo sé.
—¿Hay alguna otra manera?
—No.
Un sudor frío brota de la espalda de Doosan al escuchar esa voz profunda. Si eso sucedía, si
Seok Jeha anulaba el matrimonio y elegía a Lee Mongryong... Doosan apretó el volante con
fuerza. Lo que iba a pasar en el futuro era tan grave que ni siquiera podía imaginarlo.
—¿Y Ho?
—Se quedará allá unos días.
—¿Y la seguridad?
—He asignado hombres en el hospital y en la oficina para que vigilen. El teléfono móvil que
le entregué a Lee Mongryong también es interceptado las 24 horas del día. El CCTV en la
entrada del officetel y el CCTV en el hospital también están conectados a nuestro sistema
para que podamos monitorearlos.
—Buen trabajo.
—Es mi deber.
Jeha volvió un poco la cabeza y miró por la ventana. El auto negro salió del complejo
habitacional y entró a la calle principal. Aunque era tarde, había muchos autos yendo y
viniendo.
En la acera, los amantes caminaban uno al lado del otro tomados de la mano. Desde que
nació, nunca había hecho eso con nadie. De repente, pensó que hacer eso con Lee
Mongryong no estaría mal. Por primera vez en la vida, envidiaba tener una vida normal.

Mongryong se acostó en su cama y miró al techo. Tenía que dormir, pero no podía hacerlo.
No sabía cuántos días habían pasado ya. Ayer tuvo insomnio toda la noche y se quedó
dormido como un pollo enfermo durante el día.
Seok Jeha lo llamó el primer día, pero después no tuvo más noticias de él. Le dijeron que
usara su teléfono celular solo para recibir llamadas, pero no recibió ninguna llamada
telefónica durante todo el día.
La razón por la que no podía dormirse fácilmente era porque la casa no le resultaba familiar
y su mente estaba alterada, pero el bastardo que no se cansaba de roncar en el sofá, también
jugaba un papel muy importante.
Saltó de la cama y se sentó. Bajó y caminó hacia el sofá. Allí Ho, estaba acostado como un
anciano, y mientras dormía con la boca abierta su nariz estaba gruñendo. La cama era ancha,
pero prefirió no dormir con él y acostarse en el sofá. Y la razón para eso, también era
sencilla.
“No quiero morir siendo golpeado por hyung-nim”
A medida que se acerca, los ronquidos suenan más fuertes.
Mientras se paraba y tocaba a Ho, los ronquidos cesaron. Después de un rato, este vuelve a
inclinarse y exhala. Oh, Dios. Mongryong tenía una cara molesta. Si no fuera su hyung,
desearía poder patearlo con los pies.
Pensó que tenía que acostarse con las orejas tapadas, pero en ese momento vio algo que
sobresalía del bolsillo de Ho. Era el teléfono celular que le había sido confiscado antes. Y
por si acaso, lo sacó.
Pulsó el botón de encendido. Se encendió la luz y apareció una pantalla familiar. Las
llamadas perdidas comenzaron a aparecer. Había llamadas de Junyoung y de su amigo,
Seunghyun. Ellos habían acordado que Mongryong pasaría por su motocicleta, y por eso
había sentido curiosidad porque no tenía noticias de él.
Mongryong, que estaba revisando su teléfono móvil, transcribió solo los contactos
importantes y luego presionó el botón de apagado. Fue porque pensó que no ganaría nada si
hablaba por teléfono o enviaba mensajes de texto.
No te involucres en problemas, quédate tranquilo y luego múdate a Namwon cuando todo se
arregle. Hasta entonces, con la intención de ser un poco paciente, metió el teléfono en el
bolsillo de Ho. Luego miró alrededor de la casa una vez más. Había estado atrapado allí
durante unos días y su cabeza estaba girando.
Sin importarle nada, puso la mano en la cara del dormido Ho.
—Ho hyung, ¿estás durmiendo? ¿Estás bien dormido?
Como si respondiera, Ho exhala y le dice:
—Jrrrr...Zzzz.
La boca de Mongryong se elevó. Sigilosamente recogió su chaqueta. Y luego se dirigió hacia
la puerta.
Pero de repente, escucha un grito:
—¡Oye!
Mongryong se sorprendió y se detuvo. Lentamente volvió la cabeza.
—Jaja. ¿No estás dormido?
Pero estaba quieto. Pudo escuchar un murmullo, pero Ho seguía estando igual. Parecía que
hablaba dormido.
—Oh, carajo. Estoy asombrado. Habla en sueños como si fuera real.
Mongryong se tocó el pecho sorprendido y recogió las zapatillas que había colocado en la
puerta principal. Luego agarró la manija de la puerta y la empujó lentamente hacia afuera. Se
encendió la luz del sensor en el largo pasillo. El lugar estaba silencioso como si estuviera
desolado.
En ese estado, caminó silenciosamente por el pasillo. El sensor se iluminaba cada vez que
daba un paso. Apretó el botón frente al ascensor y esperó. Finalmente subió al ascensor y
apretó el botón que lo conduciría al sótano.
Por si acaso, eligió el estacionamiento, en lugar de la entrada. Bajó y la puerta se abrió en el
sótano. No veía a nadie por allí. El estacionamiento estaba tranquilo y silencioso.
Tragó en seco. El sonido de sus pasos era audiblemente fuerte. Cuando salió del
estacionamiento y alcanzó el exterior, soplaba un viento frío. Debido a que estaba junto a la
carretera, a menudo pasaban automóviles.
Los peatones borrachos se reúnen de tres en tres y caminan. Mongryong, que los estaba
mirando, se abrochó el cuello de la chaqueta y comenzó a caminar.

Jeha puso hielo en un vaso y luego se sirvió un licor color ámbar. Agarró el vaso y lo agitó
un par de veces y después caminó lentamente hacia la ventana.
En la mesa junto a la ventana, estaba el documento que le había dado Junyoung. Al mirarlo,
se proyecta una sombra sobre su rostro. Si usaba eso como le sugirió Junyoung, perjudicaría
no solo a Park, sino también a su padre, el presidente Seok. Sabía que debía usarlo solo
como último recurso.
Dejó el vaso sobre la mesa y tomó el documento. Se agachó, lo puso en la caja fuerte que
estaba frente a él y luego se incorporó.
Volvió a mirar por la ventana. Hace solo unos días, Lee Mongryong había estado en ese
mismo sitio y parecía un niño mientras miraba caer la nieve fuera de la ventana. Pero ahora
ya no estaba Lee Mongryong y se había quedado solo.
No lo había contactado desde hace unos días. Tenía mucho trabajo por hacer, pero no fue
solo por esa razón. Cuanto más escuchaba su voz, más se lamentaba por haber
desaprovechado el tiempo que pasó junto a él. Tuvo que contener el impulso de salir
corriendo a buscarlo varias veces.
De camino a casa, se dio la vuelta y vino al apartamento sin darse cuenta. No sabía por qué,
pero era lo que quería. Junto a la ventana notó que estaba la pulsera que Lee Mongryong
siempre llevaba puesta.
Jeha se llevó el vaso a la boca. Se tomó un trago. Cogió la pulsera con la otra mano, la miró
fijamente y se la puso en la punta de la nariz. Junto con el olor a madera, el aroma corporal
de Lee Mongryong se emitía sutilmente. Supuso que se la había quitado porque sentía que
estaba pecando cada vez que tenían sexo, pero al final la había olvidado allí.
Con la pulsera en la mano, se aproximó al sofá. Recogió el abrigo que se había quitado y
puso la pulsera en el bolsillo. Estaba pensando en devolvérsela cuando lo volviera a ver.
Levantó nuevamente el vaso y se lo llevó a la boca. Tenía la sensación de que no podría
quedarse dormido fácilmente esa noche.

Los dedos de Mongryong movieron el palo redondo hacia arriba y hacia abajo. Tak, cuando
presionó el botón rojo con su mano derecha, las tenazas de hierro giraron hacia abajo. Luego
toma con ellas el osito de peluche amarillo y lo levanta.
Mongryong tocó la máquina con la punta de los dedos. Bien. Lo estás haciendo muy bien.
Jaja. ¡Lo he logrado! Pero en ese momento el muñeco se cae.
Mongryong golpea su frente contra la máquina y maldice.
Rebuscó en su bolsillo y sacó su billetera. Al parecer, ese había sido el último billete de mil
wones que le quedaba. Después de pensar un rato en cambiar un billete de 10.000 wones, lo
guardó y pateó la máquina bajo sus pies una vez. Y no se olvidó de maldecir diciendo: “Eres
una estafadora”.
Cuando abrió la puerta y salió, hacía más frío que antes. Los únicos lugares que estaban
abiertos eran las tiendas de conveniencia y los bares. Metió las manos en los bolsillos de la
chaqueta y caminó por la calle.
Y mientras caminaba, de repente se detuvo. Cuando fingió mirar su rostro reflejado en la
ventana de una tienda cerrada, miró hacia atrás con recelo. Dos hombres de traje negro
estaban hablando frente a una tienda de juguetes.
¿Qué? ¿Quiénes son esos? Parece que estaban allí antes.
Así que antes de seguir caminando no les apartó la mirada. Inclinó un poco la cabeza y luego
dio un paso adelante. Pudo sentir que lo estaban siguiendo. Puso la mano en el bolsillo. No
encontró nada que pudiera utilizar como un arma.
Dejó de caminar. Los pasos que sintió detrás de su espalda también se detuvieron.
Mongryong respiró profundamente dos veces. Su corazón estaba emocionado. Tenía que
escapar. Maldición. Simplemente aceleró sus pasos. Eh, escuchó un sonido de sorpresa desde
la parte de atrás, y luego el sonido de pasos.
Mongryong corrió y masculló una maldición. Movió los ojos con urgencia, buscando un
lugar por donde escapar. El lugar correcto estaba a la vista. Pero en ese momento, un auto
grande y negro dobló la esquina y le bloqueó el paso.
Era la ruta de escape en la que había estado pensando. En ese instante, la puerta del coche se
abrió y salieron varios hombres.
—¡Qué, demonios!
Mongryong se dio la vuelta instantáneamente. Detrás de él, los dos hombres que había visto
antes exhalaron y se tensaron. Y mientras corrían, llevaban puestas sus gafas de sol.
Los hombres se acomodan las gafas sobre la nariz. Mongryong miró de un lado a otro, alerta.
Y mientras buscaba algo con la mirada, recogió una bolsa de basura que encontró apilada a
un lado.
—¡Lee Mongryong!
Uno de los hombres pronunció su nombre, y Mongryong balanceó la bolsa de desperdicios
de comida y se las lanzó. El hombre trató de atraparla, pero esta finalmente estalló, y la
comida salpicó los rostros y la ropa de los hombres.
Mientras gritaban y lo maldecían, las pocas personas que pasaban comenzaron a mirarlos
desde la distancia.
Los hombres de ambos lados acortaron la distancia mientras Mongryong tiraba bolsas de
basura como un loco y se rebelaba. Entonces, desesperado, saltó hacia la calle principal
donde circulaban los autos.
Uno de los hombres se sintió avergonzado e intentó atraparlo, pero antes de llegar a su
cuello, Mongryong fue más rápido. Paang. Se sintió el sonido de una bocina y un enorme
tráiler pasó justo en frente de él.
Mongryong desapareció de su vista y el rostro del hombre se volvió especulativo. El resto de
los hombres también se sintieron avergonzados. Cuando el tráiler desapareció, pudieron ver
a Lee Mongryong mirándolos desde el otro lado.
El hombre que lo llamó primero por el nombre se quitó las gafas y soltó una maldición.
Mongryong negó con la cabeza de lado a lado y levantó el dedo del medio hacia él.
—¡Atrápenlo!
Al mismo tiempo que gritaba la orden, Mongryong rápidamente se subió a un taxi. Y
mientras los hombres cruzaban la calle, el taxi partió sin que lo pudieran detener y
Mongryong desapareció lentamente frente a ellos. Al verlo escaparse, solo la desolación y la
desesperación permaneció en sus rostros.
—Fin del Volumen 2—

Traducido por yourdreaman para BLPages@Collection

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