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Universidad Fermín Toro

Decanato de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Administración y Relaciones Industriales
Cabudare, Estado Lara

Tarea#4

Andrea Fermín
C.I: 27.397.718
La simulación y apariencia jurídica han adquirido en el ámbito laboral una gran
acogida en la resolución de cuestiones vinculadas a la identificación del empleador
y a la naturaleza jurídica del contrato. Aun cuando se trata de figuras
rigurosamente distintas, y más propias del derecho civil, desde la perspectiva
laboral han sido tratadas de manera uniforme, en el entendido que mediante ellas
se busca asegurar el cumplimiento de normas imperativas. Estas figuras han sido
especialmente aplicadas para resolver los problemas de identificación de los
contratantes, pero también han servido para evitar la falsedad, el fraude y el abuso
de derecho.

Fraude significa engaño, y en este caso el engaño se produce en el ámbito laboral


tratando de ´´disfrazar´´ un contrato de trabajo con una manera de que excluye al
empleador de las cargas que puede ocasionarle encuadrar dentro de ese régimen,
sobre todo en caso de despido del trabajador, que no tendrían derecho a
indemnización como tampoco gozaría de los derechos de vacaciones, licencias, o
de los beneficios de la seguridad social.

Con respeto a un fraude laboral las empresas buscan ´´ahorrarse´´ cargas


sociales en muchas ocasiones, las empresas incurren a todo tipo de ilegalidades
en el ámbito laboral por diferentes motivos, aunque, en la mayoría de las
ocasiones, estas irregularidades se realizan con el objetivo de ahorrar costos en la
nómina, en los fraudes laborales se disfrazan los contratos de las personas
trabajadoras para que parezcan algo que no son , así, conseguir un beneficio para
la empresa. Esto siempre acaba siendo perjudicial para los trabajadores, ya que
van disminuidos sus derechos y sus prestaciones laborales.

Existen diferentes clases o formas de realizar fraudes laborales. Aunque no existe


una guía de fraudes laborales, existen una serie de prácticas bastante conocidas
en el ámbito laboral por las empresas y que son castigadas en el caso de que
sean detectadas. Podemos encontrar algunas irregularidades como:

 Trabajadores sin contrato: Personas que cobran en negro porque no


poseen ningún tipo de contrato con la empresa

 Falsos autónomos: Las personas están inscritas como autónomos, pero


realmente actúan como empleados de la empresa

 Falsa categoría profesional: Las empresas poseen muchos trabajadores


con categorías profesionales más bajas para que posean sueldos más
bajos.

 Falsos contratos temporales: Los contratos temporales deben tener


justificación de temporalidad, si no deberían ser contratos indefinidos.
 Falsas practicas: Algunas empresas poseen a trabajadores con contratos
en prácticas, cubriendo puestos de trabajo de la empresa y no es un
proceso formativo.

Una de las formas en la cual también se comete fraude laboral es en la simulación


de un contrato de trabajo, realización del mismo, pero con un contenido no real
aun conociéndolo las partes implicadas con una finalidad de engaño. La
simulación puede ser absoluta o relativa.

En relación con la simulación del contrato de trabajo, el Doctor Rafael Caldera,


señala que:

“Las diversas medidas de protección que establece la ley a favor de los


trabajadores, que se traducen no sólo en cargas económicas sino en limitaciones
de la libertad de acción para quien los emplea, hace frecuentes en el Derecho
Laboral las tentativas de evadir sus normas; lo que generalmente se busca
tratando de encubrir la existencia real del contrato de trabajo con la apariencia
simulada de otro negocio diferente.

A veces se da a la relación laboral la apariencia de una relación mercantil. Cuando


los servicios del trabajador se ejercitan vendiendo al público los productos de una
industria determinada, se trata a menudo de dar al contrato la forma simulada de
una compraventa comercial: en apariencia, el trabajador no es sino un
comerciante que adquiere unos productos para revenderlos. Sin embargo, las
modalidades que acompañan a ese contrato simulado: el hecho de la reventa por
la persona misma del revendedor: la exigencia, por ejemplo, de revender dentro
de determinado radio, en determinadas condiciones y bajo la vigilancia de la
empresa, sirven frecuentemente para demostrar la existencia de un nexo de
dependencia característico del contrato de trabajo.”

En relación con la prestación de trabajo en condiciones de fraude o simulación, el


Profesor Oscar Hernández Álvarez, expresa:

“En algunos países del mundo, es frecuente que en algunos sectores de la


producción, especialmente en la venta de ciertos productos alimenticios de
distribución masiva, los trabajadores sean colocados, mediante mecanismos de
artificio, en un estatus diferente al que legalmente le corresponde, logrando de
esta forma evadir la aplicación de las normas laborales. Se trata de trabajadores
cuya relación de trabajo es ocultada mediante la apariencia de una relación
jurídica de otro tipo, civil o mercantil, que excluye la aplicación de las normas
laborales y de seguridad social y deja a dichos trabajadores fuera del alcance del
amparo jurídico que estas normas presentan.

En efecto, cuando un patrono, a fin de burlar la legislación laboral, impone a un


trabajador dependiente la firma de un contrato mediante el cual se declara la
existencia de una relación autónoma civil o mercantil, no puede decirse que existe
una voluntariedad para la realización de un acto simulado –el civil o mercantil-
ocultando un acto secreto – el laboral- que corresponde a la verdadera pero
confidencial voluntad de las partes. Por el contrario, en este caso se trata de la
imposición de la voluntad de una de las partes, el patrono, que prevalido de su
situación de superioridad frente a la hiposuficiencia económica de la otra, el
trabajador, hace que éste acepte dar a la relación laboral que vincula a ambos,
una calificación distinta que permite eludir las limitaciones y costos que para el
patrono supone la legislación laboral. Es por ello, que parece más adecuado
calificar tales situaciones como casos de fraude a la ley, entendiendo por tal al
conjunto de “maniobras” o procedimientos tendientes a eludir, en forma indirecta,
la aplicación de una ley imperativa.

Diversas han sido las formas utilizadas por algunos patronos para enmascarar sus
relaciones de trabajo bajo las apariencias jurídicas a fin de sustraerlas de la
aplicación de la normativa laboral. Una de las formas más generalizadas de
fraude, es la de dar al contrato de trabajo la apariencia de una compra-venta
mercantil. El trabajador no es calificado como tal, sino como un “comerciante” que
“compra” mercancía a una empresa y luego la vende a las condiciones
determinadas por ésta, obteniendo una “ganancia” o “comisión” mercantil.
Especies de este género, son los contratos que las empresas hacen firmar a los
“concesionarios” o “distribuidores” de cerveza, refrescos, gas doméstico, agua
potable y a los vendedores ambulantes de helados, perros calientes y productos
similares.

Otro sistema utilizado es el que califica al trabajador dependiente como “socio


industrial”, que aporta su trabajo a cambio de unas “utilidades”, participando así en
una aparente “sociedad” con un “socio capitalista”, que a su vez aporta el capital y
quien, en la práctica, es el propietario de los medios de producción y se beneficia
de los servicios del supuesto “socio industrial”. En ocasiones se celebra un
“contrato de transporte”, mediante el cual se considera como “porteador” que
realiza el transporte a cambio de “un flete”, a quien en realidad es un trabajador
subordinado que transporta productos bajo las instrucciones de un patrono. El
contrato de arrendamiento ha sido frecuentemente utilizado para encubrir
relaciones laborales. En este sentido, puede registrarse una gran variedad de
casos, desde el “arrendamiento de un vehículo”, por parte de quien en realidad es
un conductor subordinado, hasta el “arrendamiento de una silla” por parte de un
barbero dependiente o el “arrendamiento de sillas y mesas”, por parte del
mesonero que presta servicios a una fuente de soda. El contrato de cuentas en
participación, el mandato y el contrato de obras, son otras de las figuras que se
han utilizado para evadir la aplicación de las normas laborales.

El Derecho del Trabajo, tanto por la vía legislativa, como por la jurisprudencia y la
doctrina, ha hecho un notable esfuerzo para que su aplicación no sea impedida
por estas maniobras fraudulentas. En su anteriormente citado trabajo, González
Rincón, resume con gran claridad lo que, de acuerdo a la jurisprudencia y doctrina
reiteradas en diversos países han sido considerados como mecanismos
defensivos de la normativa laboral frente al fraude:
 El principio de irrenunciabilidad de las normas laborales.
 La presunción de la relación laboral y
 El principio de la primacía de la realidad.

En detalle:

 La irrenunciabilidad de las normas laborales. Establece que las normas


protectoras de los trabajadores son irrenunciables aún por ellos mismos, de
manera que carecen de validez las estipulaciones mediante las cuales un
trabajador consiente condiciones menos favorables a las que le concede la
ley o incluso el contrato colectivo.
 La presunción laboral. El presunto trabajador no está obligado a demostrar
la existencia del contrato de trabajo, sino que le basta demostrar la
prestación personal del servicio para que su relación sea protegida por el
derecho laboral, lo cual sólo puede ser evitado por el pretendido patrono,
probando que se trataba de un trabajo autónomo no susceptible de
configurar un contrato de trabajo. Esta prueba deberá en todo caso
fundamentarse en hechos concretos que apreciados por el Juez, lleven a
éste a determinar la naturaleza no laboral de la relación, pero no podrá
consistir en meras declaraciones formales de voluntad, ni siquiera cuando
hayan sido suscritas espontáneamente por las partes.
 El principio de la primacía de la realidad. De allí que la realidad de los
hechos, tal como ocurren en la práctica cotidiana, tenga primacía frente a
las apariencias formales que puedan adoptar las partes mediante
declaraciones de voluntad, independientemente de que las mismas sean
espontáneas o producto de la presión ejercida sobre una de ellas o de que
sean emitidas en ausencia de dolo o de que envuelvan una intención
fraudulenta.

Mediante el uso de los mecanismos de defensa anteriormente referidos el


Derecho Laboral ha logrado ser aplicado en muchos casos en los cuales las
partes, fundamentalmente el patrono, pretendieron evadir su normativa a través de
situaciones de fraude o de simulación.

La Teoría del levantamiento del Velo Corporativo, tiene el fin de evitar abusos de
la personalidad jurídica que efectúan los particulares o sociedades que se
escudan en la personalidad jurídica de otras sociedades, para diluir o suprimir
responsabilidades patrimoniales a la que pudieran verse afectados. Cuando nos
encontramos ante estas circunstancias fácticas, el órgano jurisdiccional debe
procurar hacer efectiva la tutela efectiva, de modo de prevalecer ésta ante el
derecho de asociación y de libertad económica, por cuanto la justicia tiene un
carácter supremo en el sistema normativo. La doctrina indica el
“DESENTENDIMIENTO DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA” (DISGREGARD OF
LEGAL ENTITY), es una técnica especial que radica en prescindir la forma externa
de la persona jurídica para conectarse en lo intrínseco del ente social con el objeto
de “levantar su velo” y así examinar minuciosamente los reales intereses que
existen o se ocultan en su interior. “…en suma adentrarse en el seno de la
persona jurídica, para de ese modo suprimir los fraudes y abusos que por medio
del manto protector de la persona jurídica se pueden cometer…” (Yaguez, Ricardo
de Ángel. La doctrina del levantamiento del velo de la persona jurídica en la
jurisprudencia). Así, el velo corporativo se concibe como un mecanismo tendiente
a eliminar el fraude a la Ley. En nuestro país, no tiene fundamento legal expreso,
no obstante se han dictado ciertas normas aisladas en diferentes leyes que
permiten integrar un sistema normativo, además la doctrina y la jurisprudencia se
han encargado de construir a partir de las figuras de la simulación y del abuso de
derecho, la fórmula de la técnica de uso del velo corporativo, obteniéndose por
este medio la consecuencia final de desestimar la personalidad jurídica del ente
social conectándola de forma directa con la de sus socios incluso con otra u otras
empresas o grupos económicos.
En síntesis, en principio los socios y la sociedad son personas diferentes y a priori
tienen patrimonios autónomos, pero en situaciones excepcionales, los principios
de autonomía o separación patrimonial son ignorados, es decir, que en
determinadas circunstancias especiales, el Juez o la Administración puede
desconocer la personalidad jurídica propia e independiente de la sociedad, esto
ello para concluir que los socios y la sociedad no son sujetos diferentes sino que
se confunden en un todo unico, produciéndose el desconocimiento de la
personalidad jurídica de una sociedad y, por vía de accesoria se desestima el acto
de inscripción en registro público, por lo cual el pacto social que da origen a la
sociedad no es oponible a terceros.
Esta técnica se aplica cuando una compañía, mediante el uso abusivo de la forma
jurídica, ha incurrido en un fraude a la ley, y existe fraude a la ley cuando
concurren los elementos que se señalan a continuación: Primero: La existencia de
una norma jurídica imperativa u obligatoria, cuyo respeto interesa al orden público
la cual es infringida. Segundo: La intención de eludir la aplicación de la disposición
normativa, elemento subjetivo que constituye el fin fraudulento; y Tercero: La
utilización de un medio legalmente eficaz, pero ejecutados en pro del fraude de
ley, estas circunstancias no impedirán la debida aplicación de la norma que se
hubiere tratado de eludir, pero la sociedad para eludir la norma, crea condiciones
con formas jurídicas para obtener un resultado contrario al Derecho. La acción de
velo corporativo tiene sus bases primarias en el artículo 13 del Código de
Procedimiento Civil, ya que en la búsqueda de la verdad y por vía de excepción, el
juez puede “...decidir con arreglo a la equidad…” cuando la norma lo expresa y la
ley lo permita. En efecto, el artículo 13 eiusdem, conforme al cual “…el Juez
decidirá el fondo de la causa con arreglo a la equidad, cuando las partes, de
común acuerdo, así lo soliciten (..)”, aunado otro basamento legal es
perfectamente aplicable el artículo 1.160 del Código Civil, que reza así: “Los
contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo
expresado en ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos
contratos, según la equidad, el uso o la ley”.
El velo corporativo implica la unificación o fusión entre la persona jurídica y sus
miembros componentes siendo la consecuencia primaria lograr del órgano
jurisdiccional o administrativo una declaración en la cual la identidad jurídica de la
compañía se fracture, convirtiéndola es un todo indisoluble con sus accionistas
incluso con otras sociedades, esta actividad tiene diversas vertientes:
1.-donde la persona jurídica de la sociedad, ha sido creada o constituida en fraude a la
ley.
2.- tecnica en ausencia de norma expresa que autorice el desconocimiento de la
3.- cuando la sociedad objeto de velo corporativo, incurre en un abuso

De lo expuesto en los puntos anteriores se desprende claramente que no puede


enfrentarse el problema del fraude laboral como un fenómeno de incumplimiento
individual por parte de determinados empleadores.

El fraude laboral en esta etapa histórica no es otra cosa que la expresión concreta
de la denominada flexibilidad de hecho, impuesta por el capital en defensa de sus
intereses y en perjuicio de los trabajadores. Deja de ser un fraude individual para
constituirse en fraude impuesto por una clase social, la que detenta la propiedad
del capital.

Ya no recurre al fraude únicamente el pequeño empleador que no cuenta con la


estructura que le permita cumplir íntegramente con la normativa laboral.
Pequeñas, medianas y grandes empresas incurren en el fraude laboral en forma
planificada y con total sentimiento de impunidad.

Se trata de conductas fraudulentas impulsadas y amparadas institucionalmente.


Legisladores que aprueban leyes que facilitan las mismas, autoridad de aplicación
que hace como que las ignora o, lo que es peor, asesora como hacerlas mejor,
jueces que las facilitan.

En este sentido se puede afirmar que el fraude laboral se constituye en definitiva


como una variante institucional del nuevo orden social.

Es por ello que, más allá de los esfuerzos que se puedan hacer en cada conflicto
parti-cular, no hay manera de enfrentarlo realmente si no es poniendo en cuestión
el modelo que lo incentiva y respalda.

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