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BUEN VIAJE SEÑOR PRESIDENTE

el señor presidente viaja hasta Ginebra para hacerse un examen de salud por que
últimamente ha presentado dolores de columna. Estaba sentado en el escaño de
madera bajo las hojas amarillas del parque solitario, contemplando los cisnes
polvorientos con las dos manos apoyadas en el pomo de plata del bastón, y
pensando en la muerte. De allí se fue al hospital donde el doctor lo había citado,
cuando entra al consultorio el médico le dice que tenía un problema muy grave en
la columna y dice que si no se hace una operación puede morir, el muy triste sale
del consultorio y se va a una cafetería la cual iba mucho a tomar una botella de
agua, pero también podio café. Cuando se está tomando el café siente que
alguien lo mira, el decide marcharse cuando va por el camino ve que el mismo
señor que lo miraba en la cafeterita lo seguía.

El presidente se le acerca y le pregunta como se llama y el le contesta Homero,


también le pregunta por que lo sigue y el le contesta que trabaja en el hospital
como conductor de ambulancia, y también en una funeraria que le pagan por
llevar muertos para que les realicen la exequias.

El presidente confundido le dice que para que lo sigue y el le dice que el ya se


entero de la enfermedad que el tiene y que se puede morir.

Homero le dice que lo invita a una cena, que la esposa Lazara cocina arroz con
camarones muy ricos. Lazara le pide a los vecinos casas prestadas como vajillas,
cafetea y tazas para el café, cambia las cortinas y quito los forros de los muebles
para que no se viera la pobreza. Cuando llego el presidente a la casa la esposa le
sirvió un plato de arroz con camarones tajadas de plátano y ensalada de aguacate
y después de terminar se dieron cuenta que el presidente no tenia ganas de vivir,
y ellos deciden ayudarlo en su recuperación y su operación.

El presidente se llevo a Homero a un hotel y le dio varias cosas de valor como


joyas para que las intercambiara por dinero, a homero no le dieron mucha plata
por esas joyas ya que eran falsas.
Le realizaron la operación al presidente y para poder sacarlo del hospital tenían
que pagar una plata y los hijos de homero les dieron de sus ahorros.

Homero y Lazara tuvieron al presidente en su casa hasta que se recuperó, cuando


se recuperó el presidente les dejó una carta a Homero y a Lazara con los anillos
de su boda y una carta que les decía que se había ido para su tierra natal y cada
seis meses les manda una carta diciéndoles como esta, la ultima carta les decía
que le había vuelto el dolor pero no tan fuerte.
LA SANTA

Margarito Duarte, era un señor callado, sin estudios avanzados, pero letrado, que
no tuvo una vida muy afortunada, por el hecho de leer logra a los 18 años un
puesto de escribano en su municipio en la que se desenvolvió muy bien. En esta
misma edad, se casó con una mujer muy bella, que, desafortunadamente, se
murió poco después, justo en el parto de su primera hija. La niña era más bella
que la propia madre, sin embargo, a causa de una fiebre, murió a los siete años.

La vida de Margarito siguió entonces sin mayores apuros, pero, once años
después de la muerte de su hija, Margarito fue comunicado de que sus parientas,
mujer e hija, serían exhumadas a causa de la construcción de una represa en el
cementerio del municipio.

Margarito se pone frente al misterio que cundirá por toda su vida, pues, allí,
tumbada en el ataúd, está su hija, con la apariencia de una viviente, como si
solamente estuviera dormida. La niña no demostraba ninguna señal de que era
una difunta, con la excepción, claro, de que sus órganos no más latían y de que su
cuerpo carecía de peso. Todo en la muchacha reflejaba vida, incluso las flores que
llevaba presas en las manos. Centenares de personas curiosas atraídas por lo que
llamaban milagro llegaban a ver el cuerpo. Se empezó a decir que la
incorruptibilidad del cuerpo era un síntoma de santidad.

De ahí en adelante, tras ese suceso, Margarito se marcha a Roma con el objetivo
de que el Vaticano y el Papa reconozcan la santidad de su amada hija, que la
beatifiquen. Sin darse cuenta, a través del cuerpo incorrupto de su hija, llevaba ya
veintidós años luchando en vida por la causa legítima de su propia canonización.
EL AVIÓN DE LA BELLA DURMIENTE

El narrador cuenta que: El estaba esperando en el aeropuerto de París para


emprender vuelo hacia la ciudad de Nueva York. Todos los vuelos se habían
retardado porque desde la noche anterior que estaba nevando. En esta larga
espera que se había hecho, se cruza con una mujer que según él había sido la
mujer más bella que había conocido en su vida. Era Bella, elástica y con una piel
tierna del color del pan, los ojos de color verde y cabello liso, largo y negro".
Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de lince, blusa de seda natural con
flores muy tenues, pantalones de lino crudo, y unos zapatos lineales del color de
las bugambilias. Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida, pensé, cuando
la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacía la cola para
abordar el avión de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.

Pensó que nunca más la volvería a ver, pero le ocurrió algo hermoso, cuando ya
estaban arriba del avión y este emprende su vuelo, a esta bella mujer, le toca
sentarse al lado de él. Fue una grata sorpresa. Pensó que podrían llegar a
conversar, pero esta joven mujer, inmediatamente se duerme, se duerme todo el
viaje como una Bella durmiente. Al llegar a la llegar a la ciudad de Nueva York, la
bella mujer despierta, baja del avión y el comprende , que los vecinos de asientos
así como los matrimonios viejos no se dan nunca los buenos días al despertar y
tampoco ella, esta bella mujer se va sin saludarlo y no la volvió a ver nunca más.
ME ALQUILO PARA SOÑAR

Un día, en la Habana Rivera a las nueve de mañana, se desata un fuerte oleaje


que levanta por los aires los automóviles de la carretera costanera y destruye la
recepción de un hotel, contra cuya pared también se estrella uno de los autos.
parecía que hubiese estallado una dinamita, Los alegres voluntarios cubanos, con
la ayuda de los bomberos, recogieron los destrozos en menos de seis horas,
clausuraron la puerta del mar y habilitaron otra, y todo volvió a estar en orden. Por
la no se había ocupado nadie del automóvil incrustado en el muro, pues se
pensaba que era uno de los estacionados en la acera. Pero cuando la grúa lo sacó
de la tronera descubrieron el cadáver de una mujer amarrada en el asiento del
conductor con el cinturón de seguridad. Era el ama de llaves de los nuevos
embajadores de Portugal, el escritor la había conocido años atrás en Viena, y de
la que sabía que poseía una habilidad especial, la de poder predecir lo que iba a
suceder, mediante los sueños. Cada predicción, invariablemente, le llegaba la
noche antes de que el hecho sucediera. En su casa predijo que uno de sus
hermanos más pequeños se iba a ahogar, pero a diferencia del sueño no en el
agua del lago donde le gustaba bañarse, si no que reinterpretándolo decía que se
atoraría con un caramelo y finalmente al niño se le atoró en la garganta un
caramelo que tenía la forma de una canica, el que lo mato. Soñar era el oficio de
esa mujer , y trabajo por mucho tiempo anticipando el día a día de una familia de
Viena, en la que terminó controlando cada acción , quedándose con todo su dinero
. Un día, el escritor se encuentra con ella mientras almorzaba con Pablo
Neruda en Barcelona, quien se disgusta ante la presencia de la mujer porque no
cree en las supersticiones. Finalmente, llega a trabajar con una última familia, la
del embajador de Portugal, que conocía el escritor, y que era con quien había
venido a la Habana y quien a su vez era el propietario del auto. Las palabras del
embajador, que el escritor recuerda fueron estas: “No se imagina lo extraordinaria
que era... usted no hubiera resistido la tentación de escribir un cuento sobre ella”,
Y prosiguió en el mismo tono, con detalles sorprendentes, pero sin una pista que
me permitiera una conclusión. “Nada... soñaba”.
«SÓLO VINE A HABLAR POR TELÉFONO»

Una tarde de lluvia primaveral María de la Luz Cervantes quien era una mexicana
de 27 años viajaba sola hacia Barcelona después de visitar a su familia en
Zaragoza. Pero quedó varada en el desierto de los Monegros y esperó que alguien
le hiciera un favor de llevarla hasta donde hubiera un teléfono, para poder
comunicarse con su esposo.

Después de una hora, pasaba un autobús y María lo detuvo. El autobús estaba


lleno de mujeres que iban como dormidas. María desconocía que ese era un bus
que llevaba mujeres al hospital mental y todas estaban sedadas. Cuando el bus
llegó al hospital, María quiso bajarse para pedir prestado un teléfono y entró en un
pasillo donde había muchas mujeres custodiadas por una supervisora, quienes
pensaron que María pertenecía a aquel sanatorio. María trataba de explicarle que
sólo necesitaba un teléfono para llamar a su marido, pero la supervisora llamada
Herculina no le hizo caso y María fue inscrita en el sanatorio. Allí pasó muchas
semanas, y muchas ocasiones tuvieron que drogarla para calmarla porque le
daban arranques de ira y ansiedad al ver que nadie le creía su historia. El esposo
al ver que ella no acudió a su cita pensaba que María se había escapado para vivir
con otro hombre, porque ya en el pasado ella había hecho lo mismo.

Tiempo después, María logro realizar la llamada, pero la respuesta no fue la


deseada y recurrió a Herculina para que le llevara un mensaje a su marido, y éste
inmediatamente se presentó en el sanatorio en busca de María. Ella le contó toda
su tragedia vivida en aquel horrible lugar, pero su marido, que era mago y trabaja
como recreacionista de fiestas, también termino creyendo la versión del director
del sanatorio y pensaba que María estaba loca, en su primera visita el director le
dijo que le escuchara todo lo que dijera y que no le hiciera caso porque su mujer
estaba muy trastornada.
María al ver que su pareja tampoco le creía no quiso ver más a su marido, a pesar
de que este solía visitarla todos los sábados y le enviaba cartas, ella lo ignoraba, y
así la relación se fue enfriando hasta que éste no volvió más al sanatorio y
también María desapareció y no se supo más de ella.
ESPANTOS DE AGOSTO

Una familia de esposo e hijos llegan a Arezzo un poco antes del mediodía,
buscaban el castillo que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado
en la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y
bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles
abarrotadas de turistas. volvieron al automóvil, abandonaron la ciudad por un
sendero de cipreses, una vieja pastora les indicó dónde estaba el castillo. Antes
de despedirse les preguntó si pensaban dormir allí, y le contestaron, que sólo iban
a almorzar, dijo menos mal porque en esa casa espantan. Los esposos se ríen
entre sí, dando a entender que no creían en apariciones, pero sus hijos de nueve y
siete años se toman todo con emoción puesto que deseaban ir a un castillo
embrujado.

Miguel Otero Silva les recibe en el castillo con un buen almuerzo siempre con su
actitud refinada y como un espléndido anfitrión. Al llegar empiezan a conversar
sobre los geniales hombres nacidos en Arezzo, la región donde se ubicaba el
castillo. El señor Otero inmediatamente les dice que ninguno más grande e insigne
que Ludovico, un gran señor de artes y de guerra, que había construido el castillo
con su desgracia, Ludovico tenía mucho poder y murió de forma espantosa. En un
momento de locura apuñaló a su mujer en el lecho donde ambos estaban y luego
contra sí mismo acercó a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron.
Otero afirmó a la familia que el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en
tinieblas tratando de conseguir sosiego en purgatorio de amor.

El castillo era inmenso y sombrío. El señor Otero se había encargado de restaurar


por completo la primera planta, por ello había construido un dormitorio moderno
con suelos de mármol, además había una terraza de flores e instalaciones para
sauna y cultura física. La segunda planta estaba llena de cuartos, con muebles de
diversas épocas. En la última planta se conservaba una habitación intacta por
donde el tiempo parecía no haber pasado, era el cuarto de Ludovico. Al conocerlo
se transportaron a un sitio mágico, había cortinas bordadas con hilos de oro y en
el sobrecama estaba acartonado por la sangre de la amante asesinada por
Ludovico. Lo más llamativo para el visitante era el olor a fresas recientes que
había en aquella habitación.

Cuando la familia terminaba de ver el castillo se hizo de noche, así que debían
quedarse a cenar y a dormir allí. Con la noche oscura los dos niños de la pareja de
esposos encendieron unas antorchas en la cocina y se fueron a explorar los pisos
altos. Pudieron descansar muy bien el y su esposa en un dormitorio de la planta
baja y sus hijos en el cuarto de al lado. El tiempo pasó y llegó el amanecer, con el
brillo del sol, el esposo pensó de inmediato, luego de ver ese brillo del sol, que era
una tontería creer en fantasmas. En ese momento percibe un olor a fresas recién
cortadas, seguidamente ve la chimenea con las cenizas frías y el lecho acartonado
ya como piedra y el retrato de Ludovico que le miraba fijamente. En ese momento
descubrió que no estaban en la planta baja donde se habían acostado en la noche
anterior, sino que se hallaban en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y con
las cortinas polvorientas y las sabanas empapadas de sangre aún caliente en
aquella cama.
DIECISIETE INGLESES ENVENENADOS

Lo primero que notó la señora Prudencia Linero cuando llegó al puerto de


Nápoles, fue que tenía el mismo olor del puerto de Riohacha. Al llegar, una
señorita italiana se espanta al ver a un hombre muerto en pleno puerto, lo que
llamó la atención de los pasajeros. Prudencia se hospeda en el tercer piso de un
edificio de diez pisos en el que cada piso es un hotel distinto, ella quería
hospedarse en el primero pero no puede al este estar ocupado por diecisiete
ingleses. Al ir a cenar a un restaurante cercano al hotel conoce a un cura
yugoslavo que le informa que el papa solo recibe gente los martes.

Ella, muy entristecida, regresa al hotel, ya que ella sólo había ido a Roma con el
objetivo de que el Papa le confesara. Una vez en el hotel, ella ve varias
ambulancias en la cera. Cuando se le informa que los diecisiete ingleses habían
muerto envenenados por la comida que se les fue servida en la cena , la sopa de
ostras, le entregó la llave del cuarto, sin prestarle más atención , con el nudo de
lágrimas en la garganta, pasó los cerrojos de la habitación. Luego rodó contra la
puerta la mesita de escribir y la poltrona, se puso el camisón de viuda, se tendió
bocarriba en la cama, y rezó diecisiete rosarios por el eterno descanso de las
almas de los diecisiete ingleses envenenados.
TRAMONTANA

En este cuento el narrador cuenta que vio una sola vez en Boceado, el cabaret de
moda en Barcelona, pocas horas antes de su mala muerte. A un joven que estaba
acosado por una pandilla de jóvenes suecos que trataban de llevárselo a las dos
de la madrugada para terminar la fiesta en Cadaqués. Eran once, y costaba
trabajo distinguirlos, porque los hombres y las mujeres parecían iguales. Al ver
esto, alguien intervino a gritos para que dejen al muchacho en paz, y los que lo
llevaban decían que era suyo. Había vivido en Cadaqués hasta el verano anterior,
donde lo contrataron para cantar canciones de las Antillas en una cantina de
moda, hasta que lo derrotó la tramontana. Logró escapar al segundo día con la
decisión de no volver nunca, con tramontana o sin ella, seguro de que si volvía
alguna vez lo esperaba la muerte. Cadaqués era uno de los pueblos más bellos de
la Costa Brava, y también el mejor conservado. Esto se debía en parte a que la
carretera de acceso era una cornisa estrecha y retorcida al borde de un abismo sin
fondo, donde había que tener el alma muy bien puesta para conducir a más de
cincuenta kilómetros por hora. Las casas de siempre eran blancas y bajas, con el
estilo tradicional de las aldeas de pescadores del Mediterráneo, Sin embargo, en
primavera y otoño, que eran las épocas en que Cadaqués resultaba más
deseable, nadie dejaba de pensar con temor en la tramontana, un viento de tierra
inclemente y tenaz, que según piensan los nativos y algunos escritores
escarmentados, lleva consigo los gérmenes de la locura. Sin embargo, no hubo
modo de disuadir a los suecos, que terminaron llevándose al chico por la fuerza
con la pretensión europea de aplicarle una cura de burro a sus supercherías
africanas. Lo metieron pataleando en una camioneta de borrachos, en medio de
los aplausos y las rechiflas de la clientela dividida, y emprendieron a esa hora el
largo viaje hacia Cadaqués. El chico, despavorido por la inminencia del regreso,
aprovechó un descuido delos suecos venáticos y se lanzó al abismo desde la
camioneta en marcha, tratando de escapar de una muerte ineluctable.
MARÍA DOS PRAZERES

Maria dos Prazeres era una mujer de setenta y seis años que por un sueño estaba
segura de que iba a morir antes de navidad, pero no fue así.

Una mañana un hombre de la agencia funeraria llegó tan puntual, que María dos
Prazeres estaba todavía en bata de baño y con la cabeza llena de tubos
lanzadores, ella había querido sus servicios para ella cuando muriera.

El hombre había entrado y había mirado todo lo que le rodeaba en la casa y abrió
un plano del cementerio de Montjuich, y ella se acordó de una tragedia que vio
cuando era niña, vio que el cementerio de Manaos había sido destruido por las
lluvias y que por su patio habían legado ataúdes y pedazos de ropas y cabellos,
por eso fue la razón de que no quería que la enterraran en un cementerio donde
llegara el agua.

El hombre le dijo que no se preocupara que todo estaba previsto, Maria dos
Prazeres le pedía muchos requisitos como que la enterraran acostada en una
tumba nueva junto a Durruti y a otros dos anarquistas, y que estuviera mucho
mejor debajo de un árbol primaveral, pero algunas cosas no se les concedió.

Maria dos Prazeres tenia un perro llamado Noi que llego a golpear la puerta
cuando estaba el de la agencia funeraria, cuando entro se subió a la mesa y casi
malogra el plano, su dueña lo grito y el perro lloro y eso hizo que el muchacho se
asustara por que no había visto antes llorar a ningún perro y también se
sorprendió cuando Maria dos Prazeres dijo que ere puta, el muchacho se marcho
y se despido de María.

Maria dos Prazeres había repartido toda su fortuna y había elegido un lugar muy
noble donde vivir, el conde de Cardona la visita todos los últimos viernes de un
cada mes, era un único amigo y no sabia por que lo eran, siempre cuando el
conde se iba le dejaba veinticinco pesetas, que era el precio que cobraba María
cuando la conoció.
María le había enseñado a Noi a ir al cementerio con la única esperanza que
hubiera alguien que llorara por ella cuando muriera.

Un día cuando María bajaba del cementerio comenzó a llover fuerte y ningún bus
la quería llevar, un automóvil suntuoso de color del acero crepuscular pasó casi
sin ruido por la calle inundada, se paró de golpe en la esquina y regresó en
reversa hasta donde ella estaba y el conductor se ofreció para llevarla. María dos
Prazeres con sinceridad voy muy lejos, pero me haría un gran favor si me acerca
un poco, el joven le dijo que subiera , María dos Prazeres le indicó a su conductor
que la dejara en una esquina cercana, pero él insistió en llevarla hasta la puerta de
la casa, el conductor le dijo que se podía subir a su casa y ella le dijo haga lo que
quiera , comenzaron a subir los escalones y en una fracción de segundo volvió a
examinar por completo el sueño premonitorio que le había cambiado la vida
durante tres años, y comprendió el error de su interpretación. María dijo
asombrada: De modo que no era la muerte. oyendo los pasos contados en la
oscuridad, oyendo la respiración creciente de alguien que se acercaba tan
asustado como ella en la oscuridad, y entonces comprendió que había valido la
pena esperar tantos y tantos años, y haber sufrido tanto en la oscuridad, aunque
sólo hubiera sido para vivir aquel instante.

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