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1480 Nacido Söderj Tullstorp en la región danesa de Scania en el año 1480.

1510 Söderj no era más que un campesino que fue tempranamente adiestrado
como soldado al iniciarse la guerra contra Suecia. Scania (provincia
danesa que quería anexionar a sus territorios), había ya sido invadida
varias veces en el pasado, habiendo, una de ellas, pasado un intervalo de
30 años antes de ser reconquistada por Dinamarca.
Aunque no despreciaba su vida de pocos recursos, ansiaba más que vivir
hasta la muerte como labrador de la tierra. Fue llevado (como tantos
otros) de su aldea natal (a la ciudad elegida para reunir y formar al ejército
que lucharía contra el invasor sueco: Halmstadt
Aquella ciudad asomada al mar, era lo que todo nórdico podía imaginar
como la puerta al paraíso. Un lugar donde muchos perecerían y otros
tantos (quizá) levantarían sus voces henchidas de victoria.
Se decía que el señor de Scania había llegado para liderar las tropas, pero
no lo vio hasta un mes después de su llegada, en el centro de mando, en
pie, rojo por la rabia y el exceso de honor, sobre la larga mesa donde los
lugartenientes discutían el transcurso de la guerra, gritando a sus
soldados y despertando en Söderj un patriotismo velado por palabras
colmadas por una ira alimentada durante mucho tiempo. Por supuesto,
era de noche. Siempre era de noche cuando su señor, Diederik Skane, se
dignaba presentarse ante su legión. Virtuoso orador, sabía cómo hacer
surgir la llama del odio hacia los invasores.
1515 Tan sólo pudo contar con tres años de instrucción en sus brazos cuando
la batalla era ya inminente. Una masacre de carne y fuego. La ciudad fue
penetrada tanto por mar, como por tierra. Cientos de heridos que Söderj
fue incapaz de ignorar; ordenó a un convoy de campesinos, que huían en
sus carretas con todo lo poco que era su vida, que prestasen su honor a
Scania, transportando heridos a una aldea cercana. Gracias a esto, pudo
concentrar en la aldea de Lund a la mitad del ejército scano (contándose
entre ellos heridos e ilesos). Diederik se encontraba allí, habían perdido
Halmstad, pero ello no le hizo incapaz de apreciar a un héroe de guerra.
Nombrándole terrateniente y manteniéndole cerca, poco a poco, Söderj
fue tomando posición y sus palabras fueron escuchadas. En los dos años
siguientes, se dedicaron a viajar clandestinamente de población en
población, sumando soldados a la causa.
Hasta que llegó la noche menos pensada. Se dirigían al sur, para pedir
asilo y apoyo militar a un lugarteniente que, por motivos de gestión
política, no había podido unirse a la guerra. ¡Emboscada! Söderj pudo ver
cómo figuras imbuidas en sombras se desprendían de ellas y de sus
manos emanaba un fuego infernal que desintegró casi al instante a todo
aquel que respirara aquel aire en llamas. Caído y herido por las esquirlas
de huesos y armas que habían saltado por los aires, puedo ver como
Diederik no sólo estaba ileso, sino que él y sus lugartenientes se
enfrentaban a aquellas personas que parecían haber surgido del mismo
infierno. Algunos eran descuartizados a una velocidad inimaginable, a
otros sus cabezas eran lanzadas por los aires con un simple golpe. Con
Diederik en pie, mostrando algo en su frente que brillaba y seguía a sus
compañeros, asistiéndolos de alguna manera. Un tercer ojo que no sólo
guardaba por la vida de sus camaradas, cada vez que caían heridos a
tierra; sino que los llevaba a la victoria. Allí estaba aquella criatura de los
cielos, organizando la afrenta con esa voz colmada de un odio que podría
haberlos destruido a todos de haberse materializado. Aunque los
guerreros tenían su propia forma (divina para Söderj) de destrozarlos,
siempre veía el mismo final, la carne de los cadáveres se desvanecía en el
frío de la noche; como si nunca hubieran llegado a existir realmente.
Söd, paralizado por lo que él creía como, ángeles de dios; sucumbía ante
el mismo frío, su corazón caía poco a poco en la penumbra del sueño
eterno. Amargando una renacida esperanza por ganar aquella guerra, con
una inminente muerte.
“Ojalá haber unido mi brazo al tuyo en batalla. Hubiera sido un honor
compartir la victoria con los heraldos de dios. Espero que me reciba con el
mismo orgullo con el que me despido”
“Si pudiera arrancarte de las manos de Dios ¿me permitirías mantenerte
a mi lado?”
“Alargar lo inevitable… permíteme demostrar que podemos salvar esta
tierra…”
Expiró… y despertó días después, ya en el sur, a las puertas de la ciudad
de Ystad, gobernada por la mujer del difunto lugarteniente de la ciudad
(Raro ver una mujer gobernando, y mucho más, que su pueblo lo permita)
Diederik le prometió, sin saciar la confusión de Söderj, que haría de él un
heraldo de dios, cómo él mismo había dicho. Le dijo que nunca había
escuchado esas palabras de un “mortal” hacia alguien como él… Le
prometió todo, hasta contarle la verdad sobre aquella guerra; Pero sólo
después de marcharse de Ystad con el regimiento de nuevos soldados.
Nada más alejado de la realidad.
Se le ordenó a Söderj esperar a las afueras, recuperando fuerzas,
bebiendo de un cubo de sangre de animal. Diederik y sus lugartenientes
se reunieron con Freya Karalynn, humana regente de Ystad. Nunca
salieron de Ystad.
Söderj vio cómo los cadáveres “estacados” de sus compañeros eran
colgados y quedaban pendiendo de las murallas de la ciudad. Ystad los
había traicionado. Huyó de aquel lugar. Se dirigió al punto donde
esperaban los pocos soldados que aún vivían ocultos, esperando la
llamada de su señor. Tras avisar de la traición de Ystad, muchos
despreciaron a Söderj por su cobardía al abandonar a Diederik.
Aunque aún había reductos resistentes, definitivamente, habían perdido
la guerra. Le habían arrebatado su única oportunidad de dar libertad a
Scania.
Suecia, (o más bien, la camarilla) extendía imparable su dominio sobre la
provincia.
Vagando por la yerma tierra. Sin ser nada, sin conocer absolutamente
nada de lo que podría llegar a ser. Todo por Freya Karalynn.
1523 Pasaban los días, las semanas, los meses. Söderj, completamente perdido
vagó sin rumbo por Scania durante ocho largos años de estudio de sí
mismo. Comprobó que era incapaz de despertar cuando la luz se alzaba
sobre el cielo y que si intentaba mantenerse despierto, alguna fuerza
oculta en sí mismo le empujaba al sueño. Debía evitar a toda costa la luz
del sol, así como del fuego. No fueron pocas las veces que se hirió a si
mismo inconscientemente. Pero lo peor no era eso. Todo se volvía
terrible cuando un hambre que no había sentido jamás se apoderaba de
él tras varios días sin alimentarse y debía buscar algún humano del que
alimentarse, nada menos que con su sangre. Y no eran pocas las veces en
las que se rendía al instinto… debilitándose cada vez más
Una noche, encontró a un peregrino que viajaba para ingresar en el
Priorato de Törjö. Vio su oportunidad de ocultarse, al fin, en un lugar
donde podría encajar una criatura hecha de oscuridad. Sus pensamientos,
mientras acompañaba al peregrino, proyectaron a todos aquellos
humanos llenos de fe, desangrándose en su boca. Sintiendo el calor de
aquél pegajoso elixir de vida. Perdió el control, casi inconsciente, vio
como aquel peregrino entregaba su cuello y aparecía intermitentemente
desmembrado sobre las pocas pertenencias que consideraba suyas.
Cuando volvió en sí, allí estaba lo que quedaba del viajero, tanto en el
suelo, como en su propio cuerpo. Inmediatamente sintió el dolor… el
sufrimiento de una vida que se apagaba sin dar su permiso. La ira de Dios
sobre su conciencia como tantas otras veces había sentido; cuando
aquella niña solitaria cantaba su último poema junto a un puente
nocturno; cuando aquella familia desapareció para siempre en los
alrededores de su granja sumida en la oscuridad. La Peste Negra era una
excusa para que desaparecieran sin más tantas pobres almas. Pero no
podía esquivar la culpa, era responsable y sufría al igual que había hecho
sufrir. Sintiendo cómo algo de sí mismo huía cada vez que arrancaba la
vida a algún inocente. Expuesto por siempre a la mirada de Dios ¿En qué
clase de criatura se había convertido? Pensaba que se había convertido
en un Heraldo de Dios y no en un demonio que dependía de la sangre
como alimento. Quizá era su castigo por no haber cumplido con Diederik,
quizá simplemente se había equivocado y no eran más que bestias ladinas
que obraban en nombre de Dios para engañar a todos aquellos de los
que, más tarde, se alimentarían. Trayendo destrucción hacia aquellos
responsables del pecado original. Él también debía llegar a la redención.
Una bestia hambrienta, ángel exterminador de mortales. Dios debía tener
algún plan oculto para Söderj. Seguiría sus pasos para conseguir su
perdón y alejarse del regazo de los infiernos. Un poder sobrenatural debía
estar al servicio de algo más que el hambre, la furia y la destrucción.
Recogió lo poco que pudo para hacerse pasar por el viajero e ingresó en
su lugar en el Priorato de Törjö.
1571 Habían pasado tantos años, que ya había visto pasar, incluso, la vida del
más joven, ya senil, incapaz de recordar que el Prior seguía teniendo el
mismo aspecto que cuando tomó los hábitos. Había aprendido a leer, a
copiar y a rezar. Una vida de paz que temblaba cada vez que el espíritu
condenado de Söderj requería saciar su hambre. (Había encontrado, sin
embargo, una fórmula que le mantenía en paz. Sólo cuando viajaba a la
aldea cercana y requería de los servicios de alguna prostituta y se
alimentaba de ella, bajo su pagado permiso) Tenía oculta una prostituta
en la cripta del priorato, había llegado a un acuerdo de sangre por sangre.
La mujer no envejecía, pero cada vez dependía más de su sangre… una
adicción que sufría más Söderj que aquella mujer de la que ya no recuerda
el nombre.
Con el paso de los años, los monjes humanos del Priorato fueron
sustituidos por vástagos que llamaban a la puerta con el miedo de
aquellos que huyen de sí mismos en la oscuridad.
Deciden, pues, abandonar el Priorato. Demasiada presión de la camarilla
en territorios cercanos como para seguir siendo invisibles a estas guerras
políticas. Exilio clandestino de Söderj Skane y sus cuarenta Caitiff.
Abandonan a los monjes ancianos y a la prostituta del Priorato (a la que
fueron devueltos todos aquellos años robados por el Prior en tan sólo
unas horas)

1612 Una larga lista de lugares visitados buscando un refugio estable. Llegan a
un convento aislado en Welz (frontera oeste de la actual Alemania),
liderado (afortunadamente) por Adalia de Welz, una Nosferatu tan
desconfiada que casi ordena a su prole que acabe con todos los Caitiff
(creyendo que son o infiltrados de la camarilla para eliminar el rastro de
los traidores o una de las manadas sabbat que han visto acechando desde
hace meses). Accede a alojarlos hasta que pase el verano. Mantienen
conversaciones; Söderj le revela que son Caitiff y que buscan revelar sus
identidades. Adalia le dice que no es imposible, hay un sabio afincado en
Italia (más propiamente Florencia) que dedica su eternidad al estudio de
su propio linaje de sangre y que podría encauzarlo hacia la verdad.
Una noche, los Caitiff encuentran una pequeña biblioteca Tremere en la
cripta del convento. En Welz había una capilla Tremere hasta hace poco;
fue arrasada por el Sabbat. Adalia aprovechó la ocasión para robar cuanto
le fue posible de los documentos y conocimientos ocultos de la magia
Tremere. Aunque su error fue creer que no fue detectada. Cuando la
Nosferatu volvió al convento, hizo que su refugio fuera el próximo
objetivo Sabbat. Al final del estadio, cuando los Caitiff ya se preparaban
para marchar. Una manada Sabbat atacó, creyendo desprotegido el
convento; penetraron en el edificio y acabaron con Adalia de Welz,
diablerizándola el joven líder Tzimitche, que a su vez fue diablerizado por
Söderj, asumiendo disciplinas tanto de Adalia como del asesino
Tzimitzche. Huyen del lugar robando también lo que pueden de la
pequeña biblioteca Tremére. (Aprovechando que los Nosferatu no se
interpondrán)
Ponen rumbo al Sur
Difícil y trágica entrada a la península Itálica. Diez de sus Caitiff son
asesinados. La frontera es una zona en la que la camarilla caza esclavos
humanos, los agrupa y envía a las distintas cortes a lo largo y ancho de
Europa. Si lo hubieran sabido, se habrían salvado.
1656 La Camarilla domina, definitivamente, la provincia de Scania;
anexionándola a Suecia (para siempre).
1670 Tras 100 años vagabundeando por Europa, llegan a Florencia.
Investigan sobre dónde puede estar el erudito Giovanni. Descubren, sin
estar seguros (Ya que sus fuentes, constantemente, son las de vástagos
con poca influencia que tienen conocimientos “de oídas” y que viven
marginados), que viajó recientemente a la República de Ragusa.
1673 Tres años después de su llegada, consiguen ganarse una audiencia con el
Duque de Florencia, Vitali Giovanni (Independiente vinculada a Venecia)
Hacen un pacto con él, ofreciéndole “ciertos saberes taumatúrgicos” (que
les serán entregados en un plazo de un mes (Si el trato se mantiene
honorable) A cambio de viajar hasta Ragusa para así poder entrar en el
Imperio Otomano y liberarse, al fin, de la garra opresora de la camarilla.
Atracan en el puerto de la República de Ragusa (Independiente vinculada
a Venecia). En realidad quiere reunirse con Carotello Giovanni.
Al llegar a Ragusa, son “acompañados” hasta el Eliseo de la ciudad.
Comprenden rápidamente que el Rettore ha sido depuesto y que los
usurpadores mantienen un carnaval a cara de Venecia y Florencia,
haciéndoles creer que aun gobiernan los Giovanni, mediante increíbles
artificios jamás vistos. Los Caitiff se enfrentan contra el nuevo orden de
Ragusa cuando intentan aprisionarlos tras interrogarlos a su llegada.
Salvan la ciudad y devuelven el poder al, hecho prisionero, Rettore
Carotello Giovanni, del golpe de estado por parte de la comunidad de
Ravnos y Setitas sefardíes, (Que fueron expulsados de España en 1492 y
aceptados posteriormente en Ragusa) liderados por Ivan Gundulic y su
hijo, Frano Gundulic (Tras deponer y diablerizar a su líder, Ibrahim Vizara)
Los Caitiff son, entonces, respetados oficialmente y apreciados por su
contribución a la preservación del linaje de sangre Giovanni. Se les
proporcionan refugios protegidos; hospitales en Florencia, Ragusa y
Venecia.
Carotello Giovanni siente interés por Söderj y se propone, honestamente,
ayudarlo en su búsqueda a cambio de que él mismo enseñe Taumaturgia
a su linaje cercano.
1723 Cincuenta años después, Söderj continúa con la formación de Tullio y
Ofelia Giovanni.
En un viaje marítimo, en el que el barco en el que iban fue asaltado por
corsarios del Sabbat (Pues cargaban cantidades ingentes de oro,
pertenecientes a los bancos Giovanni). Más que un robo, fue un atentado.
Carotello fue secuestrado y herido gravemente. Söderj y sus veinte Caitiff
originales exterminaron a la manada corsaria. En un último intento de
salirse con la suya; el capitán Lasombra, Marino de Caboga, al servicio de
los nobles Sabbat de España, hirió gravemente a Carotello Giovanni y se
desvaneció, seguidamente, en la noche marina. Söderj fue a asistirlo
inmediatamente, al acto que, al tocarlo, toda herida fue sanada.
Carotello hubiera muerto, tan sólo por la sorpresa que ello suponía. Ya
tenía la respuesta a preguntas que se habían construido a lo largo de más
de doscientos años.
Söderj descubre al fin su identidad y la de su sire, Diederik; al tiempo que
comprende qué ocurrió en Scania realmente:
Los tremere, siguiendo una pista, iniciaron incursiones sobre el
Norte de Europa, a la búsqueda de los Salubri. Hallaron a Diederik
Skane, fundador de Scania en el siglo V. Diederik reusó huir y, en
cambio, reunió un ejército para mantener Scania como una región
“libre”. Al perder numerosas contiendas contra la camarilla, llamó
a las armas a Ystad, cuyo lugarteniente era humano y había
muerto en batalla. Su mujer se había hecho cargo del gobierno de
la ciudad y los Tremere se adelantaron, negociando su Abrazo por
la cabeza de los “insurgentes”. Diederik y los suyos fueron
aniquilados y Freya fue abrazada (posiblemente por los Ventrue,
que se hicieron cargo del gobierno de la zona austral tras la
conquista, pues habían negociado que apoyarían a los Tremere en
su búsqueda si luego se hacían dueños y señores de la tierra que
antes poseía Diederik)
Comenzó entonces la búsqueda (protegido por la influencia Giovanni) de
vástagos Salubri por toda Europa. No encontró, evidentemente, a
ninguno. A pesar de sus esfuerzos, seguía estando sólo.
1808 Venecia vende los territorios de Ragusa a Hungría. Carotello es devuelto
a Florencia.
1813 90 años después de habérsele sido revelado el secreto, continuaba sin
tener éxito. Siempre acompañado por sus fieles Caitiff (que le seguían por
haber sido su libertador y protector a lo largo de tantos años de penurias
y soledad). Realmente comprendió lo que podría haber supuesto
pertenecer a una familia Giovanni o a un clan con el que compartiera más
que unas simples gotas de sangre. El honor y el sentimiento de unión de
los huérfanos Caitiff se había fortalecido y desarrollado más que cualquier
cosa en su alma. No estaba sólo, eso era cierto y precisamente era lo que
le haría continuar hasta el fin de sus días, en los que los Tremere se
arrodillaran ante la catástrofe de no ser más que un clan débil, sin
secretos. Los secretos que los hacían poderosos, serían revelados y
compartidos, todo estaba en su mano. Venganza hacia aquellos que le
arrebataron todo. Él haría lo mismo, sin hacerles sangrar. Ya sangrarían
por su cuenta.
A partir de aquí, poco se sabe de él. Viajó siempre con poca o ninguna
compañía, cambiando su aspecto frecuentemente, viajando y
reuniéndose clandestinamente con líderes poderosos que desearan
poseer los secretos de la magia Tremere. Sólo con una condición: Que
cuando llegara el momento, respondieran a su llamada, o si se diera el
caso, le deberían un favor al que se presentara y tan solo les dijera:
“Tenemos derecho a defendernos”
Cada diez años, volvía a Florencia para reunirse con su protector y fiel
amigo Carotello, para así continuar adiestrando a sus hijos, Tullio y Ofelia
Giovanni.
2003 Söderj vuelve a Florencia, encontrándose con la noticia de que Carotello
fue secuestrado hace siete años. Nada se ha sabido de él desde entonces.
El dolor le ha llevado a investigar incluso a sus hijos, descubriendo que
ambos han cometido diablerie. Aunque no es raro, pues muchos vástagos
a los que ha conocido a lo largo de su existencia, tienen su aura
manchada. Una pérdida difícil de entender, no tenía enemigos. Tan sólo
se desvivía por proteger a sus Caitiff. Si alguien quería deshacerse de su
mayor benefactor, lo hizo para poder agarrar su propio cuello. Quizá los
Tremere han sido más listos y le hayan descubierto al fin. Quizá alguien
más sabe qué es y quiera hacerse con lo que porta su sangre. Sea lo que
sea… está preparado, tanto para sobrevivir, como para aceptar la muerte
definitiva, siempre que sobreviva su venganza.

Nombres con los que se le conoce


Söderj Skane
Kolya Galkin
Thomas Ardin
Fritz Baumann
Magnus Weiss
Sam Fulton
Dmitri Kosov
(Entre otros…)

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