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Evaluación en Las Metodologías de Aprendizaje Basado en Proyectos y Problemas
Evaluación en Las Metodologías de Aprendizaje Basado en Proyectos y Problemas
Educación y evaluación forman una dicotomía. Es decir, son elementos diferentes, pero que no
pueden estar separados. Así, por ejemplo, al momento de plantear una actividad, tarea, un
proyecto, etc., es necesario siempre mantener en mente la evaluación que se va a realizar. Esto
permite, entre otros aspectos, tener un indicador sobre la metodología utilizada, constatar el
cumplimiento de objetivos, concientizar sobre el aprendizaje que se construyó y evidenciar el
trabajo realizado por los actores educativos. De ahí que, la evaluación educativa es “el abordaje
de un espacio en donde se entretejen constantemente debates y conflictos, que conducen al
análisis de articulaciones o fracturas entre supuestos teóricos y prácticas pedagógicas” (Reyes,
Carrillo, & Zapata P, 2015, pág. 11).
En el contexto de las metodologías ABP, la evaluación se plantea como una superación de los
paradigmas tradicionales, ya que la acción de evaluar no está dirigida a obtener un registro
numérico, sino que su finalidad es lograr una retroalimentación sobre el trabajo colaborativo
efectuado por los estudiantes. Así, utilizar la metodología ABP es superar los paradigmas
educativos conservadores y buscar nuevas formas de evaluar. Dicho lo anterior, la propuesta es
valorar aspectos como: el aprendizaje, el desarrollo del proyecto, participación, habilidades, las
relaciones entre los estudiantes, actitudes, colaboración, compromiso, responsabilidad, entre
otros.
En el desarrollo de los tres tipos de evaluación no hay que perder de vista el eje fundamental, el
trabajo colaborativo. De esta forma, los ítems a evaluarse deben estar guiados a cuestiones de
índole personal y social, por ejemplo, comportamientos, actitudes, participación, etc. Así, se
puede utilizar para evaluar escalas de carácter cualitativo y cuantitativo según el criterio del
docente. Sobre la base de lo anterior, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey plantea algunos ejemplos de indicadores que se pueden evaluar en las metodologías
ABP:
Una vez delimitado los tipos de evaluación según el agente y su manejo dentro de la metodología
ABP es importante reflexionar sobre el rol del docente en los procesos educativos y evaluativos.
Así, la tradicional mirada normativa y vertical da paso a un proceso dinámico y democrático, en
el cual los estudiantes son los encargados de construir su propio conocimiento. En este sentido,
los instrumentos evaluativos juegan un papel fundamental, ya que en la metodología ABP se da
una preponderancia a la experiencia de aprendizaje y a las relaciones humanas establecidas en
el proceso. Por consiguiente, se debe buscar siempre explorar la criticidad del alumno y no
centrarse en los conocimientos memorísticos. A continuación, se mostrará tres instrumentos
evaluativos adaptados a la metodología ABP:
• Rúbricas. –En este momento, imagina una actividad que desees realizar con tus
estudiantes, imagina cada una de las acciones y piensa cuáles son los indicadores que te
permiten saber que la actividad se llevó con éxito. Escribe cada uno de los indicadores
de éxito y, debajo de cada uno, coloca una pequeña descripción. Por ejemplo:
Bueno
Búsqueda El estudiante demuestra en su
bibliográfica proyecto la utilización de
fuentes bibliográficas.
Así, al ordenar los parámetros de éxito que una actividad debe cumplir has construido una
rúbrica. De acuerdo con Cano García (2015) “Una rúbrica es, como se ha indicado, un registro
evaluativo que posee ciertos criterios o dimensiones a evaluar y lo hace siguiendo unos niveles
o gradaciones de calidad y tipificando los estándares de desempeño” (pág. 267). Las rúbricas, en
la metodología ABP, permiten establecer de manera clara los parámetros que el docente va a
utilizar para calificar todo el proceso. En este sentido, la aplicación de una rúbrica permite
transparentar el proceso de evaluación, evidenciar los criterios evaluativos, permite conocer el
avance de las actividades y brindar una guía de estudio para los estudiantes. Reforzando con el
apartado de tipos de evaluación, la rúbrica puede ser utilizada en un contexto de
heteroevaluación y de coevaluación.
Retomando la actividad anterior, una vez que hayas establecido los aspectos y los criterios de
éxito, te proponemos que escribas los indicadores que te permitirán conocer si la actividad es
regular. Recuerda que una rúbrica está conformada por tres partes: el aspecto, la escala de
valoración y la descripción. Por ejemplo:
Los aspectos son los parámetros que se van a evaluar. Por otra parte, la escala de valores es el
rango cuantitativo (numérico) o cualitativo (criterios). Por último, los descriptores indican
cuando se ha cumplido cada uno de los valores de la escala. Finalmente, te proponemos que
sobre la actividad anterior construyas la escala numérica y los descriptores.