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La compostera o abonera

Probablemente muchos vecinos ya tengan esta práctica, pero vamos a comentarlo para
los que todavía no lo hacen.

Tener una compostera en casa nos va a permitir:

1) reducir la cantidad de residuos, esto es MUY importante tanto para el barrio


como para el planeta (el 38% de los residuos del AMBA son orgánicos).

2) conseguir abono para los cultivos.

Hay muchos diseños diferentes, el que elijamos depende de cuánto espacio tenemos y de
cuánto tiempo queremos emplear en cuidarla.

¿Qué residuos pueden ir a la compostera?

Todos los restos de verduras y frutas que no hayan sido cocinados,

algo de cáscara de huevo molida,

yerba, café, te (sin saquito),

pasto cortado, hojas secas, restos de poda (sin ramas).

Nunca las cacas de perros y gatos (pueden transmitir enfermedades),

sí el guano de gallinas.

Tampoco se deben tirar lácteos, restos de carne o pollo crudos ni de comidas ya


cocidas (pueden atraer a ratones y otros bichos no deseados) ni aceite.

¿Cómo hacemos nuestra compostera?

Si tenemos terreno, lo más simple es hacer un pozo y


tirar allí los residuos. No muy rofundo, de unos 30 cm
como máximo, lo aireamos cada tanto moviendo con la
pala o rastrillo, lo vamos cubriendo con hojas o un poco
de tierra y lo mantenemos más o menos húmedo.

Allí se van descomponiendo los restos, más rápido en


verano, más lento en invierno, gracias a la actividad de
muchos bichos que están en el suelo (lombrices,
ciempiés, escarabajos, tijeretas) y bacterias y hongos
que no podemos ver pero son los organismos que van a
transformar nuestros residuos en abono.
También se pueden
usar cajones, o
armarlos a partir de
pallets.

Información del INTA para consultar https://intainforma.inta.gob.ar/como-armar-una-


abonera-en-5-pasos/

O bien usar tachos de pintura limpios para hacer una compostera un poco más
sofisticada:

1) Perforamos la base de un tacho.

2) Agregamos los desechos que


producimos cada día y lo dejamos
tapado. Al cabo de unas semanas
podemos agregar lombrices de
tierra (esto va a acelerar el
proceso). Cada dos o tres días
mezclamos.

3) Cuando el tacho está lleno agregamos otro arriba


también perforado y repetimos los pasos.

4) El abono estará listo cuando no se distingan los


residuos que tiramos y veamos tierra negra (humus).
Es fundamental que el recipiente drene el exceso de líquido (por eso
debe perforarse bien la base del primer tacho), si los residuos quedan inundados, les
falta oxígeno a las bacterias y lombrices, el proceso de descomposición se detiene y se
generan malos olores.

Si se quiere, se puede colocar otro tacho con la base entera, por debajo del perforado e
ir acumulando en él el agua que sale del tacho perforado, que es color marrón y no se
usa directamente para regar la huerta pero sí puede volcarse en el tacho de arriba;
también puede dejarse pasar el agua al terreno; o se le puede poner al tacho de abajo
una canillita por donde sacar el agua.

Hay opciones más sofisticadas, para hacer un lumbricario, o para aumentar la eficiencia
alternando capas de distintos materiales (residuos orgánicos, tierra de jardín y compost
maduro) Ver por ejemplo https://www.youtube.com/watch?v=KLyM2s6XtjE

En la próxima hablamos de recipientes (cajones, maceteros, vasitos) y del sustrato


(como armar la maceta).

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