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Una Introducción A La Biblia
Una Introducción A La Biblia
Josef Urban
Al comenzar ese estudio de las doctrinas básicas de la fe, debemos empezar con el cimiento
de nuestras mismas creencias: la Biblia. Debemos tener la convicción de que esta es la única
fuente infalible de la verdad de Dios, y que todo lo que creemos y todo lo que enseñamos
acerca de la vida Cristiana debe basarse firmemente en la Palabra de Dios. Los reformadores
llamaron esta convicción, en latín, "Sola Scriptura." Es decir, la Escritura sola es el
fundamento de toda verdad. Nada la puede contradecir, y nada puede ser quitada o añadida a
ella. Cualquier enseñanza que no puede ser comprobada por la Sagrada Escritura, ya sea
explícita o implícitamente, no puede ser enseñada como algo vinculante u obligatorio sobre el
pueblo de Dios. Entonces, al empezar a estudiar las doctrinas básicas, comencemos con el
análisis de la Biblia misma como la base de nuestras enseñanzas.
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí. –Juan 5:39
"La Biblia contiene la mente de Dios, el estado del hombre, el camino de la salvación,
la condenación de los pecadores, y la felicidad de los creyentes. Sus doctrinas son
santas, sus preceptos son vinculantes, sus historias son verdaderas, y sus decisiones
son inmutables. Léela para ser sabio, créela para ser salvo, y practícala para ser
santo. Contiene luz para guiarte, alimento para sostenerte, y consuelo para
alentarte. Es el mapa del viajero, el bastón del peregrino, la brújula del piloto, la
espada del soldado, y el itinerario del cristiano. Aquí se restablece el Paraíso, el Cielo
se abre, y las puertas del infierno son descubiertas. Cristo es su gran tema, nuestro
bien el diseño, y la gloria de Dios su finalidad. Debe llenar la memoria, gobernar el
corazón y guiar los pies. Léela lentamente, frecuentemente y en oración. Es una mina
de riquezas, un paraíso de gloria y un río de placer. Es dada a usted en la vida, será
abierta en el juicio, y será recordada para siempre. Se trata de la más alta
responsabilidad, recompensara el labor más grande, y condenará a todos los que
juegan con su contenido sagrado." [i]
- La Biblia afirma ser la Palabra de Dios. Más de 2.000 veces en el Antiguo Testamento, el
texto afirma que es Dios mismo que está hablando. ¡En el Nuevo Testamento, se encuentra la
frase "la Palabra de Dios" al menos 40 veces! [ii]
Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra. –2 Timoteo 3:16-17
Esto significa que toda la Escritura es "inspirada por Dios". Debido a que su origen es Dios
mismo, el Ser Supremo del universo, las Escrituras contienen toda la autoridad de Él mismo.
Cada parte de la Escritura es útil para enseñarnos acerca de Dios, para reprendernos cuando
nos desviamos del camino, para corregirnos cuando estamos en error, y para instruirnos para
que podamos saber cómo vivir una vida plenamente agradable al Señor en todas los las
cosas. Para verdaderamente conocer a Dios y caminar con Él, el hombre no necesita nada
más que la revelación de las Sagradas Escrituras vivificadas por la iluminación personal del
Espíritu Santo. La Biblia es suficiente en todos los asuntos de fe, y no tiene igual. No
necesitamos mirar más allá de la revelación de la Biblia para encontrar la información que nos
enseñará cómo ser "irreprensibles" delante de Dios (Salmo 119:1). Además, nos enseña cómo
estar totalmente equipados para servir con eficacia al Señor como pueblo de Dios, y es
suficiente para entrenarnos en la piedad. No sólo es inspirada, sino que también es infalible, y
por lo tanto es perfecta y sin errores ni contradicciones. No sólo es cierta en el ámbito de la fe,
sino también en la ciencia, historia, arqueología, astronomía, y en todas las cosas en las que
se habla.
Esto significa que las Sagradas Escrituras no se originaron en la mente de los hombres, sino
en la mente de Dios. Estas no vinieron a nosotros por hombres que escribieron lo que
ellos interpretaban que era la voluntad de Dios, sino que los profetas escribieron y hablaron
las Escrituras mientras que fueron "llevados" e inspirados directamente por Dios mismo. No
sólo fueron hombres buenos o muy religiosos que escribieron las Escrituras de acuerdo a lo
que creían que era verdad. El Espíritu Santo uso las mentes y los corazones de hombres
escogidos como sus instrumentos y les dio una revelación sobrenatural, llevándolos con los
vientos de la inspiración divina para escribir las palabras que Dios hablaba a través de sus
características únicas, situaciones y experiencias. Dios usó instrumentos humanos para
grabar su Palabra sin violar sus personalidades o estilos de lenguaje, pero Él mismo es el
autor de toda la Escritura. [iii]
Muchos afirman que la Biblia es demasiado difícil de entender, y que cualquiera que intente
entenderla estará actuando como un necio. A veces, para respaldar su punto de vista erróneo,
estas personas citan un versículo difícil y oculto de las Escrituras en un intento de demostrar
que ni siquiera deberíamos de tratar de entender la Biblia. Sin embargo, la verdad es que las
cosas en las Escrituras que son importantes y esenciales para conocer están muy claramente
expresadas en una forma tan sencilla, que incluso los "sencillos" (los que carecen de
conocimiento y sabiduría) pueden comprenderlas y ganar sabiduría que llevan a vida eterna
de ellas.
El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples. –Salmo 119:130 Las cosas
más importantes de la Escritura, como las verdades relacionadas con los atributos de Dios, la
Persona y la obra de Jesucristo, el plan de la redención y el camino de la salvación, son claras
y evidentes en las Escrituras. De hecho, Jesús mismo sugirió que incluso los niños pueden
entender las verdades más esenciales de Dios y ser salvos (Mateo 19:14). El apóstol Juan
nos dice que no necesitamos un hombre para enseñarnos la verdad de la Palabra de Dios,
porque el Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento y nos lleva a toda la verdad (1 Juan
2:27). Sin embargo, es cierto que algunas cosas son difíciles de entender, ya que incluso el
apóstol Pedro reconoció esto (2 Pedro 3:15-16). Pero no debemos desanimarnos por los
pasajes difíciles, porque los que son claros nos dan la suficiente luz como para caminar con
Dios. El Evangelio, que es "el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos
1:16), es tan claro en las Escrituras que Dios manda a todos los hombres que crean y
obedezcan, y los que no quieren hacerlo se quedaran sin excusa delante de Su trono de juicio
(ver Hechos 17:30-31).
LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA
El Antiguo Testamento está dividido en 5 partes principales: La Ley (también conocida como
la Tora o el Pentateuco), que fue escrita por Moisés, la Historia de Israel que detalla el
ascenso de la monarquía, junto con su larga historia de altibajos, los Escritos Poéticos, que
incluye las canciones de Israel (los Salmos) y los Proverbios de la sabiduría divina, los
Grandes Profetas, y los Profetas Menores (llamados "menores" por ser libros más cortos, no
porque son de menos importancia). Vea la tabla a continuación:
El Nuevo Testamento también se divide en 5 partes principales: Los Evangelios, que son
testimonios de la vida de Jesucristo, la Historia de la iglesia primitiva en los Hechos que
detalla lo que hicieron los apóstoles cuando Jesús ascendió al Cielo, las Epístolas Paulinas,
que incluyen los Romanos a través de Filemón (nota: algunos estudiosos no ponen el libro de
Hebreos en los escritos Paulinos, sino en los escritos Generales), las Epístolas Generales de
Santiago hasta Judas, y el gran libro profético de Apocalipsis, que es el cierre del canon de las
Escrituras. Vea la tabla a continuación:
(Nota: No todos los eruditos dignos coinciden que Hebreos es una epístola Paulina. Muchos
sostienen que la autoría de Hebreos es desconocida, y por lo tanto pertenece bajo el título de
"Epístolas Generales". Aunque no podemos estar seguros de su autor, y el debate continuará
hasta que el Señor regrese, parecen haber características internas significantes en el libro que
son únicas a Pablo.)
Como estudiante de la Palabra de Dios, debes llegar a conocer todos estos libros
personalmente, como a sus antecedentes históricos, sus grandes temas, sus autores y fechas
relativas en cuanto a cuando sucedieron en la historia, y donde se encuentran en tu Biblia. No
te desalientes ahora si no sabes estas cosas, pues este entendimiento sólo llega dedicando
mucho tiempo al estudio. Una buena Biblia de estudio te dará esta información básica
necesaria [i], y vas a estar más familiarizado con la Biblia en cuanto más sigas a Cristo, más te
rindas al Espíritu Santo, y más tiempo pases leyendo las Escrituras.
EL CANON DE LA ESCRITURA
Definición: La palabra "Canon" se refiere a qué libros pertenecen a la Biblia y qué libros no.
Los libros "Canónicos" son los que tienen la inspiración divina y justamente pertenecen a la
Biblia.
El A.T.: La forma más temprana de la Palabra escrita de Dios eran las dos tablas de piedra
que contenían los 10 Mandamientos. Después de eso, Moisés fue el primero a escribir la
Sagrada Escritura, y fue seguido por una sucesión de profetas hebreos que Dios usó para
escribir las Escrituras durante toda la era del Antiguo Testamento. El último libro del Antiguo
Testamento que fue escrito fue Malaquías, y fue escrito antes del año 400 A.C. Después de
Malaquías, no hubo profeta en Israel por cerca de 400 años, hasta la venida de Juan el
Bautista para preparar el camino para Cristo. La evidencia histórica demuestra que los judíos
no reconocieron a ningún profeta entre ellos después de Malaquías. En el momento en que
Cristo caminó sobre la tierra, los judíos, que Dios le había confiado como los guardianes de
las Sagradas Escrituras (referencia: Romanos 3:2), ya habían aceptado todos los 39 libros del
Antiguo Testamento que hoy aceptamos como la Palabra de Dios.[ii] La mayoría de los libros
del Antiguo Testamento son también citados en el Nuevo Testamento como teniendo
autoridad divina, lo que demuestra que fueron reconocidos por el pueblo de Dios. Hay más de
219 citas directas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, y aún más alusiones y
referencias por encima de eso. Los autores del Nuevo Testamento estimaban el Antiguo
Testamento como la Palabra misma de Dios, tal como dice ser.
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido. –Mateo 5:17-18
El N.T.: Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por los apóstoles de Cristo y por sus
colaboradores más cercanos. Los libros que no están directamente escritos por un apóstol
fueron escritos por un compañero íntimo de un apóstol; por ejemplo, Marcos no era un
apóstol, pero era un compañero cercano de Pedro, y Lucas no era un apóstol, pero era un
compañero cercano de Pablo. De esta manera, los apóstoles los aprobaron a ellos y sus
escritos tenían autoridad apostólica. Todos los 27 libros del Nuevo Testamento fueron
ampliamente difundidos en la Iglesia primitiva y reconocidos como Sagrada Escritura por los
cristianos en todas partes. Se extendió rápidamente por todo el mundo y miles de miles de
copias a mano se escribieron en los primeros siglos en muchos países diferentes y se
distribuyeron en las iglesias. Estos libros no necesitaban un concilio para declararlas como
Escritura, pues los libros se comprueban que son de origen divino por el poder de la verdad
contenida en ellos. De hecho, los escritores después de la era apostólica que todavía
formaban parte de la iglesia primitiva fueron tan devotos a los escritos del Nuevo Testamento
como la Sagrada Escritura que si todos los manuscritos fueran destruidos, todavía sería
posible de recuperar más del 95% del Nuevo Testamento por todas sus citas de ella; sus
escritos estaban tan llenos de citas constantes de todos los 27 libros. La iglesia históricamente
ha aceptado todos los escritos del Nuevo Testamento desde que fueron escritos, y
universalmente reconoció estos que escritos son tan inspirados como las Escrituras del
Antiguo Testamento, mientras que al mismo tiempo han rechazado muchos libros falsificados
que procedían de fuentes gnósticas y espurias.[iii]
No es ninguna sorpresa para nosotros que los primeros cristianos, que fueron llenos del
Espíritu Santo, fueron capaces de discernir y reconocer la Palabra de Dios de otros escritos
falsificados. Pudieron reconocer la voz de Cristo en las Escrituras y seguirlo, pero Dios les
había dado discernimiento para rechazar todos los escritos falsificados y no inspirados. Jesús
dijo:
Y cuando ha sacado sus propias ovejas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen,
porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino que huirán de él; porque no
conocen la voz de los extraños…Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me
siguen. –Juan 10:4-5,27
La voz de Jesús habla con mayor claridad y fuerza en las Escrituras del Nuevo Testamento, y
por lo tanto los primeros cristianos reconocieron esto y se dedicaron a seguir y obedecer lo
que está escrito en ellos.
Toda palabra de Dios es pura; es escudo a los que en Él esperan. –Proverbios 30:5
Las palabras de Jehová son palabras puras; como plata refinada en horno de tierra,
purificada siete veces. Tú, Jehová, las guardarás; las preservarás de esta generación
para siempre. –Salmos 12:6-7
No hay nada que Dios cuidaría con más celo y diligencia que su propia Palabra, Él la ha
"magnificado por sobre todo su nombre" (Salmo 138:2). Él ha prometido conservarla, y Él no
puede mentir (Números 23:19). Su Palabra se ha mantenido pura a lo largo de los siglos,
conservada para nosotros en la Biblia. Si creemos que Dios es Dios, entonces debemos creer
que Él es capaz de proteger su palabra del error. Su poder y sabiduría han asegurado que
sólo los escritos que fueron inspirados divinamente por Él fueran reconocidos entre su pueblo
e incluidos en el Canon de las Escrituras, protegiendo Su Palabra en todos los siglos y
permitiendo que estén firmes y seguras en nuestras Biblias actuales.
¿Y Qué de los Apócrifos? Los protestantes a menudo son acusados por los católicos de haber
quitado libros de la Biblia. Sin embargo, la verdad es que es un hecho histórico comprobado
que no fueron los cristianos protestantes quienes quitaron los libros, ¡sino que en realidad
fueron los católicos quienes oficialmente agregaron los libros al Canon! Esto fue hecho en el
Concilio de Trento en 1546; fue un intento de la Iglesia Católica de contrarrestar las
enseñanzas de los reformadores protestantes. Como no pudieron encontrar respaldo alguno
para el purgatorio y otras tales tradiciones supersticiosas en la Biblia, ellos “canonizaron” a
algunos libros no inspirados que podrían usar para respaldar sus falsas doctrinas (estos libros
incluyen La Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Tobit, Judith y 1 & 2 Macabeos, para nombrar
algunos). Aunque es cierto que los libros apócrifos estaban en circulación a través de toda la
historia de la iglesia, y fueron leídos en varias iglesias, y obtuvieron más y más aceptación a
través de la historia de la iglesia a causa de la fuerza del catolicismo romano, hasta ser
universalmente reconocidos por la tradición romana como Escritura antes aun que el Concilio
de Trento; realmente nunca fueron adoptados por las iglesias como siendo parte del Canon de
las Escrituras. No fue hasta el Concilio de Trento que fueron oficialmente decretados ser parte
del Canon.[iv]
1. Los libros fueron en gran parte escritos durante el “Periodo de Silencio” entre el
Antiguo y Nuevo Testamento. No había un profeta reconocido en Israel durante este
tiempo, desde la conclusión de Malaquías hasta la venida de Juan el Bautista. Por lo
tanto no fueron escritos ni aprobados por un profeta.
2. Los escritos apócrifos no fueron aceptados como Escritura por los judíos que vivían en
el tiempo de Jesús. En cambio, los judíos si aceptaban los 39 libros que tenemos en
nuestras biblias. Sin embargo, los católicos insistieron en agregarlos al Canon del
Antiguo Testamento a pesar del hecho que no hay evidencia alguna que recibieron la
aceptación de los judíos de Israel, de Jesús o de los apóstoles. Además, ninguno de
los escritores de la iglesia temprana que sabían el idioma hebreo parecían a
aceptarlos como Escritura en los primeros siglos de la Iglesia.[v]
3. Ni Jesús ni los apóstoles jamás citaron los apócrifos. Hay más de 219 citas y alusiones
al Antiguo Testamento en el Nuevo, y ninguno de ellos viene de los libros apócrifos.
4. Los “padres tempranos de la iglesia” no reconocían los apócrifos como Escritura.
Jerome (d.C. 340-420), quien tradujo la Vulgata Latina, rechazo los libros apócrifos del
Canon, demostrando que la iglesia universal no los aceptaban durante ese tiempo. Sin
embargo, a regañadientes lo incluyo en la Vulgata por orden del Papa, pero en una
sección separada, entre el Antiguo y Nuevo Testamento, así señalando que no
estaban al mismo nivel que los otros libros. El Concilio de Laodicea de 363 d.C.
también los rechazó, ya que no cumplían con los patrones de inspiración.
5. Hay herejías teológicas en esos libros que contradicen el resto de las Escrituras
aceptadas. Tobit 6:7 promueve la superstición al enseñar que el humo del corazón de
un pez puesto en fuego expulsa a los demonios de las personas. Tobit 4:11 & 12:9
enseñan que el dar limosnas purga los pecados. En 2 Macabeos 12:43, dinero es
ofrecido para los pecados de los muertos. Tales declaraciones supersticiosas no
tienen lugar en la Palabra de Dios. Estas contradicen las claras enseñanzas del resto
de la Biblia.
6. Hay obvios errores históricos; Judit 1:5 llama a Nabucodonosor el rey de los asirios.
No lo fue; él fue más bien el rey de los babilonios. Baruc 6:2 dice que los judíos
estarían en Babilonia por 7 generaciones. No fue así; en vez estuvieron ahí por 70
años, que es menos de 2 generaciones. Dios no comete errores. Por lo tanto los libros
apócrifos no son inspirados por Dios. Los libros inspirados de la Biblia no tienen tales
errores históricos.
7. No hay pronósticos proféticos en ellos que verifiquen su origen sobrenatural. La falta
de predicciones proféticas también verifica que no vinieron de un profeta inspirado, y
por lo tanto no vinieron de Dios.
Esta no es una lista exhaustiva de razones, pero es suficiente para comprobar que los
apócrifos no tienen lugar entre la perfecta Palabra de Dios. Nada jamás podrá ser añadido o
quitado de la Biblia. El Canon de Escritura ya está cerrado, y no fue un concilio de la iglesia
que lo cerro, sino fue el Espíritu Santo que cesó a divinamente inspirar los hombres después
que el último libro fue escrito. El último libro de ser agregado al Canon para sellarlo para
siempre fue Apocalipsis. De hecho, el libro termina con una advertencia seria de no añadir ni
quitar nada de las Escrituras:
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno
añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del
libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. –
Apocalipsis 22:18-19
El agregar o quitar de la Palabra de Dios es algo muy serio y hay numerosas advertencias en
la Escritura en contra de hacer tal cosa (por ej. Deu. 4:2, Pro. 30:6, Gál. 3:15). Necesitamos
aceptarla tal como está con la fe de un niño en el Padre que está hablando a través de su
Palabra escrita. La Palabra ha sido preservada para nosotros por siglos. Es el tesoro de Dios
para su pueblo en la tierra. Es nuestro único patrón para la verdad. ¡Cuando la Biblia habla,
Dios habla! No debemos dudar o cuestionar la revelación de Dios, sino debemos aceptarla en
fe, con un corazón limpio de amor para la verdad de Dios. Al final, nuestra convicción de que
la Biblia contiene exactamente lo que Dios quiso que tenga, sin faltar nada ni contener nada
demás, es un asunto de fe en la providencia y el poder de Dios, quien ha prometido preservar
su Palabra para nosotros. Por lo tanto, el cuestionar escépticamente la veracidad y autoridad
de la Biblia es cuestionar a Dios mismo, y esto ciertamente provocará su juicio repentino.[vi]
La Biblia misma no solo afirma ser la Palabra de Dios; en realidad va más allá de eso y prueba
que en verdad lo es. Ya que la fuente es Dios, y Dios es extraordinario y milagroso, entonces
deben haber verdades extraordinarias y milagrosas en la Biblia que solo pueden venir de Dios.
En esencia, Dios ha dejado su huella divina en las páginas de las Escrituras para verificar su
autenticidad y comprobar a los buscadores genuinos que Él es el Autor.
Ciertamente hay más razones que estas diez, y muchas, muchas más evidencias y hechos
que se pueden dar, pero estas simple razones por sí mismas son suficientes para probar que
ningún hombre puede haber escrito la Biblia. Dios ha dejados sus huellas por todos los libros
de la Biblia de tal manera que solo los que son ignorantes o ciegos por voluntad podrían negar
que su mano estaba detrás de ella.
No aceptamos las Escrituras como la Palabra de Dios solo por la autoridad de los judíos
antiguos os los padres de la Iglesia temprana. Aceptamos las Escrituras por las mismas
razones que ellos lo hicieron, porque las Escrituras mismas demuestran que son de origen
divino y prueban que son verdaderas al serio investigador. Nuestra fe en la Palabra de Dios no
es una fe ciega o ignorante. Es una fe basada en hechos concretos, en un cimiento seguro,
que puede ser lógicamente comprobada como verdadera a cualquier persona sincera que
busque saber. Dios ha creado al hombre en su imagen, una criatura inteligente y racional, y en
su misericordia Él ha demostrado su inteligencia y omnisciencia en las páginas de la Escritura,
enseñándonos que la Biblia es su Palabra y que es digna de nuestra devoción y obediencia.
Por lo tanto, cualquiera que rechace las declaraciones de la Escritura no solo rechaza un mero
libro, pero está rechazando a Dios mismo, y está sin excusa por su ceguera.
VERSÍCULO DE MEMORIA:
Mateo 4:4 - Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios.
TAREA:
Leer Salmo 119 lentamente y meditar en cómo se aplica a tu vida y tu propia actitud hacia la
Palabra de Dios. Toma nota especial del profundo amor y reverencia que el salmista tiene por
la Palabra de Dios y todas las bendiciones que recibe de la Palabra. Después de leerlo, ora y
pídele al Señor que te de la misma hambre y pasión por su Palabra que lees en este Salmo.
Notas:
[i] Cita tomada de la Biblia impresa por The Gideon’s International. El autor no conoce una fuente más allá de esa.
[ii] La Biblia de Estudio MacArthur, Cómo Obtuvimos la Biblia, pág. xiii.
[iii] Para los que están interesados en una declaración clara, cuidadosa y concisa a cerca de la “inerrancia” de las Escrituras,
recomiendo que lean La Declaración de Chicago Sobre la Inerrancia de la Biblia de 1978. Esta serie de afirmaciones y negaciones
explica muy claramente qué, y qué no, se significa por estos temas. La puedes encontrar si buscas en la red.
[i] Aunque todos los comentarios han sido escritos por hombres, y no son divinamente inspirados, una buena Biblia de estudio con
introducciones, ayudas de estudio, y notas de comentario es una herramienta útil que puede enriquecer tu estudio de la Palabra de
Dios. Para los que hablan inglés, recomiendo la ESV Study Bible (Biblia de Estudio ESV), publicada por Crossway Publishers. Más
será dicho sobre las herramientas de estudio en la siguiente lección.
[ii] Aunque, colectivamente, los judíos reconocían como Santa Escritura todos los textos que tenemos hoy, ellos no contaron los 39
libros, debido al hecho de que ellos organizaron los libros en una manera diferente, y en contarlos juntaron algunos libros en uno.
[iii] Los gnósticos eran un grupo muy variado de sectas en los primeros siglos que negaban las doctrinas básicas y esenciales del
cristianismo. Ellos produjeron un número de escritos espurios, muchas veces falsificando los nombres de los apóstoles en ellos;
igual así, los escritos demuestran ser heréticos. Por ejemplo, el supuesto “Evangelio de Tomás” afirma que las mujeres no son
dignas de la vida eterna, y necesitan convertirse en hombres para ser salvas. Estas ridículas herejías no tienen lugar entre el Canon
de las Escrituras, y la iglesia temprana universalmente reconoció que eran falsificaciones y las rechazaron.
[iv] Es verdad que muchos consideraban que los libros apócrifos eran parte del Canon a lo largo de la historia de la Iglesia, pero si
miramos a las fechas más antiguas, la mayoría de las iglesias en los siglos tempranos los rechazaron del Canon. Se encontraron
en la Vulgata Latina del Siglo IV, contrario al deseo de Jerome, que no los consideraba Escritura, pero sin embargo obedeció el
decreto del Papa. Con el surgimiento continuo de Roma y el idioma latino, la Vulgata inevitablemente se convirtió en la Biblia
estándar católica usada en todos lugares. Después de muchos siglos de uso, la Iglesia Católica declaro que todo en ella era la
Santa Escritura, citando la “sagrada tradición” para respaldar su decisión en un intento a contrarrestar las enseñanzas de la
Reforma Protestante. Entonces, aunque los apócrifos fueron muy leídos, siempre fueron resistidos por hombres de Dios, y nunca
fueron oficialmente parte del Canon de la Iglesia Católica Romana hasta el Concilio de Trento en el Siglo XVI.
[v] Esto fue confirmado por Josefo, un historiador judío temprano, entre otras fuentes confiables (ver Josefo, Libro 1, Sección 8).
[vi] Para los que están interesados en estudiar más acerca del Canon de la Escritura, primero recomiendo que lean los capítulos
pertinentes de Teología Sistemática por Wayne Grudem, y La Nueva Evidencia que Demanda un Veredicto por Josh Mcdowell.
[vii] La información sobre los hechos científicos en la Biblia fueron tomados de la Evidence Bible (La Biblia de Evidencia) por Ray
Comfort. Comfort cita más ejemplos que aparecen aquí.