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Hno.

Ernesto Ortiz Hernández

¿Qué es el canon de la Biblia y cómo lo obtuvimos?

El “canon” de las Escrituras se define como los libros de la Biblia aceptados


oficialmente como las Sagradas Escrituras. Escrito por unos cuarenta autores a lo largo
de 1500 años, fue esencial que se hiciera una lista de los libros que reflejaban la verdad
del mensaje de Dios y que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Aunque cada libro
era un canon a los ojos de Dios tal como fue escrito, el canon tuvo que ser identificado
por los líderes religiosos ya que Dios no dio una lista de libros para incluir. La
determinación del canon fue un proceso llevado a cabo primero por rabinos y eruditos
judíos y luego por los primeros cristianos. Finalmente, sin embargo, fue Dios quien
decidió qué libros pertenecían al canon bíblico.

El canon completo del Antiguo Testamento no se compilo hasta después de la


destrucción de Jerusalén en el año 70 DC, pero las partes ya habían sido reconocidas
mucho antes. Los libros de la ley (también conocidos como la Tora o Pentateuco-
Génesis-Deuteronomio) fueron reconocidos ya en 2 Reyes 22. Los profetas fueron
identificados como Escrituras a finales del siglo II aC. Los Salmos fueron aceptados,
pero los libros restantes variaron dependiendo de la secta judía. La escuela rabínica de
los fariseos en Jamnia llegó a una lista final de veinticuatro libros, lo que equivale a los
treinta y nueve libros del Antiguo Testamento cristiano. Diez libros interpretados en la
Septuaginta (la traducción griega de las Escrituras hebreas) fueron rechazados debido a
las estrictas directrices para el canon: los libros deben haberse conformado a la Torá, y
debieron escribirse en Palestina, en hebreo y no después del tiempo de Esdras (alrededor
de 400 aC). Aunque la Biblia Católica hoy incluye los libros apócrifos, la gran mayoría
de los eruditos hebreos los consideraron buenos documentos históricos y religiosos,
pero no al mismo nivel que las Escrituras hebreas inspiradas. Los Rollos del Mar
Muerto, descubiertos en 1947, tienen algunas diferencias menores, pero son
notablemente similares a las Escrituras Hebreas aceptadas que tenemos hoy.

El proceso para reconocer y juntar los libros del Nuevo Testamento comenzó en los
primeros siglos de la iglesia cristiana. Muy temprano, algunos de los libros del Nuevo
Testamento fueron reconocidos como inspirados. Pablo considera que las escrituras de
Lucas son tan autoritativas como el Antiguo Testamento (1 Timoteo 5:18, ver también
Deuteronomio 25:4 y Lucas 10:7). Pedro se refirió a las escrituras de Pablo como
Escritura (2 Pedro 3:15-16). Clemente de Roma mencionó al menos ocho libros del
Nuevo Testamento (95 DC). Ignacio de Antioquía reconoció siete libros (115 DC).
Policarpo, un discípulo de Juan el apóstol, reconoció quince libros (108 DC). Más tarde,
Ireneo mencionó veintiún libros (185 DC). Hipólito reconoció veintidós libros (170-235
DC).

El primer “canon” fue el Canon de Muratoria, compilado en el año 170 DC, que incluía
todos los libros del Nuevo Testamento excepto Hebreos, Santiago y 3 Juan. El Concilio
de Laodicea (363 DC) concluyó que solo el Antiguo Testamento (junto con los libros
apócrifos) y los veintisiete libros del Nuevo Testamento debían leerse en las iglesias.
Los Concilios de Hipona (393 DC) y Cartago (397 DC) reafirmaron los mismos
veintisiete libros como autoritativos.
Hno. Ernesto Ortiz Hernández

Los principios utilizados por los concilios para determinar si un libro del Nuevo
Testamento fue verdaderamente inspirado por el Espíritu Santo fueron cuádruples.
Primero, el autor debe ser apóstol o tener una conexión cercana con un apóstol.
Segundo, el libro debe haber sido aceptado por el cuerpo de Cristo en general. Tercero,
el libro debe contener consistencia de doctrina y enseñanza ortodoxa. Finalmente, el
libro tuvo que mostrar evidencia de altos valores morales y espirituales que reflejarían
una obra del Espíritu Santo como el Autor divino. Lo más importante, sin embargo,
debe reconocerse que fue Dios, y solo Dios, quien determinó qué libros pertenecían a la
Biblia. Dios, a través de la inspiración del Espíritu, impartió a Sus seguidores lo que Él
ya había decidido. El proceso humano de recopilación de los libros de la Biblia fue
defectuoso, pero Dios, en Su soberanía, y a pesar de las limitaciones del hombre
pecador, llevó a la iglesia primitiva al reconocimiento de los libros que Él había
inspirado, y esos libros son reconocidos hoy como el canon de las Escrituras.

Credos históricos de la fe cristiana

Nuestra base de unidad es el señorío de Jesucristo. A continuación están los dos


primeros credos cristianos universales, aceptados como afirmaciones precisas de la
verdad escritural por las tres ramas principales de la iglesia: ortodoxos, católicos
romanos y protestantes.

El Credo Apostólico (c. 700, primeras formas desde c. 200 d.C.)


Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra;

Y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, quien fue concebido del Espíritu Santo,
nació de la virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado; descendió a los infiernos*; al tercer dia resucitó de entre los
muertos; ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, de
donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el


perdón de pecados, la resurrección del cuerpo, y la vida perdurable, Amén.

El Credo de Nicea (325, 381 d.C.)


Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra, y de
todas las cosas visibles e invisibles.

Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre antes de
todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de verdadero Dios,
engendrado, no hecho, siendo de una substancia con el Padre, por quien todas las cosas
fueron hechas; quien por nosotros los seres humanos y para nuestra salvación descendió
del cielo, y fue encarnado por el Espíritu Santo de la Virgen María, y se hizo hombre, y
fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato. Padeció y fue sepultado y al tercer día
Hno. Ernesto Ortiz Hernández

resucitó conforme a las Escrituras, ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre.
Y vendrá otra vez en gloria para juzgar a los vivos y a los muertos y su reino no tendrá
fin.

Creemos en el Espíritu Santo, el Señor y Dador de la vida, quien procede del [Padre y
del Hijo*] [italics], quien con el Padre y el Hijo debe ser adorado y juntamente
glorificado, quien habló por medio de los profetas.

Creemos en una sola Iglesia, santa, universal y apostólica. Reconocemos un solo


bautismo para la remisión de los pecados y esperamos la resurrección de los muertos y
la vida del mundo venidero. Amén.

“¿Qué son los libros Apócrifos o Deuterocanónicos?

Las Biblias Católicas Romanas tienen muchos más libros en el Antiguo Testamento que
las Biblias Protestantes. Estos libros son conocidos como libros Apócrifos o
Deuterocanónicos. La palabra “apócrifo” significa “escondido”, mientras que la palabra
“deuterocanónico” significa “segundo canon”. Los apócrifos o deuterocanónicos fueron
escritos originalmente en el tiempo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los libros
son llamados: 1 Esdras, 2 Esdras, Tobías, Judit, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico,
Baruc, la Carta a Jeremías, Oración de Manasés, 1 Macabeos, 2 Macabeos, y adiciones a
los libros bíblicos de Ester y Daniel.

La nación de Israel trató a los libros apócrifos o deuterocanónicos con respeto, pero
nunca los aceptó como libros verdaderos de la Biblia hebrea. La iglesia cristiana
primitiva debatió la situación de los apócrifos o deuterocanónicos, pero pocos cristianos
primitivos creyeron que ellos pertenecieran al canon de la Escritura. El Nuevo
Testamento cita al Antiguo Testamento cientos de veces, pero en ninguna parte cita o
alude a cualquiera de los libros apócrifos o deuterocanónicos. Más aún, hay muchos
errores probados y contradicciones en los apócrifos o deuterocanónicos.

Los libros apócrifos o deuterocanónicos enseñan muchas cosas que no son verdad y
tampoco son históricamente precisos. Si bien, muchos católicos aceptaron previamente
los apócrifos o deuterocanónicos, la Iglesia Católica Romana oficialmente los añadió a
su Biblia en el Concilio de Trento a mediados del 1500 d.C., primordialmente en
respuesta a la Reforma Protestante. Los apócrifos o deuterocanónicos, respaldan algunas
de las cosas en que la Iglesia Católica Romana cree y práctica, las cuales no están de
acuerdo con la Biblia. Ejemplos de ello están en las oraciones por los muertos,
peticiones a los “santos” en el Cielo por sus oraciones, adoración a ángeles, y “ofrenda
de limosnas” expiatorias por los pecados. Algunas cosas de las que dicen los apócrifos o
deuterocanónicos son verdaderas y correctas. Sin embargo, debido a los errores
históricos y teológicos, estos libros deben ser vistos como documentos histórica y
religiosamente falibles, y no como la inspirada y autoritativa Palabra de Dios.
Hno. Ernesto Ortiz Hernández

Bibliografía
https://www.significados.com ; https://www.ecured.cu;
https://www.gotquestions.org

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