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ALEJANDRÍA. CRISOL DE CULTURAS

Enrique Selva Poveda


2014
INTRODUCCIÓN

El proyecto de este libro ha sido un intento de comprender qué fue aquella explosión
de riqueza espiritual, descubrimientos científicos y libertad de pensamiento que, promovida
por una comprensión mundial de la política de Alejandro el Magno y el acierto de los reyes
Ptolomeos, permitió que el ingenio humano tuviera una de sus mejores ocasiones históricas.
Todo acrisolado alrededor de una ciudad que se convirtió en un símbolo. Dos grandes
culturas, una milenaria y decadente, la egipcia, se encontró con la griega que ya había
superado su período clásico. Y se interpenetraron, en un matrimonio que daría inconcebibles
frutos.
Comunidades con distintas lenguas y culturas convivieron dentro de una ciudad
maravillosa, con el idioma griego como lengua franca. Allí desarrollaron los judíos su mejor
teología, intentando presentar su religión con moldes de pensamiento griego de manos de
Filón de Alejandría; como poco después lo harían los cristianos por medio de S. Clemente de
Alejandría y Orígenes. Las milenarias tradiciones egipcias entrarían en simbiosis con las
enseñanzas heredadas de Platón dando lugar al nacimiento a una elevadísima filosofía, el
Neoplatonismo, de la mano del genial Plotino. Las heterodoxias tuvieron también su lugar de
expansión y, al lado de herejías como la de los arrianos, surgió un complejísimo movimiento,
el Gnosticismo, que, mezclando ideas iranias, egipcias, judías y cristianas, dio lugar de la
mano de Basílides, de Valentín y otros a las más extrañas especulaciones sobre la creación del
mundo y el origen y destino del hombre. Visiones que, aunque descabelladas en su mayor
parte, ejercieron su influencia sobre los escritos del Nuevo Testamento.
En Alejandría tuvo su asiento lo mejor del espíritu científico de la Antigüedad.
Euclides escribió sus Elementos de Geometría, Ptolomeo describió su modelo del movimiento
planetario, Erastótenes calculó el perímetro de la Tierra y durante unos años enseñó el gran
Arquímedes. Brilló también en su Museo el genio ingenieril de Herón de Alejandría, inventor
de la primera máquina de vapor y de variados autómatas.
Y todo ello dentro de un ambiente apasionado, con enfrentamientos entre credos,
revueltas internas y diatribas académicas. Todo un mundo en perpetua ebullición social,
política y religiosa. Un mundo apasionante genuinamente humano, muy humano.

………………………

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Año 333 a. C. Frente a las aguas del Golfo de Issos, al sureste de Asia Menor, las
tropas de Alejandro Magno infringían una dura derrota al ejército del rey persa Darío III. Un
año antes, en Gránico, el rey macedonio ya había derrotado al mismo ejército. Eran tiempos
que marcarían un cambio profundo en la historia del Mediterráneo y en Oriente hasta la
India. Por primera vez surgía una concepción, la de Alejandro, que buscaba una visión casi
mundial de la política en la que fuera posible la unificación de pueblos y culturas sin ser
mediado por la dominación. Aunque su temprana muerte frenó una unión política en su
efímero y extensísimo imperio, sí conseguiría que una cultura, la griega, extendiera sus límites
por amplias tierras, entrando en simbiosis con otras culturas más antiguas y dando origen con
ello al nacimiento de los que se ha llamado el Helenismo. A partir de entonces el griego
común o koiné se extendería como lengua franca de entendimiento y de cultura; las culturas
de Oriente y Occidente se interrelacionarían y fusionarían en creativas simbiosis, de las cuales
la que surgió en la futura Alejandría habría de ser la más gloriosa. El hombre superó la polis
griega y se convirtió en ciudadano del mundo. La espiritualidad oriental invadiría Occidente
con la extensión de los cultos mistéricos, mientras que la filosofía se separaría de la religión,
apareciendo nuevas escuelas de pensamiento: estoicismo, epicureísmo, cinismo; y, más
adelante, acunado por Egipto, el neoplatonismo. Pero tiempo habrá para tratar más delante
de estos temas.
Poco después de la batalla de Issos, el rey macedonio recibió a una embajada
muy especial, cuyos resultados cambiarían el signo de los tiempos. Estaba encabezada por un
noble egipcio llamado Smatauitefnakht; en ella se le pidió encarecidamente que liberara a
Egipto del duro dominio que sufría por segunda vez bajo los persas. Alejandro asintió a la
petición e hizo una pausa en su marcha hacia el Este. Sus tropas se encaminarían primero
hacia el país del Nilo. Pero hagamos también nosotros una pausa para considerar el Mundo
Mediterráneo y el Próximo Oriente a mediados del siglo IV a. C.

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PARTE I
SUCESOS HISTÓRICOS

CAPÍTULO I

EL MUNDO MEDITERRÁNEO EN EL SIGLO IV A. C

GRECIA Y EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL

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Las costas de Asia Menor tuvieron población griega desde antiguos tiempos.
Emigrantes jonios y de Eolia fundaron colonias ya en el siglo X a. C. Recordemos ciudades tan
famosas como Esmirna, Éfeso, Mileto, Míos, Priene. Los reyes lidios las gobernaron siendo a
su vez vehículos de colonizaciones todavía más lejanas en otras costas del gran mar interior,
alcanzando su esplendor en los siglos VII y VI a. C. La Jonia anatolia fue el puente de
relaciones con las culturas asiáticas y foco de helenización de las mismas. En cuanto a
Mileto, esta ciudad fue el centro donde nació el pensamiento filosófico griego.
A partir de las ciudades de la Grecia balcánica y de la Jonia surgieron un ramillete de
colonias que aparecieron en todas las costas: en las del Mar Negro, Sínope, Trapezunte y
Panticapea; en Egipto iniciaron el camino Cirene y Naucratis; en las costas mediterráneas de
la Galia, Massilia y Nicea; En Italia, Siracusa, Tarento y Nápoles; en Hispania, Ampurias. Al
estar formadas por paisanos de las ciudades de origen es natural que se mantuvieran
estrechos lazos con las ciudades madres, lazos que continuarían por larguísimo tiempo;
primero de origen comercial, lo serían también de carácter cultural y religioso, convirtiéndose
en propulsoras del modo de vivir y pensar de la Hélade.
Era natural que, con el paso del tiempo, estas colonias alcanzaran un gobierno
autónomo, y así ocurrió a lo largo del siglo IV a.C. Al aumentar su capacidad de producción de
elementos básicos, dependieron menos de la importación de las ciudades de su procedencia;
empezó por las colonias occidentales en el siglo V para continuar por las orientales,
terminando por producir una grave crisis económica en Grecia.
El siglo IV, además, fue para Grecia un siglo en el que los grandes principios de la
independencia de las Polis, con las libertades cívicas, se perdieron por obra y gracia de un
nuevo poder monárquico, el macedonio, considerado como fraudulento, y que terminó con
las conquistas de libertad ciudadanas del siglo V a.C.
Un nuevo mundo estaba naciendo durante el medio siglo que transcurrió entre la
caída de Atenas y la intervención de Filipo de Macedonia. Esquemáticamente, los sucesos
principales se exponen en el siguiente cuadro.

1ª Mitad siglo IV Alejandro Magno Tras Alejandro Magno


Caída de las polis 336-323 a.C

404-371: Esparta es hegemónica 334 a.C.: Batalla de 323-301: Fraccionamiento del


379: La guarnición espartana es Gránico Imperio.
expulsada de Atenas. 321: Pacto de Triparadiso
379-371: Se restaura la Liga 333 a.C.Batalla de 305-301: Los generales se van
Beocia. Predominancia de Issos atribuyendo el título de reyes.
Atenas. 301: Batalla de Ipso: Surgen
371-262: Tebas toma el relevo a 332 a. C: Fundación cuatro grandes reinos
Atenas. de Alejandría helenísticos.
281: Batalla de Corupedio entre
362-336: Intervención de Filipo II 331 a. C.: Batalla de Lisímaco y Seleuco
de Macedonia Gaugamela

La decadencia de las Ciudades-Estado de Grecia fue el primer paso que conduciría


más adelante a la idea del “imperio universal” de Alejandro Magno. La pérdida de poder de
Atenas fue el inicio de continuas luchas entre ciudades, llegando la degradación hasta el
extremo de pedir la mediación del rey persa, cuyo oro servía para alimentar la disensión

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entre ellas. Isócrates vio el peligro y estimuló una nueva Paidea, educación, con el fin de
formar hombres excelentes que guiaran al pueblo; acusaba a sus conciudadanos de desidia y
de dejar el poder en manos de políticos y oradores “que los domestican para someterlos”;
finalmente aconsejó decantarse del lado de Filipo II.
La falta de preocupación por los asuntos públicos obligó a instituir el misthos
eklesiastikós, dádiva establecida por el gobierno a los que acudían a las reuniones de la
Eklesía, a lo que, por otra parte, estaban obligados. No campaba ya sino el egoísta interés
individual. Se acentuó la diferencia entre pobres y ricos, surgieron los enfrentamientos entre
clases sociales y el empobrecimiento general. Dejó escrito Isócrates que los ricos preferían
arrojar sus bienes al mar antes que dárselos a los pobres (“A Arquidemo, 64-66”). Muchos de
los pobres y de los desterrados se convertirían en mercenarios en los ejércitos de las
ciudades, o también del Gran Rey Persa o del Faraón Egipcio.
Esta situación de confusión, guerras intestinas, empobrecimiento, caos social, dio
origen a unas instituciones características, las Simmajías, pactos o alianzas ofensivo-
defensivas entre varias ciudades, comprometiéndose durante un espacio de tiempo a tener
los mismos amigos y los mismos enemigos. Las principales fueron:
-La Liga de Lacedemonia o Liga del Peloponeso. Se estableció en el siglo VI y se
mantuvo hasta el año 362. Bajo la dirección de Esparta se unieron Tegea, Corinto y las
ciudades argólidas.
-Las Ligas atenienses o Confederaciones de Delos. En la segunda, fundada en el 378
se unieron a Atenas Quíos, Mitilene, Rodas, Calcis, Tebas y Bizancio. Duró hasta la batalla de
Queronea en Beocia, el 338 a. C, cuando Filipo II venció a Atenas y a sus aliados.
-La Liga Acadia, también fundada en este siglo IV, antes del 370 según cuenta
Jenofonte. Se agrupaba alrededor de la ciudad de Mantinea.
Además de las Simmajías, apareció otra institución política: el Estado Federal o
Koinón entre varias ciudades, que aceptaban un gobierno central con autonomía de las
ciudades. Las principales confederaciones fueron las siguientes:
-La Confederación Beocia, capitaneada por Tebas. Fundada en el siglo VI, se
prolongó su existencia hasta el IV, en el que sufrió muchas vicisitudes debidas especialmente
a su enemistad con Esparta.
-La Liga Tesalia. Esta región tenía la importancia derivada de su buen puerto en
Págasos (escasos en Grecia) y por tener el control tradicional de la Anfictionía délfica 1. A
finales del siglo V la ciudad de Feres adquirió más importancia dirigida por una dinastía de
tiranos, los primeros de lo los cuales fueron Licofrón y Jasón. Tuvo un importante ejército,
pero apareció en el siglo IV una konión rival que pidió ayuda a Filipo II de Macedonia; éste
terminó derribando a la tiranía de Feres, siendo nombrado arconte. Esta alianza de Tesalia
con Macedonia se renovaría más tarde con Alejando.
-La Liga Calcídica, que se formó tras la guerra del Peloponeso, estaba dirigida por la
ciudad de Olinto, y la formaban 32 ciudades. Se fundó allá por el año 432 2 y tuvo muy buenas
relaciones con el rey Amintas de Macedonia. La riqueza de esta zona dependía básicamente
de sus numerosos puertos que prodigaban una importante actividad comercial y su
disponibilidad de madera, tan necesaria para construir los barcos que garantizaban la
independencia griega. Explotaban minas de oro y exportaban brea. Se mantuvo hasta el año

1
Las Anfictionías eran confederaciones de carácter religioso, pero que adquirieron importancia política.
Se desenvolvían alrededor de algún santuario.
2
Tucídides I, 58. Diodoro XVII, 4.1.

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379 a. C., cuando el general espartano Políbiades derrotó a Olinto y la obligó a entrar en la
órbita de Esparta. Pudo rehacerse en el año 376 tras la batalla de la isla de Naxos en la que
Atenas venció a Esparta e inició su recuperación. Pero, finalmente, la Liga Calcídica se deshizo
en el año 3483.
-El Koinón de los Molosos fue otra confederación de las tribus molosas que se creó
en el año 385 a. C.
La situación de Atenas tras la Guerra del Peloponeso (431-404) y su derrota frente a
Esparta fue ya de definitiva decadencia, quedando sólo su prestigio cultural 4. Su democracia
perdió intensidad, aumentando el poder de los funcionarios y del Consejo a costa de la
Eklesía. La actividad política se hizo agresiva.
En el siguiente cuadro se expone brevemente la evolución de la decadencia de la Polis
o ciudad-estado griega.

3
Demóstenes IX, 26.
4
Tucídides II,14

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FILIPO II Y EL ESTADO DE MACEDONIA

Corrían tiempos muy graves para el reino de Macedonia allá por el año 360 a. C. En
este año Filipo, hijo de Amintas III, tomo el poder, primero como tutor de su sobrino Amintas
al que destronó dos años después, casándolo con una de sus hijas. Cuando tomó el poder
tenía sólo 23 años, pero ya una larga experiencia: fue rehén en Tebas a los 18 años, en casa
del general tebano Pamenes; allí conoció a Epaminondas, famoso general tebano, causándole
fuerte impresión; también había gobernado una provincia de Macedonia. Conocía bien, por
consiguiente, los problemas de su propio país, con sus crónicos problemas dinásticos, así
como la situación de Grecia.
De vida privada desordenada, era sin embargo un gran político con pocos escrúpulos.
Enérgico en acciones y paciente en las negociaciones. Pronto consolidó el poder en
Macedonia y estuvo en condiciones de intervenir en el extranjero, primero en Tesalia y en
Epiro. Su matrimonio con Olimpia, la hija del rey de los molosos, Neoptólemo, le permitió
ampliar las fronteras occidentales de su país al incorporar el territorio de Tinfea. Poco
después se apoderó de Anfípolis y de Pidna, engañando a los atenienses, y le quitó a Tracia el
distrito del monte Pangeo, rico en oro.
Organizó sus territorios y, curiosamente y al tiempo explicable, los helenizó de forma
uniforme, aceptando e imponiendo una cultura que no era la propiamente suya pero a
sabiendas que era superior. La economía mejoró, las minas del montee Pangeo suponían una
enorme renta, pudiendo acuñar una moneda que compitió con los dáricos de Persia y los
dragmas de Atenas. Igualmente donó tierras a las clases altas para asegurarse su fidelidad.
Se convirtió Filipo en un monarca absoluto y paternalista por conveniencia. Al tiempo
procuró helenizar culturalmente a Macedonia. Se preocupó que su capital, Pella, dispusiera
de edificios de bella construcción.
Se rodeó de una serie de aristócratas que ocuparon todos los puestos importantes,
políticos, administrativos y militares. Como buen político también se rodeó de colaboradores
griegos como el economista ateniense Calístrato, Eumenes de Caria, Pitón de Bizancio y
Nearca de Creta. Su fuerza era su ejército, mandado por un gran jefe, Parmenion; ejército
permanentemente entrenado. La clave de su ejército era la infantería, organizada en lo que
se ha llamado falanges macedonias. El alistamiento era obligatorio. Conviene detenerse algo
en la disposición del ejército por la importancia que tendría después bajo la dirección de
Alejandro.

Macedonia se dividió en distritos militares y cada uno de ellos contribuía con una
unidad de caballería, otra de infantería pesada y la última de infantería ligera. La infantería se
distribuía en batallones (taxeis) y compañías (lochoi) de cien hombres, dirigidas por los
taxiarcas y los lochagoi. Pero la formación más importante era la infantería pesada, las
Falanges.
Su mejor arma eran las largas lanzas (sarissa), de una longitud entre 5 y siete metros;
las más cortas las llevaban las primeras filas, y las últimas las largas, que sobresalían al frente.
Sujetadas con las dos manos, componían un compacto cuerpo de puntas de lanza. El escudo
se sujetaba al hombro con un tirante de cuero. El extremo posterior de la sarissa tenía cuatro
topes que permitían anclarla en el suelo y resistir el empuje de la caballería enemiga.
Además de las falanges, existían otros cuerpos militares:

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-Infantería de élite o hipaspistes, la guardia real, de origen tebano, organizada en
quiliarquías, unidades de mil hombres.
-Los hetairoi o caballería aristocrática.
-Las tropas auxiliares formadas a partir de los pueblos ya sometidos: la caballería tebana, los
peonios5, los mercenarios hoplitas6 y los petastas7 griegos.
-Otros cuerpos más especializados: cazadores, honderos, exploradores, especialistas en
asedios, artilleros.

LA POLÍTICA GRIEGA DE FILIPO II

Su deseo era dominar toda Grecia, entonces desunida. Aprovechándose de la guerra


de Atenas con otras ciudades que formaban parte de la Liga Ática, Filipo se apoderó de las
ciudades de Anfíbolis, Pidna y finalmente Metone, ampliando de forma drástica las fronteras
de Macedonia. Fue por entonces (356 a. C) cuando nació de Olimpia su hijo Alejandro.
Utilizando más tarde otro nuevo conflicto civil, la tercera guerra sagrada, que
desgarraba la Tesalia, se anexionó a ésta y se hizo titular como Arconte de la confederación
tesalia. Sólo quedaba como enemigo Atenas, dirigida por un gran adversario, Demóstenes.
Pero antes Filipo atacó en el año 149 Olinto, lo que obligo finalmente a Atenas a intervenir,
pero la ciudad cayó al año siguiente, siendo arrasada y sus vecinos vendidos como esclavos.
La capital del Ática se vio obligada a firmar la paz de Filócrates (346 a. C).
Llegó el momento más difícil para Demóstenes, gran orador y el mejor estadista
desde Pericles. Intachable en su conducta y valiente, fue el único que se enfrentó a Filipo en
defensa de los griegos. De él dijo Plutarco: «aventaja con mucho, por lo que se refiere a su
honradez, a todos los hombres de su época». En sus discursos, llamados las Filípicas y las
Olintias, pidió encarecidamente a sus paisanos que se comprometieran con sus deberes de
ciudadanos, en el servicio militar y en el pago de impuestos. Se identificaba con todos los
griegos, a los que no aspiraba a dominar, sino a coordinar de la mano de Atenas. Pero los
tiempos ya eran otros y la otra gran ciudad, Esparta, negó su ayuda, encerrándose en un

5
Peonia era una región al oeste del monte Ródope, en la antigua Traciasituada en el valle del río Vardar,
que desemboca en el Mar Egeo.
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Soldados griegos que constituían milicias ciudadanas, fáciles de mantener y que se aprovisionaban de
sus propias armas.
7
Era una infantería ligera mercenaria. Su nombre se debía a su escudo de mimbre (pelta), forrado con
piel de cabra u oveja, de unos 60 cm. y con una escotadura lateral.

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aislamiento antihistórico, en sus costumbres arcaicas. La pretensión de Demóstenes era ya
una utopía. Y tenía enfrente un político sagaz, sin escrúpulos y con mucho poder. La situación
la expresó claramente el mismo Demóstenes en su Discurso de la Corona, 235:
Filipo gobernaba solo, como dueño absoluto…Además, tenía abundante dinero y
hacía cuanto se le antojaba, sin anunciarlo mediante decretos, sin deliberar públicamente, sin
verse arrastrado ante los tribunales por los sicofantes, sin incurrir en acusación de ilegalidad,
sin dar cuentas a nadie, como único dueño, jefe y soberano de todo. ¿Y de qué era dueño yo,
que había tomado posiciones contra él? De nada. En efecto, la misma facultad de hablar al
pueblo, único derecho del que participé, también lo concedíais vosotros a los asalariados de
Filipo.

Tras la paz de Filócrates, Filipo no cejó en su deseo expansionista. Se anexionó Tracia


con el fin de abrirse paso al Mar Negro y utilizar las minas de oro y plata de la zona, al tiempo
que consolidó su poder sobre Tesalia. Mientras tanto Atenas seguía reforzando su poder
militar y económico mientras revisaba su política. Los acontecimientos se precipitaron: Filipo
coloca a su hijo Alejandro en el trono de Epiro y él renueva las campañas, esta vez sobre el
noroeste de Grecia. Demóstenes reacciona y reúne en Atenas un congreso
panhelénico en el que participan Atenas, Acarnania, Acaya, Ambracia, Corcira, Corinto,
Eubea, Léucade y Megara, constituyendo entre ellas una alianza para resistir a Filipo; no se
unieron a ellas los tesalios ni los magnesios y beocios, pero poco después Atenas consiguió el
apoyo de Bizancio, Cnido, Quíos y Rodas. Sin embargo, Filipo se dirige hacia el Quersoneo,
sitia Perinto, cercana a Bizancio y se apodera de un convoy de aprovisionamiento a las naves
atenienses. Atenas no tiene más opción que declarar la guerra en el 340 a. C. Filipo,
mientras, no puede tomar Perinto y se revuelve contra Bizancio que también resiste y
controla el mar con la ayuda de los atenienses.
Derrotado en las
ciudades portuarias,
Filipo se revuelve por
tierra y ocupa la ciudad
fócida de Elatea.
Reaccionó Demóstenes y
se crearon dos alianzas
enfrentadas: por un lado
Atenas con Tesalia y
Beocia; por otro lado,
Filipo con los etolios y los
locrios del este. Los
Estados del Peloponeso
quedaron como
neutrales. En la
primavera del 338 avanza
hacia el sur el ejército de
Filipo y los griegos se
repliegan hasta
Queronea en Beocia. Allí tendría lugar en agosto la batalla decisiva y en ella Alejandro, con
18 años, destruyó el batallón sagrado tebano, atravesando el frente griego con repetidos
ataques de la caballería. Grecia estaba vencida en manos del rey macedonio.
Las condiciones que impuso Filipo a Tebas fueron muy duras, pero la rendición de
Atenas supuso condiciones mucho más favorables, conservando cierta autonomía. Empezó
entonces un período de recuperación de su moral y dignidad, dirigida por Licurgo y
Demóstenes.

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En el año 337 Filipo impuso en Corinto, en una reunión de todas las ciudades griegas,
exceptuando Lacedemonia, un Estado federal panhelénico, bajo los auspicios de Macedonia,
cuyo rey era el jefe militar de esta Liga de Corinto. Se creó, por fin, una unión panhelénica
pero de origen autocrático. El camino quedaba abierto para empresas en común. Ya sólo
quedaba un enemigo, y éste común a todos los helenos: Persia; todavía no se habían olvidado
las ofensas de Jerjes cuando las guerras médicas. Y, poco después, en el año 336, Parmenion y
Alejandro atravesaron el estrecho del Helesponto con 10.000 hombres. Todas las colonias
griegas, desde Anido a Éfeso, sometidas al yugo persa, se les entregaron sin resistencia y
como libertadores. Pero ese mismo año Filipo moría asesinado por el hetaira Pausanias.

EL ESTADO PERSA

Consideremos ahora otro protagonista principal en el mundo previo a la fundación de


Alejandría. Fue el enemigo común de los Estados del Mediterráneo Oriental y parte esencial
en la configuración de su historia. Los comienzos del mundo persa se remontan a los
primeros años del primer milenio a. C. en que las tribus arias de los medos y de los persas
dejaron las estepas al norte del Mar Negro y emigraron hacia los Montes Zagros y la meseta
del Irán actual. Cuando llegaron todo el Oriente Medio estaba dividido en pequeños estados,
destacando Asiria en el norte de Mesopotamia y Babilonia en el centro de esta región. Los
medos se quedaron en la parte norte de los Montes Zagos, fundando su capital, Ecbatana (la
actual Hamadan), mientras que los persas siguieron más al sur, al este del Estado de Elam,
cerca del Golfo Pérsico. El Estado de Elam era unos siglos más antiguo con dos ciudades
importantes, Susa y Anshan.
Con el tiempo era indefectible un enfrentamiento entre estos pueblos. A comienzos
de la IX centuria a. C. los asirios efectuaron una serie de ataques sobre los medos y los persas.
Invadieron Media y fundaron la ciudad de Tah-a-Ran (el actual Teherán). Los medos tuvieron
que pagar tributos y entregarse parte de ellos como esclavos. Pero todavía conservaban a su
rey Cyaxares, hijo del legendario juez y después rey Deioces, y se aliaron con algunas tribus
escitas que vinieron por el norte de su tierra.
En el año 626 a. C. Babilonia, que había sido sometida a Asiria, se rebeló, aseguró su

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territorio y, diez años después, invadió Asiria, y esta vez ayudada por los medos y los escitas;
conquistaron la ciudad de Ashur y en el 612 se apoderaron de su capital, Nínive. Cuentan las
Crónicas Babilonias que “se llevaron gran botín de la ciudad y del templo y convirtieron la
ciudad en un montón de ruinas”. Entonces el rey Cyaxares creó un ejército permanente
dividido en diferentes cuerpos. Con la derrota de Asiria, Media recibió la vieja tierra natal de
los asirios, al norte de Mesopotamia y, a su vez, extendió más sus posesiones por tierras
norteñas entre el Mar Negro y el Caspio. Luego se dirigió hacia el oeste, a Anatolia, y se
enfrentó con el Estado-ciudad de Lidia, terminando la guerra con un tratado de paz en el año
585, con el que quedaba bajo su control el este de Anatolia. Un año después le sucedió su
hijo Astiages que dirigió ahora sus tropas hacia el este de Irán, llegando a entrar en
Afganistán.
Mientras tenían lugar estos acontecimientos los persas fueron progresando y
ganando influencia en su tierra de adopción. Para el año 640 Elam cayó bajo el poder de los
asirios con la ciudad de Susa; sin embargo, la otra ciudad, Ashan, terminó bajo la dirección
de una dinastía persa fundada por Teispes (635-610), a su vez hijo de un tal Aquemenes, que
dio el nombre a la dinastía. En la sexta centuria se proclamó rey de Anshan, al oeste de
Persia, Ciro, bisnieto de Teispes. Es posible que estuviera emparentado a través de su madre
con el rey Astiages de Media. Ciro consiguió reunir a todas las comunidades de Persia bajo
una sola monarquía. Pero pronto tuvo que enfrentarse contra el rey medo, saliendo
triunfante el persa ya que muchas de las tropas enemigas se pasaron a su bando (así lo
cuentas las Crónicas babilónicas). De esta forma Ciro consiguió unir a todas las tribus medas y
persas bajo una sola monarquía. Se construyó una nueva capital de la Persia unida en
Pasargadae, llegando a ser merecedor de que se le titulase el Grande, al construir un imperio.
Empezó sus conquistas por el norte, apoderándose del reino de Urartu, cerca del lago
Van. Luego se dirigió hacia Lidia, donde su rey Creso le presentó fuerte resistencia apoyado
por las colonias griegas de Jonia; después de varias refriegas sin un claro vencedor sitió la
capital Sardis y Creso no tuvo más remedio que rendirse. La consolidación de la conquista
duró varios años.
El siguiente candidato en desgracia fue Babilonia. Para ello aprovechó el conflicto que
surgió entre el su rey Nabonidas (reinó entre 556-539 a. C) y sus sacerdotes, al pretender
sustituir al dios local Marduk por otro extranjero. Ciro se aseguró su apoyo, así como de un
general llamado Ugbaru. Y en el año 539 invadieron las tropas persas Babilonia. Cuentan las
Crónicas Babilónicas:
El décimo quinto día, Sippar fue conquistada sin batalla; Nabonidas huyó. El décimo
sexto día, Gobryas, el gobernador de Gutium, y el ejército de Ciro entraron en Babilonia sin
combatir. Después, Nabónidas fue arrestado en Babilonia a su regreso.

Era el año 539. Fue una fecha importante para la historia. Ciro restauró el culto de
Marduk lo que le valió el apoyo de los babilonios, pero además liberó a todas las poblaciones
que habían sido desplazadas desde Judea, Fenicia y Siria, consiguiendo aliados de todas las
poblaciones costeras del Mediterráneo oriental. La alianza con los fenicios le vino muy bien
para pertrecharse de una buena flota de guerra. Luego dirigiría sus conquistas hacia el
nordeste, más allá del río Oxus; en estas campañas fue muerto y su cadáver transportado de
vuelta a Pasargadae.
PERSIA PONE SUS OJOS SOBRE EGIPTO

Comentaré ahora circunstancias que serán origen de muchos sucesos históricos


posteriores objeto de este libro porque serían causa indirecta de la fundación posterior de
Alejandría. A la muerte de Ciro le sucedió sin traumas su hijo Cambises que se encargaría de

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ultimar la campaña oriental. Vuelto a Persia, fijó su atención en el único imperio del Medio
Oriente fuera de sus dominios: Egipto.
Su preparación llevó unos cuatro años, reforzando su ejército y buscándose aliados.
Consciente que el enfrentamiento con Egipto sería también marítimo, reforzó su armada con
la ayuda de los fenicios. Reclutó mercenarios procedentes de las colonias griegas de Jonia, y
también la isla de Chipre se puso a su lado. Acordó con las poblaciones árabes que vivían en
la península del Sinaí que le proporcionaran camellos portadores de agua para su ejército de
infantería cuando invadiera el desierto egipcio oriental. Siguiendo la misma táctica que
había llevado su padre cuando la toma de Babilonia, se buscó aliados dentro del propio
pueblo egipcio. Por entonces reinaba el faraón Amasis y en su ejército, como era habitual por
aquel entonces, abundaban las tropas mercenarias; un general que dirigía un cuerpo de
tropas griegas se puso al lado de Cambises. Éste también se procuró el apoyo de algunos
sacerdotes descontentos.

Corría el año 525 a. C., los ejércitos de ambos contendientes se preparaban para la
guerra, cuando murió Amasis. Su hijo Psamético III le sucedió, desgraciadamente por poco
tiempo. En este mismo año atacaron los persas y tuvo lugar la batalla decisiva cerca de
Pelusio, una ciudad situada al nordeste del delta del Nilo. Durante el asedio de la ciudad el
rey persa recurrió a una curiosa estratagema: catapultó hacia la ciudad a numerosos gatos,
animales sagrados para los pelusios, adoradores de la diosa Bastet, lo que decidió su
rendición. La batalla entre los dos ejércitos fue una carnicería y los egipcios sufrieron
numerosas bajas. El faraón se retiró hacia la capital, Menfis, pero Cambises le siguió y cercó la
ciudad, tomándola finalmente.

REYES DE PERSIA

Aquemenes Personaje legendario


Teispes
Ciro I Hijo de Teispes
Cambises I Hijo de Ciro I

Ciro II el Grande. Hijo de Cambises I


Fundador del Imperio
Cambises II Hijo de Ciro II

Darío I el Grande ¿Nieto de Arsames,


un supuesto aqueménida?
Jerjes I Hijo de Darío I
Artajerjes I Hijo de Jerjes I
Jerjes II Hijo de Artajerjes I
Sogdiano Hijo de Artajerjes I
Darío II Hijo de Artajerjes I
Artajerjes II Hijo de Darío II
Artjerjes III Hijo de Artajerjes II
Artjerjes IV Hijo de Artajerjes III
Darío III Biznieto de Darío II

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Artjerjes IV (Beso) Usurpador El rey persa,
hábilmente, requirió la
ayuda de un almirante
egipcio para que le instruyera sobre las costumbres egipcios, de manera que estos lo
aceptaron como el faraón de una nueva familia reinante, creando una nueva dinastía. Pero
pronto chocó con la clase sacerdotal al reducir sus prestaciones. Finalmente no hubo
compenetración entre persas y egipcios; tampoco ayudó mucho la opinión de numerosos
griegos emigrados ya que tenían una pobre opinión sobre los persas, a los que consideraban
poco civilizados.

Durante su vuelta a Persia en el año 522 Cambises murió sin hijos y, tras oscuras
maniobras por ocupar el poder mal conocidas, éste cayó en manos de un noble que había
estado al servicio directo de Cambises y que pretendía estar emparentado con el legendario
Aquemenes. Su nombre era Darío e inauguró una nueva casa real. Se autotituló rey de reyes.
Era hijo del sátrapa de Partia.

DARÍO EL GRANDE

Tras tomar el poder sometió varias rebeliones en su territorio e inició las actividades
que le llevaron a ser conocido como Darío el Grande. Reforzó al imperio y extendió sus
fronteras. Se ocupó sobre todo en política interior. Introdujo la primera moneda persa, el
dárico en oro y el siclo en plata. Como manifestación de su poder mando construir edificios
magníficos en Susa y en Persépolis, ésta convertida en su capital. Mejoró las comunicaciones.
Expandió el imperio hacia el norte combatiendo a los escitas que vivían junto al Mar
Caspio, y por el este llegó hasta el río Indo. Vuelto a Persia, decidió en el año 513 dirigirse
contra Europa con un ejército de 150.000 hombres y reunió una armada de 600 naves
dirigidas por súbditos de origen griego. Con estas naves, puestas de lado juntas, formó un
puente flotante para cruzar el estrecho del Bósforo. Una vez cruzado entraron en Tracia,
donde sus habitantes acogieron el dominio de los persas sin resistencia; Macedonia también
cayó bajo su control; desde aquí viraron al norte cruzando el río Danubio en la zona de la
Rumanía actual para combatir a los escitas. Pero éstos, al conocer su inferioridad y
aprovechando su ancestral movilidad sobre el terreno, utilizaron el sistema de tierra
quemada, con lo que el ejército persa se vio privado de suministros sobre el terreno, lo que
obligó a Darío a dar marcha atrás y regresar a casa, atravesando de nuevo el puente flotante
sobre el Bósforo. Dejó un cuerpo de ejército en Tracia al mando del general Megabazus.
LAS GUERRAS MÉDICAS

Siguió una década de paz, pero en 449 surgió un conflicto en Asia Menor. Las
ciudades griegas sometidas encabezadas por Mileto se rebelaron apoyadas por Atenas y
Eretria. El conflicto duró seis años antes de que Darío consiguiera apaciguar la rebelión.
Entonces Darío fijó su mirada sobre Atenas, la mayor ciudad del continente europeo próximo.
Y el año 490 Darío invadió Grecia. Empezó por la isla de Naxos, siguió después hacia Eretria.
Aquí, tras seis días de lucha, algunos pobladores de la ciudad abrieron con traición las puertas
de la ciudad. Le había llegado la hora a Atenas.

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Las tropas
desembarcaron en la bahía de
Maratón y siguieron su camino
por el llano circundante. Eran
unos 20.000 hombres. Durante
unos días ambos ejércitos se
observaron entre sí. Las flechas
llovieron sobre las tropas griegas,
pero sus hoplitas se agruparon
en falanges, prácticamente
cubiertos por sus escudos, y con
sus largas lanzas en alto y muy
juntas, paraban casi la totalidad
de las flechas enemigas.
Entonces los griegos atacaron en
carrera y forzaron a retroceder a
los persas, que tuvieron que volver las espaldas y embarcarse de nuevo. Fue una gran batalla
la de Maratón para el prestigio y amor propio de los griegos que ya no volvieron a sentirse
amedrantados frente a los persas. Era una victoria de la libertad (el oeste) frente a la
dictadura del este.
Pero la guerra sólo había quedado aplazada. En el año 486 murió Darío, su hijo Jerjes
tomó el poder, y su mayor deseo era hacer pagar a los griegos la derrota de Maratón. La
preparación de la guerra fue cuidadosa. Organizó una flota de 1200 naves de guerra. Su
ejército era ahora de 100.000 hombres, formado de medos, persas y oriundos de la estepa,
lidios, egipcios, asirios, árabes y babilonios. Y las naves eran dirigidas por fenicios.

Antes de iniciar las hostilidades pidió sumisión a las ciudades griegas, pero Atenas y
Esparta se negaron. Y entonces el ejército volvió a cruzar el mar por otro puente flotante, esta
vez por el Helesponto. El primer encuentro tuvo lugar en el paso de las Termópilas, tan
estrecho que sólo un carro podía atravesarlo a un tiempo. Y con gran heroísmo fue
defendido por Leónidas y sus 300 espartanos. Durante varios días defendieron el paso
mientras Atenas se preparaba; sólo la información dada por un traidor permitió a los persas
encontrar un paso para atravesar la montaña y atacar a los espartanos por detrás. Mientras
la flota invasora circunvalaba la isla de Eubea y se dirigía hacia Atenas. Muchos atenienses
habían huido ya cuando los persas invadieron la ciudad provocando gran destrucción, más
por su valor simbólico que por el estratégico. Sin embargo, poco después, los griegos,
dirigidos por el gran estratega Temístocles, consiguieron una señalada victoria naval junto a la
isla de Salamina. Entonces, ante la gran pérdida de navíos, Jerjes decidió volver a Sardis en
Anatolia, dejando al general Mardonios con 10.000 hombres, que se agruparon en Tesalia.
Este general intentó apaciguar sus relaciones con Atenas, pero los atenienses
rechazaron la oferta. En el año 479 a. C. los atenienses junto con Esparta y otros aliados
presentaron batalla en Platea, en los confines de la Ática, alcanzando una completa victoria
sobre los persas. Fue la gran batalla terrestre y la última que llevaron a cabo los persas en
Europa. La amenaza del este había terminado.

LOS SIGUIENTES REINADOS HASTA DARÍO III

En cuanto a Jerjes murió el año 465. El historiador griego Ctesias cuenta que un grupo
de nobles conspiraron con un consejero de palacio para matar al rey. Después culparon a uno
de sus hijos llamado Darío, que ya había sido señalado por Jerjes como su sucesor. Entonces,
otro de sus hijos, Artajerjes I (r. 465-425) mató a Darío por su supuesto crimen y se proclamó

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rey. Es una versión de los hechos todavía no confirmada. Como era habitual al empezar su
reinado tuvo que hacer frente a varias rebeliones internas, entre ellas la de Egipto, pero que
consiguió controlar. En cuanto a la rivalidad con Atenas, entonces con poder creciente en el
mar Egeo, se resolvió el problema por el Tratado de Callias por el que cada uno de los
poderes se respetaría mutuamente, en una especie de statu quo. Por otra parte se iba
produciendo una especie de acercamiento y conocimiento entre ellos.
Artajerjes murió en 424 a. C y su hijo Jerjes II se convirtió en el Gran Rey. Mes y medio
después fue muerto por un hermanastro que, a su vez, fue muerto por otro hermanastro, de
nombre Nochus, y que adoptó al reinar el nombre de Darío II. Durante su reinado
empeoraron sus relaciones con Atenas y, como mientras tanto había surgido la guerra del
Peloponeso entre Atenas y Esparta, tomó parte a favor de esta última.
Estos altibajos y cambios de alianzas fueron bien descritos por TUCÍDIDES en su
Guerra del Peloponeso. La ayuda de Darío llegó hasta enviar a su propio hijo, Ciro el Joven, a
dirigir los esfuerzos persas en Asia Menor a favor de Esparta, determinando que, finalmente,
ésta ganara la guerra con Atenas.
A la muerte de Darío II le sucedió su hijo Artajerjes II contra la voluntad de su
hermano Ciro. Surgió entonces una guerra civil entre ambos hermanos. Ciro, desde Asia
Menor, organizó un ejército que marchó hacia Mesopotomia; de él formaban parte muchos
mercenarios griegos. Se enfrentaron cerca del río Éufrates, en Cunaxa, a unos 100 km de
Babilonia. En la batalla llegaron a enfrentarse personalmente los dos hermanos y, aunque no
se sepan con seguridad los detalles, Ciro terminó muerto. Esta batalla y la vuelta a casa de
los 10.000 mercenarios griegos llegaron a ser famosas por el relato que hizo Jenofonte, el
dirigente de las tropas helenas, en su libro Anábasis o Retirada de los 10.000, que se convirtió
en una epopeya.
Surgieron nuevas rebeliones internas en el Imperio persa. Nuevos enfrentamientos
con los griegos, que terminaron como la vez anterior, en una tregua de respeto mutuo. Pero
fue diferente el curso que llevó la rebelión de Egipto. En 385 el rey envió un ejército a este
país para recuperar el control pero fue derrotado. Repitió el ataque diez años después y de
nuevo fue derrotado. Egipto consiguió independizarse de Persia.

Hacia el año 368 a. C. varios sátrapas occidentales se declararon independientes con


el apoyo de los griegos; aunque Artajerjes redujo a varios de ellas, el hecho de que
dependiera cada vez más de los mercenarios griegos debilitó a su ejército. No hay que olvidar
que las ciudades griegas de Jonia estaban bajo dominio persa.

A su muerte, ocurrida en 338 a. C, volvieron los conflictos dinásticos. El hijo mayor,


Darío, fue muerto por su hermano Ochos, que tomó el nombre de Artajerjes III al reinar.
Contó de él Plutarco que “era irascible y violento” y que “superó a sus predecesores como
sanguinario y cruel”. Asesinó también a otros dos hermanos. Surgieron enseguida los
conflictos interiores. En 353 envió de nuevo fuerzas a Egipto que volvieron a ser derrotadas.
Pero diez años después, conduciendo el mismo sus tropas, volvió a Egipto, y esta vez
consiguió la victoria y el país del Nilo volvió a caer en poder de Persia.

A su muerte en 338 a. C. estalló un período de conflictos sucesorios y crímenes


familiares que terminaron cuando tomó el poder Darío III (330 a. C) que ya sería
contemporáneo de Filipo II de Macedonia y de Alejando Magno. El final de su historia
quedará para otro capítulo.

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CAPÍTULO II

ALEJANDRO EL MAGNO Y EGIPTO

Es hermoso vivir con valor y morir,


dejando tras de sí fama imperecedera

ALEJANDRO

Lo que sabemos de Alejandro procede de algunas fuentes antiguas de diverso valor.


Quizá la más importante fue La Historia de las campañas de Alejandro de CLITARCO DE
COLOFÓN, hoy perdida, pero en la que se basaron otros escritos conservados como el libro
XVII de la Biblioteca Histórica de DIODORO SÍCULO del siglo I a.C; o la obra de TRAGO
POMPEYO del mismo siglo, que recogió JUSTINO en sus Historias Filípicas, y otras más.
También hay que citar la Novela de Alejandro, falsamente atribuida a Calístenes, pero que es
un conjunto de leyendas que circulaban por Egipto en el siglo III d. C.

Como ha ocurrido siempre con las figuras destacadas de la antigüedad, su nacimiento


siempre solía ir acompañado en el imaginario popular por situaciones prodigiosas. También la
leyenda atribuía la concepción de Alejandro a la unión de Zeus en forma de serpiente con su
madre Olimpia mientras dormía. Nació en el año 356 a. C. Se le describe con una melena
leonina y de ojos de distinto color. De carácter enérgico y sólo influenciable con razones.
Recibió buena educación por parte de Cleónidas, su tutor infantil; Melemno el Peloponesio le
enseñó Geometría; Música a cargo de Leucipo el Limneo; Retórica a cargo de Anaxímenes;
finalmente, a partir de los 14 años, fue el propio Aristóteles su preceptor.

Su capacidad guerrera la demostró antes de cumplir los 18 años en la batalla de


Queronea en la que consiguió la victoria contra los aliados de Atenas con una carga de 225
caballeros Hetairoi.

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Mantuvo muy buenas relaciones con su padre hasta la segunda boda de éste,
repudiando a su madre Olimpia. Durante la boda hubo un fuerte enfrentamiento con su
progenitor, borracho tras el banquete. Alejandro, entonces, abandonó Pella y con su madre
marchó rápidamente a Épiro, donde reinaba su tío en su capital Dodona, sede de un famoso
santuario dedicado a Zeus-Amón. Posiblemente lo visitaría y motivaría que años después, al
llegar a Egipto, visitara el oráculo de Amón en el oasis de Siva.

La sucesión a la muerte de su padre asesinado no fue fácil; habían muchos


pretendientes al trono y la monarquía macedonia era de alguna manera electiva pues tenía
que ser aceptada finalmente por el pueblo. Alejandro, como otros en su tiempo, no paró en
crueldades: ordenó matar a la segunda esposa de su padre, Cleopatra, a su hermanastra
Europe, a otro hijo natural de Filipo, y a su primo Amintas III.

Cuando la muerte de su padre no tardó en sublevarse Tebas, pero dominó la rebelión,


destruyó la ciudad y se hizo reconocer por parte de la Liga de Corinto de todos los privilegios
de que había gozado su padre. Para el año 333 a. C., Grecia estaba totalmente bajo control
macedonio, salvo las conspiraciones de Demóstenes y la persistente independencia de
Esparta. La situación estaba preparada para dirigirse contra el enemigo común: Persia.

Siguiendo el camino por Tracia atravesó luego el Helesponto donde se reunió con
otras tropas que había dejado su padre en la primera incursión macedonia en Asia Menor. En
el año 334 tuvo lugar la primera victoria junto al río Gránico, cerca de Troya, contra las tropas
persas dirigidas por el general Memnón de Rodas. En esta ocasión se salvó la caballería de
Darío y también el mismo Memnón, que se apresuró a defender Mileto y Halicarnaso.

Con esta acción cayeron en manos de Alejandro las ciudades costeras de Anatolia,
ocupando varias regiones de antigua historia: Frigia, Caria, Pamfilia, Cilicia y Licia. Rehizo a
Esmirna y Priene. Sólo presentaron fuerte resistencia Mileto y Halicarnaso, mejor defendidas,
donde, tras largo asedio y muchas escaramuzas, la mayoría de sus habitantes huyeron a la isla
de Cos. Las antiguas ciudades griegas ahora recuperadas quedaron con cierta autonomía. La
ciudad de Aspendos sufrió peor trato, seguramente por no ser griega. Luego marchó hacia el

19
norte, adentrándose en Anatolia hacia la capital del rey Midas, Gordion, donde tuvo lugar el
suceso del “nudo gordiano”. Así lo relata DEONNA, W.8:

En Gordion vio aquel celebrado carro atado con corteza de serbal y oyó la relación allí
creída por aquellos bárbaros, según la cual el hado ofrecía al que desatase aquel nudo el ser
Rey de toda la tierra. Los más refieren que este nudo tenía ciegos los cabos, enredados unos
con otros con muchas vueltas y que, desesperado Alejandro de desatarlo, lo cortó con la
espada por medio, apareciendo muchos cabos después de cortado. Pero Aristóbulo dice que
le fue muy fácil desatarlo, porque quitó del timón la clavija que une con el estirote el yugo y
después, fácilmente, quitó el yugo mismo”.

Probablemente se trata de un relato simbólico en el que el nudo representa a la


serpiente divina que se muerde la cola, signo del tiempo infinito y de la divinización de
Alejandro. En cualquier caso, esa marcha al norte interrumpiendo el camino del este hubo
de tener algún significado, no estratégico sino simbólico, que se nos escapa actualmente, y
que pudo hacer llevado por presagios de los oráculos.

El segundo gran encuentro tuvo lugar en Issos, en el 333; para entonces había muerto
Memnón de enfermedad, una gran pérdida para el ejército persa, y tuvo que ser el propio
Darío el que se puso al frente del ejército. Fue una gran victoria para Alejandro, y que
terminó con la huida de Darío y el apresamiento de su familia. Se quedó también con
muchos tesoros del rey, mientras los que quedaron en Damasco fueron recogidos por su
general Parmenión, mientras el siguió costeando la tierra fenicia.

Las ciudades se le fueron entregando sin resistencia (Arados, Sidón y Biblos), salvo
Tiro, que le presentó fuerte resistencia confiando en sus buenas defensas. El asedio duró
siete meses, al cabo de los cuales cayó la ciudad y Alejandro la puso al mando de un rey afín a
su persona, Azemikos. A continuación se dirigió a Gaza, que en aquel año 332 contaba con
una buena guarnición persa y tropas auxiliares árabes bajo el mando del general Batis. La
resistencia fue muy dura, en ella Alejandro fue herido dos veces, y terminó con su toma tras
dos meses de asedió y exterminando a toda su población. De manera que tuvo que ser
repoblada con indígenas vecinos y se convirtió en una base de apoyo macedonia.

A partir de esta última conquista, Alejandro entró en el 332 por la ciudad de Pelusio
en Egipto que le recibió como un
libertador. Su amigo Hefestión lo
esperaba con la flota en el Delta
del Nilo, mientras que el sátrapa
persa Mazaces, sabedor de la
batalla de Issos y conocedor de
sus propias fuerzas, hizo de la
necesidad virtud y recibió
amablemente a Alejandro. Éste
dejó una guarnición en Pelusio y
se dirigió hacia él mientras su
flota navegaba Nilo arriba, hasta
llegar a la ciudad de Menfis. No
es difícil imaginar el enorme

8
DEONNA, W. “Le noeud gordien”. Revue des Études Grecques XXXI, n. 141. Janvier-Mars 1918.

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impacto que causó en el rey macedonio y sus tropas el encuentro con la civilización egipcia,
con sus templos y con las pirámides. Tuvo que hacer cambiar su visión del mundo.

Reorganizó la administración egipcia, poniendo funcionarios egipcios donde antes los


había persas. Las fortificaciones de Menfis y Pelusio las dejó al mando de sus propios
oficiales. Recibió algunos apoyos de mercenarios griegos y caballería tracia. Cuando marcho
de nuevo hacia el este, fundada Alejandría, ya como faraón, dejó Egipto al mando de un
griego, Cleómenes de Náucratis.

LA VISITA AL TEMPLO DE SIWA

Entonces hizo una visita al templo de Amón en el oasis de Siwa para conocer lo que
decía el oráculo sobre él mismo. Partió con pocos hombres desde el lugar que había escogido
para fundar la futura Alejandría. Estaba lejos; bordeo primero la costa unos 220 Km al oeste y
luego viró hacia el sur, internándose en el desierto casi tanta distancia como la recorrida. Fue
un viaje lleno de dificultades, primero una rara lluvia seguida de una tempestad que borró
las señales a los guías. Dicen las leyendas que Amón envió entonces a dos serpientes (o
¿quizá fueron dos cuervos?) que guiaron a la expedición hasta encontrar el templo, en un
ameno oasis. Fue recibido por el sacerdote de la divinidad como “hijo de Zeus”, que sería el
conquistador del mundo. Hay dos textos antiguos que relatan el encuentro entre el rey y el
sacerdote, uno de Diodoro, el otro de Plutarco. Cuenta el primero:

Alejandro fue introducido por los sacerdotes en el interior del templo y se recogió
ante el dios. El profeta, ya un anciano, avanzó hacia él. –Salud, hijo mío. Y recibe esta
salutación como procedente del dios-. Alejandro tomó la palabra y dijo: -Sí, acepto tu oráculo,
oh, padre mío. ¿Me das en el futuro el imperio de la tierra entera?-. ·El sacerdote avanzó
entonces hacia el recinto sagrado y los portadores de la estatua divina se pusieron en
movimiento. Por las señales convenidas, el profeta proclamó entonces que el dios le concedía
firmemente lo que solicitaba 9.

Por su parte, Plutarco dejó escrito:

El sacerdote de Amón se dirigió a él saludándole de parte del dios, como de parte de


su padre. A su vez él preguntó si se le había escapado alguno de los asesinos de su padre sin
recibir castigo. El sacerdote le ordenó callar, pues su padre no era mortal, y por ello cambió la
forma de pregunta y le inquirió si habían sido castigados los asesinos de Filipo. Pero el propio
Alejandro dice en una carta enviada a su madre que él había tenido acceso a ciertas profecías
secretas, que ya le comunicaría a su regreso. Algunos afirman que el sacerdote quiso saludarle
en lengua griega con una expresión afectuosa, y le dijo: -Oh, hijo de Zeus (pai dios) en vez de: -
oh, hijo (o paidion), al poner por barbarismo una sigma en lugar de una ny en el final. El error
de esa letra agradó a Alejandro, y así se originó la leyenda de que el dios le había saludado
llamándole «hijo de Zeus»10.

Estos relatos son muy dudosos, ya que la entrevista debió ser secreta, y lo conocido
de ella tuvo que ser manipulado a lo largo de los siglos. Pero sí se sabe de cierto que
Alejandro fue coronado como faraón en Menfis, donde ofreció sacrificios a las divinidades
egipcias y programó fiestas. Luego partió para seguir la conquista del Imperio Persa. Ya no

9
DIODORO, XVII, 51,2.
10
PLUTARCO. Vidas Paralelas, Tomo V, 27,5-9.

21
volvería con vida. Pero llegaría a recibir culto como el fundador de la ciudad e hijo de Amón,
siguiendo la saga griega de Hércules y Dioniso, también hijos del dios y de una mortal.

LA SITUACIÓN DE EGIPTO A LA LLEGADA DE ALEJANDRO

LA PRIMERA CONQUISTA PERSA

Amosis II fue el penúltimo faraón de la dinastía XXVI. Reinó entre el 570 y y el 526 a.C.
El final de su reinado vio ante él crecerse la amenaza de la expansión persa. Aunque
Manetón lo incluyó en esta dinastía, la final del período Saíta (por su capital Sais) de Egipto,
en realidad fue el general que en una reacción nacionalista, arrebató el poder al anterior
faraón, Apries. Ya al principio de su reinado tuvo que hacer frente a una intentona de
Nabucodonosor II, rey de Babilonia, pero que quedó al final en nada. Fue un gran rey, el
último propiamente egipcio. Amante de la cultura griega, se casó con una princesa de la casa
real de la ciudad griega de Cirene, colonia griega en la costa de la actual Libia. Tomó algunas
decisiones curiosas: su guardia personal estuvo formada de mercenarios griegos, al tiempo
que, para evitar conflictos interétnicos, procuró reunir a todos los inmigrantes griegos,
entonces ya muy abundantes, en la ciudad de Náucratis, preferentemente a los que tenían
actividad comercial. Llegó a conquistar Chipre, hecho único en la historia de Egipto,
posiblemente por imperativos comerciales, ya que se había perdido la ciudad de Tiro.
Amante de la cultura, fue un restaurador de las tradiciones, retomando costumbres
claramente arcaizantes.

Pero una gran tormenta se estaba gestando más al oriente. Ciro II, hacia el 554 a. C.
tomó el poder y fundó el Imperio Persa, fundiendo en una misma estructura política y militar
todos los reinos y culturas del Próximo Oriente. Egipto se alió con aquellas potencias que
veían clara la amenaza: con Esparta, con Babilonia (reinaba entonces Nabonido) y con el
rey

DINASTÍA XXVI
(672-525 a. C.)

Nombre Comentarios

Necao I Muerto por un ejército Kushita

Psamético I Se inicia el Período Tardío de la Historia Egipcia

Necao II Intervino como aliado de los asirios en la batalla de Karkemiss,


ganado por los babilonios

Psamético II Realizó una campaña contra el reino de Kush

Apries Por entonces creció el poder de Babilonia

Ahmoses II Durante su reinado se acrecentó la amenaza del Imperio Persa

Psamético III Fue destronado por Cambises II

22
Creso de Lidia. Pero el ímpetu persa era imparable y fueron cayendo sucesivamente
Babilonia, Lidia y las ciudades griegas de la Jonia. Ciro fue un rey hábil, pues no practicó las
deportaciones de poblaciones a las que eran dados los reyes asirios; más bien al contrario,
liberaron a muchas poblaciones desplazadas, permitiendo que volvieran a sus tierras de
origen, con lo que ganó fama de libertador y el agradecimiento y la alianza de las ciudades
fenicias y judías, anteriormente masacradas por los asirios. Caídos sus aliados, Amosis II
formalizó otra alianza con Polícrates, el tirano de Samos, poseedor de una poderosa flota y
también amenazado por Ciro.

En medio de estas tensiones murió Ciro, siendo sustituido por su hijo Cambises II
(528-522). Pero dos años después murió también Amosis, con lo que Cambises vio la ocasión
propicia para invadir Egipto. Su sucesor, el joven Psamético III apenas pudo reinar un año. Sus
aliados le abandonaron: Fanes de Halicarnaso se pasó a los persas en Gaza, y Polícrates de
Samos también lo abandonó. Los beduinos árabes del Sinaí favorecieron la entrada de
Cambises y éste ya se había atraído a algunos dirigentes egipcios. Uno de los grandes
funcionarios que se puso de parte de los invasores fue Udjahorresne, sacerdote de Sais y
médico, y en su momento oficial de la marina de Psamético III y Amasis. En su autobiografía
que dejó grabada en una estatua hoy conservada en el Museo Vaticano cuenta como asesoró
a Cambises para que fuese reconocido como faraón:

El Gran Jefe de Todos los Países extranjeros, vino a Egipto, y los pueblos extranjeros
de todo país extranjero estaban con él. Cuando hubo conquistado todo este país, ellos se
establecieron ahí, y fue el gran Gobernante de Egipto y de todos los países extranjeros. Su
Majestad me asignó el cargo de Médico jefe. Él hizo que yo viviera a su lado como Compañero
y Administrador de Palacio. Yo compuse su titulatura, a saber, su nombre de rey del Alto y
Bajo Egipto, Mestyu-Re11.

Psamétrico III no pudo resistir el ataque persa y pronto el país del Nilo se vio
englobado en el gran Imperio. Quedó reducido a una provincia periférica y gobernado por un
rey extranjero. A partir de entonces ya no volvería a ser autónomo, salvo un corto período en
que se pudo desprender de sus dominadores.

El rey persa, de carácter algo desequilibrado, procuró en un principio mostrarse


tolerante, adorando a los dioses egipcios, no eliminó a Psamético y se proclamó faraón. Por
este motivo, el sacerdote historiador Manetón lo incluyó como el primer rey de la XXVII
dinastía. Cambises permaneció bastante tiempo en Egipto, organizando la nueva conquista
con la ayuda de los siempre existentes colaboracionistas. Reintegró el culto a la diosa Neith
en Sais y mando realizar diversos trabajos en otros templos, entre ellos los de Wadi
Hammamat. Celebró un enterramiento solemne de un buey Apis en el año 6 de su reinado.

Pretendió incluso ampliar las fronteras por Libia y Nubia, pero con señalados
fracasos. Heródoto contó que, enemistado con los sacerdotes, envió un ejército de 50.000
hombres a través del desierto con el fin de llegar al oasis de Siwa y destruir el templo de
Amón; pero una intensísima tormenta enterró a todos sus soldados, en una auténtica
catástrofe natural; como no se ha dispuesto de otras fuentes para corroborar el hecho,
existen serias dudas sobre la autenticidad del relato, aunque muy recientes descubrimientos
arqueológicos en el desierto vuelven a hacer pensar en la posibilidad de que en realidad
sucedió así. Pero los fracasos militares terminaron sacando de sus casillas al irascible rey y su
furia la aplacó con el pobre Psamético y con el sagrado toro Apis, al que mató con sus propias

11
Posener, 1936,7. Trad. De J.M. Serrano Delgado.

23
manos, un auténtico sacrilegio. Pero estos relatos hay que tomarlos con mucha reserva ya
que se nos han transmitido por fuentes muy antipersas –Heródoto, Ctesias y la Novela de
Cambises-.

Cambises, tras estos fracasos, marchó hacia Persia, preocupado por Las noticias de
una sublevación de un mago, Gaumata, que se hizo pasar por el hermano del rey Esmerdis,
que al comienzo del reinado había sido asesinado por orden de Cambises. Cuando el rey
atravesaba Siria parece ser que en un ataque de ira murió. El seudo-Esmerdis tomo el poder,
pero fue pronto destronado por una coalición de grandes familias que finalmente entregaron
el poder a Darío I (522-486), procedente de una rama colateral de los Aqueménidas.

El nuevo rey pronto hizo valer su capacidad. Cuatro años después de su toma de
poder se encaminó hacia Egipto, restableciendo el orden y reconciliándose con los
sacerdotes. Mostró su respeto a los dioses egipcios y mandó restaurar diversos templos.
Destituyó al sátrapa Ariandes, que había llevado una política muy antiegipcia. Acometió una
importantísima obra de ingeniería, terminar el canal entre el Delta y el Mar Rojo que ya había
iniciado anteriormente el faraón Necao II, con lo que contribuyó a recuperar la prosperidad
económica que existía en la época de los reinados de la Dinastía XXVI. Impulsó el desarrollo
de las escuelas.

Dejó escrito Udjahorresne:

La majestad del rey del Alto y el Bajo Egipto, Darío, que vive para siempre, me ordenó
volver a Egipto, cuando su majestad estaba en el Elam y era Gran Jefe de Todos los Países
Extranjeros y Gran Gobernante de Egipto, para restaurar la institución de la Casa de la
Vida…después de que decayera. Los extranjeros me llevaron de país en país y me dejaron en
Egipto como fue ordenado por el Señor de las Dos Tierras. Actúes según me había ordenado
su majestad. Los doté con todo el personal, consistente en bien nacidos; no había gente de
baja extracción entre ellos. Los puse bajo la tutela de todo hombre sabio (de forma que les
enseñaran) todas sus artes. Su majestad había ordenado proporcionarles toda cosa buena…”12

Darío I construyó un templo en Hibis, en el oasis de Kharga; mandó restauraciones en


Busiris y el-Kab, reabrió las canteras de Wadi Hammamat. Redactó un nuevo Código, acuñó
moneda…

Luego ocurrieron algunos sucesos exteriores ya indicados anteriormente, los intentos


de Darío I en extender sus dominios hacia el oeste, conquistando la Grecia continental. Su
fracaso en las batallas de Maratón y Platea le obligó a renunciar, mientras que animó
entonces a Babilonia y a Egipto a sublevarse en el 486 a. C. La muerte de Darío en este mismo
año no le permitió someterlos.

Al hijo de Darío, Jerjes I (486-465), le costó dos años controlar la sublevación egipcia,
colocando entonces como sátrapa a su hermano Aquemenes, que oprimió más al país para
prevenir nuevas revueltas. Mientras, el mismo Jerjes se encargó de reducir a Babilonia.
Decidió entonces tomar una actitud de muy importante carácter simbólico: renunciar al título
de rey de Egipto y de Babilonia, con lo que se indicaba que éstos ya no eran Estados
asociados sino provincias del Imperio. Por otra parte aumentó la intolerancia tanto cívica
como religiosa. La expansión externa del Imperio se vio cerrada definitivamente con la
derrota de los persas ante los griegos en Salamina, por cierto ayudados éstos por naves
egipcias.

12
Posener: 1936,22. Trad. De J.M. Serrano Delgado.

24
Pero el mayor enemigo del Imperio era él mismo, con reyes corruptos, intrigas y
asesinatos palaciegos y satrapías renuentes. Como ya venía siendo habitual, Jerjes y su
primogénito murieron asesinados y otro hijo, Artajerjes I Longimano tomó el poder (465-
424). En el 460 nuevo alzamiento egipcio de la mano de los príncipes Inaro y Amirteo, con la
ayuda de los griegos, consiguiendo bloquear a los persas en Menfis. El conflicto no terminó
hasta el año 449 en el que el sátrapa Megabizo consiguió por fin someter la revuelta –la paz
definitiva firmada por entonces entre Atenas y Persia no le dejó otra opción a Egipto-. Fue
cuando Egipto, en un momento de calma tras la reciente tormenta, recibió la visita del gran
historiador Heródoto de Halicarnaso.

Pero la calma sólo


DINASTÍA XXVII era apariencia. Sólo hubo
(PERSA) que esperar al siguiente
cambio sucesorio del
Nombre Comentarios trono persa. Artajerjes
murió y su sucesor, Jerjes
Cambises II Conquistador de Egipto II, fue asesinado a los 45
días de reinado,
Esmerdis Asesinado por su hermano terminando el trono en
Cambises II manos de un bastardo
Darío I Organizador del Imperio que se autotituló Darío II
(424-404). Es el último
Jerjes I Dominó una rebelión faraón persa que realizó
egipcia alguna obra constructiva.
Artajerjes I Controló una rebelión de Egipto y Dentro del país fue
firmo el Tratado de Callias con apoyado por la colonia
Atenas judía de Elefantina, lo que
originó una marcada
Jerjes II aversión de los
“nacionalistas” contra
Darío II Se enfrentó a la rebelión del esta colonia y que
sátrapa Pisutnes destruyeran su templo en
Artajerjes II No pudo reconquistar Egipto en el el año 17 del reinado.
373 a. C.
Durante el
reinado de Darío II se fue tambaleando el poder persa en las satrapías occidentales: para el
411 se sublevaron Chipre y de nuevo Egipto; un año después tuvieron lugar los conocidos
disturbios contra la colonia judía de Elefantina, establecida allí por los persas para cuidar la
frontera sur. Y cuando murió Darío en el 404, estalló una guerra civil entre los hermanos
Artajerjes II Memnón (404-358) y Ciro el Joven; fue la ocasión aprovechada por el príncipe
egipcio Amirteo, nieto del anterior con el mismo nombre, para proclamarse faraón y terminar
con lo que sería la Primera Dominación Persa.

Este Amirteo 404-398) fue el único faraón de la Dinastía XXVIII y el que terminó con
los 121 años de dominación persa sobre Egipto, aprovechándose de la guerra civil entre
Artajerjes II y su hermano Ciro el Joven.

Dinastía XXIX

25
Se siguió una época
Nombre Comentario de gran inestabilidad en
Neferites I Normalizó la situación interior Oriente Medio. Egipto se
aliaba con todos los enemigos
de Persia. Pero, además,
Mutis
dentro del mismo Egipto
existían muchos
Psamutis Construcción de un muro de contención enfrentamientos entre
distintas ramas de la
Acoris Formó parte de coaliciones antipersas aristocracia. El reinado de
Amirteo duró poco y fue
Neferites II Rechazó un ataque persa sucedido por Neferites I,
iniciándose la Dinastía XXIX.
Las circunstancias
internacionales eran muy
volátiles, cambiándose las
alianzas con facilidad. Artajerjes II se enfrentó con Esparta, porque ésta había sido aliada de
su hermano Ciro. Egipto, entonces, se alió con Esparta. Pero a Esparta le fue mal en la guerra,
se intentaron unas negociaciones con Atenas que fracasaron y al final hubo una inversión de
alianzas: Atenas se unió a Chipre y Egipto, y Persia lo hizo con Esparta.

Esta alianza de Egipto la llevó a


DINASTÍA XXX cabo ya otro faraón, Acoris, el cuarto de la
Dinastía. Pero las cosas no acabaron por ir
Nombre Comentarios bien. El enfrentamiento entre los dos
bloques terminó en la Paz del Rey o de
Nectabeo I Antálcidas, refrendada en Sardes, y en la
que Persia se llevó la mejor suerte:
consiguió la desunión entre las ciudades
Teos Inicia una expansión exterior griegas y que se le reconocieran derechos
sobre las ciudades griegas de Jonia; en
Nectabeo II cuento al rey de Chipre, Evágoras, no tuvo
más remedio que declararse vasallo de
Persia. Al final, Egipto se quedó solo.

Continuaron las revueltas internas, como cuenta la Crónica Demótica13. Mientras,


Persia se había recuperado e intentó volver a dominar Egipto. Fue durante el reinado del
fundador de la XXX Dinastía, Nectabeo I. El rey persa envió en el año 373 un ejército
comandado por Farnabazo, que llegó hasta la ciudad de Menfis, pero no pudo tomarla y tuvo
que batirse en retirada. Ante este fracaso, no tardaron en sublevarse contra Persia todas las
satrapías occidentales con el apoyo de Egipto. Consiguieron su independencia Ariobarzano,
Autofradates, Dadamis y las ciudades griegas de Jonia.

Surgió entonces una gran ocasión para Egipto que se frustraría por las traiciones
internas. El sucesor de Nectabeo, Teos (361-359) logró formar un formidable ejército,
comparable al de los de los tiempos del Imperio Nuevo, echando mano a importantes
exacciones a comerciantes, templos y a poseedores de tierras. Constaba también de
numerosos mercenarios griegos pagados por la primera moneda acuñada en el país.

13
La Crónica demótica está en un papiro del siglo II, de la época ptolemaica, y que al parecer fue escrito
para interpretar unos oráculos para el faraón Nectabeo I, fundador de la XXX Dinastía.

26
Recordando tiempos pasados, Teos invadió Palestina y Siria con el beneplácito de los sátrapas
occidentales. Durante el tiempo de campaña dejó a su hermano Chahepimu como regente.
Pero éste, apoyado por los descontentos por las exacciones económicas, traicionó a Teos
proclamando rey al hijo del regente, Nectabeo II (359-341), lo que dio origen a una profunda
confusión, la dispersión del ejército y el fracaso de la coalición antipersa. Paradójicamente, y
ello alumbra sobre las formas de aquellos tiempos, el mismo Teos terminó refugiándose en
Persia. La ocasión única se había perdido.

Mientras en el exterior de Egipto la política seguía complicándose y las amenazas


persistiendo, Nectabeo II se concentró en política interior y en renovar las construcciones, al
tiempo que acuñaba una nueva moneda en oro. Pero los reyes persas seguían con la mirada
fija en Egipto. El sucesor de Artajerjes II, Artajerjes III, atacó de nuevo a los sátrapas
occidentales del imperio sublevados, venciéndolos y obligándolos a huir a la Macedonia de
Filipo II. En el año 351 dirigió un primer ataque a Egipto que fracasó por la ayuda recibida por
éste de Atenas y Esparta; lo que aprovecharon para sublevarse de nuevo Chipre, Cilicia y
Fenicia. Pero el rey persa tomó personalmente el mando del ejército, tomó Sidón y con ella a
toda Fenicia. Y entonces, con un gran ejército, tres veces superior al de Nectabeo, invadió por
tierra y por mar a Egipto en el año 343. La guerra duró dos años, el avance persa fue lento y
con duras pérdidas por ambas partes. El país había perdido su independencia, estado que se
mantendría durante dos mil años.

LA SEGUNDA CONQUISTA PERSA

A partir de la nueva conquista de Egipto, ni Artajerjes ni sus sucesores tomaron ya el


título de faraón. No quisieron ya mantener la ficción de los anteriores reyes ocupantes.
Quisieron, pues, dejar claro que Egipto era una conquista, una simple provincia de un
imperio. La llamada Dinastía XXXI de Manetón es en realidad una falsa dinastía. Esta segunda
ocupación fue mucho más brutal, todo bajo control militar, con una falta de respeto a las
creencias egipcias, cometiéndose muchos sacrilegios y con impuestos arbitrarios. Los
disturbios fueron frecuentes, mientras que el mismo trono persa continuaba con las mismas
intrigas. Artajerjes III fue envenenado por el eunuco Bagoas y colocó en su lugar a Arses, hijo
del rey muerto. El mismo eunuco volvió a envenenar al mismo Arses, entronizando a Darío
III, que sería el último rey aqueménida y que terminaría siendo derrotado por Alejandro
Magno. Este rey tuvo la oportunidad de evitar ser envenenado también y obligar al mismo
Boas a tomarse su veneno. Una vez se aseguró en el trono, apaciguó Egipto y, con ocasión de
la muerte de Filipo II, expulsó a buena parte de las tropas de éste asentadas en Anatolia.
Pero su suerte estaba echada en cuanto Alejandro consolidó su poder en Grecia e inició sus
conquistas asiáticas.

CAPÍTULO III

LA CIUDAD DE ALEJANDRÍA

27
Tras tomar la ciudad de Gaza en su avance hacia Egipto, Alejandro entró por Pelusio,
donde se reencontró con su flota. El sátrapa Makazes, que gobernaba el país en nombre de
los persas, salió a su encuentro y le rindió pleitesía. No hubo resistencias y fue recibido el rey
macedonio como un liberador. En Menfis recibió los cinco nombres que portaban los reyes
egipcios, como el nuevo faraón. Después bajó por el Nilo hacia la costa y, antes de dirigirse al
oasis de Siwa, marcó los límites de la futura ciudad que llevaría su nombre. El lugar fue bien
escogido, junto a una de las bocas occidentales del Delta, cabe la aldea de Rakotis, frente a la
isla de Faro y por el sur el lago Mareotis.
Mapa de A. Bernand en el
Atlas Barrington del Mundo
Griego y Romano.

Se diseñó de forma que tuviera


calles amplias y rectas, que con
el tiempo tuviera importantes
monumentos que pudieran
rivalizar con Atenas y una
actividad comercial que
sustituyera a la de Tiro, ciudad
que había destruido su ejército.
Por medio de los brazos del
Nilo se podía comunicar con
Menfis y otras metrópolis,
entre ellas la ciudad de
población griega de Náucratis. El arquitecto encargado de construirla fue Dinócrates. En su
concepción se aunaron ideología y utilitarismo, cercanía a Grecia y Macedonia, un magnífico
puerto, un clima agradable, abundancia de agua dulce y canteras próximas.

Sería la capital del Helenismo, el pensamiento sucesor de la Grecia clásica, que se


universalizaría y que aquí, en Egipto, entraría en fértil simbiosis con la civilización egipcia, ya
en decadencia. La organización política en los siglos futuros ya no sería la de las ciudades-
estado griegas sino la de grandes reinos diseminados por el mundo conocido. Luego, con el
tiempo, siendo ya la grandeza de la ciudad una realidad, la memoria de los hechos se idealiza;
así cuenta Plutarco en el siglo I de nuestra era, qué movió a Alejandro en su decisión de
fundar su ciudad, un sueño en el que se le apareció el mismo Homero:

Así, pues, cuando vio que el sitio ofrecía magníficas condiciones –porque es una faja
con un terreno llano, que a manera de istmo separa ligeramente de una parte el gran lago, y
de otra, el mar que remata el anchuroso puerto diciendo que Homero, además de admirable
en todos los sentidos, era un peritísimo arquitecto, ordenó trazar el croquis de la ciudad
respetando la configuración del terreno. Como no tenían tierra blanca, tomaron un poco de
harina y dibujaron sobre el suelo negruzco un área circular, cuyo interior cortaban dos líneas
rectas…imitando la forma de una clámide. El rey se mostró complacido con este diseño, pero
de repente, una bandada de infinitos pájaros de todas las especies y tamaños, vinieron del río
y de la laguna, se abatieron sobre el lugar a la manera de nubarrones y no dejaron ni rastro
dela harina. Este presagio causó una cierta turbación a Alejandro. No obstante, los adivinos le
exhortaron a que estuviera tranquilo, pues interpretaban que la ciudad por él fundada sería
muy próspera y proporcionaría sustento a gentes de todos los países14.

14
PLUTARCO, Tomo V, 26.

28
(Gráfico procedente de Historia del Antiguo Egipto Oxford (Ian Shaw)

Restos del Teatro de Alejandro

Tras la muerte de Alejandro


se fragmentó su imperio, y
Egipto quedó como estado
independiente, bajo la
dirección de la Dinastía de
los Ptolomeos a la que
dedicaré atención más
adelante. Su primer faraón
Ptolomeo I Sóter hizo de
Alejandría la capital del
reino. El diseño ya
indicado del trazado urbano se llamaba hipodámico, en recuerdo de Hippodamus de Mileto
que en el siglo V a. C. dispuso así el puerto del Pireo para Pericles. En lo esencial consistía en
dos calles principales que se cruzaban en ángulo recto y que se extendían hasta el perímetro
de la ciudad, que tendría 4 puertas, una para cada extremo de las calles. Así diseñaron los
romanos sus campamentos militares.

Se procuró al construirla que tuviera buena insolación en invierno. Como por otro
lado había que acomodarla a la orografía del terreno, se escogió una forma rectangular
paralela a la costa. Por entonces las calles en las grandes ciudades solían tener una anchura
que oscilaba entre los 7 y 9 metros. La calle principal de Alejandría, sin embargo, llegaba a los
30 metros. Se evitó la madera en la construcción para prevenir los incendios. Por la escasez

29
de canteras de mármol no se utilizaron bloques de este mineral, sino finas láminas para los
paneles interiores de los edificios. Por supuesto, las calles no estaban pavimentadas. Su calle
principal era la vía Canópica, paralela a la costa; en la mitad de su trayecto se cruzaba con la
calle del Soma.

Una de las obras cumbres de Alejandría, una maravilla de la antigüedad, fue su Faro,
llamado así por estar situado sobre la isla del mismo nombre. Se terminó de construir en 280
a. C. y fue derrumbado por un terremoto en 1350 d. C. Su altura era de unos 120 metros y lo
formaban tres torres superpuestas con anchura decreciente. La linterna situada en la tercera
torre estaba conformada por una cúpula apoyada en ocho columnas, bajo la cual ardía una
llama sobre madera resinosa. La luz se ampliaba con unos espejos convexos. 15 Su luz se
divisaba a más de 50 km. Entre la ciudad y la isla de Faro se construyó en tiempos de
Ptolomeo I un muelle de 1250 metros de largo, el Hepta Stadium, con lo cual se pudo
disponer de dos puertos de cara al Mediterráneo: el puerto oriental se le llamó Portus
Magnum; al occidental se le llamó Portus Eunostos. Un canal unía este puerto con el lago
Mareotis. En éste se encontraba el Portus Limmoeus, que servía para las comunicaciones con
el Nilo. Al Gran Puerto llegarían con el tiempo navíos del Mediterráneo y del Atlántico. Con
bronce de Iberia, estaño de Britania, mercaderías de la China y la India. En el cabo Loquias,
que cerraba por la derecha el gran puerto, se construyó un palacio y un templo.

Junto al Puerto Oriental estaba el Barrio Real (Brucheion) con Templos y jardines, el
Palacio Real y el que llegaría a ser famosísimo Museo con la Biblioteca. El Palacio Real,
situado al nordeste constituía en sí un barrio y disponía de un pequeño puerto privado
dentro del Gran Puerto y una pequeña isla llamada Antirrodos.

Existía una gran plaza y la calle mayor corría atravesando la ciudad a lo largo de seis
km. Estaba dividida en cinco distritos, cada uno con el apelativo de las cinco primeras letras
del alfabeto griego. En el centro de la ciudad estaban también la Asamblea, muchas plazas y
mercados y el Templo a Serapis, el nuevo dios sincrético grecoegipcio. Aquí y allá gimnasios,
baños, estadios…Y esta ciudad finalmente alojaría el sepulcro de su creador, en una
monumental tumba en el centro de la urbe, el Soma, motivo de visitas sin número y de culto
heroico; estaba situada en el lugar de cruce de las dos vías principales de la ciudad. A su lado
se construyó una colina artificial en honor del dios Pan desde la que se podía disfrutar de una
magnífica vista. La posesión de los restos de Alejandro fue uno de los activos
propagandísticos más importantes de los que se valieron los Ptolomeos, fruto de un
secuestro cuando el cadáver se trasladaba a Macedonia. Contó de él ESTRABON: «El
denominado Soma es también parte del palacio real. Es un recinto circular en el cual se
encuentran las tumbas de los reyes y la de Alejandro».

El Gimnasio tenía dedicada a él toda una manzana en el centro de la ciudad, con un


gran pórtico y una columnata de 200 metros de longitud. Luego se añadirían otros, como el
Cesáreo de los tiempos de Cleopatra. Y en tiempos de Augusto se añadió un hipódromo.

De esta ciudad se escribió en el siglo II d. C. 16:

En tres jornadas de viaje por mar llegamos a Alejandría. En cuanto entré por la puerta
que llaman del Sol me sobrecogió de inmediato la resplandeciente hermosura de la ciudad
que llenó mis ojos de placer…Iban mis miradas calle por calle y no saciaba mi anhelo de ver y
era incapaz de abarcar a la vez tal maravilla…Y así recorriendo todas las calles, cautivo de un

15
Historia de la Humanidad. Tomo 9. Grecia Helenística. Rebeca Rubio et alia. Arlanza Ediciones, 2.000.
16
AQUILES TACIO. Leucipa y Clitofonte (novela).

30
anhelo insaciado ante tanto espectáculo, exclamé extenuado: «¡Ojos míos, estamos
vencidos!» Por su novedad y rareza dos cosas me admiraban: el tamaño y la riqueza rivales, el
gentío y la ciudad que competían con triunfo para ambos…Era entonces la fiesta del gran dios
al que los griegos llaman Zeus y los egipcios Serapis. Y había una procesión de antorchas, el
espectáculo más espléndido que he visto. Era el atardecer, pero otro sol se alzaba, quebrado
en mil chispas. Entonces ví a la ciudad competir con el cielo.

Otros muchos escritores hablaron de ella: Teócrito, Herodas, Filón, Estrabón,


Diodoro…Llegó a superar a Atenas e incluso a Roma. El año 60 la visitó Diodoro y cuenta que
estaban censados 300.000 hombres libres, de lo que se deduce que la población total pasaría
del millón. Un barrio entero de la ciudad estaba poblado de judíos. Contaba Estrabón (XVII,
1,12) que:

…en ella conviven tres clases de gentes: el contingente indígena, el egipcio, raza
voluble y resistente al control cívico; el mercenariado, muy numeroso, pendenciero e
ignorante, pues ya desde antiguo los egipcios han mantenido un ejército compuesto de
extranjeros, debido a la incapacidad de sus reyes; y el tercer elemento, el estrictamente
alejandrino. Es también difícil de gobernar.

El SERAPEO

Restos actuales del Serapeo

Fue el templo más importante de la ciudad, de


grandes proporciones, en el que se adoraba a un
nuevo dios simbiótico, Serapis, en el que
convergían rasgos de Osiris, Dioniso, Zeus, Amón
y Apis. Era una buena representación del crisol
que llegó a ser el Egipto de los Ptolomeos.
Tenía también su biblioteca y se hallaba situado
en el solar de la antigua aldea de Rakotis, al
suroeste de Alejandría. De él ha escrito
FORSTER:

Si bien los orígenes eran egipcios, su


apariencia y sus atributos eran griegos- Su estatua –
atribuida al escultor griego Bryaxis- lo representaba
en un trono clásico y vestido a la usanza griega. Sus
rasgos eran los del Zeus barbudo, pero suavizados y
bondadosos; a decir verdad, se pareció más a Asclepio, dios de la Medicina…La cesta que
reposaba sobre su cabeza indicaba que era un dios de las cosechas; el cancerbero tricéfalo a
su lado, que representaba a Plutón, dios de los Infiernos…Osiris-Apis-Dioniso-Zeus-Esculapio-
Plutón puede parecernos un compuesto artificial, pero resistió la prueba del tiempo, satisfizo
los deseos de los hombres, y fue el último baluarte del paganismo contra el cristianismo17.

Ya fuera de la ciudad, hacia el este, se encontraba el barrio de Canopo, lleno de


vitalidad y alegría, tan atrayente y famoso que el mismo emperador Adriano lo reprodujo en
pequeño en su villa de Tibur. Los nuevos faraones, de origen heleno, supieron apreciar las
posibilidades agrícolas de Egipto y mantuvieron sus estructuras. Alejandría disponía de su

17
Forster, E.M. Alejandría. Seix-Barral. Barcelona. 1984.

31
propio territorio o politeuma, dirigido por un Gobernador dependiendo directamente del rey;
de un prefecto de policía, el exegetes, el eutiniarca.

EL MUSEO Y LA BIBLIOTECA

Al lado del gran jardín de los Ptolomeos, enfrentado al Palacio Real, fue construido
por el rey Ptolomeo I Sóter, hacia el 280 a.C., el Museo, con el fin de reunir en él toda la
sabiduría de su época, llamado así el edificio porque estaba consagrado a las musas. Se
inspiró su fundación en el antiguo Liceo de Aristóteles en el que se consiguiera conservar la
cultura griega (que luego entró en simbiosis con la egipcia) y las labores de investigación;
también estaba inspirado en los ideales de la comunidad filosófica de los pitagóricos. Se fue
distribuyendo en distintos departamentos según los distintos saberes, y en él se incluyó su
extraordinaria Biblioteca. Disponía también de un Jardín Botánico con plantas de todos los
países conocidos; un Zoológico, un Observatorio Astronómico; y ¡una sala de Anatomía donde
se practicaba la disección!

Estrabón, que describió a la ciudad de su tiempo, decía del Museo:

…del palacio real forma parte también el Museo. Éste comprende el peripato, la
exedra y una sala grande, en la cual comen juntos los sabios que son miembros del Museo.
Tienen también un sacerdote, que es jefe del Museo, antiguamente designado por soberanos
y ahora por Augusto18.

Las bibliotecas prealejandrinas

El libro como artificio


tecnológico empezó a confeccionarse
por vez primera en Grecia ya en un
período tardío, posiblemente por
influencia de la tradición venida de
Mesopotamia. En el siglo V a. C. se
vendían libros en el mercado de Atenas;
en Platón se lee por boca de Sócrates
que se podían comprar las obras de
Anaxágoras por un dracma. Con el
tiempo aumentó la demanda de libros,
la posibilidad de que personas
pudientes pudieran comprar en
cantidad y acumularlos. Por entonces se entendía por libro un conjunto de hojas de papiro
de unos 20-25 cms., pegadas en forma de larga tira, y que se almacenaban enrollados
alrededor de una varilla de madera o de metal, llamada ómfalos; una tirita colgante de
nombre syllabos indicaba el nombre del autor y la obra. Las hojas se escribían por una cara,
aquella en que las fibras corrían horizontalmente, con un cálamo manchado de tinta. Se
podían escribir en forma de una columna o dos y contenían un número de líneas que
oscilaban entre 25 y 45. Los rollos tenían una longitud de 3,5 m. Algunas obras precisaban de
más de un rollo. Los precios eran caros, dependiendo sobre todo de lo que valían los papiros,
manufactura monopolizada por Egipto.

Aristóteles poseía una vasta biblioteca que conservaba en el Liceo, y que tendría gran
importancia con el tiempo. Siguiendo las indicaciones de Demetrio de Falero, Ptolomeo Sóter

18
Estrabón. Geográfica XVII, 1,8.

32
crearía la Biblioteca de Alejandría a semejanza de la del Liceo. Antes de la de Alejandría no se
tienen noticias de bibliotecas de carácter público, pero es casi seguro que se guardarían
copias de las obras famosas de teatro.

La Biblioteca

La Biblioteca llegó a reunir 500.000 rollos de papiro según citan autores clásicos, aunque
autores modernos (Escolar Sobrino, 2001) deducen cifras más razonables (cincuenta mil
rollos, unos doce mil quinientos libros actuales). Dirigió su creación Demetrio de Falero,
discípulo de Aristóteles. Calímaco de Cirene se encargó de catalogar todas las existencias, y
este catálogo llenaba 120 rollos. Fue dirigida sucesivamente19 por Zenódoto, Demetrio de
Falero, Apolonio de Rodas, Erastótenes, Aristófanes de Bizancio y Aristarco. Se editaron los
libros de Homero y en ella dibujó Erastótenes su mapa del mundo. La Biblioteca, no
obstante, no era de uso público, sino centro de investigación. Ptolomeo II dio la orden de
que de que todos los viajeros que llegaran a Alejandría deberían depositar los libros que les
acompañaban en el equipaje y, si eran requeridos, se los confiscaba la Biblioteca,
devolviéndoles unas copias certificadas. Se tomaron prestados a Atenas las copias oficiales de
los grandes autores, pagando como garantía del retorno la elevada cifra de quince talentos
(=6000 dracmas)20.

Demetrio de Falero fue encargado por Ptolomeo I de la dirección de la Biblioteca de


Alejandría. Había nacido en Falero, al sur de Atenas; su origen fue muy humilde, pero estudió
en el Liceo ateniense con Teofrasto. Desarrolló actividades políticas gobernando en Atenas
durante 10 años (317-307 a. C), hasta que fue expulsado cuando la escuadra de Demetrio
Poliorcetes tomó la ciudad, exiliándose primero en Tebas y luego en Macedonia. De aquí pasó
a Egipto invitado por Ptolomeo I que lo convirtió en el primer director de la Biblioteca de
Alejandría. Fue él el que motivó al rey para que se hiciera una traducción al griego de la
Biblia, la llamada Traducción de los Setenta o Septuaginta. Cayó en desgracia en tiempos de
Ptolomeo II, muriendo en el exilio por una picadura de serpiente.

Para la organización de la Biblioteca siguió los precedentes de la Academia de Platón


y los del Liceo de Aristóteles. Su pretensión era reunir todos los libros (rollos) del mundo para
que quedaran como memoria permanente. Para conseguirlo no se escatimó el dinero y otros
medios no muy éticos; los barcos que atracaban en Alejandría tenían que entregar los libros
que llevaran para que se hicieran copias en la ciudad, y después devolverlos. Los rollos
fueron clasificados por orden alfabético de sus autores, señalando cada una de sus obras

Ante tal número de libros fue necesaria su catalogación. En este fin destacó Calímaco
de Cirene, en tiempos de Ptolomeo II, el primer gran bibliotecario de la Historia. Fue un gran
poeta, autor de las Argonáuticas (poema con 5835 versos, que se ha conservado) y de La
cabellera de Berenice. Elaboró un Catálogo de los autores que brillaron en cada disciplina
singular, en 120 rollos. Hizo una primera división de los libros entre los escritos en prosa y los
de género poético, con sucesivas dubdivisiones. Dentro de cada género incluía una lista
alfabética de los autores, acompañada de biografía y su bibliografía. Hizo una separación
entre los géneros literarios, estableciendo seis secciones dedicadas a la poesía y cinco a la
prosa. Entre los autores distinguió a los épicos, trágicos, cómicos, historiadores, médicos
retóricos, legisladores, y una miscelánea; choca que no citara a los filósofos.

19
Papiro de Oxirrinco 1241
20
OREAUX, Cl.: Le monde hellénistique, pp. 496-510)

33
Conviene citar aquí a otro director de la Biblioteca, Zenódoto de Efeso, el que
promovió el estudio crítico de los textos recogidos, comparando distintos manuscritos. En su
afán recolector, los bibliotecarios se encontraron muchas veces con varias copias de una
misma obra que no eran exactamente iguales, conteniendo errores algunas de ellas.
Zenódoto vio la necesidad de detrminar cuál era el texto inicial o el más aproximado a él. Se
impuso por primera vez la necesidad de los estudios filológicos. Era frecuente que algunos
textos se atribuyeran falsamente a autores famosos con el fin de aumentar su credibilidad;
era el caso de libros de medicina atribuidos a Hipócrates, o de poesía referidos a Homero.

Zenódoto se encargó de elaborar ediciones críticas de Hesíodo, Píndaro y Homero;


parece ser que para la de Homero utilizó más de 20 ediciones procedentes de distintas
ciudades. Él fijó que sólo la Ilíada y la Odisea eran las únicas obras de Homero; dividió a estas
obras en 24 cantos para cada una, señalados con las letras del alfabeto griego, mayúsculas en
el caso de la Ilíada, minúsculas en el caso de la Odisea. También se ocuparon los filólogos de
la obra de Hesíodo, dividiéndola en nueve libros, dedicados cada uno a una musa. Además,
los filólogos alejandrinos eran muy meticulosos con los textos; si encontraban alguna
anomalía, añadían en los márgenes comentarios o scholia. Utilizaban también las notas al pie
de página y signos de crítica textual que, algunos, todavía se siguen utilizando: una línea
horizonatal para marcar un verso sospechoso de espúreo, el asterisco para señalar versos
repetidos, etc. Con estos estudiosos se creó la Filología como ciencia.

Junto al Museo existía una residencia para los sabios: filósofos, gramáticos, médicos,
astrónomos, geógrafos, poetas…Los gastos corrían a costa del patrimonio de los reyes,
orgullosos de poseer tales instituciones. En el Museo se investigaba y se enseñaba. Se sabe
que llegaron a existir 14.000 estudiantes.

Aunque se les dedicará más atención en su momento, hay que citar aquí entre los
sabios que trabajaron en Alejandría a destacadísimas personalidades de la Historia, tales
como el gran físico Arquímedes, el extraordinario Euclides, cuya Geometría ha estado
vigente durante 2000 años, hasta mediados del siglo XIX; a Hiparco de Nicea, que explicaba
su Trigonometría y que llegó a intuir que las estrellas nacen y, después de un larguísimo
transcurso de tiempo, mueren; a Erastótenes que compuso una Geografía, dibujó un mapa
bastante exacto del mundo conocido en su tiempo y ¡llegó a medir la circunferencia terrestre
con un error menor del 1%!; a Aristarco de Samos que defendió la configuración
heliocéntrica del sistema solar; a Herón de Alejandría, constructor de cajas de engranajes y
aparatos que utilizaban la potencia del vapor, y que además escribió la obra, asombrosa para
su tiempo, Autómatas –la primera obra escrita conocida que trata sobre robots; a Apolonio
de Pérgamo, el gran matemático; a Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la
conclusión de que la inteligencia moraba en el cerebro, no en el corazón. En época más
tardía –siglo II- estudiaron allí el gran astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo y el famoso
médico Galeno.

En el siglo III apareció una nueva forma de conocimiento en Alejandría, la Alquimia,


en la que tuvo gran influencia en su origen los conocimientos secretos de Egipto. Citemos
también por su gran importancia que hará que le dediquemos capítulo aparte las
aportaciones filosóficas de la Escuela Neoplatónica de Alejandría. Hubo también las
aportaciones judías, principalmente la de Filón de Alejandría, en el siglo I. Y allí se desarrolló
también una escuela filosófica cristiana con Clemente de Alejandría y Orígenes.

Según la descripción de Apolodoro, no existían salas de lectura propiamente dichas,


sino una serie de salas y pórticos cuyas paredes tenían nichos donde se guardaban los rollos.

34
El peripato era una gran avenida cubierta, a cuyos lados se distribuían las estanterías. Al lado
de la Biblioteca propiamente dicha se creó la biblioteca hija del Serapeum, para uso público,
fundada por Ptolomeo Evergetes o bien Ptolomeo Filadelfo (sólo la formaban copias).

Alejandría llegó a convertirse en la capital cultural del mundo antiguo, heredera de la


antigua Atenas a la que desplazaría. Ya cerca del final de su biblioteca, cuando el siglo IV de
nuestra era terminaba, Sinesio de Cirene contaba en una carta dirigida a su hermano
Eunoptos:

Sin duda, hoy en día, en nuestro tiempo, es Egipto el que ha acogido y hace germinar
la semilla de Hipatia. Atenas, por su parte, la ciudad que antaño era hogar de sabios, en la
actualidad sólo merece la veneración de los apicultores21.

…………………….
En Alejandría se celebraron grandes acontecimientos de carácter panhelénico que
servían para presentar la ciudad internacionalmente para honra de la dinastía reinante.
Ptolomeo II creó una fiesta cuatrienal (seguramente en 279-278 a. C.) en honor de su padre y
a su dinastía. Quería competir con los Juegos Olímpicos. Calixteno de Rodas describió los
esplendores de una de aquellas fiestas. Los gastos públicos eran enormes y destinados a
maximizar el potencial de Egipto.

CAPÍTULO IV

DINASTIA PTOLEMAICA

Es un período histórico del que se dispone de bastante información debido a que el


clima de Egipto ha permitido la conservación de gran número de papiros 22. También hay

21
Sinesio de Cirene, Carta 136, 15-18, Pág. 257.
22
Se encuentra una lista de estos documentos en la obra de CALDERINI, A., Tratado de Papirología.
Barcelona, 1963. Se puede encontrar también información sobre las fuentes en: BALBANK f. w., El

35
restos arqueológicos, destacando los templos ptolemaicos, así como inscripciones a través de
todo el valle del Nilo (Piedra de Rosetta, de Canopo).
Fue la casa real que rigió en Egipto en lo que vendría a llamarse Período Helenístico,
un período que se extendió desde la muerte de Alejandro Magno en 323 a. C. hasta el año 30
a. C en el que tuvo lugar la batalla de Accio en la que fueron derrotados Cleopatra y Marco
Antonio. Fue un tiempo, llamado helenístico por el historiador décimonónico JOHAN
GUSTAV DROYSEN, que aparte de una peculiaridades políticas, adquirió una mayor
importancia por conllevar una bagaje cultural de enorme creatividad que cambió la visión del
mundo en amplias regiones geográficas del mundo de entonces, y que tuvo su capitalidad y
punto de irradiación en la ciudad de Alejandría.
En este capítulo me ocuparé resumidamente de su estructuración y evolución
políticas, dejando para otros el estudio del movimiento cultural. Pues bien, toda su política
estuvo marcada por una sola dinastía, la de los Lágidas.
Desde la muerte de Alejandro en el 323 hasta el 305 a. C. se desarrolló una fase de
interregno e inestabilidad en la que sus generales se repartieron como gobernadores las
distintas partes del Imperio, bajo una virtual unidad representada pero no ejercida por Filipo
III, hermanastro de Alejandro, y Alejandro IV (un niño nacido de Alejandro y Roxana –hija de
Oxiartes, sátrapa bactriano-). Tanto Roxana como su hijo tuvieron un trágico fin, primero
protegidos por la suegra y abuela Olimpia hasta el asesinato de ésta, pero luego también
asesinados por Casandro, hijo del general Antípatro, que consiguió el trono de Macedonia
mediante un golpe de Estado.
Después de interminables disputas entre los generales, hubo un final reparto del
Imperio, en el que a Ptolomeo, hijo de un noble macedonio llamado Lago –de ahí el otro
nombre de la dinastía, la de los lágidas- le correspondió Egipto.

Mundo helenístico. Ed. Taurus. 1985; BELL, H.I., Egipto desde Alejandro Magno hasta la época
bizaantina. Ed. Garriga. Barcelona. DELORME, J. Le Monde Helleniestic. París; RUBENSON, O.,
Elephantin papiri. Berlín, 1907; GRENFELL, B.P., Revenue Laws of Ptolomy Philadelfus. Oxford. 1986.
DEVERIA, T. : Catalogue des manuscrits égyptiens écris sur papyrus, toile, tabletts et ostraca en
charatères hieroglifiques, hieratiques, démotiques, grecs, cptes, árabes et latins, qui sont aumusée du
Louvre. 1872.

36
Mapa de los reinos sucesores del Imperio de Alejandro. Autor Weller, Edward, + 1884.
Biblioteca Congreso de EEUU

Entonces se inició un período especialmente fecundo para este país pero con unas
características ya diferentes a su historia anterior. Los reyes de esta dinastía, a pesar de ser
todos de origen griego, adoptaron todas las estructuras administrativas y religiosas del Egipto
milenario, situándose como continuadores de la institución faráonica, reiniciando una gran
actividad constructora de Templos. Pero al tiempo introdujeron todo el bagaje de la cultura
griega del mundo clásico, originándose con ello una auténtica simbiosis creativa con unas
peculiaridades propias, que tuvieron su crisol en su nueva capital, Alejandría.

Ptolomeo I Sóter (Salvador)


Su primera preocupación fue atender los conflictos de la Guerras de los diádocos o
sucesores de Alejando. Pero comprendió que ninguno podría aspirar a gobernar la totalidad
del Impero de Alejandro, y con sabia prudencia se dedicó a reforzar su posición en el país del
Nilo, constituyendo el más importante Estado que surgió tras el interregno. Hizo frente con
éxito a la incursión de su antiguo compañero, el general Pérdicas en el 322. Diez años
después venció a otro diádoco, Antígono el Tuerto, primero en Gaza y después en Ipso. Hacia
el final de su reinado se enfrentaba a sus adversarios en una posición ya avanzada en la
misma Palestina, estaban bajo su influencia Chipre y Cirene, y su influencia se cernía sobre
todo el mar Egeo.
Proclamado faraón en 305 a.C, adquirió la categoría de divinidad, y a nivel interno,
tomó una serie de iniciativas que habrían de tener enorme importancia. Para su capital

37
estableció un régimen político autonómico, fundó el
Museo y su Biblioteca e inauguró las obras de lo que
sería el gran Faro. El mismo rey tuvo sus inclinaciones
intelectuales, escribiendo una Historia de Alejandría,
hoy desaparecida, pero conocida por citas de muchosa
autores. La ciudad recibió numerosos inmigrantes,
destacando sobre todo a los griegos y a los judíos, que
se agruparon en barrios con homogeneidad de
población. Sólo fundó una ciudad, en el Alto Egipcio,
llamada Ptolemais, tal vez para hacer sombra a Tebas.
En cualquier caso sólo hubo tres ciudades típicamente
griegas, Ptolemais, Alejandría y Naucratis.
Durante su reinado se desarrolló una gran
división de clases, los griegos, los judíos y los egipcios.
La población de origen helénico ocupaba los primeros
puestos en la administración y en el ejército. Los
retirados de la milicia se les concedían tierras para su
explotación. Los egipcios tenía una suerte varia, unos
poco privilegiados eran los sacerdotes, algunos funcionarios y terratenientes, pero una gran
masa, productiva y que cuidaba la tierra, aunque eran libres –la esclavitud sólo estaba
reservada a extranjeros-, eran los sufridores de las mayores exacciones económicas para
mantener el Estado.
Como ejemplo de la simbiosis greco-egipcia, durante su reinado se favoreció el culto
de una divinidad mixta, Serapis, una mixtura de Zeus-Osiris-Apis, en un magnífico templo
edificado en el centro de Alejandría,
adorada por igual por griegos y
egipcios.
Creó un sistema propio de
moneda, siguiendo el patrones de
Rodas y Cirene, al estilo fenicio, un
tetradracma de plata de 14,25 gr. de
peso.
En cuanto a la vida familiar del nuevo faraón, tuvo sucesivamente tres esposas:
Artacama, nieta del rey Artajerjes II; Eurídice, de la que tuvo su primer hijo, Cerauno,
apodado el rayo por su carácter irreflexivo e impredecible; y Berenice, de la que tendría su
segundo hijo que sería su heredero, el que se llamaría Ptolomeo II Filadelfo. Para conseguirlo
tuvo la eficaz ayuda de su madre que consiguió que Cerauno fuera exiliado a Macedonia.
Ptolomeo I tuvo además la habilidad de abdicar en su hijo, consolidando con ello la sucesión,
muriendo dos años después de muerte natural, único caso dentro de la dinastía.

Ptolomeo II Filadelfo (el que ama a su hermana)23


Fue el segundo faraón de su dinastía y reinó entre 285 y 246 a. C. Aunque no ducho
en la actividad guerrera, era un hábil diplomático. Se distinguió por el gran impulso que dio a
las actividades culturales de Egipto. Nacido en la isla de Cos, gozó de una excelente

23
FOX, R.L.: El Mundo clásico, 3ª Parte. Barcelona, 2007. PADRÓ, J.: Historia del Egipto faraónico, Cap.
23. Madrid. 1999.

38
preparación; entre sus profesores se encontraban el gramático Zenodoto, el poeta Filotas de
Cos y el estoico Estratón de Lampsaco
En su vida familiar fue innovador respecto a las tradiciones griegas, pero no tanto en
cuanto a las egipcias. Tuvo una primera esposa, Arsinoe I, de la que tuvo a Ptolomeo, que
sería su sucesor, y a una hija llamada Berenice, a
la que casó con Antíoco II Teos. Pero luego
repudió a su esposa y se casó con la hermana del
propio rey, Arsinoe II24. Curiosamente, ésta había
estado ya casado dos veces, la primera con un
general de Alejandro, Lisímaco de Tracia, del que
enviudó; y la segunda con el propio Cerauno,
hermanastro de Ptolomeo II.
Con este rey ya habían desaparecido los
herederos directos de Alejandro, llamados los
diádocos, siendo a partir de entonces llamados
los siguientes reinantes los reyes epígonos.
Contemporáneos de él fueron en Siria el
seléucida Antíoco I, y en Macedonia Antígono II
Gónatas, con los que tuvo que competir y
dialogar. Mantuvo dos guerras con Siria, la
última desfavorable, pero el matrimonio de su hija con el rey sirio apaciguó los ánimos.
Pero fue más importante su actividad interior, para la que contó con la inestimable
ayuda del dioikités Apolonio. Estimuló el comercio por el Mar Rojo creando asentamientos a
lo largo de la costa. Planificó mejor el cultivo de la tierra, adecuando para él un preciso
sistema fiscal. Mejoró mucho los sistemas de irrigación, sobre todo en el oasis de Fayum,
desecando algunas zonas y entregando parcelas a personajes cercanos a su persona 25. Siguió
con la construcción del canal de Necao, para unir el Nilo con el Mar Rojo. Renovó el sistema
de monedas. Mientras que Alejandría siguió aumentando en su importancia comercial y
cultural. Se difundió por entonces el uso del hierro por todo el país.
Se cuenta que hizo trasladar el sarcófago de Alejando desde Menfis hasta Alejandría,
haciendo de ésta su capital. Está siguió siendo el polo de atracción de todos los sabios de la
época, siendo mejorada grandemente su Biblioteca y el Museo, tal como contaron Teócrito y
Calímaco26. Se desarrolló un culto hacia la figura del faraón, que tuvo su mayor esplendor
con la organización de la fiesta Ptolemaia, en honor de su padre, intentando competir con los
Juegos Olímpicos, en una clara maniobra propagandística a favor de Alejandría y del trono de
Egipto. Aparte de la divinización del faraón, también se llegó a hacerlo con la figura de su
esposa Arsinoe II, que tendría reservado un lugar entre los inmortales.
Los Lágidas, aunque adoptaron las formas de la monarquía faraónica y mantuvieron
la estructura administrativa anterior, desconfiaron de los indígenas, y casi todos los cargos
administrativos y del ejército estaban en manos griegas con reclutamiento de mercenarios
para las tropas. En cuanto al sacerdocio egipcio, en otras épocas tan poderoso, adoptaron la
inteligente práctica de reunir un sínodo anual en Alejandría. Daba buena imagen de cara a la
población y permitía al rey controlar al clero por medio de una serie de decretos que

24
Longega,G.: Arsinoe II. Roma, 1962.
25
Así viene indicado en los papiros de Zenón.
26
Tócrito, Himmno XVII. CALÍMACO, Hym. In Delum.

39
resumían el acuerdo de las reuniones y que se grababan en estelas que eran colocadas en los
templos.
Se escribía en jeroglífico, demótico y griego. Tuvo otras actuaciones de mucha
repercusión posterior. Recibió muy favorablemente a los inmigrantes judíos que adoptaron
allí la lengua griega, hasta el punto que el rey mandó traducir la Biblia del hebreo al griego, la
famosa Traducción Septuaginta o Alejandrina, que finalmente fue la aceptada por el
Cristianismo posterior. Fue
también de enorme
importancia cultural el
encargo que hizo al sacerdote
Manetón de Sebenito para
que escribiera una Historia de
Egipto. También encargó que
se tradujera al griego el
Corpus Hermeticum,
conocimientos secretos
egipcios que la tradición
atribuía al mismo dios Thot,
equivalente en griego a
Hermes Trimegisto.
Su actividad
constructora no fue a la zaga.
Terminó el Faro, se construyó
un templo en Pitom, el de
Sobek en Shedyet y el de
Coptos; un gran Pilono en el
Temenos de Naucratis; fundó
la ciudad de Teadelfia con un
santuario dedicado a
Pneforos; un pequeña capilla
para su reina Arsinoe II y algunos trabajos en Sebennitos.

Ptolomeo III Evergetes (Benefactor)


Sucedió a su padre en el 246 a. C. y reinó hasta el 222. Fue educado por Apolonio de
Rodas, director de la Biblioteca27, adquiriendo una destacada cultura
Extendió sus dominios al casarse con Berenice de Cirene (en la Libia actual). Cuando
murió reinó su viuda, que dio su nombre a una ciudad de su
país natal, la actual Bengasi. Su hecho militar más importante
fue la lucha contra el reino seléucida de Siria, promovida por
un grave conflicto familiar: La hermana de Ptolomeo III,
Berenice Sira se casó en segundas nupcias con el seléucida
Antíoco II Theos, mientras que éste repudió a su primera
esposa Laodice. Pero, más adelante, Atíoco volvió a llamar a su
primera esposa que, llena de rencor, mandó matar a Berenice y

27
Grenfell, B. P.-Hunt, A. S.: The Oxyrhinchos Papyri, t. I al XVI. Oxford, 1898-1924, n. 1241, II, I, I.
Rostagno: Atti Della Reale Accad. Torino, nº 50, 1914-15, pp. 241-265.

40
a su hijo así como a los miembros egipcios de la corte de ésta. Todo ello motivó a Ptolomeo
III a organizar un ejército e invadir Siria; por entonces ya había muerto Antíoco y reinaba su
hijo de Laodice, Seleuco. Llegó el ejército egipcio en sus conquistas hasta Babilonia, pero no
continuó porque surgió una rebelión en Egipto. Luego enumeraría sus conquistas en la
Inscripción de Adulis, que decía así:
El rey Ptolomeo III el Grande, hijo del rey Ptolomeo y de la reina Arsínoe, dioses
hermano y hermana, hijos del rey Ptolomeo y de la reina Berenice, dioses Salvadores,
descendientes por parte de padre de Hércules, hijo de Zeus, y por parte de madre de
Diónisos, hijo de Zeus, tras recibir de su padre el reino de Egipto, Libia, Siria, Fenicia, Chipre,
Licia, Caria y las islas Cícladas, marchó contra Asia con tropa de infantería y caballería, una
flota, elefantes de la tierra de los trogloditas y de Etiopía, a los que su padre y él mismo fueron
los primeros en cazar en esos lugares y en equiparlos para la guerra.

Tras asegurarse el dominio de los territorios más occidentales del Éufrates y Cilicia,
Panfilia, Jonia, el Helesponto, Tracia y de todas las fuerzas de esos lugares y de los elefantes
indios y tras reducir a la obediencia a todos los gobernantes de esas provincias, cruzó el río
Éufrates y tras haber subyugado a Mesopotamia, Babilonia, Susiana, Pérside, Media y todo el
resto de territorio hacia Bactria y, tras haber buscado todos los objetos sagrados que habían
sido sacados de Egipto por los persas y haberlos devuelto al país junto con el resto del tesoro
de la provincia, envió sus fuerzas con la misión de construir canales…” (el resto se ha perdido).

A su vuelta saqueó el reino de Seleuco, llevándose consigo 40.000 talentos de plata y


2500 imágenes de dioses egipcios que habían sido robados de sus templos en los tiempos del
rey persa Cambises II (525 a. C.). Este rescate es el que le valió el título de Benefactor. Al
tener que regresar a Egipto, también motivado por la muerte de su hermana Berenice y
su sobrino, Seleuco II reaccionó, venciendo en Niceforion junto al Éufrates y recuperando el
sur de Siria. También aprovechó la situación Antíoco I de Macedonia para atacar y derrotar la
flota egipcia en Andros, con lo que llegó a dominar la mayor parte del Mar Egeo.
Entre sus actividades internas destacan el apoyo que siguió dando a la cultura,
especialmente a través de la Biblioteca de Alejandría, cuya dirección encargó a Erastótenes.
También fue el que decidió la construcción del Templo de Edfú dedicado a Horus, entre otros
proyectos constructivos. Igualmente reforzó su flota en el Mar Egeo.
Con el paso del tiempo fue muy importante desde el punto histórico y también
filológico la inscripción del Decreto de Canopus, descubierto grabado en una estela en 1866
por Karl Richard Lepsius, en heroglíficos, en letras griegas y en demótico; junto con la piedra
Roseta contribuyó al redescubrimiento de la lengua egipcia. Pero también es interesante
porque trataba de imponer una reforma del calendario, estableciendo los años bisiestos,
apoyándose en la observación que la estrella de Isis, Sirio, iba cambiando de posición hasta
completar un día cada cuatro años; no pudo conseguir esta regulación del calendario por la
oposición de los sacerdotes 28, pero su iniciativa fue recogida dos siglos después por Julio
César, con la ayuda del alejandrino Sosígenes.

La época de decadencia
Ptolomeo IV Filopator29
Reinó entre 221-204 a. C., casó con su hermana Arsinoe III y fue educado por
Erastótenes. Aficionado a las artes y despreocupado por la política, dejó el poder en manos

28
Levêque, P.: Le monde hellenistique. París. 1969, p. 101.
29
Peremans: Ptolomée IV et les Egyptiens, en Hom. á Cl. Preaux, Bruselas, 1978.

41
de su visir Sosibio, al que POLIBIO describe con tintes muy desfavorables 30, pues le hace
instigador de las muertes de la reina Berenice con su hijo, Magas, de su tío Lisímaco y la del
rey de Esparta, Cleomenes, que a la sazón estaba refugiado en Alejandría 31. No obstante,
supo defender el trono lágida frente a las pretensiones de Antíoco III el Grande de Siria que
pretendió invadir Egipto. El hecho de que para esta 4ª Guerra Siria contratara, junto a
numerosos mercenarios, a muchos
naturales egipcios –por primera vez-, dio a
éstos la posibilidad de que más adelante se
rebelaran.
Esta 4ª guerra que duró dos años,
terminó en la decisiva Batalla de Rafia, al
sur de la actual Zona de Gaza. Tuvo lugar el
22 de Junio del 217 a. C. Las fuerzas de
ambos bandos, similares, no impidieron
una importante victoria egipcia, en cierto
modo inesperada, que le valió quedarse
para su corona con toda la Celesiria.
Continuó la labor constructora: la
Pronaos para el templo del dios Min en
Panópolis, el Templo de Nemty en Antaeópolis, un nuevo santuario para Mu-Anta, el Templo
de la diosa Hathor en Deir-el-Medina, el Templo de Arsnoufis en la isla de File, la Tumba de
Osiris en Elefantina, la reconstrucción del Templo de Montu en El-Tod.
Pero en la política interior las cosas no fueron tan bien. Hubo un resurgimiento del
nacionalismo egipcio, junto con un desprestigio de la realeza. La situación llegó al extremo de
constituirse un nuevo reino en la Tebaida que se mantuvo independiente durante 20 años
(207 a 187), dirigido por los nuevos faraones Harmakhis y Ankhmakhis. Con ello el comercio
con Nubia quedó interrumpido.

Ptolomeo V Epifanes
Era un menor a la muerte de su padre, lo que desencadenó una serie de intrigas
cortesanas. El favorito Sosibio, con la ayuda de otro personaje llamado Agatocles, hizo
asesinar a la reina Arsinoé III, ocultando la muerte al rey. A la muerte de Sosibio, Agatocles se
convirtió en regente de Ptolomeo V, cuyo reinado duraría de 204 a 181. Pero Agatocles fue
sustituido por el gobernador de Pelusa mediante el habitual método de hacerlo envenenar.
Ante la minoría del rey y las dificultades internas, sus tradicionales enemigos, el rey Filipo V
de Macedonia y Antíoco III de Siria, acordaron aliarse para repartirse las posesiones
exteriores de Egipto. Con lo que este último invadió la Siria meridional, iniciando la 5ª Guerra
Siria, mientras Filipo atacaba las últimas plazas de Egipto en el mar Egeo.

30
Polibio: V, pp. 63-65; XV, p.34.
31
Pilibio, V, 41.

42
Pero las cosas se fueron complicando: Filipo, aparte sus ataques a las islas egeas
egipcias, se le ocurrió atacar también a Pérgamo y Rodas. El rey Átalo I de Pérgamo, así como
los rodios se vieron obligados a enviar una delegación a Roma para pedir ayuda. Ésta se
encontraba a la sazón más libre para tomar decisiones ya que acababa de vencer a Cartago en
la 2ª Guerra Púnica. Y estas peticiones le sirvieron de excusa para emprender lo que estaba
anhelando, que era declarar la guerra a Macedonia, pues ésta había apoyado a Cartago y
estuvo al punto de llevar a Roma a un auténtico desastre.
Así que Roma declaró la guerra a Filipo V, la 2ª Guerra Macedónica, y su aliado
Antíoco III estaba demasiado ocupado con la guerra con Egipto para prestarle ayuda. El
desembarco en los Balcanes tuvo lugar en el año 200; además, Roma contaba con la ayuda de
Esparta y la Liga Etolia. Filipo fue derrotado en la batalla de Cinoscéfalos y Macedonia tuvo
que abandonar sus posiciones en Grecia.
En cuanto a
Egipto, las cosas no le
fueron bien en la
guerra con Antíoco III:
perdió los territorios de
Celesiria, Judea, y sus
dominios en Asia
Menor y Tracia.
En política
interior, Ptolomeo fue
entronizado a los 12
años en dos ceremonias separadas: una en Alejandría al estilo macedónico, y otra en Menfis
donde fue reconocido como faraón en el templo de Ptah; fue el primer lágida que se sometió
a esta ceremonia y su sobrenombre “Epifanes” indica en egipcio “el dios que se manifiesta”.
Pero el honor no fue gratuito; a cambio los sacerdotes adquirieron nuevo poder y se libraron
de acudir al sínodo anual. Fue para conmemorar esta entronación cuando se mandó grabar
un decreto en tres idiomas, la que se llamaría la Piedra Rosetta, que tanta importancia
tendría para el desciframiento de la escritura jeroglífica.

Ptolomeo VI Filometor (181-145 a. C.)


El cambio de monarquía sucedió como era habitual. Su padre, Ptolomeo V murió
envenenado32. Siendo el sucesor un niño, reinó su madre, Cleopatra I, que era hija del rey
Antíoco III de Siria, hasta que murió en el año 176. Mietras tanto, en el reino rival de los
seléucidas, Antíoco III, muy afectado por los desastres de las guerras, murió y fue sucedido
por su hijo Seleuco IV en el año 187, enfrentado a Roma y Pérgamo. Unos años después fue
asesinado por su ministro Heliodoro33, sucediéndole su hermano menor, Antíoco IV, que sí
era aliado de Roma.
En Egipto seguía la minoría del rey y regentaban el reino Eulaios y Lenaios 34, dos
cortesanos. Finalmente el rey fue declarado mayor de edad a la edad de 15 o 16 años, en el
año 17035, contrayendo matrimonio con su hermana Cleopatra II, al tiempo que asociaba al

32
Polibio, XXIV, 5.
33
Apiano, Syr. 45.
34
Diodoro, XXX, PP. 15-17.
35
Polibio, XVIII, 12.

43
trono a su hermano Ptolomeo Fiscón. Los nuevos favoritos que manejaban el gobierno eran
ahora Comanos y Cyneas.
Los dos reyes, Ptolomeo VI y Antíoco IV se creían con derecho a poseer los territorios
al sur de Siria, uno por herencia de su madre, el otro por parte de su padre. Al final estalló la
6ª Guerra Siria (170-168). Pero ahora ya existía otra potencia emergente que podía variar con
sólo su pronunciamiento los conflictos en Oriente Medio: Roma. Antíoco salió ganando,
invadió Egipto, llegando hasta Menfis, obligando a Ptolomeo a aceptar una situación de
protectorado bajo su tío Antíoco. Pero a ello se opuso Alejandría, llamando a su hermano
Ptolomeo Fiscón. Antíoco puso sitio a Alejandría, pero entonces tuvo lugar una famosa
embajada, la de Pompilio Lenas, enviado por el Senado Roma. Éste conminó a Antíoco a
retirarse de Egipto, cosa que tuvo que hacer inmediatamente, quedando patente dónde
estaba presente la verdadera potencia internacional. También tuvo Antíoco que devolver
Chipre a Egipto. De esta forma, Roma, que acababa de vencer a Perseo en la batalla de Pedna
y había disuelto los estados macedónicos e ilíricos, le bastó un solo embajador para marcar el
final de la 6ª Guerra Siria.
Pero no terminaron con ello las perennes rencillas entre los lágidas egipcios y los
seléucidas sirios. Cuando murió Antíoco IV y surgieron disensiones internas, Ptolomeo VI
apoyó al usurpador Alejandro Balas, casándolo con su hija Cleopatra. Pero, más adelante, el
mismo rey egipcio apoyó a Demetrio II Nicátor, ofreciéndole también a la misma hija. Y al
tiempo que se desarrollaban todas estas intrigas, las diferencias entre Ptolomeo VI y su
hermano Ptolomeo Fiscón iban en aumento, quedándose éste con la dirección de la región de
Cirene. Ptolomeo VI, que había asociado al parecer a su hijo Ptolomeo VII en el gobierno,
murió finalmente en Siria luchando contra Alejandro Balas, dejando en Egipto una
complicada situación.

Ptolomeo VIII
Al morir Ptolomeo VI, su hermana y viuda, Cleopatra II, consiguió en un principio que
se coronara a Ptolomeo VII, su hijo (145-144), pero enseguida Ptolomeo Fiscón asesinó a su
sobrino, se proclamó rey (145-116) y casó con la misma madre, que era también su hermana.
Se autotituló Ptolomeo VIII Evergetes II. De formación griega, había tenido como preceptor a
Aristarco de Samotracia. Resolvió el problema de sus oponentes asesinándolos y confiscando
sus bienes. Muchos de los sabios internos del Museo se exiliaron. Por algún tiempo también
persiguió a los judíos. Los cargos militares empezaron a ser ocupados por egipcios, mientras
que aumentó la presión fiscal, lo que obligó a muchos campesinos a abandonar sus tierras y
huir al desierto, apareciendo por primera vez el fenómeno del eremitismo. No obstante, no
todo fueron malas noticias, pues Eudoxo de Cizico descubrió la ruta de la India por el Mar de
Omán, permitiendo mejorar el tráfico comercial.
Llamado el rey de sobrenombre el Panzudo, llegó
a representar conductas muy reprobables. Aparte de
casarse con su hermana Cleopatra II, también lo hizo
simultáneamente con su sobrina Cleopatra III. Sus
relaciones con la primera fueron tormentosas con
rupturas y reconciliaciones.
Durante su tormentoso reinado se construyeron,
no obstante, algunos trabajos en Karnak, un pórtico en el
Templo de Amón en Medenit Habu, el Santuario de Amón
en el templo de Hatshepsut en Deir-el-Bahari lo

44
transformó en una capilla para Imhotep; también se realizaron trabajos en Edfú, en Kom
Ombo, en Elefantina, en File, en Dakka y en Debot 36.

Los últimos Ptolomeos


La decadencia se fue acelerando a partir de entonces. Muerto Fiscón se reprodujeron
las luchas entre posibles herederos, hijos de Cleopatra III, Ptolomeo IX (118-80) y Ptolomeo X
(118-88), que se pelearon entre sí por Egipto y Chipre. En cuanto a la región de Cirene en
Libia estaba bajo el mando de Ptolomeo Apion, que a su muerte dejó sus dominios en
herencia a Roma.
El fin del reinado de Ptolomeo IX estuvo marcado por la inactividad y la impotencia.
Sus dos hijos eran rehenes del rey Mitrídates del Ponto y su sobrino, hijo de su hermano y
rival Ptolomeo X, ya fallecido, estaba refugiado en Roma esperando su momento.
Este sobrino, a la muerte de su tío fue entronizado como Ptolomeo XI pero por medio
del general romano Sila. Pero la situación iba de mal en peor: ordenó asesinar a su prima y
esposa y viuda de Ptolomeo X, la reina Cleopatra Berenice. Ante este asesinato, surgió una
rebelión y el rey fue muerto a los pocos meses de reinado. A su muerte, y tras haber
declarado falso un testamento en que dejaba el reino a Roma, dos de sus hijos tomaron el
poder, uno se quedó con Egipto; el otro con Chipre, hasta que Roma se hizo cargo de ésta en
el año 58.
La dependencia de Roma llegó ya al colmo. Ptolomeo XII Neo Dionisio Auletes reinó
en Egipto a partir del año 80, aunque no fue reconocido por Roma hasta el año 5937. Fue
depuesto por los egipcios y tuvo que intervenir el gobernador romano Sulo Gabinio para
reponerlo, dejando en prevención una guarnición romana. La sociedad civil se fue
desintegrando. Los clerucos38 pudieron disponer testamentariamente de las tierras que se les
había confiado mientras que los dominios de los templos iban adquiriendo inmunidades.
Auletes estaba casado con Cleopatra VI y fue sucedido por sus dos hijos: Ptolomeo
XIII y Cleopatra VII –la tan conocida Cleopatra, casada con sus hermanos Ptolomeo XIII y
Ptolomeo XIV, y amante sucesiva de Julio César y Marco Antonio-. El hijo de César, Cesarión,
un niño destinado a ser el Ptolomeo XV, fue muerto tras la victoria de Augusto sobre Marco
Antonio en Actium, y su madre prefirió ser envenenada por un áspid a caer en poder de
Octavio Augusto. El mundo faraónico había terminado para siempre.

36
Peter Nadig: Zwischen König und Karikatur: Das Bild Ptolemaios’ VIII. im Spannungsfeld der
Überlieferung. C.H. Beck, München 2007, ISBN 978-3-406-55949-5.
37
Johnson, A. C.: Roman Egypt to the reign of Diocletian: An economicSurvey of Ancient Rome. Ed. T.
Frank. Baltimore. Md. 1936.
38
En los territorios sometidos a los ciudadanos pobres se les daba un dote de tierra (kleros) que les
permitía sustentarse como hoplitas.

45
EL EGIPTO DE LOS PTOLOMEOS

Para juzgar la evolución de la sociedad egipcia en este tiempo hay que pivotarla a
partir de la figura más destacada de la dinastía, Ptolomeo II Filadelfo. Los cambios que llevó a
cabo, la integración con la población indígena con el mundo griego tuvieron un enorme
impacto histórico, cultural y religioso.

46
Cuando Alejandro llegó al país se encontró con una cultura tres veces milenaria, que
había sido a su vez maestra de la propia cultura griega, con una estructura administrativa
modélica. Con una tradición religiosa que fue matriz sobre la que se desarrollaron la religión
judaica y los cultos mistéricos, la que hizo evolucionar durante esta época al pensamiento
filosófico griego hacia el neoplatonismo, y que fue sede la más adecuada, en Alejandría, en la
que la ciencia griega diera sus mejores hallazgos. Su relación con los griegos ya venía de
algunos siglos antes. Sin olvidar que, durante la dominación persa, estuvo en contacto con
las civilizaciones orientales.
Las primeras dificultades de integración greco-egipcias tuvo que solventarlas el
primer lágida, Ptolomeo I Sóter, que consiguió crear un nuevo reino macedónico fuerte, con
enormes disponibilidades económicas, con un fuerte ejército 39 y con una marina como nunca
la había poseído el país. Hubo una cierta separación étnica entre griegos y egipcios, pero
nunca fue drástica, aunque de qué lado se orientaban las preferencias quedó claro cuando la
capitalidad se trasladó de Menfis a Alejandría. Este primer rey atrajo a muchos mercenarios
macedonios, griegos, persas y orientales a los que dio tierras pero con obligación de acudir al
ejército cuando se les necesitase. Los grupos extranjeros, griegos y judíos tenían sus propias
instituciones, gozando de privilegios de carácter religioso y social (gimnasios y casas de
oración). Se instituyeron tribunales especiales para extranjeros. El ordenamiento civil griego
se incorporó a Alejandría y posiblemente a otras ciudades con gran población griega
(Naucratis). Los oriundos egipcios tenían sus propios tribunales. Estos privilegios más que
reconocimientos legales eran concesiones graciosas del rey 40. La aparición de la moneda
requirió la presencia de financieros griegos, y los cultivos de las tierras se desarrollaron por
primera vez de forma científica. La lengua griega habitual, no la culta, se fue extendiendo en
las transacciones y la administración41.
Existía también una aristocracia local egipcia formada por sacerdotes, cargos de la
administración e intelectuales que hablaban griego. El resto de los egipcios bien eran
artesanos, arrendatarios de tierras, receptores de tierras como los clerucos y trabajadores
manuales. Aunque existió una general aceptación de la situación, no faltaron rebeliones
como ya se ha indicado anteriormente.
En el aspecto religioso, los nuevos faraones de origen griego no dejaron de seguir la
labor constructora o reparadora de templos, al tiempo que primaron la situación de los
sacerdotes, pero nunca existió una real comprensión por parte de los griegos de los cultos y
la teología egipcia, ya que los textos religiosos no fueron traducidos. Sólo vale la pena
mencionar la importante obra histórica encargada al sacerdote Manetón sobre todas las
dinastías egipcias. Una interesante creación religiosa fue la decidida por Ptolomeo I,
aconsejado por Manetón y por el teólogo griego Timoteo: el diseño del dios híbrido greco-
egipcio Serapis42, mezcla de Anubis, Zeus y Osiris.
Las aspiraciones de los lágidas de territorios fuera del contexto egipcio se debieron
más a consideraciones económicas, sobre todo de tipo comercial; necesitaban mucho dinero
para obras públicas, el mantenimiento del ejército mercenario, equipamientos y técnicos en
administración y cultivos. Les hacían falta muchas materias primas, especialmente hierro y

39
Launey, M.: Le monde grec sur les armées hellenistiques. París. 1950.
40
Rostovtzeff, M.: Historia social y económica del mundo helenístico. T.I, pag.323.
41
Preaux, Cl.: Le monde hellenestique, pag. 555.
42
Wille, E.; Mosse, C.; Goukowsky, P.: Le monde grec et l´Orient, t. II.París, 1975, pp. 616-17.

47
madera, de ahí su apetencia por las costas del actual Líbano y Palestina junto a posesiones en
Asia Menor43.
Pero aunque Egipto fue conquistado por las tropas grecomacedonias, sus reyes
fueron considerados faraones con el beneplácito de los sacerdotes, considerándose hijos del
dios Amón, y, poco a poco, hasta los mismos griegos los reconocieron como tales; el mismo
Alejandro, cuyo sepulcro estaba depositado en el centro de Alejandría, fue deificado. El país
era la heredad del rey. Muchos títulos administrativos fueron ocupados por griegos 44. El
“ministro” de Economía era el diokétes. Los administradores locales se llamaban dioiketai. Los
departamentos o nomos estaban a cargo de los oikoómoi. Para Alejandría se había dispuesto
un contador mayor o eklogistés. Existían interventores que vigilaban a los administradores de
los nomos.
El Estado se sostenía sobre dos pilares: el poder y significado del faraón y el trabajo
obligatorio de los ciudadanos. Y fue Ptolomeo II el creador de un verdadero Estado
independiente fuerte, política, económica y militarmente, fundiendo las aportaciones de los
dos pueblos, el griego y el egipcio. Y fuertemente centralizado. Durante el siglo III a. C, Egipto
fue una de las grandes potencias en el mundo de entonces, y su altura cultural fue la mayor.
Los reyes tuvieron la habilidad de conservar el sistema tributario de los faraones,
mejorándolo y dejándolo en manos egipcias.
La base de la economía era la agricultura 45. Las fértiles tierras ribereñas del Nilo
producían cereales, verduras, legumbres, oleaginosas, viñas, olivos y árboles frutales. No hay
que olvidar también el importante papel jugado por las palomas, tanto como alimento barato
como productor de excelentes abonos. También la apicultura: la miel era el azúcar de
entonces, que también se usaba en la medicina, para los cultos y para embalsamar. La caza
y la pesca ocupaban igualmente un importante papel. Y no olvidemos las canteras explotadas
por cuenta del rey.
Existía el monopolio real sobre la sal, el nitro y el alumbre. La sosa se mezclaba con
aceite de ricino para fabricar jabón. Había oro en el desierto oriental y sobre todo en Nubia.
De Chipre se podía obtener plata. Se encontraron algunos yacimientos de piedras preciosas.
Las industrias incipientes transformaban
las materias primas. Así de la leche: quesos; de las
pieles: cueros; del lino y la lana: tejidos; del
papiro: papel, esteras y cestos; de la cebada:
cerveza. Los templos, junto con el rey, tenían
monopolizada la extracción de aceite. Y no
olvidemos los perfumes, monopolio real: incienso,
mirra, casia, sándalo, canela… importados de
países orientales.
Citemos como un ingrediente importante del mundo helenístico egipcio a la moneda,
tanto por su importancia económica como por su valor artístico. Se acuñaron de oro, plata y
cobre, con la ley ática. Se acuñaban en ciudades de Fenicia: Sidón, Tiro, Joppa, Ptolemaid,

43
Preaux, Cl.: Économie royal des lagides. También Le monde hellenistique, Cap. III: L´economie
royale. Igualmente, Papiros de Zenón, intendente del ministro Polonio, distribuidos en distintos
lugares: El Cairo, Florencia, Ann Arbor, Londres…
44
Lewis, N.: Greek in Ptolemaic Egypt: Case Studies in the Social History of the Hellenistic World. Oxford.
1986.
45
Crawford, D. J.: The oppium poppy: A Study in Ptolemaic agricultura en Problémes de la terre en
Gréce ancienne. Ed. Finley, M. Paría-La Haya. 1973. Pp 253-251.

48
Gaza. Las monedas de cobre las usaban los campesinos. Las de plata eran las usuales en
Alejandría. Las de oro eran más una muestra de prestigio internacional.

49
II PARTE

LOS CULTOS MISTÉRICOS

CAPÍTULO V

INICIACIÓN EN LOS MISTERIOS EGIPCIOS

El intentar exponer la naturaleza de las prácticas mistéricas de la Antigüedad es una


tarea de gran dificultad por la imposibilidad de obtener datos suficientes. Sus enseñanzas
siempre fueron secretas, con graves castigos para los infractores, por lo que la información
necesariamente es fragmentaria, sacada un poco de aquí y de allá, y procurando ir
obteniendo poco a poco una imagen de conjunto. Los Misterios más antiguos y con más
prestigio fueron los egipcios, que servirían después de inspiración a los que se desarrollaron
en los territorios de cultura griega. Por ello, lo que sigue es un humilde intento de exponer lo
que voy sabiendo sobre aquel extraordinario movimiento espiritual que ahora, con los
nuevos conocimientos de la Psicología Transpersonal y los de la Ciencia Física del Campo
Cero, empezamos, sólo empezamos, a comprender.
En esencia consistían los Misterios en una serie de enseñanzas y ejercicios que
permitían a los iniciados mantener una relación con la Divinidad y obtener algunos
conocimientos sobre el Más allá de la Muerte. Lo que sabemos de los Misterios Egipcios lo
hemos obtenido sobre todo de textos funerarios que nos hablan de los secretos de esa otra
realidad. Existían textos que sólo les estaba permitido estudiar a los iniciados. En la tumba de
Paheri el Kab46, el difunto nos habla de las enseñanzas que recibió, que le indicaban que la
divinidad se encontraba en el propio hombre: «He sido puesto en la balanza. He salido de ella
examinado, intacto, salvado. Yo iba y venía, con las mismas cualidades en mi corazón. No he
dicho mentiras contra nadie, pues conocía al dios que está en el hombre, estaba
perfectamente instruido y sabía distinguir esto de aquello. He cumplido con todas las cosas
con arreglo a las palabras». En esta transcripción ya se nota una especial relación del
hombre con la divinidad.
Una de las constantes de los iniciados cuando hablaban de los Misterios era el de
usar siempre un lenguaje simbólico sólo entendible por ellos, en el que el sentido literal era
apenas relevante. Para los egipcios, como ya indicó JÁMBLICO47, a nivel de iniciados sólo
existiría una divinidad que se manifestaría de formas diversas. Fue lo que sería patente en el
pensamiento oficial del Imperio Nuevo al considerar a Amón como el Dios Supremo que
subsumía a todos los demás. La forma de utilizar los símbolos por los egipcios lo comentaba
este filósofo en el Libro VII de “Sobre los Misterios Egipcios”: «Los egipcios, imitando la

46
Las tumbas de El Kab pertenecían a la ciudad de Nekhen, importante capital del tercer nomo del Alto
Egipto. En una colina de arenisca situada al noreste hay muchas tumbas del Imperio Nuevo. La más
conocida es la de Paheri, datada en los tiempos de Tutmosis III, de la XVIIIª Dinastía.
47
Jámblico fue un filósofo neoplatónico de la segunda mitad del siglo III y primer cuarto del IV.

50
naturaleza universal y la creación divina, producen por medio de símbolos algunas imágenes
de las intelecciones místicas, ocultas e invisibles, del mismo modo también que la naturaleza
ha modelado en cierto modo por medio de símbolos los principios invisibles bajo formas
visibles…»
Más adelante, refiriéndose a la imagen del dios Ra navegando por el cielo en su barca
solar, indicaba Jámblico:
Al igual que el piloto, permaneciendo distinto de la nave, gobierna su timón, así
también el sol separadamente gobierna el timón de todo el universo. Y como el piloto dirige
desde lo alto, desde la proa, imprimiendo desde sí mismo un leve principio primero de
movimiento, así también, mucho antes, la divinidad desde arriba, desde los primeros
principios de la naturaleza, imprime indivisiblemente las causas primordiales de los
movimientos. Estas cosas y otras más indican que la divinidad navegue sobre una barca.

Otra fuente con la que podemos ayudarnos sobre las enseñanzas de los Misterios
egipcios es la obra “Isis y Osiris” de PLUTARCO, sacerdote de Delfos. Para éste la máxima
aspiración del hombre es el conocimiento de la verdad, el bien más preciado que Dios le
puede conceder. Acceder a ella es acceder a Él. Y es lo que se busca al sumergirse en la
práctica de los Misterios, y con ello también alcanzar lo Bueno y lo Bello. Es una actividad
santificadora. Isis, que fue la gran Diosa egipcia de los Misterios, era la depositaria de la
Ciencia Sagrada, transmitiéndola a sus adoradores. El integrarse en el camino mistérico
suponía un cambio de vida, que se volvería moderada, sin abusos en los manjares y en otros
placeres, consiguiendo un dominio sobre las propias apetencias. Con una práctica santa
acompañada de devoción se «buscaba la obtención del conocimiento del Ser primero,
soberano, accesible a la inteligencia del Ser que la Diosa Isis nos anima a buscar cerca de ella,
puesto que vive y reside en ella». Se buscaba dejar un poco de lado la envoltura corporal de
nuestro espíritu para que éste tuviera más facilidad para elevarse. Y al mirar hacia nuestro
interior en la búsqueda de Dios se alcanzaba un mejor conocimiento de nosotros mismos.
Para que lo entendamos mejor, con lenguaje cristiano, para conseguir con ello convertirnos
en hijos de Dios.
La ascensión
La posibilidad de realizar oráculos suponía una participación en la divinidad. El
hombre como ser espiritual, en las concepciones del conocimiento hermético que heredó el
gnosticismo posterior del siglo I, era de origen divino y posteriormente se había ubicado en el
cuerpo humano, considerado el hecho como una degradación. El dominio de esta “cárcel”
era la misión del iniciado con el fin de elevarse de nuevo a la intelección divina. Esta
comprensión progresiva, entendida como ascensión, la explicaba Jámblico dispuesta en unas
etapas sucesivas: primero, el conseguir un alma limpia; segundo, preparase para la
contemplación divina; tercero, integrarse en la divinidad.
Y cuando ha unido el alma con cada una de las partes del Todo y con los poderes
divinos que las penetran, entonces la teúrgia conduce el alma al demiurgo universal, la pone a
su lado, la une, fuera de toda materia, a la razón eterna y única; es decir, lo repito, ella une al
alma al poder autoengendrado, movido por sí mismo, que mantiene todo... Entonces ella
instala el alma en la completa divinidad creadora. Este es el fin de la ascensión hierática entre
los egipcios”.

El estado que describe Jámblico es similar a lo que ahora llamamos éxtasis místico o
estado no ordinario de la consciencia. A esta relación con la divinidad en vida se podría llegar
mediante una serie de prácticas experienciales de las que sabemos poco y también, muy
probablemente, por la ingestión de substancias enteógenas derivadas de las plantas y de las
que se hablará más adelante. Los extractos del Cornezuelo del Centeno es uno de los

51
primeros candidatos. Resumiendo, la misión de los Misterios era permitir que los que
optaban a la iniciación alcanzaran estados no ordinarios de consciencia.
En los primeros pasos, la adquisición de enseñanzas secretas, tenían lugar en las
Casas de la Vida ubicadas en los templos; allí se adquiría la Ciencia Sagrada, algo así como
unos Ejercicios Espirituales. En estos lugares de aprendizaje y oración se escribió el texto del
Libro de los Muertos, del que se han recobrado varios ejemplares en las tumbas del Imperio
Nuevo. Allí se profundizaba en el conocimiento de uno mismo, y distinguían una pluralidad
interior, no la simple alma de la que hablamos los modernos; para los egipcios estábamos
constituidos, aparte del cuerpo material, de otros entes que llamaban ka, ba y akh.
La naturaleza humana
El antiguo Egipto tenía ideas muy especiales sobre la naturaleza humana. Para que
cualquier ser humano exista (incluido el rey) son necesarios 5 diferentes elementos. Es
necesario conocerlos para poder interpretar los textos egipcios.

El elemento más evidente es el cuerpo (ḥ ‫)ﻋ‬. Éste es la coraza física dentro de


la cual cada ser humano existe. Reconocían que el cuerpo derivaba de los padres, a partir de
la semilla plantada en el vientre de la madre. También reconocían que estaba formado de
partes, por lo que algunas veces utilizaban el plural para designarlo.
Este cuerpo físico, tras la muerte, corría el peligro de la descomposición, por lo que
necesitaba el constante fluir de la energía de su ka, como ahora indicaré. Para renovarlo
creían hacerlo posible los egipcios portando alimentos en forma de ofrendas, que se
consideraban totalmente necesarias. Se temía que a los difuntos en el futuro les faltasen las
ofrendas y se vieran obligados a consumir sus propios excrementos, algo abominable. En el
Conjuro 52 del Libro de los Muertos se lee: «…Mis ofrendas carecen de límites, en verdad,
pues quien me nutre es mi hijo, salido de mi Cuerpo…Concededme, pues, comidas sepulcrales,
incienso, cera, y además cosas buenas y puras, necesarias real y eternamente ¡para la vida de
un dios! ¡Que pueda a voluntad pasar por todas las Metamorfosis y descender y volver a subir
en mi barca…»
Para conseguir esta perpetuidad de las ofrendas finalmente pensaron los egipcios
que era suficiente grabándolas en las tumbas, simbolizando la energía de las ofrendas frescas,
y siempre acompañándolas de fórmulas rituales que poseían un carácter mágico. Un ejemplo
típico de ofrenda es la señalada en la inscripción EA 558 del Museo Británico: «Una ofrenda
que da el rey (a) Osiris, señor de Dyedu, gran dios, señor de Abidos, para que él dé una
ofrenda invocada (en) pan, cerveza, carne de buey, aves, alabastro, lino, todo lo bueno y puro
de lo cual vive un dios para el ka del venerado Ky».

La parte más importante del cuerpo era el corazón , ib. Para ellos no sólo era el
centro de la actividad física sino el asiento del pensamiento y las emociones. Ésta es una
creencia del ser humano común; nos quedan todavía frases que nos recuerdan la concepción
egipcia: “corazón roto”, “mi corazón suspira por ti”. Cuando se traducen textos egipcios con
la palabra ib, se comprenden mejor dándole el sentido de mente que la del literal “corazón”.
Para referirse al corazón como órgano corporal usaban la palabra ḥ3ty. = órgano
frontal.

Con el cuerpo viene la sombra, šwt, . La sombra es un adjunto esencial al


cuerpo, pues a cada cuerpo acompaña una. Debido a que deriva del cuerpo, creían que tenía
algo de él –y por consiguiente, algo del propietario en ella-. Por la misma razón, las
representaciones de los dioses son llamadas algunas veces sus sombras.

52
Cada individuo tenía también un ba, bз, . Este concepto es quizás el más difícil
de comprender. Es lo que caracteriza su individualidad; también se refiere a la impresión que
uno causa en los demás. Una idea semejante a la nuestra de “personalidad”. De ella deriva el
concepto abstracto de b3w, escrito en plural, pero que indica “impresión”. Semejante al
concepto occidental de alma, el ba es más espiritual que físico, y es la parte del individuo que
sigue viviendo después de muerto. Los egipcios lo imaginaban como el ser capaz de moverse
libremente a partir del cuerpo momificado fuera de la tumba y que se introduce en el mundo
de los vivos; por esta razón se le escribe a veces como un pájaro con cabeza humana ( ).
Aunque mayormente asociada el ba a los seres humanos y a los dioses, en ocasiones puede
referirse a cosas inanimadas como una puerta, sin una razón clara para nosotros. Es la parte
de la individualidad que vivirá más allá de la tumba. Un mundo en el que no precisará de los
placeres de la vida ni ofrendas alimentarias.
El ba es un componente de los hombres y de los dioses. Los primeros se apercibían
de él cuando salía fuera del cuerpo en los sueños o en el proceso de iniciación de los
Misterios. También, naturalmente, tras la Muerte. Por esta salida del cuerpo es por lo que se
le representaba como un ave con cabeza humana.

Junto al cuerpo, la sombra y el ba, cada ser vivo tiene también un ka, kз, . El
concepto significa algo así como “fuerza vital”. Es lo que hace que una persona esté viva y no
muerta. Pensaban que se originaba por el creador, se transmitía a la humanidad a través del
rey y pasaba a los individuos aislados a través de los padres. Esta noción se representaba a
veces metafóricamente con la imagen del brazo (como se indica en el heroglífico). Es
frecuente en las representaciones del dios creador Khnum verle trabajando en su torno de
alfarero dando vida a dos imágenes, la del cuerpo del que va a nacer y la del ka que le va a
asignar. Incluso se creía que en las estatuas de los difuntos se pudiera introducir su ka
mediante conjuros, dándole vida. La concepción energética que se asociaba al ka se ve en la
enumeración de los múltiples kas que poseían los grandes dioses; de Ra se citan catorce:
Subsistencia, Alimentación, Venerabilidad, Vasallaje, Potencia creadora de los alimentos,
Lozanía, Estallido, Valentía, Fuerza, Resplandor, Iluminación, Consideración, Penetración y
Magia.
El ka era mantenido con el alimento y la bebida. Esta noción descansa detrás de la
costumbre de ofrecer alimentos y bebida al muerto. No es que pretendieran que el fallecido
consumiera físicamente estos alimentos, sino que le aportaban la energía que iba con ellos.
Cuando estos alimentos se ofrecían a los vivos, se expresaba diciendo: “para tu ka”.
Sólo los seres humanos y los dioses tenían ka, no los animales. Tanto el ba como el ka
eran entidades espirituales. Al morir, el ka irá a su casa, la tumba, y con él traerá consigo la
energía que tuvo el viviente, energía que se integrará con la de todos los demás ancestros. En
esa casa recibirá las ofrendas de sus deudos y les transmitirá la energía vital de sus
antepasados.

El quinto elemento era el nombre, (rn), . Para los egipcios los nombres eran
mucho más importantes que para nosotros. Eran parte esencial de sus propietarios, tan
necesarios como los otros cuatro elementos. Es por ello por lo que se esforzaron tanto en que
ellos sobrevivieran escritos en sus tumbas (también sus enemigos procurarían borrarlo en las
inscripciones). Si se le despojaba de su nombre en vida quedaba como un marginado social.
Los cinco elementos constituían parte integral de cada persona, y sin ellos no era
posible la vida. De ahí la importancia que dieron a la momificación. Escribir el nombre de
una persona sobre una estatua o una imagen grabada identificaba a ésta en una forma
distinta al cuerpo. De ahí que las tumbas contengan estatuas o relieves del difunto o, si era

53
posible, tenerlas en los templos porque así siempre estarían en presencia del dios. Los
nombres fueron tratados como personas, conocerlos era conocerlas. Dado que a los dioses
se les suponía una personalidad inaccesible, sus verdaderos nombres eran también
desconocidos.

En cuanto a los akhs (3hiw) , muy relacionada su concepción con el ba, eran los
espíritus de aquellos que habían muerto y hecho una transición exitosa a la vida tras la
muerte. No vivían en un paraíso celestial sino en este mundo, entre los vivientes. Después de
pasar la noche dormidos en sus tumbas, los akhs podían despertar cada mañana al amanecer
y salir de sus tumbas para disfrutar de una vida ideal, libre de los cuidados de la vida física.
Debido a que ellos eran espíritus, existían en un nivel similar al de los dioses y compartían
muchos de sus poderes.
Tras la muerte y haber experienciado el ka y el ba, el difunto se convertirá en akh,
espíritu divinizado, arribando al Reino de la Luz Pura de Ra. El akh era el componente más
espiritual del hombre, hecho manifiesto tras la muerte, pero vislumbrado en el éxtasis
mistérico. La representación de este elemento como un ibis crestado con una cesta de
plumas en la cabeza es símbolo del dios del conocimiento y la iniciación, Thot, y del espíritu
glorificado. En los Textos de los Sarcófagos se le identifica como luz inmortal (asociada, por
tanto, a Ra) y también identificado con el espíritu de Maat, la divinidad de la verdad y la
justicia. Por eso indicaba PTAHHOTEP que para llegar a la bienaventuranza había que vivir
conforme a la verdad, la armonía y la justicia (Maat) y en beneficio del faraón (Ra). Y en este
camino de glorificación, podrá el espíritu exclamar al final de su marcha (Libro de los
Muertos): «Me he purificado en la gran antiplanicie, (allí) arrojé mis faltas, extirpé mis
pecados y lancé las impurezas que tenía unidas a mi vida terrenal. ¡Guardianes de las puertas,
despejadme el camino, pues soy vuestro igual!»
Evolución teológica de la religión egipcia
Cada ciudad egipcia tenía sus propios dioses. Muchos de ellos, con significación se
mejante, se fueron fundiendo en divinidades únicas. Su medio ambiente, el Sol y el Nilo,
siempre imperante la ominosa presencia del desierto a pocos pasos, eran realidades que
tenían que integrar en su mitología. Con todo ello se configuró el pueblo quizá más religioso
de la historia, con más fe y también dudas. Éstas se han mostrado en algún texto, como el
siguiente de los Cantos del Arpista48:

(Así pues) –nos dice el arpista del rey Intef- pasa una feliz jornada, no languidezcas en
ella. Mira, nadie puede llevar sus cosas consigo. Mira, no hay nadie que haya partido (y
después) haya regresado.

Pero a lo largo de los siglos, entre los iniciados en los templos, se fue elaborando una
teología monoteísta en la que las diversas deidades eran sólo manifestaciones diversas de
una sola divinidad. Con todo, aunque no hay que aceptar el inmovilismo de la religión egipcia,
lo cierto que su evolución fue muy lenta, dando una imagen a todos los que viajaron al país
del Nilo del carácter estático y tradicional de su cultura. Una muestra más de su estatismo
era la conservación de las fórmulas mágicas, con literal conservación en sus liturgias.

Ideas sobre el comienzo de los tiempos y fuentes para su conocimiento en los


textos egipcios.

48
Poema egipcio del siglo XXVI a. C., conservado en la capilla funeraria del faraón Intef.

54
Nos encontramos aquí con la dificultad de la gran antigüedad de la civilización egipcia
y, por ello, la escasez de documentos escritos por la destrucción de los que lo fueron en
papiros. Algunos documentos conservados que se refieren a normas de comportamiento no
tienen mucha utilidad en cuanto a comprender las concepciones egipcias sobre el origen del
mundo y el de los dioses. Hay que recurrir a informaciones indirectas y fragmentarias a partir
de los Textos de las Pirámides o los Textos de los Sarcófagos.

En todas las civilizaciones primitivas, en sus comienzos, existió una especie de


sacralización de los fenómenos naturales, tan desconocidos en cuanto a sus causas en esos
momentos de la historia. Esta hierofanía generalizada necesitaba, sin embargo, de una
explicación que la hiciera asumible. Así surgieron los Mitos sobre los Orígenes. Éstos
comprenden una Cosmogonía, que intenta explicar la Creación, y una Teogonía, que lo
pretende respecto al origen y jerarquización de los dioses. En los pueblos agrícolas el tiempo
era cíclico, por lo que se desarrollaron rituales en cada período estacional, mientras que
anualmente se celebraban las ceremonias del Año Nuevo, en las que simbólicamente se
volvía a los tiempos primigenios, siempre utópicos, para que volviera a renacer una nueva
juventud en el pensamiento del pueblo.

Dentro de la conceptualización cosmológica existen los espacios sagrados, aquéllos


en los que existe una especial relación entre la divinidad y el creyente, lugares en los que
suelen construirse los templos en el curso de los tiempos, aunque sean de religiones
diferentes. En el caso de Egipto hay que recordar la colina primigenia, el ben-ben, cuya
localización se atribuían las grandes ciudades que fueron origen de las teogonías egipcias.

En cuanto a las concepciones cosmológicas de los egipcios, si bien con diferencias


entre ellas, conservaban algunos caracteres comunes:
-Generalmente se suponía la existencia de un océano o más bien caos original, caos
(Nwn) que, sin embargo, tenía en sí la posibilidad creadora. A partir de él surgiría el Agente
de la Creación, el Demiurgo, cuya identificación variaba según cada ciudad.
-La elaboración teológica estaba por supuesto en manos de la casta sacerdotal, pero
al pueblo llano no parecía importarle mucho las contradicciones entre las distintas teologías.
Estas elaboraciones, por supuesto, tuvieron muchos condicionantes políticos.
-Pero no existen elaboraciones mitológicas por escrito, salvo los intentos del período
tardío greco-egipcio. Y los mitólogos intentan deducir una estructura cosmogónica a partir de
alusiones tomadas de distintas fuentes; la cosmogonía hermopolitina es un caso extremo de
total confusión a los ojos actuales; ni los mismos egipcios podían interpretar algunas frases, e
incluso las aparentes aclaraciones que aparecen por ejemplo en el Libro de los Muertos
todavía confunden más.
-Las fuentes que han podido aportar más datos son: Los Textos de las Pirámides del
Reino Antiguo, los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio, el Libro de los Muertos del Reino
Nuevo, La Piedra de Shabaka, el Papiro Bremener-Rind, el Papiro de Leiden, el Papiro de
Berlin 1303, así como otro textos procedentes de Dendera y Edfú.

Textos de las Pirámides

Fueron escritos sobre las paredes de las pirámides a partir de la V Dinastía. Son los
más antiguos conocidos y tratan de ritos funerarios con distintas formulaciones mágicas para
procurar el bienestar del faraón en la otra vida. La primera pirámide en la que aparecieron
fue en la Pirámide de Unis. En ellos se aprecia un conjunto desordenado de temas
cosmológicos que hacen suponer que ya existía un sistema estructurado aunque todavía no
muy pulido. Se han podido distinguir dos teorías cosmológicas:

55
a) Una de carácter solar, en la que el rey es conducido ante Ra.
b) Una mitología estelar, en la que el rey toma el camino de las estrellas
imperecederas, inmutables, las siempre visibles. De ahí que el faraón se convertiría en
inmutable y eterno:

La duración de la vida del rey es la Recurrencia Eterna.


Su límite es la Identidad Eterna,
En ese su privilegio de ‘Cuando le gusta, lo hace;
Cuando no le gusta, no tiene que hacerlo”
(Pir. 412a-b, traducción recogida por J. P. Allen, Cosm. p. 2.)

Textos de los Sarcófagos

Surgieron durante el 1º Período Intermedio y fueron más abundantes en el Reino


Medio. Según ellos, la inmortalidad no estaba solamente reservada a la realeza, también las
familias importantes podían acceder a los conjuros. Los textos están inspirados por la
cosmología solar y también en el mito de Osiris.

El Libro de los Muertos

En el Reino Nuevo tuvo lugar una liberalización de los ritos de “resurrección”, y el


pueblo tuvo acceso a las fórmulas sagradas, siempre que pudieran ser momificados. En él se
describe el Juicio ante Osiris.

La Piedra de Shabaka

Mandada escribir por el faraón Sahabaka de la XXV Dinastía, en el siglo VIII a. C,


copiada de textos más antiguos. Hace referencia a la confrontación entre Horus y Seth,
actuando el dios Geb como intermediario. En ella está explicitada la Cosmogonía menfita.

Papiro Bremener-Rind

Contiene un monólogo de Ra que, junto al mito de la Vaca Celeste, son las mejores
fuentes sobre la Cosmogonía heliopolitana. Contiene también las canciones de Isis y Neftis.

Papiro de Leiden

Contiene el Himno de Amón, de tan avanzada elaboración teológica.

Variedad de lo divino en la mentalidad egipcia.

No se puede entender Egipto sin intentar conocer o al menos aproximarse a su


pensamiento religioso. Se cita que contaba Heródoto que este país era el más religioso de la
Tierra; y parece que estaba en lo cierto. Pero la variedad de sus dioses, y la no existencia de
fuentes que formalicen determinadas concepciones mitológicas en forma escrita nos hace
muy difícil su estudio; y, más que éste, su comprensión.

Es indudable que el origen de su religión es antiquísimo, desde antes de que


tengamos constancia escrita; naturalmente, cada grupo poblacional predinástico tuvo sus
propios dioses, sus propias liturgias. Pero antes deberíamos hacer una matización. Cuando
escribimos sobre la religión egipcia citamos a sus “dioses”, aceptando un concepto muy

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acorde a nuestra mentalidad actual. Sería preferible hablar de los neterw y, a partir de aquí,
procurar comprender cuál era lo que pensaban los egipcios sobre ellos.

Rodeados de un mundo especial, un largo pasillo fértil entre dos desiertos; pasillo al
que acudían los animales salvajes a abrevar. Un agudo contraste entre la fertilidad de un
valle cultivado rodeado por el caos. Por ello los neterw tuvieron que ser primariamente
fuerzas de la naturaleza. Y estas fuerzas eran las mismas en todo Egipto; se les pondría dar
un nombre en cada ciudad, pero el fondo de las creencias era el mismo; la importancia que
adquiría ese nombre, ese neter, dependería de la importancia de cada grupo poblacional.
Lógicamente, para el pueblo sencillo, todo lo que había tras la multiplicidad de los fenómenos
naturales estaba motivado por seres “personales”, a los que se pudiera dar nombre. Y esa
multiplicidad de manifestaciones de la Naturaleza daría pie a la aparición de multitud de
neterw.

Los sincretismos, el surgimiento de unos neterw en detrimento de otros, no parece


que causaran conflictos íntimos a los egipcios, ya que el substrato en el que se montaban, las
fuerzas naturales que por cientos veían a su alrededor, seguía siendo el mismo para todos.

Pero al hablar de la religión egipcia no puede pasarse por alto la figura del faraón.
Éste, como institución, fue siempre clave de la unidad del país, representación del “espíritu”
del mismo, punto de enlace con las fuerzas del mundo tras la muerte, del dwat.
Intermediario y velador en este mundo para que el orden del mismo se mantuviera. Este
orden era siempre el mismo, el que establecieron los neterw en los tiempos primordiales.
Cuando la institución se erguía con fuerza, los tiempos eran de estabilidad; cuando cedía a
tendencias disgregantes surgía el desorden pero también la creatividad. Los Períodos
Intermedios, tan desprestigiados, fueron fuentes de creación literaria y del surgimiento de
fuerzas de renovación.

¿Y el culto a los animales? ¿O la representación de sus neterw en forma animal?


Posiblemente no lleguemos nunca a comprender algunos de sus aspectos, sobre todo los más
extremos, como el culto a algunos de ellos –gatos, cocodrilos-, así como a su momificación.
Pero otras particularidades son más comprensibles; es indudable que los egipcios veían
representados en el reino animal determinadas cualidades favorables como la fuerza, la
agilidad, la capacidad de reproducción, la posibilidad de volar, etc. que, como expresión de
fuerzas, pudieran considerarlas representativas de los neterw. Y, en la representación de los
mismos, la figura animal no pasaba de ser un símbolo recordatorio del ser divino.

Politeísmo, Monoteísmo y Henoteísmo.

Aquí nos enfrentamos a una cuestión en la que no se ha encontrado un acuerdo


mayoritario: ¿Habría existido un monoteísmo soterrado dentro de la multiplicidad de los
neterw? A los partidarios decididos del politeísmo no les faltan argumentos.

Toda la Naturaleza, con sus muchas manifestaciones, tendría su origen en el actuar de


muchos seres divinos. Algunos representan formas o fenómenos telúricos, como Geb,
representación de la Tierra, o de Shu, el neter de la atmósfera y los vientos. Otros
representan conceptos abstractos como es el caso de Maat, que representa el orden que fue
decretado en los tiempos primordiales y que el faraón debe mantener.

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En otros casos son entes protectores, como “Las Dos Damas”: la “diosa” cobra
Wadjyt, la que cuida del Bajo Egipto, y la “diosa” buitre Nekhbet, que se preocupa por el Alto
Egipto.

La concepción primordial de Diosa Madre está representada por Hathor –su nombre
significa “morada de Horus”-, la antigua “Diosa Vaca”, que en algunas concepciones sería la
paredro de Horus, en ocasiones madre amable que cuida de los hombres, en otras fuente de
terribles castigos, como en el mito de La destrucción de la humanidad por la vaca celeste.
Pero su representación de Diosa Madre fue después compartida con Isis.

Un mismo neter puede tener acepciones distintas. Horus representaba al Alto Egipto
y Seth al Bajo; pero éste se originó en el primero. Los dos se incluyeron después en el mito de
Isis y Osiris como hermanos enfrentados. Pero existía otro Horus, el Antiguo, nacido de Isis y
Osiris, todavía ambos en el vientre de su madre Nut, el cielo.

El futuro del neter de cada ciudad depende de la evolución política de ésta. Por ej., el
caso de Heliópolis. La ciudad tuvo su origen en el Neolítico, y fue adquiriendo importancia
político-religiosa en el Predinástico, llegando a convertirse en capital hasta la primera
unificación estable, momento tras el cual desciende su alcance político, manteniendo el
religioso hasta el fin de la civilización faraónica. La ciudad fue el centro teológico más
importante, antiguo y tradicional de Egipto. Fue la única capital en la que el cargo de
Nomarca no estaba en manos de un laico, ya que el poderoso clero acaparaba este título para
sí, personificado en el Sumo Sacerdote. Las sucesivas luchas acaecidas en el Período
Predinástico entre los seguidores de Horus y los de Seth, es decir, entre Hieracómpolis y
Nagada, provocó que Heliópolis fuera tomando poder y que su neter Ra se situara sobre el
más importante hasta ese momento, el halcón Horus. El pensamiento teológico de Heliópolis
es un ejemplo claro de simetría y dualización, donde se pretende representar al mundo físico
como espejo del divino, dando pie, con el nacimiento de Horus, a la teogamia del faraón y a la
organización de la familia humana.

En la evolución del pensamiento religioso egipcio hay que tener en cuenta algunos
aspectos importantes:
-1 La religiosidad del pueblo llano. No presentaba como es lógico apenas elaboración
teológica; sus “dioses” eran tan numerosos como los fenómenos naturales y sus necesidades
de orden, justicia y sentido de la autoridad. Necesariamente el henoteísmo debía predominar
en sus prácticas rituales, era natural que tuvieran algún neter preferido.
-2 La elaboración teológica por parte de los sacerdotes en los templos. La meditación
continuada sobre los distintos mitos tuvo que conducir indefectiblemente, por una necesidad
intelectual, hacia alguna forma de monoteísmo. La búsqueda de las causas de la multiplicidad
de las facetas de la Naturaleza lleva al convencimiento de algún común denominador, de una
causa primera, de que lo que vemos son sólo imágenes caleidoscópicas de una única realidad.
Pero entonces esta concepción unitaria no es incompatible con la multiplicidad exterior; por
ello el monoteísmo y el politeísmo no son incompatibles. Cómo se puede negar el
fundamento monoteísta al leer este Himno a Amón-Ra:

Honor a ti, Amón-Ra, que en Waset resides


Y recorres dichoso el cielo al orto;
De bienaventurados mil seguido vas
En pos de las ácueas cimas celestiales.
Tú eres el Uno oculto, desconocido,
El que no tiene igual, Señor de los dioses,…

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-3 La Evolución Política. Los intereses políticos no fueron ajenos a la evolución
teológica. Siempre ha sido así. Los reyes siempre han querido buscarse una justificación
trascendente de su poder; los teólogos buscar una forma de acomodarse a la realidad
vigente. Por ello no debe extrañar que el desarrollo de las ideas centralizadoras y
uniformizantes de la religión egipcia coincidiera con la aparición de la Época Imperial con las
Dinastías XVIII y XIX. Y así, los grandes faraones como Tutmosis III, Ramsés II, y antes la misma
Hatshepsut, buscaran el patrocinio de Ra en sus campañas, la compañía de Amón en la
batalla de Kadesh o la filiación directa con el mismo Amón.

Nombres y momento en que se potenció el culto a la divinidad solar.

Ya en el Reino Antiguo la divinidad solar fue promocionada principalmente por la


ciudad que en griego tiene el nombre del sol: Heliópolis, la llamada antes Iunu. En ella se
relacionó a Ra con el dios creador de la Enéada heliopolitana, Atum, formando una figura
sincrética Atum-Ra. Este culto estaba relacionado con la piedra primordial, el ben-ben,
situada en la ciudad y posiblemente caída del cielo (un meteorito). Se le atribuía una forma
semejante a un obelisco; por ello todos los obeliscos de los templos egipcios son un
recordatorio de este ben-ben.

Dada la importancia que los egipcios atribuían al nombre de todas las cosas, no debe
asombrar que asociaran por su parecido el nombre del ben-ben con el de benu -el ave Fénix,
la garza real- y con la palaba weben -amanecer-. Por ello se simbolizaban mutuamente: el
obelisco simbolizaba la salida del sol y el ave Fénix se incluía en el culto a la piedra, mientras
el Templo de Heliópolis pasó a llamarse La casa del Fénix.

A la diada Atum-Ra se añadió un tercer componente, Khepri, simbolizado por el


escarabajo pelotero. Así surgiría la Trinidad Solar, manifestada por el Amanecer, el Mediodía
y el Anochecer. Es una figura indispensable de la justificación de la monarquía, y ello desde la
IV Dinastía, alcanzando su mayor desarrollo en la V Dinastía. Entonces aparecerá otro de los
nombres del Faraón: El Hijo de Ra. Un documento sugerente del progreso de este culto solar
es el Papiro Westcar, describiendo en sus cuentos la llegada de los Hijos del Sol. Estos serían
los hijos de una mujer llamada Radjedet, esposa de un sacerdote del culto solar, y que fue
embarazada por el propio Ra. En este documento, escrito durante la Dinatía XII pero
conocido por una copia del 2º Período Intermedio, narra las ceremonias de entronización del
rey. Y la relación del rey con un destino solar en la otra vida es citada en alusiones en los
Textos de las Pirámides.

Tras el Primer Período Intermedio el culto solar se eclipsó a favor del dios tebano
Amón, pero en el Reino Nuevo, con nuevas necesidades políticas y, por tanto, también
religiosas, renacería de nuevo el culto solar de la mano del faraón hereje Akhenatón, esta vez
con el nombre de Atón. Finalmente será en la XIX Dinastía la que adoptará a la nueva
Trinidad Amón-Ra-Ptah, con lo que se asocian los intereses de las tres ciudades: Tebas,
Menfis y Heliópolis.

Para que se haga coincidir a un dios con otro, hacer que compartan sus funciones,
necesariamente es por causas múltiples, pero hay algunas que predominan sobremanera:
-Los intereses políticos: si un rey quiere unificar los intereses de las ciudades de su
reino, el tratar de uniformizar su panteón es una medida eficacísima.
-La confluencia de culturas: La relación con los pueblos cananeos, especialmente a
partir de la invasión de los hicsos, dio lugar a algunas identificaciones divinas. Resheph, el
dios de la guerra cananeo se identifica con Montu.

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La aparición masiva de griegos en Egipto en el período tardío llevó consigo equiparar
dioses helénicos con egipcios (el caso de Hermes y Thot), y a que surgiera una deidad híbrida
como Serapis. Posiblemente el nombre de Serapis viene de asociación de los nombres de
Osiris y Apis, éste a su vez relacionado con Ptah. Sincretismos muy convenientes para la
dinastía reinante de los Ptolomeos. Se puede citar también la influencia de la religión de
Creta por las relaciones comerciales con la isla durante el tiempo de los hicsos.

En La Piedra de Palermo, donde se encuentra una famosa lista real desde el Período
Predinástico hasta la V Dinastía, el dios principal de la capital, Menfis, se le vincula con el
buey Apis, que era un animal sagrado de la región. También se indica en ella y seguirá en las
tradiciones sucesivas la vinculación de Osiris con Anubis en todos los ritos funerarios,
compartiendo titulaciones.

Las investigaciones de WANWRIGT identifican a Amón de Tebas con el Min de la


ciudad de Koptos, divinidad ésta seguramente mucho más antigua por su sentido intifálico.
En relación de significado con esta asociación es la de Amón con la serpiente Kamutef que, si
bien es representativa del caos, por otro lado, por su capacidad de renovación de la piel, es
signo de la renovación de la vida. Por ello la Identificación Amón-Kamutef recuerda de nuevo
su carácter intifálico.

La asociación de Amón con Ra ya se encuentra en la VI Dinastía y llegará a


consolidarse durante la XII Dinastía. El faraón Senwesret construirá la Capilla Blanca en
Karnak, y en ella se ve al disco solar tocado por las plumas de Amón con la inscripción
“Amón-Ra, rey de los dioses”.

Aparición del culto a Amón y cuándo sus primeras menciones.

El momento de Amón surge cuando llega el de Tebas, en el Reino Medio. Pero su


origen es más antiguo. Su primera mención conocida está en los Textos de las Pirámides
(1540): «Tú has venido, en verdad, oh Pepi, oh hijo de Geb, sobre el trono de Amón.». Y en
otro lugar de los mismos Textos (446):
Tenéis vuestro pan de ofrenda, oh Niu y Nanet, ambos protectores de los dioses, que
protegéis a los dioses con vuestra sombra. Tenéis vuestro pan de ofrenda, oh, Amón y
Amonet, ambos protectores de los dioses, que protegéis a los dioses con vuestra sombra.

Otra prueba objetiva de su presencia en los primeros tiempos de la historia egipcia es


una pequeña estatua estudiada por WIEDEMANN en 1881: lleva una inscripción que dice:
«Rey del Alto y del Bajo Egipto, Meri-ra, Hijo de Ra, Pepi, amado de Amón-Ra, Señor de
Tebas». Se le relacionaba como una deidad aérea, por ello se encontraba “oculto”; no podía
verse pero sí sentirse. Era objeto de la adoración popular y se le imaginaba acompañado de
sus esposas Amonet y Mut, así como de su hijo Jonsu. En un principio fue un dios menor del
nomo IV del Alto Egipto. Aparte de su relación con el aire tenía también una significación
cósmica, indicada por el color azulado de sus representaciones y por las dos plumas de
halcón de su tocado que le relacionan con el mito de Osiris y otros dioses celestes.

Se asociará después a Ra, en el tiempo de la Dinastía VI, llegando su esplendor en la


Dinastía XII. Llevó su nombre el fundador de esta Dinastía, Amenemhet I (“Amón es el
preeminente”) -1938-1909 a. C-. Aunque trasladó su capital al Norte, a Menfis, no se olvidó
del dios de Tebas, donde su Templo de Karnak seguiría recibiendo atenciones de todo tipo
por parte de todos los faraones. Pero a Amón se le fueron asociando las deidades de Menfis
–Ptah- y de Heliópolis –Ra-.

60
Renovación de la teología en la Historia de la cultura egipcia.

Quizá la causa básica de esta renovación, que no exclusiva, fuera el que nunca se
estableció un cuadro dogmático. En los primeros tiempos, dentro de una estructura tribal de
múltiples poblados independientes, tuvieron que surgir panteones específicos de cada uno
de ellos. Con ellos pretenderían explicar la multiplicidad de fenómenos naturales,
personalizando sus fuerzas en nombres de divinidades.

Pero el entorno natural era el mismo para todos los pobladores del valle del Nilo: Un
largo pasillo fértil entre desiertos, lugar único para el asentamiento humano y refugio de los
animales salvajes que buscaban el agua. Por tanto, al irse unificando todo el territorio, se
tuvo que ir modificando la teología al consignar la similitud de las funciones de muchos de
sus neterw. Necesariamente tuvieron que surgir sincretismos y asimilación de unas
divinidades por otras. Además, parece que raramente surgió la necesidad de una
exclusividad de un panteón determinado. Ninguno negaba a los demás (si hacemos exclusión
del período de Al-Amarna).

Luego, el predominio de un “dios” sobre otro en importancia dependía de la


evolución política y económica de la ciudad de la que tenía el patronazgo. La importancia
sucesiva de la capitalidad determinó la elevación de Amón de Tebas y de Ptah de Menfis. La
importancia sacerdotal de Heliópolis con su cosmogonía determinaría la elevación de Ra.

Pero había otros factores. Uno de ellos fue la necesidad que tenía la institución
faraónica de una justificación. Y aquí intervino Horus, encarnación del cual era el propio
faraón. Su culto se extendió por todo Egipto. Un destino singular tuvo su paredro Seth,
originario de las tierras altas, pero que terminó siendo adorado preferentemente en el Delta.
Por un lado representante del “caos”, del desierto, asesino de Osiris. Por otro, dios preferido
por los faraones hicsos en Avaris.

Tampoco se escapó Egipto a la atracción universal por el mito de la Diosa Madre. Ésta
se desdobló en dos deidades: una de ellas fue la diosa Hathor, la Diosa Vaca, protectora y
propiciatoria de la fertilidad, también paredro de Horus. La otra fue Isis, figura principal con
Osiris de un mito grandioso que nos fue transmitido por la versión de Plutarco; su culto tuvo
una extraordinaria expansión durante el período tardío, pasando a conquistar el mundo
romano; la misma Hispania se pobló de santuarios de Isis.

A todo ello hubo que añadir, en los períodos de máximas relaciones internacionales
(especialmente en el 2º Período Intermedio, en el Reino Nuevo y en las posteriores
conquistas por asirios, persas, griegos y romanos), la importación de divinidades extranjeras y
el sincretismo con algunas de ellas.
…………….

En el mundo religioso egipcio hubo una conjunción de hechos notables:

-La impronta vital que les debió suponer su especialísima geografía hubo de llevarles
a sentirse elegidos por los dioses. Nació una fe que se identificaba con la evidencia, junto con
el saber que eran unos privilegiados.

-La ausencia de un cuadro dogmático junto la libertad religiosa propició una gran
variabilidad en las formas religiosas que nos hacen imposible tener una visión integrada de

61
las mismas, pero todas ellas dentro de una fisonomía común que estimaba la otra vida como
una simple continuación de la de los vivos, y con una configuración que suponían semejante.

-Como siempre ha ocurrido con el fenómeno religioso, también en la actualidad,


siempre existió una dicotomía entre la piedad popular y las abstracciones teológicas del
cuerpo sacerdotal. En la primera tenía que predominar la multiplicidad de las divinidades y la
devoción particular a algunas de ellas (henoteísmo).

Como se ha indicado anteriormente, las necesidades intelectivas, también acuciadas


por intereses políticos, llevaron a desarrollar progresivamente un monoteísmo trinitario sin
descartar el politeísmo de las masas. Fruto de ello son el conservado Himno a Amón. Pero,
independiente de ello, se desarrolló una originalísima teoría sobre la creación en la que se
aunaban por un lado la Unidad Primera con una simbología matemática: la simbología de los
números, especialmente los cinco primeros números enteros, y la función áurea en la que se
basaba toda la estructura formal de la Realidad. Esta “Revelación” se mostró en tres
versiones procedentes de tres ciudades sacerdotales: Menfis, Hermópolis y Tebas. Su estudio
detallado requeriría mucho espacio que no puedo dedicarle dentro del propósito de esta
obra.

-La simbiosis final con el pensamiento griego dio lugar a una evolución muy peculiar
del pensamiento religioso egipcio. En el papiro de Leiden se puede leer esta frase referida a
Amón:

Empezó hablando en medio del silencio…


Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida…

La importancia de la Palabra como instrumento creador, tan antigua en Egipto, tuvo


que marcar en el siglo I el pensamiento de FILÓN DE ALEJANDRÍA cuando elaboró su tesis
sobre el Logos, y que tanta importancia alcanzaría en la Teología Cristiana.

Simultáneamente se desarrolló una corriente de pensamiento curiosísima, en la que


se mezclaron las tradiciones religiosas con el pensamiento filosófico, dando nacimiento a lo
que se ha llamado el Hermetismo. No se dispone de los documentos originales pero si
podemos contar con copias de textos que se remontan al siglo II de nuestra era. Destaca
entre ellos el Poemandres. La esencia de esta corriente de pensamiento queda expresada
en el texto más famoso de la tradición hermética, La Tábula Smaradigna. En ella se muestran
dos afirmaciones básicas: la primera es que Toda la Realidad está dispuesta del mismo modo,
la Celeste igual que la Terrena, aunque a distintos niveles; la segunda afirmación indica que
cada Ser es parte del Todo y que este Todo está incluido en cada ser.

Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es como lo que está
arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para cumplir los milagros de una cosa
única.
El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la llevó en su vientre, la tierra es su
nodriza; la perfección de todo el mundo está aquí.
Su poder no tiene límites sobre la Tierra.
Separarás la Tierra del cielo, lentamente, con gran habilidad.
Él sube de la Tierra al Cielo, y enseguida vuelve a descender a la tierra, y recoge la
fuerza de las cosas superiores e inferiores. Tendrás así la gloria del mundo, y por eso toda
oscuridad se alejará de ti.
Es la fuerza poderosa de toda la fuerza, porque vencerá a toda cosa sutil y penetrará
en toda la sólida.
Así fue creado el mundo.
Tal es la fuente de las admirables adaptaciones aquí indicadas.

62
Por eso me han llamado Hermes Trimegisto, y poseo las tres partes de la Filosofía
universal. Lo que he dicho de la operación del sol está completo.

…………………..

La Evolución teológica en la Dinastía XIX

Las teogonías de Heliópolis y Menfis, aunque diferentes, eran semejantes en un


aspecto: los dioses en cada uno de los dos sistemas eran realmente parte del mundo creado.
El Atum de Heliópolis es la fuente material de la creación, que evoluciona dentro del mundo
(como la Enéada), y Ptah de Menfis es el medio a través del cual la evolución ocurre. Estos
dioses son inmanentes en la Naturaleza.

La cualidad de inmanencia es la característica compartida por todos los dioses


egipcios, con una excepción: el dios Amón de Tebas. Amón aparece ya en textos del tardío
Viejo Imperio, pero no se aprende mucho de él hasta el Reino Medio, cuando alcanza la
preeminencia con los faraones de las Dinastías XI y XII, originarias de Tebas. Pero fue en la
dinastía XVIII –que también procedía de Tebas- cuando llegó a dominar la religión egipcia y,
con ello, el relato egipcio de la Creación.

El nombre “Amón”, imn, significa oculto. A diferencia de los otros dioses, que eran
inmanentes con los fenómenos de la Naturaleza, Amón era trascendente: él existía por
encima y aparte del universo, oculto para el mundo creado. La más clara afirmación de la
trascendencia de Amón es el Himno dirigido a él en el Papiro de Leiden, probablemente
escrito en tiempos de Ramsés II. Este texto explica la naturaleza oculta de Amón con las
siguientes palabras:

Está oculto a los dioses, y su naturaleza es desconocida.


Es más alto que el cielo, más profundo que el Duat.
Ningún dios conoce su verdadera apariencia,
Ninguna imagen de él es revelada a través de inscripciones,
Nadie testifica de él con seguridad.
Es demasiado secreto para descubrir su poder,
Es demasiado grande para investigar, demasiado potente para conocer.

Aunque Amón en sí mismo no puede ser conocido, se puede deducir su existencia


por el mero hecho de que el mundo existe. Como único dios independiente del universo, es el
auténtico creador: el preexistente dios que deseó al mundo y mandó que fuera con su
palabra. Por esta razón, todos los demás dioses –Atum y su Enéada, Ptah, o la Ogdóada de
Hermópolis- son sólo aspectos de Amón mismo. Así lo
explica el papiro de Leiden:

Empezó hablando en medio del silencio…


Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida…
Tú empezaste la evolución desde la nada…
La Enéada está relacionada con tu cuerpo:
Cualquier dios es tu imagen, unida a tu persona.
Tú emergiste primero, empezaste desde el principio.
Amón, cuya identidad está oculta a los dioses;
El más antiguo de los primeros, más distinguido que
ellos…

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El dios trascendente se manifestaba en los fenómenos de la Naturaleza, de ahí el
nombre que se le aplicaba a veces, Amón-Ra, que une al dios trascendente con la fuerza más
poderosa de la Naturaleza, el Sol. Aunque oculto se le representaba antropomórficamente y
llevando una corona típica: un modius o tocado cilíndrico terminado en dos largas plumas
representando las Dos Tierras. Cada pluma con 7 segmentaciones. El color de su carne de
color azul, como el lapislázuli.

También puede aparecer con cabeza de carnero, cuerpo humano y disco solar; con
esta iconografía se le encuentra en esfinges en las que el cuerpo es de león (las esfinges del
trayecto entre Luxor y Karnak).

Esta forma de
representarlo seguramente tuvo
su origen en el sur, en Nubia,
donde fue muy frecuente, tal vez
por relacionarse con las
representaciones propias de la
cultura africana, en la que el
carnero era adorado. Su templo
oficial fue el estatal de Karnak,
donde eran coronados los
faraones y era fundamento del
Estado mismo.

En el Reino Nuevo hubo también una cierta democratización de la relación del pueblo
llano con el dios. Ya podía relacionarse con él sin la intercesión del faraón, pudiendo orar en
silencio en la intimidad. Por otra parte, Amón-Ra no negaba a las otras deidades; sólo el
iniciado entendía que, de algún modo, esta suprema deidad las comprendía a todas. Su
teología fue una superación a partir de un politeísmo práctico que nunca combatió, al
contrario que haría el culto de Atón. Además, al expresarse de forma visible, icónica, fue
accesible a amplias capas de la población. Esta devoción popular y privada se comprueba en
las inscripciones de Deir el-Medina, pueblo de trabajadores en el desierto occidental, en
tiempos del Reino Nuevo:

¡Que se den preces a Amón! Hago himnos en su nombre. Le dirijo oraciones: a la


altura de los cielos y a la anchura de la tierra. Hablo a su majestad, al que viaja río abajo.
Cuidaros de él. Lo repito al hijo y a la hija, al grande y al pequeño. Lo anuncio a las
generaciones todavía no nacidas. Lo anuncio a los peces de las profundidades, a los pájaros
del cielo. Lo repito a quien lo conoce y a quien no. ¡Cuidaros de él! Tú eres Amón, el Señor del
silencio. Que acudes al grito del pobre. Cuando te llamo en mi angustia, tú vienes a
rescatarme. Da aliento al miserable. Me rescata de la esclavitud. Tú eres Amón-Ra, Señor de
Tebas. Quien rescata al que está en las profundidades. Pues tú eres [misericordioso]. Cuando
alguien apela a ti, tú acudes desde lejos.

La concepción del dios supremo Amón que se desarrolla en el período ramésida es el


de un dios único y escondido, cuyo verdadero nombre es desconocido. Al mismo tiempo él
habita en el mundo que ha creado en cuerpo y espíritu, subyace en toda las cosas. Y
mediante ello sostiene la vida por intermediación del aire, la luz, el tiempo y el agua. Él
marca el destino del mundo y es su referencia ética suprema.

En el papiro del Louvre (3292) está escrito «Dios te salve, a ti, que se produjo como
uno solo y que ha creado millones en su abundancia». El primero que dio lugar a todos los
dioses y al mundo es la fuente de toda pluralidad que, no obstante, no deja de ser el uno. Y

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en el papiro de Leiden (1344) está anotado «El solo uno, cuyo cuerpo son millones». Creó a
todos los dioses, pero todos están en el Uno. Esta idea sería la que inspiraría al hermetismo
del período helénico, la unión del Uno y el Todo, el fundamento del sentido de la Tábula
Smaradigna. En el Corpus Herméticum habla Hermes Trimegistus: «Él, es Él el Dios
demasiado grande para tener nombre, Él es el inaparente y el más aparente, el que
contempla el intelecto, el que ven los ojos. Él es incorpóreo, el multiforme, mejor aún, el
omniforme. Nada existe que no sea Él, pues toda cosa que existe, toda es Él. De ahí que Él
tenga todos los nombres, pues todas las cosas proceden del mismo padre; por ello también
que Él no tiene nombre, pues es el padre de todas las cosas». Toda esta evolución teológica
estuvo acompañada por un evidente progreso ético.

Finalmente, la noción de que cualquier dios podía ser visto como un aspecto de
Amón condujo a una especie de monoteísmo: es decir, que todos los dioses eran realmente
Uno. Es diferente al monoteísmo del Judaismo o del Islam, pero similar a la noción cristiana
de la Trinidad. El himno del papiro de Leiden anticipa el dios trino del Cristianismo en más de
mil años:

Todos los dioses son tres: Amón, Ra y Ptah, sin un segundo.


Su identidad está oculta en Amón,
Su cara es Ra, su cuerpo es Ptah.

Este pasaje reconoce la existencia de un único dios pero acepta, al mismo tiempo,
tres separados aspectos del dios: Voluntad de creación, la Fuente efectora y Aquella que
mantiene constantemente la vida. Estas líneas han sido consideradas como la expresión
última no sólo del relato de la creación de los egipcios sino de los 3000 años de historia de la
teología egipcia.
No puede descartarse que influyera en la posterior concepción de la Trinidad Cristina.
Recordemos que el Cristianismo llegó a Alejandría ya en la primera mitad del siglo primero, y
que los escritos de Filón de Alejandría con su desarrollo de la idea del Logos influyeron
también en los primeros escritos de la nueva religión. Es fácil encontrar la similitud entre la
Trinidad amoniana y la cristiana:

Amón (el oculto, secreto "padre de los neterw") = el Padre Celestial.


Ra = Cristo ("Pantocrátor" y la ruta exclusiva para el Padre) y
Ptah = Espíritu Santo (el principio de la manifestación, actuando a través de María
para engendrar a Cristo).

La teología de Amón se puede resumir de esta forma:

-Amón es el dios primordial que existe antes que el mundo.


-Dio lugar como creador a un mundo ordenado: el cosmos.
-Es el dios vivo que da vida y espíritu al mundo a través de los cuatro elementos
dadores de vida: tiempo, aire, agua y luz.
-El dios sol que completa su jornada solo e ilumina y guarda al mundo con sus ojos.
-El dios rector que ejercita su poder sobre la creación y es representado en la tierra
por el faraón.
-La autoridad ética que observa lo recto y lo torcido, el “visir de los pobres”, el juez
sabio, el señor del tiempo, de la gracia y del destino.
-El dios oculto, cuyos símbolos, imágenes y nombres son los múltiples dioses.

Esta creación se llevará a cabo por las diez manifestaciones o bas de Amón.

65
La senda de la vida tras la muerte

El difunto debía disponer de conocimientos para llegar a su meta, pues sin ellos las
divinidades custodias de los caminos del Más Allá no le dejarían pasar. Saber de los peligros
que habría que enfrentar, así como las palabras mágicas que tenía que pronunciar. En el Libro
del Amduat se dice:

Es lo mismo realizar estas cosas (conjuros) en el Más Allá o en la tierra. Quien conoce
estos misterios es uno de los que se sentarán en la barca de Ra, en el cielo o en la tierra. Si
uno no tiene el conocimiento de estas cosas misteriosas no se haya en situación de rechazar a
Nakht (encarnación del Caos y de las Tinieblas). Nakht, en cambio, no puede beber el agua de
aquel que tiene conocimientos de estos misterios en la tierra. El alma de aquel que conoce
estas cosas se halla inmune a las violencias de los dioses que se encuentran en este sector del
Más Allá. Aquel que tiene conocimiento de estos misterios no puede ser devorado...

Una concepción más elaborada indica que, aparte conocimientos, el difunto ha


tenido que hacer el bien en la tierra. Ha de superar un Juicio, presidido por Osiris, cuando el
corazón del difunto ha de ser pesado en la balanza y ser tan liviano como una pluma.

Ilustraciones sobre lo dicho se encuentran en los Textos de los Sarcófagos. Dice el


Conjuro 1130:

... He hecho cuatro buenas acciones en el centro de las puertas del horizonte. He
hecho los cuatro vientos, que cada hombre puede respirar en su tiempo (de vida). Éste es uno
de mis dones. He hecho la Gran Inundación, para que el pobre igual que el grande tenga
fuerza. Éste es uno de mis dones. He hecho cada hombre igual que su compañero
(semejante). No les he ordenado que hagan el mal, son sus corazones los que desobedecieron
lo que yo había dicho. Éste es otro de mis dones. Hice que sus corazones no dejaran de
recordar el Occidente, para que hicieran ofrendas a los dioses de los nomos. Éste es otro de
mis dones. Con mi sudor es con lo que he creado a los dioses, con el llanto de mis ojos a los
hombres.

La consecución de una vida en el Más Allá fue primero reservada para el faraón y los
sacerdotes, que eran los que conocían las fórmulas mágicas para llegar incólumes, tal como
se expresa en los Textos de las Pirámides del Imperio Antiguo; este privilegio se extendió a las
clases aristocráticas en el Imperio Medio, tal como se expresa en los Textos de los Sarcófagos;
y terminó extendiéndose a más población, siempre que conociera los distintos oráculos
durante el Imperio Nuevo, como se indica en el Libro de los Muertos.

Las tumbas egipcias tenían dos partes. El cuerpo era enterrado con sus bienes en una
cámara bajo tierra; esta habitación era sellada después del funeral, y se suponía que sería
inaccesible. Por encima del suelo era construida una capilla (en el caso de las tumbas reales,
un templo entero). Decorada con imágenes del muerto y escenas de la gente haciendo
ofrendas, y podía contener muchas habitaciones. Su punto focal solía ser un nicho en el muro
occidental, conocido como “falsa puerta”, con una losa de ofrendas situada frente a ella. A
través de esta puerta, el espíritu del fallecido podría emerger desde la cámara de la tumba
para llevarse el nutrimento de las ofrendas.

Las ceremonias del funeral pretendían restaurar al fallecido las capacidades físicas y
liberar al ba de la atadura al cuerpo, de modo que pudiera ir y volver a su antojo. Se suponía
que el ba se reunía co el ka (su fuerza vital) de modo que el muerto pudiera continuar
viviendo: éste era a menudo llamado “aquél que ha marchado hacia su ka”. Una vez reunido,
el fallecido se convertía en akh -зḫi, - (literalmente, el que es efectivo), capaz de

66
continuar viviendo en una nueva forma no física. Pero, antes de ello, el fallecido debería
pasar por una prueba en un juicio final.

En esta prueba, el corazón era pesado en una balanza con respecto a una pluma ( ),
el jeroglífico correspondiente a la diosa Maat, con el significado abstracto de
“comportamiento apropiado”. Idealmente, los dos lados de la balanza deberían estar
equilibrados, mostrando que la persona ha vivido una justa y adecuada vida. Si así era, el
fallecido era declarado mз‫ ﻋ‬ḫrw = “verdadero de voz”, justificado, y se le permite integrarse
en la sociedad del más allá.
El difunto rendía cuenta de sus actos delante de Osiris, que presidía el tribunal del
juicio. Además el fallecido pronunciaba determinadas fórmulas, una especie de confesión
negativa.
A la pesada del corazón al lado de Anubis estaba presente una bestia feroz con cabeza
de cocodrilo, esperando el veredicto. Si el corazón pesaba más, el difunto era devorado.
...pan, del agua y el aire…Su vida se renueva, sin que su ba esté separado de su
divino cadáver, y con su ba unida con el akh…Tú surgirás cada día y retornará cada noche. Una
lámpara estará encendida para ti en la noche hasta que la luz del sol brille sobre tu pecho. Se
te dirá: “Bienvenido, bienvenido, a esta tu casa de la vida”.
Los antiguos egipcios se sentían a sí mismos rodeados y confortados por los espíritus
de sus antecesores que vivían entre ellos.

La finalidad de los Cultos Mistéricos


De lo que se ha podido recoger de los textos conservados se sugiere que en las
prácticas mistéricas el aspirante debía conocer el significado de su ka. Darse cuenta de que
cada cual participamos en la energía que impregna todo el Universo. Alcanzar una armonía
entre su cuerpo y su ka. E incluso se creía que la fuerza vital del hombre debía mucho a la de
los kas de sus antecesores. Y sobre todo a los kas de los faraones. En el libro Las Máximas de
Ptahhotep, su autor, que vivió en los tiempos de la V dinastía, cuenta que durante su vida
procuró recoger y transmitir la sabiduría, y atribuye su larga vida (110 años) al favor que le ha
dispensado el faraón y a la energía de sus propios ancestros.
Hay que suponer que los ejercicios mistéricos permitían conseguir en sucesivas
etapas estados no ordinarios de consciencia. En los tiempos más antiguos reservados a élites
muy limitadas, pero que con el tiempo se abrieron a sectores más amplios, aunque nunca a la
mayoría. La clase más exclusiva era la de los sacerdotes; cuenta Plutarco que si el faraón era
elegido de entre la clase guerrera, entraba «tan pronto había sido elegido, en la de los
sacerdotes; entonces se le iniciaba en aquella filosofía en la que tantas cosas estaban ocultas,
encerradas en fórmulas o mitos que velaban con oscura apariencia la verdad y la
manifestaban por transparencia»49. Y más tarde, en el siglo II de nuestra era, Clemente de
Alejandría indicaba en su obra Stromata V, 7:
No eran los primeros que llegaban a quienes los egipcios iniciaban en sus Misterios;
no era a los profanos a quienes comunicaban el conocimiento de las cosas divinas, sino
únicamente a los que debían subir al trono, y a aquellos de entre los sacerdotes reconocidos
como más recomendables por su educación, instrucción y cuna.

Para Ptahhotep hay que saber liberar adecuadamente la energía del ka para ser justo.
La sabiduría permite liberar la energía benefactora. «Libera la energía creadora, Tú que amas

49
Citado en http://perso.wanadoo.es/historiaweb/egipto/ka/index.htm.

67
sin cesar. Quien da la potencia está en compañía de Dios». El fruto es el amor, fruto de la
potencia del ka.
En las experiencias de los Misterios los iniciados tenían que sentir también la
presencia de su ba. La experiencia de salir de su propio cuerpo y por medio de su espíritu
visitar otros mundos. Había que experimentar la propia muerte física y el renacimiento
espiritual. Como Osiris. Era experimentar transitoriamente una muerte adelantada. Ese viaje
del ba se indica el Capítulo 78 del Libro de los Muertos:
Yo navego, semejante al Fénix divino, mi Barca dirige hacia el Oriente. Avanzo hacia
Djedú, lo mismo que Osiris. Yo desembarazo los caminos del disco solar; yo abro las cisternas
del Nilo. Avanzo en mi trineo, como el Sokari. Yo soy tan poderoso como lo es la gran diosa
cuando su culminación. Yo glorifico al Dios solar y me uno a los Espíritus.

En la experiencia de los Misterios, en un éxtasis místico, el iniciado se integraba en la


divinidad y, en cierto modo, se hacía dios. Por el conocimiento adquirido sabían que el Más
Allá lo conformaban los Campos de Osiris (Campiña de las Juncias) y los Campos del Cielo.

68
CAPÍTULO VI

LOS MISTERIOS EGIPCIOS- II

La antigüedad de la formación de la doctrina sacerdotal egipcia es enorme. Los


egipcios la atribuyeron a un personaje mítico, HERMES TRIMESGISTO en su equivalencia
griega, que identificaron con el dios Thot, el dios del lenguaje y el mediador de la Creación.
Sus iniciadores fueron los que construyeron la Esfinge de Gizeh. Pero hay otro aspecto a
considerar respecto a la Esfinge. Ésta está formada por una cabeza de hombre que corona un
cuerpo de toro, provisto de garras de león, y a sus lados dos alas de águila. Es decir, los cuatro
animales reyes de la creación, los mismos que vemos en la visión de EZEQUIEL, los que
simbolizan los cuatro Evangelistas. La Esfinge era, pues, un símbolo perfecto de la
Cuaternidad, de la unión de los cuatro elementos que formaban el mundo: aire, fuego, agua y
tierra. En suma, un símbolo de todo el Universo, de Dios con lo creado. Su construcción
supone, por consiguiente, que ya estaba en su madurez una elevadísima concepción del
mundo y del hombre, que necesariamente tuvo que llevar muchos siglos en su elaboración,
probablemente mucho más allá del 5º milenio.
La figura de HERMES está, pues, referida a esas remotas épocas. Es lógico que se
ponga en duda su existencia. Pero una teología cosmogónica tan depurada como la
desarrollada por los sacerdotes egipcios es casi inconcebible que naciera espontáneamente
sin la presencia de un gran místico-visionario del mismo nivel que RAMA, KRISNA O BUDA. Así
que, probablemente, existió. Lo apoya una persistente tradición mantenida durante milenios
por los egipcios, por la tradición griega que nunca dudó de su existencia y por la acogida por
todos los alquímicos que en el mundo han sido, que lo consideran su precursor.
El nombre de HERMES se ha ampliado en su significación con el tiempo, viniendo a
simbolizar una doble trinidad:
Por un lado sería el iniciador, el maestro, el visionario de las realidades supremas.
También con su nombre se designa a la casta sacerdotal, su heredera, la depositaria de la
Verdad. Y finalmente representa a un dios, a MERCURIO, el situado en la esfera celeste de los
iniciadores, cumpliéndose la correspondencia entre el mundo divino y el hombre. La
tradición lo ha identificado con el dios Thoth, algo que no debe extrañarnos. Para los
sacerdotes egipcios, los dioses eran hombres inmortales, y los hombres dioses mortales. En
el Libro de los Muertos egipcio se habla de Toth como intermediario entre las almas de los
muertos y Osiris. Así se lee en el Capítulo LXXVIII: «Tendrá cuidado de él el dios Thoth, a su

69
llegada, así como en sus desplazamientos posteriores, y esto, regularmente, todos los días,
real y eternamente, llegará el difunto a ser Espíritu Santificado en toda su perfección». Y en
el Capítulo XCII: “Es Toth quien me ha revelado los Misterios de la Noche que Ra guarda
celosamente. Y también otras cosas que vosotros sabéis...”
Por otro lado, los griegos seguidores de sus doctrinas le llamaban HERMES
TRIMEGISTO pues fue a un tiempo rey, legislador y sacerdote. Lo que nos dice que hubo un
tiempo en que los tres poderes estaban unificados en una misma casta social. Una época que
vino en llamarse el Reino de los dioses.
Los libros herméticos
Lo que hoy entendemos por hermetismo, y que consiste en un conjunto de ideas,
creencias y prácticas, fue redactado en una serie de textos entre el siglo III a. C y el III d. de
Cristo, fundamentalmente en las escuelas de Alejandría. Dentro de este conjunto de escritos
hay que separar los que pueden considerarse hermetismo popular y que se refieren a la
astrología, la magia, la alquimia y las ciencias ocultas. Aparte hay que poner a los
considerados de más altos conocimientos, de saber más erudito y que constituyen el Corpus
hermeticum. Se aprecia en todos estos libros un fuerte sincretismo, en el que se amalgaman
ideas preferentemente egipcias con las judías, con las del platonismo tardío y el de las
escuelas gnósticas. Por tanto, es difícil discernir qué puede atribuirse a las tradiciones más
antiguas. Se puede leer en ellos una visión de la deidad que resultará sorprendentemente
actual:
Dice Hermes a su discípulo Asclepius: Ninguno de nuestros pensamientos puede
concebir a Dios, ni lengua alguna puede definirle. Lo que es incorpóreo, invisible, sin forma,
no puede ser percibido por nuestros sentidos; lo que es eterno, no puede ser medido por la
corta regla del tiempo: Dios es, pues, inefable. Dios puede, en verdad, comunicar a algunos
elegidos la facultad de elevarse sobre las cosas naturales para percibir alguna radiación de su
perfección suprema; pero esos elegidos no encuentran palabra para traducir en lenguaje
vulgar la Visión inmaterial que les ha hecho estremecer. Ellos pueden explicar a la Humanidad
las causas secundarias de las creaciones que pasan bajo sus ojos como imágenes de la vida
universal, pero la causa primera queda velada y no llegaríamos a comprenderla más que
atravesando la muerte.

Quien haya leído a nuestros místicos, Santa Teresa y S. Juan de la Cruz, podrá
apreciar la similitud del lenguaje y esa misma imposibilidad de expresar con palabras lo vivido
en sus éxtasis.
Hermes vio el conjunto de las cosas, y habiendo visto, comprendió, y habiendo
comprendido, tenía el poder de manifestar y revelar. Lo que pensó lo escribió; lo que escribió
lo ocultó en gran parte, callándose con prudencia y hablando a la vez, a fin de que toda la
duración del mundo por venir buscase esas cosas. Y así, habiendo ordenado a los dioses sus
hermanos que le sirvieran de cortejo, subió a las estrellas.

La religión egipcia tenía dos niveles. El popular era politeísta, mientras que la teología
sabia, esotérica, como ya explicaba M. MASPERO, enciclopedista, era monoteísta desde los
tiempos del Imperio Antiguo. La unidad del ser divino está expuesta con energía en los textos
referidos a aquel tiempo. Dios es el Uno único, el que existe por esencia, el solo que vive en
substancia, el solo generador en el cielo y en la tierra que no ha sido engendrado. A la vez
Padre, Madre e Hijo. Y estas tres personas, lejos de dividir la unidad de la naturaleza divina,
concurren a su infinita perfección. Sus atributos son: la inmensidad, la eternidad, la
independencia, la voluntad todopoderosa, la bondad sin límites. El panteísmo que subyace
en la teología egipcia se expresa en las palabras de los viejos textos: «Él crea sus propios
miembros que son los dioses». Cada uno de esos dioses, confundidos como idénticos al Dios
Uno, puede formar un nuevo tipo de donde emanan a su vez, y por el mismo procedimiento,

70
otros seres inferiores. El Mundo sería una degradación sucesiva desde Dios, pero aún en el
ser más inferior habría en él un resto de divinidad.

El Mundo, incluido el divino, estaría formado por una serie de esferas concéntricas,
siete en concreto, regidas cada una de ellas por un planeta, cada una poblada por criaturas
con un grado de perfección sucesiva. Eran los siete cielos. Es una imagen recogida por los
siete pisos de los zigurats (templos-observatorios astronómicos) mesopotámicos, y también
literariamente en la Divina Comedia de DANTE. Tiene asimismo una traducción psicológica al
expresar los distintos grados de perfección personal. Cuando SANTA TERESA escribe sus
Moradas como niveles de perfección del alma, está ascendiendo con ellas por los distintos
cielos. E igual expresan el grado de éxtasis místico, de profundización interior, de integración
personal. Experiencia semejante también la que refieren los chamanes siberianos cuando en
sus éxtasis subían a los cielos o descendían a los infiernos.

Cuando la invasión extranjera de Egipto, mientras los hicsos reinaban en Memfis, en


Tebas se mantuvo el núcleo duro de la resistencia sacerdotal. Por entonces extendieron la
leyenda de Isis y Osiris, con manifestaciones litúrgicas grandiosas, mientras por otro lado
desarrollaban los pequeños y grandes Misterios, caminos de iniciación para sólo unos pocos,
escogidos tras durísimas pruebas y que mantendrían los secretos más exclusivos bajo
juramento y pena de muerte si eran revelados. Guardarán así el crisol del alma de Egipto,
que volvió a salvarle.
Contienen las enseñanzas una elevada concepción del hombre, atendiendo sus más
elevadas necesidades intelectuales y morales, escuela de conductores de pueblos. MOISÉS
no habría podido desarrollar su obra de no haber sido sacerdote egipcio. El placer, la
felicidad, la ciencia, la inteligencia eran uno en su desarrollo, siempre siguiendo la tradición
hermética. El desarrollo personal sólo se entendía si era global:
Para alcanzar la maestría el hombre tiene necesidad de una refundición total de su
ser físico, moral e intelectual. Más esa refundición sólo es posible por el ejercicio simultáneo
de la voluntad, de la intuición y del razonamiento. Por su completa concordancia, el hombre
puede desarrollar sus facultades hasta límites incalculables. El alma tiene sentidos dormidos:
la iniciación los despierta. Por medio de un estudio profundo, una aplicación constante, el
hombre puede ponerse en relación consciente con las fuerzas ocultas del Universo. Por un
esfuerzo prodigioso puede alcanzar la perfección espiritual directa, abrirse las vías del más
allá, y hacerse capaz de dirigirse a ellas. Entonces, solamente, puede decir que ha vencido al
destino y conquistado su libertad divina. Entonces, sólo el iniciado puede llegar a ser
iniciador, profeta y teurgo, es decir: vidente y creador de almas. Porque sólo el que se domina
a sí mismo puede dirigir a los otros; sólo es libre el que puede liberarse.
Es la evolución psicológica que estudia el psicoanálisis moderno, retomando el
camino abandonado por muchos años para llegar a la integración personal que en nuestros
días JUNG ha llamado el sí-mismo.
El ser humano, como la Divinidad, también era considerado trino: con su cuerpo, su
alma como el punto intermedio con su parte superior, el espíritu. Originado éste en otros
mundos, otras esferas celestes de las que descendió. La humanización de los espíritus era una
dura prueba, una caída al abismo de la Tierra para más tarde remontar a la patria de la que
procedían. Las lluvias de estrellas, visibles en las claras noches de Agosto, que después se
llamarían las lágrimas de Dionisos (el Verbo divino griego) y ahora lágrimas de S. Lorenzo,
eran las almas que viajaban de unos cielos a otros, brillantes por la luz de su pureza.
Sin embargo, en los textos del Corpus hermeticum debieron mezclarse ideologías
extrañas que enmascararon el mensaje original. Así, en 1914 BOUSSET hizo observar que el

71
Corpus contenía dos teologías opuestas, irreconciliables. Hay una doctrina, la señalada
anteriormente, de carácter monoteísta y panteísta. En ella el mundo es bueno y bello porque
está transido de Dios. A través de ese mundo, al contemplar su belleza, se llega a Dios, que es
Uno y también Todo, es creador y se le llama Padre. Con el cosmos y Dios, el hombre
completa una nueva tríada. Él debe «admirar y adorar las cosas celestes, cuidar y gobernar
las terrenas». El mundo «es un viviente inmortal»; el hombre es «el ser viviente mortal,
ornato del ser viviente inmortal».
A esta doctrina se ha unido otra venida del Este, de Persia. El mundo sería malo. «No
es obra de Dios, en todo caso del primer Dios, pues éste está infinitamente por encima de
toda materia, está oculto en el misterio de su ser y no es posible llegar a Dios sino huyendo
del mundo. Hay que comportarse aquí abajo como un extranjero». Apenas hace falta
recordar cuantos seguidores ha tenido esta doctrina entre el Cristianismo de otros tiempos.
El mundo, en el que el mal se asienta, habría sido creado por un dios inferior, el demiurgo.
Pero no voy a extenderme más en esta doctrina por ser totalmente ajena a la concepción
original de HERMES.
La visión de HERMES
Este relato se encuentra al inicio de los libros alejandrinos sobre HERMES con el
nombre de Poinmandres. Constituye un fragmento capital sobre el pensamiento esotérico:
HERMES entró en éxtasis y, mientras una torpeza invadía su cuerpo, su espíritu
quedaba extrañamente libre y ascendía por los espacios. Se le apareció entonces un ser
inmenso, sin forma, al que interpeló: -¿Quién eres? -Soy Osiris, la inteligencia soberana y
puedo revelarte todas las cosas. ¿Qué deseas? -¡Oh, divino Osiris! Deseo contemplar la fuente
de los seres y conocer a Dios. -Quedarás satisfecho.

Osiris, según la enseñanza sacerdotal, era el esposo de Isis. Ambos eran


manifestaciones, personas divinas integrantes del Dios UNO; el primero era la inteligencia
creativa, la segunda la sustancia de la que procederían todas las cosas, el Alma del Mundo.
A la petición de HERMES, una visión se le apareció, en la que se imbricaban todos los
seres. Tras ella se vio sumergido en un abismo del que surgían vapores húmedos, abismo
oscuro en el que se oía una voz lejana. Era el grito de la luz. De la luz divina sumergida en la
profundidad de todas las cosas. Entonces un rayo resplandeciente surgió del abismo y
arrastró a HERMES hasta el mundo astral, y en ese momento la voz de la luz llenaba el infinito.
En el mundo inferior la luz está encerrada, prisionera, en la materia y sólo alcanza su plenitud
en los cielos.

Ante la incomprensión de HERMES, Osiris se lo explica: -Acabas de ver lo que es desde


toda la eternidad. La luz que has visto al principio es la inteligencia divina que contienen todas
las cosas en potencia, y encierra los modelos de todas los seres. Las tinieblas en que has sido
sumergido enseguida son el mundo material en que viven los hombres de la tierra; el fuego
que has visto brotar de las profundidades es el Verbo divino. Dios es el Padre, el Verbo es el
Hijo, su unión es la vida.

Vemos aquí surgir la doctrina del Verbo divino, esa persona o potencia del Dios Uno
que baja a dar luz a la materia y hacer surgir la vida.
Consternado, exclama HERMES: -¿Qué sentido maravilloso se ha abierto en mí? No
veo con los ojos del cuerpo sino con los del espíritu. ¿Cómo puede ser? - Hijo de la Tierra, es
porque el Verbo está en tí. Lo que en tí obra, oye y ve es el Verbo mismo, fuego sagrado,
palabra creadora.

Con estas palabras Osiris le indica que hay un medio intuitivo, místico, de contemplar
lo que era algo desconocido, que en nuestro interior está Dios aguardando. Concepción que
compartiría cualquier místico cristiano.

72
- Si es así, dijo HERMES, hazme ver la vida de los hombres, el camino de las almas,
de dónde viene el hombre y adonde vuelve. - Hágase según tu deseo. HERMES se vio
lanzado a través de los espacios, terminando en la cumbre de una montaña. - Levanta los
ojos y mira - ordenó Osiris -. La maravilla se extendió frente a sus ojos. Vio los siete cielos
como siete globos concéntricos y transparentes, mientras él ocupaba en centro sideral.

- Mira, escucha y comprende. Tú ves las siete esferas de toda vida. A su través tiene
lugar la caída de las almas y su ascensión. Los siete planetas con sus Genios son los siete rayos
del Verbo Luz. Cada uno de ellos domina en una esfera del Espíritu, en una fase de la vida de
las almas. El más aproximado está coronado por una hoz de plata. Éste preside a los
nacimientos y las muertes. Él desagrega las almas de los cuerpos y los atrae en su rayo. Sobre
él, el pálido Mercurio muestra el camino a las almas descendentes o ascendentes, con su
caduceo que contiene la ciencia. Más arriba, el brillante Venus sostiene el espejo del Amor,
donde las almas por turno se olvidan y se reconocen. Sobre éste, el Genio del Sol eleva la
antorcha triunfal de la eterna Belleza. Más arriba aún, Marte blande la espada de la justicia.
Reinando sobre la esfera azulada, Júpiter sostiene el cetro del poder supremo, que es la
inteligencia divina. En los límites del mundo, bajo los signos del Zodíaco, Saturno lleva el globo
de la Sabiduría universal.

Los siete planetas (incluido entre ellos el Sol) constituían el patrón de la estructura
del mundo. Por ello había siete cielos, a los que correspondían siete estadios infernales. Y los
siete días de la Creación, y los siete días de la semana que la rememoran. Y las siete notas
musicales que llevan consigo la armonía del Universo.
- ¿En qué forma, ¡oh, maestro mío!, tiene lugar el viaje de los hombres a través de
todos esos mundos? -¿Ves -dijo Osiris - una simiente luminosa caer de las regiones de la vía
láctea en la séptima esfera? Son gérmenes de almas. Ellas viven como vapores ligeros en la
región de Saturno, dichosa, sin preocupación, ignorante de su felicidad. Pero al caer de esfera
en esfera revisten envolturas cada vez más pesadas. En cada encarnación adquieren un nuevo
sentido corporal, conforme el medio en que habitan. Su energía vital aumenta; pero a medida
que entran en cuerpos más espesos, pierden el recuerdo de su origen celeste. Así tiene lugar la
caída de las almas procedentes del divino Éter. Más y más prisioneras de la materia, más y
más embriagadas por la vida, se precipitan como lluvia de fuego, con estremecimientos de
voluptuosidad, a través de las regiones del Dolor, del Amor y de la Muerte, hasta su prisión
terrestre, donde tú gimes retenido por el cetro ígneo de la tierra y donde la vida divina parece
un vano sueño.

-¿Pueden morir las almas? - preguntó HERMES. -Sí -respondió Osiris -. Muchas
perecen en el descenso fatal. El alma es hija del cielo y su viaje es una prueba. Si en su amor
desenfrenado de la materia pierde el recuerdo de su origen, la brasa divina que en ella estaba
y que hubiera podido llegar a ser más brillante que una estrella, vuelve a la región etérea,
átomo sin vida, y el alma se desagrega en el torbellino de los elementos groseros.

Aquí indica la noción del alma como un intermedio, punto de unión entre el espíritu
de origen divino y la materia. Es la visión tripartita del hombre. Éste sólo se salvaría si su alma
no pierde su compañero espiritual al olvidarlo. El descenso a la Vida es una prueba para la
salida de la felicidad inconsciente de las almas situadas en los cielos. Las que vuelven a subir
recuperan una felicidad ahora consciente y, por tanto, superior, conocedoras de la oscuridad
y los sufrimientos. Otras no vuelven…
Entonces se ocultaron las esferas y HERMES sufrió un estremecimiento. Aparecieron
entonces espectros lanzando gritos y blasfemias, desgarrados por fantasmas de monstruos. -
Tal es - siguió Osiris - el destino de las almas irremediablemente bajas y malvadas. Su tortura
sólo termina con su destrucción, que es la pérdida de su conciencia. Pero mira: los vapores se
disipan, las siete esferas reaparecen bajo el firmamento. Mira de este lado. ¿Ves aquel
enjambre de almas que tratan de remontarse a la región lunar? Las unas son rechazadas
hacia la tierra, como torbellinos de pájaros bajo los golpes de la tempestad. Las otras alcanzan
a grandes aletazos la esfera superior, que las arrastra en su rotación. Una vez llegadas allá,
recobran la visión de las cosas divinas. Pero esta vez no se contentan con reflejarlas en el

73
ensueño de una felicidad impotente. Ellas se impregnan de aquellas cosas con la lucidez de la
conciencia iluminada por el dolor, con la energía de la voluntad adquirida en la lucha. Ellas se
vuelven luminosas, porque poseen lo divino en sí mismas y lo irradian en sus actos. Templa,
pues, tu alma, ¡oh, Hermes!, y serena tu espíritu oscurecido, contemplando esos vuelos lejanos
de almas que remontan las siete esferas y allí se esparcen como haces de chispas. Porque tú
también puedes seguirlas: basta quererlo para elevarse. Mira como ellas se enjambran y
describen coros divinos. Cada una se coloca bajo su genio preferido. Las más bellas viven en la
región solar, las más poderosas se elevan hasta Saturno. Algunas se remontan hasta el Padre:
entre las potencias, potencias ellas mismas. Porque allí donde todo acaba, todo comienza
eternamente, y las siete esferas dicen juntas: “¡Sabiduría, Amor, Justicia, Belleza, Esplendor,
Ciencia, Inmortalidad!”.

Aquí terminaba el relato de la Visión de HERMES y el hierofante egipcio explicaba al


iniciado que la doctrina del Verbo Luz expresaba el equilibrio perfecto de la divinidad.
Trinidad en la Unidad. Osiris, Isis y Horus; Inteligencia, Sustancia y Fuego o fuerza.
Contemplada así, la Trinidad estaría en su estado estático, mientras que el mundo, el
compuesto por todas las esferas, representa el estado evolutivo, dinámico, de la divinidad, la
Vida como manifestación de Dios. Aparece aquí claro el carácter panteísta de la doctrina, el
que fue seguido por todas las escuelas gnósticas, y el que choca frontalmente con la
concepción del Cristianismo, que separa claramente como distintos a Dios y al mundo. Las
esferas representan como he indicado antes los distintos grados de perfección representados
por cada planeta, o por un genio o un dios cósmico, tanto da. Y cada uno igual puede suponer
una legión de seres astrales. El mismo sentido tienen los siete Genios de Hermes que los siete
Amshapands de la religión persa de Zoroastro, que los siete Devas de la India, los mismos
Ángeles de Caldea, los Sephiroths de la Cábala judía y los siete Arcángeles de la Apocalipsis.
Para los sacerdotes egipcios, la realidad era una apariencia y el iniciado era un
resucitado en vida. Entendida aquí la resurrección como transformación de la personalidad.
Durante el curso de su aprendizaje, el novicio simulaba su muerte permaneciendo en una
cámara sepulcral durante toda una noche. Luego simulaba su resurrección. Es una idea muy
semejante a la que mucho más tarde expuso S. PABLO cuando hablaba de que tenía que
morir el hombre viejo para que renaciera el nuevo, iluminado por la revelación de Dios.
También decía la doctrina hermética que «lo externo es como lo interno de las cosas,
lo pequeño es como lo grande: sólo hay una ley y el que trabaja es Uno. Nada hay pequeño ni
grande en la economía divina». Y repetía: «los hombres son dioses mortales; y los dioses son
hombres inmortales».
Las últimas revelaciones se daban al que terminaba la iniciación en un marco
incomparable que influía también en su espíritu: sobre el templo de Tebas en la calma de la
noche, con las enormes construcciones a sus pies, a la vista la sierpe del Nilo plateado por la
luna, a lo lejos otros templos. «Una sola alma, la grande alma del Todo, ha engendrado, al
repartirse, todas las almas que se agitan en el Universo». Y el iniciado, ya sacerdote,
pensaba «he alcanzado el punto de la Verdad y de la Justificación; yo resucito como un dios
vivo e irradio en el coro de los dioses que habitan en el cielo, porque soy de su raza».
En las estatuas de Isis había una inscripción que decía: «Ningún mortal ha levantado
mi velo». O, lo que es lo mismo, había que resucitar y ser dios para comprender el misterio. El
ya iniciado había presentido la existencia de un doble, de un espíritu celestial que le
esperaba. De estas ideas posiblemente deriva la creencia popular cristiana de los Ángeles
de la Guarda. «El alma es una luz velada. Cuando se la abandona, se obscurece y apaga;
pero cuando se vierte sobre ella el óleo santo del amor, se enciende como una lámpara
inmortal».

74
CAPÍTULO VII

LOS CULTOS MISTÉRICOS DE ELEUSIS

Durante 2000 años, excepto uno, en el santuario de Eleusis, cerca de Atenas, se


celebraron unas prácticas cultuales para iniciados en el mes de septiembre; no estaban
reservados a una élite, cualquiera de habla griega que tuviera sus manos limpias de sangre
podía acceder a dichos cultos. El desarrollo de estas muy especiales prácticas de culto estaba
meticulosamente diseñado como consecuencia de una tradición de cientos de años, y
requerían también una larga preparación para los que querían iniciarse en las experiencias
únicas que tendrían lugar durante dichos cultos.
Aquellos que iban a tomar parte pasaban las noches en el telesterion50 de Eleusis,
que estaba bajo el cuidado de dos familias de sacerdotes, los Eumópilas y los Kirikes. Tras
aquella especie de ejercicios espirituales, los iniciados surgían totalmente transformados, con
una visión del mundo diferente, pues habían vivenciado la vida de ultratumba. De ellos
escribió Sófocles las siguientes palabras: «Tres veces felices son aquellos mortales que han
experimentado estos ritos y parten hacia el Hades; pues sólo ellos tienen garantizada allí una
vida feliz. Para el resto todo es desgracia».
Pero, debido al secretismo de esos ritos, no tenemos pruebas fehacientes de lo que
se vivía dentro del santuario. Las leyes de Atenas penalizaban de forma extrema a quienes
desvelaran las interioridades de los ritos. Quizá posiblemente ahora, con los conocimientos
surgidos en el último siglo, podemos hacernos una idea más precisa de aquella experiencia
espiritual.
Uno de estos caminos por lo que nos ha venido la comprensión ha sido la
Etnomicología (término empleado por primera vez por Gordon Wasson y Valentina Paulovna),
el estudio del papel que han jugado en un amplio sentido los hongos en la historia de la
humanidad, sobre todos aquellos de mayor tamaño. Su conocimiento actual en sus
múltiples variedades de formas, olores y sabores, nos permiten vislumbrar su antiguo
empleo. El estudio moderno empezó por el uso de estas plantas y de sus extractos que se
venía haciendo desde tiempo inmemorial en Méjico, con un importante componente
religioso. Su amplio uso en diferentes civilizaciones ya indica sus profundas implicaciones
emocionales y el que en tiempos fueran considerados sus efectos como casi divinos. Ya en el
siglo XVI frailes españoles en Hispanoamérica citaron un extraño culto en Centroamérica a
unos hongos51. Se han conservado reproducciones de hongos en piedra, de la misma
procedencia, con grabados de un ser radiante.
En la noche del 29-30 de Junio de 1955 Gordon Wasson y Allan Richardson tomaron
parte en una comida de medianoche con otros amigos indios dirigida por un cualificado
brujo. Fue una comunión entre personas de razas y culturas distintas. Una experiencia
mística. La conocimientos adquiridos con el hongo Claviceps purpurea les abrió la ventana
para conocer el interior de los antiguos ritos de Eleusis. Fue unos sentimientos vívidos de

50
Era una gran sala dentro del complejo de Eleusis. Era cuadrada, con techo mantenido por columnas y
asientos de piedra a los lados.
51
Recordado en una revista farmacéutica en los años 40 por Richard Evans Schultes.

75
temor y maravilla. Algo de ello dijo ya el antiguo retórico Arístides en el II siglo d. C., al decir
que la experiencia del iniciado era nueva, impresionante, inaccesible al conocimiento
racional. Y añadía:
Eleusis es el santuario común para toda la tierra, y de todas las cosas divinas que
existen entre los hombres, es a un tiempo lo más temible y lo más luminoso. El lugar del que
más cosas milagrosas se han cantado, y donde lo que se hacía provocaba la más grande
emoción, donde rivalizaban lo visto y lo oído52.

Descripciones que encajan perfectamente con las relatadas por los que han probado
ciertos hongos en Centroamérica. Si se pregunta a un indio americano sobre la acción de los
hongos sobre ti, pueden responderte que te llevan a donde Dios está. Se decía entre los
griegos que los hongos eran alimento de dioses. Para los griegos en el éxtasis el alma se
separaba del cuerpo. Es un sentimiento, una contemplación; para Aristóteles los iniciados
tenían que sufrir. Sentir, experimentar impresiones y estados de ánimo; no aprender.
¿Tuvieron algo que ver estas plantas en los inicios de las religiones?
Entonces la pregunta obvia sería: ¿pudieron los antiguos egipcios o los griegos haber
descubierto estas propiedades de algunos hongos y haberlas utilizado en sus ritos mistéricos?
Hay un hongo, el Claviceps purpurea que es parásito de los cereales como el centeno, la
cebada y el trigo, todos ellos presentes en los cultivos de los campos de Egipto y Grecia, y
también de algunos pastos salvajes. Éstos son parasitados también por otras especies del
Claviceps como el paspali, nigricans y glabra. Las excrecencias fúngicas no tienen sin
embargo uniformidad en la composición de alcaloides53. Por ejemplo, en Suiza se encuentran
tres variedades de cornezuelo de centeno: en las Midlands hay una rica en ergotamina, en
Valais otra que contiene derivados de la ergotoxina, y en Grison hay una tercera que no tiene
alcaloides. Es decir su composición depende de la especie y de la localización geográfica.
Todas estas sustancias son de gran poder como venenos (ergotismo), como fármacos
uterotónicos y como alucinógenos. El último siglo ha sido rico en descubrimientos
farmacológicos de numerosos alcaloides obtenidos de estas plantas, algunos de los cuales se
han podido obtener también de forma sintética.
Hofmann descubrió en los Laboratorios Sandoz en 1943 las potentes acciones
alucinatorias del producto de síntesis dietilamida del ácido lisérgico (LSD), de composición
afín a la ergonovina. Puesto en contacto con el etnomicólogo Gordon Wasson y Roger Heim,
director del Museo Nacional de Historia Natural de París, recibió muestras de hongos
mejicanos con el fin de extraer sus alcaloides. Hofmann, juntamente con Hans Tscherter
consiguieron aislar y sintetizar la psilocina y la psilocibina. Se pudo además obtener
bastantes semillas de las plantas consideradas por los indios mejicanos como “divinas”,
Turbina corymbosa e Ipomoea violácea, encontrándose en ellas la amida del ácido lisérgico y
la hidroxietilamida del mismo ácido. Ambas muy estrechamente relacionadas químicamente
con la dietilamida del ácido lisérgico, el LSD. También se encontró la ergonovina. Ésta
venía siendo utilizada desde hacía años en obstetricia sin que se hubiesen descrito efectos
alucinógenos; Hofmann pensó que ello se debería a la poca dosis utilizada en Medicina, 0,1-
0,25 mlg, cuando la dosis que él mismo utilizó con el LSD fueron de 2 mg. En 1976 utilizó
esta dosis con la ergonovina, obteniendo también marcados síntomas alucinatorios.
Posteriormente se comprobó que su potencia era 1/20 respecto al LSD y 5/1 respecto a la
psilocibina.

52
Tomado y traducido libremente de Gordon Wasson.
53
Alcaloides son productos derivados de las plantas de carácter alcalino y contenedores de nitrógeno.

76
Estos hongos suelen ser parásitos de pastos salvajes de Paspalum distichum. Estos
pastos son abundantes en toda la cuenca mediterránea y aquí están frecuentemente
infectados por el Claviceps paspali. El género Claviceps es huésped de muchas hierbas y
cereales y contiene los mismos alucinógenos que los hongos mejicanos citados
anteriormente y que son solubles en agua, a diferencia de otros alcaloides no solubles en
agua y utilizados en Medicina como la ergotoxina y la ergotamina. Esta solubilidad en agua
de los alcaloides alucinógenos hace suponer que en la antigüedad fue fácil preparar pociones
a partir de estas plantas parasitadas.
En Grecia no había centeno, pero sí trigo y cebada, con seguridad acompañados por
su parásito Claviceps purpurea. Y estos cultivos estaban junto a Eleusis, en el sagrado campo
de Rarian, del que escribió PAUSANIAS54: «Dicen que el plano rariano era el primero en ser
sembrado y el primero en el que crecen los cultivos; por esta razón es costumbre usar cebada
procedente de ellos para hacer pasteles para los sacrificios». Hay que añadir también otra
posibilidad, una hierba parásita de los campos de cultivo, la cizaña, puede ser también
colonizada por el hongo Claviceps
…………………
Todos los años una multitud iba en peregrinaje recorriendo la Vía Sagrada, cruzando
un estrecho puente, del que hoy todavía quedan huellas sumergidas en las salobres aguas
pantanosas que en un tiempo dividían a Atenas. La procesión caminaba simbólicamente
atravesando el límite entre los mundos, el terreno y el de la ultratumba, por ello era
dificultoso de recorrer, y el puente construido estrecho. A su llegada, la cabeza de la
procesión era obscenamente insultada por hombres enmascarados. Los aspirantes a la
iniciación eran de todas las clases sociales, esclavos y libres, emperadores y prostitutas. Sólo
se requería el conocimiento del lenguaje griego, el cerdo para el sacrificio y los honorarios de
los sacerdotes y guías, poco más de un salario mensual.
Cada trecho del camino recordaba algún detalle de un antiguo mito de la Diosa
Madre, Deméter, cuando perdió a su hija Perséfone, joven doncella raptada por el dios de los
Infiernos, Plutón. Durante el camino, los peregrinos invocaban a Dionisos, hijo de Zeus y
Deméter, representado por el portador de la antorcha que precedía la procesión. Por medio
de él, los iniciados harían volver a Perséfone al mundo de los vivos.
A su llegada a Eleusis todos danzaban durante toda una noche en el lugar donde
Deméter había llorado la pérdida de su hija. Era una noche de exaltación donde los
danzantes, las diosas, la luna y las estrellas se unían misteriosamente en un milagro de
comunicación. Después pasaban a través de las puertas de las murallas fortificadas, donde el
interior permanecía oculto a las miradas profanas, y donde tendría lugar el Misterio. Nadie
podía contar lo ocurrido en su interior bajo pena de muerte. Lo que se conoce está extraída
como pequeñas pinceladas de numerosas fuentes.
Se sabe que la experiencia era una visión. ¿Qué clase de visión? El Telesterion o hall
de entrada no estaba preparado, según los estudios arqueológicos, para una representación
teatral, ni ha habido restos escritos del papel de ningún actor. Lo que visionaban era
“fantasmas”, tal vez el “espíritu de la misma Perséfone”, con su hijo recién nacido concebido
en el lugar de la muerte. La contemplación se acompañaba de miedo y temblor, de sudores
y náuseas; luces que se desparramaban brillantes entre la profunda oscuridad; se veía lo
nunca visto y contemplado, y su sentido era inexpresable con palabras humanas. El principio

54
Pausanias, 1.38.6

77
y el fin de las cosas se unían, y la tierra y el cielo se fundían en el mismo rayo de luz. Lo
experimentado abducía al visionario.
La preparación y el éxtasis final hablan de la probabilidad de haber ingerido algún
alucinógeno. Pues antes de la experiencia visual se bebía una poción especial. Un escándalo
surgido en época clásica en el que parcialmente se rompió el secreto, abona en este sentido:
un grupo de aristócratas atenienses celebraron con algunos escogidos invitados un Misterio
en sus casas, como una fiesta.
El mito que subyacía en Eleusis es el que se narra en el Homérico Canto a Deméter, de
autor desconocido del siglo VII a. C., pero siete siglos posterior a la fecha de inicio de los ritos.
En el mito, Perséfone es raptada al reino de la muerte cuando cortaba un narciso de cien
cabezas mientras recogía flores con las hijas del Océano en un lugar de nombre Nysa. La
terminación issos en algunas palabras es la misma que utilizaban los agricultores que
habitaban Grecia antes de la llegada de los indo-europeos. Probablemente el nombre de
narciso viene de unas supuestas propiedades alucinógenas –lo que hoy llamamos narcisos no
son alucinógenos, aunque sus letras iniciales han servido para formar la palabra narcótico,
por el que el imaginario narciso que cortó Perséfone tuviera también un carácter simbólico.
Lo que el mito hace es teatralizar la experiencia mística. Pero no nos debe pasar
desapercibido el parecido de la terminación Issos con el nombre griego de la Diosa Madre
egipcia Isis y sospechar la posibilidad de una influencia de sus cultos con los de los primitivos
griegos.
Este mito es uno más de los derivados del ensamblaje de la la antigua religión
matriarcal micénica con la patriarcal que trajeron los indoeuropeos, con su dios celeste, Zeus.
La Diosa Madre queda ahora en un lugar secundario, como esposa de Zeus, unidos en
contextos extáticos, y tiene personificaciones diversas como la de Hera o la de Deméter. El
mito explica hechos de forma simbólica y los signos aparecen enmascarados. ¿Qué tiene que
ver Dionisos como guía de la procesión de los iniciados? Ya hemos dicho que la terminación
verbal isso en el griego antiguo viene a indicar un lugar sagrado en relación con ciertas
plantas con efectos mágicos. Fue al morder el narciso cuando Proserpina fue propulsada al
abismo, es decir, de alguna manera entró en trance. La palabra Dionioso está formada de dos:
Dios (=Zeus) y Niso (=nombre de la zona donde la doncella recogía las flores). Es decir que
Dionisos es Zeus enajenado, drogado, fuera de sí, cosa que se indicaba bien en las fiestas
dionisíacas. Cuando Dionisos poseía a las bacantes, él era el equivalente del señor del Hades
que abdujo a Proserpina.
Las ménades también recogían las flores del campo. Su emblema era el thyrsos, un
tallo de hinojo con hojas de hiedra: los tallos huecos era usados como receptáculos de sus
esquejes. El mismo Dioniso nació bien de Semele o de Deméter, (¿quizá de Perséfone?)
cuando un rayo de luz celeste cayó sobre ellas, es decir nacido de mujeres poseídas por el
poder de ciertas flores que las hacían descender al subsuelo de la tierra, y el niño recién
nacido, de Semele o de Perséfone, aparecía como un nuevo renacimiento, como el inicio de la
Primavera. En suma, Dioniso venía a ser el símbolo del poder del mykes, el hongo sagrado.
Luego, éste sería asimilado, por su aparición entre las zonas putrefactas del campo, como un
producto de fermentación similar al del vino. Por otra parte, lo que conocemos sobre los
efectos del vino en la antigüedad, aun diluido, hace pensar que en la bebida se añadían otros
ingredientes de carácter más o menos alucinógeno. Por ello el efecto del exceso en la toma
de vino en los griegos no suponía una simple borrachera sino desvarío y locura; se conocen
citas de vinos que para poder tomarse tenían que diluirse en veinte partes de agua. Especias
y hierbas se mezclaban con el vino. En el libro de la Odisea de Homero se cuenta que Helena

78
preparó una adecuada bebida para su marido y su invitado dispuesta con vino y la eufórica
nepenthes55:
“Entonces Helena, hija de Zeus,
Tomó otro abogado.
Inmediatamente echó en el vino
Del que bebían una droga
Para calmar el dolor y la distensión,
Y trae el olvido de todos los males”
(Odisea, libro IV, v. 219-221)

Deméter, estatua romana (Museo del Prado)

El vino de las ménades seguramente


llevaba añadido bulbos fungales recogidos con
anterioridad. Los componentes sexuales que
conllevaban estos trances hacen que se asimilara
el símbolo del falo al del mykes. Las fiestas
dionisíacas representaban las nupcias con el dios
inferior, el de las profundidades, con una
experiencia primordial de la muerte y del
renacimiento posterior primaveral. Las ménades
poseídas, como las bestias que pacen en el
campo, arrancaban al “niño” nacido en la
podredumbre (el hongo) y, desgarrado, lo comían
crudo. Hay restos arqueológicos de la época
micénica que muestran a mujeres ocupadas en
recoger flores. Las sacerdotisas se adornaban con
motivos vegetales, en las que las cápsulas de opio
solían estar presentes. Incluso la etimología de la
palabra Micenas parece derivar de Mykene, la
pareja de Mykes, el hongo (de donde viene
también la palabra micología). De modo que los
inmigrantes indo-europeos, cuando llegaron a
Grecia, encontraron una cultura agrícola con sus
plantas de efectos “divinos”
Durante el mes de febrero, curiosamente
llamado el mes de las flores, rememoraban los futuros iniciados la muerte de Perséfone a
través de diversos rituales. Eran los Pequeños Misterios, preludios del Misterio Más Grande
que se viviría en el mes de septiembre en el santuario de Eleusis. En el Gran Misterio se
celebraba, en cambio, la resurrección, el retorno de Perséfone desde el Hades con su
pequeño hijo concebido en su destierro. El himno a Deméter cuenta como en su dolor
caminó hacia Eleusis donde experimentaría algo semejante a lo que pasó su hija, en este caso
no con el dios de las profundidades, señor de la muerte. A ella le tocó hacer el papel de bruja
y nodriza, renunciar a su función de diosa, cuando, llorosa, llegó a casa del rey Céleo y
aceptada como nodriza; fue uno de los hijos del rey, Triptólemo, quien le dio noticias de cómo
había sido raptada Perséfone. Entonces por mediación de Helios y Hécate, con la amenaza de

55
Nepenthe indica literalmente “no-dolor”, droga utilizada como un antidepresivo, como droga del
olvido, y que se suponía en la antigüedad griega originaria de Egipto.

79
desertizar la tierra, convence a Zeus de que obligue a Plutón a devolver a Perséfone; pero el
astuto rey del Hades la invita a tomar unos granos de granada antes de la vuelta, y con ello
queda definitivamente ligada al Averno, al que deberá volver seis meses cada año. Y aquí
está la clave del mensaje mitológico de Eleusis: que después de la muerte hay un
renacimiento. Y el elegido de Deméter, Triptólemo, se convirtió en el apóstol de la fe nueva,
en un viaje a través de todos los países, sobre un carruaje en forma de serpiente, propagando
las enseñanzas del cultivo de las gramíneas. Clara señal del origen neolítica del mito: el
recuerdo de la domesticación de los cereales. Fue la trillada cebada parasitada por el
Cornezuelo el principal ingrediente de la poción que bebían los iniciados en el culmen del
ritual. El canto homérico cita su composición: a la cebada se añadía agua y una menta
perfumada llamada blechon, que representaba a Perséfone. La Tierra era la Diosa Madre y el
Grano su Sacramento. Con gran pompa el sacerdote, en el recinto del telesterion, removería
los esclerocios del cornezuelo en la sagrada poción, cantando en voz de falsete, pues había
sacrificado su sexo a la Gran Diosa Deméter. Depositaría el contenido en cálices que
repartiría entre las sacerdotisas, mientras las luces de las antorchas danzaban sobre ellas. Y
finalmente repartida en cucharones para que luego cada iniciado bebiera su parte (en el
Himno homérico de Deméter se cita que primero se le ofreció a Deméter una copa de vino y
la rechazó; es bien conocido ahora que el alcohol está prohibido a aquellos que han de tomar
las pociones sagradas de los indios americanos, por el perjuicio de su interación). Vendría
después un canto coral de todos los participantes. Los secretos de sus efectos eran
largamente conocidos por los hierofantes. Después esperarían en la oscuridad, esperando
entrar en éxtasis. Seguramente todo iría acompañado también de música relajante y quizá
también de difusión de perfumes. El ambiente iría creciendo en expectación a la luz interior
que iluminaba a todos los iniciados. Y los arquetipos del inconsciente colectivo
personificados por las figuras míticas serían vividos con intensidad.
El iniciado experimentaba la suprema experiencia de subida. Físíca y extática, en la
que se mezclaban los síntomas físicos de sudor, temblor, náuseas… con el temor y la vivencia
de la maravilla; una ampliación de la consciencia de tal magnitud que luego sería imposible
de manifestar, sino fuera con metáforas y símbolos. Sin duda eran producidas por un
alucinógeno. Un largo aprendizaje durante meses precedía a la entrada en Eleusis, con la
comprensión precisa de cada ritual. Habían comprendido el sentido del mito, pero no lo
vivirían hasta el momento final. Antes habían pasado por baños en el mar, abstenido de
comer ciertos alimentos y bebidas, sacrificado un cerdo, y finalmente llevar a cabo los ritos
últimos durante once días, del 15 al 25 del mes de Boedromión (septiembre-octubre)56, andar
por el Camino Sagrado desde Atenas, atravesar el puente sobre río Cefiso, hasta llegar a
Eleusis57. Tras la danza grupal, y el peregrinaje interior con la cabeza tapada, se llegaban

56
GARCÍA LÓPEZ, J.: La religión griega. ARISTÓFANES: Las ranas. FOUCART, P.: Les mystères d´Eleusis.
57
Los detalles de los actos litúrgicos eran los siguientes: Día 13: Procesión de Eleusis a Atenas. Se
sacaban imágenes en procesión. Entre los aspirantes a iniciados, el hierofante escogía a los libres de
delito. Día 14: Los objetos sagrados son llevados por efebos al Eleusinion de Atenas. Día 15: Los
aspirantes se reunían en Atenas; se hacía una proclamación y, gritando “aquí las víctimas”, cada
iniciado hacía el sacrificio de un cerdo en sustitución de su propio sacrificio. Se sentaba después sobre
una piel de carnero y, en completo silencio, se le velaba y se le purificaba haciéndole aire y acercándole
una antorcha. Sobre la cabeza se le pasaba la cesta mística. Día 16: al grito “iniciados al mar”, se
bañaban con los cerdos sacrificados. Día 17: Tenían lugar la Epidaurias, a partir del 420 a. C., en las
que se conmemoraba la llegada de Asclepio, el dios de la Medicina, a los misterios. Estaba reservado
para los que llegaban tarde a las ceremonias. Se practicaba un sacrificio y una procesión nocturna
dedicada a Asclepio. No se sabe cuando ayunaban los aspirantes. Sí se conoce que bebían el kykeón,
echo a base de poleo, harina y agua, en recuerdo de las innovaciones culturales echas por Deméter
con el cultivo de los cereales. Día 18: Descanso. Día 19: Tenía lugar la procesión de Atenas a Eleusis
portando los objetos sagrados. Se salía por la puerta sagrada, se recorría el Camino Sagrado. Día 20:
La procesión era dirigida por un entorchado en representación de Iaco (Dionisos), en recuerdo de las

80
momentáneamente a la puerta de la cueva, entrada del Hades, junto a la roca en que
Deméter dolorosa se sentó. Todo era una auténtica representación del drama sacro.
Las posibles repercusiones a nivel de la historia de este mito y estas ceremonias se
van conociendo mejor. Démeter llevaba una túnica púrpura, y ese era el color del pelo de
Hades, el mismo color del moho Claviceps purpurea. ¿Era por eso que las emperatrices
bizantinas embarazadas vivían en unas estancias diseñadas con pórfido, para que sus hijos
nacieron “en la púrpura”?. ¿Acaso no recuerda la procesión cristiana del encuentro de María
con Jesús resucitado y de vuelta de los infiernos a la procesión de los iniciados en el interior
de Eleusis cuando celebraban el encuentro de la Diosa Madre Deméter con su hija Perséfone,
devuelta también de los infiernos?

HIMNO HOMÉRICO A DEMÉTER


Por ti, Deméter augusta, la de hermosa cabellera,
entonamos este himno, y Perséfone tu hija
a la que Hades robó, con el permiso de Zeus,
cuando en aquella ocasión, alejada de su madre,
mientras alegre jugaba con las hijas de Océano,
al par que cogía flores: azafrán, violetas, rosas
y gladiolos y jacintos, y narcisos delicados
que la tierra hizo brotar para halagar a los dioses.
Pero una brecha se abrió en la llanura de Nisa,
y allí surgió el Soberano con sus yeguas inmortales,
el que fuera hijo de Crono y que tiene tantos nombres;
y aunque puso resistencia, de ella se apoderó.
Terribles fueron sus gritos que suplicaban a Zeus,
mas ninguno de los dioses ni de los hombres mortales,
ni siquiera los olivos se apiadaron de su voz.
Sólo la hija de Perses la escuchó desde su cueva
Hécate la hechicera, y el Sol que todo lo ve
mientras aquella gritaba pidiendo ayuda a su padre,
mas aquél se hallaba ausente, alejado de los dioses,
recibiendo las ofrendas que los hombres le ofrecían.
Y así su tío paterno que recibe muchos nombres
se la llevó por la fuerza, según voluntad de Zeus.
Mientras la Diosa se vio con los pies sobre la Tierra
aún mantuvo la esperanza a pesar de los pesares;
pero al entrar bajo tierra, lanzó un grito de terror
que resonó por los montes y los abismos del mar.

penalidades sufridas por Deméter en la búsqueda de su hija, se cruzaba el estrecho puente sobre el río
Cefiso, recibiendo los insultos de la gente que se reunía allí con ese propósito. A la llegada bailaban en
la plaza Caliroco (“la de las bellas danzas”). Día 21: Era el momento de los ritos secretos. Se entraba de
noche en el santuario. En el telesterion dejaban los cerdos sacrificados en los subterráneos. Dentro del
santuario, con la cabeza cubierta para no ver nada marchaban “en peregrinación buscando a
Perséfone”, cada aspirante guiado por un mistagogo, mientras el hierofante golpeaba un gong. Se
suponía que la madre se reencontraba con la hija.. Entonces bebían el contenido de una copa y
“veían”, entonces, a la diosa. Día 22: Sacrificio de bueyes y cerdos dedicado a Deméter y Perséfone.
Día 23: Vuelta a Atenas. Día 24: Se reunía la Boulé, una asamblea restringida de ciudadanos en el
Eleuinion.

81
Cuando su madre lo oyó se encogió su corazón,
se desgarro su vestido y se mesó los cabellos,
y un negro velo de luto se puso sobre los hombros.
Como un ave de presa la buscó por todas partes
y la Diosa venerable vagó errante nueve días
y presa de su dolor ya no probó la ambrosía,
que es el néctar de los Dioses, ni volvió a lavar su cuerpo.
Más a la décima aurora con Hécate se encontró
con una antorcha en la mano y así le dijo a la Diosa:
Hécate:
“Soberana Deméter la de espléndidos dones,
¿quién de todos los dioses o todos los mortales
te ha quitado a Perséfone y ha afligido tu ánimo?
Yo pude escuchar su voz mas no vi quién la robó”.
Y las dos marcharon juntas con teas encendidas
y llegaron hasta el Sol y ella le preguntó:
Deméter:
“Sol que todo lo alumbras, ayúdame al menos tú,
si alguna vez, de algún modo, fui grata a tu corazón.
La hija a la que parí, mi más querido tesoro,
escuché su agudo grito, que resonó por el cielo
como quien sufre una afrenta, mas no pude ver quién era.
Tú, que todo lo contemplas en la Tierra y en el Mar,
díme si has visto a mi hija y quién me la ha rebatado.”
Así habló la de Rea y el Sol así le indicó:
Sol:
“Hija de Rea, de hermosa cabellera,
soberana Deméter, en seguida lo sabrás,
pues grande es el respeto que siento por tu persona
y también la compasión por lo que te ha pasado.
Ningún otro es el culpable sino el mismísimo Zeus
que con Hades hizo un pacto para entregarle a tu hija
y que así fuera su esposa: y él se la ha llevado al mundo de las tinieblas,
a pesar de sus gritos, en su carro sombrío.
Así que tú, Diosa, procura Dejar tu llanto y no le guardes rencor…. Que no
es un indigno yerno el soberano de tantos, que es de tu misma semilla y
sabes bien dónde vive y qué lote le tocó cuando se hizo el reparto entre los
tres hermanos…
Coro:
Tras decir estas palabras se marchó el Sol en su carro.
Un dolor mucho más cruel se apoderó de la Diosa,
y vagó entre los mortales alejada del Olimpo,
Así llegó cierto día hasta la tierra de Eleusis
donde gobierna Celeo, que es el rey de esta ciudad.
Y a la vera del camino se sentó junto a un olivo,
muy cerca de un pozo donde sacaban agua los hombres.
Y tomando la apariencia de una anciana venerable
se la encontraron las hijas del soberano Celeo.
Y de este modo le hablaron las cuatro hijas del rey:
‘dinos anciana quién eres y desde dónde has venido,
tan lejos de la ciudad o de alguna casa amiga’…
Así le hablaron las cuatro y ella así le respondió:

82
Deméter:
‘Os saludo, hijas queridas, quienes quiera que seáis,
Dós es mi nombre de pila, el que mi madre me puso,
y yo he venido desde Creta, tras el ancho mar.
Después de que unos piratas me cogieran por la fuerza.
Pero al fin pude escaparme y aquí llegué vagabunda.
Qué los dioses os concedan buenos esposos e hijos
Pero tened compasión de mí, que soy una anciana.
Y decidme si sabéis de una casa dispuesta
A darme techo y sustento a cambio de mis servicios.”
Coro:
Así les habló la diosa y la más alta le dijo:
‘Anciana venerable, bien sabes que nosotras
debemos soportar, lo que quieren los dioses.
Puedo darte los nombres de algunos muy poderosos
que a gusto te acogerían al ver tu aspecto de Diosa.
Pero aguárdate primero a que vayamos a casa
Y hablemos con nuestra madre para pedir su opinión’.
Así dijo y sin más tregua regresaron las hermanas
con sus cántaros de vuelta. Y de acuerdo con su madre,
volvieron junto a la Diosa para invitarla a su casa.
Y allí mismo la encontraron donde la habían dejado,
Cuando la diosa llegó a la casa de Celeo,
allí en el pórtico estaba una madre con un niño
y al entrar en el umbral la Diosa se iluminó.
Cuando la vio Metanira de esta manera le habló.
Metanira:
‘Yo te saludo, mujer, que tienes tan noble porte,
en tu mirada se ve que eres de sangre real,
¿puedes criarme este niño que me ha llegado tardío?
Si tú consigues criarlo y que llegue a ser un mozo,
serás la envidia de muchos que verán tu recompensa’.
Deméter:
También te saludo yo como a ti te corresponde,
y ten por seguro que yo me encargaré de tu hijo
que crecerá sano y fuerte y nada le faltará.
Coro:
Así criaba la Diosa al hijo de Metanira.
Y crecía como un Dios de ambrosía amamantado.
Y por la noche dormía entre tizones oculto.
Mas una vez Metanira descubrió lo que pasaba.
Cuando Deméter lo supo así le habló a Metanira:
‘Hombres que sois ignorantes de lo bueno y de lo malo,
Tú por tu propia ignorancia, te has buscado la desgracia,
pues iba a hacer a tu hijo inmortal como los dioses,
mas ya no puede escapar a la muerte ni al destino.
Yo soy la diosa Deméter, la que ofrece las cosechas,
y dispongo que en mi honor se me levante un gran templo
y un altar dentro de él al pie de la ciudadela
pues de ahora en adelante me rendiréis pleitesía.
Coro:
Y al decir estas palabras mudó de aspecto la diosa,

83
se quitó la vejez y volvió a ser hermosa.
Una luz cegadora de su cuerpo salía.
Quedó muda Metanira sin acordarse del niño
que lloraba en el suelo sin que nadie lo oyera.
Y las mujeres trataban de apaciguar a la diosa
durante toda la noche hasta despuntar el alba.
Por fin ordenó Celeo que construyeran un templo
y un altar en su interior como la diosa quería.
Y hasta que no lo acabaron ningún hombre descansó.
Allí la diosa Deméter, alejada de los dioses,
permanecía muy triste, apenada por su hija.
Y aquel año provocó que fuera el más espantoso,
que los hombres conocieran sobre la tierra fecunda.
Pues en ninguna región medraba semilla alguna,
que Deméter se encargaba de mantenerlas ocultas.
En vano curvos arados se hincaban sobre la tierra.
Y toda la raza humana habría muerto de hambre
y no habría más ofrendas a los Dioses inmortales,
si Zeus que todo lo ve no se hubiera dado cuenta.
Pero fue enviada Iris a convencer a Deméter,
la de hermosa cabellera, por orden del mismo Zeus.
Llegó hasta Eleusis la diosa y en su templo la encontró,
Con una túnica oscura y de este modo le habló:
Iris:
‘Deméter, escúchame, que es el mismísimo Zeus
el que te ordena volver con los dioses sempiternos.
Vuélvete pues con los tuyos y obedece sus mandatos.
Coro:
Así le habló suplicante mas no convenció a la Diosa.
Pasó un día y luego otro y la Diosa no cedió,
por eso Zeus mandó a Hermes que fuera al Hades
y que trajera a Perséfone a los brazos de su madre.
Al punto Hermes partió y se encontró al soberano
en sus oscuras moradas, junto su esposa muy triste.
El asesino de Argos de este modo así le habló:
Hermes:
‘Hades de oscuro cabello, soberano de los muertos,
el padre Zeus te ordena que dejes libre a Perséfone
y que vuelva con su madre para que cese su odio,
pues ya tiene planeado aniquilar a los hombres
y ha ocultado la semilla, para que no hagan ofrendas.
Y alejada del Olimpo alimenta su rencor,
y sentada permanece junto a su templo de Eleusis.
Coro:
Así habló el Argicida y escuchó sus palabras
el señor de los muertos, que a Perséfone dijo:
Hades:
‘Debes volver con tu madre y que te vea contenta,
yo seré un esposo digno, pues soy hermano de Zeus
y mientras estés conmigo serás reina soberana…
Coro:
Al escuchar sus palabras, Perséfone se alegró,

84
pero antes de partir tomó un grano de granada,
que es dulce como la miel y que Hades le ofreció
porque sabía que así tendría que regresar.
Cuando Hermes la condujo hasta el templo de Deméter
se abrazaron madre e hija con una inmensa alegría,
mas negro presentimiento tuvo la diosa Deméter:
Deméter:
Escúchame hija querida, tan sólo díme una cosa.
¿No habrás probado bocado mientras estabas abajo?
Porque si aún no lo has hecho podrás vivir con nosotros,
pero si algo comiste, tendrás que volver allí,
pasarás los inviernos en la tierra profunda
y al llegar el calor y la tierra esté verde
con nosotros vendrás a reunirte de nuevo.
Perséfone:
Quiero contártelo todo en verdad y sin engaños.
Cuando Hermes me salvó yo di un salto de alegría
pero entonces sin querer probé de aquella granada.
Coro:
Zeus al fin envió a Rea con un mensaje
para traer a Deméter junto al resto de los dioses,
y prometió concederle los honores que quisiera.
También vio con buenos ojos que la muchacha estuviera
una parte entre tinieblas y dos partes con su madre.
A cambio Zeus le pedía que cesara en su rencor
e hiciera crecer el fruto que da la vida a los hombres.
Al oír esto Deméter serenó su corazón
e hizo brotar el fruto en los campos de labranza
y la tierra antes estéril se convirtió en un jardín.
Desde entonces en Eleusis, en honor de la diosa,
se celebran los misterios que no se pueden contar.
¡Felices aquellos hombres que los hayan conocido!

85
III PARTE

MOVIMIENTOS FILOSÓFICOS

CAPÍTULO VIII

86
EL HELENISMO DE LOS PRIMEROS TIEMPOS

Las conquistas de Alejandro supusieron un cambio fundamental en la historia


universal, no sólo de carácter político, sino también, y quizá de forma más fundamental, de
carácter cultural y filosófico. El pensamiento griego, que había llegado a su plenitud en el
siglo IV a. C., tuvo, mediante las conquistas del macedonio, la posibilidad de extenderse a
todo el mundo conocido. Si bien la cultura clásica griega se vio sometida a condicionantes a
través de sus contactos con la cultura egipcia por un lado, tres milenios más antigua, y con los
mantenidos por sus colonias jonias (Ugarit, Fenicia, los hititas), alcanzó, no obstante, una
originalidad propia que la puso a la cabeza de las culturas imperantes en los tres primeros
siglos antes de nuestra era. Pero su centro de creatividad se desplazó de Atenas a Alejandría,
entrando de nuevo y más profundamente en relación con la cultura y la ciencia egipcia. El
propósito de este libro es el intento de profundizar en este enriquecimiento mutuo que dio
lugar a lo que llamamos el Helenismo. Éste llegó incluso a subyugar a la naciente y pronto
poderosa Roma, que recibió con gusto los logros previos de la cultura griega. Por ello es
necesario que nos dediquemos ahora a desbrozar los aspectos más destacados de esa
corriente de pensamiento helenista, heredera de la clásica pero ya con características
propias.

La palabra hellenizen se traduce literalmente por “hablar griego”, y se aplicaba sobre


todo a los habitantes de países distintos de Grecia que habían adaptado su idioma 58. En el
mismo Nuevo Testamento se emplea hellenistés59 para señalar a los judíos que habían
pasado a hablar griego. Por una lógica ampliación, se terminó indicando a aquellos
“bárbaros” que habían aceptado no sólo la lengua sino la cultura y las costumbres griegas.
En esta mezcla de sangres y costumbres influyó mucho la actitud de Alejandro, que tenía en
mente la creación de un Estado Universal, sin distinción de pueblos y culturas; su muerte
prematura impidió en buena parte sus planes, pero si se consiguió cierta permisividad y
permeabilidad entre unas culturas y otras.
Con la toma de poder de Alejandro coincide la desaparición del sistema político de las
polis griegas, y pronto murieron sus mejores defensores, Aristóteles y Demóstenes. En la
ciudad de Opis, cerca de Babilonia, Alejandro llegó a orar por la concordia entre todos los
pueblos, especialmente entre los macedonios y los persas, rebasando fronteras y eliminando
la peyorativa palabra bárbaros. Con el cambio, el hombre, de ser considerado
predominantemente como un “animal político”, el de la polis, pasa a ser un “animal social”
por los estoicos. La polis se transforma en eokumene, un mundo que habla griego, y el
hombre pasa de ser miembro de un grupo a serlo de una inmensa comunidad. La
Democracia es sustituida como forma de gobierno por la Monarquía, por influencia de los
macedonios y de los persas. En Macedonia el rey lo era de un pueblo, el de los macedonios;
en el oriente persa, sin embargo, el rey lo era por sí, y el Estado sólo era entendido en cuanto
referente a él. Las poleis, lugares para vivir, ya no tenían soberanía.

Apuntemos desde ahora que las poleis comprendidas en los límites de un reino no
podían en modo alguno gozar de su libertad (eleuthería), en su sentido clásico de soberanía:
frente a la única soberanía real, podían como mucho pretender una autonomía municipal, y
sus ciudadanos no son ciudadanos del reino, noción que resulta inconcebible. El Rey tiene

58
Tucídides, II, 68, 15.
59
Hechos de los Apóstoles, VI, 1.

87
derecho de vida o muerte sobre hombres que, tanto helenos como bárbaros, no son más que
súbditos; tiene también derecho a disponer de sus ingresos por explotación fiscal, y derecho
a legislar para ellos60.

Ya antes, en Atenas, se estaba quebrando el sistema de ordenación social,


enfrentándose la Democracia, basada en la coparticipación de los ciudadanos y el orden
natural (lo que se llamó isomoría), con el sistema Oligárquico, basado en las buenas leyes y su
cumplimiento, en la creación de una comunidad política (eunomía). Contraposición entre un
partido democrático y otro oligárgico. El primero, que se basa en la physis, la igualdad de
todos los hombres, y los que siguen que el orden se deriva del nomos, de las convecciones
políticas. En el helenismo, si bien todos los hombres poseen la misma physis, independiente
de la ciudad en la que vivan, sin embargo, los hombres ya no serán ciudadanos sino súbditos.
El reino es una posesión del rey. La política ya no será función de todos, sino de una élite. El
orden ya no depende de la virtud sino de la habilidad política.

Ante la sensación de que se derrumba una época, los


movimientos filosóficos como los religiosos buscan la manera de ser
feliz cuando los fundamentos de su mundo pierden validez. Al fugaz
imperio de Alejandro sigue un largo período de conflictos e
inestabilidades, con la fragmentación de las tierras conquistadas, en
constantes conflictos entre sí. Sube a los altares una nueva diosa,
Tyche, la Fortuna, pero no como expresión de una incomprensible
voluntad de los dioses, sino expresión de la inestabilidad general en
el acontecer de la vida, expresión de que nada es seguro.

Tyche

LAS GRANDES ESCUELAS FILOSÓFICAS

Aunque las manifestaciones del espíritu de esta época fueron muy variadas, se suelen
agrupar en tres corrientes de pensamiento, acentuándose más sus diferencias que sus partes
en común. Las fundamentales fueron la de los estoicos, la de los epicúreos y la de los
escépticos, aunque no hay que dejar de lado a la de los cínicos.

En ellas el punto central de su especulación ya no es la ciudad, sino el individuo. Su


interés básico es abrir al máximo la consciencia, intentar ser feliz en este mundo; un fin más
práctico que especulativo. Pretenden ser estos pensadores más que filósofos, médicos del
alma61. Y ello lo expresaron claramente anto EPICURO como el escéptico CRISIPO. El mismo
CICERÓN lo indicó con estas palabras 62: «A buen seguro, la medicina del ánimo es la filosofía,
cuyo auxilio no se ha de pedir de fuera, como en los morbos del cuerpo, sino que con todos
nuestros recursos y fuerzas debemos trabajar para poder curarnos a nosotros mismos».

60
E. Will, «El mundo helenístico», en E. Will, C. Mossé, P. Goukowsky, El mundo griego y el oriente.
Tomo II: El siglo III y la época helenística, Madrid, Akal, 1998, pp. 383.

61
Nussbaum, M. C. The Therapy of Desire. Theory and Practice in Hellenistic Philosophy, Princeton,
Princeton Univ, Press, 1994.
62
Ciceron. Disputas Tusculanas, III, 6.

88
Pretenden los filósofos helenísticos eliminar los temores, rechazar las falsas
creencias; interesan más que el saber en sí mismo los problemas de la vida.

EPICURO (341-270 a.C)

Oriundo de Samos, acudió a Atenas el mismo año de la muerte de Alejandro. Allí vivió
los intentos fracasados de retornar a la antigua estructuración política. Siguió una vida de
peregrinaje por las ciudades de la Jonia en las que mejoró su formación. Finalmente, ya en el
año 306, volvió a Atenas a fundar su escuela, el “Jardín”, lugar de retiro espiritual para
meditar y organizars la propia vida y la convivencia social. Las bases en las que se apoyaban
estas pretensiones las fijó ya a los 33 años, en las que el afán de saber, el formalismo que
llevaba consigo, la Lógica, queda muy en segundo lugar frente a las evidencias materiales y la
necesidad de una Moral. La esencia de las mismas la indicaría más tarde SÉNECA63: «Los
epicúreos han contado con dos partes de la filosofía, la física y la moral, y han descartado la
lógica. Luego, llevados por la fuerza de las cosas a disipar las ambigüedades, a
desenmascarar lo falso oculto bajo las apariencias de verdad, han introducido la lógica con
otro nombre, lo que ellos llaman estudio del criterio o del canon. Pero consideran esta adición
como parte de la física».

Su canon pretende acceder a lo realmente existente, buscando la verdad. De una


opción que podríamos considerar hoy como postmoderna, no admite la dualidad
alma/cuerpo o percepción/comprensión. Para Epicuro existían las percepciones, las
emociones y las preconcepciones o suposiciones. A las que añadiría la imaginación que se
proyectaría sobre las cosas, algo así como una forma de creación de realidad. Pero parte de
lo palpable, de lo comprobado.

El mecanismo que sustenta lo que podríamos llamar la epistemología epicúrea se


construye sobre los límites estrictos de la corporeidad. No hay criterios metafísicos o
apriorísticos que justifiquen el proceso de conocimiento. Epicuro resalta continuamente la
primacía de los sentidos como elemento psicológica, genética y epistemológicamente
imprescindible en el camino del conocimiento64.

Dogma de verdad es lo percibido por los sentidos. Lo demás es derivado. Responde


pasivamente al objeto observado. Su filosofía es pura fenomenología. De ella puede derivar
nuestro sistema discursivo.

Las impresiones surgen de los objetos por la emisión de tenues átomos; de ellas
derivan las imágenes visuales, sonoras, auditivas, olfativas o cenestésicas. Es impresionante
la intuición de Epicuro. Añade otro posible origen de una imagen; lo expresa con palabras de
otros tiempos, pero su sentido está claro: aglomeraciones espontáneas de átomos, no
procedentes de los objetos, que no penetrarían por los órganos de los sentidos, sino a través
de los poros de nuestro cuerpo, en el que provocarían determinaciones reacciones
(radiaciones electromagnéticos las llamaríamos ahora, o influencias telepáticas).

A las sensaciones respondemos usualmente con emociones positivas o negativas


(placer, dolor). Esta afección del espíritu determina las actitudes a tomar en respuesta a las
sensaciones: de acercamiento, evitación o indiferencia. Curiosamente considera las
afecciones dolorosas como antinaturales. Sensaciones y afecciones constituyen el soporte a
dos tipos de normas: las intelectuales vienen de las primeras, las morales de las segundas.

63
Séneca. A Lucillo, 89,11.
64L
Lledó, E. El epicureísmo. Una sabiduría del cuerpo, del gozo y de la amistad, Barcelona, Montesinos,
p. 89.

89
En cambio, las preconcepciones serían el resultado de una concepción general
obtenida de la repetida observación de un objeto u otros semejantes. Permite elaborar unas
ideas generales sobre dichos objetos. Escoge unos aspectos que considera principales y
elabora una definición. Son imprescindibles para construir el conocimiento científico y para
el desarrollo del lenguaje. Son verdaderas siempre, no en cambio las opiniones que se
tengan sobre las mismas. Para no caer en el error las preconcepciones no pueden
contradecir a las sensaciones. También hay que evitar la ambigüedad en el lenguaje.

En primer lugar conviene ser consciente, Heródoto, de lo que denotan las palabras,
para que en los temas sujetos a opinión o que se investigan o se discuten, podamos emitir
juicio refiriéndonos a sus designaciones, y al hacer una demostración, no se nos vaya todo
confuso al infinito, o nos quedemos con palabras vacías. Es preciso, pues, que en cada vocablo
atendamos a su sentido primero y que no requiera explicación, si es que hemos de tener un
término al que referir lo que se investiga, se discute o es objeto de opinión 65.

Añade Epicuro que las preconcepciones deben ser simples y confirmadas por la
experiencia. Como diríamos hoy, las hipótesis han de ser verificadas. Son necesarios por tanto
dicha confirmación de la experiencia y el lenguaje adecuado, preciso, sin ambigüedades.

Pero Epicuro era ante todo físico. Tenía su concepto de la constitución atómica de la
materia y de la existencia del Vacío. ¿Nacieron en su mente como proyecciones imaginativas,
no justificadas por sensaciones? Parecen una adaptación de las afirmaciones de Demócrito a
su propia filosofía. Para él, lo existente ha de surgir de algo ya existente; y al destruirse, se
convierte en algo también existente. Es decir, la realidad, manifestada en múltiples formas,
se transforma de forma continuada, pero siempre permanece. Sin embargo, al afirmar que,
como consecuencia, la realidad fue y será siempre como ahora, se le escapó la posibilidad de
que esa misma realidad fuera evolucionando hacia estructuras cada vez más complejas.

Y si lo que desaparece se destruyera en la nada, todas las cosas habrían perecido, al


no existir aquello en lo que se disolvían. Desde luego el todo fue siempre tal y como ahora es,
y siempre será igual. Porque nada hay en lo que vaya a cambiarse. Pues al margen del todo no
hay nada en lo que pudiera ir a parar en su cambio. Por lo demás, el todo consiste en átomos
y vacío. Pues la existencia de cuerpos la atestigua la sensación en cualquier caso, y de acuerdo
con ella le es necesario al entendimiento conjeturar lo imperceptible, como ya antes he dicho.
Si no existiera lo que llamamos vacío, espacio y naturaleza impalpable, los cuerpos no
tendrían dónde estar ni dónde moverse, cuando aparecen en movimiento 66.

Deduce la existencia de los cuerpos por la sensación de los mismos, y la del vacío por
el movimiento de ellos. La Totalidad sería infinita ya que no podemos apreciar sus límites,
aparte de que si limitara con algo ya no sería el Todo. Los cuerpos están compuestos en
último término por elementos indivisibles y, al tiempo, inmutables; la distinta composición y
asociación de esos átomos determinarían la variedad de las cosas.

Además hay que pensar que los átomos no poseen ninguna cualidad de los objetos
aparentes a excepción de figura (skéma), peso y tamaño y cuanto por necesidad es congénito
a la figura. Porque cualquier cualidad se transforma, mientras que los átomos no se alteran en
nada, puesto que debe quedar algo firme e indisoluble en las disgregaciones de los

65
Epicuro. Carta a Heródoto, 38.

66
Ib, 39.40.

90
compuestos, algo que impida los cambios al no ser o desde el no ser, sino que éstos sean sólo
por trasposición de elementos en muchos casos y por añadidos y sustracciones en otros 67.

Pero si los átomos tienen tamaño y forma, han de distinguirse por ello partes de los
mismos, aunque, dado el momento en que estas ideas fueron expuestas, esa distinción sólo
podía ser lógica, no empírica. Y lógicamente dedujo que en esas partes habría de existir un
espacio mínimo, que se correspondiese a unas partes mínimas. Los átomos tienen peso pues
ello es lo que les impulsa a caer, y gozan de un estado de vibración interna68. En cambio, el
vacío sería la falta de corporeidad, lo que permite el movimiento, y da cobijo al cuerpo que se
mueve.

Las ideas epicúreas sobre la formación del cosmos, las explica LUCRECIO de la
siguiente manera:

Deseo también que sepas, a este propósito, que cuando los átomos caen en línea recta
a través del vacío en virtud de su propio peso, en un momento indeterminado y en
indeterminado lugar se desvían un poco, lo suficiente para poder decir que su movimiento
ha variado. Que si no declinaran los principios, caerían todos hacia abajo cual gotas de lluvia,
por el abismo del vacío, y no se produciría entre ellos ni choques ni golpes; así la Naturaleza
nunca habría creado nada69.

Epicuro estaba más interesado por el hombre quepor el cosmos, al contrario que sus
seguidores. Mientras que, por ej., Cicerón afirmaba que no podía haber un desvío fortuito de
los átomos que los pusiera en contacto, sino que debía siempre proceder de una causa, con
lo que presuponía un mundo determinista, Epicuro prefirió preservar una libertad que no
cabía dentro de ese ciego determinismo -prefigurando la física actual-, concediendo a los
átomos una espontaneidad propia, que le sirve de apoyo conceptual para admitir la libertad
del hombre, al fin y al cabo formado también de átomos. Y, a su vez, le sirve para cimentar su
ética.

Epicuro, al enfrentarse al problema de la ciencia, parte de dos concepciones


existentes sobre las teorías científicas: unas que se refieren a la esencia de las cosas, y que
aspiran llegar a la verdad de las mismas; y otras teorías puramente instrumentalistas, que
sólo pretenden ser útiles para arreglarse con las cosas para mejor valerse de ellas. Epicuro
se decanta por esta última opción, llevado por su sentido práctico y el convencimiento de las
limitaciones el conocimiento humano. Así se deduce de su forma de enfrentarse al problema
de los cuerpos celestes, pero dejando siempre en primer lugar su mayor prioridad, la ataraxia
del alma, su estabilidad y felicidad:

Así pues, ante todo hay que creer que el fin perseguido por el conocimiento de los
fenómenos celestes —tanto si los consideramos en su mutua conexión como por
separado— no es otro que alcanzar la ataraxia y la firme confianza del alma —lo mismo cabe
decir de cualquier otra investigación—; que tampoco hay que forzar una explicación
imposible, ni sostener el mismo procedimiento teórico respecto a todas las cosas, sea en el
estudio de las formas de vida, sea para poner en claro los demás problemas físicos, como
por ejemplo que «el todo está formado por cuerpos y una naturaleza intangible», o que «los
elementos son insecables», o cualquier otra cuestión que admita una sola explicación
concorde con los fenómenos. Este no es el caso de los cuerpos celestes; al contrario, éstos

67
Carta a Heródoto, 54.
68
Pongo en cursiva algunas palabras como expresión de una intuición que ha tenido confirmación, en
cierto sentido y guardando las distancias del tiempo pasado, en las concepciones científicas modernas.
69
Lucrecio. III, 216-224.

91
poseen múltiples causas de su origen y múltiples explicaciones de su entidad que se
corresponden con las “sensaciones70.

Pero, también buscando la tranquilidad del alma, no descarta la búsqueda de


explicaciones esenciales que intenten unificar las que podemos llamar instrumentales, pues
éstas, al fin y al cabo, no terminan por satisfacer el alma.

En cuanto a la ética, Epicuro, siguiendo a Aristipo de Cirene y Eudoxo de Cnido, sin


ignorar las matizaciones de Platón y Aristóteles, la fundamenta en la consecución del placer.
Para él, es el summum de la vida feliz, junto a la evitación del dolor y la contrariedad. Es su
criterio básico de conducta. Lo existente, cosas y sucesos, nos afectan, nos producen
afección (pathé), reacción emocional. Y, para él, en este sentido es un criterio de verdad.
Pero de una verdad distinta para cada cual, pues la subjetividad es diferente, pues las mismas
cosas no producen dolor o placer, en calidad e intensidad a personas diferentes. Y esta
afección subjetiva será fuente de nuestro actuar. Pero Epicuro no llega a los extremos de
Arestipo de Cirene, pues en lugar de buscar intensamente el placer -placeres en movimiento
o cinéticos-, fuente de ansiedad, prefiere el placer del reposo –catastemático-, el de la
ausencia del dolor y sin agitación de la sensibilidad. Entonces, el máximo de placer es la
ausencia de dolor.

Epicuro no consideró que hubiera un estado intermedio entre el dolor y el placer, porque
para lo que algunos filósofos es un estado medio, en cuanto mera ausencia de dolor, no sólo
es placer, sino placer máximo71.

Pero, si bien Epicuro consideró al placer como el supremo fin para el hombre con el
fin de alcanzar la felicidad, hay que tener en cuenta qué concepto tenía él de ese placer; en
palabras del mismo Epicuro, desde luego muy distinto

... a los placeres de los disolutos ni a los que se dan en las juergas, como algunos por
ignorancia creen o porque no están de acuerdo o interpretan mal, sino a la ausencia de dolor
en el cuerpo y de turbación en el alma. Pues ni banquetes ni francachelas continuas, ni
juergas con muchachos y mujeres, ni el pescado y todo cuanto puede ofrecer una suntuosa
mesa, engendran una vida feliz, sino el cálculo juicioso que investiga los motivos de cada
elección o rechazo y elimina las opiniones por las cuales una fuerte agitación se apodera del
alma.72

El placer sería, pues, serenidad, equilibrio, falta de sufrimiento. Contenimiento dentro


de ciertos límites, buscar lo esencial y despreocuparse por lo superficial. Los placeres más
básicos son ciertamente los de la carne, el placer del vientre: evitar ante todo la carencia de
alimentos. Pero son mayores los placeres del alma que los del cuerpo, y sus dolores más
difíciles de aliviar. También admite un cierto poder de la mente para controlar los dolores
corporales. Igualmente llega a distinguir cualitativamente la mente del ente material.

Con este objetivo hacemos todas las cosas: para no sufrir ni dolor ni turbación. Cuando
esto se ha conseguido, se disipa toda tribulación del alma, puesto que el ser viviente ya no tiene
que ir en pos de nada más que le falte ni buscar otra cosa con que colmar el bien del alma y del
cuerpo. Precisamente tenemos necesidad de placer cuando sufrimos porque no está presente,
pero cuando no sufrimos ya no necesitamos placer. De ahí que afírmenlos que el placer es
principio y fin de una vida feliz 73.

70
Epicuro. Carta a Pitocles, 85-86.
71
Cicerón. De Finibus I, 11, 37.
72
Epicuro. Carta a Meneceo, 131-132.
73
Epicuro. Carta a Meneceo, 128.

92
El manejarse con los placeres supone una habilidad o virtud, la phónesis. Pues en ellos
se puede distinguir los propios de la naturaleza, algunos necesarios para la conservación de
la vida como la ingestión de la comida o el ingerir agua, cuya no satisfacción produciría
inmediato dolor, y otros no imprescindibles pero que suponen un placer añadido. Pero los
hay no naturales, que a la satisfacción inmediata añaden dolor corporal o espiritual. Así llega
Epicuro, al evitar lo inadecuado o lo arriesgado, a una especie de ascética que busca la
moderación y la templanza; y por el simple hecho de que es lo más útil y práctico. En sus
límites se puede mantener el control personal de los propios placeres: se es más rico al
desear menos que al tener más.

Y, sin embargo, el hombre se ve embargado de temores: al tiempo limitado, al dolor


inesperado, a la muerte y a la angustia por lo sobrenatural. En cuanto al primero, Epicuro
insiste en que el placer considerado como ausencia de dolor es en sí infinito cualitativamente,
aunque su duración esté limitada. En cuanto al dolor siempre es relativo, siempre se termina
por superar o asumir y, si es gravísimo, termina con nuestra propia vida, por lo que también
es limitado.

En cuanto el temor a la muerte, bien surge por el temor a que el “yo” se destruya o
bien se teman castigos en un más allá. Pero Epicuro argumenta que su existencia es irreal:
cuando se dice que aparece no la sentimos, pues no existimos; y, si existimos, tampoco existe
ella.
Acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros. Porque todo bien y
mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir. Por lo tanto, el recto
conocimiento de que nada es para nosotros la muerte hace dichosa la condición mortal de
nuestra vida; no porque le añada una duración ilimitada, sino porque elimina el ansia de la
inmortalidad. Nada hay, pues, temible en el vivir para quien ha comprendido rectamente que
nada temible hay en el no vivir74.

No cree en la eternidad del alma por lo que para él no habría que temer los castigos de
los dioses. Ello conlleva un cierto pesimismo que es del mismo tipo que el que acontece en
el existencialismo actual. Por lo demás, su mismo concepto de felicidad se lo aplica a los
mismos dioses, de forma muy antropológica, aunque, eso sí, están libres de morir.

En cuanto a su visión de la política estaba regida por un fundamento puramente


individualista y las normas entre humanos no tienen más sentido que el puro utilitarismo
para la conveniente convivencia. Dice en su Máxima Capital XXXI: «Lo justo según la
naturaleza es un acuerdo sobre lo conveniente para no hacerse daño unos a otros ni para
sufrirlo».

Lo justo es lo que sirve a los intereses de los individuos. Las leyes, pues, no son
naturales, sino fruto de pactos entre los hombres. Para el epicureísmo el hombre es social,
no por su propia naturaleza, por algo innato, sino por pura conveniencia. La polis es un puro
artificio por el que no valdría la pena perder la serenidad y llegar al sufrimiento. Como
Epicuro no pensaba y obraba según el más allá, sino el más acá, su moral no se encuadra en
la necesidad de una justicia, sino que las estructuras de la polis no tiene más sentido que
evitar el sufrimiento y procurar la felicidad aquí. Era el tiempo de Epicuro el de la decadencia
de la ciudad-estado y el de la aparición de una universalidad que había propiciado
Alejandro. Por eso prefirió retirarse a su Jardín a estudiar la filosofía con sus amigos. Sobre
ello puntualizaría más adelante LUCRECIO75:

74
Carta a Meneceo, 124.
75
Lucrecio, VI, pgs 99 y ss.

93
Pues cuando vio que casi todo lo necesario al sustento está ya aquí al alcance de los
mortales, y que su existencia está, en lo que cabe, a resguardo del peligro; que los hombres,
poderosos en gloria y honores, nadaban en riquezas y eran exaltados por la fama de sus hijos, y
que, sin embargo, en su intimidad, cada uno sentía su corazón presa de una angustia que, a
despecho del ánimo, atormentaba su vida sin pausa ninguna y les forzaba a alterarse en quejas
amargas, comprendió entonces que todo el mal venía del vaso mismo, y por culpa de éste se
corrompía en su interior todo lo que desde fuera se aportaba, incluso los bienes; en parte,
porque lo veía roto y agrietado, y no podía colmarse jamás por ningún medio; en parte, porque
infectaba con su repugnante sabor todo lo que su interior recibía. Así, pues, con sus palabras de
verdad limpió los corazones, fijó un término a la ambición y al temor, expuso en qué consiste el
sumo bien al que todos tendemos y nos mostró el camino, el atajo más breve y directo que nos
puede conducir a él.

LOS ESTOICOS

Para estos filósofos la naturaleza estaba dispuesta de forma racional y la clave de la


existencia es adaptarse a su orden, de forma que al aceptar los azares de la vida, pueda de
algún modo superarlos y alcanzar la sernidad. La clave estaría en aceptar el destino. No está
libre este pensamiento del que practicaban los cínicos, al buscar una vida sin temor,
independiente, imperturbable a los afectos y en que la felicidad se alcanza con una
disposición del ánimo. Para estos cínicos lo esencial no era en tener cosas, sino en no
necesitarlas. Por ello las palabras del más representativo de ellos 76:

Decía [Diógenes] que nada absolutamente se consigue en vida sin ascesis y que ésta
puede superarlo todo. Es preciso, pues, elegir, en lugar de inútiles esfuerzos, los que son
conformes a la naturaleza para el logro de una vida feliz: los hombres son desdichados por su
propia necedad.

El estoico no llega a los extremos de los cínicos. El dolor forma parte de la lógica de la
vida, que hay que aceptar como formando parte del orden natural, pero situándose frente a
él, de forma que permita adoptar una actitud consecuente. Todo sucede por necesidad,
causalmente, y lo que llamamos azar no es sino fruto de nuestra ignorancia de las causas.

Los sucesos anteriores son causa de aquellos que les siguen, y de esta manera todas
las cosas van ligadas unas con otras, y así no sucede cosa alguna en el mundo que no sea
enteramente consecuencia de aquélla y ligada a la misma como su causa77.

Para ellos tanto la ética como la lógica y la física forman un todo sistémico que
comprende tanto el mundo material como el pensamiento. Cada una de estas disciplinas
tenía sus correspondencias con las demás, así como con las partes del cuerpo y la
configuración de la naturaleza. El conjunto formaba parte de un todo sometido al mismo
formalismo estructural.

Aunque los estoicos aceptaban a la naturaleza como norma suprema, no se limitaban


a aceptarla, sino que se preguntaban sobre su propio conocimiento y la forma de
incrementarlo. El pensamiento en este sentido del gran estoico ZENÓN lo describe más
adelante CICERÓN:

Zenón no prestaba fe a todas las representaciones, sino sólo a aquellas que


presentan ciertas características propias de las cosas que se pueden ver. A esta

76
Diógenes, Libro VI, 71.
77
Stoicorum Veterum Fragmenta [SVF], II, 945. Estas ideas están claramente superadas en la física
actual, fundamentalmente indeterminista.

94
representación, pues, que por sí misma se discierne la llamaba «aprehensible» (¿entendéis
esto?-Sin duda, digo, pues ¿de qué otro modo se podría traducir katalépton?). Pero cuando
ella había sido ya acogida y aprobada, la llamaba «aprehensión», semejante a las cosas que
con la mano se agarran (...) aquello que era captado por el sentido lo llamaba «sensación», y
si de tal modo era captado que no pudiera ser ya desarraigado por la razón, lo denominaba
«ciencia», en caso contrario «ignorancia». De ésta surgía igualmente la «opinión», que es
débil y está mezclada con lo falso y desconocido. Pero entre la ciencia y la ignorancia colocaba
aquella «aprehensión» a la que me he referido, y a ésta no la contaba entre las cosas buenas
ni entre las malas, pero decía que sólo a ella se debe dar crédito. Por eso, también prestaba fe
a los sentidos, ya que, como antes dije, la aprehensión basada en los sentidos le parecía no
sólo verdadera, sino también fiel, no porque captara todo lo que hay en el objeto, sino porque
no pasaba por alto nada de lo que a ella pudiera someterse y porque la naturaleza le otorgó la
norma de la ciencia y el principio de la misma, por medio de los cuales se imprimirían luego
en las almas las nociones de las cosas78.

La sensación es el principio del conocimiento, pero éste no llega a ser tal hasta que el
juicio de nuestra mente determina que la imagen recibida está de acuerdo con un objeto real
y externo. Distinguible de los demás. Son como la luz que nos identifica las cosas.
Curiosamente la palabra phantasía, que en realidad indica identificación juzgada del objeto
externo, viene según Crisipo de phos, luz79. Aunque esta aprehensión de la sensación siempre
puede caberle un componente subjetivo.

Pero hay otros modos de conocimiento, como las concepciones mentales surgidas de
la repetición de múltiples sensaciones, como la concepción del ser de una mesa, un animal de
compañía o una ciudad, sin necesidad de particularizarse, es decir, los que podemos llamar
conceptos generales. Pero, a diferencia de las Ideas platónicos no son primarias a las cosas
sino secundarias a las diversas imágenes y sensaciones producidas por esas cosas. Si de tal
modo se comprendía algo que no era posible desarraigarlo por medio de la razón, Zenón lo
llamaba «ciencia»; en caso contrario, «ignorancia»80.

Pero precisaban aún más, distinguiendo la percepción de su significado. Un sonido es


una percepción de un hecho material (una vibración diríamos hoy de la materia propagada en
forma de ondas), pero su significado (una palabra, una emoción surgida de una composición
musical) es algo surgido en la mente y distinto de la percepción en sí. El ser racional precisa
del uso del lenguaje, necesita crear significados. El pensar y el hablar son algo unitario. La
experiencia no sirve sin el lenguaje.

Los estoicos dicen que el hombre se diferencia de los animales irracionales debido al
lenguaje interno, no al habla externa, pues las cornejas, los loros y los arrendajos profieren
sonidos articulados. El hombre tampoco se distingue de las demás criaturas por la recepción
de meras impresiones —puesto que ellas también las reciben—, sino en virtud de unas
impresiones creadas por inferencia y combinación. Lo cual representa la posesión por parte
del hombre de una idea de conexión, y el hombre capta el concepto de signo gracias a este
atributo. Pues el signo reviste la forma: 'si esto, entonces aquello'. Por consiguiente, la
existencia del signo se sigue de la naturaleza misma del hombre, de su constitución
específicamente humana81.

Hay una concordancia, pues, entre la realidad y el lenguaje si éste es verdadero. Es


lo que en lenguaje moderno llamaríamos veracidad proposicional. Y la verdad se basa en una
legalidad u actuación universal, en el que no habría lugar para el azar, sino que todo surgiría

78
SVFI, 60.
79
SVF II, 21.28.
80
Cicerón, Acad. Post. 1, 68 = SVF I, 68.
81
Sexto Empírico, Ad. Math. VIII, 275-6.

95
por necesidad. «Un Destino y una génesis por la cual todas las cosas son regidas e
influidas»82. Estos Destino y Necesidad son para ZENÓN al mismo tiempo el logos que ordena
y el mismo Dios83. Este logos es descrito por este autor como una especie de Alma del
Mundo:

Dice luego Zenón que esta misma sustancia es infinita y que la sustancia es una sola y
común a todas las cosas que existen, divisible y en toda ocasión mudable, que sus partes sin
duda se transforman pero no pueden perecer, de tal manera que de existentes acaben en la
nada. Pero considera que, así como no hay forma ni figura ni cualidad alguna en absoluto
propia de las innumerables figuras de cera diferentes, así tampoco la hay propia de la materia,
fundamento de todas las cosas, aunque ella se encuentre siempre unida e inseparablemente
vinculada a alguna cualidad. Y, puesto que está tan exenta de nacimiento como de muerte,
porque no empieza a existir a partir de lo que no existe, ni se ha de consumar en la nada, no le
falta desde la eternidad el espíritu y el vigor que la mueve racionalmente, a veces toda entera,
en ocasiones por partes, a fin de que sea causa de la tan frecuente como impetuosa
transmutación universal. Aquél espíritu motor no será naturaleza sino alma, y racional por
cierto, la cual, al vivificar el mundo sensible, lo habrá ordenado con esta hermosura que ahora
lo hace resplandecer84.

En una época de plena decadencia de la religión de la polis, cuando ésta es sustituida


por una concepción más universal tras la conquista de Grecia por Macedonia y la expansión
posterior del Imperio de Alejandro que llevó consigo la cultura griega, en un momento de
desánimo por la crisis del pensamiento clásico, cuando el hombre se ve solo en un mundo
demasiado extenso, surge una capacidad creadora inmensa en tiempos de depresión
anímica. Y en los estoicos aparece una nueva concepción de la divinidad mucho más madura
que aquella que tuvo la polis. Así lo indicaría CICERON, rescatando un argumento de
85
CRISIPO :

Crisipo, aunque es de ingenio muy agudo, dice sin embargo tales cosas, que parece
que las aprendió de la naturaleza misma y no que él mismo las haya descubierto. Si en efecto
—dice— hay algo en la naturaleza que la mente del hombre, que su razón, que su fuerza, que
el poder humano no puede realizar, es ciertamente mejor que el hombre aquel ser que esto
realizó. Además, las cosas celestes y todas aquellas cuyo orden es sempiterno no pueden ser
hechas por e] hombre. Es, pues, este ser por quien esas cosas son realizadas, mejor que el
hombre. Mas ¿de qué manera puedes llamar mejor a ese ser que Dios? En efecto, si los dioses
no existen ¿qué puede haber en la naturaleza mejor que el hombre? Pues sólo en él existe la
razón, más prestante que la cual nada puede haber; mas es de arrogancia delirante que haya
un hombre que juzgue que nada hay en todo el mundo mejor que él. Luego hay algo mejor.
Sin duda, pues, existe Dios.

Una prueba de la existencia de Dios elaborada muy dignamente por un estoico. Y en


ella muestra un signo de esperanza cuando todos los valores tradicionales están siendo
arrumbados. Son concepciones que se acercan mucho a las cristianas, aunque con
matizaciones que los cristianos quisieron poner siempre en claro, distanciando a Dios de la
naturaleza, al decir que los estoicos afirmaban que Dios es una cualidad inseparable de la
naturaleza 86 , algo que, a mi modo de ver no puede deducirse del párrafo transcrito
anteriormente cuando afirma: «es, pues, ese ser por quien esas cosas son realizadas, mejor
que el hombre».

82
SVF, I, 87.
83
Lactancio, Sobre la verdadera Sabiduría, SVF I, 160.
84
SVF, I, 88. Comentario al Timeo de Platón.
85
Ciceron. De natura deorum, II, 16.
86
Tertuliano, Sobre la prescripción de las herejías, SVF I,156.

96
Sí decían los estoicos que Dios impregna toda la naturaleza, que es algo paecido a
cuando los cristianos decimos que Dios se manifiesta en la naturaleza y especialmente en el
hombre. Recuperemos palabras referentes a los estoicos:

Dicen que el elemento de los entes es el fuego, de acuerdo con Heráclito, y que del
mismo son principios la materia y dios, como Platón. Pero Zenón afirma que ambos son
cuerpos, tanto el que produce como el que padece, mientras que Platón sostiene que la causa
primera productora es incorporal (...). Que el fuego primero es, en realidad, como una semilla
que contiene las razones de todas las cosas y las causas de las que fueron, son y serán. La
vinculación y la sucesión de éstos constituyen, a su vez, el destino, la ciencia, la verdad y la ley
de los entes, algo insoslayable e ineludible. De tal modo son regidas las cosas del mundo,
como un Estado provisto de las mejores leyes87.

Se acercaría más a una concepción panteísta que horrorizaría a cristianos como


CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, ya que, por otra parte, para los estoicos el alma que anima al
cuerpo no sería más que una manifestación del cuerpo.

También las almas emanan de las aguas. Zenón explica, por tanto, de modo
semejante a Heráclito, que el alma es una exhalación, y con ello afirma que es capaz de sentir,
porque la parte directriz de la misma puede ser determinada en su tamaño por los entes y los
existentes a través de los sensorios y acoger sus impresiones. Tales cosas, en efecto, son
propias del alma88

De los cuatro elementos que forman la materia, fuego, aire, tierra y agua, el primero es el
principal, identificado en cierto modo con el logos. Los dos primeros serían los activos, conformando
el pneuma, mientras que los otros dos los pasivos.

Si unos conjuntos se extienden completamente a través de otros conjuntos, y el más


pequeño [el pneuma] a través del mayor [la materia], hasta los mismos límites de la
extensión, cualquier espacio ocupado por uno será ocupado por ambos conjuntamente.89

Para ellos la naturaleza no sigue unas pautas caóticas sino que se mueve
teleológicamente, a la busca de un fin y movida por unas causas.

Que la cuarta causa, y ésta incluso la más poderosa, es la uniformidad de movimiento


y de las revoluciones del cielo, del sol, de la luna, y la distinción, la variedad, la belleza, el
orden de todas las estrellas; y que el aspecto mismo de estas cosas indica suficientemente
que ellas no son casuales. De la misma manera que si alguien va a una casa o al gimnasio o al
foro, al ver el orden, la moderación, la disciplina en todas las cosas, no podría juzgar que esto
se hace sin una causa, sino que entendería que hay alguien que preside y a quien se obedece,
mucho más en medio de tan grandes mociones y tan grandes vicisitudes, y ante
ordenamientos de tantas y tan grandes cosas ante las cuales en nada jamás el inmenso e
infinito pasado ha mentido, es necesario que juzgue que los movimientos tan grandes de la
naturaleza son gobernados por alguna mente90.

La norma ética consiste en seguir la naturaleza, adaptarse a ella y alcanzar un ánimo


imperturbable. En ello consiste la vida virtuosa y con ella la felicidad. Y así la actitud del
estoico, su modo de hacer, no está condicionada por sus propias pasiones. La libertad
consiste en la aceptación de la realidad. Y el seguir a la naturaleza se confunde con la propia
racionalidad ya que ésta forma parte de aquélla. Y ello se transforma en un deber porque:

87
Eusebio. Preparación Evangélica XV, 816 d = SVF 1, 98.
88
Eusebio. Preparación evangélica, XV 20,2 = SVF I, 141.
89
SVF II, 477.
90
Cicerón, De natura deorum II, 15 y ss.

97
Dicen [los estoicos] que lo que pone en movimiento el impulso no es otra cosa que
una representación impulsiva e inmediata de lo que se considera conveniente, y que el
impulso es un movimiento del alma hacia cualquier cosa según el género91.

Al hablar de este impulso, Zenón distinguía al de los seres racionales ya que éstos
tenían la característica que él llamó oikeiósis, “autoconservación”, algo que, si lo
consideramos detenidamente, es algo común al resto de los animales; sí estuvo más acertado
al decir que tienen los hombres consciencia de ello, y que valoran las situaciones, que el ser
humano es un ser ético, y en eso, junto con su inteligencia, se asemeja al Ser Divino. De esta
manera se llega a entender que la razón es un componente del Logos divino que impregna el
Todo.
Pues unos [los epicúreos] entienden que la naturaleza es cierta fuerza sin razón que
provoca en los cuerpos movimientos necesarios, mientras otros [los estoicos], que es una
fuerza participe de la razón y el orden, que procede como por método, y que manifiesta qué
hace y con qué objeto, qué persigue, cuya habilidad ningún arte, ninguna mano, ningún artista
podría, imitándola, conseguir”92.

Y sigue enumerando Cicerón estas concepciones de una forma tan clara, que
difícilmente es superable:
Y si todas las partes del mundo están constituidas de tal manera que ni en cuanto al
uso pudieron ser mejores ni en cuanto al aspecto más hermosas, veamos si esto es fortuito o
si de ninguna manera pudieron unirse en esa disposición en que se hallan sino gracias a una
inteligencia moderadora y a la providencia divina. Si, por consiguiente, aquellas cosas que
fueron realizadas por la naturaleza son mejores que las que lo fueron por el arte, y el arte no
hace nada sin ayuda de la razón, tampoco la naturaleza ha de ser considerada carente de
razón. ¿Cómo, pues, es congruente, cuando contemplas una estatua o una tabla pintada,
saber que se ha empleado el arte; y, cuando ves a lo lejos el curso de un navío, no dudar que
éste se mueve por la razón y el arte, o, cuando contemplas un reloj de sol o de agua, entender
que indica las horas por arte y no por el acaso; y pensar, en cambio, que el mundo mismo
quien abarca estas artes mismas y a los artífices de ellas y a todas las cosas, está privado de
entendimiento y de razón?”93.

Queda, no obstante, un pequeño dilema en la concepción estoica. Por un lado


consideran que los instintos forman parte de la naturaleza, y que éstos se contraponen
muchas veces a la razón, cuando la naturaleza lo engloba todo y hay que adaptarse a ella.
Zenón discrepa un poco de este planteamiento al decir: «La perturbación es un sacudimiento
del alma, desviado de la razón y contrario a la naturaleza»94.
Pero el caso es que el alma es única y abarca las pasiones y la razón. Pero ésta puede
pervertirse y enfermar dando lugar a conductas irracionales e incluso viciosas. Pero no dejan
de ser propias de una razón enferma.
Piensan que lo pasional e irracional no está separado de lo racional por alguna
divergencia y por la naturaleza del alma, sino que la misma parte del alma a la que llama
pensamiento y guía [el hégemonikón], completamente mudada y transformada en las
pasiones y en los cambios referentes a la disposición y el hábito, engendra el vicio, igual que la
virtud, sin tener en sí nada de irracional, pero que se llama «irracional» cuando se deja llevar
por un exceso de deseo, se torna violenta y prevalece con alguna extravagancia sobre la razón

91
Estobeo, Ecl. II, 86, 17 W = SVF III, 169.
92
Cicerón. De natura deorum, II, 81.
93
Ídem, pg. 87
94
SVF I, 205.

98
persuasiva. Y que, por consiguiente, la pasión es una razón perversa e impúdica, que extrae su
vehemencia y su fuerza de una elección vil y equivocada95.

La legalidad universal, la propia de la naturaleza, se expresa mediante el


cumplimiento de deberes que presuponen la existencia de libertad. Sin ésta no hay
responsabilidad, y, al hacerlo, el hombre se “autodetermina”. Para Crisipo, en las decisiones
que tomamos, más que una distinción entre buenos y malos, la hay entre necios y sabios.
Sólo éstos pueden ser verdaderamente felices. Estas dificultades serán posteriormente
reconsideradas en el período romano por parte de Panecio, pero que no consideraremos
todavía.

EL ESCEPTICISMO

Si el estoicismo es más bien una doctrina dogmática, los disconformes la acompañan


siempre, los llamados escépticos. Si el estoico dice que se puede conocer racionalmente la
realidad, el escéptico le responderá que lo demuestre. De este lado se encuentran
JENÓFANES y muchos sofistas. Además, lo percibido por los sentidos ¿hasta qué punto es
fiable? En esto y en otras ideas semejantes se basaba el movimiento creado por PIRRÓN de
Elis (360-270 a. C), en los tiempos de Epicuro y Zenón.
Un skeptikos no es un hombre que no cree, sino aquél que considera, observa y
examina las cosas, reflexionando sobre ellas. SEXTO EMPÍRICO (160-210 d. C.) lo expresaría
tardíamente así:
La orientación escéptica recibe también el nombre de zetética por el empeño en
investigar y observar, el de eféctica por la actitud mental que surge en el estudio de lo que se
investiga y el de aporética bien —como dicen algunos— por investigar y dudar de todo, bien por
dudar frente a la afirmación y la negación96.

El escéptico prefiere suspender todo juicio, con lo que le sigue la paz del alma.
Liberarse de todas las creencias y todo impulso cognitivo. Ante tan sorprendentes
propuestas, muchos han intentado encontrar luz en esta doctrina fijándose en la vida de su
creador, Pirrón. Estudió muchas escuelas de pensamiento y no se quedó con ninguna,
optando por una suspensión de juicio. Busca una vida sin complicaciones. Algo así quiso
expresar Sexto “Empírico al referirse a los escépticos:
De todas las expresiones escépticas, en efecto, hay que presuponer eso de que en
absoluto nos obcecamos en que sean verdaderas [no dogmatizamos], puesto que ya decimos
que pueden refutarse por sí mismas al estar incluidas entre aquellas sobre las que se
enuncian; igual que, entre los medicamentos, los purgativos no sólo expulsan del cuerpo los
humores orgánicos, sino que se expulsan a sí mismos junto con esos humores. Y también
confesamos que no las establecemos para aclarar definitivamente las cosas a propósito de las
cuales se adoptan, sino a modo de aproximación y —si se quiere— de forma impropia...97

No dan ningún valor definitivo a cualquier argumento, pues para todos encuentran
razones a favor o en contra, por lo que adoptan la actitud de inhibirse y así alcanzar la paz. Y
sigue Sexto Empírico:
Lo de «suspendo el juicio» lo tomamos en lugar del «no puede decir a cuál de las
cosas presentes debe darse crédito y a cuál no», dando a entender que las cosas nos aparecen

95
Plutarco. SVF I, 202.
96
Sexto Empírico. Esbozos pirrónicos I, III.
97
Sexto Empírico. Esbozos pirrónicos, I, XXVIII.

99
iguales en cuanto a credibilidad y no credibilidad. Y ni siquiera aseguramos si son iguales; sólo
decimos lo que de ellas nos es manifiesto cuanto se nos ofrecen. Y se dice «suspensión del
juicio» por eso de que la mente —en virtud de esa equivalencia de las cosas en estudio— se
mantiene en suspenso sin establecer ni rechazar nada98.

Todo lo anterior lleva a concluir que la realidad es imposible de determinar, tanto en


razón de la complejidad de la misma como de las insuficiencias de nuestra mente. Se ha
podido recoger un pequeño texto después de pasar por muchas manos que se citaban unas a
otras, un texto de un discípulo de Pirrón, que recogía el pensamiento de su maestro. Este
texto fragmentario de Timón dice:
Es necesario primero de todo indagar sobre nuestro conocimiento, puesto que si por
naturaleza no conocemos nada, de nada vale investigar sobre lo demás. Ha habido
efectivamente, entre los antiguos, algunos que afirmaron esa máxima, a quienes replicó
Aristóteles. Y Pirrón de Elis lo dijo con especial énfasis, pero no dejó nada escrito; sin
embargo, su discípulo Timón dice que quien quiera ser feliz ha de estar atento a estas tres
cosas: primero, al modo como son por naturaleza las cosas; segundo, qué actitud debemos
adoptar ante ellas; y en fin cuáles serán las consecuencias para los que se comporten así. Dice
que Pirrón declaraba que las cosas eran igualmente indeterminadas, sin estabilidad e
indiscernibles. Por esta razón, ni nuestras sensaciones ni opiniones son verdaderas o falsas.
Por tanto, no debemos poner nuestra confianza en ellas, sino estar sin opiniones, sin
prejuicios, de modo impasible, diciendo acerca de cada una, que no más es que no es o bien
que es y no es al mismo tiempo. Quienes en verdad se encuentran en esta disposición, Timón
dice que tendrán como resultado primero la afasia y después la ataraxia99.

Esta extrema postura lleva a semejantes conclusiones en el ámbito moral, en el que


tampoco existiría un criterio cierto. No había nada bueno o malo por sí mismo, ya que
debería serlo para todos, y, sin embargo, las opiniones son divergentes sobre si ciertas cosas
o acciones son buenas o malas. Nadie debería pretender que es absolutamente bueno lo que
él considera así. Por lo que lo bueno también sería imposible de conocer. Pero si no hay un
bien seguro que mueva a la acción, entonces no hay motivación para actuar, toda actitud
sería indeterminada, la inacción sería la consecuencia. Así se comprende la conducta
absurda de Pirrón100:
Se comportaba de un modo semejante también en la vida, no rehusando nada, ni
precaviéndose de nada, haciendo frente a todo si llegaba el caso, a cairos, precipicios, perros y
cualquier cosa, sin conceder nada a los sentidos; sino que, ciertamente, según cuanto cuenta
Antígono de Caristos, los amigos que lo acompañaban le salvaban de todo peligro.

Pirrón afirmaba que no había ninguna diferencia entre vivir y morir. Por lo que uno le
dijo: « ¿por qué no haces entonces nada por morirte?». Respondió: «Porque no hay ninguna
diferencia».

Estas actitudes tan extremas tuvieron que ir moderándose con el tiempo, pues vivir
según ellas en su sentido extremo sería imposible. Galeno posteriormente ya distinguía entre
un escepticismo extremo y otro moderado, así como también hizo Sexto Empírico. Éste, que
era también médico practicante, escribiría ya de una forma más aceptable a la vida real.
Atendiendo, pues, a los fenómenos, vivimos sin dogmatismos, en la observancia de
las exigencias vitales, ya que no podemos estar completamente inactivos. Y parece que esa
observancia de las exigencias vitales es de cuatro clases y que una consiste en la guía natural,
otra en el apremio de las pasiones, otra en el legado de leyes y costumbres, otra en el
aprendizaje de las artes. En la guía natural, según la cual somos por naturaleza capaces de
sentir y pensar. En el apremio de las pasiones, según la cual el hambre nos incita a la comida y

98
Ídem.Esbozos pirrónicos I, XXII.
99
Eusebio. Praep. Evang. XIV, 18, 1-4.
100
Fernanda Decleva Caizzi: Pirrone, Testimonianze,6 y 19.

100
la sed a la bebida. En el legado de leyes y costumbres, según el cual asumimos en la vida como
bueno el ser piadosos y como malo el ser impíos. Y en aprendizaje de las artes, según el cual
no somos inútiles en aquellas artes para las que nos instruimos 101.

En resumen, podemos concluir respecto al escepticismo que no fue una doctrina


positiva como el epicureísmo o el estoicismo, sino más bien una actitud crítica ante los
dogmatismos. También el platonismo como el neoplatonismo que le siguió tuvieron unos
oponentes que matizaban sus doctrinas. En la Academia Nueva que siguió a la platónica,
Arcesilao y Carneádes sirvieron de críticos. Y Arcesilao se opondría al dogmatismo estoico.
Éste insistió en que si bien el fin de cada hombre debía ser alcanzar la verdad 102, dado que
ésta es inalcanzable en su totalidad, hay que procurar al menos liberarse del error, ya que lo
que percibimos por los sentidos o deducimos por la razón no es totalmente seguro.
Arcesilao, que había sido discípulo de Polemón, a partir de los diálogos platónicos y
otras palabras de Sócrates sacó en limpio sobre todo que no puede adquirirse certeza alguna
ni por los sentidos ni por la inteligencia; y dicen que éste, dotado de un extraordinario
encanto cuando hablaba, había rechazado cualquier criterio de los sentidos o de la
inteligencia y el primero que había establecido el método —por más que fuera especialmente
utilizado por Sócrates— de no manifestar su criterio, sino, por el contrario, discutir los
pareceres que cada uno manifestaba103.

En cuanto a Carnéades, tampoco admite un conocimiento seguro, pero sí acepta un


saber probable. Es cierto que algunas sensaciones de los sentidos son falsas, pero otras no lo
son y habrá que aceptar las más convincentes. Hay distintos grados de fiabilidad en nuestras
sensaciones, con lo que se llega a una gradación de certezas.
……………………….
Como consideración final a esta exposición resumida del helenismo de los primeros
tiempos, da la impresión de que tiene las características de una época nueva con un elevado
grado de capacidad creativa, pero que está impregnada de un profundo pesimismo. La
cultura clásica de las polis estaba en plena decadencia; la conquista de Grecia por Macedonia
alejó definitivamente las esperanzas de una Grecia autónoma. El hombre se siente solo, ya
no le atrae la imitación de los héroes al estilo homérico, y se ve olvidado por los dioses
olímpicos ya en decadencia en su prestigio. Grecia nunca fue una potencia en inspiración
religiosa, aunque sus numerosos mitos han impregnado nuestra cultura. Los nuevos sabios
intentan enseñar cómo adaptarse a la dura realidad de este mundo para procurar ser feliz en
lo que cabe serlo.
Sin embargo, las conquistas de Alejandro permitieron extender el pensamiento griego
por todo el mundo conocido entonces. Capacidad de pensamiento que entraba con un sabor
agrio en una nueva fase de florecimiento. Y el contacto con otros pueblos permitió que
tuvieran lugar interesantísimos ejemplos de simbiosis de culturas. Aquí estudiaremos en
concreto esa simbiosis egipcia-griega que estuvo centrada simbólicamente en Alejandría.

101
Sexto Empírico. Esbozos pirrónicos, I, XI.
102
Cicerón. Acad. II. 60.
103
Ídem. De oratore III, 67.

101
CAPÍTULO IX

EL NEOPLATONISMO

I.- EL LOGOS GRIEGO FRENTE AL PENSAMIENTO UNITARIO EGIPCIO

El encuentro de los griegos, cuando los tiempos arcaicos, con la cultura egipcia
debió dejarlos estupefactos. Un mundo totalmente diferente al suyo, e incluso opuesto en
muchos aspectos, mostrando una avanzadísima civilización que, al conocerla por primera
vez, era ya antigua. Civilización incomprensible en sus mitos y fascinante por su grandeza.
Heródoto104, uno de sus primeros visitantes griegos, consideraba a Egipto como el país en el
que nacieron las matemáticas y la astrología; acertó a ver en su religión aspectos que en
tiempo inmemorial habían inspirado a la propia religión griega. Todos los grandes hombres
de Grecia viajaron a Egipto y se inspiraron en su cultura. Solón se inspiró en la legislación
egipcia para su reforma jurídica en Atenas. El mismo Platón cita a Egipto en muchas de sus
obras (Timeo, Política, Filebo, Fedro); se da cuenta que en Egipto existía un saber especial,
tanto exotérico como esotérico, en el que merecía ser iniciado. Incluso hubo autores como
Isócrates, Diodoro de Sicilia y Hecateo de Abdera que creían que el origen de la filosofía
griega estuvo en Egipto105,106.
Entre las ideas centrales de la cultura egipcia estaban su cosmología, la creación del
mundo, la inmortalidad del “alma”. Tenían ricos conocimientos en aritmética y geometría, y
una sabia legislación.
Cuando la liberación de Egipto del dominio persa por Alejando, con la inmigración
masiva de griegos a Egipto y durante los reinados de los Ptolomeos, el respeto hacia la
cultura egipcia creció enormemente en todo el mundo conocido. De la simbiosis entre el
logos griego y el pensamiento cosmológico de Egipto nacería esa corriente de pensamiento
que se llamaría Neoplatonismo, con autores como Plotino, Porfirio, Jámblico y Plutarco. Esta
cultura caería después bruscamente con la irrupción del Cristianismo, la destrucción del
templo de Serapis y el asesinato de Hipatia de mano de monjes cristianos. Pero, de forma

104
Heródoto. Historia. Ed, Gredos. Madrid, 1996. Libro II, 82.
105
Isócrates. Discursos, IV.Busiris. Ed. Bernard Metge, Barcelona, 1960.
106
Diodoro de Sicilia. Libro I, 50. Ed. Gredos. Madrid, 1998.

102
subtersticia, su influencia siguió dentro del Cristianismo, incluso en la elaboración de algunos
de sus dogmas.
Pero su prestigio resurgió siglos después cuando en pleno Renacimiento el florentino
Ficino tradujo el Corpus Hermeticum, ya por entonces contaminado por adherencias griegas,
para caer de nuevo en el siglo de la luces, caída que remataría Hegel en el siguiente párrafo
de sus Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal 107:
“La esfinge…es lo espiritual que comienza a desprenderse de lo animal, de lo natural,
y a tender más lejos su mirada, pero aún no está libre del todo, sino que permanece preso en
la contradicción. El hombre surge del animal, mira en torno, pero todavía no se sustenta sobre
sus propios pies, todavía no puede liberarse de las cadenas de lo natural…Así la esencia
egipcia aparece como la esfinge misma, como un enigma o jeroglífico, la respuesta es: ser
enigmática. La forma egipcia significa precisamente el planteamiento del problema en la
historia universal y el fracaso de su solución”

Los egipcios representaban al hombre como una figura sentada, con una mano
dirigida a la cabeza y a la boca, indicando con este jeroglífico ideográfico que lo esencial en él
es el pensamiento y el lenguaje. El hombre será la creación última del Creador, tras los
distintos dioses, por la acción del Ptah, el Verbo, el gran dios de Menfis. Luego seguiría la
creación del valle del Nilo, un foco de vida, un vergel, permanentemente enfrentado al caos
que le rodea (el desierto), y la propia creación de la organización social. La religión, la
seguridad de una vida futura tras la muerte, la existencia de un juicio por los hechos de la
vida, impregnan toda la cultura egipcia. Y todo conocimiento, matemático, astronómico,
geográfico, toda habilidad artesanal están imbricadas como un todo en el mito sagrado; éste
lo impregna todo.
Las máximas morales egipcias han llegado hasta nuestros días, teniendo plena
108
validez :
Toma consejo del ignorante del mismo modo que del sabio, pues no se han alcanzado
los límites del arte, ni existe un artesano que haya adquirido su perfección. Está escondida la
palabra bella más que la piedra verde. Puede ser encontrada en la mano de las sirvientas
sobre las piedras de moler (Máxima 37).

¡Que hermoso es que un hijo reciba el comentario de su padre después de haber


llegado a ser un anciano por él! Quien ama a dios es quien escucha. No escucha quien
aborrece a dios. Es el corazón quien educa a su poseedor como alguien que escucha o como
alguien que no escucha. La vida, prosperidad y salud de un hombre es su corazón. Es quien
escucha quien entiende el comentario. Quien desea escuchar es quien hace lo que se dice.
¡Qué hermoso es que escuche el hijo a su padre! ¡Que alegre está aquel para quien se ha
dicho esto! Un hijo, él es agradable como poseedor de entendimiento. Quien escucha lo que
se le dice [29], él es excelente en el cuerpo y un venerable ante su padre. Su recuerdo está en
boca de los vivientes (Máxima 41).

El hombre, con sus distintos componentes (el cuerpo, el ka, el ba, el akh, la sombra, el
nombre), contiene una parte de la energía divina manifestada en el individuo y en el clan familiar
que le supone una obligación de comportamiento ético. Ya se ha hablado anteriormente sobre estos
puntos. Pero los distintos componentes de la persona pueden a veces estar disociados. Así parece el
caso recogido en el papiro 3024 de Berlín, procedente de la XII Dinastía:

¡Para mí es demasiado que hoy mi ba no quiera tener un diálogo conmigo! ¡Y para mí


es excesivo, es una exageración, es como si me abandonase! Que no se vaya de mí. Que
espere en mi compañía. El ba está ligado a mi cuerpo como una red hecha de cuerdas 109.

107
Hegel. Lecciones sobre la filosofía de la Historia Universal, pg 357.Ed. Rev. de Occidente. Madrid,
1978.
108
Ptahhotep. Máximas. Ed. Edad. Madrid, 2000.

103
Visto con ojos actuales, todos estos componentes que los egipcios atribuían a la
persona revelan el profundo conocimiento psicológico que llegaron a alcanzar. La existencia
de una serie de componentes que había que integrar para alcanzar un equilibrio vital, pero
que en ocasiones se podían disociar y causar enfermedad. Para el egipcio la naturaleza del
hombre es simultáneamente una unidad y una pluralidad relacionadas entre sí y que hay que
procurar que se manifiesten como un todo. Pero es interesante señalar aquí, a diferencia del
pensamiento griego, que la centralidad de la persona no está en un yo racional,
intelectualizado; la racionalidad es un elemento más de la persona pero no su centro. Todos
sus elementos guardan igual entidad y pueden por sí representar la totalidad del ser. Da
igualdad de importancia a todos sus elementos sin caer en la esquizofrenia. Esa totalidad de
componentes está expresada por el nombre, rn.
Para Ptahhotep el ser bienaventurado, al que llama imakh, “aquel que está en la luz”,
es el que consigue la sabiduría más alta, la que controla en sí la energía del universo, el que
está en contacto con los misterios de los dioses. Es el que consigue el máximo desarrollo
espiritual. Muy difícil de alcanzar en vida, el perfeccionamiento sigue en el más allá, en el
Duat.
Fórmula para abrir la gruta: Palabras dichas por (el difunto): «Oh, alma grande en
prestigio, he aquí que he venido para verte. He atravesado el otro mundo, he visto a mi padre
Osiris, he esparcido las tinieblas de la noche… Me he convertido en Sahu, me he convertido
en akh, me he equipado. Oh, todos vosotros dioses y Akhs haced un camino para mí…»110.

Cada uno de los 5 elementos de la personalidad tienen sus funciones y su


componente energético con el que es posible contactar por medio de técnicas que el egipcio
llamaba Heka. Consistían en saber conducir y canalizar la energía humana y de la propia
naturaleza con el fin de obtener buenos fines. Normalmente Heka se ha traducido por magia,
cuando vemos que es algo bien distinto. Lo invisible convive con lo visible, aunque su lugar
natural esté postmortem. Los egipcios, a diferencia de la cultura occidental, no se interesaron
por el mundo exterior al hombre, sino que fueron profundamente antropoformos, mirando
con especial atención su interior. Desarrollaron una serie de medios para influir en el
componente invisible, tanto antes como después de la muerte, en la búsqueda de la
bienaventuranza por parte del difunto. Los Misterios de Osiris eran un importante medio
durante el transcurso de la vida, como también lo fueron posteriormente los misterios
desarrollados en tierras griegas. Pero además, el Libro de los Muertos indicaba
procedimientos concretos para poder sobrepasar los contratiempos del mundo post-mortem.
Posiblemente en la provocación de estados no ordinarios de consciencia se contaría con el
uso de plantas alucinógenas. En cualquier caso, los relatos del Libro de los Muertos recuerdan
los que nos dejó Castaneda111 al hablar de los brujos mejicanos o a lo que conocemos de los
antiguos chamanes.
La ventaja de una concepción como la egipcia es que busca el desarrollo equilibrado
de todos los componentes de la personalidad, en contraste con la occidental que ha
hipertrofiado el desarrollo de la racional-intelectual frente a las otras parcelas de la persona.
Es en tiempos recientes cuando algunas minorías están dándose cuenta del error y buscan
una evolución más equilibrada de la personalidad, no reduciéndola además a sí misma sino
buscando instancias transpersonales.
Los egipcios eran unos expertos en el conocimiento empírico: aritmética, geometría,
arquitectura, teatro, legislación, literatura y, sobre todo, medicina. Sin embargo, todos sus
conocimientos empíricos tenían siempre un trasfondo simbólico espiritual que era básico

109
Soler, J. Poesía y Teatro del antiguo Egipto., pg 71. Ed. Etnos, Madrid, 1993.
110
Libro de los Muertos, cap. 9.
111
Castaneda. Una realidad aparte. FCE México. 1970.

104
para su total comprensión. Pocos griegos llegaron a captar esta dualidad unitaria, salvo los
pitagóricos. Y para comprender este aspecto añadido y esencial no basta una lógica
típicamente racional. Los principios de ésta no tienen siempre validez (como los de identidad
y no contradicción).
En el mundo griego, con los presocráticos (con la excepción de Anaximandro) se
abandona el mundo del mito y se pasa al mundo del logos. Se comete con ello un “pecado
original” del que fue muy consciente Anaximandro. Se desechan los mitos de los orígenes, los
relatos de Prometeo, la antropología de Homero y Hesíodo en que se entremezclaban las
acciones de los dioses con las de los hombres.
Separan al hombre de la naturaleza y lo consideran como un valor en sí mismo, en el
que su pensamiento lógico-racional es su tarjeta de identidad. Pero el saber egipcio se
presenta como un escollo. Ante el discurso de los sofistas se enfrenta la idea pitagórica sobre
la inmortalidad el alma. Platón, en sus obras Fedro y la República, intenta crear un puente
entre las dos formas de pensamiento; para él el alma tendrá tres partes, la racional, la
pasional y la vegetativa. Sólo la primera será inmortal. Con Aristóteles se ahondará la
diferencia con la mentalidad egipcia; se devaluarán componentes como los inconscientes y
los emocionales, separándolos del contexto de la consciencia. Será necesario llegar al siglo XX
para que vuelvan a revalorizarse estos elementos. Sin embargo, como un intermedio, nacerá
en los primeros siglos de nuestra era una sabiduría netamente greco-egipcia a la que
dedicaremos atención: el movimiento neoplatónico.
En los últimos tiempos de la Grecia Clásica la racionalidad y la moderación
dominarían los instintos y las pasiones, y lo ético será una forma de actuar de acuerdo con el
mejor desarrollo y convivencia en la polis.
Para Egipto, a través de sus textos sapienciales, cuyos ecos vislumbramos en los
Evangelios, se busca desarrollar la totalidad del individuo en cada una de sus partes,
englobando en ese obrar tanto lo visible como lo invisible, y buscando a través de los
Misterios la completa iluminación y contacto con la Deidad.
Con la metafísica griega y la occidental que le sigue se poda a la realidad humana de
mucha de sus potencialidades. Tendrán que pasar siglos, hasta que lleguen Schopenhauer,
Freud y Jung para que vuelva a valorizarse lo que se había desechado y el hombre se redima
del “pecado original” que cometió al colocar al logos en un lugar exclusivo. Los estudios
modernos de E. Molly y los de Kübbler-Ross sobre las experiencias en torno a la muerte, así
como los trabajos de psiquiatras como Stanislav Graf plantean la espiritualidad así como la
vida postmortem como una posibilidad para afrontar científicamente 112. Los griegos se
asentaron en lo superficial y olvidaron lo profundo, justificando la reprimenda que se llevó
Solón por parte de un sacerdote del templo de Neith en la ciudad de Sais: «Solón, Solón,
vosotros los griegos, sois siempre niños».

CONSCIENCIA Y CREACIÓN EN LA MENTALIDAD EGIPCIA

Cuando se habla de consciencia implica el concepto de “ponerse en relación con


algo”, con uno mismo o con algo distinto. Supone darse cuenta de “otro” o “de sí mismo”.
Pasar de la unidad a la dualidad. Pero el comienzo ha de ser una Unidad que contiene en sí
misma su propia oposición que se manifiesta como forma creadora. La aparición de las
formas de la creación es la expresión de una cualidad de la Unidad primera, por lo que esa

112
Selva Poveda, E. La Realidad Espritual como objetivo de la Ciencia”. Ed. United, p.c. 2014

105
cualidad se convierte en función, fuerza que necesariamente actúa. Si queremos hablar en
términos matemáticos, el símbolo primario –la aritmética de los números- da lugar en su
función creadora a la aparición del volumen –la geometría espacial.
Como he dicho, si el principio ha de ser Uno, su consciencia requiere ser a un tiempo
Dos, la Dualidad, “al mirarse a sí misma”. Estas ideas básicas de las culturas se expresan con
símbolos diversos, como por ejemplo el del “Ángel Caído” de la tradición judeocristiana, o el
pecado de Adán en el Libro del Génesis. A la Unidad la llamamos Dios, mientras que Dios
Creador es el que es consciente de sí mismo. Por eso el Universo en su esencia no es más
que consciencia, que en la evolución a través del tiempo sigue un camino que la devolverá a
su causa. Esto, en el fondo, es la base de los creyentes iniciados en muchas religiones. Y esta
consciencia impregna a todos los seres del universo, a un nivel muy distinto en calidad y
maduración, entre el mineral y el ser humano. La Evolución del Universo no es en su esencia
sino Evolución de la consciencia. Esta evolución se manifiesta en la multiplicidad de las
formas que se presentan como seres individuales que han de morir para que siga la evolución
pero dejando como forma permanente sus simientes. Hay dos dichos viejísimos. Uno de ellos
dice: Una forma no puede transformarse en otra a menos que la primera se descomponga
completamente en sus elementos esenciales. El otro lo completa: Cada cosa y todo ser llevan
consigo un núcleo que ni la putrefacción ni el fuego pueden destruir 113. Estas ideas se han
expresado con otros símbolos: El Ave Fénix egipcia, o las palabras de la liturgia cristiana del
Miércoles de ceniza: “vienes de la polvo y a él volverás”. Siempre, sin embargo, queda el ba y
el ka.
Esta evolución de la psique de un individuo a través de la de sus hijos es lo que
podríamos llamar metempsícosis, transmitiendo actitudes –consciencia- al tiempo que
surgen nuevas experiencias que la hacen crecer. El renacimiento requerirá que se reúnan de
nuevo lo pesado y lo volátil; en lenguaje moderno los genes con su función, y se concretice
la conciencia individual a partir de la colectiva. Es el enigma de Hermes que indica que el
producto de la destrucción es autovivificante. A nivel astronómico, el Sol, al quemarse,
produce la vida en la Tierra.

II.- EL NEOPLATONISMO

«Nuestro afán no consiste en estar


libre del pecado, sino en ser Dios.»

PLOTINO, Enéadas, I, 2, 6

El choque entre las mentalidades griega y egipcia dio lugar a la aparición de una
nueva corriente filosófica a partir del siglo I que bien podemos llamar teológica. Cuando los
estudiosos de la filosofía griega la quieren distribuir por épocas distinguen una primera que
llaman cosmológica, y que comprende a los presocráticos, que hace hincapié sobre los
fundamentos y el origen del Cosmos, aunque no siempre fuera estrictamente así, pues
Heráclito y Demócrito tenían también otras inquietudes teóricas; la etapa que empezó con
Sócrates ha sido llamada antropológica, pues fue la naturaleza del hombre su primer objeto
de estudio; y la que correspondió al helenismo de los primeros tiempos, los ptolemaicos,
como la etapa ética, pues es el comportamiento del hombre, su actitud ante la vida y la
posibilidad de alcanzar la felicidad su tema predilecto.

113
Swaller de Lubicz. The Temple of Man, pg. 34. Ed. Inner Traditions. Rochester, Vermont.

106
Pero hay que añadir una cuarta fase, aquella en que se implicaron a lo más típico
griego las influencias del pensamiento cristiano centrado en Alejandría junto el poso
poderoso de la antiquísima cultura egipcia, y al que se podría llamar período teológico e
incluso místico, y que tuvo su personalidad más sobresaliente en la figura de PLOTINO (205-
270 d.C).
Será un larguísimo período de unos quinientos años, que tuvo a Dios como figura
central, y que ya había iniciado como precursor PLATÓN. Esta centralidad en la figura divina
llegará a convertirse en obsesiva y motivará que DODDS la llamara también un tiempo de
ansiedad. Con el neoplatonismo se funden filosofía, religión y misticismo, que tendrán una
enorme influencia en los siglos posteriores de la Edad Media. El fin del hombre ya no será
simplemente conocimiento, ni mantener una serie de normas éticas, ni buscar
desesperadamente la felicidad, sino la unión extática con el Uno inefable, siguiendo la
corriente cristiana y la que venía de las ideas creacionistas de Egipto. Y toda esta revolución
sigue los pasos de Plotino, quizá el máximo ejemplo de metafísico en la historia del
pensamiento humano. Plotino expresa en lenguaje helénico sus profundas experiencias
psicológicas. Con sus continuadores Porfirio, Jámblico y Proclo se irá perdiendo esta
formalización racionalista de las experiencias interiores para convertirse en invocaciones a
supuestos poderes ultraterrenos. Parece que sólo en Plotino se encontraba la medida, el
equilibrio entre en logos y la experiencia místic a.
UNA ÉPOCA DE CRISIS

Las corrientes de inquietud que recorrían en aquellos años las almas de paganos y
cristianos, pobladores de un mismo tiempo, el de los emperadores romanos, eran muy
similares. En la obra de S. Gregorio de Nacianzo (329-389 d. C) Poemas morales, puede leerse
¿Qué soy, qué he sido, qué seré? Lo ignoro...
Y envuelto por doquier en las tinieblas,
camino errante, sin tener, ni en sueños,
aquello a lo que aspira el alma mía.

Preocupación, preguntas que se extienden a miembros de otras creencias. En el libro


Poimandres, de raigambre hermética egipcia, el iniciado en trance pregunta al Nous de la
soberanía: «Quiero conocer los seres, comprender su naturaleza, conocer a Dios». Y en otro
lugar114:
«No sé quién era, no sé quién seré».

Hay, en efecto, un cierto pesimismo generalizado en el que se niega autenticidad a la


vida, que se aprecia como una simple comedia en la que cada cual tiene su papel. Una
apariencia. De ahí que Plotino comentara que algunas almas se encontraban «aprisionadas
por los lazos de la ilusión»115. A lo que añadirá S. AGUSTÍN (354-430 d. C) que la vida es como
el teatro del ser humano 116. El hombre era consciente de su impotencia, de su pequeñez, de
lo relativo respecto a todo el Universo. Así lo entendió uno de los grandes espíritus de la
época, el emperador MARCO AURELIO, en el siglo II, cuando dejó escrito:

Asia y Europa no son más que rincones del cosmos. Todo el Océano, una gota del
cosmos. El Atos, una gleba del cosmos. Toda la sucesión de los siglos, un mero punto de la
Eternidad” [VI, 36].
Todos los seres que tienes ante ti caerán pronto convertidos en polvo, y los que los
habrán visto caerán, a su vez, convertidos en polvo” [IX, 32].

114
Corpus Hermeticum, XI, 21.
115
Enéada IV, 3,17.
116
S. Agustín. Enarratio in Psalmos, 127.

107
En un mundo que no parecía tener sentido o era presa del mal, ¿cómo salvarse? En
los últimos tiempos de la Antigüedad el hombre está inquieto, buscando un camino, y lo
encuentra volviéndose hacia los orígenes, a una casa perdida, sintiendo que su patria no es
este mundo, o simplemente buscando la tranquilidad apartándose de él en los retiros
espirituales. La soledad era considerada por FILÓN DE ALEJANDRÍA (20 a.C-50 d.C.) como
indispensable para la vida espiritual: «El hombre honrado, dominado por el deseo de una vida
tranquila, se retira de los negocios y goza de la soledad»117.

El helenismo fue una época de crisis en que el hombre perdió las ideas que lo
sustentaban en la Antigüedad Clásica, sin valores ciertos en que apoyarse, consciente de su
pequeñez. Actitud de angustia propia de los cambios de época que se repetirán en la historia
un y otra vez.

El derrumbamiento del mundo antiguo, la caída de los mitos admitidos se produjo


lentamente, paso a paso. El universo se creía formado por un disco plano, con el Cielo por
arriba y el Hades por debajo; lo pusieron en duda primero los presocráticos al suponer que la
Tierra flotaba en el espacio, y posteriormente HIPARCO DE NICEA (190-120 a. C) al difundir su
hipótesis de que la Tierra ocupaba el centro del Universo; el resultado es que saltaron todas
las bases de la religión mostrada por Homero y Hesíodo. Las consecuentes deducciones
fueron que el mundo sublunar era la sede de lo perecedero, de lo imperfecto; el mundo de
los dioses estaba arriba en el Cielo, que se mostraban como astros en continuo movimiento.
Pero surgió la idea de la interconexión de todas las partes del Universo, que se convertía así
en una unidad. Su estructura formal era el de una serie de esferas concéntricas que se
centraban en la Tierra. Y todos los elementos se movían empujados por fuerzas (dynámeis).
Surgirán supuestos “hombres divinos” que pretendían disponer de medios para actuar sobre
esas fuerzas propias de las potencias ocultas (caso de Apolonio de Tiana en el primer siglo).

Ahora la búsqueda de conocimientos ya no está movida por un interés especulativo,


sino ante todo práctico. La ciencia en el quehacer diario, la astrología para conocer el destino,
o la meditación para relacionarse con la divinidad. Ésta última adquirirá gran importancia en
el Neoplatonismo, buscando la salvación, como indica Plotino al explicar que el alma tiende a
su lugar de procedencia: «Hay que remontarse de nuevo al Bien al que tiende el Alma»118. Se
produce también un importante sincretismo entre las distintas escuelas filosóficas,
incluyendo también la tradición mistérica egipcia, formando como un frente común contra el
escepticismo. En esta búsqueda de un eclecticismo entre las diferentes escuelas hay que
señalar la preponderante influencia de la tradición platónica, muy especialmente de la obra
Timeo. La existencia de un Dios Creador, su doctrina de las Ideas divinas previas a la creación
de las cosas y su concepción de la materia –hyle-.

Surgirán entonces una serie de pensadores en los dos primeros siglos que serán los
precursores de Plotino: Posidonio, Filón, Plutarco, Numenio, Antíoco de Ascalona, Albino; y
corrientes de pensamiento como el Hermetismo y el Neopitagorismo. La concepción
platónica de las Ideas se va elaborando, atribuyéndolas a las contenidas en el Pensamiento de
Dios, como así expresamente lo indica Filón119. Insisten en la existencia de un hiato o
separación entre Dios y los hombres, con la consecuencia de una supuesta caída de las almas
del Cielo a la Tierra. Su vuelta, la meta de la vida espiritual no será por vía racional, sino por

117
Filón de Alejandría. De Abrahamo, 22.
118
. Plotino, I, 6,7.
119
Filón de Alejandría. De opif. Mundi., 4,17.

108
una intuición o visión del poder de la gracia de Dios que será al fin de cuentas la que
permitirá el regreso de las elegidas. La sabiduría no tiene más fin que “ver a Dios”120.
Primero apareció un movimiento neopitagórico mediado por autores como
APOLONIO DE TIANA, NUMENIO Y MODERATO DE GADES. Desarrollan una concepción de
jerarquización del Todo, que para Moderato estaba formado de tres realidades: Uno, Mundo
inteligible y Alma. Y Numenio indicó, tal como nos lo testifica Jámblico, que «en la realidad
todo está en todo, aunque a distinto nivel».

También hay que considerar al Gnosticismo –movimiento religioso surgido en el


primer cristianismo, con sus elaboradas teorías sobre la emanación a partir de Dios de una
serie de seres semidivinos llamados eones que en emanaciones sucesivas cada vez más
degradadas llegan al último, el demiurgo, creador del hombre- como un precursor del
Neoplatonismo. La creación del demiurgio estaría muy lejos de la esencia divina, por lo que
este mundo es malvado; resolvían de esta manera la presencia del mal, pero lo extendían
hasta tal punto que el mundo por sí era malo; recordemos las enseñanzas no muy lejanas del
cristianismo sobre los enemigos del alma. En los Excerpta ex Theodoto de Clemente de
Alejandría, conjunto de notas sobre las doctrinas del tal Teodoto, gnóstico de una secta
valentiniana, se define la gnosis como «El conocimiento de lo que somos y de lo que hemos
sido; del lugar de donde procedemos y al que hemos venido a parar; de la naturaleza de
nuestro nacimiento y de nuestro renacer».

Merece una mención especial PLUTARCO, que vivió entre los dos primeros siglos. De
él conocemos la mejor versión del mito egipcio de Isis y Osiris, dando una interpretación
alegórica del mismo, al estilo que Filón lo hizo sobre el Libro del Génesis. Estudió
profundamente el diálogo platónico de Timeo, insistiendo en la trascendencia de Dios.
Estructuró también los componentes del ser humano en una tríada noûs-alma-cuerpo.

PLOTINO
Es el genio de esta época, como filósofo y como gran místico, que influyó
sobremanera en el campo teológico. Se consideró un continuador del pensamiento clásico
de Platón. Por ejemplo, su concepción de la jerarquización del ser humano en tres niveles o
hypóstasis, que él mismo reconoce como originadas del mismo: «Qué sentido tienen para
nosotros estas ideas que intentamos referir a la opinión de Platón»121. Pero Plotino lleva sus
ideas a sus máximas consecuencias, proporcionándolas de un estilo personal y renovador.
Personal en el sentido que lo que Plotino expone en sus escritos son sus propias experiencias
místicas.
Nació en la ciudad egipcia de Licópolis en el año 205 d. C. A los 28 años,
decepcionado con los estudios hasta entonces recibidos, pasó a Alejandría y entró en el
grupo que seguía a Ammonio Sakkas. Allí estuvo 10 años hasta que, muy interasado por el
pensamiento del Extremo Oriente, partió con la expedición del emperador Gordiano. El
ejército imperial fue derrotado en Mesopotamia y Plotinio tuvo que refugiarse en Antioquía
hasta que pudo trasladarse a Roma en el año 245 donde fundó su escuela. Allí se le
incorporan alumnos que llegarán a ser ilustres como Amelio y Porfirio. Murió en el año 270
en un pueblo de Campania, casi solo, cuidado por otro discípulo, Eustoquio, que era médico.

120
Ib. De migr. Abra., 39.

121
. Plotino. Enéadas, VI, 2,1.

109
El descubrimiento de la escuela de Ammonio en Alejandría fue posiblemente el
mayor acicate espiritual que tuvo Plotino en su vida. Dejó escrito Porfirio en su biografía:
“...acudía a las lecciones de los más renombrados maestros de Alejandría, pero salía
de las clases descorazonado, hasta que contó a un amigo suyo lo que le sucedía. Éste,
comprendiendo lo que ocurría a su espíritu, le llevó a Ammonio, al que nunca había tratado.
Al entrar y escuchar sus palabras exclamó: «Este es el que yo buscaba». Y a partir de aquel día
acudió asiduamente a sus lecciones.”

La obra escrita de Plotino es una una serie de nueve tratados conocidos como las
Enéadas, que fueron editadas, ordenadas y con alguna adición por su alumno Porfirio,
filólogo, publicándolos después de su muerte. Parece ser que Eustoquio publicó otra edición.
Su título no se debe al autor sino al mismo Porfirio. Su contenido es el siguiente:
1. Primera Enéada

1) Sobre el animal y el hombre.


2) Sobre las virtudes.
3).Sobre la dialéctica.
4) Sobre la felicidad.
5) Si la felicidad aumenta con el tiempo.
6) Sobre lo Bello.
7) Sobre el primer bien y los demás bienes.
8) Sobre el origen de los males.
9) Sobre el suicidio.

2. Segunda Enéada

1) Sobre el cielo.
2) Sobre el movimiento del cielo.
3) Sobre el influjo de los astros.
4) Sobre la materia.
5) Sobre la potencia y el acto.
6) Sobre la esencia.
7) De la mezcla total.
8) Sobre la visión.
9) Contra los gnósticos.

3. Tercera Enéada

1) Sobre el destino.
2) Sobre la Providencia, I.
3) Sobre la Providencia, II.
4) Sobre el démon que nos ha tocado.
5) Sobre el amor.
6) Sobre la impasibilidad de los incorpóreos.
7) Sobre la eternidad y el tiempo.
8) Sobre la contemplación.
9) Consideraciones varias.

4. Cuarta Enéada

110
1) Sobre la esencia del alma, I.
2) Sobre la esencia del alma, II.
3) Aporías sobre el alma, I.
4) Aporías sobre el alma, II.
5) Aporías sobre el alma, III.
6) Sobre la sensación.
7) Sobre la inmortalidad del alma.
8) Sobre el descenso del alma en el cuerpo.
9) Si todas las almas son una sola.

5. Quinta Enéada

1) Sobre las tres hipóstasis.


2) Sobre la génesis y el orden de lo que sigue al Primer Principio.
3) De las hipóstasis que conocen y de la trascendencia del ser.
4) Sobre lo que procede del Primer Principio.
5) Que los Inteligibles no están fuera del Intelecto.
6) Que lo que trasciende al ser no piensa.
7) Sobre si hay ideas de los seres particulares.
8) Sobre la belleza inteligible.
9) Sobre el Intelecto, las Ideas y el ser.

6. Sexta Enéada

1) Sobre los géneros del ser, I.


2) Sobre los géneros del ser, II.
3) Sobre los géneros del ser, III.
4) Que el Uno está en todas partes, I.
5) Que el Uno está en todas partes, II.
6) Sobre los números.
7) Origen de la multiplicidad de las cosas.
8) Sobre la libertad y voluntad del Uno.
9) Sobre el Bien o el Uno.

La distribución de los temas la hizo el propio Porfirio para que fuera más pedadógica
y fácil de leer pasando de los temas más sencillos a los más complicados. Primero expone los
asuntos de ética, sigue con los de física y termina con los metafísicos. Porfirio, en la biografía
que escribió de su maestro, da detalles de su forma de enseñanza, desordenada, con
lenguaje seco y conciso pero con contenido extraordinariamente rico. En las Enéadas se
expresa en un lenguaje coloquial, como dirigiéndose a una persona concreta.
En sus clases partía de una cita bibliográfica, a la que seguía un comentario y
finalmente una profunda meditación. Muchas de sus proposiciones se ordenan sin al parecer
concatenación lógica, lo más opuesto a una exposición plolija.
FILOSOFÍA DE PLOTINO

La fuente de donde podemos obtener más datos es a partir de su propia obra


conservada, las Enéadas, donde, como se ha indicado, expone su propia experiencia íntima.
En la Enéada IV, 8 expone él mismo:

111
A menudo me desvelo a mí mismo escapando a mi propio cuerpo, y, extraño a todo,
en la intimidad de mí mismo, veo la belleza más maravillosa posible. Entonces estoy
convencido de que tengo un destino superior y que mi actividad es el grado más alto de la
vida. Estoy unido al Ser divino, y, llegado a esa actividad, me mantengo con él por encima de
los demás seres inteligibles. Pero tras ese reposo en el ser divino, vuelto a descender del
Intelecto [noús] al pensamiento discursivo [logismós], me pregunto [...] cómo el alma ha
podido llegar al cuerpo siendo tal como se me ha aparecido.

Así descubre Plotino los niveles dentro del ser (hipóstasis), el suyo propio. Su
pensamiento se basa en la trascendencia de cada grado hacia uno superior. Pero esa
trascendencia se puede alcanzar por tres caminos (Enéada V, 7, 36): por el de la ética, por el
del conocimiento y por el de la belleza, a través de la contemplación, la purificación y el
éxtasis, llevando al alma a su origen primario.
Para él, el mayor pecado del alma es el olvido de su procedencia, por lo que incitaba
siempre a estar avisados, despiertos (Enéada V, 1,1,). La vida espritual, entonces, se podría
resumir en el recorrido de dos vías opuestas; la una descendente desde el Uno (la Deidad),
pasando por la inteligencia (noûs) y, a través del Alma (psykhê), terminar en el cuerpo (hýle);
la vía ascendente sigue el camino inverso hasta llegar al Bien Supremo. Y este camino de
regreso compendiará toda una actitud religiosa.
Fue el primer pensador helenista que se planteó con la máxima seriedad el problema
de la Creación, muy superior en su esfuerzo al que realizaron otros antecesores como Platón,
Aristóteles o los estoicos. En este sentido influyó más en él la figura de Filón, con su
concepción de un Dios trascendente que crea a través de una emanatismo, que Plotino
recogerá dándole un significado distinto. Este proceso descendente -se le llama procesión- es
para Plotino el de tres hipóstasis: el Uno-el Intelecto-el Alma (Enéada II, 9, 1-33).
1-El primer principio
Este Principio, frente a la multiplicidad de las cosas, es la máxima simplicidad,
trascendente, autosuficiente, autocreador. En su concepción sigue la estela que marcó el
filósofo presocrático Parménides. Y escribe:
Por consiguiente, si tiene que haber algo absolutamente suficiente para sí mismo,
debe ser el Uno, que será totalmente solo, y que ni respecto de sí mismo ni respecto de otros
tendrá necesidad de nada122.
Es infinito, porque no hay más que uno y ni tiene límites ni figura, porque carece de
partes y de forma123.
El ser que es, es acto por sí mismo”124.

Pero si esta concepción guarda similitudes con las creencias cristianas, hay otros
aspectos que lo distancian profundamente. Para Plotino todo brota del Uno, pero no por un
acto consciente, deliberado; simplemente por su superabundancia, que tiende a
desbordarse, como la fuente que fluye ininterrumpidamente (En. Iii, 8, 10); como un foco de
luz que no pierde fuerza a pesar que ilumina permanentemente. Por tanto, la discrepancia
báscica de Plotino y el Cristianismo es que él piensa que la creación es una relación eterna, no
un acto de voluntad. También discrepan de forma drástica en que para él existe una relación
de amor del intelecto y el alma hacia el Uno, pero no a la inversa.
2-El Intelecto (noûs)

122
. Enéada VI, 9,6.
123
. Enéada VI, 5,11.
124
. Enéada VI, 8,16.

112
Ente el Uno y el universo Plotino coloca el mundo de las Ideas del que
detalladamente había hablado Platón. La Ideas eran las imágenes ideales de todas las cosas
existentes en la mente de Dios antes de que fueran creadas. Es la segunda hipóstasis, la
imagen del Uno mismo:
La imagen de Él decimos que es el Intelecto […] pues es preciso que el hijo sea, en
cierto modo, Él, y conserve mucho de Él y sea semejante a Él como la luz respecto del Sol.
Pero Él no es el Intelecto. ¿Cómo, pues, genera al Intelecto? Porque éste ve a través de una
conversión hacia Él: y esta visión es el Intelecto125.

Este Intelecto comprende todo lo inmortal, y en este sentido también es Dios pero no
el Dios supremo. Todo lo que es subceptible de concebirse está en él:
Y esta naturaleza es Dios, un dios segundo que se muestra a sí mismo antes de ver a
Aquél. Y Él se asienta más allá [...] sobre este hermoso fundamento126.

El intelecto es un ser vivo poseedor de todo.

3-El Alma (psykhê)


Es la estación intermedia entre intelecto y mundo sensible, primero como Alma
universal que, a su vez, contiene la inmensidad de almas individuales. Sigue la acción del Uno
a un nivel más inferior. «El Alma es Verbo y acto del Intelecto como el Intelecto lo es del
Uno»127. El Alma para Plotino no es la entelequia del cuerpo, algo así como sus caraterísticas
de forma y función, sino un ser verdadero, y, dada su posición en la evolución del ser, tiene
propiedades intelectivas y sensitivas. Además, el mundo sensible le es imprescindible al Alma
para que pueda expresarse, procesarse.
Siendo doble la naturaleza del Alma, una intelectiva y otra sensitiva, es mejor para
ella vivir en lo inteligible. Pero la domina, con todo, una necesidad de estar también en lo
sensible al tener semejante naturaleza 128.

Si no existiese el cuerpo, el Alma no podría proceder, ya que no hay otro lugar en el


que ésta se dé naturalmente. Por ello, para proceder genera el lugar, es decir, el cuerpo129.

Y así, el Alma, procedente de la eternidad, dará lugar al ser temporal. Pero al Alma la
subdivide en otras entidades en su procesión hacia lo inferior que no dejan de ser la misma
Alma: El Alma universal → El Alma del mundo → Las Almas particulares. Con lo que ella será
por consiguiente la que organizará el universo. Para Plotino nuestra alma particular es la que
permite que seamos «nosotros mismos; pero ella no es la causa de nuestra existencia sino del
bien que hay en nosotros; sobreviene cuando el cuerpo ha sido ya formado, representa lo
poco de razón que hay en nosotros, y contribuye a nuestra existencia»130. El alma individual
desciende al cuerpo, sin crearlo, pero no es una caída al mundo material, sino que vuelve al
cuerpo que le corresponde con arreglo al punto que le corresponde según la calificación
intelectual y ética que tuvo en una vida anterior.
¿A qué se debe que las almas se olviden de Dios Padre y que, siendo de naturaleza
divina y enteramente de Él, se desconozcan a sí mismas y a Él? El principio del mal, pues, es

125
. Enéada V, 1,7.
126
. Enéada v, 5,3.
127
. Enéada V,1,6.
128
. En. IV, 8,7.
129
. En. IV, 3, 9.
130
. En. II, 1,5.

113
para ellas el orgullo y la generación, la primera diferenciación y el querer tener su propia
potestad.
Así que sucede que, debido a la completa ignorancia de Él, sea causa la estima de las
cosas de acá y el desprecio de sí mismas”131.

El mal sería entonces fruto de la separación del Uno, fruto de la autosuficiencia y


orgullo. Este mal sólo puede llevarlo a cabo el alma, mas unida al cuerpo sensible. Por tanto,
lo adecuado es huir de ese cuerpo, cárcel de la misma, mediante el recogimiento y el dominio
de las pasiones. Con este proceder se pretende acercarse a Dios, asemejándose a Él, pero no
a través del cuerpo o el mundo, sino separándose de ellos132. Aquí abajo, en este destierro,
sólo cabe conseguir la armonía, que para Plotino, es la única perfección posible y que hace
que el mundo sea bello.
El desplegamiento del ser desde el Uno hacia el Intelecto y de éste al Alma, va
acompañado de una añoranza de cada uno de estos últimos por retornar a Uno (La Sabiduría,
la Bondad y la Belleza). Para el filósofo el camino de retorno consistiría en una elevación
espiritual conseguida a través de la música, el amor y la filosofía. Un medio de ejercitarse es
la práctica de la virtud, en la ética como habían señalado los estoicos. Ya Platón se
preguntaba: «¿Qué arte, afición o estudio nos conduce allí adonde tenemos que ir? 133»
Plotino piensa que no son las tradicionales virtudes del valor, prudencia o justicia, sino
aquellas que llevan a una purificación, las que rompen los lazos entre el Alma y el cuerpo. «El
alma así dispuesta piensa lo inteligible y carece de pasiones. Y esta disposición puede
llamarse, con toda razón, semejanza con Dios »134.
El amor, las artes y la filosofía llevan desde el nivel del Alma hasta el del mundo
Inteligible, el del noûs. Pero para llegar al Uno es necesario entrar en éxtasis. Esta experiencia
mística que experimentó el propio Plotino convirtió para él en evidencia lo vivido en ella. Pero
llega a ella muy al estilo griego, muy intelectual, sin métodos respiratorios ni repetición de
mantras, sino en una huída interior.
Recogiéndose en sí misma, sin ver nada verá la luz, no como otra en otra cosa, sino
como sí misma por ella misma, pura, brillante, instantáneamente de sí misma135

La visión extática «no conviene buscarla, sino esperar tranquilamente que aparezca,
preparándose para la contemplación como el ojo espera la aparición del Sol. Aparece casi
como si no hubiera venido, presente antes que otra cosa, antes incluso de que venga el
intelecto. Y es maravilloso cómo, sin haber llegado, se hace presente» 136. «El alma se eleva
hacia arriba y permanece allí, contenta de estar junto a Él 137».
En su concepción de la evolución del ser en su camino de vuelta al Uno, Plotino
establece una serie de etapas en las que se va alcanzando una maduración de la consciencia.
Estas fases son muy similares a las establecidas modernamente por KEN WILBER en su
concepción de maduración del ser. Para Plotino son las siguientes (entre paréntesis indico la
correspondencia con la escala de Ken Wilber):

131
. En.V, 1,1,
132
. No está de más advertir que esta concepción tuvo aceptación en algunos sectores cristianos, que
así se separaban de la genuina enseñanza evangélica de llegar a Dios a través del prójimo,
intentando santificar el mundo.
133
. Platón. Teeteto, I, 3, 1.
134
. En. I, 2, 3.
135
. En. V, 5, 7,
136
. En. V, 5, 8
137
. En. VI, 7, 13.

114
Materia → Funciones vegetativas → Sensación → Percepción → Emociones →
Imágenes → Conceptos → Funciones lógicas (lógica) → Razón creativa (visión-lógica) → Alma
del mundo (nivel psíquico) → Noûs- Intelecto (nivel sutil) → el Uno (Divinidad).
Los estadios superiores trascienden a los inferiores pero los incluyen en sí. El Uno
integra la totalidad y en él se unen el camino descendente y el ascendente. Para los
gnósticos cualquier marcha descendente equivalía al mal, por lo que el mundo es
pecaminoso y está corrompido. Pero Plotino no mantuvo una postura ultramundana y se
opuso frontalmente a los gnósticos. Comprendió que lo ultramundano y lo intramundano
pertenecían al mismo Ser, que la dualidad era ilusoria. Comprendió que el mundo era una
manifestación del Espíritu y, por consiguiente, merecedor de amor.
Así lo expresó en este hermoso texto con el que cierro esta exposición sobre Plotino:
No creamos que un hombre es bueno porque desprecie al mundo y a toda la belleza
que hay en él…Porque cuando amamos a una persona amamos también todo lo que le
pertenece, del mismo modo que dispensamos a los hijos el afecto que sentimos hacia el
padre. Y, si toda alma es hija del Espíritu, ¿cómo puede, entonces, este mundo estar separado
del mundo espiritual? Quienes desprecian lo que es tan semejante al mundo del Espíritu
demuestran no saber nada de Él excepto el nombre…Observar la forma en que el Alma fluye
en todas partes y se derrama por todo el mundo, impregnándolo e iluminándolo. Del mismo
modo que el más resplandeciente rayo de sol ilumina una oscura nube y amarillea sus
contornos, así el alma, cuando entra en el cuerpo de los cielos, le da vida y belleza atemporal
y la despierta de su letargo. Así también el mundo, arraigado en lo atemporal por el alma que
le infunde inteligencia, se transforma en un ser vivo y bendito…

[El Espíritu] se vierte por completo en cada fragmento de este inmenso cuerpo,
derramando su ser en cada parte, grande o pequeña, y por más que las distintas partes estén
separadas en el espacio y parezcan enfrentarse unas a otras, cada una depende de todas las
demás. El alma no está dividida y tampoco debe dividirse para dar vida a cada individuo.
Todas las cosas viven por el alma en su plenitud, que se halla completamente presente por
doquier. Los cielos, inmensos y distintos como son, son Uno por el poder del alma, y es por
ello que nuestro universo es Divino. También el sol es Divino, y las estrellas, y hasta nosotros
mismos, si somos merecedores de algo, somos tributarios del alma. No te quepa duda de que,
por eso mismo, tú puedes alcanzar a Dios. Y debes saber que, para ello, no tienes que ir muy
lejos.138

PARTE IV

CORRIENTES RELIGIOSAS

CAPÍTULO X

138
. Tomado de Ken Wilber. Breve historia de todas las cosas, pg 333 Ed. Kairós. Barcelona. 1996

115
FILÓN DE ALEJANDRÍA

Este autor tuvo una influencia extraordinaria en el pensamiento de su tiempo y en las


tendencias religiosas de los judíos contemporáneos, y también en la naciente teología
cristiana. FILÓN fue contemporáneo de JESÚS, aunque parece ser que nunca tuvieron
conocimiento el uno del otro. Nació hacia el 13 a. C. y murió entre el 40 y el 50 d. C. Era hijo
de un financiero recaudador de impuestos. Se sabe poco sobre su vida, salvo algunos detalles
aislados. Quizá la misión más importante que llevó a cabo fue presidir una legación que se
dirigió a Roma entre los años 39 y 41 con el fin de exponer al emperador Calígula los
desmanes cometidos por el prefecto de Alejandría Flavio Avilio. Por su obra “La Providencia”
sabemos que estuvo en Palestina, aunque ignoramos en qué año. Allí conoció a los esenios, a
los que describió en su libro “La libertad del sabio”. Dado el lugar de nacimiento y los medios
de su familia, recibió una esmerada educación, naturalmente de carácter helenístico, de la
que la ciudad de Alejandría fue un foco de difusión. Por tanto, conocía bien a los clásicos
griegos, preferentemente a PLATÓN. Y se dedicó a los estudios filosóficos, intentando adaptar
los escritos bíblicos en su interpretación a las ideas imperantes entonces.
En cuanto a sus obras hemos tenido la gran suerte de haberse conservado para la
posteridad en casi su totalidad, posiblemente por el gran interés que alcanzaron para las
primeras generaciones cristianas como fuente de inspiración en la naciente teología. Y hoy es
necesario su estudio para poder interpretar mejor el desarrollo de dicha teología en manos
de autores como Clemente de Alejandría, Orígenes y Ambrosio de Milán.

EL JUDAÍSMO DE LA DIÁSPORA Y FILÓN DE ALEJANDRÍA

Durante los dos tercios primeros del siglo I la comunidad judía fue la minoría dentro
del Imperio Romano mejor organizada. Era muy activa e influyente, apoyada por un estatuto
imperial sumamente favorable. Podían ejercer libremente sus prácticas religiosas y estaban
liberados del servicio militar. Asimismo tenían concedida la libre asociación y reunión. El
crecimiento demográfico era muy importante y tuvo lugar un verdadero florecimiento
cultural. Su presencia en tierra egipcia venía de muy antiguo. Sin remontarnos a los
tiempos del Éxodo, fue a partir del siglo VI a. C. cuando la caída del reino de Judá obligó a
muchos a emigrar para evitarse la dominación babilónica. Un siglo después un grupo de ellos
residentes en la isla de Elefantina, cerca de Asuán, fueron perseguidos posiblemente por su
adhesión a los persas. En el período ptolemaico se acrecentó su número, unos llegados como
prisioneros de guerra, otros como mercenarios o como simples inmigrantes en busca de
fortuna. Se cree que hacia el siglo I. a C. habría alrededor de un millón de judíos en Egipto,
constituyendo un núcleo bien organizado en Alejandría. El progresivo abandono del hebreo
y la aceptación del griego como la lengua en uso empujó en tiempos de Ptolomeo II a la
traducción de la Biblia al griego, la famosa Traducción de los Setenta.
La vivencia de la diáspora, el contacto con las poblaciones del vasto imperio, supuso
una fuerte repercusión sobre sus concepciones religiosas. El ecumenismo determinó que,
para los judíos, Yahveh ya no era el dios de un pueblo, sino el Dios Único de toda la
Humanidad. Pero desde el punto de vista cultural y filosófico era el pensamiento griego el
reinante, por lo que hubo que proceder, en aras del ecumenismo, a una acomodación de las
tradiciones bíblicas a la cultura helénica. El idioma franco era ya el griego, por lo que la Torá
se tradujo a este idioma.

116
Ante el desafío de la filosofía griega, hubo una variedad de respuestas, que se pueden
esquematizar como sigue:
1.- Los Ortodoxos asumían la vigencia íntegra de la Ley. Cierto que la salvación ya no
sería exclusiva del pueblo elegido, sino que se podría extender a cualquier persona, siempre
que se integrara al pueblo de Israel. Estos ortodoxos, como es lógico, se reclutaban
especialmente de los residentes en Palestina, que estaban menos en contacto con el exterior.
2.- Aquéllos que rechazaban completamente la Ley, por caduca. Aquí podríamos
incluir a los Caínitas, citados por FILÓN e IRENEO139.
3.- La posición de FILÓN. La Ley tenía una vigencia permanente, pero necesitaba de
su reinterpretación, ya que su literalidad era insostenible. Pero la reinterpretación sería
naturalmente helénica.
4.- La postura de PABLO. La Ley había tenido una vigencia en el tiempo. Pero había
sido superada por la revelación de JESÚS.
De las cuatro actitudes ante el desafío del helenismo sólo las de FILÓN y PABLO eran
realmente ecuménicas, universalistas. Al final triunfó la de este último, pero el pensamiento
de FILÓN siguió influyendo en el desarrollo teológico de la naciente Iglesia.
Para él, la Biblia era básicamente el Pentateuco, y al que dedicó buena parte de sus
obras. En algunas de ellas ofrece una a manera de explicación de la Leyes judías (“La creación
del mundo”, “Abraham”, “José”, “La vida de Moisés”...). En otras obras presenta estudios
alegóricos sobre la Ley (“Los querubines”, “La emigración de Abraham”, “Los Sueños”...).
Finalmente escribió obras puramente filosóficas (“La Libertad del Sabio”, “La eternidad del
Mundo”...).
Comparando su figura con la de Pablo aparecen a un tiempo similitudes y contrastes.
Los dos intentan presentar la religión judía al mundo pagano, especialmente al culto helenís-
tico de las ciudades. Pero a la hora de considerar el conocimiento que el hombre puede tener
sobre Dios, Pablo hace hincapié en la Revelación, ya que la Divinidad se mostró por Cristo,
mientras que la Razón ocuparía un lugar secundario. Para Filón, ésta sería la fuente primera
de conocimiento. Para Pablo, Dios se nos ha acercado y lo hemos conocido en Jesús. En cam-
bio, Filón estima que Dios es ante todo incognoscible, aunque pueda haber una aproximación
intelectual. Aproximación que podría tener distintos grados de perfección. En su obra “De
Abrahamo” lo indica así en el párrafo que trascribo a continuación, y en el que hace ya un
esbozo de la diversidad dentro de la Unidad Divina, que desarrollarán posteriormente de
forma profusa las escuelas gnósticas y que llamarán el Pleroma Divino.
El que se mantiene firmemente cabe la verdad sabrá decir que en medio se halla el Pa-
dre del universo, aquél que en las Sagradas Escrituras es designado con el nombre propio de EL
QUE ES; luego, a ambos lados se hallan las potencias de mayor dignidad y más próximas al QUE
ES, a saber, la hacedora y la real. El nombre de la potencia hacedora es Dios, porque ella ha es-
tablecido y ha ordenado el universo. El nombre de la potencia real es Señor, pues es justo que el
elemento que ha sido hacedor gobierne y domine el elemento devenido. Escoltado, pues, el que
está en medio por ambas potencias, presenta al entendimiento dotado de visión unas veces el
aspecto de uno solo, otras el de tres. De uno, cuando el entendimiento se halla purificado en
sumo grado y dejando atrás no sólo la multitud de los números, sino también la díada concomi-
tante de la mónada, se lanza presuroso hasta la forma sin mezcla y sin composición, la que exis-
te en sí misma y no tiene en absoluto necesidad de nada más. De tres, cuando, no iniciado to-
davía en los más altos misterios, participa con todo en los ritos menores y no es capaz de

139
Adversus Aereses, 131, 1-2

117
aprehender AL QUE ES en su sola identidad sin algún tipo de mediación, y debe comprenderlo a
través de sus operaciones, sea la creativa, sea la gobernante. A esto llaman una navegación de
segunda140 por más que participa sin regateo en una creencia cara a Dios, mejor dicho, es algo
mucho más digno que la creencia y más venerable que el creer, es la verdad.

En esta cita se ve esbozada ya la Trinidad divina, recogiendo la antigua tradición del


Himno de Amón del Imperio Nuevo egipcio. En otros momentos desarrolla las nociones,
importantísimas para él, y de enorme repercusión conceptual en la posteridad, del Logos y
de Sofía (Pensamiento o Sabiduría divina). Ésta es la consorte de Dios Sumo; el Logos, el Hijo
de ambos. Lo ve metafóricamente de una manera espacial, en forma de ciudades, en las que
el Logos es la Ciudad Celeste y las Potencias las ciudades dependientes, coloniales:
La más antigua, segura y excelente ciudad, que no es sólo ciudad, sino metrópoli, es el
Logos divino, en el que conviene refugiarse ante todo. Las otras cinco, como unas colonias, son
las Potencias del Logos, presididas por la Potencia creadora, según la cual, el Creador ha hecho
el mundo mediante su Logos”141 .

FILÓN profundiza posteriormente en esta noción del Logos y distingue en él dos pla-
nos ontológicos:

a) Logos increado, con una existencia indistinguible de la divina.


b) Logos creado inmanente, el que actúa sobre las criaturas inteligentes.

La nomenclatura que usa para nombrar al Logos es variada y tendrá acogida poste-
riormente: habla de él como Primogénito, Arcángel, Principio, Nombre de Dios, Vidente e
Israel. Posteriormente, los judeocristianos se referirán al Verbo como “Onoma y Arkhe”
(Nombre y Principio). El Evangelio de Juan llamará Logos a Jesucristo. Y el autor de la carta
pseudopaulina a los Colosenses se refiere a Jesús como «Imagen del Dios invisible, primogéni-
to de toda criatura, porque en él fue creado el Universo»142.

Y sigue FILÓN hablando del Logos creado, Arcángel:

Al Logos, Arcángel y muy antiguo, es a quien el Padre...ha hecho el don insig-


ne de estar situado en la frontera para separar a la Creación del Creador. No es ingé-
nito como Dios, ni engendrado como nosotros, sino intermedio entre ambos extre-
mos, comunicándose con el uno y con el otro143.

Siguiendo el pensamiento de PLATÓN, considera que en el Logos, como Intelecto de


Dios, están los arquetipos o modelos de la realidad. «El mundo de las Ideas no podría tener
otro lugar que el Logos divino» 144. Y añade: «Por cada una de las criaturas posee desde el
principio su forma perfecta, por cuanto es la impronta e imagen del Logos perfecto»145. Es
decir, la estructura, el diseño, la conformación del ser de cada una de las criaturas es un tra-
sunto, una copia de la forma perfecta que existe en el cielo, en el Intelecto divino, en el Lo-
gos. «El Logos imprime en el alma su impronta, dando a entender que Dios ha atribuido una

140
Es una cita del Fedón, 99 de PLATON.
141
Fag. 94-95
142
Col. 1, 15-16.
143
Her. 205-206.
144
Op.20.
145
Fug. 12.

118
forma al ser informe del Universo y, después de haberlo terminado todo, ha sellado el mundo
con su imagen y su idea, su propio Logos»146.

En cuanto a la significación y conceptualización de Sofía, mucho antes de FILÓN, el


pensamiento judío le había dedicado sumo interés, adquiriendo un papel destacado, casi
personal, como “consorte de Dios”. Los Proverbios la presentan como una mujer «en la en-
crucijada de los caminos, a la vera de las puertas, al borde de la ciudad», hablando de sí mis-
ma: «Yahveh me creó al principio de su proceder, con anterioridad a sus obras, desde siempre.
Desde la eternidad fui constituida. Cuando se aseguraban los cielos, allí estaba yo..., junto a él
estaba yo como artífice, y era sus delicias 147. La Sabiduría edificó su mansión, talló sus siete
columnas».

Mientras que el Logos y la Sabiduría se sitúan en la zona intermedia entre el Dios Pa-
dre y la Creación, los ángeles están incluidos en el mundo creado. Filón, como Platón, creía
que eran semejantes a las almas que se introducen en los cuerpos al nacer. Los llamaba logoi
para marcar su relación con el Logos, ya que son sus instrumentos.
CONTRAPOSICIÓN ENTRE FILÓN Y PABLO

Mientras que para Pablo el conocimiento de Dios es fruto principalmente de la bene-


volencia divina, que mediante su Gracia se revela al hombre, para Filón basta la adecuada e
interesada disposición intelectual. «Cuando el intelecto se ocupa de realidades referentes al
Guía Universal, no le hace falta otra ayuda para la contemplación, ya que la sola inteligencia
es un ojo asaz penetrante para captar los inteligibles»148. La Revelación, si se presenta, no
adquiere efectividad hasta que es comprendida, no se será sabio hasta que no se vea lo que
antes se oyó, hasta que no se conozca el sentido del contenido revelado, algo que tiene lugar
en lo profundo de la mente.

Filón cree que Israel es el guardador literal de la Ley, esa ley que oyó, que se le reveló
a través de Moisés. Pero el sentido espiritual de la misma no se alcanza sino por la acción del
Logos de Dios en el interior del alma de cada hombre.
El pueblo recibe, en lengua hebrea, el nombre de Israel, palabra que significa el que ve
a Dios. Ahora bien, la visión sobrepasa todos los sentidos, pues sólo ella capta las más bellas
realidades, el sol, la luna, el conjunto del cielo y el universo. Y la visión por medio de la parte
dominante del alma aventaja a todas las demás facultades: es la sabiduría, la cual es a su vez la
vista de la inteligencia. Aquel que comprendió por medio del conocimiento las realidades de la
naturaleza y que además vio al Padre y Hacedor del Universo, sepa que ha alcanzado la cumbre
de la felicidad149.

No cita para nada en sus obras las ideas mesiánicas de su tiempo. Rechaza las visio-
nes apocalípticas y, como buen universalista, tampoco apoya las reivindicaciones nacionalis-
tas. Quería universalizar el judaísmo, aproximarlo al paganismo, en contra de la postura pos-
terior de los fariseos. Helenizó la sinagoga. Para Filón el pagano ingresaba en el Israel espiri-
tual por su virtud sin necesidad de mediación social o ritual.

Pensaba que la estructura ontológica del mundo era ajena al Tiempo. Pero para Pa-
blo, la Revelación tuvo lugar en un momento histórico, por un suceso de carácter salvífico. La
Ley permanece en Filón. En Pablo, se subordina a la Revelación de Jesucristo. Para el primero

146
Soma 2,45.
147
Prov.8.
148
De Migratone, 77.
149
De Abrahamo, 57-58.

119
no hace falta ningún Mesías, pues Dios actúa directamente sobre el alma humana. Sin em-
bargo, el Mesías Salvador es esencial en el Cristianismo, pues el hombre precisa un mediador.
Pero, de cara al futuro, compartieron dos ideas fundamentales: el abrirse al mundo pagano y
en rechazar la literalidad de la Ley.

LA INTERPRETACIÓN METAFÓRICA DE LA TRIADA DE LOS PATRIARCAS

No negó su existencia, pero para él ésta tenía un sentido más allá de ella misma. Eran
ejemplo, los patriarcas, de una auténtica vida con arreglo a la moral. Cada uno de ellos repre-
senta vivencias de cada creyente. El viaje de Abrahán sería ejemplo de la separación del inte-
lecto de la sensibilidad. Isaac se separó del mundo sensible, siendo un autodidacta, mientras
que Jacob fue el prototipo del vidente. Hablando de los escritos atribuidos a Moisés decía
que éste
No se dedicó como un cronista cualquiera a dejar a la posteridad memoriales de los
hechos pasados en orden a un placer inútil del alma, sino que relató los acontecimientos anti-
guos, comenzando por la creación del Mundo, para demostrar dos cosas totalmente necesa-
rias: que el Padre y Creador del Mundo y el verdadero Legislador son uno y el mismo 150; que el
que observe las leyes acogerá el principio de estar de acuerdo con la naturaleza y vivirá en
armonía con el orden universal151.

Para él no había ley superior a la ley mosaica, orgullo de su pueblo como depositario
de ella:
Cuando el resplandor de nuestras leyes vaya parejo con la prosperidad de nuestro
pueblo, todas las demás legislaciones palidecerán, como borra el sol naciente a los demás as-
tros152. Moisés fue el más perfecto de los legisladores de todos los tiempos y de todas las len-
guas, tanto entre los helenos como entre los bárbaros. Sus leyes son las más bellas y verdade-
ramente divinas, pues nada omiten de lo que es necesario 153.

Es la auténtica ley natural y, por consiguiente, de origen divino. Respecto a la adecua-


ción del creyente a la Ley y, con ella, a la naturaleza, hace consideraciones que harían suyas
todos los ecologistas del mundo de hoy en las primeras páginas de su “Exposición de la Ley”:
...explica nada menos que la creación del mundo. Conviene saber, en efecto, que el
mundo se halla en armonía con las Leyes, y las Leyes con el mundo. A raíz de esta armonía, el
hombre que observa la Ley es ciudadano del mundo, conformando su conducta con la volun-
tad de la naturaleza, en la cual se fundamenta la organización del universo entero.

COSMOVISIÓN FILONANIA

En su concepción global de la realidad, Filón se basa en nociones extraídas de los


textos sagrados y de las concepciones filosóficas, mientras que no cita los revolucionarios
hallazgos científicos que ya tuvieron lugar en su época y en Alejandría (especialmente los

150
Los gnósticos, que tanto siguieron a FILÓN, discreparon frontalmente en este punto. Para ellos y el
Dios Supremo y el Creador eran distintos. Éste sería un ser inferior, con imperfecciones, dando lugar
a un Mundo donde asienta el Mal. Y equipararon a este Demiurgo, en terminología griega, con el
Yhavé del Antiguo Testamento.
151
Vita Moses, II, 48.
152
Vita Moses, II, 44.
153
Vita Moses, II, 12.

120
astronómicos). Pero no trata específicamente de ella, sino que surge en sus tratados cuando
es pertinente para el tema que trate. Por lo que no hay en su obra una estructuración orde-
nada conceptual sobre su cosmovisión. Pero de la lectura de su obra se extrae que se basa
en tres actores: Dios → Los Intermediarios → El mundo sensible. Pero mientras el estoicismo
tiene una concepción unitaria de la realidad, para Filón Dios es completamente trascendente,
independiente del resto de la realidad; los otros dos componentes vienen de la dualidad de
Platón, de la que nuestro autor era seguidor. Mientras que en Platón Dios es la “Idea prime-
ra”, en Filón se trata de una realidad aparte. Esta postura era una forma de enfrentarse al
problema del mal, que no podía derivarse de Dios, y que exigía la presencia de intermediarios
a quienes pudiera atribuírselo.

Dios

En alguno de sus escritos lo considera como lo hacía Platón, como la “Idea Suprema”
o el paradigma del bien. En otros, sin embargo, señala su absoluta trascendencia y absoluta
diferencia respecto a los otros seres; lo indica con expresiones como “mejor que el bien”,
“anterior a la unidad” (la unidad que era el supremo ente de los neopitagéricos); lo llama
ápoios: sin cualidades, queriendo indicar que si se le dieron las propias de los seres sensibles
le limitarían. Entonces lo designa como tó on = el que es o ser por excelencia, y también co-
mo kyríos hó théós = Señor Dios.

Dios es la inteligencia y el alma del universo y, aunque se sitúa fuera del tiempo y del
espacio, lo penetra todo y está, pues, en todo. Es creador, padre, artista del mundo, gober-
nante universal. De aquí la contradicción filonania de que sí Dios es tan trascendente ¿cómo
se implica tanto en el mundo? Pero es claro que descarta el evolucionismo de la Idea Supre-
ma propio de las sectas gnósticas. Y el mundo sensible sería una réplica de un modelo men-
tal creado por Dios.

Y si este modelo mental terminaría por la creación del hombre, éste, por su cuenta,
puede intentar aproximarse de vuelta a Dios por una vía ascética, desvinculándose de las
cosas sensibles y remontarse intelectualmente hacia Él. Y por esta vía, con el conocimiento de
las cosas, puede elevarse a conocer su existencia, y atisbar su naturaleza.

Los intermediarios

El Logos

Sobre él, su concepción no es muy coherente. Mezcla ideas judías y griegas de distin-
ta procedencia. Al seguir a los estoicos, lo considera un principio universal, nexo de unión
entre todos los seres sensibles, que se extiende por doquier y de forma invisible dirige el
mundo. Sigue a Heráclito en su concepción de Logos divisor, fuente de la armonía del mun-
do, manteniendo la individualidad de los seres e impidiendo que se destruyan entre sí y que
conserven su orden jerárquico. Y es platónico cuando afirma que el Logos es una forma
ejemplar o “idea” perfecta e idéntica siempre a sí misma, modelo mental del mundo sensible,
paradigma concebido por Dios, su Pensamiento. Lo sitúa como actor de la creación; sin em-
bargo, en otros escritos lo presenta como intermediario e instrumento de la Divinidad. En-
tonces sigue a Aristóteles y lo considera causa instrumental de las cosas. Pero con Heráclito lo
consideraba separador, divisor de las cosas, y que podía ponerse en contacto con el mal;
constituyendo los polos de una contradicción que se hacen necesarios entre sí. Con ello
Filón transfiere el problema del mal de Dios al Logos, situado en un rango inferior. En el

121
camino de vuelta ascendente del alma es una etapa intermedia después de las cosas sensi-
bles.

Ese Logos, por otra parte, es la palabra de Dios revelada al espíritu del hombre. Bien
de forma interior, en pensamientos íntimos (lógos endiathetos), bien exterior en forma de
palabras (logos prophorikós). También se puede revelar al sabio mediante pensamientos
filosóficos que, con las plegarias, conforman el culto divino. Asimismo, entonces, el sabio
puede transmitir a otros las doctrinas que hacen referencia a Dios. Pero la palabra, incluso
divina, es inferior a la visión mística de Dios.

Otros intermediarios

Filón añade otros intermediarios con funciones por otra parte que ya tiene el Logos,
pero los considera entes distintos, dispuestos jerárquicamente. En su obra “Problemas relati-
vos al Exodo II, 68” expone la serie de entes:

1) El Ser más antiguo que la Unidad y la mónada.

2) El Logos de ese ser, generador de los seres.

3) La potencia llamada Dios, operativa, creadora y ordenadora.

4) La potencia llamada Señor o potencial real, mediante la cual el demiurgo go-


bierna el mundo (ambas procedentes del Logos).

5) La potencia Benefactora.

6) La potencia Castigadora, legislativa.

7) El principio (arkhé), símbolo del mundo de los entes captables por la inteli-
gencia o formas ejemplares.

A estos hay que citar a otros, que no se sabe si incluirlos como equivalentes a algunos
de los citados, que nombra en otros escritos:

La Sabiduría divina

Aquí las contradicciones de Filón son mayores y la presenta con muchos rasgos seme-
jantes al Logos, como la labor creadora, divisora de las cosas y fuente de virtudes. Para el
Logos supone una dualidad, el Logos divino y el Logos terrestre que se le corresponde; tam-
bién existiría una Sabiduría divina y otra humana. Unas veces la presenta como fuente del
Logos, otras veces es éste la fuente de aquella.

Por lo demás, es la esposa de Dios, que, manteniendo su virginidad, es fecundada por


Dios, engendra el mundo sensible (la idea de la virginidad es originaria del orfismo). Por otro
lado, la considera igualmente hija de Dios, carente de madre (aquí se nota la influencia del
mito de Atenea, nacida de la cabeza de Zeus).

El Espíritu (Pneuma)

Filón compara la visión estoica sobre el pneuma o soplo de aire, al que atribuían la
condición de principio de vida, con el pasaje bíblico del Génesis: «El soplo de Dios flotaba
sobre las aguas», indicando que el agua, por sí inerte, se volvía en fuente de vida por la pre-
sencia del aire. En el ser humano, el pneuma es el alma que da vida al cuerpo. Sigue tam-
bién a los estoicos cuando indica las partes de que está compuesta el alma: los cinco senti-
dos, el órgano de la fonación y el de la función seminal, todas ellas comunes para el hombre y

122
el resto de seres animados. Y además, en el hombre, existe el alma racional, el principio do-
minante o hegemonikón. Sin embargo, se separa de los estoicos al decir que este principio
más que aire es una impresión procedente de un divino poder, don de Dios. Un intermedia-
rio, este soplo o pneuma entre Dios y los hombres que permite a éstos elevarse hacia Él.
Aquel hombre cuya disposición permite que este soplo divino penetre profundamente puede
ser llamado “hombre de Dios”.

Las potencias divinas

En los escritos de Filón es contradictoria la naturaleza de estas potencias, si seres dis-


tintos a Dios, intermediarios entre Él y el hombre, o si se trata de meros atributos de la Divi-
nidad. También establece entre ellas una jerarquía ascendente: potencia punitiva, que nos
libra del mal → potencia legisladora, que recomienda el bien → potencia real o gobernante
→ potencia creadora, a partir de la cual surgirá el conocimiento del Logos. Son como escalo-
nes que tiene que subir el alma.

Los ángeles o mensajeros

La porción de espacio entre la esfera lunar y la tierra estaría poblado por almas incor-
póreas llamadas ángeles o mensajeros. Si es el aire el que confiere la vida, sería absurdo que
no se viera poblado de seres vivientes, aunque no los veamos. También está relleno de almas
que se desprenden de los cuerpos terrestres y ascienden, y de otras que de nuevo descien-
den para unirse a otro cuerpo, por lo apegadas que están a la vida terrestre. Algunas, en
cambio, no apetecen las cosas de la tierra, quedando como mensajeras de la divinidad: los
ángeles; protegen a los hombres y pueden también aplicar castigos.

El mundo de las formas ejemplares (Ideas)

Aquí sigue Filón la herencia platónica, un mundo al que tiene acceso el alma por la
especulación intelectual. Mientras los sentidos aprecian las cosas que los estimulan, la inteli-
gencia capta las ideas ejemplares de las cosas; ej., las figuras geométricas ideales, el concepto
de animal, la idea de lo que es un árbol... Son los modelos de las cosas sensibles. Mundo al
que Filón atribuye una especie de sacralidad, consistiendo en el pensamiento de Dios. Su
concepción del “hombre de Dios” vendría a ser una forma ejemplar de los hombres terres-
tres, a la que éstos intentan imitar.

123
124
CAPÍTULO XI

EL CRISTIANISMO ALEJANDRINO

LA PRIMERA TEOLOGÍA CRISTIANA


También en Alejandría tuvo lugar la primera gran presentación de una teología
cristiana, en la que se integraron la tradición judaica con el pensamiento griego. El
cristianismo, aunque nacido en la tradición religiosa judía, hizo su aparición en un momento
en que la cultura griega había alcanzado la universalidad. La misma palabra helenismo hace
referencia a los que hablan el lenguaje griego y, por consiguiente, piensan según él. En el I
siglo esta lengua ya era muy hablada en Israel junto al idioma principal, el arameo. Muchos
de los primeros cristianos la hablaban y conocían su cultura. Si se examinan los nombres de
los primeros diáconos, se ve que son de origen griego: Esteban, Felipe, Nicanor, Prócoro,
Timón, Parmenas y Nicolás. Sobre este grupo cayó la primera persecución que acabó con la
muerte de Esteban; ello les obligó a emigrar y fueron un factor muy importante en la
diseminación del mensaje cristiano en el mundo pagano.
Pero para hablar a las gentes de este mundo no servía el lenguaje bíblico tradicional.
Teníanse que expresar con conceptos y categorías propias del mundo helénico, en el que la
discusión racional era el modo adecuado de alcanzar la verdad. Pablo lo comprendió
perfectamente y aprovechó hábilmente la decadencia en que había acabado la tradición
religiosa griega, puesta en juicio por los mismos griegos que iban abandonando sus mitos
relegándolos a un valor más o menos metafórico. Las escuelas helenistas estoica, epicúrea y

125
todavía más la escéptica estaban viviendo la desilusión de los valores clásicos que se
derrumbaban. Los cristianos necesitaban expresar sus creencias con la mentalidad griega, y
ésta estaba necesitada de nuevos valores que dieran sentido al destino del hombre.
Con Clemente y Orígenes aparece la primera sistematización científica de la Teología.
Lo expresó claramente GRABMAN en las siguientes palabras 154:
La ciencia teológica tiene sus orígenes en los escritos de los apologistas griegos y
latinos; pero fue en Ia escuela de Alejandría, y por obra de Clemente, y, sobre todo, de
Orígenes, donde recibió su más antigua sistematización; donde se puso por vez primera a su
servicio Ia Filosofía griega en Ia declaración y defensa de Ia doctrina revelada; donde se aspiró
a un conocimiento más claro, gnosis, de las verdades sobrenaturales, pistis, y donde
encontramos, por último, valiosos elementos para Ia especulación posterior sobre las mismas
verdades de Ia fe. La obra científica de los alejandrinos anticipa en este sentido el método
intelectualista de Ia Teología tal como se nos presenta en Ia Escolástica medieval.

Pero esta integración, que no mezcla, llevó su tiempo. Los cristianos modernos, que
hemos absorbido teologías con una evolución conceptual más elevada, como la Teología de
Tomás de Aquino o la de Lutero, no deberíamos extrañarnos de no encontrar esas categorías
de pensamiento en los escritos primeros del cristianismo. Tuvieron que pasar dos siglos para
que el pensamiento griego y el cristiano, ambos, se transformaran entre sí, y que apareciera
una teología nueva, antes no existente, sobre la que se apoyaría la cultura occidental
subsiguiente.
Ello tuvo su origen en Alejandría, de mano de dos teólogos perfectamente
conocedores de la tradición judaica y de la cultura clásica griegas: S. Clemente de Alejandría
y su discípulo Orígenes. Su formación permitió que las dos tradiciones, en principio tan
contrapuestas, dieran lugar a una síntesis que determinó el futuro del cristianismo. Ellos
fueron capaces de crear la primera filosofía cristiana. Utilizaron las armas de la filosofía para
defender una religión positiva, no nacida de la especulación humana sino de la revelación
manifestada en la Biblia. Tenían algunos antecedentes ilustres como Filón de Alejandría, que
intentó explicar el contenido de la Biblia judaica a la luz de las categorías griegas con el fin de
universalizar la tradición de su pueblo; él fracasó en su pretensión, mientras que Pablo,
utilizando los nuevos valores cristianos, consiguió el triunfo; pero su aportación también fue
importante para la primera teología cristiana. Ya Aristóteles, en su libro Metafísica (A8,
1074a, 38-b14), hizo un intento semejante cuando indicó que los dioses griegos de la
tradición popular eran equivalentes a su concepción del Motor inmóvil expresada con un
lenguaje mitológico.
La escuela catequística de Alejandría fue uno de los primeros centros teológicos
cristianos, y tuvo por otro nombre Didaskálion. Fue fundada hacia el año 180 por S. Panteno
y se caracterizaba por una interpretación de las Escrituras de tipo simbólico-alegórico
preferentemente, a diferencia de la Escuela de Antioquía que era partidaria de una
interpretación más literal. Llegaría a tener escuelas filiales en Cesárea de Palestina y Panfilia.
La escuela alejandrína se benefició del ambiente intelectual, filosófico y científico que
reinaba en la ciudad.

S. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

No se sabe exactamente su fecha de nacimiento, probablemente hacia el año 150, en


Atenas. Sus padres, paganos, procuraron que recibiera una educación sólida, como se

154
Grabmann. Historia de la Teología católica, Versión española de D. Gutiérrez. Madrid, 1940, pgs 18-
19.

126
comprobaría por la erudición de sus escritos. Experto en retórica, buen conocedor de la
literatura griega, así como enterado en música; se dedicó sobre todo al estudio de Platón, de
la religión y filosofía griega y también a las prácticas de los misterios.
Sabemos poco de su conversión al cristianismo. En su libro Stromata (1,1, 11) cuenta
que viajó por el sur de Italia, Palestina y Siria donde tuvo «el privilegio de escuchar a varones
bienaventurados y verdaderamente importantes». El hecho que cambió su vida fue su llegada
a Alejandría hacia el año 180 donde conoció a su definitivo maestro, Panteno. Terminó diez
años después colaborando con éste en su Escuela Catequética de Alejandría. Hacia el año 202
o 203 tuvo que abandonar Alejandría obligado por la persecución de Septimio Severo y buscó
refugio en Capadocia, donde probablemente murió. Por la correspondencia de dos de sus
discípulos, Alejandro y Orígenes, sabemos que para el año 215 ya había fallecido.
Recogiendo la herencia de Filón de Alejandría, hace que el pensamiento griego
supere su exclusividad y lo correlaciona con el egipcio y el mesopotámico y sobre todo con el
hebreo, revalorizando a éstos frente a la herencia helénica. Remarca lo que los griegos
habían tomado de los bárbaros, de la misma forma «que Prometeo había robado el fuego a
Zeus». A los griegos les fue dada la filosofía y a los hebreos el Antiguo Testamento, pero
ambos pueden compartir camino en el perfeccionamiento según Cristo. Sus obras más
importantes fueron el Protréptico o Exhortación a los gentiles, el Pedagogo y los Stromata o
Miscelánea.
Insiste igualmente en que la filosofía es también un camino para alcanzar la verdad, y
no sólo la revelación, superando de esta forma el propio exclusivismo del cristianismo.
Algunos piensan que la filosofía fue introducida en la vida de los hombres por una
influencia maligna, para la ruina del hombre, pero demostraré en estos Stromata que el mal
jamás podrá producir algo bueno” (Strom. 1:303). La filosofía no es la ruina de la vida por ser
el origen de falsas prácticas, son calumnias hechas por algunos. Es por ello que es necesario
aclarar y despejar la imagen de la verdad, y el don divino que le fue dado a los griegos, y esto
no debe mostrarnos lejos de nuestra fe (Strom.1:304).

Todos, griegos y bárbaros, creyentes y paganos, tienen su porción de verdad.


Las notas altas son diferentes a las notas bajas, pero ambas componen una armonía.
Los números pares difieren de los impares, pero ambos se adecuan a la aritmética, así
también es el caso de las figuras, el círculo, el triángulo, el cuadrado y el resto de las figuras
difieren unas de otras. También el universo en cada una de sus partes es diferente de la otra,
pero preservan su relación con el resto. Así, la filosofía bárbara y la helénica han girado como
un fragmento de eterna verdad, no para la mitología de Dionisos, sino para la teología de la
eterna verdad (Strom. 1:313).

Clemente tuvo una importante controversia contra las religiones de los misterios en
su escrito Protrepticus.155 Los hombres más cultos de Grecia se venían inclinando ya desde el
siglo IV a. C. hacia esta forma de religión, alejados de los simples mitos de los dioses
olímpicos, pues las prácticas mistéricas permitían una relación personal con la divinidad, la
forma más elevada de entender la religión156. Incluso el mismo Hipócrates compara al
médico bien formado con el iniciado en los misterios 157. Para Clemente y Orígenes la teología
cristiana era el único misterio verdadero del mundo. Y este misterio es para la gente sencilla y
para los doctos; sin embargo, por aquel tiempo, había la tendencia de promulgar la fe de una

155
La protéptica era una forma de oratoria o escrito en el que se incita a filosofar con ánimo de
convencer.
156
Platón. Simposio (discurso de Diótima).
157
Hipócrates, regla 5ª., Corpus Medicorum Graecorum, I, parte I. Ed. Heiberg et al. Leipzig, 1927, pp 8,
15

127
forma diferente según la formación de los oyentes, tendencia de la que no pudieron escapar
los padres alejandrinos.
Clemente utiliza el razonamiento como camino para alcanzar el sentido de la vida
humana y alcanzar la felicidad. Su forma de expresión será más elaborada y menos sencilla
que la de Orígenes, imitando en cierta forma el modo sofista de razonar. En su libro
Paedagogus, adopta la herencia de la paidea griega, ese ideal de vivir al que había aspirado
todo heleno, presentando a Cristo como quien trascendió cualquier otro hecho de la historia.
Tiene su propia concepción de la Providencia divina que para él procura que la mente
humana siga un camino evolutivo cada vez más perfecto; la filosofía ocuparía una etapa
intermedia, sería una pre-paidea, a la que seguirá la gnosis o conocimiento perfecto que
enseña la religión cristiana, en su forma teológica. La interconexión cristianismo-helenismo,
entrevisto primero en el discurso que dio S. Pablo en Atenas, y que se relata en el libro de los
Hechos de los Apóstoles de S. Lucas, llega ahora con los autores alejandrinos a su madurez.
En esta misma obra, el Pedagogo, insiste sobre el papel educador del Logos y trata de
los principios generales de la moral. Se ocupa de la vida ordinaria de Alejandría dando
normas sobre la forma de vestir y divertirse, del uso de perfumes, de la música, de la
asistencia a los baños, de la vida conyugal, las buenas maneras y otras cosas semejantes.
Sirve su escrito de documento histórico sobre el ambiente refinado de la ciudad. Pero en
modo alguno es un fundamentalista ni predica ninguna huida del mundo mientras se sepa
comportarse como cristiano. En su sermón Quis dives salvetur -¿quién es el rico que se
salvará?- trata del pasaje evangélico del joven rico: no todos tienen que abandonar el dinero,
pero no hay que tener apego a él.
Para Clemente, el fin último del hombre es ser semejante a Dios. Es un desafío que
hay que aceptar. Y en ese camino importan igual las obras y el conocimiento, el conocer y el
vivir son connaturales entre sí. Hay que vivir lo que se piensa. Para ello no hay que ser esclavo
de las pasiones. Completándolo con el amor, con el que se consigue la paz perfecta.
Concluyó su libro el Pedagogo con esta oración:
Muéstrate propicio a tus hijos; concédenos vivir en tu paz, trasladarnos a tu ciudad,
atravesar las olas del pecado sin quedar sumergidos en ellas, ser transportados con serenidad
por el Espíritu Santo y por la Sabiduría inefable: nosotros, que de día y de noche, hasta el
último día elevamos un canto de acción de gracias al único Padre, ... al Hijo pedagogo y
maestro, y al Espíritu Santo. ¡Amén! (Pedagogo III, 12, 101).

ORÍGENES

Nacíó en Alejandría hacia el año 185, hijo de S. Leónidas, fue discípulo de Clemente
de Alejandría y de Ammonio Saccas. Dirigió después de Clemente la Escuela de catecúmenos.
Tenía 17 años de edad, en el año 202, cuando la persecución de Septimio Severo clausuró la
escuela cristiana de Alejandría y su propio padre sufrió el martirio; quiso acompañar a su
padre y, al no serle permitido, le escibió ardorosas cartas; en una de ellas le decía: «¡No cedas
de ningún modo, no claudiques por causa nuestra!». Se convirtió por esta persecución en
jefe de su casa a los 18 años, con seis hermanos; para seguir adelante, dada su excelente
formación, abrió una escuela, acudieron alumnos y tuvo éxito. El obispo Demetrio le encargó
la formación de los catecúmenos. A los 20 años ya ocupaba un puesto en la Iglesia; pero
quería aprender más y se convirtió en condiscípulo de Plotino, teniendo ambos por maestro
al filósofo Ammonio Saccas. Su carácter impulsivo, y dentro de los excesos en la forma de
entender la vida cristiana que se vivieron en Alejandría, le llevó, a los 18 años, a tomar en
serio literalmente el pasaje del Evangelio de Mateo XIX, 12: «…y hay eunucos que se hicieron
a sí mismos eunucos por causa del reino de los cielos…», y se austocastró, acto que más
adelante comentaría como locura de juventud.

128
La profusión de sus obras y la agudeza de sus interpretaciones le granjeraon
enemigos. Fue destituido de su cargo en Alejandría. Más adelante se exilió a Cesárea de
Palestina por malentendidos con el obispo Demetrio. En el año 250, durante la persecución
de Decio, fue encarcelado y sometido a tortura, muriendo cuatro años después. Escribió
mucho, pero la mayoría de sus escritos se han perdido por las dudas que surgieron más
adelante sobre su ortodoxia. Finalmente en el año 553, el Concilio de Constantinopla mandó
destruir sus obras, conservándose sólo una quinta parte. Pero en el año 2012 se
descubrieron los textos originales inéditas de los salmos de Orígenes en el Manuscrito
graecus 314 del siglo XI, hallado por Marina Molin Pradel en la Bayerische Staatsbibliothek de
Münnic. También se ha conservado el tratado Contra Celso.
Porfirio, el neoplatónico discípulo de Plotino y editor de su obra, en su libro
Cuestiones homéricas, utilizaba un método alegórico para explicar a Homero, e igual hará
Orígenes respecto a la Biblia. Él distinguió entre una lectura literal de los libros sagrados de
otros dos significados subyacentes, uno de carácter histórico y otro espiritual. El buscar otros
sentidos a los escritos no significa abandonarlos, que sería algo como un suicidio, pues se
vive religiosamente sobre ellos, pero haciendo evolucionar su “forma” buscando sentidos
adecuados a cada tiempo. Por ej., permitió superar el antropomorfismo con que se describía
a Yaweh en el Antiguo Testamento así como a los dioses de la Mitología griega. Ya Jenófanes
de Colofón, que vivió entre los siglos VI y V a. C. indicó que los dioses de Homero y Hesíodo
eran demasiado humanos y por tanto no se mostraban con la dignidad debida. Y una crítica
semejante hicieron tempranamente al cristianismo los filósofos de cultura helénica. Es un
tema que yo mismo he tratado en otro libro 158. La imagen con la que el hombre se representa
a los dioses, la moral de los mismos, su nivel de consciencia divina, están perfectamente
adaptados al grado de maduración de la consciencia de la civilización de cada pueblo en un
momento determinado. Como ejemplo, se puede comparar la disparidad de nivel moral que
muestra Yaweh en el Libro de Job con el del Dios Padre de Jesús.
Por ello, Orígenes en sus trabajos se esforzó en distinguir los aspectos literales de los
relatos bíblicos de su sentido espiritual. Creó su paidea cristiana (esta palabra griega indica
educación, cultura, sistema de valores que caracterizan a un grupo social importante). Hizo la
misma tarea con la Biblia que realizaron los estoicos con los dioses griegos. Orígenes
comentó prácticamente todos los textos más importantes del Antiguo y del Nuevo
Testamentos; pero es que además de tratarlos desde el punto de vista teológico los estudió
desde el punto de vista filológico en su gran obra Hexapla. Transforma las enseñanzas de
Jesús en teología a lo griego. Pero la presentación de la doctrina de Cristo no dejaba de
tener fuertes dificultades; los filósofos griegos habían diseñado una especie de cualidades y
comportamientos que eran los asumibles por los dioses, lo que llamaban theoprepés, y en
ésta no tenía cabida la figura de Cristo sufriente o la de la Encarnación.
El carácter y la mente de Orígenes eran complejos, y era capaz de desdoblarse según
quien fueran sus oyentes o lectores. En sus sermones dirigidos a la gente sencilla expone una
religión sin concepciones abstractas ni conceptos elevados. Pero en sus comentarios a los
Evangelios o en la diatriba contra Celso se mueve a un nivel muy superior. En los primeros se
muestra un cristiano piadoso, con tendencias místicas, mientras que en los segundos iba
elaborando una verdadera teología cristiana que, como indica su nombre derivado del griego,
es también filosofía159.
Orígenes tenía formación a partir del campo de la filosofía griega. Porfirio lo conoció
y nos ha proporcionado una imagen de este gran platónico cristiano; habla de él como de una
paradoja, educado como griego y al tiempo formando parte de “ese grupo bárbaro”, los

158
. E. Selva Poveda. Los Orígenes del Monoteísmo. 2º parte: A proósito del Salmo 89. 2012.
159
E. de Faye. Origène, sa vie, son oeuvre, sa pensé. Paris.

129
cristianos. A pesar de vivir como cristiano, mantenía sobre la vida y Dios los conceptos
griegos. Siempre tenía presente en su mente la figura de Platón y conocía bien la literatura
neoplatónica y la de los neopitagóricos. Y además, seguía diciendo Porfirio, encontraba todos
los misterios griegos dentro de los textos judíos. Estos aspectos de la conducta de Orígenes
fueron también confirmados por uno de sus discípulos, Gregorio el Taumaturgo, de origen
capadocio. Cuenta S. Gregorio que su maestro estimulaba a sus discípulos a estudiar los libros
de los filósofos griegos; para él sólo los filósofos viven la vida de forma correcta y únicamente
ellos se conocen a sí mismos160. Para Orígenes, la filosofía se había de entender como razón y
vida.
La interpretación de los libros sagrados por Orígenes le granjeó algunas críticas
también desde el lado cristiano. Por ejemplo, la escuela de Antioquía interpretaba la Biblia de
forma más literal. Pero los padres capadocios posteriores siguieron el camino de Orígenes,
aunque no estuvieran de acuerdo con todas sus interpretaciones. Y es que su modo
alegórico había sido utilizado ya por S. Pablo; además, había textos como El Cantar de los
Cantares que no podían interpretarse de otra manera que no fuera la alegórica. En este
sentido se expresaba el desconocido autor de la famosa Epístola de Bernabé, de gran
predicamento entre los primeros escritos cristianos y que posiblemente debió ser escrita en
el ambiente alejandrino y servir como precursora de los escritos de la Escuelas Alejandrina y
Capadócica.
Frente a los que suponían superado el Antiguo Testamento y lo oponían al Nuevo,
Orígenes dijo en una de sus homilías sobre el libro de los Números:
Yo no llamo a la Ley un "Antiguo Testamento", si la comprendo en el Espíritu. La Ley es
"Antiguo Testamento" sólo para quienes quieren comprenderla carnalmente, es decir,
quedándose en la letra del texto. Pero para nosotros, que la comprendemos y la aplicamos en el
Espíritu y en el sentido del Evangelio, la Ley es siempre nueva, y los dos Testamentos son para
nosotros un nuevo Testamento, no a causa de la fecha temporal, sino de la novedad del
sentido... En cambio, para el pecador y para quienes no respetan el pacto de la caridad, también
los Evangelios envejecen (Hom. Num. IX, 4).

Con Orígenes se inicia la filosofía de la historia, materia que le fue ajena a la Grecia
clásica, que sólo estaba pendiente de sí misma y no de otras civilizaciones. O por la evolución
del hombre en sí (como centro de todas las cosas). La universalidad de los seguidores de
Cristo propiciaba el desarrollo de esta ciencia histórica, igual que el mismo desarrollo del
helenismo tras las conquistas de Alejandro. El cristianismo era una cultura internacional.
Para Orígenes el hombre era ante todo un ser libre moralmente, y sin esa capacidad
no habría podido ser más perfecto. Y de aquí parte su forma de ver la historia humana. En el
escoger el hombre el bien o el mal en su capacidad de distinguirlos, como la verdad de la
falsedad. Entonces, acompañado por el pensamiento de Platón, elaboró su concepción de la
historia; convirtió a Platón en aliado del cristianismo. Cristo sería el maestro con cuya guía
podría evolucionar a mejor la voluntad humana. Pero no sólo un maestro humano, es
también el Logos divino, su fuerza no es sólo humana. Algo entrevisto siglos antes por Platón
en su última obra, Las Leyes, al decir que el Logos es el punto de unión entre el Legislador, el
Maestro y el divino Nous161. El dicho de Protágoras –el hombre es la medida de todas las
cosas- lo transforma Platón en: Dios es la medida de todas las cosas. Para Orígenes, Cristo
es el que hace que esto se haga realidad. Pero su acción fue preparada por los profetas de
Israel, por los filósofos de Grecia y por los buenos legisladores. También los estoicos hablaron

160
S. Gregorio el Taumaturgo. Oratio panegírica Migne, PG, X, col.1069 s).
161
Platón. Leyes, I, 645a-c.

130
de una pronoia, una providencia divina que cuida del mundo así como de la humanidad. Y
este Logos divino está en todo y actualiza esta providencia162.
De él dijo Porfirio que «vivía como cristiano, pero pensaba como griego». Se le
censuró que trasponía ideas neoplatónicas al cristianismo; por haber enseñado la eternidad
de los seres espirituales y la preexistencia de las almas, así como al afirmar que las almas que
escogen el mal son castigadas por reencarnaciones sucesivas. También se rechazaron sus
ideas sobre la Trinidad; subordinaba Cristo al Padre y descuidaba al Espíritu Santo; incluso
llegó a afirmar, y se le rechazó por poco ortodoxo, que todos los pecadores, incluidos los
demonios, serían redimidos algún día por el amor. Fueron, sin embargo, las exageraciones
de sus seguidores y el posterior reconocimiento de su autoridad por los arrianos, los que
llevaron a que fuera condenado el origenismo. No obstante, sus aportaciones fueron
extraordinarias, en este comienzo de desarrollo de la teología cristiana.

162
Hal Koch. Pronoia und Paideusis. Berlín-Leipzig, 1932.

131
132
CAPÍTULO XII

HEREJÍA ARRIANA. LA CONSOLIDACIÓN DEL DOGMA CATÓLICO

ARRIO (256-336)

Fue el gran heresiarca de los primeros tiempos cristianos y contra el cual luchó
denodadamente S. Atanasio. Nació en Libia y estudió en la escuela de Luciano en Antioquía.
De aquí partió hacia Alejandría donde fue ordenado diácono y después sacerdote en la iglesia
de S. Baucalis. Pronto promovió revuelo por la doctrina que expresaba en sus sermones y
que presentaba como oficial de la Iglesia. No escribió mucho y de lo que escribió quedan
pocos fragmentos, pero es posible indicar las ideas fundamentales de lo que predicaba163.
Partía de una creencia, para él axiomática, que no le permitió comprender las
relaciones del Padre y el Hijo en la Divinidad. Para él, ésta tenía que ser necesariamente
increada e ingénita (no generada). Aceptado ello, se deducía que el Hijo de Dios, el Logos, no
podía ser Dios; sería el primero entre las criaturas de Dios, creado de la nada y no a partir de
la substancia divina. Venía a ser un dios de segundo orden, como los eones de los gnósticos.
Entonces se deducía que hubo un tiempo en que el Logos no existía. Era como un Hijo
adoptado.
Si fue adoptado no participó, pues, de la divinidad; Dios no podía tener ningún
semejante. El lugar del Hijo estaba situado en una situación intermedia entre Dios y el
mundo, le sirvió a Él como instrumento de la creación. Y además añadió Arrio nada menos
que el Espíritu Santo era la primera criatura creada por el Logos. Y luego sería el Logos el que
ejercería la función del alma en el cuerpo de Cristo.
Esta forma de abordar el Misterio de la Trinidad era muy simple y atractiva para las
personas sencillas. Ignoraba que existieran relaciones internas entre la Personas de la
Trinidad. Además, eran ideas semejantes a las expuestas por el Neoplatonismo y el
Gnosticismo, movimientos filosófico-religiosos también en boga entonces, que suponían la
existencia de seres intermedios entre Dios y el mundo. La doctrina de Arrio también tenía
algunos predecesores, los que seguían el llamado subordinacionismo, que suponían la
existencia junto a Dios de seres subordinados.

163
Quasten, J. Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega. B.A.C. Madrid, 1962.

133
Pronto fue apreciado que estas ideas atacaban la esencia de la naturaleza del
cristianismo. Cuando se invitó y luego se ordenó a Arrio y sus seguidores que abandonaran
sus doctrinas se negaron a hacerlo. Ante ello, el obispo de Alejandría, Alejandro, convocó un
sínodo al que acudieron casi un centenar de obispos a la ciudad en el año 318. Se condenó a
Arrio y a sus doctrinas, siendo depuestos sus seguidores. Pero el conflicto no terminó aquí,
Arrio no aceptó la excomunión, buscando apoyos en sus antiguos compañeros de estudio en
Antioquía, encontrando apoyo en muchos de ellos. Para derimir la controversia, el emperador
Constantino convocó el I Concilio de Nicea, al que asistieron 300 obispos; en él se volvió a
condenar a Arrio y se dictó el famoso Símbolo Niceno, el Credo que todavía rezamos hoy.
Arrio fue desterrado por el emperador, pero vuelto a llamar el año 328. Una reunión
de obispos en Tiro y Jerusalén acordó rehabilitarlo y se iba a hacer solemnemente cuando
Arrio murió repentinamente la víspera del día señalado.
Escritos de Arrio
En una carta que escribió a Eusebio de Nicomedia tras su excomunión por parte de
Alejandro de Alejandría164 expone bien la esencia de su herejía mientras expone sus quejas
por la codenación de sus doctrinas:
Arrio, injustamente perseguido por el obispo Alejandro a causa de aquella verdad,
victoriosa en todos los respectos, que tú mismo profesaste, envía sus saludos en el Señor a su
queridísimo señor, hombre de Dios, al fiel y ortodoxo Eusebio.

…que el obispo nos maltrata y persigue muy severamente y nos causa mucho dolor:
nos ha arrojado de la ciudad como a ateos, por no estar de acuerdo con él en lo que
públicamente predica, a saber: que el Padre lo fue siempre y que el Hijo lo fue siempre; que el
Hijo es igual al Padre; que el Hijo es ingénito como el Padre; que siempre está siendo
engendrado, sin haber sido engendrado; que Dios no es anterior al Hijo ni por pensamiento ni
por ningún intervalo, ya que Dios y el Hijo han existido siempre, y que el Hijo procede de Dios.

…Nos persiguen porque decimos que el Hijo tiene comienzo, pero que Dios es sin
comienzo. Por esto nos persiguen; y, asimismo, porque decimos que es de la nada. Y esto lo
decimos porque El no es ni parte de Dios ni (está hecho) de otra materia subyacente. Por esto
nos persiguen; lo demás ya lo sabes. Adiós. Como condiscípulo en la escuela de Luciano y
como hombre verdaderamente piadoso que eres, no olvides nuestros sufrimientos.

También se conserva una carta que Arrio y sus seguidores enviaron desde
Constantinopla, en tono moderado, al obispo Alejandro. Se conservan fragmentos de otros
escritos como la Thalia, una rapsodia donde se alaba su herejía, y de la que su gran
antagonista, S. Atanasio, nos ha conservado esta cita que resume las ideas arrianas:
Por consiguiente, el mismo Dios, en su propia naturaleza, es inefable para todos los
hombres. Sólo El no tiene nadie que le sea igual o parecido o de igual gloria. Le llamamos
ingénito a causa de Aquel que es engendrado por naturaleza. Le ensalzamos como a quien no
tiene origen y le adoramos como eterno por razón de Aquel que empezó a existir en el
tiempo. El que no tiene comienzo hizo al Hijo, comienzo de las cosas creadas, y se lo ofreció a
Sí mismo como Hijo y lo adoptó. Nada tiene propio de Dios según su propia subsistencia, ya
que no es igual ni consubstancial con El... Hay pruebas evidentes de que Dios es invisible para
todos los seres que traen su origen del Hijo y es también invisible para el mismo Hijo. Diré
claramente cómo ve el Hijo al Invisible: por aquel poder por el cual ve Dios y en su propia
medida, así puede el Hijo ver al Padre, como es justo. Hay, pues, una Trinidad, pero no con
glorias iguales; sus subsistencias no se entremezclan; una es infinitamente más gloriosa que la
otra. El Padre, por no tener origen, es, en cuanto a esencia, ajeno al Hijo. Comprende que la
Mónada existía; en cambio la Díada no existía antes de que empezara a existir. Ahora bien,
aun no existiendo el Hijo, el Padre es Dios. Por consiguiente, no existiendo el Hijo — pues

164
La carta Ha sido conservada en griego por Epifanio (Haer. 69,6) y Teodoreto (Hist. Eccl. 1,5).

134
empezó a existir por voluntad del Padre —, es Dios Unigénito y ajeno a los dos. La Sabiduría
existió como sabiduría por beneplácito del Dios sabio. Se concibe, pues, de mil maneras:
Espíritu, Poder, Sabiduría. Gloria de Dios, Verdad, Imagen y Palabra. Comprende que también
se concibe como Resplandor y Luz. El Todopoderoso puede engendrar a uno que sea igual al
Hijo, pero no es capaz (de engendrar) a otro más excelente, superior o mayor. Lo que es y
cuanto es, el Hijo lo es por voluntad de Dios. Desde que ha existido y siempre que ha existido,
ha existido de Dios. Siendo un Dios fuerte, alaba en parte al Superior. Para decirlo
brevemente, Dios es inefable para su Hijo. Porque es para Sí mismo lo que es, es decir,
inefable. De suerte que el Hijo no puede expresar nada de las cosas que son según la
comprensión, porque no puede investigar al Padre tal cual es en Sí mismo. Porque el mismo
Hijo no conoce su propia esencia. Pues, siendo Hijo, existió en realidad por voluntad del
Padre. ¿Qué argumento hay para afirmar que quien procede del Padre no pueda conocer a su
propio padre por comprensión? Porque es evidente que uno que haya tenido comienzo no
puede entender o comprender, tal como es, al que no tuvo principio (De syn. 15).

ALEJANDRO DE ALEJANDRÍA

Este obispo fue una figura clave en el Concilio de Nicea en el año 325. Prácticamente
le estalló en las manos la herejía arriana y tuvo que pechar con el cisma del obispo Melecio
de Licópolis. Contra ellos luchó con valor, defendiendo la fe heredada. Contra Arrio procuró
con amabilidad que abandonara sus doctrinas pero al final tuvo que excomulgarlo, tras el
Sínodo de Alejandría del año 318. Finalmente el hersiarca y el cismático fueron condenados
en Nicea. Tres años después moría Alejandro.
De sus escritos conservados hay algunas cartas, una de ellas conservado por
Teodoreto de Ciro en su His. Eccl. 1,4, dirigida a los obispos de fuera de Egipto para
prevenirles contra los seguidores de Arrio; parece ser que la escribió en el año 324 y dice en
ella:
Arrio y Aquiles se han confabulado recientemente para conspirar, emulando la
ambición de Coluto, haciéndose mucho peores que éste. En efecto, Coluto es una reprensión
contra estos hombres, pues él siquiera tuvo algún pretexto para sus perversos fines; éstos, en
cambio, viendo cómo traficaba aquél con Cristo, no pudieron soportar por más tiempo el
seguir sometidos a la Iglesia. Se han construido para sí refugios de ladrones y en ellas tienen
continuamente sus asambleas, lanzando día y noche sus calumnias contra Cristo y contra
nosotros. A la manera de los judíos, ponen en tela de juicio todas las doctrinas piadosas y
apostólicas, y han levantado una oficina para luchar contra Cristo, negando la divinidad de
nuestro Salvador y predicando que es igual a todos los demás. Han reunido todos los pasajes
que hablan de su plan redentor y de su humillación por causa nuestra, y tratan de deducir de
ellos la predicación de su impiedad, rechazando en absoluto los pasajes que afirman su
divinidad eterna y su inefable gloria en el Padre. Como respaldan la impía opinión de judíos y
griegos respecto de Cristo, tratan por todos los medios de ganar su aprobación, ocupándose
de todo lo que aquellos acostumbran a ridiculizar en nosotros y provocando diariamente
sediciones y persecuciones contra nosotros... Ahora bien, aunque, a causa de su disimulo,
hemos descubierto más bien tarde su manera de vivir y sus impíos propósitos, los hemos
arrojado por unanimidad fuera de la Iglesia, que adora la divinidad de Cristo (1-2).

DÍDIMO EL CIEGO

Este padre de la Iglesía nació en el año 313 y fue miembro destacado de la escuela
catequética de Alejandría. A los 4 años perdió la visión, llegando, sin embargo, a tener una
gran erudición. Enciclopédico en sus conocimientos, no destacó a pesar de ello por su
originalidad. Sin intervenir en las disputas de su tiempo, ejerció una importante influencia en
el pensamiento teológico. Atanasio no dudó en colocarlo al frente de la escuela catequética,

135
que se cerraría tras su muerte. Llevó una vida ascética que le valió la admiración de las
gentes; S. Antonio le visitó en su celda, así como Paladio. Murió en el 398, a los 85 años de
edad.
Obras
Se han perdido en buena parte debido a la postura que tomó en defensa de Orígenes.
Defendió la obra de éste De principiis como enteramente ortodoxa. En el año 553 tuvo lugar
el 5º Concilio en Constantinopla, y allí se condenaron las doctrinas de la preexistencia del
alma y de la apocatástasis; con ellas también anatemizaron a Orígenes, Dídimo y Evragio
Póntico.
Pero se ha podido conservar su obra más importante, Los tres libros sobre la Trinidad,
seguramente porque en ellos no hay rastro de las ideas de Orígenes. En ellos se muestra
totalmente de acuerdo con Atanasio sobre la consubstancialidad de las Tres Personas,
rechazando cualquier dependencia entre ellas, fundamentada sobre todo en citas bíblicas.
También ataca las herejías de los arrianos y los maniqueos. En su conjunto, su obra marcó
una transición en la evolución de la teología, entre la de S. Atanasio, que veremos a
continuación, y la de los padres capadocios que vendrían después. Recogió muchos aspectos
del modo de trabajo de Orígenes para interpretar de forma alegórica los textos sagrados.
También recoge de él la idea del purgatorio.

SAN ATANASIO DE ALEJANDRÍA


Es otra gran figura del cristianismo alejandrino. Vivió en las postrimerías de los
mejores tiempos de la ciudad de la que fue patriarca. Los avatares de su vida estuvieron
estrechamente relacionados con los de la Iglesia de su tiempo. Nació muy al final del siglo III,
de familia bien situada que le proporcionó buena educación. Murió el 2 de Mayo del 373.
Conocía bien los escritos clásicos griegos y los del Neoplatonismo. Estudió en profundidad
las Sagradas Escrituras. Fue alumno de la Escuela Alejandrina fundada por S. Clemente. Al
final sucedió al arzobispo Alejandro en momentos muy críticos para la Iglesia, en pleno
conflicto con la herejía arriana.
Profundamente creyente, llevó una vida señalada por un ascetismo que fue un
movimiento que alcanzó un gran desarrollo en Egipto y que, aparte numerosos excesos,
marcó a la moral cristiana. Atanasio llegaría a escribir una famosa biografía de S. Antonio.
Fue ordenado diácono en el año 320 y acompañó a su obispo Alejandro al Concilio de
Nicea en el año 325. En este concilio llamó la atención sus discusiones con los arrianos 165. A
partir de entonces fue el mejor defensor de la ortodoxia niceana y el mayor adversario de los
arrianos. Tenía sólo 35 años cuando fue aclamado como patriarca de Alejandría tras la
muerte de Alejandro.
Las fuentes para el conocimiento de su vida son sus propios escritos, una
introducción siriaca a sus Cartas festales; hay también una Historia Athanasii, que esta
mutilada, el Discurso 21 de Gregorio Nacianceno y algunos fragmentos de un panegírico de
origen copto.

La controversia arriana

165
Atanasio, Ap. C. Arian.6; Sócrates., Hist. Eccl. 1,8.

136
Como hemos dicho anteriormente, la herejía arriana nació a partir de las
predicaciones del presbítero Arrio de Alejandría. Afirmaba que Jesús no participaba de la
divinidad del Padre, sino que estaba subordinado a él, asegurando que «hubo un tiempo en el
que no existía». El Logos para él era una figura intermedia entre el Padre y el hombre; de lo
que se deducía que Dios era totalmente inaccesible para el hombre. Surgieron numerosos
seguidores y dio lugar a una auténtica división en la Cristiandad, motivando que el
emperador Constantino convocara un congreso en Nicea el año 325. Por entonces el papa
era San Silvestre (314-335). Casi todos los obispos concurrentes eran orientales salvo Osio de
Córdoba y los legados papales.
Allí se aprobó la fórmula que decía que el Hijo es consubstancial (de la misma
naturaleza) con el Padre, generado, no creado por Él; afirmaba, pues, la plena divinidad del
Hijo. Pero parecía que el acuerdo no había de servir para nada; los problemas siguieron
como antes, con enfrentamientos entre las dos tendencias, acompañados de aversiones
personales, excomuniones y exilios. Atanasio se convertiría en el campeón de la defensa de
la fe nicena.
En este enfrentamiento, muy duro, con los seguidores de Arrio sufrió persecuciones y
agravios, siendo detenido y desterrado en cinco ocasiones por la férrea defensa que prestó a
la Iglesia frente a las pretensiones de los emperadores:
335-337, a Tréveris, bajo Constantino I.
339-345, a Tréveris, bajo Constancio II.
356-361, al desierto egipcio, bajo Constancio II.
362-363, bajo Juliano el Apóstata.
365, bajo Valente.

Ejemplo de este enfrentamiento fue la discusión del papa Liberio y el emperador


Constancio II, que tuvo lugar en Milán en el año 335. Por orden imperial el papa fue
conducido ante un tribunal y tuvo que defender la libertad de la Iglesia.

Atanasio fue el adalid de esta lucha y, aunque desterrado 5 veces, siempre volvía
triunfante a Alejandría. Se encargó de la evangelización del Alto Egipto y de Etiopía,
nombrando a Macedonio obispo de Filé y a Frumencio obispo de Axum (Etiopía). De su
tiempo de destierro en el desierto vino su interés por el monacato y el que escribiera su
biografía sobre San Antonio Abad.
Sus escritos
Estuvieron fundamentalmente dirigidos a combatir el arrianismo. Y se apoyaba en el
siguiente principio: la negación de la divinidad del Hijo compromete el verdadero
significado salvífico de la Encarnación. Su más famosa obra fue La Encarnación del Verbo.
En él redactó una frase que se ha hecho célebre:
Se hizo hombre para que nosotros nos volviéramos Dios; se hizo visible corporalmente
para que tuviéramos una idea del Padre invisible y soportó la violencia de los hombres para que
heredásemos la incorruptibilidad (54,3).

Al resucitar el Señor venció a la muerte que desapareció como «paja entre el fuego»
(8,4), redimiendo a la humanidad. Atanasio insistió en la afirmación de que Dios es
asequible y, con Cristo, se ha hecho Dios con nosotros.
Escribió cartas dogmáticas dirigidas a diversos obispos y otras festivas a las iglesias y
monasterios de Egipto para la fiesta de Pascua. En una escrita en el año 367 da una lista
completa de los 27 libros canónicos del Nuevo Testamento. Su aportación fue decisiva en la
historia de los dogmas durante el siglo IV. Veamos sus aportaciones.

137
-Refutación de cultos paganos (Contra los paganos).

En su obra Adversus gentes duo libri combate los cultos paganos y sus mitologías. En
estos libros estudia la naturaleza del mal, su origen y la inmoralidad de la idolatría; condena
tanto el politeísmo popular como el culto a la naturaleza llamado panteísmo filosófico.
Distingue perfectamente entre naturaleza y Dios, concluyendo que sólo es lógico el
monoteísmo. Es posible acercarse a Dios y de alguna forma conocerlo, pues el alma es
semejante a Él.

-La Encarnación del Verbo (Di Incarnacioni).

La Encarnación supone superar la corrupción de la humanidad y restaurar a la


persona humana “en su estado original”. Aquí aparece subsumida la doctrina de un primer
hombre creado sin pecado que degradó su naturaleza por el pecado original. Defiende
Atanasio el sentido de la Encarnación, Muerte y Resurrección de Cristo. Defiendo en el libro
de la Encarnación de forma precisa la doctrina de la Redención. En cuanto a ésta y al Logos,
parte para demostrar la divinidad del Hijo de tres principios: 1) Tanto la Escritura como la
Tradición afirman que el Hijo procede del Padre por generación, es decir, no por voluntad sino
por su naturaleza. 2) El Verbo no puede ser creado ya que por Él han sido todas las cosas
creadas. 3) El Verbo es Dios, pues sólo así puede hacernos partícipes de la naturaleza divina al
redimirnos.

-Contra los Arrianos.

Las Tres Oraciones son la obra más importante de Atanasio desde el punto de vista
dogmático. En la primera de ellas, tras exponer las ideas arrianas contenidas en la obra Thalia
de Arrio, expone las conclusiones del Concilio de Nicea: el Hijo es eterno, increado e
inmutable, existiendo una unidad de esencia entre el Padre y el Hijo. En la 2ª y 3ª Oración
aporta los apoyos escriturísticos a esta doctrina, los que hacen referencia a la generación del
Hijo (Hebr. 3,2; Act. 2,36; Prov. 8,22), al la Encarnación (Mat. 28,18; Ju. 3,35; Mt, 26,39; Ju,
12,27; Mc. 13,32; Lc 2,52) y a las relaciones entre el Hijo y el Padre extraídas del 4º Evangelio.
En su conjunto son un rechazo total de la doctrina arriana.

-Misterio de la Trinidad.

Defiende la unidad y la distinción de Personas en la Trinidad. Dios creó todo: el Padre


crea por el Hijo en el Espíritu Santo. El Logos es Dios, no es criatura. El Logos es de la misma
esencia que el Padre, consustancial (homooúsios) al Padre. En la primera carta a Serapión
indica Atanasio:

Existe, pues, una Trinidad, santa y completa, de la cual se afirma que es Dios en el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tienen mezclado ningún elemento extraño o externo,
que no se compone de uno que crea y de otro que es creado, sino que toda ella es creadora;
es consistente e indivisible por naturaleza, y su actividad es única. El Padre hace todas las
cosas por el Verbo en el Espíritu Santo. De esta manera se salva la unidad de la santa Trinidad.
Así en la Iglesia se predica un solo Dios, "que está sobre todos (Eph 4,6), por todos y en
todos": "sobre todos," en cuanto Padre, principio y fuente; "por todos," por el Verbo; "en
todos," en el Espíritu Santo. Es una Trinidad no sólo de nombre y por pura apariencia verbal,
sino en verdad y realidad. Pues así como el Padre es el que es, así también su Verbo es el que
es, y Dios sobre todos. El Espíritu Santo no está privado de existencia real; existe y tiene
verdadero ser. Menos que estas [Personas] la Iglesia católica no sostiene, so pena de caer al

138
nivel de los modernos judíos, imitadores de Caifás, y al nivel de Sabelio. Pero tampoco inventa
nuevas personas, por no caer en el politeísmo de los paganos (1,28).

Si van a aducir la necesidad de un instrumento para crear todas las demás cosas
como la razón por la cual hizo Dios solamente al Hijo, toda la creación gritaría contra ellos por
decir cosas indignas de Dios; y también Isaías, quien dijo en la Escritura: "El Dios eterno, el
Señor, que creó los confines de la tierra, ni se fatiga ni se cansa; su sabiduría no hay quien la
alcance" (Is 40,28). Y si Dios creó solamente al Hijo, por considerar indigno de su persona el
crear los demás seres, cuya creación encomendó al Hijo como a un auxiliar, también esto es
indigno de Dios, pues en El no hay soberbia. El Señor los reprueba igualmente cuando dice:
"¿No se venden dos pajaritos por un as?" y "ninguno de ellos cae en tierra sin la voluntad de
vuestro Padre, que está en los cielos" (Mt 10,29)... Si, pues, no es cosa indigna de Dios ejercer
su providencia hasta con cosas tan pequeñas como son el cabello de la cabeza, un pajarito y la
hierba del campo, no puede ser indigno de Él el crearlas. De todo aquello que es objeto de su
providencia, Él es Creador por su propio Verbo. Pero aún hay un absurdo mayor en los
hombres que hablan de esta manera: distinguen entre las criaturas y la creación, y piensan
que la creación es obra del Padre, y las criaturas, del Hijo; mientras que o todas las cosas
fueron creadas por el Padre con el Hijo, o, si lo que es creado existe por el Hijo, no debemos
llamarle a El uno de los seres creados" (Or. Arian. 2,25).

Mientras que Arrio colocó al Hijo entre las criaturas, Atanasio lo coloca junto a Dios,
en Él. No ha sido creado sino engendrado, tiene la misma plenitud de divinidad que el Padre y
es, pues, Dios. Donde está el Padre está el Hijo, como donde está la luz está el resplandor. El
que ve al Hijo ve al Padre. Su naturaleza es la misma.

Si van a aducir la necesidad de un instrumento para crear todas las demás


cosas como la razón por la cual hizo Dios solamente al Hijo, toda la creación gritaría
contra ellos por decir cosas indignas de Dios; y también Isaías, quien dijo en la
Escritura: "El Dios eterno, el Señor, que creó los confines de la tierra, ni se fatiga ni se
cansa; su sabiduría no hay quien la alcance" (Is 40,28). Y si Dios creó solamente al
Hijo, por considerar indigno de su persona el crear los demás seres, cuya creación
encomendó al Hijo como a un auxiliar, también esto es indigno de Dios, pues en El no
hay soberbia. El Señor los reprueba igualmente cuando dice: "¿No se venden dos
pajaritos por un as?" y "ninguno de ellos cae en tierra sin la voluntad de vuestro
Padre, que está en los cielos" (Mt 10,29)... Si, pues, no es cosa indigna de Dios ejercer
su providencia hasta con cosas tan pequeñas como son el cabello de la cabeza, un
pajarito y la hierba del campo, no puede ser indigno de Él el crearlas. De todo aquello
que es objeto de su providencia, Él es Creador por su propio Verbo. Pero aún hay un
absurdo mayor en los hombres que hablan de esta manera: distinguen entre las
criaturas y la creación, y piensan que la creación es obra del Padre, y las criaturas, del
Hijo; mientras que o todas las cosas fueron creadas por el Padre con el Hijo, o, si lo
que es creado existe por el Hijo, no debemos llamarle a El uno de los seres creados"
(Or. Arian. 2,25).

-En cuanto a Cristo.

Afirma sin duda la separación de las dos naturalezas en Cristo: Cristo es perfecto Dios
y perfecto hombre. Pero resalta la unidad personal de Cristo.

Así como es el Verbo de Dios, después "el Verbo se hizo carne." Y mientras "al
principio era el Verbo," en la consumación de los siglos la Virgen concibió en su seno y el
Señor se hizo hombre. Y Aquel de quien se dicen las dos afirmaciones es una sola persona,
pues "el Verbo se hizo carne." Mas las expresiones que se emplean acerca de su divinidad y
acerca de su encarnación tienen un sentido propio que corresponde a cada una de ellas. Y el
que escribe acerca de los atributos humanos del Verbo sabe también lo concerniente a su

139
divinidad; y el que explica acerca de su divinidad no ignora lo que pertenece a su venida en la
carne; si distingue cada cosa como un "banquero aprobado" y hábil, caminará por el recto
sendero de la piedad. Así, pues, cuando hable de su llanto, sabe que el Señor, hecho hombre,
mientras con su llanto mostraba su humana naturaleza, como Dios que era resucitó a Lázaro; y
sabe que solía sentir hambre y sed físicamente, en tanto que, como Dios, alimentaba a miles
de personas con cinco panes; sabe también que, mientras el cuerpo humano yacía en la
tumba, fue resucitado como cuerpo de Dios por el mismo Verbo (De sent. Dion. 9).

Siendo realmente Hijo de Dios, se hizo también Hijo del hombre, y siendo Hijo
unigénito de Dios, se hizo también "primogénito entre muchos hermanos." Por lo tanto, no es
que fueran distintos el Hijo de Dios antes de Abrahán y el Hijo de Dios después de Abrahán; ni
tampoco que fueran distintos el que resucitó a Lázaro y el que preguntó acerca de él; sino que
era el mismo el que dijo como hombre: "¿Dónde yace Lázaro?" (Io 11,34), y el que, en cuanto
Dios, le resucitó; era el mismo el que, como hombre y corporalmente, escupió, que el que, en
cuanto Hijo de Dios, abrió divinamente los ojos del ciego de nacimiento; padeció en la carne,
como dice Pedro (1 Petr 4,1), y, como Dios, abría los sepulcros y resucitaba a los muertos
(Tom. ad Ant. 7).

En la base de la doctrina de Atanasio sobre el Logos está la de la Redención. El se hizo


hombre para que nosotros pudiéramos hacernos Dios (θεοποιηθωμεν), y se manifestó a
través de un cuerpo para que nosotros recibiéramos una idea del Padre invisible; soportó las
injurias de los hombres para que nosotros pudiéramos heredar la inmortalidad (De incarn.
54).

Viendo el Verbo que no se podía remediar la corrupción de los hombres de ninguna


otra manera que con la muerte y siendo imposible que el Verbo sufriera la muerte, siendo
inmortal como es e Hijo del Padre, se toma a este fin un cuerpo capaz de morir, para que,
participando del Verbo, que está sobre todos, pudiera ser digno de morir en lugar de todos y
pudiera permanecer incorruptible a causa del Verbo que en él moraba, y de esa manera, en
adelante, terminara la corrupción en todos por la gracia de la resurrección. Por consiguiente,
ofreciendo a la muerte el cuerpo que había asumido, como víctima y sacrificio libre de toda
mancha, destruyó al instante la muerte en todos sus compañeros por la ofrenda de una
(víctima) equivalente. Siendo sobre todos, al ofrecer su propio templo e instrumento corpóreo
por la vida de todos, el Verbo de Dios satisfizo naturalmente la deuda con su muerte. Y de esta
manera El, el Hijo incorruptible de Dios, unido a todos por una naturaleza semejante, revistió
a todos naturalmente de incorrupción en la promesa de la resurrección. En efecto, la misma
corrupción de la muerte ya no tiene donde apoyarse en las personas humanas a causa del
Verbo, quien por su único cuerpo ha venido a morar entre ellos (ibid., 9).

El se hizo hombre para que nosotros pudiéramos hacernos Dios (θεοποιηθωμεν), y


se manifestó a través de un cuerpo para que nosotros recibiéramos una idea del Padre
invisible; soportó las injurias de los hombres para que nosotros pudiéramos heredar la
inmortalidad (De incarn. 54).

Viendo el Verbo que no se podía remediar la corrupción de los hombres de ninguna


otra manera que con la muerte y siendo imposible que el Verbo sufriera la muerte, siendo
inmortal como es e Hijo del Padre, se toma a este fin un cuerpo capaz de morir, para que,
participando del Verbo, que está sobre todos, pudiera ser digno de morir en lugar de todos y
pudiera permanecer incorruptible a causa del Verbo que en él moraba, y de esa manera, en
adelante, terminara la corrupción en todos por la gracia de la resurrección. Por consiguiente,
ofreciendo a la muerte el cuerpo que había asumido, como víctima y sacrificio libre de toda
mancha, destruyó al instante la muerte en todos sus compañeros por la ofrenda de una
(víctima) equivalente. Siendo sobre todos, al ofrecer su propio templo e instrumento corpóreo
por la vida de todos, el Verbo de Dios satisfizo naturalmente la deuda con su muerte. Y de esta
manera El, el Hijo incorruptible de Dios, unido a todos por una naturaleza semejante, revistió
a todos naturalmente de incorrupción en la promesa de la resurrección. En efecto, la misma

140
corrupción de la muerte ya no tiene donde apoyarse en las personas humanas a causa del
Verbo, quien por su único cuerpo ha venido a morar entre ellos (ibid., 9).

Sin embargo, investigadores actuales notan en falta el que Atanasio no tratara el


tema del alma humana de Jesús, que explicaría sus temores, su sufrimiento interior, su
angustia en algunos momentos, que podría haber utilizado como arma contra los arrianos.
Sustituye el alma por el Logos. En la obra Tom. Ad Antioch. 7 hay una cita que se suele
aducir a favor de que Atanasio creía en el alma humana de Jesús; se suele traducir como
sigue:

Sostenía que el Salvador no tenía un cuerpo sin alma (ου σώμα αψυχον), ni sin
sentido, ni sin inteligencia; pues no era posible que, cuando el Señor se hizo hombre por
nosotros, su cuerpo fuera sin inteligencia, ni la salvación se realizó en el mismo Verbo con sólo
el cuerpo, sino también con el alma.

No obstante, las palabras “ου σώμα αψυχον” deberían traducirse no como cuerpo sin
alma, sino como cuerpo sin vida. Con lo que quedamos con la duda sobre el pensamiento de
Atanasio en este punto; sabe que la muerte del ser humano consiste en la separación del
alma del cuerpo, pero en el caso de Cristo parece que la considere como la separación del
Logos del cuerpo. En su obra Orationes contra Arrianos, comenta la muerte de Cristo como
sigue:

El que como hombre dijo: "Ahora mi alma se siente turbada," dijo también como
Dios: "Tengo poder para dar mi vida y poder para volver a tomarla." Porque el turbarse era
propio de la carne, pero el tener poder para dar la vida y tomarla de nuevo, cuando El
quisiera, no es propio de hombres, sino del poder del Verbo. Porque el hombre no muere a su
arbitrio, sino por necesidad de naturaleza y contra su voluntad; el Señor, en cambio, siendo
inmortal como es, pero teniendo una carne mortal, tenía en su poder, como Dios, separarse
libremente del cuerpo y tomarlo nuevamente, o cuando quisiera (3,57).

En otro aspecto de la cristología, al considerar la unidad personal de las dos


naturalezas de Cristo, la divina y la humana, permite aceptar por ello que María es Madre de
Dios. Y por la misma unidad personal, Cristo tiene que ser adorado como hombre y como
Dios, porque Dios existe en la carne. En ella Dios se dio al género humano.

-Sobre el Espíritu Santo.

Afirma en su correspondencia con Serapión: «Si Él diviniza, no cabe duda de que su


naturaleza es divina, no es criatura sino Dios y, como es uno, es consustancial al Hijo igual que
el Hijo lo es al Padre. El Espíritu Santo procede del Padre porque brilla y es enviado y es dado
por el Verbo, quien a su vez es del Padre».

El Espíritu Santo forma parte de la Trinidad y, como la Trinidad es homogénea,


el Espíritu no es criatura, sino Dios: Es una locura llamarle criatura. Si fuera criatura,
no podría figurar en la Trinidad. Porque la Trinidad, toda ella, es un solo Dios. Basta
saber que el Espíritu no es una criatura y que no se incluye entre las cosas creadas.
Porque a la Trinidad no se le mezcla nada extraño; es indivisible y homogénea (1,17).

Si el Espíritu Santo es uno y, en cambio, las criaturas muchas y los ángeles


también muchos, ¿qué parecido puede haber entre el Espíritu y las cosas creadas? Es
evidente también que el Espíritu no pertenece al número de los muchos ni es
tampoco un ángel. Mas por ser uno, y aún más por pertenecer al Verbo, que es uno, y
pertenecer a Dios, que es uno, es también consubstancial a El (ομοούσιος). Estas
afirmaciones [de la Escritura] acerca del Espíritu Santo, por sí solas, muestran que, en

141
cuanto a naturaleza y esencia, no tiene nada en común con las criaturas ni nada que
sea propio de ellas, sino que es distinto de las cosas creadas, y pertenece, y no es
extraño, a la esencia y a la divinidad del Hijo; en virtud de esta esencia y naturaleza
pertenece a la Santa Trinidad (1,27).

-Sobre la Eucaristía.

Indica claramente la conversión del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. En


contra de lo que afirmaban los habitantes de Cafarnaún, quienes entendían que recibián el
cuerpo de Cristo en forma material, él afirmó que se recibía de forma espiritual.

Dice Atanasio en su Sermón a los recién bautizados:

Verás a los levitas traer panes y un cáliz de vino y colocarlos sobre la mesa. Mientras
no se hagan las invocaciones y oraciones, no hay más que pan y cáliz. Pero después que se
hayan pronunciado las grandes y admirables oraciones, entonces el pan se convierte en
cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y el vino se convierte en su sangre. Acudamos a la
celebración de los misterios. Mientras no se hagan las oraciones e invocaciones, este pan y
este vino son simplemente [pan y vino]. Pero, después que se pronuncian las grandes
oraciones y santas invocaciones, el Verbo desciende al pan y al cáliz y se convierte en cuerpo
del Verbo.

-Sobre la virginidad.

Aparte de algunas obras que dudosamente se atribuyen a S. Atanasio, existe una con
este título que muy probablemente es auténtica. Fue publicada por CASEY en su versión
armenia. Sin dirigirse a nadie en particular, lo hace a todos los que quieran vivir en estado de
virginidad, y no se refiere a la vida monástica, sino a aquellas personas que llevan una vida
ordinaria. A las vírgenes las considera esposas de Cristo, las llama angélicas y les recomienda
que se abstengan de los baños y de diversiones profanas; las estimula al silencio, a leer libros
sacros, a mantenerse por sí mismas, pero viviendo en pobreza.

Así que podemos decir que, a partir de S. Atanasio, quedó constituido el núcleo del
dogma católico.

Cartas festales

Existía una costumbre en la jerarquía cristiana de la Alejandría del siglo III: sus
obispos, poco después de la fiesta de Epifanía, enviaban una carta a las sedes subordinadas
donde se fijaba el comienzo de la cuaresma y la fecha exacta de la Pascua. La aprovechaban
para tratar asuntos de actualidad y para exhortarlos en la piedad, en las limosnas y en el
ayuno. Nos ofrecen una fuente informativa muy apreciable sobre sucesos y costumbres de
aquellos tiempos. El primero que se sepa que envió este tipo de cartas fue Dionisio de
Alejandría (fue obispo del 248 al 264). Atanasio mantuvo esta tradición, incluso cuando
estuvo en el exilio; a su muerte se reunieron sus cartas y tuvieron gran difusión. Muchas de
ellas se han perdido, pero se han podido conservar a partir de distintas fuentes 30 cartas.

En ellas se aprecia el mismo estilo suyo, simple pero lleno de vigor; al anunciar el
tiempo pascual, son cartas alegres. Insiste en el ayuno cuaresmal. En la carta del año 332
dice:

142
El comienzo del ayuno de cuarenta días es el día quinto de Phamenoth [1 de marzo],
y, como he dicho, sólo cuando nos hayamos purificado y preparado bien con esos días
daremos comienzo a la santa semana de la gran Pascua el día décimo de Pharmuthi [1 de
abril]. Durante este tiempo, mis queridos hermanos, deberíamos ejercitarnos en oraciones,
ayunos y vigilias más prolongados, a fin de poder untar nuestros dinteles con la preciosa
sangre y escapar al exterminador. Daremos fin a los ayunos el día decimoquinto del mes de
Pharmuthi [10 de abril]. Por la tarde de aquel sábado escucharemos el mensaje de los
ángeles: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? Ha resucitado." Inmediatamente
después nos alumbrará aquel gran domingo, me refiero al día 16 del mismo mes de Pharmuthi
[11 de abril], en el que resucitó nuestro Señor y nos dio la paz con nuestros prójimos (3,6).

Hay una carta sobre la que recaído un interés especial, la correspondiente al año 367.
Se denuncia en ella el intento de algunos herejes de introducir obras apócrifas como
pertenecientes a las sagradas Escrituras. Por ello incluye la lista de los Libros del Antiguo y del
Nuevo Testamento incluidos en el Canon y aceptados por la Iglesia. Es la primera vez que se
declaran los auténticos 27 libros del Nuevo Testamento. Para Atanasio algunos tratados del
Antiguo Testamento llamados deuterocanónicos no son aceptables.

Existen otros libros, además de éstos, no incluidos por cierto en el Canon, pero que
han sido seleccionados por los Padres para que los lean quienes acaban de incorporarse a
nosotros: la Sabiduría de Salomón, y la Sabiduría de Sirac, y Ester, y Judit, y Tobías, y el libro
que lleva por nombre la Doctrina de los doce Apóstoles, y el Pastor.

La lista de Atanasio coincide exactamente con el la lista del más importante


manuscrito de la Biblia griega, el Codex Vaticanus, fechado a comienzos del siglo IV. En ambos
falta el Libro de los Macabeos, que también falta en la versión de la Biblia que se leía en
Etiopía. Se supone que el Codex Vaticanus fue escrito por escribas alejandrinos en Roma para
el emperador Constante en el año 340; por entonces Atanasio vivía en la capital del imperio.

Las cartas sinodales

1.-Tomus ad Antiochenos habla sobre el estado de la Iglesia de Antioquía, y fue


escrita en representación del sínodo celebrado en Alejandría en el año 362. Busca conseguir
la concordia entre los cristianos, también soliviantados por la doctribna arriana; habla de las
condiciones que habían de exigirse a aquellos arrianos que quisiesen volver al seno de la
Iglesia. Trata también de temas de terminología teológica, sobre todo el uso de la palabra
hypostasis con sus dos significados de subsistencia y persona.

2.- Siguiendo las instrucciones del sínodo alejandrino de 363, envió al emperador
Joviano una carta, Epístola ad Ioviano imperatorem, en que, a petición del mismo emperador,
exponía todos los puntos de la fe verdadera.

3.- En nombre del sínodo de Alejandría del 369 escribió la Epístola ad Afros
opiscopos, peviniendo a la jerarquía del África occidental contra las pretensiones de los
arrianos de presentar como ciertas las conclusiones del sínodo de Rímini, reafirmando como
que las de Concilio de Nícea eran las únicas que debían seguir. Y da los argumentos para ello.

Cartas encíclicas

1.-La Epistola ad episcopos encíclica, que se remonta al año 339, es un llamamiento a


todos los obispos de la Iglesia para que se adhieran a la causa de Atanasio y se opongan al
obispo arriano Gregorio, intruso en la iglesia de Alejandría. Se enumeran los abusos llevados
a cabo por este obispo y por el gobernador romano.

143
2.-En la Carta encíclica a los obispos de Egipto y Libia, escrita en el 356, previene
también contra los arrianos.

Cartas dogmáticas

1.-Sobre el Espíritu Santo

Las 4 cartas dirigidas al obispo Serapión, escritas altededor del los años 359 y 360,
responde a una primera comunicación de este obispo a Atanasio que se encontraba entonces
desterrado en el desierto. Le decía Serapión que «ciertas personas que, aun separándose de
los arrianos a causa de su blasfemia contra el Hijo de Dios, sin embargo discurren
erradamente acerca del Espíritu Santo, diciendo no solamente que no es más que una
criatura, sino que además, en realidad, es uno de los espíritus que hacen oficio de servidores,
y que sólo difiere de los ángeles en grado». En sus respuestas Atanasio demuestra su
formación y conocimiento teológicos. Indica que nuestro conocimiento del Espíritu deriva de
nuestro conocimiento del Hijo, es su Espíritu, porque el Hijo es quien lo da y lo envía, es el
principio de la vida de Cristo en nosotros.

2.-Carta a Epicteto

Fue escrita en respuesta a la petición del obispo de Corinto sobre la cuestión que se
dicutía en su ciudad entonces, la relación entre el Jesús histórico y el Hijo eterno. En ella
afirmaba Atanasio

¿Qué infierno ha vomitado la afirmación de que el cuerpo nacido de María es


consubstancial a la divinidad del Verbo? ¿O que el Verbo se transformó en carne, huesos,
cabello y cuerpo entero, y que cambió de su propia naturaleza? ¿Quién oyó jamás en la Iglesia
o de boca de ningún cristiano que el Señor llevara un cuerpo sólo en apariencia y no en
realidad? ¿Quién fue tan lejos en el camino de la impiedad hasta el punto de decir y pensar
que la misma divinidad, que es consubstancial con el Padre, fue circuncidada, y de perfecta
que era se hizo imperfecta, y que lo que estuvo clavado en el árbol no fue el cuerpo, sino la
misma esencia creadora de la Sabiduría? ¿Y quién que haya escuchado que el Verbo se formó
para sí un cuerpo pasible, no de María, sino de su propia esencia, llamaría cristiano a quien
dijera tal cosa? ¿Quién inventó esta abominable impiedad, hasta el punto de imaginar y decir
que el afirmar que el cuerpo del Señor está (tomado) de María equivale a pensar que, en Dios,
en un lugar de una tríada hay una tétrada? Como si dijeran los que así piensan que el cuerpo
que el Salvador asumió de María es de la esencia de la Trinidad. ¿De dónde han vomitado una
impiedad tan grande como la de aquellos ya mencionados más arriba, hasta el punto de
afirmar que el cuerpo no es más reciente que la divinidad del Verbo, sino que fue siempre
coeterno con El, ya que fue compuesto de la esencia y de la Sabiduría? ¿Y cómo es posible que
hombres que se llaman cristianos se atrevan aun a dudar que el Señor, que procedió de María,
siendo Hijo de Dios por esencia y naturaleza, sea de la semilla de David según la carne, y de la
carne de Santa María?

Esta carta llegó a considerar como canónica, y fue utilizada argumentalmente por
otros autores e incluso por el Concilio de Calcedonia.

3.- Carta a Adelfio

El obispo Adelfio le había enviado un informe sobre la acusación que hacían los
arrianos a la cristología de Nicea de adorar a una criatura. Y Atanasio le contesta que esa
acusación esta relacionada con las ideas de los gnósticos valentinianos, los marcionistas y los
maniqueos. Marca claramente que los católicos no veneran la naturaleza humana de Jesús,
sino al Verbo encarnado.

144
Nosotros no adoramos a una criatura. Lejos de nosotros tal pensamiento. Semejante
error es propio de paganos y de arrianos. Nosotros, en cambio, adoramos al Señor de la
creación hecho hombre, al Verbo de Dios. Porque, aun cuando la carne, en sí, sea también una
parte de la creación, sin embargo, se ha convertido en cuerpo de Dios. Y nosotros no
separamos el cuer po, como tal, del Verbo, y lo adoramos por separado, ni tampoco, cuando
queremos adorar al Verbo, lo apartamos lejos de la carne, sino que, sabiendo, como he dicho
más arriba, que "el Verbo se hizo carne," le reconocemos también como Dios aun cuando está
en la carne.

4.- Carta a Máximo, el filósofo.

En ella felicita al filósofo por la adecuada defensa que ha hecho de la ortodoxia de


Nicea. Atanasio cree que ésta prevalecerá «porque es exacta y porque basta por sí solo para
derribar todas las herejías, por impías que sean, y en especial la de los arrianos, que habla
contra el Verbo de Dios y, lógicamente, profana también a su Santo Espíritu».

5.- En la Carta sobre los decretos del sínodo de Nicea alecciona a un amigo sobre las
definiciones de Nicea. Ofrece detalles sobre algunas sesiones del concilio.

6.- Carta sobre los sínodos de Rimini y Seleucia.

Es un informe muy amplio sobre los dos sínodos. Señala que no hay necesidad de un
nuevo Concilio, pues el de Nicea sigue vigente y los herejes siguen siendo los mismos. Sigue
atacando a los arrianos.

7.- Carta al obispo Rufiano.

Escrita en el 362, es una contestación a este obispo que le había pedido consejo
sobre la readmisión de los arrianos. Contesta Atanasio:

Aquí y en todas partes se llegó a la misma decisión, a saber: a los que habían caído y
habían sido cabecillas de impiedad, perdonarles si se arrepienten, pero no darles el rango del
clero; pero en el caso de hombres que no han caído deliberadamente en la impiedad, sino que
han sido arrastrados por la necesidad o la violencia, que no sólo deben recibir el perdón, sino
que deben ocupar el rango del clero.

La carta se consideró tan importante que la Iglesia griega la incorporó a su colección


canónica.

8.- Carta a los monjes

También para prevenirlos de la herejía arriana, «porque hay personas que sienten con
Arrio y van de monasterio en monasterio sin más objeto que sólo visitaros y volver de estar
con nosotros, engañar a los simples.»

Cartas ascéticas
1.- Carta al monje Amún.
Fue escrito en el año 356 para calmar los excesivos escrúpulos de algunos monjes y
su extremo ascetismo y qué hacer con las poluciones nocturnas.
Si creemos con las Escrituras que el ser humano es una obra de las manos de Dios,
¿cómo puede haber nacido una obra contaminada de un Poder puro? Y si nosotros, según los

145
divinos Hechos de los Apóstoles (17,28), "somos linaje de Dios," no tenemos nada impuro en
nosotros. No incurrimos en contaminación más que cuando cometemos pecado, que es la
cosa más sucia. Mas cuando independientemente de nuestra voluntad tiene lugar una
cualquiera excreción del cuerpo, esto lo experimentamos, como otras cosas, por una
necesidad de la naturaleza.

2.- Carta a Draconcio.


Escrita en el 354 o 355, está dirigida a un abad para aconsejarle que no reusara su
nombramiento de obispo, tanto por la posibilidad de que cayera el cargo en manos
inexpertas como por la unanimidad que existía con respecto a su elección .
Si te desagrada el organizar las iglesias y piensas que el ministerio del episcopado no
tiene sus recompensas, ahí, entonces te has decidido a despreciar al Salvador, que ordenó
estas cosas... Si todos hubieran pensado como tus consejeros de hoy, ¿cómo hubieras llegado
a ser cristiano, al no haber obispos? (3-4).

De hecho es que surgió efecto la carta y Draconio participó como obispo de


Hermópolis Parva en el sínodo de Alejandría del año 362.
En fin, existen otras cartas que no hay seguridad en cuanto a la autoría de Atanasio y
que no voy a referir. Su aportación a la creación del dogma en el siglo IV fue extraordinaria.
Su mayor logro fue su oposición a la herejía arriana. En sus exposiciones utiliza formas
similares a las utilizadas por Orígenes en sus razonamientos, pero atendiendo ante todo a la
revelación. Señala la primacía de la fe sobre la razón.
SU RELACIÓN CON EL MONAQUISMO
En una de las ocasiones que tuvo que expatriarse se refugió en el desierto egipcio y
fue acogido por una comunidad de monjes. Por aquel entonces habían muchos creyentes que
buscaron la salvación abandonando las ciudades y viviendo en zonas inhóspitas dedicados a
la meditación. Con el tiempo llegaron a organizarse en una forma de vida en común
(llamada cenobítica en griego); el iniciador fue S. Pacomio (muerto en el 346), que fue el
primero en escribir una regla para la comunidad. Aunque el más famoso monje sería S.
Antonio, sobre el que S. Anatasio escribiría su Vida de S. Antonio, que tuvo una repercusión
extraordinario e influyó en la conversión de S. Agustín. S. Antonio ya promovió el cenobismo
femenino y llegó a ser famosa su Carta a las Vírgenes, recordada decenios después por S.
Ambrosio.
-Vida de S. Antonio
En esta obra nos describe el nacimiento, la infancia, el desarrollo de la vocación del
santo; su vida ascética en el desierto y entre los sepulcros. Llegó a ser maestro de monjes, y
de sus charlas con ellos se ocupa largamente esta biografía. Relata sus visiones y los milagros.
En respuesta a las llamadas de algunos obispos, baja del desierto a Alejandría para condenar
públicamente a los arrianos. El libro se ocupa también de unas discusiones que tuvo S.
Antonio con dos filósofos sobre la idolatría y sobre la relación entre la fe y la razón. Y ya en
el epílogo recomiendo S. Atanasio a los destinatarios del libro
..que lean esto a los hermanos, para que aprendan cómo debe ser la vida de los
monjes.

…que lo lean también a los paganos, para que, siquiera de esta manera, aprendan no
sólo que nuestro Señor Jesucristo es Dios e Hijo de Dios, sino también los cristianos, con su
fiel servicio a Él y con su fe ortodoxa en Él, prueban que los dioses, a quienes los griegos
consideran como dioses, no son dioses, y que, además, los pisotean y los arrojan fuera por lo
que son: mentirosos y corruptores de hombres.

146
Curiosamente, una parte de las pláticas con los monjes parecen un tratado sobre
demonología. Es una parte muy interesante para la psicología moderna, con los
conocimientos que ha aportado ésta sobre la importancia del inconsciente y como éste
puede en algunos momentos copar el protagonismo de la personalidad global.
En fin, todos los esfuerzos de estos santos tendrían su mayor desarrollo en la segunda
mitad del siglo IV, en el que los monjes se constituyeron en los herederos del ejemplo de los
mártires. Muchos obispos habían sido anteriormente monjes. Se configuraron entonces dos
tendencias: por un lado el arrianismo apoyado por el poder imperial y el monaquismo que
defendía la teología del Concilio de Nicea, que terminaría triunfando.

ANEXO
Concilios de Alejandría166
En la ciudad de Alejandría se reunieron los siguientes concilios:
231 d.C.: El Obispo Demetrio convocó en Alejandría un concilio de obispos y
sacerdotes con el propósito de declarar a Orígenes indigno del cargo de maestro y de
excomulgarlo.
306: Un concilio presidido por San Pedro de Alejandría, depuso a Melecio, Obispo de
Licópolis, por idolatría y otros crímenes. El cisma duró cincuenta años y fue fuente de
mucho dolor para la Iglesia de Egipto.
321: Tuvo lugar el primer concilio que condenó a Arrio, entonces sacerdote de la
parroquia de la región de Alejandría conocida como Baucalis. Después de su condenación
Arrio se retiró a Palestina, donde obtuvo el poderoso apoyo de Eusebio de Cesarea.
326: San Atanasio fue elegido para suceder al anciano Alejandro y se denunciaron
varias herejías y cismas de Egipto
340: En apoyo de S. Atanasio. Cien obispos se reunieron en Alejandría, declarando en
favor de Atanasio y rechazando vigorosamente las calumnias de la facción de Eusebio, en
Tiro.
350: San Atanasio fue reinstalado s su sede.
362: En este año se convocó un nuevo concilio que fue importantísimo. Fue presidido
por San Atanasio y San Eusebio de Vercelli y dirigido contra aquellos que negaban la divinidad
del Espíritu Santo, el alma humana de Nuestro Señor y Su Divinidad. Se aprobaron medidas
moderadas para los obispos apóstatas arrepentidos, pero se decretaron penitencias severas
para los principales líderes de las grandes herejías, que habían estado devastando a la Iglesia
Cristiana.
363: Se reunió otro concilio presidido por San Atanasio con el propósito de someter al
nuevo emperador Joviano un informe de la verdadera fe.
364: Tuvo un propósito algo similar al de 363.
370: En apoyo del Papa San Dámaso I, condenando a Ursacio y Valente, declarando el
asombro de los conciliares porque siguiera siendo tolerado Auxentio en Milán.
399: Un concilio en Alejandría condenó, sin nombrarlo, los escritos de Orígenes.

166
Shahan, Thomas. "Councils of Alexandria" The Catholic Encyclopedia. Vol. a. New York: Robert
Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen.htm>.

147
430: Fue convocado por San Cirilo de Alejandría para hacer conocer a los obispos de
Egipto la carta del Papa San Celestino I (422-432) en la que se comunicaba una amonestación
pontifical al heresiarca Nestorio. En este concilio los obispos le advirtieron que a menos que
se retractara de sus errores, confesara la fe católica y reformara su vida, rechazarían
considerarlo como un obispo.
633: El patriarca Ciro sostuvo un concilio en favor de los monotelitas, con el cual cerró
la serie de estas reuniones deliberativas de la antigua Iglesia de Egipto.

CAPITULO XIII

EL GNOSTICISMO167

Es extraordinariamente difícil exponer lo que se ha venido en llamar gnosticismo de


una forma sencilla y clara, asequible a los que no están especializados en esos temas. No se
trata de una religión en sí, ni un movimiento teológico y cosmológico que esté perfectamente

167
Antonio Piñero, José Monserrat Torrents, Francisco García Bazán. Textos gnósticos. La biblioteca de
Nag Hammadi”.Editorial Trotta, 1997. Madrid

148
definido y con características nítidas, separables del resto de las formas de pensamiento y
creencias de su tiempo. Es un conjunto de tendencias, con algunas características comunes,
en las que llama la atención su sincretismo, en las que casi todo tiene cabida. Nacido en el
siglo I, alcanzó su mayor difusión en el siglo II d.C, bien que se le pueden encontrar
antecedentes antes de estas fechas.
La palabra Gnosis significa etimológicamente conocimiento, derivada del verbo griego
gignosko = conocer. Éste es su sentido general, pero más específicamente indica
conocimiento acerca de Dios. En su uso en los primeros siglos se refería a un conocimiento de
la realidad divina de carácter superior, propio de iniciados, distinto por tanto al saber
ordinario de los creyentes sencillos. Desde el punto de vista sociológico los gnósticos
representaban una minoría de carácter elitista distinguible por su conocimiento superior. Hay
que recordar que, en aquellas épocas, el auténtico conocimiento, el que podría llamarse de
alto nivel, era el de carácter religioso. En su conjunto el gnosticismo se podría comparar con
situaciones semejantes en otras culturas, como es el caso de la que dio lugar a los textos
Upanishadas en la India o el de los sufíes dentro del islamismo.
Los textos gnósticos no son uniformes, se podría decir que cada uno tiene su propia
versión de la Divinidad y de la génesis del Cosmos. Sin embargo, tienen una serie de puntos
comunes que los hacen discernibles como un todo. En el año 1966 se reunió un simposio en
Mesina para establecer entre los estudiosos cuales podrían ser estas características que
permitieron a un texto ser clasificado como gnóstico.
Hace no muchos años, las fuentes que teníamos acerca de estas corrientes heréticas
dentro del cristianismo (aunque puede también hablarse de un gnosticismo judío) eran de
tipo indirecto, procedentes de algunos padres de la Iglesia en que citaban algunos
fragmentos o hablaban de algunas de sus doctrinas con el fin de refutarlas. Pero los hallazgos
de los manuscritos de Nag Hammadi, localidad situado cerca del cauce del Nilo, en este siglo,
han permitido conocer muchos textos de forma directa. En conjunto, las fuentes con que hoy
contamos pueden clasificarse en directas e indirectas.
Entre las primeras se encuentran:
Los textos de Nag Hammadi.
Pistis Sophia.
Libro de Jeú.
Fragmentos de Basílides, Valentín, Heracleón, Teodoro.
Odas de Salomón.
Fragmentos de los Hechos apócrifos de los apóstoles (Juan, Tomás y Pedro).
Algunos fragmentos del Hábeas Hermeticum, así como algunos de los mandeos y
maniqueos.

Como fuentes indirectas están:


Las citas de Ireneo de Lyón e Hipólito de Roma (siglos II y III), y de Epifanio de
Salamina (siglo IV).
Estos textos muestran sobre todo un sincretismo doctrinal extraordinario, en el que
se amalgaman creencias cristianas, del Antiguo Testamento, del Hermetismo egipcio, del
Mitraísmo, del Dualismo iranio, del Racionalismo griego. Todo cabe, y la elaboración teológica
que surge de ello es de una extraordinaria complejidad y perfectamente desarrollada. No hay
ningún texto gnóstico anterior al Cristianismo, desarrollándose de forma paralela al mismo o
claramente enfrentados. Pero, si bien existe una clara referencia del Gnosticismo respecto al
Cristianismo, no es una creación precedente al mismo. Había grupos claramente opuestos,

149
como el de los Ofitas 168, Los Arcónticos, citados por EPIFANIO, la gnosis hermética del
Poemandres, la gnosis de los Oráculos Caldeos y, posteriormente, el Mandeísmo.
La influencia irania e indú procede de documentos como el Avesta, los Upanisads, y
los himnos gâttâs de Persia. Así se explica el panteísmo que impregna todas las concepciones
gnósticas, así como el Dualismo entre un Dios Bueno, el Uno Trascendente, y el dios
imperfecto, el Demiurgo, creador del Mundo, y que los gnósticos identificaban con Yahveh.
Del Hermetismo procede la concepción de que la organización del Macrocosmos
(Divino y Terreno) tiene su correspondencia con el Microcosmos del hombre. Hay una
correspondencia entre el Cielo y la Tierra, y a cada espíritu terreno le corresponde un
pneuma celestial. La parte espiritual del hombre retornaría a su lugar de procedencia celestial
no por su obrar, sino por el recto conocimiento (gnosis). Y, para conseguirlo, sería necesario
que el Mundo superior enviara un Redentor, idea ya presente en el Mitraísmo.
La influencia judía es también muy marcada. Toda la cosmogonía gnóstica está muy
relacionada con el libro del Génesis bíblico. Como he indicado anteriormente, denigran a
Yahveh, al que convierten en el Demiurgo. Su concepción de la Historia es también
fundamentalmente judía. Para los hebreos la evolución de los Tiempos es de carácter
rectilíneo, desde el momento de la Creación hasta la Catástrofe final. Concepción muy
distinta del de la cultura indoirania, en la que el camino seguido por el Mundo es circular,
concepción propia de las culturas agrícolas y matriarcales, con sucesivas destrucciones y
recreaciones del Mundo. La figura del Redentor de los gnósticos también está relacionada
con la del Mesías judío. Para el gnosticismo, igualmente, el Adán del Paraíso es el reflejo del
Hombre Primordial celeste. Ya en la Apocalíptica judía del siglo III a.C se hacía una distinción
entre Dios y el Logos, que alcanzará un extraordinario desarrollo entre los gnósticos. La idea
aceptada por los gnósticos de que eran una especie de élite privilegiada a la hora de la
salvación es muy similar al convencimiento de los retirados de Qumrán, junto al Mar Muerto,
de que eran verdaderos iniciados en la ciencia sagrada, tal como se ha podido recoger de los
numerosos manuscritos encontrados a mediados de este siglo en las cuevas cercanas a dicho
mar. Incluso la Angeología judía se podría relacionar con la proliferación de eones de las
doctrinas gnósticas.
La influencia griega también es muy marcada, sobre todo la de PLATÓN, en especial la
de su obra Timeo. La concepción del dualismo alma-cuerpo procede de este origen y del
Orfismo. El espíritu estoico se puede rastrear en el Libro hermético del Poemandres. Así
como también es griega la tendencia a la exégesis alegórica de los textos.
Aceptaban la existencia en el hombre de un aspecto divino, en concreto lo
expresaban como un resto de Luz celestial, una chispa divina. Éste componente divino,
confundido con el alma, debía ser reintegrado al lugar del que procedía.
El auténtico conocimiento no es algo racional, deducible como el conocimiento
científico, sino verdad revelada, sabida mediante contemplación y comunión con el Objeto
conocido. La redención o salvación no tiene lugar por el sacrificio ni por las obras, sino por el
conocimiento: «El hombre espiritual es redimido por medio del conocimiento... La perfecta
redención consiste en el conocimiento mismo de la grandeza indecible» 169. Sin embargo, no
creían en la posibilidad de una unión mística.
Las propiedades de las cosas y las relaciones entre ellas tienen una realidad por sí
mismas, distinta a las cosas mismas. Es una concepción derivada del platonismo, de la teoría
de las Ideas. Por ejemplo, las ideas del Bien, de la Bondad, de las propiedades numéricas, las

168
Origenes. Contra Celso, 6,28.
169
Ireneo de Lyon. Adv. Haer. I, 21,4.

150
de las figuras geométricas tenían una existencia propia, más importante y anterior a las de las
cosas mismas a las que podían referirse. Además todas estas relaciones y cualidades tenían
su correspondencia celeste, de manera equivalente (siguiendo en este aspecto al
pensamiento hermético). Debido a la equivalencia de lo de arriba con lo de aquí abajo, se
puede inducir las realidades celestes a partir de la experiencia terrena. Y así elaboraron una
complejísima estructura que comprendía la doctrina de los Primeros Principios (Teología y
Teodicea), la explicación del origen del mundo (Cosmología y Astrología), sobre la naturaleza
de los seres intermedios (Angeología y Demonología), la propia naturaleza del hombre
(Antropología) y la indicación del camino de salvación (Soteriología). Y para expresar todo ello
utilizaron no un lenguaje lógico, emplearon el simbolismo mítico.
La naturaleza divina
Su concepción es extraordinariamente compleja, por los distintos orígenes de su
teología, que luego se enmarañan para formar concepciones aparentemente uniformes. El
pensamiento procedente de Persia llevó a una especie de dualismo. Habría un Principio
Bueno y otro Maligno, supeditado al segundo. Este último sería en última instancia el Creador
del Mundo, con sus múltiples deficiencias. Este dios de segunda clase, el demiurgo del
pensamiento griego, lo convertirían los gnósticos en el Yahveh del Antiguo Testamento,
enfrentándose abiertamente con el Monoteísmo judío.
Sin embargo, la concepción fundamental de los gnósticos sobre la naturaleza de la
divinidad procedía del ideario hermético de origen egipcio. Para ellos la Divinidad suprema
era una realidad postulada sin discusión. Su naturaleza inefable hacía que se la describiera
más por sus características negativas que por las afirmativas. Aunque autosuficiente, veíasela
siempre acompañada por otro ser que sería algo así como la otra cara de sí mismo, que le
evitaba estar en soledad. Ese Otro Yo, que se le podría llamar su Cónyuge, recibía distintos
nombre según diferentes textos gnósticos: Su Conciencia, Su Silencio, o la Paz, o Su
Pensamiento, bien Sabiduría o Espíritu. Este segundo Ser constituiría el lado femenino de la
Deidad. Y de esta Dualidad surgiría después una Trinidad, contemplada de forma distinta por
cada tendencia gnóstica: bien Padre-Madre-Intelecto (Hijo), o Padre/Madre-Hijo-Tercer eón
divino.
El Pleroma Divino
Constituye la proyección primera del Ser Supremo hacia el exterior, como un
desdoblamiento del mismo, dando lugar a un ámbito divino mucho más amplio. Como una
explicitación de la complejidad de su Ser. Emite, pues, una serie de entidades divinas, una
generación de nuevos seres, dando lugar al Pleroma. Estas emanaciones pueden ser sólo
simples modos de manifestarse la Divinidad, tal como aparece en los textos setianos
encontrados en Nag-Hammadi. O pueden ser seres con auténtica realidad en sí mismos (es
decir, hipóstasis o entidades subsistentes por sí mismas), tal como se muestra en la Trinidad
cristiana, tan difícil por ello de comprender.
Estas emanaciones divinas emitidas por el Uno, llamadas también eones, varían
según las tendencias o sectas gnósticas. Lo corriente es que aparezcan por parejas, pues para
estas doctrinas lo perfecto está en la androginia. Para los valentinianos los eones son treinta,
para otros movimientos su número puede ser infinito, “una sucesión infinita de infinitos
cuyas imágenes se multiplican como reflejos emitidos en una sucesión de espejos”, en
palabras de J. DÓRESE.
Esta generación del Pleroma tuvo lugar antes del Tiempo y presentó dos momentos
decisivos: uno, la creación del eón; otro, la dádiva graciosa por el Uno del conocimiento de sí
mismo.

151
La Caída Pleromática
En esa corte divina, en ese Pleroma, existe siempre una deficiencia que, en última
instancia, es la que dará lugar y explicará el nacimiento del Cosmos y el origen del Mal.
Etapas de la Caída
Uno de los eones pleromáticos –variable según las sectas: Sabiduría, Logos...-
pretende audazmente antes de tiempo conocer al Uno, lo cual no supone una recta decisión,
sino más bien un acto de pasión. Dada la naturaleza del efector del acto, conlleva una serie de
consecuencias:
1.- Este acto pasional, por ser divino, es siempre efectivo. Tiene siempre
consecuencias.
2.- Supone un pecado, o caída, y como castigo queda momentáneamente fuera del
Pleroma.
3.- Implica el nacimiento del Mal.
4.- A su vez, motiva la necesidad de un Salvador, primero a nivel celeste,
posteriormente en el mundo material.
5.- Ese pecado vendrá a ser el principio de la materia, del Universo en suma, del mal
visible. Pues, de esa pasión divina surgirá una figura informe de la que, escalonadamente,
surgirá toda la creación.
La Salvación a nivel divino
Tras la falta, el equilibrio ha de recuperarse en el interior del Pleroma. Entonces, el
Trascendente hace surgir otro eón, el Salvador, que tendrá por misión rescatar al eón caído (la
Sabiduría). Ante esta actuación, este último eón sufre una duplicación: por un lado, eón
rescatado (Sabiduría superior) que regresa al Pleroma; por otro, su doble (Sabiduría inferior o
Achamot/Echanot o hijo de la Sabiduría superior), situado éste fuera del Pleroma.
Entre los valentinianos existe un nuevo y curioso eón, el Límite, constituido por algo
así como una doble valla, una la que separa al Trascendente del resto de eones pleromáticos;
la otra, la que separa al mudo material del divino. Ejemplarizado posteriormente por la
traviesa de la Cruz redentora de los hombres, que permite a los poseedores de la gnosis el
Conocimiento para pasar al mundo divino.
El Platonismo como fundamento de la gnosis occidental
Para PLATÓN los primeros principios, los que él llamó Ideas, eran concepciones
creadas por la Divinidad que servían de marco y referencia a todo lo existente en el Mundo.
En éste puede haber bondad, figuras geométricas (círculo, triángulo, etc), justicia,
prudencia... pero siempre de forma imperfecta, aproximada. Sólo las Ideas preexistentes de
Bondad, Triángulo, Círculo o Justicia son efectivamente perfectas. Pero estas Ideas en PLATÓN
son concepciones únicamente. Sin embargo, en manos de sus seguidores, los neoplatónicos,
se convierten en Sujetos conscientes y activos. Eran, pues entidades celestiales reales
capaces, a su vez, de dar lugar a otras entidades.
Tendencias según las distintas sectas
a) Existían grupos que pensaban que en el seno de la Divinidad no había un Primer
Principio, lo que se llamaba el Uno, sino Dos Principios complementarios: el Intelecto y el
Alma Divinos. Es lo que podríamos llamar concepción diádica.

152
b) Para otros, el Uno se mantenía, pero daba lugar a dos entidades independientes: el
Intelecto (asociado al Bien) y el Alma. A esta concepción se le podría llamar triádica.
Tanto en una concepción como en la otra, el Alma se escinde, a su vez, en dos
subentidades: el Alma Superior y el Alma inferior o Alma del Mundo.
Entre las tendencias que pueden incluirse en el apartado a) estarían la de los Peratas,
la que inspiró el Libro de Baruch y el Poemandres hermético. Asimismo a autores como FILÓN
DE ALEJANDRÍA, NUMENCIO, ALBINO, JUSTINO. El caso del grupo Setiano, de tanta influencia
en el Cristianismo, es difícil situarlo en una posición concreta.
Y en el apartado b) se pueden incluir a los Basilidianos, los Valentinianos, y a
neoplatónicos como PLOTINO. En el caso concreto de los Valentinianos, distinguen un Primer
Principio, que sería como el Uno, el Sumo Trascendente. Un Segundo Principio, que sería el
Intelecto, que, a su vez, contendría una multiplicidad de inteligibles. Y el Tercer Principio, el
Alma/Espíritu, con sus dos subprincipios, el superior y el inferior. Concepción que claramente
muestra sus similitudes con la Trinidad Cristiana.
Características de los Principios
De una forma general, considerados en su conjunto, a los Principios se les unen 2
tipos de Atributos:
A) Los que podríamos considerar como absolutos, que expresan la esencia específica
de cada uno, y que viene expresados por su nombre. Padre, Logos, Espíritu...
B) Los que se llaman atributos relacionales, los que fijan su posición respecto a los
demás principios. Esta cualidad relacional la podemos subdividir en Dos Momentos: el
Momento constitutivo, el referido al origen del Principio, el que fija su relación bien consigo
mismo (se autogenera) o con el Principio anterior. Y existiría también el Momento
comunicativo generativo, el que relaciona a cada Principio con el inferior (en el caso del
Principio inferior, el que señala su relación con el Mundo).

Corriente Setiana170
Voy a dedicar ahora un poco más de atención a esta corriente, de la que se ha
obtenido muchísima información a partir del reciente descubrimiento de los Textos de Nag
Hammadi. Y ello porque abre insospechadas pistas para la interpretación del Libro de la
Apocalipsis cristiano.
Para los setianos, los Principios divinos se conciben más de una manera modal que
hipostática. Es decir, se piensa de ellos como formas de manifestación de la Divinidad única,
antes que como Principios con realidad independiente. De esta forma resultan sus textos más
compatibles con la mentalidad monoteísta de los semitas. Son compatibles con el concepto
de La Sabiduría de los libros sapienciales de la Biblia y con las Potencias de las elucubraciones
filosóficas-teológicas de FILÓN DE ALEJANDRÍA. Y, asimismo, guardan relación con los sefirot
de la Cábala (igual a las diez perfecciones de la Divinidad: corona, sabiduría, inteligencia,
amor, poder, belleza, victoria, esplendor, fundamento y reino). Si hubiera que ubicar la
doctrina de esta secta, se la colocaría entre el pensamiento helenístico de FILÓN y la primera
teología trinitaria cristiana.
En la doctrina setiana hay una multiplicación de los grados descendentes de la
Divinidad, pero están poco diferenciados, sin entidad hipostática. No existe en ella las claras

170
Ignacio Gómez de Liaño. “El Círculo de la Sabiduría”, pg.141-204. Editorial Siruela.1998. Madrid.

153
separaciones que establecería posteriormente VALENTIN con su Eón Límite. En este camino
descendente, de degradación progresiva, distinguen 5 Estratos:
Primer Estrato
Lo forma la Trascendencia absoluta, la constituida por Dios y su Espíritu.
Segundo Estrato
Lo forman los eones femeninos. El primero y origen de los siguientes es Barbeló.
Procede, como es lógico, del Primer Principio. En el texto del Apócrifo de Juan se indica que
su nombre significa “erguirse delante de”, naturalmente delante del Espíritu Trascendente,
siendo su imagen y pensamiento. Barbeló es el principio que “vadea” la distancia infinita que
existe entre el primer Principio y los estratos inferiores de la Divinidad.
Barbeló lleva en sí una serie de eones o disposiciones, que son distintas en unos u
otros textos gnósticos: En el Apócrifo de Juan tiene cinco manifestaciones (Inteligencia,
Presciencia, Incorruptibilidad, Vida eterna, Verdad). En el Zostriano y el Allogenes son tres
(Existencia, Beatitud, Vida). Y en el Pensamiento Trimorfo tiene tres triples: “Ella tiene en sí
una Palabra que posee toda gloria y tiene tres masculinidades y tres poderes y tres nombres”.
Tercer Estrato
Junto con los dos estratos anteriores constituye el Pleroma Superior o conjunto de
eones que forman la unidad común de la Divinidad. Este estrato lo forman los eones
masculinos. El Apócrifo de Juan considera a este estrato casi como una entidad personal y le
otorga los nombres de Unigénito e Hijo. En este mismo texto, los eones que forman al Hijo
(Unigénito-Cristo, Intelecto, Querer, Logos y Autogenerado) son consortes de los cinco eones
femeninos de Barbeló.
Cuarto Estrato
Tiene su origen en el eón Autogenerado del tercer estrato. Formado por los eones del
Pleroma inferior. El Autógenes emitiría los Cuatro Luminares: Armozel, Oriel, Daveitai y Eletet.
En el Apócrifo de Juan, tantas veces citado por su entidad doctrinal y su conservación
completa, cada luminar emite a su vez tres eones, dando lugar a la Dodécada del Estrato
inferior. El último eón de Eletet es Sabiduría.
Quinto Estrato
Lo forma exclusivamente el eón Sabiduría (llamada también Pistis o Sofía). La
concepción gnóstica de este eón es muy compleja. Su función esencial es la Creación del
Universo. Para la secta setiana-barbelónica, la caída de Sabiduría se habría debido a su obrar
sin el querer del Padre, fuera de su momento, lo que suponía una culpabilidad, añadido a
haberlo hecho sin una conjunción previa con su consorte (que no es mencionado).
La Creación tendría lugar por intermedio de un hijo de Sabiduría, el Demiurgo, ser
incompleto que, a su vez explicaría todas las imperfecciones del Mundo. Después Sabiduría
quedaría en un estado de olvido, en un estado de deficiencia e ignorancia. Incluso es
calificada de prostituta. Pero Sabiduría termina arrepintiéndose de su error y es auxiliada por
los eones superiores con el don de la conjunción con su consorte, con lo que su deficiencia
queda redimida. Esta Pistis redimida quedará entonces en una situación intermedia entre el
mundo divino y el corporal, y será la madre de los hombres espirituales.
GNOSIS EN ALEJANDRÍA

Fue la que alcanzó mayor desarrollo y la más condicionada por las corrientes del
Helenismo. Su influencia se extendió a la capital del Imperio, así como a Hispania, las Galias,

154
Grecia y Oriente Medio. Tuvo a muchas mujeres entre sus seguidores. Se enfrentó
claramente a la Iglesia, aunque no hay que olvidar su influencia en el pensamiento cristiano
de los primeros tiempos. En ella destacaron algunas fuertes personalidades como las que
indico a continuación.
Basílides
Según informaciones procedentes de IRENEO, vivió en Alejandría en la época del los
emperadores Adriano y Antonino Pío (entre los años 120 y 145). Se cree que recibió en
Antioquía las enseñanzas de Satornil, y para el año 133 era profesor en Alejandría. Se han
perdido la mayoría de sus escritos y quedan fragmentos de un comentario a un Evangelio que
escribió. Por lo que se ha podido deducir de las referencias que nos han quedado
presentaba algunas ideas claramente gnósticas:
-El caos es creación del Demiurgo, no de Dios.
-Sin embargo, Dios anima a la materia, de lo que se deduce que en el mundo
coexisten los dos principios, el de la luz y el de la oscuridad, el Bien y el Mal.
-En el hombre está la luz, el espíritu que lo anima, y puede vencer a las tinieblas que
le rodean y que están en él. Estas se manifiestan en su cuerpo material.
-El hombre, dentro de la creación, es lo más alejado del caos, y algunos están muy
cerca de Dios.
-Toda evolución es una diferenciación y una separación de lo que está desde el
principio unido, la materia y el espíritu. La materia mira al espíritu como su arquetipo al que
tiende a imitar.
-En lo alto de todo reina el Espíritu, el Logos, consciente de sí mismo. Por debajo de
él se encuentra el Pneuma, pensamiento inconsciente de sí mismo, algo así como el Alma del
Mundo. Luego viene el Éter, un intermedio entre ella y el alma que vive en la materia.
-Continuador de EMPÉDOCLES, dice que el nacimiento y la muerte no son el principio
y el fin, sino la reunión y la separación de los elementos que constituyen el ser. Cada
elemento se eleva según su gravedad: el espíritu se eleva hacia su principio, el pneuma se
extiende alrededor del mundo. Sobre el pneuma el Éter; sobre éste el aire y al final está el
Espíritu Cósmico. Se constituye una armonía entre los constituyentes del hombre, cuerpo,
alma y espíritu, y los componentes del Cosmos.
-La salvación viene por la gnosis, el conocimiento, que le le libra de ser esclavo del
mundo. Pero son pocos los que tienen ese conocimiento; decía IRENEO «Pocos pueden
poseer este conocimiento; uno entre mil, dos entre diez mil».
-El pecado viene del deseo excesivo que transgrede la naturaleza, bien por el lado de
la ascesis, como por los excesos sexuales. Siempre se acompaña de sufrimiento.
-Cree en los renacimientos y, compartiendo lo dicho en el Timeo de Platón, habla de
que el amor no debe ir acompañado de las emociones? (¿cómo es posible?), sin placer y sin
pena.
-La liberación sólo afectará al alma, ya que el cuerpo es indiferente desde el punto de
vista ético. La experiencia suprema es la extática.
-Desde el punto de vista cristiano, afirma nada menos que Cristo no fue crucificado,
sino sustituido por Simón de Cirene. Así que la resurrección no tuvo lugar.

155
Valentín
Es el más desctado pensador gnóstico. Nació en el año 85 en Phrebón (Egipto). En sus
enseñanas se nota la influencia de la filosofía platónica, la mitología griega y las enseñanzas
de Theodalis. TERTULIANO, en su obra Adversus Marcionem, dice: «Valentín había esperado
el episcopado, pues estaba dotado de gran talento y elocuencia, pero fue preferido otro por su
martirio; y Valentín, por indignación, rompió con la Iglesia ortodoxa». Predicó su doctrina en
Alejandría para después trasladarse a Roma y de allí a Chipre.
Adoptó el modo de expresión del Nuevo Testamento para así combatir mejor a sus
adversarios, semejante a como había hecho Pablo en sus Epístolas, adoptando algunas
maneras gnósticas. Cuenta IRENEO en su obra Adversus haereses, 3,15, 2, que Valentín era
un hábil orador y sus doctrinas se extendieron, creando dos escuelas valentinianas, una
oriental y otra occidental. Tuvo la habilidad de mostrar que sus doctrinas eran sólo reservadas
para iniciados, por lo que tenía pocos roces con la ortodoxia oficial de la Iglesia.
Entre sus obras se encuentra el Evangelio de la Verdad encontrado el año 1945 en el
descubrimiento de la biblioteca gnóstica de Nag Hamedi (Egipto). Se le atribuye también,
aunque con menos seguridad, el texto Pistis Sofía, muy importante entre los seguidores
gnósticos. Sus elaboradas teorías pueden resumirse así:
-El hombre tiene un origen celestial, al que ha de volver. El mundo es un lugar de
paso donde reina el sueño, la ignorancia y la ceguera.
-El gnóstico aprende a “despertar” y a tender a unirse con la divinidad. La luz de este
conocimiento es Cristo.
-El Padre existió antes de todo tiempo en medio del silencio; es el Supremo
Trascendente. Su conocimiento por parte del hombre procede de la Gracia.
-Del Padre procede el Hijo, y éste descendió al mundo como sumo sacerdote,
marcando el límite entre el mundo celeste y el terrestre, la Cruz de Cristo.
-Las emanaciones celestiales o eones constituyen el Pleroma divino, y ello tuvo lugar
antes de la creación del Universo. Los eones proceden del Padre, pero su naturaleza es
imperfecta y no conocen la esencia del Mismo. Constituyen su corte celestial.
-Uno de estos eones fue el Logos, prototipo de conocimiento racional. Pretendió
llegar a conocer la esencia del Padre pero fue castigado por la duda y se degradó su
naturaleza (un fenómeno semejante fue atribuido al eón Sabiduría por otras tendencias
gnósticas).
-Como consecuencia se desprendió el principio del cosmos, Anima mundi, una
especie de Espíritu Santo inferior, ya separado del pleroma.
-El arrepentimiento del Logos culpable y la oración subsiguiente permitió que
renaciera en él el recuerdo de su origen. Recibió la Gracia del Conocimiento Perfecto y fue
elevado a hipóstasis subsistente (segunda Persona de la Trinidad).
-Vuelto al Pleroma, creó las imágenes ideales de los hombres gnósticos, sirviendo de
modelos los eones que contribuyeron a su liberación.
-Lo que sucedió a continuación tuvo lugar fuera del Pleroma. El Alma del Mundo
(Sabiduría exterior) se separó de Dios y pretendió crear por sí misma, usurpando una
prerrogativa divina. Creó los entes gnósticos pneumáticos, así como los entes anímicos. Pero
quedó en soledad.

156
-El Logos en el Pleroma envió entonces un Salvador (Cristo) para salvar al Alma del
Mundo y sus creaciones. Arrepentida, recibió a Cristo, su compañero y liberador.
-Sofía, en su pretensión creadora formó al Demiurgo, y éste el mundo material y al
hombre.
-En lo referente a la naturaleza de Jesús, los valentinianos pensaban que estaba
compuesto de un cuerpo hílico, material, proveniente de María; además era una virtud
racional, una virtud espiritual; personificaba al Hijo. Era prexistente y se introdujo en María
“como el agua a través de un canal”.
Dentro del movimiento valentiniano, los seguidores italianos aceptaban dos etapas
en la vida del Salvador: antes del Bautismo en el Jordán, Jesús tenía un cuerpo corruptible e
hijo natural de María y José; pero a partir del Bautismo se convierte en Cristo, Hijo del Padre y
de la Madre Virgen para redimir al hombre. Tiene, pues, Jesús dos madres: la esposa de José
y la Virgen, esposa del Padre. La misión de Jesús era revelar aquellos conocimientos que
permiten al gnóstico salir del mundo de las tinieblas.
-Tenían cinco sacramentos: el bautismo, la unción o crisma, la eucaristía, la redención
y la cámara nupcial o matrimonio gnóstico. El bautismo era por inmersión y perdonaba los
pecados; de calidad más elevada era la unción o bautismo espiritual, participaba de la unión
del Padre con el Hijo; la eucaristía, símbolo de la carne y la sangre de Cristo, lo era también de
la unión del Logos y del Espíritu Santo, y hacía al hombre perfecto; el sacramento de la
redención permite al alma ascender a través de los cielos planetarios tras la muerte,
recordando a la unción católica. Finalmente, el sacramento superior era el de la cámara
nupcial por el que se unían el alma y el cuerpo, la semilla pneumática del gnóstico en calidad
de esposa con su “ángel”, realizada aquí en el mundo con anticipación; por medio de él se
hacía el gnóstico inmune a los espíritus inmundos en esta tierra y aun tras la muerte.

Carpócrates
Nació en Alejandría. Se cree que vivió durante el tiempo del papa Aniceto (154-165).
Se le puede definir muy bien como un hechicero pues practicaba la magia, estimulaba los
sueños, elaboraba filtros amorosos y encantamientos. Sus seguidores pensaban de sí mismos
que eran superiores a los demás.
Consideraba que Jesús era un hombre como los demás, pero con tal memoria que
recordaba cuando estuvo con Dios. En cuanto al mundo, había sido creado no por Dios sino
por ángeles de baja jerarquía. Despreció la moral de origen cristiano. Se han perdido casi
completamente sus escritos; sólo quedan algunos fragmentos del libro Sobre la justicia,
redactado por su hijo Epífanes (éste fue adorado como dios tras morir siendo adolescente).
La corriente setiana
Se puede incluir entre las que se desarrollaron preferentemente en Alejandría, ya
citada anteriormente.

En fin, pido disculpas de nuevo al lector por esta engorrosa exposición de teorías que
ahora aparecen tan fuera de nuestro tiempo. Pero tiene importancia su conocimiento porque
explica mejor algunas expresiones y pasajes del Nuevo Testamento, como indicaré a
continuación.
GNOSIS Y NUEVO TESTAMENTO

157
Al quedarse sin Jesús, sus seguidores trataron de comprender la enorme experiencia
sufrida tras los años de su predicación, su incomprensible muerte y, lo más extraordinario, su
resurrección. Buscaron una explicación y un sentido a los sucesos. Y se acogieron al material
religioso y filosófico con que contaba la época y a los escritos del Antiguo Testamento, sobre
todo los de los grandes profetas. El pensamiento helenista, triunfante entonces por todo el
imperio romano, la influencia irania, el sincretismo de todas la teorías gnósticas, la teología
procedente de otras religiones, preferentemente de origen oriental, como el Mitraísmo. Y
todo ese bagaje se intentó aplicar a la figura de Jesús.
La influencia del gnosticismo se dejó sentir, siendo difícil, por ejemplo, comprender
muchos pasajes de Pablo si no lo tenemos en cuenta. Me detendré en este apartado a
considerar las semejanzas e influencias de la Gnosis en el Cristianismo naciente.
Cartas auténticas de Pablo.
Pablo tenía una visión del hombre tripartita, formado por cuerpo, alma y espíritu.
Más allá de la concepción platónica en la que estaría formada sólo por cuerpo y alma, añade
el “espíritu” que, naturalmente, tendría origen divino, tal como precisaban los gnósticos. Esa
“chispa divina” encerrada en todo hombre. PABLO lo dice así: «Y el Dios de paz os santifique
en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la
venida de nuestro Señor Jesucristo»171. Componente divino al que siempre hay que estar
atento, como lo indica en la misma carta a los Tesalonicenses tres versículos antes 172: «No
apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las profecías». Esta visión antropológica se completa,
dentro de la misma forma de pensamiento, cuando PABLO distingue distintos tipos de
hombres, por un lado los espirituales, por otro los que llama psíquicos y, finalmente, a los
carnales.
Veamos como se expresa el apóstol, dirigiéndose a los Corintios: «De manera que yo,
hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en
Cristo. Os di a beber leche, y no vianda: porque aún no podíais, ni aún podéis ahora»173.
Distingue, pues, a los hombres según aquella parte de su ser que tienen más desarrollada;
implica, asimismo, la necesidad de una cierta iniciación para llegar a ser hombres
espirituales174. Luego se verá que el camino es a través del conocimiento, como indicaban los
gnósticos. Aquél que se deja llevar por su parte animal, no puede percibir las excelencias del
espíritu que lleva consigo: «Más el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar
espiritualmente»175. Es necesario, pues, romper el velo que esconde a los hombres carnales el
conocimiento del Espíritu. Y el destino de cada parte del hombre lo señala después: «Así
también la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levantará en
incorrupción...Se siembra cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y
cuerpo espiritual»176. El Espíritu del Señor habita en los creyentes, haciéndoles participar en
su gloria177.
Para PABLO la Fe es conocimiento de Dios, y ésta comprensión del misterio de Cristo,
sabiduría oculta178 que Dios vedó a los poderosos y reveló a aquellos que le aman. Revelar
quiere decir mostrar, “poner delante”, conocimiento evidente sin previo razonamiento. Es

171
1ª Tes. V, 23.
172
1ª Tes. V, 19-20
173
1ª Cor., III,1-2.
174
Gál. VI,1.
175
1ª Cor. II,14.
176
1ª Cor. XV, 42-44.
177
1ª Cor. III,16; Rm. VIII,9; 2ª Cor. III,18.
178
1ª Cor. II,7y ss. Gal. IV,5.

158
dádiva de Dios. «Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por
naturaleza no son dioses: más ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien siendo conocidos
de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los flacos y pobres rudimentos...»” Se trata pues de un
conocimiento propiciado por la Gracia, sin cuya ayuda el hombre no puede alcanzar la
Salvación. Y esta palabra de Dios, en la que se deposita la Fe, obra en nosotros por su Gracia.
«...también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de
Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la
palabra de Dios, la cual obra en vosotros los que creísteis»179.
La Fe es ciencia, ciencia divina, contrapuesta a la de este mundo. Como los gnósticos,
hay un cierto desprecio por el mundo, opuesto en sus hechos a los deseos divinos. «Porque
no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras,
porque no sea hecha vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura para los
que se pierden; más a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios»180. Aquí
insiste de forma indirecta en la distinción de hombres espirituales y hombres carnales.
El aumento de la Fe, el mayor conocimiento, el llegar a ser el hombre espiritual es
como despertar de un sueño, es abrir los ojos a la Luz verdadera por Cristo y en el Espíritu,
«...que ya es hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud
que cuando creímos. La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de la
tinieblas, y vistámonos las armas de luz»181.
Para Pablo, siguiendo la mentalidad gnóstica, existen también “dioses inferiores”,
semejantes a los eones degradados surgidos a partir del pleroma divino, los que él llama
“arcontes o príncipes de este mundo”: «Hablamos, sin embargo, entre los perfectos, una
sabiduría que no es de este siglo (=mundo), ni de los príncipes de este siglo, abocados a la
destrucción, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada
por Dios antes de los siglos para nuestra gloria» 182 . Y sigue hablando de esos seres
intermedios en la Epístola a los Romanos: «Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la
vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la
altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios...»183.
Es también llamativo en las cartas de PABLO el enfrentamiento entre Dios y el mundo,
una dualidad que guarda paralelo con las ideas religiosas iranias y el gnosticismo posterior
que las acoge. El mundo está dominado por el “dios de este mundo”, el demiurgo, Satán. “«Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que
conozcamos los dones que Dios nos ha concedido»184. La materia y el cuerpo, imágenes del
mundo, son menospreciados. El cuerpo, corruptible, no resucitará como tal: «Pues así en la
resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción y resucita en incorrupción. Se siembra
en vileza y se levanta en gloria. Se siembra en flaqueza y se levanta en poder. Se siembra
cuerpo animal y se levanta un cuerpo espiritual»185. No tiene contemplaciones con lo terreno,
que estima perverso, condicionado por su momento histórico y sus vivencias. «...nuestro
Señor Jesucristo, que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este siglo malo»186.
«...nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el
mundo»187. Esta oposición la señala muy a menudo como contraposición de Luz y Tinieblas.

179
1ª Tes. II, 13.
180
1ª Cor. I,18.
181
Rom. XIII, 11-12.
182
1ª Cor. II, 6-7; 2ª Cor. IV,4.
183
Rm, VIII, 38-39.
184
1ª Cor. II,12
185
1ª Cor. XV, 42-44.
186
Gal. I,3-4.
187
Gal. VI,14.

159
«La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las obras de la
tinieblas y vistamos las armas de la luz»188. «Por consiguiente, no durmamos como los otros,
sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente»189.
Es un verdadero enfrentamiento entre Dios y el mundo, entre el espíritu y la carne,
marcado dualismo entre las localizaciones, para él, del Bien y el Mal. «Habiendo comenzado
en Espíritu, ¿ahora acabáis en carne?»190 «Pues en Cristo Jesús ni vale la circuncisión ni vale el
prepucio, sino la fe que actúa por la caridad»191. «¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor...Así pues, yo mismo, que
con la mente sirvo a la Ley de Dios, sirvo con la carne a la ley del pecado»192. «Los que viven
según la carne no pueden agradar a Dios; pero vosotros no vivís según la carne, sino según el
espíritu»193.
Es marcado el interés que presta PABLO al Cristo resucitado, con palmario desinterés
por la vida terrena de Jesús de Nazaret. Semejante a los gnósticos, insiste en el valor
escatológico del Logos Divino y de la Redención por parte del mismo. Tendencia que llevaría a
los excesos teológicos del mundo bizantino; actitud todavía muy vigente en el mundo católico
de hoy. La chispa divina, al decir de los gnósticos, parece estar detrás de concepciones tan
importantes como su “vivir en Cristo”, con una especie de consubstancialidad con el
Redentor. «Más yo por la misma Ley he muerto a la Ley, por vivir para Dios; estoy crucificado
con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí»194. Esta unión, referida a la Iglesia
entera, se convierte en el cuerpo místico de Cristo. «...así nosotros, siendo muchos, somos un
solo cuerpo en Cristo...»195
Su concepción de la caída de la creación tiene muchas semejanzas con la doctrina de
los gnósticos sobre la caída del eón Sabiduría y la corrupción del mundo formado por el
Demiurgo, su hijo. «Así, pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el
pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres»196 «...pues las criaturas están
sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la esperanza de que
también ellas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción» 197 . E igualmente
semejante es toda la teología sobre el Salvador.
Cartas deuteropaulinas
Son las procedentes del círculo paulino, pero no directamente de él: Epístola a los
Colosenses, E. A los Efesios, 2ª E. a los Tesalonicenses. También aquí es necesario conocer el
pensamiento gnóstico para su mejor comprensión. El Dualismo tan marcado en el
gnosticismo, y que ya hemos apreciado en las cartas auténticas, se puede apreciar en la E. a
los Colosenses: «El Dios Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del
Hijo de su amor»198. «...despojaos del hombre viejo con todas sus obras y vestíos del
nuevo»199. Es un pensamiento que deja poca opción a la bondad del Mundo, que está regido
por los poderes del mal. La salvación supone una transformación, renunciando precisamente

188
Rm. XIII, 12.
189
1ª Ts. V,6.
190
Gal. III,3.
191
Gal.V,6.
192
Rm. VII, 24-25.
193
Rm. VIII, 8 y ss.
194
Gal. II, 19.
195
Rom, XII, 5. 1ª Cor. XII, 12-27.
196
Rom. V, 12.
197
Rom. VIII, 20,21.
198
Col I, 13.
199
Col II, 9.

160
al Mundo, a sus valores. «Mirad que nadie os engañe con filosofías y vanas falacias, fundadas
en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo» 200.
La existencia de seres intermedios entre Dios o el mundo, llámeseles arcontes u otros
nombres, también es aceptada en estos escritos. «Pues en Cristo habita toda la plenitud de la
divinidad corporalmente, y estáis llenos de Él, que es la cabeza de todo principado y
potestad»201. «...despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando de ellos en la cruz» 202. «El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó
al reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención y la remisión de los pecados; que
es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en Él fueron creadas
todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones,
los principados, las potestades»203. Y en la Epístola a los Efesios se vuelve a insistir en este
punto: «Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los que en otro tiempo
habéis vivido, según el modo secular de este mundo, bajo el príncipe de las potestades
aéreas»204.
La idea de que los creyentes son escogidos por Dios, dando posible pábulo a una
teoría de la predestinación, se extrae de párrafos como el siguiente: «...hermanos amados del
Señor, a quienes Dios ha elegido desde el principio para haceros salvos por la santificación del
Espíritu y la fe verdadera»205. Corroborado en la 1ª Carta de Pedro: «Pero vosotros sois linaje
escogido, sacerdocio santo, gente santa, pueblo adquirido para pregonar las excelencias del
que os llamó de las tinieblas a la luz admirable»206.
Finalmente, la idea del Hombre primordial que desciende a la Tierra para luego subir
a su morada primera, chispa divina bajada a la profundidad de la materia, está debajo de
expresiones como la de la Carta a los Efesios: «..Subiendo a las alturas, llevó cautiva la
cautividad, repartió dones a los hombres. Eso de subir, ¿qué significa sino que primero
descendió a las partes bajas de la tierra? El mismo que bajó es el que subió sobre todos los
cielos...»207
Epístola a los Hebreos
Este pequeño escrito exhortatorio es de los más hermosos del Nuevo Testamento.
Posiblemente escrito antes del año 70 por un israelita cristiano profundamente conocedor de
los textos bíblicos, pero consciente de que la Ley quedaba superada tras la aparición de
Cristo.
Pues bien, la idea que desarrollaría el gnóstico VALENTIN en el siglo II sobre la
existencia de un eón Límite entre el Mundo y el Pleroma divino subyace en el siguiente
pasaje, en el que indica como Jesús nos ha permitido abrirnos camino hacia Dios por su
propio sacrificio: «Teniendo, pues, hermanos, en virtud de la sangre de Cristo, firme confianza
de entrar en el santuario (santuario celeste y a Dios) que Él nos abrió, como camino nuevo y
vivo a través del velo, esto es, de su carne,...»”208.
En fin, muchas ideas gnósticas, como movimiento nacido dentro del cristianismo,
tuvieron cabida dentro de la ortodoxia, aunque nunca los excesos a que llegaron estas sectas.

200
Col. II, 8.
201
Col. II, 9.
202
Col. II, 15.
203
Col I, 15; Ef. I,21 y X,12
204
Ef. II, 1.
205
2ª Ts. II, 13
206
1ª Pd. II, 9.
207
Ef. IV, 8-10.
208
Hb, X, 19-20.

161
El dualismo luz/oscuridad, la existencia de un Salvador preexistente, la precisión de la
doctrina del Logos divino que desciende a la Tierra para luego volver a los Cielos, su unidad
con Dios, la salvación por el conocimiento (sólo en algunos textos cristianos), todas ellas son
concepciones que fueron comunes.

PARTE V

LAS CIENCIAS EN ALEJANDRÍA

CAPÍTULO XIV

I– MATEMÁTICAS

I-1 MATEMÁTICAS EGIPCIAS


El inicio de su estudio se remonta a las más antiguas civilizaciones, disputando con la
astronomía las iniciales inquietudes del hombre por conocer e interpretar el mundo. Se
tiene con frecuencia a atribuir el comienzo de la ciencia matemática a los griegos, pero ellos
mismos no lo pensaban así; el mismo Aristóteles, en su libro Metafísica, atribuía su origen a
los egipcios, en concreto a sus sacerdotes. Su desarrollo ha estado relacionado con la
existencia de clases ociosas al trabajo físico, que tuvieron tiempo para la especulación. Pero
en el temprano desarrollo de la aritmética tuvieron también mucha importancia otras
razones más prosaicas, como la actividad comercial o el determinar los lindes de las parcelas
en el valle del Nilo anualmente después de cada inundación; o para calcular los préstamos,
calcular el pago de salarios o el determinar un calendario. Conocimientos geométricos
fueron necesarios para cuantificar el contenido de los graneros; también había que fijar las
tasas a pagar al fisco de entonces dependiendo de la superficie de tierra inundada por el Nilo.
PROCLUS (410-485) dejó escrito en su Comentario al 1º libro de los Elementos de Euclides:

162
La mayoría de los cálculos geométricos fueron primero descubiertos entre los
egipcios y originados en la medida de sus tierras. Fueron necesarios para ellos pues el Nilo
sobrepasaba y cubría los límites entre las propiedades.

EL PAPIRO DE RHIND

Los modernos estudios sobre los conocimientos matemáticos de Egipto empezaron a


partir del descubrimiento de la Piedra Rosetta por las tropas de Napoleón en Egipto y el
posterior desciframiento de las escrituras jeroglíficas. Los sabios que acompañaron a
Napoleón escribirían después la obra monumental Descripción de Egipto, publicada a lo largo
de 25 años.
El conocimiento sobre las matemáticas egipcias nos viene fundamentalmente de dos
papiros: el Papiro de Rhind y el de Golenischev (Papiro de Moscú). El primero fue adquirido
en Luxor por el escocés A. Henry Rhind en 1858 y terminó en el Museo Británico. Estaba
escrito en escritura hierática y se remontaba hacia 1650 a. C. Su autor fue el escriba Ahmes,
que nos dice que era una copia de otro trabajo más antiguo que se remontaba a la Dinastía
XII (1849-1801 a.C). Al papiro, roto en dos pedazos, le faltaba la parte central, pero por esos
hechos afortunados que a veces ocurren, años después se encontraron trozos sueltos de
papiro que pertenecieron a un egiptologista americano, Edwin Smith, y que se pensó que
eran de escaso valor, pero que se llegó a descubrir que eran los trozos que faltaban al Papiro
Rhind.
El Papiro comienza con un prólogo prometedor, «un profundo estudio de todas las
cosas, revelación del sentido de todo lo que existe, conocimiento de todos los oscuros
secretos». En realidad de trata de un manual de ejercicios matemáticos; pero sus 85
problemas nos dan una clara visión de la ciencia matemática en Egipto. La operación
numérica clave era la adición, mientras la multiplicación era una serie de sucesivas adiciones
y duplicaciones. Por ej., para multiplicar 65 por 21, se pone a la cifra mayor como
multiplicanda y se van haciendo sucesivas duplicaciones:

˅ 1 65
2 130
˅ 4 260
8 520
˅ 16 1040

1 + 4 + 16 = 21 65 + 260 + 1040 = 1365

Para dividir, se procedía de forma inversa, aunque la dificultad surgía cuando el


cociente no era un número entero.
Ejemplo de cociente entero: 40 : 8.

1 8 ˅
2 16
4 32 ˅

1 + 4 = 5 8 + 32 = 40

163
En el caso de división no entera, por ej., 16: 3.
1 3 ˅
2 6
4 12 ˅
2/3 2
1/3 1 ˅

5 + 1/3 16

Los egipcios tenían una especial aversión a las fracciones cuyo numerador fuera
mayor que 1. Una extensa tabla que ocupa un tercio del Papiro de Rhind facilita la resolución
de fracciones con numerador mayor de 1. Así, en el caso de fracciones del tipo 2/n, y que
además el denominador sea un múltiplo de 3, se utilizaba la regla que sigue:
2/3k = 1/2k + 1/6k
Ej.: 2/15 = 1/10 + 1/30
Para otros casos, indica el Papiro de Rhind en su tabla:
2/5 = 1/3 + 1/15 2/53 = 1/30 + 1/318 + 1/795
2/7 = 1/4 + 1/28 2/55 = 1/30 + 1/330
2/11 = 1/6 + 1/66 2/59 = 1/36 + 1/236 + 1/531
2/13 = 1/8 + 1/52 + 1/104 2/61 = 1/40 + 1/244 + 1/488 + 1/610
2/17 = 1/12 + 1/51 + 1/68 2/65 = 1/39 + 1/195
2/19 = 1/12 + 1/76 + 1/114 2/67 = 1/40 + 1/335 + 1/536
2/23 = 1/12 + 1/276 2/71 = 1/40 + 1/568 + 1/710
2/25 = 1/15 + 1/75 2/73 = 1/60 + 1/219 + 1/292 + 1/365
2/29 = 1/24 + 1/58 + 1/174 + 1/232 2/77 = 1/44 + 1/308
2/31 = 1/20 + 1/124 + 1/155 2/79 = 1/60 + 1/237 + 1/316 + 1/790
2/35 = 1730 + 1/42 2/83 = 1/60 + 1/332 + 1/415 + 1/498
2/37 = 1/24 + 1/111 + 1/296 2/85 = 1/51 + 1/255
2/41 = 1/24 + 1/246 + 1/328 2/89 = 1/60 + 1/356 + 1/534 + 1/890
2/43 = 1/42 + 1/86 + 1/129 + 1/301 2/91 = 1/70 + 1/130
2/47 = 1/30 + 1/141 + 1/470 2/95 = 1/60 + 1/380 + 1/570
2/49 = 1/28 + 1/196 2/97 = 1/56 +1/679 + 1/776
2/51 = 1/34 + 1/102 2/101 = 1/101 + 1/202 + 1/303 + 1/606

Algunos problemas del Papiro de Rhind


El problema 22 da dos fracciones de numerador 1 y hay que averiguar qué fracción
hay que añadir para que la suma de las tres fracciones sea igual a 1. El escriba procedería
como sigue, adoptando nosotros la notación moderna:
¿Qué fracción hay que añadir a 2/3 + 1/30 para que sumen las tres 1?
Se escogería un número N que satisfaciera la ecuación
(2/3 + 1/30 + I/n1 +… 1/nk)N = N
Se escoge para N un valor conveniente, el mejor es el común múltiplo de los
denominadores, en este caso 30. El escriba entonces vería que

164
(2/3 + 1/30)30 =20 + 1 = 21
Le faltan 9 para llegar a 30, pero
(1/5 + 1/10)30 = 6 + 3 = 9
Y al sumar las 2 ecuaciones tenemos:
2/3 + 1/30 + 1/5 + 1/10 = 1

El problema 28 es curioso y se expondrá conforme lo resuelve el escriba, pero con


notación moderna.
Problema: Pensar en un número. Añadirle sus 2/3. De la suma restar 1/3 de su valor
y decir que número resulta. Quitarle luego la décima parte. El número resultante será el que
se pensó en un principio. En notación moderna, siendo n el número en que se pensó,
(n + 2n/3) -1/3(n + 2n/3) – 1/10 [(n + 2n/3) - 1/3(n + 2n/3)] = n
Ejemplo, suponer que el nº en que se pensó era el 9. Se añaden 2/3 * 9 = 6, dando la
suma 15. Se le resta 1/3 de su valor que será 5; 15 - 5 = 10. Entonces se le sustrae 1/10 de su
valor: 10 – 1/10 * 10 = 9. Éste es el nº en que se pensó.
En fin, se ve que los egipcios estaban movidos por solucionar aspectos prácticos de
cálculo, pero no desarrollaron una teoría del cálculo ni hay en sus escritos nada semejante a
lo que hoy llamamos teorema. Además, su empeño en utilizar sólo fracciones de numerador
igual a la unidad limitó sus posibilidades. La inercia propia de la civilización egipcia que la
hizo evolucionar muy lentamente explica que otro papiro más reciente que el Rhind, el Papiro
Akhmin, escrito en griego entre el 50 y 80 d. de C. siga utilizando el mismo tratamiento que
seguía el escriba Ahmes en aquél.
GEOMETRÍA EGIPCIA

Parece que fue también en el país del Nilo donde nació la Geometría, muy
posiblemente ocasionado por la necesidad de fijar los lindes de las parcelas de cultivo tras las
inundaciones del río. El nombre de geometría, en griego, indica medida de la tierra. Así lo
contaba Heródoto:
Dijeron que este rey (Sesostris) dividió la tierra entre todos los egipcios con el fin de
dar a cada uno un cuadrángulo de igual tamaño con el fin de extraer de cada uno sus ingresos,
imponiendo a cada uno un impuesto anual. Sin embargo, todo el que no extraía nada de su
parte tenía que ir a él y notificarle lo sucedido. Él entonces enviaba a los inspectores, que
medían hasta qué punto se había empequeñecido su tierra, con el fin de que el propietario
pudiera pagar sobre lo que había quedado, en proporción a la contribución impuesta. De este
modo me parece a mí que nació la geometría.

Los especialistas utilizaban cuerdas con nudos o marcas a intervalos iguales.


Demócrito (460-370 a. C) testificó que en su tiempo los egipcios sobresalían como grandes
geómetras, aunque orgulloso pensaba que no eran superiores a él. Sin embargo, los
geómetras no elaboraron reglas para sus cálculos, que eran fruto de comprobaciones en cada
caso, sin una labor deductiva. Sus escasas fórmulas son sólo aproximadamente correctas,
pero suficientes para las aplicaciones prácticas. Como ejemplo de lo que decimos son los
numerosos objetos cuadriláteros (de lados a, b, c y d) que fueron regalados al templo de
Edfú. Su área la determinaban con la fórmula
A = ¼(a + c) (b + d),

165
claramente falsa salvo en el caso de que se trate de un rectángulo o un cuadrado, pero nunca
en las posibles formas romboidales.
El Papiro de Rhind trata de geometría en los problemas 41-60, y se refieren al grano
almacenado en graneros rectangulares o cilíndricos. Fue un hallazgo la manera de obtener el
área de un círculo: Supongamos un círculo con un diámetro de 9; restémole 1/9 parte;
quedará entonces una longitud de 8. Sumemos entonces 8 ochos y nos dará un área de 64.
El error es sólo de 0,415, pudiendo utilizar el método en las necesidades habituales.
Obtenían un valor de 𝜋 = 3, 16.

En el caso de un trapezoide,

b b´
h
el área sería igual a ½ (b + b´) h , que es la fórmula adecuada, aunque no se sabe si en el
papiro se utiliza h o h´.

En resumen, los egipcios resolvían los problemas caso por caso, sin un fundamento
teórico general. Ellos no captaron todavía la concepción teórica de Teorema, que fue una
aportación básicamente griega.

LA FUNCIÓN ÁUREA Y EL PENSAMIENTO EGIPCIO

Lo que hoy llamamos número áureo y la función que es su origen ocupó un lugar
primordial en la ciencia-filosofía-religión egipcia. Para poder comprenderlo es preciso que
con notación moderna tengamos una idea clara de estos conceptos. A los europeos nos llegó
la primera noticia con la publicación en el año 1202 del Liber abaci de FIBONACCI. Por él
entramos en conocimiento de lo que se llamaría
La secuencia numérica de Fibonacci
Observemos la serie numérica siguiente:
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584, 4181, 6765,
10946, 17711, 28657, 46368, 75025, 121393, ...209
Su regla de formación es sencillísima. Cada miembro es la suma de los dos anteriores,
extendiéndose indefinidamente. Por ejemplo, el sexto término (que es 8) se obtiene de
sumar los términos quinto y cuarto (que son 5 y 3 respectivamente).
Si queremos dar una definición formal de las propiedades de la sucesión, escribiremos:
Los números de Fibonacci f0, f1 ,f2, f3,... quedan definidos por las ecuaciones:
f0 = 0, f1 = 1,

209
Modernamente, la secuencia empieza por 0. En el Liber abaci empezaba por 1.

166
fn = fn-1 + fn-2
Si dividimos cada miembro de la sucesión por su anterior tendremos los resultados que
se muestran en la siguiente tabla adjunta.
Como se puede apreciar fácilmente, los sucesivos cocientes se van aproximando de
forma progresiva y de forma rápida, por arriba y por abajo, hacia un punto intermedio límite
al que se acercarán indefinidamente. Éste punto límite se le ha llamado el NÚMERO ÁUREO,
y que es el irracional ϕ.
ϕ = 1,618033988749…

167
Antes de seguir, una observación: éste no es un simple número como los demás. Para
el Antiguo Egipto era, en realidad, una función, un Neter. No era algo estático, muerto. Era un
proceso, una realización, el símbolo de un proceso creativo, algo que se está haciendo, que
está vivo.
Sigamos con algunas propiedades de este número mágico:
¿Qué debemos entender por Razón áurea?
Consideremos un segmento subdividido como el siguiente:

𝑎+𝑏 𝑎
En él se cumple que =𝑏
𝑎

Este tipo de relación es la llamada áurea.


EUCLIDES (300?-265 a.C), en su obra Los Elementos, libro II, la describe con estas
palabras: «Una recta está dividida en extrema y media razón cuando la recta es al segmento
mayor lo que éste es al menor». Tomemos nota que este creador de la Geometría griega,
aunque nacido en Megara, vivió en Alejandría.
Para obtener el valor de ϕ a partir de esta razón procederemos como sigue: demos al
segmento más corto b el valor de 1 y que a sea x. Entonces, la expresión anterior se convierte
en:

𝑥+1 𝑥
=1
𝑥
Multiplicando ambos lados por x y reordenando:
x2–x–1=0
Se puede despejar x utilizando la fórmula general de las ecuaciones de segundo
grado. Las dos soluciones de la ecuación son:

1 ± √5
𝑥=
2
(1) Las dos soluciones son 1,618… y -0,618
La solución positiva es el valor del número áureo, y ésta es una prueba formal de que
el número áureo es irracional, ya que incluye una raíz de un número primo. La solución
negativa por otro lado, es igual a:
1 1
𝑥´ = − , de lo que se deduce que = 0,618 … = 𝜑 − 1 (2)
φ 𝜑

Otras propiedades del número áureo

Perdóneme el lector no amante de las matemáticas en que insista en algunas


particularidades más de este singular número-función, porque más adelante se verá que

168
tienen un profundo significado en toda la estructuración del mundo natural, e incluso
implicaciones teológicas. Pero al tiempo, ahora veamos esas propiedades 210:

ϕ2 = ϕ+1 y, además, (3)

ϕ – 1 = 1/ϕ (4)

Una observación muy interesante y que supone una particularidad de este número
con importantes repercusiones como se verá más adelante: en las dos ecuaciones anteriores
vemos que una suma se puede convertir en una multiplicación (ϕ + 1 = ϕ2 = ϕ * ϕ), y una
resta en una división.

Cosmología egipcia y función áurea

Hasta ahora he estado hablando de este tema de una forma muy lógica, muy
matemática. Es una descripción de la sección o el número áureos “exotérica”, es decir, tal
como se nos aparece. Pero se intuye que debajo de esta apariencia hay un significado, algo
que es auténticamente real pero misterioso, que sólo se nos hace comprensible mediante los
signos matemáticos. Ese aspecto “esotérico” es el que tiene vida, el que la crea. Los autores
griegos se quedaron sólo con la cáscara, la lógica externa, salvo quizá Pitágoras y Platón.
Por eso indico en el título de este apartado la Función áurea, porque en él se aborda
su aspecto creativo, de movimiento, vivo. Y quienes más sabían de ello fueron los sabios que
moraban en los Templos del Antiguo Egipto.
Lo esotérico es el significado interno de todas las cosas, y, como real, está en
continuo movimiento y transformación. Lo que se describe como exacto es algo muerto, que
no cambia. Es lo que matemáticamente se expresa por los números racionales, enteros o
fraccionarios. Pero la vida se corresponde bien con los números irracionales, los de infinitas
cifras, que expresan, esotéricamente, una función que es al tiempo un “verbo”.
El mundo moderno, tan racional, está intuyendo por el camino de la ciencia, por el
camino de “occidente”, lo que ya se sabía en el “oriente” de los tiempos: la unidad de todo.
Pero en su mentalidad determinista sólo acierta a llegar a la unidad de la materia. Todavía no
puede integrar la energía espiritual. Cuando es vieja sabiduría la que decía que el Hombre y
el Mundo son una unidad: el Antropocosmos.
Cuando empleamos “palabras” fijamos las ideas, y si son fijas, no son vivas. El
movimiento, la función, se expresan mejor por símbolos. Por eso los egipcios utilizaron el
jeroglífico, a pesar de que tuvieron posibilidad de utilizar un alfabeto. Los mismos templos
son gigantescos jeroglíficos. Y éstos sugieren sensaciones. El símbolo evoca el alma de las
cosas; concretizarlo sería como disecar a un ser vivo.
La realidad se nos presenta bipolar, con un aspecto exotérico y otro esotérico; una, y
a un tiempo, doble, dividida. Como los dos polos de un imán, opuestos e inseparables. Como
nuestros dos hemisferios cerebrales, el que piensa y el que siente, y los dos conforman una
única persona. Todo lo que queremos descubrir fuera de nosotros, estaba ya dentro. Es
nuestra consciencia la que unifica lo opuesto, y no hace distinto lo diferente.
La función áurea estaba íntimamente relacionada con algo que ahora llamamos,
como si fuera un descubrimiento actual, la Evolución de todos los sistemas vivos. Por ello, es
necesario decir algunas palabras sobre los principios teológicos egipcios. Para la gente
sencilla podrían existir muchos “dioses” o neteru, que eran formas de indicar las múltiples

210
No hay porque aprendérselas de memoria, pero sí saber localizarlas cuando se precisan cuando se
estudien sus implicaciones

169
funciones por las que se verifica la creación. Pero para el iniciado que moraba en el Templo,
sólo existía el Uno, que, al encarnarse, constituía el Hombre Cósmico. Junto a éste, como una
particularización, el hombre individual. Y ambos regidos por dos principios: El de la
Reencarnación y el de la Redención.
El primero, válido para el Hombre Cósmico, ha quedado validado por los
conocimientos modernos sobre la Evolución. El Espíritu se reencarna una y otra vez, muere y
vuelve a nacer, tomando forma en numerosas especies, entre ellas la humana, y va
ascendiendo lentamente, en el curso de innumerables vidas hasta alcanzar de nuevo el
Principio de donde procede.
Así se indica en el Misterio de Osiris, dios muerto y descuartizado. Aquél al que su
esposa Isis revive reuniendo las partes dispersas de su cuerpo.
El segundo principio, el de la Redención, recogido por el Cristianismo, permite la
salvación para cada hombre particular, no como una simple gracia de efecto mágico, sino
como prerrogativa concedida a aquél que, mediante constricción, se eleva a sí mismo. En este
caso simbolizada por la historia de Horus, el hijo de Osiris.
El primer miembro de la serie llamada de Fibonacci es el número 1, que simboliza la
Unidad, el origen de todas las cosas. Los padres crean a través de su semilla, su estructura
genética. Ésta es una estructura “formal”, una Idea, que se encarna en la materia y la organiza
dando lugar a un nuevo ser. Es como la encarnación de un pensamiento y la manifestación
exotérica de un poder.
Y este poder hace que el ser exista para luego desaparecer, y vuelva a haber
reencarnación y muerte, como una serie de infinitas pulsaciones de vida. Por tanto, la
Generación es una sucesión de ciclos, que van y vuelven pero no se superponen. Es como la
espiral de los rectángulos áureos 211 que gira indefinidamente. Pero no hay caos, sino
armonía. Armonía que al desarrollarse vuelve a la nota de comienzo pero una octava más
alta. Y los últimos rectángulos áureos que dan forma a la curva del presente llevan subsumido
el rectángulo primero. Y así, la Idea semilla del Universo está encarnada en el Hombre. El
grado de Consciencia de cada hombre en cada momento es su capacidad de descubrir lo que
realmente es.
Si admitimos un Principio para el Universo, éste es necesariamente único. Para ser
conocido necesita comparación y conocimiento de la dualidad. Esta división, este paso del 1
al 2 (los dos primeros miembros de la sucesión de Fibonacci) determina el carácter de la
creación. Y el Principio crea al mirarse a sí mismo. Y, al hacerlo, se convierte en principio
creador.
Entendamos que el 1 y el 2 aquí no tienen un sentido numeral habitual. 2 no es 1 + 1,
sino dualidad, y ésta está contenida en la Unidad de la que procede. Es el principio,
consciente de sí mismo, el que da lugar al Universo, que es esencialmente Consciencia, que,
en última instancia, al final de su tiempo, ha de reintegrase a su Causa. Y este camino de
conscienciación progresiva conforma toda la Evolución del Universo.
Veamos poco a poco el sentido oculto del pensamiento egipcio. Por la Creación el
Uno da lugar al 2, la división. Y lo que primero crea es el volumen. Con un símil musical –tan
dependiente de la serie numérica, como más adelante se verá- lo comprenderemos mejor. El
Uno sería la longitud total de una cuerda vibrante. Al surgir el Dos, es decir, al dividir la
cuerda por la mitad, el sonido que se produce es una octava más alto que el sonido
producido al hacer vibrar la cuerda entera.

211
Ver el rectángulo áureo en el capítulo siguiente.

170
El sonido, desde su origen, al propagarse en todas direcciones, va creando volumen;
lo que es lo mismo, va creando espacio y tiempo, pues la extensión del espacio ocupado por
la onda sonora es proporcional al tiempo transcurrido.
De forma similar, hubo un momento, el primordial, en que no existía tiempo ni
espacio. Mientras transcurra la Creación existirá el tiempo. Para el pensamiento faraónico,
sólo podemos vislumbrar al Uno, a Dios, a través del Dos, la Creación. La distinción entre el
Uno y el Dos es cualitativa.
La Revelación egipcia se puede esquematizar como sigue212:
-Revelación de Heliópolis: La Unidad se nos aparece como dualidad, pero mantiene
su naturaleza unitaria.
-Revelación de Memfis: En lo referente a las cosas, lo que todavía no es nada debe
convertirse, mediante la función áurea, en algo, un ternario (el siguiente número de la serie:
Tres).
-Revelación de Hermópolis: El Dos es el principio de la multiplicación, y todo se
mantiene por subdivisión progresiva. Lo cualitativo se convierte en cuantitativo en el Dos.
-Revelación de Tebas: En el resultado final de la Creación se
aúnan la suma, unión de una cosa con otra, y la progresión geométrica,
el crecimiento.
Esta función creativa tiene lugar por medio del poder de ϕ.
Heliópolis deja escrito: «Atum, inmerso en el agua primordial
de Nun, por masturbación, se crea a sí mismo». Simbólicamente se
represente en el Templo de Luxor por medio de un bajorrelieve de
Atum, con un gran falo que nace de su ombligo (éste cumple la función
maternal). Equivalencia: los dos primeros números de la serie de
Fibonacci 1 + 1 dan lugar al 2. El dios, llamado Amón en Tebas y Ptah en
Menfis, representa el poder de la función.
Para los matemáticos del Antiguo Egipto, la primera escisión
fue entre el Cielo y la Tierra.
1 = 1/ ϕ + (1- 1/ϕ)
Entonces, 1/ϕ equivale al Cielo y 1-1/ϕ equivale a la Tierra.
1 - 1/ϕ, lo primero creado, es igual, de acuerdo a la ecuación (4) a 1/ϕ2, un cuadrado
negativo (1/ ϕ2 = ϕ-2).
Esto puede parecer muy simbólico, pero con un ejemplo se verá que no lo es tanto.
En el recién nacido, el ombligo divide la altura del mismo en dos mitades; pero en el adulto la
proporción entre las mismas es 1/ϕ.
Por tanto, la Dualidad que contiene la Unidad, constituyen una Trinidad:
1, 1/ϕ y 1/ϕ2 (Padre, Espíritu Santo e Hijo)
Todo número divisible representa una superficie cuadrada o rectangular (su área es el
producto de sus dos lados). Por tanto 1/ϕ2, divisible, se puede representar por un cuadrado.
El más simple es el representado por el número 4 (un cuadrado de lado 2). Así que, entonces,

212
Hay que citar aquí la monumental obra de R.A. SCHWALLER DE LUBICZ, The temple of man. Ed.
Inner Traditions, Rochester, Vermont. Es soberbio su trabajo sobre el pensamiento egipcio.

171
debemos considerar al 4 como función, y él contiene a los anteriores según una forma de
pensar algo compleja:
En el principio sin tiempo, sólo existe la Unidad.
Al iniciarse la Creación, aparece la Dualidad.
Ésta, con la primera, da lugar a la Trinidad.

La Dualidad, por ser un cuadrado ( ϕ2), y por tanto divisible, origina la Cuaternidad.
Y ya tenemos lo que más adelante se llamaría, en la época griega, la Tetraktys de
Pitágoras:

La suma de todos los elementos de la Tetraktys es igual a 10, que simboliza por ello
también a la Unidad.
Si añadimos una fila más tendríamos la Pentakys:

Si unimos la Tetraktys y la Pentaktys (10 + 15) nos dará un cuadrado con 25 elementos
= 52.

Aquí se comprueba que los egipcios sabían del número áureo; es más, conocían su
significado. Cosa esta última que el mundo moderno ha olvidado. Que ϕ no es un simple
número irracional, sino una función, una forma de estructurarse la vida. Y para ellos, ésta
tenía un alcance más extenso que el que nosotros la damos. Era el Universo entero un ser

172
vivo, desde el mineral al hombre, y todo él llevaba en su conformación la función, que venía a
ser la Idea conformacional de todo lo existente.
Para comprender mejor estos conceptos, habría que colocarse imaginariamente en la
situación que viviría un Pitágoras. En un momento histórico en que en Grecia se habría
camino el movimiento racionalista y científico, pero en que no se había olvidado todavía las
concepciones mistéricas y vitalistas de los tiempos anteriores. Aunar dos visiones: La
causalista, buscadora del significado de la existencia, y la fenoménica, científica, que sólo
busca la descripción de los hechos, sin pretender atisbar su sentido.
En el pensamiento de los pueblos semitas, el Cielo está presidido por la Tetraktys: 9
poderes (la Enéada egipcia) rodean a la Unidad (véase el esquema de la Tetractys). En el
Cristianismo, basado en la Pentaktys, son doce apóstoles los que rodean a la Trinidad. Y en el
Libro del Apocalipsis se recurre a la suma de la Tetracktys y la Pentacktys: Son 24 ancianos los
que rodean a la Divinidad.
Los nueve elementos de la Tetraktis que rodean a la Unidad son los poderes, los
modos de acción del Universo. Los egipcios los llamaron Neteru, y nosotros los hemos
traducido como dioses. Son los que constituyen la Enéada de Heliópolis.
Y los doce elementos de la Pentaktys que rodean a la Trinidad sirven para medir los
cielos (los signos del Zodíaco) y el curso del tiempo (las horas).
……………………………..
Entremos en otras consideraciones. Lo creado, lo que sigue creándose, es Volumen.
Al crearse, crea simultáneamente el espacio delimitado por dicho volumen y el tiempo en el
que tiene lugar el proceso creativo. Las superficies, las líneas y el punto no son reales, sino
abstracciones que nos sirven para medir el Volumen. Las primeras serían secciones de éste,
las líneas intersección de planos y el punto intersección de líneas: suposiciones racionalistas
que permiten las medidas y el cálculo.
Esta creación estaría regida por el número áureo, que no debe entenderse
cuantitativamente, sino de forma cualitativa, como función procreativa. Es el Atón egipcio, es
el espermatozoide, es el Verbo del 4º Evangelio.

ϕ determina temporalmente la Unidad en una situación específica,


permanentemente variante, dándole una forma concreta. El espermatozoide crea la Forma
humana, que nace y muere, pero sigue actuando una y otra vez en sucesivos renacimientos.
Iniciados en la forma más elemental de la energía electromagnética, se van sucediendo hasta
llegar al hombre; y, una vez llegado a éste, seguir elevando sucesivamente su nivel de
Consciencia.
La esfera fue el primer volumen. Y los volúmenes se nos presentan como superficies
que delimitan las formas, de una duración puntual pues todo cambia con el tiempo.
Todo esto nos lo dijo Egipto una y otra vez. Así, por ejemplo, en la Pirámide de
Cheops. Un corte perpendicular por un plano perpendicular a la base que pase por su vértice,
y que corte a dicha base por el centro de dos de sus lados opuestos, determina un triángulo
virtual. La vertical que parte del vértice de la Pirámide divide ese triángulo en dos triángulos
rectángulos. Pues bien, si le damos a la base el valor de 1, la altura tiene el valor de √ϕ y la
hipotenusa (la apotema de la cara de la Pirámide) tiene el valor de ϕ.
El proceso creativo da lugar a lugar a formas con singularidad independiente, no
reducible a otras –cada ser es sólo igual a sí mismo-. Lo simbolizaban por los números
primos, los que tampoco son reducibles a otros, pues no son divisibles: 1, 3, 5, 7, 11, 13, 17,
19… Además, el ser de la Naturaleza supone un movimiento permanente, que, a su vez,

173
implica duración. Y cada forma en concreto es fruto de un instante, pues al siguiente la forma
ya es otra. La realización que se da en cada momento es resultado de fuerzas contrarias: el
“fuego” creador y la resistencia que encuentra.
Por ejemplo, los fenómenos físicos de la electricidad y el magnetismo; ambas fuerzas
contrarias y mutuamente creativas una de la otra. Donde hay un campo eléctrico alrededor
de una carga que se mueve hay otro magnético perpendicular a él. El magnetismo es la
fuerza centrípeta y la eléctrica se sitúa en un plano perpendicular.
Pero no es un plano, sino un circuito que gira
sin parar. Como el movimiento de las nubes en una
borrasca o el giro de las galaxias. Todas las espirales
naturales son ejemplos de espirales de Durero. La
fuerza centrípeta es proporcional a ϕ2 = 1 + ϕ. La
centrífuga lo es a ϕ2-1 = ϕ. Al oponerse ϕ + 1 a ϕ
queda 1, la unidad de la que proceden. De ahí el
principio de la conservación de la energía. Es algo
parecido a una buena pieza musical, que empieza en
una nota y, tras numerosos variaciones que
constituyen la obra, termina con la misma nota.
Es una forma extraña para los modernos
expresarse así. Una forma en que los números no son
simples notaciones, sino que esotéricamente tienen
personalidad, lo que supone tener “simpatías y
antipatías”.
En todos los campos de la Naturaleza
aparece el simbolismo esotérico de los números y
el poder de la función áurea. Ocurre de esta
manera con los cristales minerales cuyas formas
están basadas en dicha función. Si todo está vivo,
quiero decir, si todo está en gestación, los
números de infinitas cifras –los irracionales-
representan funciones. Tales, por ejemplo, √2,
√3, √5, número π, número e, etc. Sus funciones
generan los cuerpos geométricos.
La importancia que los egipcios daban a estos números irracionales queda
claramente explicitadas en las dimensiones del santuario del Templo de Luxor.

174
La raíz del número 2 -como también la del 5- tiene mucha relación con el número
áureo. La palabra raíz se escogió pensando en la raíz de los vegetales, de la que se genera la
planta completa.

LAS PROPORCIONES DEL CUERPO HUMANO


En el gran corredor de entrada de la tumba
de Ramsés IX en el Valle de los Reyes, en Egipto,
existe una figura del faraón, de pies, reclinado
hacia atrás, formando la hipotenusa de un
triángulo rectángulo, cuyos catetos los formas el
dibujo doblado de una serpiente.
Las dimensiones del rectángulo son las de
los “mágicos números” 3, 4 y 5. Las dimensiones
del cuerpo humano son tales que si la porción
inferior al ombligo es 1, la superior es igual al
número áureo. Es decir, Altura = 1 + ϕ = ϕ2.
La figura tiene los brazos levantados sobre
la cabeza, y la longitud de los mismos es igual a la
unidad de longitud egipcia, el cubit. En la figura, el
cubit figura como 1 y la hipotenusa es 5 veces
mayor. Por tanto, tenemos:
5 cubits + 1 cubit = ϕ2 + ϕ2/5 = 2,618…/2 = 3,1416…
Así vemos que 6/5 ϕ2 = π, o bien 1,2 ϕ2 = π
Si consideramos ahora una circunferencia de radio 5, como la hipotenusa de este
triángulo, su longitud será igual a 10 π. De ahí se deduce que la circunferencia primordial
equivale a 12 ϕ2 o, lo que es lo mismo, a 12 figuras reales, que representan los 12 signos del
Zodíaco.
Si la longitud de una circunferencia de radio 5 la dividimos por 6, nos dará la longitud
de 1 cubit = 5,236 = √5 + 3.
Las unidades de medida de longitud en el Antiguo Egipto no eran arbitrarias. Como
ya se indicó anteriormente, lo primero que se creó fue el Volumen en donde se concretó la
Energía para formar la Masa. Es esta Masa la que al moverse origina el Tiempo. La Distancia
es el espacio recorrido por la Masa en un determinado Tiempo. Podemos ver, pues, que
todas estas magnitudes están interrelacionadas y no se pueden considerar aisladamente.
Tiempo que, a su vez, es Génesis, creación. Y todo ello viene siendo dependiente de
la semilla que es la Energía Cósmica, el Verbo.
Si un cuerpo se mueve circularmente alrededor de un centro, tenderá a desarrollar
una velocidad que dependerá de su peso y de la
distancia –radio- que la separa del centro
(imaginemos las órbitas planetarias alrededor del
sol). Para los sabios del Antiguo Egipto todo se
mueve en circuitos ejemplarizados por la figura de la
circunferencia. Desde cualquier punto de la

175
circunferencia que empiece el movimiento circular volverá a encontrarse el mismo punto
para empezar de nuevo. En el mundo real la situación es semejante, aunque el punto de
llegada no sea exactamente el mismo de partida, sino uno situado a su altura, formando el
trayecto una espiral. Los seres vivos nacen, recorren el “circuito” de su vida, mueren, y
renacen de nuevo, en una nueva reencarnación del Verbo.
Por todo ello, escogieron como unidad de medida aquella que, al medir la longitud de
la circunferencia, la divide en seis partes iguales, es decir, el radio de longitud 5. La longitud
del arco correspondiente a la secante de longitud r, sería el cubit. Este variará según el radio.
El cubit más utilizado en Egipto, el cubit real, medía entre 52,3 y 52,5 cm. La relación
cubit/radio es igual a 1,0472.
Pues bien, si le damos a la altura del cuerpo humano la longitud 1, la distancia entre
la punta de los dedos con los brazos abiertos –la braza (el Fathom en inglés)- es igual a
1,0472. El valor real medio de una braza es 1,85 metros.
Esta medida la utilizaban en la construcción de los templos, y también para medir las
curvas geodésicas. De esta medida deriva la milla marina de 1850 metros.
La circunferencia, utilizando su radio, puede dividirse en 6 partes iguales. Además,
utilizando dos ejes perpendiculares que se cruzan en su centro, la podemos dividir en cuatro
partes. El día es también un circuito circular. Siendo divisible la longitud de la circunferencia
por 4 y por 6, también lo es, lógicamente, por 24; y surge espontáneamente la división del día
en veinticuatro horas, y la división de ese tiempo en forma sexagesimal, 60 minutos, 60
segundos.
El año es también una circunferencia. Como los meses del año eran doce, de 30 días
cada uno, los días del año eran 360. Se le añadían los 5 días epagómenos, en los que nacieron
cinco dioses de la Enéada. Por tanto, la circunferencia se dividía en 360 porciones o grados,
que, a su vez, se subdividían de forma sexagesimal en minutos y segundos de arco.

176
CAPÍTULO XV

I-2 LA ESCUELA DE ALEJANDRÍA


Las aportaciones de la cultura griega en el mundo de las Matemáticas son inmensas,
y no es posible en este capítulo tratarlas en su conjunto. Aun refiriéndonos a las originadas
sólo en la escuela de Alejandría es imposible reseñarlas en su totalidad. Por lo demás,
tampoco es necesario ser exhaustivo ya que son un conjunto de conocimientos que todos
hemos adquirido en nuestros estudios medios, preuniversitarios. Así que me limitaré a
señalar aquellos hitos más fundamentales.
A finales del siglo IV a C. el centro de la investigación en el campo de las Matemáticas
pasó de Grecia a Egipto. La caída de aquella en manos de Filipo de Macedonia cercenó su
libertad y el genio creativo de los griegos no pudo desarrollarse en su tierra. Pero el empeño

177
de los primeros reyes ptolemaicos en Alejandría dio lugar a la creación del Museo, un
antecedente de la moderna universidad. Estudiosos de todos los campos -científicos, poetas,
filólogos, artistas- acudieron a la ciudad invitados por sus reyes. Allí disponían también de su
famosa Biblioteca. Los miembros del Museo estaban exentos de impuestos y tenían salario
garantizado, exigiéndoles trabajos de investigación o creativos que habían de presentar
mediante lecturas. Sobre la productividad de esta institución, y en la referente a la
Matemáticas, fue tal que, en la historia del desarrollo de esta ciencia, sólo ha existido un
período comparable al de los años 300-100 a.C, que fue el que se extendió desde Kepler a
Gauss (1600-1850). La Biblioteca adjunta al Museo fue la mayor de la historia hasta
entonces. Sólo tenía un rival en la ciudad de Pérgamo, en Asia Menor. Se dice que llegó a
disponer de 300.000 y quizá hasta 500.000? rollos en tiempos de César (48 a. C.), más otros
20.000 situados en el anexo del Serapeum. Por este Museo pasaron matemáticos tan ilustres
como Euclides, Arquímedes, Erastótenes, Apolonio, Pappus, Claudio Ptolomeo y Diofanto.

EUCLIDES

Sabemos poco sobre su vida, sí que fundó una escuela en Alejandría y que vivió
durante el reinado de Ptolomeo I. Es posible que su formación hubiera tenido lugar en
Atenas, en la escuela de Platón. Cuenta PROCLUS en su Comentario a los Elementos que una
vez el rey le preguntó si no habría algún camino para aprender Geometría que fuera más
corto que sus Elementos; a lo que él respondió que no hay “un camino real a la Geometría”.
Hacia el año 300 a. C. escribió Elementos de Geometría, el más antiguo tratado de
Matemáticas que nos ha llegado completo. Estaba compuesto en 13 partes o libros y, aunque
mucho material fue extraído de fuentes más antiguas, la magnífica disposición de los
teoremas y su demostración revelaron el genio de su autor. Los conocimientos dispersos los
unificó y sus demostraciones se hicieron a partir de unos escasos axiomas aceptados como
evidentes. Su aportación a la educación del Occidente fue extraordinaria. Posiblemente
hayan sido sus Elementos los libros más estudiados después de la Biblia. Desde 1482 se han
hecho más de 1000 ediciones, mientras antes de esa fecha multitud de copias servían para
enseñar la Matemáticas por Europa. Sólo desde hace una centuria los modernos tratados de
Matemáticas están suplantando a la aportación de Euclides. Esta evolución moderna de esta
ciencia empezó en realidad en 1794 cuando ADRIEN-MARIE LEGENDRE, en sus Elementos de
Geometría simplificó las proposiciones de Euclides.
Por supuesto, escribió otras obras. Así la obra Data, conjunto de ejercicios sobre
Geometría. Se han perdido sus obras Secciones cónicas y Porism (Corolario).
Sus deducciones partían de unos escasos axiomas o postulados, que se estimaban
“verdades autoevidentes”. Ahora, que somos más escépticos, no apelamos a su verdad, sino
a algo aceptado sin justificación como base de un razonamiento posterior.
Euclides
Institución Smithsonania
Empezó su primer libro de los Elementos
con una lista de 23 definiciones. Entre ellas está la
definición de un punto (aquello que no contiene
nada) y de una línea (lo que es sin anchura). La
última de las definiciones indicaba: “Las paralelas
son líneas rectas que, estando en el mismo plano
y se prolongan indefinidamente en ambas

178
direcciones, no se encuentran una a la otra en ninguna de estas direcciones”.
Los Postulados
1.- Siempre se puede trazar una línea recta de un punto a otro cualquiera.
2.- Una recta finita se puede prolongar indefinidamente.
3.- Un círculo puede ser descrito con un centro y una longitud (radio).
4.- Todos los ángulos rectos son iguales entre sí.
5.- Si una línea recta cruza a otras dos rectas y la suma de sus ángulos interiores es
menor de dos rectos, estas dos rectas, si se prolongan
indefinidamente por el lado en que estos ángulos son
menores, terminarán cruzándose.

Nociones básicas
1.- Dos cosas iguales a una tercera, son iguales entre sí.
2.- Si cosas iguales son añadidas a cosas iguales, los conjuntos resultantes son iguales
entre sí.
3.- Si iguales son sustraídos de conjuntos iguales, los restantes son iguales entre sí.
4.- Cosas que coinciden con cualquier otra, son iguales a ella.
5.- La totalidad es mayor que la parte.
De los 5 postulados ha sido el 5º el más discutido. Se pensó primero que su
exposición es demasiado compleja, que debería ser un teorema que se fundamentara en
postulados más simples. No se han podido encontrar. El mismo Euclides no acababa de estar
satisfecho con él y lo utilizó lo menos posible. Siglos más tarde, en el siglo XIX, al no aceptar
algunos matemáticos más que los 4 primeros postulados, sin el de las paralelas, terminarían
dando a luz a las Matemáticas no euclidianas.
Demostración euclidiana del Teorema de Pitágoras
Contaba PROCLUS: «Admiro al escritor de los Elementos no sólo porque dio una muy
clara prueba de esta proposición, sino también que él explicó la proposición más general por
medio de un irrefutable argumento».
Dado un triángulo rectángulo ABC, dibujar cuadrados en cada uno de sus lados.
Después dibujar la perpendicular desde C hasta AB y DE, uniendo estos lados en los puntos J
y K respectivamente. La observación clave
es que el rectángulo AJKD tiene dos veces el
área del triángulo CAD:
AJKD = 2 CAD (1)
Y es así debido a que cada figura
tiene la misma base AD y la misma altitud
AJ. De forma semejante, el cuadrado
inferior AFGC y el triángulo FAB tienen la
misma base AF y la misma altitud AC, por lo

179
que el área del cuadrado es dos veces la del triángulo
AFGC = 2 * FAB (2)

Vemos que los 2 triángulos CAD y FAB son congruentes (AC = AF, CAD = CAB + DAB =
CAB + CAF = FAB, and AD = AB).
Entonces, CAD = FAB (3)
De (1) y de (2) se deduce que AJKD = AFGC (4) y que BEKJ = BCHI (5)
y
ABED = AJKD + BEKJ = AFGC + BCHI, (6)
que, en la forma de formulación actual equivale a AB2 = AC2 + CB2.

Álgebra geométrica
Ocupa el libro II de los Elementos y, faltándole a Euclides un simbolismo algebraico
adecuado, utiliza a segmentos de rectas para representar a los números, resolviéndose los
problemas en un lenguaje geométrico.
Así, el producto ab lo representaba por el área de un rectángulo cuyos lados son a y
b. Y a2 como el área del cuadrado de lado a.
En cuanto al cuadrado de la suma, (a + b)2 = a2 + b2 + 2ab, lo representaba así:
La ecuación de primer grado ax = bc, la resolvía
igualmente con esta figura geométrica:

Vemos en la figura
que EBF = EHF.
bc = EBF – EAD –
DCF y
ac = EHF – EKD -DGF
Y de forma semejante resolvió ecuaciones de 2º grado. Pero este método no era
original de Euclides, pues indicó Proclus en su Comentario: «Estas cosas son antiguas y
descubrimiento de la Musa de los Pitagóricos».
El rectángulo áureo de Euclides
Si recordamos lo dicho anteriormente sobre el nº Áureo, cuando se trató de las
Matemáticas egipcias, encontramos aquí otra consecuencia del mismo y que se ha atribuido
a Euclides.
Se le llama así porque la relación
entre sus lados AE y AD cumple la relación
áurea:
(AE+AD)/AE = AE/AD

180
Un rectángulo con las dimensiones de longitud indicadas, y aplicando el teorema de
Pitágoras, resultará:
GB2 + BC2 = GC2, o sea GC = GE = √5.
AE = AG + GE = 1 + √5 y

1+√5
=𝜑
2
Miren qué figura se dibuja, combinando distintos rectángulos áureos. Pero esto ya
fue un descubrimiento posterior de ALBERTO DURERO:

Construir un pentágono regular


Aquí aparece una noción muy importante en Matemáticas, la Sección áurea, que
tiene en la configuración del pentágono una especial importancia.
Un polígono regular es aquel de carácter convexo con lados de igual longitud.
Cuando se inscribe en una circunferencia un polígono de n lados, el valor del ángulo formado
por dos radios que unen el centro con dos vértices sucesivos es igual a 360/n grados. Los
griegos fueron capaces de inscribir un triángulo, un cuadrado, un pentágono, un hexágono y
un polígono de 15 lados; se les resistió el heptágono.
Euclides describió la construcción del pentágono en las Proposiciones 10 y 11 del
Libro IV. El ángulo que cubre un lado es igual a 360/5 = 72º.
El número ϕ y el pentágono
Las figuras geométricas están regidas numéricamente por tres raíces. La raíz de 2
regula el diseño del cuadrado y todo lo que se refiera a la duplicación. La raíz de 3 rige al
triángulo equilátero y al hexágono. La raíz de 5 rige a la proporción áurea y al pentágono.
Para construir éste hay que recurrir forzosamente a la proporción áurea, tanto si
queremos diseñarlo a partir de un lado o si queremos verlo inscrito en una circunferencia.

181
-La razón entre una diagonal y el lado es la razón áurea.
-Cada diagonal divide a las dos restantes también según dicha razón.

-Si construimos un rectángulo áureo cuyo lado mayor sea el radio r, la diagonal es
igual al lado del pentágono. A su vez, el lado menor es igual al lado del decágono.

- Si ahora construimos otro rectángulo áureo en el que r sea el lado menor, la


diagonal del mismo es igual que la diagonal del pentágono.
- El diámetro de la circunferencia inscrita y r guardan entre sí una proporción áurea.
Este diámetro es el doble que la apotema.
Teoría de los números de Euclides
En los libros VII, VIII y IX de los Elementos se ocupa de las propiedades de los
números naturales o enteros positivos. Aunque muchos aspectos ya fueron desarrollados
anteriormente, especialmente por los Pitagóricos, Euclides tiene el mérito de su orden de
exposición y el de haber probado adecuadamente todas las proposiciones. Se ocupa sobre
todo de la divisibilidad de los números, haciendo hincapié en los números primos. Algunos
de sus teoremas son muy importantes. Por ej., en la Proposición 20 del libro IX afirma que
«los números primos son más que cualquier multitud de números primos»; es decir, que hay
un número infinito de números primos. La fundamental Proposición 14 dice que cualquier
número entero mayor que uno puede expresarse como producto de números primos. En la
Proposición 35 da la forma de encontrar la suma de los números de una progresión
geométrica. Y al final, el Libro IX da los criterios para considerar a un número como
perfecto213 .

213
Número perfecto es aquel igual a la suma de sus divisores propios positivos, sin incluirse él mismo.
Así, el 6 lo es porque es la suma de 1+ 2 + 3.; el 28 es la suma de 1+2+4+7+14.

182
Expondré de forma listada algunas aportaciones de Euclides, utilizando una notación
moderna ya que, como se ha indicado, él no disponía del instrumento simbólico adecuado y
utilizaba la figura geométrica de segmentos de distinta longitud para referirse a los números.
-Se un número entero b es divisible por un entero a distinto de 0, que
simbólicamente se expresa como a ǀ b, debe existir algún entero c que cumpla la relación
b = ac.
-Un entero p > 1 es llamado número primo si sus únicos divisores positivos son 1 y
p. Un entero que es más grande que 1 y no es un primo se le llama compuesto.
-Si a y b son enteros arbitrarios, entonces se dice que otro entero d es un común
divisor de a y b si se cumple que d es divisor de a y b.
El Teorema fundamental de la Aritmética, o teorema de la factorización única afirma
que un entero mayor de 1 se puede representar por un producto de primos, siendo el
producto único independientemente del orden de los factores. No fue expresamente
indicado por Euclides, sino mucho más tarde por Gauss, pero se acercó a él en la Proposición
14 del libro IX. Debido a que cualquier número es un primo o puede descomponerse en el
producto de otros números primos, esta clase de números pueden considerarse los ladrillos a
partir de los cuales se construyen todos los números restantes. Por ello estos números
siempre han intrigado a los matemáticos, y, aunque algunas de sus propiedades han sido
descubiertas, queda mucho por saber sobre los mismos.

ERASTÓTENES

Fue otro gran matemático que trabajó en Alejandría sobre la teoría de los números.
Vivió entre 276 y 194 a. C. Había nacido en Cirene, una colonia griega situada al oeste de
Egipto pero bajo los dominios de los reyes ptolemaicos. De joven estudió en la escuela
platónica de Atenas pero el rey Ptolomeo III lo invitó a ir a Alejandría para que sirviera de
tutor a su hijo heredero. Posteriormente se convirtió en el director de la Biblioteca del
Museo, puesto que ocupó en sus últimos 40 años. Se cuenta que al final se quedó ciego y, al
no poder leer, se dejó morir al dejar de comer.
Escribió mucho (habiéndose perdido casi todo) sobre geografía, filosofía, astronomía,
historia, matemáticas y crítica literaria. E incluso compuso poesía. Su obra Geografía en tres
volúmenes, de los que sólo se conservan fragmentos, fue el primer intento científico de
fundamentar los estudios geográficos en una base matemática. Demostró en ella la
esfericidad de la Tierra y describió la posición de vastas masas de tierra sobre la superficie del
mundo conocido. Fue el primero que utilizó una parrilla de meridiano y paralelos. Estableció
la longitud y latitud de 8000 lugares. Escribió: «Si no fuera por la gran extensión del mar
Atlántico uno podría navegar de Iberia a la India a lo largo de uno solo y el mismo paralelo».
Creyó encontrar la solución gráfica al problema de Delfos de duplicación de un
cubo214, que sabemos que es de imposible solución, y encontró un método para encontrar
números primos.
Este método referente a los números primos se basaba en la proposición ya
2
demostrada que indicaba que si un entero a > 1 no es divisible por un primo p≤ √𝑎, entonces

214
El oráculo de Delfos recibió una embajada con la petición de cómo podría conjurarse la epidemia de
peste que asoló Grecia en el año 433 a.C. El oráculo contestó que tenían que construir un altar de
doble tamaño que el altar cúbico entonces existente. A pesar de todos sus intentos, los atenienses no
lo consiguieron, pero quedó como un problema clásico de las matemáticas para realizarlo con regla y
compás. Lo intentaron muchos estudiosos como Hiparco de Quíos, Menecmo, Erastótenes y otros.

183
a es un número primo. El autor ideó lo que se llamó la Criba de Esrastótenes para encontrar
todos los números primos menores de un entero dado n. Se basaba en escribir por su orden
en una tabla todos los números desde el 2 al n. Después se iban eliminado todos los
compuestos que sean múltiplos de p.
Ejemplo: en la tabla siguiente se escriben todos los números del 2 al 100. Los
múltiplos de 2 se eliminan con el signo \; los de 3 con /; los de 5 con ̶ ; los de 7 con ~.

Las dimensiones de la Tierra.


Es el motivo por el que es más recordado Erastótenes en la actualidad, su cálculo de
la longitud de la circunferencia de la Tierra. Era muy exacto teniendo en cuenta los tiempos
en que lo hizo y con una admirable sencillez. Su estimación se basaba en la medida del arco
de la esfera terrestre que iba de Alejandría a la actual Asuan. Se creía que estas dos ciudades
estaban en el mismo meridiano; la distancia había sido medida por los bematistas
(ordenadores y medidores del territorio), entrenados a caminar a igual paso. Se estimó que
la distancia era de 5000 estadios (un estadio era la longitud del estadio de Olimpia, que tenía
174,125 metros). También era conocido un hecho curioso: en Syene (la antigua Asuan), en el
solsticio de verano, una varilla clavada en el suelo a mediodía no tenía sombra. Ello suponía
que la ciudad estaba situada sobre el trópico de Cáncer. La posición de éste la había
confirmado el mismo Erastónes al comprobar que en el solsticio de verano al mediodía el sol
no producía ninguna sombra en el fondo de una piscina, que se iluminaba totalmente.
Dada la lejanía del sol, se
puede aceptar con mucha
aproximación que los rayos de luz que
nos llegan son paralelos. Erastótenes
razonó que la prolongación de estos
rayos de sol en el momento descrito
pasaría por el centro de la Tierra. En el
mismo momento en la ciudad de
Alejandría los rayos del sol formaban
un sombra de un palo clavado en el
suelo que indicaba una desviación
angular de 70 12´ = 360o/50.
Erastótenes dedujo que
α/360=5000/circunferencia; α=360/50

184
Esta fórmula da un valor para la circunferencia de la Tierra de 250.000 estadios. El
error de algo más de 3000 km. quizá se deba a que había más de un tipo de estadio o bien
que la distancia entre Alejandría y Syene no fue medida adecuadamente (hoy se sabe que la
distancia es 4530 estadios). Sin embargo, el razonamiento era impecable, y fue la mejor
aproximación de la que se dispuso en la antigüedad. Hay también alguna otra imprecisión:
Alejandría y Syene no están exactamente en el mismo meridiano y Syene no está
exactamente en el trópico.

APOLONIO
Es el tercero de los tres grandes geómetras que vivieron en la tercera centuria a.C.
Nacido en la ciudad giega de Pergamo en la costa sudeste de Asia Menor, fue contemporáneo
de Arquímedes pero más joven. En edad temprana marchó a Alejandría y permaneció allí
muchos años donde escribió el primer texto de sus Cónicas. Después pasaría a trabajar en la
librería rival de Pérgamo.
Su obra más interesante, Cónicas,
contiene 389 proposiciones dispuestas en ocho
libros. Los cuatro primeros nos han llegado en
versión original griega, los tres siguientes en
traducción árabe; el último se ha perdido.
Estudió lo que llamamos las secciones cónicas y
fue él el que introdujo los nombres de parábola,
hipérbola y elipse. Estas curvas fueron
descubiertas ya en el 350 a.C por un pupilo de
Eudoxo y miembro de la Academia platónica que
se llamaba Menaechmus, según cuenta Proclus
en su Comentario. Los estudios de Apolonio
sobre estas curvas tuvieron gran predicamento y
fama en la antigüedad.
Definió al cono como una figura diseñada
por una línea recta que rotaba por uno de sus puntos a los largo de una circunferencia,
mientras que otro de sus puntos se mantenía fijo en un punto situado en un plano distinto
del de la circunferencia. Un cono es recto cuando su eje es perpendicular al plano del círculo.

ARQUÍMEDES
Fue otra gloria de Alejandría y vivió un par de generaciones después de Euclides (287-
212 a. C.). Fue contemporáneo de Erastótenes. Nacido en Siracusa, su padre fue el astrónomo
Fidias, emparentado con el rey Hieron II. Éste fue una especie de dictador ilustrado del que
dejó escrito Polibio que durante 54 años «no mató, ni exilió ni injurió a ningún ciudadano,
algo muy digno de notar». Sabemos que Arquímedes visitó Egipto y, por la abundante
correspondencia que tuvo con varios investigadores del Museo, es muy probable que
estudiara en Alejandría. Sin embargo, la mayoría del grueso de su producción científica tuvo
lugar en Siracusa, contribuyendo a la defensa de su ciudad durante la 2ª Guerra Púnica.
Murió durante el saqueo de Siracusa por los romanos.
En él se unían una gran capacidad teórica con su habilidad manual para ingeniarse
variados artilugios, algo así como un Leonardo da Vinci de la antigüedad. Uno de sus más
famosos inventos es su tornillo gigante para elevar el agua con el fin de irrigar los campos. Sus
capacidades ingenieriles se mostraron al botar un gran barco, elevar grandes pesos y diseñar

185
distintos tipos de poleas. Conocedor de las propiedades de la palanca, se cuenta de él el
dicho: «Dadme un punto de apoyo y levantaré la Tierra».
Muy conocido es su descubrimiento sobre la flotación de los cuerpos en el agua: vio
que el peso del agua desplazada por dicho cuerpo pesaba el equivalente del peso del cuerpo
entero. Este hallazgo tuvo lugar a consecuencia de la petición de su amigo el rey Hieron para
que comprobara si la corona que iba a ofrecer a los dioses se la habían hecho de oro puro.
También colaboró de forma muy activa en la defensa de Siracusa frente al acoso
romano. En aquellos tiempos Cartago y Roma estaban enfrentadas en lo que se llamó
Guerras Púnicas. Para Roma estaba claro que su dominio del sur de Italia estaba amenazado
si un poder hostil dominaba en Sicilia. Durante el reinado del rey Hieron Siracusa se mantuvo
como aliada. Pero tras la muerte del rey en 215 a.C, su nieto y sucesor cayó bajo la influencia
de Cartago. Entonces, las fuerzas romanas dirigidas por su general Marcelo atacaron Siracusa
por tierra y mar. Arquímedes, a los 75 años de edad, dirigió la defensa. De este famoso
asedio dio una vívida descripción Plutarco en un escrito sobre la vida de Marcelo. Cuenta
como Arquímedes ideo ingeniosas máquinas de guerra que infligieron grandes pérdidas a
Roma. Las murallas estaban fortificadas por una serie de catapultas y ballestas que
mantenían siempre a los atacantes bajo sus flechas y proyectiles. El asalto por mar era
detenido por ingenios que desde las murallas soltaban grandes piedras y masas de plomo
sobre las galeras. Con grúas sujetaba las proas de los barcos con garfios, los elevaban y luego
los dejaban caer. Los soldados romanos quedaban aterrorizados. Finalmente la ciudad cayó
por la traición de algunos siracusanos que abrieron un portillo en las murallas. Arquímedes
fue muerto por un soldado a pesar de la orden del general romano de que no se le diera
muerte. El mismo Marcelo hizo erigir un monumento en su honor; en él cumplió el deseo de
Arquímedes de que se inscribiera en su tumba una esfera inscrita en un cilindro, en recuerdo
de su descubrimiento de que el volumen de una esfera es igual a 2/3 del volumen del cilindro
en el que está inscrita.
Arquímedes probó algunas proposiciones muy importantes en la ciencia matemática,
tales como:
- La superficie de una esfera es cuatro veces mayor que el área de un gran círculo
de la misma: Área = 4π r2.
- El volumen de una esfera es igual a 2/3 del volumen de un cilindro de su misma
altura que la circunscriba.
- Estableció lo que se ha llamado postulado de Arquímedes, que él mismo
atribuyó a Eudoxo, y que indica que si hay dos segmentos lineales desiguales,
siempre habrá un múltiplo del más pequeño que supere al mayor. De esta simple
afirmación autoevidente, él derivó otras muchas sobre volúmenes de figuras
limitadas por líneas y superficies curvas.
- En su obra La medida de un círculo estableció el valor de la
razón entre la longitud de una circunferencia y su diámetro,
lo que hoy llamamos número π. Pero él no le asignó este
símbolo; éste fue escogido en 1706 por un matemático
llamado Wiliam Jones en su libro New Introduction to the
Matematics, dirigido a principiantes, con una aproximación
de 100 cifras. Sólo después de que el gran Euler adoptara
el símbolo en 1748 que éste fue generalmente aceptado.
Arquímedes recurrió a la consideración de que la longitud
de una circunferencia se encontraba entre las longitudes de
un polígono inscrito y otro circunscrito a la circunferencia,

186
del mismo número n de lados. La diferencia entre estas dos longitudes sería cada vez más
pequeña conforme aumentara n.
Arquímedes utilizó el hexágono por ser más fácil de diseñar ya que su lado es igual al
radio. Luego iba duplicando el número de lados: 6, 12, 24, 48...
Si pn y Pn representan los perímetros de los polígonos inscrito y circunscrito y C
representa el prímetro de la circunferencia, tenemos:
p6 < p12 < p24 < p48 < p96 < ... < pn < C < Pn < ... < P96 < P48 < P24 < P12 < P6:
Arquímedes llevó sus cálculos hasta un polígono de 96 lados y estableció la siguiente
Proposición:
La circunferencia de cualquier círculo excede tres veces su diámetro por una parte que
es menor que 1/7 y mayor que 10/71 del diámetro.
Otros muchos descubrimientos hizo Arquímedes en el campo de las Matemáticas. Es
digno de notar su tratado Acerca de las Espirales, en donde estableció hasta 28 proposiciones
sobre sus propiedades. En su tratado Cuadratura de la Parábola obtuvo el área formada por
un segmento de parábola. En 1906 otro trabajo de Arquímedes fue descubierto por
casualidad en la librería de un monasterio de Constantinopla por un filólogo danés llamado
Johan Ludwig Heiberg; el manuscrito era un palimpsesto cuyo texto había sido borrado para
escribir otro encima, pero este texto fue recuperado y, junto a otros textos de nuestro
matemático, contenía la única copia de El Método, que se creía perdido; estaba contenido en
una carta enviada a Erastótenes y en él se anticipaba a la visión del cálculo moderno de las
integrales; afirmaba que las superficies tenían que ser consideradas como construidas por
una infinidad de líneas paralelas y los sólidos de revolución por una infinidad de círculos. Con
su método encontró las áreas de superficies, volúmenes y centros de gravedad de muchos
sólidos engendrados por revolución.

DIOFANTO DE ALEJANDRÍA

En época más tardía vivió este gran matemático. El siglo que va del 250 al 350 d. C.
se ha llamado la edad de plata de la matemática griega. Diofanto fue su figura más importan-
te; apenas se conoce nada sobre su vida. La única obra que nos ha quedado, e incompleta, es
su Antología, en una edición del siglo V o VI. Es una enumeración de problemas con su reso-
lución. Para darse una idea de su mentalidad, es así como indicaban su edad:
Su infancia duró 1/6 de su vida y su adolescencia hasta ½ más. Se casó tras 1/7 más y
su hijo nació 5 años después. El hijo vivió la mitad de la edad de su padre, muriendo éste 4
años después que el hijo.

Cuando él vino al mundo ya no era tiempo adecuado para las ciencias, una corriente
de decadencia invadía el imperio romano que anunciaba una edad de oscuridad, por lo que
su obra apenas tuvo seguidores inmediatos, pero fue inspiración para los matemáticos de
siglos posteriores, como Fermat, Descartes, Euler, Jacobi, Lagrange, Poincaré, Ramanujan.

Una enorme contribución a la ciencia matemática es la introducción del simbolismo


en el álgebra, utilizando letras y otros signos para representar números. Por ej., los investi-
gadores anteriores no se interesaron por los productos de más de tres factores, pues no te-
nían sentido geométrico; x3 representa al cubo de lado x, por lo que no tenían sentido po-
tencias más elevada que tres pues no hay cuerpos geométricos de 4 dimensiones. En cam-
bio, Diofanto hizo abstracción de la geometría, y pensó en los números como entidades abs-

187
tractas autosuficientes, sin necesidad de traducirse en volúmenes; para él eran lógicas po-
tencias como x4, x5, x6…

Diofanto utilizó para designar una variable incógnita la letra griega Zeta ζ (nosotros
utilizamos la letra x). Se ingenió símbolos para expresar la igualdad, la suma y el producto,
por lo que a su aritmética se la llamó sincopada, para diferenciarla de la anterior que utili-
zaba el lenguaje habitual, álgebra ésta llamada retórica.

Actualmente se da el nombre de Ecuación diofántica a cualquier ecuación algebraica,


habitualmente de varias variables, referida al conjunto de los números enteros, o a los nú-
meros naturales. Sus soluciones son números enteros. Un ejemplo sencillo sería por ejem-
plo, x + 2y – 5 = 0, y se procuraría encontrar todas las soluciones enteras a esta ecuación.

Los 189 problemas de su Antología los resuelve de una forma distinta cada uno, sin
presentar reglas generales de resolución. Veamos uno de sus problemas resueltos:

Libro II, Problema 32. Encontrar tres números X, Y y Z tales que el cuadrado de
cualquiera de ellos sumado con el siguiente dé un cuadrado, esto es, los tres números

X2 + Y, Y2 + Z, y Z2 + X deben ser cuadrados.

Solución de Diofanto.

Sea el primero X = x, el segundo Y = 2x + 1, y el tercero 2(2x + 1) + 1, o bien Z = 4x + 3.


De este modo dos de las condiciones son satisfechas.

La última condición nos dice que (4x+3)2 +x debe ser un cuadrado, digamos que

(4x − 4)2. De este modo x = 7/57, y los números pedidos son:

X = 7/ 57, Y = 71/57, Z = 199/57

188
CAPÍTULO XVI

II- MEDICINA

II-1 MEDICINA EGIPCIA

La Medicina egipcia siempre ha sido objeto de curiosidad por los investigadores de su


cultura, intentando conocer qué había de ciencia, de arte y de superchería en ella. Los avan-
ces tecnológicos de los recientes decenios (radiografías, tomografías, estudios de los ácidos
nucleicos de las momias, etc.) han permitido profundizar en la patología que sufrían los egip-
cios hace milenios. Los numerosos datos que se van obteniendo están siendo guardados en
la Base de Datos Internacional sobre las momias que se encuentra en el Museo de Manches-
ter.
Sus nociones médicas se remontan al 3100 a.C. Sorprende los pocos estudios ana-
tómicos que nos han llegado; bien es verdad que muchos de sus papiros se perdieron en el
incendio de la Biblioteca; los papiros que nos han quedado, y que se enumeran a continua-
ción, tienen pocos datos anatómicos. Tal vez no prodigaron las disecciones por el respeto que
tenían a los difuntos, ya que el cuerpo tenía que ser sepultado íntegro. Aunque afirmaban
que existía un sistema de vasos que procedían del corazón, que lo unían al resto del cuerpo,
transportando aire, sangre, esperma, lágrimas y orina, y también sólidos como los excremen-
tos. El latido del corazón se percibía por el pulso.
Desarrollaron la técnica de embalsamar pero los conocimientos anatómicos del em-
balsamador eran muy rudimentarios. Sí localizaban las vísceras; para ellos el corazón era la
morada del alma, esencial para la resurrección. Sin embargo, no parece que le concedieran
importancia al cerebro.

189
Su conocimiento nos ha llegado a partir de muchos dibujos grabados en templos y
tumbas, pero han sido los escritos en papiro los que nos han dado más información. Hasta
ahora, los siguientes son los papiros fundamentales sobre medicina egipcia.

Los papiros con información médica

Papiro de Ebers

Corría el año 1860 cuando fue descubierto en una tumba un larguísimo papiro de
20,72 metros de longitud, dividido en secciones o páginas de 20 líneas. 13 años después fue
adquirido en Tebas por George Ebers; el rollo fue cortado y se encuentra ahora en la Univer-
sidad de Leipzig. Una buena traducción fue realizada por E. Ebbell en 1937. Las anotaciones
que tenía en su reverso permitieron fijar su fecha de redacción alrededor de 1550 a.C. El
papiro aporta un conjunto de 876 recetas médicas, que contienen globalmente medio millar
de componentes. Sus descripciones son meticulosas. Las indicaciones médicas a las que se
dirigen estos remedios son muy variadas: dolores de estómago, picaduras, cefaleas, quejas
biliares, tos, resfriados, quemaduras, heridas; enfermedades de las manos y de los pies; un-
güentos para las heridas, neuralgias y dolores musculares; patología lingual, dolores dentales,
dolores de oído; enfermedades de la mujer; tratamiento para enfermedades por gusanos;
enfermedades cardiacas y tumores. Si hay hemorragias importantes recomiendan cauteriza-
ción. Para tratar quizá un quiste o absceso recomienda: «Debes aplicar la incisión como tra-
tamiento, cuidado con el vaso sanguíneo » (Eb 871). El cuchillo de metal –cobre o bronce-
debe ser calentado al fuego (Eb 872), acompañando al corte frecuentemente una cauteriza-
ción. El cobre de los cuchillos contenía arsénico, que le daba dureza a la hoja.

Papiro de Smith

También en el siglo XIX, en 1860, un egiptologista americano consiguió un rollo de


papiro en Luxor. Tenía unas dimensiones de 4,67 m. x 33,02 cm. En una de sus caras conte-
nía 17 columnas, cada una con 77 líneas; en la otra 4 ½ columnas de 92 líneas cada una. Su
antigüedad se remontaba a 1600 a. C, pero se supone que es la copia de otro más antiguo
escrito hacia 2500 a.a.C., en el tiempo de la construcción de las Pirámides. Este papiro fue
traducido por James Henry Breasted y publicado en 1930, y está actualmente en la Academia
de Medicina de Nueva York.

Entre su contenido cabe citar 48 casos quirúrgicos de la cabeza y tórax casi todos de
causa traumática. Cada caso está descrito con un título, con el examen realizado y el trata-
miento prescrito. En este papiro se encuentra la primera descripción del cerebro humano:
Cuando examinas a un hombre…con una herida en su cabeza, que llega al hueso; su
cráneo está fracturado; la rotura descubre el cerebro de su calavera… (como) estas revolucio-
nes que surgen en el metal fundido. Existe algo…que se estremece y tiembla bajo tus dedos
como la débil fluctuación de la cabeza de un niño que todavía no ha crecido…La sangre fluye
de las dos ventanas de la nariz. (S. 6).

En otro pasaje del papiro se dice:


Se cuenta con los dedos para reconocer el modo en que late el corazón. Hay vasos en
él dirigiéndose a cada parte del cuerpo…Cuando un sacerdote de Sekhmet, cualquier médi-
co…pone sus dedos sobre la cabeza…sobre las dos manos, sobre el lugar del corazón…él ha-
bla…en cada vaso, en cada parte del cuerpo. (S1).

190
Se daban cuenta los egipcios de que el corazón era la fuente de la vida, conocieron la
medida del pulso. Que a través de los vasos fluían los jugos del cuerpo. Todos los flujos esta-
ban en armonía, los del aire, la sangre, la orina, las heces, el moco, el semen. Sólo en la en-
fermedad se rompía esa armonía.

Papiro de Kahun

Procedente del Reino Medio, lo encontró Petrie en 1889. Sólo contiene tres páginas,
y está fechado entre 2100 y 1900 a.C. Está conservado en el Colegio Universitario de Londres.
Fue traducido por F. Ll. Griffiths en 1898. Está dedicado a las enfermedades de la mujer y al
embarazo. Sus instrucciones son quizá las más antiguas conocidas sobre ginecología. Vea-
mos algunas citas; la primera sobre casos de violación:
Instrucciones para una mujer que ha sufrido en su vagina y del mismo modo en sus
extremidades: alguien que ha sido maltratada. Deberías declarar acerca de ella: «Este ha sal-
tado sobre su vientre». Deberías prescribir para ello; debe tomar aceite hasta que se encuen-
tre bien (K. 9).

En otro lugar se escribe:


Instrucciones para una mujer que ha enfermado del vientre durante la jornada. De-
berías preguntarle: « ¿Qué hueles?». Si ella contesta: «Huelo a frito», deberás declarar acerca
de ella «Éste es un desorden del vientre». Deberías prescribir para ello (K. 2).

Si se desea conocer el grado de fertilidad, se podía probar con lo siguiente:


Deberías hacerla sentar sobre un apoyo situado sobre un poso de cerveza suave, co-
locando un puré de dátiles…al devolver, ella dará a luz. En lo que se refiere al número de vó-
mitos qe se provoquen, ello indicará el número de niños…Sin embargo, si no vomita, ella no
dará a luz nunca (K. 27).

Y si se quería prevenir la concepción se recomendaba excrementos de cocodrilo fi-


namente dispersos en leche cortada (K. 21), o bien 454 ml de miel inyectada en el interior de
la vagina, con un poquito de natrón 215.

El papiro de Berlín

A comienzos del siglo XX se descubrió este papiro dentro de una jarra por Heinrich
Brugsch en Saqqara. Lo forman 279 líneas que contienen prescripciones y que se remonta a
1350-1200 a.a.C. Fue traducido por Walter Wreszinski en 1909 y que se encuentra en el Mu-
seo de Berlín. Contiene un curioso test del embarazo:
Cebada y espelta. La mujer debe mezclar con orina cada día…Si ambos crecen ella
dará a luz. Si crece la cebada, significa un niño. Si crece la espelta, se tratará de una niña. Si no
crece ninguna, ella no tendrá fruto (Bln. 199).

Aunque no se ha comprobado posteriormente la posibilidad de adivinar el sexo del


recién nacido por medio de este test, sí es importante que los egipcios conocieran que la
orina contenía substancias (hormonas) en relación con el embarazo.

El Papiro VI de Cheser Beatty

Es otro papiro depositado en en el Museo Británico y fechado en 1200 a.C. Fue tra-
ducido por F. Jonckheere en 1947. Trata de forma exclusiva con enfermedades del ano.

215
El natrón es un mineral compuesto de un carbonato de sodio hidratado.

191
El Papiro Hearts

Es un papiro incompleto datado en 1550 a.C. y que está depositado en la Universidad


de California. Está formado por 18 columnas. Fue traducido por Walter Wreszinski en 1912.
Contiene 250 recetas y ensalmos. Se ocupa de los huesos, de las mordeduras de animales y
afecciones de los dedos; de los tumores, quemaduras, enfermedades femeninas, de oídos,
ojos y dientes.

El Papiro del Museo de Brooklyn

Fue traducido por Serge Sauneron en 1966-67 y sus remedios abarcan de lo material
a lo mágico. Se ocupa del postparto y de las mordeduras de serpientes.

El Papiro VIII de Carlsberg

Se encuentra en la Universidad de Copenhague, traducido por E. Iversen en 1939.


Trata de enfermedades de los ojos y de problemas obstétricos.

Los Papiros IV y V de Ramsés

En 1956 se publicó la traducción de J.W.B. Barns. El Papiro IV trata de obstetricia y


ginecología de una forma científica y al tiempo religiosa. El Papiro V, médico de forma estric-
ta, se ocupa de las extremidades rígidas (¿enfermedad reumática o micosis de los miembros
inferiores?).

Estado sanitario del pueblo egipcio


Se ha estimado que en Egipto, durante el reinado de Ramsés II, de la XIX dinastía, vi-
vían en el país algo más de 2 millones de personas, la mayoría campesinos sin tierras, depen-
dientes en su asistencia de la benevolencia del señor local y su subsistencia de las inunda-
ciones producidas por el Nilo, muchas veces insuficientes para las necesidades. Se pasaron
muchos episodios de hambre, insalubridad y enfermedades frecuentes, como quedan regis-
trados por algunos bajorelieves, como el de la pirámide Unas de Saqqara que se conserva en
el Museo del Louvre. En los primeros tiempos los campesinos vivían en chozas redondas
construidas con postes, cañas y barro; más tarde serían sustituidas por casas cuadradas cons-
truidas con adobe que apenas han sobrevivido al paso del tiempo, en contraste con las cons-
trucciones de tumbas y templos, hechas de piedra. En las viviendas de los trabajadores no
habían pozos y el agua tenía que ser transportada del Nilo, situado a 1 o 2 km. de distancia.
La gran cantidad de trabajadores que se ocupaban de las monumentales construc-
ciones motivaron la presencia de encargados de supervisar la salud de los mismos, pero difí-
cilmente podían controlar las epidemias y los accidentes laborales. Se sabe que los trabaja-
dores en Deir-al-Medina tuvieron asistencia médica dirigida por un jefe médico llamado
Metu. Para conocer el tipo de control laboral que existía nos ayudan registros que dicen, por
ej.: «4º mes de la inundación, día 27, Nebnefer estaba enfermo –fue picado por un escor-
pión»; «“Primer mes de invierno, día 21, Tementu estaba ausente –se había peleado con su
mujer-»…

192
En el registro de cráneos se han en-
contrado muchas lesiones de caries con
abscesos, más en los pertenecientes a fe-
chas tardías de las últimas dinastías, y a los
períodos griego y romano. En éstos con
muchos restos de abscesos, lo que hace
suponer un cambio de alimentación que
facilitó la aparición de caries. Fue frecuente
la afectación periodontal. En el papiro de
Ebers, 742 se encuentra una receta com-
puesta de comino, incienso y pulpa molida
de algarrobo que se aplicaba sobre el dien-
te enfermo.
La limpieza del cuerpo era frecuen-
te; aunque no se conocía el jabón, se utili-
zaba una mezcla refrescante y exfoliante a
base de polvo de calcita, natrón rojo, sal y
miel (Eb. 715). Era frecuente lavarse antes
de comer; se utilizaban ungüentos que
mantenían la piel suave, y aceites aromáti-
cos. En ocasiones en los banquetes se colo-
caban grasa animal sobre los cabellos im-
pregnada con perfume, que luego se derre-
tía sobre el cuerpo, con su olor especial.
Existían desodorantes a base de pulpa de
algarroba (Papiro de Ebers, 709), o una
mezcla de incienso y gachas de avena (Eb. 711).
Las mujeres se afeitaban el cuerpo con navajas de bronce y empleaban pinzas para
arrancarse pelos sueltos. El papiro Hearst,155 indica una receta para confeccionar una cre-
ma depilatoria a base de huesos triturados y cocidos de un pájaro mezclado con estiércol de
mosca, aceite, jugo de sicomoro, goma y pepino. Los hombres iban bien afeitados, incluso se
afeitaban la cabeza. Distinto era el caso de los pastores, que frecuentemente eran represen-
tados con barbas. Era frecuente que los cabellos estuvieran infectados de parásitos, pulgas y
piojos, como se ha comprobado en las momias.
La prostitución estaba oficialmente reconocida, y existían aunque no oficialmente
aceptados, el adulterio y el aborto. Era rara la poligamia. La mujer tenía un estado similar al
del marido en cuanto a la propiedad de bienes y herencia. No hay evidencia en los textos de
la presencia de enfermedades venéreas. Las desviaciones sexuales no eran bien aceptadas.
Las muchachas casaban a los doce o trece años y los muchachos poco después. Un
estudio sobre 709 cráneos dinásticos depositados en el Instituto de Antropología de Turín
comprobó una edad media de la muerte en los 36 años. Un hijo era bien recibido y amaman-
tado; las clases altas utilizaban nodrizas. En el papiro de Ebers, 846-37 se muestran recetas
de galactogogos. Era alta la mortalidad infantil. Los jeroglíficos con el significado de “dar a
luz” muestran la posición de la mujer en el parto, en cuclillas, sobre un taburete o sobre unos
ladrillos. En el Papiro Webstar (1650-1550 a.C) se lee hablando de un recién nacido: «Lo lava-
ron. Cortaron su cordón umbilical y lo dejaron sobre la cama de ladrillos». Eran frecuentes las
complicaciones periparto, por ej., las fístulas vesico-vaginales que, por otra parte, no ten-
drían solución adecuada hasta siglos después, a mediados del siglo XIX.

193
Los médicos
Siendo los egipcios un pueblo profundamente creyente en las fuerzas sobrenaturales,
era natural su confianza tanto en las medidas curativas empíricas como con las invocaciones
a sus dioses. Según informó Clemente de Alejandría, que vivió hacia el 200 d. C., los sacerdo-
tes de las primeras dinastías egipcias mantenían la totalidad de sus conocimientos en 42 li-
bros sagrados que guardaban en sus templos y que sacaban en procesión. De ellos, 6 se ocu-
paban de medicina y trataban de anatomía, enfermedades, cirugía, tratamientos y concre-
tamente de enfermedades de los ojos y de enfermedades propias de las mujeres. Estos libros
no han sobrevivido, pero sí existían todavía en el siglo II
d.C, ya que Galeno citó que los médicos griegos visitaban
la librería de la escuela de Menfis.
En el viejo reino, la profesión médica estaba muy
organizada, con varios rangos y especialidades. Existían
médicos ordinarios o sinw, que eran clasificados por sus
Ideograma de la palabra “médico” funciones por un director o inspector, imy-r sinw. Se distin-
guía al wr sinw (gran médico), el decano (smsw sinw) y el inspector de doctores, shd sinw.
Todos bajo un inspector superior de los médicos del Alto y del Bajo Egipto. Distinguían bien
al médico del cirujano, igual que existían curanderos que utilizaban sólo medios mágicos y
exorcismos. En la escritura el médico era representado por la figura de un hombre sentado
acompañado del bote de las medicinas y de la lanceta.
Ha quedado para la memoria la figura del gran Imhotep, visir, arquitecto y jefe de los
médicos del faraón Djoser de la Dinastía III. También sabemos que un contemporáneo de
Imhotep llamado Hesire fue jefe de médicos y especializado en odontología. Conocemos que
en el tiempo de la IV Dinastía, Iry fue jefe de los médicos de la corte, oculista, médico del
abdomen y guardián del movimiento intestinal. Sekhet-n-Ankh era otorrino del faraón Sahu-
re de la V Dinastía. Incluso se conoce el caso de una mujer médico, Peseshet, que era la di-
rectora de las mujeres médicos, allá por la IV o V Dinastía.
Los médicos tenían sus propias deidades bajo cuyos auspicios ejercían. Duaw era el
dios de la Oftamología; Taurt y Hator era las dioses de los recién nacidos. Existió una diosa
con cabeza de león, Sekhmet, que envió plagas sobre la tierra; sobre las mordeduras y pica-
duras mortales de cocodrilos, serpientes y escorpiones era Horus el que tenía el poder. Inclu-
so cada parte del cuerpo tenía su propio dios protector, Neit sobre el estómago, Isis sobre el
hígado.
La formación de los médicos tenía lugar en “la casa de la vida”, situada en los recintos
de los templos; en éstos existían también jardines donde se cultivaban las plantas medicina-
les. En el templo de Dendera se encontraba un lago sagrado y un sanatorio donde los pacien-
tes eran ungidos por agua que había estado en contacto con estatuas curativas; o bien espe-
raban simplemente en el lugar toda una noche con la esperanza de ser curados por la diosa
Hathor. La memoria del gran médico Imhotep fue tal que se le atribuyeron condiciones divi-
nas. Sobre el templo de Deirel-Bari una terraza fue consagrada a él con una capilla de adora-
ción. Las ofrendas de los familiares de los pacientes a los dioses suponían un importante in-
greso para los templos. Era frecuente la utilización de amuletos.
Para la época final de los Ptolomeos nos han quedado los nombres y títulos de un
centenar de médicos. No es seguro que practicaran la disección de cadáveres, aunque al-
gunos informes sobre tratamientos de lesiones y el conocimiento de la anatomía que sugie-
ren hacen pensar que sí. Se sabe que el lino era utilizado para vendajes, ligaduras y suturas.
Las agujas eran de cobre. En el templo de Kom Ombo, del período romano, existe un relieve
que dibuja una caja de instrumental quirúrgico: cuchillos, tijeras, sierras, sondas, fórceps,
espátulas y ganchos.

194
Se aplicaba terapia contra el dolor con la planta del opio o extractos de mandrágora.
Distinguían entre heridas limpias y purulentas. Para las heridas se utilizaba un ungüento con
una mezcla de grasa de ibex, aceite de abeto y guisantes pulverizados (Ebers 522b).
Un “yeso” para mantener fija una fractura se hacía con leche de vaca mezclada con
cebada (Papiro de Hearts 219) u hojas de acacia mezcladas con goma y agua (Papiro Hearts
223). Vendajes y catplasmas se aplicaban con medicaciones sobre lesiones cutáneas. En el
papiro de Berlín 142 se indica un expectorante, un emplasto de avena y mirto. Se utilizaban
igualmente aserrín, arcilla y cera.
En una tumba de Ankh-ma-Hor en el yacimiento arqueológico de Saqqara está gra-
bada una escena en que se realiza una circuncisión. No se sabe por qué se realizaba en unas
personas y en otras no. Estrabón también habló de una circuncisión de mujeres, pero no hay
pruebas.
El desarrollo de la medicina egipcia debió ser importante pues habían consejeros
médicos egipcios en muchas cortes extranjeras: Mesopotamia, Siria, Persia, Anatolia. Las
expediciones a sitios lejanos llevaban médicos con ellas. Durante la invasión persa debió
declinar la práctica médica, pues el rey Darío I (521-486) envió a un supervisor de los médi-
cos, User-jor-Resinet, a Sais con el siguiente cometido:
Su majestad, Darío I, señor de todas las tierras y de Egipto también…me ordenó ir a
Sais en Egipto. Me instruyó para restaurar las Casas de la Vida que habían desparecido. Hice
lo que me mandó… y las llené de estudiantes procedentes de familias nobles –no escogiendo
a ningún hijo del pobre. Los situé bajo la dirección de hombres sabios…su Majestad me en-
cargó que los proveyera con todo lo necesario, con todos los instrumentos de acuerdo a las
enseñanzas de los viejos tiempos…

Sistema sanitario
La práctica moderna de la medicina nos insta a ver con interés el sistema sanitario
egipcio. Éste estaba centralizado en la institución del Templo, considerado como lugar del
saber, del apoyo a la vida y de relación con el mundo de los dioses. La actividad médica era
un servicio gratuito, que estaba al servicio de todos los egipcios, de carácter nacional y per-
manente. El Templo es también su escuela médica, en la llamada Casa de la Vida. La limpieza
era estricta y se vigilaba la salubridad de las aguas.
La práctica de la medicina estaba regulada desde los tiempos de Imhotep, como lo
revela una inscripción de Saqqara con reglas éticas claras: lugares para instalar los centros de
cuidados, su supervisión, acciones disciplinarias. Protocolos de tratamiento.
Lo que hoy llamamos la Historia clínica era llevado a cabo por los médicos egipcios
del siguiente modo:
-Preguntando al enfermo, con paciencia y siguiendo un orden.
-Interrogando a los familiares.
-Buscando antecedentes familiares.
-Encontrando si era posible el origen directo o indirecto de la enfermedad.
-Si existían recaídas, comprobar el tratamiento prescrito.
-Elaborar un plan de vida.

Debido a la concepción global de la realidad propia de los egipcios, en la que cada


aspecto material de la misma iba acompañado de otro espiritual, ambos en perfecta sintonía
con la armonía global del Universo, no tiene nada de extraño que como medios terapéuticos,
además de las drogas y las infusiones de plantas y otros compuestos, estimasen conveniente
y adecuado hacer invocaciones a los dioses, ofrendas a los mismos, actos que entendían nos

195
ponían en relación con la otra realidad, haciendo de esta manera un tratamiento global.
Nosotros los traducimos como prácticas de magia, transcripción incorrecta, pues no debe
extrañarnos que se utilizaran técnicas con efectos psicológicos que actúasen sobre la disposi-
ción del paciente a curarse, el saberse de alguna forma protegido por poderes que van más
allá de sí mismo. ¿Llamaríamos actualmente magia a la oración como medio de intercesión
ante Dios?

Se pensaba que en la aparición de la enfermedad también tomaban parte seres no


humanos. Se creía en la diosa Sehmet, la de la cabeza de leona, que propagaba las enferme-
dades, pero que a veces actuaba como curadora. Se invocaba a Imhotep, el gran médico que
fue luego divinizado. A Isis, la diosa madre egipcia, matrona de los remedios. A Horus, su
hijo, invocado en las mordeduras de animales. A Hathor, la otra diosa madre, diosa del amor
y protectora de las mujeres. A Thot, patrón de los oftalmólogos. A Bes, el buen genio de las
mujeres embarazadas

PATOLOGIAS

Tuberculosis
Fue muy frecuente. Su aparición en la humanidad es muy an-
tigua, quizá desde la domesticación de los animales en el Neolítico,
teniendo como vehículo a los bovinos. El hecho que en un 5-7 % de
casos afecte a los huesos permite su registro; se conocen las defor-
midades propias de la afectación de columna (enfermedad de Pott) en
momias de 3000 a.a.C. La radiografía de la momia de Nesparehan, un
sacerdote de la XXI Dinastía ejemplifica un claro ejemplo de enferme-
dad de Pott. Los casos que se han encontrado con neumotórax evi-
dencian la afectación pulmonar.

Lepra
No se sabe con exactitud cuando se presentó esta enferme-
dad en Egipto, pero si tenemos en cuenta que hay datos escritos de la presencia de la misma
en China mil años a.C., hay que suponer que probablemente los soldados de Alejandro a su
regreso de la India fueron los responsables. Un cementerio del período griego contenía cua-
tro esqueletos de origen europeo con lepra, diagnosticada por Dzierykray-Rogalski en 1980.
En el cementerio de al-Bigha en Nubia se han encontrado los cuerpos de 4 cristianos coptos
que vivieron en el siglo IV d.C.
Neumoconiosis
Era una patología frecuente. En el Museo de Manchester se ha procedido a realizar
endoscopias bronquiales en muchas momias. La situación más frecuente era la originada por
arena, encontrando en los pulmones cifras elevadas de sílice de hasta 0,22% (normal: 0,05%).
Otra neumoconiosis frecuente era la antracosis por la aspiración de humos procedentes de
cocinas, hogueras y lámparas de aceite.
Parasitosis
Ya en 1910 se encontraron por Sir Marc Armand Ruffer huevos calcificados del gu-
sano Bilharzia (Schistosoma haematobium o mansoni) en los riñones de dos momias de la XX
Dinastía. Los parásitos se desarrollaban en los caracoles que poblaban el barro de los canales

196
del Nilo, penetrando en los humanos a través de la piel y localizándose posteriormente en
riñones, vejiga e intestinos. En muchos relieves de Saqqara se aprecian pacientes afectos de
hinchazones en escroto, hernias y ginecomastia, frecuentes en esta parasitosis.

Otros parásitos convivían con los egipcios: Strongiloides, Taenua, Ascaris, Trichinela,
etc. Los quistes hidatídicos, producidos por el Echinoccus granulosus se han documentado
también en las momias de Machester.
Enfermedades vasculares
Su importancia no se ha reconocido hasta fechas recientes pero no eran raras en
Egipto y se han encontrado muy desarrolladas en momias de pacientes que murieron jóve-
nes. En 1912 Elliot Smit encontró en la momia de Ramsés II, que llegó a los 90 años, arterias
temporales tortuosas y calcificadas, y también en sus hijo Meneptah. Se han encontrado
frecuentes calcificaciones en aorta, arterias coronarias y válvula mitral, y asimismo en arte-
rias renales.
Obesidad

Del estudio de los pliegues de la piel de algunas momias se ha deducido que tuvieron
obesidad; es el caso de los faraones Amenofis III y Ramsés III. El estudio de sus momias ha
revelado que padecían gran obesidad, no mostrada en los retratos oficiales. En el templo de
Deir al-Bahri, dedicado a la faraona Hatshepsut, hay grabada una representación del famoso
viaje de una representación egipcia al país de Punt; en él se aprecia la obesidad de la reina de
Punt que parece estaba afectada de la enfermedad de Dercum, una neurolipomatosis dolo-
rosa.

Oftalmología

Los egipcios se ocuparon de las estructuras externas del ojo, ignorando la disposición
interna del mismo: sólo describieron la pupila, la esclerótica, los parpados, pestañas y cejas.
Pero no les faltó trabajo, pues era muy frecuente la Oftalmía del desierto, el actual Tracoma.
Se utilizaba el Kohol, a base de sulfato de antimonio, que actuaba como desinfectante.

Odontología

En el Museo del Cairo hay un panel procedente de la tumba de Hesy-Ra en Saqqara


(Dinastía III) en el que indica su título de jefe de dentistas y médicos. El más grande, así se
indica, de los médicos que tratan los dientes. Se recuerda también a otro dentista famoso,
Houi, también del Imperio Antiguo.

Otras enfermedades

Por estudio radiológico de las momias se han encontrado litiasis biliares, especial-
mente en mujeres. En algunas momias del período romano se ha encontrado un megacolon
(enfermedad de Hirschprung). En cuanto a las enfermedades de la piel se han registrado res-
tos de queratosis solar, queratosis senil, úlceras y papilomas malignos. En la momia de Ram-
sés V se han encontrado restos de las pústulas de la viruela. El síndrome de nevus múltiples
en la piel, cubriendo la cara y el tronco, y que se acompaña de lesiones quísticas en costillas y
mandíbula, polidactilia y escoliosis, fue hallado en dos esqueletos procedentes de Asyut que

197
fueron excavados en el año 1967 y que se conservan en Turín. Se han encontrado muchos
casos de artritis y osteomielitis. En algunos grabados se
registran defectos por probable poliomielitis, como el ad-
junto procedente de la XVIII Dinastía (ver figura).

En 1960 Gray estudió la tibia de 133 momias; vio


que algunas mostraban líneas propias de detención del
crecimiento (líneas de Harris), indicando períodos intermi-
tentes de malnutrición durante la niñez y la adolescencia.
También se ha encontrado osteoporosis (descalcificación
ósea) en mujeres jóvenes. Igualmente se han registrado
casos de acondroplasia con cortedad de talla, tal como se
comprueba en algunas representaciones murales.

Se han encontrado pocos casos de cáncer, pero


quizás ello sea debido a que sólo se pueden apreciar si
afecta a los huesos; además, teniendo en cuenta que se
trata de una enfermedad que ataca preferentemente a
personas mayores, la corta vida media de los egipcios los hacía menos frecuentes. Hay esce-
nas grabadas de músicos ciegos; la ceguera, aparte la congénita, podía deberse a muchas
enfermedades visuales frecuentes en los márgenes del Nilo –leucomas, cataratas, conjuntivi-
tis, y especialmente tracoma (producida por el Chlamydia trachomatosis y que era conocida
como la enfermedad visual egipcia). Se han registrado asimismo hidrocefalias, paladares
hendidos, displasia de cadera, deformidades de los pies.

La enfermedad de la familia del faraón Akhenatón

Ha sido objeto de muchas discusiones la patología que afectó a este famoso faraón,
el iniciador de la herejía Atoniana e hijo del faraón Amenofis III, cuando Egipto estaba en la
plenitud de su poder (XVIII Dinastía). Las reproducciones mediante estatuas o pinturas nos lo
muestran con un físico algo afeminado con ginecomastia, caderas algo prominentes y abdo-
men hinchado. La cabeza era alargada, con protusión de barbilla y labios gruesos, dándole un
aspecto sensual. No disponemos de su momia y las opiniones sobre su patología constitu-
cional han sido variadas; entre ellas se encuentran que quizá sufriera de un tumor pituitario
con alteración del balance hormonal, un seudohermafroditismo y un posible síndrome de
feminización. Surgen dudas sobre estos diagnósticos pues se acompañan algunos de ellos de
infertilidad, mientras que Akhenatón tuvo seis hijas de su esposa Nefertiti.

Hay además razones para dudar ya que las representaciones de los faraones no
siempre eran fieles a la apariencia natural. Pero el físico de su abuelo Tutmosis IV y de su
padre Amenofis III eran similares, con la existencia de ginecomastia. Sus hijos Smenkhare y
Tutankhamon (de su segunda esposa Kiya) también muestran rasgos feminoides; en el caso
del primero sufría de síndrome de Marfan, una displasia del tejido conjuntivo con hiperelasti-
cidad ligamentosa y alteraciones valvulares cardiacas.

Farmacología

Dos brotes florales adornan el escarabajo incrustado con lapislázuli que se encontró
en un brazalete en la tumba de Tutankhamon. Uno de ellos es de mandrágora, el otro pro-
bablemente de adormidera. La mandrágora era una planta originaria de Palestina, pero que
se cultivó en Egipto a partir del Imperio Nuevo. Al mezclarla con cerveza o vino induce una
pérdida de conocimiento. En aquellos tiempos también se le atribuían propiedades afrodisía-

198
cas y estimulantes de la concepción. Hay pinturas en los templos representando a hombres y
mujeres oliendo o comiendo la planta en recepciones.

Tenían los médicos egipcios una forma original de pesar y medir las dosis de medica-
ción. Utilizaban la representación del “Ojo de
Horus”, que era “disecado” (ver figura).

En la preparación de medicinas los


egipcios utilizaban muchas materias primas
procedentes del exterior, más cuando Egipto
se expandió en el Imperio Nuevo: resina de
abeto utilizada como antiséptico y para los
embalsamientos; aceite de abeto para curar
heridas (Eb. 522b) y como antihelmíntico
(Eb. 77); áloe del este de África para tratar
los catarros nasales (Eb. 63); canela utilizada en
ungüentos para encías ulceradas; incienso para
fumigar; alheña procedente de Persia pero que después se cultivó en Egipto; las granadas,
introducidas durante el Imperio Nuevo, procedente del sudoeste de Asia, fueron usadas para
las infestaciones con gusanos, etc. Tengamos además en cuenta que hay muchos ingredien-
tes citados cuya traducción adecuada no se conoce.

El cobre, que dificulta la penetración bacteriana, fue muy usado como formando par-
te de pigmento para el arreglo estético de los ojos, y empleado igualmente en los ungüen-
tos. En cuanto al plomo, aunque conocían el mineral que lo contiene, la galena, que ellos
transcribían como Msdmt, no parece que llegara a producir intoxicaciones, al menos frecuen-
tes, pues los estudios geoquímicos realizados sobre momias nubias durante los años 1960-64
por expedicionarios escandinavos, concluyen que los egipcios debían ingerir muchísimo me-
nos de este metal que los hombres modernos.

Se utilizaban extractos de amapola (que contiene opio) para calmar a los niños grito-
nes. Miren lo que aconseja el Papiro de Ebers: «…semillas de spn –se supone que es la ama-
pola- excremento de mosca procedente de un muro, se hace una pasta, filtrado y se bebe
durante 4 días. Los gritos cesarán instantáneamente» (Eb. 782).

La miel formaba parte de unas 500 recetas. Es sabido que la misma inhibe mucho el
crecimiento bacteriano, por la alta concentración de azúcar. También contiene inhibina, con
propiedades antibióticas, que es una enzima segregada por las glándulas faríngeas de las
abejas. Es muy útil para tratar las heridas, quemaduras y úlceras. Otro producto es la goma
de abeja, obtenida por ésta a partir de las resinas de algunas plantas; tiene también propie-
dades antibióticas e incluso como preservativo (se ha encontrado un pequeño ratón de hace
tres mil años cubierto totalmente de esta goma y sin signos de descomposición)216 .

Las cataratas se trataban con una mezcla de cerebro de tortuga y miel. La ceguera
nocturna era tratada con hígado de buey asado (rico en vitamina A). Para practicar enemas
se utilizaron el malvavisco, el comino, aceite de moringa, hojas de melón, marihuana, harina
de judías, extractos del arbusto zizyfus, etc. Muchas prescripciones estaban destinadas a la
patología del ano; consideraban que las heces contenían una horrible substancia que llama-
ban whdw; Ello no obstaba para utilizarlas en pequeñísima cantidad como parte de medica-
ciones, como hace en situaciones semejantes la actual homeopatía, sería como una especie

216
Citado por Carole Reeves. Egyptian Medicine, p 30.

199
de vacunación; en ocasiones era efectivo por lo que no hay que descartar que ciertos produc-
tos bacterianos fueran efectivos.

Muchos productos eran administrados con cerveza que, por otra parte, era la forma
normal de calmar la sed. La levadura de la cerveza
era muy empleada en úlceras y heridas y en tras-
tornos digestivos. Es sabido que tiene cierta
actividad antibiótica y contiene vitamina B.

Cirugía

Posiblemente en Egipto apareció por


primera vez la cirugía, contando con un instru-
mental especializado (en la figura adjunta se
aprecia una serie de instrumentos de cirugía y
asistencia al parto, junto a la imagen de una

reina de parto). Alguna intervención está bien


documentada, como la circuncisión, en una
mastaba del Viejo Imperio, la de Ankh-ma-hor
(ver figura).

También se trataban heridas


penetrantes de la cabeza, con perforación del
cráneo. Se empleaban tablillas para
inmovilizar las fracturas.

CAPÍTULO XVII

II-2 MEDICINA GRIEGA


Ésta no apareció como gestación espontánea de los griegos, sino que tenía padres
más antiguos,
los conoci-
mientos pro-
cedentes de
grandes cul-
turas más
arcaicas, pre-
ferentemente

200
la egipcia y la mesopotámica, así como otras como la de Tracia y la de Asia Menor. Lo carac-
terístico de la aportación griega es que marcó una evolución desde un pensamiento mítico
hacia uno cada vez más racional, pasando del Mito al Logos, sin abandonar totalmente al
primero. La Medicina griega fue, pues, una simbiosis entre el pensamiento filosófico preso-
crático y la experiencia práctica de los sanadores, convirtiéndose en conocimiento práctico
con base científica, lo que vendría en llamarse ars, arte, en la que se concilian teoría y expe-
riencia. La gran aportación griega era el afirmar que la naturaleza era comprensible. Que la
razón puede emprender la misión de explicar la realidad.
Hacia el siglo VI a. C ya existían agrupaciones artesanales de sanadores, como las de
Crotona, Agrigento, Cirene, Rodas, Cnido y Cos.
Una figura importante de esta época fue Alcmeón de Crotona, que escribió un libro
médico, el primero del que se tiene noticia. Se han conservado algunos fragmentos que tra-
taban de la anatomía de los nervios y vasos sanguíneos, y que entendió la importancia del
cerebro como órgano básico. Estimaba que la salud dependía del equilibro entre las funcio-
nes del organismo movidas por potencias –lo húmedo, lo seco, lo frío, lo caliente, etc. El
predominio de una de ellas llevaría a la enfermedad.
En Agrigento destacó Empédocles, que fue a un tiempo filósofo natural y seguidor de
prácticas mágicas. De él viene la doctrina, de tanta aceptación posterior, de que el mundo
estaba formado por cuatro componentes básicos: aire, agua, tierra y fuego. Y, por el camino
opuesto, señalaba en su obra Purificaciones, apoyada en la adivinación, vino una medicina
fundamentada en que las enfermedades eran expiación de culpas, algo que rechazarían los
seguidores hipocráticos más adelante.
Estos últimos constituyeron los grupos de Cnido y Cos,
y fueron los autores de la Colección hipocrática. No se puede
olvidar aquí la gran figura de Demócrito de Abdera, el gran
naturalista, al parecer, según la leyenda, amigo de Hipócrates;
aunque no fue un médico práctico realizó disecciones y se
interesó por la fisiología y la patología. Su obra sirvió de base a
médicos posteriores.
Colección hipocrática
La forman 53 tratados que se han atribuido
tradicionalmente a Hipócrates de Cos. Vivió en el siglo V a.C,
alcanzando gran fama y prestigio. Fue alabado por Platón y
Aristóteles. Para los médicos del período helenístico era ya una
figura legendaria, que servía de modelo, y se le consideraba el
padre de la medicina. Se le han atribuido gran número de
obras y el canon conservado es el elaborado por una comisión
que trabajó en Alejandría en el siglo III a.C. Es difícil saber qué
obras se deben realmente a Hipócrates; algunas de ellas se le han supuesto con más
seguridad, tal como los tratados clínicos Los pronósticos, La dieta en las enfermedades
agudas, los libros I y II de las Epidemias; también probablemente Sobre las heridas de la
cabeza, Sobre las fracturas, Sobre las articulaciones. Menos seguras son Sobre los aires, las
aguas y los lugares y Sobre la enfermedad sagrada, ésta ocupándose de la epilepsia y en la
que rechaza los tratamientos mágicos-religiosos.

201
En la actualidad hay menos interés en conocer la
paternidad de esta colección de textos que en estudiar la
estructura interna de los mismos y su antigüedad, ya que
seis o siete siglos separan el texto más antiguo de la
colección del más moderno. De estudiarlo en profundidad
se ha encargado nuestro compatriota Laín Entralgo.
Distingue cuatro etapas en la elaboración de estos libros:
- La más antigua, representada únicamente por el
libro Sobre las hebdómadas; su antigüedad queda
comprobada por su aceptación de la mitología de los
números, insistiendo en el nº 7: siete fases tiene la luna,
siete vientos, siete partes del año, siete edades del hombre.
Compara La organización del microcosmos del hombre con el
macrocosmos.
- La fundacional, fechada en la segunda mitad del
siglo V a. C y los primeros años del IV. En ella se intersectan
las influencias de Cos y de Cnido. En ésta se originaron Sobre las enfermedades y
Enfermedades II. En aquélla se redactaron Sobre la dieta en las enfermedades agudas, Sobre
los aires, las aguas y los lugares, Pronósticos, casi todo el contenido de Aforismos, los libros I
y III de las Epidemias, junto con las obras quirúrgicas Sobre las heridas de la cabeza, Sobre las
fracturas y Sobre las articulaciones. En estos libros, de varios autores, se percibe la crisis de
la cultura que se vivió en la segunda mitad del siglo V a.C. En ellos todavía predomina la
buena práctica y el sentido común sobre los aspectos científicos propiamente dichos.
- Período, en palabras de Laín Entralgo, de autoafirmación reflexiva y crítica.
Corresponde temporalmente a la 2ª mitad del siglo IV, y se intentó crear una base teórica que
sustentara las observaciones prácticas, formalizando un método de trabajo en el que se
elaboraban hipótesis que había que comprobar. Los médicos tomaron consciencia del
carácter pionero de su trabajo. En este período se escribieron Sobre la naturaleza del
hombre, Sobre la medicina antigua, Sobre los lugares en el hombre, Sobre la dieta y algún
tratado más.
- Período final, que comprende los textos escritos en el siglo III, en los que se muestra
la influencia de la filosofía de su tiempo (aristotélica, estoica y epicúrea). Estos textos son
Sobre el corazón, Sobre el alimento, sobre el médico y Preceptos.
Médicos importantes fueron Califonte, Eurifonte y Ctesias, éste contemporáneo de
Hipócrates. Fue marcada la influencia persa y egipcia sobre los médicos de Cnido. Por ej., hay
pasajes en Sobre las hebdómadas que son una traducción del Gran Bundahishn, un tratado
persa sobre la creación. Una parte extensa de Sobre las mujeres estériles es calcado de los
papiros egipcios Kahun y Carlsberg VIII. El concepto egipcio de whdw, que indica que las
heces retenidas en la parte final del intestino provocan putrefacción que se traslada a la
sangre produciendo fiebre y aumento de la frecuencia del pulso, está recogido fielmente en
los libros Sobre las enfermedades y Sobre las enfermedades internas.
Los médicos de Cos, entre ellos Hipócrates, procuraron buscar descripciones clínicas
individuales, en la busca de síntomas y signos objetivos, siendo cautos en las indicaciones
terapéuticas.

202
En estas escuelas se desarrolló la concepción de humores, que no serían sino mezclas
en variable proporción de los cuatro elementos de Empédocles. Tenían consciencia de las
limitaciones de la Medicina, insistiendo en una primera precaución: no dañar nunca al
enfermo. Estaban también imbuidos de la dignidad de su profesión. Los datos anatómicos de
los que disponían eran muy dispersos,
procedentes de observaciones pero sin
rigor científico. La interpretación de la
fisiología se basaba en las ideas
presocráticas de los 4 Elementos y en las
cualidades o potencias, que eran
muchas: lo húmedo, lo seco, lo cálido, lo
dulce, lo amargo, lo salado… Estas
concepciones sobre las potencias, los
Elementos y los humores, serían
dispuestas finalmente como situaciones
canónicas medio milenio después por
Galeno en la siguiente síntesis: sangre
(caliente y húmeda), pituita o flema (fría
y húmeda), bilis amarilla (caliente y
seca) y bilis negra (seca y fría).
Asociación de los 4 Elementos, humores y cualidades.
(Tratado Sobre la naturaleza del hombre)

La vida biológica es un cambio constante de naturaleza, fundamentado en la mezcla


de los humores y la simpatía o repulsión entre distintas partes del cuerpo. Hay una fuente de
calor interno que procede del corazón, y dos fuentes externas: el alimento y el pneuma. Este
es aire de fuera del cuerpo que fluye luego por él, y que alimenta, vivifica y refrigera.

La enfermedad sería una disarmonía en las funciones corporales, de causas internas o


externas. Los escritos procedentes de Cos insisten mucho en los problemas ambientales (en
los tratados Sobre los aires, las aguas y los lugares y las Epidemias). Sentaron las bases de la
exploración clínica que sigue vigente hasta hoy; la enfermedad se mostraba en lo que se ve,
en lo que se toca; en lo que se oye; lo que puede percibirse con la vista, el tacto, el oído, la
nariz, la lengua, el entendimiento; lo que puede conocer todo aquello con que conocemos
(tratado Sobre la oficina del médico). Observaban el aspecto general, caminando y en reposo,
ejercían adecuadamente la palpación y escuchaban (describieron el ruido de cuero del frote
pleural).
Distinguían entre enfermedad curable, debida por lo general al azar (traumatismo,
ingestión de un alimento en malas condiciones) y las propias de la necesidad de la naturaleza
(hoy podríamos traducir aproximadamente por enfermedades crónicas). Se intentaba llegar a
un diagnóstico y establecer un pronóstico; y lo conseguían por la observación y la
experiencia. Definieron lo que después se llamó facies hipocrática, indicativa de próxima
muerte: aspecto lívido, piel retraída, nariz afilada, ojos hundidos y expresión facial acentuada.

Pensaban que la naturaleza era la que propiamente curaba, limitándose los cuidados
y la terapéutica a ayudar en esta función. La terapéutica se basaba en la dieta, los fármacos
y la cirugía. La dieta no se limitaba a la alimentación, sino que comprendía todos los aspectos
de la vida humana, era el conseguir un “arte de vivir”, que comprendía todos los aspectos del
comportamiento humano. Como es lógico, la medicación no estaba muy desarrollada,
copiando muchos remedios procedentes de otras culturas y guiándose por los resultados
prácticos. En esta terapéutica había diferencias entre las escuelas; la de Cnido abusaba de

203
los purgantes, mientras la de Cos era más prudente en utilizar medicaciones drásticas. Esta
última escuela se prestigió mucho en el campo de la cirugía, tratando heridas, úlceras,
fracturas y luxaciones, evacuando abscesos, etc. Se practicaba la trepanación craneal, así
como otras medidas para tratar las fracturas con hundimiento craneal; describieron bien
como tratar la luxación mandibular y su reducción en tres tiempos, las luxaciones recidivantes
de hombro, la colocación de férulas…

La Medicina posthipocrática

Durante la segunda mitad del siglo IV tuvo lugar un período intermedio en la


evolución de esta ciencia, de carácter crítico sobre los conocimientos adquiridos
anteriormente. Fue como un momento de reposo y reflexión antes del renacimiento de la
Medicina alejandrina del siglo III a. C. Se pueden citar algunas figuras de este período
intermedio, como Filistón de Locros que destacó en Sicilia; coincidió con Platón en la corte de
Dionisio de Siracusa, y algunas doctrinas biológicas quedaron reflejadas en el Timeo del
filósofo.

En esta época los trabajos de Aristóteles proporcionaron el instrumento intelectual


para desarrollar unos conocimientos médicos sobre una base plenamente científica.
Conceptos como naturaleza, causa y efectos, movimiento, y la concreción del razonamiento
silogístico sirvieron de base durante siglos en el desarrollo médico. Las ideas biológicas de
Aristóteles fueron plenamente aceptadas. Es curioso indicar que un filósofo como Aristóteles
fuera el creador de la embriología, fundamentada por la observación, especialmente de los
embriones de pollo, y que expuso en su tratado Sobre la generación de los animales. Es
mérito también de este autor la creación de una anatomía comparada, señalando la analogía
de las partes corporales con la misma función, y la homología o las semejanzas encontradas
en partes corporales con un mismo origen. Estas aportaciones anatómicas, sin embargo y
lamentablemente, no fueron recogidas por la medicina de la Antigüedad clásica ni por la de
la Edad Media, no resurgiendo la anatomía comparada hasta el siglo XIX de la mano de
Cuvier.

El discípulo de Aristóteles y su sucesor en la dirección del Liceo, Teofrasto, hizo una


importantísima aportación botánica. Su obra Sobre la descripción de las plantas fue uno de
los puntales en que se asentó la farmacología médica hasta la época del Renacimiento.
Realizó una verdadera taxonomía de las plantas, a las que clasificó en árboles, arbustos y
hierbas.
Otra figura interesante fue Diocles de Caristo. Supo sintetizar con el método y la
terminología de la escuela aristotélica las concepciones médicas de Cos y de la escuela
siciliana. De él se conservan fragmentos de una obra sobre dietética y de una monografía
anatómica en que estudia las analogías del cuerpo humano con el de los animales.
Continuador de estos autores fue Proxágoras de Cos. Entre sus aportaciones
anatómicas están la descripción de las características de las arterias y las venas, así como la
continuidad anatómica entre la médula y el cerebro.

LA MEDICINA ALEJANDRINA

Tras las conquistas de Alejandro Magno, el centro cultural del helenismo se trasladó a
Alejandría. La protección oficial, la abundancia de medios y el ambiente de estudio entre las
primeras mentes de la época reunidas en la capital ptolemaica hicieron del delta del Nilo el
centro del mundo. En el Museo fundado por Ptolomeo I Soter se agruparon alrededor de un

204
centenar de científicos, espléndidamente mantenidos. El asesor del monarca para su
fundación fue Demetrio de Falero, que fue miembro del Liceo ateniense, por lo que ya puede
presumirse que la inspiración que movió a crear la institución fue aristotélica. Junto al Museo
estaba la Bblioteca, promovida por Ptolomeo II Filadelfo, convirtiéndola en el gran centro
bibliográfico de todo el mundo conocido. Hubo otras instituciones culturales en otras
capitales aparte de Alejandría, mereciendo citar a Pérgamo, cuya biblioteca, fundada por
Eumenes II en el siglo II a. C. fue la rival de la de Alejandría.
La Medicina de Alejandría, expresada en lengua griega, se convirtió en la Medicina
del mundo. Una de sus características, que chocaría con la evolución posterior de esta
ciencia, es la frecuencia con que se practicaron disecciones humanas. Arrancó su desarrollo
en el siglo III a. C, con un espíritu revolucionario que ha sido designado como progresismo
helenístico por L. Edelstein. Este renacimiento estuvo encabezado por dos grandes figuras,
Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Ceos.
HERÓFILO DE CALCEDONIA (335-280 a.C)

Fue discípulo de Praxágoras de Cos y en su trabajo fue un continuador de esta escuela


al tiempo que en sus ideas seguía la filosofía escéptica de Pirrón de Elis, su contemporáneo.
Era oriundo de Bitinia (la actual Kadiköy, Turquía). La llegada de Herófilo se debió a su propio
maestro. Praxágoras fue invitado por el faraón egipcio a residir en Alejandría; no pudo
desplazarse debido a las atenciones que requería su escuela pero le hizo una cortés
proposición al monarca:
Mas, puesto que a mí no me es posible abandonar esta tierra a causa de los motivos
que acabo de exponeros, permitidme que os indique la conveniencia de trasladar la invitación
al mejor y más querido de mis discípulos, Herófilo de Calcedonia; su mucho saber y su larga
experiencia, contentarán sin duda a su serenísima majestad, el Faraón. 217

Su aportación en la anatomía cambió las


perspectivas de la práctica médica. Las disecciones se hacían
habitualmente y de forma pública; el templo de Serapis
adjunto al Museo servía de hospital. Fue considerado el
mayor anatomista de la Antigüedad. Incluso se dice que hizo
vivisecciones de condenados a muerte?
Hizo una descripción de las meninges, de los plexos
coroideos, la unión entre sí de los senos venosos, que hoy se
denominan todavía con su nombre (prensa de Herófilo).
Asimismo se ocupó del cerebelo. Distinguió entre nervios
sensitivos y motores; los distinguió de los vasos sanguíneos y
de los tendones. Describió el cuarto ventrículo cerebral.
Localizó la inteligencia en el cerebro.
Distinguió las tres membranas oculares, señaló las diferencias entre la pared arterial y
la venosa. Señaló la equivalencia de los latidos del corazón con las pulsaciones arteriales, y
que las arterias estaban rellenas de sangre. Estudió igualmente el aparato digestivo y el
aparato genital. Acuñó palabras de todos conocidas como calamis scriptorius, retina y
duodeno. Estudió el hueso hiodes, las glándulas parótidas y submandibulares, el epidídimo
y la próstata.
Su adscripción a la escuela escéptica le hizo rechazar especulaciones y seguir ante
todo la observación de los síntomas y los fenómenos cercanos a la aparición de la

217
Fabregas J. El Cuerpo Humano. Barcelona: Ed. Bruguera; 1965. p. 72-75

205
enfermedad que podían ser considerados como posibles causas. Su obra se perdió
totalmente con el incendio de la Biblioteca a la llegada a Egipto de Julio César.
ERASISTRATO (340-250 A. C)

Nació en Iulis, en la isla de Ceos. Fue el cofundador con Herófilo de la escuela de


Medicina de Alejandría. Trató a Antíoco, hijo del rey de Siria Seleuco I.
Fue el auténtico creador de la neurofisiología y la neurología. Fundó también la
fisiología experimental, con experiencias en animales. Aceptó al corazón como el órgano
encargado de impulsar la sangre. Escribió dos obras de anatomía de las que se conservan
fragmentos; en éstos se contienen muy buenas descripciones del corazón y sus válvulas, de la
tráquea, del hígado, de las vías biliares y del cerebro. Se dio cuenta de la distinción entre
nervios motores y sensitivos, y los distinguió de las arterias y las venas. Descubrió la
epiglotis, con lo que aclaró el error que suponía que los líquidos ingeridos pasaban por los
pulmones. Sin embargo, cometió el error de pensarque por las arterias corría el aire y no la
sangre, al observarlas exangües en el cadáver. Describió la dureza hepática que aparecía en
algunos pacientes (la cirrosis hepática de hoy). En cierto sentido, se le puede considerar
como el primer anatomopatólogo. Describió el estado edematoso. Buscaba las causas en las
lesiones locales, no en la teoría de los humores. Y en cuanto a la práctica médica, insistió en
la prevención, antes que en la curación. Sus escritos se divulgaron pero más adelante
fueron criticados duramente por Galeno que los desprestigió.

GALENO

Ha sido uno de los pilares fundamentales a partir de los cuales se ha desarrollado la


medicina occidental, basada en la observación y la experimentación. Fue heredero de la
tradición hipocrática y del pensamiento metodológico de Platón y Aristóteles; con estos
fustes elaboró una sistematización de la ciencia médica. Quedó estructurada tras él en
conocimientos anatómicos, fisiológicos, patológicos y terapéuticos, que fundamentaron a la
medicina como ciencia. Su figura ha sido objeto de estudio de destacados investigadores
españoles como Laín Entralgo, José María López Piñeiro y Luis García Ballester. Su forma de
enfrentar la patología médica sirvió de modelo durante 1500 años.
Era natural de Pérgamo y vino al mundo el año 130 de nuestra era. Empezó sus
estudios médicos a los 17 años y pronto destacó como médico y escritor. Recibió de Satyro
lecciones de anatomía, cirugía, medicina y terapéutica. Utilizó desarrolladas técnicas de
disección que le permitían separar a los nervios de los vasos y tendones. La sangría la
aprendió de Estratónico y la farmacia de las manos de Aeschrio. Su saber llegó a ser
enciclopédico. Pasó luego a estudiar a Esmirna la semiología enseñada por Pelops y allí
redactó tres libros titulados Sobre los movimientos del tórax y del pulmón en los que estudia
la función de los músculos intercostales.
En el año 152 pasa por Corinto y de allí a Alejandría. Aquí aprende las técnicas de
disección de Herófilo y Erasístrato y la vivisección de animales, permaneciendo con ellos 5
años que le permitieron redondear su formación en todas las ramas de la medicina.
Vuelto a Pérgamo, el año 157 diseña una serie de experimentos referentes a los
aparatos neurológico, respiratorio y digestivo. Y en el año 162 pasa a Roma donde realiza una
acción difusora de los conocimientos médicos; aquí escribe dos obras fundamentales: Sobre
el uso de las partes y Sobre los procedimientos anatómicos, que fueron la base de la
medicina medieval y renacentista. Prestigió la labor médica, hasta entonces realizada por
esclavos en Roma, fundamentándola en el pensamiento y la metodología aristotélicos. Más
adelante fue nombrado médico personal de Marco Aurelio.

206
Trabajos anatomofisiológicos
Dedicó mucho interés a los aspectos
morfológicos del cuerpo humano para
fundamentar su estructura y el comportamiento
fisiológico de sus distintas partes. Relaciona la
fisiología con la medicina y todo llevado con un fin
práctico de conseguir resultados terapéuticos. La
anatomía se convierte en la base de la medicina y,
por supuesto, de la cirugía. Se ocupa también de la
anatomía comparada.
Trabajos sobre Patología
Sus ideas en este campo eran claramente
seguidoras de Aristóteles. Se derivan de la teoría
de los cuatro humores, considerando a la salud
como un estado de armonía entre ellos; a su vez, el
organismo está en una completa interacción con el macrocosmos de la naturaleza.
La enfermedad podía venir por tres vías. Una procedente del exterior, como los
abusos en la comida, en el ejercicio o en la actividad sexual; otra procedía del interior, de la
propia constitución del paciente; una tercera era la que daba lugar a enfermedades de
presentación brusca y en las que colaboraban las causas externas e internas. Siguiendo
esta presentación distinguía cuatro tipos de enfermedades:
1.- Aquellas que tenían alterado un solo humor, con repercusión generalizada.
2.- las que afectan conjuntamente a tejidos relacionados como el muscular, el
nervioso y el ligamentoso.
3.-Enfermedades que afectan a tejidos aislados.
4.- Heridas
Tal como indicaba en su tratado Ad Glauconem de metodo medendi, se debía
observar en cada individuo su constitución, el color de su piel, el ánimo (carácter) del mismo,
su sexo, su pulso, la posible peligrosidad del ambiente físico en que vivía. De esta forma se
conocía a qué enfermedades estaba predispuesto.
Si se trataba a un paciente, todas las manifestaciones observadas en él debían ser
anotadas en la historia clínica. El interrogatorio era fundamental así como la exploración
física. Daba gran importancia a la observación de la orina, en la que incluía la del sedimento,
la nube en la misma, etc. En la curación de la enfermedad intervienen la naturaleza y la
acción del médico en un proceso que él llamaba cocción; si era repentina entonces se
llamaba crisis, terminando bien por la curación, la recidiva, la cronicidad o la muerte.
Obras terapéuticas
La terapéutica estará dirigida, pues, a eliminar o contrarrestar todos los factores,
externos o internos, que condujeron a la enfermedad. El médico debe ayudar a la naturaleza,
pero siempre sin dañar: primum non noscere. En palabras de Galeno, «las pequeñas
enfermedades desaparecen in situ curadas por la naturaleza… pero cuando a ésta le resulta
imposible vencer, a causa de la gravedad de la enfermedad, es necesario el auxilio del
médico». Utilizó mucho los fármacos, con arreglo a los distintos humores, buscando
neutralizar los factores contribuyentes a la enfermedad por sus contrarios. Primero había de
saber la naturaleza de la enfermedad, si era fría, caliente, húmeda o seca. Una vez conocido

207
qué humor estaba afectado, se consideraba a los órganos correspondientes a cada humor;
por ej, el cerebro era frío, el corazón caliente. Luego se consideraban los factores
condicionantes para tratarlos con sus contrarios, teniendo en cuenta la frecuente
multicausalidad.
Los preparados más utilizas eran los cocimientos, las infusiones, píldoras, pastillas,
colutorios, cosméticos, cataplasmas, supositorios, clísteres anales y vaginales, enjuagues,
inhalaciones, polvos.
…………………………………….
La repercusión posterior de las posturas doctrinales de Galeno fue enorme, hasta el
punto que paralizó el desarrollo de otras concepciones sobre el estado de enfermedad frente
al de salud, paralizando de forma paradójica el progreso. Fue la anatomía su más destacada
contribución. Su doctrina se convirtió en la ortodoxa de la Edad Media, extendiendo su
influencia entre los pueblos cristianos, musulmanes y judíos. Fue en la universidad persa de
Gondishapur donde se tradujeron las obras clásicas de medicina recogidas de las ciudades de
Bizancio, Atenas y Alejandría; luego pasarían del árabe al latín en la escuela de traductores de
Toledo.

CAPITULO XVIII

OTROS ESTUDIOS

III-GEOGRAFÍA Y ASTRONOMÍA
CLAUDIO PTOLOMEO

Una rama del conocimiento que no puede olvidarse al hablar de Alejandría es la


Astronomía, ciencia que, por otro lado, era totalmente dependiente de las Matemáticas. En
este campo apareció otra gran figura, la del alejandrino Claudio Ptolomeo (100-170 d.C), cuya
visión del sistema solar estaría vigente durante catorce siglos. Sus ideas en este campo las
expuso en su obra Sintaxis Matemática, conocida posteriormente en la Edad Media como
Almagesto (la más grande), y estuvieron vigentes hasta la publicación de la obra de Copérnico
De Revolutionibus en 1543.
Apenas conocemos
algo sobre su vida. Pensaba
como otros antes que él,
que la Tierra era el centro
inmóvil del Universo,
alrededor de la cual
giraban todos los planetas
en forma de círculos
concéntricos. Esto

208
equivalía a afirmar la supremacía del ser humano en el mundo. No todo el mundo estaba
conforme con esta afirmación, tal el caso de Aristarco de Samos (310-230 a.C), que afirmó
que el centro lo ocupaba el sol, pero su afirmación fue desechada. Las órbitas circulares de
los planetas fueron aceptadas como tales porque desde los pitagóricos, el círculo era la
“figura perfecta”. Su esquema sobre el movimiento de los planetas fue complicadísimo,
recogiendo las ideas de Apolonio de los epiciclos. Según esta hipótesis, cada planeta giraba
alrededor de un centro teórico que, a su vez, giraba circularmente alrededor de la Tierra.
Ptolomeo lo complicó todavía más, pero su hipótesis explica muchos hechos de observación y
justificaca que una teoría, sustentada en un error, tuviera tan largo predicamento.
Directorio Geográfico
Fue otra gran obra de Ptolomeo, que intentó resumir los conocimientos de su tiempo
sobre los territorios habitados (Europa, Asia y África). Incluía muchos mapas. Tuvo que
ingeniarse un modo de representar la curvatura de la Tierra en un plano. La circunferencia del
globo la dividió en 360 partes y su superficie la cubrió con una red de paralelos y meridianos.
El meridiano 0 lo situó al oeste de las Islas Afortunadas (las Canarias). Aunque en sus mapas
habían numerosos errores geográficos como es lógico, sin embargo se acercó estrechamente
a la realidad al afirmar que el río Nilo estaba originado por la unión de dos ríos que a su vez
procedían de dos lagos al sur del Ecuador (los lagos Victoria y Alberto, algo que no se llegó a
a conocer con certidumbre hasta el siglo XIX). Colón dispuso de un ejemplar de este libro de
Geografía en una edición en Roma de 1478. El error contenido en este libro respecto a la
distancia entre Europa y Asia de unos 50o de latitud propició que Colón creyera que era fácil
llegar a Oriente a través del Atlántico. Colón siempre creyó que había llegado a Asa y explica
que se diera el nombre de “indios” a los aborígenes de América.

III-INGENIERÍA
HERÓN DE ALEJANDRÍA (10 a. C. – 70 d. C.)

Era natural de Alejandría y trabajó como ingeniero en su ciudad. Físico, matemático e


ingeniero genial. Fue uno de los grandes inventores de la antigüedad. Siguió la obra de otro
inventor del siglo III a.C., Ctesibio, cuyas obras se han perdido pero del que tenemos
referencias gracias al mismo Herón y también a un gran físico, antecesor de éste, Filón de
Bizancio.
Fueron muchas sus obras: Automata, Mechanica, Dioptra, Metrica, Pneumatica,
Catoptrica, Belopoecia, Geometrica, Stereometrica, Mensurae, Cheirobalistra.
Su obra Metrica fue encontrada en 1896 en un manuscrito en Constantinopla por R.
Schöne. En ella se encuentra la Fórmula de Herón para calcular el área del triángulo. El
método habitual es multiplicar la mitad de la base por la altura. Pero ¿y si no se conoce la
altura, sino la longitud de los tres lados? Herón dio la siguiente ecuación:

s es el semiperímetro del triangulo:

Descubrió el principio físico de la acción y la reacción.


En sus obras Pneumática y Automata trata de autómatas

209
hidráulicos y de los famosos teatros de autómatas. Entre los numerosos hallazgos, veamos
cuatro ejemplos:
Su mayor invento fue el de la máquina de vapor o Aeolipile, ideada primero como un
juego. En una caldera se calienta agua y el vapor resultante sale por dos tubos acodados
opuestos montados sobre una esfera con libertad de giro. Herón nunca pretendió usar este
mecanismo más allá del puro espectáculo.
Los otros dos se muestran en las
siguientes figuras, en los que la fuente
energética también es el fuego. En un caso son
unas figuras que ofrecen libaciones, mientras
que en el otro es la apertura automática de las
puertas del templo. Ambos casos se basan en
igual mecanismo. Enfrente del público se
enciende el fuego en el altar que, a su vez,
calienta el aire encerrado en un cilindro que
está escondido debajo del altar. En el caso de
las libaciones, el aire calentado empuja el
líquido recogido en la peana, subiendo por los
tubos escondidos en las figuras hasta que sale
por los platos sujetos por las manos.

En cuanto al mecanismo de apertura de las puertas, el agua desplazada de la esfera


va a parar a un cubo que, una vez lleno de líquido,
vence el contrapeso que cierra las puertas, y
pone en funcionamiento los rodillos que las
abren.
Otro de sus inventos es la llamada
Fuente de Herón, basándose en los
desplazamientos mutuos entre el agua y el
aire, valiéndose en este caso no del calor sino
de la diferencia de presión. Como se observa
en la figura, la vasija a, situada a un nivel
superior, se rellena de agua que se desliza por
la fuerza de la gravedad hacia la vasija
herméticamente cerrada c. Al ir llenándose de
agua esta vasija empuja al aire por otro
canalículo al recipiente b, también herméticamente
cerrado y parcialmente relleno de agua. Es importante observar la diferente altura en que
están colocadas las vasijas. Al llenarse de aire la vasija c, empuja el agua contenida por un
tercer canalículo que termina en un surtidor. Cuando la vasija b se vacía de agua, la fuente
deja de funcionar.
A todo lo cual podemos añadir sus autómatas para personajes teatrales y una
polea de diseño muy sencillo.
………………………………..
Voy a comentar a continuación una invención que no es propiamente de Herón,
aunque él perfeccionó el instrumento a la que se refiere, recibido de fuentes y usos ya muy
antiguos, remontándose al Antiguo Egipto. Me refiero al

210
Hydraulis o Hydraulos greco-egipcio.
Era un órgano musical muy conocido en el mundo mediterráneo en la antigüedad. Su
nombre viene de flauta y agua, un tipo de instrumentos dentro del conjunto de instrumentos
de viento.
En un principio las flautas dobles eran flautas con dos tubos dispuestos uno junto al
otro con agujeros a lo largo de los mismos que se hacían tocar con el impulso del aire. Eran
conocidas tanto en Egipto como en Babilonia. En esta ciudad fueron conocidas con el
nombre de souponiah, de donde procede la palabra sinfonía. Más adelante se
confeccionaron con los tubos separados por un ángulo, con el vértice en la embocadura; este
instrumento se utilizó mucho en Egipto durante el
Imperio Nuevo.
El instrumento se fue complicando y se
ideó uno con siete tubos que se sujetaban con
bastidores. Se llamó entre los hebreos augab y
en otros pueblos (griegos, fenicios, chipriotas) la
flauta de Pan.
El hydraulis fue mucho más complejo,
con varios tubos, un fuelle para el aire y un
teclado. Es fama que fue perfeccionado por
Ctesibio de Alejandría en el siglo III a. C.,
innovando un instrumento ya antiguo. Está
representado en grabados y papiros egipcios. Las
obras de Ctesibio se han perdido y sólo conocemos las
referencias a las mismas del arquitecto romano Marco Vitrubio, las contenidas en la
Pneumática de Herón y la Mecánica de Filón de Bizancio.
Arqueológicamente se han encontrado reproducciones del instrumento, pero
siempre incompletas, con la proyección anterior y el artista mirando al público. Más ayuda
ha prestado una lámpara cartaginesa de terracota del Museo nacional de Cartago en Túnez.
En ella está representado tridimensionalmente y podemos ver cómo el artista se sentaba
ante un teclado. Finalmente, a partir de fragmentos encontrados por los arqueólogos en la
ciudad de Dión (Grecia) en el año 1992, se ha reconstruido un hydraulis tal como era en el
siglo I por el Centro de Cultura Europea de Delfos, en 1999.
El mecanismo de funcionamiento se esquematiza en el adjunto esquema. Vitrubio lo
describe de la siguiente manera:
Se hace ésta de bronce, a cuyo pie se ponen dos cajoncitos iguales algo separados, lo
cuáles tendrán dos conductos en figura de horquilla, unidos y concurrentes a un cuenco que
habrá en el medio. En este cuenco a las bocas de los dos conductos se acomodan dos válvulas
bien exactas, que no permitan salir el aire hecho entrar a fuerza en el cuenco. Sobre este se
acomodará una cobertura a manera de un embudo boca abajo, fija con su gozne y espiga,
para que no la mueva la hinchazón del agua; y sobre esta cobertura va el cañón llamado
trompa, bien soldado, y elevado verticalmente.

Los tubos eran de cobre y bronce, valiéndose del agua para ajustar la presión del
aire; la base era de madera compacta para controlar la distorsión que pudiera producirse en
la sonoridad.
Los cajoncitos tienen también junto a las bocas de los conductos sus válvulas
atravesadas, más altas que las bocas de los otros caños que están en su fondo. Así por los
conductos de arriba entran en los cajoncillos los émbolos machos, bien torneados y untados
de aceite; los cuales movidos adelante y atrás con palancas, oprimen el aire que encierra el

211
agua; y este, teniendo por arriba el paso cerrado con las válvulas, impele y despide el agua,
con la hinchazón que causan dichas opresiones, por las bocas de las cañerías al recipiente; de
dónde recibiéndola con el aire la referida cobertura, la impele arriba por la trompa. Así,
colocada el arca de agua en lo bajo, se suministra esta para los surtidores.

El instrumento se apoyaba sobre una base octogonal que sostenía una cisterna
metálica. Dos émbolos flanqueaban la cisterna. Sobre ésta una caja de dimensiones similares
a la base. Venían después los tubos en número variable.
…………………………………………………….

Los descubrimientos e invenciones de los alejandrinos desde el punto de vista técnico


tuvieron gran importancia en el desarrollo de la tecnología medieval y del Renacimiento. Los
conocimientos hidráulicos árabes deben mucho a la conservación de sus textos. En palabras
de Aracil (1998): «La importancia de Herón no puede reducirse a la de su vertiente científica y
técnica, con ser ésta de capital significado en la historia de los autómatas. Sus propuestas,
calificadas como “de maravilla y artificio”, fueron también enormemente influyentes en el
terreno de las ideas. No sólo plantean el tema de lo maravilloso y lo mágico, sino que en ellas
aparece ya (...) la idea de sorpresa, estupor e incluso milagro». Sus ideas fueron el origen
también de los relojes con autómatas construidos en los últimos siglos.

IV- HISTORIA
MANETÓN

Es quizá el autor egipcio en lengua griega más conocido. Su obra Crónica egipcia,
conocida en fragmentos y por la cita de otros grandes autores, es la base sobre la que se ha
creado la moderna historiografía antigua del país del Nilo. El que citas de su obra se hayan
encontrado en estos autores habla bien del predicamento que tuvo entre los mismos. Ellas
se encuentran en las obras de Julio Africano, Flavio Josefo y Eusebio; y más pequeñas
referencias en Diógenes Laercio, Eliano, el Etymologicum Magnum, Lido, Malalas, así como en
notas marginales sobre textos antiguos. La obra de Manetón era la referencia sobre historia
egipcia más importante.
Fue su obra la de un miembro de una gloriosa y antigua cultura, ahora en decadencia,
pero orgulloso de su grandeza pasada. Era un sacerdote de Heliópolis y su nombre, de
incierto significado, parece estar referido al nombre de un dios, quizá Thot. Vivió en el siglo III
a. C. y fue contemporáneo de Beroso. Seguramente nació en Sebennito (la Samannud de
hoy), en la orilla occidental del brazo del Delta de Damietta. Pertenecía al alto clero y estuvo
relacionado con el establecimiento del culto a Serapis.
De sus obras, como ya se ha indicado, sólo disponemos de fragmentos.
Tradicionalmente se le han atribuido nueve: Historia de Egipto, el Libro de Sozis, el Libro
sagrado, el Epítome de doctrinas físicas, la obras que tratan Sobre festivales, Sobre el ritual y
la religión antiguos, Sobre la elaboración de kyfos, el libro astrológico Apotelesmatiká y un
pequeño opúsculo, Crítica a la obra de Heródoto.
De estas obras el Libro de Sozis, una lista de 86 monarcas, no es probablemente suya,
ya que no es conforme con los datos que aporta en Historia de Egipto. Su autor debe
considerarse anónimo. En cuanto a la Crítica contra Heródoto parece que en realidad
formaba parte de dicha Historia de Egipto. Y si hablamos de los Apotelesmatiká, también su
atribución a Manetón es muy dudosa, y lo mismo podemos decir de las otras obras atribuidas
a él salvo su Historia, auténtica, y a la que vamos a dedicar algún espacio.

212
Su Historia de Egipto

No parece existir dudas sobre la paternidad de Manetón sobre este libro, el más
importante, pero de su contenido sólo tenemos conocimiento por citas de otros autores
como hemos dicho. Hay un grupo de fragmentos que se deben a Flavio Josefo, historiador
judío que, como es lógico, se preocupó por la historia de Egipto, tan relacionada con la de
Israel. Quizá su referencia esté parcialmente corrupta pues Josefo no se distinguió por su
espíritu crítico. Las otras fuentes, recogidas a través de referencias de los Padres de la
Iglesia, ya se han referido. Estas trascripciones que nos han llegado tienen el inconveniente
de que estaban incluidas en obras apologéticas, bien judías en el caso de Josefo, bien
cristianas en el de los Padres, por lo que queda la duda de su fiabilidad.

A la vista de todos estos inconvenientes bibliográficos, cabe preguntarse cuáles han


sido las principales aportaciones de Manetón a la historia de su país. Podemos citarlas de
forma esquemática como sigue:
-Atribuyó un origen tanita (de la ciudad de Tanis en el Bajo Egipto) a las primeras
dinastías.
-Señalar ya en la I Dinastía las primeras aportaciones médicas.
-El citar algunos faraones posteriores a Horemheb que nos eran desconocidos.
-Fue el único autor de la Antigüedad que hizo una referencia a la invasión de los
hicsos.
-Relato sobre el final de Bokkoris, así como del asesinato de Shabataka por Taharqa.
-La única referencia sobre el faraón Mutis, de la Dinastía XXIX. Sucesor de Neferites I y
seguido por Psamutis.
-Otras informaciones sobre las Dinastías XXVIII y XXIX, y muchos otros datos muy
interesantes, que nos permiten catalogar las aportaciones de Manetón como extraordinarias.
Contiene, como es natural, algunos errores, como los confusos datos sobre la Dinatía
III; es falsa la atribución de un origen tanita a la Dinastía XXIII, etc. No obstante, es curioso
que la división de la lista de los reyes en forma de
dinastías, que tiene poco rigor histórico, se ha adoptado
en todos los manuales de la Historia de Egipto.

V.- ALQUIMIA
MARIA, LA JUDÍA

Este singular personaje vivió en Alejandría en


una incierta época entre los siglos I y III. Fue la primera
mujer alquimista, más aún, para muchos la fundadora
de la Alquimia. Esta imprecisión de su origen, así como
que se la considerara una iniciada y, por tanto,
portadora de conocimientos secretos, ha hecho que su
figura se haya mitificado. Su existencia está recogida
por los escritos de Zósimo de Panópolis (Alto Egipto), un
alquimista que vivió a comienzos del siglo IV, en los que

213
cita a María como un sabio antiguo, describiedo experimentos e instrumentos referidos a
ella. Trabajó en la Biblioteca de Alejandría, pero sus textos se perdieron al destruirse el
Museo. Conocemos fragmentos gracias a las citas de Zósimo y otros. Se sabe que su principal
obra fue Extractos hechos por un filósofo cristiano anónimo, en donde se citan las
operaciones propias de la actividad alquímica. Describió algunos productos químicos como el
ácido acético. Citó las propiedades de la mandrágora.
Asidua al laboratorio, fue la inventora de numerosos instrumentos para la destilación
y la sublimación de las substancias minerales, entre ellos el famoso Baño María. Uno de estos
artilugios fue el Tribikos, una especie de alambique de tres brazos utilizado para la
destilación: un vasija de barro conteniendo el líquido a destilar + una mantera para la
condensación del vapor (ambix o alembic) con tres espitas de cobre + frascos para recibir el
líquido. Parece ser que María se inspiró con un invento anterior de otra alquimista llamada
Cleopatra; esta habría diseñado el Dibikos.
En palabras de Zósimo:
He de describiros el tribikos. Porque así se llama el aparato hecho de cobre y
descrito por María, la transmisora del
Arte. Dice lo que sigue: Háganse tres
tubos de cobre dúctil un poco más
gruesos que los de una sartén de cobre
de pastelero; su longitud ha de ser
aproximadamente de un codo y medio.
Háganse tres tubos así y también un tubo
ancho del ancho de una mano y con una
abertura proporcionada a la de la cabeza
del alambique. Los tres tubos han de
tener sus aberturas adap¬tadas en forma
de uña al cuello de un recipiente ligero, para que
tengan el tubo-pulgar, y los dos tubos-dedo
unidos lateralmente en cada mano. Hacia el fondo
de la cabeza del alambique hay tres orificios
ajustados a los tubos, y cuando se hayan encajado éstos se sueldan en su lugar, recibiendo el
vapor el superior de una manera diferente. Entonces, colocando la cabeza del alambique
sobre la olla de barro que contiene el azufre y tapando las juntas con pasta de harina,
colóquense frascos de cristal al final de los tubos, anchos y fuertes para que no se rompan con
el calor que viene del agua del medio218.

Kerotakis
Otra invención
importante, utilizada para
recoger los vapores producidos
al calentar determinadas
substancias. Se trataba de un
recipiente hermético,
conteniendo una lámina de
cobre suspendida en la parte
alta. El hecho que se utilizase
en las artes herméticas y que
estuviera perfectamente
cerrado para conservar el vacío
dio lugar a la expresión “sellado hermético”.

218
Sherwood Taylor, Frank. Alchemists, Founders of Modern Chemistry. ISBN 9781564590022.

214
Las mezclas de azufre, mercurio y sulfuro de arsénico eran calentadas en un
recipiente cerca del fondo. En el extremo superior del cilindro había una paleta con
aleación de cobre y plomo para tratar. Al hervir la solución con las substancias
antedichas primariamente, el vapor se condensaba en la parte superior del tubo
cilíndrico y el líquido resbalaba hacia abajo en un flujo continuo. Los vapores y el
reflujo atacaban la aleación cobre-plomo, dando un sulfuro de color negro (“negro de
María”), que, en la creencia de aquellos tiempos, representaba la primera etapa de la
transmutación. El calentamiento prolongado daba lugar a una aleación similar al oro,
dependiendo de la mezcla o aleación de metales. El kerotakis también era utilizado
para extraer el aceite de plantas, tal el caso de las rosas.
Para los alquimistas estas operaciones recreaban la labor formativa de la
Tierra para formar los metales. Un producto favorito era el rejalgar, un mineral rojo
anaranjado formado por el sulfuro de arsénico.
Baño María
Es una técnica de laboratorio todavía empleada hoy. Consiste simplemente en
introducir un contenedor dentro de otro mayor con agua en ebullición, calentando así
de forma indirecta y uniforme. Se emplea para destilar materias volátiles como
aromáticos y para evaporar extractos. El baño original consistía en uno de arena y
cenizas que calentaba un recipiente con agua que, a su vez, calentaba el recipiente
final.

215
CAPÍTULO XIX

LA FIGURA DE HYPATIA. DESTRUCCIÓN DE LA BIBLIOTECA.

La figura de Hypatia, la gran filósofa y científica de la ciudad de Alejandría, la última


personalidad descollante de su ciudad, está unida indefectiblemente a los dramáticos
acontecimientos que determinaron su muerte y la destrucción de la gran Biblioteca. Sobre la
paternidad de estos hechos ha surgido una gran controversia histórica que intentaré explayar
en este apartado del libro.
Nacida alrededor del año 370 de nuestra era, su muerte tuvo lugar por parte de
cristianos fanáticos, dicen algunos que alentados por las prédicas del obispo Cirilo. Se supone
que tenía 45 años cuando su muerte. Sin embargo, Juan Malalas informó que cuando murió
era ya una mujer mayor; así lo piensa José María Blázquez Martínez 219. Las mismas cartas de
Sinesio de Cirene, su discípulo, de las que trataremos después, apoyan esta última hipótesis,
pues éste nació en el año 370 y fue alumno en los años 90; es muy dudoso que profesora y
alumno tuvieran la misma edad, con lo que también la fecha de nacimiento de Hipatia es
dudosa. Circunstancia que no debe extrañarnos ya que las mujeres no eran inscritas en el
censo.
Del suceso se aprovecharon los que han buscado en la época de la Ilustración
denigrar de cualquier modo a la Iglesia; prototipo de ellos fue Votaire, que lo puso como
ejemplo de las intransigencias religiosas. Pero para intentar llegar a la verdad histórica,
oscurecida por actitudes personales, es preciso acudir a las pocas y no totalmente
conservadas fuentes documentales: Las Cartas de Sinesio de Cirene, que fue discípulo de
Hypatia, a las informaciones de Juan Malalas, las de la enciclopedia bizantina Suda, las de
Damacio y Socrates Escolástico.
Es fácil suponer que estas circunstancias históricas fueran hábilmente utilizadas por
las mentes de la Ilustración. Como dijo el filólogo Klempere, el Ilustrado «tiene dos
expresiones, temas o cabezas de turco favoritos: el embuste de los curas y el fanatismo. No
sólo no cree en la verdad de las convicciones clericales, sino que ve en cualquier culto una
estafa ideada para fanatizar a una comunidad y explotar a unos fanatizados».
Autores más recientes como Edward Gibbon, en su famosa obra Historia de la
decadencia y caída del Imperio Romano culpa al obispo S. Cirilo de los conflictos religiosos de
Alejandría del siglo IV y al cristianismo como el responsable del colapso del Imperio; algo no
aceptado actualmente ya que obispos como Sinesio de Cirene y S. Agustín estaban orgullosos
de la cultura grecorromana, aunque es cierto que el cristianismo contribuyó poderosamente
a la sustitución de las estructuras sociales romanas tradicionales, añadiendo un nuevo tipo de
figura representativa de autoridad: el obispo. En fin, es indudable que fue muerta Hipatia
por unos fanáticos que nunca fueron castigados porque hubo intereses que lo impidieron.
Volviendo a las fuentes citadas, en la enciclopedia bizantina Suda se lee:
Pero entonces aconteció que Cirilo, de manera de pensar opuesta, pasando delante
de casa de Hipatia, vio que había un gran jaleo delante de las puertas, gran confusión de

219
Blázquez Martínez, José María: “Sinesio de Cirene, intelectual. La escuela de Hypatia en Alejandría”,
Gerión, 2004, Pág., 16.

216
hombres y caballos, unos viniendo y otros marchando, los demás apostados cerca. Tras
preguntar qué significaba la multitud y de quién era la casa delante de la cual se producía el
alboroto escuchó de los que estaban cerca que se disponía a hablar ahora la filósofa Hipatia y
que suya era la casa. Cuando se enteró de esto, tanto molestó a su espíritu que rápidamente
tramó su muerte, la más impía de todas las muertes.

Las Cartas del discípulo de Hipatia, Sinesio de Cirene, dan información sobre su
maestra. Sinesio estudió en Alejandría unos años a finales del siglo IV. Luego se estableció en
Constantinopla, regresando a Alejandría unos años después. Se casó, tuvo hijos, y ello no le
impidió mantener contacto epistolar con Hipatia y ser nombrado obispo de Pentápolis, sin
renunciar a su familia. En ellas expresa un profundo respeto y cariño hacia su maestra. Así, su
carta nº 10 se inicia con las palabras siguientes: «A ti, querida señora, te saludo
cariñosamente y, por medio de ti, a mis queridísimos compañeros ». Y en la Carta 16, 1-4 se
expresa de la siguiente manera: «Ojalá te encuentres bien de salud, madre, hermana,
maestra, benefactora mía en todo, y de todo lo que para mí tiene valor en dichos y hechos»;
añadiendo más adelante: «Saluda cariñosamente a mis felices compañeros. Tú, si algo te
preocupas de mis cosas, haces bien; y, si no te preocupas tú de eso, tampoco me preocupo
yo».
En otra carta, la 81,13-14, muestra que siempre cuenta con Hipatia: «Lo cierto es que,
aparte de la virtud, eres tú a quien considero un bien inviolable». El prestigio y la influencia
de su maestra quedan patentes cuando en la misma Carta 81 le pide que interceda por dos
amigos: «Cuida tú de que vuelvan a ser dueños de sus propiedades: que de esto se ocupen
todos los que honran a tu persona, tanto particulares como magistrados». Incluso busca su
ayuda cuando su autoridad como obispo no es suficiente.
En la carta 124 expresa su añoranza de Hipatia de una forma poética:
Aún cuando uno se olvide de los muertos en la mansión de Hades,
Yo, incluso allí, me acordaré
De la querida Hipatia.

Y en la misma Carta 124, 11-12: «Sólo por ti me parece que podré pasar por alto a mi
patria y emigrar, si se me presenta la ocasión». En la Carta 154, 84-90 indica que le envía
copia de sus libros para conocer su opinión:
Si decides que debe publicarse la obra saldrá a la vez dirigida a rétores y a filósofos: a
unos los deleitará, a los otros les será provechosa, siempre que lo hayas tenido que tachar tú
que estás facultada para dar ese juicio. Si te parece que no es digno de que los griegos le
presten oídos y si también tú, con Aristóteles por cierto, vas a anteponer la verdad a tu amigo,
una densa oscuridad la cubrirá y sus palabras pasarán inadvertidas entre los hombres.

Y de uno de sus libros, Sobre los sueños, le escribe: «Que entre todos los griegos tú
eres después de mí, la primera que lo va a leer». En la Carta 5, enviada a su hermano
Eunoptio, señala:
Saluda cariñosamente a la muy venerable filósofa, la predilecta de la divinidad, y a
ese feliz corrillo que disfruta de su divina voz 220.

De ese corrillo conocemos algunos nombres: Asclepio, Olimpiodoro, Elías, David,


Hierocles. Al observarlos vemos que los había de origen griego y judío, ejemplo de la
amplitud de miras que existían en el Museo y que pronto se perderían. Entre los alumnos
de Hipatia se encontraba el que llegaría a ser el Prefecto Imperial Orestes. Éste llegó a tener
un serio enfrentamiento con el obispo Cirilo, pues al parecer éste había conseguido mucho

220
Sinesio de Cirene, Carta 5, 260-265, Pág. 41.

217
poder a expensas de los funcionarios imperiales; un típico enfrentamiento entre los dos
poderes, el religioso y el civil. Cirilo reunió a los monjes eremitas de Nitria y a los monjes
“parabolanos”, unos fanáticos que formaron un cuerpo parapolicial religioso, promoviendo
una rebelión contra Orestes. Uno de estos monjes, de nombre Amonio, atenta contra Orestes
y consigue herirlo. Es detenido y ejecutado. Cirilo lo convierte en mártir.221
La admiración que sentía por su maestra la reflejó una vez más en otra carta: «Y es
que hemos visto con nuestros ojos y escuchado con nuestros oídos a la auténtica maestra de
la filosofía222». Y en otras expresiones que usó en otras cartas para dirigirse a ella, siempre
motivadas por el mismo aprecio y aceptación de su valía. Y ni siquiera sus distintas creencias,
él cristiano, ella pagana, influyeron en su relación.
Muchos de los alumnos de Hipatia ocuparon altos cargos administrativos y
eclesiásticos. Los agentes del poder imperial, cuando llegaban a Alejandría se convertían en
sus amigos e incluso muchos asistían a sus clases. Su posición política y social es corroborada
por su alumno Damascio. Los arcontes imperiales, a su llegada a la ciudad, visitaban
enseguida a Hipatia. Uno de ellos fue el prefecto Orestes, cristiano, que tanto tendría que ver
en los sucesos relacionados con su muerte; con ella consultaba muchos asuntos políticos y no
sólo filosóficos. Damascio, en su fragmento 102, relata un suceso muy curioso, referente a un
alumno que se enamoró de Hipatia. El mismo suceso es relatado con la Suda las siguientes
palabras:
Habiendo llegado, además de lo
relativo a la enseñanza, a la cumbre de la
virtud práctica, tras convertirse en justa y
prudente, se mantuvo virgen aunque era hasta
tal punto bella y de hermosas formas que uno
de los que la frecuentaban se enamoró de ella.
Éste no pudo conseguir su amor pero atrajo su
atención por su sufrimiento. Los escritos
ignorantes dicen que Hipatia lo libró de su
enfermedad por medio de la música; pero la
verdad publica desde antiguo, por una parte,
que desdeñó la música y, por otra, que ella
misma contó que le había lanzado uno de los
paños que usan las mujeres (gunaikeíon rakón) y le había mostrado el símbolo de su impuro
linaje. “De eso –dijo- te has enamorado, muchacho, y no de nada bello”. Y que éste, por la
vergüenza y el estupor de la fea demostración, se dedicó a su espíritu y se volvió muy sensato.

La cita es interesante porque muestra un caso de virgen pagana dentro de


un ambiente social enrarecido, con luchas ideológicas intensas, que frecuentemente
terminaban en violencia entre cristianos y paganos, y entre cristianos nicenos y arrianos; el
cuerpo de la mujer tenía un simbolismo con dos marcados significados, el de virgen
cristiana (nicena) y ramera pagana. Y en el lado peyorativo se situaba a la mujer
descontrolada, las que hablan en público con mucha libertad de palabra y movimientos,
como hacía Hipatia que, sin embargo, era virgen. La situación social era explosiva entre las
distintas comunidades; en el caso de la cristiana se hacían notar los monjes que al lado de
una serie de cualidades admirables como su ascetismo y su dedicación a obras de asistencia
(es sabido que se crearon con el tiempo instituciones hospitalarias para atender a los
enfermos cristianos), se destacaban por su acentuado fanatismo. Atribuyen a la influencia
de Hipatia la falta de entendimiento con Orestes; quedaba sólo eliminar el obstáculo.

221
Sócrates Escolástico: Eclesiastica Historia, VII, 13 y 14. González Suárez, Amalia: Hipatia, Op. Cit.,
pág. 35.
222
Sinesio de Cirene, Carta 137, 8, Pág. 258.

218
Su muerte tuvo lugar en el año 415?, ferozmente descuartizada por cristianos
fanatizados. He aquí como lo cuenta Sócrates Escolástico:
Fue en aquel tiempo cuando se despertó la envidia contra esta mujer. Sucedió que
pasaba mucho tiempo con Orestes, lo que provocó calumnias contra ella entre gentes de la
iglesia, como si fuera la culpable de que Orestes no se entendiera con el obispo. De hecho, un
grupo de personas que, acaloradamente, alcanzaron la misma conclusión, dirigidas por un tal
Pedro (a quien se había empleado como lector), vigilaron a la mujer cuando iba a casa. Y
bajándola del carro, en la iglesia donde se reúnen en torno al epónimo Cesarión, tras quitarle
la ropa, la mataron con trozo de cerámica. Y habiendo despedazado sus miembros, los
recogieron y los destruyeron con fuego en el llamado Cinarón.

Espantado ante este crimen, Orestes huye, quizá temiendo ser la siguiente víctima.
Tristemente, la iglesia de Alejandría procura ocultar los hechos, los responsables no son
castigados. El patriarca Cirilo defendería después en el Concilio de Éfeso (año 431) la doctrina
de María como Madre de Dios, frente a la opinión de Nestorio, patriarca de Constantinopla,
que opinaba que sólo era madre del hombre. Finalmente Cirilo fue canonizado.
Escolástico no culpa al obispo Cirilo de su muerte, pero Damascio lo acusa junto a los
cristianos223:
Cirilo, el obispo del partido opuesto, pasó junto a la casa de Hipatia y advirtió la
presencia de un grupo numeroso a su puerta, «una confusión de corceles y hombres». Había
quienes llegaban, quienes se marchaban y quienes esperaban. Cirilo preguntó cuál era el
significado de aquella reunión y por qué se producía tan gran revuelo. Sus criados le
explicaron que se daba la bienvenida a la filósofa Hipatia y que aquélla era su casa. Aquella
información hirió hasta tal punto el corazón del obispo que preparó un ataque asesino de la
manera más detestable. Porque cuando Hipatia salía de su casa como de costumbre, varios
hombres bestiales, sin temor a la venganza divina ni al castigo humano, se abalanzaron de
repente sobre ella, la asesinaron, e hicieron a su país culpable de la más grande infamia y de
derramar sangre inocente. De hecho el emperador se sintió profundamente ofendido en este
asunto, y sin duda los asesinos habrían sido castigados de no ser porque Edesio corrompió al
amigo del emperador, de manera que Su Majestad, es cierto, levantó el castigo pero la
venganza recayó sobre él y su posteridad, puesto que su sobrino tuvo que pagar con creces
aquella omisión.

Es curioso el comienzo de la cita: “Cirilo, el obispo del partido opuesto”. ¿Acaso


Hipatia militaba en algún otro sector cristiano, enfrentado al del obispo? ¿Estaba relacionada
con las tendencias nestorianas?
La causa primera y más remota de estos sucesos fue un decreto del año 391
promulgado por el emperador Teodosio I, declarando al Cristianismo como religión del Estado
y mandando destruir todos los templos paganos. Era una forma de unificar políticamente al
Imperio siguiendo la ortodoxia cristiana, concretamente la proclamada en el Concilio de
Nicea. También ordenó el cierre de la Academia de Atenas y de su Liceo, así como del oráculo
de Delfos y el fin de la celebración de los Misterios de Eleusis. También canceló la celebración
de las Olimpiadas.
En el mismo 391 los cristianos dirigidos por el obispo Teófilo, llamado el Faraón
cristiano, consiguieron permiso del emperador para destruir el Serapeo. No es seguro que
por entonces se cerrara el Museo. Hubo heroicos defensores de la integridad del Serapeo
como el filósofo neoplatónico Olimpio y el poeta Claudiano que se vieron obligados a emigrar.
No hay noticia de que Hipatia interviniera en estos hechos.

223
Damascio, frag. 102, pgs. 79.18 y 81.10.Zintzen.22.

219
Pero la acción criminal de algunos grupos fanáticos no puede atribuirse a la iglesia en
general. Las tres obras básicas citadas sobre la información sobre Hipatia, las Cartas de
Sinesio, La Historia Eclesiástica de Sócrates Escolástico y la enciclopedia bizantina Suda, son
las tres cristianas y hablan de su virginidad, de su vida austera, de su gran belleza; en ellas se
muestra un gran respeto y admiración por ella. Es digno de notar que apenas hacen
referencia a su obra científica y apenas indican que fue colaboradora de su padre en la
edición de los Elementos de Euclides. Por entonces, de forma curiosa, los Padres de la iglesia
consideraban peligroso el estudio de las Matemáticas. Extraña que un hombre como S.
Agustín escribiese:
Los buenos cristianos deben cuidarse de los matemáticos y todos los que
acostumbran a hacer profecías, pues existe el peligro de que los matemáticos hayan pactado
con el diablo para obnubilar el espíritu y hundir a los hombres en el infierno224.

Trabajos científicos de Hipatia


Se han perdido o destruido expresamente todos los escritos de Hipatia, aunque se
dispone de algunas referencias sobre los mismos. Se sabe que escribió un extenso
comentario sobre la Aritmética del gran matemático Diofanto; acabo de indicar que editó con
su padre los Elementos de Geometría de Euclides. Sobre esta obra también escribió un
tratado, así como otro sobre las Geometría de las Cónicas de Apolonio. Escribió un Canon de
Astronomía y revisó las Tablas Astronómicas de Ptolomeo.
Elaboró un planisferio, cartografiando varios cuerpos celestes. Construyó varios
instrumentos: un astrolabio plano, un hidrómetro para medir el peso de los líquidos, un
hidroscopio. Asimismo se le atribuye la invención del aerómetro, de una mejora de la
clepsidra225. En el libro Almagesto se encuentran escritas por parte de su padre Teón las
siguientes palabras: «Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del sistema matemático
de Ptolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija». Entre la contribuciónes de
Hipatia se encuentra la fijación de la duración del año en 365 dias, 6 horas y algunos
minutos226.
…………………………………
Finalmente indiquemos una de esas curiosidades y paradojas de la historia. En la
tradición oral se convirtió a Hipatia en la figura de Santa Catalina. Nos contó Myrsilides que
en la ciudad de Laodicea, en el Asia menor, a las orillas del río Pyramos, había una iglesia, hoy
ya en ruinas, dedicada a Santa Hipatia Catalina227. El nombre de Catalina significa la pura, la
blanca, la casta. Procede de la misma raíz del adjetivo katharós (que daría nombre a la herejía
cátara) con el significado de limpio, puro e intachable.
Las leyendas sobre la supuesta Santa Catalina son increíbles por lo fantásticas. Era
una gran filósofa, capaz de competir en cualquier discusión sobre temas elevadas. Y su
muerte la convirtió en mártir. No obstante lo extraña que pueda parecer esta conversión de
Hipatia en una mártir y santa cristiana, tiene bases psicológicas profundas, y ha ocurrido
otras veces en la historia en circunstancias parecidas.
La enormidad del crimen, a pesar de todas las maniobras de ocultamiento que
tuvieron lugar después, tuvo que determinar una conciencia de culpabilidad profunda en
todos los estamentos directa o indirectamente responsables. Y la imperiosa e inconsciente

224
San Agustín de Hipona: De Genesi al litteram 2, XVII, 37.
225
La clepsidra o reloj de agua la forman dos recipientes en forma de copa, que se comunican entre
ellos por un conducto muy estrecho. Su fundamento es similaral reloj de arena.
226
Martínez Maza, Clelia: Hipatia, Madrid, 2009, La Esfera de los Libros, pgs. 35 y 39.
227
Citado por Mª Dzielska en su obra sobre Hipatia.

220
necesidad de alguna reparación tuvo que ir creando una leyenda compensatoria que liberara
de la sensación de culpa.
Una situación semejante tuvo lugar en Egipto durante la revolución religiosa de
Akhenatón, cuando suprimió los cultos del país e implantó el del dios único Atón. A su
muerte, todas sus innovaciones fueron suprimidas, su nombre borrado de las listas reales,
intentando ocultar y olvidar lo pasado. Durante los años de reinado de Akhenatón, la
impresión y el impacto que supuso sobre la mentalidad de todos los egipcios, de clases noble
y sacerdotal, y en el pueblo sencillo, fue enorme. El que luego se intentase borrar su
recuerdo, destruir sus templos, suprimir su nombre en la lista de faraones no conseguiría otra
cosa que pasar al nivel del inconsciente colectivo algo que como experiencia vital era
insuprimible. No tiene, pues, nada de extraño que volviera a la superficie de la consciencia
egipcia con otro nombre, esta vez Moisés, también odiado, que, como siglos antes se expulsó
al nombre del faraón de la lista de existentes, se buscase ahora también “expulsar” a la
nueva figura que lo representaba fuera de Egipto, a la cabeza de un grupo de maldecidos -
leprosos-. De esta manera los dos relatos de los dos Moisés –el hebreo y el egipcio- se
convierten en los de dos memorias colectivas, una hebrea y otra egipcia, que adquieren
realidad, no porque la tuvieran fácticamente en su comienzo, sino por su presencia en la
mente de las generaciones posteriores y por tanto actuantes sobre la historia. La memoria
reprimida es fijada todavía más por esta represión; y al faltarle la consciente elaboración de la
misma, se distorsiona y se transfiere a otros personajes y a otros tiempos. Todas las consejas
y relatos transmitidos de boca en boca por la sociedad egipcia revelan un conflicto religioso
muy profundo; y eso sólo ocurrió en la historia egipcia en los tiempos de el-Amarna.
Pues bien, la misma represión de la memoria sobre los hechos que determinaron la
muerte de Hipatia fue la causante de que unos hechos, que por su naturaleza eran
inolvidables, pasaran al inconsciente colectivo cristiano y se transmutaran en la creación de
una nueva Santa, llamada la virgen, la pura, la incorruptible, que necesariamente tenía que
llamarse Catalina.

DESTRUCCIÓN DE LA BIBLIOTECA

A lo largo de su historia, la Biblioteca sufrió sucesivos actos vandálicos hasta su


definitiva destrucción tras la muerte de Hipatia. Remontémonos ahora a los tiempos en que
Julio César invadió Egipto con el pretexto de ayudar a Cleopatra frente a las pretensiones de
su hermano Ptolomeo. Los sucesos los relató un sobrino de Séneca, Marco Anneo Lucano en
su libro Farsalia. Corría el año 47 a. C. cuando Julio César, involucrado en las luchas dinásticas
egipcias, quedó sitiado por las fuerzas del general Achillas en el palacio real de Lochias. César
mando incendiar los barcos situados en el puerto frente al palacio; el incendio se propagó a
los muelles, de allí a la ciudad y a la Biblioteca; se abandonó el cerco con el fin de salvar a la
ciudad. Plutarco describiría el desastre en su Vida de César. Séneca, citando información de
Tito Livio, dice en su obra De tranquilitate animi que fueron 40.000 los libros quemados.
César, en cambio, describió la batalla pero no el incendio; hubo otros silencios interesados
por parte de Estrabón, de Apiano y de Cicerón.
El emperador Domiciano (81-96) reconstruyó la Biblioteca de Alejandría junto con
otras a lo largo del Imperio, pero siguieron otros desastres. Dos veces fue asolada la ciudad
por Caracalla (211-217) y Valeriano (253). Otra calamidad fue la conquista de la ciudad por la
reina Zenobia de Palmira en el año 269. Unos años después, en el 273, el emperador
Aureliano saqueó el barrio de Bruchion, destruyendo el Museo y la Biblioteca. Muchos sabios
se refugiaron en el Serapeum que fue respetado y otros huyeron hacia Asia Menor. Los
restos del Museo estaban ya abandonados cuando Diocleciano volvió a destruir la ciudad
(294-5).

221
Quedó, no obstante, un sucedáneo de la antigua Biblioteca, en la Acrópolis de
Rahakotis, sobre una colina más alejada del mar. Allí persistió un resto de Biblioteca. Esta
segunda biblioteca fue fundada por Ptolomeo III Evergetes (246-221 a. C) y disponía de una
calefacción central a través de los subterráneos para mantener secos los libros; era una
construcción adjunta al templo de Serapis, éste una de las siete maravillas del mundo.
Contenía ante todo copias de libros clásicos. Allí se refugiaron los libros que se pudieron
rescatar de la antigua Biblioteca, junto con muchos otros que Marco Antonio saqueó de la
Biblioteca de Pérgamo.
El golpe final lo dieron los cristianos monofisitas a finales del siglo IV. Tras el decreto
del emperador Teodosio I que ordenaba cerrar los templos paganos, el Serapeum alejandrino
fue arrasado. Según cuenta un manuscrito del siglo V, las Crónicas alejandrinas, el instigador
de la destrucción fue el fanático obispo Teófilo (385-412); fue el mismo obispo el que dio el
primer hachazo a la estatua de Serapis, cuya cabeza fue arrastrada por la ciudad. Junto con él
desparecieron numerosos textos del pensamiento filosófico y científico de la antigüedad. Es
posible, sin embargo, que algunos pudieron salvarse, guardados por particulares.
Ya no volvería a reconstruirse la Biblioteca. Poco después de los sucesos Orosio pasó
por allí en el 416 y vio los restos de los templos y las vitrinas vacías de libros. Todavía
resurgieron algunas escuelas paganas sobre las colinas de destrucción y muerte, pero
finalmente, en el 529, Justiniano las mandó cerrar. La colina de Rhakotis quedaría desde
entonces como un símbolo maldito, que estaría embrujado por las almas de las víctimas
sepultadas por las ruinas, en derredor de los restos de la columna del Sol.
No terminaron aquí las desgracias de Alejandría. Formando parte del Imperio
bizantino, en el siglo VI surgió un enfrentamiento entre cristianos monofisitas y melquitas;
como consecuencia la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, mandó incendiar la ciudad.
Poco quedaba por destruir, pero de ese poco se encargaron los persas en el año 619. Para
cuando los árabes llegaron en el año 641 sólo quedaban libros en colecciones particulares
que sirvieron de combustible en los baños públicos, ya que para los hombres del desierto
arábigo el único libro necesario era el Corán.
La Biblioteca del siglo XX
Pasaron 1600 años y en 1987 surgió la idea de un prodigioso proyecto cultural:
construir una nueva Biblioteca. A él se sumaron los esfuerzos de algunos países europeos,
árabes y americanos, el gobierno de Egipto
y la UNESCO. En un primer momento se
contó con un presupuesto de 230 millones
de euros y las obras, que empezaron el 15
de mayo de 1995 se vieron ultimadas el 31
de diciembre 1996. Egipto donó los
terrenos y los honorarios de los consultores
por una suma de 182 millones de dólares.
El área que ocupa la Biblioteca es de 45.000
m2, estando cubiertos 85.000. Su altura es
de 11 pisos. Tiene 8 millones de volúmenes,
5.000 mapas y 10.000 manuscritos.
Contiene asimismo 10.000 libros raros,
200.000 discos y miles de vídeos. Treinta bases de datos.
Asociados a ella hay un Centro de Conferencias (3200 butacas), un Museo de las Ciencias,
un Planetario, una Escuela de Estudios de la Información y un Instituto Caligráfico.

222
La inauguración, que tuvo que retrasarse por los sucesos de Oriente Medio, tuvo lugar el
16 de octubre de 2002. Acudieron varios jefes de Estado y tres reinas: la de España, la de
Suecia y la de Jordania.

ALGUNAS FECHAS IMPORTANTES

Año Suceso
336 a. C Alejandro, rey de Macedonia.
322 a. C. Fundación de Alejandría.
334-323 a. C. Conquistas de Alejandro en Asia.
324 a. C. Escepticismo de la escuela pirrónica.
322 a. C. Fragmentación del Imperio de Alejandro. Muerte de Aristóteles.
306 a. C. Se inaugura la Escuela de Epicuro.
300 a. C. Fundación de la Biblioteca de Alejandría. Euclides escribe sus “Elementos”
280 a. C Muere Herófilo de Calcedonia.
250 a. C. Muerte de Erasístrato.

223
262 a. C. Traducción de la Biblia (Versión de los 70).
212 a. C. Muere Arquímedes.
194 a. C Muere Erastótenes.
30 d. C. Muerte de Cristo.
70 d. C. Muere Herón de Alejandría
13 a. C. Nace Filón de Alejandría.
150 d. C Nace S. Clemente de Alejandría. Llegada de Galeno a Alejandría.
170 d. C. Muere Claudio Ptolomeo.
185 d. C Nace Orígenes.
I mitad siglo III Inicio del Neoplatonismo.
233 d. C. Plotino en la escuela de Ammonio en Alejandría.
301 d. C. Se publican las Enéadas de Plotino.
318 d. C Condena de Arrio en el sínodo de Alejandría.
I mitad siglo Herejía arriana.
IV
325 d. C. Concilio de Nicea.
254 d. C Muere Orígenes.
373 d. C Muerte de S. Atanasio.
398 d. C Muere Dídimo el Ciego.
415? d.C Muerte de Hipatia.

224
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ÍNDICE

PARTE I.- SUCESOS HISTÓRICOS

INTRODUCCIÓN 3

CAPÍTULO I.- El Mundo Mediterráneo en el siglo IV a.C. 5

CAPÍTULO II.- Alejandro Magno en Egipto 19

CAPÍTULO III.- La ciudad de Alejandría 31

CAPÍTULO IV.- Dinastía Ptolemaica 37

PARTE II.- CULTOS MISTÉRICOS

CAPÍTULO V.- Iniciación en los Misterios egipcios 51

CAPÍTULO VI.- Los Misterios egipcios II 71

CAPÍTULO VII.- Los cultos mistéricos de Eleusis 77

PARTE III.- MOVIMIENTOS FILOSÓFICOS

CAPÍTULO VIII.- El Helenismo de los primeros tiempos 89

CAPÍTULO IX.- El Neoplatonismo 105

PARTE IV.- CORRIENTES RELIGIOSAS

CAPÍTULO X.- Filón de Alejandría 119

CAPÍTULO XI.- El Cristianismo alejandrino 129

230
CAPÍTULO XII.- Herejía arriana. La consolidación del dogma 137
católico
CAPÍTULO XIII.- El Gnosticismo 153

PARTE V.- LAS CIENCIAS EN ALEJANDRÍA

CAPÍTULO XIV.- I-Las Matemáticas. I-1. Las Matemáticas egipcias 167

CAPÍTULO XV.- I-2.- La escuela alejandrina 183

CAPÍTULO XVI.- II-Medicina. II-1. La Medicina egipcia 195

CAPÍTULO XVII.- II-2. La Medicina griega 207

CAPÍTULO XVIII.- Otros estudios 215

CAPÍTULO XIX.- La figura de Hipatia. La destrucción de la 223


Biblioteca

BIBLIOGRAFÍA 233

231

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