Comisión: Martes de 18 a 20 hs. E-mail: bernardo.del.cano@gmail.com
Mariátegui y la Nueva Constitución Política del Estado de la República de Bolivia.
La importancia de Mariátegui para el pensamiento latinoamericano, reside en que
este autor fundó una tradición teórica que nos permite comprender e interpretar – desde una perspectiva marxista– los procesos históricos latinoamericanos sin caer en las “tentaciones” del excepcionalismo indo-americano o del eurocentrismo, que Michael Löwy identifica como las dos principales amenazas a las posibilidades de desarrollo del marxismo en América Latina1. Esta capacidad interpretativa de la tradición mariateguiana puede ser percibida a través del análisis del proceso iniciado en el 2006 con la asunción de Evo Morales como presidente de Bolivia, y concretado formalmente en la Nueva Constitución Política del Estado de la República de Bolivia, aprobada por referéndum en enero del 2009. En este trabajo me propondré analizar una selección de artículos de dicha Constitución2, utilizando el marco teórico aportado por Mariátegui en los tres primeros ensayos de su libro “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”. Esto me permitirá no sólo ejemplificar la capacidad interpretativa de este marco teórico, sino también poner de manifiesto la actualidad de los problemas ya planteados por este autor en la década de 1930. Estos ensayos son atravesados por dos cuestiones centrales, que tienen su correlato en la Constitución boliviana. La primera de estas cuestiones es la referida al régimen de propiedad de la tierra. Mariátegui propone que el régimen de propiedad y la estructura económica son los que determinan la organización política de una nación, y por lo tanto, mientras persista un régimen de propiedad atrasado (que él llama feudal), será imposible superar la situación de servidumbre en la que se mantienen las masas campesinas e indígenas peruanas3. Respecto a esto, en la constitución boliviana vemos que se redefine el Estado y sus funciones, pero, siguiendo a Mariátegui, este cambio no sería efectivo si no está acompañado de una alteración en la estructura económica. El nuevo Estado creado por la Constitución surge por oposición al “Estado colonial, republicano y neoliberal”, y se plantea como objetivo “el vivir bien”, respetando la pluralidad y la convivencia colectiva4. Paralelamente, esta constitución asume la tarea de reformar la estructura económica mediante el reconocimiento de la propiedad colectiva o comunitaria, su protección y el fomento de los emprendimientos económicos que se den en el marco de esta propiedad comunitaria (art. 394, 3° y 405). No desconoce ni suprime la 1 LÖWY, Michael: El marxismo en América Latina. Antología, desde 1909 hasta nuestros días (edición actualizada), LOM Ediciones, 2007, Santiago de Chile, pp. 10-11. 2 Cabe aclarar que este análisis se hará teniendo en cuenta sólo el carácter declarativo de la Constitución, entendida como un proyecto, y sin considerar si este proyecto se ha efectivizado en la realidad y de qué manera lo ha hecho. 3 MARIÁTEGUI, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007, Caracas, pp. 39-40. 4 Nueva Constitución Política del Estado de la República de Bolivia, Preámbulo. propiedad privada, pero limita su existencia al cumplimiento de “una función social o una función económica social” (art. 395). Entonces, podemos ver en este planteo la intención de reformar el régimen de propiedad como condición de posibilidad del nuevo Estado boliviano, siguiendo la línea de Mariátegui según la cual un cambio en la organización política debe estar precedido y acompañado de cambios a nivel de la estructura económica. La otra cuestión central en los ensayos de Mariátegui que encuentra correlación en la Constitución de Bolivia es la situación de los indígenas. Para el autor peruano la situación de los indígenas sólo puede ser resuelta si se modifica la estructura de propiedad de la tierra, dado que los pueblos originarios son eminentemente agrarios y encuentran en la tierra el fundamento de sus tradiciones y de su organización comunitaria. En este sentido, Mariátegui reivindica la tradición colectivista de la producción indígena precolonial, y considera que, si bien la colonización desestructuró el régimen de propiedad y la organización de la producción previa, estas modalidades permanecieron en las mentalidades de los indígenas y se conservaron en muchas de sus tradiciones, costumbres y formas de trabajo. En este sentido, la Constitución de Bolivia rescata las formas de producción comunitaria en su artículo número 307 en el que indica que “esta forma de organización comunitaria comprende los sistemas de producción y reproducción de la vida social, fundados en los principios y visión propios de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos”. Además, en relación a la cuestión indígena, Mariátegui considera que en Perú los pueblos originarios, a pesar de ser mayoría, no habían podido superar la situación de servidumbre en la que se encontraban porque “sus protestas han sido siempre regionales” 5, lo que imposibilitaba la vinculación nacional y la constitución de una conciencia indígena. Según este autor “la subsistencia de la condición extrasocial de los indígenas, no oponía a los intereses feudales del latifundismo las reivindicaciones de masas campesinas conscientes”6. Creo que en la constitución boliviana la reivindicación del carácter plurinacional y comunitario del Estado (art. 1), el reconocimiento de la preexistencia de las naciones y pueblos indígenas (art. 2), y la visibilización de sus costumbres, tradiciones, lenguas, formas de organización y símbolos ancestrales (artículos 4, 5, 6, 8, 384, 405-4°, entre otros), van dirigidas a construir esa identidad nacional y a posibilitar ese “reconocimiento de clase” que les permitirá a los indígenas consolidar el proceso iniciado con el ascenso de uno de ellos a la presidencia. La consagración de estos principios es fundamental para que los aborígenes superen esa “condición extrasocial” que Mariátegui describe para Perú, lo que les permitirá consolidar la conciencia de clase para impulsar las reformas necesarias para que los postulados de la constitución entren en vigencia y se efectivicen mediante leyes que los reglamenten. Además de estas dos cuestiones centrales – la de la propiedad de la tierra y la de la situación indígena- el cuerpo teórico de Mariátegui incluye otras categorías que pueden ser reconocidas en la constitución boliviana. Las más destacables son: - El carácter anticolonial del posicionamiento mariateguiano. En sus ensayos rechaza terminantemente la penetración de cualquier potencia extranjera, y la organización de la economía en función de las necesidades del capitalismo foráneo7. La constitución boliviana establece manifiestamente como una de las 5 MARIÁTEGUI, Op. Cit., pg. 38. 6 Ibidem, pg. 60. 7 Ibid., pg. 80-81. finalidades del Estado “constituir una sociedad justa y armoniosa, cimentada en la descolonización…” (Art. 9). - Mariátegui denuncia la imposibilidad de garantizar internamente el abastecimiento alimentario de toda la población, y reconoce que este problema se origina porque la tierra se usa sólo para producir aquellos productos demandados por los mercados externos8. Frente a esto, la constitución establece que el desarrollo de emprendimientos rurales deben guiarse por el principio de seguridad y soberanía alimentaria (art. 405). Adicionalmente a lo ya comentado, podemos ver a la obra de Mariátegui como un “intento de renovación revolucionaria del marxismo [que] le permite a Mariátegui liberarse de la sucesión de las etapas históricas, que el Comintern de los años 20 estaba empezando a diseminar por toda América Latina”9. Esta obra nos permite pensar a Latinoamérica desde su especificidad histórica, en donde – según Mariátegui– la Revolución sólo puede ser llevada a cabo por las masas proletarias, debido a la ausencia de una burguesía progresista que pudiera reproducir a nivel local las revoluciones democrático-burguesas del continente europeo. Un claro ejemplo de esta acción de masas campesinas es Bolivia, donde la irrupción de los aborígenes en el poder fue el factor determinante para producir la ruptura con una historia signada por el colonialismo, la dominación imperial, la expoliación de los recursos, la invisibilización de las culturas aborígenes y la destrucción de las tradiciones y el legado de los pueblos aborígenes. En conclusión, podemos ver cómo la interpretación mariateguiana, a pesar del tiempo transcurrido, no ha perdido vitalidad explicativa, debido justamente a esa capacidad para reconocer los elementos propios de este continente y combinarlos adecuadamente con la teoría marxista, ofreciendo una perspectiva de análisis original no sólo para entender los procesos históricos, sino también las distintas realidades en la actualidad.