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Bogotá, 2016
TABLA DE CONTENIDO
Información general..................................................................................................................... 3
OBJETIVOS ................................................................................................................................ 5
Objetivo general....................................................................................................................... 5
Objetivos Específicos............................................................................................................... 5
Alcance ....................................................................................................................................... 5
Usuarios del protocolo ................................................................................................................. 6
Población y grupos que se consideran ........................................................................................ 6
Ámbito asistencial ....................................................................................................................... 6
Aspectos abordados por el protocolo ......................................................................................... 6
Aspectos no cubiertos por este protocolo .................................................................................... 6
INDICACIONES DEL PROTOCOLO DE ATENCIÓN INTEGRAL EN SALUD CON ENFOQUE
PSICOSOCIAL A VICTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO (vERSIÓN PRELIMINAR) ................ 7
1.1 MARCO NORMATIVO Y PREMISAS: ............................................................................. 7
1.2 Conceptos Técnicos ...................................................................................................... 12
1.2.1 Enfoque Psicosocial ...................................................................................................... 12
1.2.2 Salud mental.................................................................................................................. 14
1.2.3 Enfoque diferencial ........................................................................................................ 15
1.2.4 Enfoque de derechos ..................................................................................................... 17
1.2.5 Problema y trastorno mental .......................................................................................... 20
INDICACIONES PARA LA INCORPORACIÓN DEL ENFOQUE PSICOSOCIAL ...................... 21
INDICACIONES PARA LA INCORPORACIÓN DEL ENFOQUE DIFERENCIAL ....................... 23
CARACTERÍSTICAS para la conformación del equipo básico de atención ............................... 25
INDICACIONES DE LA ATENCION EN SALUD ....................................................................... 27
CANALIZACIÓN A LOS SERVICIOS DE SALUD .................................................................. 27
INFORMACIÓN GENERAL
Un protocolo es un documento que describe las etapas, fases, pautas y formatos necesarios
para desarrollar actividades o tareas específicas relacionadas con un tema de salud, que
responden a puntos críticos o no claros en la atención de pacientes. Dado lo anterior, se
considera que un protocolo es una herramienta adecuada para dar respuesta a preguntas
específicas en el marco de atención integral a víctimas del conflicto.
El conflicto armado interno en Colombia, ha generado consecuencias en diferentes niveles y
sectores del país, afectando e involucrando la población civil en la confrontación armada. Las
personas que habitan en las regiones en las cuales se adelantan enfrentamientos armados,
están en constante peligro y expuestas a violaciones del derecho internacional humanitario. Lo
anterior tiene como consecuencia explicita, el desplazamiento de la población, en búsqueda de
lugares más seguros. Pero esta no es la única consecuencia derivada del conflicto armado,
también se ha evidencio que la población presenta dificultades en términos de acceso a
servicios básicos como salud, saneamiento básico y educación entre otros (1).
La exposición de las poblaciones e individuos a esta situación y la convivencia con estas
consecuencias, genera problemas en salud, y de manera particular en la esfera de salud
mental. En 2008, la sentencia T-760 de la Corte Constitucional amplió el concepto de salud
hacia el ámbito psicológico y psicosomático, estableciendo una conexión entre la salud mental y
el derecho fundamental a la vida digna (2). Por otro lado la Ley de Víctimas y Restitución de
Tierras de 2011 contempla la implementación de programas de atención psicosocial y de salud
integral a las víctimas del conflicto y más recientemente (3), la Ley 1616 de 2013 ratificó la
salud mental como un derecho fundamental en sí mismo (4).
Con la normativa anterior la ley hace una diferenciación de necesidades de la población común,
a las necesidades de las personas víctimas del conflicto, de forma que tengan una atención
ajustada a sus afectaciones. También es importante resaltar la importancia de la atención
oportuna para que las lesiones no se vuelvan crónicas. Siguiendo la línea de atención en salud,
es necesario aclarar que las formas de abordar la atención en términos de salud, deben ir más
allá del concepto jurídico que asigna la salud como un derecho, y promover un acercamiento
más directo, que tenga presente las condiciones de vulnerabilidad de las víctimas y se dirija a
entender sus afectaciones específicas, así como la forma en que estas influyen inciden en el
desarrollo personal y social para la reestructuración de sus vidas, de forma que la reparación no
solo contribuye a mitigar las afectaciones y la recuperación física y mental de las víctimas, sino
al restablecimiento de proyectos de vida, en resumen una atención que incluya aspectos
psicosociales y diferenciales (5, 6).
1
La Ley 1448 de 2011, según su artículo 208 tiene una vigencia de 10 años a partir de su promulgación.
OBJETIVOS
Objetivo general
Desarrollar indicaciones basadas en evidencia que orienten la atención integral en salud con
enfoque psicosocial, como medida de rehabilitación, para la población víctima del conflicto
armado en el marco del Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas del
Conflicto Armado – PAPSIVI-
Objetivos Específicos
Identificar las afectaciones físicas y/o mentales en la población víctima del conflicto
armado, como parte de la atención integral en salud con enfoque psicosocial.
Orientar a los profesionales de salud y agentes comunitarios para la atención integral en
salud con enfoque psicosocial como medida de rehabilitación a víctimas del conflicto
armado.
Establecer los mecanismos para la incorporación del enfoque psicosocial y diferencial en
la atención integral en salud como medida de rehabilitación a víctimas del conflicto
armado.
Definir el equipo básico de atención que desde el sistema general de seguridad social
realizará la atención integral en salud con enfoque psicosocial a las personas víctimas
del conflicto armado.
Definir la ruta integral de atención que orientará las acciones sectoriales e
intersectoriales en el marco del modelo integral de atención en salud y el Programa de
Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas del Conflicto Armado – Papsivi.
ALCANCE
Este protocolo no abordará tratamiento clínico especializado de trastornos mentales,
tratamiento farmacológico de trastornos mentales, no abordará indicaciones clínicas
relacionadas con terapias e intervenciones específicas en el ámbito de la psiquiatría; este
protocolo no abordará el manejo de condiciones o afectaciones físicas determinadas, no
abordará el manejo de urgencias médicas físicas o mentales.
El Protocolo de Atención Integral en Salud con Enfoque Psicosocial orientará las atenciones en
salud como medida de rehabilitación a las víctimas del conflicto armado, sus familias y
comunidades, incorporando acciones de promoción, prevención y rehabilitación con enfoque
psicosocial y diferencial, en el marco del sistema general de seguridad social en salud.
El protocolo orientará la identificación de afectaciones físicas y mentales, así como el desarrollo
de un plan de manejo y seguimiento interdisciplinario, de manera articulada con el componente
de atención psicosocial del PAPSIVI
USUARIOS DEL PROTOCOLO
ÁMBITO ASISTENCIAL
Las indicaciones y pautas propuestas en este protocolo están dirigidas al prestador primario de
atención, prestador complementario y equipos de la atención psicosocial del PAPSIVI.
ASPECTOS ABORDADOS POR EL PROTOCOLO
La rehabilitación como medida de reparación integral que toda persona víctima del conflicto
armado puede reclamar, engloba el concepto de la rehabilitación integral y va más allá de
las competencias del sector salud. Por lo anterior el alcance de este protocolo está dirigido a
brindar herramientas a los profesionales de la salud, IPS y EAPB que contribuirán en el
proceso de rehabilitación integral de las víctimas del conflicto armado, materializado esto en
cómo lograr la rehabilitación física y mental, es decir su rehabilitación funcional. (Fuente:
PAPASIVI 2013
https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_PAPSIVI.aspx consultado
27 de agosto 2016)
1.1.9 Víctima
Para el desarrollo de este protocolo, se entenderá por victima la conceptualización que se
da en la Ley 1448 de 2011, en su artículo 3 y los parágrafos correspondientes, así:
El Art. 3 de la Ley 1448 de 2011, define que ―Se consideran víctimas, para los efectos de
esta ley, aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por
hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al
Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas
internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno.
También son víctimas el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas del mismo
sexo y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa,
cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. A falta de estas, lo
serán los que se encuentren en el segundo grado de consanguinidad ascendente.
De la misma forma, se consideran víctimas las personas que hayan sufrido un daño al
intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización.
La condición de víctima se adquiere con independencia de que se individualice, aprehenda,
procese o condene al autor de la conducta punible y de la relación familiar que pueda existir
entre el autor y la víctima.
Parágrafo 1°. Cuando los miembros de la Fuerza Pública sean víctimas en los términos del
presente artículo, su reparación económica corresponderá por todo concepto a la que
tengan derecho de acuerdo al régimen especial que les sea aplicable. De la misma forma,
tendrán derecho a las medidas de satisfacción y garantías de no repetición señaladas en la
presente ley.
Parágrafo 2°. Los miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley no
serán considerados víctimas, salvo en los casos en los que los niños, niñas o adolescentes
hubieren sido desvinculados del grupo armado organizado al margen de la ley siendo
menores de edad.
Para los efectos de la presente ley, el o la cónyuge, compañero o compañera permanente, o
los parientes de los miembros de grupos armados organizados al margen de la ley serán
considerados como víctimas directas por el daño sufrido en sus derechos en los términos
del presente artículo, pero no como víctimas indirectas por el daño sufrido por los miembros
de dichos grupos.
Parágrafo 3°. Para los efectos de la definición contenida en el presente artículo, no serán
considerados como víctimas quienes hayan sufrido un daño en sus derechos como
consecuencia de actos de delincuencia común.
Parágrafo 4º. Las personas que hayan sido víctimas por hechos ocurridos antes del 1° de
enero de 1985 tienen derecho a la verdad, medidas de reparación simbólica y a las
garantías de no repetición previstas en la presente ley, como parte del conglomerado social
y sin necesidad de que sean individualizadas.
De acuerdo con el Art. 16 del Decreto 4800 de 2011, ―El Registro Único de Víctimas es una
herramienta administrativa que soporta el procedimiento de registro de las víctimas.
Artículo 17. Entidad responsable del manejo del Registro Único de Víctimas. La
Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas será la
encargada de la administración, operación y funcionamiento del Registro Único de Víctimas.
Artículo 18. De los miembros de la Fuerza Pública víctimas. Los miembros de la Fuerza
Pública que hayan sido víctimas en los términos del artículo 3° de la Ley 1448 de 2011
podrán solicitar ante el Ministerio Público su inscripción en el Registro Único de Víctimas
según lo estipulado en el presente decreto.
Artículo 19. Principios que orientan las normas sobre Registro Único de Víctimas. Las
normas que orientan a los servidores públicos encargados de diligenciar el Registro, deben
interpretarse y aplicarse a la luz de los siguientes principios y derechos:
1. El principio de favorabilidad.
2. El principio de buena fe.
3. El principio de prevalencia del derecho sustancial propio del Estado Social de Derecho.
4. El principio de participación conjunta.
5. El derecho a la confianza legítima.
6. El derecho a un trato digno.
7. Hábeas Data.
Se entenderán los hechos victimizantes definidos por la ley 1448 del 2011, los cuales son:
• Desplazamiento forzado
• Homicidio
• Amenaza
• Desaparición forzada
• Acto terrorista
• Abandono o despojo de tierras
• Delitos sexuales
• Secuestro
• Tortura
• Minas antipersonales
• Reclutamiento forzado
1.1.12 Población sujeto de atención del Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral
a Víctimas –PAPSIVI-
Estas directrices deben ser adoptadas por las entidades que conforman el Sistema Nacional
de Atención y Reparación Integral a Víctimas, de acuerdo a sus competencias.‖ (1)
Se entenderá para este protocolo como una medida de rehabilitación así: ―se define como el
conjunto de procesos articulados de servicios que tienen la finalidad de favorecer la
recuperación o mitigación de los daños psicosociales, el sufrimiento emocional y los
impactos a la integridad psicológica y moral, al proyecto de vida y la vida de relación
generados a las víctimas, sus familias y comunidades, como consecuencia de las graves
violaciones a las DDHH y las infracciones al DIH. Mediante la atención psicosocial se
facilitarán estrategias que dignifiquen a las víctimas, respetando el marco social y cultural en
el que han construido sus nociones de afectación, sufrimiento, sanación, recuperación,
equilibrio y alivio. Dicho así, se desarrollarán procesos orientados a incorporar el enfoque
psicosocial y diferencial en la atención‖. (Fuente: Estrategia de atención psicosocial a
víctimas del conflicto armado en el marco del programa de atención psicosocial y salud
integral –PAPSIVI-; mayo de 2016, Oficina de Promoción Social).
Es así que en el desarrollo del Papsivi, se considera que un enfoque psicosocial debe ser
transversal a todas las acciones adelantadas en pro de la salud física y mental, según lo
plantea la Corte Constitucional:
―Una atención en salud mental que permita su recuperación, dentro de la que debe
contemplarse la necesidad de romper el aislamiento, reconocer sus experiencias de miedo,
identificar sus enfermedades, permitirles hablar de sus sentimientos de vergüenza y de
culpa y romper los tabúes que los alimentan. Y, lo más importante, permitirles hablar de lo
que vivieron y facilitar la reflexión en la comunidad, combatiendo la estigmatización y
promoviendo actitudes positivas que permitan el reconocimiento de las víctimas”
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2004) (citado en Sentencia T-045, 2010). (Corte
Constitucional, 2010)
En este orden de ideas, el MSPS definió el concepto de Enfoque psicosocial como una
―perspectiva que reconoce los impactos psicosociales que comprometen la violación de
derechos en el contexto de la violencia y el desplazamiento en Colombia. Sustenta el
enfoque de derechos por lo que debería orientar toda política pública, acción y medida de
reparación a víctimas‖. (4)
Ello implica vincular una serie de supuestos sobre los cuales se debe orientar toda acción
en el ámbito de atención a víctimas. Es así como la Unidad para las Víctimas, según lo
dispuesto en los artículos 168 de la Ley 1448 de 2011, propuso un conjunto de seis
premisas (5), orientadas a los funcionarios que atienden víctimas con el fin de prevenir
acciones con daño y promover una postura ética. Para efectos de la Estrategia de atención
psicosocial se adoptan en su conjunto:
“Primera: Contemplar que las expresiones del sufrimiento han sobrevenido como formas de
respuesta natural ante eventos anormales como los que han ocurrido en el contexto del
conflicto armado, en ese sentido la fijación de la atención al considerar la condición de
anormalidad no está en la persona, sino en los hechos de violencia, de manera que se
naturalizan y validan las respuestas frente a las violaciones que han sufrido las víctimas,
como respuestas naturales”.
“La segunda premisa es considerar que las personas que han sido afectadas por el conflicto
armado interno no sólo están sufriendo, en su historia existen otros elementos como
supervivencia, resistencia, heroísmo, desarrollo frente a la adversidad, reorganización
psicológica, familiar y social. Cuentan también con recursos para afrontar la vida actual y la
perspectiva de futuro. …
“La tercera premisa considera que todas las personas podemos hacer algo frente al
sufrimiento de los otros…. Cuidar y acoger el dolor de quien ha sufrido graves violaciones a
los Derechos Humanos o al Derecho Internacional Humanitario, no es tarea sólo de
profesionales en psicología.”
“La cuarta premisa está orientada a comprender que el sufrimiento tiene diferentes formas
de expresión, lo cual, quiere decir que hay diferentes formas de sufrir. No todas tienen
expresión a través del llanto o de la tristeza; ni todas, a través de la enfermedad.” (5)
“La quinta premisa: Se debe permitir el paso por el dolor. En ese sentido permitir el
sufrimiento de lo que se ha perdido”2. Con ella se quiere señalar que los hechos
victimizantes ocasionan sufrimientos y dolor que requieren de un tiempo para su
comprensión y superación, momentos que son particulares para cada individuo (7).
2
Esta última premisa fue incluida recientemente y se presentó y discutió en encuentro de trabajo en el Ministerio de
Salud y Protección Social en Marzo de 2016
“Para esta Política, la salud mental representa un bien colectivo e individual de naturaleza
simbólica, emocional y relacional, y por lo tanto, un deseable social e individual que
contribuye al desarrollo humano y social, que genera capital social, cultural, simbólico y
económico (capital global) y que hace posible el reconocimiento, la garantía, el ejercicio y la
restitución de los derechos.
Así mismo, constituye una fuerza transformadora que contribuye a modificar condiciones y
situaciones de vida a partir de acciones orientadas a cambiar e incrementar los capitales
simbólicos, culturales y sociales, los cuales inciden también en el capital económico,
generando en conjunto mayor capital global y desarrollo humano y social.” (8)
El enfoque psicosocial y en salud mental está integrado al Plan Decenal de Salud Pública,
en particular con las acciones de la Promoción de la salud, cuando se señala como
objetivos
“Todos los seres humanos deben ser respetados en su infinita singularidad, biológica,
personal y cultural. Atender esta singularidad es el valor universal que está en los anhelos
de justicia que creen lograrse con el respeto de las diferencias y sus convergencias entre
los seres humanos, y en consecuencia, un indicador central en las tendencias que podrían
llevar cambios esenciales en el modo de regir los destinos de los Estados Sociales de
Derecho” (14)
En el contexto de conflicto armado que ha vivido este país, el enfoque diferencial fue
nombrado por vez primera en el marco de la Sentencia T-025 de 2004 en razón de la
multiplicidad de derechos fundamentales afectados por el desplazamiento forzado interno,
reconociendo que la mayor parte de estas víctimas atienden a poblaciones de especial
protección como son las mujeres cabeza de familia, la niñez y la adolescencia, los grupos
étnicos, y las personas mayores, entre otros. Es así como el mencionado instrumento,
destacó que la atención a la población desplazada debe partir del reconocimiento a la
diversidad étnica, de género y de edad, instando a la inclusión de una atención con enfoque
diferencial como una medida que permite el Goce Efectivo de Derechos -GED.
Por lo tanto, esta ley establece que las políticas de atención, asistencia y reparación deben
adoptar criterios diferenciales que respondan a las particularidades y grado de
vulnerabilidad de cada uno de estos grupos poblacionales. En cuanto a los grupos étnicos,
los decretos-ley 4634 y 4635 de 2011 reconocen sus formas y costumbres propias frente a
los daños producidos con ocasión del conflicto armado interno, como son los daños
colectivos y daños individuales con efectos colectivos.
En este marco y con la intención de crear condiciones que tengan mayor efectividad para la
promoción y protección de los derechos, se han creado los tratados con sus respectivos
comités. Son de particular significación para esta Estrategia los relacionados con el enfoque
diferencial como la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación racial (1965) (21), la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer (1979) (22), la Convención sobre los derechos del niño (1989)
(23), y la Convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad
(2006) (24).
En relación con las violaciones que pueden cometerse en el marco del conflicto armado son
importantes la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes (1984) (25), la Convención internacional para la protección de todas las
personas contra las desapariciones forzadas (1984) (26), y el Protocolo Facultativo de la
Convención contra la tortura -OPCAT (2002) (27).
El DIH es entendido como el marco que regula la confrontación armada internacional y los
conflictos armados internos. Es el intento por generar protección a personas y bienes que
no intervienen en un conflicto armado y tiene efecto vinculante para los Estados y para los
grupos irregulares. Esta normatividad es promovida por el Comité Internacional de la Cruz
Roja -CICR que es su guardián principal.
Finalmente hay que tener presente que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos -
SIDH es un órgano regional que se basa en la Convención Interamericana de Derechos
Humanos de 1969 y cuenta con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y con la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este sistema también cuenta con diversas
convenciones que vinculan a los Estados en la protección y promoción de los derechos
particulares como la erradicación de la discriminación contra la mujer (1994) (28), contra las
personas con discapacidad (1999) (29), y contra la discriminación y la intolerancia (2013)
(30). También se ha desarrollado una convención contra la desaparición forzada (1994) (31)
y para prevenir y sancionar la tortura (1985) (32).
Ahora bien, para el tema que es competencia de este capítulo, es pertinente tener en cuenta
que existe un gran desarrollo de resoluciones e informes referidos a la impunidad y la
reparación a las víctimas de graves violaciones de los DDHH, en el marco de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre ellos cabe mencionar el informe y los
principios Joinet (1996), así como el trabajo de Diane Orentlicher que permitió en 2005
acoger las directrices sobre impunidad. En el campo de la reparación el informe de van
Boven (1993), y posteriormente el elaborado por Cherif Bassiouni (1999), que son los
antecedentes del documento acogido por la asamblea general de la ONU en 2005 (33).
Una reparación adecuada, efectiva y rápida tiene por finalidad promover la justicia,
remediando las violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos
humanos o las violaciones graves del derecho internacional humanitario. La reparación ha
de ser proporcional a la gravedad de las violaciones y al daño sufrido. Conforme a su
derecho interno y a sus obligaciones jurídicas internacionales, los Estados concederán
reparación a las víctimas por las acciones u omisiones que puedan atribuirse al Estado y
constituyan violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos o
violaciones graves del derecho internacional humanitario. (34)
El primer artículo de la Carta Política, define a Colombia como un ―Estado social de derecho
y una República democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad
humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del
interés general‖ (17)
En este sentido, la Constitución establece una jerarquía en la que impone como principio
rector sobre cualquier otro objetivo de la actuación del Estado, la obligación de la vigencia
real de los derechos humanos para todos los asociados. “Toda otra finalidad que pueda
perseguir el Estado de manera legítima debe estar acompañada, e inclusive subordinada a
la búsqueda de tal fin.” (18). Y así lo ha desarrollado la Corte Constitucional en múltiples
sentencias y jurisprudencias en las que ha tutelado reiterativamente la condición inalienable
de los derechos de todas las personas y particularmente de quienes han sido vulnerados y
despojados de los mismos como consecuencia del conflicto armado interno en Colombia.
Contar con un enfoque de derechos en las políticas de atención a las víctimas, no es sólo
un deber ético de las instituciones y servidores públicos, sino una obligación que atañe a la
esencia del ordenamiento jurídico y político. De esta manera este enfoque es una guía de
acción ética, política, jurídica y fundamentalmente humana que protege de la violencia y la
barbarie y orienta en la consecución del logro superior como especie: la dignificación de la
vida humana.
En tal sentido, el espíritu del Papsivi es contribuir a la vigencia y goce de los derechos a la
vida, salud, igualdad, libertad, honra, participación y a la paz, entre otros derechos
fundamentales consagrados en la Carta Constitucional y actualizados por la voluntad
política y social de reconocer los efectos y daños directos del conflicto armado interno, en
un amplio sector de la población.
De igual manera, incorporar en el actuar del Papsivi este enfoque significa la comprensión
de las víctimas como sujetos de derechos (tanto individuales como colectivos), que a través
de la política de asistencia, atención y reparación, pueden tener acceso a la verdad, la
justicia y la reparación integral, principios que se empezaron a reconocer a partir de la Ley
975 de 2005 (35); el derecho a la verdad sobre las circunstancias, razones de los hechos
de victimización, el paradero de sus seres queridos muertos o desaparecidos; la
investigación de los delitos, el posterior juicio y condena a sus responsables, así como las
medidas de reparación, que incluyen la restitución, la rehabilitación, la indemnización, las
medidas de satisfacción y las garantías de no repetición, que por ende suponen ―la
mitigación del daño, el reconocimiento de la dignidad de las víctimas, la compensación por
las pérdidas, la ayuda a la reconstrucción de la vida y la implementación de medidas para
que no vuelvan a repetirse las violaciones‖ (19)
Por otro lado en relación con la justicia, el trabajo de la atención psicosocial tiene que ver
con los efectos que genera la impunidad de las graves violaciones a los DDHH y al DIH. En
esta perspectiva es fundamental que en el proceso de atención, se pueda contar con la
información sobre el estado de los procesos judiciales, si es posible y valorar la manera en
que estos resultados están afectando el proceso.
3El derecho a la autonomía en el caso de los colectivos étnicos está amparado por la Constitución de 1991 y ha sido desarrollado por la Corte
Constitucional como un derecho colectivo que refiere auto-gobernarse según sus usos y costumbres. Es un derecho fundamental y necesario
para la reproducción étnica y cultural. Su pleno ejercicio permite que los grupos étnicos no se asimilen a la sociedad mayoritaria. Comprende la
garantía de las normas comunitarias que regulan la convivencia: el rol de las autoridades propias (familia extensa, consejos de ancianos,
autoridades tradicionales, etc); las formas propias de resolución de conflictos internos, la forma de contraer alianzas matrimoniales, las fechas
sagradas, entre otras.
comunidades victimizadas para que puedan realizar el acceso a sus derechos e incidir en la
pervivencia cultural.
De este modo, el enfoque de derechos es un referente ético para la acción, así como una
orientación que guía a los responsables de la atención, para realizar acciones que
promueven los derechos a la verdad, la justicia y la reparación.
La incorporación del enfoque diferencial no se deberá realizar desde la mirada del otro
como un ser ―exótico‖, lo que implica que se vea al sujeto desde una imagen muy lejana
de sí mismo. Lo anterior genera procesos deslegitimación de personas, comunidades o
grupos sociales que se reconocen diferentes.
Se recomienda que la atención integral en salud con enfoque psicosocial para población
víctima del conflicto armado se realice a través de un enfoque diferencial, el cual
comprende todas aquellas medidas que buscan el reconocimiento de las necesidades y
vulnerabilidades particulares de cada grupo poblacional. Las condiciones de
vulnerabilidad pueden ser individuales o múltiples, de tal forma que entre más grupos
poblacionales sean asociados a una persona víctima, más susceptible es esta de ser
vulnerable y, por ende, será necesario tener en cuenta un enfoque diferencial para su
tratamiento o atención (15), en el marco de la interseccionalidad (figura 1).
Figura 1 Interseccionalidad.
Fuente: documento de estrategia de atención psicosocial a víctimas del conflicto armado en el marco del programa
de atención psicosocial y salud integral PAPSIVI. Marco conceptual para la atención psicosocial individual, familiar,
comunitaria y colectiva étnica.
Se sugiere que el promotor social del Equipo Básico de Atención, sea una persona de la
comunidad, y que en zonas geográficas donde se identifique la presencia de grupos
étnicos este deberá ser el interlocutor entre la medicina tradicional y la medicina
occidental. Este agente comunitario, promotor social, deberá en el caso de zonas con
grupos étnicos conocer la lengua de dicha comunidad para garantizar la adecuada
comunicación y poder adoptar las indicaciones descritas en este protocolo.
Se recomienda que la atención integral en salud para personas víctimas del conflicto
armado con discapacidad, se oriente de acuerdo a las rutas integrales de atención,
modelos, guías de práctica clínica, protocolos y lineamientos de los que disponga el
Ministerio de Salud y protección social, de una manera articulada con el Equipo Básico
de Atención, ejemplo de ello los Lineamientos de Rehabilitación Basada en la
Comunidad.
(https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/DE/PS/lineamientos-
nacionales-rbc.pdf)
Se beberán orientan las atenciones a las personas víctimas del conflicto armado con
discapacidad para lograr la inclusión social, entendida esta como ―el adecuado acceso a
bienes y servicios, procesos de elección colectiva, la garantía plena de los derechos de
los ciudadanos y la eliminación de toda practica que conlleve a marginación y
segregación de cualquier tipo. Este proceso permite acceder a todos los espacios
sociales, culturales, políticos y económicos en igualdad de oportunidades‖ (Fuente:
MSPS)
Se recomienda que la atención integral en salud con enfoque psicosocial a víctimas del
conflicto armado se realice a través del Equipo Básico de Atención (EBA), interdisciplinario,
el cual está conformado por un equipo interdisciplinario así: medicina, enfermería,
psicología, trabajo social y un miembro de la comunidad denominado promotor social.
Se recomienda que los procesos de capacitación para los EBA cuenten con una
metodología mixta: procesos presenciales y virtuales, los cuales permitirán la
resolución de dudas derivadas del que hacer en la práctica habitual.
Se recomienda que los miembros del EBA cuenten con habilidades conversacionales de
primer, segundo y tercer nivel.
Se sugiere que los profesionales que hagan parte del equipo básico de atención cuenten
con experiencia en acompañamiento psicosocial, intervención clínica, prevención de la
revictimización, experiencia en atención a población vulnerable, preferiblemente a víctimas
del conflicto.
Se recomienda que los integrantes del EBA tengan conocimiento de las características de la
población y del territorio (características culturales, sociales, demográficas, económicas,
aspectos socio políticos, características del conflicto armado) en el cual se va a prestar la
atención integral en salud con enfoque psicosocial.
Se recomienda que los profesionales que hacen parte del EBA estén familiarizados con las
respuestas esperadas a experiencias traumáticas y con respuestas mal adaptativas o
indicadores de los trastornos más frecuentes que se pueden generar en esta población.
Los profesionales podrán hacer uso de herramientas como el DSM-V, la Guía para superar
las brechas de salud mental de la OMS, módulo de trastornos relacionados con estrés y
trauma (http://www.who.int/mental_health/mhgap/mhgap_spanish.pdf), para familiarizarse
con las respuestas esperadas o no esperadas de los individuos posterior a un hecho
victimizante.
Las personas víctimas del conflicto armado podrán acceder a la atención integral en salud con
enfoque psicosocial a través de:
Los funcionarios de planteles educativos pueden consultar el Manual para apoyar a los
niños y niñas escolares en situaciones de conflicto violento
(http://www.coalico.org/archivo/Manual_escuelas_FINAL.pdf)
A continuación se presentan signos y síntomas que se pueden presentar en niños como
consecuencia del conflicto armado y que son signos de alarma para consultar al sistema
de salud:
Fuente: Ortiz, D. y Chaskel, R. (s.f.). El impacto en niños y adolescentes de los eventos ligados
al conflicto armado. Programa de Educación Continua en Pediatría (PRECOP), 8 (3), 41-52.
https://scp.com.co/precop-old/precop_files/modulo_8_vin_3/Imp_ninos_adol_conf_armado.pdf
Se recomienda que toda víctima del conflicto armado sea canalizada a los servicios de
salud desde cualquiera de los entornos (comunitario, hogar, laboral, educativo,
institucional) y desde los otros sectores, para recibir una valoración inicial por medicina
general, quien deberá durante esta consulta:
La atención que brinda por medicina general como punto de captación para ingreso al
EBA deberá realizarse en el marco de los siguientes principios:
Acción sin daño
Dignidad
Buena fe
Igualdad
Enfoque diferencial
Participación conjunta
Respeto mutuo
Progresividad y gradualidad
Complementariedad
Colaboración armónica
Derechos de las víctimas
Protección integral
(Fuente: PAPSIVI 2013
https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_PAPSIVI.aspx consultado 27
de agosto 2016).
Cuando la persona víctima del conflicto armado sea remitido al EBA, será función del
referente PAPSIVI de la IPS o EAPB realizar seguimiento y verificar que se dé el acceso
de la persona al protocolo.
Se recomienda una vez el individuo sea remitido a la atención integral en salud con enfoque
psicosocial que se brindará a través del EBA, esta atención se realice orientada en los
siguientes principios:
Acción sin daño
Dignidad
Buena fe
Igualdad
Enfoque diferencial
Participación conjunta
Respeto mutuo
Progresividad y gradualidad
Complementariedad
Colaboración armónica
Derechos de las víctimas
Protección integral
(Fuente: PAPSIVI 2013
https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_PAPSIVI.aspx consultado 27
de agosto 2016).
Se recomienda que en la consulta de primera vez a través del EBA para una persona
víctima del conflicto armado, se realice valoración por parte de todos los miembros del EBA.
Se recomienda que la atención que se realice por cada uno de los miembros del EBA se
realice de manera individual y que cada profesional establezca el diagnóstico y el plan de
manejo.
La atención que brinde cada uno de los miembros del EBA deberá tener las
características que se exponen más abajo.
La periodicidad de la consulta interdisciplinaria deberá ser: una inicial para toda victima
que ingrese por primera vez, y posteriormente el tiempo lo determinará el EBA de
acuerdo a las necesidades identificadas en cada caso.
Se recomienda que la intervención psicosocial que el EBA brinde a la persona víctima del
conflicto armado adopte una postura reflexiva. Reflexividad para esta intervención significa
un tipo de consciencia corporal a desarrollar, consciencia in-corporada.
Los miembros del EBA, que hacen el trabajo psicoterapéutico quedan involucrados al
convertirse en testigos del dolor de otro y escuchar su relato.
Se recomienda que la atención integral en salud con enfoque psicosocial que se brinde a
través del EBA para las víctimas del conflicto armado cumpla con las siguientes
características:
Deberá brindarse el tiempo necesario a la persona víctima del conflicto para expresarse,
así como acompañar su ritmo, esto permitirá el manejo de la fluida e intensa
transferencia y contratransferencia presente en estos casos.
Deberá indagar por las necesidades y expectativas de las personas víctimas del
conflicto. (Tener en cuenta la situación actual de la víctima y sus posibilidades)
Identificará el hecho victimizante, sin que esto implique el individuo tenga que contar la
situación, como ocurrió y detalles de la misma, dado que hacer esto generará procesos
de re victimización. La re victimización hace que se reviva la experiencia traumática o
que indirectamente sugiera situaciones que atenten contra la dignidad del individuo.
Siempre se orientará a través de un dialogo que permita a la persona contar lo que
significa para él o ella lo que le sucedió y las acciones que ha hecho para seguir
adelante (identificación de recursos).
Permitirá la expresión de las emociones de las víctimas y sus familias, en una actitud de
escucha, comprensión y aceptación del dolor libre de juicios.
Entenderá que alteraciones en los sistemas de creencias pueden hacer que el duelo se
manifieste de manera compleja, a veces incomprensible para las personas del entorno e
incluso para el EBA, lo que puede generar que inicialmente la persona víctima del
conflicto armado rechace la atención.
Comprenderá que las personas víctimas del conflicto armado tienen habitualmente otros
recursos como redes de apoyo, empleo de recursos autóctonos, rituales, rescate de las
creencias o asunción de otras, que deben hacerse visibles durante las conversaciones y
validarse como afrontamientos efectivos contra los impactos producidos por las
pérdidas. (ALFONSO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Trabajo psicoterapéutico en trauma y
emociones complejas)
Deberá promover:
o La sensación de seguridad
o La calma.
o La sensación de auto eficacia y de eficacia colectiva.
o La conectividad.
o La esperanza.
Propenderá por reducir el sufrimiento emocional, asegurar la satisfacción de las
necesidades básicas (que no son las mismas para todo individuo) y la exploración y
concientización de las circunstancias que ayuden a comprender que la situación
traumática se presentara.
Ofrecerá información clara a las personas víctimas del conflicto sobre su situación de
salud, el plan de atención y el seguimiento.
Se recomienda durante la atención por el EBA, realizar una historia clínica completa que
aborde:
Identificación de la persona víctima del conflicto armado, la cual debe incluir, número de
identificación, edad, raza, pertenencia a un grupo étnico, identidad de género,
orientación sexual, lugar de nacimiento, lugar de procedencia, estado civil, nivel
académico, profesión y oficio, ocupación actual, EPS, datos de localización (dirección,
teléfono). En caso de ser menor de edad, o persona con discapacidad que requiere de
acudiente o cuidador, realizar la identificación del cuidador o acompañante.
Hecho victimizante (sufrido por el individuo o su familia): se deberá identificar el tipo de
hecho victimizante sufrido, evitando la re victimización del individuo.
Antecedentes personales: indagar por todos los antecedentes usuales en una historia
clínica, identificando afectaciones físicas y mentales, consumo de sustancias
psicoactivas, antecedentes farmacológicos, actividad sexual, hábitos de sueño, entre
otros. En caso de menores de edad, indague por los antecedentes materno-perinatales.
En casos en los cuales se identifiquen antecedentes de trastornos mentales indague por
eventos de hospitalización, tratamiento actual, e historia de seguimiento y control.
Características de la familia y del entorno: se sugiere realizar ecomapa y APGAR
familiar. Se debe también indagar por ¿quiénes son las personas que representan para
la víctima figuras de confianza y protección?, ¿cuáles son las fortalezas y recursos que
han hecho que la persona resista?, ¿Qué otras situaciones de vulnerabilidad presenta la
victima?
Se sugiere que el abordaje de la consulta se realice a través de áreas de ajuste
(individual, familiar, social, escolar, afectiva).
Motivo de consulta y anamnesis: es relevante poder identificar si el motivo de consulta
pudiese estar relacionado con el hecho victimizante. De igual manera es importante
identificar si pudiese existir otro motivo de consulta subyacente.
Examen físico completo: en caso de menores de edad, valore el neurodesarrollo.
Examen Mental: conciencia, porte y actitud, orientación, atención, afecto, pensamiento,
lenguaje, conducta motora (conación y ejecución), memoria, inteligencia, juicio y
raciocinio, introspección, prospección.
Impresión diagnóstica
Plan de manejo
Seguimiento
Se recomienda realizar las siguientes acciones durante la consulta:
Recordar que cada persona víctima del conflicto armado tiene una vivencia y una
respuesta a esta particular, que se ve influenciada por su entorno y las redes a las que
pertenece. Esta individualidad determina el tipo de afrontamiento y de adaptación a la
experiencia vivida y su conducta. Esto determinará en la perpetuación de una afectación
o en su modificación.
Las atenciones iniciales del EBA tienen como propósito hacer preguntas que permitan
convertir las desgracias en problemas, estos en objetivos y luego los objetivos en
acciones que puedan transformar estos problemas, ubicando indicadores o metas que
permitan constatar cambio sin idealizar las expectativas.
Se recomienda en relación a los elementos no verbales, tales como la postura física del
entrevistador, conocer previamente los patrones culturales presentes, ya que estos
pueden determinar qué tan cerca o tan lejos se puede estar de la persona víctima del
conflicto armado. Se recomienda ubicarse en un ángulo de 90 grados respecto a la
persona para que esta en un momento dado pueda concentrase en su narración sin
encontrar una mirada confrontadora. (Fernández & Rodríguez, 2002).
Los miembros del EBA que estén el proceso de atención a la víctima del conflicto
armado, deben respetar los silencios sin atropellarse, ni angustiarse, mantener su
atención flotante para detectar momentos narrativos significativos sobre los cuales
trabajar, atender y entresacar lo que no está explícito, los discursos interrumpidos y el
contenido latente detrás de lo dicho, registrar los momentos en que el discurso se torna
evasivo, repetitivo o se omite, atender a la comunicación no verbal que acompaña el
relato, emplear su voz para marcar énfasis o transmitir ritmos y emociones, igualmente
detectar lo que dice el tono y ritmo de voz de los interlocutores (Fernández & Rodríguez,
2002).
Estrategias para facilitar las narraciones: parafraseo o repetición de lo último que haya
dicho el entrevistado, resúmenes sobre lo entendido hasta el momento, silencios,
intervenciones mínimas o gestos que promuevan la iniciativa de la persona entrevistada,
empatía (interés por escuchar y acompañar) más que simpatía (deseo de agradar).
Hacer preguntas cerradas alternadas con preguntas abiertas, clarificar, de vez en
cuando informar y muy pocas veces interpretar o confrontar.
Se recomienda que los miembros del EBA hagan uso de cuatro tipo de preguntas, las
cuales desarrollan las habilidades conversacionales de primer, segundo y tercer
requeridas para la atención a víctimas del conflicto armado; estas preguntas son:
Preguntas Lineales:
Invitan generalmente a una respuesta concreta, ya que va en una sola dirección y
de esta manera es muy sencillo asociar una idea con la otra y dar una respuesta
que no implica mayor elaboración y permite al acompañante conocer datos
básicos de la persona. Su propósito es predominantemente descriptivo, sirven
para obtener información básica, más no deben usarse de manera exclusiva para
comprender la situación, ya que se pueden convertir en un interrogatorio
intimidante.
Preguntas reflexivas:
Pretenden influenciar a la persona de una manera indirecta o general. Su
propósito es predominantemente facilitador, el entrevistador se comporta como
un guía o entrenador que anima a movilizar los propios recursos de resolución de
problemas, abriendo espacios para que las personas vean nuevas posibilidades y
evolucionen más libremente de forma espontánea.
Preguntas circulares:
Tienen propósito predominantemente exploratorio y orientador. Se asume que
todo está conectado con todo lo demás. Ponen de manifiesto los patrones que
conectan, personas, objetos, acciones, percepciones, ideas, sentimientos,
eventos, contextos, etc.
Preguntas estratégicas:
Se usan para influenciar a las personas o familia de una forma específica. Su
intención es predominantemente correctiva. Se asume que es posible la
interacción constructiva. El entrevistador se comporta como un maestro con base
en las hipótesis que va formulando y trata mediante preguntas estratégicas de
generar un cambio, es decir, trata de que piensen o se comporten de una forma
que el entrevistador considera más [correcta]
Los registros de las atenciones sean claros, con información relevante y que
perduren en el tiempo; así se mitiga el riesgo de re victimización.
¿Cómo era la vida familiar antes del hecho victimizante?: indagar sobre estructura,
interacciones, conflictos, estilo de vida, situación socioeconómica, roles y
comunicación intrafamiliar.
¿Cómo era la vida familiar durante el tiempo en que se presentó el hecho
victimizante? Indagar sobre cambios en la estructura, interacciones, conflictos, estilo
de vida, roles y comunicación intrafamiliar. echos de violencia ocurridos en la
familia, en qué año ocurrió?
ué significó para ellos
¿Efectos del hecho victimizante en los miembros de la familia?, los miembros de la
familia identifican quienes de sus miembros son víctimas?
¿Efectos de los hechos victimizantes y sus afectaciones en la economía familiar,
quien asumió la responsabilidad?
¿Efectos del hecho victimizante en las costumbres y pautas culturales (idioma,
religión, reuniones, ritos, ceremonias, otras)?
¿Efectos del desplazamiento (si los hubo)?
¿Algún miembro de su familia fue sometido a tortura, parentesco, nombre?
¿Algún miembro de su familia fue sometido a violencia sexual, parentesco, nombre?
¿Algún miembro de su familia está desaparecido, parentesco, nombre, qué edad
tenía la víctima al momento de la desaparición, cómo fue?
¿Cómo se sitúan las personas frente a lo vivido?
Evaluación inicial
Aun cuando la evaluación inicial pretende establecer el estado de salud mental del individuo, se
convierte también en un primer intento terapéutico y de registro por lo que deberá ser conducida
profesional y humanamente desde el principio.
Presentación y acercamiento inicial. El profesional de la salud que haga parte del equipo
básico de atención se presentará con su nombre y apellido y tratará de propiciar un
primer acercamiento cordial, amable y humano que permita a la persona sentirse
cómodo y confiado.
Información general. Se indagaran los datos generales incluyendo nombre, edad, estado
civil, religión, escolaridad, ocupación u oficio, etc.
Escuchar la historia. Aunque se tratará de generar el relato de los hechos, se deberá
evitar el presionar de ningún modo a la persona o re victimizarla. En el proceso se
deberá proveer de un ambiente amable, con atención al lenguaje corporal del individuo.
La atención al tono y volumen de la voz así como al flujo del discurso es importante.
Practicar la escucha responsable y reflexiva. Si se hace necesario aclarar algún punto,
se deberá ser amable y empático con el relato. Permitir la extensión de la historia hasta
un punto razonable.
Identificar reacciones y emociones detectadas durante el relato de la historia y
nominarlas con palabras de la persona.
Identificar síntomas, con un acercamiento sencillo y no amenazador, investigar sobre
síntomas particulares que permitan orientar la atención o la necesidad de referir a un
especialista clínico. Específicamente se debe indagar evidencia escrita sobre síntomas
físicos actuales y pasados, síntomas psicológicos actuales y pasados y ser
particularmente sensible al preguntar sobre intentos o ideas suicidas o de muerte, sobre
patrones de consumo y violencia familiar, entre otros.
Explicar los síntomas referidos. Abordar con la persona el origen o significado de la
sintomatología descrita. Explicar cómo el cuerpo y la mente reaccionan a los eventos
traumáticos, e igualmente al estrés producido por este. Explicar cómo la mente y el
cuerpo se relacionan entre sí. Remarcar el hecho que algunas personas expuestas a
eventos anormales (trauma) pueden presentar estos síntomas.
Despedir la primera ofreciendo disponibilidad pero estableciendo la fecha para la
siguiente sesión.
Abordaje individual
Se debe realizar una historia completa de los hechos victimizantes y las posibles afectaciones
físicas y/o mentales que sirvan para comprender y resignificar la experiencia traumática vivida,
romper el silencio, socializar lo vivido, recuperar el sentido de la vida, identificar afrontamientos
y redes efectivas, etc.
Si se trata de experiencias de violencia sexual debe ser tratada por otra mujer.
De preferencia el terapeuta debería hablar el idioma de la víctima, de no ser así es
posible el uso de un traductor que sea discreto y que no constituya una amenaza para la
víctima.
Considerar a la víctima como un sujeto con capacidad y poder de decisión sobre sí
mismo y sobre el proceso de atención.
Fortalecer en todo el proceso el desarrollo de habilidades para la toma de decisiones.
Respetar los tiempos del o la víctima para expresar su experiencia y su significado,
permitirá que la atención sea adecuada sensible y humana. Abrirse a otro ser humano
cuando ha sido violentado es una tarea difícil que requiere paciencia y respeto del
terapeuta, este debe respetar también el silencio.
No centrar a la persona y su identidad en su ser víctima, es decir etiquetarlo por su
experiencia traumática y contribuir a fijarla en ella, sino centrarse en el rol de
sobreviviente activo, sujeto de cambio.
El sitio del diálogo debe ser tranquilo, privado y agradable.
Respeto a sus características particulares tales como edad, sexo, etc.
Mantener un respeto profundo a las creencias de la persona y de su grupo cultural.
Se debe utilizar un lenguaje sencillo y comprensible para el sobreviviente.
Generar un proceso de confianza es una condición absoluta para que la atención tenga
éxito. Puede pasar mucho tiempo antes de que el sobreviviente hable sobre la
experiencia traumática y las vivencias experimentadas alrededor de la misma.
Controlar las emociones personales propias.
Evitar cualquier clase de prejuicios, no regañar, no divulgar, ni culpar al sobreviviente.
No dudar ni cuestionar lo que se está relatando.
Escuchar en forma activa el testimonio del sobreviviente, no solo las palabras, sino su
significado y su impacto, permitir que se exprese dando el tiempo necesario para que
hable de lo ocurrido, estar atento a todo lo referente al sobreviviente y no interrumpirlo.
Exprese su voluntad de escuchar mediante el contacto ocular y la postura abierta al
diálogo y actitud comprensiva.
Seguir detenidamente la secuencia del testimonio e identificar pensamientos,
sentimientos y actitudes presentadas por la persona en la experiencia traumática y
después de ella.
Cuidar el lenguaje no verbal del prestador de apoyo, es decir cuidar que sea empático y
respetuoso en cada momento del proceso.
Respetar y comprender afrontamientos defensivos o resistencias que le hay ayudado al
sobreviviente a sobrellevar la situación traumática y su vida personal.
No hacer señalamientos sobre estos afrontamientos ni comentarios valorativos sobre la
situación del sobreviviente, para no acrecentar las resistencias dificultando el proceso de
confianza.
Mientras el sobreviviente cuenta su historia, el profesional de la salud recibe, comprende
y pondera la información, orientando la entrevista pero no interrumpiendo el relato del
sobreviviente.
La posibilidad de hablar y dar un sentido social a la experiencia puede ser reparador.
Cuando el testimonio ha concluido se pueden hacer preguntas que complementen la
información y que le faciliten a la persona expresar otras dimensiones de la experiencia
vivida: ué sucedió después? ué pensó usted respecto a lo ocurrido ué
sentimientos experimentó durante o luego de lo ocurrido ué siente ahora respeto a
la experiencia ué problemas físicos y o mentales le provoca todavía lo vivido,
gravedad, frecuencia etc.? ¿Cómo enfrentó la situación ué hizo durante y después
del hecho? ¿Cómo cambio esto su vida? ¿Hay alguna otra cosa de la que desee hablar
ahora? ¿Cómo ha tratado sus problemas físicos y/o mentales?
Hacer un cierre del proceso dando ánimo y esperanza al sobreviviente, normalizando
sus problemas y ubicándolos en la situación problemática y no en el cómo enfermo.
Al finalizar se debe tener una comprensión clara de la experiencia traumática, de sus
impactos a nivel de pensamientos, emociones y actitudes, de los malestares físicos y
emocionales derivados de tal experiencia y definir una estrategia para abordarlos, que
debe quedar por escrito en la historia clínica
Es necesaria la supervisión profesional para elaborar los propios pensamientos,
sentimientos y actitudes del terapeuta.
Evaluar con el sobreviviente si se siente más seguro, menos vulnerable y si siente más
control sobre su vida y sobre los síntomas.
Dialogar con el sobreviviente sobre su valoración acerca de su capacidad de haber
afrontado lo vivido, si se considera no una víctima sino un sobreviviente de la
experiencia vivida.
En esta etapa se construye una explicación más amplia y contextual de lo ocurrido y la
reintegración de lo vivido.
Revalorar todas aquellas formas positivas de afrontar que le permitieron ser un
sobreviviente y no solamente una víctima de lo ocurrido, esto ayuda a acrecentar el
sentimiento de control por ello hay que reforzarlas constantemente.
Evaluar la mejoría y comenzar a dialogar sobre su visualización del futuro y de su
proyecto de vida, que pasos dar para desarrollarse, crecer y superar los malestares.
Hacer un cierre del proceso dando ánimo y esperanza al sobreviviente, normalizando
sus problemas y ubicándolos en la situación problemática y no en el cómo enfermo.
Se recomienda que el equipo básico de atención al identificar y brindar atención a una
persona víctima del conflicto armado, explore si se presentan los siguientes problemas
entre otros: (problema se refiere a alteraciones en el funcionamiento mental del individuo,
que suceden en la vida cotidiana y que no tienen consecuencias significativas para la
adaptación ocupacional, familiar, de pareja o social del individuo)
AFECTACIONES FISICAS
Trastornos depresivos
Trastorno del sueño y vigilia: pesadillas frecuentes
Disfunción sexual
Trastornos neurocognitivos: demencia
Otras factores de riesgo: consumo de alcohol
Se recomienda indagar por ideación suicida, ideas relacionadas con la muerte o ideación
de desesperanza en todas las víctimas del conflicto armado, especialmente cuando son
mayores de 10 años y presentan uno o más de los siguientes problemas o trastornos:
Es fundamental reconocer que hay personas víctimas del conflicto armado que
pueden requerir tratamiento psicológico o psiquiátrico debido a su alto grado de
daño, pero este no debe ser el punto de partida de la atención psicosocial que
requieren todas las personas víctimas del conflicto armado, si no que hará parte
del repertorio de opciones que pueden requerirse en el proceso de atención para
casos particulares, de acuerdo a la valoración individual.
Se recomienda que la atención integral en salud con enfoque psicosocial para personas
víctimas del conflicto armado expuestas a violencia sexual como hecho victimizante,
deberá contar con las siguientes características:
a) Apoyo emocional
b) Atender a todas las condiciones generales de salud relacionadas con la violencia sexual
como los son: emergencias médicas / psicológicas – trauma, intoxicaciones, cuidado
general de la salud, etc., así como los cuidados médicos específicos, tales como
anticoncepción de emergencia, profilaxis de ITS y VIH, hepatitis B, Interrupción
Voluntaria del Embarazo - IVE, etc.
c) Realizar la toma de evidencias forenses cuando sea necesario.
d) Aplicar todas las medidas de protección para las víctimas.
e) Realizar el tratamiento y rehabilitación a la víctima para su salud mental.
f) Orientación a nivel familiar
g) Realizar la denuncia, reporte y documentación de la violencia sexual
h) Activar las distintas redes de apoyo institucional, comunitario y familiar que permitan su
atención integral.
i) Desde la institucionalidad, se debe garantizar que las víctimas de violencia sexual NO
sean nuevamente vulneradas durante el proceso de atención.
(Fuente: PAPASIVI 2013
https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_PAPSIVI.aspx consultado 27
de agosto 2016)
Se recomienda aplicar los criterios diagnósticos DSM-5 y mhGAP en las personas víctimas
del conflicto armado en quienes se sospechen las siguientes condiciones (entre otras):
Se sugiere realizar el seguimiento a las personas víctimas del conflicto armado así:
Si la persona durante los dos años de seguimiento presenta un problema mental, que ha
sido atendido por el EBA, se recomienda que el cierre de caso y el alta por parte del
EBA, se determine a través un estudio de caso en el que los profesionales del EBA
determinen su estado, con el fin de realizar cierre de caso y alta.
Si la persona durante los dos años de seguimiento presenta un trastorno mental, el cual
requirió atención por un servicio especializado, el cierre de caso y el alta por parte del
EBA, se determine a través un estudio de caso en el que los profesionales del EBA y el
especialista determinen su estado.
Si la persona durante los dos años de seguimiento presenta una patología física, podrá
ser dado de alta por el EBA, siempre asegurando la remisión y atención a través de las
Rutas Especificas.
Se sugiere que al terminar los dos años de seguimiento se evalué la necesidad de
mantener la vigilancia por parte del EBA a través de un estudio de caso a aquellas
personas víctimas del conflicto armado a quienes se les haya determinado un trastorno
mental y deben permanecer en tratamiento clínico especializado. La frecuencia será
establecida por el EBA.
Al margen de lo anterior se debe tener en cuenta que algunos cuadros clínicos, por
ejemplo el Trastorno Afectivo Bipolar pueden presentar recaídas por muchos años
y en la esquizofrenia el tratamiento es de por vida.
Se recomienda orientar durante las consultas a la víctima sobre los posibles síntomas que
pueden aparecer y recomendar que en el caso en el cual se presenten deberá asistir al
servicio con el equipo básico de atención inmediatamente.
Se recomienda que sean los profesionales del equipo básico de atención quienes realicen
en el marco de la atención integral en salud con enfoque psicosocial como medida de
rehabilitación, la atención integral de las afectaciones físicas que pueda presentar la
persona víctima del conflicto armado, basados en las GPC y rutas integrales de atención.
Se sugiere realizar seguimiento hasta que el menor cumpla los 18 años edad, dado que
en este periodo del curso de vida es cuando existe riesgo de aparición de problemas o
trastornos mentales posterior a la vivencia de un suceso vital en el curso de vida.
Se sugiere realizar seguimiento mensual a toda persona menor de 18 años de manera
mensual por el EBA, de acuerdo al plan te atención considerado y establecido en la
primera atención.
Se recomienda brindar atención por parte de EBA a través de psicoterapia a toda
persona menor de 18 años en quien se identifique un problema mental.
Se recomienda que en el caso en el que se identifiquen afectaciones físicas en una
persona víctima del conflicto armado, se realice el diagnóstico y plan de manejo de
acuerdo a las GPC y rutas establecidas para cada una de las condiciones.
Si la persona menor de 18 años durante los dos años de seguimiento presenta una
patología física, deberá ser atendido por el EBA, identificando y valorando la necesidad
de remisión a nivel especializado de acuerdo a las condiciones del individuo y el
concepto clínico, remitiendo de acuerdo a las GPC y las Rutas Especificas.
Se recomienda remitir a toda persona menor de 18 años a un servicio médico
especializado si se identifica o se sospecha un trastorno mental.
Si la persona durante los dos años de seguimiento presenta una patología física, podrá
ser dado de alta por el EBA, siempre asegurando la remisión y atención a través de las
Rutas Especificas.
Se recomienda que la persona menor de 18 años continúe en seguimiento por EBA así
este siendo tratada por el especialista. La frecuencia de este seguimiento deberá
establecerse de acuerdo a las necesidades del individuo a través del EBA y del
especialista.
Se recomienda que en el momento en el cual el individuo cumpla los 18 años de edad,
se realice un análisis de caso con el objetivo de que el EBA determine si el sujeto puede
ser dado de alta.
El alta por EBA deberá realizarse brindando una orientación a la persona en relación a
signos y síntomas de alarma y los mecanismos de consulta en el sistema de salud. De
igual manera deberá remitirse a la ruta de promoción y mantenimiento y todas aquellas
rutas específicas de acuerdo a la necesidad de cada persona.
Se recomienda orientar durante las consultas a la víctima sobre los posibles síntomas que
pueden aparecer y recomendar que en el caso en el cual se presenten deberá asistir al
servicio con el equipo básico de atención inmediatamente.
Se recomienda que sean los profesionales del equipo básico de atención quienes realicen
en el marco de la atención integral en salud con enfoque psicosocial como medida de
rehabilitación, la atención integral de las afectaciones físicas que pueda presentar la
persona víctima del conflicto armado, basados en las GPC y rutas integrales de atención.
Se recomienda remitir a una persona víctima del conflicto armado a servicios especializados
(prestador complementario) cuando se identifique:
Se recomienda que el equipo interdisciplinario básico siga las GPC y las RIAS para definir
los criterios de remisión a prestador complementario para cada una de las afectaciones
físicas que se identifiquen en las personas víctimas del conflicto armado.
Se recomienda que cuando se identifique una persona víctima de conflicto armado en quien
se sospeche violencia sexual, se siga el modelo de atención integral en salud para víctimas
de violencia sexual.
Se recomienda que cuando se identifique una persona víctima de conflicto armado en quien
se sospeche consumo de alcohol, tabaco y sustancias psicoactivas, se siga la ruta integral
de atención para trastornos asociados al consumo de SPA.
Se recomienda que en los casos en los cuales se observe mejoría en los signos y síntomas
del trastorno mental o condición física, el médico especialista realice el proceso de contra
remisión de la víctima del conflicto armado al equipo básico de atención en el prestador
primario, de acuerdo a su criterio médico.
Se sugiere que en los casos en los cuales el médico especialista (psiquiatra entre otros)
considere que el trastorno mental o condición en salud física pueda ser manejada por el
equipo básico de atención, realice un proceso de contra referencia a este equipo, en el cual
de manera clara y explícita se establezca el diagnóstico confirmado, el plan de atención,
seguimiento y signos de alarma.
Se recomienda en las personas víctimas del conflicto armado con afectación física tipo
discapacidad brindar atención de acuerdo a la ruta integral de atención en salud para
personas con discapacidad física desarrollada por el MSPS.
Se recomienda en las personas víctimas del conflicto armado con afectación física y/o
mental secundaria a minas antipersonas brindar atención de acuerdo a la ruta integral de
atención en salud para personas víctimas de minas antipersonas.
4
Las estrategias de afrontamiento son formas de manejar situaciones que puedan generar estrés en el individuo,
con las que busca tolerar, minimizar, aceptar o ignorar aquello que sobrepasa sus capacidades, ya sea
resignificando el estímulo, a través de las acciones, pensamientos, afectos y emociones que el individuo utiliza a la
hora de abordar la situación desbordante. Por tal motivo el afrontamiento forma parte de los recursos psicológicos o
psicosociales que el individuo utiliza para hacer frente a situaciones estresantes, y en la cual ejerce un efecto de
mediación los rasgos de personalidad (Burgos, Carretero, Elkington, Pascual-Marssetin & Lobaccaro 2000; Hesselink
et al., 2004).