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La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la
inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron:
la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios.
El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en los Estados
Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%.1 Ciudades de todo el mundo
se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada,
y la industria de la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y
las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que alcanzó
aproximadamente un 60%.234 Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las
industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más
perjudicadas.5
Recesión
Una recesión es una disminución o pérdida generalizada de la actividad
económica de un país o región. Esta reducción de la actividad económica se
mide a través de la bajada, en tasa interanual, del Producto Interior Bruto (PIB)
real, y debe producirse de manera generalizada durante un período de tiempo
significativo. No existe acuerdo en la doctrina acerca de cuál es dicho periodo,
si bien, con el tiempo ha venido a extenderse la opinión emitida por Julius
Shiskin en un artículo publicado en el diario New York Times en 1975 en torno
a dos trimestres consecutivos de caída como plazo definitorio para el término.1
Depresión (economía)
En economía, una depresión es una forma de describir una crisis
económica que consiste en una gran disminución sostenida
de producción y consumo, acompañada por altas tasas de desempleo y
de quiebras empresariales. Es considerada como una forma rara y extrema de
recesión. Una depresión se caracteriza por un incremento anormal
del desempleo, la restricción del crédito, reducción de la producción y de la
inversión, varias quiebras, montos reducidos de comercio, así como
fluctuaciones de tipos de cambio monetarios altamente volátiles que, en su
mayor parte, constituyen devaluaciones. La deflación o la hiperinflación son
también elementos comunes de una depresión.
Se diferencia de una recesión en que ésta solo es una desaceleración normal y
pasajera del ciclo económico, mientras que una depresión es el punto más bajo
del ciclo económico. El ejemplo más conocido es la Gran Depresión de
los años 1930 que afectó a todos los países occidentales y que fue
particularmente severa en Estados Unidos.
El periodo de hiperinflación en la República de Weimar aconteció entre 1921 y 1923 en
la República de Weimar, nombre histórico con el que se identifica a Alemania durante
el período de entreguerras. No fue la primera ni la más fuerte de la serie
de hiperinflaciones que asolaron Europa en los años 1920, pero es el caso más destacado
de la historia, ya que en ella se sucedieron situaciones tales como aumento de los precios,
de los tipos de interés, modificaciones del tipo de cambio y abandono de la moneda como
unidad de intercambio.