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http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342001004900009
LINGÜISTICA
Universidad de Chile
Chile
RESUMEN
ABSTRACT
Los hablantes disponen de variados recursos para procesar discursos coherentes. Uno
de estos mecanismos es la anáfora. Literalmente, anáfora significa "vuelta atrás".
Existen variadas definiciones de anáfora dependiendo de la perspectiva que se adopte.
Desde una perspectiva lingüística se la define como una relación entre dos elementos
lingüísticos, en la cual la interpretación de uno -el anáforo- depende de la
interpretación del otro -el antecedente- (Wang, 2000). Desde un perspectiva
psicolingüística la anáfora es concebida en forma diferente. No se suele aceptar la idea
de que en la anáfora haya una relación entre un anáforo y un antecedente presente en
el discurso previo, sino más bien entre un anáforo y la representación mental del
antecedente incluido en el modelo mental de la situación referida en el discurso
(Whitney, 1998; Gargham, 1999).
En los últimos años ha surgido el interés por indagar en la base neurofisiológica de los
procesos lingüísticos mediante el uso de técnicas recientes de medición de la actividad
cerebral durante la realización de diversas tareas. Una de estas técnicas es la medición
de respuestas de potenciales cerebrales (Kutas y van Petten, 1994). El alcance posible
de esta técnica es doble. Por un lado, permite corroborar evidencia obtenida en la
psicolingüística sobre el procesamiento en tiempo real de los distintos aspectos del
lenguaje. Por otro, permite identificar la existencia de marcadores electrofisiológicos
correspondientes a los distintos aspectos del procesamiento del lenguaje. Se puede
agregar un tercer propósito posible: la formulación de modelos sobre la base biológica
del lenguaje de los distintos procesos y microprocesos cognitivos en la medida que se
puedan identificar los sistemas neuronales que producen tal actividad eléctrica en el
cerebro (cfr. Kutas y van Petten, 1994).
Dado que existen muchas posibilidades de relaciones anafóricas resulta necesaria una
simplificación del estado de cosas. Se sugiere la distinción entre anáforas
correferenciales y anáforas no correferenciales. En las anáforas correferenciales el
antecedente y el anáforo refieren a la misma entidad en el mundo real. Es el caso de
"Mi hermano vive en Moscú. Él está casado con una polaca". En las anáforas no
correferenciales el antecedente y el anáforo no refieren a la misma entidad en el
mundo real. "Mi hermano compró un auto. Mi tío también compró uno". La no
correferencialidad suele darse a nivel de sintagmas nominales incluidos en sintagmas
verbales.
En el ámbito del estudio del procesamiento del lenguaje y del discurso existen diversas
tendencias. Sin embargo, es posible agruparlas en dos fundamentales. Durante mucho
tiempo ha primado la idea de que el procesamiento del lenguaje y del discurso se
realiza en distintos niveles de representación. Algunos de los modelos basados en la
existencia de los niveles se adhieren a la idea de que el procesamiento es inicialmente
de abajo-arriba, desde un nivel lingüístico, pasando por uno proposicional hasta un
nivel en el cual se activa un modelo de situación sobre lo que trata el discurso
(Kintsch, 1994; Fletcher, 1994). En el procesamiento de abajo-arriba el conocimiento
previo es importante, pero se activa en las etapas posteriores. Otros modelos enfatizan
la interrelación entre la información incluida en el input lingüístico y el conocimiento
previo (Magliano, Zwaan y Graesser, 1999). En el marco de esta interrelación, los
sujetos elaboran un modelo de situación sobre el discurso, pero esta representación se
actualiza en forma permanente desde el momento mismo en que éste se empieza a
procesar.
Una segunda gran tendencia señala que desde el inicio del procesamiento los sujetos
recurren al conocimiento del mundo. El procesamiento del discurso está guiado,
entonces, fundamentalmente por procedimientos de arriba-abajo. El procesamiento del
discurso no consistiría esencialmente en la construcción de diferentes niveles de
representación y en el fuerte recurso a la memoria de trabajo. Más bien, consistiría en
un procesamiento realizado incrementalmente. En otras palabras, cuando se procesa
una palabra durante la producción/comprensión del discurso su interpretación empieza
en el momento mismo en que ésta aparece y así sucesivamente con cada palabra que
venga a continuación. Dos conceptos son importantes aquí: la inmediatez y la
integración. El sujeto interpreta una palabra u oración tan pronto ésta aparece en el
discurso incluso a riesgo de equivocarse. A la vez, sin negar la posibilidad del
procesamiento en niveles, la información se integra posteriormente. Los niveles están
presentes, aunque minimizados en esta aproximación (Garrod y Sanford, 1999). Una
prueba a favor de lo anterior es el hecho de que la referencia anafórica puede hacerse
en forma fácil aunque no haya un anafórico explícito en la relación (Garrod y Sanford,
1994; Whitney, 1998). Para ello, hay que recurrir a una gran cantidad de conocimiento
del mundo. Comentemos los siguientes ejemplos:
Durante el estudio del procesamiento sintáctico se ha observado que las palabras que
están primero en una oración tienen poco contexto y elicitan una mayor amplitud en el
N400. Lo inverso ocurre en palabras al final de la oración, pues éstas se benefician del
contexto. Al incorporar las oraciones en un discurso mayor el efecto desaparece debido
a que el discurso proporciona un fuerte apoyo contextual en todo momento en que se
esté procesando la oración (van Berkum, Hagoort y Brown 1999). Estos autores se
preguntaron qué pasaría si se estudian las respuestas electrofisiológicas para palabras
anómalas y palabras adecuadas procesadas en un contexto o condición oracional frente
a palabras del mismo tipo procesadas en un contexto o condición discursiva. El
supuesto era que el curso temporal y la morfología electrofisiológica debería ser igual
en ambos contextos, puesto que el efecto facilitador del contexto se manifestaría
desde el inicio del procesamiento. Presentaron a un grupo de sujetos cuatro tipos de
estímulos. El primero consistió en textos breves cuya última oración contenía una
palabra coherente con el discurso previo. El segundo consistía en textos breves que
incluían una palabra no coherente con el discurso previo. El tercero comprendía
oraciones aisladas que incluían palabras coherentes con el contexto oracional. En este
caso, se usaron las mismas últimas oraciones que incluían las palabras no coherentes
con el discurso previo. Al presentarse las oraciones fuera del texto, las palabras sí eran
coherentes en el contexto oracional. El cuarto tipo consistía en oraciones que incluían
palabras incoherentes con el contexto oracional. A continuación se incluyen ejemplos:
Condición discursiva:
Condición no discursiva:
Los resultados mostraron que se presentaba un N400 amplio en las palabras del tipo 2,
es decir, incoherentes con el contexto discursivo. Esto no ocurrió con las palabras
coherentes con el discurso previo. En las palabras coherentes en el contexto oracional
la negatividad fue menor, mientras que las palabras incoherentes en el contexto
oracional también presentaron un efecto N400 similar a las palabras del primer tipo. Lo
anterior significa que no habría una distinción entre la integración semántica de una
palabra en el contexto local u oracional y el contexto global o discursivo. Es decir, el
contexto discursivo facilita el procesamiento de las palabras: el sujeto dispone de la
información contextual desde el principio. En conclusión, el contexto discursivo y
oracional afectan el N400 en la misma forma. Este hallazgo sería una prueba en contra
de los modelos de niveles de procesamiento y una prueba a favor de la idea de la
inmediatez y de la incrementalidad. Apoyaría a la vez la idea de que la memoria de
trabajo, debido a su capacidad limitada y breve, opera sólo con información
interpretada y necesaria3.
"Pedro visita a Julia en el hospital. Allí Pedro le hace una pregunta al doctor".
"Pedro visita a Julia en el hospital. Allí la enfermera le aplica una inyección a ella".
Encontraron que los pronombres evocan una negatividad más pronunciada que los
nombres propios entre los 270-420 ms y entre los 510-600 ms después de su
aparición. Por otro lado, encontraron que las anáforas en función no paralela evocan
una negatividad más pronunciada en el córtex parietal. Los autores sugieren que esto
consume más tiempo y recursos en la memoria de trabajo. A la vez, estos hallazgos
son coincidentes con investigaciones previas que demuestran que las estructuras
discursivas afectan el procesamiento de distintos tipos de anáforos (Gordon y Scearce,
1995).
5. Comentario final
NOTAS
1
En términos cognitivos, el discurso es una secuencia de enunciados representada
mentalmente y elaborada por los hablantes en el momento en que la comunicación se
lleva a cabo. En otras palabras, es la elaboración e interpretación situada de mensajes
contenidos en enunciados (Cornish, 1999). Además, el discurso es una empresa
colaborativa en la cual los hablantes/oyentes se involucran activamente (Clark, 1996).
En otras palabras, el discurso es una unidad cognitivo-pragmática que se posibilita en
la medida que los sujetos recurren a textos o claves lingüísticas. Un texto es una
unidad del lenguaje evidenciada en un contexto y con una intención particular
(Cornish, 1999).
2
La gran diferencia entre un modelo mental y un escenario, según estos autores, es
que el primero es un producto del discurso y el segundo es extradiscursivo y se activa
una vez que empieza el procesamiento del discurso.
3
Van Berkum, Hagoort y Brown citan otros dos trabajos en una línea similar. En el
primero (St. George, M.; Mannes, S. & Hoffman, J. (1994) Global expectancy and
language comprehension. Journal of Cognitive Neuroscience. 6: 70-83) a partir de la
idea de que el conocimiento del título de un discurso facilita su procesamiento
posterior, se demuestra que las palabras en los párrafos sin título elicitan una amplitud
mayor del N400. En el segundo (St. George, M.; Mannes, S. y Hoffman, J. (1997)
Individual differences in inference generation. Journal of Cognitive Neuroscience. 9:
776-787) se señala que las inferencias basadas en el discurso previo también atenúan
la amplitud del N400.
REFERENCIAS
Van Berkum, J., Hagoort, P. y Brown, C. (1999) Semantic integration in sentences and
discourse: evidence from the N400. Journal of Cognitive Neuroscience. 11 (6): 657-
671. [ Links ]