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Una de las políticas económicas que más daño a causado al desarrollo económico y
social de un país, es el control de los precios, el cual consiste en sustituir las leyes del
mercado por un dispositivo legal.
Cuando hay un descontento de los consumidores frente a los precios y estos ganan la
batalla política, se establece un control de precios, fijando precios máximos, lo cual
promueve la reducción de la producción y la disminución de la calidad de los productos
o servicios. Esto ocurre porque los costos aumentan y los productores incurren en
pérdidas, por lo cual dejan de producir, reduciendo la oferta. A su vez como los precios
que se fijan son máximos, los consumidores aumentaran su demanda y se generará una
escasez de productos y servicios, pero a la vez como la demanda está asegurada, los
productores elaboraran productos y servicios de menor calidad. Esto no solo ocurre con
los bienes de consumo, sino también en el mercado financiero donde si los gobernantes
deciden que la tasa de interés es muy alta, fijaran una tasa menor, reduciendo los
créditos a las micro y pequeñas empresas, y también a las personas con menores
ingresos. Todo esto genera que las entidades financieras entren en competencia por dar
créditos a las empresas grandes.
Por otro lado, cuando los productores ganan la batalla política, se fijan precios mínimos,
lo cual genera el aumento de la producción y la disminución de la cantidad demanda, es
decir se produce un exceso de cantidad ofertada.
Las políticas impositivas y los subsidios directos hacen que los costos y beneficios sean
más transparentes que en el control de precios.
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