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Hoy, en expediente literario, hablaremos del libro del entrenador futbolístico, ¿Y

fútbol dónde está? De Angel Capa.

Y es que a propósito de la fiebre mundialista, de la histeria colectiva, de lesiones


extrañas, del marketing emocional; y claro, de toda esa matemática cuántica que
nos dios o quitó esperanzas para llegar al mundial. Es decir, de todo aquello que
ya se ha vuelto común, espots llenos de propaganda, de toqueteo sentimental, de
apelar al consumismo y de cantidades industriales de cerveza... a propósito de
tanto despropósito de encontrarnos, una vez más, parados en el medio de la vida
y sin un mango en los bolsillos, a propósito de todo ello... Ha sido muy grato
encontrarme con un libro, que ya tiene varios años de su publicación, cuyo título
tal vez no fue tan certero como lo es ahora:

Este libro escrito por Ángel Cappa trata de responder a esa pegunta, que en
estos años parece mucho más difícil de responder. Y es que, a pesar de la
inmediatez, del gol hecho en las antípodas de tu corazón, de saber en cuestión de
minutos sobre los últimos fichajes y comerciales de shampú, pareciera que esa
inmediatez lo único que ha hecho, ha sido ensombrecer el campo de juego, en
donde cada vez reconocemos más a divos de televisión y cada vez nos es más
difícil encontrar a un jugador de fútbol.

Y es que el libro de Ángel Cappa, a pesar de girar en torno al futbol, es un


libro polifónico. Pues no solo se preocupa de la cancha, sino también de como
esta, ha ido cambiando a la par con los nuevos tiempos. De cómo el grito más
sublime que es el Gol, pasó a convertirse, gracias al turbocapitalismo, categoría
desarrollada por Luttwak, en Gol Sociedad anónima. La clara intensión de algunos
clubes deportivos de emular a las grandes corporaciones norteamericanas, en
donde la inmediatez de resultados ha terminado por perjudicar al juego, ya que el
entrenador es el primero en salir a la tercera derrota, y en donde se ha llegado a la
dicotomía absurda de: o jugar bien o ganar, como si ambos conceptos estuviesen
enfrentados mortalmente. Lo curioso, como sostiene Ángel Cappa, es que, a pesar
de capitalizar al fútbol, muchos clubes, sobre todo los de América latina, carecen
de estabilidad económica.
Y es que Cappa, a lo largo de su libro, no solo critica en lo que el futbol se
ha convertido, sino también rescata, a partir de su experiencia como entrenador,
enseñanzas que recibió por parte de los jugadores. Es así, como recuerda su paso
por Racing o su paso por Universitario de deportes. Sobre todo, con este último
equipo, al cuál le dedica un capítulo entero a su paso por él. La manera en cómo
lo estafaron trayéndolo de Europa, la crisis económica, la desaparición de los
dirigentes, el maltrato hacia los jugadores; y cómo a pesar de ello, todo aquel
grupo supo superar las adversidades saliendo campeón, ganándole dos veces a
Alianza en la final.

Existe mucha nostalgia en el libro de Cappa, mucha nostalgia y mucha


criollada, pues como él mismo sostiene, el futbol es ese que practican los pibes
pateando un tarro de leche, haciendo la gambeta con una pelota hecha por
medias, es la angustia de miles de personas al filo de la radio o de la televisión.
Hay pasajes de su vida, que deberían de ser parte de la memoria colectiva del
fútbol, como aquel capítulo titulado: "De amor y de odio" en el cual el Garfa Cortina
se convierte en un ser tan entrañable, como lo es el amigo de barrio con el cual
solías asistir al estadio o patear la pelota, y que representa ese amor - odio de fin
de semana, que solo es capaz de causar el futbol.

Pero ¿Y el fútbol, ¿dónde está? no solo es nostalgia, sino también


adquiere aires históricos, como la entrevista hecha a Pep Guardiola, cuando éste
aun era jugador del Barcelona. Precisamente en esa entrevista, uno puede darse
cuenta de cuál era su manifiesto de juego, que muchos años después veríamos en
el Barcelona que todos conocemos:

Cappa, no solo busca al futbol fuera de él, sino también dentro. Es


así que el libro también es un recuento táctico, de cómo el futbol directo ha
terminado imponiéndose, y el resultado ha terminado con todos los otros aspectos
que existen en el juego. Charlas como la que recoge con Fernando Redondo, y en
donde hablan de lo triste que es el hecho de quitar al 5, o al menos la
funcionalidad del 5. La manera grosera en que trataron a Riquelme cuando fichó
por el Barcelona, la perjudicial manera en cómo se entiende ahora, la preparación
física, teniendo en cuenta de que, en los últimos 25 años, han llegado
preparadores físicos de deportes individuales como el atletismo; y como ahora se
buscan jugadores atléticos y no jugadores de Futbol.

Pero Cappa, no olvida lo que la gran mayoría de las personas inmersas en


el mundo de futbol, han olvidado. Que es que el futbol es polifónico y responde en
distintas tonalidades, en un simbolismo único, lo que sucede en el mundo, tal
como lo describe en su capítulo titulado: La guerra y el futbol:

(Abro cita).

Cuando Bush lanzó contra Irak todo el peso del imperio en una guerra de
anexión que buena parte del mundo rechazó por ilegitima e ilegal, apeló a
unos argumentos mentirosos que trataban de ocultar una verdad tan
evidente que a nadie pasó inadvertida. La gente de futbol tampoco
desconocía el motivo real de esa agresión, a pesar de la campaña
mediática que se puso en práctica. Los hinchas de Colon de Santa Fe, en
Argentina, rivales irreconciliables de Unión, de la misma ciudad, pueden
ser la prueba de lo que digo. En esos días exhibieron una pancarta durante
un partido que revelaba, con sencillez e ironía, lo que Estados Unidos trataba de
esconder. Decia la pancarta: BUSH, EN LA CANCHA DE UNION HAY
PETROLEO.

(Fin de cita)

También alude y critica a la presión mediática que se ha formado en torno a


los jugadores, en donde los programas deportivos, que en su 80 % es puro futbol,
han terminado confundiendo el juego con la frivolidad. De ahí, que le dediquen
más minutos al auto nuevo que tal jugador se compró, a la novia de turno, al
nuevo tatuaje, que al juego de aquel futbolista. De de la decadencia de algunos
futbolistas, los cuales se han olvidado de jugar, y de los cuales discute en una
charla entrañable con Menotti.

(Abro cita).

Recordar que ser poeta, filósofo o romántico no está al alcance de


cualquiera y es una suerte que alguien lo sea. Y que no están fácil, hoy en
día, saber exactamente qué es ser pelotudo. (p, 139)
(Fin de cita).

En conclusión, es un libro recomendado para los que nos gusta el fútbol,


para todos aquellos que vivimos de los recuerdos mundialistas de nuestros viejos,
y que hablamos del Cholo Sotíl, del Diamante Uribe, del ciego Oblitas, como si
efectivamente los hubiésemos visto jugar. Un libro recomendado para muchos
periodistas que confunden la crítica fuerte, con las malas crianzas, para a los que
les gusta decir lo que el técnico tal tuvo que hacer con una firmeza que ni el propio
Di Stefano se atrevería a sostener. En fin, un libro para todos aquellos que nos
emocionamos con el gol, con la jugada perdida, con la sin razón de querer que el
minuto 90 dure para siempre, o al menos hasta que el equipo de nuestros amores,
logre el empate.

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