Está en la página 1de 1

Bolaño, un detective en el delirio

Hoy, en expediente literario, hablaremos de Los detectives


salvajes, de Roberto Bolaño.
Si existen temas de tertulias inagotables, estoy seguro que
Roberto Bolaño sería una de ellas, sobre todo cuando se llega a
él por medio de una de sus novelas cumbres, como es el caso
de “Los detectives salvajes” novela con la que obtuvo el
premio Herralde de novela y luego el Rómulo Gallegos. Basta
con poner el título de aquella novela en el Google, para darnos
con la sorpresa de que existen 219,000 páginas en español, esto
sin contar las de ingles, ya que esta novela ha comenzado a
entrar en aquel país, desde reseñas y futuras ediciones.
Es probable que muchos digan, y me sumo a la larga
lista, de que es una verdadera lástima que los frutos y el reconocimiento llegaran
demasiado tarde, cuando ya Bolaño ha muerto. Sin embargo, mientras uno vuelve a
releer las última páginas del segundo capítulo, cuando Belano (para muchos el alter ego
de Bolaño) decide adentrarse a la batalla de guerrillas, en una muerte segura, y en donde
su muerte, implícita, pero no demostrada, termina ciñéndose en una gran interrogante.
Uno no puede dejar de pensar en la vida misma de Bolaño, en su muerte, que a
diferencia de Belano, no pasó de una manera incógnita.
¿Que se puede decir de aquella novela? Probablemente ya se hayan dicho
muchas cosas sobre la fuerza poética que la novela contiene, sobre las transgresiones del
plano imaginario, las vinculaciones de los Estridentitas, los Realviceralistas, los
Infrarealistas, y un sin números de hipótesis y posibles temas para tesis futuras, sin
embargo lo que nadie puede negar, al leer el primer capítulo de la novela, es sentirse
identificado con alguno de los personajes que se ven envueltos en una especie de locura,
bohemia y transgresiones del orden literario establecido. Quizás, imaginarse a un
Bolaño, mucho más joven, menos cauto, dilatando la posibilidad de secuestrar a Octavio
Paz, o tal vez a un Ulises Lima (Mario Santiago Papasquiaro) depurado por el olvido a
lado de Paz.
Entrar a detallar, sobre el carpetazo que le da a Cortazar (segundo capitulo), o
sobre la descripción social y migratoria que podemos encontrar en la novela, el
ambiente cultural, la parodia, lo snob de las situaciones risórias en las que se ve
envuelto Belano y Lima, que muchas veces pasan a ser situaciones totalmente absurdas,
que en más de una ocasión han sido capaces de arrancarnos una sonrisa, o un
“putamadre” para después quitarse el sombrero, me parece algo sumamente trillado,
puesto, como lo vuelvo a repetir, se han dicho muchas cosas y se seguirán diciendo
otras cosas sobre la novela y en especial sobre Bolaño y sus amigos muertos, pero creo
que todo aquello que se puede decir en reseñas inpublicables como estas, o en trabajos
monográficos o de tesis, en donde bien podrían resumirse en unos versos del poeta
mexicano Mario Santiago (Ulises Lima), que si bien no aparecen en ningún momento
dentro de la novela, parecen haberla impregnado de aquella esencia:

“Si he de vivir ,
que sea sin timón y en delirio"

También podría gustarte