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FINANZAS SOSTENIBLES: IMPULSANDO LOS BONOS VERDES

EN PERÚ

Trabajo de Investigación Económica

Para optar al

Grado Académico de Bachiller en Economía

Presentado por

María-José Alejandra Quiñones Sánchez

Sebastián Silva Ramal

Asesor: Vicente León

Lima, noviembre 2020


RESUMEN

Desde su creación en el 2007, los Bonos Verdes han generado interés en el mercado financiero
al ofrecer estructuras similares a los del mercado tradicional de renta fija con la particularidad de
usar el capital recaudado para proyectos ambientalmente sostenibles, los cuales generan
beneficios adicionales relacionados a una mejor diversificación del portafolio, mejoras
reputacionales, descarbonización de la cartera, entre otros. Este mercado, que asciende a
alrededor de USD 200Bn en emisiones globales anuales, genera un valor intrínseco que puede
ser aprovechado por economías caracterizadas por ser intensivas en la emisión carbono, como lo
es la peruana, para acercarnos a los objetivos de reducción de la huella de carbono establecidos
en la COP21 del 2015. No obstante, la información existente para este mercado en economías
emergentes es escasa, por lo que este trabajo busca suplir la necesidad al realizar un análisis de
caso de estudio recogiendo la visión de los actores pertenecientes a la oferta, demanda, y
regulación del mercado, para formular políticas que impulsen el mercado de Bonos Verdes y que
permitan solucionar los obstáculos existentes.

Palabras clave: Bonos verdes, Finanzas sostenibles, NDC, Perú

ABSTRACT

Since their inception in 2007, Green Bonds have generated interest in the financial markets by
offering similar structures as other fixed income products, with the peculiarity of using the
proceeds for environmentally sustainable projects, which generates benefits related to portfolio
diversification, reputational enhancements, and portfolio de-carbonization, among others. This
market, which reached USD 200Bn in global annual issuances, generates an intrinsic value that
could be undertaken by economies characterized by their carbon-intensive activities, such as the
Peruvian, to reach the carbon-emission reduction objectives set in COP21 in 2015. However,
information for this market in emerging economies is scarce, so this research aims to fill this gap
by using case studies that gather the opinion of stakeholders related to the supply, demand, and
regulation of the market to formulate policies to promote the Green Bond market in Peru, and
consequently take advantage of its potential to contribute to the country’s objectives.

Key words: Green bonds, Sustainable finance, NDC, Peru

ii
TABLA DE CONTENIDO

RESUMEN.................................................................................................................................. ii

ÍNDICE DE TABLAS................................................................................................................ iv

ÍNDICE DE ANEXOS............................................................................................................... v

INTRODUCCIÓN...................................................................................................................... 1

CAPITULO I. REVISIÓN DE LA LITERATURA................................................................ 4

1.1. Situación actual de la literatura……………………………………………………....…...... 4


1.2. Captación de inversionistas verdes……………….……………………………................... 5
1.3. Beneficios al inversionista verde..………………………………………………………..... 5
1.4. Agencias promotoras y estándares de bonos verdes…………………………...…………... 6
1.5. Experiencias en otros países……………………………………………………………….. 7

CAPITULO II. MARCO ANALÍTICO Y METODOLOGÍA............................................... 9

2.1. La importancia de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional…………..….…….. 9


2.2. El mercado de bonos verdes en la región……………………………………………….… 10
2.3. Proyectos financiados con bonos verdes…………………………………………..…….... 11
2.4. Reportes de Impacto o “Impact Reporting” ……………………………………………… 12
2.5. Metodología…………………………………………………………………….…………. 13

CAPITULO III. ANÁLISIS DE RESULTADOS……………..............................................16

3.1. Sección empírica……………………………………………………..…………..….……. 16


3.2. Discusión de los resultados…………….………………………………………………......16
3.2.1. Decisión de emisión………………….……………………………………….…….....16
3.2.2. Decisión de inversión………………….……………………………………….……...19
3.2.3. Certificación…………………….…….……………………………………….……....20
3.2.4. Rol del Estado…………………..…….……………………………………….…….... 21
3.2.5. Importancia en el logro de las NDCs .……..……………………………….………… 22
3.3. Limitaciones de la investigación……………………………………………….…………. 23

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONDES................................................................... 24

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.................................................................................... 30

ANEXOS……………………………….................................................................................... 34

iii
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1. Bonos Verdes en el Perú ………...………………………………....…….….. 14

iv
ÍNDICE DE ANEXOS
Anexo 1. Bonos Verdes en América Latina………………..…………….…………...... 35
Anexo 2. Evolución de emisiones globales de Bonos Verdes………………………...... 36
Anexo 3. Participación nacional de las emisiones de GEI por sectores……………....... 37
Anexo 4. Medidas de mitigación según sector de emisión de GEI ……………............. 38
Anexo 5. Medidas bajo resp. de cada sector gubernamental por área temática ……….. 39
Anexo 6. Uso de fondos de Bonos Verdes en LAC……………….…...………………. 40
Anexo 7. Actores entrevistados..……………….………………………………….…… 41
Anexo 8. Entrevista por tipo de actor....……....………………………………………... 42
Anexo 9. Actores participantes..……………….………………………………….…… 45

v
INTRODUCCIÓN
Cuando el Banco Europeo de Inversiones emitió el primer bono verde en 2007, no se le veía como
más que un bono tradicional con una etiqueta que especificaba el uso sostenible del capital
recaudado. No obstante, al 2018 las emisiones acumuladas de bonos verdes llegaron a USD
500Bn (World Bank, 2018), incluyendo emisiones soberanas (Chile, Francia, Polonia, Nigeria),
corporativas de empresas tanto financieras como no-financieras (Toyota, Apple Inc., MIT), e
incluso de municipalidades. Además, estrenando el 2020, Chile realizó su tercera emisión
soberana de bonos verdes, y llegó así a USD 6 mil millones de emisiones en bonos verdes, lo que
nos da una mirada al potencial que tiene América Latina (Anexo 1).

El contexto ambiental respalda el crecimiento de un mercado que destina fondos a mitigar el


cambio climático e invertir en desarrollo sostenible (Trompeter, 2017). En el marco de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21), 196 naciones
acordaron tomar acciones para limitar el calentamiento global a menos de 2°C. Para lograrlo, el
mercado de bonos verdes ha sido una de las respuestas prominentes dentro del mundo financiero.
Las emisiones de este tipo de bonos registran incrementos en 175 veces entre el 2007 y 2018, y
más recientemente en alrededor de 4 veces desde el 2015 (ver anexo 2), cuando los objetivos de
la COP21 se incorporaron a las agendas gubernamentales (Climate Bonds Iniative, 2019).

Los bonos verdes sirven como conexión entre el mercado tradicional de renta fija y emisores que
buscan levantar fondos para proyectos que ayuden a reducir la huella de carbono. Estos bonos
presentan estructuras similares a bonos convencionales, con la diferencia de tener un uso
específico de lo recaudado. El atractivo de los bonos verdes para inversionistas recae en ventajas
reputacionales, la reducción de los costos asociados a proyectos intensivos en carbono, la
exposición a activos con correlación baja con el resto de los portafolios convencionales, y el
cumplimiento de estándares normativos (externos o internos) respecto a inversiones socialmente
responsables. Por su parte, la oferta está caracterizada la captación de una nueva base de
inversionistas “verdes”, la descarbonización de la cartera, y una mayor ventaja reputacional.

A pesar de esto, las fuerzas de mercado no parecen calzar de manera adecuada, lo cual se
evidencia en emisiones sobre-suscritas a lo largo de los últimos años (EY, 2016). La literatura
revela el potencial de un mercado que concentra menos del 2% de emisiones globales (OECD,
2016). Sin embargo, existen barreras que limitan el impacto de estos instrumentos, en especial en
economías emergentes (Reichelt, 2010). Entre estas encontramos la falta de estándares
específicos respecto a la definición de “bonos verdes”, la ausencia de regulación específica en
gran cantidad de países, la falta de incentivos impositivos fiscales, los costos adicionales
(financieros e informativos) requeridos para obtener la certificación que identifique al
instrumento como “verde”, y un desconocimiento generalizado sobre las especificidades del
mercado.

1
Dado el crecimiento de las AFPs y compañías de seguros (Li, Tang, Wu, Zhang, & Lv, 2019), el
impulso del mercado de bonos verdes en países de la región, y las experiencias en países pioneros
en este tipo de emisiones, reconocemos la capacidad de este instrumento para optimizar la
asignación de capital en el mercado (Shishlov, Morel, & Cochran, 2016) y generar externalidades
positivas a nivel financiero y ambiental. Del mismo modo, si se alinea este mercado con los
objetivos país delineados por las Contribuciones Nacionalmente Determinadas en el marco de lo
acordado en la COP21, este mercado puede servir de vehículo para acercarnos a estas metas
(Salcedo, 2019).

No existe gran información respecto al funcionamiento de este mercado en economías


emergentes, ni tampoco a la posición de los actores del mercado ante sus dinámicas. Por esto,
identificamos políticas necesarias para desarrollar el mercado de bonos verdes que ayuden a
lograr los objetivos NDCs. Asimismo, analizamos qué mecanismos pueden impulsar el mercado
de bonos verdes en el Perú considerando las características propias del mercado, y los obstáculos
a enfrentar.

Para lograrlo, empleamos una metodología de estudio de casos para analizar una muestra de
partes interesadas (stakeholders) correspondientes al sector ofertante (emisores), demandante
(inversionistas), regulador (entidades estatales), y promotor (agencias supranacionales).

Este trabajo partirá de las siguientes hipótesis:

1. La ausencia de una certificación reconocida en el mercado es un factor negativo para la


expansión del mercado de bonos verdes.
2. La creciente atención a los problemas económicos y sociales originados por el cambio
climático ha incidido en un mayor interés de los inversionistas institucionales por
incorporar bonos verdes en sus carteras.
3. Los costos de certificación verde representan uno de los principales desincentivos a la
emisión de bonos verdes.
4. La expansión del mercado de bonos verdes puede contribuir a alcanzar las metas
establecidas en la COP21.

Las entrevistas realizadas nos permitieron obtener conclusiones sobre estas hipótesis. Mediante
esta metodología pudimos entender mejor cómo los stakeholders perciben el mercado, los
beneficios que los bonos verdes han traído o podrían traer, y los aspectos que podrían mejorar
para que este mercado siga creciendo. Además, adquirimos una visión más amplia para definir si
el mercado de bonos verdes está, en efecto, ayudando a que se desarrollen los proyectos
sostenibles.

El Capítulo I brinda una revisión de la literatura empírica y teórica, resaltando los principales
resultados mostrados por los autores y las brechas para avanzar en la formulación de políticas

2
públicas. El Capítulo II explica el Marco Analítico que permitirá trabajar las hipótesis planteadas,
así como la Metodología que aplicaremos al caso y las razones por la que esta fue elegida. El
Capítulo III discute los resultados obtenidos desde la estadística descriptiva y los patrones que se
desprenden de lo investigado, así como las limitaciones en el desarrollo de este. El trabajo
culmina con las recomendaciones de políticas públicas que permitan incrementar el dinamismo
de este mercado en el país y su colaboración para lograr los objetivos país.

3
CAPÍTULO I. REVISIÓN DE LITERATURA

1. Situación actual de la literatura

La teoría Malthusiana explicaba el problema de que la población crecía en proporción geométrica,


mientras que la producción de bienes crecía en proporción aritmética (Malthus, 1798). Sin
embargo, esto ya no se cumple en la actualidad. Hoy en día hay una ralentización del crecimiento
de la población, sobre todo en los países desarrollados; y, por otro lado, se da un crecimiento
exponencial de la tecnología para la producción de bienes. Es esta mejora de ciencia y tecnología
la que provee a la economía con abundancia, ayuda en el desarrollo de nuevas fuentes de energía,
nuevos medios de transporte, todo lo necesario para que la economía funcione. Este es el
desarrollo que nos sirve de base para seguir el camino hacia una economía más sostenible, lo cual
nos ayuda para seguir desarrollando mercados financieros como es el de bonos verdes.

Debido a la corta vida del mercado de bonos verdes, y en general de las finanzas sostenibles, la
literatura en revistas académicas no es extensa como en otras ramas de las finanzas.
Adicionalmente, existe un consenso sobre la falta de una definición exacta de “bono verde”
(Mihálovits & Tapaszti (2018), Cochu y otros (2016), Inderst, Kaminker & Stewart (2012)), la
cual no solo dificulta la adopción de este instrumento, sino también el desarrollo de estudios que
permitan encontrar tendencias en este mercado.

Entre los estudios cuantitativos, diversos trabajos desarrollan el estudio de eventos (event
studies), los cuales analizan la reacción de los precios de la acción ante anuncios públicos, en este
caso, emisiones de bonos verdes. Al igual que en el caso de bonos convencionales, existe
evidencia que respalda el aumento de precios de mercado1 ante el anuncio de la emisión
(Flammer, 2018). Aunque el mecanismo no está enteramente identificado, se plantea la
posibilidad de que los anuncios aumentan la visibilidad, lo cual genera una demanda que
incrementa los precios en el mercado secundario (Tang & Zhang, 2018). Otra posible explicación
es que el anuncio de proyectos sostenibles es un tipo de señalización respecto a la visión a largo
plazo2 que tiene el emisor, lo cual se corrobora con el análisis de retornos (ROE y ROA) en el
largo plazo (Flammer, 2019). Así, la emisión de bonos verdes da señales positivas a los
inversionistas, que a su vez responden positivamente a dichas emisiones.

A su vez, se han concentrado esfuerzos en realizar comparaciones respecto a los cupones de los
bonos no-verdes (convencionales) (Tang & Zhang (2018), Bloomberg (2017), Ehlers & Packer
(2017), Barclays (2015)). En la mayoría de los casos, se usa una metodología de pareo (matching)
para verificar si existen diferencias significativas en cuanto a los cupones ofrecidos por bonos de

1 Es importante notar que estos eventos no afectan los precios de las acciones en industrias similares donde se tienen
proyectos intensivos en carbono (Ramiah, Martin, & Moosa, 2013).
2 Para un modelo que evalúa una maximización de utilidad en el largo plazo considerando el factor de sostenibilidad,

ver (Chichilnisky, Heal, & Beltratti, 1995).

4
características similares3. Estos estudios concluyen que a pesar de contar con rendimientos que
fluctúan de manera similar (Draksaite, Kazlauskiene, & Melnyk, 2018), existe evidencia de un
menor cupón en los bonos verdes, la cual se acentúa para bonos de alto rendimiento y para
emisores no financieros (Zerbib, 2019). No obstante, para aquellos estudios que sí encuentran
una menor tasa de cupón, esta diferencia entre bonos verdes y tradicionales difiere (la literatura
arroja diferencias entre 1 y 21 puntos básicos), (Gianfrate & Peri (2019), Barclays (2015),
Deutsche Bank (2012)). La existencia de esta prima es un punto clave pues los emisores se
podrían beneficiar de un financiamiento a menor costo mientras que, al mismo tiempo,
descarbonice la cartera (BVL, 2018). Sin embargo, exista evidencia que muestra lo contrario, lo
cual se acentúa aún más considerando que el mercado aún no es maduro (Febi, Schäfer, Stephan,
& Sun, 2018).

2. Captación de inversionistas verdes

Emitir bonos verdes permite acceder a una base de inversionistas que de otro modo no
contactarían al emisor. Ante un mayor desarrollo de las finanzas sostenibles y los requerimientos
normativos de inversiones responsables, la emisión de bonos verdes capta fondos de
inversionistas a los que bonos convencionales son incapaces de acceder, entre estos los
pertenecientes a Barclays Bank, Deutsche Bank, Natixis, y al Banco Mundial (Brazilian
Federation of Banks, 2016). Este efecto se acentúa en mercados donde existen pocas emisiones,
por lo que los ofertantes se benefician por una ventaja de líder (first-mover advantage) (Damerow,
2018).

En el proceso de la emisión de un bono, las empresas normalmente trabajan con áreas del sector
financiero que son los bancos de inversión o estructuradores. Estos son los que generan la
estructura del bono y conectan con los inversionistas potenciales que van a adquirir el bono. Esta
área realiza el due dilligence de considerar toda la información que asegura a los compradores de
los bonos el impacto medioambiental que se generará con el proyecto. Adicionalmente, la
literatura reporta sinergias propias de la coordinación entre los departamentos de Finanzas y de
Responsabilidad Social Empresarial (RSE) (Shishlov, Morel, & Cochran, 2016). Así, los
emisores presentan señales de RSE a través de la emisión, lo cual genera una mejor imagen de la
empresa, creando un impacto positivo que va más allá del análisis riesgo-retorno tradicional (Li,
Tang, Wu, Zhang, & Lv, 2019).

3. Beneficios al inversionista verde

Respecto a la demanda, la literatura no es definitiva respecto a las fuerzas detrás de la expansión


del mercado y la demanda que sobrepasa a la oferta mediante la sobresuscripción de emisiones.

3 La literatura compara los retornos obtenidos por bonos verdes en relación con contrapartes que presenten métricas
similares en términos de mismo riesgo, plazo, uso de fondos, sector del emisor, entre otras.

5
El incremento de inversionistas se da como respuesta a políticas respecto a niveles mínimos de
inversiones responsables, pero también como parte de los mencionados beneficios reputacionales
(Voica, Panait, & Radulescu, 2015). Similar a lo anterior, algunos estudios sugieren que existe
un apetito diferenciado entre bonos convencionales y bonos verdes (Zerbib, 2019). De hecho,
esto es avalado por la evidencia empírica que encuentra (mediante una prueba Chi-Cuadrado) que
la demanda por bonos verdes sigue una distribución estadística diferente a la de bonos
convencionales (Cadena & Delgado, 2019).

A pesar de que no exista un consenso respecto a la diferencia de cupones, los bonos verdes
presentan otros beneficios financieros. Por ejemplo, se resalta la baja (e incluso negativa)
correlación entre los bonos verdes e instrumentos más tradicionales, lo cual sugiere una mejor
diversificación del portafolio, en especial para agentes adversos al riesgo (Draksaite,
Kazlauskiene, & Melnyk (2018), Horsch & Ritcher (2017)). Del mismo modo, los emisores de
bonos verdes brindan más información respecto a los proyectos trabajados, evitando riesgos
comunes en proyectos intensivos en carbono, como riesgos regulatorios y de transición (Ehlers
& Packer, 2017).

Gran parte de la información disponible está concentrada en informes desarrollados por agencias
promotoras de este mercado, con un especial énfasis en la certificación “verde”. La literatura
señala que la falta de un consenso sobre qué constituye un bono verde y los proyectos que pueden
calificarse con este término es perjudicial para el desarrollo del mercado (KPMG, 2015). Por lo
tanto, existen diferentes iniciativas internacionales que han buscado suplir este vacío.

4. Agencias promotoras y estándares de bonos verdes

El Climate Bonds Initiative (CBI), una organización sin fines de lucro basada en Londres presentó
en el 2011 el programa de Estándares y Certificación que permite a un emisor recibir una
constancia “verde” respecto al proyecto al que destinan los fondos. A través de verificadores
externos, este proceso permite dar seguimiento a los proyectos financiados mediante el bono, y
garantiza la calidad medioambiental del proyecto (Climate Bonds Initiative, s.f.). No obstante, el
proceso de verificación implica costos adicionales que pueden desincentivar la emisión, los cuales
figuran entre 20 000 y 50 000 dólares por el mismo proceso de verificación externa.

Por su lado, el International Capital Market Association presentó en el 2014 una taxonomía de
tipos de bonos verdes y publicó una serie lineamientos voluntarios para la emisión de bonos
verdes (Green Bond Principles – GBP), los cuales abarcan un campo más amplio de posibles
proyectos, pero no otorgan ningún aval (International Capital Market Association, 2018).
Finalmente, existen mecanismos alternativos como los de una segunda opinión que permita una
rápida evaluación del proyecto y que brinde una garantía en un menor periodo de tiempo (Ehlers
& Packer, 2017).

6
La literatura revela la importancia de estas certificaciones en la obtención de los beneficios ya
descritos. La evidencia muestra una reducción en la huella de carbono para aquellos bonos
certificados (Flammer, 2019), por lo que es clave evaluar el uso de estos procesos como norma.
Se siguen desarrollando esfuerzos para definir el concepto de bonos verdes, pero la literatura
muestra que la falta de estándares globales resta potencial al mercado. A esto le suma la falta de
una regulación respecto al caso de impago “verde”, el cual debe especificar el procedimiento con
los fondos recaudados en caso no se cumplan con las obligaciones definidas (Mihálovits &
Tapaszti, 2018). Adicionalmente, la falta de una base de datos pública limita la exposición a
bonos verdes y las iniciativas para impulsar el mercado (Trompeter, 2017).

La literatura también plantea la necesidad de combatir el Greenwashing, entendido como el uso


de la etiqueta “verde” en proyectos que no cuentan con un verdadero impacto en la reducción de
la huella de carbono (Chiang, J., 2017). A pesar de que los lineamientos planteados en el GBP y
la Certificación del CBI son pasos claves, este problema sigue presente. Por lo mismo, se
requieren mecanismos de penalización, como son las acciones colectivas (class actions)
(Trompeter, 2017), además de una mayor exposición de información frente al proyecto planeado
(Shishlov, Morel, & Cochran, 2016).

Adicionalmente, se resalta la existencia de un posible caso de riesgo moral entre emisores y las
certificadoras, en el cual los emisores pueden tener incentivos a usar los fondos ya captados para
otros proyectos no-verdes (Horsch & Ritcher, 2017). Por lo mismo, la certificación del CBI exige
informes posteriores a la captación de fondos que avalen el uso de estos en los proyectos
planteados en la emisión. De este modo, este seguimiento desincentiva a los emisores de usar los
fondos de otra manera, pues de no satisfacer los requerimientos, el CBI puede retirar la etiqueta
“verde” de la cotización bursátil, y la misma bolsa de valores puede incurrir en sanciones.

Finalmente, entre otros obstáculos al desarrollo del mercado se señalan los subsidios a
combustibles fósiles, el riesgo de retorno al no existir estándares sobre los proyectos verdes
potenciales que permita estimar los flujos futuros, y el largo tiempo de repago de estos proyectos
(Voica, Panait, & Radulescu, 2015). Más aun, la gran cantidad de países con falta de incentivos
adecuados impide un mayor desarrollo (OECD, 2015). Entre las posibles soluciones se menciona
la exención de impuestos o subsidios al proyecto (Trompeter, 2017).

5. Experiencias en otros países

La literatura le ha dado gran importancia al desarrollo del mercado de bonos verdes en China. A
pesar de haber entrado al mercado a fines del 2015, hacia el 2017 acaparaba el 40% de emisiones
verdes (Ma, Li, & Kodres, 2019). Este cambio a partir de la COP21 es modelo para economías
emergentes que buscan ser parte del mercado de bonos verdes. A pesar de enfrentar un
desconocimiento sobre el mercado de bonos verdes, publicaron lineamientos para la emisión de

7
bonos verdes y una lista de proyectos potenciales que le permitieron la rápida inserción en el
mercado (International Institute for Sustainable Development, 2015). Simultáneamente, los
gobiernos locales del país asiático han tenido una participación directa al asumir costos de
verificación para emisores pequeños y medianos.

En el marco desarrollado en este capítulo, entendemos que el mercado peruano, y en general el


de América Latina, está poco desarrollado. A diferencia de mercados pioneros en bonos verdes,
como el europeo y el estadounidense, o de mercados recientes, pero con grandes avances en los
últimos años como el chino, existe un gran margen de mejora. El número de bonos verdes
emitidos en el Perú es escaso, por lo que un análisis cuantitativo no sería el adecuado, en especial
si tomamos en cuenta el consenso de la literatura sobre las complicaciones de trabajar con bases
de datos variadas debido a los diferentes términos usados para definir un bono como “verde”. No
obstante, hace falta un análisis del contexto local para avanzar con políticas públicas que permitan
incrementar el desarrollo del mercado y el impacto en la huella de carbono a nivel país, y es
precisamente esa brecha la que buscamos llenar con esta investigación.

8
CÁPÍTULO II. MARCO ANALÍTICO

1. Importancia de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional

En la COP21 del 2015 se adoptó el Acuerdo de París y esto supuso un compromiso de 196 Partes
que se comprometieron a tomar medidas para luchar contra el cambio climático. Estas medidas
fueron denominadas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en
inglés), en las que cada país establecía los esfuerzos que llevaría a cabo para cumplir con los
objetivos del acuerdo. El principal objetivo es mantener el incremento de la temperatura global
debajo de los 2ºC, con esfuerzos para limitarlo a 1.5ºC (Organización de las Naciones Unidas,
2015).

Ante esto, Perú se comprometió a una reducción del 30% en un modelo “Business as Usual”
respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) proyectadas para el año 2030. De
esto, un 20% de la reducción sería financiada por recursos nacionales públicos y privados,
mientras que el 10% restante será condicionado a la disponibilidad de recursos internacionales y
condiciones favorables (coyunturales). Para cumplir estos objetivos, el Ministerio del Ambiente
creó un Grupo de Trabajo Multisectorial (GTM-NDC) encargado de generar información para
orientar la implementación de las NDC. En este informe, se comenta entre otros temas la
importancia de fortalecer las capacidades del sector público para la formulación de proyectos
sostenibles y el financiamiento necesario para este que ayude al país a cumplir los objetivos de
reducción de GEI (Grupo de Trabajo Multisectorial, 2018).

En la COP21 se acordó establecer medidas de mitigación y de adaptación. Por esto, el GTM-


NDC establece en su informe pautas para cumplir los objetivos junto con 13 Ministerios y el
CEPLAN (ver Anexos 3, 4, y 5). Las “opciones de mitigación” que Perú propuso es en los
sectores: (1) agricultura; (2) uso de suelo; (3) cambio en el uso del suelo y silvicultura (USCUSS);
(4) energía; (5) procesos industriales; (6) transporte y (7) desechos. En lo que concierne a
adaptación, las prioridades serán en cinco áreas que requieren especial atención: (1) agua
(recursos hídricos), (2) agricultura, (3) pesca, (4) bosques y (5) salud (Grupo de Trabajo
Multisectorial, 2018).

En este contexto, creemos que el mercado de bonos verdes sirve como una fuente adicional para
acercarnos a los objetivos planteados y cumplir con las NDCs. Justamente, el CBI (2018) comenta
que los bonos verdes son una excelente herramienta para que los gobiernos reúnan capital para
implementar planes en línea con los objetivos nacionales, mientras que los gobiernos actúan para
llegar a los NDCs planteados. Un bono verde soberano brinda una señal positiva de compromiso
del país para realizar una transición a una economía baja en carbono, además de ayudar a
disminuir los costos de financiamiento de proyectos verdes mientras atrae nuevos inversionistas
y moviliza capital privado para un desarrollo sostenible (Climate Bonds Initiative, 2018). Si bien

9
la terminología “bono verde” explica solamente el instrumento, este puede jugar un papel
importante dentro de los objetivos país. Esto se debe a que el mercado está directamente atado a
con proyectos “verdes” que mitigan el cambio climático. Por lo tanto, los bonos verdes emitidos
tanto por una compañía privada, así como desde una organización estatal (emisión soberana)
colaboran a reducir la huella de carbono, por lo que presentan una oportunidad que se puede
aprovechar a nivel país.

2. El mercado de Bonos Verdes en la región

El mercado de bonos verdes en Latinoamérica y el Caribe (LAC) inicia en el 2014, y a julio del
2019 había contribuido con 2% de las emisiones globales de bonos verdes. LAC, a pesar de solo
representar el 6% del GDP global, contribuye aproximadamente 12% de los Gases de Efecto
Invernadero. La biodiversidad de esta región implica una alta vulnerabilidad al cambio climático,
pero también una gran oportunidad para guiar proyectos que mitiguen la huella de carbono. En
términos generales, LAC se caracteriza por una alta sensibilidad a riesgos climáticos, así como a
una reticencia a la transición a prácticas sostenibles (Climate Bonds Initiative, 2019).

Durante los últimos años, se registró un crecimiento sostenido del mercado, a excepción del 2018,
para regresar a niveles altos durante la primera mitad del 2019, la cual registró emisiones de USD
3.700 Bn, tres veces más que la primera mitad del año previo. Brasil, Chile y México fueron
líderes en la región, concentrando el 41%, 25%, 14% de emisiones a esa fecha, respectivamente
(Climate Bonds Initiative, 2019).

Es importante notar que el uso de financiamiento en la región difiere en ciertos aspectos a la


distribución que se da a nivel global. En la región, el sector energía se mantiene como el sector
con la mayor asignación de capital recaudado mediante bonos verdes (44%), al igual que a nivel
mundial. No obstante, LAC da un peso importante al sector de uso de suelos, el cual representa
alrededor de 20% de las emisiones de bonos verdes, enfocados principalmente en el segmento
forestal y de papelería. Por el contrario, Edificios Ecológicos y Uso del Agua, que mundialmente
cuentan con gran financiamiento, apenas concentran el 8% de emisiones en LAC (ver anexo 6).

En cuanto a iniciativas y políticas desarrolladas, resaltan legislaciones generales que respaldan


las acciones para mitigar los efectos del cambio climático, como el Consejo de Asesoría
Financiera en México o el Plan de Crecimiento Verde en Chile, pero también medidas más
específicas, como la creación de una “Guía para la emisión de bonos verdes” (Argentina, Brasil,
Chile, Colombia, Costa Rica, Perú), e incentivos financieros para la emisión de estos instrumentos
(Costa Rica). Adicionalmente, la región tiene el respaldo de instituciones multilaterales que
permiten un rápido crecimiento del mercado. Entre estas se encuentra el Laboratorio de
Innovación Financiera (impulsado por el BID), la Red para Hacer Verde (Greening) el Sistema
Financiero, la CAF, y CABEI, entre otros. Recientemente, la emisión de bonos verdes soberanos

10
por parte de Chile se convirtió en punto de referencia, y Colombia y Perú han señalado posibles
emisiones en el corto plazo.

Finalmente, la región también se caracteriza por la importancia de las emisiones de bancos


multilaterales y de compañías no-financieras. Del mismo modo, existe una tendencia a la emisión
de dólares americanos (70% de las emisiones), así como el predominio de bancos estadounidenses
como estructuradores de dichos bonos. Los plazos otorgados por las emisiones varían país a país,
pero existe una preferencia por plazos entre 5 y 10 años. Por último, se registran experiencias
positivas respecto a los reportes del uso de capital por parte de los emisores, los cuales brindan
información sobre el estado de los proyectos financiados, el impacto y la asignación a distintos
tipos de proyectos.

3. Proyectos financiados con bonos verdes

En el mercado internacional, el financiamiento mediante bonos verdes permitió un alcance a un


universo más amplio de inversionistas. En encuestas realizadas en Europa, el 98% de los emisores
indicó que su bono verde atrajo a nuevos inversores. Debido a esto, surgen varios beneficios de
emitir bonos verdes, como una mayor diversidad de inversores, los cuales proveen: más
flexibilidad para volver a emitir bonos, una base de inversionistas más consolidada, y una mayor
visibilidad. Además, investigaciones internacionales concluyeron que los emisores de bonos
verdes reciben más demanda para participar en proyectos verdes, porque implica dar una
señalización al mercado de su apertura a negocios verdes (Harrison, L., & K., 2020).

Por ende, resulta importante recalcar algunos proyectos que pueden ser adaptados por emisores
en Perú, ya que su viabilidad es respaldada por haber sido factibles en países con características
similares.

• Financiamiento de transporte público (Chile): El Gobierno de Chile emitió dos bonos


soberanos junio y julio 2019, emitidos con asistencia del BID, levantando USD 2 261
millones. Los fondos fueron usados principalmente para la construcción la Línea 7 del
metro de Santiago y la puesta en marcha de buses eléctricos de transporte público,
incluyendo estaciones de carga y paradas de bus inteligentes. Para el caso peruano, un
bono con proyectos similares sería ideal para combatir la brecha de infraestructura que
caracteriza la región (Climate Bonds Initiative, 2019).
• Agricultura protegida (México): El banco de desarrollo FIRA emitió un bono en MXN
equivalente a USD 130 millones en octubre 2018 para financiar alrededor de 500
proyectos de eficiencia de agua y protección de agricultura, los cuales se caracterizaban
por emitir menos GEI que la agricultura a campo abierto, así como tener menores

11
requerimientos de insumos químicos. Un proyecto similar sería ideal para evitar la
dependencia de proyectos de eficiencia energética4.
• Bono verde multisectorial (Brasil): Klabin, uno de los mayores productores de celulosa
y papel emitió en los 2017 y 2019 dos bonos verdes de USD 500 millones cada uno. Los
proyectos sostenibles financiados incluyen la instalación de un Centro de Tecnología e
inversión en I+D para incrementar la eficiencia de los procesos, la expansión de un
parque ecológico, y la construcción de 21km de una rama de ferrocarril, la adquisición
de siete locomotoras y más de 300 vagones para la reducción de emisiones de carbono a
lo largo de la cadena de valor. Este proyecto sirve de ejemplo respecto a proyectos que
abarquen más de un sector, y que permitan generar externalidades positivas a lo largo de
diferentes mercados.

Así como estos casos, existen otros proyectos que podrían ser aplicados al caso peruano. El campo
de aprendizaje es aún mayor si tomamos en cuenta proyectos sostenibles que aún no han sido
financiados con bonos verdes, como la estructuración de un préstamo verde por Agrosuper para
financiar inversiones en el sector acuícola en Chile (Climate Bonds Initiative, 2019).

4. Reportes de Impacto o “Impact Reporting”

Los Reportes de Impacto o el “Impact Reporting” de proyectos financiados con bonos verdes
tienen como finalidad ayudar a los inversionistas a desarrollar un entendimiento más detallado de
los impactos climáticos y ambientales esperados de un proyecto como resultado de un
financiamiento mediante bonos verdes.

Ante esta información, es importante mencionar que el impacto ambiental de los bonos verdes al
reducir la contaminación ambiental aún no se ha definido. El “Impact Reporting” ha aumentado
139% del 2010 al 2020, pero debido a la falta de estándares internacionales y regulación, nos
encontramos en un contexto donde existen hasta 50 métricas diferentes para cada una de las tres
principales categorías de uso de fondos (energía, infraestructura y transporte) (Harrison, L., &
K., 2020).

Esto hace que se vuelva difícil para los inversionistas determinar qué bonos verdes tienen más
posibilidad de tener el mayor impacto hacia una economía baja en carbono. No obstante, sí ha
habido avances de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, que ha generado una
serie de posibles proyectos por hacer y su impacto ex-ante (Banco Mundial, 2018).

En resumen, consideramos que hay mucho espacio para seguir trabajando nacional e
internacionalmente en estandarizar los Reportes de Impacto de los proyectos financiados por
bonos verdes, para de esta manera cuantificar su impacto en reducir los GEI. Con una información

4
Cinco de las seis experiencias con bonos verdes que se han dado en Perú están relacionadas al sector energía.

12
más detallada y comparable, los inversionistas podrán tener mejor visibilidad de los proyectos a
invertir, y esto ayudaría a volver el mercado de bonos verdes más líquido por una mayor
transparencia de su información.

5. Metodología

La metodología por seguir es el estudio de casos a partir de entrevistas, similar a lo aplicado por
Molina (2018) para los proveedores en el sector minero peruano. Otros estudios basados en la
data recolectada por entrevistas incluyen el análisis del mercado de software en Suecia (Karlsson,
Dahlstedt, Natt och Dag, Regnell, & Persson, 2002), el mercado de aloe en Kenia (Albu &
Griffith, 2006), el mercado de viajes aéreos con fines médicos (Ehrbeck, Guevara, & Mango,
2008), y el mercado de educación superior en Mongolia (Judger, 2014).

Este proceso implica la identificación de actores relevantes del mercado: (1) emisores existentes,
(2) mayores inversionistas del mercado por el lado de la oferta; (3) entidades del gobierno que
puedan servir de reguladores/promotores; (4) bancos de inversión y sociedades agente de bolsa
que han estructurado emisiones; y (5) entidades supranacionales que busquen impulsar el
mercado de bonos verdes y permitan agilizar el aprendizaje de otras regiones y adaptarlas al caso
peruano (ver Anexo 7). Con esta metodología enfrentamos la escasez de información del mercado
y proveemos un análisis más profundo sobre las fuerzas de este mercado (Munene, 2008). Del
mismo modo, la aplicación de entrevistas permite identificar actores clave y acceder a diferentes
fuentes que corroboren o contradigan las hipótesis planteadas (Yin, 1994), desde una metodología
reflexión más flexible (Folkestad (2008), (Neuman, 2003), (Blaikie, 2000). La elección de esta
metodología permite establecer patrones sobre las prácticas del mercado (Westgren & Zering,
1998) y así, no depender de la pequeña cantidad de experiencias de bonos verdes que hay en el
Perú.

En primer lugar, los emisores son las empresas privadas o entidades públicas que han emitido un
bono verde. Entre estos, entrevistamos a empresas o corporaciones que han emitido un bono verde
para analizar sus motivaciones. Estas empresas son seis: Protisa Perú, COFIDE, Ergon Perú,
Energía Eólica, Consorcio Transmantaro, y la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus
siglas en inglés)5 (ver Tabla 1). Así, identificamos el proceso de emisión y qué cambios deberían
darse para mejorar las condiciones del mercado.

5
Solo Protisa y COFIDE han emitido directamente en Perú. Los otros emitieron fuera del país, pero usaron los fondos
para proyectos en el Perú.

13
Tabla 1. Bonos Verdes en el Perú

Monto Uso de fondos


Emisor País Emisión Moneda Calificación Cupón Vencimiento
(MM)
PEN Inversiones proyectos de energía
IFC Supra. Ago-14 (divisa 118 AAA 0.0000 Ago-34 renovable y eficiencia energética6
doble)
Energía Eólica Perú Dic-14 USD 204 BBB- 6.0000 Dic-34 Financiación de parques eólicos
Planta de procesamiento de papel más
Protisa Perú Oct-18 PEN 100 AA 6.6250 Oct-24
eficiente
Consorcio Proyectos de interconexión eléctrica7
Perú Abr-19 USD 600 BBB- 4.7000 Abr-34
Transmantaro
Refinanciación de Central
COFIDE Perú Abr-19 PEN 100 AA+ 5.1250 Abr-22
Hidroeléctrica RenovAndes H1
Prepago de créditos de proyectos de
Ergon Perú Perú Jul-19 USD 220 BBB 4.8700 Jul-34
paneles fotovoltaicos autónomos
Total (USD
11208
MM)

Entrevistamos, también, a inversionistas institucionales, incluyendo Administradoras de Fondos


de Pensiones (AFP) peruana y las principales aseguradoras del país (Rímac y Pacífico Seguros),
debido a su posición en el ilíquido mercado peruano. Así, buscamos corroborar el apetito por
instrumentos financieros sostenibles.

Al identificar la demanda por bonos verdes, analizamos quién podría actuar como regulador.
Entrevistamos a entidades gubernamentales involucradas con renta fija, interés en temas de
sostenibilidad, y en la promoción de la emisión de bonos verdes en el Perú. Estos actores incluyen
el Ministerio del Ambiente, la Bolsa de Valores de Lima (la cual elaboró la “Guía de Emisión de
Bonos Verdes”), la Superintendencia de Mercado de Valores, el Ministerio de Economía y
Finanzas y el CEPLAN. A partir de estas entrevistas, identificamos patrones en el mercado
peruano y concluimos cuál entidad (o entidades) es la más adecuada para regular el mercado de
bonos verdes. El objetivo de este regulador será monitorear y dar seguimiento a los bonos verdes
emitidos, así como definir aquellos que pueden ser llamados “verdes”, junto con la certificación
que necesitan para ello. Adicionalmente, resulta clave que el regulador promueva una agenda
sostenible, ya que sin una agenda con proyectos verdes será imposible desarrollar el mercado.

Finalmente, a estos actores locales le añadimos entidades que puedan proveer normas
internacionales y de apoyo. Estas entidades pueden guiar al Perú en la elaboración de un programa
de estándares y lineamientos para la certificación y emisión de bonos verdes. Además, nos ayudan
a tener lineamientos parecidos a los internacionales para fomentar un mercado líquido de bonos
verdes y desarrollar una taxonomía nacional de proyectos verdes que califiquen para este tipo de

6
Objetivo de expandir el mercado de bonos corporativos para crear nuevas alternativas de financiamiento para el sector
privado del país.
7
Refinanciar o financiar la deuda de proyectos de líneas Machupicchu - Cotaruse, Mantaro - Montalvo, Friaspata -
Mollepata, y Trujillo – Chiclayo, Mantaro-Nueva Yanango-Carapongo y Nueva Yanango-Nueva Huánuco.
8
Tipo de cambio PEN-USD asumido: 3.5

14
emisiones. Ejemplos de estos actores son el Climate Bonds Initiative (CBI), el cual ya tiene el
programa de Estándares y Certificación, y el International Capital Market Association que emitió
los “Green Bond Principles”.

Las organizaciones de apoyo clasifican como colaboradoras internacionales que tienen interés en
generar alianzas para el crecimiento del mercado de bonos verdes. Un caso de estos se presentó
en Perú, cuando la Embajada Británica, junto con MexiCO2 apoyó a la BVL en la creación de
una Guía de Emisión de Bonos Verdes (BVL, 2018). Otros colaboradores pueden ser la Bolsa de
Valores de Londres, que ha mostrado interés en trabajar con países de la Alianza del Pacífico para
que el mercado de finanzas verdes siga en aumento; la Corporación Financiera Internacional (IFC
por sus siglas en inglés) que ha apoyado a COFIDE a emitir su bono verde; el Programa de
Inversión Responsable (PIR), que busca promover las finanzas verdes en el Perú. Por último,
resulta clave entender qué prácticas internacionales pueden ser replicadas en nuestro país y qué
factores deben cambiar para que esto se dé.

En conclusión, mediante entrevistas9 con estos actores recopilamos información sobre el


funcionamiento del mercado peruano y entendemos las posiciones de los actores en el mercado
de bonos verdes. Conseguimos identificar los actores clave y proveemos un análisis del
ecosistema para desarrollar este mercado. A partir de esto, obtendremos conclusiones y
tendencias, y así formulamos las políticas necesarias para afrontar las fallas de mercado e
impulsarlo para el beneficio del país.

9
El cuestionario guía por tipo de actor se encuentra en el Anexo 8.

15
CÁPÍTULO III. ANÁLISIS DE RESULTADOS

1. Sección empírica

Como discutimos anteriormente, dada la naturaleza del mercado, existe una muestra muy escasa
de emisiones de bonos verdes en Latinoamérica, por lo que este estudio nos centramos en recoger
las perspectivas de los diferentes actores en el mercado peruano. Este estudio de casos involucró
entrevistas semiestructuradas a actores relevantes del mercado peruano de finanzas verdes.

Una investigación de mercado permitió crear una lista preliminar de stakeholders, que incluía i)
los principales inversionistas institucionales, ii) emisores existentes, iii) reguladores del mercado
y iv) entidades promotoras. Esta primera fase incluyó una revisión de la data de emisiones de la
BVL, los reportes de entidades supranacionales, y noticias de los principales medios de
comunicación respecto a los anuncios de emisión. Del mismo modo, los inversionistas principales
fueron elegidos de acuerdo con los activos manejados (AuM) en la cartera.

Complementamos durante el proceso de entrevistas, y dada las experiencias y contactos de los


actores, nuevos colaboradores fueron añadidos, particularmente con la presencia de entidades
estructuradoras, entidades proveedoras de segunda opinión, y de actores internacionales con
mayor experiencia en el mercado.

Para la realización de las entrevistas, tuvimos una conexión virtual con los actores,
aproximadamente de 30 a 45 minutos. Utilizamos un cuestionario modelo para cada tipo de actor,
los cuales pueden ser encontrados en el Anexo 8. Las entrevistas fueron grabadas y luego
transcritas con el fin de poder extraer la información de manera exacta. La relación de entrevistas
realizadas se presenta a continuación en el Anexo 7. En el Anexo 9 presentamos una breve reseña
de cada una de las organizaciones que participaron en el estudio.

A lo largo de todo el proceso, buscamos contar con al menos dos representantes de cada tipo de
actor, con el fin de contar con todos los sectores representantes dentro de este mercado. La
muestra final logra este objetivo; sin embargo, es importante notar que el número de entrevistados
no es representativo del sector financiero peruano, sino una muestra de aquellos agentes
que muestran una conexión evidente con las finanzas sostenibles. Por lo mismo, es importante
notar que se omiten inversionistas individuales, así como aquellos con colocaciones privadas. No
obstante, dado el tamaño del mercado peruano, creemos que la muestra utilizada brinda una
aproximación bastante útil del mercado de deuda en el que nos encontramos.

2. Discusión de resultados
2.1. Decisión de emisión

Es relevante entender que la decisión de emisión no se trata solamente de un análisis de finanzas


corporativas. El caso de ISA-CTM, antes Consorcio Transmantaro, cuenta con una política de

16
sostenibilidad a largo plazo, y cuenta con diferentes mecanismos para reducir su huella de
carbono, incluyendo entrar al mercado de carbono. Respecto a bonos verdes, la emisión fue parte
de esta política de largo plazo.

El caso de Softys, antes Protisa Perú, también refleja cómo estas iniciativas pueden ser adoptadas
de filiales o matrices. Si bien ya existía un plan de financiamiento, la matriz CMPC fue clave al
intervenir y reformular la emisión bajo los estándares de un bono verde. Dado que la matriz,
ubicada en Chile, ya contaba con una emisión verde en Estados Unidos, Softys se pudo beneficiar
del know-how, y lograr una emisión exitosa con la que financió proyectos de manejo de agua,
eficiencia energética y manejo de residuos en Cañete y Santa Anita. Además, se vieron
beneficiados por el first-mover advantage, ya que, al ser los primeros en emitir directamente en
la BVL, se vieron beneficiados de toda la publicidad por la “novedad” de ser los primeros.

Respecto al acceso a nuevos inversionistas, los emisores explicaron cómo las emisiones lograron
este objetivo. Este beneficio, que es remarcado por la literatura como crucial en el mercado
(Voica, Panait, & Radulescu, 2015), también ha sido validado por los emisores entrevistados.
Gran parte de la demanda por bonos verdes proviene de organismos con un plan de sostenibilidad
establecido, la mayoría localizados en Europa. En los últimos años, fondos dedicados
específicamente a inversiones Ambientales, Sociales, y de Buen Gobierno Corporativo (ASG)
han sido desarrollados en grandes actores del mercado internacional, como Blackrock, que cuenta
con un fondo dedicado a energía sostenible. Del mismo modo, esta corriente ha alcanzado
diversas AFPs a nivel internacional, y se espera que en el futuro próximo estas prácticas se
desarrollen de aún mayor manera en nuestro país.

Como discutimos en la revisión de literatura, no está claro si emitir bonos verdes lleva al emisor
a contar una tasa menor en comparación con la de bonos tradicionales a plazos similares (Tang
& Zhang, 2018). CBI, que supervisa las emisiones a nivel global, ha logrado identificar una
disminución de tasas de emisión en ciertas regiones, como Europa y Asia. No obstante, para el
caso de Latinoamérica, la baja cantidad de emisiones impide concluir si un emisor puede
beneficiarse en esta menor tasa. En este caso cabe resaltar que al comunicarnos con el
estructurador del bono de Softy’s, Credicorp Capital, nos mencionaron que ellos sí percibieron
que, en comparación a otros bonos del momento, este bono sí obtuvo una demanda mayor a los
convencionales, llegando hasta una sobredemanda de 3.6x, lo que finalmente los llevó a cerrar la
emisión con un menor spread que el común en ese momento. Asimismo, Pacific Credit Rating
(PCR) nos mencionó que, si bien no se puede probar estadísticamente la menor tasa, ellos también
percibieron una mayor demanda de los bonos verdes que han supervisado y, por ende, una menor
tasa final en comparación a los bonos convencionales.

17
Esta falta de evidencia respecto a tasas se acentúa debido a dos motivos. Primero, como ya se
mencionó, la poca liquidez del sistema financiero, lo que no permite desarrollar una evaluación
cuantitativa de este ahorro. Esto, a su vez, desincentiva a los emisores potenciales, que al
considerar la tasa all-in, ven los costos de verificación y certificación como innecesarios pues no
ven un beneficio monetario de llevar a cabo este proceso. Por otro lado, y de cara al futuro de
este mercado, Marco Zaldívar, expresidente de la BVL y Luis Nuñez, Vicepresidente de Banca
de Inversión de Credicorp Capital, señalan que la coyuntura actual de tasas extremadamente bajas
no permite reflejar una compresión que pueda beneficiar materialmente al emisor. En un contexto
diferente, con tasas rondando 10-12%, se podría ver una compresión de tasas que sí pudiese atraer
emisiones, cosa que no ocurre cuando la compresión es mínima debido a los niveles actuales de
interés.

En cuanto al nivel de demanda, los entrevistados señalaron que todas las emisiones verdes en las
que han participado han sido bien recibidas. Esto es una tendencia que se evidencia en la literatura
(Voica, Panait, & Radulescu, 2015), pero que se ha evidenciado en la práctica en diferentes países
de Latinoamérica. Por ejemplo, Cecilia Latapi, Manager del Consejo Consultivo de Finanzas
Verdes de la Bolsa Mexicana de Valores, explicó que todas las emisiones verdes en dicho país
tuvieron una demanda de al menos 1.7x el monto subastado. Esta situación también ha sido
reafirmada para el caso peruano, como señala CMPC sobre la emisión de Softys. En el caso de
ISA-CTM, si bien obtuvo una demanda de 5.5x el monto a subastar, este ha sido similar al de
bonos tradicionales, lo cual, antes de implicar una falla en el mecanismo de atracción de
inversionistas, refleja un buen manejo de los bonistas por parte de ISA-CTM, que ya realizaron
su segunda emisión verde.

Es importante resaltar, sin embargo, que, a pesar del atractivo del bono verde, el análisis costo
beneficio por parte del inversionista se sigue dando. En otras palabras, si bien no existe un tipo
de empresa que esté prohibida de emitir un bono verde, el resultado de este instrumento dependerá
no solo del proyecto a financiar, sino de todas las características propias del emisor. Por un lado,
es común que la entidad certificadora señala actividades controversiales (relacionadas al tabaco,
alcohol, o apuestas, por ejemplo) en el informe, y solicite la auditoría de costos para evaluar el
desempeño de la compañía frente a financiamientos pasados. Independientemente de si son
verdes o no, el emisor es el encargado de sustentar cómo el proyecto es parte de una estrategia de
sostenibilidad propia de la empresa, y no una forma momentánea de compensar prácticas
carbono-intensivas.

Por último, respecto a los sectores a desarrollar, la industria energética es el sector más señalado.
Esto era de esperarse, ya que sigue la tendencia a nivel mundial, la cual cuenta con una gran
presencia del sector energético. Otro sector que es anticipado a nivel Latinoamérica es el de
transporte, más específicamente aquellos relacionados con movilidad eléctrica. Infraestructura

18
fue otro de los sectores con más potencial, en especial por las grandes brechas que existen en este
sector en la región, como señala CBI. Finalmente, se comentó la posibilidad del sector financiero
como canalizador de fondos. Si bien en el Perú COFIDE, como banco de desarrollo, realizó una
emisión verde, este tipo de emisiones se puede dar a nivel privado, aprovechando la relación que
tienen estos con los clientes. Por citar un caso, la Bolsa de Valores de México cuenta con una
emisión verde de BBVA Bancomer.

2.2. Decisión de inversión

Desde el punto de vista de los inversionistas, las emisiones han dejado en evidencia que el
mercado es aún muy joven. Los roadshows desarrollados por emisores pasados reflejan que el
grueso de inversionistas verdes es europeo, en muchos casos fondos semiestatales, y son los que
más valoran los componentes de bonos verdes. En Latinoamérica, los inversionistas se encuentran
realizando todavía una transición hacia inversiones responsables y gran parte de la transición ha
sido realizada por los mayores inversionistas institucionales, como aseguradoras y AFPs.

Por otro lado, los inversionistas resaltan ventajas en temas reputacionales y posibilidad de contar
con un portafolio que calce con un perfil ASG. Si bien resaltan que no existen regulaciones que
dicten algún porcentaje de inversión en activos verdes, sí resaltan que existe una tendencia por
parte de los clientes de exigir más información sobre las inversiones realizadas, como, por
ejemplo, la huella de carbono incurrida. Los bonos verdes que cuentan con un sistema de reporte
durante la vida del proyecto financiado logran calzar con esta necesidad y facilita la transparencia
exigida en el mercado.

Respecto a características adicionales sobre las preferencias, estas dependen del tipo de
inversionista. En general, el tipo de emisor (financiero, corporativo, soberano) no cambia el
apetito por este tipo de instrumentos. Por otro lado, mientras que algunas no tienen preferencia
por la moneda de emisión, las aseguradoras y los fondos de pensiones están más interesados por
emisiones en soles, por temas de calce entre activos y pasivos. Por un tema similar, los proyectos
verdes, que tienen un perfil a largo plazo, se adecúan de buena manera al perfil de inversiones de
largo plazo que necesitan justamente este tipo de instituciones.

Pudimos identificar que existe un apetito diferente frente a ciertos sectores, especialmente
aquellos relacionados con commodities, como puede ser el sector minero o petrolero. Por un lado,
al ser intensivos en carbono, no necesariamente son bien percibidos a pesar del proyecto
sostenible, que podría tratarse de un one-off que busca compensar de manera parcial el resto del
giro de negocio. Por otro, la volatilidad de estos sectores contradice la búsqueda de los
mecanismos de diversificación del portafolio, que es uno de los atractivos principales de las
inversiones ASG (Draksaite, Kazlauskiene, & Melnyk, 2018).

19
2.3. Certificación

A pesar de los diversos mecanismos de certificación disponibles, vemos una diferencia marcada
de emisiones certificadas frente a aquellas que no lo son. El proceso de certificación puede durar
entre 2 a 8 semanas, pero depende en gran medida del emisor y del proyecto en cuestión. En
general, proyectos de generación de energía suelen tomar menos tiempo, ya que pertenecen a un
sector con gran número de emisiones (Climate Bonds Iniative, 2019). Otros sectores, como el
forestal, pueden tomar más tiempo dada la volatilidad del sector y las características mismas del
uso de recursos.

Estos certificadores, que pueden dar una opinión de terceros (SPO, por las siglas en inglés), o
verificar según la certificación CBI, han sido clave en poder reforzar el correcto uso de fondos,
y, de esa manera, mitigar el riesgo de greenwashing, que a nivel mundial es una de las
preocupaciones más importantes del mercado (Chiang, J., 2017). Esto es resaltado por los
inversionistas, ya que una verificación de un tercero da un signaling mucho más fuerte en el
mercado que iniciativas autodenominadas verdes.

Como señala Sustainalytics, el proceso incluye verificar cuál es el uso de los fondos, la selección
de proyectos elegibles, y la estrategia de reporte que se usará. Este proceso, adicionalmente,
incluye verificar características sociales y ambientales de los proyectos. No obstante, es el emisor
quien debe presentar un marco de referencia, que es el que será evaluado y finalmente será el que
defina si está alineado a las prácticas de mercado.

El surgimiento de este tipo de verificadores ha sido reciente y da una señal importante del rumbo
del mercado. Por dar unos ejemplos, Vigeo Eiris nace el 2002, y si bien su giro de negocio está
ligado a inversiones ASG, los servicios que brindaba tenían como público objetivo inversionistas.
A raíz del surgimiento del mercado de bonos verdes, se adaptó al giro de certificadora, y ha sido
la verificadora de diversos bonos verdes en Latinoamérica. Por otro lado, Pacific Credit Rating
se ha posicionado como la primera certificadora de origen latinoamericano, y ya es parte del
mercado de bonos verdes y ha participado en otro tipo de instrumentos sostenibles como papales
comerciales verdes. Estas dos certificadoras, junto con Sustainalytics, son certificadoras
reconocidas por CBI.

Si bien está clara la importancia de contar con una certificación, es importante evaluar qué tan
importante termina siendo este costo adicional para posibles emisores. El costo de verificación
varía dependiendo del plan de emisión, pero ronda entre 20 y 30 mil dólares, aunque podría llegar
a 40 o 50 mil dólares. A pesar de esto, los emisores sostienen que el aparente desincentivo por el
costo no es el mayor obstáculo para muchos emisores, sino la falta de conocimiento del mercado
y las ventajas que tiene tener una certificación. Considerando el tamaño de una emisión en el
mercado de capitales, los montos no deberían desincentivar los emisores que tienen proyectos

20
elegibles en su cartera. Sin embargo, la posibilidad de hacer una emisión programática, en la cual
se verifica una cartera de proyectos, permite disminuir de manera significativa los costos.

Finalmente, es importante entender que existen sectores cuyo proceso de verificación es ágil
debido a emisiones previas. No obstante, existe un campo de mejora. ISA-CTM, al ser una
empresa de transmisión de energía, tuvo problemas en aplicar a la verificación, pues el formulario
es estándar y no distingue entre diferentes rubros dentro del mismo sector de energía. ISA-CTM
admite haber corrido el riesgo de no recibir la certificación verde. Aun cuando finalmente fue
posible realizar la verificación, es importante que la verificación no presente trabas para la
emisión.

2.4. Rol del Estado

Al evaluar el rol del Estado, la primera discusión recae en sobre si es necesario intervenir dentro
de este, y a qué nivel hacerlo. La mayoría de entrevistados señalan la importancia de una primera
acción por parte de BVL con la elaboración de la Guía de Bonos Verdes en el 2018, que dio un
primer esfuerzo institucional y que es parte del enfoque de sostenibilidad de dicha bolsa desde el
2014. La BVL ha realizado esfuerzos para dar a conocer este mercado, y ha estado trabajando
con inversionistas, emisores, y promotores en diversos eventos.

El siguiente paso sería una sofisticación de este tipo de documentos, que permita ejemplificar
proyectos-tipo en cada sector, así como una taxonomía más profunda de las ventajas de este tipo
de inversiones. No solo esto, sino que esta taxonomía propia del país puede ayudar a poder
delinear qué proyectos van a ser reconocidos a nivel mercado como verdes, y estos lineamientos
pueden ser adoptados fácilmente por las mismas certificadoras.

Respecto a incentivos directos, tanto emisores como inversionistas resaltan que hay margen de
implementación. Si bien se sostiene que eventualmente el mercado premiará a aquellos emisores
responsables a través de comprensión de tasas, por ejemplo, gran parte del impulso del mercado
ha estado comandado por esfuerzos de entidad multilaterales como la Embajada Británica o el
CBI, o bien en un esfuerzo con agentes del mercado como es el Programa de Inversión
Responsable, encargado de organizar comités, presentaciones de las ventajas de estos
instrumentos, y participante clave para la elaboración la guía ya mencionada.

No obstante, los agentes señalaron que, en un sistema financiero ilíquido, introducir un mercado
relativamente joven requeriría beneficios adicionales. Los incentivos que más fueron preferidos
por los agentes se relacionaban con una disminución de costos de negociación para emisores
verdes, así la reducción de costos de emisión que permitan compensar los costos incurridos en el
proceso de verificación. La implementación de este tipo de herramientas no es común en
Latinoamérica, pero ha sido exitosa en otros mercados a nivel mundial.

21
Respecto al impacto de una emisión soberana verde, los entrevistados coincidieron que esta
tendría una buena acogida, siguiendo los pasos de emisiones soberanas pasadas, incluyendo la
que se dio en abril de este año por USD 3,000 MM. El beneficio más evidente sería la de market
awareness, y presentaría una importante señal para inversionistas que aún no conocen o no se
han interesado por este mercado. Por otro lado, la emisión soberana contribuye a construir la
curva de rendimientos soberana, y así tener una mejor idea de las tasas pagadas de acuerdo con
el riesgo país.

2.5. Importancia en el logro de NDCs

Desde un primer momento, los agentes entrevistados indican el potencial que tiene este mercado
para lograr objetivos de mitigación de cambio climático. Sin embargo, existen algunos puntos
clave. Es importante recalcar que el logro de los compromisos planteados en COP21 no es una
tarea propia del mercado de bonos verdes, sino que debe estar dirigido a nivel Estado. Sin
embargo, el financiamiento verde sí tiene un impacto positivo evidente, y a pesar de no ser el
único mecanismo de mitigación de cambio climático, presenta ventajas importantes. La
introducción de un mercado de deuda verde presenta una opción de mitigación de cambio
climático en el marco de un mercado ya conocido. Además, como nos mencionó el Pacific Credit
Rating, lo que debemos hacer es identificar la brecha de financiamiento que tenemos como país,
y adaptar una estrategia de bonos verdes a esta. Es decir, analizar cuál es el financiamiento
necesario para cumplir la estrategia para llegar a los NDCs y usar los bonos verdes como un
instrumento para lograrlos.

Como ya se mencionó, las similitudes de los bonos verdes en términos de estructura, de


rendimiento, y de negociación con bonos tradicionales hace que su adopción sea rápida, cosa que
no ocurre en otro tipo de instrumentos sostenibles, como es el mercado de pases de carbono. No
solo eso, sino que el desarrollo de nuevos instrumentos a nivel mundial como índices verdes, o
ETFs verdes permiten que el mercado crezca sin necesidad de presentar instrumentos que sean
desconocidos por los inversionistas locales.

Por otro lado, es importante recalcar que el mercado de bonos verdes funciona en la medida que
haya emisores con proyectos que califiquen dentro del marco designado. Esto, más que significar
un límite, lo que hace es presentar un reto que a la fecha ya ha sido superado con la aparición
otros instrumentos ligados a inversiones responsables, como son la emisión de bonos sociales y
bonos sostenibles (características tanto ambientales como sociales). Del mismo modo, para
proyectos cuyo tamaño no califica para una emisión de bonos verdes, se han realizado ya tres
emisiones de Papeles Comerciales Verdes de la compañía forestal Bosques Amazónicos en el
Mercado Alternativo de Valores, bajo la certificación de Pacific Credit Ratings. En Chile, CMPC

22
optó por una línea de crédito verde que permite incluir proyectos que no calificarían para un bono
verde, pero que en su conjunto tienen un impacto ambiental positivo.

3. Limitaciones de la investigación

Quizá la mayor limitación al realizar un estudio de Bonos Verdes es la dificultad de poder realizar
estudios cuantitativos que permiten corroborar ciertas ideas clave respecto a este mercado,
como la posible diferencia en tasas al emitir bonos. Esto, claro está, no se trata de una
característica propia de este estudio, sino que es un factor estructural que presenta inconvenientes
en diferentes estudios a lo largo de la región. En sí, el bajo número de emisiones se ve afectado
por la falta de estudios cuantitativos, lo que retrasan posibles emisiones y, a su vez, limita el
alcance de los futuros estudios. Como señala la Bolsa de Valores México, si bien se pudo
observar una sobredemanda en todas las emisiones realizadas, el tamaño de muestra no
permitió evaluar diferencias entre tasas de bonos verdes y bonos tradicionales. En la medida que
la estandarización de proyectos elegibles, de métricas de huella de carbono, y de procesos para
emisiones se lleve a cabo, se podrá realizar un estudio con data más exacta y que permita expandir
las conclusiones establecidas en este estudio.

En la misma línea, las diferentes definiciones de Bonos Verdes no permiten contar con una lista
única de bonos emitidos. Estas diferencias se observan a la hora de describir los proyectos que
califican para un bono verde, los requisitos para recibir la etiqueta, y los emisores que son
contabilizados dependiendo de cada taxonomía. Dado que el mercado es poco desarrollado en el
país, hemos considerado un campo más amplio de Bonos Verdes, y hemos incluido aquellos
instrumentos que se denominen como verde en al menos una de las taxonomías existentes. Por
lo mismo, es importante notar que la lista usada como base puede ser diferente a la que las
distintas instituciones listen como Bonos Verdes emitidos en el Perú.

Por otro lado, la metodología empleada cuenta con ciertas limitaciones. Utilizar un mecanismo
de entrevistas que no permite tener un número de observaciones estadísticamente
significativas10. Adicionalmente, se crea un sesgo al contar solo con aquellas instituciones en las
que hubo respuesta (sesgo de participación), por lo que es importante notar que podríamos omitir
información importante de instituciones que no logramos contactar. Sin embargo, es importante
notar que el número de entrevistas realizadas (24) se encuentra por encima del promedio usado
en estudios de este estilo (Yin, 1994). Del mismo modo, la ausencia de data objetiva no permite
establecer patrones de correlación, o algún estadístico que permita realizar test de hipótesis. No
obstante, confiamos en que esta metodología permite recoger la información de una manera
menos rígida y es adecuado para el tema estudiado.

10
Entendido como al menos 30 observaciones.

23
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
En este trabajo de investigación buscamos analizar el mercado de Bonos Verdes en el Perú a
través de las perspectivas de los diferentes stakeholders del mercado. Tras la revisión de
literatura, se identificaron patrones importantes dentro de este mercado, además del potencial que
tiene este mercado, no solo como un mercado alternativo con beneficios para emisores e
inversionistas, sino también como un mercado de interés a nivel nacional, dado su impacto
positivo en la mitigación de cambio climático. A través de la identificación de los actores
relevantes, pudimos realizar entrevistas que nos permitan responder las preguntas planteadas al
inicio del estudio.

“La ausencia de una certificación reconocida en el mercado es un factor negativo para la


expansión del mercado de bonos verdes.”

El mercado peruano, al contar con muy pocas emisiones, limita la posibilidad de establecer
patrones de forma concreta. Si bien existen diferentes formas de certificación y verificadores, la
falta de un solo estándar no limita la expansión del mercado de Bonos Verdes. Las entrevistas
revelaron que no hay una preferencia entre tipo de verificación, sea esta a través del CBI o a
través de una verificación por terceros bajo los principios del ICMA. Si bien algunos emisores
buscarán apegarse al marco del CBI debido a temas reputacionales, los inversionistas verdes
reconocen ambas como válidas, y mientras la certificación provenga de una organización externa
al emisor, mantienen su carácter de avalar el correcto uso de recursos.

Por otro lado, las entrevistas sí identificaron una diferencia entre tener una certificación oficial y
simplemente apegarse a principios verdes sin una validación externa. Del mismo modo que una
auditoría brinda señales positivas y permite corroborar una primera información ya brindada por
la compañía, los inversionistas esperan una validación del uso de recursos, y, aún más, esperan
cada vez más un reporte periódico del uso de fondos, independientemente de si esto es requerido
en el mercado del emisor.

“La creciente atención a los problemas económicos y sociales originados por el cambio
climático ha incidido en un mayor interés de los inversionistas institucionales por
incorporar bonos verdes en sus carteras.”

Los resultados nos permiten concluir que existe un interés claro en el mercado, tanto local como
internacional. Las entrevistas reflejan que este apetito incrementa la base de inversionistas,
especialmente aquellos que residen en países donde el mercado de finanzas verdes ha sido más
desarrollado, con un especial énfasis en Europa. Esta corriente, que algunos asumen como
generacional, se ha propagado en sectores no relacionados directamente con proyectos verdes,
como AFPs, fondos de inversión, entre otros.

24
En el Perú, los esfuerzos del Programa de Inversión Responsable han marcado la pauta para
fomentar este mercado, y cuenta con importantes inversionistas institucionales siguiendo los
lineamientos. Este interés no solo parte de una política propia por parte de los inversionistas, sino
que también como oportunidad de llevar a cabo inversiones que cuenten con procedimientos de
reporte que facilitan la transparencia de la inversión. El mayor flujo de información, que es
identificado como beneficio por la literatura (Ehlers & Packer, 2017), permite brindar métricas
desde los administradores de fondos hacia los clientes, que buscan que se rindan cuentas de forma
más clara sobre el uso de los fondos.

“Los costos de certificación verde representan uno de los principales desincentivos a la


emisión de bonos verdes.”

La idea detrás de esta hipótesis recae en que emisores potenciales percibirían como innecesarios
los costos de verificación. Esto último puede ser cierto en la medida que no se conozcan los
beneficios no monetarios de la emisión de Bonos Verdes, y que se vean como un gasto que no
presenta ningún beneficio a cambio. No obstante, la investigación ha permitido entender que, en
la mayoría de los casos, los costos de verificación son mínimos comparados con el tamaño de la
emisión. Este es el caso para la mayoría de las compañías en un mercado ilíquido como el
peruano, aunque es verdad que para compañías de menor tamaño no sea posible acceder al
mercado de bonos, y mucho menos optar por una certificación. En esos casos, sería justificada
una intervención de los reguladores.

Los emisores señalan, sin embargo, el carecer de una taxonomía clara que permita identificar qué
proyectos son elegibles, y que esta sea compartida por los diferentes organismos que trabajan
estos temas (BVL, MEF, MINAM). Adicionalmente, la falta de concientización en el mercado
causa que se perciban erróneamente obstáculos que difícilmente limitarían una emisión, como lo
es el percibir los costos de verificación como excesivamente altos. Por otro lado, los esfuerzos
necesarios para realizar los reportes periódicos también desincentivan la emisión, aunque es
importante que la concientización exprese que no es necesario tener un equipo de sostenibilidad
para presentar los documentos requeridos para la certificación. En ese sentido, los esfuerzos
adicionales son justificados por los beneficios en el acceder a nuevos inversionistas y en temas
reputacionales.

“La expansión del mercado de bonos verdes puede contribuir a alcanzar las metas
establecidas en la COP21.”

Respecto al impacto dentro de las NDC, es importante notar que el mercado de Bonos Verdes
presenta una importante oportunidad. A pesar de que el sistema financiero no se caracteriza por
ser líquido, la movilización de recursos en un mercado ya conocido es más factible que
implementar otras medidas con un impacto positivo, pero no convencionales, como es el mercado

25
de carbono. En este sentido, el impulso del mercado de Bonos Verdes permite desarrollar
proyectos rentables por sí mismos, mientras que se aprovecha la externalidad positiva que va
alineada con los objetivos país.

No obstante, el mercado de Bonos Verdes tiene como base movilizar recursos en busca de
proyectos rentables. En ese sentido, hay sectores que sufren del impacto climático que
difícilmente pueden volverse un negocio atractivo para inversionistas y donde el Estado, a través
del Ministerio del Ambiente, debe priorizar la preservación de los recursos, más allá de si se
puede rentabilizar como proyecto o no.

Recomendaciones de política

El mercado de Bonos Verdes tiene un potencial a nivel global. No obstante, existen condiciones
en el mercado local que pueden limitar este desarrollo. Como primer objetivo, está claro que es
necesaria la difusión de información. La BVL, junto con el PIR han desarrollado un marco
importante. Si bien este parece redundante, las experiencias en el país sugieren que todavía no
hay suficiente información respecto a las ventajas de emitir un bono verde, los proyectos que
califican, y el procedimiento. Por el contrario, existen ideas respecto al mercado que no son de
todo acertadas, como la necesidad de pertenecer a un determinado sector para ser elegible a un
bono verde, el enfrentar costos muy elevados para poder emitir, etc.

Más específicamente, la necesidad de incentivos por parte de la BVL y de la SMV responden a


características propias del mercado. Otros mercados, como el de la Bolsa de Valores Londres,
son mucho más líquidos, por lo que no requieren mecanismos adicionales para movilizar recursos.
El caso peruano es significativamente distinto. Sin necesidad de recurrir a una intervención a gran
escala, los mecanismos deben buscar diferenciar las emisiones verdes de las tradicionales, y
establecer incentivos que permitan compensar los costos de verificación y certificación. Las
acciones recomendadas son las siguientes:

- Publicación de casos de éxito: la publicación de casos exitosos de bonos verdes por parte
del regulador crearía una mayor concientización para emisores potenciales y repuntaría
la ventaja reputacional que se busca con las emisiones.
- Creación de un índice de sostenibilidad: del mismo modo que se ha manejado el Índice
de Buen Gobierno Corporativo, la creación de este añadiría el incentivo de una reducción
de costos de negociación en el mercado de acciones y bonos para aquellos.
- Beneficios tributarios: la exención o reducción del Impuesto a la Renta sobre los intereses
presentes en emisiones permitiría compensar costos incurridos durante el proceso de
emisión.

Los esfuerzos por ahora realizados, centrados en establecer una taxonomía y una guía para la
emisión, son iniciativas útiles para cubrir la brecha de información que hay en el mercado. No

26
obstante, esto es solo un punto de partida, a manera que la difusión de información no garantiza
un incremento en los bonos emitidos. Para que todo lo anterior se desarrolle, sin embargo, es
necesario contar con proyectos elegibles que califiquen dentro de dicha taxonomía. En ese
sentido, el Ministerio del Ambiente puede cumplir un rol fundamental, al trabajar con organismos
como Proinversión en el desarrollo de proyectos integrales que sean catalogados como verdes.
La posibilidad de presentar financiamiento verde en este tipo de proyectos, muchos de ellos en
sectores de transporte y saneamiento, permitiría alinear nuevos proyectos con finanzas verdes.

Importancia del Planeamiento a Largo Plazo

Del mismo modo, es crucial recalcar que el potencial del mercado debe estar basado en un plan
a largo plazo que involucre tanto a los agentes privados como a los organismos estatales. La
coordinación entre distintos organismos es clave para poder identificar cuáles son las brechas
existentes y de qué manera estas pueden ser solucionadas con financiamiento verde. Como señala
Silvana Rebaza, de la Embajada Británica, se ha identificado obstáculos al querer unir esfuerzos
dentro de diferentes Ministerios, así como al incorporar a agentes dentro de una planificación a
largo plazo. Esto último se corrobora con el análisis del Plan de Competitividad y Productividad
2019-2030 (Consejo Nacional de Competitividad y Formalización, 2019), el cual, a pesar de
contar con la participación de distintos Ministerios, no establece de manera concreta un plan para
la mitigación de cambio climático, ni mucho menos un enfoque directo hacia las finanzas verdes.

En este sentido, es crucial incorporar como ente mediador y organizador al Centro Nacional de
Planeamiento Estratégico (CEPLAN). A través de este organismo, es posible establecer un
programa a largo plazo que sea independiente de ciclos electorales, y que permita concentrar la
experiencia de finanzas públicas del MEF con la experiencia sobre las necesidades específicas
que identifica el MINAM. El 23 de setiembre de 2020, el presidente Vizcarra comunicó la
creación de la Comisión de Alto Nivel de Cambio Climático (CANCC), que incorpora a 14
Ministerios, pero también al CEPLAN como ente clave para el desarrollo de una estrategia
nacional.

Dentro de esta estrategia, recomendamos trabajar conjuntamente con ASBANC y ASOMIF, para
poder formar una cartera verde. Esto es posible en la medida en que se perciba un plan a largo
plazo y, así, el contacto entre el sector financiero con clientes permita crear portafolios verdes
cuyos proyectos pueden ser financiados a través de bonos verdes, como ya se hizo en México.
Esto permite acceder a economías de escala y reducir los costos de proyectos que por sí solos no
serían atractivos para un marco de bono verde. Este tipo de acciones debe desarrollarse en medio
del proceso dirigido por finanzas corporativas, y así garantizar que se desarrolle un marco de
Bonos Verdes desde el inicio de la estructuración.

27
Además, consideramos que el sector financiero y los bancos tienen un rol muy importante en el
mercado de bonos verdes, porque el banco es el sector que puede emitir y financiar casi cualquier
tipo de proyectos. Por ejemplo, un banco puede emitir un bono verde para financiar energías
renovables, que justifica con préstamos que ellos otorgan a empresas con proyectos renovables.
Los bancos suelen abarcar muchos tipos de proyectos, porque el banco es el promotor o el
movilizador de la economía, o del sector financiero en general. El impulso del sector financiero
en el mercado de bonos verdes sería de mucha utilidad para el desarrollo de este y el gobierno
debería incentivar su participación.

Finalmente, respecto a una emisión soberana, esta permitiría dar una gran señal respecto a los
objetivos a nivel país y sería clave para la atracción de inversionistas y emisores locales que aun
no pertenecen al mercado. No solo esto, sino que las emisiones soberanas en el pasado reciente
reflejan una buena recepción a nivel internacional. El punto clave, como señala el MINAM, es
poder definir la cartera de proyectos a largo plazo. Lo más conveniente sería adecuar los
lineamientos establecidos por la BVL y optar por una emisión programática como hizo Chile, que
permita reducir costos, y que permita incorporar diferentes tipos de proyectos. El sistema de
seguimiento y verificación de reportes sería, idealmente, uno similar al monitoreo que
Proinversión realiza con sus Proyectos en Activos. Es importante notar, finalmente, que si bien
la legislación peruana no permite emisiones subnacionales (como municipalidades), los esfuerzos
del Estado pueden estar canalizados en más emisiones de COFIDE, como hizo Chile con CORFO
mientras preparaba su emisión soberana. Todo esto, sin embargo, debe partir de un análisis
transversal respecto a los sectores que más se adecúen a una transición hacia proyectos verdes,
como puede ser un cambio sustancial dentro de la matriz energética del país, la adopción de
infraestructura eco-amigable, entre otros proyectos evaluados a nivel global.

Observaciones finales

Ante la coyuntura actual, es importante notar el impacto que puede tener la crisis sanitaria en el
futuro de este mercado y, general, de las finanzas sostenibles. A pesar de no poder desarrollar
ideas concluyentes a este momento, es importante notar que la liquidez en el sistema financiero
peruano no se ha visto afectada como en otras situaciones de estrés. No solo esto, sino que la
presencia de inversionistas extranjeros se ha mantenido en niveles confiables. Por otro lado, el
riesgo país se ha mantenido entre los más bajos de la región, por lo que el atractivo del mercado
de capitales peruano no ha visto una caída dramática.

Sin embargo, al estar expuestos a un contexto de tasas bajas, donde las expectativas no señalan
un alza de estas en el futuro cercano, resulta complicado observar una compresión de tasas que
motive emisiones verdes. Incluso a pesar de las tasas bajas, el mercado no cuenta con un mercado
de capitales líquido. Del mismo modo, los proyectos de inversión que podrían dar pie a nuevas

28
emisiones han sido puestos en pausa. Resulta crucial promover la importancia de otros beneficios
que puedan presentarse para emisores, y que puedan tomar parte de la reactivación económica.

El mercado de Bonos Verdes es uno relativamente nuevo, en especial para países emergentes. No
obstante, el potencial de desarrollar este mercado de la mano con proyectos necesarios a lo largo
de diferentes sectores nos hace pensar que es de interés público impulsarlo. Futuros estudios son
necesarios, tanto para evaluar la evolución de este mercado durante los próximos años, como
también para realizar estudios cuantitativos que permiten complementar a los patrones ya
observados, los cuales serán factibles conforme el mercado provea más emisiones. Del mismo
modo, conforme la difusión de las finanzas verdes siga en pie, será posible recoger la visión de
más actores del mercado, así como poder captar nuevos agentes que busquen operar en este.

Adicionalmente, resulta importante establecer que, dado que el mercado es joven, puede haber
beneficios que aún no han sido identificados. Por un lado, estudios adicionales podrían evaluar el
comportamiento de activos ASG ante cambio económicos, en especial la actual crisis sanitaria.
Por otro lado, resulta importante evaluar si las métricas utilizadas en la medición de riesgo
contemplan los riesgos climáticos de inversiones intensivas en carbono11. Estos esfuerzos
permitirían identificar más beneficios de este tipo de inversiones.

Finalmente, los Bonos Verdes no son los únicos bonos temáticos desarrollados. Los Bonos
Sociales, por ejemplo, buscan utilizar los fondos para proveer el acceso a servicios básicos,
generación de empleo, entre otros. Los Bonos Sostenibles buscan una combinación entre los
Verdes y los Sociales, mientras que los Bonos de Transición se centran en emisores intensivos en
carbono, con el fin de modificar sus procesos para disminuir su huella de carbono. Por último,
también se han desarrollado KPI-Linked Bonds, donde la tasa a pagar depende de ciertas métricas
preestablecidas, consolidando el compromiso del emisor. Por esto, si bien el mercado de Bonos
Verdes constituye la gran mayoría de Bonos Temáticos, la introducción de nuevas alternativas
debe ser estudiado para poder desarrollar el potencial de estos en economías emergentes, en
especial durante la fase de recuperación que tenemos por delante.

Si bien el potencial del mercado ha sido identificado, es necesario contar con un marco que
sostenga el desarrollo del mercado y logre direccionar los esfuerzos hacia un mismo objetivo. Si
bien las iniciativas privadas han dominado hasta el momento, es importante recalcar que existe
una ventaja para financiamiento verde, pero ha sido difícil adecuarla hacia un impulso sostenible
a nivel ambiental (CEPLAN, 2020). Con un plan desarrollado, sumado a los importantes
esfuerzos del sector privado, el mercado podrá experimentar un crecimiento que, si bien no será
inmediato, estará dirigido hacia contribuciones a nivel privado y social.

11
Por lo pronto, existe un esfuerzo de MSCI al crear un modelo Value-at-Risk que contempla riesgos climáticos (MSCI
ESG Research, 2020).

29
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33
ANEXOS

34
Anexo 1: Bonos Verdes en América Latina

Fuente: CBI (2019)

35
Anexo 2: Evolución de emisiones globales de bonos verdes

*A julio del 2019


Fuente: CBI (2019), Elaboración Propia

36
Anexo 3: Participación nacional de las emisiones de GEI por sectores

Fuente: Grupo de Trabajo Multisectorial (2018)

37
Anexo 4: Medidas de mitigación según sector de emisión de GEI

Fuente: Grupo de Trabajo Multisectorial (2018)

38
Anexo 5: Medidas bajo responsabilidad de cada sector gubernamental por área temática

Fuente: Grupo de Trabajo Multisectorial (2018)

39
Anexo 6: Uso de fondos de Bonos Verdes en LAC

Fuente: CBI (2020)

40
Anexo 7: Actores entrevistados
Nombre Cargo Empresa/Organización Tipo Observaciones
Gerente de Finanzas
Sostenibles para
Ana Colazo Latinoamérica Vigeo Eiris Certificadora
Associate en
Sustainable Finance
Daniel Sanchez Solutions Sustainalytics Certificadora
Gerenta General de
Pacific Corporate
Sandra Carrillo Sustainability Grupo PCR Certificadora
Antes denominado
Specialist Debt & Consorcio
Mario Rodriguez Capital Markets ISA CTM Emisor Transmantaro
Jefe de Proyectos Antes denominado
Pablo Jaramillo Financieros Softys Emisor Protisa Perú
Vice President - Estructurador del Bono
Luis José Nuñez Investment Banking Credicorp Capital Estructurador Verde de Softys
Estructurador del Papel
Comercial Verde de
Sub Gerente de Bosques Amazónicos
Solange Rámirez Negocios BNB BNB SAB Estructurador S.A.C.
Associate - Investment Estructurador del Bono
Daniel Grados Banking Credicorp Capital Estructurador Verde de Softys
Participó en la compra
Manuel Maurial Consultor de Bonos Verdes como
Mckee Independiente - Independiente parte de COFIDE
Consultor Expresidente de la
Marco Zaldívar Independiente - Independiente BVL
Consultor
Rodrigo Salcedo Independiente - Independiente
Danitza Analista de Inversiones
Kojakovic Alternativas Prima AFP Inversionista
Jefe de Análisis de
Cynthia Agüero Inversiones Rimac Seguros Inversionista
Felipe Carpio Portafolio Manager de
Tirado Renta Fija Pacífico Seguros Inversionista
Jean Pierre
Fournier CIO Public Markets AFP Integra Inversionista
Programa de Inversión
Arturo Caballero Secretario Técnico Responsable Promotor
Banco Interamericano
Anónimo12 Funding Sr. Specialist de Desarrollo Promotor
Federica Business Development London Stock
Giacometti Associate Exchange Promotor
Coordinadora del
Programa de Climate Bonds
Leisa de Souza Agricultura en Brasil Initiative Promotor
Climate Change &
COP 26 Policy Embajada Británica en
Silvana Rebaza Manager Perú Promotor
Cynthia Gómez Especialista ambiental Proinversión Regulador
Director de Economía
Luis Marino y Financiamiento Ministerio del
Nava Climático Ambiente Regulador
Director de Relación
con Inversionistas y Bolsa de Valores de Regulador -
Carlos Barrios Responsabilidad Social Colombia Colombia
Manager del Comité
Consultivo de Finanzas Bolsa de Valores de Regulador -
Cecilia Latapi Verdes México México

12
El/la entrevistado/a nos pidió mantener secreta su identidad.

41
Anexo 8: Cuestionario por tipo de actor
Emisores existentes

I. Percepción del mercado:


1. ¿Cuál es su nivel de interacción con el mercado de bonos verdes?
II. Decisión de emisión:
2. ¿Cómo llega a ustedes el concepto de bono verde?
3. ¿Cuál fue la motivación/detonante que los llevó emitir un bono verde (beneficios
reputacionales, cambiar modelo de negocio, menor cupón ofrecido, presión de
inversionistas, regulación)?
4. ¿Cuál fue la razón para no haber emitido un bono verde anteriormente (falta de
información de inversionistas, falta de proyectos, falta de importancia por parte de
un mercado desarrollado?
5. ¿Qué pasos siguieron?
6. ¿Optaron por alguna certificación internacional? ¿Por qué?
III. Resultados:
7. ¿Cuáles fueron los beneficios (monetarios/no monetarios) que presentaba un bono
verde para ustedes?
8. ¿Sienten que hay alguna ventaja tangible respecto a la emisión de un bono
tradicional? ¿Cuál fue el mayor beneficio de emitir bonos verdes (mejoras
reputacionales, aumento de precio de la acción)?
9. ¿La emisión de bonos verdes les permitió atraer a nuevos inversionistas?
10. ¿La emisión de bonos verdes les permitió tener una relación más cercana con
inversionistas?
11. ¿La emisión de bonos verdes les permitió tener una mayor demanda en comparación
con emisiones similares de bonos tradicionales?
12. ¿Está dentro de sus planes volver a emitir? ¿Si no es así, qué faltaría para que su
decisión cambiase?
IV. Impulso de mercado:
13. ¿Cuál es el rol que creen que deba tener el Estado en este mercado? ¿Qué organismo?
14. ¿Cuál creen que es el mayor obstáculo al emitir o planificar la emisión de un bono
verde en el país?
15. ¿Qué incentivo considera más efectivo para impulsar el mercado (mejoras para
requerimientos de capital, deducción de impuestos a costos de emisión, subsidios
directos, etc.)?
16. ¿Cuál considera que sería el impacto de una emisión soberana en el mercado de
bonos verdes?

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Inversionistas

I. Percepción del mercado:


1. ¿Cuál es su nivel de interacción con el mercado de bonos verdes?
2. ¿Cuenta en su cartera con bonos verdes? ¿Qué porcentaje?
II. Preferencias de inversión:
3. ¿Ve valor en invertir en bonos verdes?
4. ¿Considerando bonos de similar disponibilidad y con precios competitivos, elegiría
los bonos verdes sobre bonos tradicionales?
5. ¿Tendría alguna preferencia marcada hacia alguna moneda de emisión?
6. ¿Tendría alguna preferencia marcada hacia adquirir bonos verdes en emisiones
primarias respecto a cotizaciones secundarias?
7. ¿Tendría alguna preferencia marcada hacia adquirir bonos verdes de algún sector
en específico (energía, industrial, transporte, etc.)?
8. ¿Tendría alguna preferencia marcada hacia adquirir bonos verdes de algún tipo de
emisor en específico (corporativos financieros, corporativos no financieros,
soberanos, entidades supranacionales, etc.)?
III. Decisión de inversión:
9. ¿Cuentan su organización con algún fondo de inversión destinado a inversiones
verdes/sostenibles?
10. ¿Qué porcentaje de sus AuM de su cartera de Renta Fija asignaría a bonos
verdes/sociales?
11. ¿Qué importancia le da a la certificación obtenida por el bono previo a la emisión?
12. ¿Cuál considera que es el factor más determinante a la hora de elegir invertir en
bonos verdes (contar con certificación, ser denominado en la moneda de
preferencia, tamaño de emisión, rating de compañía, otros)?
13. ¿Cuál sería el impacto de un deficiente “Impact Reporting” por parte del emisor?
IV. Impulso de mercado:
14. ¿Considera que existen fallas en el mercado de bonos verdes (Por ejemplo, costos
extra al emitir, falta de información, entre otros?
15. ¿Qué incentivo considera más efectivo para impulsar el mercado (mejoras para
requerimientos de capital, deducción de impuestos a costos de emisión, subsidios
directos, etc.)?
16. ¿Cuál considera que sería el impacto de una emisión soberana en el mercado de
bonos verdes?
17. ¿Cuál es el potencial que podrían tener las economías emergentes en este mercado?
18. ¿Considera que el mercado de bonos verdes tiene potencial en el país y que
eventualmente se volvería un mercado líquido?

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Reguladores

I. Relación con el mercado:


1. ¿Cuál es el rol de su organización en el mercado? ¿La entidad tiene algún contacto
con el mercado de bonos verdes?
2. ¿Cuentan con alguna definición estandarizada de bonos verdes? ¿Lista de
proyectos que califiquen?
3. ¿Usted considera que su entidad debe tener algún tipo de interacción con este
mercado?
4. ¿Qué esfuerzos se han realizado hasta ahora? ¿Cuáles están por realizarse?
5. ¿Han trabajado conjuntamente con empresas en algún proyecto sostenible?
II. Impulso de mercado:
6. ¿Cuál es su visión para fomentar proyectos sostenibles?
7. ¿Cómo impulsar que los agentes privados tomen en su agenda este tipo de
proyectos?
8. ¿Cómo va el cumplimiento de las metas de la COP 21? Si no vamos a llegar,
cuáles son las principales causas de ello.
9. ¿Cree que la participación de los agentes privados en una transición a proyectos
sostenibles ayudaría a reducir la huella de carbono, o no sería significativo?
10. ¿Considera que existen fallas en el mercado de bonos verdes (costos extra al
emitir, falta de información)?
11. ¿Cuál considera que sería el impacto de una emisión soberana en el mercado de
bonos verdes?
Otras organizaciones

I. Relación con el mercado:


1. ¿Cuál es el rol de su organización en el mercado?
2. ¿Qué esfuerzos se han realizado hasta ahora? ¿Cuáles están por realizarse?
II. Impulso de mercado:
3. ¿Qué obstáculos tiene el mercado de bonos verdes?
4. ¿Qué prácticas son las que más se pueden aprender de otros países?
5. ¿Qué proyectos son los que más se podrían replicar?
6. ¿Considera que existen fallas en el mercado de bonos verdes (costos extra al
emitir, falta de información)?
7. ¿Por qué es necesario desarrollar este mercado?
8. ¿Los proyectos sostenibles seguirían en pie aún sin el mercado de bonos verdes?
9. ¿Cómo podría mejorarse el proceso de certificación? ¿Y los reportes de impacto?
10. ¿Cuál considera que sería el impacto de una emisión soberana en el mercado de
bonos verdes peruano?

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Anexo 9: Actores participantes

• AFP Integra:
AFP Integra fue fundada en 1993 y desde el 2011 cuenta con el respaldo de SURA, el
grupo más grande de pensiones en Latinoamérica. En el Perú, cuenta con una cartera de
65,394 millones de soles, lo que corresponde a una participación de mercado de 37.4%.
El Gerente General, Aldo Ferrini, es el presidente del Programa de Inversión
Responsable.

• BNB Valores Sociedad Agente de Bolsa:


Sociedad Agente de Bolsa establecida en el 2006, forma parte del grupo del Banco
Nacional de Bolivia. Se dedican a servicios de intermediación financiera, tanto por cuenta
propia como por terceros. Durante el 2019 colocó valores representativos de deuda de
USD 13.7MM, así como colocaciones privadas por un valor total de USD 24.5MM. En
julio del 2020, realizan la primera colocación de papeles comerciales verdes en el
mercado alternativo de la Bolsa de Valores de Lima, por USD 3.5MM a 360 días.

• Bolsa de Valores de Colombia:


La BVC es una bolsa multi-producto y multi-mercado creada en el 2001 con la fusión de
la Bolsa de Occidente, la Bolsa de Medellín, y la Bolsa de Bogotá. Es la cuarta bolsa con
mayor volumen negociado en América Latina, solo por detrás de Brasil (BM&F
Bovespa), Chile (Bolsa de Comercio de Santiago), y México (Bolsa Mexicana de
Valores). A la fecha cuentan con 7 emisiones temáticas, entre bonos verdes, sociales, y
sostenibles. Adicionalmente, desde el 2019 cuentan con Task Force por la Inversión
Responsable.

• Bolsa de Valores de Lima:


La BVL es una bolsa fundada en 1860 que cotiza acciones de 260 compañías. Cuenta con
una capitalización bursátil de alrededor de 160,000 millones de dólares y es dueña del
94% de la Cámara de Liquidación CAVALI. Es miembro fundador del Programa de
Inversión Responsable y en el 2018 creó la Guía para Emisión de Bonos verdes.

• Climate Bonds Initiative:


CBI es una organización internacional sin fines de lucro establecida en el 2009 y es
responsable del primer programa de certificación para bonos verdes, publicado en
diciembre del 2010. A través de verificadores aprobados, CBI provee la etiqueta de Green
Bonds, validada a nivel internacional y alineada con los objetivos de la COP21 de París.
Del mismo modo, CBI realiza un seguimiento a los bonos verdes emitidos desde el 2009
y cuenta con la mayor basa de datos de este tipo de instrumento. Del mismo modo, realiza
programas de difusión de información de este mercado, y publica reportes
periódicamente sobre los avances de este.

• COFIDE:
COFIDE es un banco de desarrollo fundado en 1971, y se encarga de ejecutar políticas
públicas, en especial las relacionadas con inversión en infraestructura, formalización de
pequeña y mediana empresa, etc. Desde el 2016 tiene implementado un Marco de Gestión
del Riesgo Social y Ambiental y desde el 2017 publica un Reporte de Sostenibilidad
anual. En abril del 2019 emitió su primer Bono Verde por PEN 100MM, a un plazo de 3
años y con un interés de 5.125%. Este bono fue utilizado para financiar la Central
Hidroeléctrica RenovAnds H1, y contó con una demanda de 1.4x el monto subastado.

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• Consejo Consultivo de Finanzas Verdes - Bolsa Mexicana de Valores:
El Consejo Consultivo de Finanzas Verdes (CCFV) es una iniciativa de la Bolsa
Mexicana de Valores creado en el 2016 para el impulso de vehículos verdes en el
mercado financiero. Dentro de los esfuerzos de la organización se incluye la aplicación
de los Green Bond Principles, así como la organización con inversionistas institucionales
para incrementar la transparencia de los emisores de instrumentos verdes. A la fecha
identifican más de 20 Bonos Temáticos, entre Verdes y Sustentables.

• Credicorp Capital:
Credicorp Capital es el holding de Credicorp Capital Perú, Credicorp Capital Colombia,
y Credicorp Capital Chile, y se consolida como el grupo financiero más grande de nuestro
país. Ofrece servicios financieros en mercado de capitales, gestión de activos, finanzas
corporativas, entre otros. En el Perú, ha estructurado el Bono Verde de Softys en octubre
del 2018.

• Embajada Británica en Perú:


La Embajada Británica es el organismo que representa al gobierno británico y se encarga
del manejo de relaciones comerciales, seguridad, defensa y cambio climático. A través
de este organismo, ha podido desarrollar la estrategia de Green Finance del centro
financiero del Reino Unido, a través de sus políticas de Greening the Financial Sector y
Financing Green. A través de este impulso participa en diversos eventos sobre finanzas
verdes y ha trabajado en conjunto con la BVL para la creación de la Guía de Emisión de
Bonos Verdes del 2018.

• ISA CTM – ISA REP:


Antes denominado Consorcio Transmantaro, pertenece al Grupo ISA, y es la empresa
encargada de proyectos de transmisión de energía. La red de transmisión abarca más de
4,000km y 21 subestaciones, y es la responsable de unir el Sistema Interconectado
Centro-Norte con el Sistema Interconectado Sur. En abril del 2019 emitió su primer Bono
Verde Internacional por USD 400 MM, a un plazo de 15 años y con un interés de 4.7%
y con una demanda de 3.6x veces el monto subastado.

• London Stock Exchange


La Bolsa de Londres es una bolsa fundada en 1571, lo que la hace una de las bolsas más
antiguas del mundo. Actualmente cuenta con una capitalización de 4.6 billones de
dólares, correspondiente a más de 2,600 compañías pertenecientes a más de 60 países. El
FTSE 100, uno de los mayores índices bursátiles, está compuesto por las compañías con
mayor capitalización en el LSE. Desde el 2015 establecieron un segmento dedicado a
Bonos Verdes, mientras que en el 2019 se expandió al Sustainable Bond Market, donde
se negocian bonos temáticos (verdes, sociales, y sostenibles) de manera especializada,
con más 200 instrumentos de deuda.

• Ministerio del Ambiente:


Órgano del Poder Ejecutivo creado en el 2008, es en organismo encargado de la
conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Es responsable de la Política
Nacional del Ambiente. A través de la Dirección de Economía y Financiamiento
Ambienta, ha incorporado el tema de finanzas verdes dentro de la Política de
Competitividad del Estado, recalcando la posibilidad de una emisión verde soberana o
subestatal como meta pendiente.

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• Pacific Credit Rating:
Pacific Credit Rating es la primera empresa latinoamericana reconocida por el CBI como
verificadora acreditada para la certificación de Bonos Verdes. Ofrece servicios de
clasificación de riesgos, y, a través de su filial Pacific Corporate Sustainability Latam,
provee servicios de finanzas sostenibles. En el Perú, ha verificado las emisiones de
papeles verdes por Bosques Amazónicos, mientras que a nivel Latinoamérica, ha
verificado el primer Bono Verde de Centroamérica, con la emisión de Panasolar Group,
en Panamá.

• Pacífico Seguros:
Establecido en 1996, Pacífico Seguros forma parte del Grupo Económico Credicorp, y
comprende alrededor del 26% del mercado asegurador peruano. Sus productos incluyen
seguros de salud, seguros vehiculares, líneas personales y líneas comerciales. A fin del
2019 cuenta con un patrimonio neto de PEN 2,802MM, posicionándose como uno de los
mayores inversionistas institucionales del mercado.

• Prima AFP:
Prima AFP fue fundada en el 2005 y es parte del Grupo Crédito, grupo financiero líder
en el país, con inversiones como el Banco de Crédito del Perú, Mi Banco, entre otros.
Prima Cuenta con una cartera de 54,211 millones de soles, lo que corresponde a una
participación de mercado de 31%. Además, es parte del Programa de Inversión
Responsable.

• Programa de Inversión Responsable:


Asociación creada en el 2014 en el marco de la COP20 en Lima, busca promover la
inversión a través de un enfoque considerando las variables Ambientales, Sociales, de
Gobierno Corporativo (ASG). Sus actividades buscan promover los Principios de
Inversión Responsable, a través de reportes y eventos con diferentes actores del sistema
financiero. Entre sus socios se encuentran Administradoras de Fondos de Inversión,
AFPs, aseguradoras, la Bolsa de Valores de Lima y COFIDE.

• Proinversión:
Proinversión es la Agencia de Promoción de La Inversión Privada y es un organismo
adscrito al Ministerio de Economía y Finanzas. Promueve la participación privada a
través Asociaciones Público-Privadas (APP), Proyectos en Activos, y Obras por
Impuestos. Entre los sectores más desarrollados se encuentran transporte, vivienda,
saneamiento, y educación.

• Rímac Seguros:
Establecido en 1895 como Compañía Internacional de Seguros, Rímac Seguros es uno
de los principales inversionistas institucionales del mercado. Desde 1965 es parte del
Grupo BRECA y abarca el 30.7% del mercado asegurador peruana. Ofrece seguros de
salud, seguros escolares, seguros de vida, entre otros. Además, es parte del Programa de
Inversión Responsable. Fue el único comprador del bono verde del IFC en el 2014.

• Softys – CMPC:
Protisa Perú, ahora bajo la denominación de Softys, pertenece a Empresas CMPC,
proveedor de papel tissue con operaciones en Chile, Argentina, Uruguay, México,
Colombia, Ecuador y Brasil. En octubre del 2018 emitió un Bono Verde por PEN
100MM, a un plazo de 6 años y con interés de 6.625%. La matriz CMPC ha emitido

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bonos verdes en E.E.U.U. (USD 500MM a 10 años) y Chile (USD 93MM a 10 años),
además de contar con una línea de préstamo de USD 100MM bajo el formato de Green
Loan.

• Sustainalytics:
Sustainalytics es una compañía especializada en investigación y rating ASG. Fue fundada
en 1992 y pertenece a Morningstar Inc. Es una verificadora aprobada por Climate Bonds
Initiative para la certificación de Bonos Verdes. Asimismo, proveen su propia
verificación para bonos temáticos (Second-Party Opinion). En el Perú, ha verificado el
bono verde de Softys y el bono social de Colegios Peruanos.

• Vigeo Eiris:
Vigeo Eiris es una consultora europea fundada en el 2002 que ofrece servicios de
asesoría, análisis y manejo de data en temas ASG. Desde el 2019, es parte de Moody’s
Corporation y es una verificadora aprobada por Climate Bonds Initiative para la
certificación de Bonos Verdes. Asimismo, proveen su propia verificación para bonos
temáticos (Second-Party Opinion). En el Perú, ha verificado los dos bonos temáticos
emitidos por COFIDE (uno verde y uno sostenible) y el bono social emitido por Banco
Pichincha.

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