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nternational Journal of Scientific Management and Tourism, 2017. Vol.3 Nº 1 pp 31-47. Balbuena, A.M.

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Barrera, D. y Hernández, M.: EL IMPACTO SOCIO-CULTURAL DEL TURISMO EN BENALMÁDENA

El IMPACTO SOCIO-CULTURAL DEL TURISMO EN BENALMÁDENA

Antonia Ma. Balbuena Vázquez1


Daniel Barrera-Fernández2
Marco Hernández-Escampa3
RESUMEN
El impacto sociocultural del turismo implica el resultado o consecuencias del contacto de dos
grupos humanos, la comunidad anfitriona y la comunidad huésped. De entrada, el turismo
bien organizado puede favorecer el contacto entre los visitantes y la población local, lo que
daría a lugar al intercambio cultural de los pueblos (OMT, 1997) además de revalorizar y
conservar la cultura local (Acerenza, 1984; Benseny, 2006). Pero por otro lado, pueden
lesionar en general, el patrimonio cultural tangible e intangible (Torres, 2005). El objetivo de
este estudio es analizar los impactos socioculturales del destino maduro de Benalmádena a
través de la opinión de sus residentes. Para ello, se ha realizado un muestreo aleatorio
estratificado proporcional a una muestra total de 770 habitantes. Se ha usado el cuestionario
como herramienta para recabar la información y finalmente, se ha obtenido como resultado,
que los residentes de Benalmádena tienen una opinión hacia el impacto sociocultural
ambivalente o indecisa. Esto podría ser debido, a que reconocen y son conscientes, tanto de
los aspectos positivos como negativos que el turismo provoca en el destino.

Palabras claves: impactos socioculturales, turismo, percepción, Benalmádena.

THE SOCIOCULTURAL IMPACT OF TOURISM IN BENALMÁDENA

ABSTRACT
The sociocultural impact of tourism involves the result or consequences of contact with two
human groups, the host community and the guest community. From the beginning, the well
organized tourism can encourage the contact between visitors and the local population
(Acerenza, 1984; Benseny, 2006), which would give rise to cultural exchange between nations
(OMT, 1997), as well as enhancing and preserving the local culture (Acerenza, 1984; OMT,
1997; Benseny, 2006). But on the other hand, they can damage generally the tangible and
intangible cultural heritage (Torres, 2005). The aim of this study is analyzing the social and
cultural impacts of mature destination of Benalmádena through the opinion of their residents.
For this reason, it has been made a random stratified

1 Faculty of Turismo, University of Málaga (Spain). E-mail.: abalvaz@yahoo.es.


2 Faculty of Architecture, University Autónoma of Oaxaca "Benito Juárez" (México), E-mail.:
dbarrera.arqcu@uabjo.mx.
3 Faculty of Architecture, University Autónoma of Oaxaca "Benito Juárez" (México), E-mail.:
mescampa.arqcu@uabjo.mx.

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proportional sample with a total sample group of 770 inhabitants. It has been used the
questionnaire as a tool to gather information and it has been obtanined as a result of it that the
inhabitants of Benalmádena have an ambivalent or indecisive opinion of the sociocultural
impact. This would be due to recognize and be aware of as many the positive as negative
aspects that the tourism causes in the destination.

Keywords: sociocultural impacts, tourism, perception, Benalmádena

1. INTRODUCCIÓN
El turismo se consume en el lugar de producción, por tanto, los turistas,
internacionales o internos, deben viajar a la “fábrica” para consumir sus vacaciones (OMT,
2003; De Kadt, 1991) lo que ocasiona que millones de personas se trasladen de su lugar de
residencia común y se instalen en el seno de determinadas comunidades que han pasado a ser
destinos turísticos (Martín de la Rosa, 2009) provocando una serie de consecuencias en estos
lugares.
Los impactos del turismo se han definido como los cambios que se producen como
consecuencia de esta actividad a través del tiempo (Hall y Lew, 2009). Estos pueden ser de
gran alcance y extremadamente variados, pero generalmente la literatura suele clasificarlos en
tres categorías (Santana, 1997; Gursoy et al., 2002; Gursoy y Rutherford, 2004; Andereck et
al., 2005; Martín de la Rosa, 2009; Díaz, 2010; Monterrubio y García, 2011): impactos
económicos, medioambientales e impactos socioculturales, siendo estos últimos, los que se
van a analizar para este estudio.
Esto no significa que los alcances del turismo se restrinjan únicamente a dichos
ámbitos, pues suelen abarcar varias dimensiones que se interrelacionan para dar origen a su
complejidad (Monterrubio et al., 2011). Y esa misma complejidad se traslada a la hora de
diferenciar los impactos en económicos, socioculturales y medioambientales, dada su total
relación entre todos ellos.
De la misma manera, es relevante destacar que estos impactos dependerán en cada
caso particular del tipo de turismo y del tipo de sociedad de acogida, es decir, existen una
serie de variables que influyen en estos impactos tales como:

● Las características del turista: su grupo de ingresos, estilo de vida, trasfondo


educacional (Noronha, 1977 citado en De Kadt, 1991), las expectativas, las
propias características personales, su capacidad de relacionarse y aprender de
su entorno, etc. (Antón y González, 2008);
● Las características del viaje: su duración, número de países visitados, si el viaje
se basa en un único destino o en diversas escalas;
● La forma de organización: individual o en grupo;
● El tipo de instalaciones que utiliza el turista: tanto el modo de transporte, el
tipo de alojamiento, los cuales, pueden variar desde la acampada al aire libre,
estancia en un hotel, etc.;
● La motivación del viaje: si se trata de negocios, peregrinación, visita a
familiares/amigos, vacaciones, etc.

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Estas variables variarán entre países y localidades, pero todos influirán en el entorno
social de la población (OMT, 1997). La intensidad de estos efectos dependerán de múltiples
causas, entre ellos destacan: la distancia cultural relativa entre población local y turistas
(OMT, 1997; Antón y González, 2008), el tipo y el número de visitantes, la capacidad de
asimilación del turismo por parte de la totalidad o una parte de la comunidad local (Antón y
González, 2008) y las tendencias estacionales.
Muchos estudios están enfocados en satisfacer las demandas del turista y cubrir sus
necesidades, sin tener en cuenta la opinión de los residentes locales, que observan silenciosos
cómo modernizan, urbanizan o crean actividades de ocio que modifican su paisaje. Los
residentes han observado el desarrollo que se ha producido en su localidad, estando al margen
de los cambios acaecidos. Por otra parte, una población local amable, supone mayor
probabilidad de éxito en la industria del turismo, por lo que identificar y comprender qué
variables influyen en el apoyo de los residentes para el desarrollo turístico es fundamental
para el éxito de cualquier planificación. Es por ello, que los investigadores en turismo
destacan las opiniones de los residentes y reconocen la necesidad de incluirlos en el inicio de
la planificación turística (Liu et al., 1987).
El objetivo de este artículo, es analizar los impactos socioculturales en la localidad de
Benalmádena a través de la percepción de los residentes. Si bien los efectos económicos y
medioambientales son más evidentes en cuanto a los beneficios que aporta el primero y los
daños físicos que causa el segundo, los cambios sociales y culturales que causa el turismo
suelen ser desafortunadamente más difíciles de medir (Milman y Pizam, 1988) y delimitar
(Santana, 1997). Es por ello, que centramos este estudio en estos impactos, los cuales resultan
tan trascendentes como los otros y a menudo, cuentan con mayor repercusión a medio y largo
plazo, dada la perdurabilidad de muchos de éstos una vez transformados o dada la
irreversibilidad de las pérdidas a nivel cultural (Antón y González, 2008).

2. LOS IMPACTOS SOCIOCULTURALES


Dogan (1989) descubrió que el desarrollo turístico provoca una serie de efectos sobre
las características socioculturales de los residentes afectando, por ejemplo, los hábitos, las
rutinas cotidianas, la vida social, las creencias y los valores de los habitantes del destino
turístico. En la dimensión sociocultural se producen interacciones entre dos grupos humanos,
la comunidad anfitriona y la comunidad huésped (Santana, 1997; Antón y González, 2008;
Hall y Lew, 2009; Martín de la Rosa, 2009; Monterrubio y García, 2011) donde pueden
crearse nuevas oportunidades sociales y culturales, o contrariamente, generar sensación de
agobio, presión, congestión, etc. en diferentes momentos de la vida del residente amenazando
su identidad cultural y realidad social.
Si bien muchos de los impactos socioculturales son similares en distintos destinos
turísticos, los resultados de un estudio en particular no constituyen una base para una
conclusión general. Hay muchos factores que influyen en los impactos socioculturales y
pueden producir resultados diferentes, dado que cada sociedad desarrolla su propia cultura,
estilo de vida y actitudes hacia el turismo (Benseny, 2006).
De entrada, el turismo bien organizado puede favorecer el contacto entre los visitantes
y la población local (Acerenza, 1984; Benseny, 2006), lo que daría a lugar al intercambio

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cultural de los pueblos (Korca, 1996; OMT, 1997; Yoon et al., 2001; Besculides et al, 2002;
Dyer et al., 2007) beneficiándose la población local de las innovaciones sociales, las nuevas
tendencias y los movimientos culturales, que dinamizarían el entorno hasta entonces
caracterizado por el inmovilismo social y el aislamiento cultural (Savelli, 1996; Rubio, 2003;
Antón y González, 2008). De igual forma, a través del conocimiento de otras culturas, puede
crecer el grado de tolerancia en cuanto a formas de vida, creencias religiosas, opciones
políticas u orientación sexual, (Antón y González, 2008), además de mejorar la situación
social de la mujer en la vida social, (Haralambopoulous y Pizam, 1996), etc.
El turismo también puede revalorizar y conservar la cultura local (Acerenza, 1984;
OMT, 1997; Benseny, 2006), ayudando a preservar y transmitir las tradiciones históricas,
contribuyendo con el renacer de la cultura, el arte, la artesanía indígena (Antón y González,
2008g), el folclor, la gastronomía regional y las festividades populares (Monterrubio y arcía,
2011). En muchos países, las manifestaciones regionales o locales de la cultura han llegado a
ser apreciadas y estimuladas de nuevo por la población autóctona (Var et al., 1985; Liu y Var,
1986; Liu et al., 1987; Korca, 1996; Brunt y Courtney 1999; Andereck y Vogt, 2000; Chen,
2000; Yoon et al., 2001). Tal interés han encontrado su expresión en el mantenimiento y
preservación de ciudades y edificios antiguos, sitios arqueológicos, (Liu et al., 1987; Akis et
al., 1996; Korca, 1996; Andereck et al., 2005; Oviedo et al., 2008), la revitalización en la
celebración de festivales de baile, teatro, canto y de ceremonias, y en la creación de centros de
artesanía. Además, se han creado más oportunidades para el ocio y la diversion (Liu et al.,
1987; Perdue et al 1990; Korca, 1996; Brunt y Courtney, 1999; Yoon et al., 2001; Gursoy et
al., 2002; Bujosa y Roselló, 2007; Andereck y Nyaupane, 2011). Esta concienciación por
parte de la comunidad local de sus propios valores culturales han contribuido a fortalecer el
orgullo y la identidad nacional (Besculides et al., 2002; Andereck et al., 2005).
La llegada de turistas a su vez genera el incremento de los servicios públicos
(Andereck y Vogt, 2000; Andereck et al., 2005), con el fin de cubrir las necesidades que trae
consigo el “desarrollo”, lo que contribuye significativamente a optimizar las condiciones de
vida de la población local (De Kadt, 1991; OMT, 1997; Santana, 1997). En general, la
actividad turística aumenta las posibilidades económicas de los residentes, por lo que la
calidad de vida prospera fruto del bienestar causado por el turismo (Milman y Pizam, 1988;
Perdue et al., 1987; Long et al., 1990; King et al., 1993; McGehee y Andereck, 2004; Díaz,
2010). Este “desarrollo” se materializa en aspectos básicos como el abastecimiento de agua, la
construcción de escuelas, hospitales, carreteras, aeropuertos, etc. (Cooper, et al., 2005; Martín
de la Rosa, 2009; Monterrubio y García, 2011). Y son precisamente estas nuevas
construcciones lo que atrae a nuevos residentes atraídos por la generación de empleo,
preferentemente población joven que se establece en el destino, creando un importante
dinamismo poblacional, que se traduce en un clima de prosperidad potenciador de la natalidad
(Callizo, 1991; Antón y González, 2008) reduciendo la emigración e incrementando la
inmigración (Torres, 2005).
En contraposición a los efectos beneficiosos, se encuentran los que podrían marcar
negativamente a la población local y al destino, destacando el deterioro de la cultura,
refiriéndonos a las transformaciones y manifestaciones culturales como el vestido, el idioma,
las tradiciones, la gastronomía (Ryan, 2003; Monterrubio y García, 2011), la pérdida de
calidad de la artesanía y la falta de ética en las prácticas comerciales o la falsificación de
“antigüedades” (OMT, 1997). Existen evidencias de que algunos grupos han alterado sus
productos para adaptarlos a las necesidades o demandas de los turistas (Brunt y Courtney,
1999) y en el peor de los casos, algunas tradiciones artesanales han desaparecido (De Kadt,

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1991). Estos efectos lesionan en general el patrimonio cultural tangible e intangible (Yoon et
al., 2001; Torres, 2005) y puede desencadenar la pérdida de identidad cultural y la
desestimación de los valores propios de su comunidad (Campodónico, 2009).
El turismo también puede ser la causa de que los residentes cambien sus costumbres y
prácticas sociales (Saveriades, 2000) a consecuencia, entre otras cosas del incremento de
migraciones definitivas en algunos destinos, dando a lugar a los migrantes residenciales con
puntos de vista etnocéntricos sobre la población local. Muchos de los residentes no se
implican en la cultura y el idioma locales y prefieren además realizar sus compras en grandes
superficies de titularidad extranjera a hacerlo en las tiendas locales (Koch-Schulte, 2011)
creándose enclaves de población extranjera con escasas relaciones respecto a la realidad
circundante. Muy a menudo, surgen conflictos en cuanto a la integración de estas
comunidades foráneas, además han pasado de ser turistas residentes a reclamar sus derechos
ciudadanos como electores y elegibles. Las comunidades locales pueden llegar a sentir su
territorio invadido por una población extranjera de superior nivel económico y hábitos de vida
propios, en cuyo seno la población originaria puede llegar a ser minoritaria demográfica y
políticamente (Antón y González, 2008).
También se reconoce en los aspectos socioculturales que el turismo puede causar una
creciente tasa de delincuencia (Haralambopoulos y Pizam 1996), crímenes (Milman y Pizam
1988; Long et al., 1990; King et al., 1993; Lankford, 1994; Lindberg y Johnson, 1997; Brunt
y Courtney 1999; Andereck et al., 2005; Diedrich y García, 2009) y robos (Belisle y Hoy,
1980). Da lugar a un mayor consumo de drogas (Belisle y Hoy, 1980; King et al., 1993;
Haralambopoulos y Pizam 1996; Saveriades, 2000; Diedrich y García, 2009) y de alcohol,
(Milman y Pizam 1988; King et al., 1993).
Provoca masificación en el destino (Liu et al., 1987; Johnson et al., 1994; Brunt y
Courtney, 1999; Yoon et al., 2001; Andereck et al., 2005), así como en las instalaciones y
recursos públicos (Lindberg y Johnson, 1997; Brunt y Courtney 1999; Aguiló et al., 2004;
Bujosa y Roselló, 2007). Al multiplicarse el número de habitantes se congestiona el tráfico
(Sheldon y Var, 1984; Liu et al., 1987; Milman y Pizam 1988; Ritchie, 1988; Perdue et al.,
1990; King et al., 1993, Jonhson et al., 1994; Lindberg y Johnson, 1997; Snaith y Haley,
1999; Brunt y Courtney 1999; Mason y Cheyne, 2000; Sheldon y Abenoja, 2001; McGehee y
Andereck, 2004; Bujosa y Roselló, 2007; Dyer et al., 2007) y existen problemas de
aparcamiento (Lindberg y Johnson, 1997; Sheldon y Abenoja, 2001).
Las actitudes de los residentes en los impactos socioculturales del turismo han sido
ampliamente estudiadas. Sin embargo, los resultados de estas investigaciones han producido
resultados contradictorios. Algunos estudios informaron que los residentes tienden a percibir
algunos aspectos socioculturales negativamente (Andriotis, 2005; Andereck et al., 2005),
otros sostienen que los residentes ven que el turismo proporciona diversos beneficios a la
comunidad (Besculides et al., 2002; Sirakaya et al, 2002). Se ha observado una posible
relación directa entre la evaluación positiva de los impactos socioculturales y el apoyo al
turismo (Lankford y Howard, 1994; Brunt y Courtney 1999; Besculides et al., 2002). Por
ejemplo, Liu y Var (1986) encontraron un apoyo fuerte por parte del residente hacia los
beneficios culturales positivos del turismo en su población de estudio. Otros estudios, sin
embargo, sugieren que el desarrollo turístico es probable que traiga beneficios, pero también
costos sociales a la comunidad de acogida (Gursoy et al., 2002; Teye et al., 2002; Tosun,
2002).

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3. METODOLOGÍA
3.1. Área del estudio
Benalmádena es un municipio español de la provincia de Málaga, situado en la Costa
del Sol Occidental. A su vez, esta localidad se compone de tres distritos: Benalmádena
Pueblo, Benalmádena Costa y Arroyo de la Miel. Actualmente es un destino maduro cuyo
modelo clásico de atracción turística es de “sol y playa”.
Benalmádena, tiene un desarrollo turístico similar al de algunos municipios de la
Costa del Sol, los cuales, de la misma manera, sufrieron las consecuencias del turismo, desde
que este fenómeno apareciera, a finales de los años cincuenta. Rápidamente comienza la
transformación de estos pueblos de pescadores a través de la construcción de urbanizaciones y
establecimientos hoteleros, siendo este sector el generador y motor económico de las
siguientes décadas (Jurdao, 1979). Entre otras cosas consecuencias, se rompe la estructura de
los pueblos y se resiente el modelo de vida tradicional de estas localidades (Mazón, 2001).
A partir de la mitad de la década de los sesenta, se produce el gran “boom” turístico en
la Costa del Sol aunque no es hasta la entrada de la década de los setenta cuando se produce la
compra masiva de suelos y edificios residenciales, sin control alguno por parte de la
Administración española, comenzando de esta forma el turismo residencial (Jurdao, 1979).
Durante los años ochenta se estanca la oferta hotelera clásica, aunque por otro lado, se
desarrolla de forma continuada la oferta no hotelera. En los años noventa perviven tendencias
de ocupación en intensivo, no obstante, se percibe una suavización del modelo extensivo, el
cual se compagina con nuevas formas de oferta turística (Galacho y Luque, 2000), al mismo
tiempo se asiste a una toma de conciencia de los desastres ecológicos y paisajísticos que este
desarrollismo incontrolado ha venido provocando en este entorno.
A partir del 2001 la Costa del Sol presta de nuevo atención al boom inmobiliario
expandiéndose territorialmente el turismo residencial y relegando al turismo vacacional a un
segundo término. La parte residencial, el negocio inmobiliario, se convirtió en la prioridad de
las administraciones descuidando con esto al turista en esta época de bonanza. Esta fase se
inicia en 2001 y llega hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera en
2008. A partir de este momento de crisis, se retoma la importancia del turista y la búsqueda de
su satisfacción. Para el 2015 Benalmádena contaba con 14.127 plazas hoteleras y 4.833 de
apartamentos turísticos (SIMA, 2015), lo que hace un total de 18.960 plazas en
establecimientos reglados para este fin y ocupando el segundo lugar en número de plazas en
la Costa del Sol.
El rasgo más aparente y significativo del turismo se ha visto reflejado de forma casi
inmediata en la población, experimentando en todo este período de desarrollo turístico un
crecimiento espectacular como producto de la importante población inmigratoria que llegaba
a esta zona atraída por la oferta de empleos, tanto directos como indirectos que este sector
comenzaba a generar (López, 1984). Es por ello, que la población de Benalmádena se
caracteriza por un fuerte movimiento migratorio que hasta la actualidad se ha mantenido de
forma constante y ha ido incrementándose según los períodos, aunque en los últimos dos años
(2014-2015) se ha percibido un interesante descenso del 2,9% y 0,5% respectivamente. De
todas maneras, la población del municipio está compuesta mayormente por inmigrantes en un
86,7%, llegando la población nativa solo al 13,3% (INE, 2011). En 2015 llegaba a 66.598
habitantes (INE, 2015) siendo el octavo municipio más poblado de la provincia.

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3.2. Método
Los resultados que se presentan se basan en los datos recogidos por un cuestionario
realizado a una muestra de 770 personas. La modalidad de muestreo seleccionado ha sido el
aleatorio estratificado, el cual, supone la clasificación de las unidades de población en un
número reducido de grupos (estratos), en razón de su similaridad, con ello se persigue que
cada estrato tenga representación en la muestra final. En este estudio elegimos la afijación
proporcional, donde la distribución de la muestra se hace “proporcional” al peso relativo del
estrato en el conjunto de la población. Las categorías seleccionadas que conforman los
estratos de la modalidad de muestreo por estratificación múltiple han sido: distritos del
municipio, composición poblacional, sexo y edad. El error muestral es del 5% para los
resultados generales, con un nivel de confianza del 95% y p=q=0,50.
Los cuestionarios fueron administrados durante el mes de junio, coincidiendo con la
temporada alta de Benalmádena y de octubre a diciembre del 2012, correspondiendo a la
temporada baja del turismo en la localidad. Se realizó un cuestionario piloto a 50 individuos
con el fin de garantizar la fiabilidad de los ítems que se pretendían medir y de ajustarlo a la
comprensión de los residentes. Este fue elaborado tras una revisión previa de la literatura,
acerca de investigaciones que analizaron las actitudes/percepciones de los residentes ante el
desarrollo del turismo: Liu y Var, (1986), Johnson et al., (1994), Akis et al., 1996; Williams y
Lawson (2001), Ko y Stewart (2002), Gursoy et al., (2002), Gursoy y Rutherford, (2004),
Kuvan y Akan (2005), Dyer et al., (2007), Vargas et al., (2009), etc., no obstante, la escala de
actitud, fue adaptada a las características de la población de Benalmádena. El cuestionario
estaba integrado por dos bloques: a) preguntas sobre variables demográficas (sexo, edad y
lugar de nacimiento) y b) escala que mide el impacto socio-cultural.
Los ítems que los residentes puntuaron para el impacto sociocultural fueron un total de
10. En relación a los aspectos positivos se incluyeron: “el turismo mejora la calidad de vida
de Benalmádena”, “debido al turismo hay más teatros, exposiciones, etc., “el turismo mejora
los servicios públicos, (centros de salud, deportes, etc.)”, “el turismo estimula nuestras fiestas
y tradiciones como la Semana Santa, la feria, etc.”, “me relaciono con los extranjeros que no
hablan español”, “me relaciono con extranjeros que sí hablan español”,
En cuanto a los aspectos negativos: “el turismo aumenta el consumo de drogas y
alcohol”, “el turismo provoca más delincuencia”, “produce más atascos, accidentes y
problemas de aparcamiento”, “el turismo genera pérdida o cambio de nuestras fiestas y
tradiciones”.
Todos los ítems se midieron en una escala Likert 1-5, donde 1 representaba "nada de
acuerdo" y 5 "muy de acuerdo" (Nunkoo y Gursoy, 2012).
El análisis estadístico se ha realizado con el programa SPSS 19 y las estrategias de
análisis utilizadas incluyen análisis exploratorios y descriptivos.
Para evaluar la fiabilidad de la escala, se utilizó el alpha de Cronbach, el cual, mide la
homogeneidad de las preguntas, promediando todas las correlaciones entre todos los ítems
para ver que, efectivamente, se parecen. Su interpretación será que, cuanto más se acerque el
índice al extremo 1, mejor es la fiabilidad.
4. RESULTADOS

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El alfa de Cronbach para el impacto sociocultural es de 0,615, lo que muestra un


aceptable resultado (Tabla 1). Si se elimina algún elemento bajaría el nivel de consistencia o
se quedaría estable, así que se opta por no modificar este análisis (Tabla 2).
En la tabla 3 podemos observar la composición descriptiva de la muestra de estudio, la
cual, está representada por el 49,1% de hombres y el 50,9% de mujeres. Destaca con el 39,5%
el grupo de edad que tiene entre 20 y 44 años, le sigue el grupo de 45 a 64 años (26%), los
menores de 20 años (20,5%) y por último, los mayores de 65 años (14%).
El grupo más numeroso de residentes son los que proceden de algún otro lugar que no
es Benalmádena (86,4), mientras que sólo el 13,6% representa a los nativos de esta localidad.
En resumen, el perfil del encuestado tiene una edad entre 20 y 44 años, no es nativo y
tiene estudios secundarios, es decir, nos encontramos con un residente en edad activa, que ha
podido elegir el municipio de Benalmádena por cercanía a Málaga capital, por las
características en general que presenta la localidad o en busca de las oportunidades laborales
que ofrece el sector turístico.
Se presenta en la tabla 4 un resumen del análisis de frecuencias de los enunciados que
conforman la escala de actitud. Se ha tomado los porcentajes válidos para considerar sólo a
los residentes que han contestado a dichos ítems.
La mayoría de los residentes están de acuerdo con las siguientes afirmaciones: “me
relaciono con extranjeros que sí hablan español” (85,5%), “el turismo estimula nuestras
fiestas y tradiciones” (73,7%), “el turismo mejora la calidad de vida de Benalmádena”
(71,3%), “produce más atascos, accidentes y problemas de aparcamiento” (70,9%), “me
relaciono con los extranjeros que no hablan español” (69%), “el turismo aumenta el consumo
de drogas y alcohol” (56,2%) y “debido al turismo hay más teatros, exposiciones” (52,5%).
La mitad de los encuestados están de acuerdo con “el turismo provoca más
delincuencia” (50,8%). Casi la mitad de los residentes opinan que “el turismo mejora los
servicios públicos (46,6%) y el 15,9% no está de acuerdo con “el turismo genera pérdida o
cambio de nuestras fiestas y tradiciones”, avalando el ítem anterior “el turismo estimula las
fiestas del municipio”.
Al realizar un análisis descriptivo (tabla 5), se comprueba que la media de los ítems es
de 3,27, por lo que la actitud de los residentes hacia el impacto sociocultural es indecisa o
ambivalente.

5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El turismo trae consigo una serie de efectos que pueden ser beneficiosos para la
población local, pero también puede provocar una serie de consecuencias para los residentes
que están continuamente viviendo con los turistas. Este estudio localizado en el destino
turístico de Benalmádena, se basa concretamente en el análisis de los aspectos socioculturales,
pues si bien los ámbitos económicos y medioambientales son importantes y los efectos son
relevantes para los residentes, estos cuentan con mayor repercusión a medio y largo plazo
(Antón y González, 2008).

Los resultados que se han obtenido en cuanto a los ítems analizados han sido los
siguientes:

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De acuerdo con otros estudios (Milman y Pizam, 1988; Perdue et al., 1987; Long et
al., 1990; King et al., 1993; McGehee y Andereck, 2004), la mayoría de los residentes
entienden que el turismo mejora la calidad de vida (71,3%). Y es que al aumentar las
posibilidades económicas de los residentes, la calidad de vida prospera fruto de este bienestar
(Milman y Pizam, 1988).
La mitad de los residentes (52,5%) opinan que gracias al turismo se dan más
oportunidades para las actividades culturales como exposiciones de pintura, representaciones
de teatro, conciertos de música, etc. tal y como indican Korca, (1996) Liu y Var, (1986) Brunt
y Courtney, (1999) y Andereck y Vogt, (2000).
Casi la mitad de los residentes de Benalmádena opinan que “el turismo mejora los
servicios públicos” (46,6%), pero la mayoría se encuentran entre los indecisos y los que están
en desacuerdo y esto podría ser debido a que llegando la temporada alta de este sector, la
población se triplica, pero no así el personal que atiende esos servicios públicos, lo que da
como resultado a una saturación de los mismos.
“El turismo estimula nuestras fiestas y tradiciones” tiene un efecto positivo en
Benalmádena ya que el 73,7% está de acuerdo con este ítem, y también está en consonancia
con los estudios de Andereck et al., (2005) y Oviedo et al., (2008) en cuanto a que este sector
preserva los valores culturales en general (Besculides et al., 2002).
Los habitantes de esta localidad llevan conviviendo con el turista desde los años
sesenta, es por ello, que los intercambios (Korca, 1996; Yoon et al., 2001; Besculides et al,
2002; Dyer et al., 2007) y relaciones entre los locales y los turistas son frecuentes. Esto se ha
visto reflejado en los ítems “me relaciono con extranjeros que sí hablan español” (85,5%),
“me relaciono con los extranjeros que no hablan español” (69%). El primero de ellos ha sido
el que mayor puntuación ha obtenido positivamente y en ningún momento han surgido
tensiones o conflictos relacionados con las diferencias socioculturales de ambos grupos
humanos.
Los residentes también son conscientes de los aspectos negativos que trae consigo el
turismo y esto lo podemos observar en los próximos ítems:
El 56,2% de los benalmadenses afirman que el turismo acrecienta el consumo de
drogas (Belisle y Hoy, 1980; King et al., 1993; Saveriades, 2000; Diedrich y García, 2009) y
de alcohol (Milman y Pizam 1988; King et al., 1993), llegando a las mismas conclusiones que
otras investigaciones. En cuanto a que “provoca más delincuencia” la mitad de ellos (50,8%)
también reconocen este aspecto, así como otros estudios también lo avalan (Haralambopoulos
y Pizam 1996; Dogan, 1989).
La premisa que más puntuación negativa ha obtenido ha sido “produce más atascos y
problemas de aparcamiento” (70,9%), siendo éste uno de aspectos más reconocidos
negativamente en la literatura (Sheldon y Var, 1984; Liu et al., 1987; Milman y Pizam 1988;
Ritchie, 1988; Perdue et al., 1990; King et al., 1993, Jonhson et al., 1994; Lindberg y
Johnson, 1997; Snaith y Haley, 1999; Brunt y Courtney 1999; Mason y Cheyne, 2000;
Sheldon y Abenoja, 2001; McGehee y Andereck, 2004; Andereck et al, 2005; Bujosa y
Roselló, 2007; Dyer et al., 2007). En Benalmádena, existe un problema por todos conocidos
en el municipio que se sitúa en el acceso a Arroyo de la Miel por la autovía del Mediterráneo,
produciéndose un atasco importante todos los días del año en las horas punta y que se agraven
los meses de temporada alta turística. De la misma forma, el problema de aparcamiento
también es evidente y existen pocas zonas habilitadas para ello, el resto de las plazas libres

37
International Journal of Scientific Management and Tourism

están vinculadas a aparcamientos privados de pago o a la “zona azul” donde se ha de adquirir


un ticket de una máquina expendedora en la calle, para estacionar el coche por un período de
horas, modalidad ampliamente extendida por España.
Por último, el 15,9% no está de acuerdo de que “el turismo genera pérdida o cambio
de nuestras fiestas y tradiciones”, lo que refuerza el ítem, “el turismo estimula las fiestas del
municipio”. Benalmádena ha seguido manteniendo sus fiestas tradicionales: 24 de junio, San
Juan; 15 de agosto, Virgen de la Cruz; 16 de julio, Virgen del Carmen; Corpus Christi, etc.
Sin embargo, y a consecuencia del turismo residencial han venido a sumarse algunas
celebraciones que son por y para la población extranjera del municipio: 11 de marzo, San
David y Patrón de Gales; 22 de marzo, San Patricio, Santo Patrón de Irlanda y 25 de abril,
San Jorge, Patrón de Inglaterra.
Por otro lado, una de las tradiciones más arraigadas tanto de Benalmádena como de
otros pueblos españoles y andaluces es la visita al cementerio llegando el día de Todos los
Santos, aunque todavía se sigue perpetuando en esta localidad, sí se puede apreciar el
descenso de visitas a medida que han ido pasando los años. Podría ser, que el rango de
residentes que aún la siguen manteniendo, se encuentra entre el grupo de edad media y
avanzada, siendo nativo y con algún padre o madre también nativo.
La población joven, está adquiriendo como una fiesta local más, la noche de
Halloween siendo este un fenómeno que se está extendiendo cada vez más como producto de
la globalización cultural.
Sería interesante seguir investigando sobre las tradiciones locales y preguntar entre
otras cosas a los residentes qué opinan sobre las fiestas que le son ajenas y dedicadas a los
residentes extranjeros, estableciéndose como un evento más del que no participan y que
observan como festividades no propias. De la misma manera, se podrían analizar los
sentimientos que alberga la población ante una fiesta que bien podría desaparecer si los
jóvenes no toman el relevo de visitar y arreglar los nichos de sus familiares fallecidos
llegando el Día de Todos los Santos.
En cuanto a la media obtenida por todos los ítems, el resultado obtenido es de 3,27,
por lo que la actitud de los residentes hacia para el impacto sociocultural es ambivalente o
indecisa, es decir, los residentes han valorado los diversos beneficios que el turismo aporta
socioculturalmente a su comunidad, pero también son conscientes y han percibido los costos
que trae consigo (Gursoy et al., 2002; Teye et al., 2002; Tosun, 2002).
Parece ser, que los residentes que habitan en un municipio o zona con un desarrollo
turístico más extendido, perciben los impactos positivos y negativos más fuertemente que los
residentes de ciudades con menos desarrollo (Madrigal, 1993). Benalmádena es un destino
turístico que convive con el turismo desde hace décadas y es por ello, que sus habitantes
perciben más notablemente sus efectos mixtos. La indecisión o ambivalencia que han
manifestado podría reflejar precisamente esta circunstancia.

BIBLIOGRAFÍA

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Tablas

Tabla 1. Alfa de Cronbach (I)

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Alfa de Nº de
Cronbach elementos
,615 10
Fuente: Elaboración propia

Tabla 2. Alfa de Cronbach (II)


Alf
Me Var Cor
a de
dia de la ianza de la relación
Cronbach
escala si se escala si se elemento-
si se
elimina el elimina el total
elimina el
elemento elemento corregida
elemento
Mejora a calidad de 28, 18, ,31 ,58
vida 94 815 7 4
Hay más actividades 29, 18, ,26 ,59
culturales. 38 684 8 4
Mejoran los 29, 18, ,32 ,58
servicios públicos 48 193 6 0
Estimula las fiestas 28, 19, ,28 ,59
locales 99 019 2 1
Me relaciono con 29, 18, ,23 ,60
extranjeros que no hablan 14 838 9 1
español
Me relaciono con 28, 19, ,28 ,59
extranjeros que hablan 78 469 7 1
español
Aumenta la droga 30, 17, ,31 ,58
22 956 6 3
Incrementa la 30, 17, ,36 ,56
delincuencia 09 635 9 9
Provoca más atascos 30, 18, ,30 ,58
47 476 2 6
Se pierden las 29, 19, ,16 ,61
tradiciones 17 728 1 8
Fuente: Elaboración propia

Tabla 3. Características demográficas de la muestra


Va N %
riable

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Sexo (N=770)
Masculino 3 4
78 9,1
Femenino 3 5
92 0,9
Edad (N=770)
Menores de 20 años 1 2
58 0,5
20 a 44 años 3 3
04 9,5
45 a 64 años 2 2
00 6,0
Más de 65 años 1 1
08 4,0
Lugar de nacimiento (N=770)
Benalmádena 1 1
05 3,6
Otro lugar 6 8
65 6,4
Fuente: Elaboración propia

Tabla 4. Porcentajes válidos de la escala


Nad I Muy
a de ndeciso de acuerdo
acuerdo y y de
desacuerdo acuerdo
El turismo mejora la calidad de vida 9,3 1 71,3
de Benalmádena 9,4
Debido al turismo hay más teatros, 22,5 2 52,5
exposiciones, etc. 5
El turismo mejora los servicios 26,3 2 46,6
públicos, (centros de salud, deportes, etc.) 7,1
El turismo estimula nuestras fiestas y 12,7 1 73,7
tradiciones (Semana Santa, ferias, …) 3,6
Me relaciono con los extranjeros que 19,7 1 69
no hablan español 1,3
Me relaciono con extranjeros que sí 7,8 6, 85,5

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Barrera, D. y Hernández, M.: EL IMPACTO SOCIO-CULTURAL DEL TURISMO EN BENALMÁDENA

hablan español 7
El turismo aumenta el consumo de 23,4 2 56,2
drogas y alcohol 0,4
El turismo provoca más delincuencia 26 2 50,8
3,2
El turismo produce más atascos, 16 1 70,9
accidentes y problemas de aparcamiento 3,1
El turismo genera pérdida o cambio 68,1 1 15,9
de nuestras fiestas y tradiciones 6
Fuente: Elaboración propia

Tabla 5. Descriptivos
Mínim Máxi Desv.
N o mo Media típ.
Imp. 7 1 4 3 ,
Sociocultural 70 ,50 ,90 ,2729 47596
N válido 7
(según lista) 70
Fuente: Elaboración propia

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