Está en la página 1de 6

EL ARBOL

DE LOS
DESEOS
Autor: OSHO.
Un viajero marchaba buscando nuevos países. Ese día
como ya estaba cansado busco un sitio donde descan-
sar. Vio a lo lejos un precioso árbol, grande y robusto,
con frondosas ramas, y se dirigió a él.

Una vez allí se tumbó a descasar. Una vez tumbado se


dio cuenta que tenía mucha hambre, pues no había co-
mido nada en todo el día. Entonces se imaginó una ces-
ta llena de comida, frutas, quesos, pan, tomate… se le
hacía la boca agua mientras se lo imaginaba ¡y de pronto
sin saber cómo apareció a sus pies la cesta con la misma
comida que se había imaginado!

El hombre se quedo sorprendido, entonces recordó que


le habían dicho que por la zona había árboles de los de-
seos que hacían realidad aquello que deseabas.
Se alegró mucho y se dispuso a
comer todo lo que había en la
cesta. Al rato pensó que tenía
sed, entonces, se puso a visuali-
zar una copa de vino, ¡el mejor
vino!, imaginaba como sabia,
lo que sentía mientras bebía
ese vino… y al momento apare-
ció a sus pies una copa de vino
con el mejor vino que jamás ha-
bía probado.

El hombre estaba feliz, no se


podía creer lo que le estaba pa-
sando. Una vez que había co-
mido y bebido el vino, le entro
ganas de dormir y descansar
un poco, antes de reanudar el
camino, así que se tumbó dis- pensó que era el momen-
puesto a ello. Pero como ha- to perfecto para dormir.
cía mucho calor y el sol pega- Pero de pronto se acor-
ba fuerte no podía conciliar el dó de que también le
sueño, así que se imaginó unas habían contado que por
cuentas nubes que taparan el esas tierras también ca-
sol y un viento fresco y suave zaban fieros leones, y le
acariciándole. Cuando abrió entró miedo. Pensó que
los ojos se encontró con varias si se quedaba dormido
nubes blancas tapando el sol y un león podía venir. No
una suave brisa acariciando su podía conciliar el sueño,
piel. en su cabeza solo veía
como venía un león y le
atacaba.
Esta es una antigua parábola, de inmensa significación.
Tu mente es un árbol dador de deseos: pienses lo que
pienses,
tarde o temprano se verá cumplido.
A veces, la brecha es tan grande que te olvidas por com-
pleto que lo deseaste,
de modo que no puedes reconocer la fuente.

Pero si observas profundamente, hallarás que todos tus


pensamientos te están creando a ti y a tu vida.
Crean tu infierno, crean tu cielo. Crean tu desgracia y
tu alegría, lo negativo y lo positivo. Cada uno es aquí un
mago.

Cada uno está hilando y te-


jiendo un mundo mágico en
torno de sí mismo
y luego es atrapado. La ara-
ña misma es atrapada en su
propia tela.

No hay nadie que te torture


excepto tú mismo.

Y cuando se comprende
ésto, las cosas comienzan a
cambiar. Entonces puedes
modificarlo, transformar tu
infierno en cielo; sólo se tra-
ta de pintarlo
con una visión diferente.
Toda la responsabilidad es tuya.
Y entonces surge una nueva posi-
bilidad: puedes dejar de crear el
mundo.

No hay necesidad de crear ni en


el cielo ni en el infierno, no hay
ninguna necesidad de crear nada.
El creador puede descansar,
jubilarse.

Y la jubilación de la mente es la
meditación.
EL ARBOL DE LOS
DESEOS

También podría gustarte