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Surgimiento del estado nación (1806-1852)

En 1776 el rey Carlos III de España había creado el Virreinato del Río de la Plata con su capital Buenos
Aires. Esta ciudad y puerto había alcanzado un gran desarrollo por el intenso tráfico comercial con los
puertos hispanos (y con otros puertos europeos mediante el contrabando) a través del Océano Atlántico. El
decreto de Libre Comercio de 1778 impulsó aún más su crecimiento urbano y comercial. Se forjó una
pujante burguesía comercial favorecida por sus materias primas y el gran mercado interno, especialmente el
del Alto Perú.

A comienzos del siglo XIX los grupos criollos de Buenos Aires consideraban que las restricciones
comerciales y políticas que mantenía la Corona Española eran una traba para su desarrollo. Solo necesitaban
una coyuntura internacional favorable para desencadenar sus ánimos independentistas. Los bonaerenses
demostraron su gran capacidad económica, organizativa y militar cuando lograron rechazar el poderoso
ataque de la escuadra inglesa en 1807. En el marco de las Guerras Napoleónicas, en 1806 y 1807, fuerzas
militares inglesas realizaron las llamadas Invasiones Inglesas a la zona del Río de la Plata, al mando de Sir
Home Riggs Popham y William Carr Beresford en la primera de ellas y John Whitelocke en la segunda.
Ambas invasiones fueron rechazadas, creando un quiebre del derecho institucional vigente en la colonia
española, al ser destituido un virre Cabe destacar aquí la valerosa participación del peruano Toribio
Luzuriaga en la defensa de Buenos Aires.

El momento esperado para emanciparse de España llegó cuando en 1808 este país fue invadido por Napoleón
Bonaparte. El Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII fueron llevados cautivos a Francia y la Corona Española
fue usurpada por José Bonaparte (Pepe Botella). España se desangró y debilitó lucha contra los invasores
galos. La guerra duró hasta 1814.

Los patriotas españoles formaron un Junta Central de Gobierno asumiendo la soberanía mientras estuviera
cautivo el Rey Fernando VII (“el deseado”). Siguiendo este ejemplo varias ciudades de América del Sur
formaron sus propias Juntas de Gobierno, desconociendo a las autoridades coloniales. En 1809 se formaron
las Juntas de Chuquisaca, La Paz y Quito; en 1810 nacieron las de Santiago y Buenos Aires. En un principio
los criollos y mestizos que lideraron las Juntas señalaban que eran provisionales y que devolverían la
soberanía al legítimo Rey de España. Sin embargo, los patriotas más decididos trabajaban para alcanzar la
independencia definitiva. En pocos años las fuerzas realistas destruyeron a sangre y fuego a las Juntas; la
única que logró sobrevivir fue la de Buenos Aires.y y electo otro en forma popular y no por designación del
Rey de España.

La Independencia de los Estados Unidos (1776), la Revolución Francesa (1789) y las nuevas ideas de la
Ilustración, se combinaron con las tradiciones de lucha de criollos, indígenas y afroamericanos contra el
Imperio Español, para impulsar las ideas de libertad, igualdad e independencia en Latinoamérica. La
Revolución de Mayo de 1810 destituyó y expulsó al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y proclamó, tras
un Cabildo Abierto, el primer gobierno formado mayoritariamente por criollos en las Provincias Unidas del
Río de la Plata (denominado la Primera Junta).

Entre 1810 y 1820 se suceden juntas de gobierno, triunviros, y el Directorio (forma unipersonal y centralista
de gobierno). En este período, la principal preocupación de los gobiernos era consolidarse internamente y
enfrentar la resistencia de los realistas (defensores del status quo y del mantenimiento de los lazos que unían
estas regiones a España). En 1816 se declara la independencia de las Provincias Unidas de América del Sur
en el Congreso de Tucumán. José de San Martín, Manuel Belgrano, y Martín Miguel de Güemes fueron de
los principales luchadores por la Independencia. Desde 1817 hasta 1822, José de San Martín realiza
campañas libertadoras que llevarían a la independencia de Chile y a Perú. Contemporáneamente, Simón
Bolívar independiza a la Gran Colombia, completa la independencia de Perú y libera a Bolivia (1824), el
último bastión del dominio español en Sudamérica.

El Estado Argentino considera a San Martín como su mayor héroe militar de su independencia y lo honra
con el título de "Padre de la Patria"

Desde 1820, unitarios y federales se disputan el gobierno y la economía del país. Con la Batalla de Cepeda
de triunfo federal, comenzó un período de autonomías provinciales y guerras civiles; la unión entre las
provincias sólo se mantuvo gracias a los llamados tratados interprovinciales. Las luchas internas entre las
provincias, en general, las del Interior contra Buenos Aires, se mantuvieron por más de 40 años. Los
caudillos provinciales dominaron el mapa político a mediados del Siglo XIX dirigiendo grandes ejércitros
propios y algunos gobernando provincias.

Entre 1820 y 1824 gobierna Buenos Aires Martín Rodríguez que realiza históricas reformas, lo sucede
Gregorio de Las Heras, el país se unifica y en 1826, el Congreso nombra presidente a Bernardino Rivadavia,
de tendencia centralista. La Guerra del Brasil que finaliza con la independencia uruguaya y la Constitución
unitaria de 1826, rechazada en el Interior del país, terminan con el fin de la Presidencia de Rivadavia,
asumiendo Manuel Dorrego, partidario del federalismo, quién finalizó la guerra con los brasileños y
reconoció la independencia del Uruguay. Los unitarios sublevados por Juan Lavalle fusilaron a Dorrego.
Esto reanuda la guerra civil entre unitarios y federales.

En 1829 Juan Manuel de Rosas, federal y porteño, asume el gobierno de la provincia de Buenos Aires, con
las Facultades Extraordinarias. Gobierna hasta 1832 con rasgos autoritarios y personalistas. En 1833 Gran
Bretaña ocupa las Islas Malvinas y Juan Manuel de Rosas se dirige a la Patagonia a luchar con las tribus
indígenas. Desde 1832 hasta 1835 gobiernan tres gobernadores débiles: Juan Ramón Balcarce, Juan José
Viamonte, y Manuel Vicente Maza, los tres gobernadores renuncian por conspiracines "rosistas", y el último
de ellos a causa del asesinato del caudillo Facundo Quiroga en Barranca Yaco, ideado por los hermanos
cordobeses Reynafé.
En 1835, en medio de esta anarquía, Juan Manuel de Rosas es elegido Gobernador de Buenos Aires, con el
agregado de tener a su cargo las Relaciones Exteriores de la Confederación y la Suma del Poder Público
(mediante esto, le fueron conferidos a su persona los 3 poderes del Estado). Un posterior plebiscito popular
legitima en forma amplia su designación. Inicia una política proteccionista aunque sin fomentar nuevas
industrias ni la educación popular. Con sus grandes atribuciones inicia un régimen dictatorial que se
caracteriza por la persecución de los opositores (unitarios, federales "cismáticos", ciertos extranjeros, y
ciertos intelectuales), quienes terminan asesinados, detenidos o exiliados en países limítrofes. Su política
centralista le genera sublevaciones en el Interior del país, y su autoritarismo genera la oposición de los
romanticistas de la "Generación del 37", grupo de jóvenes intelectuales, entre ellos, Juan Bautista Alberdi,
Esteban Echeverría, y Domingo Faustino Sarmiento, que desde el Salón Literario criticarán mucho al
régimen.

Entre 1838 y 1840 resiste el Bloqueo Francés, por supuesta discriminación a ciudadanos franceses, vence a
la poderosa Coalición de las provincias del Norte, y sitia Montevideo entre 1843 y 1851 ayudando al
uruguayo Manuel Oribe, derrocado en su país. Además, resiste de forma admirable el Bloqueo Anglo-
Francés desde 1845 a 1848.

En sus últimos años de gobierno, las renuncias de Rosas se repiten simbólicamente; el caudillo entrerriano
Justo José de Urquiza aceptó una de ellas con su denominado "Pronunciamiento" y decidió reemplazarlo él
mismo en el cargo de Relaciones Exteriores. El caudillo porteño reaccionó con furia y se enfrentaron en la
Batalla de Caseros, en la que el ejército de Urquiza, con tropas de Corrientes, exiliados del régimen,
uruguayos, y brasileños, derrotaron a los miles de soldados del ejército federal. Tras este hecho Juan Manuel
de Rosas inicia su exilio en Inglaterra. Justo José de Urquiza lidera el país y en 1853, tras la separación de la
Provincia de Buenos Aires, la Confederación sanciona su propia Constitución, con ideas federales,
republicanas y liberales.

Proyección Nacional de Entre Ríos durante la Etapa Constitucional

Entre Ríos se debatía entonces en una fuerte anarquía. Entre las influencias de Buenos Aires y Santa Fe, los
gobernadores entrerrianos se sucedían ininterrumpidamente por el poco tiempo que duraban las alianzas para
sostenerlos, en medio de intrigas y traiciones. La incipiente república, después del fracaso del Congreso de
Tucumán, ensayaba un nuevo proyecto constitucional con Rivadavia, que se transformó en un nuevo fracaso
al intentar imponer un modelo contrario a la voluntad de las provincias.
Pero el deseo de organizarse permanecía incólume. Así lo demostró el Pacto Federal firmado en 1831,
vigente por más de veinte años. Este creó, con la adhesión de todas las provincias, la Confederación
Argentina y tomó el compromiso de organizarse jurídicamente en un Congreso General bajo el sistema
federal. Juan Manuel de Rosas asumió el manejo indiscutido del país, dispuesto a restaurar la amenazada
tranquilidad pública, imponiendo el orden por la fuerza.
La posición estratégica de la provincia de Entre Ríos, por su proximidad con el Imperio del Brasil y la
República Oriental del Uruguay la convirtieron en epicentro de conflictos que fueron más allá de las luchas
fraticidas, y en las que se mezclaron intereses y alianzas internacionales. Campo de duras batallas donde a
fuerza de lanza y de sangre se dirimían las ideas. Rosas, Oribe, Echagüe, Urquiza por un lado, Rivera,
Lavalle, Paz, Berón de Astrada, Ferre por otro, son los protagonistas de años de lucha y sangre.
En los campos de batalla Justo José de Uquiza comenzó a distinguirse nítidamente, entre los suyos primero y
ante sus adversarios después. Dos frentes de batalla arreciaban la provincia: Corrientes y las costas del
Uruguay. En ambos, los triunfos de las armas consolidaron el prestigio del estratega. Así, los congresales
entrerrianos en 1841, ante la necesidad de elegir un nuevo gobernador, proponen al General Urquiza para
desempeñar el cargo.
En 1842 asumió por primera vez la gobernación entrerriana. Siendo reelecto en el cargo en 1845 y
nuevamente en 1849 y 1853. Años de campañas militares marcada por éxitos y fracasos en los que Entre
Ríos adquirió preponderancia y fuerza en la defensa del sistema de la federación. Triunfos contundentes
como Arroyo Grande, India Muerta, Laguna Limpia, Vences afianzaron la autoridad y el orden en el
convulsionado litoral.
El 1 de mayo de 1851, el decreto conocido como el Pronunciamiento significó el rompimiento entre Urquiza
y Rosas. La batalla de Caseros los enfrentó el 3 de febrero de 1852 para cambiar una historia de más de
veinte años. El triunfo del entrerriano posibilitó el inicio de la etapa constitucional concretada un año más
tarde.
El triunfo de Caseros y el posterior Acuerdo de San Nicolás celebrado entre los gobernadores en mayo de
1852, profundizó la dicotomía de intereses entre Buenos Aires y el interior, defendiendo ambos ideales
económicos contrapuestos. Los caminos se bifurcaron entre la ciudad portuaria y el resto del país con la
revolución de septiembre de 1852. La conformación de la Confederación por un lado y el Estado de Buenos
Aires por otro fue una realidad, a pesar de los intentos conciliadores con resultados efímeros de casi una
década. No dejaban sin embargo de reconocer ambas que formaban parte de una unidad, una historia común
las hermanaba. La Constitución Nacional sancionada en 1853 definió la pugna por el sistema organizativo
entre unitarios y federales. Pero también inició un nuevo tiempo. La apertura del país a un mundo cambiante.
Nuevas ideologías, condiciones económicas, culturales, sociales, modificaron también el panorama
argentino. Las consecuencias de la revolución industrial, el auge masivo de la inmigración, las innovaciones
tecnológicas y culturales en general fueron perfilando una Argentina globalizada, integrada al resto del
mundo. El fracaso de la experiencia de la Confederación Argentina, especialmente desde la perspectiva
económica al no poder integrar a todo el territorio por el rechazo de Buenos Aires, dejaron en manos de los
dirigentes de la ciudad puerto la consolidación del estado nacional. Después de la batalla de Pavón,
Bartolomé Mitre asumió el cargo de Presidente de la Nación, con sede en Buenos Aires, retomándose así el
camino de la unidad definitiva. La provincia de Entre Ríos se había constituido, en la década anterior, en el
epicentro del cambio. En ella consolidó su poder el General Urquiza y a su conducción retornó después de
ejercer la Primera Magistratura Nacional. Pero también en ese ámbito encontró la muerte, resultado de la
expresión de una oposición que eligió el camino de la violencia y las armas para provocar los cambios. Sin
embargo no borró por ello las huellas dejadas por el ilustre Entrerriano.

La Secesión

Secesión, acto por el que una población se separa de la comunidad nacional


Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires
que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos,
frenando el comercio provincial. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña,
el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza
convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional.
Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé
Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de
1852". A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la
Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que
en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la
tutela porteña.

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