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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

Radicación n.° E-11001-02-03-000-2020-00018-00


(Aprobado en sesión virtual de veintinueve de abril de dos mil vente)

Bogotá, D. C., treinta (30) de abril de dos mil veinte


(2020)

Se decide la salvaguarda impetrada por Armando


Pérez Araújo frente al Juzgado Segundo Civil del Circuito de
Santa Marta y la Sala Civil - Familia del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de la misma ciudad, integrada de
manera unitaria por la magistrada Myriam Fernández de
Castro Bolaño, con ocasión del juicio ejecutivo con radicado
2019-00125-00, incoado por el gestor contra Calixto de
Jesús Vega Navarro.

1. ANTECEDENTES
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

1. El reclamante implora la protección de sus


prerrogativas al debido proceso y acceso a la administración
de justicia, presuntamente violentadas por las autoridades
accionadas.

2. Del escrito inaugural y la revisión de las pruebas,


la causa petendi permite la siguiente síntesis:

El 26 de julio de 2014, mediante documento privado,


el impulsor celebró un negocio con Calixto de Jesús Vega
Navarro, en donde, el primero, se obligó, con el segundo, a
“cederle” una casa.

En contraprestación, Vega Navarro se comprometió a


proporcionarle al tutelante (i) una camioneta; (ii)
$85.000.0000; y (iii) “un inmueble “libre de toda carga y
pleitos”, con plazo de “(…) entrega [del bien raíz] totalmente
desocupad[o] [en] tres (3) meses, los cuales serán
prorrogables de común acuerdo (…)”.

A través de la escritura pública de “compraventa”


N°2730 de 22 de octubre de 2014, otorgada en la Notaría
Tercera de Santa Marta, Calixto de Jesús transfirió al
censor la propiedad de la precitada heredad.

No obstante, el inmueble no fue entregado porque el


mismo estaba ocupado por terceros que ejercían posesión y
si bien para honrar lo acordado sobre ese particular, Vega
Navarro impetró un decurso de pertenencia fallado a favor
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

de éste, allí no se dispuso la aprehensión material del


predio.

En documento de 28 de noviembre de 2015, el


suplicante comunicó a Calixto de Jesús Vega Navarro que
conocía lo ocurrido en el referido litigio y, por ello, le
manifestó lo siguiente:

“(…) [E]sta realidad judicial no es nueva, no es de ahora (…), es


decir, (…) jamás ese proceso, desde que se inició, contempló la
mínima probabilidad de (…) termina[r] con orden de entrega
alguna (…) [pues] la controversia (…) consistió en discutir (…)
una prescripción ordinaria (…)”.

“(…)”.

“(…) Debo recordarle, señor Calixto, (…) el compromiso suyo de


realizar la entrega del inmueble (…) venció el 26 de octubre de
2014 (…)”.

El peticionario convocó a Vega Navarro frente al


Juzgado Primero Civil del Circuito de Santa Marta, para
practicarle un interrogatorio anticipado de parte, en donde,
según el inicialista, aquél reafirmó su deber respecto a la
convención de 26 de julio de 2014, en relación con la
entrega del bien objeto de disenso, en favor del reclamante.

Con fundamento en el aludido acuerdo de


voluntades, la declaración rendida por Calixto de Jesús
Vega Navarro y la misiva a éste enviada, el precursor
presentó ante el estrado del circuito atacado, una demanda
ejecutiva de “obligación de hacer”, para exigirle a Vega
Navarro la entrega del predio en cuestión y el pago de
perjuicios.
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

El 27 de enero de 2020, el despacho acusado denegó


el mandamiento rogado por el gestor, por cuanto el título
complejo allegado versaba sobre una permuta relacionada
con un predio plasmada en un documento privado,
requiriéndose para su efectividad, la solemnidad
correspondiente en torno al perfeccionamiento del contrato.

Adicionalmente, en palabras de la oficina judicial


refutada, no se apreciaba claridad en cuanto a la fecha del
cumplimiento implorado por el acreedor y, de cualquier
manera, para el propósito perseguido por el petente, debía
acudirse a un proceso de “entrega del tradente al
adquirente”.

El reclamante interpuso recurso de apelación frente a


la anterior providencia, impugnación definida por el
tribunal confutado el 3 de marzo pasado, ratificando la
decisión protestada.

Para el gestor, las referidas determinaciones lesionan


sus garantías fundamentales, por cuanto de las pruebas
adosadas al libelo, se derivaba la nitidez del compromiso a
cargo del deudor de entregarle la casa controvertida y,
además, el compulsivo por él incoado era idóneo para dicho
propósito.

3. Solicita, por tanto, dejar sin efecto los


pronunciamientos refutados y, en su lugar, librar apremio

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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

de “hacer” contra Calixto de Jesús Vega Navarro, en la


forma pedida.

I.1. Respuesta del accionado y vinculados

1. La corporación fustigada defendió la legalidad de


su actuación.

2. El juzgado del circuito convocado guardó silencio.

2. CONSIDERACIONES

1. La controversia estriba en determinar si el


colegiado acusado, al confirmar lo proveído por el estrado
de primer grado, quebrantó las prerrogativas superlativas
del accionante, al ratificar la negativa a ordenar
compulsivamente la aprehensión material del predio
vendido por Vega Navarro.

2. En el auto de 3 de marzo de 2020, el tribunal


confutado indicó que los documentos constitutivos del título
objeto de disenso, carecían de fuerza ejecutiva, en especial
aquél de carácter privado de 26 de julio de 2014, el cual,
según la autoridad confutada, se trataba de una permuta
donde las obligaciones contraídas entre los contratantes se
concertaban en el intercambio recíproco de bienes
inmuebles.
Al punto, el colegiado resaltó que si bien el clausular
de ese convenio ubicaba en cabeza de Calixto de Jesús Vega
Navarro el deber de entregarle un predio al tutelante dentro
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

de los tres (3) meses siguientes, en definitiva, la tradición de


ese fundo no se dio en virtud del reseñado acuerdo de
voluntades, sino con ocasión de la “compraventa” celebrada
a través de escritura pública N°2730 de 22 de octubre de
2014, otorgada en la Notaría Tercera de Santa Marta, pues

“(…) [e]s de advertir que la obligación de la entrega de la cosa


en el caso particular no emana del acuerdo que se pretende
ejecutar sino del mismo contrato de compraventa que para
derechos reales requiere de título y modo, que en este caso la
escritura pública contentiva de la enajenación y su correlativa
inscripción en la oficina registral (art. 756 CC), por ende al
reputarse perfecta la venta, devino en ese acto (sic), las
obligaciones en cabeza del vendedor establecidas en artículo
1880 [ídem] como lo es la entrega de la cosa (…)”.

Para la Corte, no se incurrió en la vulneración


denunciada, porque, en efecto, el acuerdo de voluntades del
26 de julio de 2014, mediante el cual el actor se
comprometió a darle un predio a Calixto de Jesús Vega
Navarro y, éste, su vez, en contraprestación, a suministrar
un fundo, una camioneta y $85.000.000, se enmarca
dentro de los preceptos del artículo 1955 del Código Civil 1,
definitorio del contrato de permuta.

Ahora, como ese negocio involucraba inmuebles, para


su perfeccionamiento se requería, como solemnidad,
plasmarlo en una escritura pública, tal como lo precisa el
canon 1956 ídem2.

1
“(…) Artículo 1955. Defunción de permuta. la permutación o cambio es un contrato en que las
partes se obligan mutuamente a dar una especie o cuerpo cierto por otro (…)”.
2
“(…) Artículo 1956. Perfeccionamiento de la permuta.  El cambio se reputa perfecto por el mero
consentimiento, excepto que una de las cosas que se cambian o ambas sean bienes
raíces o derechos de sucesión hereditaria, en cuyo caso, para la perfección del contrato
ante la ley, será necesaria escritura pública (…)” (se destaca).
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

Se destaca, esa convención no involucraba la


obligación de suscribir una escritura pública y, por ende,
no se trataba de una promesa.

Ahora, lo pactado, en realidad, se trataba de un


contrato de permuta que versaba sobre un inmueble y,
como se aportó para la ejecución cuestionada en
documento privado, no era eficaz ante la Ley, pues no
cumplía con las solemnidades del caso.

Adicionalmente, la tradición del predio materia de


disenso aconteció en virtud de una “compraventa”
protocolizada en el instrumento N°2730 de 22 de octubre de
2014, otorgado en la Notaría Tercera de Santa Marta y
registrado en el respectivo folio de matrícula, es decir, que
la propiedad del bien raíz para el tutelante, surgió a través
de un título distinto al aportado con la demanda
compulsiva.

Con esa comprensión, si la permuta en documento


privado carecía de valor jurídico y tampoco constituyó
fuente traslaticia de derechos sobre el inmueble en favor del
acá gestor, de dicho acuerdo de voluntades no se podía
derivar la obligación de entrega del predio a cargo de Calixto
Jesús Vega Navarro en beneficio del quejoso, tal como lo
sostuvo el colegiado querellado.

Al respecto, la Sala, de antaño, ha adoctrinado lo


siguiente:

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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

“(…) En los [negocios] solemnes, en cambio, no basta el simple


consentimiento, pues es necesario que éste se manifieste en las
formas previstas por la ley para el perfeccionamiento del acto
jurídico. En estos contratos, además del consentimiento de las
partes, la ley requiere la observancia de ciertas formalidades.
de modo que sin ellas el contrato no produce efectos civiles. Es
decir, en los contratos solemnes no se producen los efectos q u e
le son propios, mientras el consentimiento de las partes no se
manifieste en la forma o con la solemnidad que la ley exige
(…)”3.

Adicionalmente, el interrogatorio anticipado de parte


en donde el censor alega que Vega Navarro confesó su deber
de permitirle la aprehensión del predio disputado en
relación con el documento privado contentivo de la permuta
en cuestión, tampoco suple la falta de solemnidad de ese
negocio, según la prohibición establecida en el artículo 256
del Código General del Proceso, cuyo tenor indica:

“(…) Documentos ad substantiam actus.  La falta del


documento que la ley exija como solemnidad para la existencia
o validez de un acto o contrato no podrá suplirse por otra
prueba (...)”.

Si bien lo declarado por de Calixto Jesús Vega


Navarro, pudiese ser evidencia de su incumplimiento
contractual de entregar el predio frente a la permuta, ello
no reemplaza la solemnidad que reclamaba esa convención
al involucrar un inmueble y, por tanto, la obligación de
entrega fundamentada en ese pacto, carecía de validez
frente a la Ley.

Con todo, aun de aceptarse que la permuta vertida en


el documento privado de 26 de julio de 2014, tiene plena
3
CSJ. SC de 29 de abril de 1966. Gaceta Judicial N° 2281, pags. 62 a 67.
8
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

validez, de ella tampoco se infiere una obligación clara a


cargo del deudor en orden a realizar la entrega deprecada
por vía ejecutiva.

Lo antelado porque allí se convino que la misma se


haría dentro de los tres (3) meses siguientes; sin embargo,
no se precisa desde qué fecha, es decir, si tomando en
cuenta esa data de suscripción del enunciado documento o,
a partir del perfeccionamiento del negocio; e incluso, podría
ser luego de la tradición o modo de adquirir el dominio del
bien objeto del litigio en la oficina de instrumentos públicos.

Sobre lo aducido, la Corte ha señalado:

“(…) [L]a tradición no se efectúa con la simple entrega material,


sino que, por expreso mandato del artículo 756 del Código Civil,
ella tiene lugar mediante la inscripción del título en la respectiva
oficina de Registro de Instrumentos Públicos, norma que guarda
armonía con lo dispuesto por el artículo 749 del mismo Código,
que preceptúa que cuando la ley exige solemnidades especiales
para la enajenación no se transfiere el dominio sin la
observancia de ellas. Esto significa, entonces, que la obligación
de dar que el vendedor contrae para con el comprador respecto
de un bien raíz, cumple por aquel cuando la escritura pública
contentiva del contrato de compraventa se inscribe
efectivamente en la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos correspondiente a la ubicación del inmueble, sin
perjuicio de su entrega (…)”4.

Bajo ese panorama, los documentos aportados por el


querellante al decurso criticado, no reunían las condiciones
necesarias para su ejecutabilidad, dada su ineficacia legal.

4
CSJ. SC del 29 de septiembre de 1998. Rad. 5169-98, citada en la sentencia SU454-2016
de 25 de agosto de 2016, exp. T- 4.445.980.
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

En cuanto a los requisitos del título, esta Corporación


ha enfatizado:

“(…) Los requisitos impuestos a los títulos ejecutivos,


consignados en el artículo 422 del Código General del Proceso,
relativos a tratarse de un documento proveniente del deudor o
de su causante en donde conste una obligación clara, expresa y
exigible, por supuesto se trasladan a los títulos valores y, en
esa medida, si el instrumento no satisface tales presupuestos,
no puede seguir adelante el cobro coercitivo (...)”.

“(…) La claridad de la obligación, consiste en que el documento


que la contenga sea inteligible, inequívoco y sin confusión en el
contenido y alcance obligacional de manera que no sea oscuro
con relación al crédito a favor del acreedor y la deuda respecto
del deudor. Que los elementos de la obligación, sustancialmente
se encuentren presentes: Los sujetos, el objeto y el vínculo
jurídico. Tanto el préstamo a favor del sujeto activo, así como la
acreencia en contra y a cargo del sujeto pasivo (…)”.

“(…) La expresividad, como característica adicional, significa


que la obligación debe ser explícita, no implícita ni presunta,
salvo en la confesión presunta de las preguntas asertivas. No
se trata de que no haya necesidad de realizar argumentaciones
densas o rebuscadas para hallar la obligación, por cuanto lo
meramente indicativo o implícito o tácito al repugnar con lo
expreso no puede ser exigido ejecutivamente. Tampoco de
suposiciones o de formulación de teorías o hipótesis para hallar
el título. Y es exigible en cuanto la obligación es pura y simple o
de plazo vencido o de condición cumplida (…)”5.

3. Desde esa perspectiva, la providencia examinada


no se observa arbitraria al punto de permitir la injerencia
de esta jurisdicción, pues, el tribunal demandado, definió la
controversia atendiendo a la normatividad aplicable en la
materia y, en ese horizonte, no podía resolverla de la
manera rogada por el aquí accionante.

5
CSJ. STC3298-2019 de 14 de marzo de 2019, exp. 25000-22-13-000-2019-00018-01.
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

Según lo ha expresado esta Corte: “(…)


independientemente de que se comparta o no la
hermenéutica de los juzgadores atacados, ello no descalifica
su decisión ni la convierte en caprichosa y con entidad
suficiente de configurar vía de hecho (…)”6.

Téngase en cuenta que la sola divergencia conceptual


no puede ser venero para rogar el amparo porque la tutela
no es instrumento para definir cuál planteamiento
interpretativo en las hipótesis de subsunción legal es el
válido, ni cuál de las inferencias valorativas de los
elementos fácticos es la más acertada o la correcta para dar
lugar a la intrusión del juez constitucional. El resguardo
previsto en la regla 86 es residual y subsidiario.

4. No se configura un perjuicio irremediable que


permita conceder de manera transitoria el auxilio invocado,
al no estar probados los presupuestos de inminencia,
gravedad, urgencia e impostergabilidad, propios del mismo,
pues si el actor pretende la entrega material de inmueble
objeto de disenso, puede acudir a un decurso de entrega del
tradente al adquirente o reivindicatorio, con fundamento en
la “compraventa” celebrada a través de escritura pública
N°2730 de 22 de octubre de 2014, otorgada en la Notaría
Tercera de Santa Marta.

En cuanto a las características del perjuicio


irremediable, la Sala ha indicado:
6
CSJ. Civil. Sentencia de 18 de marzo de 2010, exp. 2010-00367-00; ver en el mismo sentido
el fallo de 18 de diciembre de 2012, exp. 2012-01828-01.
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

“(…) [E]sta Corporación ha aplicado varios criterios para


determinar su existencia; veamos: “la inminencia, que exige
medidas inmediatas, la urgencia que tiene el sujeto de derecho
por salir de ese perjuicio inminente, y la gravedad de los
hechos, que hace evidente la impostergabilidad de la tutela
como mecanismo necesario para la protección inmediata de los
derechos constitucionales fundamentales. La concurrencia de los
elementos mencionados pone de relieve la necesidad de
considerar la situación fáctica que legitima la acción de tutela,
como mecanismo transitorio y como medida precautelativa para
garantizar la protección de los derechos fundamentales que se
lesionan o que se encuentran amenazados” (…)”7 (negrillas
originales).

5. Siguiendo los derroteros de la Convención


Americana de Derechos Humanos 8 y su jurisprudencia, no
se otea vulneración alguna a la preceptiva de la misma ni
tampoco del bloque de constitucionalidad, que ameriten la
injerencia de esta Corte para declarar inconvencional la
actuación refutada.

El convenio citado es aplicable por virtud del canon 9


de la Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”.

Complementariamente, el artículo 93 ejúsdem,


contempla:

7
CSJ STC13730-2019 de 10 de octubre de 2019, exp. 11001-02-03-000-2019-03021-00.
8
Pacto de San José de Costa Rica, firmado el 22 de noviembre de 1969 y aprobado en
Colombia por la Ley 16 de 1972.
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Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el
orden interno (…)”.

“(…) Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

El mandato 27 de la Convención de Viena, sobre el


derecho de los tratados de 1969 9, debidamente ratificada
por Colombia, según el cual: “(…) Una parte no podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado (…)”10, impone
su observancia en forma irrestricta, cuando un Estado
parte lo ha suscrito o se ha adherido al mismo.

5.1 Aunque podría argumentarse la viabilidad del


control de convencionalidad sólo en decursos donde se
halla el quebranto de garantías sustanciales o cuando la
normatividad interna es contraria a la internacional sobre
los derechos humanos, se estima trascendente efectuar
dicho seguimiento en todos los asuntos donde se debata la
conculcación de prerrogativas iusfundamentales, así su
protección resulte procedente o no.

Lo aducido porque la enunciada herramienta le


permite a los Estados materializar el deber de garantizar los
derechos humanos en el ámbito doméstico, a través de la
verificación de la conformidad de las normas y prácticas
nacionales, con la Convención Americana de Derechos
9
Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.
10
Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.
13
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

Humanos y su jurisprudencia, ejercicio que según la Corte


Interamericana se surte no sólo a petición de parte sino ex
officio11.

No sobra advertir que el régimen convencional en el


derecho local de los países que la han suscrito y aprobado,
no constituye un sistema opcional o de libre aplicación en
los ordenamientos patrios; sino que en estos casos cobra
vigencia plena y obligatoriedad con carácter impositivo para
todos los servidores estatales, debiendo realizar no
solamente un control legal y constitucional, sino también el
convencional; con mayor razón cuando forma parte del
bloque de constitucionalidad sin quedar al arbitrio de las
autoridades su gobierno.

5.2. El aludido control en estos asuntos procura,


además, contribuir judicial y pedagógicamente, tal cual se
le ha ordenado a los Estados denunciados –incluido
Colombia-12, a impartir una formación permanente de
Derechos Humanos y DIH en todos los niveles jerárquicos
de las Fuerzas Armadas, jueces y fiscales 13; así como
realizar cursos de capacitación a funcionarios de la rama
ejecutiva y judicial y campañas informativas públicas en
materia de protección de derechos y garantías 14.
11
Corte IDH. Caso Gudiél Álvarez y otros (“Diario Militar”) contra Guatemala. Sentencia de
noviembre 20 de 2012. Serie C No. 253, párrafo 330.
12
Corte IDH, Caso Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia, Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012. Serie C No. 248, párrs. 259 a
290, criterio reiterado Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, Excepciones
preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C
No. 259, párrs. 295 a 323.
13
Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211,
párrs. 229 a 274.
14
Corte IDH, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 278 a
14
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

Insistir en la aplicación del citado control y esbozar el


contenido de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos en providencias como la presente, le permite no
sólo a las autoridades conocer e interiorizar las obligaciones
contraídas internacionalmente, en relación con el respeto a
los derechos humanos, sino a la ciudadanía informarse en
torno al máximo grado de salvaguarda de sus garantías.

Además, pretende contribuir en la formación de una


comunidad global, incluyente, respetuosa de los
instrumentos internacionales y de la protección de las
prerrogativas fundamentales en el marco del sistema
americano de derechos humanos.

6. De acuerdo a lo discurrido, no se otorgará el


auxilio implorado.
3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley,

RESUELVE:

PRIMERO: NEGAR la tutela impetrada por Armando


Pérez Araújo frente al Juzgado Segundo Civil del Circuito de
Santa Marta y la Sala Civil - Familia del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de la misma ciudad, integrada de

308.
15
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

manera unitaria por la magistrada Myriam Fernández de


Castro Bolaño, con ocasión del juicio ejecutivo con radicado
2019-00125-00, incoado por el gestor contra Calixto de
Jesús Vega Navarro.

SEGUNDO: Notifíquese lo así decidido, mediante


comunicación telegráfica, a todos los interesados.

TERCERO: Si este fallo no fuere impugnado


remítase el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Con aclaración de voto

16
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

17
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

ACLARACIÓN DE VOTO

Aunque comparto la decisión adoptada por la


Honorable Sala, dado el acierto en su motivación,
respetuosamente aclaro mi voto con el exclusivo propósito
de resaltar que se torna innecesario en el ejercicio
jurisdiccional cotidiano, incluir de forma genérica y
automática una mención sobre el empleo del denominado
«control de convencionalidad».

Ciertamente, de conformidad con la propia


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, surge, entre
otros deberes, el imperativo para sus jueces de examinar ex
officio, en sus decisiones, la vigencia material de lo pactado.

De esta manera, el «control de convencionalidad»


comporta una actitud de consideración continua que
deberá acentuarse y manifestarse expresamente, tan solo
en aquellos pronunciamientos donde se advierta
comprometido o amenazado «el efecto útil de la Convención»15, lo
cual acontecerá en los eventos donde pueda verse «mermado
o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones,
objeto y fin del instrumento internacional o del estándar internacional

de protección de los derechos humanos» 16; todo lo cual resulta

ajeno al presente caso.


15
CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra
Perú. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.
16
CIDH. Caso Heliodoro Portugal contra Panamá. Sentencia de enero 27 de 2009.
Serie c No. 186, párrafo 180.
18
Radicación n.° E 11001-02-03-000-2020-00018-00

En los anteriores términos dejo fundamentada mi


aclaración de voto con comedida reiteración de mi respeto
por la Honorable Sala de Casación Civil.

LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado

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