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PANOPLIA
LÍRICA
LIMA – PERÚ
1917
PANOPLIA LÍRICA
A mis hermanas Carmen i Mercedes, diecisiete años compañeras en la orfan-
dad i en el Dolor, diecisiete años víctimas, como yo, de las picardía de un
bribón que se entró a saco en nuestra hacienda i endureció los años de nuestra
infancia con la estupidez peculiar de su progenitor canallesca y miserable, tipo
de salteador de caminos a quien todavía la justicia no ha castigado como me-
rece i sobre quien caerá la eterna e inexorable maldición de Dios, este libro de
inquietud, de rebeldía i de dinamismo, CONSAGRO
A. H.
PÓRTICO
A Alberto Hidalgo
Aquí te saludo
porque eres poeta
de temple acerado, de estrépito rudo,
de viva paleta,
que asciende sereno
buscando en la cumbre
el ruido y la lumbre
con que abre la altura relámpago y trueno.
Te rindo homenaje
porque has acordado tu lira al cordaje
sonoro del viento
copiándole el alma, la audacia, el acento.
¡Feliz tú, poeta
que tienes la gloria de hacer de la vida,
a son de la trompeta,
campaña vencida,
victoria completa.
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*
* *
He trazado las anteriores líneas para que el lector que no sea crio-llo se
dé cuenta de lo que significa en el Perú la aparición de un ar- tista con
personalidad definida, la necesidad que hay en este país de que tales espí-
ritus se produzcan y el ambiente en el que tienen que desenvolver sus ener-
gías estos raros ejemplares de idealismo. Pero pudiera colegirse que ante la
presencia de estos valores existe una protesta pasiva. Así fue casi siempre,
pero cuando la última generación literaria, moldeada sin duda alguna al ca-
lor de una figura prócer de las letras americanas, el insigne don Manuel
González Prada, se presentó en la arena dispuesta a abrirse paso entre la
multitud mediocre y asustadiza, no faltó quien levantase una protesta ai-
rada. Apadrinando un libro de Alberto Ulloa Sotomayor —escritorjoven y de
positivo, brillante y sólido talento, aunque demasiado ecuánime— leía yo,
hace poco tiempo, un prólogo de Enrique A. Carrillo,en el cual mi excelente
amigo reprochaba, con la delicada y elegantemanera que le es peculiar, al
grupo literario flamante, el afán de ascender de cuatro en cuatro los esca-
lones de la fama, el egotismo —entre nosotros desusado— y la pasión
iconoclasta. Este reproche que se hace al grupo que tuve el orgullo de presi-
dir desde mi revistaColónida, es, no obstante, el mejor timbre de gloria de
que nos envanecemos. Aunque no hubiera de tomarse en cuenta la cuestión
fundamental del moderno concepto subjetivísimo de la estética que es la más
alta consagración del Yo, aunque no hubiéramos sido ególatrassino porque
así comprendíamos nosotros nuestra vida, habrá de aplaudírsenos un día,
porque rompimos para siempre en el Perú, almenos en cierto grupo, el car-
nerismo literario, el convencionalismo intelectual y la mentira colectiva.
Aquella egolatría, tan acerbamentecriticada cuando la iniciamos nosotros,
es, sin embargo, practicada hoy, inconscientemente, por quienes no fueron
entonces nuestros sol-dados.
Colónida quiso —dando nosotros un ejemplo de abnegación— estimular
a los nuevos, exaltando la personalidad. He dicho que fue un abnegado ejem-
plo porque hubimos de sufrir toda suerte de ataques. Se había entronizado
entre nosotros el más arbitrario de los predominios, el más absurdo y estéril
de los servilismos, la más absurda y reprochable de las tiranías: el caciquismo
mental, el tributo de la obligada admiración, el vasallaje espiritual y artístico.
Nuestros críticos remedaban como podían a nuestros antiguos dictadores y
las plumas hacían torpes oficios y menesteres de chafarrangas.
Se nos ha acusado de inmodestos. La modestia, esta virtud teórica que
no puede ser sincera sino en los realmente bestias o incapaces, no será
nunca atributo de personas de valía; esta invocada falsa virtud no pueden
practicarla quienes piensan, sienten y crean, por-que hay, ante todo, en el
creador, la conciencia de su alumbramiento. El verdadero artista ha de tener
claro concepto de lo que hace, hade sentirse distinto y diverso de los otros.
No debe tener otra preocu-pación que la de agradarse a sí mismo; sin de-
mandar nada ha de bastarse a sí, ha de nutrirse con su propia sangre. ¿Qué
es, en suma,la modestia? En los artistas, una perpetua, repugnante y con-
tradictoria farsa.
Una de las grandes virtudes que reconozco en Hidalgo es su fal ta de
modestia, que acusa exceso de personales valimentos. Este discípulo de
Whitman y de Marinetti, este adolescente, hijo espiritual del ilustre autor
de Horas de lucha, carece, en absoluto, de tan asquerosa y necia virtud,
como ha de ver el lector, al recorrer las páginas de Panoplia lírica. No
puede ser modesto quien como él se ha forma-do solo y es osado, audaz y
temerario. Desde el título del libro puedecolegirse que su caudal de poesías
es una panoplia rica en lirismo yque en ella tiene sus mejores y nobilísimas
armas para la vida. Encontraréis en esta panoplia toda suerte de armas,
desde las lanzas de aquel hermoso y caballeresco soneto “Rendición”, que
hace pensar, por su armonía delicada y fuerte, por su cortesanía gallarda y
su decoración suntuosa aunque severa, en el cuadro inmortal de Velásquez,
“La Rendición de Breda”, hasta las poesías, largas o breves, donde oiréis
ora el chocar de espadas, el tronar de cañones, el estallar de granadas; o
bien, los gritos de reto, de lucha o de victoria.Todo en este libro tiene un viril
sello marcial que seduce como un ejército en marcha que pasara batiendo
al sol sus pabellones, entre los aceros chispeantes, al ritmo de épicas fanfa-
rrias.
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* *
Todo a mis ojos aparece vano:
yo solo admiro, oh gran Naturaleza,
el ritmo de las formas…
*
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Cuando el Sol, por las tardes, tras los montes se inmola, yo,
preso en las volutas de una capa española,
transito por las calles de mi astrosa ciudad.
A mirarme, las gentes detiénense, asombradas, despectiva-
mente ríen a carcajadas,
mientras que yo me alejo lleno de majestad...
¿No es verdad que este “ya sé sentir” parece un grito resignado, la cons-
tatación de la Fatalidad por uno que la esperaba, algo que escomo la puber-
tad de la vida en el Dolor? Luego en la “Epístola” nosdará, detallada y con-
creta, la profesión de fe de su vida.
Desde Chocano, el genial cantor de la raza, no había aparecido entre
nosotros una lira más sonora ni el verso había tenido un cultormás temerario
y fuerte. Si hubiéramos de buscar la cualidad dominante de este poeta pre-
coz, habría que decir que es la originalidad, no tanto en la forma cuanto en
la manera de ver, porque este poeta es, ante todo, un objetivo para el cual
la vida es un espectáculo sonoro. El estilo, base fundamental de la persona-
lidad, no es otra cosa que la manera de ver. Los mediocres están retratados
en la frase bíblica: “tienen ojos y no ven”. La visión es lo que caracteriza,
en efecto, a los elegidos, y dentro de esta visión, los que ven con ojos nue-
vos la vetusta y renaciente belleza del mundo, son los originales. La origina-
lidad no es, pues, una virtud adquirida sino un valor estéticoinnato. La ori-
ginalidad es una fuerza espontánea, que tiene su localización espiritual y
que se manifiesta por la sencillez y la sinceridad de la visión. No podrá ser
original el amanerado, porque una delas bases esenciales de la originalidad
es el contraste que la naturaleza lleva aparejado consigo.
Debe buscarse, como he dicho, en la obra de un artista, los pun-
tos en los cuales este logra descubrir una faz oculta de la Naturaleza o logra
concretar aquel “instante de infinito” de que nos hablara el insigne y genial
mulato nicaragüense, nuestro padre y señor ruiseñor. Un momento de la
eternidad que envuelve las cosas, plasmadoen un verso, hace a un poeta
inmortal. En el libro de Hidalgo hay bien diversas fases de un tempera-
mento que se concreta a mirar y reflejar el mundo, haciéndolo pasar antes
por el alto crisol de su personalísimo temperamento. He aquí una vida que
yo no podría decir si concluirá en gloria radiante o soledad tranquila, si
cobijaba por la fúnebre clámide del olvido o exaltada por la fama robusta
dehinchados carrillos; pero que se presenta a nuestros ojos con los másextra-
ños aspectos. ¿Qué juventud a los veinte años no cantó al amor,a la mujer y
a los dolores del mundo? ¿El mismo Juan Jacobo no pasópor esta estación
obligada? ¿Qué espíritu es cuyo que a los veinte años hace esta trágica y
sombría declaración pavorosa:
que camina “llevando en las espaldas un fardo de dolor” y que, sin em-
bargo, su “ritmo no se queja sino ruge”, que “con empuje estoicoguarda su
dolor” y que llora en “metáforas de fuego”? Buscad esta mezcla de dolores
remotos y de vibrantes audacias en un verso del mismo Hidalgo y entonces
veréis que quien aduna tan opuestas virtudes como el dolor y la acción pu-
jante, tiene que haber nacido
Podrá ser recibido este poeta con clarinadas de victoria o con silbatinas
de rechazo, pero no irá a dormir su obra, robusta y nueva, en el trágico hue-
sero a donde han ido o irán a parar, salvando a doso tres, todos los que han
logrado –momentáneos fuegos fatuos– impresionar fosfóricamente a las cán-
didas, ignaras y despreciables multitudes.
Tal poeta no podrá ser hijo del ambiente metropolitano. Bajo el cielo
plómbeo y pesante de la capital, entre la ciudad burguesa y des-preocupada,
en este rincón limeño sin crepúsculos y sin paisajes, sin tempestades y sin
temblores, no ha podido nacer este rebelde. Ha sidoen Arequipa, en la Are-
quipa del volcán y de Yanahuara, de César Rodríguez y de Percy Gibson,
de los Urquieta, del temblor, del cieloabierto y de las revoluciones, donde
había de nacer el más audaz delos poetas del Perú.
Aunque de lejos, yo lo he visto nacer. Hidalgo divagó poco. Hacetres
años era un desconocido, hoy es un poeta, mañana será ¡Dios sabe qué cosa!
Anunciación, como Colónida, la revista más útil y notable, por los valores
que reveló, de cuantas hayan salido en el Perú dela república, editada bajo
la dirección del poeta, fue la cuna de sus primeros versos. Hidalgo publica
luego un libro Arenga lírica al emperador de Alemania que lleva el des-
concierto a muchas almas y que es su primera coronación. Fue, sin embargo,
después de ese pequeñogran libro, que Hidalgo nos ofreció sus mejores fru-
tos. A esta segun da época pertenecen no sólo el ya citado soneto “Rendi-
ción” sino los muy hondos y nobles versos de “Del Jardín de mis deseos”,
la “Autobiografía”, el titulado “Nostalgia”, el que sin título, le sigue; yalgu-
nos otros.
La poesía de Hidalgo, de un definido tinte futurista, en cuanto el Futu-
rismo es teoría y no práctica, idea y no acción gráfica, tiene, no obstante,
algo que la diferencia fundamentalmente del grupo de locos ilustres e insig-
nes que siguen a Marinetti. El humour, que aunqueya había aparecido en la
literatura, sólo halló su verdadero desarrollo en Rudyard Kipling, en Francis
James, en Tristán Klingsor y en el genial y maravilloso Azorín; el humour,
de aparente genealogía inglesa, pero que tiene el más noble abolengo espa-
ñol, ya sea en Horacio, ya en el Arcipreste de Hita, ya en el propio Cervan-
tes, es yha sido completamente desconocido entre nosotros. Al noble humo-
rismo ático, a aquel don maravilloso, privilegio de grandes ingenios, de tan
difícil clasificación, le han llamado en el Perú, aún gentes quepasan por doc-
tas, locura, pose, extravagancia, desequilibrio. El HUMOUR no es como co-
múnmente suponen nuestros ignorantes escritores, la gracia griega de Mo-
reas, hecha de adoración ritual, ni el chiste español de tan moderna cepa, ni
la ligera y alada picardía francesa: es algo que está por encima de la frívola
preocupación de hacer reír, yconsiste en sugerir verdades esenciales, descu-
briendo el alto contrasteespiritual de las cosas y fenómenos universales donde
el dolor se disfraza con máscara de sandio. Ya había César Rodríguez rea-
lizadoeste nuevo valor literario que amaneció en Luis Carlos López y que
fue vago florecimiento en Asunción Silva. Véase cómo esta manera de sen-
tir aparece en una parte de la obra de Hidalgo:
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* *
Al analizar la obra de un artista, y especialmente, de un artista joven,
es menester buscar cuáles son las virtudes flamantes que en su huerto cul-
tiva. Confesemos que Hidalgo posee una técnica que muy pocos tienen al
fin del camino de la vida. No sólo es la pulcritud de la forma, la concisión
del pensamiento, la riqueza abundantede metáforas, el giro nuevo y gentil,
sino la claridad y el sabio método en la exposición de las ideas, método y
sabiduría que a tal edad no pueden ser sino manifestaciones de una intuición
singular y des-conocida. Nótese que Chocano sólo se despoja del residuo de
su sonora y brillante vulgaridad en la tercera etapa de su evolución estéti ca.
Hidalgo empieza, y, puede encontrarse en su obra incorrección a veces, du-
reza a ratos, imprecisión quizás; pero jamás el dardo hirientede lo vulgar.
El poeta no sugiere a la manera verlainiana o de Eguren; no anuncia como
el autor de Simbólicas; no tiene la sensibilidad visual de losmedios tonos; su
poesía es medular, juego de músculos, gimnasia desaltos, nervios en tensión;
él no dirá una frase que reasuma toda unatragedia ni nos arrullará con can-
ciones de rica melodía; el color no es la nota primordial en este poeta so-
noro.
Donde se puede observar mejor este fenómeno es en sus poemasmarcia-
les. En ellos la sonoridad del verso corresponde siempre a larotundidad del
pensamiento broncíneo. Se diría que allí el verso salepor las brillantes ser-
pentinas de trombas o clarines, o por las cristalinas notas agudas y metálicas
de platillos, en tanto que la orquestación reposa y se acompaña en un sordo
temblor de esas pie-les tersas y musicales que guiaban a la victoria a los
inmortales tercios de Flandes en los carolinos tiempos sepultos.
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1
.............................................................. Severo
2 3
el gesto.- El andar grave.- La mirada de hiel.1 2
3
Cuando el Sol, - por las tardes, - tras los montes se inmola.
1 2 3
Sol huraño. - Sol loco. – Vivo como un asceta.
Estas tres dimensiones como en la música se concretan y coro- nan, a
menudo, en una sola nota rotunda:
1 2 3
Sol huraño. – Sol loco. – Vivo como un asceta.
1
Por mis años de joven pasa un frío invernal
.............................................. ciudadela
.............................................. sol
.............................................. día
.............................................. lejanía
.............................................. ciudad
En algunos versos esta música se agudiza a tal punto que llega aherir
como un taladro:
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* *
transcribo una de las composiciones más notables del poeta, la titulada “Del
festejo” en la cual precisa admirar la perfección y justeza de la forma, la
maravillosa descripción donde las palabras se diría que danzan; pocos ver-
sos de Panoplia lírica tienen un valor estético más culminante y definido.
La ELE es la letra más sonora, vibrante, cristalina, jovial, delicada y jo-
cunda. La vihuela es como la cornucopia de este rico tesoro musical. Ved
ahora cómo, tomando elementos, nos ofrece el poeta uno de sus más bellos
cuadros:
¿No es verdad que en los suspensivos parece que viviera todo el cuadro
que el poeta no ha querido pintar y que ha hecho, sin embargo, vivir? Nótese,
también, de qué sabia manera se expone el motivofundamental y con qué mé-
todo se lleva el desarrollo de la obra y cómotermina y se redondea esta.
*
* *
Pero este soplo de ternura deliciosa, de dolor sincero; estas lágri mas casi
humildes; estas palabras que casi gritan: “amadme, necesito amor”, conclui-
rán bien pronto para dar paso a lo que el mismo poeta llamará en la misma
breve composición, secos ya los párpados, “reírse del público como de un
arlequín”. Renace a trechos estanota dolorida y triste. Así, tras una zarpada
felina salta una lágrimacaliente:
donde el tono es suave, dulce y apacible como un sollozo lento, nos dirá
más tarde:
Ante la beatitud de la pradera
sopla una onda violenta el Aquilón. Ama-
nece. Los gallos vocinglera canción en-
tonan. Atraviesa, con
su poncho ...............................
.............................................................. El día
agoniza en la testa de un caduco volcán.
y especialmente:
Walt Whitman
Leopoldo Lugones
Contradecirse es vivir
F. T. Marinetti
LA RELIGIÓN DEL YO
A Carlos J.Broggi
A Manuel A. Vinelli
A Ismael Cuadros Q.
C. Baudelaire.
I adolorido de neuralgia,
siento que siento la nostalgia
de la altivez de mi clarín.
¿……………. …….. ………?
A Abraham Valdelomar
A Hernan C. Bellido
A Adolfo de la Cuba B.
Dedico esta sección, la más audaz i valiente, a espíritus tan altos i compresivos
como Don Castro Rojas, Carlos Reid Castro i José M. Eguren.
LA NUEVA POESIA
Manifiesto
A Fabio Camacho
Rubén Darío
A Herbert Trou S.
A Arturo Bertolani
A Alejandro Ureta
A Miguel A. Urquiata
MANUEL GONZALES PRADA
……… Es con profunda y sincera satisfacción que vengo a unir mis felicita-
ciones a las que seguramente ha recibido ya. Tiene su poesía un sabor personal
y vigoroso que domina al lector y los mismos egotismos estridentes pasan sin
levantar protesta a causa del ímpetu sincero en que se atropellan las rimas. A
los que algo le reprochan, dígales que éstas, como corceles desbocados, van
haciendo saltar chispas de luz y de polvo y que el bardo ginete solo es respon-
sable de la emoción que le embarga al galopar cara al sol, en el deslumbra-
miento magnifico de la naturaleza y de su propio ser. Crea que he leído esas
páginas atrevidas y guerrera con especial delectación. Talento y juventud, su-
prema poesía.
No hay que desmayar, sin embargo, en esta esperanza; la vida, los desengaños
harán su obra en ese espíritu juvenil y rebelde. y nos entregarán al poeta, en
toda su riqueza espiritual, en toda su artística manera.
Alberto Hidalgo con el modelo insuperable del maestro forja y en feliz ataujia
incrusta de oro el hierro de su canto. Sube alta cumbre 'de potencia épica y con
rayo robado a la tormenta que ensombrece ahora la vida del mundo, aIumbra
violentamente con llamarada azul la figura del Emperador Hohenzollern.
.........Le doy las más cordiales gracias por la fineza que ha tenido usted en
obsequiarme con un ejemplar de su hermosa “Arenga Lirica al Emperador de
Alemania». Bien sospecharía Ud. al hacerlo, que me deleitan los buenos ver-
sos; i los suyos lo son tan manifiestamente, que obligan al lector a dejar de un
lado, por convencionalismos transitorios, todas sus filias y sus fobias; tal i
como el encanto de un vaso ricamente cincelado hiciera disimular la acritud
de un brebaje poco grato a los bulbillos gustatorios. ……..
Una Ud. mis sinceros parabienes a los muchos de sus amigos y admiradores.
…..En la tierra insigne de Arequipa al pie. del volcán que inspiró las más do-
radas leyendas del Imperio de oro de los Incas, nació este poeta de rebeldías
inauditas, por cuyas estrofas, henchidas de nervio indómito, parece que cruza-
ran centauros increíbles y que leones tremendos desaforaran sus crines.
Castellano de apellido, se diría que el poeta siente con amor las dos razas que
lucharon en estas comarcas ubérrimas, donde el Sol de España, inmarcesible
todavía, hundió al Sol-Dios de las ñustas; así estos versos nacieron con vio-
lencias amazónicas y chasquidos de espadas.