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1. EL CONOCIMIENTO DE LA ANTIJURIDICIDAD
Así como la tipicidad es un indicio de la antijuridicidad, podemos decir que la
realización dolosa de un tipo penal casi siempre va acompañada de la
conciencia de que se hace algo prohibido, tanto más cuanto el bien jurídico
protegido en el tipo sea uno de los fundamentales para la convivencia y en
cuya protección tiene su razón de ser el Derecho Penal, de ahí que en la
práctica se parta del conocimiento de la antijuridicidad, cuando el autor de un
hecho típico no justificado es imputable. Sin embargo no debe pensarse que el
conocimiento de la antijuridicidad es un elemento superfluo de la antijuridicidad
porque la función motivadora de la norma penal y por tanto la capacidad de
motivación que exige la culpabilidad, sólo tiene sentido frente a quien no
conoce que su hacer está prohibido, pues de lo contrario el sujeto no tendría
motivos para abstenerse de hacer lo que hizo. El conocimiento de la
antijuridicidad no exige que lo sea del contenido exacto del tipo penal o la
penalidad concreta del hecho, basta que el autor de acuerdo con su
formación, nivel cultural, etc., se represente dicha ilicitud como posible y a
pesar de ello actúe. No es suficiente con un conocimiento potencial, es decir
que el autor hubiese podido conocer lo ilícito de su hacer para que pueda
reprochársele como culpable. El conocimiento de la antijuridicidad como los
demás elementos de la teoría del delito, exige una valoración del juez de los
diversos componentes, psicológicos y sociales que inciden en el
comportamiento del individuo. Si el sujeto desconoce la antijuridicidad de su
hacer, actúa entonces en error de prohibición.
Hace casi medio siglo, CORDOBA RODA iniciaba su libro titulado "El
conocimiento de la antijuridicidad en la teoría del delito" afirmando que el
conocimiento de la antijuridicidad "se encuentra estrechamente ligado a las
cuestiones relativas al carácter de la norma, a la función propia del orden
jurídico y a la concepción de la culpabilidad". Esta afirmación sigue plenamente
vigente, ya que, efectivamente, el concepto de ordenamiento jurídico y de las
relaciones entre estado (como detentador del ius puniendi) y persona (como
destinatario de la norma jurídica penal) determinarán la eficacia y significación
del conocimiento de la prohibición en el ámbito de la culpabilidad. Sin embargo,
en nuestros días, junto a esta reflexión estrictamente jurídica, al menos prima
facie, debe quedar aún margen para el análisis del segundo pilar sobre el que
dicha (sub)categoría del delito se asiente, esto es, el elemento cognitivo, desde
una perspectiva multidisciplinar en la que han de jugar un importante papel las
aportaciones de ciencias experimentales sobre el comportamiento humano. De
modo que si bien tradicionalmente la reflexión sobre el conocimiento de la
antijuridicidad del hecho, como elemento del delito, se ha realizado
mayoritariamente desde una perspectiva ius-filosófica y normativa, hoy en día,
puede y debe ir acompañada de una revisión del estado actual del
conocimiento científico sobre las bases del comportamiento humano.
Con frecuencia, en los diversos campos del derecho, ya sea el civil o el penal,
nos encontramos con el concepto de “antijurídico”, instalado en la médula
misma de algunas de las más importantes definiciones de ciertas instituciones
consideradas, paradójicamente, como jurídicas, es decir, pertenecientes al
mundo del derecho. Ello ocurre, como lo hemos citado, por ejemplo, cuando se
define el “delito” o tratándose de la responsabilidad civil. Desde hace ya varias
décadas, como se ha puesto de manifiesto, nos asaltaba una duda al respecto.
Ella consistía en saber si, en realidad, lo “antijurídico” es una categoría del
derecho.
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naturaleza misma de la norma jurídica . Nos preguntábamos al respecto, ¿ es
la norma jurídica un juicio descriptivo o una prescripción? . Considerábamos
también como cuestión problemática el aludir al ser humano como siendo sólo
un ser “racional”. Intuíamos que esta concepción era insuficiente, que no nos
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mostraba la entraña misma del ser humano . De otro lado, surgía también
como “problema” el saber si se podía penalmente “privar” de libertad al ser
humano.
El derecho es, como tantas veces lo decimos, una exigencia existencial pues el
ser humano, estructuralmente social, no puede prescindir de reglas para su
convivencia con los “otros” en comunidad. Reglas que le permiten, en tanto ser
libre desarrollar, en sociedad, su personal “proyecto de vida” dentro del bien
común.
Pero, para proteger al ser humano, como está dicho, es necesario conocerlo.
¿Cómo se puede tutelar lo que se desconoce o se conoce insuficientemente ? .
De ahí que la primera preocupación de los filósofos de la primera mitad del
siglo XX fue la de comprender mejor al ser humano, de interiorizarse, hasta
donde ello es posible, en los meandros de su existencia. Esta preocupación
produjo sus frutos pues este
Por lo expuesto, nos causó gran alegría que en un reciente trabajo, que data de
1994, una investigadora de la Universidad de Trieste concluyera un interesante
trabajo sobre el daño existencial expresando, con convicción que compartimos,
que es necesario un profundo cambio de mentalidad de parte de los hombres
de derecho, “un cambio radical de perspectivas que obligue a profundos
repensamientos acerca del rol del juez o, más generalmente, del jurista: ayer
empeñado en revisar leyes y repertorios, hoy llamado a preguntarse, antes que
nada, sobre que cosa es el hombre”.
2. EL ERROR DE COMPRENSION CULTURALMENTE
CONDICIONADO
El error de comprensión culturalmente condicionado previsto en el
artículo 15 del Código Penal peruano de 1991 debe entenderse como
un error propiamente dicho, que imposibilita la comprensión de la
antijuridicidad de la conducta, originado por el condicionamiento
cultural del individuo. Se trata de un error que, por su carácter
invencible, excluye la culpabilidad y toda sanción penal, ya que,
siguiendo el marco establecido de los elementos del delito, –los
cuales son la tipicidad, antijuricidad y culpabilidad–, de no cumplirse
uno de ellos no podría configurarse un delito. Nuestro sistema penal
exige que el agente tenga la posibilidad de conocer que su conducta
contradice los requerimientos del ordenamiento jurídico y que su
accionar se encuentra prohibido jurídicamente. La atribución que
supone la culpabilidad sólo tiene sentido frente a quien conoce que
su actuación es prohibida. Precisamente, este es el problema que
trata de enfrentar el artículo 15, especialmente vinculado a los
supuestos de conductas de personas que actúan en el marco de su
cultura o costumbres, en el sentido que no se criminalice estas
conductas socialmente aceptadas por estos grupos culturales, ya que
inclusive puede darse el caso que el sujeto conozca la norma
prohibitiva pero no la pueda internalizar por razones culturales y, por
lo tanto, no se le podría reprochar esa falta de internalización.
El artículo 15 regula una cláusula que exime de responsabilidad
penal e incluso permite, en algunos casos, atenuarla.
Tradicionalmente y de forma mayoritaria, el artículo 15 ha sido
interpretado como un error de comprensión culturalmente
condicionado. Esta figura fue creada por el profesor argentino
Eugenio Raúl Zaffaroni en la década de los ochenta del siglo pasado
para contestar y proponer una alternativa al trato que se le daba al
indígena en algunos países sudamericanos, entre ellos el Perú,
Bolivia y Argentina, y en algunos países centroamericanos. En ese
entonces, y de hecho sucedió así en el Perú hasta la entrada en
vigencia del actual CódigoPenal en 1991–, al indígena se le podía
eximir de responsabilidad por considerársele inimputable por haber
actuado degradado por el alcohol y la servidumbre, o por otras
circunstancias que expresaban un trato manifiestamente peyorativo y
denigrante.
Este trato presuponía y generaba que al indígena se le considerara
como un sujeto inferior al hombre occidental. Es decir, en ese
entonces, calificar de inimputable al indígena, debido a las causad de
inimputabilidad aplicadas (degradado por el alcohol y la
servidumbre), era un trato discriminatorio. Ahora bien, en Derecho
Penal, el inimputable es incapaz. Esta asimilación de categorías ha
llevado a muchos autores a reivindicar que los indígenas no son
inimputables, que no se les puede comparar con un toxicómano, con
un niño o con una persona que tenga alguna anomalía psíquica. El
indígena es como cualquier otra persona, solo que tiene una
cosmovisión distinta a la nuestra, como nosotros una distinta a la
suya. Entiende el entorno que lo rodea y se relaciona con ese
entorno de una manera distinta a como lo hacemos nosotros. Ni
mejor ni peor, solo distinta. Por ejemplo, nosotros podemos ver en los
cerros un montículo de tierra y piedras, mientras que los miembros
de algunas comunidades andinas ven un apu, un símbolo sagrado.
Percibimos lo mismo visualmente, pero el significado que le damos a
las cosas es distinto.
La cosmovisión y la relación con el entono cambian. Digo esto
porque lo que propuso Zaffaroni fue dejar de lado esta terminología
peyorativa de tratar como inimputable a una persona que tenga una
cosmovisión distinta a la predominante y propuso, en su reemplazo,
la figura del error de comprensión culturalmente condicionado; que es
cuando una persona, por su cultura o costumbre, no puede
comprender el carácter ilícito del acto, entonces, se le exime de
responsabilidad o se le atenúa si esa capacidad de comprensión está
atenuada. El problema es, y este es mi punto de vista, que, si bien la
finalidad fue buena –es decir, reivindicar la diversidad cultural–, al
regular el artículo 15 un error de comprensión, no solo vulnera la
diversidad cultural, sino que contradice la finalidad de la norma. En
efecto, afirmar que el indígena, o cualquier otra persona que no
comparta la cosmovisión de la mayoría incurre en error por no
compartir dicha cosmovisión sobre la que se edifica el Derecho
oficial, es peyorativo, discriminatorio y me atrevería a decir que
incluso es inconstitucional: la mayoría tendría la cosmovisión correcta
y quien no la comparte, el indígena, incurriría en error de
comprensión culturalmente condicionado, en un equívoco, por el solo
hecho de no compartir la cosmovisión de otros. Esta falsa
supremacía de una cosmovisión sobre otra es, precisamente, lo que
diversidad cultural como valor constitucional pretende evitar. Solo por
la terminología que emplea, el artículo 15 del Código Penal debería
ser rechazado. Pero además, si se revisa lo que ahí se dice, queda
absolutamente claro que no se regula ningún error. Todos los errores
en el Código Penal se regulan en el artículo 14. El artículo 15 no se
refiere a una persona que tiene una percepción equivocada de las
cosas, como si hubiese una correcta. Si yo veo una pared verde
cuando en realidad es blanca, todos me dirán “esa es una pared
blanca”. La percepción sería la equivocada. Seguramente, esto
puede darse dentro de un grupo de personas que comparten la
misma cosmovisión, dentro un grupo de personas que perciben la
realidad y se relacionan con el entorno de la misma manera. Pero
cuando hablamos de diversidad cultural, no es propio de un Estado
de Derecho y no es propio del respeto a la diversidad, decir que una
minoría que se relaciona de manera distinta con su entorno está
equivocada por el hecho de que su cosmovisión es distinta a la de la
mayoría; son simplemente distintas. Partiendo de que son distintas y
de que la motivación que pretende la norma penal para que las
personas no cometan delitos surge de la comprensión del entorno y
relación con el entorno que cada quien tenga, el artículo 15 del
Código Penal tiene que interpretarse como una causa de
inimputabilidad, sin que eso signifique un trato peyorativo.
Inimputabilidad porque, en definitiva, una persona que, por la razón
que sea, no tiene la capacidad para comprender la realidad como la
percibe la mayoría, es para esa mayoría un inimputable: un niño, un
loco, un toxicómano, una persona que tenga alucinaciones; pero
también una persona que por su cosmovisión percibe las cosas
distintas.
3. LA NO EXIGIBILIDAD DE LA CONDUCTA
La no exigibilidad de otra conducta tiene que ver con aquellos supuestos en los
que el derecho no puede exigir al sujeto que se sacrifique en contra de sus
intereses más elementales.
El Código Penal prevé aquellos supuestos en los que no se puede exigir al
individuo una conducta diferente a la conducta prohibida que realizó. Estos
supuestos son:
Estado de necesidad exculpante.
Miedo insuperable.
Obediencia jerárquica.
a.1.Caso medusa:
La fragata Medusa, al igual que el Titanic, se vendió en su
momento como la más moderna de su tiempo. Esta embarcación
fue enviada a Senegal (entonces colonia francesa) para trasladar
allí al nuevo gobernador y a su familia, a un grupo de
administrativos y científicos y a un batallón de soldados cuya
misión era proteger al resto de la expedición. El barco encalló en
julio de 1816 en un banco de arena a 60 kilómetros de las costas
de Mauritania debido a la poca experiencia del capitán que había
obtenido el cargo por favoritismos políticos. El problema fue el que
suele suceder en estos casos: la tripulación sumaba 400
personas pero en los botes tan solo cabían 250. El capitán, el
gobernador y los oficiales de mayor rango embarcaron en los
botes y construyeron una rudimentaria balsa (la que aparece en el
cuadro) en la que tuvieron que apañárselas 147 personas. La
balsa se ató por medio de una cuerda a los botes para así ser
arrastrada por estos pero, a las dos horas, optaron por cortar las
cuerdas y dejar la balsa a la deriva con 147 personas a bordo,
una caja de galletas y dos bidones de agua. La situación en la
balsa fue dramática. Se desató una lucha para poder sobrevivir en
la que hubo suicidios, asesinatos y todo tipo de barbaridades. De
hecho, la balsa permaneció a la deriva durante trece días hasta
que fue encontrada por casualidad por otro barco. Tan solo
quedaban diez náufragos y para sobrevivir habían tenido que
recurrir al canibalismo.
b) Auxilio necesario
c) Fuerza fisica irresistible
d) Miedo insuperable
e) Obediencia jerarquica disculpante
f) Consentimiento disculpante
PARTICULARIDAD DE LA EXIGIBILIDAD EN EL DELITO IMPRUDENTE
EL AUXILIO NECESARIO
El art. 20.5 CP no solo ampara la actuación en una situación de necesidad para evitar
un mal propio, siendo el necesitado el que realiza la conducta típica de salvamento. Al
afirmar que el mal a evitar puede ser “ajeno”, también contempla las hipótesis de
auxilio necesario. En tales casos, la acción de salvamento es emprendida por otro, que
interviene para evitar la situación de peligro del necesitado.
Asimismo, a través del término “mal ajeno”, se abre la posibilidad de que un particular
intervenga en estado de necesidad para impedir peligros que amenazan a bienes
jurídicos supraindividuales.
Asimismo, la ley peruana permite el auxilio de terceros cuando e autor del acto
antijurídico tiene conocimiento del que sufre el estado de necesidad (peligro)
LA FUERZA FÍSICA IRRESISTIBLE
Es un acto de fuerza proveniente del exterior que actúa materialmente sobre el agente.
Puede provenir de la naturaleza o de un tercero y debe ser absoluta, es decir, no debe
dejarle al agente la posibilidad de actuar de otra forma.
Se encuentra prevista en el artículo 20.6 del Código Penal como causa eximente de
responsabilidad
denominada también vis absoluta, a diferencia de los otros supuestos de ausencia de
acción, es el único recogido expresamente en la legislación; así, el artículo 20 inciso 6°
del Código Penal, establece que están exentos de responsabilidad penal “el que obra
por una fuerza física irresistible proveniente de un tercero o de la naturaleza”.
Santiago Mir Puig señala que quien obra violentado por una fuerza irresistible no es
dueño de lo que hace; si es forzado por una persona, no, es más que un instrumento
de la voluntad de ésta (PUIG, 1995)
MIEDO INSUPERABLE
La definición del término "miedo insuperable", tiene relación con el concepto de
culpabilidad y de imputabilidad como elemento del delito, necesario para
responsabilizar penalmente a su autor. La culpabilidad, cuyo prepuesto se encuentra
en la imputabilidad del sujeto, constituye el conjunto de condiciones que determinan
que el autor de una acción típica y antijurídica sea criminalmente responsable de la
misma. El concepto legal de esta eximente de la responsabilidad criminal se extrae de
la propia regulación que realiza en Código Penal en su artículo 20.6 al disponer "Que
están exentos de responsabilidad criminal: el que obra impulsado por miedo
insuperable de un mal igual o mayor”. No debería aplicarse esto en los siguientes
casos:
-Aquellos casos en los que lo que falta ya es la acción misma porque el estado
psíquico de miedo lleve a la paralización de quien lo sufre.
-Tampoco debería ser de aplicación esta eximente cuando la situación de miedo
determine, una causa de justificación.
REQUISITOS
1. TIENE QUE DARSE UNA RELACIÓN DE SUBORDINACIÓN ENTRE LAS
PERSONAS
2. EL SUPERIOR DA UNA ORDEN OBLIGATORIA AL INFERIOR PARA QUE
REALICE UNA CONDUCTA DETERMINADA
3. ESA CONDUCTA O COMPORTAMIENTO QUE SE REALIZA EN CUMPLIMIENTO
DE LA ORDEN ES DE CARÁCTER ILÍCITO
EL SUJETO QUEDA EXENTO DE PENA NO EL SUPERIOR
NOTA: SI ESA ORDEN TRASGREDE LA LEY ES INDUDABLE QUE EL
SUBORDINADO NO PUEDE ALEGAR OBEDENCIA JERÁRQUICA
Cuando se ubica sistemáticamente como causa de justificación la obediencia no está
prevista en el código penal, en derecho penal es una causa eximente de
responsabilidad por delitos cometidos en el cumplimiento de orden impartida por un
superior jerárquico, el subordinado autor material de los hechos se beneficia de esta
eximente dejando subsistente la sanción penal de su superior
CONSENTIMIENTO DISCULPANTE
No lo prevé el código penal pero opera la carga como causa de inculpabilidad en
principio inalienables como la vida y la integridad personal aunque por no presentarse
en el marco de un estado de no exigibilidad de otra conducta (suicidio doble suicidio
por amor etc.)
ESTADO DE NECESIDAD JUSTIFICANTE (ART. 20º INC 4 C.P.)
Se presenta ante una situación de peligro entre dos o más bienes jurídicos que entran
en conflicto
REQUISITOS
1. TIENEN QUE ENTRAR EN CONFLICTO DOS O MÁS BIENES JURÍDICOS DE
DIFERENTE VALOR
2. LO QUE JUSTIFICA EL DERECHO PENAL ES SACRIFICAR EL BIEN JURÍDICO
DE MENOR VALOR SIEMPRE Y CUANDO SEA EL ÚNICO MEDIO PARA SALVAR
EL DE MAYOR VALOR
PROBLEMÁTICA: CUANDO EL CONFLICTO DE B. JURÍDICOS NO CONTIENE LA
VIDA, ENTONCES ES DIFÍCIL SEÑALAR QUÉ BIEN JURÍDICO TIENE MAYOR
VALOR