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UN CURSO DE ESTUDIO SOBRE:

FUNDAMENTOS PARA FE Y OBEDIENCIA

A. El Fundamento de Dios
1. Jesucristo, la revelación de Dios - Jesucristo, el Hijo de Dios, es la
revelación de Dios, la Palabra (el Verbo) de Dio para todos los hombres.
(Juan 1:9; 3:16; Hebreos 1:1-2)

2. La Palabra, elemento clave - Jesucristo enseñó la voluntad del Padre y


reveló la verdad por sus palabras. El elemento que Él usó para
comunicar vida fue la palabra. (Juan 12:44-50)

3. Único canal elegido: Doce hombres - Comunicó esa revelación


especialmente a doce hombres, sus apóstoles. No tenemos otra fuente
original y fidedigna de información acerca de Jesús aparte de los
apóstoles. (Juan 17:8)

4. Obra del Espíritu Santo - Confió en la obra posterior del Espíritu Santo
para recordar, enseñar, revelar y guiar a toda verdad. (Juan 14:26; 16:12-
15)

5. Responsabilidad de los doce - Después de su resurrección ordenó a sus


apóstoles a que, una vez recibido el Espíritu Santo, hicieran discípulos a
todas las naciones, predicando, bautizando a los que creen y enseñando
a que guarden todas las cosas que Jesús les mandó a ellos. (Mateo
28:18-20)

6. Revelación de lo esencial completado - Después de un período, el


Espíritu Santo completó la revelación fundamental a los apóstoles
(específicamente, el misterio de Cristo). Hubo un período de transición
hasta el esclarecimiento definitivo. (Efesios 1:8-9, 3:5-9; Hechos 20:27)

7. Punto clave: El fundamento único y universal - Ellos señalaron el


fundamento de Dios para la iglesia. Como la iglesia es la misma en todo
lugar y en toda edad, desde entonces hasta que Cristo vuelva, el
fundamento que ellos señalaron es el mismo siempre. (Efesios 2:20, 1
Corintios 3:10-11)

8. No se admiten modificaciones - Ese fundamento no debe ser corregido,


modificado o contradicho posteriormente, aunque sí profundizado o
ampliado en su significado. 1 Corintios 3:11; Judas 3:17; Gál. 1:6-9)
9. Reiteraciones y correcciones - Las epístolas de los últimos años eran
reiteraciones y repeticiones sobre las verdades ya enseñadas, o
correcciones de desviaciones, como Apoc. 2:4, 5, 14, 15, 20; 3:2-3; etc.,
lo cual comprueba que no habían cosas nuevas continuamente.

10. Desvíos históricos - A través de los siglos, lamentablemente ese


fundamento fue modificado, ampliado, tergiversado, ignorado y olvidado
en muchos aspectos. La historia de la Iglesia lo atestigua.

11. Restauración de la Iglesia - Hace varios siglos, Dios comenzó a obrar


dando luz sobre algunos aspectos de la antigua verdad. Dios ahora
acelera la restauración total de la iglesia:

a. no dando parte de la verdad, sino restaurando el cuadro total de la


verdad;

b. no un avivamiento aislado y local, sino en todo el mundo;

c. no apuntando a definir conceptos teóricos, sino a levantar un


nuevo pueblo. Lo importante no es el mero enunciado, sino la
experiencia y encarnación de la verdad.

12. Nuestro Testimonio - A partir del año 1967, hubo un nuevo


derramamiento del Espíritu Santo también en Buenos Aires, y desde
entonces Dios comenzó a revelarnos paulatinamente el fundamento
señalado por los apóstoles. En el momento presente, la visión se
clarifica, se depura y se dinamiza. ¡Entreguémonos de corazón al Señor
para que Él realice su propósito con nosotros!

B. Kerigma y Didache1
Hay dos elementos concretos para la edificación de la iglesia: el kerigma
apostólico y la doctrina de los apóstoles. Ambos son palabra de Dios.

KERIGMA DICACHE
Es proclama Es enseñanza
Su contenido es la verdad Su contenido son mandamientos claros
Revela Cristo, el hecho de Cristo Revela la voluntad de Cristo
Apela a la fe Apela a la obediencia
1. Kerigma

1
Pronunciada "didaqué"

2
El kerigma es la proclamación con autoridad y unción del gran hecho
de Cristo presente y activo entre los hombres para conducir a los que
creen a su salvación y transformación. El kerigma es una "dinamis", una
irrupción del espíritu; por lo tanto no puede realizarse en la frialdad de un
aula académica, sino en la cálida atmósfera de la iglesia, ya sea en la
gran asamblea congregacional o en los dos o tres que reúnen en su
nombre, o bien en la predicación a los pecadores, como un fenómeno de
operación sobrenatural. El proclamador no debe ser un repetidor
mecánico de los rudimentos del mensaje cristiano, sino un hombre que
arda por el Espíritu. En resumen:

a. Es la proclama de la verdad con respecto al gran hecho de Cristo


(ver Hechos 2:22-36; la proclamación de Pedro).

b. Es la verdad; esa verdad es Cristo (Juan 14:6).

c. Es la verdad revelada por el Espíritu de verdad (Juan 16:13).

d. Es la proclama realizada por la unción del Espíritu (Juan 15:26).

e. Su función dinámica - cuando uno cree esa verdad, recibe la


verdad que opera dentro de él; recibe a Cristo por la fe, por el oír
con fe (Gál. 3:2-5). El kerigma provoca e insufla fe, vida gracia y
experiencia.

f. Todo ya fue realizado por la obra redentora de Cristo. El dijo:


"Destruid este templo, y en tres días lo reedificaré." ¡Ya lo edificó!
Todo fue realizado por su muerte y resurrección. El contenido del
kerigma es la proclama de ese hecho. El que oye con fe participa
de lo hecho, experimentándolo en su propia vida. Esta es la
médula del kerigma. Esta es su dinámica. "Agradó a Dios salvar a
los que creen por la locura de la predicación." (1 Corintios 1:18,21)

g. Su contenido no es algo vago, indefinido e interminable; sino es


concreto, definido y completo.

h. Debemos: conocerlo, creerlo y proclamarlo.

2. Didache (Doctrina)

Consiste de enseñanzas, instrucciones, mandatos claros, que revelan


la voluntad de Dios para nuestras vidas (ver Tito 2:1-10; Mateo 7:28-29).
Los mandatos siempre aparecen en modo imperativo. Sus
características:

a. Es simple y clara (Mateo 11:25).

3
b. Es un cuerpo concreto de enseñanza; no es interminable (Mateo
28:20): "...todas las cosas que os he mandado."
Ejemplo: Pablo en tres años dio todo el consejo de Dios
(Hechos 20:26-27; 2 Timoteo 2:2; Filemón 4:9)

c. Se repite (Fil. 3.1); 2 Ped. 1:12-15; 1 Juan 2:7-8). Sirve para


exhortación, amonestación, reprensión (Rom. 15:14; Col. 3:16).

d. Concreta lo que ya sabemos: "una misma regla" en aquello a que


hemos llegado (Fil. 3:16)

e. ¿Cómo penetra la doctrina? Por el siguiente proceso:

 conocerla
 acatarla
 encarnarla, ponerla por obra
 comunicarla (saber enseñarla)

f. Tres elementos esenciales:

 visión clara, conceptos claros, precisos


 convicción profunda. Esta se logra cuando uno está seguro
que es de Dios. Tenemos que poder decir: "Esto es lo que
dice el Señor."
 ponerla por obra con determinación absoluta, pese lo que
pesare, cueste lo que costare

C. Definición de un Discípulo
Un discípulo es alguien que CREE todo lo que Cristo dice y HACE todo lo
que Cristo manda. Hay que creer el kerigma y obedecer la doctrina.

D. Relación entre el Kerigma y la Didache, entre Verdad y


Mandamientos
Veamos ahora dos elementos concretos para la edificación de la iglesia:
verdad y mandamientos. Estos elementos constituyen la esencia de la
Palabra de Dios. En esta lección queremos observar la relación entre estos
dos elementos.

¿Por qué los mandamientos fríos rebotan tan frecuentemente? ¿Por qué
pesan tan poco en las vidas de muchos creyentes la voluntad y los

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mandamientos de Dios? Pocos pueden decir con el apóstol Juan: "Sus
mandamientos no son gravosos." (1 Juan. 5:3)

El elemento clave que los relaciona es la FE. Pero antes de mirar la fe


más de cerca, contemplemos un poco más la VERDAD (kerigma) y los
MANDAMIENTOS (doctrina, didache, enseñanza),

La doctrina brota del kerigma. Canaliza la fe en obediencia. El justo vive


por la fe; no por obras ni por obediencia. Es la fe la que produce obediencia;
sino, la doctrina sería un mero moralismo cristiano.

Toda la palabra de Dios tiene uno de estos dos tonos: verdad o


mandamiento. La fe es el motor que provoca la vida cristiana. La fe produce
obediencia.

Cuando se proclama la VERDAD de Dios, el Espíritu Santo suministra


GRACIA a los oyentes que CREEN. Esta GRACIA es la que hace posible los
cambios, los ajustes y la disciplina que Dios requiere de nosotros.

En la práctica funciona así: cuando oigo la verdad con fe, se me hace


claro un cuadro confuso o comienzo a ver de otra manera que antes, y
dispongo mi corazón y voluntad para hacer los ajustes indicados. Luego me
llega el mandamiento correlativo que me especifica la voluntad de Dios para
mí. Con la predisposición de mi voluntad, doy lugar a la verdad por medio
del mandamiento específico. El Espíritu Santo realiza en mí la mente de
Cristo y en la medida permitida me va conformando a la imagen de Cristo.

Cristo en mí es el secreto que facilita esta transformación (ver Rom.


12:1-2). Es la hora específica del Espíritu Santo; su tarea principal en mi vida
es conformarme a Cristo. Pero es imposible llevar a cabo esta obra magna
sin la colaboración de mi voluntad. Debo creer y obedecer con la fe (Heb.
11:6).

El orden práctico es así: (1) Proclama de la verdad, la que es oída con fe;
y (2) Obediencia a los mandamientos específicos, la que permite la
transformación y edificación de nuestras vidas en la voluntad de Dios.
Ejemplo: Le amamos a Dios (2), porque Él nos amó primero (1).

E. La Verdad
Es imprescindible proclamar en primer lugar la verdad de Dios: lo que Él
es, lo que ha hecho, lo que hace, sus atributos, etc. Al creer esas verdades,
resulta factible obedecer los mandamientos correlativos. La fuerza para
obedecer procede del Cristo que vive y obra en nosotros por la fe (ver Gál.
2:20; Fil. 2:13; 4:13)

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F. El Mandamiento
La verdad siempre deriva en mandamientos claros. El mandamiento
brota de la verdad. La obediencia conforma nuestras vidas a la voluntad de
Dios. Su verdad penetra. Es necesario anunciar, proclamar la verdad de
modo que penetre. Pero para que edifique, tiene que haber ajustes,
requerimientos, disciplina, porque nuestras vidas no se hallan en perfectas
condiciones en su estado natural.

Sin la gracia que es suministrada por oír con fe la verdad de Dios, los
mandamientos de Dios son pesados, penosos. La fe no espera, requiriendo
que los resultados se manifiesten antes de actuar o de dar gracias a Dios.
La fe hace sensata la doctrina y los mandamientos porque mira a Dios.

G. Fe y Obediencia (Leer Hebreos 11:1-3 y Santiago 2:14-26)

El justo vive por la FE. Es la fe la que provoca obediencia. La verdad se


proclama para la fe. Donde hay fe es fácil y natural obedecer. Obedecemos
porque creemos. La fe echa mano sobre la gracia de Dios para llevar a cabo
la voluntad de Dios. Es, pues, la fe la que produce obras.

¿De dónde proviene la fe? ¿Qué relación tiene con la verdad? Ver Rom.
10:17. Fe es creerle a Dios; creer todo lo que Dios dice. Fe no es creer
cualquier cosa; no es ser presuntuosos ni iluso. (Ilust. Abraham creyó a
Dios, en contra de todos los datos sensibles.)

¿Cuántos saben que, del mismo modo que se puede edificar la fe,
también se puede destruir la fe? Algunas cosas que atentan contra la fe: (1)
nuestro razonamiento (debemos renunciarlo frente a una palabra de Dios; (2)
los sentimientos (son muy variables y traicioneros).

La voluntad de Dios es fácil obedecer donde hay fe. Pero donde se ven
más grandes las dificultades y los problemas, no se puede llevar a cabo la
voluntad de Dios, por clara que parezca.

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FUNDAMENTOS PARA FE Y OBEDIENCIA

LA PUERTA
Una palabra preliminar sobre el contenido del curso:

Los primeros cristianos pensaron en su relación con Cristo el Señor como


un CAMINO, algo en el cual deben andar, un rumbo claro y definido para su vida
(comparar Juan 14:6 con Hechos 9:2; 19:9, 22; 22:4; 24:14,22). Evidentemente,
ese CAMINO tiene una entrada, una PUERTA como también un blanco, una
META. Estos tres términos - PUERTA, CAMINO, META - constituyen los punto
de orientación para el presente curso de estudios.

A. La Puerta
Con este término nos referimos a todo lo que tiene que ver con la entrada al
reino de Dios; es decir, convicción de pecado, conversión, arrepentimiento, fe,
bautismo, incluyendo la plenitud del Espíritu Santo. Significa, en una palabra,
todo lo que uno debe saber y experimentar DE ENTRADA para andar en el
CAMINO con buena esperanza de llegar a la META.

B. PROCLAMA del Evangelio del Reino


Este es el instrumento que Dios eligió (1 Cor. 1:21) para introducir a los
hombres a su gobierno, al camino de la vida que Él preparó desde antes de la
fundación del mundo para ellos. Esencialmente, se trata del Kerigma (el
anuncio, la proclama) neo testamentario: la persona y obra de Jesucristo; Jesús
es el Hijo de Dios, murió y resucitó por nosotros; Dios el Padre le exaltó y le hizo
Señor de todos.

C. PUNTOS ESENCIALES de esta proclama de Cristo Jesús


Su encarnación: Juan 1:1-3, 14, 18; Mat. 16:16; 26:63-64; Marc. 14:61-62;
Rom. 8:3; Fil. 2:7-8; 1 Tim. 3:16; Heb. 2:14-15

Su vida y su enseñanza: registradas en los cuatro evangelios

Su muerte por nuestros pecados: Isa. 53; Rom. 5:8-11; Efe. 2:13-14; 1 Ped.
2:24

Su resurrección: Mat. 28:5-6; Luc. 24:5-6; Rom. 1:4; Hechos 2:24; 4:33; 1
Cor. 15:3-4
Su exaltación: Fil 2:9-11; Luc. 24:51; Hech. 1:9-11; Heb. 1

Por lo tanto, ¡JESUCRISTO ES EL SEÑOR!: Rom. 10:8-10; ver también:


Hech. 2:36; 10:36; Rom. 14:9; Col. 1:17-18; Heb. 1:13; Apoc. 19:16

El propósito de la proclama de estas verdades es la penetración de la luz de


Dios (ver 2 Cor. 4:3-6) en los corazones de los hombres, a fin de que decidan
que SÍ o que NO, pero que no queden indiferentes. El kerigma engendra FE en
el corazón (1 Ped. 1:22-25; Rom. 10:8-10, 17).

D. Un Ejemplo
Hechos 2:22-36 es una síntesis excelente del kerigma apostólico.
Consideremos su predicación, dividiéndola en tres partes:

1. versículos 14-21, Introducción (aquí Pedro establece el contacto con


sus oyentes, relaciona el suceso de Pentecostés que les atrajo con la
proclama del evangelio)

2. versículos 22-36, Proclama (anuncia con denuedo y autoridad las


grandes verdades con respecto a la persona y la obra de Cristo. Su
predicación es respaldada por el Espíritu Santo)

3. versículo 38, Mandatos claros (compungidos de corazón,


compenetrados por la luz del evangelio, los oyentes reciben las
instrucciones claras del apóstol. La obediencia es factible y hasta
fácil, después de la penetración de la verdad que alumbra el corazón)

E. NUESTRA PROCLAMA
1. Introducción (puede ser de esta forma o de muchas otras distintas):

El mundo va de mal en peor. Esto ya está predicho por la Biblia hace


2000 años. Leamos un fragmento de San Pablo en 2 Timoteo 3:1-5
(versión Popular), el cual parece un diario de hoy describiendo a los
hombre de nuestros días. Una buena noticia hay, sin embargo: también
en estos días se está derramando su Espíritu sobre la humanidad para
levantar un nuevo pueblo sin distinción de sectas religiosas. Un pueblo
que realmente siga a Jesucristo y viva sus enseñanzas. Dios dice: los
hombres "hablarán de mi parte" (Hech. 2:18, versión popular). Dios
quiere incluirte en su pueblo, y por eso te hablamos de parte de Dios;
escucha el mensaje de Dios.

2
2. Proclama:

Jesucristo es el Hijo de Dios; es Dios que se hizo hombre y vino a este


mundo para salvarnos. Nos enseñó la voluntad de Dios su Padre y con su
vida nos dio el ejemplo de cómo debemos vivir.

Los hombres de su día le condenaron a muerte y le crucificaron, pero


eso no fue un accidente, sino que era parte del programa preestablecido
por Dios. Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y para
salvarnos tenía que morir cargando nuestros pecados, pagando con su
muerte nuestra condena ante Dios, matando con su muerte nuestra
maldad y rebelión. Cristo murió por nosotros. Pero Dios le resucitó de
entre los muertos al tercer día, y le exaltó hasta los cielos y le sentó a su
diestra, haciéndole Señor sobre todos.

La voluntad del Padre es que todos se arrepientan, se dobleguen ante


su Hijo, confiesen con sus bocas que Jesús es el Señor, creyendo que
Dios le levantó de los muertos, se bauticen para morir a la vieja vida y
resucitar con Cristo a una nueva vida.

3. Mandatos Claros:

Arrepiéntete, bautízate en el nombre de Jesucristo para perdón de tus


pecados y recibe el Espíritu Santo.

Tema 1: ARREPENTIMIENTO

¿Qué significa arrepentirse?

1. Cambiar de actitud (Marcos 1:14-15)

Es necesario cambiar de actitud para con Dios, y no meramente arrepentirse


de algunos actos malos.
Blasfemia
Robo Chisme Actitud anterior
* Rebelión (hago lo que se me
Avaricia Mentira da la gana)
*Independencia
Adulterio Envidia

Actitud nueva
Arrepentimiento
*Sumisión (estoy sujeto a Cristo
en todo)
*Dependencia
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2. Trasladarse del poder de las tinieblas al reino de Jesucristo (Colosenses
1:13)

LUZ
TINIEBLAS

Vivo como quiero Vivo como Él quiere


Efe. 2:2-3

3. Negarse a sí mismo (Marcos 8:34-36)

Ya no soy yo el centro de la vida, sino Cristo. No vivo para mí mismo, sino


para Él y por Él.

Dinero Dinero YO

Estudio Cristo Estudio


Placer Estudio
Placer
YO YO
YO Cristo

Trabajo Familia
Trabajo Familia
Trabajo Familia
Placer
Dinero

Cristo

INCRÉDULO REILIGIOSO DISCÍPULO


4. Renunciar a todo lo que posee (Lucas 14:25-33

Versículo 26: ver Mateo 10:37 (Cristo antes que todos)


Versículo 27: tomar la cruz (dispuesto a sufrir por Él)
Versículo 33: todo lo que tengo es de Cristo

No aferrarse a nada ni a nadie, sino solo a Jesucristo.

4
Tema 2: BAUTISMO EN AGUA

1. Jesucristo, después de su muerte y resurrección y antes de su ascensión,


dio una orden universal a sus discípulos:

Mateo 28:18-19 - "Id y haced discípulos a todas las naciones,


bautizándoles..."

Marcos 16:25-16 - "El que creyere y fuere bautizado será salvo."

2. Los apóstoles, desde que recibieron el Espíritu Santo, comenzaron a


proclamar el evangelio y a bautizar a los que creían como acto y señal
concreta de su conversión.

Ejemplos:

Hechos 2:38,41 3000 personas


Hechos 8:12 los samaritanos
Hechos 8:36-38 el etíope
Hechos 9:27-18; 22:13-16 Saulo (Pablo)
Hechos 10:44-48 Cornelio y familia
Hechos 16:13-15 Lidia y familia
Hechos 16:30-34 el carcelero y familia
Hechos 18:8 Crispo y otros
Hechos 19:4-5 los 12 efesios

3. Bautizar quiere decir "sumergir". Por eso, en la Biblia los que se


convertían fueron bautizados en agua por inmersión.

Significado y valor espiritual: e uno a Cristo para morir en su muerte a la


vida antigua y resucitar con Cristo a una nueva vida.

4. Lo que antecede al bautismo:

a. La fe antecede al bautismo (Marcos 16:16; Hechos 8:35-38

 ¿Crees que Jesucristo es el Hijo de Dios?


 ¿Crees que murió por tus pecados?
 ¿Crees que Dios le levantó de los muertos?
 ¿Confiesas y reconoces a Jesucristo como tu Señor?

b. El arrepentimiento antecede al bautismo (Hechos 2:38)

 ¿Has cambiado de actitud?


 ¿De rebelde e independiente, te vuelves a Cristo para sujetarte
a Él y depender en todo de Él?

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 ¿Renuncias a Satanás y a las tinieblas y te entregas a
Jesucristo para vivir en todo como Él quiere?
 ¿Te has negado a ti mismo?
 ¿Has puesto a Cristo antes que tu padre, madre, esposa,
esposo, hijos, hermanos y antes de ti mismo?
 ¿Has renunciado a todo lo que posees?
 ¿Quieres ser un verdadero discípulo de Cristo hasta la muerte?

Si tu respuesta a todo esto es Sí, total y sinceramente, te puedes


bautizar. El que se arrepiente y cree, se bautiza (si no quiere bautizarse,
no se ha arrepentido).

Si alguien se bautiza sin haberse arrepentido, ¿le sirve de algo ese


bautismo?

5. Significado del bautismo:

a. Soy bautizado en Cristo (Rom. 6:3). Me uno a Cristo, soy injertado en


Cristo, soy sumergido en Cristo, introducido dentro de Él.

b. Muero y resucito (Rom. 6:3-9; Col. 2:12). Participo en las virtudes y


los resultados de la muerte y resurrección de Cristo. Tengo nueva
vida - la vida de Cristo - mediante la fe en el poder de Dios. Cristo
tiene poder para quitar de mí el corazón de piedra (rebelde) y darme
un corazón de carne (manso y humilde). Ver 2 Cor. 15:17; Ezeq.
36:26-27.

c. Soy hecho miembro del cuerpo de Cristo que es la iglesia (1 Cor.


12:13; Hech. 2:41,47).

6. Lo que viene después del bautismo:

a. El bautismo en el Espíritu Santo (Hech. 2:38-39)

b. el discipulado (Mateo 28:19-20; Hech. 2:42)

Tema 3: BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

Al arrepentirnos de corazón y ser bautizados, por la fe en el poder de Dios


hemos muerto y resucitado con Cristo (Col. 2:12) y ya podemos decir:

 Cristo es nuestro Señor. Pertenecemos a Él; Él gobierna nuestras


vidas.
 Dios ha perdonado nuestros pecados (Col. 1:13-14; 2:13).
 Dios nos ha dado una nueva vida (2 Cor. 5:17).
 Dios nos ha hecho sus hijos (Juan 1:12-13.

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Y ahora:

Cristo nos quiere bautizar en el Espíritu Santo. Pedro dijo en Hechos 2:38:

1. Arrepentíos

2. bautícese cada uno

3. recibiréis el don del Espíritu Santo

A. Bases bíblicas del bautismo en el Espíritu Santo

1. Fue predicho por Juan el Bautista en Mateo 3:11 que Cristo bautizaría
en el Espíritu Santo.

2. Fue predicho por Cristo (Hechos 1:5,8)

3. Fue la experiencia de los apóstoles y de los 120 (Hechos 2:1-4)

4. Los apóstoles anunciaron que esa promesa era para todos los
llamados de Dios (Hechos 2:38-39)

5. Los que se convertían y se bautizaban eran guiados por los apóstoles


a esa experiencia:

 Hechos 8:14,17 los samaritanos


 Hechos 9:17 Saulo
 Hechos 10:44-47; 11:15-17 Cornelio y familia
 Hechos 19:1-7 los efesios

B. ¿Qué es el Bautismo en el Espíritu Santo?

Hay distintos términos que Cristo y los apóstoles usaron al referirse a esta
experiencia:

 bautismo en el Espíritu Santo (Mat. 3:11)


 bautismo con el Espíritu Santo (Hech. 1:5)
 recibir el don del Espíritu Santo (Hech. 2:38)
 la promesa del Padre (Luc. 24:49)
 llenos del Espíritu (Hech. 2:4)
 recibir el Espíritu Santo (Hech. 8:17)
 cayó el Espíritu Santo (Hech. 10:44)
 se derramó el Espíritu Santo (Hech. 10:45); etc...

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1. Es una promesa y un mandato (Hech. 1:4-5)

2. Es un don, un regalo (Hech. 2:38). No es un premio; un premio se


otorga en virtud del que recibe. En cambio el regalo, en virtud del
dador.

3. Es una experiencia definida, personal, consciente y transformadora.

4. Es para todos los hijos de Dios (Luc. 11:9-13; Gál. 4:6).

5. Cristo es el bautizador, el medio, el Espíritu Santo y el candidato, el


creyente (Mat. 3:11). Cristo que está en nosotros nos quiere
bautizar en el Espíritu Santo, sumergirnos, llenarnos, inundarnos,
desbordar, hacer fluir los ríos, desatar su poder en nosotros.

C. ¿Para qué quiere Cristo bautizarnos en el Espíritu Santo?

Para darnos PODER: potencia, virtud, dynamis, gracia y unción.

1. PODER para ser testigos: dándonos valor, denuedo, gracia, palabras,


etc. (Hech. 1:8)

2. PODER para hacer toda la voluntad de Dios (Ezeq. 36:26-27). Esto


es posible y es fácil, andando en el Espíritu (Rom. 8:3-4; Fil. 4:13).
Poder para orar, amar, alabar, perdonar, soportar, obedecer y todo lo
que Dios nos manda hacer.

3. PODER para ser transformados a la misma imagen de Jesucristo (2


Cor. 3:18)

D. El hablar en nuevas lenguas

Hechos 2:4: "fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a


hablar en otras lenguas" (ver también Hech. 10:44-46; 19:5-6)

1. Es una consecuencia y evidencia del bautismo en el Espíritu Santo.

2. Es el "agua" que desborda por la boca (ríos de agua viva correrán de


su interior - de la abundancia del corazón habla la boca). Ver Juan
7:37-39.

3. Es la alabanza inexpresable. No hay lenguaje capaz de expresar las


maravillas de Dios.

4. Lo que San Pablo enseña sobre el hablar en lenguas en 1 Cor. 14:

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 es hablar a Dios en un lenguaje incomprensible para los hombres
(versículo 2)
 es orar con el espíritu a Dios (versículos 14-15)
 el entendimiento queda sin fruto, mientras que el espíritu se edifica
(versículos 4, 14)
 Pablo recomienda que todos hablen en lenguas (versículo 5)
 ordena callar en la iglesia cuando no hay interpretación y hablar
para sí mismo y para Dios (versículo 28)
 se goza en que él habla en lenguas más que todos los corintios
(versículo 18)

E. Cómo recibir el bautismo en el Espíritu Santo

1. Oír con fe: oír la palabra y creerle a Dios (Gál. 3:2, 14)

2. Pedir con fe (Luc. 11:9-13; Marcos 11:24; 1 Juan 5:14-15, Stgo. 1:6-7)

3. Beber con fe... Recibir (Juan 7:37-39)

4. Dejar fluir los ríos con fe (Juan 7:38), dando gracias a Dios, alabando
y hablando en lenguas.

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FUNDAMENTOS PARA FE Y OBEDIENCIA

LA META

EL PROPÓSITO ETERNO DE DIOS

Al reconocer a Jesucristo como el Señor de nuestras vidas, nos hemos


bautizado y hemos comenzado una nueva vida. Hemos entrado por la PUERTA
y estamos transitando el CAMINO. Somos discípulos de Cristo.

Ahora bien, la cosa más importante de un camino es su destino, o sea,


adonde nos dirigimos. Así también, en la vida del discípulo hay una META. Es
de fundamental importancia que como discípulos sepamos muy claramente,
desde el principio, cuál es el propósito de Dios para nuestras vidas y hagamos
de él nuestra meta. (Muchos cristianos viven desorientados durante años por no
tener una clara definición del propósito de Dios para sus vidas; no tienen una
meta, o creen equivocadamente, que la meta de su vida cristiana es meramente
llegar al cielo.)

Cada aspecto de la vida de un discípulo está comprendido en esa meta y


orientado hacia ella: la familia, el trabajo, el estudio, el dinero, los bienes, el
tiempo, las decisiones, etc.; todo se concierta hacia la gran intención de la vida
que es: LLEGAR A LA META.

Hay dos cosas esenciales que debemos tratar:

1. ¿Cuál es el eterno propósito de Dios?

2. ¿Qué medios ha provisto Dios para la realización de su propósito?

PRIMERA PARTE: ¿Cuál es el eterno propósito de Dios?

I. Hay una meta para el discípulo de Cristo: Dios tiene un propósito para
nuestras vidas. En Filipenses 3:12-14 San Pablo dice:

Versículo 12: "Prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo".

Versículo 14: "Prosigo a la meta..."

Dios me llamó (me salvó) con un propósito. ¿Para qué me salvó Dios?
Debo conocer su propósito y hacer de él la meta de mi vida. El que
responde al supremo llamamiento hace del propósito de Dios la meta de
su vida. (Ej.: Cuando iniciamos un viaje debemos saber adónde vamos.
Lo primero que debemos saber como discípulos es: ¿para qué nos llamó
el Señor?

II. El propósito eterno de Dios es tener una familia de hijos semejantes a su


Hijo:

Efesios 1:4-5; Romanos 8:29; Hebreos 2:10; Efesios 1:5:


"predestinados para ser adoptados hijos suyos..." Rom. 8:29: "los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo".
Heb. 2:10: "habiendo de llevar muchos hijos a la gloria..."

Predestinar significa dar un destino de antemano. Ante de la


fundación del mundo. Dios se propuso en sí mismo tener muchos hijos
semejantes a su Hijo.

Dios quiso, según su beneplácito, según el puro afecto de su voluntad,


crearnos para incluirnos en el círculo de su comunión íntima con su Hijo.
Para hacernos participantes de su gloria y de las inescrutables riquezas
de su herencia. Según el designio de su voluntad quiso conformarnos a
la imagen de su Hijo. Por su mucho amor, antes de crearnos, nos
destinó a ser como su Hijo, a participar de todo lo suyo y a gozar de su
misma relación con el Padre. Todo esto, para la alabanza de su gloria.

III. El desarrollo del propósito de Dios:

a. La creación apunta hacia el propósito eterno (Gén. 1:26). Dios creó al


hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, para que ellos,
multiplicándose, formaran un numeroso pueblo de hombres y mujeres
hechos conforme a la imagen de Dios y tener así una familia eterna
con la cual llevaría a cabo sus planes futuros.

b. El pecado es una desviación del propósito eterno. Satanás no quiere


que el propósito de Dios se cumpla, por lo cual incita al hombre a la
rebelión. El hombre peca, pierde la imagen de Dios y, expulsado de
su presencia, pierde su comunión con Dios.

c. La redención no es el fin (o la meta) del propósito de Dios sino el gran


medio que corrige la desviación provocada por el pecado. La
redención no es meramente para salvarnos del infierno, sino para
lograr que el propósito de Dios se cumpla en nosotros.

d. Conclusión: El propósito final de Dios no es ser Creador, ni tampoco


Salvador, sino el de ser PADRE. Resumiendo, vemos que Dios nos
creó y nos salvó apuntando al mismo fin, meta o propósito, el cual es:

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DIOS: será Padre de muchos hijos;

JESUCRISTO: será el primogénito entre muchos hermanos; y

NOSOTROS: seremos hijos de Dios y hermanos de Cristo,


conformados a su semejanza.

Caída y Propósito
Eterno
Redención
Creación

IV. La restauración de la imagen de Dios en el hombre:

Desde el momento en que Dios propuso crear al hombre, su deseo


fue que fuese semejante al mismo Creador. Es decir, Dios puso algo en
el ser humano que es semejante a ciertas cualidades o atributos que se
hallan en Dios mismo. Hay muchos textos bíblicos que aluden a esta
semejanza (Gén. 1:26-27; 9:6; Rom. 8:28-29; 1 Cor. 11:7; 2 Cor. 3:18;
Col. 3:10; Stgo. 3:9; 2 Ped. 1:4)

Básicamente, se entiende que la semejanza que el hombre tiene con


Dios se ven en tres sentidos:

a. en su responsabilidad moral: Esto significa que el ser humano es


responsable por sus palabras, por sus hechos, por sus
pensamientos. Dios es un ser moral, y ejerce un gobierno moral.
Es responsable por todos sus hechos. Y Él ha dotado al hombre
con poder intelectual, afecto natural y libertad moral. Es la
responsabilidad del hombre desarrollar su vida, con dominio
propio, en la voluntad de Dios, con conocimiento de la verdad, con
justicia, con santidad (ver. Col. 3:10; Efe. 4:24).

b. en su naturaleza espiritual: Como Dios tiene una naturaleza


espiritual (Juan 4:24), le ha dado al hombre una naturaleza
espiritual, para que haya comunión, comprensión y comunicación
efectiva entre el hombre y Dios. No podemos conocer o percibir a
Dios por medio de nuestro raciocinio, sino por medio de su
revelación a nuestro espíritu (ver 1 Cor. 2:10-16; 6:17; Rom. 8:16;
Job 32:8; Prov. 20:27).

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c. en el ejercicio de autoridad: Dios es el Soberano sobre toda su
creación y ejerce plena autoridad. Al crear al hombre, le dio
autoridad (delegada, no propia) sobre ciertas áreas específicas de
la creación terrenal. El hombre tiene que ubicarse correctamente
bajo la autoridad de Dios para ejercer eficazmente su autoridad
sobre su esfera de responsabilidad. (ver Gén. 1:26; Salmo 8:5-6;
Luc. 7:8; 9:1-2).

Por su pecado y rebelión el hombre ha perdido su semejanza a Dios,


(aunque le quedan algunos vestigios de esa semejanza). Dios se hace h
hombre en la persona de Jesucristo; él es la imagen del Dios invisible
(Col. 1:15). Dios se propone transformar al hombre a la imagen de
Cristo para restaurar así la imagen de Dios en él.

Cuando alguien se arrepiente y se rinde al Señor, nace de nuevo en


la familia de Dios y comienza a adquirir otra vez esa hermosa
semejanza, la cual se irá desarrollando por medio de su fe y obediencia
al Señor.

V. La imagen de Jesucristo en nosotros:

1. Dios quiere que en la vida terrenal seamos y vivamos como su hijo


Jesús (1 Juan 2:6; 1 Pedro 2:21).

 ser mansos como Jesús (Mateo 11:29)


 amar como Jesús (Juan 13:34-35)
 perdonar como Jesús perdonó (Col. 3:13)
 servir a otros como Jesús sirvió (Juan 13:14-15)
 agradar en todo al Padre como Jesús (Juan 8:29)
 ser santos como Jesús (1 Ped. 1:15-16)
 ministrar al mundo como Jesús (Juan 17:18)
 y en todos los demás aspectos de la vida, ser como Jesús

2. Para que esto fuera posible, Dios nos proveyó todos los medios
necesarios para que se logre su propósito en nosotros. Como Dios,
Él no se burla de nosotros y se ha propuesto transformarnos a la
imagen de su Hijo, podemos estar seguros que nos ha otorgado toda
la gracia, el poder y los recursos que se hallan en la persona de
Jesucristo (Efe. 1:3; Romanos 8:32; 2 Ped. 1:3-4).

Todas estas gracias nos son dadas en virtud de nuestra unión con
Cristo (1 Cor. 6:17). Al unirnos al Señor hemos sido hechos un
espíritu con Él, participantes de Cristo en su plenitud. Veamos
algunos aspectos de esta tremenda verdad:

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 Somos participantes de Cristo en su muerte (Rom. 6.6; Gál.
2:20).
 Somos participantes de su resurrección (Efe. 2:5-6; Col. 3:1).
 Somos participantes de su exaltación (Efe. 2:6; Col. 3:3).
 Él puso en nosotros su Santo Espíritu (Rom. 8:9-11).
 Somos participantes de su naturaleza divina (2 Ped. 1:3).
 Nos hizo hijos de Dios (Juan 1:12; Rom. 8:15-16).
 Nos dio vida eterna (Juan. 10:27-28; 1 Juan 5:11-12).
 Nos hizo sacerdotes con acceso al Padre (Apoc. 1:6; 1 Ped.
2:5-9).
 Nos hizo herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom.
8:17).
 Nos hizo participantes de su ministerio (Juan 20:21).
 etc., etc...

Por haber sido hechos participantes de Cristo tenemos una nueva


vida y comenzamos a ser conformados al carácter de Cristo. Ahora
tenemos una nueva mente y un nuevo espíritu. Esto nos obliga a
preguntarnos lo que sigue:

3. ¿Cómo vive y actúa aquel que posee la mente y el espíritu de Cristo?


¿Cómo vive y actúa aquel que sabe que su vocación es ser como
Jesús?

PIENSA Y ACTÚA COMO PENSABA Y ACTUABA JESUCRISTO,


PORQUE AL IGUAL QUE ÉL, TIENE UN SOLO OBJETIVO EN SU
VIDA: "LOS NEGOCIOS DEL PADRE..."

 Ve a las personas que le rodean, desorientadas y perdidas


"como ovejas sin pastor... (Mat. 9:36). Es que ahora comienza
a ver con los ojos de Jesús.
 Tiene compasión de las personas y siente un vivo deseo de
ayudarlas (Fil. 2:5). Es que ahora comienza a sentir con el
corazón de Jesús.
 Pone pasión y sacrificio para salvar a los perdidos y
pastorearles (Fil. 3:10; Col. 1:24). Es que ahora comienza a
participar de los sufrimientos de Jesús.
 Al igual que Jesús hace de esto el objetivo y razón de su vida
terrenal (Mat. 6:33; Marc. 8:35; Fil. 3:7-14).

Consideración: Uno de los instrumentos más poderosos para


formar los discípulos a la imagen de Cristo es la pasión con que
procuran formar a otros a esa misma imagen.

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VI. Dios quiere tener muchos hijos:

La meta de la vida de cada discípulo es ser conformado a la imagen


de Cristo, pero la meta de Dios el Padre es TENER MUCHO HIJOS
SEMEJANTES A SU HIJO PRIMOGÉNITO. "entre muchos hermanos"
(Rom. 8:29); "habiendo de llevar muchos hijos a la gloria" (Heb. 2:10).

¿De dónde proceden esos hijos? De los perdidos que están en el


mundo. De nuestras relaciones, parientes y amistades. Dios quiere que
todos los hombres sean salvos y sean conformados a la imagen de su
Hijo (1 Tim. 2:4; Mat. 28:19-20; Marc. 16:15-16).

Los negocios de nuestro Padre Dios consiste en que su propósito se


realice, se lleve a cabo. Hacer de los "negocios del Padre" el objetivo de
nuestra vida terrenal significa entregarnos totalmente a la realización de
su propósito. Esto es justamente negarnos a nosotros mismos y buscar
PRIMERAMENTE el Reino de Dios y su justicia (Mat. 6:33). Es decir,
entregarnos a dos cosas:

1. la conversión de los pecadores, y

2. la edificación de estos nuevos convertidos para que sean


conformados a la imagen de Cristo.

VII. La redención de nuestros cuerpos:

Cuando Cristo vuelva a la tierra, aún nuestros cuerpos serán


transformados a la semejanza de su cuerpo glorificado (1 Cor. 15:50-54;
Rom. 8:17; 1 Juan 3:2).

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