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UNIVERSIDAD NACIONAL

DANIEL ALCIDES
CARRIÓN
FACULTAD DE CIENCIAS
EMPRESARIALES
ESCUELA PROFESIONAL DE
ADMINISTRACIÓN

INTERPRETACION Y CONTROL DE
LECTURA

ASIGNATURA:
REALIDAD NACIONAL.
DOCENTE:
Lic. Elizabeth Enith ALVITREZ CACERES.
INTEGRANTES:
➢ COZ VELASQUEZ, Sarita Edalyn.
➢ DEUDOR ROSALES, Nayda Luz.
➢ GONZALES COLQUE, Kimberly Pamela.
➢ MONAGO OSORIO, Rebeca Dorcas.
SEMESTRE:
III - A

CERRO DE PASCO, 02 de agosto de 2021


CONSPIRACIONES CORRUPTAS 1990 – 2000

En este texto nos menciona que Mario Vargas Llosa ante la complejidad de la sociedad y
la política peruana ya que durante sus primeras novelas retrato sobre el entorno decadente
de la vida militar, dictadura y la prostitución en el Perú, y a fines de 1980 encabezo los
movimientos cívicos y políticos de posición al intervencionismo estatal que afectaba los
mercados en el país.
Despues de su ruptura con las posiciones de izquierda que adoptó en su juventud, Vargas
Llosa asumió con ardor el liberalismo político y económico de libre mercado. Una
decidida reacción cívica contra el fallido intento del presidente Alan García por expropiar
la banca privada en 1987 catapultó el ascenso meteórico de Vargas Llosa en la esfera
política peruana como líder del movimiento Libertad y del Frente Democrático.
Vargas Llosa ganó la primera vuelta electoral en abril con cuatro puntos porcentuales por
encima de un sorpresivo candidato, el inescrutable Alberto Fujimori, quien surgió como
contendor serio apenas unas cuantas semanas antes de las elecciones.3 Aunque no contaba
con una auténtica organización partidaria, Fujimori ganó la segunda vuelta de las
elecciones en junio, capitalizando los votos que, en la primera vuelta, habían apoyado las
opciones del APRA y de la izquierda. Las operaciones ilegales que influyeron en el
proceso electoral de 1990 el inicio de un patrón sistemático de corrupción y violación de
leyes fueron ampliamente reconocidas solo tras la caída oprobiosa de Fujimori y
Montesinos diez años después.

Remozando la corrupción
Un grupo de oficiales militares, inspirados en la vieja tradición de intervención
«patriótica» en coyunturas políticas críticas, había diseñado desde 1988 un plan
secreto para llevar a cabo un golpe contra el gobierno del presidente García.
Los golpistas esperaban que la opinión pública tolerara el golpe en medio del descontento
general con el disfuncional gobierno aprista. Este plan no se materializó, pero fue
adoptado y modificado por el inescrupuloso jefe de espías
Montesinos, un exoficial del ejército con influyentes conexiones en redes corruptas. El
plan original de la conspiración contemplaba políticas económicas neoliberales
implementadas por un gobierno autoritario irrestricto detrás de un remedio de democracia
electoral.
A comienzos de 1965, y con los diecinueve años de edad, el cadete Montesinos se entrenó
durante un mes en la Escuela de las Américas (SOA), institución militar norteamericana
en Panamá, , poco antes de la graduación en ella de otro exalumno de la Escuela Militar
de Chorrillos, el futuro dictador panameño Manuel Antonio Noriega.12 A partir de las
conexiones y favores iniciales que Montesinos cultivó entre sus amigos del regimiento de
infantería, se fue urdiendo una red de colaboradores que eventualmente conseguiría
controlar el mando de las fuerzas armadas y otros puestos claves del gobierno de la década
de 1990.
Los nuevos jefes militares incluían a generales y almirantes que brindaron las bases del
poder subterráneo preferidas por Fujimori y Montesinos para consolidar su régimen. El
general Jorge Torres Aciego pasó a ser ministro de Defensa en julio de 1990. El
vicealmirante Luis Montes Lecaros reemplazó al almirante Alfonso Panizo como jefe del
Comando Conjunto. El general José Valdivia (cliente de Montesinos en el controvertido
caso Cayara) sustituyó al disconforme general Jaime Salinas Sedó como comandante de
la importante Segunda Región Militar con base en Lima.
Montesinos encontró la fórmula para recompensar y mantener fieles a sus cómplices en
designios ocultos.

Dictadura cívico-militar
En el inicio mismo del régimen de Fujimori, las crecientes redes encubiertas de
inteligencia y militares manipularon para derribar los contrapesos constitucionales,
parlamentarios y judiciales que estorbaban el control autoritario del Estado.

Redes de corrupción
Los dos gobernantes en ese entonces Montesinos y Fujimori celebraban, bajo un manto
de secreto, algunas ocasiones con amigos y asociados íntimos. Los reporteros de prensa
quedaban excluidos de estos acontecimientos, un indicador simbólico de los lazos poco
transparentes entre el poder ilimitado y sus colaboradores encubiertos.
Los participantes más notorios en la corrupción de los medios fueron José Francisco y
José Enrique Crousillat, padre e hijo entonces propietarios de américa televisión, esta
estación televisiva ofrecía programas parcializados, conducidos por Laura Bozzo y otros
presentadores. Los crousillat le vendieron la línea editorial de su emisora a Montesinos,
desde el año 1997, en cerca de 600.000 dólares mensuales. Los crousillat amasaron
fortunas personales de aproximadamente cinco millones de dólares en bienes raíces y en
cuentas off- shore en el caribe y en panamá.

Y a La prensa amarilla, a la cual se conocía colectivamente como la «prensa chicha»,


tiene en cuenta a las masas mal informadas. los propietarios y editores mostraban gran
imaginación en propagar insultos, desinformación y manipulación sociopolítica.
Los más exitosos en este tipo de periodismo y sus campañas «psicosociales» fueron los
hermanos alex y Moisés Wolfenson (este último un congresista fujimorista elegido en
2000), editores de El Chino. otros propietarios de periódicos chicha como rubén
Gamarra (La Yuca) y José olaya (El Tío) fueron sindicados por recibir grandes subsidios
impropios en 1999.
Participación del sector privado
La formación de redes de corrupción en la década de 1990 tuvo conexiones estratégicas
en el sector privado, el cual brindó a la maquinaria de Montesinos- Fujimori una fuente
importante para corromper y dominar la estructura de poder.
Estos intereses privados buscaron activamente favores y protecciones especiales, se
opusieron a regulaciones efectivas y tomaron parte en redes de corrupción encubiertas.
Corruptelas militares
Bajo las circunstancias de instituciones debilitadas por el golpe de 1992 y la
reorganización del comando militar, Montesinos montó una maquinaria corrupta que
tenía su centro en el sin y se extendía a varias otras ramas, en particular entre las
instituciones militares y policiales y sus respectivos altos mandos.
El uso y el abuso de la información de inteligencia generó poder y dinero para
Montesinos y sus aliados. ampliar el alcance y el presupuesto del sistema centralizado
de inteligencia bajo su mando era el medio para conservar y multiplicar las bases de
apoyo de Fujimori.
Colusión con el narcotráfico
Montesinos y militares de alto rango también negociaron con narcotraficantes. Estas
osadas actividades finalmente resultaron ser sumamente dañinas para el prestigio
internacional y local de las instituciones militares y de inteligencia y que al final
contribuyeron a la caída del régimen.

Caída cinemática
La asediada oposición política a Fujimori creció en la medida en que los escándalos de
corrupción y las violaciones de los derechos humanos iban intensificándose. Dichos
escándalos, giraban en torno a la tercera elección del presidente puso fin al régimen.
Culminación de un ciclo

Se conformó un gobierno de transición encabezado por el líder de la oposición Valentín


Paniagua, elegido por el congreso para asumir el cargo como presidente interino.
Montesinos fue extraditado al Perú para que enfrentara diversos cargos y penas de
prisión.
Después de muchas conmociones y traumas, el país se vio frente a la tarea de evaluar los
costos de la corrupción sufrida durante la «década infame» del Fujimorismo.

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