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SAINT~PAUL Tey 34 que se desarrollen nos tropezamos con 108 amen. canos... , 1 fs una hipdtesis que, por © momento, est, completamente descartada—respondié Jézéque|_ Nosotros vamos a combatir al Este de la ciudag mericanos avanzan hacia 9 mientras que los at v Oeste. Sin embargo, ha hecho usted bien en for. mular esa pregunta, y le confieso que, por mi par. te, preferiria ver ante nosotros los tanques Sher man antes que los T-34, pues esto significaria, sin duda, el final del avance soviético en Europa. ;Qué piensa usted, Gauvin? —Opino como usted, mi comandante, y alin afia- diré que nosotros somos soldados politicos, volun- tariamente enrolados para combatir a un enemigo bien determinado: el bolchevismo... Los america- nos no son bolcheviques. Combatir a los america- nos no es nuestro objetivo. Estoy seguro de que mas pronto o mas tarde legara el dia en que tam- pién ellos se vuelvan contra Moscu. —Todos lo deseamos; pero, desgraciadamente, ya es tarde. De todas formas, creo que comparti- mos su punto de vista, gverdad, sefiores? Por otra parte, estos problemas de alta politica no son de nuestra incumbencia, y si los Sherman tiran sobre nosotros, ya les avisaremos... jAh!, se me olvida- ba... Usted, Laubardier, en su calidad de oficial pagador de la Division... Hizo una pausa y esbozd una sonrisa burlona, pues era bien sabido que Laubardier no poseia cua- lidades de jefe contable y que organizaba verdade- ros lios con las cifras. Laubardier se incliné coe respeto. —Me hace usted un gran honor, mi coman- dante... —De acuerdo con tan excepcional cualidad, ciara usted esta noche la caja del Batallon hasta el ultimo pfennig, procurando que este dinero ee reparta igualmente entre los suboficiales y solda- dos del Batallon, con arreglo a los efectivos dé cada compafifa, Los jefes de compafiia le daran reclP? LOS MALDITOS 35 de esta entrega... Desgraciadamente, no creo que esto suponga mucho peso para nadie. gA titulo de qué, mi comandante, debera ha- cerse esta distribucién? —Como prima de combate... gAlguna pregunta mas? Les daré mas informes mafiana a las siete. Pueden retirarse, sefiores. Miércoles 25 de abril. —La CompaDia esta formada, mi capitan—anun- cié el brigada Capella. Las tres secciones de combate y la Plana Ma- yor que mandaba Gauvin le esperaban en posicién de firmes, con el fusil colgado del hombro y la mano a la altura del hombro. Saludé con la palma de la mano bien de frente y extendida, con particu- lar solemnidad. En la mafiana gris, dos banderines subian a lo largo de un mastil: primero el tricolor, después el banderin de la Compafiia: la Cruz de los Celtas, azul obscuro, en un circulo blanco sobre fondo rojo. El cafioneo, que habia vuelto a comen- zar al alba, iba aumentando. Se oy6 una orden breve, y mientras las dos ban- deras ondeaban al viento, los hombres rompicron a cantar. Era un viejo canto de guerra y de muer- te de los guerreros francos antes del combate. Era una llamada a las armas y a la Sangre por una tropa que no aceptaba ni la derrota ni la humilla- cion. Era también el grito de desafio lanzado a las hordas del Este por los ejércitos de Occidente, que a través de los siglos han desenvainado siempre su espada en momentos de peligro: de alguna belleza a la que se quiere Q) Pierre Mi Jores novelas a accion tiene In ella la vida di ac Orlan, novelista francés, Entre sus ™ © ambiente africano figura La Bandera; SY ar en el Marraecos espafiol, y se describe & us e la Legion espafiola. Con este mismo titule pPtuvo un gran éxito su version cinematogratica, et ! 108 protagonistas fueron Annabella y Jean Gavin, (N. dé! T:) (@) En espafiol en el original, (N. de? 1.) a LOS MALDITOS 387 olvidar 0 volver a encontrar («Por ir a tu lado a verte, mi mds leal compafiera, me hizo novto de la muerte..>, Se canta en la Legién Espafiola), y cuya imagen surge bajo la metralla, en los descansos de la lucha y en los momentos de expansiones de todo género, en los canticos del guerrero politico, el amor apenas aparece. Monica y Lili Marlen, en un bando, y Katiuska—simpatica muchacha del fol- klore ruso—en el otro, no tuvieron entre los volun- tarios politicos gran aceptacién. La Guardia Roja combatia a veces a los acordes de Bandera roja 0 del Canto del Komsomol, que tanto le gustaba a Lenin: «Marchemos contra ellos, camaradas, carguemos contra ellos valientemente. Al otro lado de esas barricadas la libertad nos espera.» * * % Lentamente, Christian Gauvin pasé revista a su compafiia. La 1." Seccién estaba mandada por el teniente Lucien Ledru. Enviado en misién a Stettin, para hacerse cargo alli de un grupo de aspirantes, la mayoria de los cuales habia muerto ya, pudo salir de la ciudad en ayion el 21 de marzo y, finalmen- te, reunirse con sus camaradas en Neustrelitz. Le- dru, antiguo camelot du roi (1), era un hombre jo- vial, con el mismo humor siempre. Su historia fa- vorita, que no la terminaba jamas, comenzaba asi, como un cuento de nifios: « El emblema de la 2.* Seccién, mandada por el te- niente Hervé de Fallerange, reproducia el blasén de su antiquisima familia: torre de oro en abismo sobre vero azul. Fallerange estaba considerado como el «nifio terrible» entre los oficiales del ba- tallon. De bravura extrema en el combate, aburria a los mas pacientes con su lenguaje altisonante, pronunciando con voz enfatica frases de este 8é nero: , en Iu gar de decir: «Vamos a ponernos el casco Lau- pardier, que habia sido socialista en su juventud y se habia adherido en 1943 a la Milice (1), decia de 61 que le resultaba insoportable. —Deéjenle, sefiores—intervenia el comandante, aramilitar y Polk , fundade vo eens’ mien , ase () Organizacion estatal, de caracter p' tico, dependiente del Ministerio del Interio pierre Laval, Presidente del Consejo de ministr francés, en Vichy, el 1-2-1943, La actuacion de sus bros se limité, en un principio, a la zona de ocupacién LOS MALDITOS 39 que se pavoneaba de ser hombre leido-—; ya les tengo dicho que es surrealista. A Jézéquel le habian dicho que Fallerange ha- plaba de él en tercera persona: «Su Alteza Sere- nisima el comandante...>, pero, en el fondo, al vie- jo espadén le complacia. El ex Standartenjunker (abanderado) Jean Hau- teval, mandaba la 3.° Seccion. Joven, de rasgos fi- nos y expresion fria, acababa de salir de la Escue- Ja de Antitanques de Janovitz. Habia escogido como insignia el pabellon negro de. los piratas. La cala- vera que adornaba la gorra de los S. S. les hacia decir, no sin orgullo, «que tenian siempre la muer- te ante los ojos>. Gauvin, mientras pasaba revista, reconocia a los viejos legionarios que lucharon en diciembre de 1941 ante Mosc, relevando a un famoso regi- miento de Cazadores bavaros; a los que habian Juchado contra los guerrilleros en Drcha, Mohilew, Trubchewsk, Gomel y Briansk, y a los que en Bobr atacaron y diezmaron a los rusos con tal impetuo- sidad que su pequefia unidad fue descrita en el co- municado soviético como , Monsefior Mayol de Luppé, capellan de la Division «Charlemagne», en una carta patética, amoé a Do- riot en su auxilio. Pero Doriot habia sido ya fulminado sobre la ca- rretera de Mengen por dos aviones mucho mas sos- pechosos de lo que generalmente se cree. Sin embargo, muchas ideas eran comunes a los. voluntarios... Creian que la sangre venceria al oro; creian en el poder de la sangre francesa y en la supremacia, del hombre blanco, asi como en la grandeza comtn de los pueblos occidentales y en la victoria final de Europa. Estaban convencidos de que, con su sacrificio, defendian a la patria. Pero creer en aquella «, tal como la exponian la mayor parte de los politicos y de los diplomaticos en Paris, en Vichy 0 en Berlin, no; ni uno solo lo creia, b rios todo #0UC or muy bieD por que. de Barbentane, ha- tarios cuan- ‘ - vien ae Vol pian ingresado eD la Legion de Nein do fue qutorizad2 por € I . cred 1a Milice. que enrolarnos; ; de brazos cruzados..- Ademas, 5S! quiere..- Hay que terminat de una vez ¢! eado negro ¥ el terrorismo..- Finalmente, D Alemania, aunque ex- ro en la cabeza trafiandoles Jlevar un casc _ Cuando se juz- y enel pecho el aguila hitleriana.. pentane—el cabo primero Marius Va- afiia, 1.2 Seccion, 9° Peloton), varias veces herido contra los rojos—pudo sostener ino- eentemente y con toda sinceridad que él no habia «eolaborado» con el ocupante, aunque hubiera ser- vido en las S. S. Veredicto: diez afios de trabajos forzados, El cabo primero Marius Valade, de Bar- pentane, no comprendia nada de cuanto le suce- dia, pues desde hacia veinticinco afios los hombres dp eelane franceses mas eminentes—Clemenceau, Poineste. BOAR me AD luchado contra e] comu- oe a ich mismo, después del Gobierno del sree ae aa (1936-38), habia declarado al CO” nuestro Ne ie ley, «{E] comunismo, se ¢ tid radical por es avlamanoxeauelo Por cebir que el comunismo nate ane do de Francia o aliado d jera legado a ser alla- Sie Renate Galetahad nase UE” St a ee ee CRD RCLaEOmataeaaY la que dio a aati aye e mas que la politica un ‘deal muy Stace un alma comun ¥ del que se les atribuia. pe Ln 4 1 marisca no es cosa de estar el Mariscal lo on el meér- jade (5.* Comp LOS MALDITOS 43 La Division S. S. «Charlemagne», mas que agru- pacién de soldados politicos era, aunque en forma inconsciente, agrupacién de guerreros romanticos, convencidos de pertenecer a una organizacién de leyenda, a una legién de ultratumba destinada no a defender las alturas del Mosa, sino los altos de Hurlevent de Europa. Con sus jefes, de nombres de huracan y de tormenta, los voluntarios de la Di- vision «Charlemagne» se habian batido en desiertos ardientes o helados, en los grandes pantanos cu- biertos de brumas y en la inmensidad de los bos- ques. Senancour y Novalis, y Berlitz mas que Wag- ner, hubieran podido pasar por sus iefes ideologi- cos... Los voluntarios de la Divisi6n «Charlemagne» fueron soldados de una . Le invadia una intensa emocién. Durante un instante temi6d que la angustia ie im- pidiera hablar. —Camaradas; seré breve... Nadie mejor que vos- ctros ha comprendido con toda claridad las razo- nes del actual combate. Es la tundra y la estepa contra mas de mil afios de civilizacién; es la hor- da asiatica contra el mundo blanco. Esta es la razon. Ha llegade el momento de hacer honor 2 la memoria del viejo Emperador de Occidente, cuyo nombre esta inscrito en nuestra gloriosa ban- dera tricolor... Callé. Su voz, que casi ni él mismo reconotia, vibraba demasiado. Pensé que posiblemente 10s au Je escuchaban habrian oido.a auténticos oradores Y¥ aunque asi no fuese, gserviria para algo i plarles...2 Se dio cuenta de que los soldados le * voraban con los ojos. Reanudé su arenga J, eo- las primeras palabras, comprendio que habia contrado por dénde llegarles al corazon. o pot ~—Las S. S. no marchan ya por pais 10j0 nes pais manchado por los rojos... Este pais & and,

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