Acceso a las cavernas
Puente Colgante
Otro Brasil
LAS CAVERNAS DE BOTUVERÁ
E xiste otra vida más allá del turismo de playas, y Brasil
es uno de los lugares ideales para descubrirlo. En el esta-
do de Santa Catarina, alejado de las zonas turísticas del
litoral marítimo, tan preferidas por los argentinos, se toma
contacto con la verdadera vida, natural y humana del país
vecino.
A sólo 65 km de Camboriú por BR-486, 90 km de Bombin-
has y 140 km de Florianópolis por BR-101 se encuentra el
Parque de las Grutas de Botuverá. El viaje lleva entre una
y dos horas, pero es recomendable tomarse más tiempo
para disfrutar del paisaje, tomar fotos y explorar los pue-
blos que se encuentran de paso. Por sus empinadas esca-
linatas, se pueden visitar la Iglesia Matriz de São Jose o la
pintoresca parroquia de São João Batista.
También merecen un alto en el camino los antiguos hornos
de cal de tamaño monumental a orillas del río Itajaí-Mirim.
Botuverá, que en lengua tupí-guaraní significa “piedra
preciosa”, se halla en el Valle de Itajaí, zona de montañas
cubiertas de selva tropical. Allí se esconde un sistema de
cavernas considerado el mayor del Sur de Brasil y uno de
los más bellos de Sudamérica.
Antigüos hornos de cal
Iglesia de San José
Formadas hace 65 millones de años, por la filtración gota
a gota del agua de lluvia en el suelo calcáreo, alcanzan los
1200 metros de extensión, aunque sólo 220 están habilita-
dos para la visita turística. Este recorrido, incluye grandes
“salas” de hasta 20 metros de altura que, como en otras
cavernas del mundo, reciben nombres pintorescos como
la Sala de las Orquídeas, el salón de los Altares o el de los
Candelabros.
Los nombres obedecen a las formaciones creadas por de-
pósitos de calcita que semejan verdaderas esculturas, lla-
madas “espeleotemas”: un magnífico ejemplo de cómo el
agua transmite las formas orgánicas a los seres vivos. Allí
se ven gigantescas estalagmitas que a modo de conos se
elevan desde el suelo y delicadas estalactitas pendientes
del techo, destinadas a unirse formando columnas en el
transcurso de los siglos. También hay formaciones pare-
cidas a flores o figuras humanas. El sistema alberga siete
especies de murciélagos y 35 de invertebrados.
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 Iglesia de San Juan Bautista Interior de las cavernas

Cascada

Aunque el recorrido lleva unos 45 minutos, hay que agre-

gar una media hora de audiovisual y de espera a que
salga el grupo anterior. Se puede aprovechar el tiempo
disfrutando del exuberante entorno. Es mejor ir con varias
horas de disponibilidad para recorrer el parque o almorzar
en el restaurante.
Debido a malas experiencias de años anteriores, las re-
glas de preservación son estrictas: no se permiten ojotas
ni sandalias, pero se pueden alquilar zapatillas. Se provee
de casco de seguridad obligatorio. No se permite el acceso
Orquídeas de menores de 4 años, ni de mascotas. Está prohibido to-
mar fotos o filmar dentro de las cavernas y a tal efecto
mochilas, bolsos, cámaras y celulares deben dejarse en
lockers habilitados a tal efecto. No está permitido apoyarse
ni tocar las formaciones rocosas.
Además de las Cavernas de Boruverá está el espectáculo de
la selva: cascadas escondidas, colgantes lianas, orquídeas,
aves exóticas y enormes mariposas azules. El lugar es
ideal para despertar en los niños el espíritu de aventura,
la curiosidad, el asombro y alimentar su fantasía ya sea en
el mundo subterráneo como en el selvático que sólo ven
en las películas o los videojuegos.

CLAUDIO ARDOHAIN
CEIBA
Centro de Estudio e Investigación en Bio-Arquitectura
Buenos Aires - Argentina
Selva www.geoambientar.com.ar
www.facebook.com/geoambientar

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