Una joya del Tibet en Bariloche
La stupa del Cerro Otto
S aliendo de Bariloche hacia el Oeste, en el Km 6 de
la Avenida de los Pioneros, levantando la vista hacia el
Cerro Otto, se la podrá ver de un blanco resplande-
ciente, recortada sobra la vegetación oscura. Se trata
de una stupa tibetana. Para llegar a ella hay que subir
por la calle Saihueque, en zig-zag, hasta su final. El últi-
mo tramo hay que hacerlo a pie. Al llegar, uno puede
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encontrarse con personas meditando, tomando fotografías
(el emplazamiento es muy escenográfico) o practicando el
ritual que indica dar siete vueltas caminando alrededor
del monumento en sentido horario.
Las stupas son monumentos budistas. Generalmente
guardan en su interior reliquias u ofrendas que actúan
como objetos cargados de poder sagrado y canalizadores
de fuerzas espirituales. Su geometría sagrada es especí-
fica; sus cinco partes se asocian simbólicamente con los
cinco elementos de la filosofía budista: la base cúbica
simboliza la Tierra; la parte media, de forma acam-
panada, representa el Agua, la espira cónica evoca el
Fuego (sus trece anillos representan los planos que
hay que atravesar para llegar a la iluminación); un
parasol dorado simboliza el Aire y sobre él; finalmente
el Éter está representado por la triple imagen de la
luna, el sol y bindu, el centro de origen del todo.
La tipología de la stupa de Bariloche la define nada menos
que como “stupa de la Iluminación”. Esta construcción se
destaca por su ubicación sobre una terraza que
domina todo el lago, el cerro y la ciudad. Una pintura
de Buda en meditación mira piadosamente al Este,
hacia la ciudad. Se cree que su emplazamiento en las
faldas del Cerro Otto promueve el despertar a otro
nivel de consciencia de los habitantes de Bariloche y
sus alrededores.
Las banderas de oración que habitualmente la adornan,
tienen impresas oraciones en caracteres tibetanos. Sus
colores corresponden a los cinco elementos y las cinco
vocales tibetanas: amarillo para la Tierra, azul para el
Agua, rojo para el Fuego, verde para el Aire y blanco para
el Éter. El viento lleva sus buenas intenciones y a medida
que las banderas se van desintegrando sus bendiciones
se esparcen por el paisaje.
Construida por el Centro Dongyuling de Budismo tibetano,
es la segunda en el país; la primera fue construida en
Tandil en 1997. El proyecto de la stupa de Bariloche
fue ordenado por Drugu Choegyal Rinpoche y fue
consagrada por Drukpa Choegon Rinpoche en 2005.
En el terreno se construirán también casas de retiro
espiritual budista.
Para la geobiología, disciplina que estudia las influencias
del lugar sobre los seres vivos, la stupas son dispositivos
arquitectónicos de geopuntura (acupuntura de la tierra).
Ubicados sobre puntos de fuertes radiaciones telúricas,
como vertientes ciegas, cruces de fallas geológicas o
afloramientos de granito, sirven para armonizar las
fuerzas del cosmos con las de la tierra, especialmente
en lugares de intensa actividad telúrica como la cordillera
de los Andes o el Himalaya. El reciente terremoto de
Nepal que arrojara miles víctimas, también destruyó
gran parte de su patrimonio arquitectónico, incluyendo
las más bellas stupas. Se dice que progresivamente
se están desactivando los centros energéticos del
Himalaya y activando los de los Andes. A esto respon-
dería que los monjes tibetanos hayan hecho construir
stupas en varios puntos activos de nuestra cordillera
(Pucón en Chile, La Paz en Bolivia, Cusco en Perú).
Texto y fotos: Claudio Ardohain -
Geobiólogo
CEIBA
Centro de Estudio e Investigación en BioArquitectura
Buenos Aires - Argentina
www.geoambientar.com.ar
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