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"De Paradojas Y Contradicciones"

(*) Reunión Lacanoamericana De Psicoanálisis; Rosario; 1999.

Gustavo Szereszewski

"Aquiles no puede vencer a la tortuga si se pone a pensar en el tiempo y el espacio." (Paul


Valéry)

"Ahora bien, un análisis no es más que una serie de revelaciones particulares para cada
sujeto. Es pues verosímil que su actividad exija que el analista se mantenga alerta respecto al
sentido de lo que hace y que, de vez en cuando, se deje un rato para pensar." (J. Lacan (1))

PARTE I: LAS PARADOJAS DE LO IMAGINARIO. EL CIRCULO INFINITO

EN el siglo VI a.C. Eubúlides de Megara, con la paradoja del mentiroso, dió comienzo a las
llamadas paradojas de autorreferencia (2).

Mientras, otro griego llamado Zenón de Elea, fundó las bases de las paradojas llamadas del
infinito.

Se dice que Zenón escribió sólo un libro. En él plantea algunos razonamientos llamados
"argumentos contra la pluralidad".

De estos, hay un tercer argumento que se le atribuye, donde dice que habiendo algo infinito,
debería suceder que ese infinito pudiera dividirse completamente sin contradicción; es decir,
llegar a cero elemento sin contradicción; pero, como nada puede provenir de la nada, esto es
una contradicción (3).

Siguiendo este mismo razonamiento, Arthur Schnitzler, elimina la muerte:

"Leinbach –dice Schnitzler– ha descubierto una prueba de que en realidad la muerte no existe.
Está más allá de toda discusión, ha declarado, que no sólo en el momento de ahogarse, sino
también en cualquier otro trance de muerte, uno revive su vida pasada a una velocidad

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inconcebible para los demás. Esta vida recordada también debe tener su último momento, y
este último momento, su propio último momento, y así sucesivamente. Por lo que morir es en
sí mismo eternidad y por lo tanto, de acuerdo con la teoría de límites, uno puede acercarse a
la muerte pero nunca alcanzarla."

En relación al cero, a la muerte y a la nada, la lógica se ha encontrado en un brete para poder


incluir en la cuenta, algo que excediera a la cuenta misma, lo "fuera de serie", sin violar el
principio de contradicción que dice que si algo es "p", entonces nunca puede ser "no p" al
mismo tiempo.

Es así como el matemático Bertrand Rusell nos cuenta de sus propios atolladeros en el tema.

Rusell, en 1901, intentando considerar la prueba de Cantor de que el número cardinal mayor
no existe, cae en una paradoja que lo paraliza:

"Al principio –dice Rusell– supuse que sería capaz de superar la contradicción fácilmente y
que probablemente había algún error trivial en el razonamiento. Gradualmente, sin embargo,
empezó a volverse claro que no era el caso.

Parecía indigno de un hombre hecho y derecho dedicar su tiempo a estas trivialidades, pero,
¿qué debía hacer? Algo andaba mal…

Trataba esforzadamente de resolver las contradicciones que mencioné antes. Cada mañana
me sentaba frente a una hoja de papel en blanco. A lo largo de todo el día, con un breve
intervalo para comer, miraba a la hoja en blanco. A menudo, cuando caía la tarde la hoja
seguía vacía.

…los dos veranos de 1903 y 1904 quedan en mi memoria como un período de parálisis
intelectual completa.

Me resultaba claro que no podía seguir adelante sin resolver las contradicciones… pero
parecía bastante probable que debiese pasarme el resto de la vida mirando la hoja en blanco."

Zenón, menciona "la paradoja contra el lugar" que explica con un círculo vicioso infinito, la
inhibición de Rusell:

"Todo lo que existe está en un lugar.

Por lo tanto, el lugar existe.

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Por lo tanto, el lugar está en un lugar, y así hasta el infinito."

Esta detención infinita de la que nos hablan Zenón de Elea, Arthur Schnitzler y Bertrand
Rusell, sabemos, no son simple trivialidades para el psicoanalista.

Cuando lo imaginario pretende violentar a lo simbólico eliminando el sinsentido, la


consecuencia es la inhibición.

PARTE II. LAS PARADOJAS DE LO SIMBÓLICO. NO TODO ES POSIBLE

En un trabajo titulado "El fin de la eternidad", consideré al movimiento de la paradoja, como un


"movimiento circular infinito y eterno".

Así planteada, la circularidad infinita parecía remitir, al menos en una primera lectura, a un
sistema cerrado donde todo se reintegraría sin hiancia.

"La teoría freudiana –dice Lacan– puede parecer, hasta cierto punto, explicarlo todo, incluido
lo vinculado con la muerte, dentro del marco de una economía libidinal cerrada, regulada por
el principio del placer y el retorno al equilibrio (…)"(4).

Un sistema puede leerse como cerrado, siempre que se sostenga en un antagonismo donde
dos términos se contrapongan simétricamente, estableciendo entre ambos un movimiento
circular.

"La significación de Más allá del principio del placer –continúa Lacan–, es que esto no
alcanza."(5).

En "mas allá del principio del placer", Freud da cuenta de como ese sistema cerrado fracasa, y
donde entonces la pulsión de muerte no es que se opone a la pulsión de vida, sino que realiza
una nueva operación: esta operación consiste en leer a la pulsión de muerte como
"descompletamiento" de la vida y no como antagonismo equilibrante.

Esto entonces, marca "el fin de la eternidad" en el sentido de que la hiancia entre los dos
términos, quiebra el equilibrio, le pone un límite al tiempo entendido como circular y la
repetición no es desde el mismo lugar del que se partió, esto es: hay desencuentro.

Porque si en la vida habita la muerte, este es un límite que relanza otro movimiento: el del
deseo ligado a la muerte como limite necesario a la pura vida, a partir del cual la vida es (otra)
vida.

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Vivir no es durar. No es en los años que tiene, que alguien demuestra que vive.

Hay lo imposible y a partir de ahí lo posible adquiere otra calidad.

En la clínica nos encontramos todo el tiempo con las paradojas en las que se encuentra
encerrado un sujeto. ¿Como es posible que esto suceda y que alguien no se dé cuenta de la
trampa en la que está metido?

Una de las leyes que rige el sistema Inconciente, dice Freud, es la de la inexistencia del
principio de contradicción (6). Siguiendo a Lacan, podemos decir que el Principio de
contradicción ex–siste al Inconciente (7). Es en el discurso del sentido que sabemos que si
algo es "p" entonces no es "no p", si así fuera, diríamos que allí se produjo una contradicción,
pues en el discurso corriente, el principio de contradicción tiene plena vigencia y eso es
justamente lo que nos permite movernos en el mundo del sentido.

Pero, siguiendo a Freud, si en el Inconciente este principio no opera, entonces es posible que
"p" y no "p" puedan coexistir simultáneamente sin contradicción (8).

¿Como sabemos que el Inconciente opera así?

Demos un paso más en la paradoja:

Voy a tomar como ejemplo de funcionamiento del Inconciente, el modo en que se puede
gestar una de sus formaciones posibles: el síntoma.

En el síntoma, conviven opuestos sin contradicción bajo la forma de la paradoja.

Una paradoja ficcional que puede ayudarnos a plantear el problema de la verdad que se juega
en el síntoma, es la que apresa en esta fábula a un cocodrilo que habla (9):

"Una madre camina, a orillas de un río, con su bebé en brazos.

La mujer tropieza y el niño cae al río con tan mala suerte, que va a parar justo a la boca
abierta de un cocodrilo.

Dado que en esta fábula, el cocodrilo resulta ser un hablanteser; con el niño todavía en sus
fauces, le ofrece a la madre devolver al niño, si contesta correctamente la siguiente pregunta:

¿Me comeré a tu niño?(10).

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Adivinanza en la que se compromete a devolver al niño a cambio de descubrir cual es su
pensamiento.

La madre, sin poder salir de su asombro exclama: "Te lo vas a comer!".

El cocodrilo entonces, entra en una paradoja:

"Yo le dije –piensa el cocodrilo– que si adivinaba lo que iba a hacer, se lo devolvía.

Por lo tanto si adivinó se lo tengo que devolver. Pero si se lo doy le estoy diciendo que adivinó
y ¿qué adivinó? Que me lo voy a comer!

….pero yo le prometí algo… entonces se lo tengo que devolver porque adivinó y porque adivinó
me lo tengo que comer…

¿Qué hago? ¿me lo como o se lo devuelvo?"

El cocodrilo queda así encerrado en su propio decir.

En principio tiene dos opciones: reprimir la paradoja de la que quedó preso o soportarla.

Si la reprime, en su lugar aparecerá un síntoma. Un síntoma representa una paradoja en


estado coagulado (por ejemplo se le caerán los dientes). De este modo logrará su cometido
de no decidir: ni se lo come ni lo devuelve.

Aplanamiento de la paradoja en una indecisión que del lado histérico quedará como expresión
en el cuerpo, y del lado obsesivo, como una infinita encerrona existencial.

En función de su enunciado y en función de la verdad leída por el otro, si el hablanteser


sostiene su dicho, se encuentra en una encrucijada ante la que deberá decidir (11).

Vemos entonces que no es fácil la vida de un cocodrilo en semejantes circunstancias.

Claro que eso le pasa por abrir la boca (12) (13) (14)

Para el neurótico los términos de la encrucijada no son otros que la de nuestro pobre
cocodrilo: se trata de darle consistencia a su narcisismo en el síntoma o de soportar la
contradicción de su deseo(15).

El síntoma aporta un saber sobre algo donde no hay saber. Que sea uno u otro de los

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términos en juego, esa no es la cuestión. La cuestión es que allí no hay saber. Entonces se
tratará de un saber–hacer.

Dado que el principio de contradicción no existe en el Inconciente, es que ambos términos son
posibles en el síntoma. Pero cuando ese síntoma se "transforma" en decir; entra en discurso,
ahí comienza a operar el principio de contradicción con el que el analista opera para reducirlo
a su sinsentido.

¿Cual es tu deseo? Preguntará.

Probablemente el sujeto intente guiar su decisión por la vía de saber qué es lo más
conveniente. Su analista le dirá en acto, que allí ya no se trata de saber.

Ética del analista que deberá jugar su deseo en lo que suspende de su goce.

Ética del analizante que le concierne en tanto ahora, conoce los términos en los que se
desarrolla su encrucijada.

No es sino perdiendo, como progresará.

Este es entonces un ejemplo de una paradoja circular, cuyos términos implican que todo no es
posible y esto, es lo que permite que el recorrido tenga un fin (16).

El síntoma se produce en la violencia que lo simbólico ejerce sobre lo real, cuando pretende
hacer entrar todo lo real en el saber.

De lo que finalmente se trata es que entre los dos términos en juego en el síntoma, no hay
saber, hay contradicción radical, deseo imposible de ser apresado como tal.

PARTE III. LAS PARADOJAS DE LO REAL. HAY LO IMPOSIBLE

Así como hay paradojas de las que es posible salir, hay otras que no se resuelven. Dicho de
otro modo no todas las paradojas tienen solución, y esto es algo que le marca una
imposibilidad a la estructura. Estas son las verdaderas paradojas (17).

Como ejemplo de una paradoja –a diferencia de la del cocodrilo que implica una posibilidad–,
voy a tomar en cambio, una paradoja que encuentra una imposibilidad.

En Freud aparece como la paradoja frente al padre en "Un trastorno de la memoria en la


Acrópolis" donde concluye que el deseo del sujeto es ir mas allá del padre, pero hacerlo, está

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prohibido (18). Deseo de ir más allá de una prohibición pero prohibición que sostiene ese
mismo deseo.

Según los lógicos esto se leería como "p" y "no p", según el principio de contradicción que rige
el discurso de lo posible.

Lacan formaliza esta paradoja, reduciéndola en una síntesis de los dos términos en juego,
cuando plantea que del padre es posible prescindir, a condición de servirse de él (19).

Este "a condición de" introduce el postulado, de que no hay un término de la proposición que
pueda funcionar separado del otro.

Para ir más allá del padre es necesario servirse de él.

Servirse no es entonces "haberse" servido.

Se trata de estar sirviéndose en el mismo acto de ir más allá, es decir, no solo estar marcado
por la castración, sino pudiendo disponer de esas marcas.

Esto es lo que propongo a ser considerado como una paradoja cuya contradicción es a
soportar y, paradójicamente a producir.

No es una paradoja que detiene infinitamente como la del síntoma, sino una que

posibilita el infinito del deseo.

Tal vez entonces la podamos llamar ya no síntoma, sino sinthome.

Esta paradoja sin solución, incurable, soporta al igual que el inconciente, una exclusión: la del
principio de contradicción.

"p" y no "p" siendo imposibles son paradójicamente, posibilitadores. Son los términos a los
que se arriva, no sin haber atravesado todas las paradojas en las que el deseo se detiene.

"Precisamente en esto –dice Lacan– he marcado lo relativo a lo imposible, es decir, lo que


separa, pero de modo distinto al de lo posible: no es un o–o, es un y–y. En otras palabras, que
sea a la vez p y no p, esto es imposible, y precisamente ustedes lo rechazan en nombre del
principio de contradicción. Sin embargo, se trata de lo Real, puesto que de aquí parto, o sea:
que para todo saber es preciso que haya invención, esto es lo que sucede en todo encuentro,
en todo encuentro primero con la relación sexual (20)."

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Entonces, hay una diferencia entre las paradojas de las que el neurótico parte y aquella a la
que arriva. Es el mismo recorrido que atravesó la lógica hasta "elucubrar" una paradoja
imposible:

"…Lo que la lógica llegó a elucubrar –sigue Lacan–, no fue por atenerse a esto: que entre p y
no p hay que elegir y que caminando según la vena del principio de contradicción llegaremos
a salir de él en cuanto al saber. Lo importante, lo que constituye lo Real es que, por la lógica,
pasa algo que demuestra no que a la vez p y no p sean falsos, sino que NI UNO NI OTRO
pueden ser verificados lógicamente de ninguna manera. Tal es el nuevo punto de partida"

PARTE IV. EL NUDO BORROMEO ¿UNA PARADOJA?

Hay paradojas de las que es posible prescindir y otras que es necesario sostener.

El neurótico parece querer sostener aquellas de las que puede prescindir, y prescindir de las
que es necesario sostener.

De las paradojas infinitas de lo imaginario donde la inhibición se muestra, pasando por las
paradojas de lo simbólico donde el síntoma en discurso revela un particular deseo, a aquellas
de lo real donde no se trata de decidir sino de soportar, el recorrido de un análisis no es sin
detenciones ni vacilaciones.

Lo que finalmente resulta, es que hay elementos entre los que no hay relación en la que
copulen.

Imaginario, simbólico y real son los tres diferentes pero tienen una medida en común.

El agujero de cada registro solo puede entrar en relación con otros, al precio de una
interdicción: la de que ninguno se interpenetre con otro, es decir, que cada uno respete lo
Real del otro.

Esto solo es posible con un anudamiento particular.

Anudamiento que sostiene la paradoja de que habiendo tres muy diferentes, se pongan en
una relación que es a la vez de no–relación.

R, S e I siendo posibles sin contradicción o, como lo dice Lacan: "NI UNO NI OTRO": los tres.

El elemento resultante de la relación imposible, es un punto de llegada, pero paradójicamente,

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también "un nuevo punto de partida".

Que sea o no una paradoja, queda como pregunta.

NOTAS

(1) J. Lacan. Sem. I. Los escritos técnicos de Freud. Clase 21. 30 junio 1954

(2) De aquí en más las referencias fueron tomadas del libro "Círculos viciosos y Paradojas" de
P. Hughes y G. Brecht. Juegos y Co.. Zugarto Ediciones. Colección De Mente. 1994

(3) "Si un existente fuera infinitamente divisible, ninguna contradicción debería surgir del
hecho de que hubiera sido dividido exhaustivamente. Pero una división exhaustiva tornaría al
existente en elemento de tamaño cero. Esto es imposible, ya que ninguna magnitud que tenga
tamaño puede provenir de elementos que no tengan tamaño."

(4) (…) que supone relaciones de objeto definidas. "

Jaques Lacan. Seminario II. El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Clase


XVIII. Pág. 347/8

(5) Jaques Lacan. Seminario II. El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica.


Clase XVIII. Pág. 347/8

(6) "Entonces, si Freud que debe saber algo, se toma el cuidado de subrayar que el
inconsciente no está sometido al principio de contradicción es porque podía ser que estuviera
sometido. Si es cuestión que esté sometido o no, es a causa de que está estructurado como
un lenguaje: el uso de un lenguaje, que participa de alguna convención, trae aparejado una
prohibición, tal prohibición, tiene un sentido: que el principio de contradicción funcione o no. Si
en alguna parte se subraya que no funciona, es porque se trata de un discurso. Invocarlo
quiere decir que el inconsciente viola esta ley, lo que prueba de golpe que está instalado en el
campo lógico, que se articula de proposiciones."

Sem XIV. La lógica del fantasma. Clase 23. 21 junio 1967

(7) "La realidad se define a partir de la contradicción. La realidad es lo que hace que cuando
estoy aquí, usted señorita, no puede ocupar el mismo lugar. No vemos por qué el inconsciente
escaparía a este tipo de contradicción. Lo que Freud quiere decir cuando habla de la
suspensión del principio de contradicción en el inconsciente, es que la palabra verídica que
supuestamente debemos detectar, no por observación sino por interpretación, en el síntoma,

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el sueño, el lapsus, el Witz, obedece a leyes diferentes a las del discurso sometido a la
condición de desplazarse en el error hasta el momento del encuentro con la contradicción. La
palabra auténtica tiene otros modos, otros medios, que el discurso corriente."

Sem I. Los escritos técnicos de Freud. Clase 21 30 junio 1954

(8) "Esta es la cuestión, la señalo al pasar, en suma se interroga, siguiendo a Freud (lo que he
dicho siempre), la verdad de un discurso que puede decir si y no al mismo tiempo, ya que no
está sometido al principio de contradicción, y que diciéndose, haciéndose, como un discurso
raro, introduce una verdad."

J. Lacan. Sem XIV. la lógica del fantasma. Clase 23. 21 junio 1967

(9) Quisiera aclarar aquí que se trata de una ficción y que por lo tanto debe ser tomado en su
sentido metafórico. Si se le aplica el modelo freudiano de formación de síntoma
exhaustivamente se verá que esta fábula es errónea al menos en un punto. Freud no dice que
haya dos deseos contrapuestos sino que hay un deseo y una instancia represora de ese
deseo. Estos son los dos elementos que entran en contradicción.

(10) Con otras palabras esta paradoja la toma Gardner, Martin. Paradojas lógicas. The antioch
Review, Verano 1963 p. 174. Citado en el libro de P. Hughes y G. Brecht. (ver Nota 1)

(11) Supongamos que el deseo del cocodrilo sea comerse al niño. Si se decide por
reintegrarlo, ganará seguramente, en voz de la madre, un elogio y publicará a los cuatro
vientos que encontró un cocodrilo tan inteligente y tan bueno que pudo renunciar a sus
instintos en pos del Bien.

Si en cambio opta por devorarlo ("¿cuantas veces en la vida se me va a presentar semejante


oportunidad?", piensa el cocodrilo) entonces habrá optado por su deseo. Pero imaginemos lo
que pensará de él la madre…" …no todo es posible.

(12) Pero tanto si la abre como si no, el mismo hecho de su deseo puesto en palabras, lo
ubica de entrada en una situación problemática. Situación en la que todo hablanteser se ve
ubicado si habla dentro de un discurso que lo pone en relación a otro que lo implica en lo que
dice.

Paradoja entonces, que lo conmina a decidir.

(13) Nuestro cocodrilo mete la pata en el momento en que, pudiendo disponer de su deseo
(sea comerlo o devolverlo), compromete su deseo al otro, en una promesa que cree que

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puede sostener sin pérdida.

(14)"Si adivinas lo que voy a hacer, te devuelvo al niño" es como si dijera: si adivinas lo que
deseo, renuncio a mi deseo. Pero en cuanto el deseo es leído, ya no hay punto de retorno.

(15) "Los síntomas de la neurosis en el sentido estricto son formaciones de compromiso en las
que se dan cita las dos clases de aspiraciones que parten del trauma, de suerte que en el
síntoma halla expresión prevaleciente ora la participación de una de esas direcciones, ora de
la otra. En virtud de esta oposición de las reacciones se producen conflictos que, en general,
no pueden llegar a conclusión alguna."

S. Freud. Moisés y la religión monoteísta (1934–38). Amorrortu editores. T. XXIII. P. 73

(16) si se elige por darle consistencia al ser en el síntoma, se decidirá por reprimir la paradoja,
eliminar la contradicción y sostener la ilusión de que todo es posible.

Si soporta la contradicción al precio de revelar la inconsistencia narcisista, podrá actuar según


su deseo. Se ve como, en definitiva, se trata de una decisión ética.

(17) "Ahora bien, la paradoja ordinaria, o paradoja superficial, es simplemente un truco verbal
en el que un argumento puede presentarse más aguda y efectivamente. "Cristo no era
cristiano", "Freud no era freudiano", "Nada es mas cansador que el ocio". O la frase de
Chesterton "Nada es tan milagroso como el sentido común", paradojas tales como éstas
pueden realzar una conversación vespertina y dar a su creador fama de inteligente, pero para
tener efecto en realidad dependen de una confusión más o menos deliberada entre dos
connotaciones de una palabra. Por ejemplo, entre el cristianismo tal como se practica y el
cristianismo definido como adhesión a los principios de su fundador, o entre el ocio genuino y
la mera desocupación en la que uno se carga a sí mismo con trivialidades, o entre l tipo
dramático de milagro que involucra una ruptura con el lugar común y el milagro metafísico
último de que haya existencia y orden en vez de inexistencia y caos.

"Por contraste, una paradoja radical y seria no cuelga de una confusión removible, sino que es
exigida por la complejidad y ambigüedad inherentes a lo que se está expresando."

Phlip Wheelright, Heraclitus, Princeton, 1959,p.98. Citado en el libro de P. Hughes y G. Brecht.


(ver Nota 1)

(18) "Parece como si lo esencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre, y
como si continuara prohibido querer sobrepasar al padre."

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(19) "…el Nombre–del–Padre, se puede también prescindir de él. Se puede muy bien prescindir
de él a condición de servirse de él."

Jaques Lacan. Seminario XXIII. Clase del 13 de Abril de 1976.

Lacan transforma la prohibición freudiana en imposibilidad estructural de la escritura de la


relación sexual y la culpa por ir mas allá del padre, en deuda simbólica.

(20) "La condición para que eso pase a lo Real, la lógica, y es en eso que ella se inventa, y
que lo lógica es el más bello recurso de lo que tiene que ver con el saber inconsciente, o sea,
de aquello con lo cual nos guiamos en las calmas ecuatoriales, Lo que la lógica llegó a
elucubrar, no fue por atenerse a esto: que entre p y no p hay que elegir y que caminando
según la vena del principio de contradicción llegaremos a salir de él en cuanto al saber. Lo
importante, lo que constituye lo Real es que, por la lógica, pasa algo que demuestra no que a
la vez p y no p sean falsos, sino que NI UNO NI OTRO pueden ser verificados lógicamente de
ninguna manera. Tal es el nuevo punto de partida (…) ese imposible de una y otra parte, ése
es el Real tal como nos permite definirlo la lógica, y la lógica sólo nos permite definirlo si
somos capaces, con respecto a esa refutación de uno y otro, de inventarla."

J. Lacan. Sem. XXI. Los no incautos yerran. Clase 8. 19 febrero 1974.

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