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Una Breve Crónica del Cine Latinoamericano

Dayan Chulde

Tal vez sea cierto que haya escogido la palabra “crónica” para el título de este ensayo,
sin embargo, no se limitará a la exposición cronológica de los acontecimientos
históricos relevantes de este cine; por el contrario, se incita a una reflexión sobre estos
sucesos hasta traerlos a un contexto contemporáneo. La importancia de la memoria para
un realizador de filmes es indispensable en su formación. El Cine Latinoamericano en
su base parte de la violencia, revolución y una constante lucha por la libertad e
independencia. En este ensayo los sucesos que dieron forma a este cine serán tomados
como base para una comprensión introspectiva sobre el estado actual del cine mismo y
que estamos haciendo de él, es más, de forma ambiciosa, quizás, de los que será de este.

Poco después de la primera proyección de los hermanos Lumiére en París, 1985, llega a
Latinoamérica. Lumiére, o mejor dicho sus “cámaras” dispersas con voluntad de grabar
en nuevos territorios inducen a la creación de nuestro cine. El mundo ahora se puede
mirar desde otro ángulo, ahora el hombre tiene el poder de retratar el mundo a su
voluntad. Con este poder, a la par, vienen infinidad de posibilidades además de
cuestiones éticas que no se pueden evitar. Claro está los que dominaron esta herramienta
fueron los gringos en su deseo del capital con Edison como cabeza de la censura y
distribución de su invento. Dirigidos hacia la industria el valor del cine se vio limitado
en este país a la cantidad de espectadores y a las estrellas que salían de estos filmes. No
es difícil imaginar entonces por qué los primeros filmes que se dieron en el continente
sur partían de estos mismos principios de espectáculo en busca de agradar a la industria
norteamericana. Es más, seguimos los mismos pasos y creamos nuestro propio star
system dando paso a este periodo en función de la dinámica clásico-industrial.

Nacen así, a principios del siglo XX, las primeras “potencias” del cine del sur, teniendo
como faros a México, Brasil y Argentina. Lo exótico de la región era explotado en este
cine, las comedias eran géneros recurrentes, los westerns basados del norte eran
tomados en forma y usados en otro contexto; prácticamente una Latinoamérica que
trataba de encajar en el éxito de otros. Estos retratos superficiales a través de la
influencia industrial del norte, aun cuando el contexto se volvía Latinoamericano, no
pasaba a ser más que un espectáculo que, aun cuando es importante verlo, no se sostiene
por si mismo.

En estos primeros pasos Latinoamérica necesitaba madurar, crecer, observar y padecer.


No fue hasta que el continente se sumergió de violencia que el potencial del cine fue
descubierto. Hasta este momento el cine estaba contando historias desde un lugar lejano,
extranjero; lo que se filmaba no partía de una realidad, era pura ficción, imitación.
Cuba, exponente de esta liberación, independencia y fuerza; esparció motivación en
todo el continente. La revolución era posible. Entonces comenzó una lucha que dejaba
dos opciones al realizador, ir a lado de la industria en clara influencia del sistema
latinoamericano o irse totalmente en contra de este con los escasos recursos que las
posibilidades ofrecían.

“Todo espectador es un cobarde o un traidor”

La Hora de los Hornos reta al espectador directamente, da la cara frente al problema de


la superficialidad del cine que se iba haciendo hasta el momento y pone en jaque lo que
se creía establecido. Tenía que cambiarse el tipo de cine que se hacía, así como su
espectador.

¿Entonces qué es esto que se llama “Nuevo Cine Latinoamericano”? En pocas palabras
un cine que sirviera de instrumento cultural y arma de combate en esta lucha de clases.
Un cine que defendía a las minorías, un cine que no aceptaba la falta de libertad en la
que vivían.

En la actualidad esta dualidad todavía existe, el cine está partido en dos caminos para
nosotros realizadores. Hay pocas opciones, pero se basa en lo mismo: o eres parte de la
industria o no. Aun se conserva la idea de que estando en Latinoamérica el éxito es algo
imposible si quieres trabajar haciendo cine. El éxito mismo, dinero, fama, también es
algo que se vuelve prioridad para muchos cayendo en la superficialidad de la industria-
espectáculo. Sin embargo, la pasión por esta arte debería residir en otro lugar, debería
partir de nuestro entorno que nos ofrece cantidad inmensurable de material con el que
podríamos trabajar. Si se quiere hacer cine que se hace por amor al mismo. Y bien como
se sabe nosotros no le damos forma a la realidad, nosotros somos los encargados de
potenciarla, de usar estas pasiones para que la realidad misma se manifieste a través del
cine.

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