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COMPUESTOS INORGÁNICOS: UTILIDADES Y APLICACIONES

DENTRO DEL MUNDO DE LA MEDICINA Y LA FARMACÉUTICA.

(QUÍMICA BIOINORGÁNICA)
ESCRITO POR: PAMELA BELÉN CAMACHO POQUECHOQUE CURSO: 5TO "A" DE SECUNDARIA.
COLEGIO: SIMÓN RODRÍGUEZ CARREÑO FECHA: 24 DE ABRIL DE 2021 (SUCRE-BOLIVIA)

La Medicina, también conocida como la ciencia de la salud, es la práctica del diagnóstico, tratamiento
y prevención de alguna enfermedad, infección o dolencia. Su estudio abarca varios ramos del
conocimiento. Consta de varias ramas y especializaciones, siendo algunas de estas: La anatomía,
La bioquímica, La citología, La embriología y la farmacéutica.

Enfocándonos en una de estas, la farmacéutica es una rama de la industria y la medicina que se


dedica al descubrimiento, desarrollo, fabricación y la comercialización de medicamentos para
la salud. Su propósito principal es realizar un exhaustivo proceso de investigación que permita el
desarrollo de medicinas, que ayuden a la prevención y conservación de la salud humana y
animal. Se vio beneficiada con el enorme avance en el campo científico y tecnológico, puesto que
estos avances han generado un incremento en el descubrimiento y desarrollo de productos
farmacéuticos innovadores, lo cual hace que actúen mejor en el proceso terapéutico, pero
paralelamente provoquen menos efectos secundarios.

Uno de los principales y más recientes avances que gozo tanto la medicina como su
condescendiente, la farmacéutica, se dio con el surgimiento de la Química Bioinorgánica, la cual
marcó la importancia de los metales en biología. Esta disciplina se ocupa de estudiar las relaciones
existentes entre elementos y compuestos inorgánicos en diversos procesos biológicos.

Como consecuencia directa de los rápidos y continuados avances en el campo de la Química


Bioinorgánica durante los últimos veinte años, hemos ido adquiriendo un panorama sumamente claro
acerca de la actividad y el efecto que los metales y otros elementos inorgánicos tienen en
sistemas biológicos.

Para entrar más en detalle, estudiemos algunos conceptos y características básicas de los
compuestos inorgánicos.

Los compuestos o moléculas inorgánicas, son aquellos que se forman por la combinación de
elementos metales y no metales de la tabla periódica mediante enlaces iónicos, los cuales nacen por
la transferencia de electrones de un grupo al otro. Reciben este nombre porque no tienen origen
biológico, es decir, son materia inerte (sin vida) que normalmente procede de la corteza terrestre,
o se genera a partir de fenómenos naturales. Son superados en número por los compuestos
orgánicos.
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Algunos ejemplos de compuestos inorgánicos en la vida cotidiana son el agua (H2O); la sal (cloruro
de sodio, NaCL); la cal (óxido cálcico, CaO); el amoníaco (NH3); el dióxido de carbono (CO2) y el
bicarbonato de sodio (NaHCO3).

Son muy variados entre sí, y comparten características que los diferencian de los compuestos
orgánicos. Por ejemplo, casi siempre se forman por enlaces iónicos, aunque también pueden
establecerse por enlaces covalentes, los cuales no constituyen cadenas. No presentan isomería, por
lo que cada combinación de átomos da lugar a un único compuesto, y, por norma general, no son
combustibles, ya que son materiales incapaces de liberar energía y calor cuando se oxidan de forma
violenta.

Entre las propiedades más importantes de estos compuestos podemos mencionar las siguientes:

Presentan puntos de fusión (temperatura en la cual se produce el paso de una sustancia del
estado sólido al líquido) y ebullición (temperatura en que una sustancia líquida pasa al
estado gaseoso.), debido a las características de sus enlaces.
Debido a la falta de movilidad de sus iones, tienen la propiedad de la cristalización (proceso
químico de solidificación partiendo de un gas, líquido o disolución de iones, átomos o
moléculas, que se enlazan hasta lograr formar una red cristalina).
Suelen ser solubles en el agua en su mayoría, aunque existen algunas excepciones.
Gracias a que se ionizan, son buenos conductores de calor y electricidad.

Por otra parte, los se pueden clasificar en distintos grupos, dependiendo a la funcionalidad y los
enlaces que estos formen:

ÓXIDOS, formados por la unión del oxígeno con otro elemento, puede ser un metal o un no metal..
Se subdividen en: Óxidos básicos y Óxidos ácidos.

HIDRÓXIDOS, se forman por combinaciones de agua con óxidos básicos.

ÁCIDOS, Surgen de la combinación del hidrógeno con elementos de alta electronegatividad. Se


dividen en: Hidrácidos (combinan hidrógeno con un no metal) y Oxácidos, (combinan agua
con óxido ácido).
SALES, resultan al combinar un ácido con una base. Estas a su vez se dividen en: Oxisales y
Sales haloideas.
HIDRUROS, formados por átomos de hidrógeno con cualquier elemento metal o no metal de la
tabla periódica.

Los compuestos inorgánicos en el rubro de la medicina tienen diversas aplicaciones, que van desde
su uso dentro de la fabricación y producción de medicamentos y fármacos para el tratamiento de

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enfermedades y patologías, hasta su empleo en elementos y herramientas de diagnostico y rayos x
para la realización de radiografías, exámenes fisiológicos, pruebas de paternidad y ADN, etc.

Desde tiempos bien remotos el hombre viene utilizando muchos metales y minerales extraídos de los
materiales que componen los suelos con fines medicinales. Existen indicios, en base a las
investigaciones y descubrimientos arqueológicos, de que el hombre primitivo usaba minerales ocres y
rojos mezclados con barro con objeto de curar heridas, calmar picores o para limpieza cutánea.

Si nos vamos a la época antigua, encontraremos muchas culturas que hicieron uso de estos
compuestos de diversas maneras. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, se utilizaba la terra como
antiinflamatorio. De esta civilización se encontraron documentos antiguos que describen el
tratamiento de dolencias o enfermedades, mediante el uso de unas 500 sustancias de tipo inorgánico,
como alumbres y minerales de plomo, cobre o antimonio, entre otros, describiendo su utilización y
dosis.

Los egipcios usaban productos cosméticos con finalidad terapéutica, para protegerse contra a
agresividad del clima, que provocaba irritaciones en los ojos y la piel. De hecho, se pintaban los ojos
y los párpados con Cu2CO3(OH)2 (malaquita) y PbS (galena) para evitar o tratar patologías como la
tracoma (una inflamación de la conjuntiva causada por la bacteria Chlamydia).

También se conoce que se utilizaban PbCl(OH) (laurionita) y Pb 2Cl2(CO3) (fosgenita) para obtener
cosméticos blancos o grises. De hecho las reinas y los faraones utilizaron esos lodos como
tratamiento de belleza.

En la antigua China de igual forma se empleaban minerales con fines curativos. Se encontraron
incontables libros medicinales escritos por emperadores donde redactaban y plasmaban remedios
hechos de elementos provenientes de sus suelos. Estas menciones acatan los logros y
descubrimientos farmacéuticos de Asia occidental.

Poco a poco, con el pasar del tiempo, estos saberes clínicos ancestrales se fueron rectificando y
perfeccionando, gracias a los "científicos" e investigadores que fueron apareciendo en épocas
posteriores, lo que supuso el nacimiento de los estudios farmacológicos modernos.

Las llamadas terras, tanto en la civilización griega como en la romana, se empleaban en forma de
emplasto acuoso como cicatrizante para remediar las afecciones de la piel o como remedio para curar
las mordeduras de serpientes, otras veces estas se preparaban y se ingerían en forma discos o
pastillas. Estas terras eran arcillas que procedían de diversas islas; la más utilizada en ese entonces
era la bolus armenus, una arcilla terrosa de color rojo debido a la presencia de óxido de hierro,
aluminio-silicatos hidratados y magnesio. Históricamente se utilizó como astringente, prescrito para la
diarrea, disentería, hemorragia, etc.

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Las primeras clasificaciones de terras medicinales (cuyos tratamientos son actualmente
conocidos como geoterapias) fueron realizadas por Hipócrates, Aristóteles y Dioscórides, quienes
escribieron los primeros tratados en conocimientos de geomedicina y farmacéutica. De esta manera,
las tierras medicinales y los fármacos minerales pronto fueron de uso corriente, mas aun durante la
edad media, incorporándose nuevas variedades, para combatir las epidemias de peste.

Durante el siglo XVI los minerales no solo se utilizan con fines terapéuticos, sino que empiezan
también a emplearse como materia prima para la preparación de medicamentos. Ya en el
Renacimiento aparecen las Farmacopeas, libros que recopilan recetas de productos con propiedades
medicinales reales o supuestas, en los que se incluyen el modo de preparación de los distintos
minerales. Su aparición coincide con la de las primeras clasificaciones mineralógicas.

En el siglo XVII se incorporan también algunas piedras medicinales procedentes de América. En el


siglo XVIII comienza a disminuir el consumo cutáneo de tierras medicinales y ya en el siglo XIX decae
su empleo, aunque su ingestión continúa con fines terapéuticos. El desarrollo de la Cristalografía y
Mineralogía en el siglo XVIII y XIX, fueron importantes acontecimientos para el conocimiento de las
materias primas farmacéuticas y cosméticas de origen mineral.

Durante el siglo XIX y XX se produce la evolución de la ciencia farmacéutica, iniciándose el comienzo


del medicamento actual como una consecuencia de los avances de la Química y la Medicina, de
modo que hoy puede considerarse la farmacia como una reunión de múltiples disciplinas de la
ciencia. El desarrollo tecnológico hizo posible la producción de nuevas formas de fabricación de
medicamentos en grandes instalaciones, comenzando con ello el desarrollo de la industria
farmacéutica. Sin embargo, fue el avance experimentado por la Química lo que permitió la
preparación sintética de numerosos minerales.

Actualmente los minerales que se emplean con finalidad terapéutica son fundamentalmente arcillas,
entre los que podemos destacar la calcita, caliza o yeso. Hoy en día, se emplean alrededor de 30
elementos y sales inorgánicas en la industria farmacéutica, los cuales son compuestos sintéticos que
garantizan su pureza total, su biodisponibilidad y la ausencia de sus efectos tóxicos para el cuerpo..

Los compuestos inorgánicos usados como principios activos (componente de un medicamento que
posee actividad biológica) pueden administrarse a los pacientes como antiácidos gástricos,
protectores gastrointestinales, laxantes orales osmóticos, antidiarreicos, eméticos directos,
antianémicos, homeostáticos y suplementos minerales.

En los antiácidos gástricos, su eficacia está ligada a la capacidad de disminuir la acidez gástrica.
Estos compuestos, reaccionan con el ácido clorhídrico del estómago, disminuyendo su concentración.
Los compuestos más utilizados son carbonatos y bicarbonatos, óxidos, hidróxidos de iones básicos y

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silicatos de metales alcalinotérreos (berilio, magnesio, calcio, estroncio, bario y radio.), que son
sistémicos y afectan al pH (medida de acidez que indica la concentración de iones de hidrógeno
presentes en determinadas disoluciones.), no solo del tracto gastrointestinal, sino también al de los
fluidos corporales. Los antiácidos gástricos normalmente se administran en forma de comprimidos,
suspensiones o polvos.

Algunos antiácidos se usan individualmente, por ejemplo, el preparado más frecuente es una mezcla
de un compuesto de aluminio con uno o más compuestos de magnesio. De esta forma se asegura
una excelente acción de los compuestos dentro del cuerpo, al mismo tiempo, se contrarresta al
estreñimiento. También se emplean algunos silicatos para esta clase de tratamientos.

En el caso de los Protectores gastrointestinales, para que un compuesto pueda emplearse como
protector, debe poseer ciertas propiedades bien definidas de solubilidad e inercia química (que no
reaccione químicamente). Los protectores son insolubles en los líquidos corporales con los que
entran en contacto, dado que en el caso de que el compuesto sea soluble, no se produce la acción
protectora.

Sin embargo, algunos de ellos se disuelven, con lo que proporcionan una acción germicida,
antibacteriana o astringente. Las partículas protectoras de los mismos deben encontrarse en un
estado de división, y poseer un determinado tamaño y forma, que permitan su adherencia sobre el
estómago o paredes intestinales.

Un compuesto protector debe ser inerte, y no reaccionar con la mucosa gástrica o intestinal, para que
de esta manera su acción terapéutica de la estabilidad del moco gástrico. El compuesto se adhiere a
la mucosa del estomago y el intestino, protegiéndolas, siendo capaces de absorber toxinas, bacterias
e incluso virus. Los compuestos inorgánicos utilizados generalmente como protectores
gastrointestinales incluyen algunos hidróxidos como el de aluminio, Al(OH)3 y ciertos aluminosilicatos.

Los laxantes y catárticos, son principios activos que tienen como fin principal el facilitar o acelerar,
respectivamente, el paso y eliminación de las heces por el colon y el recto, ya sea por un problema de
estreñimiento o bien porque se necesite la evacuación fecal del intestino. La intensidad de la acción
purgante de los distintos compuestos depende de su solubilidad, concentración del catión en el
líquido intestinal, velocidad de absorción del catión y presión osmótica que ejercen. Los compuestos
utilizados como laxantes son preferentemente sales sódicas y sales de magnesio. Estos últimos
presentan una acción laxante suave, además de su acción antiácida, que es su uso más frecuente. El
Calomelanos (Hg2Cl2) fue antiguamente un laxante muy popular.

La acción antidiarreica es necesaria en caso de diarrea persistente, persiguiéndose el efecto


contrario al que ejercen los laxantes. Con este fin se emplean, entre otros, compuestos de aluminio,
que ejercen una acción astringente, y evita la evacuación del excremento.

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La diarrea es un estado patológico, que se caracteriza por un incremento de la fluidez y la frecuencia
de las evacuaciones. La mayoría de los fármacos que muestran su eficacia para combatir la diarrea
actúan reduciendo la cantidad de líquido que llega al colon desde el intestino delgado. Para ello, es
recomendable el empleo de compuestos absorbentes que eliminan el exceso de agua de las heces
haciéndolas compactas. Los antidiarreicos utilizados en estas condiciones son arcillas, filosilicatos y
compuestos de sodio.

Los colagogos, provocan la eliminación de bilis y dentro de este grupo de agentes se considera que
el Mg(SO4) es el más efectivo cuando se administra por vía oral. La introducción de esta sal en el
duodeno estimula la musculatura de la vesícula biliar y con ello, aumenta la eliminación de la bilis.

Los diuréticos son compuestos inorgánicos cuya ingestión y posterior eliminación provoca la salida
simultánea de un determinado volumen de agua a través de la orina. El nitrato, el cloruro y los
compuestos de potasio son, en general, diuréticos muy eficaces y bastante utilizados.

Los eméticos son sustancias que en dosis terapéuticas provocan el vómito por irritación de la
mucosa gástrica. Pueden ser directos o mecánicos, cuando actúan directamente sobre las
terminaciones nerviosas del estómago, o bien indirectos, cuando actúan sobre el centro del vómito,
situado en el bulbo raquídeo. Los compuestos ZnSO47H2O, CuSO45H2O y ZnSO4 resultan muy
apropiados para vaciar el estómago de alimentos y venenos no corrosivos.

Actualmente estos eméticos se emplean poco, debido a sus efectos secundarios. Sin embargo,
pueden resultar útiles en envenenamientos agudos, siempre que el tracto gastrointestinal no esté
seriamente desgastado.

Los expectorantes son sustancias que modifican la expulsión y viscosidad de los fluidos del tracto
respiratorio. La producción de unas excreciones menos viscosas y más abundantes ayuda a la
eliminación de secreciones y exudados del aparato respiratorio. Para esta clase de fármacos se
emplean el CO2 mezclado con vapor de agua, el NH4Cl, el (NH4)2CO3 y los ioduros (NaI, KI, NH4I,
CaI2), ya que son expectorantes muy eficaces y de amplia aplicación, debido a que son de rápida
acción.

Los Antianémicos, u oligoelementos son bioelementos presentes en nuestro organismo en muy


pequeña cantidad. Juegan un papel primordial en la activación de distintas reacciones celulares, por
tanto su presencia es esencial para un buen estado de salud, de lo contrario, su carencia puede dar
origen desde una disminución de la vitalidad, hasta trastornos muy diversos. Tenemos tres tipos de
oligoelementos: el hierro, cobre y cinc.

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Los compuestos de hierro se consideran los más eficaces como antianémicos. El hierro es un
componente esencial de la hemoglobina y de ciertas enzimas. Se administra por medio de ácido
ascórbico y hematínicos para facilitar su mantenimiento en la sangre.

El cobre es el tercer metal más abundante en el cuerpo humano y es un elemento esencial tanto
para los seres humanos como los animales. En nuestro organismo, el cobre se va desplazando
entre sus formas Cu1+ y Cu2+. En los sistemas biológicos el cobre forma parte de numerosas
proteínas y sus funciones están relacionadas fundamentalmente con la transferencia electrónica y
con el transporte y activación del dioxígeno. Además, está también asociado a procesos que
implican el transporte del oxígeno por parte de ciertos animales, como crustáceos, arácnidos y
moluscos. Como suplementos de cobre en general se utilizan CuO, CuSO45H2O y, más
recientemente, quelatos de cobre con aminoácidos.

El cinc es otro de los elementos esenciales para la vida. La amplia difusión y utilización del cinc
por parte de los seres vivos, lo hace partícipe de numerosas funciones biológicas. Hoy se conoce
su directa implicación en la expresión genética. Son varios los aspectos del metabolismo celular
que dependen del cinc. En general, es posible hablar de participación del cinc en funciones de
crecimiento y desarrollo, en la respuesta inmune, en la función neurológica y en la de
reproducción. El compuesto de cinc más utilizado es ZnSO47H2O.

Los compuestos homeostáticos más comúnmente utilizados son NaCl y KCl. La homeostasia es la
tendencia al equilibrio electrostático de los líquidos corporales. Estas sustancias homeostaticas son
indispensables para el mantenimiento de la vida, puesto que intervienen activamente en la regulación
de la presión osmótica, en el equilibrio ácido-base, en diversas funciones orgánicas, etc. Estos
suplementos minerales se administran al organismo por vía oral como comprimidos, en situaciones
de desgaste físico, convalecencias, astenias, etc.

Existen otros elementos y compuestos inorgánicos con actividad terapéutica, y que son administrados
por vía tópica como antisépticos, desinfectantes, antiinflamatorios, descongestivos, en pastas
dentífricas, protectores dermatológicos, entre otros. Veamos cada uno de ellos.

Los antisépticos son sustancias que impiden el crecimiento o destruyen microorganismos sobre el
tejido vivo, mientras que los desinfectantes son sustancias que ejercen la misma acción sobre
distintas superficies. Normalmente, ambas sustancias tienen las mismas propiedades y pueden ser
utilizadas para ambas funciones. Tal es el caso del azufre, Na2B4O710H2O, ZnO, (SO4)2·12H2O. En
su mayoría, el poder antiséptico se debe a su a su capacidad de modificar y hacer perder las
propiedades de las proteínas plasmáticas de los microorganismos sin afectar a la vitalidad de la
propia célula del huésped.

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Como antiinflamatorio se ha utilizado la arcilla caolinita, aplicada sobre la zona afectada.

Los descongestivos se aplican cuando existen problemas oculares, como es el caso de irritaciones
leves, sequedad de ojos, escozor y lagrimeo debido al humo, polvo o contaminación, etc. En estos
casos se utiliza como descongestivo ocular una disolución de NaCl, que ejerce un efecto contractivo
en los vasos sanguíneos de los ojos eliminando así el enrojecimiento.

Aunque las pastas dentífricas han evolucionado mucho, compuestos tales como KNO3 o CaCO3 se
utilizan como principios activos. En el tratamiento de dientes sensibles se utiliza el nitrato, que actúa
a nivel de las terminaciones nerviosas en el interior de la dentina e impide la transmisión de los
estímulos dolorosos. Por su parte, el carbonato se utiliza como abrasivo y agente pulidor.

Hasta hace poco tiempo, para prevenir la caries se recomendaban fluoruros, ya que bloquean la
acción de algunas bacterias, e incluso se los llego a recetar para curar otras enfermedades
estomacales, al exterminar microorganismos del sistema digestivo.

Los protectores dermatológicos, son en general cremas, pomadas y polvos, que se extienden
sobre la piel para proporcionarle protección frente a los agentes externos como picaduras de
insectos, irritación por plantas, etc., o frente a las alergias.

Compuestos de cinc y otras arcillas, como la montmorillonita, se emplean como protectores


dermatológicos ya que son sustancias capaces de adherirse a la piel y formar una capa fina (película)
que la protege mecánicamente frente a agentes físicos o químicos externos. Además, ejercen una
acción refrescante, e impiden el crecimiento de bacterias.

Los queratoliticos reductores producen la disminución de la capa córnea (membrana superficial de


la piel que contiene 20 subcapas de células muertas) de la epidermis, reduciendo su espesor o
provocando su descamación. Se emplean en afecciones cutáneas como dermatitis, psoriasis o acné.
Se han utilizado como queratoliticos reductores el azufre, en forma de lociones, pomadas y cremas
contra el acné, y también para la sarna y el CdS, para el tratamiento de la caspa o seborrea en forma
de champú.

En productos cosméticos y como protectores solares se utilizan como principios activos TiO2 y
ZnO y numerosas arcillas, que tienen la propiedad de adherirse a la piel, formando una película
protectora. Se utilizan en cosmética para dar opacidad a la piel, quitar el brillo y cubrir imperfecciones.
Los silicatos, por su parte, poseen además una gran capacidad de absorción de sustancias, tales
como grasas, toxinas.

Por otra parte, las micas (Minerales formados por láminas delgadas, brillantes, blandas y flexibles)
como la biotita, se emplean en cosmética en sombras de ojos y pintura de labios para producir
colores y brillos. Recientemente se están empleando también otras micas, como la moscovita e

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incolora, añadidas a cremas hidratantes, para producir un efecto luminoso en la piel. Otros
compuestos como NaCl, KCl, se utilizan en cosmética como sales de baño, cuya acción terapéutica
penetra en la epidermis y dermis durante la ducha.

Además de los compuestos señalados anteriormente, empleados en preparaciones farmacéuticas,


existen otros que tienen o han tenido otras aplicaciones relacionadas con la Medicina.

El Sulfato bárico y el iodo, se usan para ayudar a los doctores a examinar el esófago, el
estómago y los intestinos, usando radiografías o tomografía computada. Pertenecen a una clase
de medicamentos llamados medios de contraste radiopaco, que permiten que las áreas enfermas
o dañadas puedan verse claramente mediante el examen de radiografías o tomografía computada.
Vienen envasado en forma de polvo para ser mezclado con agua, pasta y tabletas.

El yeso, se utiliza para la fabricación de la escayola, empleada en odontología para la obtención


de moldes dentales, y en traumatología para la inmovilización de miembros fracturados.

El óxido de cinc, todavía se emplea en odontología como base para la fabricación de cementos
dentales. Mezclado con ácido fosfórico forma un material duro que da lugar al eugenato de zinc
que se usa como cemento dental para obturaciones temporales o provisorias.

La magnetita y el óxido férrico, además de utilizarse como pigmentos en algunas preparaciones


farmacéuticas, actualmente se emplean como nanopartículas en técnicas diagnósticas de
contraste debido a sus propiedades magnéticas.

Tenemos también a los excipientes, sustancias inactivas usadas para incorporarse a los fármacos,
que se introducen en un medicamento. Estos se utilizan para conseguir la forma farmacéutica
deseada en cada caso (cápsulas, comprimidos, soluciones, etc) y facilitan la preparación,
conservación y administración de los medicamentos.

Los colorantes, los conservantes, las sustancias aromáticas, los diluyentes, los saborizantes y los
compuestos que se utilizan para recubrir las cápsulas son algunos ejemplos de los excipientes
que se utilizan en la formulación de los medicamentos. Son soluciones inertes, que no tienen
efecto farmacológico, salvo algunas excepciones. A continuación mencionaremos algunos
ejemplos:

Los lubricantes previenen que los ingredientes formen grumos o que se peguen en alguna de las
paredes de los órganos del cuerpo. Los minerales comunes como el sulfato de calcio anhidro, el
óxido de magnesio, talco o el sílice son los lubricantes más frecuentes en comprimidos o cápsulas
duras de gelatina. Hacen que el preparado farmacéutico se mantenga sin humedad.

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Los disgregantes se expanden y disuelven cuando se les moja, causando así la desintegración del
comprimido en el tracto digestivo y facilitando la liberación de los compuestos para su absorción. Los
disgregantes aseguran que cuando la tableta entre en contacto con el agua se rompa rápidamente en
fragmentos más pequeños, lo que facilita la disolución. El carbonato cálcico y el carbonato de
magnesio, junto con algunos filosilicatos, son los disgregantes inorgánicos más usuales.

Los diluyentes rellenan el contenido de un comprimido o cápsula para lograr una presentación
conveniente para el consumo. La celulosa microcristalina es un diluyente cuyo uso está bastante
extendido en comprimidos o cápsulas de gelatina dura. El fosfato de calcio dibásico, es también un
relleno popular para tabletas. La adición de un diluyente facilita también la compactación del
preparado .

Los colorantes se emplean para mejorar las características del medicamento, ya sea en su sabor,
color, olor, o textura, fundamentalmente cuando el producto final del preparado tiene un efecto
desagradable a la vista, y por tanto es difícilmente aceptado por el paciente, sobre todo si la vía de
administración es oral. También se emplean para darle una apariencia distintiva al preparado
farmacéutico, ya que los pacientes a menudo relacionan el color con la prescripción médica. Como
colorantes se emplean el óxido de titanio, TiO2, óxido férrico, Fe2O3, Fe2+(Fe3+)2O4, FeO(OH).

Los correctores de sabor se utilizan en preparaciones farmacéuticas para enmascarar el sabor de


ciertos medicamentos, que deben ser administrados por vía oral y su sabor es desagradable. Se
suelen usar los filosilicatos.

Como emulsionantes, espesantes (sustancias que aumentan la viscosidad de una mezcla sin
modificar sustancialmente sus otras propiedades) y antiapelmazantes (aditivos que se emplean para
conservar la textura de los fármacos, evitando que se hagan compactos por la presencia de
humedad.) en preparados farmacéuticos líquidos, administrados por vía oral y por vía tópica, (jarabes,
suspensiones, geles, etc.) se utilizan también filosilicatos. También como emulsionantes y espesantes
se emplean NaCl y KCl .

Los portadores-liberadores de principios activos son sustancias inorgánicas que interaccionan


con el compuesto y que se emplean para la preparación de fármacos de liberación retardada, con lo
que se mejoran las propiedades terapéuticas. Actúan como portadores y posteriormente liberadores
del principio activo, aprovechando sus propiedades de absorción y su elevada área superficial. Para
esta función se emplean algunos filosilicatos y algunas zeolitas como la clinoptilolita.

Más allá de estos usos corrientes, algunos metales también son importantes en el diagnóstico por
imágenes, como es el caso del tecnecio, talio, galio e indio. Además de estos ejemplos, varios otros
compuestos son prometedores para uso clínico en aplicaciones terapéuticas y diagnósticas.

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La práctica médica actual tiene acceso a una variedad de productos farmacéuticos que contienen
metales, como ser el uso del oro para tratar la artritis, el litio para controlar la depresión, el platino
para ciertos tipos de cáncer, el bismuto para curar las úlceras estomacales, el vanadio para tratar
algunos casos de diabetes, el hierro para tratar la anemia o controlar la presión arterial, el cobalto
para curar la anemia y ciertos metales radiactivos para aliviar el dolor del cáncer de huesos.

Cada uno de estos minerales tienen características especiales para una aplicación medica particular,
por lo que es necesario comprender las propiedades y la química de los mismos.

La química inorgánica medicinal, es un área de investigación relativamente joven, pero en evolución,


y con un enorme potencial que abarca una amplia gama de temas. Promovió la utilización de metales
dentro de la farmacéutica, que en principio resulto ser conflictivo, teniendo en cuenta el carácter
tóxico e inestable de estas soluciones inertes. Usualmente la mayoría de la gente espera que los
productos farmacéuticos se basen en compuestos orgánicos, sin embargo, en los últimos años,
ciertas particularidades de los metales se han revelado importantes en una diversidad de usos
clínicos. Los compuestos para ser aplicados en medicina deben conseguir el máximo efecto
beneficioso y mínimo efecto tóxico, si es que se quiere que tengan una acción biológica y/o fisiológica
que mejore el estado de salud de una persona.

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