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Salía con una chica, recuerdo que cuando la vi en fotos, ella era linda, pero el filtro predominó

más en ella. Seguí saliendo con ella, pues le barbijo no me permitía ver su rostro. Era de ojos
rasgados morena, cabello negro, lacio. Era una pequeña belleza de nuestros ancestros Inkas,
Chankas, no lo sé. Nos encontramos frente al QoriKancha, era hermoso. Recuerdo haber visto
una gran placa de dos metros de puro oro macizo. Y era obvio que había más. Ella me hablaba
de negocios y como tener dinero es bueno, y comprarse bienes inmuebles y muebles. Para mi
eso era algo aburrido, no me gustaba el dinero en absoluto, a menos que se tratase de comida
o una bebida o placeres simples de la vida como leer, pagar un tour o viaje. Pero una casa.
¿Acaso no se dio cuenta que ella anda caminando con un tipo “pobre”? Parece que es el físico
lo que le atrajo en mí y no mis habilidades para negocios comerciales. Ella seguía hablando de
dinero, dinero, dinero; como si eso me sorprendería y pueda yo interesarme en ella. Yo solo
salí por si esa noche me daría un beso o quién sabe me lleve a su habitación; entre esos
pensamientos muy egoístas. Ella me contaba sobre su prima de veintisiete años de edad que
salía con un chico de la misma edad y se habían comprado un departamento y ella salía para
Cusco desde Puerto Maldonado. La prima esa por el apuro de viajar dejó su cámara
fotográfica, objeto que era de gran importancia en su trabajo, trabajaba para le estado.
Regresó desde el terminal en un taxi sin importar el gasto, necesitaba la cámara si o sí, es más
tenía tiempo para pedirse una limonada. Subiendo al apartamento, ella ya estaba cansada de
llamar al novio, él no contestaba. Hecho que le produjo extrañeza, le remordía el hecho de que
él estuviera en grave peligro o algo le hubiera pasado. Subió al departamento, abrió con las
mismas llaves de hace años. No había nadie, tomó la cámara que estaba en la sala. Y también
recordó el cargador de celular, fue a su alcoba. Estaba entre abierta. Entró y estaban ahí
desnudos; él y la otra. En su propio departamento. Se indignaba no por el engaño, más por el
cinismo de estar en su propia cama. Es que ese sujeto nunc ala amaba, ni la respetaba de un
poco. Pudo irse a un hotel o en la casa de la tipeja esa, que tenía un buen trasero y tetas e
infarto. Ella tomo el cargador llorando, ellos se dieron cuenta, la otra preguntó que quién
diablos era, la prima no dijo nada, el tipo dijo incoherencia; amor, no es lo que parece, amor,
lo siento, pensaba que no regresarías, es una amiga, recién salimos, etc., etc. Ella tomó el
cargado y se a punto de salir, solo dijo que nunc ala volvería a ver, y fue así. Esa misma noche
las amigas de la prima estarían en el departamento retirando algunas cosas de ella, solo las de
importancia. Y Ella se quedaría en Cusco y nunca más volvería a confiar en alguien, según sus
propias palabras. El tipo siempre llamaba a su corazón roto, cuando llamaba, ella le cortaba.
Ahora solo tienen contacto por Messenger. Pero es casi nada. Porque nunca se volvieron a ver.
Ella sale con otro chico de 22 años. Aclaro como mi bella Poccahontas insiste en que solo es un
“mocoso” pero tiene dinero suficiente, posee un auto un departamento un hotel y tres tiendas
de vaya saber de qué, por que ya me estaba azuzando la idea de que toda la conversación sea
de negocios, dinero y más dinero con qué gastar cosas. Y le pregunté después de terminar de
ver el majestuoso Qorikancha y pensando en su prima pobre de amor:

-¿Y algunas vez te encontraste en la situación en que no sabías qué diablos comprarte?-,con un
tono sarcástico, me bajé el barbijo y le sonreí para que sepa que era una broma. Tal vez s eme
ofendía la chica y pim pum pam; adiós cita.

-Eh, sí. Jajajaja! Recuerdo que ya me había comprado todo lo que es muebles y luego dije, me
compraré electrodomésticos, y luego terminé de comprar todo. Luego dije quiero vivir solo. Y
me fui a vivir sola. Ahora quiero ya tengo un terreno por Saylla y otro aquí. Me falta construirlo
y luego no sé qué más quiera. Creo que ampliar la tienda.

-Oh que paja. Yo soy un pobre vagabundo a tu lado. Jajaja!


-Jajajaja!-, reía.-Mira las cosas que compré, puedes creer, no las he usado, siguen en su cajita.
Jajajaja!-, me había ignorado, creo que era eso, no era lo que tenía lo que le atraía de mí, ni
creo que la belleza, tal vez mi altura. Escuché que le fascinaban los altos. Pero ni lo era tanto.
Bueno algo debió moverla en mí.

La acompañé al paradero, me buscaba los auriculares para regresar feliz, pero los había
olvidado en la tienda de mi amigo, le había ayudado toda la tarde a cambio de comida. Así era
como yo vivía. Me despedía, ya no quería caminar con ella. No así, si viviera junto a ella o es
que tendría un auto sería mucho mejor. Pero bueno, creo que eso de tener negocios no me iría
nada mal, comprarme una biblioteca encerrarme y solo salir para ver cómo va mi negocito,
claro con un auto deportivo. Absolutamente solo era alucinaciones, sueños bagos por que no
tenía el auricular en los bolsillos. Y llegué casi 9 pm ya empezaba el toque de queda, dicen que
el virus sale a estas horas y es mejor estar en casa, para que a uno no lo contagien.

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